Capítulo VIII: Un plan descabellado
La biblioteca estaba casi vacía, Hermione agradeció eso y en silencio se dirigió a una mesa situada en una esquina alejada del resto. Tenía muchas cosas que asimilar, y el tiempo apremiaba aunque no sabía por qué.
En primer lugar estaba el comportamiento del padre de Harry y de Sirius. Aparte ella no imaginaba que la madre de Harry y el profesor Snape fueran amigos durante sus años en Hogwarts. Además era obvio que el profesor Snape sentía algo más que una amistad por Lily. Era ilógico que ella no se hubiera dado cuenta. Se frotaba sus manos al recordar las escenas vistas en el pensadero, ella creía que la madre de Harry si se había dado cuenta de los sentimientos que el profesor Snape sentía hacía ella, y hasta cierto punto Hermione sospechaba que se había aprovechado de ello.
Luego estaba el hecho de que, a como ella entendía el profesor Snape no era en realidad un Mortífago, sino que el profesor Dumbledore le había pedido infiltrarse en el ejército de Voldemort para rescatar información. Y por lo visto en muchas escenas el profesor Dumbledore creía ciegamente en él como siempre lo había externado con la Orden. Confiaba tanto en él que le pidió que lo matara.
¿Pero por qué le había pedido eso?
Si bien le había dicho que era para salvar el alma de Draco Malfoy esa razón no le parecía suficiente.
Hermione sentía emociones encontradas, había odiado a Snape por haber matado al profesor Dumbledore, pero estando ahí luego de haber visto esos recuerdos sintió pena por el profesor Snape, pena porque se vio obligado a obedecer una orden que se ahora sabía que él no quería llevar a cabo. Y aparte había sido visto toda su vida como un traidor, y más ahora que había llevado a cabo la última petición que Dumbledore le había hecho.
Y finalmente estaba la orden de matarla, eso no tenía sentido, es decir, si el profesor Snape iba a matarla ¿por qué había perdido el tiempo en darle sus recuerdos? Y ¿por qué se había arriesgado a que ella fuera a contarle a McGonagall todo?
Supo que la única forma de saber la respuesta era ir a buscarlo de nuevo a la Casa de los Gritos.
Pero no sabía si eso era buena idea, aparte no sabía ni siquiera que iba a decirle o cómo iba a hacerlo. y si las cosas se tornaban desagradables ¿podría ella luchar en contra del profesor Snape?
Todo en ella temblaba, sentía que no podía salir ni una palabra de su garganta, tenía un mundo de preguntas en la cabeza y sabía en donde buscar las respuestas. Entonces de su bolsa tomo la capa de invisibilidad de Harry y se cubrió con ella, luego se dirigió hacia la Casa de los Gritos...
Ya había pasado demasiado tiempo desde que Granger se había ido y aun no volvía y para colmo Snape no quería decirle nada. Por eso había optado por darse una vuelta por la planta alta de la casa, ahí todavía no exploraba. Las escaleras crujían bajo su peso, al llegar por fin a la planta alta se encontró con 4 puertas, la primera a la derecha era de otra habitación, tenía muebles menos presuntuosos y no estaba destruida del todo, solo unos cuantos muebles rotos. La puerta que le seguía era un baño, éste era de un color aperlado, el baño era más ornamental, el lavabo tenía llaves de plata. Y la tina era el doble de grande que la del piso inferior.
Hacía mucho que no tomaba un buen baño, al menos así le parecía... entonces reparó en la estúpida ropa que llevaba puesta, extrañaba su camisa de seda, esa tela horrenda del uniforme se sentía áspera y le estaba sacando urticaria, parecía que estaba llena de polvo de doxy o algo similar.
La puerta que abrió enseguida era de lo que parecía una bodega, era de buen tamaño, había ahí más libros y cajas y más cajas apiladas en grandes montañas.
La ultima era otra habitación, en esta había un piano con las teclas casi rotas en su totalidad, una cama igual de grande que todas las demás y los mismos muebles, todos hechos añicos.
De repente escuchó voces en el piso de abajo, era Granger había vuelto…
-Los ha visto señorita Granger, puedo notarlo en su cara, supongo que tiene muchas preguntas para hacerme, yo le aseguro que voy a tratar de contestarlas todas. Pero debemos esperar a Draco, él tiene mi varita-.
Hermione inmediatamente saco la suya y la apuntó directo al pecho del profesor, con esta escena se encontró Draco al entrar a la habitación, con sus reflejos de buscador había sacado rápidamente la varita del profesor y la apuntaba directamente hacia la castaña.
-Bajen ya sus varitas- ninguno de los dos obedeció. –Malfoy dame mi varita, la necesito-. Malfoy parecía no entender del todo esa escena, no quería darle la varia, dudaba que el profesor Snape pudiera defenderse en su situación -Draco he dicho que me des mi varita-.
-¿No ves que no puedes defenderte en ese estado? Hasta esta Sangre Sucia podría derribarte con un hechizo de su varita.
-No necesito defenderme, por última vez Draco, dame mi varita AHORA.
Con extrema desconfianza y a regañadientes la puso en sus manos y el profesor la tomó, pero la dejo justo sobre el buró. Esto sorprendió a Draco y a Hermione por igual, ésta aun no bajaba la suya. –Ahora necesito que salgas de la habitación...
Draco supuso que se lo estaba pidiendo a Granger, pero al dirigir su mirada hacia el profesor se percató que era a él al que estaba mirando:
-¿Qué? Claro que no, ¿qué es lo que quieres decirle a esta que no pueda escuchar yo?-.
-No es hora de que te muestres tan infantil Malfoy, a ti ya te contesté algunas de las preguntas que me hiciste y ella no estaba presente, ahora es su turno, así que por favor sal de la habitación, cuando hayamos terminado podrás entrar y si la señorita Granger quiere podré decirte lo que le diré a ella.
-¿Ahora ocupas el permiso de esta para poder decirme las cosas?
-No seas impertinente Draco, te he dicho que salgas de la habitación, no me obligues a hacer que lo hagas.
Malfoy obedeció a regañadientes, salió y cerró la puerta tras el con tanta fuerza que pareció que la casa entera se vendría abajo. El profesor Snape tomó su varita y con solo este movimiento Hermione se había puesto en guardia dispuesta a rechazar cualquier cosa que éste le lanzara. Pero el profesor no hizo gesto de apuntarla hacia ella, apunto hacia la puerta y con voz calmada susurró un Muffliato.
-Y bien ¿cuál es su primer pregunta?- lo preguntó así, calmadamente, como si no hubiera discutido con Draco 3 segundos antes.
Eso era tan extraño, Snape nunca se había dirigido a ella, al contrario siempre había parecido que la odiaba aunque ella no terminaba de entender por qué. Ahora lo tenía enfrente y podía hacer cualquier pregunta que quisiera, así que comenzó:
-¿Por qué no me asesinó?- Le dijo con una voz que sonó más asustada de lo que habría querido. Ya había bajado su varita, pero aun la tenía fuertemente agarrada.
-¿No entendió nada de lo que vio en el pensadero? Dumbledore me pidió infiltrarme en el ejército del Señor Tenebroso, no tengo intención de asesinarla, creo que de eso ya se dio cuenta, la razón es bastante obvia, así que no malgastare tiempo explicándola.
Sabía que no iba a ser fácil, ahí estaba el Snape de siempre evadiendo a Hermione como en todas sus clases, ya solo faltaba que restara puntos a su casa. No quiso mostrar que no tenía ni idea de la razón, lo que le importaba era que no iba a asesinarla. Así que tomó aire y prosiguió.
-¿Por qué me pidió a mí que viera en el pensadero?
-Para ser la supuesta bruja más inteligente de su edad deja mucho que desear señorita Granger. Verá yo debo asesinarla antes de pasados 7 días, si transcurridos esos días usted es vista por cualquier persona él lo sabrá y me asesinará. Luego matara a Draco, porque no creo que en realidad me creyera que estaba muerto, aunque yo eso le he hecho creer a Malfoy para que no haga más estupideces. Sin contar que de todas maneras usted moriría.
Hermione ahogó un grito de miedo, el profesor dijo aquellas palabras como si estuviera recitando una lección en una clase cualquiera de pociones, ni siquiera se dio cuenta cuando formuló la siguiente pregunta.
-¿Usted ha protegido a Harry todos estos años?
-Creí que eso había quedado demasiado claro. Tiene una pregunta realmente importante para hacerme.
-Si no va a asesinarme ¿Cómo pretende que nadie me vea?
-Esa parte prefiero explicársela a usted y a Malfoy juntos, si no tiene ninguna otra pregunta entonces lo haré pasar.
-No… espere… ¿usted en realidad sigue siendo fiel a la orden?
-Soy fiel a Dumbledore, si de algo le sirve mi respuesta.
-Me sirve…
Retiró el muffliato de la puerta y la abrió con un movimiento de su varita, entonces un Draco confundido cayó sobre el polvoriento suelo. Había tratado de escuchar todo tras la puerta, pero evidentemente no había escuchado ni una palabra. Se levantó con demasiada agilidad.
-¿Ya vas a decirme de una jodida vez que de que hablaron?
-Si la señorita Granger así lo quiere…- le dirigió una mirada a la castaña, esta con semblante altanero respondió:
-No, no quiero…
-Pero… pero que… no puedes hacerle caso a esta inmunda San…
-¡Ya basta Malfoy! Deja de actuar como el niño malcriado que eres, ahora quiero que te sientes y escuches lo que tengo que decirles.
-¿"Decirles"? ¿Qué carajos puedes decirnos a los dos?
-Por última vez Draco, no voy a repetir la información que les diré, así que si quieres entender es mejor que cierres la boca por un rato.
A regañadientes Draco se quedó callado, Hermione estaba atónita, por eso no podía articular palabra.
-Como ya te dije Draco el Señor Tenebroso piensa que tu estas muerto, y en unos días creerá que usted señorita Granger también lo está. Como pueden sospecharlo esto no será real. Lo que se tiene que hacer es ocultarlos para que nadie ajeno a mí pueda verlos…
-Yo no tengo a donde canijos ir Snape, lo sabes… así que deja de decir tonterías.
-Yo… no quiero poner en peligro a mis padres…- la voz de Hermione sonó cortada.
-Ya se eso, por eso he decidido que el mejor lugar para ocultarlos es aquí…
Esta vez fue Hermione la que habló:
-"¿Ocultarlos?" esta queriendo decir que piensa que estemos juntos encerrados en esta casa?
-Eso es exactamente lo que estoy diciendo…
-Tantos crucio te han fregado el cerebro Snape, yo no voy a quedarme con esta asquerosa sangre Sucia.
-A ti no te lo estoy preguntando Draco, si no recuerdas hice con tu madre el juramento inquebrantable el cuál aun me rige, así que tu no estás en posición de decidir nada-.
-Yo no pienso quedarme en ningún lugar con Malfoy- dijo Hermione con voz enérgica.
-Supuse que diría eso, pero piense un poco, si no lo hace pondrá en peligro a muchas personas, entre ellas sus padres y a sus amigos, estarán en un peligro mayor al que están ahora, a cualquiera que encuentren lo torturaran hasta saber su paradero, en cambio si la cree muerta y se queda aquí ya no tendrá que preocuparse por eso…
Hermione sabía que eso era cierto. Pero no podía tomar una decisión así tan apresurada… a parte ¿qué harían Harry y Ron sin ella en la búsqueda de los Horrocruxes? no quería parecer soberbia, pero parte de lo que le había dicho Voldemort al profesor Snape en aquel vestíbulo era cierto, ella era la que por lo regular fraguaba los planes que luego seguían Ron y Harry, ellos siempre la obedecían porque tenían plena confianza en su criterio. ¿Cómo podrían arreglárselas sin ella? Estaba sumergida en esas preguntas en su cabeza que apenas escuchó lo que el profesor Snape le dijo luego.
-La dejaré pensar, al cabo de dos días volveré aquí por su respuesta-.
-¡Con un demonio Snape! Yo no voy a quedarme con esta…
-Ya te dije que a ti no te lo he preguntado…
-No importa los días que pasen- intervino Hermione - yo no me quedare oculta mientras mis amigos luchan contra Voldemort-.
Al escuchar su nombre a Draco se le erizaron los vellos de la nuca.
-Ahí esta su dejo de valentía que todos los Gryffindor se ahitan de tener y pronto se dará cuenta de que oculta les va a ser de mucha más ayuda que estando con ellos.
-¿Cómo podría ser eso posible?
-¿En verdad dicen que es la más inteligente joven bruja? haga un poco de méritos para ganarse ese título y deje de hacer preguntas bastantes obvias-. Ahora se dirigió a Draco, -déjanos a solas de nuevo…
-Estás loco no me moveré de aquí…
-No lo pediré de nuevo, no me obligues a petrificarte Draco...
-Pues hazlo porque no me moveré de aquí...
-Muy bien tú lo decidiste así… petrificus totalus, muffliato. Dijo los dos hechizos con sorprendente rapidez apuntando con su varita fiirmemente a Malfoy, éste cayó en el suelo viendo hacia el piso y solo escuchaba zumbidos en sus orejas, no podía escuchar nada de lo que hablaban, ni siquiera podía ver lo que hacían.
-Necesito un favor, sé que quizás no querrá hacerlo pero aun así debo pedirlo...
