Capítulo XVI: Confusión de emociones.

Los dedos del Slytherin presionaban demasiado fuerte el brazo de Hermione. Debajo de su suéter su piel comenzaba a palpitar, sin duda eso le dejaría un gran moretón. Pero agradeció en silencio que la haya sujetado del brazo izquierdo. Ya que se llevó de inmediato la derecha a su bolsillo y con un movimiento veloz le colocó la varita justo en la garganta.

-Suéltame Malfoy- su voz sonó fría. Él ya había escuchado ese mismo tono muchas veces. Lo usaba siempre que la molestaba, levantaba su barbilla y su nariz se arrugaba un poco. Pero obviamente él nunca le había hecho caso. Al contrario. Mientras más le pedía que parara. Más la molestaba.

¿Por qué demonios recordaba los gestos que hacía esa Sangre Sucia? Debía ser porque la molestaba a menudo. Su imagen había quedado guardada, si, era solo por eso.

Endureció sus rasgos aún más y puso más presión sobre la suave piel de Hermione.

-¿Si no lo hago qué?, eres más débil que yo, y lo sabes. Si yo quisiera en este momento te arrojaría lejos y te quitaría esa estúpida varita.

-Antes de que pudieras hacerlo estarías es el suelo Malfoy, así que no intentes presumir conmigo. Eres más fuerte quizá, pero yo soy mucho más inteligente.

El gesto de Draco Cambió a repulsión y enojo, con la mano que tenía libre tapó la boca de la Gryffindor.

-No eres más inteligente que yo, Asquerosa Sangre Sucia, te la pasas en libros todo el maldito día para poder llegar a ser lo mitad de buena de lo que es un verdadero mago, y aún con eso no te alcanza, no eres nadie, no eres más que la amiga Sangre Sucia del estúpido Harry Potter, así que…

No alcanzó a terminar la frase cuando ya había caído lastimosamente contra la puerta de la alacena y de ahí al piso, quedando en una posición vergonzosa.

¿Cómo canijos lo había hecho? ¿Desde cuándo esa Sangre Sucia había aprendido los hechizos no verbales?

Solo tuvo tiempo para pensar eso, porque ya tenía a Hermione en cunclillas frente a él, con la varita directo en su sien izquierda.

-Nunca Malfoy, nunca vuelvas a insultar a uno de mis amigos en mi presencia. Insultar a alguien que no puede defenderse es lo que hace un cobarde-.

No soltó el agarre de su varita ni por un momento. Draco tenía sus ojos de hielo clavados en los cafés de ella. Pero no respondió no refutó nada de lo que le había dicho. Sabía que ella siempre defendería a esos dos estúpidos, pero en verdad no pensó que tendría las agallas para ponerse al tú por tú estando solo ellos dos solo. Quizá fue por ese desconcierto que no siguió con la discusión. Sin titubear y con la cabeza en alto se puso de pie lo más rápido que pudo. Pero al estar de pie por completo sintió un dolor en la espalda. Se llevó la mano a donde sentía el dolor y solo tocó la tela de su camisa mojada, de lo que supo al momento, era sangre.

¡Mierda! Estaba sangrando de nuevo, y la herida empezaba a doler otra vez.

No hizo gesto de nada, no reflejó dolor, solo una mueca de asco. Se sentó de nuevo en su silla y continúo comiéndose su cereal.

Hermione se asombró de eso. Siempre que pasaban una pelea, él no se quedaba tranquilo hasta que pensaba que había ganado la batalla. Aunque solo fuera su imaginación. Pero esta vez no había respondido nada eso la había intrigado. Pero tampoco dijo nada. Se levantó de la posición en que se encontraba y abrió la puerta de la alacena, sacó un par de huevos y unas tiras de tocino.

Encendió la parrilla de la estufa y puso la sarten. En menos de 5 minutos tenía hecha una comida decente. Colocó su plato justo frente al plato de cereal de Draco y comenzó a comer.

¡Mierda, eso olía tan bien!

¿Cómo carajo había hecho esa Mojigata para hacer una comida decente en tan poco tiempo?

Se le hizo agua la boca, así que mejor se puso de pie y se dirigió a la puerta para irse. Se daría el baño que tanto necesitaba, ya podía sentir el agua en su piel. Pero una voz a su espalda lo detuvo.

-Yo no recogeré tus trastes sucios Malfoy, aquí no tienes a nadie que hagas las cosas por ti, así que debes hacerlas tú-.

-Me importa un carajo lo que pienses, deja que se pudra ahí, yo no lo recogeré y mucho menos lavaré-.

-Si lo haces te quedarás sin platos donde comer-.

-Nos quedaremos sin platos donde comer Sangre Sucia, recuerda que estamos aquí los dos-.

Le dio la espalda y con su aire de grandeza abrió la puerta. Pero no alcanzó a salir. Hermione notó que la tela de su camisa estaba mojada, ella supo que era sangre.

¿Cómo había olvidado que estaba herido?

No lo había pensado al invocar el Depulso que había mandado a Malfoy a golpearse contra la puerta de la alacena y luego con el duro piso. En verdad se había sentido furiosa por el comentario que había hecho sobre Harry. Pero ella no era una persona impulsiva, al menos trataba de no serlo. Pero Draco sabía cómo sacarla de sus casillas.

-Estás Sangrando Malfoy…

¡Maldita sea, lo había notado!

-¿Y a ti que te importa eso?

-No me importa, pero hice un gran trabajo arreglando tu herida como para que lo eches a perder-.

-¿No fuiste tú la que me arrojó en contra de la alacena? Entonces fuste TÚ y no yo quien lo echó a perder-.

-Déjame revisarte- eso había sonado más a una orden que a una petición. Y eso lo notó el Slytherin.

-Voy a dejar que me revises un cuerno Sangre Sucia, ¿cuántas veces debo decirte que nadie ha pedido tu ayuda?-.

-Deja de ser tan patético, tus insultos o mejor dicho, lo que tu llamas "insultos" no me afectan en lo más mínimo. Si no me dejas revisarte te van a quedar cicatrices, tardará más en sanar y te dolerá bastante-.

-Me importa una mierda lo que tengas para decir, es muy mi problema, así que ya déjame en paz-.

Diciendo esto salió de la cocina y azotó la puerta.Hermione se quedó ahí con la mitad de su comida enfriándose.


Los pasos que lo separaban de su cuarto los recorrió tan rápido qué si alguien lo hubiera visto, podría haber pensado que se había aparecido.

Entró en su habitación y azotó la puerta. Se quitó la estúpida camisa que ni siquiera era suya y la arrojo al piso con fuerza, luego se arrepintió de haberlo hecho porque sintió un dolor punzante en su espalda. Se colocó frente al espejo y se posicionó para poder ver un poco de su espalda.

Mierda, mierda, mierda.

Esa Sangre Sucia había ocasionado que la herida se abriera de nuevo, y estaba sangrando.

¡Maldita sea, ni siquiera tengo mi puta varita!

No sabía qué hacer, salió al recibidor e inmediatamente entró al baño. Tomó una de las toallas plateadas y la puso contra su espalda. Sintió debajo de sus dedos como se humedecía, la quitó, la tiro al piso y tomó otra. La colocó de nuevo en su espalda y se recargó en una de las paredes. Presionó con todo su cuerpo y fuerzas para hacer presión y así se quedó por largo rato. Ya no sentía que la sangre brotara. Luego de lo que le pareció una eternidad se separó de la pared y vio que ya no sangraba, al menos no tan profusamente como en un inicio.

Se desabotonó el pantalón y abrió los grifos del agua. La tina se comenzó a llenar y espirales de vapor ascendían al techo del cuarto. Cuando la tina estuvo suficientemente llena tocó el agua, estaba perfecta. Dejó caer el pantalón en el piso y luego sus boxers. Se metió en la tina, el agua abrazó sus piernas, muslos, hasta llegar a su abdomen, adoptó una posición para que la herida también se lavara y ahí se quedó por lo que parecieron horas. Debió poner más agua caliente cuando ésta se tornaba fría. Cuando su cuerpo estaba arrugado por el agua, tomó una de las toallas verdes y la anudó en su cadera, así salió del baño al recibidor.

Cuando levantó su rostro vio a Granger parada justo afuera de la cocina. La expresión que tenía en la cara en verdad lo divirtió bastante. Sus mejillas estaban rojas y parecía que quisiera ver para otro lado.

-¿Pero qué haces casi desnudo?- había dicho la Sangre Sucia.

-Es mi piso ¿no? Yo puedo andar desnudo si quiero. Si tu no quieres verlo, pues quédate en tu puta parte de la casa.

-No hay nada que merezca la pena ver Malfoy,…

¿No merecía la pena?

-Eso no te lo crees ni tú. ¿Por qué tienes tu estúpida cara roja entonces?

-Porque estaba cocinando Malfoy, no creas que es por verte así. Como dije "No hay nada que merezca la pena ver"-.

Draco volvió a hacer como si no la escuchara y le dio la espalda para entrar en su habitación. Cerró la puerta y del armario sacó ropa limpia para vestirse. Había tirado la toalla al piso para ponerse los boxers cuando escuchó la puerta abrirse. Se dio la vuelta de inmediato, ese movimiento hizo que sintiera de nuevo dolor en la espalda, al ver la puerta se dio cuenta que la que estaba ahí era la Sangre Sucia.

-Pero… ¿quién demonios te invitó a entrar?- no hizo ademán de cubrir su desnudez. Vio como la cara de Hermione se ponía roja de nuevo y como desviaba su vista hacia otros lugares de la habitación.

-Estas sangrando, tu herida se abrió y no podrás cerrarla tu solo-.

-Ya te dije que ese es mi puto problema. Ya vete y déjame en paz, o acaso ¿querías ver lo que había debajo de la toalla? Pues ya lo viste- se agachó para tomar la toalla del piso y la volvió a colocar en torno a su cadera, tapando su desnudez. Cuando se levantó ella seguía ahí, con sus mejillas rojas como tomates. No supo cómo sentirse respecto a eso y eso lo inquietó demasiado, pero ese no era momento para descifrarlo, ella estaba incómoda y eso a él le parecía perfecto.


¿Por qué le hacía eso?

Ella solo quería ayudarlo, quería reparar la herida que ella misma había hecho que se abriera de nuevo. Pero a él en realidad parecía no importarle, en verdad prefería que la herida se abriera, se infectara y todas esas cosas falsas que ella le había dicho, antes de dejar que ella lo tocara, no supo cómo sentirse respecto a eso.

Ya llevaba mucho tiempo en el baño, eso no era normal, bueno a decir verdad ella no sabía cuánto tardaba él por lo regular en la ducha, ella era demasiado práctica, rara vez usaba la tina en su casa, la cual era mucho más pequeña incluso que la que había en el cuarto de baño de Malfoy, solo se duchaba, ella sabía que no valía la pena desperdiciar más agua de la necesaria.

Vio que un banco estaba tirado sobre el piso, cerca de la alacena, seguramente había terminado ahí cuando había arrojado a Malfoy, se dispuso a ordenarlo todo. Vio también el pedazo de manzana que ya estaba completamente oxidado, lo recogió y lo depositó en el bote de basura. El plato de cereal no se lo había terminado y para la mañana siguiente esa leche ya estaría cuajada y con mal olor, pero ella no recogería sus platos sucios, se lo había dicho y lo cumpliría.

En más de una ocasión se paró justo detrás de la puerta de baño solo para escuchar que no se hubiera desmayado, a la tercera vez decidió que esperaría de una forma más cómoda, así que se dispuso a preparar una cena más. Preparó un poco más de huevos y tocino, a ella siempre le decían que los huevos no eran para cenar, pero a ella le sentaban bien, así que siempre los ignoraba. También preparó pan tostado y colocó mermelada de fresa junto a ellos, los dejó sobre la mesa y les echó un hechizo para mantenerlos calientes. Cuando estaba terminando de lavar los trastos que había usado para cocinar, escuchó como se abría la puerta del cuarto del baño, así que salió para encontrarlo.

Cuando salió se encontró a Malfoy en medio del pasillo con solo una toalla verde atada alrededor de su cadera, no supo por qué pero sus mejillas se enrojecieron, odiaba que eso pasaba, aunque no era muy a menudo. Y odio más que él se diera cuenta.

Ni siquiera sabía que le había dicho y tampoco que le había contestado ella. Pero él se dio la vuelta para entrar en su cuarto nuevamente y pudo ver la herida en su espalda, ya no sangraba profusamente, pero podía ver como unas de las puntadas que había hecho ya no estaban, y pequeños hilos de sangre roja escurrían de la herida.

Así que no lo pensó mucho, y eso lo lamentaría 5 segundos después. Abrió la puerta sin tocar antes y en 3 segundos ya se encontraba dentro de la habitación de Malfoy. Apenas entrando a él se le cayó la toalla y dejó al descubierto todo lo que antes había estado cubierto. Sus ojos se dirigieron hacia esa parte de forma automática, ella nunca había visto uno antes, solo en libros de texto, y para ser francos era totalmente diferente a las imágenes. Sintió como sus mejillas se ponían más y más rojas cada vez, no quería que Malfoy supiera que nunca había visto uno antes, pero sus tontas mejillas la delataban. Las palabras furiosas del Slytherin la sacaron de sus pensamientos, que ya estaban tomando otro camino.

-Pero… ¿quién demonios te invitó a entrar?- no hizo ademán de cubrir su desnudez. Ye eso la incomodó aún más. Solo esperaba que no se percatara de como intentaba desviar su mirada a cualquier otra parte de la habitación.

-Estas sangrando, tu herida se abrió y no podrás cerrarla tu solo-. Su voz había sonado rara, ni siquiera ella podía decir cual emoción era la que transmitía.

-Ya te dije que ese es mi puto problema. Ya vete y déjame en paz, o acaso ¿querías ver lo que había debajo de la toalla? Pues ya lo viste- se agachó para tomar la toalla del piso y la volvió a colocar en torno a su cadera, tapando su desnudez.

Eso la alivió, quizá sus mejillas volverían al color normal en solo unos minutos.

-¡Bien, si quieres que por tu estúpido ego te quedé una cicatriz enorme, o que te desangres por la noche es muy tu problema!

-¡Es lo que llevo diciéndote desde hace horas! Ya lárgate de aquí y déjame vestirme en paz.

-Cuando estés sangrando o tengas un dolor de los mil demonios no quiero que vengas a decirme nada ¿oíste?

-Ni en tus mejores sueños te pediría ayuda, así que ya termina de largarte de una vez.

Si eso era lo que él quería iba a hacerlo, se dio media vuelta y lo último que vio con su rabillo del ojo fue como se acomodaba sus boxers y eso la hizo sonrojarse nuevamente.

¡Maldito Malfoy y su patética actitud!

Pero tenía razón, si él no quería que lo ayudara, pues que se pudriera, no iba a seguir insistiendo. Así que con todas las fuerzas que pudo azotó la puerta y se marchó de ahí.


Tomó su pijama, era un conjunto sobrio color vino, con delgadas líneas plateadas, ponerse la parte inferior fue tan satisfactorio, obviamente jamás prestaba atención cuando se ponía su ropa, pero había pasado días con ropa sucia al principio, y luego con un estúpido uniforme con los colores de Ravenclaw, tomó el frasco de su colonia, y se rocío solo un poco sobre su torso desnudo, el olor lo devolvió a tiempos mejores dentro de su mente, en los pasillos de Hogwarts rumbo a las clases tediosas que ahora realmente extrañaba.

Volteo bruscamente para tomar la parte de arriba del pijama cuando sintió de nuevo el dolor en su espalda y sintió hilillos de sangre brotando nuevamente de su herida.

¡Maldita sea! La estúpida herida estaba sangrando de nuevo y dolía como los mil diablos.

Recogió la toalla que había estado tirada en el piso y repitió de nuevo lo que había hecho en el cuarto de baño. Se colocó la toalla en la espalda y se presionó contra la pared como lo había hecho antes. Esta vez tardó más en hacer efecto, pero en unos minutos, los cuales parecieron horas para él la sangre había parado.

Se colocó el pijama completo y se dirigió a la cocina por algo para comer. Ese estúpido cereal no había saciado el apetito que tenía. Y esos estúpidos huevos con simple tocino que se había hecho la Sangre sucia se veían tan deliciosos. Si ella podía hacerlo en 5 minutos sabía que él podía hacerlo igual y hasta mejor, ya que nada de lo que hacías los estúpidos Muggles era difícil. Así que con determinación en su cabeza fue a la cocina dispuesto a hacerse una cena más sustanciosa que un simple plato de cereal o una pequeña manzana.

Cuando salió de su habitación, el recibidor estaba tranquilo, no había ni rastro de ella y eso le ocasionaba un gran alivio, no tenía ganas de discutir y no quería que ella viera lo mucho que le dolía la herida.

Abrió la puerta de la cocina y su estómago comenzó a hacer ruidos extraños, lo que veían sus ojos era hermoso, había un par de huevos estrellados con unas tiras de tocino que se veían crocantes tal y como a él le gustaban. También había un par de pan tostado y mermelada de fresa, y parecía que todo estaba caliente, justo como la comida que esa le había llevado a él y a Snape a la verdadera casa de los gritos.

¿Los habrían mandado de Hogwarts? Eso era posible, pero en Hogwarts no daban eso nunca para cenar. Así que esa opción estaba descartada, eso lo había hecho ella, y por eso no iba a comerlo, además ¿por qué la sangre sucia comía en la cena lo que normalmente se comía en el desayuno? No sabía si era algo que hicieran todos los Muggles, pero le molestaba que ella lo hiciera, aunque a decir verdad no le molestaría comer ese platillo en ese momento. Tenía tanta hambre que le parecía el mejor platillo que había visto en mucho tiempo.

Se sentó en la silla que estaba frente al plato, y comenzó a comerlo, se sentía tan bien, es decir, en verdad se sentía débil por la sangre que había perdido. Cuando hubo terminado todo lo que había en los platos se dispuso a irse, había trastos sucios, tomó el plato donde antes habían estado los huevos e iba a colocarlo en el lavatrastes, pero se detuvo y lo regresó justo a donde estaba antes.

¡Al diablo con la sangre sucia!

Él no iba a recoger esos platos, jamás había hecho eso y no iba a comenzar a hacerlo ahora. Si esa quería que los platos estuvieran limpios, que los lavara ella misma.

Ni siquiera se molestó en acomodar la silla nuevamente, simplemente salió de la cocina y se dirigió a su habitación. Esperaba poder dormir bien por fin, luego de tantos días sin poder descansar esperaba realmente tener un sueño decente. No sabía la noche que le esperabay mucho menos que tenía que involucrar a alguien más…