Capítulo XIII: Dos sitios iguales

Hermione puso su mano sobre la manija de la puerta y la giró, al abrirse la puerta podía verse el recibidor de la casa de los gritos, aunque ciertamente era igual a la original, éste estaba limpio, se respiraba aire fresco y no con olor a moho como en la original. Parados ahí sobre una alfombra estaban Malfoy y el profesor Snape.

-Bien, ahora les mostraremos lo que serán sus habitaciones. Prácticamente solo deberán verse para comer, y si ustedes llegan a un acuerdo para hacerlo a diferente hora, raramente se cruzarán. Draco se te ha asignado la planta baja de la casa y a usted señorita Granger la de arriba.

-¿Por qué demonios Granger debe estar arriba?

-Draco deja de complicar las cosas, ambos sabemos que hubieras reclamado de la misma manera si a la señorita Granger se le asignara la planta baja, así que te pediré de nuevo que ya cierres esa boca y dejes de quejarte-. El profesor Snape ya no tenía paciencia para soportar los berrinches de Draco.

-Quizá tienes razón, pero esta vez no lo digo solo por fregar. Yo ya inspeccioné la… la llamaré "casa". El baño del piso superior tiene una tina mucho más grande, y también está lo que parece ser una pequeña biblioteca.

-De no haber dicho que arriba había una biblioteca te hubiera cambiado la planta Malfoy, pero ahora creo que me quedaré con la de la planta alta.

-Ya, los dos dejen de discutir. Señorita Granger, no se le iba a permitir de ninguna forma que cambiara la planta. El profesor y yo hemos puesto un hechizo poderoso en la parte de arriba, usted es la legítima ocupante de esa planta, así lo estipulamos el profesor Snape y yo. El hechizo no deja que nadie pueda atravesar su dormitorio si usted no lo permite antes.

-Espero que esto sea una maldita broma. ¿Para qué carajos iba a querer yo entrar al cuarto de Granger?

-Es solo protección. Es una de las condiciones que yo puse al profesor Snape para que la señorita Granger pudiera quedarse a vivir en esta casa.

-¿Y yo? ¿Por qué todos pueden poner condiciones menos yo?

-Porque no tienes opción más que aceptar todo lo que te estoy diciendo Draco, ya hablamos de esto. Ya no sigas con tus berrinches de niño consentido.

-Bien, si el señor Malfoy ya no tiene algo más para reclamar, los dejamos a los dos para que conozcan mejor lo que será su hogar-. Diciendo esto la profesora McGonagall dio media vuelta y se dirigió a la salida. El profesor Snape se dispuso a seguirla, pero antes giró su cabeza hacia Hermione y con serenidad, aunque tenía unos ojos color azul iceberg sobre él le dijo:

-Señorita Granger, en una hora le traeré las cosas que me ha pedido y Malfoy, también a ti te traeré tus objetos personales.

-¿Qué cosas te ha pedido? Y lo más importante ¿Por qué demonios vas a traérselas?

-Eso es algo que a ti no te incumbe Draco, así que ya deja por favor de chistar y compórtate como deberías hacerlo-. Cuando terminó de hablarle a Malfoy se dio media vuelta también y se dispuso a seguir a la profesora McGonagall, ella esperaba bajo el marco de la puerta principal para salir juntos. Al alcanzarla el profesor Snape le cedió el paso y ambos salieron, dejando un caos en evolución tras ellos.


Con los últimos rayos de sol sobre sus rostros ambos profesores se dirigieron a la falda de la colina, ambos vieron en la cima la casa de los gritos, en donde el alumno consentido de cada uno de ellos viviría por los próximos días.

-¿Cuántos días cree que basten para que la señorita Granger enloquezca?

-No dudo Severus, que la señorita Granger sabrá lidiar con el señor Malfoy, lleva 6 años tolerando sus majaderías.

-Si Minerva, pero la señorita Granger contaba siempre con la protección de sus amigos, ahora estará sola con Draco. De alguna forma ambos se verán afectados.

-Por lo que me has dicho en la carta, supongo que el más afectado será el señor Malfoy, aunque espero que sea para bien, por otra parte no creo que la señorita Granger contribuya a ese cambio.

-Draco no es la persona nefasta que hace ver Minerva, solo es una armadura que ha estado obligado a usar.

-Parece que tú en verdad lo entiendes muy bien Sverus.

-Veo en él algo de mí, Minerva, solo espero que él tenga un final menos desastroso.

-Esperemos que no nos hayamos equivocado al dejarlos a ambos tanto tiempo solos.

-Sabrán llevarlo Minerva, no te preocupes tanto por ellos. Ahora, algo de verdad importante ¿tienes lo que te pedí?

-No se dio cuenta cuando los tomé- contestó la profesora McGonagall tendiendo la mano hacia el profesor Snape,- con todo ese pelo en su cabeza no se dará cuenta que le faltan unos cuantos.

El profesor Snape tomó los cabellos que la profesora McGonagall le había entregado. Y ambos se marcharon por los lados opuestos, la profesora McGonagall dirigiéndose de nuevo a la original casa de los gritos y el profesor Snape por las estrechas calles de Hogsmeade. Ambos tenían aún cosas que hacer y el tiempo era poco para llevarlas a cabo.


Ya se había cerrado la puerta, ambos se voltearon a ver, sus ojos castaños se cruzaron por unos segundos con los azul de hielo de él. Fue Hermione quien rompió el contacto, y con paso firme se dirigió a abrir la primera puerta que encontró. Malfoy caminó a sus espaldas.

-Esta es mi parte de la casa Granger, así que lárgate-.

-En este piso está también la cocina Malfoy, y esa vamos a tener que compartirla,

-Pues si no te has dado cuenta la puerta que abriste es del cuarto de baño, no es la cocina. Déjame pasar sangre sucia.

Hermione no dio señales de haberlo escuchado, pero se hizo a un lado para que él pasara.

Draco miró dentro del cuarto de baño, la taza era de color marfil al igual que la tina, era exactamente del mismo tamaño que en la casa original, solo que en las patas de la taza en lugar de tener leones, tenía unas fieras serpientes que tenían ojos de esmeraldas. El lavabo tenía las llaves de plata y todo estaba limpio. Había toallas colgadas de color verde y plateado. Era obvio que ese si era lugar para un Slytherin. Agradeció en silencio a Snape por haberse tomado esas molestias en la decoración.

Hermione no había podido evitar echar un vistazo al cuarto. Le parecía bastante grande, de que tamaño sería su tina si Malfoy había dicho momentos atrás que la bañera de la planta alta era más grande que esa. Con ese pensamiento en la cabeza se dirigió hacia la otra puerta. Al girar la manija se dio cuenta que tampoco era la cocina. Se adentro unos pasos y dejó que el aroma conocido la rodeara. Era una biblioteca, no era de gran tamaño, solo eran unos cuantos libreros, pero estaban llenos de libros. Había una mesa con una solitaria silla. En una esquina había un sillón junto a una chimenea. A Hermione se le iluminaron los ojos y pidió en su mente que en la parte de arriba ella también tuviera un lugar igual.

Draco aun estaba mirando el cuarto de baño, pero al escuchar que se abría otra puerta enseguida se dirigió hacia ahí, encontró a Granger mirando de arriba abajo los libreros.

-Esto no debería estar aquí, esta era una habitación más…

-Si no te gustan los libros Malfoy puedo llevármelos, no tengo ningún problema con eso.

-Ni se te ocurra Granger, lo único que podré hacer aquí es leer y hacerte la vida imposible.

-Ja-ja ¿crees que te va a ser fácil Malfoy? recuerda que yo tengo varita, tú eres un simple muggle en estos momentos.

Draco al escuchar estas palabras se había abalanzado sobre ella, pero sus reflejos eran buenos y cuando él llegó hasta donde ella estaba, ésta ya apuntaba su varita directo al pecho del Slytherin:

-Aléjate Malfoy, estas a mi merced en estos momentos y todo el tiempo que duremos aquí, si yo fuera tú me andaría con cuidado.

-¿En dónde está tus estúpidos valores de Gryffindor, Granger? Según ustedes no pueden atacar a una persona que no tiene varita-. Sus rostros ya estaban tan cerca que sus alientos se mezclaban.

-A una persona Malfoy, tú eres…. Simplemente tú.

Draco no se separaba y ella tampoco lo hacía:

-¿Qué quieres decir con eso sangre sucia?

Fue con esto que Hermione se alejó.

-Quiero decir Malfoy que contigo puedo hacer una excepción y ponerte en tu lugar aunque no tengas varita.

Luego de decir esto se dirigió a la puerta y salió al recibidor de nuevo. Ya solo quedaban dos puertas y una era la de la habitación del platino, así que usando su sentido común abrió la puerta que creyó era la de la cocina y esta vez acertó. Frente a ella había una pequeña habitación, tenía una estufa con 4 parrillas, había un armario, el cual abrió, había sartenes, platos, vasos, copas de plata, y un sinfín de cosas más que no se molestó en revisar, ya tendría tiempo suficiente para eso. En el centro del cuarto había una mesa con cuatro sillas, sobre la mesa había huevos en una canasta, pan, queso, fruta. Hermione estaba registrando lo que había en la alacena, había arroz, conservas, unas botellas de whisky de fuego, cervezas de mantequilla. No se dio cuenta que Draco estaba en la misma habitación desde hacía unos minutos. Solo se percató cuando su voz irrumpió en el silencio y escuchó a Malfoy con su tono de siempre, arrastrando las palabras:

-Por la mañana d será mi hora para desayunar, d de la tarde será mi hora para comer y por la noche después de las 9 la cocina será solo para mí.

-¿Y pretendes que acepte lo que dices así sin más?

-No me importa si lo aceptas o no, no estoy pidiendo tu opinión, si tú te presentas en las horas que acabo de decirte, entonces puedes estar segura de que me encontraras aquí.

-Yo puedo bajar cuando me dé la gana Malfoy, no voy a aceptar tus horarios estúpidos.

-Pues entonces ya sabes las consecuencias sangre sucia, así que has lo que se te antoje, pero ya sabes los riesgos. Ahora vamos a la planta alta.

-¿Qué?... Estás loco Malfoy, tú no tienes por qué ir a la planta alta así q…

-Y ¿por qué tú si anduviste fisgoneando todo mi piso?

-Solo buscaba la cocina. Además no tienes permitido entrar ¿recuerdas?

-Ni en tus mejores sueños sangre sucia me atrevería a entrar en tu habitación. Arriba hay 4 habitaciones. Solo quiero ver las 3 restantes.

-¿Y para qué diantres quieres verlas?

Esa era una buena pregunta, él sabía que si iba arriba lo que se encontraría serían unas habitaciones mucho mejores que las suyas. Entonces ¿de verdad era necesario subir?

¡Sí!

Así tendría otro motivo para reñir con esa asquerosa sangre sucia, no era que necesitara un motivo, pero surgían mejores insultos cuando así era.

-¿A ti que te importa eso? Igual voy a subir- con su fuerza notoriamente mayor que la de Hermione la hizo a un lado y se dirigió escaleras arriba. Hermione lo seguía de cerca, pero el Slytherin tenía unas piernas más largas y mas agiles, de solo 4 grandes zancadas ya se encontraba en la planta alta.

El recibidor era muy similar al de la planta baja. Había 4 puertas como Draco recordaba. Abrió la que más le interesaba ver. Al girar la manija se encontró con un cuarto de baño de mayor tamaño que el suyo. La tina era fácilmente el doble de grade que la suya, estaba sostenida por leones con ojos de rubíes, las llaves eran de oro y había toallas doradas y rojas colgadas.

-¿Por qué carajos tienes un mejor baño que yo? Aunque esos estúpidos colores arruinan todo.

-Eso no lo sé Malfoy, pero sí sé que me daré un baño justo cuando dejes de molestar-. Lo dijo con tono de diversión, sabía que Malfoy en verdad estaba molesto por tener un baño más pequeño que el de ella.

-¿De qué te burlas? Debes detener una tina más grande para poder lavarte, eres tan impura que hasta McGonagall lo notó y es por eso que te dio un mejor baño.

Ni siquiera espero a que Hermione contestara, porque ya estaba abriendo la siguiente puerta que quería ver. Al entrar, al igual que había pasado abajo se encontró con el aroma de libros acumulados. La biblioteca era exactamente igual que la que había abajo, era prácticamente una copia hecha a medida. Si se hubieran tomado el tiempo de revisar los lomos de los libros ambos se hubieran dado cuenta que había títulos diferentes en cada bibilioteca.

-Ja, lo único que tendrás es un baño más grande, porque yo tengo la cocina y las bibliotecas son exactamente iguales.

-Falta una habitación Malfoy… quizás te lleves una sorpresa.

No sabía que habría detrás de esa puerta, ni siquiera sabía si era su habitación, pero pedía que no fuera así y que lo que hubiera detrás pudiera hacer enfurecer a Draco.

Hermione se dirigió a una de las puertas que faltaban, puso su mano sobre la perilla y le dio vuelta. Lo que vieron sus ojos era hermoso, había pequeñas botellas de cristal que contenían líquidos de diferentes colores. Había varios calderos de diferentes tamaños. En una alacena pudo distinguir muchos ingredientes, la alacena se parecía demasiado a la que tenía el profesor Snape en Hogwarts. Estaba ensimismada viendo todo lo que le rodeaba que no se dio cuenta que Draco veía con ojos desorbitados y llenos de enojo todos los anaqueles con los diferentes frascos.

El platino tomó el primer frasco que estuvo a su alcance y lo tiró al piso. Fue la pequeña explosión que causo lo que hizo que Hermione volteara al lugar en donde él se encontraba:

-¿Qué demonios te pasa Malfoy?

-¿Por qué carajos tú tienes una habitación así asquerosa sabelotodo?

-No lo sé, Malfoy, quizá justo por eso, tú no sabrías que hacer con todo lo que hay en esta habitación…

-No digas estupideces Granger, siempre he sacado mejores notas que tú en pociones.

-Eso es solo porque no soy del agrado del profesor Snape, y él por alguna razón tiene un especial interés en que no quedes segundo en todas las materias…

-Para eso solo tendría que estar con la cabeza metida en un libro todos los días, como tú debes hacerlo, tu sangre sucia te obliga a tener que leer libros y más libros para poder estar al nivel de un verdadero mago.

Eso había tocado algo en su interior, pero ella no lo quería admitir. Así que con porte altivo le dirigió una mirada de enojo y con voz sorprendentemente serena le pidió que se marchara.

-No voy a irme, tú no eres nadie para decirme lo que debo hacer,

-No te lo estoy pidiendo Malfoy ¡te estoy diciendo que te largues! Es mi parte de la casa, tú te regodeabas hace unos minutos al decirme que tenías la cocina, pues vete, ojala te sea tanto de provecho como a mi esta aula de pociones-. No esperó a que el rubio contestara. Se dio media vuelta y abrió la última puerta que faltaba y se adentró en la habitación.

Malfoy se quedó parado ahí, con el insulto brotando apenas de sus labios, pero la maldita sangre sucia se había metido a ese cuarto. No era estúpido, evidentemente esa era su habitación, el no podía entrar ahí, pero necesitaba gritarle, necesitaba descargar todo el coraje que recorría su cuerpo en ese momento. Así que en un impulso puso la mano en la perilla de la puerta, apenas al tocarla sintió un ardor en su mano. Si, la habían hechizado…

¡Maldita McGonagall,Maldito Snape y Maldita sangre sucia!

Ahora estaría atrapado en esa maldita casa con la peor compañía que habían podido escogerle.