Capítulo XLII: Un espejo y un humo color violeta

Ella sabía que la profesora seguía hablando porque veía como se movían sus labios, pero no podía escucharla, no entendía nada de lo que le decía, sus oídos se negaban a escuchar.

Finalmente, sus oídos fueron respondiendo poco a poco.

-Fui a buscarlos porque el desayuno que les mandaron los elfos de Hogwarts regresó casi intacto al castillo, y eso en verdad me pareció raro, me preocupé porque algo le hubiera pasado a usted. Cuando llegué a la casa no había nadie en la cocina, entre al cuarto del señor Malfoy y no estaba, su biblioteca estaba vacía, subí a su planta y no encontré a nadie ahí.

Su interior pareció tener esperanza, la profesora no había mencionado el cuarto de pociones de Draco.

-En el cuarto de Malfoy hay una habitación secreta.

-Si la de pociones que está en su habitación, tampoco esta ahí.

Esa esperanza que se había encendido en su interior ya no estaba, se había apago de golpe y ahora sentía un hueco gigante.

-Entre a su habitación, pido una disculpa por eso, pero así fue como me di cuenta que estaba usted aquí, dejó una nota sobre su escritorio. Y tenía la esperanza de que hubiera traído a Malfoy con usted.

-No profesora, cuando desperté en la mañana no lo vi.

No lo había visto, no había ido a despedirse de él, ahora que lo pensaba no sabía si cuando ella salió de la casa el aún estaba ahí o ya se había ido.

-¿El profesor Snape ya lo sabe?

-No, no quise preocuparlo sin antes agotar todas las posibilidades.

-No tiene varita, si salió no va a poder defenderse si alguien lo ataca.

-El señor Malfoy no es tonto señorita Granger, es impulsivo, pero no es tonto. Si salió debió tener un plan, no puedo llamarlo cobarde pero valiente no ha sido nunca.

-Tiene poción multijugos.

-Lo sé, pero no parece faltar ninguna en su cuarto de pociones y tampoco en el suyo. Lo he revisado todo antes de venir aquí.

-¡Tenemos que ir a buscarlo!

-Recuerde que usted esta muerta para todo mundo, no puede salir.

-Beberé poción multijugos, ya lo he hecho antes para poder salir.

-No, usted se quedará aquí mientras averiguamos si no lo sacaron a la fuerza de la casa, cuando tenga noticias se las hare saber.

-No puedo hacer eso profesora debo salir a buscarlo.

-No señorita Granger, no debe hacer nada, se quedará aquí a salvo con sus amigos, ya le informaré yo al profesor Snape.

Con su varita conjuro un patronus y de la varita salió un gato, el cual se fue corriendo en busca del destinatario del mensaje.

Dicho eso quito el Muffliato de la puerta y salió al vestíbulo, aun estaban Harry y Ron parados ahí esperando que alguien les explicara, pero eso no iba a suceder.

-Me da gusto verlos sanos y salvos a los dos, pronto nos reuniremos de nuevo.

-Claro que si profesora, el cuartel de la Orden del Fénix siempre puede ser aquí.

La profesora le dirigió una pequeña sonrisa y salió a la calle.

-¿Qué te ha dicho Hermione?

-¿Por qué quería hablar a solas contigo?

-Es un asunto que no puedo hablar con ustedes, lo siento.

-¿Pero qué es? Estás completamente pálida Hermione.

La cara de Ron ya no era de curiosidad sino de preocupación y ella lo notó.

-Se me pasará, pensaba quedarme aquí con ustedes, pero ahora no puedo hacerlo, regresare por la mañana. Yo me encargó de darle tu mensaje al Profesor Snape.

Tomó su bolsa de cuentas, sacó la capa de invisibilidad, se cubrió con ella y así salió a la calle, sus piernas no la sostenían del todo, cuando estuvo en el primer escalón se apareció y en un segundo ya estaba en la puerta de la falsa Casa de los Gritos.

Por Merlín que ya esté en casa. Que no le haya pasado nada.

Con ese pensamiento en la cabeza abrió la puerta y entró a casa.


Ya llevaba mas de 4 horas sentado en el mismo sitio, el suelo era duro y parecía que cada vez se endurecía más, no sabía aún cómo funcionaba ese espejo tan extraño, ya había descubierto que decían las letras que tenía escritas encima, no tenía nada de complejidad en realidad, al ser un espejo las letras estaban escritas de forma inversa, eso lo supo solo unos minutos después de regresar a la habitación.

"Esto no es tu cara sino de tu corazón el deseo".

Lo había entendido y al principio lo había negado con todo su ser, el no quería aceptar que en verdad deseaba que su madre le dijera que lo quería, que lo abrazara y que sonriera solo para él.

Pero era verdad, y el espejo no mentía, desde hacía 4 horas las escenas cambiaban, pero siempre eran las mismas, una se repetía después de la otra, mostraba a su madre y a Hermione abrazándolo y diciéndole que lo querían, también aparecía su padre junto a su madre siendo libres del señor tenebroso.

Estaba sentado ahí dándole una mordida a una manzana que había llevado cuando escuchó que subían las escaleras.

¿Ya había llegado? ¿Tan pronto?

Su corazón dio un vuelco y se sintió como un estúpido por haber hecho tanto drama, pero de inmediato se fue esa sensación. Escuchó como la que gritaba era la profesora McGonagall, y el no tenia humor de verla.

Escuchó como entró a su habitación y como entró también al aula de pociones.

¿Cómo sabía que tenia esa habitación? ¿Sabría también del espejo?

Esa pregunta quedó respondida de forma inmediata, no había entrado a esa habitación, así que era obvio que no sabía, la escuchó gritar su nombre desesperadamente y también el de Hermione, pero ni eso lo hizo salir de ahí para decirle que ahí estaba.

Pasados unos 5 minutos se había cayado, ya no se escuchaba en la habitación, salió solo para asegurarse que estaba solo de nuevo, pasó a la cocina por otra manzana y un vaso con agua y regresó al cuarto a verse de nuevo en el espejo, en verdad ahí el tiempo pasaba demasiado rápido, y sensaciones agridulces luchaban dentro de él, la alegría que sentía al ver esas imágenes que sabia no pasarían, lo cual lo llevaba a sentirse terriblemente angustiado.

Se quedó ahí por quien sabe cuanto tiempo más, cuando de repente escuchó que otra voz decía su nombre, dudo si era solo su imaginación, hasta que la escuchó más fuerte, su corazón se traslado a la garganta y se quedó ahí escuchando como lo llamaba de forma desesperada.


No había indicios de que él estuviera en casa, entró a la cocina y no estaba, tampoco estaba en el baño ni en su habitación, aunque sabia que no estaba ahí comenzó a gritar su nombre, lo llamó tantas veces que parecía que ya no iba a poder decir otro nombre que no fuera el de él.

Cuando aceptó que no estaba ahí subió a su cuarto de pociones, necesitaba poción multijugos, pero ya no le quedaba, se había tomado el frasco que tenia y el que estaba haciendo aún no estaba listo.

Por su cabeza pasó la idea de usar el giratiempo y volver a la mañana de ese día para decirle que no iba a irse por tantos días, que regresaría esa misma noche, pero no pensó que fuera bueno regresar el tiempo por algo así, se dijo que si no lo encontraba en la próxima hora entonces lo haría.

Tomó la capa de invisibilidad y la metió a su bolsa de cuentas, su varita la puso en la bolsa de sus jeans y bajó al cuarto de pociones de Draco, tomaría su poción multijugos para ir a buscarlo, no podía quedarse ahí mientras el probablemente estaba en manos de algún mortífago.

Entró al cuarto y comenzó a buscar entre varias botellas que estaban en el estante, sus manos temblaban de los nervios, cuando la encontró la tomó pero por la prisa alcanzo a tirar otro de los frascos que estaban al lado, el cual se estrelló en el piso con un fuerte sonido, de repente el cuarto se inundó de un gas color violeta, y sus ojos se estaban poniendo pesados, cuando supo cuál era la poción que había derramado maldijo haber sido tan torpe, salió de ahí para ir a buscar un bezoar y contrarrestar la poción pero al llegar a la cama de Draco ya no aguantó más, sus ojos se cerraron y se quedó dormida ahí en la cama donde hacia apenas unas horas había sido extremadamente feliz.

No supo si había sido su imaginación o si en verdad había pasado, sus ojos se sentían realmente pesados, pero antes de cerrarlos por completo vio unos ojos color azul iceberg que veían los suyos.


Cuando escuchó que repetía su nombre encarecidamente supo que definitivamente era ella y no su imaginación, pensó en salir, pero no lo hizo, fue hasta que la escucho en su cuarto de pociones que su estómago se hizo nudo y sabia lo ella que estaba pensando.

Tomaría su poción multijugos para ir a buscarlo.

Una calidez inexplicable se instauró en sus entrañas, iba a arriesgarse a salir… por él…

No supo como sentirse porque ya le había dicho que salir aun con la poción era extremadamente peligroso, pero parecía que le valía un rábano su seguridad, pero ahora se iba a poner en riesgo por él.

Se había quedado pensando eso más de lo adecuado, el ruido de algo rompiéndose lo sacó del transe en el que estaba.

Cuando abrió la puerta ya no la encontró en el cuarto de pociones, pero un humo espeso color violeta inundaba cada centímetro de la habitación. Se tapó la nariz y salió a su habitación, cerró de inmediato la puerta de la sala de pociones, pudo ver sus ojos antes que se cerraran. Corrió al baño y tomó una de sus toallas la mojó completamente y la puso debajo de la puerta del cuarto de pociones para sellarla y que no se siguiera saliendo el humo color violeta.

Cuando estuvo seguro de que ya no salía, se acercó a la cama y la pudo ver, dormía profundamente, una mano caía por el borde da la cama, la tomó en sus brazos y la puso en una mejor posición. Quitó la bolsa de cuentas que tenia en su mano y la dejó sobre el buró. La observó durante unos minutos, se había sentado en el sillón que estaba junto a ella.

Se veía realmente bien, su cara estaba serena, y dormía plácidamente.

Lo que había dejado caer era poción para dormir sin sueños, el frasco fácilmente alcanzaba para dormir a 100 personas, pero ella lo había roto y lo había respirado prácticamente todo, no tenía el antídoto en específico, pero si tenia bezoares.

Se había levantado para hacer una infusión de bezoar y poder dársela, de lo contrario dado la cantidad de humo que había aspirado probablemente dormiría 5 días seguidos, eso no le molestaba, tenerla ahí dormida quería decir que no se iría de nuevo. Pero era demasiado cruel hasta para él. Solo que tenia que buscar en la sala de pociones de la planta alta, ya que la de él estaba inundada por el humo. Cuando estaba a punto de salir de la habitación, la puerta de la entrada se abrió, y por ella entró Snape.

-¿Qué haces aquí?

En realidad, sabía qué hacía ahí, seguramente McGonagall le había informado que no lo había encontrado y ahora él había ido a buscarlo.

-Minerva dijo que no estabas en la casa.

-Si estaba solo que no quise salir a verla.

-¿Sabes lo preocupada que está? Te está buscando ahora mismo.

-No es culpa mía.

Snape se había abierto camino y entró en su habitación.

-¿Qué demonios le has hecho Draco?

-¿Qué te hace pensar que le he hecho algo?

-¡Draco! ¡Por Salazar, está ahí tirada inconsciente!

Se acercó mas hasta quedar justo a lado de la cama, revisó su pulso y abrió un poco sus ojos.

-Esta bien Snape, solo esta dormida. Rompió un frasco de poción para dormir sin sueños y le hizo efecto de inmediato.

-¿Por eso pusiste esa toalla debajo de la puerta?

-¿Cómo iba a impedir que saliera el humo? ¡No tengo una maldita varita!

-Hubieras usado la de ella.

Le señaló la varita que estaba en la bolsa delantera de sus jeans.

¿Cómo no lo pensó? En verdad era un completo idiota cuando ella estaba cerca ya fuera dormida o despierta.

-¿Tienes el antídoto?

-No, iba a preparar una infusión con bezoar cuando llegaste.

-Ya no será necesario. Pero antes de despertarla ¿estabas en la habitación del espejo, cierto?

-Si.

-¿Cómo supiste como abrirla?

-Fue demasiado fácil, la cerradura no estaba muy bien camuflada.

-¿Supiste como funciona el espejo?

-No es difícil, muestra lo que mas deseas. Lo dicen las letras que tiene encima.

-Vaya en verdad eres mas listo de lo que imaginé. Muchos pasan esas letras por alto y no saben en realidad como funciona ¿Cuánto tiempo pasaste ahí adentro?

-¿Eso que importa?

-Importa mucho, muchos magos y brujas antes que tú se han vuelto locos por estar viendo ese espejo, se quedan viviendo en lo que esperan y no pueden volver a la realidad.

-Eso no me pasara. No soy tan estúpido, sé diferenciar lo real de lo que no lo es.

-Me daré cuenta si estas demasiado tiempo ahí, y me lo tendré que llevar.

-¿Por qué lo dejaste aquí? ¿Por qué ni McGonagall sabe que aquí esta?

-No estaba seguro en Hogwarts. Y el espejo me lo dejó encargado Albus, Minerva no tiene porqué saber que está aquí ¿entendiste?

-¿Tiene otra función a parte de mostrarte cosas que quieres?

-Nadie ha descubierto todo lo que puede hacer, pero si se ha perdido en el intento de hacerlo, déjalo ahí Draco, o ¿es mejor que me lo lleve?

-¡No! No pasaré más tiempo ahí.

En realidad, eso era mentira pero Snape lo sabía, lo que veía en ese espejo era extremadamente bueno y él no quería perdérselo.

-Ya la despertaré.

Con su varita apuntó justo en el pecho y susurró un ¡Rennervate!

Al instante sus ojos se abrieron y jaló una gran bocanada de aire por su boca. Se veía un poco aturdida.

-¡Estas bien! ¡Estás aquí!

Cuando dijo eso no pudo evitar sonreírle, y al diablo con Snape, de todas formas él ya sabía lo que sentía por ella.


Cuando abrió los ojos lo primero que vio fue a él, estaba ahí de pie a unos pasos de ella.

Gracias a Merlín estaba bien, y estaba en casa.

Cuando regresó por completo a la normalidad pudo ver que no estaban solos, el Profesor Snape también estaba ahí.

-Profesor puedo explicarlo.

-¿Qué va a explicarme señorita Granger? Rompió un frasco de poción para dormir sin sueños y por eso se quedó dormida de inmediato. El señor Malfoy iba a preparar una infusión de bezoar, pero yo la he reanimado con un Rennervate.

-Gracias profesor. Y que bueno que está usted aquí, Harry ha aceptado verlo pero quiere que sea hoy, dijo que la hora no importaba, están en el cuartel.

-Esta bien señorita Granger, ahorita mismo salgo para allá. Gracias por convencerlo.

-¿De qué demonios hablan?

-De cosas que tu no puedes saber, no vuelvas ahí Draco, si lo haces me daré cuenta. Señorita Granger nos vemos, tengo que comunicarle a Minerva que ya apareció el señor Malfoy.

Cuando el profesor Snape ya se había ido se incorporó de la cama y como se mareo un poco se quedó sentada en el sillón.

-¿En donde estabas? ¿A dónde no debes volver?

-Esas son cosas que tu no puedes saber.

Había dicho las mismas palabras que había usado el profesor Snape y no podía pelear eso.

-Estábamos preocupados por ti.

-¿Qué importaba? Igual te ibas a quedar con esos estúpidos unos días ¿no?

-Si, pero salí a buscarte.

-Pues ya me encontraste, puedes irte de nuevo.

¿En verdad le estaba diciendo eso?

Había pasado una hora realmente horrible pensando en todas las cosas que le podían haber pasado y ahora solamente le decía que se fuera.

-¿Quieres que me vaya?

-No, pero siempre haces lo que se te da la gana.

No le había dado vueltas a la respuesta, le había dicho tajantemente que no quería que se fuera, y para ser honestos ella tampoco quería irse.

-¿Puedo quedarme contigo esta noche?

Sus mejillas se pusieron rojas de forma inmediata y no sabía si quería escuchar la respuesta, pero está llegó igual de rápido que la anterior.

-Eso no tienes ni que pedirlo.

Ya no dijo nada más, solo sintió como la tomó en sus brazos y la abrazó fuertemente.

Mañana sería otro día, ya pensaría como lidiar con tener a sus amigos y a él a solo unos kilómetros de distancia. Por ahora solo quería disfrutar de su compañía toda la noche.