Leslie08: Gracias por tu Review. En efecto esta historia muestra a una Hermione que tiene muchos de los rasgos y las características que ella critica en Draco. solo que al menos Draco reconoce que es insoportable pero ella no lo hace. Espero estés difrutando la historia.
Capítulo XXXI: De una nota, una Diosa y preocupación.
Se había quedado parado en el mismo sitio durante largos minutos. No había podido moverse. Buscó con sus ojos en toda la habitación aunque ya sabía que no estaba ahí. Cuando sus pies dejaron de ser de plomo caminó hasta los armarios buscando una habitación oculta como en la suya, abrió las puertas bruscamente una a una buscándola, no estaba, no había una habitación secreta y tampoco estaba ella, solo estaba su ropa, zapatos y una vasija de piedra bastante extraña.
Buscó también debajo de la cama. Cuando terminó ahí, repasó de nuevo todas las habitaciones esperando en verdad encontrarla pero no estaba, él lo sabía. Entró al aula de pociones una vez más y se dio cuenta que hacía falta un frasco.
La poción multijugos no estaba.
Había usado la maldita poción aunque él le hubiera dicho que no era seguro, la había usado y ahora solo Merlín sabía que aspecto tenía y en donde estaba.
Ya no podía sentir prácticamente nada, todo lo que podía distinguir y en lo que se podía concentrar era en su estómago hecho totalmente de roca y la sensación extraña que había en su garganta, sin contar la opresión constante y cada vez más grande que sentía en su pecho.
Bajó a su habitación y se puso a dar vuelta sin sentido.
¿A dónde habrá ido? ¿Cuánto tiempo llevaría afuera? ¿Qué iba a hacer si ella no volvía?
Todas esas preguntas y muchas otras más lo atormentaban a cada minuto que pasaba. Solo se le venían a la mente imágenes de ella siendo torturada en la Mansión Malfoy o en cualquier callejón que estuviera suficientemente oscuro para que nadie viera. No podía dejar de pensar en la imagen de ella en El Profeta, tirada en el piso sin luz en sus ojos y con marcas de severa tortura.
Él sabía que la poción multijugos tenía el efecto deseado solo durante una hora, y no sabía desde cuando la había tomado. Miró su reloj y pudo ver la hora, 11:45 de la mañana, ya había pasado por lo menos una hora y media desde que él se había levantado y se había percatado que ella ya no estaba.
No podía con esa sensación, nunca la había sentido y no quería sentirla de nuevo. En verdad era terrible. Repasó por quinta vez la casa completa gritando su nombre y en todas las ocasiones recibió la misma respuesta:
Nada.
Ya no sabía que más hacer así que solo entró a la cocina y sacó una botella de whisky de fuego, ni siquiera necesitó una copa para beberlo.
Eran la 8:00 de la mañana y ella ya estaba lista para empezar el día, no había dejado de pensar en lo que haría al amanecer, tampoco en la discusión que había tenido con Malfoy. No sabía por qué se había puesto así de pesado cuando le dijo que tomaría poción multijugos para poder salir.
No lo entendía del todo pero como le había dicho a él, no era tan estúpida como él pensaba. Se había puesto a pensar en varias respuestas y solo llegaba a la conclusión de que le importaba.
Ella Hermiones Granger le importaba a Draco Malfoy.
Eso sonaba demasiado inverosímil, luego de darle unas cuantas vueltas pensó que podía ser que solo se preocupara por sí mismo, eso no sería sorpresa, sabía que si descubrían que ella estaba viva entonces sabrían que el profesor Snape había mentido sobre su asesinato y por consecuencia muy probablemente lo interrogaran también por la supuesta muerte de él. Esa era la opción más viable. Solo estaba siendo egoísta como toda su vida.
Con esa idea en la cabeza se duchó, se puso uno de los vestidos que había llevado, esta vez escogió un vestido color rosa fuerte, se puso los zapatos de tacón alto, era la única utilidad que podía darles, vio que todo se veía bien, se quitó los zapatos, sería demasiado incomodo caminar con ellos tanto tiempo. Así que se puso unos flats negros, y los tacones los guardó en su bolsa de cuentas. Se recogió el cabello en un chongo despeinado dejando caer pequeños mechones castaños y se pintó los labios y también los ojos, viéndose en el espejo no se parecía a ella, y si ella no se reconocía al verse aun sin transformarse, estaba segura que las demás personas tampoco lo harían.
Tenía el plan totalmente estructurado. Saldría de la falsa Casa de los Gritos a las 9 de la mañana. De ahí iría con la capa de invisibilidad a través del túnel hasta salir al sauce boxeador, posteriormente se trasladaría a la oficina del Profesor Dumbledore y usaría la red flu para trasladarse al Callejón Diagon, de ahí al caldero chorreante y finalmente a las calles de Londres.
Era un recorrido bastante extenso y sabía que la poción multijugos solo tenía efecto una hora, por eso había robado la que había hecho Malfoy. Los cabellos que iba a usar eran de la misma persona, la misma alumna de Ravenclaw que la había ayudado a juntar las cosas para ayudar a Malfoy la primera vez, Cassandra Smith.
Terminó de desayunar, lavó su plato y su vaso y los dejó en el escurridor. Salió al vestíbulo y no había ni rastro de él. Seguía dormido y era mejor así. En su estómago sintió una desazón terrible, hubiera querido verlo una vez antes de irse. Eso la atormentó por mucho tiempo, sabía que su plan podía salir mal en muchísimas formas, y había posibilidades de que ella ya no pisara de nuevo esa casa. Por eso había dejado una nota justo en el sitio donde había robado la poción en el aula de pociones de Malfoy.
Esperaba con toda su alma que él no tuviera que leerla.
Sabía que la mayoría del trayecto tenía que hacerlo debajo de la capa de invisibilidad y acudiría a la poción multijugos solo en caso de emergencia, de no ser así la tomaría hasta que estuviera saliendo del caldero chorreante.
Con una última mirada hacia la puerta de Malfoy, caminó hacia la puerta principal, en verdad sentía que sus pies estaban pesados, parecían de concreto. Antes de salir de la casa se colocó la capa de invisibilidad y luego de dar un largo suspiro por fin salió.
En algún sitio en la región de Nubia en Egipto, con cientos de hojas escritas en diferentes idiomas frente a ellos estaban Ron y Harry, intentando averiguar donde se encontraba el otro Horrocrux. Ya habían averiguado bastante con los locales aunque el idioma era un gran obstáculo habían hecho un pequeño hechizo que les permitía entender y hablar cualquier idioma que hablara su interlocutor.
Habían averiguado muchas cosas realmente interesantes, llegaron a la conclusión de que muy probablemente no se encontraba en una de las pirámides como habían pensado en un principio.
Locales les habían informado sobre cosas paranormales que pasaban en un templo que se llamaba "Templo de Philae", la historia era sumamente interesante, era un templo en honor a la Diosa Isis, era la diosa de la magia y también conocida como la madre de los Dioses. La historia contaba que cuando mataron a su esposo, Osiris, lo cortaron en pequeños pedazos y los regaron por todo el Nilo, ella recogió cada uno de los pedazos y lo devolvió a la vida.
Ellos pensaron que esa historia habría llamado la atención de Voldemort, al cual le importaba la inmortalidad, por eso habían investigado más sobre ese templo. Gran parte de esa información estaba ahora mismo frente a ellos.
El templo había estado bajo las aguas del Nilo por un tiempo hasta que lo trasladaron al lugar en donde se encontraba ahora en la Isla de Philae que ahora era la Isla de Agilkia. El templo se había terminado de trasladar en 1968 pero habían abierto al público en 1980.
Las cosas paranormales habían empezado a ocurrir una década después, los tiempos concordaban con la ausencia de Voldemort. Las cosas que ocurrían eran que según los cuidadores había habitaciones que aparentemente se movían de lugar. También se escuchaban sonidos que no parecían ser de humanos.
Luego de recopilar toda esa información los dos estaban seguros que ahí era donde se encontraba el próximo Horrocrux. Por eso habían decidido ir ese día a la Isla de Agilkia para explorar el templo.
Optaron por no hablar con Hermione hasta que tuvieran algo sólido que contarle. Con esa idea en mente recogieron todos los papeles que tenían frente a ellos, alistaron sus cosas y se dirigieron al Templo de Philae.
Parecía que la suerte le sonreía, eso era un poco extraño, siempre que hacían cosas indebidas en Hogwarts de una u otra forma siempre terminaban descubiertos, pero esta vez parecía que no era así. Se encontraba en el Callejón Diagon, debajo de la capa de invisibilidad. No había tenido ningún inconveniente en todo su trayecto. Ahora solo tenía que entrar al Caldero Chorreante, tomar la poción y por fin ir por su medicamento.
Ya sentía los estragos de no tomarlos, ahora con esa preocupación extra, se sentía realmente mal. Pero ya en unas horas podría tomar su medicamento de nuevo, se sentiría bien y todo volvería a estar como hacía unos días.
El Callejón Diagon estaba prácticamente vacío al igual que el Caldero Chorrente, eso era bastante bueno ya que era menos probable toparse con alguien. Ya estaba en la puerta del lugar, así que de su bolsa sacó la poción multijugos, puso en ella el cabello de Cassandra y la bebió, sintió inmediatamente el gusto familiar de la poción bajando por su garganta y después sintió el dolor de la transformación. En unos segundos ya no era ella, se quitó la capa y pudo ver su reflejo en el cristal de una tienda Muggle. Nadie sabría que era ella. Muy satisfecha con su apariencia caminó por las calles de Londres, sintiendo un sentimiento de bienestar al estar respirando otro aire que no fuera el mismo que había estado respirando los últimos 2 meses.
Solo había pasado una hora desde que había vuelto a su habitación y había tomado solo 2 sorbos de la botella. Veía su reloj cada 3 minutos y parecía que las malditas manecillas no avanzaban. Estaban en su contra como todos en el jodido mundo. Cuando iba a dar el tercer sorbo a la botella algo en su estómago se movió y sintió como el whisky regresaba de su estómago a través de su garganta. Corrió al baño y ahí vomitó lo poco que tenía en el estómago.
Sabía que no era bueno beber alcohol con el estómago vacío, pero no había tenido tiempo para pensar en eso 1 hora antes. Fue a la cocina y se puso a comer su desayuno. Ya estaba frio pero no le importó mucho. Solo comía para no sentirse mal, lo hacía de forma automática.
Cuando terminó volvió a tomar la botella de whisky pero no le apetecía tomarla, así que solo la arrojó contra una de las paredes, viendo como se hacía añicos y el líquido se esparcía por todo el vestíbulo lo hizo sentirse solo un poco mejor. Tenía que perder el tiempo en algo, no sabía cuánto iba a tardar en llegar, y eso solo lo ponía más inquieto cada vez.
Sabía que estando estático todo sería peor. Por eso se dispuso a ir al aula de pociones para pasar el tiempo de una forma productiva. Cuando fue al estante de las pociones para ver cual estaba lista, se percató de que una de las botellas no estaba:
Su poción multijugos había desaparecido.
Sintió que el coraje subía de su estómago a su garganta. Se la había llevado. No sabía cómo sentirse con eso. Es decir, había llevado más poción, eso le aseguraba que durara por más tiempo. Pero daba igual, si alguien la descubría no bastaría que tuviera 5 o 10 botellas de la poción, igual iban a matarla. No hubo tiempo de sentirse mal con ese pensamiento. Vio que en el lugar donde debía estar la botella había un pequeño pedazo de pergamino cuidadosamente doblado. Lo tomó, su corazón latía aceleradamente, lo sentía en su garganta y en su cabeza, la abrió con mucho cuidado y sus ojos comenzaron a leerla:
Tomé tu poción multijugos, espero poder devolverla. Si no regreso, tu varita está bien cuidada y el profesor Snape sabe en donde se encuentra. Gracias por estos últimos días, han sido lo único bueno que me ha pasado en demasiado tiempo.
Era todo, no tenía firma, pero evidentemente era de ella. Volvió a doblar el pergamino y lo dejó exactamente donde lo había encontrado. No quería que ella supiera que lo había leído. Había recibido notas antes, mayormente de sus conquistas, diciéndole lo bien que lo habían pasado un día antes en algún lugar escondido en Hogwarts, pero esa nota era diferente. No le importó para nada lo de la varita, ese último renglón "Han sido lo único bueno que me ha pasado en demasiado tiempo".
Había muchas cosas que pensar sobre esas palabras y sobre el propio hecho de que ella hubiera tomado su poción. Él había visto antes en las clases de Snape, cuando los ponían en equipo a hacer pociones, ella tenía que hacer prácticamente todo, y no dejaba que la usaran si no estaba totalmente perfecta. Eso hizo que algo en su estómago se regocijara, ella había confiado en su poción a tal punto que iba a beberla. Eso lo hizo sentir muy bien, pero solo duró unos segundos. Pronto se instauro de nuevo la sensación de pérdida en su estómago.
Ella le había dejado escrito que era lo mejor que le había pasado en mucho tiempo. Pero ella era lo mejor que le había pasado a él en toda su maldita vida. Y sabía que no iba a poder decírselo, no solo porque ahora no sabía dónde estaba, sino porque él era Draco Malfoy y jamás se permitiría decirle algo asi a nadie, mucho menos a ella.
Con un caos de emociones dentro de él abrió uno de los libros de pociones avanzadas y comenzó a preparar la más difícil que vio en sus páginas.
Tuvo que caminar por varias farmacias, no querían venderle el medicamento sin una receta médica, por suerte en esa zona de Londres había bastantes farmacias cerca. Por fin en una pudo comprarla sin contratiempos, sacó todo el dinero Muggle que tenía y compró todas las cajas que podían venderle, ella calculaba que le alcanzarían por lo menos para los siguientes 5 meses. Eso le causo un sentimiento agridulce, esperaba no estar encerrada durante tanto tiempo, pero recordar la compañía que tenía la hizo sonreír de manera involuntaria.
Miró su reloj y supo que aún tenía tiempo para volver el trayecto que había recorrido, ahora de regreso. Se apresuró, después de andar las calles de Londres por poco más de media hora se sentía más segura, así que fue menos cuidadosa, por suerte no había ningún mortifago rondando por la zona.
La poción multijugos perdió su efecto cuando entró al Callejón Diagon. No quiso tomar la otra botella, la que había preparado Malfoy, esperaba tener la misma suerte que en la mañana, y así era, el callejón seguía vacío, hizo el mismo recorrido y cuando estaba en el escalón de la falsa Casa de los Gritos se quitó por fin la capa y abrió la puerta.
Lo primero que percibió fue el olor fuerte del alcohol y luego vio todos los vidrios regados por el vestíbulo. Con su varita lo limpio y dio un suspiro de alivio.
Estaba bien, estaba en casa.
La poción había tomado el color verde pálido que decía el libro y a los pocos segundos había hecho burbujas color azul fuerte. Así supo que la había hecho bien, ahora solo tenía que dejar que reposara durante 22 horas para seguir con los siguientes pasos.
Hacer la poción había surtido el efecto deseado, se había tranquilizado aunque fuera un poco, su cabeza se negaba a dejar de pensar en ella, pero él se negaba a caer en eso. Por eso había seguía haciendo la poción. Estaba colocándola en una botella de plata cuando escuchó la puerta de su cuarto abrirse.
¡Por Salazar que fuera ella!
No se movió, no pudo hacerlo, temía que si salía del aula se encontrara con Snape o con McGonagall en su cuarto. Así que se quedó justo donde estaba vertiendo el contenido naranja en la botella de plata, estaba por terminar de hacerlo cuando escuchó su voz:
-He llegado Malfoy.
Solo desvió su mirada hacia donde ella estaba, no le falló ni siquiera un poco el pulso.
¿Qué llevaba puesto? ¡Merlín se veía tan bien. ¿Tenía lápiz labial y color en sus ojos?
No le dijo nada, no quería que ella supiera que había pasado unas terribles horas desde que se había dado cuenta que no estaba.
-¿No estabas?
-No Malfoy, salí como te dije en la madrugada.
-Oh, no me había dado cuenta, he estado aquí toda la mañana, no es como si estuviera pendiente de ti.
-Si has estado toda la mañana aquí ¿qué hacía una botella de whisky de fuego hecha pedazos en el vestíbulo?
¡Demonios! Se había olvidado de esa botella.
-No era buen whisky.
No dijo nada más y tampoco ella. Solo la vio irse y después escuchó como subía las escaleras. Terminó de verter la poción y le puso un corcho de madera. Había terminado por ese día. Ya no sentía esa roca en el estómago y su pecho ya no se sentía oprimido, sus pulmones podían respirar sin trabajo ahora.
Solo sentía un coraje enorme porque no le había hecho caso cuando le dijo que no saliera. Pero ahora solo podía pensar en que ella estaba bien y estaba ahí con él y por el momento eso era suficiente.
No lo había encontrado en la cocina y no estaba en la biblioteca. Así que entró a su cuarto, abrió la puerta y no había aparecido para gritarle que se fuera. Vio que la puerta de su aula de pociones estaba abierta así que se encaminó hacia ella. Cuando lo vio su estómago se encogió de alegría. Estaba vertiendo una poción en una botella de plata, estaba vestido con un pantalón negro y la camisa blanca, con los primeros botones desabotonados. Y el cuarto olía a esa poción pero también a su perfume.
-He llegado Malfoy.
Nada, solo desvió la mirada hacia donde ella estaba. Eran de hielo como de costumbre.
-¿No estabas?
¿Era eso verdad?
Ella se había pasado las ultimas horas nerviosa y ansiosa por lo que tenía que hacer y cada minuto había temido no porque la atraparan o la mataran sino porque ya no volvería a verlo. Y ahora estaba ahí tan tranquilo, ni siquiera se había dado cuenta que no estaba.
-No Malfoy, salí como te dije en la madrugada.
-Oh, no me había dado cuenta, he estado aquí toda la mañana, no es como si estuviera pendiente de ti.
No esperaba que le dijera nada, no quería que la interrogara sobre lo que había hecho, pero si esperaba por lo menos ver alivio en su cara cuando la viera, pero no había pasado nada. Decepción fue lo que sintió en su garganta por eso lo siguiente, sonó de una forma extraña.
-Si has estado toda la mañana aquí ¿qué hacía una botella de whisly de fuego hecha pedazos en el vestíbulo?
Era obvio que algo no cuadraba, por eso le había preguntado sobre la botella.
-No era buen whisky.
Fue todo, no hubo un cambio en su voz o en su semblante. No quiso seguir averiguando que tan poco le importaba que ella se hubiera arriesgado a salir, así que salió de su cuarto sin decir ni una palabra. Subió los escalones hacia su habitación lenta y pesadamente.
Se dirigió al baño para tomar una ducha y quitarse ese color de sus ojos y el lápiz labial. Sacó las pastillas que había ido a comprar y las puso en el mismo frasco de cristal en su buró. Cuando terminó vio como el galeón que siempre traía consigose ilumino ósolo un poco, lo tomó y estaba caliente, lo acercó a sus ojos y pudo ver el número 7 aparecer en él.
Harry y Ron querían hablar con ella.
¿Les habrá pasado algo?
Esperaba realmente que no. Tenía 30 minutos antes de hablar con ellos. Era suficiente para darse una ducha. Se metió al cuarto de baño y esta vez no tubo ganas de cantar.
