Capítulo XXIV: De acertijos y un Horrocrux
Había llegado a su habitación con un sabor agridulce en la boca, por un lado estaba realmente contenta por haberlo ayudado aunque había sido ella misma quien le había provocado la lesión, otra vez. Y por otro lado aún estaba ese sentimiento extraño por las palabras que él le había dicho, era algo que ella no entendía porque llevaba literalmente años escuchando insulto tras insulto de su parte y nunca lo había sentido de esa forma y jamás había sentido esa sensación en su pecho.
Realmente lo odiaba, lo odiaba porque desde ese día en tercer año cuando le había dado un puñetazo en la nariz se había dado cuenta que lo había hecho porque realmente le había dolido, porque desde ese maldito día se había dado cuenta que por alguna razón extraña que ella no terminaba de entender sentía algo por él y eso la avergonzaba demasiado.
Después de salir de su cuarto se había metido directamente a la ducha, había creído que el agua limpiaría la horrible sensación que tenía, pero eso no era verdad, había tardado en ducharse más de lo normal y cuando salió se seguía sintiendo igual de mal.
Ya con su pijama puesta puso un reloj en su muñeca izquierda, este era de color amarillo con pequeñas bolitas de color negro eran las 03:05 am y ella no podía dormir. Tomó el libro que había estado leyendo los últimos días, el único maldito libro que había leído desde que llegó a esa casa, el que él le había dado, ya se lo sabía de memoria pero ese nunca había sido problema para volver a leer un libro.
Lo que odiaba aún más que estar sintiendo eso por Malfoy desde hacía años, era que hasta ese momento había logrado que pasarán sin tener importancia en ella, pero ahora al tenerlo 24 horas a solo unos metros de ella, al ser la única persona con la que podía tener contacto humano había complicado todo. Y por si no fuera suficiente estaba ese maldito libro, odiaba la sensación que le causaba cada vez que lo leía pero lo seguía haciendo porque realmente se sentía bien.
Se recostó en su cama y en su mano derecha tomó el galeón por si el sueño la vencía que ella sabía que no iba a ocurrir. Pero quizá era por el sentimiento desconocido que tenía o por razones que ella no entendía, a los pocos minutos sus ojos se cerraron y se quedó dormida.
Eran un poco más de las 02:30 de la mañana, y ahí estaban los dos bajo la capa de invisibilidad como en los viejos tiempos en Hogwarts, realmente se sentía la nostalgia, pero esto no era una travesura como en esos años, ahora los dos sabían que se estaban jugando la vida con ese acto. Llegaron a la puerta marcada con las runas, no sabían si solo tenían que decir el nombre o debía ir acompañado por un hechizo. Ambos estaban nerviosos aunque ninguno quisiera admitirlo, fue la voz de Ron la que rompió ese silencio inquietante:
-Lord Voldemort…
Esperaron unos segundos y de forma casi inmediata vieron como en lo que parecía ser una pared solida se abría una puerta. Cuando estuvieron del otro lado de la puerta un escalofrío los invadió, Harry sabía que un acertijo no sería suficiente para encontrar el Horrocrux así de fácil. Cuando había ido con el profesor Dumbledore a la cueva por el guardapelo habían tenido que librar múltiples inconvenientes y con eso en mente estaban alerta a cualquier ruido por minúsculo que fuera, pero ahí adentro estaba totalmente silencioso y no sabían que les causaba más conflicto, el no saber que les esperaba o que todo estuviera en ese silencio sepulcral.
Siguieron caminando uno detrás de otro ya sin la capa de invisibilidad, por algún motivo la sala en donde estaban estaba parcialmente iluminada, pero no se veían velas, lámparas o alguna fuente de donde viniera la luz. Sus pasos retumbaban a cada paso que daban y eso solo los ponía más nerviosos. El aire olía a humedad, a moho. Habían caminado solo 20 metros y estaban a punto de girar hacia la izquierda cuando un ruido extremadamente fuerte rompió el silencio sepulcral que reinaba hasta entonces.
Se escuchaban tan cerca que ambos solo alcanzaron a cruzar una mirada antes de que Ron viera la cosa más horrible que hubiera visto en su vida, a escasos 3 metros de ellos estaba un monstruo enorme, para Ron era como si hubieran unido partes de diferentes seres para poder crearlo. Tenía el rostro de una mujer pero sus ojos parecían arrojar fuego por ellos, tenía pecho de mujer también, sus patas eran de un león y Ron palideció aún más al notar las enormes garras que tenía, su cuerpo parecía el de un perro absurdamente grande, al final de su cuerpo en donde debería estar la cola, tenía una pero no era la de un perro se parecía demasiado a la de uno de los dragones que cuidaba Bill y como si eso no fuera suficiente tenía unas enormes alas marrones enormes manchadas con sangre fresca.
Ron enmudeció y sintió que sus músculos no podían responderle, para la suerte de ambos Harry estaba bastante tranquilo esa criatura era la misma que había podido librar en el torneo de los 3 magos, pero Ron no la había visto nunca y jamás había sentido tanto terror como en ese momento.
La esfinge los veía a ambos con sus ojos penetrantes, viendo primero a Ron y luego a Harry, luego de lo que parecieron horas para Ron la esfinge abrió sus labios y a Ron se le acelero aún más su corazón:
-Llevo muchos años aquí y no había visto a ningún otro ser, ahora es un día más que ayer y están dos almas esperando perecer.
La cara de Ron perdió por completo el color y tragó saliva repetidamente.
-¿Quiénes son los que osan irrumpir en mis aposentos?
Ron no podía articular palabra y fue Harry quién habló.
-Quienes somos no tiene importancia, lo que importa es lo que buscamos y tú tienes la respuesta para eso.
-Temerario es quien habla y precavido quien ha callado, las preguntas son mi fuerte y las respuestas su muerte.
-Te conozco, o al menos a alguien igual a ti, logre vencerla hace años y esta vez volverá a ser igual.
-Dudo mucho de tus palabras, son vanas hasta que lo compruebes. Si ya has visto a alguien igual a mí, sabrás que una pregunta debes responder para poder pasar, si la respuesta es errónea tú con tu vida pagaras.
Harry había olvidado por un momento esa parte, cuando estuvo en el torneo de los tres magos esta condición no lo había asustado tanto, porque sabía que ahí en los jardines de Hogwarts el profesor Dumbledore no iba a permitir que lo asesinaran. Pero ahí no era Hogwarts y a juzgar por la sangre en sus alas era evidente que esa bestia podía asesinarlos sin esfuerzo.
-Conozco tus reglas pero no sabemos si al contestar tus preguntas nos ayudará a realizar la misión que hemos venido a hacer.
-Se lo que ambos quieren, se me ha encargado cuidar un tablero que está en el cuarto adjunto, la única posibilidad de alcanzarlo es pasar sobre mí, es obvio que esas varas no los ayudaran y necesitan apegarse a mis reglas si quieren salir de aquí aún con vida.
Un tablero…
Eso no le decía mucho pero estaba claro que el primer paso para avanzar era vencerla.
-Bien estamos listos para tu pregunta.
Eso evidentemente no era verdad, Ron estaba aún paralizado, pero sabía que eso no cambiaría de un momento a otro.
-Son ustedes dos los que han venido, deben ser dos preguntas las formuladas. Una por cada uno sin opción de ayuda por el otro.
-Harry… qu.. ¿Que está queriendo decir?
Ron tartamudeaba y sus músculos estaban cada vez más tensos.
-Que también deberás contestar una pregunta.
Ron trago saliva por vigésima vez y sintió como un nudo se hacía en su estómago.
-¿Quién de ustedes quiere ser el primero?
Harry con firmeza en su voz contestó primero.
-Yo.
-Bien, si inteligente te crees el más difícil te tocará:
Hay dos hermanas, una engendra a otra, y esta a su vez engendra a la primera.
Harry se puso a pensar un largo rato, mientras eso pasaba la esfinge daba vueltas alrededor de ambos, olfateándolos y arrastrando sus garras en el suelo de piedra. Ron estaba cada vez más nervioso pero Harry se veía sereno, repetía una y otra vez el acertijo de la esfinge. Pasaron unos cuantos minutos cuando por fin supo la respuesta.
-La tengo.
-Si a otra como yo has visto, debes saber que no hay error que se perdone. Puedes pensar un rato más así tendrás menos oportunidad de fallar.
-Lo sé, conozco las reglas de tus acertijos, diré que la respuesta es la mañana y la noche.
-Vaya esta vez me has sorprendido, pensé que solo alardeabas con eso de haberme conocido. Puedes avanzar en tu camino.
-Quiero esperar a mi amigo si lo permites.
-Puedes quedarte, pero si intentas ofrecerle ayuda ambos morirán en mis garras.
-Entendido.
-Ron sigues tú.
-No lo podré hacer Harry, jamás se me hubiera ocurrido la respuesta que tú has dado, avanza tu Harry, si yo fallo ninguno de los dos saldrá de aquí. Avanza tú.
-No Ron hemos venido aquí los dos y los dos saldremos. Confía en ti, solo piensa de forma lógica, esto no es como las preguntas de los eximentes en la escuela. Solo son acertijos.
-Soy pésimo con la lógica Harry, lo sabes, ¡Vamos a morir!
-No Ron, tranquilo, respira y todo saldrá bien.
-Si ya terminaron de hablar y consolarse es tiempo de la segunda pregunta.
Ron no supo de donde saco el valor para responderle pero lo hizo.
-Está bien, hazla.
-¿Qué ser provisto de voz es de cuatro patas, de dos y tres?
-¿Y ya? ¿Es todo?
-Dudo realmente que puedas responderla.
Ron trago saliva una vez más y dio vuelta al acertijo en su cabeza más veces de las que pudo contar. Después de casi media hora por fin su rostro se iluminó y Harry respiro de alivio.
-¡Lo tengo!
-¿Enserio?
-Sí, la respuesta está en las primeras palabras, es el hombre.
-Vaya realmente me han sorprendido ambos, pueden pasar y como no hay más que cuidar me marcharé a mi lugar.
Dicho esto extendió sus alas y se fue. O al menos eso parecía porque en realidad no habían visto por donde se había ido.
Ron estaba realmente extasiado por haber acertado el acertijo. Harry estaba feliz por haber acertado y estaba aún más feliz por ver la cara que tenía Ron.
-Estuvo fácil. Pensé que con esa imponente presencia diría acertijos más complicados.
Harry no quiso decirle que había pasado media hora pensando la respuesta, para ser francos él la había sabido tan solo 3 minutos luego de que la esfinge la formulara. Le gustaba que Ron estuviera así de contento y no quería quitarle eso.
Avanzaron al cuarto contiguo y sobre un pedestal estaba un tablero de ajedrez. Las piezas estaban colocadas para iniciar el juego. Al verlas de cerca se dieron cuenta que no eran piezas como las del ajedrez mágico que ellos jugaban, estas estaban hechas de una combinación de madera y mármol, la reina blanca tenía una corona hecha de un gran zafiro azul, era la única con esta característica.
Harry recordó que Voldemort había hecho lo mismo con la piedra de la familia Gaunt, la había convertido en Horrocrux, así que estaba seguro que esa pieza en específico era lo que estaban buscando.
-¿Crees que debamos jugar una partida? ¿O solamente lo tomamos?
-Tú tómalo, yo estaré pendiente por si algo pasa, los obstáculos que hemos pasado no me parecen suficientes para conseguirlo.
-¿No te parecen suficiente? ¡Por Merlín Harry! Esa cosa es lo más terrorífico que he visto.
-Y eso tiene explicación Ron, se creían extintas, pero por suerte yo ya la había visto y por eso es que no creo que sean suficientes obstáculos.
-Yo creo que en verdad lo es. Lo tomaré y nos iremos.
Ron no le dio tiempo a Harry de refutarlo, cuando Ron tomó una a una las piezas para meterlas a su bolsillo no pasó nada. Eso sorprendió a Harry de buena manera, Ron tomó el tablero y lo dobló por la mitad. Hecho esto se dirigieron a la salida.
Cuando llegaron a donde debería estar la puerta estaba cerrada. Y había otros símbolos escritos en la pared.
-¡Demonios! Te lo dije Ron había sido muy fácil.
-O sea que logramos entrar, vencimos a esa cosa horrible, tomamos el Horrocrux, y ¿terminaremos muertos por no poder salir?
-Saldremos de aquí Ron, confía.
Harry conjuro un Lumos y de su varita salió una luz que iluminó la pared.
-¡No son runas Ron!
Lo dijo con una alegría realmente notoria. Ron se acercó a ver los símbolos que ahí había. pero no pudo distinguirlas.
-Pues si no son runas entonces no sé qué demonios sean, no entiendo nada de lo que dice.
Harry comenzó a leerlas con gran facilidad. Pero Ron aún no entendía nada.
-Otro acertijo.
-¿Qué?
-Lo acabo de decir Ron.
-Hablaste pársel Harry no entendí nada de lo que dijiste.
-¿Qué? ¿hablé pársel?
-Lo hiciste.
-Lo siento sabes que no logro distinguir cuando lo hago a veces. Pero es un acertijo:
Es mi nombre la respuesta,
sin cortes ni cambios hechos.
Ambas raíces deben estar presentes.
-¿Es el nombre de Voldemort?
-Sí, pero sin cambios. Su nombre es Tom Marvolo Riddle.
-No Harry, ese era su padre. A parte la última parte "ambas raíces deben estar presentes". Riddle es solo el apellido de su padre, pero hace falta el de su madre.
-Ron eres genial. Tom Marvolo Riddle Gaunt.
Nada pasó.
-Dilo en pársel Harry.
Harry así lo hizo y la puerta se abrió. Salieron lo más rápido que pudieron y se dirigieron a la habitación para poder platicarle a Hermione. El sol estaba saliendo y ellos iban un paso adelante.
Era extraño su sueño, estaba en el fondo del lago negro viendo criaturas que solo había visto en sus libros de texto. Estaba buscando algo pero por más que pensaba no sabía que. Ahí estaba otra vez "soñando", sus sueños eran todos menos eso, porque siempre estaba consciente de que era un sueño y eso le quitaba lo divertido o tenebroso a cualquier sueño. Estaba nadando con todas sus fuerzas hacia la superficie pero había una fuerza invisible que la jalaba de nuevo hacia el fondo.
Ya se había dado por vencida y esperaba solo despertar, pero antes de eso sintió como su mano se ponía caliente y eso la despertó en solo 1 segundo. Vio el galeón y solo tenía un solitario número 7. Eso le acelero el corazón, eso solo quería decir que estaban vivos, o que al menos uno de ellos lo estaba. Ese pensamiento la hizo estremecerse.
Ella sabía que les había dicho que luego de recibir el mensaje en el galeón se comunicarían en 30 minutos, pero ella no podía esperar. De forma inmediata tomo el pedazo de espejo y suplicando que estuvieran ahí se dispuso a decir sus nombres.
No alcanzó a articular palabra porque escuchó su nombre en el espejo:
-Hermione, ¿Estás ahí?
-Si Ron aquí estoy.
En solo unos segundo la imagen de Ron se reflejó en el espejo, tenia sus ojos azules mirándola fijamente y una sonrisa enorme en su cara.
-Ha salido todo bien Hermione, ahí adentro había una cosa monstruosa y enorme, con garras gigantescas y unas enormes alas.
-Ron debes hablarme más despacio no entiendo nada.
Aunque no entendía nada no pudo evitar que la sonrisa de Ron se contagiara y ella también sonreía ahora.
Ron dejó espacio para que Harry fuera quien hablara, porque él en verdad estaba demasiado extasiado aun.
-Entramos en la puerta, la respuesta del acertijo de las runas era exactamente la respuesta que pensamos…
Y así continúo platicándole todo tal cual había pasado, haciendo hincapié en lo bien que lo había hecho Ron, cuando había hecho este comentario la cara de Ron se había iluminado aún más. Duraron un poco mas de 30 minutos entre el relato y las preguntas que hacia Hermione cada 3 minutos asombrada.
-Y pues bueno aquí está el Horrocrux ahora solo falta encontrar los otros y destruir este.
-No te preocupes por el cómo, yo tengo una idea pero hasta que no sepa si es segura no se los diré.
-¿Te pondrás en peligro para averiguarlo?
-No, claro que no.
Esa era una verdad a medias, ya había pensado en que si sus amigos encontraban uno o más horrocruxes, debían tener también la forma de destruirlos, y no era peligroso, había pensado en ir a la cámara de los secretos por los colmillos de basilisco que ahí había, pero aun no planeaba el como lo haría, por eso no se los dijo aun a sus amigos.
-Bien Hermione estamos demasiado emocionados por haberlo conseguido, pero en verdad estamos exhaustos. Nos iremos a dormir unas horas y a medio día partiremos en busca de pistas para encontrar el siguiente.
-Cuídense mucho chicos.
-Siempre lo hacemos. Tú cuídate también.
Con una sonrisa por parte de los 3 es como se dio por terminada esa conversación. Ella aún estaba guardando el espejo cuando escuchó pasos justo afuera de su puerta, volteo sobresaltada y pudo ver la sombra que se colaba por debajo de la puerta. Eso la preocupó mucho más, solo había una persona que podía estar ahí afuera y esta vez ella había olvidado poner un Muffliato a la puerta.
