Capítulo XXXII: Más de Isis y un acercamiento.
Escuchó que la puerta del baño se cerraba y de 5 pasos subió las escaleras y se paró justo al lado de la puerta, escuchó como las prendas caían al piso una a una. Como el agua comenzó a correr pero no escuchaba su voz, pasaron minutos completos y seguía el silencio solo interrumpido por el suave golpeteo del agua contra el piso del baño.
Se quedó otros minutos más pero en cuanto el agua dejó de correr supo que era hora de irse.
¿Qué ocurría? ¿Por qué no cantaba?
Durante todo el tiempo que habían estado encerrados en esa casa, ella había cantado cada uno de los días, aunque estuviera triste, porque él evidentemente había notado que en más de una ocasión ella estaba triste, suponía que hablaba con esos dos imbéciles aunque no tenía idea de cómo. Hasta recordaba algunas veces que ella había estado triste por causa de sus peleas y de los insultos, que hora no tenían sentido. No sabía como antes le salía natural gritarle cosas que nunca sintió pero que le parecían adecuadas, ahora prácticamente ninguno de ellos tenía sentido.
Por eso le sorprendió tanto que ella se la pasara en silencio total durante todo el tiempo que duró su ducha. Bajó las escaleras y entró a su habitación, ahora que ella estaba en casa podía estar tranquilo. Ella estaba en casa y si todo iba bien mañana la escucharía cantar…
Vio su cara en el espejo después de la ducha, ahora si era ella. La mirada que le regresa el reflejo era la suya, ahora si se conocía sin esa pintura en sus ojos y ese labial en los labios.
Se sentía extraña, no recordaba la última vez que no hubiera cantando en la ducha, debía ser hacía mucho tiempo. Pero en ese momento en realidad no tenía ánimos de hacerlo. En cada paso que había dado ese día, desde el momento que había salido de la falsa Casa de los Gritos, había tenido el corazón latiendo fuertemente en su pecho, tanto que lo sintió en su cabeza todo el tiempo.
Fuera de la tarea que la había llevado a salir, que por suerte había salido muy bien. En su cabeza solo daba vueltas una sola cosa: volver a verlo. Por eso cuando había ido a buscarlo para decirle que estaba ahí y descubrir que el ni siquiera se había dado cuenta que ella no estaba le había provocado algo en el corazón. No sabía que era, no estaba roto. Eso lo había hecho la primera vez que le había gritado que era una sangre sucia.
Ese día cuando en la cabaña de Hagrid le habían explicado a Harry lo que Malfoy le había querido decir con esas palabras. Ese día cuando luego de irse con sus amigos y entrar de nuevo al castillo había llorado en silencio en su cama hasta que se había quedado dormida. Porque nunca antes le habían dicho así y porque en verdad le dolía que el primero hubiera sido él.
No estaba familiarizada con ese nuevo sentimiento que la albergaba, pero tampoco tenía ánimos de descubrirlo. Enredo su cabello en una toalla y anudo otra alrededor de su pecho. Tuvo el tiempo justo para vestirse, bueno solo se puso uno de sus pijamas, no tenía ganas de ponerse otra cosa, desenredó su cabello y le secó el exceso de humedad, puso un Muffliato a la puerta y sacó el espejo. Solo esperó un par de minutos y de inmediato estaba viendo la cara familiar de Ron.
Ese solo hecho inmediatamente hizo que el nuevo sentimiento que albergaba su corazón se esfumara, ahora solo tenía una gran alegría por verlos.
Platicaron por más de 15 minutos de como estaban, que habían hecho y todo lo que habían averiguado. Cuando terminaron de contarle la historia del templo que iban a buscar por fin tenían la respuesta que esperaban.
-¿Todo eso lo han hecho ustedes dos solos?
Sus ojos brillaban de auténtico orgullo. Ahí estaban sus dos amigos de toda la vida descubriendo grandes cosas sin ella.
-¿Por qué ese tono de sorpresa? Yo ya había venido aquí con mi familia, todo fue muy fácil.
-No le hagas caso Hermione, no fue fácil, nos tomo muchas horas hablando con las personas locales y buscando artículos en la biblioteca, en los periódicos y en todos los lugares donde pudimos. Leímos cada una de las historias de las pirámides.
-Hay muchas mas de las que pensábamos Hermione. Y Harry me hizo leer mas que tu en todos los años de Hogwarts.
Hermione sonrió. Era obvio que Ron había trabajado mas que nunca, y que a Harry le había costado un poco de trabajo que ayudara, pero ahí estaban los dos haciendo todo lo que estaba en sus manos para encontrar el Horrocurx y eso solo hizo que se sintiera el doble de orgullosa.
-Yo conozco la historia de Isis y su esposo Osiris, no se porque no se me ocurrió que esa era una buena opción para empezar a buscar, pero por suerte a ustedes si. ¿Y tienen idea de que será?
-Pues como sabemos a Voldemort le gusta tomar artículos ya valiosos en si para convertirlos en Horrocrux, y por lo que sabemos tomó el guardapelo que era de Slytherin y nosotros descubrimos un zafiro en una pieza de ajedrez que estamos seguros es de Ravenclaw, así que tiene que ser algo de Hufflepuff o Gryffindor.
Ron en verdad estaba muy comprometido con la tarea que les había puesto el profesor Dumbledore. Aunque él le hubiera dejado la tarea a Harry, los 3 sabían que él lo había hecho con toda la intención de que los 3 se ayudaran para encontrarlos y poder destruirlos.
-Estoy de acuerdo, y con lo que han averiguado de los locales creo saber como va a estar escondido.
-¿Tu no puedes saber eso Hermione?
A Harry le parecía realmente increíble que con solo esas pistas Hermione ya supiera en donde estaba. Porque ellos habían ido al templo a buscar algún indicio y no habían encontrado nada.
-Claro que si Harry y ustedes también lo saben solo que quizás no se han dado cuenta.
-¿Cómo puede ser eso posible?
Ron realmente no entendía nada. Por suerte Hermione empezó a explicarles.
-Los locales les dijeron que ese templo está maldito porque hay habitaciones que aparecen y cambian de lugar. ¿Eso no les recuerda a ninguna habitación que ya conocen?
-¡La sala de Menesteres!
Los dos contestaron al unísono. Y los ojos de los 3 brillaron inundados de esperanza.
-¿Cómo no lo pensamos antes?
-Estaban preocupados por descubrir mas cosas chicos, todo lo que han hecho y descubierto ha sido extraordinario.
-¿Cómo será la habitación que tenemos que buscar?
-Supongo que eso es lo de menos, solo tienen que llevar en su cabeza la idea de conseguir el Horrocrux y no creo que haya problema para encontrar la habitación.
-Ya hemos ido a explorar Hermione, y no apareció ninguna habitación de la nada.
-Pues será porque aún no sabían lo que estaban buscando, ahora que lo saben espero que todo sea más fácil. Aunque eso me deja inquieta porque no sabemos que estará cuidando el Horrocrux aparte de estar en una habitación que nadie sabe que existe y que solo se da con ella porque se sabe dónde está.
Al decir esto los ojos de Ron se iluminaron aun mas que antes.
-¡Ya se donde esta! Los locales dicen que las habitaciones aparecen y desaparecen entre el Santuario Interior y La Naos. Debe ser por algún espacio entre esas dos salas.
-Cierto Ron, había olvidado esa parte de los relatos de los locales.
-Por eso somos un equipo infalible chicos. Entre los 3 llegamos a las conclusiones que han hecho que lleguemos hasta donde estamos ahora. Ahora que sabemos en donde esta el próximo, debemos planear como entrar y que es lo que deben llevar para defenderse de lo que sea que haya ahí adentro. He leído relatos espantosos de las maldiciones egipcias que esperan a los incautos que se atreven a entrar a lugares sagrados, o a sitios en donde han ocultado sus tesoros.
-Nosotros también Hermione, y estando aquí hemos escuchado aún más, pero creo que tenemos una ventaja en esto, Voldemort no es egipcio, y no se ha sabido de ninguna persona que haya desaparecido en el templo. Entonces si alguien por accidente encontró esa habitación, todos salieron ilesos.
-No Harry, no creo que alguien aparte de Voldemort haya entrado a esa habitación. Yo pienso que ustedes serán los primeros en años que entran en esa sala. Por eso tenemos que planear todo muy bien.
-Hermione ya hablamos de eso antes, de nada sirve que planeemos algo, siempre salen las cosas como sea menos como planeamos. Solo debemos llevar las cosas que tú nos digas que son necesarias y que nos recuerdes algunos hechizos que puedan sernos útiles.
-¿Cuándo tienen pensado ir?
-Queremos ir lo mas pronto que se pueda, pero es obvio que no puede ser hoy.
-No, no como se les ocurre eso. Necesito que me den por lo menos el día de hoy para buscar información y hacer una lista de las cosas que pueden serles útiles. Les parece bien si mañana hablamos de nuevo y ustedes podrán ir pasado mañana al templo.
-Eso a mi me parece perfecto Herimone, así podremos darte de regalo de cumpleaños la noticia de que tenemos el quinto Horrocrux.
-¡Harry, te acordaste!
Ya no quedaba nada en su corazón referente a ese sentimiento de desazón. Ahora la albergaba totalmente alegría y orgullo por sus amigos.
-Claro que nos acordamos, hasta queríamos enviarte un regalo, pero Harry lo pensó mejor y podían interceptar a Hedwig y por eso no pudimos enviarte nada.
-Bien pensado Harry, no es necesario que me manden nada, con saber que ustedes están bien es suficiente para mí.
-Entonces mañana hablamos de nuevo para saber tus consejos, nosotros aprovecharemos estas horas que restan del día para tratar de averiguar nuevas cosas.
-Si, mañana nos reunimos de nuevo. Buscare toda la información que pueda ser de utilidad y que pueda hacerles mas fácil la tarea. Cuídense mucho. No olviden que los quiero mucho.
-También te queremos Hermione.
-Hermione ¿cómo estas de tu…
Hermione no lo dejó terminar, sabía que a Ron le costaba trabajo hablar abiertamente sobre el tumos que guardaba a la mitad de su cabeza.
-Estoy bien Ron gracias. Ahora estoy bien.
Se volvieron a despedir y Hermione guardó el espejo.
Ya eran las malditas 3 de la tarde y tenía un hambre de los mil diablos. Y no quería comer porque no quería verla. Estaba aliviado por tenerla de nuevo en casa, por saber que estaba a salvo, con él. Pero aún estaba resentido porque le había hecho pasar horas de franca angustia. Pero su estómago estaba en su contra porque cada vez hacia más sonidos y más fuertes.
¡Al diablo con ella!
Tenía hambre y no iba a esperar comer solo por ella. Así que se levantó de su cama y fue a la cocina a comer algo. Cuando estaba a penas de camino a la cocina pudo distinguir los olores de la comida caliente saliendo por debajo de la puerta de la cocina, pudo distinguir dos o tres pero no tenía ganas de adivinar. Así que abrió la puerta y entró.
La mesa estaba llena de comida, había papas rellenas, crema de champiñones y carne asada, ese era otro alimento que le había enseñado ella. Y le gustaba demasiado. En un plato grande puso un poco de carne y dos papas rellenas. En un plato hondo sirvió también un poco de crema de champiñones. Sirvió un poco de jugo de mora y empezó a comer. Cada bocado saciaba un poco el hambre que sentía. Estaba por la mitad de la comida cuando la escuchó bajar, en dos segundos estaba abriendo la puerta de la cocina.
La siguió con la mirada, cada movimiento, no perdió ni uno solo. La vio tomar un plato hondo y luego servirse crema de champiñones y en otro plato puso un poco de carne y una sola papa. Se sirvió también jugo de mora y se sentó del otro lado de la mesa.
-¿No es muy temprano para andar en pijama?
-¿Es que alguien ha pedido tu opinión?
Ahora ¿por qué estaba así de molesta?
Era él quien debería estar enojado, ni siquiera tenía que dirigirle la palabra, pero ahí estaba embobado por cómo se veía, traía solo una de sus playeras extremadamente grandes, era de un naranja chillón impresionante y un pantalón color negro. Pero eso no era lo que llamaba su atención sino su cabello cayendo en sus hombros totalmente despeinado, unos rizos caían en su rostro y enmarcaban el rostro que estaba salpicado por pecas y unas mejillas totalmente rosadas.
-Lo siento, no tenia ganas de vestirme, no tuve un buen día.
-¿A dónde fuiste?
-Te lo dije ayer y dijiste que hiciera lo que me diera la gana.
-¿Alguna vez has hecho otra cosa? Siempre haces lo que se te da la gana, siempre, aunque estés con esos dos imbéciles.
-Recuerda Malfoy que te advertí que no hables de mal de ellos en mi presencia y sigue en pie.
-No me voy a disculpar por llamarlos imbéciles, al final de cuentas es lo que son.
-No voy a discutir contigo Malfoy.
¿Estaba escuchando bien? Primero no cantaba en la ducha y ahora no defendía a sus malditos amigos.
-¿Te alcanzó la poción multijugos?
Era obvio que sí, pero solo quería seguir conversando con ella. Era un maldito cursi.
-Sí, fue justa, se terminó prácticamente llegando aquí. Y pude conseguir lo que buscaba, alcanzara para unos meses.
-¿Por qué tenías tan pocas de esas cosas si las necesitas todo el tiempo?
-No sabía que no iba a regresar con mis amigos a la estación de King Cross, así que no tenía de sobra, siempre tengo conmigo suficientes para un mes más de lo que tengo previsto pero aquí ya llevamos casi tres meses.
Tres meses. Ya tenia casi tres meses viviendo con ella.
Al principio estaba seguro que la estancia en esa casa iba a ser eterna, pero ahora se daba cuenta que era totalmente lo opuesto. Recordaba cuando habían llegado ahí y se le antojaba que era muy poco tiempo.
-¿Y estas segura que alcanzarán?
-Pues eso espero, compre todas las que podía, no tengo ya dinero Muggle. Y apenas tengo unos cuantos galeones y no voy a cambiarlos.
-Yo tengo algunos, si algún día los ocupas…
No termino la frase. ¿Qué era lo que estaba haciendo? Le acababa de ofrecer lo ultimo que le quedaba. Y lo mas impresionante era que ni siquiera le molestaba.
-Gracias Malfoy. ¿Te gustó mucho la carne asada cierto?
-Es muy buena y también estas papas rellenas.
-Si, la cocina Muggle tiene muchos platillos realmente deliciosos y eso es una de las cosas que mas extraño.
-¿Qué es lo que extrañas más?
Vio como sus ojos se empezaban a llenar de lágrimas y quiso retractarse de la pregunta. Pero era tarde.
-A mis padres. Realmente extraño tomar el té con los dos, ir al mercado con mi mamá y aprender cosas nuevas con mi papá.
-Eres muy cercana a ellos. Yo no lo soy con los míos.
-La crianza entre tú y yo fue muy diferente Malfoy y no me refiero a solo por el hecho del estatus de la sangre, sino por el nivel de riqueza. Aquí y en el mundo Muggle, están muy marcadas, las familias con riquezas no crían a su hijos de la misma forma que las familias más modestas, yo vengo de una familia modesta, tú de una familia rica. En eso si has tenido razón siempre. Pertenecemos a clases totalmente diferentes.
Escuchar de su boca eso del estatus de la sangre sonaba tan estúpido.
¿Cómo él había tenido esas ideas tan estúpidas durante tanto tiempo?
-No puedo decir que quisiera tener otro tipo de sangre, porque por eso soy lo que soy, lo que sí puedo decirte es que hubiera dado la mitad de mi fortuna, la cual ahora no tengo porque mis padres estuviera lo mitad de cerca de lo que están los padres del estúpido de Weasley o que me miraran con la mitad de cariño con la que el chiflado de Lovegood ve a su hija.
Y ahí estaba, confesándole algo que el aún no había aceptado del todo. Ahí estaba diciéndole a ella algo que a él le daba vergüenza y dolor admitir. Ahí estaba abriéndose a ella como jamás lo había hecho con nadie y eso lo hacía sentir inexplicablemente bien.
