NOTA: Sé que tengo demasiado tiempo escribiendo esta historia, gracias por los que la han seguido y por los que apenas han comenzado a seguirla. No he tenido buenos días últimamente y eso me dificulta escribir, no prometo que subiré capitulo cada semana, pero lo intentaré. Gracias a los que me dejan sus comentarios, en verdad son gran parte de la motivación para seguir escribiendo.
A partir de aquí las cosas se complican un poco más, pero habrá mas momentos románticos de nuestra pareja favorita.
PD: soy mexicana, así que los platillos que meto en la historia son mexicanos, tienen gran importancia en la historia, aunque si es un poco raro imaginar a los personajes comiendo los alimentos que escribo. Sin mas que agregar espero y disfruten leyendo este capitulo tanto como yo disfruté escribiéndolo.
Capítulo XXVIII: Pan francés y otro beso
¿Por qué había fallado el hechizo para ayudar a Malfoy?
Ella no usaba la magia a menudo en esa casa, todo lo podía hacer perfectamente a la forma muggle. No le molestaba. Pero cuando falló al hacer un hechizo tan simple algo dentro de ella la desconcertó.
Por esa razón había pasado los siguientes 3 días ejecutando hechizos simples, los cuales había hecho infinidad de veces antes, aunque lograba ejecutarlos sabía que no era como debían ser, eso la frustraba. Aunque al menos había algo bueno dentro de todo ese desastre, Malfoy no se había quitado el reloj que ella le había regalado. Y eso la hacía sentir extremadamente bien.
El proceso para hacerlo había sido relativamente fácil, lo había hecho solo un día después de que él robara su reloj favorito. Había escogido un reloj negro sin ornamentos, así sería más fácil transfigurarlo. Había pensado un largo rato en cómo le gustaría que fuera. Y decidió hacerlo sobrio, en color negro con detalles plateados. Se había tomado la libertad de escribir unas runas al costado, sabía que pasarían inadvertidas para él y ese era el plan. Ahora sabía que el tiempo invertido en hacerlo había valido completamente la pena, él no se lo había quitado y eso era extraordinario.
Por eso no se explicaba que pasaba ahora con su varita, había transfigurado el reloj sin problemas, hasta los detalles más pequeños. Todo lo había llevado a cabo sin ningún contratiempo. Le frustraba demasiado no poder entender que pasaba. Pero ya pensaría en eso después. Era tiempo de bajar a desayunar. Ese día no tenía ánimos para arreglarse como los otros días, así que solo se puso unos jeans azules, una playera gris, que era fácilmente 3 tallas más grande que ella y unos tenis grises también. Su cabello lo llevaba recogido en dos trenzas, era todo.
Con la determinación de averiguar que ocurría con ella después, bajó uno a uno los escalones, sabía que él ya estaba en la cocina, su olor estaba regado por toda la planta baja. Aspiró ese aroma ampliamente y entró a la cocina.
Llevaba 5 minutos viendo las manecillas del reloj moverse, escuchando el tic-tac que producía.
Era estúpidamente cursi.
Desde que se lo había puesto en la muñeca no se lo había vuelto a quitar. Se sentía demasiado bien saber que había sido hecho para él, que nadie más tenia uno así en el mundo, ni en el de él ni tampoco en el de ella. Ya no habían peleado, al contrario, pasaban el almuerzo, la comida y la hora de la cena conversando amablemente.
Habían platicado por cerca de 40 minutos sobre un alimento en específico, él no lo había visto jamás en su vida y era bastante curioso, era verde con algo encima de color blanco. Ella le había dicho que se llamaban "enchiladas suizas". En un principio no quería comerlas, pero cuando vio que Granger las estaba comiendo y parecían ser en verdad buenas hizo el intento. Se sorprendió realmente con el sabor. Era muy bueno, por eso su curiosidad fue totalmente franca cuando le pidió que le dijera que era.
Ella había pasado la siguiente media hora hablando de cada uno de los ingredientes que tenía y las diferentes formas en que se podían preparar. Él solo la veía explicando como en sus tiempos en Hogwarts, se sabia el tema de memoria como era costumbre. Se sentía bien no reñir con ella por eso cuando escucho sus pasos de un lado al otro en su habitación supo que no tardaría en bajar y se dirigió a la cocina.
Él ya tenía despierto poco más de una hora, se había duchado y vestido como de costumbre. Cuando entró a la cocina vio que no había comida, nada ni un solo platillo, eso lo desconcertó realmente. No sabía que pasaba, aunque parecía que eso se estaba haciendo normal en su vida, no saber ni la mitad de lo que pasaba alrededor suyo.
No tuvo tiempo de pensar mucho en eso porque la puerta de la cocina se abrió y ahí estaba ella, se veía diferente a los días anteriores. Su ropa era totalmente diferente al igual que su peinado, pero igual se veía hermosa, aunque su cara tenía una expresión cansada, preocupada quizás.
-Buenos días Malfoy.
Solo asintió con la cabeza.
-Granger.
-Oh es verdad, no hay desayuno y tampoco habrá comida o cena. Olvidé decirtelo.
-¿Qué quieres decir?
-Que vamos a cocinar nosotros. Bueno voy a cocinar yo y puedo enseñarte. Le pedí a la Profesora McGonagall que no nos enviara alimentos hoy.
-¿Por qué eso es mejor que tener comida servida siempre?
-Porque he visto que en verdad te interesa saber sobre la comida, sobre todo la que no conoces, pasamos mucho tiempo aquí, hacemos las mismas cosas cada día y pensé que cambiar la rutina y aprender algo nuevo sería bueno para ambos.
Eso era verdad a medias, a él si le interesaba saber sobre las comidas extrañas que tenía que comer, pero lo que le gustaba en realidad era escucharla.
Estaba perdiéndose poco a poco en ella y ya no le molestaba.
-Bien ¿y que cocinaremos?
La expresión en su cara cambió, ya no estaba preocupada, una sonrisa se dibujó en su rostro y el sintió de nuevo sensaciones extrañas en su estómago.
-Algo simple ¿te apetece huevos revueltos y pan francés?
-¿Sabes hacer pan francés?
Eso en verdad lo había sorprendido. Imaginaba que ella sabía cocinar pero no se había puesto a pensar en los platillos que podía preparar.
-Por supuesto que sí, en mi casa los preparamos a menudo, son simples. Y creo que son un buen platillo para empezar. Y podemos preparar jugo de calabaza.
-En los hogares muggles ¿se toma el jugo de calabaza?
-No realmente, consumimos el jugo de otras frutas, naranja, fresa, zanahoria…
-¿Podemos hacer uno de esos?
-Solo si tú quieres hacerlo.
El no pudo negarse, la mitad de esas frutas no las había escuchado pero cuando vio como ella sonrió aún más ampliamente solo le quedó responderle que sí.
-¿Quieres ayudarme?
Estaba seguro que ella esperaba una respuesta grosera y él pensó por un momento en hacerlo, pero los inquilinos que habían decidido mudase a su estómago no se lo permitieron.
-No te aseguro que pueda hacerlo bien pero puedo intentarlo, después de todo no hay algo que no sepa hacer bien.
Vio como aparte de la sonrisa sus mejillas se pusieron rojas y eso solo hizo que se emocionara aún más.
-Bien primero puedes ir a cambiarte esa camisa, puede que no quede tan pulcra después de cocinar.
-Tengo más, ese no es problema.
-Bien, entonces pásame de la alacena 6 huevos, si quieres tocino pásame unos cuantos también.
Él le hizo caso, tomo 6 huevos y un par de tiras de tocino. Mientras el buscaba esas cosas vio como ella puso dos sartenes al fuego, el cual era muy bajo, también había sacado ya pan de caja, canela, azúcar y no sabía que otras cosas más. Le llevó las cosas y se las entregó.
-Ahora saca 2 platos hondos.
Él le hizo caso. En verdad jamás imaginó que estaría así con ella, en realidad con nadie. Por Salazar él era un Malfoy. Pero se había dado cuenta por la mala que eso traía más problemas que beneficios y él aún encerrado, con todo mundo buscándolo afuera jamás se había sentido más feliz.
-¿Me dejarás hacer algo que no sea pasarte cosas?
-De hecho este es el momento, en ese plato quiebra dos huevos y revuélvelos con un tenedor.
-¿Y cómo hago eso?
-Así, mira.
Vio como ella tomó un huevo y lo golpeo suavemente en la superficie del plato, el cascaron se quebró y ella puso el contenido en el interior.
-Vamos hazlo, es fácil.
Hizo exactamente lo que ella había hecho y en cuestión de segundos ambos estaban revolviendo cada uno sus platos con un tenedor.
-¿Por qué tenemos dos platos con huevos revueltos?
-Porque unos son para freírlos, que son justo los que tengo yo y tu plato es para hacer el pan francés.
-¿Qué? ¿El pan francés tiene huevo?
-Si. Pensé que lo sabías.
-¿Cómo voy a saberlo si nunca me lo dijiste?
-Nunca lo preguntaste. Ahora pon un poco de aceite en esa sartén y pon a freír el tocino. Mientras están listos te mostrare como hacer el pan, al final freímos los huevos, es lo más rápido y sencillo.
Los siguientes 10 minutos vio como ella incorporó en el plato con los huevos revueltos un poco de leche, azúcar y una pizca de sal. Luego pasó cada una de las rebanadas de pan por la mezcla que habían hecho y finalmente los colocó en otra sartén a la cual le había puesto mantequilla. En menos de 10 minutos ya tenían 4 rebanadas hechas.
-Creo que serán suficientes.
-Creo lo mismo. Si seguimos comiendo así y sin realizar actividad física terminaremos tan gordos como Goyle.
Ambos se rieron con ese comentario y ese momento se sintió tan surrealista pero era agradable y solo eso importaba.
-¿Quieres hacer el resto?
-Solo necesito que me digas como.
-Solo saca los trozos de tocino y vierte el huevo.
Hizo las cosas tal cual ella se lo indicaba y en menos de 5 minutos estaban hechos. No se dio cuenta cuando ella hizo el jugo pero también ya estaba servido en dos vasos, uno para cada uno.
Ambos se sentaron a desayunar mientras ella le hablaba de los posibles platillos que podían cocinar para la tarde. Cuando estaban a mitad del desayuno ella lo sorprendió con una pregunta. Sabía que en algún momento llegaría ese momento pero no esperaba que fuera así de abrupto.
-¿Te arrepientes del beso?
-Vaya Granger eso en verdad fue demasiado directo.
-Siempre he pensado que las cosas son mejor así, los rodeos solo son pérdida de tiempo.
-En eso estamos de acuerdo. Preguntaste directo, mereces que te conteste igual. Debería arrepentirme, debería odiarte por haberlo hecho y debería odiarme a mi por hacerlo. Pero no es así, no me arrepiento de haberlo hecho. ¿Tu si?
Ahí estaba la pregunta que había estado dando vueltas en su cabeza desde el día que había pasado. Estaba seguro que ella no querría hablar de eso y él tampoco quería hacerlo por temor a las posibles respuestas.
-No, a decir verdad, me gustó.
¿Qué? ¿Por qué le estaba diciendo eso?
-¿Quieres repetirlo?
-¿Te irás corriendo de nuevo?
Woooow, eso en verdad no lo esperaba. ¿Qué podía contestar a eso?
-Eso no pasara de nuevo.
-¿Por qué lo hiciste?
Ahí estaba la otra maldita pregunta que se había estado haciendo constantemente. Sabía la respuesta pero no tenía idea de que palabras usar para no sonar hiriente.
¡Por Salazar! Estaba preocupándose por no hacerla sentir mal. Definitivamente estaba perdido. No había vuelta atrás y lo sabía.
-Lo que ocurrió pudo ser solo un beso para ti Granger, pero para mí fue hacer algo que va en contra de todas mis creencias, mi educación, mi familia, mi sangre. No espero que lo entiendas pero lo que pasó no debió ocurrir. Quiero decir eres Granger y no es insulto, pero si hubiera una definición en el diccionario justo ahora de lo que significa "nacida de muggles" aparecería tu foto.
No había dicho sangre sucia. Esperaba que ella lo notara.
-Lo entiendo, sé lo vergonzoso que debe ser para ti haberme besado. Tú mismo lo has dicho, soy la sangre sucia más conocida actualmente.
-¡No te llames así!
Nunca había escuchado esas palabras de su boca y menos dirigidas a ella misma. Se escuchaban realmente abominables. Y él se las había escupido innumerables veces antes.
-¿Tienes problemas con eso? Me has llamado así desde el primer día que me conociste prácticamente.
No supo diferenciar el tono que tenía su voz, parecía molesta pero también dolida y eso lo hacía sentirse peor de lo que se sentía ya.
-No lo he hecho desde hace días.
-Eso no basta para borrar todos los años que lo has hecho. ¿Por qué dejaste de hacerlo?
-Porque no me parece correcto hacerlo ahora. No voy a disculparme por haberlo hecho antes porque pensaba que era correcto entonces.
-Todos podemos cambiar de opinión y agradezco que ya no me llames así. Aunque eso no impide que te avergüences de lo que pasó.
Demonios en verdad no había entendido nada de lo que le había dicho. No se avergonzaba en absoluto de lo que había ocurrido. Lo que le avergonzaba era haber salido corriendo y pensar en hacerlo de nuevo.
-No... no me avergüenzo.
-Eso no suena muy seguro.
-¡Maldita sea! Granger! ¿Qué quieres que te diga? ¿Que no me avergüenzo de haberlo hecho? ¿Que había querido hacerlo desde el maldito baile del torneo de los 3 magos? ¿Que desde que lo hice no he dejado de pensar en que quiero hacerlo de nuevo?
No tuvo tiempo de pensar en las palabras que acababa de decir porque de forma inmediata la tenía justo al lado de él. No sabía que ella tuviera tantas fuerzas, porque había podido sujetarlo para que su cara quedara justo frente a la suya y entonces lo había besado.
Sus labios tocaron los suyos pero esta vez no había resistencia, ella lo había empezado y estaba continuándolo bastante bien. Se puso de pie como había podido para poder sujetarla de la cadera, la acerco aún más a él y con la mano libre la tomó de detrás de la cabeza, en esa posición no iba a poder escapar, él no quería que escapara, que hiciera lo mismo que el había hecho antes. Mordió suavemente el labio inferior y cuando ella emitió un ligero sonido todo su calor se concentró justo por debajo de su ombligo.
No podía pensar en otra cosa que no fuera ella y en hacer interminable ese beso. Las manos de ella habían estado tomándolo gentilmente de ambas mejillas, pero después del mordisco habían cambiado de posición, ahora las había bajado al cuello juntándolas justo detrás de su nuca. Y no parecía que ella quisiera terminarlo. Él pensaba que no podía sentir más placer que eso cuando besaba a una chica, pero pronto descubrió que no era así. Cuando ella bajó sus manos y las colocó en su espalda y comenzó a acariciarlo supo que todo lo que había vivido antes no había valido la pena, que podía cambiar todo lo que había tenido por la mitad de lo que estaba sintiendo justo ahora.
Siguieron besándose, no supo cuánto tiempo llevaban, el había pasado de tener sus manos en sus caderas a colocarlas justo en su espalda y había sentido como ella se estremecía entre sus brazos y eso solo encendió mas su interior.
Ninguno de los dos terminó el beso. Fue hasta que ambos se quedaron sin aliento que tuvieron que separarse, se quedaron viendo fijamente a los ojos, no dijeron ni una sola palabra, no hacía falta.
Ella se acercó a él y coloco su cabeza justo en su pecho y a él no le quedó otra cosa que abrazarla. Se sentía tan bien poder abrazarla, tenerla cerca, llenar sus pulmones de ese olor tan agradable que solo ella tenía.
Todos podían irse al infierno con sus ideas estúpidas sobre la pureza de la sangre. El mismo no tenía problema en terminar ahí, solamente que sabía que si él iba ella no estaría con él.
Con esos pensamientos en mente cerró sus ojos y se dispuso a disfrutar de la cercanía, se sentía tan bien. Se quedaron ahí largos minutos, cuando se separaron se dieron cuenta que la comida que estaba sobre la mesa ya se había enfriado.
NOTA 2: me gustaría saber si quieren que el siguiente capitulo sea de lo que ella sintió con todo esto que acaba de pasar. O nos quedamos solo con la perspectiva de Draco?
