Capítulo XII: Otra parte del plan

Hermione se dirigía hacia el castillo, daba vueltas en su cabeza la excusa que McGonagall había planeado para que ella les dijera a Ron y a Harry. No sabía si podría decírselos con seguridad en su voz, pero haría su mayor esfuerzo para que ellos no escucharan duda en ella.

Apenas había cruzado el cuadro de la señora gorda cuando sintió la vista de sus amigos sobre ella, estaban sentados en el mismo lugar de siempre, en una esquina alejados de los pocos Griffyndors que aún estaban ahí.

Se acercó a ellos, ya Ron tenía el reclamo en la punta de la lengua cuando Hermione comenzó a hablar:

-Sé que no me he portado de manera correcta desde hace algunos días, y también que no les he dado una explicación al respecto, y creo que ustedes la merecen-, se detuvo para ver las expresiones en los rostros de sus amigos, estaban confundidos, Ron a aparte del semblante de confusión tenía también un dejo de enojo, como ninguno de los dos intervino, Hermione continuó. –He estado reuniéndome con la Profesora McGonagall, e..ella cree que es conveniente que se vuelva a formar un "Ejercito de Dumbledore" quiere que prepare en el siguiente año a los alumnos que quieran formar parte, ella piensa que se acerca otra guerra y quiere que todos los alumnos que puedan estén preparados para defenderse o luchar en ella, tambi…

-¿Qué quieres decir con eso?- ese era Ron gritándole y haciendo que los pocos que estaban en la sala común voltearan a verlos, bajando un poco la voz al darse cuenta prosiguió -¿quieres decir que pretendes quedarte aquí mientras sabes que Harry y yo nos iremos en busca de los demás horrocruxes y que te necesitamos para encontrarlos?

-A decir verdad ya había pensado que es mejor que Hermione no nos acompañe- interrumpió Harry, - yo no tengo padres Ron, ni familia, para poder cazarme ellos acudirán a mis seres queridos, yo solo los tengo a Hermione, a ti y a tu familia, yo se que tú vas a apoyarme, tu familia ya está metida en la orden, digo, ellos solo con eso ya están en peligro, si alguien puede quedar fuera del centro de todo esto es Hermione-, le dirigió una mirada a Hermione –yo no sabía cómo pedirte que te quedaras, pensaba que no ibas a querer hacerlo, quiero decirte que me siento aliviado de que de alguna forma estarás más segura aquí, la profesora McGonagall sabrá protegerte, no contaba con una nueva formación del "Ejercito de Dumbledore" pero estoy seguro de que harás un buen trabajo con ellos-.

Hermione no sabía si Harry en verdad había estado pensando en eso desde antes, o se le había ocurrido en ese momento, pero agradecía que al menos uno de ellos dos estuviera de acuerdo con su decisión, y se alegro más aun de que fuera Harry, porque de esa manera sería más fácil convencer a Ron.

-¡Los dos están chiflados! ¿Acaso de les olvida que con Dumbledore muerto y Voldemort haciéndose de mas seguidores, Hogwarts no tardará en caer en manos de Snape? es obvio que lo va a poner de director, así tendrá controlada la escuela, y tu Hermione nunca has sido de su agrado, si no tembló para matar a Dumbledore ¿qué te hace pensar que tú tendrás mas suerte?

Era una pregunta directa, y Hermione lo sabía, ella detestaba que Ron se pusiera pesado cuando no tenía la razón, pero ahora la tenía, y eso no se sentía mejor. Pero ella sabía que Snape no pretendía hacerle daño, pero ellos no podían saberlo. Aunque sentía una emoción extraña al escuchar hablar a sus dos amigos de esa forma sobre el profesor Snape, ella no podía decirles nada para que su opinión cambiara.

-Eso lo ha pensado ya la profesora McGonagall, ella sabe que lo más seguro es que Voldemort ponga la escuela a cargo del profesor Snape, pero ella no se irá por eso, al contrario, se quedará para salvaguardar lo mas que pueda a los alumnos. No soy tan tonta como para andar pavoneándome por los pasillos de Hogwarts Ron, la profesora McGonagall me ha dicho que en el castillo hay sitios ocultos, los cuales no salen en el mapa del merodeador, y me asegura que solo ella y Dumbledore los conocían, en uno de esos es donde estaré viviendo yo, así que estaré segura. Ustedes no se irán en el Expreso de Hogwarts, partirán más tarde mediante la red flu, ustedes y Ginny, les traeré algo que la profesora me dará para poder comunicarme con ustedes sin peligro, que me quede aquí no significa que no podré ayudarlos…

-¿Y cuál es ese sitio en el que vivirás?- pregunto Harry con voz neutra.

-Aun no me lo ha dicho, dice que es más seguro para ustedes y para mí que no lo sepan…

-Eso es cierto, si nos atrapan fácilmente podrían sacarnos tu paradero con un simple legeremens…

Hermione asintió simplemente con un gesto de su cabeza. Estaba un poco más tranquila de haber hablado por fin con ellos pero se sentía peor porque cada vez eran más mentiras las que les estaba diciendo, aunque a decir verdad sí estaría viviendo en un lugar oculto, no estaba en Hogwarts pero Hogsmeade estaba solo a unos metros de ahí, claro que ni hablar de la compañía que tendría en ese tiempo.

Los tres estaban viendo hacia la ventana, fue Harry quien rompió ese pequeño momento de silencio:

-Hermione, el que te quedes aquí en verdad me tranquiliza, pero solo quiero pedirte por favor que estando aquí no te arriesgues más de la cuenta, no sabría qué hacer si algo malo les ocurriera a ti o a Ron-.

No supo cómo pero al instante Hermione tenía sus brazos alrededor de Harry y de sus ojos comenzaban a brotar lágrimas.

-¡Oh Harry, yo tampoco sabría qué hacer si algo les ocurriera a ustedes! yo te prometo que no haré ninguna tontería, solo quiero que por favor ustedes hagan lo mismo-.

Ron se debatía entre unirse al abrazo o seguir molesto con ella, pero sabía que no quería partir esa tarde peleado con su mejor amiga, así que haciendo su orgullo a un lado se unió al abrazo. Hermione al sentir el tacto de su mano se estremeció, una sonrisa se dibujo en su rostro y sus lágrimas comenzaron a caer más copiosamente.

Ninguno de los dos prometió no arriesgarse demasiado, pero Hermione con ese abrazo quiso entender que así era.

Harry fue quien comenzó a soltarse, Hermione secándose la lagrimas con el dorso de su mano, les dirigió una mirada de agradecimiento y cariño, sabía que su voz sonaría entrecortada por la emoción que sentía, así que se sintió rara al escucharla, encerraba emoción, miedo, gratitud, esperanza, pero también una culpa enorme:

-A…ahora iré por mis cosas, la profesora me está esperando-. Diciendo esto se dirigió hacia su habitación todavía con algunas lágrimas solitarias cayendo por sus mejillas.


¡Maldito Snape, maldita Sangre Sucia, maldita McGonagall, malditos todos!

Su vida era una mierda y todo era culpa de los incompetentes que lo rodeaban…

Daba vueltas en la minúscula habitación, tocando una tecla del piano cada vez que pasaba por delante de él. Había como mil preguntas revoloteando en su cabeza, y nadie tenía ni la más mínima intención de responderlas.

Ya habían pasado por lo menos 45 minutos desde que se había largado la sangre sucia y por lo menos 25 desde que lo habían hecho McGonagall y Snape.

¿Qué demonios estarían haciendo todos? ¿Por qué de repente todos parecían tener algo que hacer menos él?

¡Pero como carajos iba a hacer algo si lo mantenían encerrado en esa asquerosa pocilga!

Estaba realmente harto de que esos tres lo quisieran mantener al margen, y le molestaba más aún que lo estuvieran logrando, y estaba furioso de que lo tuvieran ahí encerrado en contra de su voluntad y de que aparte de todo eso, todavía quisieran que viviera bajo el mismo techo que la asquerosa sangre sucia.

Estaba pensando en más cosas para culpar a los demás cuando escuchó voces en la planta baja. Con todo el sigilo con el que fue capaz caminó hasta llegar a las escaleras, por más que quería amortiguar el ruido de sus pasos, todo en esa maldita casa crujía bajos sus pies, así que al bajar el tercer escalón se dio por vencido y con pisadas fuertes bajó el resto, la puerta de la habitación estaba abierta, así que entró…

-Nadie te ha invitado a pasar Draco, no debes entrar a una habitación si no se te ha permitido la entrada…-. Snape hablaba con voz calmada, como siempre lo hacía en sus clases de pociones. Draco admiraba eso en cierta parte, aunque no lo suficiente, en su mente él tenía mejor presencia y forma de expresarse que un simple profesor.

-La puerta estaba abierta Snape, si querían privacidad entonces debieron cerrarla, aunque en cualquier momento podría entrar Granger y encontrarlos en una situación comprometedora…-. Quería que se molestaran por su comentario pretencioso, pero no pasó nada.

-Señor Malfoy, no cabe duda que es usted aun un adolescente que está lejos de ser un adulto. Estaba por llamarlo, que bueno que usted se adelantó a honrarnos con su presencia, pero aún así debemos esperar a la señorita Granger para que podamos mostrarles el que será su hogar por tiempo indefinido…

-¿Qué carajos quiere decir con "indefinido"? no pretende que me pase toda la vida encerrado con Granger ¿o sí?-.

-Draco ¿no te enseñaron a no interrumpir cuando alguien está hablando? Y contestando a tu pregunta, tú te vas a quedar a vivir con la señorita Granger el tiempo que sea necesario, 1 mes o dos, quizá medio año o más. El tiempo que sea da igual, porque tú no tienes de otra más que aceptarlo y callarte.

-Me estoy comenzando a preguntar seriamente si me importa lo que pueda pasarte si me largo de esta asquerosa casa y con eso hago que rompas tu juramento inquebrantable.

-Adelante hazlo, tú, yo, Minerva y hasta la señorita Granger sabemos que ocurrirá cuando pongas un pie en Hogsmeade, ahí o en Hogwarts, así que deja de querer hacerte el importante, ambos sabemos que eres tan cobarde como para arriesgar tu pellejo, aparte no solo estas tú en riesgo, sabes que Narcissa, también corre peligro si alguien te llega a ver-.

¿Por qué demonios tenía que mencionar que la asquerosa sangre sucia estaba enterada de todo lo que él estaba pasando, y él ni siquiera sabía porque era que ella tenía que quedarse a vivir con él bajo el mismo techo?

Pero Snape tenía razón, su madre estaba en riesgo y él no la pondría en peligro, ella era lo único que le quedaba.

Dejo su perfil arrogante y lo cambio por uno de inconformidad:

-¿Y vamos a esperar hasta que a la….- Snape estaba a punto de intervenir, pero él alcanzó a corregir-… a Granger se le antoje venir?

-No será necesario Malfoy, ya estoy aquí-. Ahí estaba Hermione con sus cabellos amarrados en una coleta que no lograban apresar sus rizos rebeldes. No llevaba más que su pequeña bolsa de cuentas, esto llamó la atención de la profesora McGonagall.

-Señorita Granger, le dije que debía traer cosas suficientes para estar aquí por tiempo indefinido…

-Traje todo lo necesario profesora, no se preocupe- contestó señalando su diminuta bolsa de cuentas.

-Bien, ya que estamos todos, procederemos a mostrarles lo que será su casa de ahora en adelante.

Draco le dirigió una mirada fulminante.

-¿Saldremos por la puerta principal de esta pocilga? ¿No habrá alguien esperándonos en Hogsmeade?-. Draco trató de enmascarar su preocupación con un tono de enojo, pero no logró engañar a nadie.

-No tienes por qué preocuparte por nada Draco, a decir verdad yo corro más riesgo que tú si alguien te llegará a ver. Hogsmeade aún es un lugar seguro, aunque no puedo asegurar que lo siga siendo mañana, por el momento no debes preocuparte por nada-.

-¡Yo no estoy preocupado Snape!

-No Draco, claro que no.

Hermione no pudo evitar hacer un gesto de burla, del cual Draco se percató pero no se lo hizo saber…

Ya te haré pagar por eso sangre sucia, estaremos solos todo el día por no sé cuantos malditos días.

-Bien, ya es hora-. Snape abrió la puerta de la Casa de los Gritos, él fue quien salió primero, seguido de Draco, Hermione y finalmente la profesora McGonagall.

Al estar afuera Draco y Hermione no pudieron ver nada, solo se veía la misma colina de siempre, y no se lograba ver ninguna construcción hasta varios metros más lejos.

-¿Pero qué demonios? Aquí no hay nada, dijeron que la pocilga esa estaría a unos metros de esta otra pocilga.

-Nunca lees verdad Malfoy ¿no escuchaste a caso que los profesores son los guardianes? Solo ellos pueden verla y solo ellos pueden decirnos a nosotros en donde está.

-A ti nadie te preguntó asquerosa sabelotodo.

La profesora McGonagall iba a intervenir, pero Hermione se adelantó:

-Solo le molesta que sepa más que él profesora, no se preocupe.

Hermione vio como el profesor se alejaba con un Malfoy furioso, y tan solo a unos 10 metros de donde ella y la profesora McGonagall se encontraban ambos desaparecieron.

-Ahora nos toca a nosotros señorita Granger, sígame.

Hermione hizo caso a la profesora y la siguió, se pararon justo en donde habían desaparecido el profesor y Malfoy, Hermione podía ver la casa de los gritos, era justamente igual que la original, solo que ésta no tenía las ventanas tapiadas con tablas, y no estaban sucias.

-Vamos señorita Granger, pase, adentro nos esperan.