Capítulo XXXIV: De un desayuno y un juego
Había dormido unas horas solamente pero habían sido plácidas, sentía que esa noche había descansado mejor que otras noches. El galeón había brillado hacía 25 minutos y ahí estaba ya, inquieta esperando que los chicos contestaran su llamado. Ya la puerta tenía el Muffliato y ella sostenía el pedazo de espejo en sus manos.
Había preparado todo para que nada se le olvidara, tenia el pedazo de pergamino con muchas notas al lado del espejo. Había unas con letras en mayúsculas y subrayadas, eran las que ella pensaba tenían más importancia. Otras palabras estaban tachadas y otras solo un poco manchadas con la tinta.
Estaba comenzando a desesperarse cuando comenzó a escuchar su nombre:
-Hermione ¿estás ahí?
Esa era la voz de Harry, apresurada miró el espejo y comenzaron a hablar.
-¿Cómo les ha ido?
-Ayer fuimos a investigar un poco más, pero tal parece que ya no hay nada mas que podamos saber, solo nos falta escuchar lo que tú has investigado.
-Yo pude saber cómo es que Isis hizo ese ritual sangriento para poder recuperar a su esposo, eso no nos ayudará mucho. Lo realmente importante es lo que puede haber en esa habitación.
-No sabemos qué habrá hasta que entremos, así ha sido siempre Hermione. No vale la pena planear nada. Lo que pasa jamás sale como planeamos. Solo dinos si hay algunas cosas que podamos llevar, o algunos hechizos que nos puedan ser de utilidad.
-Ya sé Ron, yo sé que nos hemos pasado días y noches enteras planeando lo que se supone debemos hacer, pero nunca sale como imaginamos. Pero eso no importa porque lo realmente prometedor es que no debe haber nada ahí, es una habitación que nadie sabe que existe, al menos que la esté buscando. Lo único que creo que les tiene que preocupar es encontrar el objeto. Creo que habrá muchas cosas y ni siquiera sabemos que buscamos, solo sabemos que es algo de Hufflepuff o Gryffindor. Pero puede ser cualquier cosa.
-Si Hermione, no sabemos que es pero es más fácil poder buscar, aunque no debemos dar por sentado eso, no sabemos si estamos en lo correcto, son solo conjeturas y muchas veces no son buenas.
-Estén atentos a todo, a cada cosa que vean en esa habitación. Y por lo que más quieran no vayan a arriesgarse más de lo realmente necesario. Están en un país diferente y saben que las maldiciones Egipcias son famosas por su crueldad. No quiero imaginar si Voldemort decidió mezclar la magia oscura con las maldiciones Egipcias, eso podría ser devastador.
Harry y Ron se vieron asustados, parecía que no habían tomado en cuenta esa opción. Y tal parece que se sintieron estúpidos por eso. Harry se quedó pensando solo un poco más que Ron y más que la misma Hermione.
-No creo que Voldemort haya mezclado su magia con la cultura egipcia, se cree demasiado superior como para "rebajarse" a usar otra cosa que no sea su magia.
-Oye Harry, no había pensado en eso, tienes razón, mezclar su magia con otra cultura que no fuera la suya no suena a algo que el haría. ¿Por qué no lo pensé antes?
-Seguro estuviste ocupada con otras cosas…
Sabía que Ron no lo había hecho con mala intención pero con solo esas palabras recordó lo que había estado pasando durante ese tiempo en la falsa Casa de los Gritos.
Involuntariamente una sonrisa se dibujó en su cara pero ni Harry ni Ron se habían dado cuenta y eso lo agradeció.
-¿Entonces cuando irán?
-Hoy mismo, por la tarde cuando se cierre para los turistas y sea más fácil dormir al velador.
-Y eso ¿a que hora es Ron?
-A las 11 de la noche aproximadamente.
La próxima hora se la pasaron hablando de los hechizos que podían serles útiles y las cosas que debían llevar como su capa de invisibilidad, algunas pociones sanadoras entre otras cosas.
Se despidieron como 50 veces y Hermione les pidió 100 más que se cuidaran, que no se pusieran en riesgo si no era realmente necesario. Y ellos le dijeron como 500 veces que no se preocupara que ellos iban a estar bien, y que iba a despertar en su cumpleaños con una buena noticia, y eso se lo prometieron varias veces.
Cuando terminó de guardar el espejo y quitó el Muffliato, bajó a desayunar, su reloj marcaba las 11 de la mañana y su estómago le reclamaba comida.
Cuando abrió la puerta de la cocina estaba Malfoy con su desayuno a medio terminar. Echó un vistazo a la cocina y se dio cuenta que no habían mandado comida de Hogwarts, pero le sorprendió ver que en la mesa había dos platos, el de Malfoy y otro con dos rebanadas de pan francés, un par de huevos estrellados y dos tiras de tocino.
Él había cocinado para ella.
No supo cómo se sentía, no supo cómo describirlo, solo se sintió demasiado contenta.
-Buenos días Malfoy.
-Buenas noches Granger.
Había dormido más allá de las 9 de la mañana, eso era raro en el, pero había pasado una noche realmente placentera, se sentía descansado y esta vez no había escuchado a Granger caminar en su habitación como todos los días, por eso había dormido más de lo normal, se terminó de duchar se puso uno de sus pantalones negros y una camisa de seda del mismo color. Esta vez sacó el anillo del fondo de su baúl y se lo puso, la serpiente color plata lucía esplendida en su dedo anular. Volvió a ver la cadena con el dije extraño del animal que él no había visto nunca. La guardó en la bolsita de terciopelo y la colocó de nuevo en el fondo del baúl.
Así bajo a la cocina, no esperaba encontrarla, no la había escuchado despertarse. Por eso no le sorprendió encontrar la cocina sola. Pero estaba vacía en la mesa no había comida, nada, ni una fruta, ni un jugo de calabaza. Supuso que Granger otra vez había pedido que no le mandarán el desayuno, pero él tenía hambre y a pesar de lo que la mayoría de las personas pensaba, a él le gustaba hacer las cosas por él mismo. Sí, delegaba algunas cosas pero por lo regular eran las desagradables, pero él hacia las que le parecían realmente importantes.
Sacó las cosas necesarias para hacer pan francés, era realmente su favorito. También hizo un par de huevos y unas tiras de tocino. Exprimió unas cuantas naranjas y en menos de media hora ya tenía el desayuno hecho… para los dos.
No lo había pensado, lo había hecho por inercia, pensó en que le había preparado el desayuno sin planearlo hasta que tuvo servido los dos platos. Una ligera sonrisa vino a su labios y se sintió tan raro, pleno…
¿Así se sentía la felicidad?
Él había visto como sus compañeros de otras casas en Hogwarts estaban contentos la mayor parte del tiempo. Él mismo se sentía contento en algunas ocasiones, cuando ganaba en el Quidditch o la copa de las casas, pero nunca sintió que era realmente felicidad.
Pero ahí preparando dos desayunos en lugar de uno sintió una emoción que no había experimentado antes, y como no había forma de refutarlo decidió que por el momento eso que sentía era felicidad. Más tarde se daría cuenta que estaba equivocado, que eso que sentía no era felicidad, pero por ahora se quedó con esa idea en la cabeza.
Se sentó con esa sonrisa en su rostro a esperarla, pero la esperó tanto que su desayuno estaba empezando a enfriarse, y él no tenía una jodida varita para mantenerlo caliente. Su estómago hizo ruidos de nuevo, reclamaba comida. Así que con hambre pero desgana comenzó a comer, cuando iba por la mitad de su desayuno la puerta de la cocina se abrió.
-Buenos días Malfoy-
Lucía tan bien, últimamente llevaba el pelo suelto, le caían los risos al lado de sus mejillas, no duraba mucho tiempo, siempre se lo recogía en una coleta pasada una hora o máximo dos, pero aun así siempre se veía hermosa. Llevaba unos jeans color negro, unas botas color guinda y una playera de manga corta a rayas horizontales moradas y blancas.
-Buenas noches Granger.
-Ya casi acabas tu desayuno.
-El tuyo ya debe estar frío. No tengo una varita para mantenerlo caliente.
-En Hogwarts siempre lo mantienen caliente.
-Creo que olvidaste que otra vez pediste que no nos mandaran desayuno.
-Lo siento no lo recordaba y no sabía que iba a ocuparme tanto tiempo por la mañana.
-Pues me di cuenta, no había ni una simple fruta cuando vine más temprano.
-¿Entonces que es este desayuno?
-No podía quedarme sin comer ¿o sí? Y dudo que tú quisieras prepararme algo, así que hice lo que pude.
-¿Hiciste para mí?
Vio la sorpresa en su cara, pero también pudo distinguir una sonrisa ligera en sus labios y eso encendió en el una emoción cálida en su pecho.
-No me costaba nada hacer dos platos, pero ya debe estar frio.
-No importa, gracias.
Sacó su varita y con un rápido movimiento, su desayuno volvía a estar caliente. La vio hacer magia, y extraño poder tener su varita, pero a diferencia de otras veces no le causo envidia y tampoco coraje. Supuso que era porque la noche anterior había aceptado que estaba enamorado de ella y por eso ya no le molestaba aceptar que si ya no sentía envidia o coraje era porque ese enamoramiento estaba escalando cada vez más alto y a pasos agigantados pero por el momento eso no le preocupaba.
-¿Qué te mantuvo ocupada tanto tiempo?
Ambos comían su pan y sus huevos fingiendo no estar al pendiente del otro, pero ambos se daban cuenta de cómo se veían.
-Estaba repasando unas cosas e investigando otras.
-Granger ¿te das cuenta que ya no estamos en Hogwarts? Ya no es necesario que leas e investigues tantas cosas.
-No todo es Hogwarts Malfoy. Hay muchas otras cosas.
¿Qué quería decir con eso? Él no podía decir que la conocía bien, pero sabía que solo una cosa le importaba más a Granger que Hogwarts…
Sus amigos.
Pero ellos no estaban, aunque aquella noche estaba seguro de haberlos escuchado. No se le ocurría nada, pero no le importaba ahora. Estaban desayunando juntos.
-Te quedó muy rico todo, Malfoy. Creo que la cocina se te da muy bien. ¿Ya lo sabías?
Lo había sacado de sus pensamientos y eso se lo agradecía.
-Nunca antes en mi vida había tomado otra cosa de la cocina que no fueran platillos ya preparados. Creo que la cocina es similar a la clase de pociones, es mi favorita. Todo tienes que ponerlo en el fuego el tiempo correcto y en un orden escrito.
-Nunca había pensado en eso, pero tienes razón.
-¿Qué vas a preparar para comer? A mí me tocó preparar el desayuno, lo más justo es que tú prepares la comida y juntos preparamos la cena.
-Prepararé…. Hmmm…. ¿Qué te apetece? ¿Res? ¿Puerco?
-No lo sé, puedes sorprenderme.
-Ya se me ocurrirá algo.
-¿Seguirás investigando cosas?
-No por el momento ya he terminado. Solo quiero que pase el tiempo rápido.
-Yo sé de una forma.
Había hablado como le hablaba a una conquista en sus viejos tiempos en Hogwarts.
Ella se lo había puesto súper fácil, por eso se lo insinuó. Realmente había tenido ideas bastantes vividas con ella en su cuarto, la biblioteca, el vestíbulo, la sala de pociones y por toda la casa.
Vio cómo se puso totalmente roja y eso a él le encantaba.
-No lo digo en serio Granger.
El tono de su cara se fue desvaneciendo poco a poco, no dijo nada referente a la invitación disfrazada de "broma", pero no lo insultó y eso era algo bueno, no tenia pruebas de ello, simplemente lo sabía.
-¿Has jugado otra cosa que no sea ajedrez mágico?
-Sí pero honestamente me parecen patéticos…
-Hmmmm…
-¿Por qué lo preguntas?
-Cuando estoy en mi casa y quiero que el tiempo pase rápido suelo jugar con mis padres o con mis amigos. Es eso o leer y ahorita no tengo ganas de leer.
-¿Es esto en serio? Hermione Granger se reúsa a leer. No pensé que esto pudiera pasar.
-Ya he leído mucho Malfoy, pero está bien, encontraré algo más para entretenerme. Gracias por el desayuno.
Se había levantado de la mesa, iba a irse a su habitación y no la vería hasta la hora de la comida.
Definitivamente era patético.
-¿Qué quieres jugar?
-No tengo juegos mágicos, no se me dan muy bien, traje algunos Muggles. Pero probablemente no quieras hacerlo.
-¿Hablas en serio? He aprendido a acomodar la ropa como Muggle, me enseñaste a cocinar, a lavar los platos como Muggle. ¿Qué más da un simple juego?
Ese día solo mejoraba, ya había pasado un poco más de una hora y ella aún tenía el cabello suelto. Sus ojos brillaban cada vez más y su cara parecía estar más feliz a cada minuto. Y no sabía por qué eso lo hacía sentir extremadamente bien.
-Me gustan los juegos de cartas, tengo uno muy simple, con reglas sencillas y bastante entretenido ¿quieres jugar?
-Está bien, ve por él te espero en mi habitación.
-¿Por qué en tu habitación?
Había titubeado, su voz se escuchaba nerviosa, pero no estaba molesta. Estaba seguro que ella ya no podía estar más roja. Estaba realmente divertido, observando como su cara estaba tan roja como una manzana.
-¿Quieres jugar aquí? No te preocupes Granger, en mi cama no va a pasar nada que no quieras.
En verdad era tan fácil insinuarse, aunque sabía que no llegaría a nada, pero lo divertía un poco hacerlo. Ella no parecía incomoda, solo parecía bastante apenada.
-Prepara algo para comer mientras jugamos.
Fue lo último que dijo, salió de la cocina rumbo a su habitación por el dichoso juego. En verdad estaba seguro que durante toda su vida jamás había sonreído tanto como ese día, jamás había sentido esa emoción que sentía ahora, así que solo tomó dos manzanas rojas y las llevó a su habitación.
Pasaron prácticamente toda la tarde jugando un juego que se llamaba UNO. Ella le explico las reglas solo una vez y le repitió algunas dos o tres veces, pero en el tercer juego ya no necesito explicarle nada más. El en verdad era bueno, al final de la tarde habían empatado, lo cual le daba grandes méritos a Malfoy porque él jamás lo había jugado y ella prácticamente había crecido jugándolo con su familia.
Comieron pasadas las 6 de la tarde, ninguno de los dos tenía hambre antes de eso. Como habían pasado jugando toda la tarde a ella no le dio tiempo para cocinar algo mejor, solo hizo quesadillas con jamón y una salsa casera que ella misma preparó con jitomates y chiles.
Malfoy había dado el visto bueno y había estado sorprendido de la rapidez con lo que se hacían y lo decente que eran.
Ninguno de los dos cenó, siguieron platicando de cosas diferentes al juego que habían jugado en la tarde. Hablaron de sus días en Hogwarts, de como él y sus amigos entraban a las cocinas por comida a la hora que quisieran. Ella le platicó algunas aventuras que había tenido con Ron y Harry, la que le sorprendió mas, fue saber cómo habían logrado sacar a Norberto.
Tuvo que repetirle la historia 3 veces. Y ya para la última hasta le parecía gracioso como se habían burlado de él y como por esa aventura había tenido que ir al Bosque Prohibido.
Se despidieron pasadas las 11 de la noche, cada quien se fue a su habitación. Y él se fue a acostar con solo un pensamiento en su cabeza, ese era el mejor día que había pasado en su vida. Más que ganar un partido de quidditch, la copa de las casas o un duelo con el patético de Potter.
Ella se fue a su habitación recordando todas las insinuaciones que le había hecho Malfoy a lo largo del día y pensando que realmente ninguna le incomodaba, al contrario, le atraían. Porque ya solo faltaba una hora para ser mayor de edad y podía aparecerse en donde ella quisiera y ahora realmente no quería estar en ningun otro lugar en donde no estuviera él.
Porque ella era Hermione Granger y después de tantos años negándolo podía admitir que quería a Draco Malfoy y muy probablemente eso no la llevaría a nada bueno.
Se fue a su habitación, sabía que en Egipto eran ya las 12 de la mañana, Harry y Ron no tardarían en darle noticias y ella esperaba que fueran buenas,
