Por lo general la gente suele subestimarla... o sobre estimarla. Que, si nos ponemos a pensarlo, es algo relativamente normal, los seres humanos somos así, está en nuestra naturaleza, nos cuesta ver las cosas con objetividad, y las impresiones son algo difícil de romper.

Hay personas que están destinadas a destacar sin la necesidad de hacer algo, que por el simple hecho de existir llaman la atención. Su novia era el mejor ejemplo de eso, después de todo, llamó su atención haciendo nada; quizá fue por su alta estatura, o quizá fue esa aura impenetrable que la rodeaba y te hacía saber que Kazanari Tsubasa distaba mucho de la adolescente promedio, eso no lo sabía. Tenía una dura mirada que, en cierta parte, intimidaba al acercarte; y de no ser por el idiota y su no novia, capaz y no llegaban a nada, nunca. Era sorprendente la manera en que su senpai tenía un lado bastante dulce, no sabría si decir que bastante escondido (o reservado) únicamente para aquellos cercanos a ella. No es que fuera algo raro o malo, mucha gente era así, ¡ella misma era así! Por lo menos no era como su antigua kohai, en serio, la chica a veces daba miedo, no solo parecía ser más fría que un cúbito de hielo, tenía la invisibilidad suficiente como para pasar desapercibida en un asesinato.

A lo que íbamos es que, Yukine Chris entendía lo inevitable que era atraer o repeler a las personas, es un magnetismo inusual, inevitable la mayoría de las veces. Si no estaba mal, cuando estaba en Lydian, tenía un compañero de clase que tenía a varias en las nubes solo siendo él mismo, más amable que el papa, aunque realmente nunca fue un amigo suyo.

Chris consideraba que se encontraba en medio de los extremos, no era una celebridad pero tampoco era un fantasma, y si se esforzaba lo suficiente, siempre podía ser notada. No era algo nuevo para ella, pues aunque lo pudiera parecer, ella en realidad no es que se bañara en plata como su novia, pertenecía a la clase media, y la razón de sus constantes viajes entre Japón y Estados Unidos se debía principalmente al trabajo de sus padres, el único empleado que tenían era un chófer porque ninguno de sus dos padres podía conducir, y siendo sincera, a ella también le causaba cierta ansiedad la sola idea de ponerse tras un volante. ¡Y ni siquiera empecemos con el ataúd de dos ruedas que Tsubasa se empeñaba en montar a diario!

Chris no tenía la facilidad de acordar con sus padres un apartamento propio en lo que estaba en la universidad, sin preocuparse de los gastos propios, siendo una beca la razón por la que su familia pudo lidiar con las altas cuotas de Lydian, pues salir de ahí prácticamente garantizaba la entrada a la universidad de bellas artes, y ahora que por fin podía cursar en ella, si bien ya no necesitaba de una realmente, igual se esforzaba por mantener una beca académica; era también como una clase de incentivo para mantenerse disciplinada, y era algo que venía más por ella misma que por otra persona.

Pero de cualquier manera, y volviendo al inicio, las personas la subestiman aunque sea por lo menos en un nivel, y todo venía desde su apariencia que claramente gritaba "mestiza" de manera escandalosa. Puede que, físicamente, resemblara más a su madre, sin embargo, también le sacó varias cosas a su padre, y no solo su carácter. Estaba convencida de que su baja estatura venía también de parte suya.

Siendo sincera, Chris hablaba mejor el inglés que el japonés, no solo el idioma era más simple, sino que además, es el que se habla en su casa porque preciosa su madre, jamás ha pasado de decir buenas tardes en el buen japo. La escritura, nooo, un martirio, no comprendía porque si un ideograma representaba una idea, al ser acompañada de otro ideograma, cambiaba su significado y pronunciación. Sería más sencillo si fuera como el hiragana y el katakana, un solo sonido, un solo significado y se acabó.

De todas maneras, esto no implicaba que apestara en el japonés o tuviera problemas para comprenderlo, así que le fastidiaba hasta las entrañas que apenas la vieran le hablaran de manera lenta y con señas exageradas de manos. Ahora que lo pensaba, eso fue lo que hizo que se llevara bien con el idiota a pesar de que la irritara tanto, que él, por ser idiota, pasaba este tipo de cosas por alto.

Que interesante.

En cierta manera, y si lo pensaba detenidamente, Tsubasa también la subestimaba; lo supo en el momento en que conoció a su padre, o al señor suegro, como le decía en sus pensamientos. Chris estaba en cierta manera consciente de que la crianza de su novia fue estricta, alguna que otra vez escuchó a Miku hacer algún comentario haciendo alusión a eso; pero no pudo ver la magnitud de las cosas hasta que Tsubasa le presentó a Kanade y esta le dio las condolencias por unirse a una Kazanari. Tsubasa, molesta, le dijo que dejara de molestarla, pero Chris, curiosa, pidió una explicación a lo que Kanade dijo: "te has anclado a la familia más conservadora de toda Japón" antes de contarle la razón por la que ella ya no portaba el apellido Kazanari. Ver la expresión avergonzada de Tsubasa le hizo ver que la chica la tenía en un concepto muy puro, derivado quizá del hecho de que era una chica demasiado sensible. Sobra decir que estuvo muy disgustada con la situación, pero no había nada que pudiera hacer… o eso creyó.

—Yukine, esto es un compromiso demasiado grande y no quiero que te sientas obligada a…

—Puedo hacerlo, senpai—Interrumpió su divagación. Apreciaba su preocupación, y también la del señor suegro, pero ella no era una niña pequeña que necesitara ser protegida del cruel mundo (maldita estatura), y si algo tan bello, como lo era su amor por Tsubasa, podía ayudar a crear un cambio, estaba más que dispuesta a intentarlo, hasta las últimas consecuencias—Quiero hacerlo.

— ¿Te das cuenta que es casi lo mismo a comprometernos en matrimonio?

Y su pecho quería estallar de la felicidad ante la idea.

—Los cinco años que llevo conociéndote se me han pasado demasiado rápido, ¿que son cinco años más?

Los ojos de Tsubasa brillaron de una manera amorosa y especial, Tsubasa en ese momento, le miraba con una completa adoración mientras le sonreía de esa manera única que estremecía todo su ser, y le recordaba que valía la pena pelear por ella si obtenía una de esas sonrisas al final.

—Eres increíble.

Sus mejillas se sonrojaron profundamente. El señor suegro carraspeó desde el otro lado de la mesa para llamar su atención.

—Tsubasa ha escogido bien con quien vincularse, es algo que me alegra bastante—El señor suegro, se veía tan sereno como al inicio—Puedo ver que eres una buena chica y tienes tus valores bien alineados

—Pero...—Interrumpió Chris, sabiendo que algo más venía.

—Nuestro consejo buscará cualquier cosa para demeritarte, se rehusarán lo más posible en aceptar que están equivocados y que el cambio es necesario.

Chris asintió.

—El clan Kazanari ha logrado la excelencia desde las épocas más antiguas de la historia, somos de las primeras familias en surgir y por eso el orgullo a nuestras tradiciones—Explicó—Tu clara ascendencia extranjera será un factor de disgusto, sin embargo, podemos emplear algo de persuasión para evitar ataques directos a tu persona. Mi hija no me dejará mentir, lo que menos queremos es perjudicarte.

Tsubasa asintió de manera vigorosa, tomando su mano.

—Si en cualquier momento sientes que es demasiado para ti, eres libre de declinar, en serio. Para mí lo más importante es que te sientas cómoda.

Chris apretó ligeramente el agarre y sonrió confidente.

—Lo mismo va para ti, después de todo somos un par, ¿no?

—Tienes razón.

Tsubasa nunca habló a profundidad de las distintas tradiciones que fue obligada a seguir en la más temprana etapa de su vida, solamente dijo que su crianza estuvo mayormente a cargo de su apenas difunto abuelo, quien en palabras de Kanade, era el mismo demonio; así que lo tomó como uno de los períodos más desagradables de su vida, por lo que no insistió mucho sobre el tema. Lo que sí, le dio lo más parecido a clases express sobre qué podía y que no podía hacer una pareja dependiendo del tiempo que llevaban de relación y la fase en la que se encontraran; que "requisitos" debía tener alguien ajeno al clan que estaba por anexarse a su maravillosa familia, y para su mala suerte, con las mujeres eran el triple de estrictas, y considerando que estaba vinculándose (qué términos tan raros usaban todos los Kazanari, Tsubasa incluida) con una mujer, debía seguir el doble de lineamientos. No eran propiamente citas, pero a Yukine le gustaba recordarlas como tal.

Su primera cita fue en una librería, extraño, sí, pero entrañable. Tsubasa quería obtener unos libros que le solicitaron en su curso, pero además, quería consentirla un poco, así que, sabiendo que el autor favorito de Yukine había sacado un nuevo ejemplar, tenía como objetivo otorgárselo, sin embargo, Tsubasa no era muy conocedora de la literatura extranjera, por lo que, dispuesta a no fallar, volvió de dicha tarea algo parecido a la búsqueda del tesoro. Fue sorprendentemente divertido, y el tiempo que pasaron intercambiando puntos de vista fue asombroso, en palabras propias de Tsubasa: "el intercambio de conocimientos siempre es fructífero". Nunca imaginó que de algo tan simple como ir a comprar unos libros, se pudiera hacer algo tan divertido. Tsubasa era una mujer demasiado creativa, debía concederle eso; por algo su renuencia a seguir la tradición familiar, sería un desperdicio que Tsubasa se dedicara a algo diferente del arte, no podía estar más de acuerdo con el señor suegro.

Las citas siguientes fueron hechas en la biblioteca de la escuela, donde Tsubasa le contó un poco sobre la historia del poderoso Clan Kazanari, destacada en ciertos relatos nacionales; para que así comprendiera mejor sus códigos y no le jugaran en contra durante una reunión familiar. Siempre terminaba con la Kazanari arrastrando su bicicleta mientras la acompañaba a la puerta de su casa, como toda caballero de reluciente armadura, ah no, para, que ese tipo de términos (extranjeros) estaban vetados, como un centinela entregado a su deber.

Recordaba que salieron de la biblioteca, varios meses después, para celebrar su cumpleaños. Tsubasa le llevó a desayunar a una cafetería bastante acogedora, de esas que Chris tanto adoraba, para dejarla partir con sus padres el resto del día. Los Kazanari realmente no celebraban los cumpleaños, por lo que era lo máximo que podía hacer sin ganar una reprimenda, y Chris lo aceptó porque ella no quería causarle problemas, ni crear una mala imagen suya antes de presentarse formalmente. De igual manera, esto no impidió que Tsubasa le regalara un colgante de bastante buen ver, en forma de prisma, completamente de rubí, en alusión a su color favorito, el rojo, y una cadena de plata; mismo que usaba de manera diaria.

Tsubasa se presentó a su familia un par de semanas de que Chris lo hiciera con la suya. Que no es que sus padres no supieran de su existencia, o nunca antes hubiera estado en su casa, pero ahora se presentaría como su pareja ante su sobreprotector padre.

El momento era agradable de recordar, no solo porque su madre interpretó erróneamente las intenciones de Tsubasa como una petición de mano, sino también por lo bien que Tsubasa congenió con su familia. Tsubasa era de ese tipo de personas que por algún motivo siempre gana la aprobación y confianza de los mayores como si fuera nada, pero siendo ahora eso su principal objetivo, fue solo inevitable que su padre terminara maravillado con Tsubasa, especialmente cuando la Kazanari hizo la promesa de cuidar su corazón como lo más preciado del mundo y proteger su castidad hasta que "el momento de la verdadera unión" llegase. No es que realmente a su padre le importase mucho si Chris perdía la virginidad antes de casarse, pero para él se sentía como un soplo de aire que alguien llevara tan arraigada su cultura, y él, mejor que nadie, comprendía el trasfondo detrás de las tradiciones Kazanari: su princesa estaba en buenas manos.

Nunca hicieron mención al acuerdo con la familia Kazanari, no les pareció lo más adecuado y tampoco lo vieron como algo muy necesario.

A partir de ese entonces, Tsubasa comenzó a visitarle más seguido a su casa.

El encuentro con los Kazanari, por el contrario, se sintió como una prueba en la que, a pesar de estudiar sin descanso, sentía que tenía bastantes probabilidades de fallar. Incluso consideraba que su examen a de ingreso a la universidad fue menos agobiante. Y pudo ser peor de encontrarse Fudou entre los vivos, eso lo sabía muy bien.

En un mutuo acuerdo entre Tsubasa y ella, Chris sólo visitaría su casa cuando se citara a la familia entera, pues ella lo era ahora también, y pasaría la noche ahí, ya que por lo regular se les citaba a cenas en conjunto y la residencia estaba a las afueras de la ciudad. De hecho, este era el motivo de que Tsubasa tuviera una residencia cercana a la universidad.

Durante los últimos seis meses de Tsubasa en Lydian, el tiempo que podía pasar junto a su novia era escaso, por decir lo menos. Su novia debía asistir a unos cursos propedéuticos llamados "semestre cero" durante los fines de semana, lo que prácticamente redujo sus salidas a cero una vez se sumó la preparación para su examen de ingreso, la mudanza a su departamento en el centro de Tokio y la tramitación de su licencia.

Chris trató de no tomarle mucha importancia, especialmente cuando Tsubasa se graduó y le tocó a Chris vivir en carne propio lo agobiante de estar en dos instituciones al mismo tiempo una vez la Kazanari ingresó a la universidad.

Su admiración por ella aumentó.

El tiempo separadas se le pasó volando, entre una cosa y otra, Chris, muy apenas tenía tiempo de comer y de dormir. Tsubasa tenía la decencia de dejarle mensajes, si no diarios, por lo menos semi a diario –al menos al inicio–, preguntándole si había comido o dormido apropiadamente; y cuando la respuesta era en horario tardío, prácticamente que la mandaba a cenar y a dormir. Conforme la fecha de entrega de proyecto en la universidad, el recital en Lydian y el examen de ingreso se fue acercando, los mensajes fueron cada vez menores hasta el punto que podían considerarse desaparecidos. En su momento, Chris lo dejó de lado, creyendo que su novia no quería distraerla (cosa que agradeció) además de estar acoplándose a la vida universitaria.

Descubrió entonces, tras un año manteniendo una relación desde la distancia, que se había equivocado terriblemente. Chris había caído en el mal hábito de suponer ciertas cosas, dar por hecho otras y sobreestimar a alguien, de eso se percató al momento en que conoció a Maria Cadenzavna Eve. No comprendió la ligera reticencia de Tsubasa a partir juntas a la institución, hasta que un nuevo panorama se abrió ante sus ojos con la presencia de la ucraniana. Lo supo desde que vio las sonrisas que intercambiaron en un solo saludo.

—Hey—Maria se acercó con una de las sonrisas más hermosas que Chris había visto en la vida, mirando a Tsubasa de tal manera que sus ojos brillaban más que el mismo sol—Hola.

Maria era una mujer naturalmente hermosa, de rasgos más que agraciados, de cuerpo perfecto y estatura ideal, pero enamorada... enamorada su aura resultaba hipnotizante hasta para ella.

—Hola. —La respuesta de su novio fue inmediata, los hombros relajados, la sonrisa tenue y el pequeño roce con ella— ¿Todo bien?

No pudo ni quiso evitarlo. Se abrazó a Tsubasa apenas su roce terminó provocando que se creara un paso más de distancia, recibiendo una mirada más sorprendida que otra cosa, y no era difícil imaginar la razón.

—Si todo bien, solamente que te vi y quise saludarte antes de entrar a clase—Chris tuvo que resistir por todos los medios el hacer una mueca. No porque estuviera disgustada por Maria o sus palabras, sino porque estaba teniendo un Deja Vù bastante fuerte de su yo de cinco años atrás, perdidamente enamorada de su senpai y buscando una forma de acercarse sin romper el límite impuesto.

Era como verse en un espejo.

— ¿Entonces al final si me hiciste caso e hiciste amigos? —Dijo en ese tono especial que usaba para molestar a su novia, dirigiéndose a la misma, recibiendo su atención inmediata.

—No puedo ser una asocial el resto de mi vida—Comentó con una mano en su hombro, apartándole delicadamente—Y sabes que no me gustan las muestras de afecto público.

Sí, eso ya lo sabía. Ella misma tampoco era fan del PDA, pero una vez al año no hace daño, dicen por ahí; por lo que soltó a Tsubasa sin poner mucha resistencia, no sin antes hacer un puchero juguetón, porque si bien las muestras físicas estaban prohibidas, no se podía decir lo mismo de las palabras y los gestos.

—Lo siento, estoy un poco perdida—Maria pedía, de manera discreta, por una explicación a lo que veía, claramente no entendía lo que estaba pasando, cosa que ya había pasado un par de veces: la sociedad no está lista aún para asimilar que dos mujeres son pareja en un mismo instante, pero viniendo de alguien que también pertenecía al colectivo, aquello le parecía extraño... a menos que Maria fuera una de esas chicas heterocuriosas... o que recién estuviera descubriendo su sexualidad, porque nunca es tarde (?)

—Yukine, ella es Maria. María ella es Yukine… Chris—Agregó al final tras una pequeña pausa.

—Vaya, me perdí mucho en este año, incluso le llamas por su nombre—No había reproche en su voz, sino asombro puro, porque, bueno, a pesar de todos esos años seguía llamándole por su apellido, aunque en cierta manera debió comprenderlo, a la señora Ryoko seguía llamándole por su apellido de soltera, y comenzaba a sospechar que Kanade solo se libró de ser llamada Amou por no haber llevado dicho apellido en primera instancia.

—No puedo pronunciar su apellido de manera correcta—Rio avergonzada, a su favor, no es que Maria pudiera pasar como japonesa ni a gancho, ¿pero qué clase de nombre podía tener?

—Maria Cadenzavna Eve, es un placer—Se presentó.

¿Cómo dijo que era? Peor que eso, ¿cómo se escribe?

—Bueno, mi nombre es Chris como ya escuchaste, siéntete libre de llamarme por él.

—Lo tendré en consideración—Bromeó— ¿Se conocen desde hace mucho?

—Desde la secundaria. Aunque nos volvimos más cercanas para la preparatoria.

—Vaya.

—Maria—Llamó Tsubasa, de manera seria, entonces lo diría—Yukine y yo, eh, llevamos saliendo por casi dos años.

Era un acuerdo tácito formado entre ellas, sus padres y el señor suegro. Japón todavía tenía mucho que recorrer en el camino a la igualdad, no podían decirle a todo el mundo que salían, solamente a aquellos de confianza, pero, ¿cómo saberlo con alguien que no conoces? Es ahí donde entraba el acuerdo, si la amistad era de Tsubasa, Tsubasa decidiría si era prudente comunicarlo, y cuando hacerlo de ser así. Lo mismo aplicaba para Chris.

—Oh.

Y si bien la sonrisa de Maria no se desapareció, se notaba que ya no era lo mismo, podía ver el anhelo y la resignación pasar por su rostro.

—Me alegro por ustedes—Pero, claramente, ella era una buena persona, Tsubasa era muy buena calificando a las personas. Cuándo alguien no le caía era por algo—Me sorprendes cada vez más, Kazanari Tsubasa-san, no esperaba algo así.

—Sabes cómo es la homofobia en Japón, no me siento muy a gusto exponiendo mis preferencias sexuales—Bueno, cuenten conmigo para lo que quieran. Para eso están las amigas, ¿no?

Ahora lo entendía...

...Maria todo el tiempo pensó que Tsubasa era heterosexual, y que su "misteriosa pareja" era un hombre, ¿no es cierto? No es que claramente Maria decidiera meterse en su relación, con tan solo un par de minutos fue capaz de ver que ella no era ese tipo de personas, sin contar que, si no hizo nada durante su ausencia, menos lo iba a hacer en su cara; pero por experiencia propia, Chris sabía que te dolía el doble de lo normal el rechazo de alguien que pensaste hetero pero que al final no lo era.

Chris no culpaba a Maria por enamorarse de Tsubasa, de hecho de ella era bastante fácil, como bien lo dijo al principio, Tsubasa es de esas personas que destacan sin hacer nada más que ser ellos mismos –Chris recordaba lo temerosa que se sentía de ser una persona más en la lista de vuelta en la preparatoria–, el problema residía en que Maria era igualmente ese tipo de persona, y aunque Chris no lo quisiera admitir en voz alta, eso le preocupaba, mucho, ahora más que nunca.

— ¿Qué pasó? —Preguntó de manera mordaz, viendo a Tsubasa nerviosa como nunca antes, dando vueltas y vueltas sobre al asunto.

—Nos besamos

Resistió las ganas de gritar, llorar o reclamar lo más que pudo. Por a la final, ella estaba en lo correcto, había algo ahí que las estaba alejando más de lo que ya estaban y ahora...

— ¿Te gustó?

—Sí. —Chris no dijo nada más y Tsubasa se veía demasiado avergonzada como para agregar algo.

— ¿Qué planeas con decirme esto? — No lo entendía, si Maria realmente fue drogada (no es que lo dudara, Tsubasa no mentiría con algo tan grave) no había posibilidad de que recordara algo después y podía fácilmente hacer que nada pasó, o por lo menos, es lo que Chris haría en su situación.

—Ser sincera contigo, así como tú lo fuiste conmigo. Podría simplemente callar y quizá llevarme esto a la tumba, pero no te mereces eso Yukine.

Los mensajes, hablaba de los mensajes que le estuvo mandando durante la tarde-noche del sábado, cuando muy seguramente ellas...

—Estuve reflexionando mucho sobre ello y llegué a la conclusión de que, si quiero que confíes en mí, no debo guardar secretos sobre lo que te causa congoja.

Y por cosas como esas, es que había terminado enamorada de ella, su moral y sentido de lo correcto, lo íntegra que era como persona... Sabía que Tsubasa no buscaba dañarla, y aunque ahora no lo pareciera, esto a futuro las fortalecería como relación. Tampoco estaba buscando salir airosa de la situación, y aceptaba su parte de culpa.

— ¿Por qué no estás culpando al alcohol que seguramente tomaste o la misma Maria?

— ¿Qué sentido tiene? —Respondió con cierta irritación—Que hubiera ingerido alcohol no hace lo que pasó algo menos verdadero y Maria fue una víctima de todo esto, en todo caso la culpa es mía por permitir que el beso sucediera en primer lugar.

—Me alegra que al menos seas consciente de ello—Comentó, acercándose a Tsubasa, quien nuevamente volvió a ver al suelo. Tomó su barbilla con su diestra y apoyó su zurda sobre el brazo de la mayor, obligándole a verla a los ojos— ¿Me quieres?

Sus ojos se vieron dudosos.

—Sí.

— ¿Qué tanto?

El terror fue lo único que pudo deslumbrar ante su pregunta.

—Mucho, demasiado. Eres muy importante para mí, Yukine.

Todavía no la ama.

—Ya veo—Se paró de puntillas, aprovechando que Tsubasa estaba encorvada como pocas veces, denotando que en verdad le afligía aquello; y le besó en la mejilla—Dame unos días para digerir esto, ¿De acuerdo? Solo necesito un tiempo, todo está bien. No te preocupes.

Apenas dejó a Tsubasa, ingresó a la universidad y fue al baño. Y lloró, lloró mucho. Ella ya había estado susceptible a los recientes hechos, a los recientes sentimientos, pero con esta conversación todo lo que había ido guardando, estalló, y no lo podía retener por mucho más.

Chris siempre lo había sabido, Tsubasa no había entregado su corazón al cien por ciento a ella, como Chris si lo hizo. No es que Tsubasa no se lo hubiera hecho saber, fue de hecho, lo primero que le dijo tras, finalmente, aceptar su confesión.

"No puedo corresponderte de la misma manera, porque la intensidad de mis sentimientos es muy tenue comparada con la tuya, sin embargo, estoy dispuesta a amarte, porque lo que me haces sentir, no es algo que pueda comparar con otra persona"

Chris lo había interpretado como un "me comienzo a enamorar de ti", y cuando Tsubasa fue finalmente capaz de vocalizar un "te quiero" después de enfrenta, se sintió como la chica más feliz del mundo, porque, de a poco, iba progresando.

Pero ahora, con Maria en la ecuación... ¿a quién quería más? ¿De quién se estaba enamorando realmente?

Contrario a lo que se pensaría, lo cierto era que ella de verdad comprendía lo que sucedió, porque la atracción nació en primer lugar, y no le reprochaba nada a ninguna de las dos, pero Chris tampoco mentiría, la presencia de Maria se sentía como una amenaza, porque al verla podía notar como en Tsubasa despertaba que Chris, por más que intentó, jamás lo consiguió: la pasión.

Resultaba curioso de ver si era sincera, siempre pensó que Tsubasa pertenecía a ese pequeño sector en la población que no siente deseo sexual, pero en los primeros meses que les vio convivir juntas –antes de que Maria marcara la distancia– pudo ver, tan claro como el día, como su mirada se oscurecía cuando la miraba, como sus ojos recorrían su figura, de manera discreta, antes de posarse en su cara; como sus manos pasaban de estar calmas a inquietas, por lo que terminaba escondiéndolas en su bolsillos, como se tensaba, peleando contra el instinto de ir tras ella. Podía verlo cuando Tsubasa remojaba sus labios al tiempo en que Maria hablaba con cierto amor a algo, cuando su mente disociaba durante la ausencia de la Cadenzavna, cuándo Tsubasa comenzó a restringir cada vez más el contacto que tenían...

Chris de verdad estaba convencida de que un día de estos la Kazanari le diría adiós, pero esto, saber esto ahora era algo para lo que no estaba preparada, no estaba lista para renunciar todavía, tenía que hacer algo, ¿pero que hacer cuándo muy apenas podía hacerle frente?

—Dime algo, ¿estás segura de que no te estás culpando de nada? —Preguntó Miku antes de beber un sorbo más de su té, Chris le miró con confusión.

—Pareces entender que realmente Maria-san nunca tuvo la intención y no haría nada estando sobria, que no es hay mucho que Tsubasa pudiera hacer para evitar la situación, a final de cuentas, hizo lo correcto, cuidar a una amiga, a pesar de saber los problemas que le podría traer, sin contar que se hizo responsable por ello, pero cuando hablamos de ti... pareces guardarte cierto resentimiento por algo, o a lo mejor estoy mal. —Se encogió de hombros.

Chris lo reflexionó un poco, Miku había sido su consejera y partidaria con el TsubaChris desde, eh, siempre. En su momento le ayudó para captar su atención y hacer que la Kazanari se interesara en ella, compartiendo sus frustraciones y demás, hoy en día eso no había cambiado mucho. A pesar de ser menor que ella, lo cierto es que Kohinata Miku era una chica bastante sabia, además de emitir un aura calmada que, literal, tranquilizaba a cualquiera, CUALQUIERA, era demasiado buena para cierto idiota y a cualquiera que le preguntaras te diría lo mismo, pero bueh~ ya terminaron de todas maneras.

—No lo sé...—Dijo dudosa, mirando más adentro de ella—Y a todo esto, ¿no deberías estar estudiando para tu examen de admisión en lugar de estar conmigo tomando el té y escuchando mis desgracias?

Miku rio por la manera en que dijo aquello.

—Bueno, primero que nada, una amiga necesitaba de mí ¿y quién sería yo si le ignoraba? —Bebió otro trago—Y en segundo lugar, si presionas demasiado algo terminarás estropeándolo y recriminándote por ello.

Chris parpadeó sorprendida, contrario a su novia, ella entendía muy bien las indirectas.

—No es necesario que lo resuelvas todo de una, las cosas llevan su tiempo, y hasta donde recuerdo, le dijiste a Tsubasa-san que te tomarías uno... ¿por qué no respetarlo?

Tenía un muy buen punto.

—Tienes que evaluar seriamente las cosas, ver si de corazón puedes perdonar a ambas partes y si estas dispuesta a volver a confiar, sabiendo que desde hace un tiempo no eres la única en su corazón.

No fue fácil llegar a aquella tarde en la cafetería, pero tras ver (desde la distancia) como la llama de Tsubasa se apagaba al tenerla lejos, como tenía el tic nervioso de sacar su celular cada cierto tiempo –seguramente buscando algún mensaje de ella– afloraba, como fue que terminó poniendo una verdadera distancia con la Cadenzavna con tal de que no se malinterpretara nada durante su tiempo separadas... lo cierto es que, desde el incómodo momento en la enfermería, Chris había tomado su decisión, no solo por ver la posición en la que Maria, si no de ver que Tsubasa defendía su relación incluso cuando ella no estaba presente, como es que Tsubasa la continuaba escogiendo, es decir, la quería más a ella, ¿no es cierto? Eso es lo que se concluía al menos.

Como Miku bien se lo había dicho durante esos días, su confianza fue rota y así como Tsubasa debía entregarse en mente y alma a restaurarla, Chris igualmente debía estar dispuesta a confiar. Con todo esto, al menos algo bueno salió, y es que, Chris finalmente fue consciente de que su impecable senpai también podía cometer errores de vez en cuando, pero la manera en que los afrontaba y les buscaba solución era lo que la hacía tan... Tsubasa.

Pensando en esto no pudo evitar sonreír, a fin de cuentas, por algo es que siempre terminaba dependiendo de ella, al igual que bueno, todo el mundo.

—Perdona la tardanza, no me he perdido del anuncio, ¿verdad? —Se giró de inmediato al escuchar la tranquila voz de su novia, al verla, su sonrisa pasó a un gesto horrorizado a la maravillosa velocidad de 0.01 segundos.

—Olvida eso, ¿qué te pasó? —Tsubasa, aparte de llevar las frituras que le encargó en la mano izquierda, llevaba su brazo derecho flexionado, de tal manera que una pequeña bolsa con hielo estaba sobre su boca y traía un par de raspones en las manos, su pantalón se veia sucio también.

—Un pequeño accidente, no es nada—Le restó importancia mientras se sentaba.

Esa era una de las pocas cosas que no le gustaba de Tsubasa (o de la cultura japonesa general), que disfrazaba lo que sentía con tal de no causar molestias.

—Senpai, estuviste sangrando—Tomó las frituras y las dejó en su regazo mientras examinaba su mano ahora libre.

—Bueno, quizá si es algo—Concedió, bajando un poco la bolsa, para dirigirle una de sus clásicas sonrisas llenas de confort, pero hasta eso pareció dolerle, su labio inferior estaba partido.

—Hubo un pequeño accidente con los chicos de danza, esos que se nos aparecieron como tres veces haciéndola de gimnastas—Chris asintió, sabiendo a quienes se refería, los chicos andaban por todas las secciones como si fueran vendedores ambulantes—Por andar distraída con Kanade no los vi, chocamos y... tadá (?) —Se río nerviosa, y en la cabeza de Chris hubo un solo pensamiento.

—Mira, yo tenía razón, lo vieras por donde lo vieras, eso era una mala idea—Primero que nada, Chris disfrutó mucho del espectáculo que le brindaron, pero por lo nerviosa que era, en determinado momento no pudo evitar pensar lo peligroso que era hacer su espectáculo en todas partes, porque, como bien acababa de suceder, uno no sabía que distancias tomar, que procedería o si te estabas posicionando en cualquier lugar. Ya que, tras encontrárselos por segunda vez, se dieron cuenta de que no usaban la misma coreografía.

—Ir a la cafetería nunca había sido tan peligroso—Tsubasa siguió intentando bromear, seguramente para que no comenzara a despotricar contra la gente, pero en estos momentos ninguna le hacía gracia, estaba preocupada, de en serio.

Le dio la mirada más amenazante que le pudo dar.

Tsubasa suspiró.

—Hey, estoy bien, para mañana muy apenas quedará huella de esto. Solo se ve feo, pero de verdad no es nada—Entrelazó la mano que le había estado examinando con la que tenia mas cercana—No me gusta verte angustiada, mi bella doncella de las nieves, olvidemos esto y disfrutemos de lo que queda de nuestro día, por favor.

¿Cómo negarle eso?

Se acurrucó en ella mientras continuaban viendo las funciones que eran preludio al gran anuncio.

Ahora comprendía porqué Tsubasa se mantenía firme con permanecer hasta el final.

Su novia nunca fallaba en sorprenderla.


Dato globito: Este capítulo por poco se termina convirtiendo en una monstruosidad de 10K. Agradezcan a mi beta que no los saturé y también la diabetes que les va a llegar en el siguiente episodio de este fic. Trataré de integrar lo eliminado en algún otro capítulo o ya al final como un extra, todavía no me decido xP

¿Quién se esperaba un POV Chris? Yo no

Mentira (?)

No vuelvo a hacer un capítulo recopilatorio, son un infierno.

Quiero dar un saludo especial a Kaede Kitajima que comentó el capítulo anterior, y hasta la próxima