Capítulo XXVII: De un reloj y ropa sucia

Lo positivo era que ya habían pasado 2 días desde que se había instaurado la tregua entre los dos, las últimas horas habían pasado bastante tranquilas, él ya no la molestaba como era costumbre y ella parecía estar cada vez más hermosa. Esos dos días ella se había peinado y arreglado de forma que era imposible que él no babeara por ella.

Lo negativo era que ya no tenía ropa limpia, ni camisas ni pantalones, así que no le quedó más que bajar en pijama a desayunar, esa era otra cosa que había cambiado, como si los elfos de Hogwarts supieran de la frágil tregua que ambos tenían. Ya tenían esos mismos días mandando comida muggle, aunque también mandaban comida normal, ambas comidas se terminaban y a él ya no le molestaba en absoluto comer la comida que había rechazado antes.

Había una comida en especial que le había gustado demasiado desde que la probó la primera vez, pero jamás se lo había dicho a Granger y no lo haría, pero cada vez que bajaba a desayunar, pedía en silencio que la hubieran cocinado.

Con pijama y con su cabello despeinado bajó escalón a escalón rumbo a la cocina. No hizo falta entrar para saber que ella ya estaba adentro, su olor, su distintivo olor inundaba toda la planta baja, esta vez olía a una planta muggle que Granger le había dicho se llamaba "vainilla", ella usaba perfumes con olores de frutas y flores muggles y también con olores de flores y frutas normales y él ya había aprendido a diferenciarlos.

Cuando abrió la puerta la vio sentada con un plato frente a ella, no pudo evitar que sus ojos se abrieran como platos cuando vio lo que traía puesto, solo la había visto con vestido una vez, el día del baile del torneo de los 3 magos y esa vez se veía hermosa. Y ahora no era diferente, traía puesto un vestido que le llegaba a la rodilla, tenia un color azul turquesa con adornos de flores de diferentes colores y diferentes especies, tenia mangas que llegaban por debajo de sus codos y por el angulo en que la veía podía ver que traía una botas color marron. Evidentemente era un vestuario muggle pero eso no le molestaba en lo mas mínimo, se veía estupenda y solo él podía verla. No se había percatado de lo que ella estaba comiendo hasta que desvió la mirada de nuevo a la mesa y vio lo que estaba servido…

¡Si, era pan francés!
¡Fantástico, ese día solo mejoraba!


Se despertó ese día de buen humor como ya hacia un par de días, había dormido plácidamente y había tenido lindos sueños, todos se relacionaban con él, desde ese beso no podía sacarlo de su cabeza cuando estaba despierta y por lo visto tampoco lo hacía cuando dormía.

Su felicidad nunca había sido completa desde que recordaba, su relación con Malfoy nunca había sido mejor, pero también estaban los chicos, Harry y Ron se habían comunicado con ella apenas la noche anterior para comunicarle que había información franca de que el próximo Horrocrux se encontraba en una parte de Egipto. Eso emocionó a Ron más de lo que normal, porque por fin podía ayudar un poco más, ya que él había ido de vacaciones con su familia y recordaba los lugares y en cierta forma esperaba que eso les diera ventaja.

Aún no viajaban para allá, habían optado por hospedarse en un pequeño hostel no muy lejos de donde se habían hospedado antes, de esa manera se mantenían en movimiento y podían planear en un lugar conocido lo que harían a continuación, no le dijeron exactamente cuándo partirían a Egipto, pero pusieron de plazo una semana y no se despidieron hasta que le prometieron que le avisarían cuando decidieran irse.

Aunque todo eso no era motivo para preocuparse, ella lo estaba porque no sabia que les esperaría cuando llegaran a Egipto y tampoco tenían idea de que era lo que buscaban, pero eso ya no era sorpresa, jamás sabían que era lo que buscaban, pensar en eso la hizo sonreír de forma involuntaria. Y se mentalizó en no preocuparse por las cosas que aún no sucedían.

Se duchó se puso un poco de su perfume de vainilla, abrió su ropero y decidido ponerse un vestido azul ese día, en realidad lo hacía solo para ver como reaccionaba Malfoy, ella no se consideraba una persona vanidosa, pero en verdad le había gustado como él la había visto el día siguiente al beso, y el día posterior a eso, entonces por eso había decidido ponerse ese vestido, no estaba mal aceptar que se veía realmente bien en él, era ajustado al cuerpo y a ella le parecía que le iba genial. Completó el conjunto con unas botas color marrón y con el cabello suelto bajó a desayunar.

Todo estaba tranquilo y no había ni rastros de que Malfoy se hubiera duchado. Así que solo entró a la cocina, se sentó en una de las sillas y se sirvió un poco de pan francés y fruta variada acompañado de un gran vaso de jugo de calabaza. Apenas había comenzado a comer cuando la puerta de la cocina se abrió, y ahí estaba, la visión era un poco extraña, siempre desde que habían llegado ahí, Malfoy desayunaba completamente vestido, elegante, pulcro como siempre, pero ahora no, solo llevaba su pijama y estaba segura que ni siquiera era una pijama completa, parecía que había tomado un pantalón cualquiera y había completado el atuendo con una playera que había encontrado por ahí y también tenia el cabello totalmente despeinado.

¡Por Merlín, aun así se veía tan guapo!

Se le quedó viendo y la expresión que vio en su rostro solo la hizo sonreír ampliamente, él la había visto, había sido sutil pero sus ojos la habían visto desde la punta de su frente hasta sus botas, y le había agradado, ella lo sabía, y también sabía que él jamás se lo diría.

-Buen día Malfoy. ¿Se te pegaron las cobijas?

-Días Granger, que graciosa eres. No. Siempre despierto a tiempo.

-Entonces ¿por qué estas aun en pijama?

-Se me ha terminado la ropa limpia y no tengo ni puta idea de cómo lavar la que está sucia.

Ahí estaba, había llegado el día. Le había tomado unas horas darse cuenta aquel día en que él la arrinconó contra la pared y le había quitado su reloj favorito, no había querido enfrentarse a él de forma inmediata, solo esperaba que fuera el momento indicado para poder hacerlo y por fin había llegado.

-Yo puedo enseñarte a hacerlo Malfoy.

-¿Tú? Estoy seguro que lavas tu ropa con magia y olvidas que yo no tengo una maldita varita.

-Es más sencillo hacerlo con magia es cierto, pero no olvides que soy muggle y nosotros lavamos la ropa con nuestras manos.

-¿Pretendes que lave mi ropa con las manos?

-Es eso o andar por ahí desnudo…

¡Demonios no había pensado en lo que decía hasta que se escuchó decirlo!

-Yo no tendría problema con eso Granger, ¿tu si?

Solo de pensarlo se habían puesto sus mejillas rojas, y sabía que indudablemente él lo había notado.

-Por mi puedes andar por la casa como quieras.

Para desviar la atención le dio un gran bocado a su desayuno.

-Puedo ayudarte a lavar tu ropa con magia, pero tienes que darme algo a cambio.

-¿Qué demonios quieres que te dé? Sabes que no tengo nada.

-Tienes algo que me importa y quiero tenerlo.

-Oh Granger que directa eres, aunque muy poco romántica debo decir…

-¡Malfoy! Jamás diría o insinuaría algo como eso.

Ahí estaba, sus mejillas rojas de nuevo.

-¿Qué es lo que quieres?

-Mi reloj.

Su semblante había cambiado, vio como había sorpresa en su rostro.

-Es obvio que sé que tú lo tienes, sé cuándo y cómo lo tomaste. Si fuera otro reloj no habría problema, pero ese es mi favorito y lo quiero de vuelta.

-No puedo regresártelo, en verdad lo ocupo.

Eso la había sorprendido demasiado, pensaba que él iba a negar que lo tuviera, pero no, lo había aceptado así sin más.

-¿Para qué lo necesitas?

Vio cómo se levantó de la silla, le dio la espalda y se comenzó a quitar la playera, por suerte él no la veía, porque estaba segura que sus mejillas parecían dos tomates totalmente maduros.

Sus ojos se abrieron sorprendidos, no tenía la horrenda cicatriz en su espalda, es decir era solo una ligera línea que prácticamente no se notaba. Volvió a ponerse su playera y se sentó nuevamente.

-Pero… ¿cómo?

-Había estado buscando una poción para poder hacer que desapareciera, con una varita hubiera sido más fácil pero no tengo una. Intenté hacer diferentes pociones para poder usarla, pero siempre fallaba lo mismo, los malditos y jodidos tiempos. Eran tan molestamente exactos que no podía hacerlo. El día que tomé tu reloj la preparé y ha servido.

Nunca pensó que podía hablar de esa forma con él. En verdad se sorprendía de lo bien que se veía su espalda. Pero no era suficiente, en verdad quería su reloj de vuelta.

-Si ya la has preparado y ha funcionado, ya no lo necesitas.

-No entiendes Granger, tú tienes un maldito reloj para cada maldito día de la semana, y puede que hasta más, yo no sabía qué hora era, si el día se había terminado o comenzado apenas o hacia horas.

Esas palabras habían tocado algo en su interior. Así que se le ocurrió una idea.

-Está bien, te ayudo a lavar tu ropa con magia, me das mi reloj y yo te daré otro. Pero tú me deberás un favor.

Sabía que no aceptaría, Malfoy no aceptaría estar en deuda con ella de ninguna manera, por eso cuando él aceptó ella no pudo reprimir su cara de sorpresa.

-¿Sorprendida?

-Realmente sí. Pero ya que aceptaste cumpliré. Terminando de desayunar iremos a tu cuarto a lavar tu ropa.

Ambos siguieron comiendo su desayuno mientras hablaban de temas diversos, y no discutieron ni una sola vez.


Él se adelantó a su cuarto para poder sacar el reloj de su escondite, lo había escondido para que ella no tuviera oportunidad de verlo. No sabía por qué quería recuperarlo pero el trato que habían hecho parecía justo. Aunque él jamás hubiera pensado que estaría en deuda con ella, ahora no le molestaba. Aunque siendo sinceros él estaba en deuda con ella desde que había salvado su vida. Así que ahora solo lo habían hecho oficial.

Apenas había sacado el reloj desde el fondo de su baúl cuando ella abrió la puerta. En verdad se veía jodidamente hermosa, de pie se veía 100 veces mejor que sentada en la cocina.

-Bien, ¿Dónde está tu ropa?

Se acercó a su armario y abrió una de las puertas, ahí se podía ver una montaña de ropa, toda oscura.

-Debes sacarla de ahí.

De mala gana se agachó y sacó poco a poco la ropa y la coloco en el piso.

-Debes colgarla en los ganchos, no puede lavarse así. ¿En verdad jamás has visto como se lava la ropa?

-Jamás.

Tomó una de sus camisas de seda y se dirigió a su armario de dónde sacó uno de los ganchos y la colgó, ahora era más fácil que la primera vez.

-¿Colgaste toda tu ropa de esta manera?

-¿Y de que otra forma hubiera podido hacerlo? ¡NO TENGO UNA JODIDA VARITA!

Había levantado la voz sin quererlo, pero esque en verdad Granger se la ponía bastante fácil.

-Es verdad, lo siento. Déjame hacerlo más rápido, que tengo cosas por hacer.

Vio como ella movió su varita y algunas prendas comenzaron a dirigirse al armario y quedaban colgadas. Nunca había hecho eso tampoco con magia pero parecía que las prendas no se movían como debían. Y al ver la expresión en la cara de ella sabía que tenía razón.

Tuvo que ver como movió la varita 3 veces más, ella estaba cada vez más desesperada pero finalmente toda su ropa estaba colgada.

-Eso ha sido demasiado rápido.

-No te burles Malfoy, no sé que ha pasado, debió quedar con el primer hechizo…

-Debe ser porque estas nerviosa por estar en mi habitación Granger.

Le gustaba hacer esos comentarios porque le divertía ver como las mejillas de ella se sonrojaban y como su cara adquiría una expresión de pena.

-Ajaaa… debe ser por eso…

Y eso le gustaba también, como ella le respondía de forma irónica o sarcástica. Vio como caminaba para quedar frente a su armario, quedaba justo frente a él, y esa vista de su cuerpo era extraordinaria, pensamientos fluyeron de forma inmediata, y todos tenían que ver con que ese vestido estuviera tirado en alguna parte del piso de su cuarto.

El movimiento que hizo con la varita lo despejó de esos pensamientos, susurraba diferentes hechizos que él no había escuchado nunca y veía como hilos de colores salían desde la punta de la varita y terminaban en su ropa, luego de unos segundos su voz lo sacó del trance en que se encontraba.

-Listo Malfoy, ahora quiero mi reloj.

Le tendió la mano y en su palma estaba el reloj azul con manecillas y números naranjas, estaba roto aún.

-No quise romperlo, pero creo que fue la única forma de poder quitártelo.

-Está bien, puedo arreglarlo.

Y con un solo movimiento de su varita el reloj quedó reparado.

-Tu habitación necesita una limpieza también.

Y con otro amplio movimiento de la varita la habitación quedó completamente limpia.

-Eso no estaba en el trato Granger, así que no puedes cobrármelo.

-Ese ha sido un obsequio mío.

Se lo dijo sonriendo, y era esa maldita sonrisa que hacía que sus piernas perdieran fuerza. Era impresionante la sensación que le provocaba cuando ella le sonreía, porque le sonreía a él, como la había visto sonreírle tantas veces al estúpido de Harry o a Ron. Y eso hacía que él se sintiera especial.

Perdido, estaba jodidamente perdido.

-Bien eso ha sido un obsequio solamente, ahora lo que dijiste que me darías.

Ella le tendió su mano, tenía una caja de color azul marino.

-¿Es nuevo?

-Algo así, todos mis relojes son demasiado extraños y no van con tu estilo. Así que transfiguré uno para convertirlo en algo que creo te gustará. No necesita baterías, funciona con el movimiento de tu mano, mientras ésta se mueva el reloj seguirá funcionando.

No sabía cómo sentirse con eso, es decir, se había tomado el tiempo para rehacer uno de sus relojes solo para que a él le gustara. Ahí estaban de nuevo los malditos duendecillos de Cornuelles haciendo fiesta en su estómago.

-No era necesario eso. Solo ocupaba un reloj para ver la hora, daba igual que fuera color verde fosforescente o tuviera flores pintadas.

Eso era cierto, no le importaba el diseño del reloj, solo quería saber la hora, poder hacer pociones y saber que era de ella.

¡Estaba siendo jodidamente cursi!

-Lo sé, pero este no tendrás que esconderlo, podrás llevarlo en tu muñeca… bueno si quieres y te gusta. Vamos ábrelo…

Tomó la caja con ambas manos y quitó la parte de arriba de la caja, el reloj era negro, tenía las correas de piel negras también. Con letras plateadas justo en la parte superior venía la palabra "Seiko", no tenía números, solo una línea delgada colo plata en cada sitio donde debían ir éstos. parecía que este estilo en especial le gustaba bastante a ella, porque de todos los relojes que le había visto, podría decir que un 80% no tenían números. Las manecillas eran plateadas también. Le dio vuelta y la parte inferior era transparente, se podía ver el mecanismo que hacía que funcionara.

Él no le prestó la atención necesaria, porque de haber sido así hubiera podido ver que había un par de runas antiguas inscritas a los costados, justo donde empezaba el número 3 y terminaba por debajo del número 7.

-Es demasiado decente, hiciste un buen trabajo, servirá.

-Bien, entonces iré a hacer… mis cosas.

Estuvo a punto de agradecerle, pero no lo hizo. No quería dar más señales de debilidad.

-Está bien.

Ella se dio media vuelta y salió de la habitación en solo unos segundos. Habiendo quedándose solo pudo tomar el reloj y colocarlo en su muñeca, se veía realmente bien, ella lo había hecho para él, se había preocupado porque le gustara, era lo más cercano a un regalo y eso le encantaba.

Se dirigió al armario y tomo un pantalón negro y una camisa blanca. Ahora que tenía ropa limpia, podría ducharse, así que se dirigió al baño, quitó una a una las prendas que tenía y recordando cómo se veía Granger ese día comenzó a fantasear un poco con ella, llevó sus manos justo por debajo de su ombligo y comenzó a darle batería a su reloj nuevo.