Disclaimer: Los personajes y el mundo de HP le pertenecen a J.K. Rowling.
4. ¿Esto es real?
"hablará por espejos
hablará por oscuridad
por sombras
por nadie"
Pizarnik
Con dificultad pestañea, no sabe dónde está y cómo llegó ahí. Aquella idea le genera una abrumadora e intensa ansiedad. Hermione tarda unos segundos en reconocer el techo caoba de la cabaña que ha sido su hogar por 8 semanas. Si bien su malestar mental disminuye rápidamente, su cuerpo le dolía como nunca y la cabeza sentía que le iba a estallar.
Intentó levantarse, por lo demás, realmente se sentía mal y aquello no parecía ser una posibilidad.
Se mantuvo recostada en el piso, entre lo que sería su habitación y el comedor, probó recordando qué había pasado, pero nada, había en su mente una vaga idea de estar levantándose para tomar un baño, acto seguido sentir mucho dolor y luego, estar en el piso. Intentó levantarse nuevamente, pudiendo solo sentarse en el piso. Observó la hora, llevaba desmayada 2 horas según sus cálculos, en estos momentos debería estar saliendo a trotar, por orden de Grindelwald debía seguir conociendo el bosque y manteniéndose en forma, por lo cual, le dedicaba 90 minutos por la mañana luego volvería, tomaba una ducha y una comida para posteriormente encontrarse con Grindelwald. Hermione poco a poco se levantó y se tumbó en la cama. No recordaba haberse sentido tan mal nunca.
Levantó el tul que cubría el espejo y se observó, su nariz estaba sangrando y al parecer sus oídos también, pues desde su oreja se podía distinguir un pequeño hilo de sangre a estas alturas ya estaba casi seca.
No importaba qué mierda hubiese pasado, debía continuar su entrenamiento. La chica era sumamente consciente de que, había personas allá afuera que estaban muriendo mientras ella pasaba sus días en un mítico bosque entrenándose, en donde a pesar de que terminase exhausta por el duro entrenamiento, no había mayores preocupaciones o al menos no como cuando participaba activamente de la orden, donde la atmosfera si era extenuante. Sonaba quizás algo exagerado, pero cualquiera de sus amigos daría lo que fuera por esa comodidad.
La Gryffindor con dificultad llegó caminando al punto de encuentro, aunque debía detenerse cada 25 pasos por falta de aire y mareos, quizás las palabras adecuadas más que venir caminando son "arrastrándose". Al llegar, Grindelwald ya estaba ahí y la observó con detenimiento.
-Lamento no haber ido a trotar hoy maestro, me descompense, pero ya me encuentro mejor, no volverá a pasar, lo prometo - se disculpó Hermione quien intentaba descifrar el rostro de aquel hombre.
-No me parece una excusa válida- respondió, aunque con total serenidad- pero cuéntame ¿Qué te ocurrió exactamente? - Hermione Granger tras pasar casi dos meses con Gellert Grindelwald se había percatado una de las posibles razones por las que en su momento tuvo tanto éxito el movimiento que protagonizó, a diferencia de Voldemort y todos los otros magos tenebrosos, Grindelwald no ocupaba la fuerza bruta o el miedo propiamente tal para conseguir adeptos a su causa, de hecho, en su gran mayoría estos se unían voluntariamente -según los conocimientos que poseía- porque en serio creían en los ideales de él. Y quizás si no le hubiese conocido no tendría formas de justificar por qué tanta gente participó de esto, pero ahora lo sabía, Grindelwald lejos de ser una persona que generase miedo, el hombre tenía un carisma evidente además de que era una persona sumamente amable (quizás algo distante) y realmente se interesaba o fingía de manera convincente, interés en el otro, lo que al momento de persuadir provocaba que casi uno estaba devolviendo la amabilidad. Además, no solo generaba que su causa y la de los otros se convirtiera en una sola, sino que hacía que pareciera la decisión más racional y correcta, dejando al resto (quienes tenían opiniones distintas a él) como los malos.
A la chica aun le parecía surrealista estar entrenando con Gellert Grindelwald, es como si estuviese viviendo en un sueño o bajo los efectos de alguna droga.
-Me levanté, comencé a sentir un dolor muy fuerte y luego de dos horas desperté en el piso- respondió la chica con total honestidad. Grindelwald la observó un instante.
- ¿Solo eso?
-Al despertar me dolía el cuerpo bastante… - se detuvo unos segundos y continuó - tenía algo de sangre en la nariz y en los oídos.
- ¿Tu cabeza también dolía no? - quiso saber y se acercó a la chica- permíteme Hermione Granger- le previno mientras posaba su mano en la frente de la chica- tienes mucha fiebre… ¿Qué dolor sentiste?
-No lo sé, como si todo el cuerpo ardiera y mis huesos especialmente…- respondió la chica algo sorprendida por la cara confundida de su maestro.
-El velo del espejo…-dijo atropelladamente- ¿lo quitaste?
-No, solo hoy cuando me observé el rostro y volví a ponerlo en su lugar…
- ¿Has tenido la sensación que alguien invade tu mente o tienes sueños extraños? - Hermione tragó saliva.
-No - mintió.
-Lo de tus huesos… ¿sentías que ardían y el dolor iba como de tu medula? - preguntó Grindelwald mientras se acercaba a la chica por su espalda.
-Sí, yo…
-Permíteme revisarte el cuello Hermione Granger - avisó mientras levantaba su frondoso cabello por unos instantes.
La chica comenzaba a impacientarse y sentir angustia, algo no andaba bien.
-Vamos a tu cabaña - anunció y fueron caminando con bastante prisa.
- ¿Qué ocurre?
-Lo que me describes es similar a lo que pasa tras ser atacado por una maldición cruciatus, una muy fuerte para que sangres, tengas marcas en tu espina y pierdas el conocimiento…
-Pero yo…
-Puede ser también una maldición o que alguien esté entrando a tu mente mediante oclumancia… -le explicó mientras la chica comenzaba a visualizar la cabaña- así que, por hoy se suspenden las actividades…
-Maestro yo igual puedo entrenar… ya me siento mejor- el volteo y le dirigió una mirada amenazante.
-Hermione Granger hoy descansarás esa será tu única misión, por la tarde dejaré unos libros que mañana revisas y si te sientes en perfecto estado, mañana caminaras 30 minutos por los alrededores de la cabaña, es una orden ¿entendido?
-Bueno - asintió la chica, que se acercaba a la cabaña mientras observaba a Grindelwald inspeccionando todo a los alrededores de la cabaña y dentro de ella. Una vez ya dentro y recostada pudo ver como Grindelwald a la lejanía levantaba hechizos protectores
Todo se fue a negro, al abrir los ojos seguía en su cama, pero todo se veía negro como si todo tuviese una sombra o un velo oscuro. A los pies de su cama estaba alguien mirándola fijamente y con una varita apuntando.
-Escúchame bien Granger… Si no me dices qué mierda es esto, te juro por merlín que voy a hacerte hablar - la chica sostuvo su gélida mirada.
-Intenta lo que quieras - le respondió aun algo adolorida - no me das miedo Malfoy.
-Deberías - bajo la varita- dime Granger… ¿qué mierda hago aquí?
-Me acosas- dijo la chica acomodándose en la cama.
-Ya quisieras, pero me temo que no recue…
-No recuerdas como llegaste aquí, lo sé- se adelantó Hermione- eso yo te lo comenté la otra vez y por cierto… - se acercó a la mesita contigua a la cama y tomó una pequeña bolsa de plástico con un fragmento dentro, acto seguido se la puso delante de sus ojos - no quiero que tu o tu familia me llame ladrona.
El Slytherin tomó la bolsa examinándola, era un trozo de cerámica del jarrón de su madre.
- ¿Qué mierda retorcida es esta? -susurro mientras guardaba la bolsita en su bolsillo, hasta ese momento la chica no había notado que su atuendo era mucho más casual que otras veces. Llevaba unos pantalones de lino negro y un chaleco gris, iba a descalzo. Ese debía ser una especie de pijama.
-Mmm… pensé que podrías estar utilizando oclumancia- admitió Hermione.
-No seas estúpida, con la oclumancia uno no se aparece sin saber cómo llegó.
-Ya lo sé, pero pensé que tu…
-No Granger, esto no es parte de un plan - le dirige una mirada como si estuviese en frente del troll de montaña más estúpido.
-Bueno sabelotodo ¿cuál es tu teoría?
-En caso de que la tuviera ¿por qué la compartiría contigo?
- ¿Puedes ver donde estoy siquiera? - quiso saber ella.
-No, todo está oscuro - admite frustrado- puedo verte a ti y asumo que estás en una cama o un sillón.
- ¿Qué pasó hoy por la mañana? - exigió saber.
- ¿Qué es esto? ¿un puto interrogatorio? -bufó algo molesto - ¿quieres saber que desayune?
-Esta mañana alguien te atacó ¿no es cierto? - dudó la castaña
-No sé de qué hablas…
-Un maleficio cruciatus.
- ¿Que hay con eso, Granger? estás divagando.
- ¿Te atacaron, sí o no?
- ¿Qué mierda podría importarte? -Draco puso los ojos en blanco- si Granger, fui atacado ¿cómo lo sabes? - fingió.
-Porque pude sentirlo y es la razón de que estuviese todo el día en cama… ¿tú no puedes sentir lo que yo…
-No, nunca me ha pasado - La fiesta de máscaras en el ministerio, el dolor en el pecho, debía ser eso. Ahora lo sabía.
- ¿Le has dicho a alguien sobre esto? - el chico levantó una ceja como si ella acabase de hacer la pregunta más estúpida del mundo.
De pronto escucharon como alguien se acercaba a la cabaña de forma sigilosa, toda la imagen se desvaneció de golpe y al abrir los ojos estaba en su cabaña otra vez. Observó que encima del baúl había una pila de libros, debió ser Grindelwald hace unos segundos.
Acto seguido miró a su mesita de noche y vio que la bolsita de plástico ya no estaba.
¿Era todo esto real? De alguna forma lo era.
Tras tres semanas exhaustivas de entrenamiento, Hermione comenzaba a ver pequeños avances en sus técnicas, pero por sobre todo en las nuevas formas de experimentar la magia.
-Nunca olvides Hermione Granger - comenzó Gellert Grindelwald- la varita es solo una herramienta para canalizar tu poder y centrarlo en un propósito, pero no la necesitas realmente.
-Solo he visto un par de magos y brujas pudiendo hacerlo.
-Porque nadie sale de su zona de confort, nadie nunca practica sin una varita - le responde su maestro quien toma otra manzana y se la lanza, la chica levanta una mano e intenta detenerla con su magia, pero, la fruta le da justo en la cabeza. Lo cierto era que Grindelwald era un maestro con BASTANTE paciencia y la chica tenía la impresión de que tenían todo el tiempo del mundo y genuinamente su método funcionaba. Quizás si no hubiese sido uno de los magos más peligrosos y sádicos de la historia habría sido un buen maestro para Hogwarts.
A pesar de que en las últimas semanas solo se limitaba a entrenar y controlar la magia sin varita o verbalizar más de 12 horas diarias, apenas hablaban. Las interacciones más personales eran cuando él le reprendía sobre dejar de tener tanto miedo por las cosas.
-Hermione Granger no dudo de tus capacidades, tus profesores y compañeros no dudaban tampoco… sin embargo, puedo percibir tu miedo e inseguridad…quizás antes fue un motor para mejorar pero ahora no puede seguir así - le explicaba con total calma mientras se paseaba por el bosque - No puedes dudar de ti sino de ahí en adelante todo falla, al no estar segura de ti misma, no estás confiando en tu fuerza, tu magia y los hechizos que estás lanzando… - hizo una pausa- un hechizo es energía canalizada con un objetivo o intención ¿entiendes? si no estás segura de ti, todo el resto falla… Si atacaras a alguien con un expelliarmus debes estar segura de ti, de tu fuerza y de tu intención de defenderte para atacar al resto.
-Defenderme es distinto a asesinar - se defendió Hermione, intuyendo a lo que su maestro quería llegar.
-Si es tu vida o la de otro, es defensa - dictaminó el hombre- si es por proteger lo que amas o un bien superior, es necesario.
-No, eso me parece la base de encubrimiento de asesinatos injustificados…
-Si Hermione Granger, imagino que a ustedes los Gryffindor deben darles un fuerte adoctrinamiento sobre la importancia de la vida y la muerte, el valor y moral frente a la defensa, la importancia de todas las vidas y demases, pero por esa misma razón tu bando perdió y la del señor tenebroso ganó… no te digo que sea lo correcto - le explicó algo cabreado, haciéndole una señal de que le lanzaría frutas - De vez en cuando, hay cosas que debemos simplemente realizarlas y tenemos que ser lo más racionales y prácticos posible, si todos tuvieran una moral Gryffindor probablemente nadie concretaría nada, mortifagos y brujos tenebrosos llegarían rápidamente al poder, tal como pasó ahora porque ellos no tienen escrúpulos en hacer lo que hacen.
-No creo que fuese por falta de violencia o barbarie lo que…
-Pero por sobre todas las cuestiones Hermione Granger, no podemos escapar de las profecías y del destino, en tu caso debes asesinar al otro duelista o este te asesinara a ti y todos estos meses serán perdidos y tus amigos morirán por culpa tuya.
Él tenía razón. Para fines prácticos ella debía asesinar al menos a una persona. La chica suspiró porque Grindelwald probablemente ya sabía, que quizás ese era el mayor problema en ella. La chica dejó de esquivar los proyectiles.
-No eres insuficiente en cuanto a inteligencia y dominio, estoy seguro que estás sobre el promedio, sin embargo, temes cargar con ese poder por lo demás, esta es la única forma y quizás tu última oportunidad de ser de ayuda y….
No quería escucharlo más, sabía que haciendo esto la muerte de Harry y todos sus amigos no sería en vano. Pero el problema partía de ahí. No podía aceptar que aquello había sucedido.
-...Si esto no es para ti está bien, pero entonces no nos hagamos perder el tiempo.
-Estoy lista para avanzar - anunció ella y Grindelwald le lanzó una manzana, la chica tomo una bocanada de aire, exhalo y cerró los ojos. Energía. Canalizar. Defender. Manzana. Detener. Defender. Sentía una presión en el estómago muy fuerte, sus oídos tapados, sentía que le quemaba el esófago y su corazón iba a salirse.
La chica abrió los ojos pasados unos segundos. La manzana estaba a sus pies y rota por la mitad.
-Nada mal… al fin.
Así. como poco a poco mejoraba también, se hacían más recurrentes sus contactos con Draco Malfoy. A veces solo duraban unos segundos en sueños o en otras ocasiones, como cuando veía su reflejo en el espejo o al cerrar la ventana, podría jurar que no eran sus ojos sino los de él. Por lo general, las miradas de él siempre tenían un aire frío, de asco y superioridad, no le sorprendía. Lo que sí le sorprendía era que su mirada siempre estuviese perdida, como si su mente estuviese en otro lugar. Jamás se dirigían la palabra, el máximo contacto era un bufido de parte de él o un sobresalto de ella. Aun así, seguía manteniendo en secreto aquella conexión con Malfoy.
En los últimos días, Grindelwald la hacía entrenarse casi 15 horas diarias. La rutina era bastante simple. Despertar. Comer. Correr. Ducharse. Comer. Duelo. Manejo de elementos. Comer. Leer. Correr. Ducharse. Comer. Dormir.
No había espacio para más ni menos. De vez en cuando, solo debía sumar curar heridas o leer sobre preparación de pociones para aliviar dolores, pero jamás eliminar una actividad o dar lugar al ocio o tiempo libre.
Un día Hermione se levantó 10 minutos antes de lo normal y fue la primera vez en meses que pensó en sus amigos y seres queridos, no de la forma que a veces lo mencionaba su maestro de entrenarse para ayudar a sus amigos y eso, sino de una forma normal. ¿Cómo estarán sus padres? ¿Qué habrá preparado la señora Weasley para cenar? ¿Habría en Ginny una mejora? ¿Estará Ron molesto con ella? ¿Extrañaba a Ron? ¿Estaba desconsolada aún por la muerte de Harry? ¿Seguía sintiéndose culpable por ello? ¿Seguía el resto con vida?
Lo cierto era que, por una parte, mantener la cabeza ocupada todo el día le daba una suerte de descanso, el no pensar en preocuparse por la vida real le generaba alivio y, asimismo, obligarse a no pensar en ello procuraba que siguiera enfocada en su día a día. Sin embargo, era consciente que llevaba meses en aquel bosque y aunque a veces quisiera acabar luego toda esta preparación, otras quisiera estar ahí más tiempo porque sabe que nunca estará suficientemente preparada para afrontar el mundo real y la pérdida.
-Hermione Granger, concéntrate- ordenó su maestro a unos metros de distancia, mientras ella intentaba canalizar energía del agua sin varita.
-Realmente no entiendo porque controlar el agua sin varita es tan esencial- dijo la chica algo aburrida- puedo hacerlo perfectamente con varita- Grindelwald suspiro.
-La forma que se te enseño en Hogwarts tenía limitaciones, controlar el agua servía para cuestiones domésticas y cosas prácticas, e incluso en situaciones de aprieto controlarlo pero solo porque la varita es el límite - le explica, mientras se acerca a la chica y desciende observando unas violetas - hay usos que deben ser abarcados solo de esta forma- el hombre se apunta con la varita la mano en la cual comienza aparecer un tajo que va desde el dedo meñique hasta la altura del pulgar, donde sobre su palma emana un flujo de sangre bastante intenso. Hermione se sobresalta. La mano sana de Grindelwald la posa sobre las flores, las cuales comienzan a marchitarse hasta secarse y de igual manera el pasto verde alrededor de las flores comienza a tomar un color café. Simultáneamente la herida de la otra mano comienza a cerrarse y a detenerse el sangrado - y la forma es esta.
Hermione sonrió estupefacta de la emoción, nunca había visto nada tan maravilloso y triste a la vez. Por su cabeza se cruzó una de sus clases de ciencias muggle de primaria cuando la maestra explicaba que "La energía no se crea ni se destruye solo se transforma" este era quizás el ejemplo más tangible que había visto.
-Esto es…
- ¿Fascinante? - se adelantó su maestro, levantándose y poniéndose a la altura de la chica- sí, lo es.
-Si todos pudieran aprender a tener control sobre los elementos, la medicina mágica podría mejorar y generar un montón de avances… - La chica hablaba de forma rápida y con excitación.
-Sí, así es - convino el hombre- muchos magos coincidieron contigo e incluso llegaron a hacerlo, pero debes entender que, así como esto pude hacerlo con un par de flores también puede hacerse con los animales, seres mágicos y personas… Herpo el Loco, tuvo la misma idea que tu ¿y si experimentamos con la energía y hacemos algo más grande? así fue como tomó la vida de muchas personas y su energía hasta convertirlas en Horrocruxes.
La boca de Hermione tomó la forma de un O, ¿acaso está era la forma de crear horrocrux y la base de la magia más oscura?
- ¿Me está diciendo que de esta forma se generan los horrocruxes? - inquirió, mientras el hombre levantaba las cejas, claramente en conflicto si entrar en detalles o no.
-No específicamente…
- ¿Pero… - comenzó Hermione ansiosa de curiosidad mientras su maestro notaba aquello y la detenía, Grindelwald a estas alturas sabía cómo era la chica, incapaz de guardarse una pregunta o evitar el conocimiento, hacia muchas décadas no conocía a nadie tan ansioso de sabiduría?
-Más te vale no andar creando horrocruxes después de esto - advirtió Gellert Grindelwald, medio en serio medio en broma - Dentro de los experimentos con energía elemental que hizo Herpo el loco, estaba tomar la energía de un ser humano y esta depositarla en un objeto, sería el paso uno - el hombre suspiró intentando buscar palabras para explicarlo de manera sencilla- pero lo especial está en que estos objetos deben estar vinculados al alma de la persona que hace estos horrocruxes. Por lo demás, Herpo el loco lo que hizo fue anclar su alma a estos objetos que tenian la energía de una persona que fue asesinada, lo que Herpo mencionó en sus diarios fue que aquello funcionaba como tener baterías extracorpóreas que daban la vitalidad y que protegían el alma o vida de él, que eran estos objetos horrocrux.
-Suena muy simplificado para algo tan complejo - admite Hermione algo decepcionada.
-No es tan complejo si sabes cómo hacerlo pero lo que debes entender de la energía elemental, es que la energía que tomas no solo es vitalidad o destrucción, la energía en personas o seres viene intencionada - la chica pone cara de confusión intentando seguirle- Quizás robarle energía a las flores y plantas no es muy significativo, pero robarle energía a las personas no es igual…nadie quiere que le roben energía, eso trae una carga, ya sabes: enojo, rigidez, ira, tristeza, etc. -hace una pausa- por eso los horrocruxes son artículos tan difíciles y peligrosos, no solo porque es una batería llena de energía que si no se maneja con cuidado puede hacerte daño, sino porque el objeto en sí tiene una personalidad de la persona muerta y que se encuentra en conflicto al verse obligada, o más bien doblegada a alimentar el alma de otra persona, su asesino - hace una pausa- como te decía, no es TAN complejo hacer esto, pero jugar con la energía de otros seres, es diferente, es profanar y tiene un costo… Incluso si abusamos mucho de la naturaleza o tomáramos grandes cantidades tendría un costo.
- ¿Pero entonces qué tendré…
-Oh, tu solo canalizaras la energía de elementos sencillos, plantas, agua, tierra, fuego y aire, cuando no tengas varita y estés herida, serán tu mejor arma… puede no haber medicina, pociones, o varitas, pero siempre habrá alguno de estos elementos- explicó - Bueno no perdamos el tiempo comencemos…
Resultó ser más sencillo en la teoría que en la práctica, puesto que no solo terminaba agotadísima sin ningún resultado, sino que además llevaba varios días sin avances. A veces intentaba gestionar sus emociones en función de esto, pero no resultaba como quería. Más de una vez quemó árboles y terminaba salpicando enormes cantidades de agua del río.
Tras varias semanas de entrenamiento aún no había gran cambio, sin embargo, comenzaba a acostumbrarse a la rutina. Por la tarde, hasta disfrutaba de correr a través del bosque y ya lo conocía como la palma de su mano. No le atemorizaba en lo absoluto y ahora era muy sensible a cualquier cambio ya fuese sonido o un olor incluso.
De pronto escuchó una voz. Una que hacía demasiado no oía. Podría haberla reconocida en cualquier parte. Era Ginny.
- ¡SUELTALA! - pedía la voz.
- ¿Ginny? - musitó Hermione frenando en seco y examinó a su alrededor, pero la voz sonaba mucho más lejana, no era aquí.
- ¡BASTA! -gritaba la voz y de pronto escuchó otra voz. Era Molly Weasley gimiendo, algo le ocurría - DETENTE.
Hermione de pronto cerró los ojos e intentó concentrarse en las voces. Tomó una bocanada de aire y se sentó a los pies de un árbol. Poco a poco, empezó a escuchar las voces más fuertes y luego pudo ver las figuras, sin embargo, todo el escenario parecía oscurecido y las personas, solo podía escucharles. Hermione abrió los ojos, volvió a tomar una bocanada de aire y procuro dejar su mente en blanco para poder concentrarse nuevamente.
Está apuntando con su varita a Molly Weasley que está muy malherida. A su lado está GInny, intacta, pero se ve muy asustada.
-Déjala en paz - exige la chica
- Dime donde está Granger y Weasley- le exigió una voz. Esta voz provenía de ella, pero no era su voz. Era Draco Malfoy.
-Ya te lo dije, ellos ya no forman parte de la orden o de la resistencia, nos abandonaron - explicó la chica entre sollozos. Hermione casi no podía respirar, Ginny había vuelto a hablar.
-No te creo…- Susurra Malfoy- la sangre sucia de Granger y el imbécil de tu hermano jamás dejarían esta patética causa.
-Entonces ¿dónde están entonces? ¿dime? -exige saber- si tan fieles y leales a la causa, dime donde mierda están cuando se les necesita - exclamó la chica.
-Quizá tu no lo sepas, pero ella si… - apunta a Molly Weasley con la varita- ¡Legeremens!
Hermione tuvo la misma sensación de cuando uno hace una aparición por primera vez, tremendamente mareada y desorientada pero ahí seguía. Los recuerdos de Molly pasaban con rapidez. Arthur saludando a Molly… Fred y George en la cocina… Ginny triste mirando por la ventana… Bill bailando con Fleur… Charlie haciendo enfurecer a Percy… Harry saludando a Ron y Hermione… Ron… Ron abrazando a su madre…
-Lo siento madre, no puedo seguir con esto…no puedo… - Ron no miraba a su madre a los ojos- no podría lidiar con otra pérdida…- saca un papel del bolsillo- si Hermione volviese a aparecer alguna vez, entrégale este papel… solo a ella…Las hojas de té lo indicaron…ahí está.
Ron se retiraba y Molly sostenía el papel.
"Ruinas de bolingbroke, Lincolnshire. Afueras Valle Godric"
De pronto escuchó un sonido algo que la sacó de sus pensamientos y abrió los ojos. Su maestro estaba a unos metros.
-Hermione Granger…
-Debo irme… yo…tengo que ir a ayudar a mis amigos.
-Tu entrenamiento aun no finaliza- sentencia con severidad.
-Volveré, lo prometo, pero debo ir.
