Capítulo VI: Algunas respuestas

Draco no sabía qué hora era, encerrado en ese lugar el tiempo parecía correr más lentamente que lo que era real, no había nada para hacer y estar esperando a que Snape despertara no ayudaba mucho.

Él calculaba que habían pasado por lo menos 3 horas desde que Granger había salido por la puertesilla. Se puso de pie y pudo sentir su estómago rugir, tenía hambre, habían pasado muchas horas desde su última comida. Tratando de ignorar a su estómago se dirigió al librero y tomó un volumen grueso encuadernado en cuero color marrón, no podía ver el título, era pesado; se dirigió al sillón de la esquina; al abrirlo se dio cuenta que hablaba sobre animagos, era una lectura interesante así que comenzó a leerlo.

Cuando ya iba por el capítulo III miró por encima del libro hacía Snape, éste todavía no se movía, dejó el libro marcando la hoja con un doblez y se acercó a la cama. Se enfocó a verificar que aún respirara y así era, respiraba lentamente. También pudo notar que el color estaba regresando a su rostro, eso lo tranquilizó solo un poco.

¿Cuánto tardará en despertar?

Estaba tan ensimismado que casi no escuchó el ruido que provenía del túnel, al percatarse de él se apresuró a moverse hacia un sitio de la habitación, en el cual había descubierto que se podía ver la puertesilla pero desde ésta ese lugar era un punto ciego. La vio adentrarse, tenía su cabello alborotado inútilmente sujeto en una coleta. Traía otra ropa que no era la de esa mañana. Verla lo tranquilizó, al distinguir que era alivio lo que sentía se asqueo.

Hermione buscaba con sus ojos al rubio pero reparó en el sujeto tendido en la cama, aún sin moverse, se dirigió hacia él y verificó su respiración, era tranquila y pausada; ciertamente ya había recuperado un poco de color en su rostro pero por lo demás parecía muerto. Esta idea le causo calosfríos.

-¿Qué demonios haces aquí? Eres tremendamente entrometida Granger-.

-Y tú eres estúpidamente arrogante Malfoy…- le respondió con voz monótona.

Era sorprendente que la causa por la que sus amigos estuvieran molestos con ella fueran esos dos sujetos que se encontraban en esa habitación, uno aún estaba completamente inconsciente y el otro era un estúpido insufrible.

-Pregunté ¿qué demonios haces aquí?

-Solo vine a traer esto- saco de su bolsa unos cuantos paquetes que Draco supo inmediatamente que era comida.

Olía delicioso ¿Qué era? ¿res? ¿pollo? Olía a pastel de calabaza también.

-Yo no quiero tu comida Granger, así que si era a lo que venías ya sabes por donde puedes largarte-. Le contestó arrastrando cada palabra y tratando de disimular los ruidos que hacía su estómago.

-Ni siquiera es para ti Malfoy- esto era mentira, pues se había encargado de llevar comida suficiente para los dos- es para él- señaló al profesor que yacía en la cama- si despierta supongo que necesitará comida y agua- puso todo sobre el buró y le lanzó un hechizo para que se mantuviera caliente.

Se disponía a irse cuando de repente le pareció ver un destello de luz en los ojos del profesor Snape, volvió su vista a él y efectivamente el profesor había abierto los ojos por fin.

Hermione sintió alivio y sorpresa y dirigió su mirada a Malfoy, al verlo supo que también él se había percatado de que Snape había abierto los ojos porque en seguida estaba empujándola para ser él quien estuviera al lado de la cama. Hermione se dispuso a irse, cuando ya casi llegaba a la puertesilla escuchó la voz lastimera del profesor Snape:

-Granger-.

Hermione se paró en seco y entornó sus ojos, pensaba que quizás había escuchado mal pero entonces lo volvió a escuchar.

-Granger, acércate-.

Entonces con todo su cuerpo tiritando de fue acercando lentamente a la cama del profesor.

-Draco mi varita- le dijo con voz casi inaudible, Draco sacó su varita y la colocó en su mano derecha totalmente confundido –un frasco, un frasco señorita Granger-. Se dirigió a Hermione con un hilo de voz.

Hermione sacó de su bolso un frasco de cristal pequeño y terminó de acercarse a la cama y vio como Snape se acercaba la punta de la varita directo a su sien derecha y como de ésta salía un hilo plateado y comoéste era jalado por la varita.

-Acérquelo- Hermione se apresuró, al acercar el frasco y el profesor depositó el hilo plateado en él, Hermione lo tapó con un pequeño corcho.

-¿Cuándo es?- no dijo nada más pero Hermione supo a qué se refería.

-Mañana por la mañana- le contestó con voz desconfiada.

-Llévalo al pensadero ahora, usted sabe la contraseña, debe ser hoy- parecía que al decir estas palabras había gastado todas las energías que en él había porque tras pronunciarlas cayó dormido de nuevo.

Hermione se apresuró a salir, estaba demasiado confundida y aún tiritaba, guardó el frasco en su bolsa ya estaba cerca de la puertesilla cuando escuchó la voz de Malfoy.

-¿A dónde carajos vas?

-¿No has oído? ¿Ahora aparte de imbécil eres sordo?- su voz era desesperada.

-Quiero saber qué cosa es el pensadero… o esa cosa que dijo Snape-.

-No se me antoja decírtelo…- diciendo esto se metió por la puertesilla.

¿Qué era lo que el profesor Snape quería que ella viera? ¿y por qué justamente ella?

Ojalá que McGonagall no esté en la oficina. Ojalá que McGonagall no esté en la oficina. Se repetía mientras se dirigía al castillo.


Lo había dejado ahí parado por segunda vez.

-¡Maldita Granger!

Su estómago rugió de nuevo, se acercó al buró y vio toda la comida que había dejado Granger.

Al diablo, era comida de Hogwarts no de Granger.

Comenzó a comer procurando dejar suficiente comida por si Snape despertaba. No tuvo que esperar mucho, justo cuando estaba dando el último trago al jugo de calabaza el profesor despertó.

-Agua- fue lo que dijo. Draco le acerco un vaso con agua que inmediatamente bebió. Luego en silencio comió lo que Draco le daba. Parecía que era lo que necesitaba porque ya se notaba más como él, ya no estaba como muerto.

Draco rompió el silencio que se había instaurado.

-No te sorprendió ver a Granger aquí ¿sabías que había sido ella?

-Me lo imagine en cuanto vi que habían usado para sanar tu herida, por cierto, fue ella quien curó la mía también ¿no es cierto?-

-Si con una canija cosa Muggle. ¿Qué cosa es un pensadero y que fue la cosa que le diste en ese frasco a esa Sangre Sucia?

-Hay muchas cosas que no sabes Draco y que yo no puedo decirte, al menos no ahora- le contestó con voz queda.

Él quería saber pero ya luego volvería a preguntar. Ahora venía la pregunta que se había respondido a sí mismo pero quería asegurarse de que fuera así.

-¿Qué te paso? ¿fue él verdad? Por salvarme

-Si, él piensa que estás muerto y por tu bien y el de tu madre es mejor que así sea.

-¿M… mi madre? ¿ has dicho mi madre? ¿le ha hecho algo?-. Su voz era áspera pero para Snape que lo conocía muy bien supo que también había desesperación.

-No, no le ha hecho nada aún pero si ya te castigó a ti, a tu padre y ahora a mi ¿quién crees que siga?-.

Draco parecía analizar esas palabras, pero sabía que era cierto, no quería que su madre tuviera que esconderse en un sitio de porquería igual o peor al que estaba él.

-Te perdonó la vida ¿Por qué?-. Continúo con el interrogatorio.

-Porque le sirvo más vivo que muerto al menos por ahora-.

-Entonces ¿volverás a la Mansión?- le dijo atónito.

-Debo hacerlo, el Señor Tenebroso sabe que me estoy recuperando de las heridas que él mismo me infringió pero no sabe quién está ayudándome o en dónde me encuentro- contestó pacientemente, él sabía que Draco tenía muchas preguntas, pero él no podía responderlas todas. -¿Cuánto tiempo pase inconsciente?-.

-Solo unas horas, perdiste mucha sangre-.

Snape pareció no darle importancia a esas palabras pues prosiguió hablando ocn el mismno tono de tranquilidad.

-Si todo sale como planeo, mañana a esta hora me habré ido de aquí-.

-¿Por qué hablas en singular? no estás queriendo decir que yo me voy a quedar en esta pocilga ¿o sí?-.

-Eso es lo que estoy diciendo, si todo sale bien estarás en un sitio igual a este- vio la duda en los ojos grises del rubio- y no estarás solo-.

-Puedes ser más claro ¡con un demonio! ¿quién más vas a venir? ¿mi madre? Maldita sea contesta Snape-.

-Todo depende de la señorita Granger- le contestó tranquilamente, pero sabía lo que vendría.

-¿Qué? ¿qué demonios tiene que ver esa Sangre Sucia en todo esto?- sus narinas se ensanchaban, estaba enojado y confundido.

-Tiene mucho que ver, más de lo que piensas y quizás aún más de lo que yo creo-.

-A mí no me vengas con enigmas Snape, háblame claro. ¿Qué tiene que ver esa maldita Sangre Sucia en todo esto?-

-Te repito Malfoy, hay muchas cosas que no sabes y que yo por ahora no puedo decirte. Si todo sale conforme al plan, mañana a esta hora sabrás parte de las respuestas que me estas pidiendo ahora-.