Los personajes de esta historia no me pertenecen, son propiedad de CLAMP, la historia si es mía.

Sakura

Martes 13 de febrero

—¡Ya te dije que no Sakurita! — gritó Eriol exasperado. —Yo no corro…—

—¡Es por una buena causa! —contraatacaba la castaña.

Los cuatro doctores desayunaban en su mesa favorita, la conversación había sido muy tranquila y amena, hasta que Sakura había sacado a flote "La semana del corazón", y no, no tenía nada que ver con el día de San Valentín, se refería a una semana en la que el hospital, específicamente el departamento de cardiología, realizaba eventos destinados a recaudar dinero para personas de escasos recursos alrededor del mundo con padecimiento cardiacos crónicos, que necesiten tratamientos caros y complicados.

Uno de los principales eventos, era una carrera nocturna de 10Km, en la que la mayoría de los doctores del hospital ya estaban inscritos, todos menos el flojo de su amigo.

—¡Ni siquiera es de mi departamento! ¡No voy a pagar para morir a la mitad de la calle!— afirmaba Eriol. — ¿Tu irás Shaoran?

—Tengo que hacerlo, es mi departamento. — respondió mientras comía otro bocado de su omelet. — Y aunque no lo fuera, suena bien. —

El neurólogo lo miró con reproche por la falta de apoyo.

—Traidor, por suerte tengo a mi amada Tomoyo de mi lado. — declaró lleno de orgullo. — ¿Verdad amor? —

—Pues… la verdad es que … me inscribí esta mañana… y no me mires así, Sakura tiene razón, es por una buena causa. — se defendió la amatista de la mirada herida de Eriol.

—No lo puedo creer… ¡estamos a punto de casarnos! — dramatizó. — ¡Se supone que nos apoyemos el uno al otro, que fomentemos nuestra unión!—

—Tienes razón… podemos fomentar nuestra unión en la carrera, porque también te inscribí a ti— le dijo con sorna. — Haremos algo altruista juntos… no creo que haya algo que nos pueda unir más que eso… además a tu trasero le hace falta el ejercicio. —

Al instante la tranquilidad de la cafetería se vio interrumpida por las carcajadas de ambos castaños, pasaron varios minutos antes de que pudieran calmarse.

—Está bien está bien, lo haré, pero a cambio exijo sexo duro todas las noches. — declaró.

Todos volvieron a estallar en carcajadas, Sakura tuvo que tomar una servilleta para secar las lágrimas que comenzaban a salir de sus ojos esmeraldas.

—Si no puedes correr una simple carrera… ¿Cómo esperas aguantar tener sexo duro todas las noches? — le dijo Shaoran en tono burlón.

—Tal vez ni siquiera resistas la imagen de Tomoyo sin sostén— se adelantó Sakura siguiéndole el juego a Shaoran.

El inglés los miró con odio.

—¡Claro¡ como ustedes ya se acostaron, ahora se apoyan mutuamente. — los acusó Eriol.

Por el rabillo del ojo Sakura alcanzó a ver la expresión de sorpresa del ambarino.

—¡Eriol! — le gritó la castaña. — Lo lamento, prácticamente lo supo en cuanto me vio. —

—Obvio, yo sé me hasta su ciclo menstrual— aseguró. — lo que me permite garantizarte que no la has dejado embarazada. —

—Idiota. — le dijo la esmeralda, dándole una patada por debajo de la mesa.

Mientras Eriol se sobaba y los demás reían, Sakura recordó algo.

—Tomoyo … ¿Qué harás este sábado? — preguntó.

—Nada… planeaba comenzar a ver salones para la boda, pero mi madre tiene que salir del país por negocios y Eriol tiene la agenda repleta. — respondió la amatista. —¿Por qué lo preguntas?

—¿Y el vestido ya lo elegiste? — interrogó Sakura haciendo caso omiso a la pregunta de su amiga.

—No… aun no, he hecho citas en muchas boutiques, pero la lista de espera es muy larga. — comentó Tomoyo claramente preocupada. — Mi cita es hasta dentro de dos meses. —

—Lástima… si tan solo tuvieras algún contacto…— dijo Sakura fingiendo preocupación.

Tomoyo tardó segundos en comprender que su amiga estaba a punto de darle una de las mejores sorpresas de su vida. Eriol y Shaoran intercambiaban miradas de confusión desde que escucharon que había una lista de espera para comprar un vestido de novia.

—¿Sakurita? …—dijo Tomoyo intentando reprimir la emoción que se apoderaba de ella. — Oh Sakurita ¿Qué estas tramando? —

—¿Yo? — preguntó fingiendo demencia. — Yo no estoy tramando nada. —

—¡Sakura! — gritó su amiga, removiéndose nerviosamente en su lugar.

—Está bien, resulta que hace como medio año tuve una paciente con luxación de tobillo que ya había sido tratada, pero que la había dejado con una cojera bastante marcada, la programé para cirugía y removí todo el tejido fibroso, fue una de mis operaciones más limpias. —comenzó a narrar disfrutando de la mirada llena de emoción de su amiga. — Apenas tuvo consulta conmigo la semana pasada para checar que tal estaba evolucionando y resulta que la cojera ha desaparecido, estaba tan feliz que me dejó su tarjeta… al parecer es la gerente de la boutique "I Do", llamé y agendé una cita para el sábado a las seis de la tarde. —

Inmediatamente después de dar la noticia se escuchó un grito ensordecedor, que obligo a toda la gente del lugar a dirigir su mirada en la dirección de los doctores, Eriol y Shaoran sonreían ante la imagen de la amatista estrujando a Sakura por encima de la mesa.

—Ni cuando le pedí matrimonio se emocionó tanto. — declaró Eriol.

—¡Pues claro que no! ¡¿Tienes idea de lo que esto significa?! — Seguía gritando. — ¡Vestidos de Dior, Chanel, Christian Lacroix!

—Y Oscar de la renta…— apuntó Sakura disfrutando del nuevo grito de su amiga.

—Suena caro…— le dijo Eriol.

—jajajajaja ¿Caro? Jajajaja. — estalló en una carcajada. — ¡El vestido va a costar más que toda la boda! —.

—¡Ahhhhh Sakurita! ¡ahhhhh! — volvió a gritar, espantando a los hombres en la mesa. —¡Tengo que darme prisa! ¡Voy a adelantar todo el trabajo que pueda!... nos vemos—.

Y salió de la cafetería dando saltitos de alegría, tres pares de ojos la observaron con una sonrisa en el rostro, aunque los dos muchachos no entendían cuál era el alboroto, solo se trataba de un vestido de novia, pero decidieron no decir nada que pudiera desatar la ira de cualquiera de las dos mujeres.

Antes bajar a desayunar, Sakura había adelantado bastante trabajo y al parecer no era necesitada en la sala de emergencias o ya la habrían llamado, por lo tanto todo parecía indicar que sería un día tranquilo. Recargó los codos sobre la mesa y observó a los dos hombres que la acompañaban, en ese momento Eriol comía y veía en dirección a las demás mesas mientras que Shaoran hojeaba el periódico con su rostro tan serio como siempre.

Ese castaño era increíblemente guapo, incluso así… serio con el ceño ligeramente fruncido, dando a entender que no quería ser molestado, podía casi asegurar que muy pocas personas lo habían visto sonreír ,ella lo prefería sonriendo, con ese brillo que se adueñaba de sus ojos…

Eso lo demostraba, las personas que sonríen menos, tienen las sonrisas más hermosas.

—¿En qué piensas Sakurita? — le preguntó Eriol.

—En que deberíamos de tener un trio…— le respondió guiñándole un ojo.

Fue en ese momento que Shaoran hizo a un lado el periódico y le dedicó una mirada de escepticismo.

—Contigo cuando quieras… pero no pienso acercarme a Eriol…— declaró el ambarino. — o dejar que él se me acerque. —

—Te va a gustar cariño… después de mi ya no te va a interesar Sakura…— dijo Eriol lanzándole un beso.

Sakura soltó una larga carcajada por la cara de asco que había puesto el cardiólogo, una vez recuperada, se volvió hacia Eriol.

—¿Y qué planes tienen tú y Tomoyo para mañana? — preguntó la castaña.

—¿Planes para qué? — le dijo alzando una ceja en señal de confusión.

—Imbécil— se burló Shaoran. —¿Qué pensabas, que el hospital está adornado con corazones solo por ser "la semana del corazón"? —

El rostro de su amigo de anteojos fue captando de a poco las palabras del castaño, hasta que tu tez pálida cobró un tono mucho más blanquecino.

—¡Ay no! Lo he olvidado por completo… — Ambos castaños observaron como Eriol iba perdiendo el control poco a poco con una sonrisa en sus rostros. —¡Pensé que aún faltaba una semana para San Valentín! —

—¡Eriol! Haces recetas, informes y notas todos los días… no puedo creer que lo olvidaras…—se mofó Sakura

—¿Crees que aún pueda hacer una reservación en el restaurante francés que tanto le gusta a Tomoyo? — habló desesperado, ignorando la observación de la esmeralda. — ¡¿Y que le doy de regalo?!... ¡Sakura!...

—jajajajajaja ya cálmate, tengo algo de tiempo libre veré que puedo hacer…—le dijo intentando reprimir otra risa.

—¿Se olvidan que tienen internos? —apuntó Shaoran. —Dile que te haga una reservación y que si no lo logra no podrá entrar a cirugías contigo… y listo. —

—Que malo eres… ¿Ya no estas de buen humor? — le pregunto dándole un golpe con su rodilla.

—Sabes que no …— respondió, mirándola intensamente y sonriéndole de lado.

—¡Dejen estar insinuándose el uno al otro y ayúdenme! — gritó el ojiazul completamente estresado por la situación. —¡Ya tendrán tiempo de violarse después! —

—Eriol te acabo de decir que lo dejes en mis manos… — le recordó Sakura. — ¿Y que no tienes una cirugía dentro de 5 minutos? —

Lo único que obtuvo como respuesta fue un grito de sorpresa antes de que se levantara de la mesa y saliera corriendo hacia el elevador. Eriol no era una persona despistada, pero cuando le daban sus episodios de distracción le costaba volver a su ritmo.

—Creí que no corría…— comentó Shaoran todavía riéndose del comportamiento de su amigo de anteojos. — Bueno yo también tengo trabajo… ¿vienes?—

Ambos dejaron la cafetería en silencio.

Habían pasado tres días desde que pasaron la noche juntos y tal como habían prometido, seguían siendo buenos amigos, no había momentos incómodos y tampoco lo habían vuelto a hacer.

Normalmente un día era todo lo que Sakura necesitaba para quedar satisfecha de un hombre, si decidía seguir viéndolo era porque enserio había sido muy bueno en la cama y algo en su personalidad también le atraía…. Por desgracia Shaoran cubría todos los requisitos…

En cuanto despertó esa mañana en su departamento se había arrepentido por su estúpida regla…

¡¿Solo una vez?!

Debió saber desde el momento en que lo vio, que nadie, NADIE, ni siquiera ella, podría tener suficiente de él en una noche, el hombre en serio sabia como complacer a una mujer, él a diferencia de sus otras parejas, no la trató como si fuera una muñeca de porcelana, fue rudo y hasta cierto punto bruto…

Bueno pero él no podía ser el único hombre capaz de hacerla gritar de placer… ¿verdad?

—¿Sakura?...¿estás bien? — le preguntó el ambarino.

—ehhh… yo si… ¡sí! — respondió volviendo a la realidad. — Lo siento ¿Qué decías? —

—Te pregunté cuáles son tus planes para mañana. — repitió con una sonrisa.

—ammmm no lo sé… probablemente compre un bote de helado y rente varias películas de terror…— le dijo.

—¿Películas de terror? ¿No deberían ser comedias románticas? — le preguntó alzando una ceja.

—En teoría sí, pero estoy segura que mañana luego de tooooodo un día lleno de corazones y personas fingiendo amarse y abrazos y besos y bla bla bla, para cuando llegue la noche voy a estar harta — explicó. — y para no descargarme con alguien inocente, rentaré películas en donde algún fantasma, zombie o asesino en serie se encargará por mí. —

—Loca. — dijo ampliando su sonrisa.

Antes de que ella pudiera contestarle, vieron como Keffer bajaba del elevador en dirección a ellos, no estaba segura, pero podría jurar que Shaoran había fruncido el ceño ante la visión de su interno.

—Doctora Kinomoto… ya revisé a todos nuestros pacientes… aparte de papeleo hoy no hay mucho trabajo. —informó su interno.

—Así parece… bueno gracias Keffer ve a tomar algo. — dijo Sakura.

—¿Otra vez está en tu servicio? ¿No se supone que tienen que rotar por todos los departamentos? — preguntó el castaño antes de que Keffer pudiera emprender su camino a la cafetería. — Si no mal recuerdo solo has estado en cardiología una vez….—

Parecía que Shaoran había dado justo en el clavo, porque Keffer inmediatamente le dedicó una mirada llena de odio, al mismo tiempo que sus orejas se ponían coloradas, sin embargo Sakura no comprendía a que se referían, ella aceptaba a Keffer porque era bastante útil aunque Shaoran tenía razón en algo, en el mes que llevaban los internos solo había trabajado un día con Devon, otro con Neil y trabajó con Lilith en la sala de emergencias hace como una semana, los demás días había trabajado con Keffer Boxwell.

—No me había dado cuenta… Keffer, Shaoran tiene razón, eres un interno, tienes que aprender de todos los departamentos. — le dijo Sakura.

—¡Pero es que a mí me gusta traumatología y ortopedia! — habló dirigiéndose a Sakura con mirada de súplica. — Quiero que esa sea mi especialidad… ¿Y quien mejor que usted para enseñarme? —

—Ella no es la única ortopedista del hospital niño… además ya lo oíste, eres un interno… no un residente. — apuntó Shaoran. — Pero no te preocupes, serás más que bienvenido en mi servicio. —

—Todavía podremos vernos los días que te toque conmigo Keffer. — le aseguró Sakura con una sonrisa. — Así que quita esa cara… nos vemos más tarde. —

Comenzó a avanzar al elevador y escuchó como Shaoran la seguía, lo que ella no pudo ver fue la sonrisa de satisfacción que Shaoran le dedicó a Keffer, ni la cara de desilusión de este.

Shaoran

Ya eran casi las once de la noche, estaba en la sala de urgencias revisando los signos vitales de sus pacientes para verificar que estuvieran estables, por el momento todo parecía estar en orden.

A pesar de que su departamento andaba bastante atareado por los preparativos de la semana de corazón, hoy también había sido un día tranquilo para ellos, la cirugía que tuvo en la tarde, no se prolongó mucho, el paciente entró en paro y por más maniobras que Shaoran intentó, no pudo salvarlo, esa había sido la parte más activa de su día.

En parte tenia suerte de que le tocara su guardia en un día así de tranquilo, pero por otro lado se estaba aburriendo terriblemente.

Se colocó su estetoscopio alrededor de su cuello, observó a su paciente, quien dormía plácidamente, lo envidió y se retiró a su consultorio.

En su camino alcanzó a ver una cabellera larga y de color negro, sabía muy bien a quien pertenecía ese cabello, Meiling, la enfermera loca que intentaba metérsele por todos lados, aunque desde el incidente del elevador, no la había visto por ningún lado…

¡Qué gran pena!

No quería ni le importaba saber que pensaba ella de él ahora, con un poco de suerte lo odiaría igual que Eriol y decidiría ignorarlo.

Aun así decidió no jugar con su suerte y apretó el paso hacia su consultorio, en cuanto abrió la puerta se encontró con su amigo de anteojos…

Qué raro… no recuerdo que él también tuviera guardia hoy.

—¿Dónde estabas? —le preguntó Eriol.

—Revisando a mis pacientes… ¿y tú que haces aquí? — preguntó mientras se sentaba en la silla detrás de su escritorio

— Traumatismo craneoencefálico, necesitaba una craneotomía pero a la mitad de la cirugía tuvo un infarto cerebral… en teoría podría irme ya pero me pareció mejor adelantar mi guardia. — explicó el ojiazul.

—Creí que estarías ocupado planeando tu noche con Tomoyo. — recordó Shaoran, esperando que su amigo tuviera otra crisis nerviosa .

—Ohhh ya está todo listo… Sakura lo arregló todo, lo único que tengo que hacer es presentarme. — le dijo con expresión de orgullo hacia su amiga. —La verdad es que siempre consigue reservaciones en los mejores lugares, consigue obsequios gratis… solo sonríe y la gente cae a sus pies. —

—Pues no es de extrañar… parece un ángel cuando sonríe. — comentó el ambarino, sin prestar atención a sus palabras.

—¿Ves? Hasta tu estas cayendo bajos sus encantos… y me imagino que es peor para ti porque ya te acostaste con ella. — señaló su amigo.

—¿De qué hablas? — le preguntó extrañado.

—¡Ay por favor Shaoran! Llevas aquí un mes y ya eres una persona completamente diferente.— se burló Eriol. — ¡Casi todo el tiempo estas sonriendo, no has salido con ninguna mujer en un mes, ¡UN MES!, solo has tenido sexo con Sakura y estás frustrado por qué quieres hacerlo de nuevo con ella!, sin mencionar que te pones como loco cuando la ves charlando con un hombre que no seas tú.—

Shaoran se quedó sin habla al escuchar todas las observaciones de su amigo, estaba a punto de decirle lo mucho que se equivocaba, pero una voz en su cabeza le dijo que todo lo que había escuchado hasta el momento era cierto.

Su mirada ambarina se encontró con a azul de su amigo, mantuvieron el contacto visual por un breve momento hasta que Eriol rompió el silencio.

—Te lo advertí— le recordó. —No hay hombre que haya salido con Sakurita, que no se haya enamorado de ella…—

—No negare que me gusta… pero hay un trecho muy largo entre deseo y amor. —repuso tercamente. — Además nadie se enamora en un mes…—

—Yo me enamoré de Tomoyo en menos de un día…—confesó Eriol. — Y no me da nada de pena admitirlo, la vi y supe que ella sería mi esposa … y míranos ahora, estamos a punto de cumplir mi profecía. —

—Sí, pero tú y yo no somos iguales. —apuntó Shaoran. — Y también te olvidas que Sakura no es de las que busca una relación permanente. —

—Sakura es de mente muy abierta, y hasta tú debes haberte dado cuenta que ella también ha cambiado. —dijo Eriol. —En los años que llevo de conocerla no ha dejado que nadie se le acerque tanto como tú.

El silencio se apoderó del consultorio de Shaoran, él había llegado de Liverpool huyendo de un pasado lleno de problemas y dificultades, lo que más quería era cambios en su vida laboral, pero para él su vida sentimental estaba bien, más que bien, de hecho, era el único ámbito de su vida que no le daba ninguna preocupación.

¿Podría cambiar eso?

¿Quería cambiar eso?

Su amigo de anteojos debió notar su expresión de frustración, porque soltó una carcajada bastante estruendosa que logró sobresaltarlo.

—Shaoran… no te estoy diciendo que te cases con ella mañana. — se burló. — solo te digo que si decides salir con ella como algo más serio que una simple aventura de una noche … no sería el fin del mundo. —

El ambarino no pudo responder por que en ese momento tocaron a su puerta, murmuró un ligero "adelante" y delante de él se encontró con Takashi Yamazaki, cirujano plástico, Eriol se lo había presentado en sus primeros días de trabajo, era un muchacho un poco más bajo que Shaoran, piel blanca y ojos rasgados, en general agradable, aunque tenía problemas para quedarse callado y para ser discreto… entendía muy bien porque era gran amigo de Eriol.

—¿Hay reunión y no me invitaron? — preguntó dramáticamente.

—Bienvenido al club de los corazones masculinos. — declaró el ojiazul. — El tema para la sesión de hoy es Shaoran cayendo a los pies de Sakura…—

—¿Por fin se lo vas a pedir? —preguntó algo decepcionado. — ¡La apuesta no vale si lo has ayudado a animarse?! —

—¿Qué apuesta? — pregunto Shaoran comenzando a ponerse de mal humor.

—Apostamos cuanto tardarías en pedirle a Sakura que sea tu novia. — comenzó a explicar Yamazaki. — él apostó que tardarías menos de un mes y yo aposté a que tardarías más de seis meses. —

—Apuesta que acabas de perder…—le dijo Eriol al cirujano plástico.

—¡No perdí nada, no cuenta si tú lo estás ayudando! — gritó Yamazaki.

—Imbéciles. —dijo Shaoran, mientras observaba a los otros dos pelearse. —¡Además no le he dicho nada… ni le diré!

Ambos los ignoraron y comenzaron a discutir sobre quien había ganado la estúpida apuesta, sintió su localizador vibrar como loco, lo alzó y miró la pequeña pantalla que le indicaba que tenía que ir al piso de pediatría.

Enseguida supo de quien se trataba….

—Abi. — dijo Shaoran y salió corriendo.

El piso de pediatría estaba tres pisos abajo del suyo, así que pensó que llegaría más rápido bajando por las escaleras, que esperando por el elevador. Corrió escaleras abajo y accedió al piso de pediatría, ya era pasada la media noche, por lo que la mayoría de los pacientes y familiares del departamento estaban en sus habitaciones durmiendo, recorrió con la mirada el piso buscando a la Doctora Sasaki, no parecía estar a la vista, sin embargo alcanzó a ver a Meiling en el cubículo de las enfermeras.

No tenía más opción que acercarse a ella y pedirle información.

—Hey alguien me llamó ¿Qué es lo que pasa? —preguntó a la enfermera. —¿En dónde está la Doctora Sasaki?

—En su casa probablemente… Hoy le toca guardia en pediatría al , no sé por qué te han llamado Shaoran, solo fue una niñita a la que le iba a sacar un poco de sangre, se puso a gritar, llorar y patalear como loca, se esforzó tanto que comenzó con sangrado nasal, están buscándola por todos lados. — explicó con un dejo de molestia.

—¿Cómo se llama la niña? — la interrogó.

—Es una huérfana… Abigail me parece que es su nombre . —respondió sin darle importancia.

La miró con desagrado por cómo se había expresado de Abi, se giró para comenzar a buscarla, cuando vio llegar a Eriol y Yamazaki por el elevador.

—¿Qué sucede Shaoran? — preguntó Eriol.

—Es Abi, se ha perdido otra vez, debe haberse asustado, iban a sacarle sangre… — respondió el ambarino.

—No es mi culpa que se espantara… no es como si fuera la primera vez que ve una aguja. — se defendió al captar la mirada de Shaoran.

—¡¿Eres estúpida?! ¡Es una niña de cinco años! —gritó perdiendo el control ante el tono de la enfermera. — ¡Puede ver una puta aguja todo el día y eso no va a hacer que desee tenerla en su brazo! —

La cara de Meiling enrojeció de ira y vergüenza, varias personas salieron de sus habitaciones para ver qué pasaba, algunos para exigir silencio.

Antes de que pudiera excusarse o de que Shaoran continuara reprendiéndola, las puertas del elevador se abrieron, vieron a Yue, el director del hospital bajar de este y acercarse a ellos.

—¿Qué está pasando aquí? —preguntó con su gélida voz. —Me informaron de una niña desaparecida. —

—Sí, la niña desapareció por la falta de capacitación de esta enfermera en particular. — dijo Shaoran apuntando a Meiling con el dedo.

—¿Meiling? — dijo Yue.

—Antes de irse la doctora Sasaki dejó indicado que a la niña se le tenía que sacar una muestra de sangre en la noche y otra en la mañana. — comenzó a explicarse. — entré en la habitación de la niña y la preparé para la extracción, empezó a llorar y gritar, debido al esfuerzo salió corriendo de la habitación antes de que pudiera detenerla. —

—¿Y que no leíste en su expediente que Abi es propensa a sangrados? —preguntó Shaoran con un tono de voz casi tan gélido como el de Yue

Todos en la habitación interpretaron el silencio de Meiling, era obvio que no lo había leído, o que si lo la había leído no le dio importancia.

Nuevamente se escuchó el sonido del ascensor y vieron descender de este a un doctor de edad avanzada, que se dirigía hacia ellos, era el Dr. Pierson.

—Dr. Tsukishiro, lo estaba buscando… la niña aún no aparece…. Ohhh Dr. Li ya está aquí— se sorprendió el pediatra. — Disculpe que lo llamará, pero en la nota medica de la niña, venia un apartado que indicaba que en caso de emergencia se le llamará a la Dra. Kinomoto o a usted, pero entiendo que la Dra. Sakura no tiene guardia hoy.

—Así es, no se preocupe. — lo tranquilizó Shaoran.

—¿Y porque tienen que llamarlos a ellos? —preguntó Meiling molesta. —¿Qué son ellos de ella? —

—Nada, pero la niña parece estar apegada a ellos. — respondio Eriol

—Tengo entendido que los padres de la niña no están con ella ¿cierto? — preguntó Yue a Meiling, luego de asentimiento de la enfermera se volteo hacia la gente curiosa que seguía esperando por una explicación. —Atención a todos por favor… tenemos una niña de cinco años desaparecida, así que les pido a todos que tengan los ojos abiertos y en caso de verla la lleven con alguno de nuestros doctores, lamentamos mucho la molestia. —

La gente comenzó a movilizarse, algunos de regreso con sus pacientes y otros tal como había indicado Yue recorrieron el piso de pediatría buscando a Abi.

Satisfecho por haber disipado la atención de la gente, Yue se dirigió a su personal.

—Basta de crear escándalos a la mitad de la noche, cada uno de ustedes alerten y busquen en sus respectivos departamentos. — Ordenó a los doctores. — Meiling habla con el resto de las enfermeras y alerta a los guardias.

Todos emprendieron su búsqueda, los tres doctores fueron por las escaleras en caso de que la pequeña las hubiera usado en su huida.

—Shaoran ¿Crees que deberíamos llamar a Sakura? — le preguntó Eriol. —Tal vez ella pueda ayudarnos a encontrarla. —

Shaoran también lo había pensado, desde que Sakura conoció a esa niña habían creado un lazo muy especial y estaba seguro que Sakura se molestaría si no le avisaba sobre la desaparición de Abi, metió su mano en el bolsillo derecho de su pantalón y marcó el número de Sakura, luego de cinco tonos Sakura respondió.

—¿Shaoran?¿Si sabes qué hora es verdad? —escuchó su voz a través de su celular. —¿Aburrido en tu día de guardia? —

—Sakura… se trata de Abi, se espantó y volvió a huir de su habitación. — Informó Shaoran.— ¿Tienes alguna idea de donde podría estar? —

—Ve a mi departamento, al lado de la estación de las enfermeras hay varias camillas desocupadas, revisa debajo de estas, ahí la encontré la última vez… voy para allá. — respondió la voz de la esmeralda.

—No creo que sea necesario, ya hay mucha gente buscándola. — Intentó persuadirla.

—Voy para allá. — y cortó la comunicación.

Se apresuró a llegar al séptimo piso, siguió las instrucciones de Sakura y revisó debajo de todas las camillas que había alrededor, pero no encontró ninguna señal de la pequeña Abigail.

Luego de asegurarse que no estuviera en el piso de ortopedia y traumatología, corrió a su piso empezó a revisar cada lugar en el que consideró podría esconderse una niña pequeña, pero tampoco tuvo suerte.

Recordó la expresión de tristeza de Abi y como su carita se iluminaba cuando veía a Sakura o cuando lo veía a él y sintió desesperación e impotencia, solo tenía cinco años, no tenía quien la protegiera, Abi podría sujetar la mano del primer extraño que le sonriera, o podría salirse del hospital y congelarse en las frías calles de Londres, o ser atropellada por auto …

Entró en el ascensor para bajar hasta el primer piso y preguntarles a los guardias si no habían visto a la niña, pero antes de poder bajarse subió Sakura. Por un momento se olvidó lo que estaba haciendo y observó la vestimenta de Sakura, llevaba una gabardina abierta que revelaba un par de shorts morados que le llegaban a la mitad del muslo, una blusa de tirantes y un par de botas, era obvio que venía en pijama.

En ese momento lo único en lo que podía pensar, era en los últimos tres días que había pasado recordando una y otra vez como era estar dentro de ella y escucharla gemir de placer…

Niña desaparecida … ¿recuerdas?

En cuanto su mirada se encontró con la esmeralda de ella recordó, en ese momento lo más importante era encontrar a Abi y asegurarse que ella estuviera bien.

—¿La han encontrado ya? ¿Buscaste donde te dije? — le preguntó la esmeralda.

—No aún no la encontramos y sí, busqué en donde me dijiste, pero no estaba ahí. — contestó Shaoran.

—¿Qué fue lo que pasó? — pero Shaoran no alcanzó a responder, habían llegado al séptimo piso y al abrirse las puertas del ascensor vieron a Meiling jalando a Abi en dirección al elevador y a la pequeña niña llorando y poniendo resistencia para no ir con ella.

En cuestión de segundos Shaoran vio como Sakura corría hacia ellas y empujaba a Meiling, se arrodilló para ver a Abi a quien comenzaba a salirle un hematoma justo donde la estaba sujetando la enfermera, esta visión molestó sobremanera al ambarino, pero su coraje no fue nada comparado con el de Sakura.

Meiling las miraba, con la ira apoderándose de su rostro, cuando la habitación se llenó del sonido de la palma de Sakura estrellándose contra la mejilla de Meiling.

—¡¿Cómo te atreves a tratar así a una niña?! — el cuerpo de Sakura temblaba de ira, Shaoran la había alcanzado y trataba de llevarla de vuelta al ascensor, pero ella movía su brazo buscando librarse de su agarre.

—¡¿Cómo te atreves tú a tratarme así?! — gritó Meiling.

—¡Tienes suerte que no te haya dado con mi puño! ¡Eres puta desgraciada!. — gritó Sakura, zafándose del agarre del castaño.

Presintiendo lo que se avecinaba Shaoran tomó a Abi y la alejó de ambas mujeres, colocándola junto a una pared.

En menos de un minuto Meiling estaba sobre Sakura, sujetándola firmemente del cabello, mientras Sakura la sujetaba de las muñecas y ambas comenzaban a rodar por el suelo, Shaoran corrió y sujetó a Sakura por la cintura, pero ella estaba ocupada dándole más bofetadas a la enfermera.

Las dos mujeres se gritaban, arañaban y golpeaban, era difícil decir quien de las dos estaba más enojada. A pesar de la gran fuerza de Shaoran, Sakura luchaba por no separarse de Meiling y seguir golpeándola hasta que su ira se disipara.

—¡Suéltame loca de mierda! — gritaba Meiling tratando de alcanzar el rostro de Sakura con sus uñas.

—¡Maldita desgraciada! ¡Me las vas a pagar! —gritaba Sakura.

—¡Sakura, suéltala! — gritaba Shaoran y al mismo tiempo intentaba jalar a Sakura, pero ambas mujeres estaban fuera de sí.

Fue un alivio para el ambarino escuchar las voces de Eriol y Yamazaki que bajaban del ascensor, el primero corrió a ayudar a Shaoran con Sakura que se retorcía para liberarse del agarre del castaño, Yamazaki sujetó a Meiling que lanzaba arañazos a diestra y siniestra.

—¡Dios mío Sakura ya basta! —gritaba Eriol.

—¡NO! ¡Mira lo que le hizo a Abi! — seguía gritando Sakura, sin embargo con la fuerza de los tres hombres por fin lograron separarlas.

El cabello de ambas chicas estaba alborotado y despeinado, Sakura tenía el labio inferior partido y un corte debajo del ojo izquierdo, Meiling por otro lado tenia ambas mejillas hinchadas y amoratadas, además de varios rasguños visibles, producto de las uñas de Sakura.

—¡Yamazaki, sácala de aquí! —gritó Eriol todavía sujetando a su amiga.

—¡Me las vas a pagar Kinimoto! — continuaba gritando Meiling.

El cirujano jaló con todas sus fuerzas a la problemática enfermera hacia el ascensor, en cuanto las puertas se cerraron, la castaña dirigió su atención a los dos doctores que la sujetaban.

—¡Suéltenme ya! —exigía Sakura, la furia todavía nublaba sus ojos.

—Sakura ya cálmate… Abi está ahí. —le dijo Shaoran en voz baja pero firme.

El efecto fue instantáneo, la castaña dejó de oponer resistencia y se giró hacia la niña que ahora parecía más asustada, la mayor parte de su bata de hospital estaba llena de sangre al igual que alrededor de su nariz y sus manos, que seguramente uso para limpiarse, Abigail se veía un poco más pálida.

—Abi… Abi lo siento mucho…— le dijo Sakura a la niña. —No era mi intención asustarte. —

La pequeña Abigail tardó un poco en acercarse a Sakura, pero al final la abrazó con todas sus fuerzas y lloró en el hombro de Sakura.

—… ¿Por qué nadie me quiere? — preguntó la niña luego de unos minutos de llanto.

Los tres adultos sintieron un nudo en la garganta, los ojos de Sakura se llenaron de lágrimas, la apretó más fuerte contra su pecho y acarició su cabello.

—Yo te quiero Abi. —le aseguró la castaña.

—Hey nosotros también la queremos…¿Quién no querría a una princesa tan linda? — escuchó la voz de su amigo. —¿Verdad Shaoran? —.

Shaoran se hincó hasta quedar a la altura de Abi y tomó una de sus manos.

—Claro que te queremos Abi. — le dijo el castaño.

Y así, envuelta en los brazos de Sakura, sujetando la mano de Shaoran y viendo la sonrisa de Eriol, Abi se quedó dormida.

Sakura

Miércoles 14 de febrero

7:30 am

Se encontraban en la oficina de Sakura, Shaoran se estaba sentado en el sillón con la cabeza de Sakura sobre sus piernas, Eriol se apoyaba en el escritorio de la castaña y Tomoyo sentada en la silla que normalmente usan los pacientes. Los tres doctores terminaron de contar toda la historia a Tomoyo quien no había presenciado el encuentro entre Meiling y Sakura.

—¡¿Y por qué no me llamaste Eriol?! — gritó Tomoyo dándole un golpe en el estómago.

—¡Amor estaba muy ocupado impidiendo que Sakura se volviera asesina!, además eran las dos de la madrugada. —le explicó su prometido.

La noticia de su pelea con Meiling había volado por todo el hospital, era el tema de conversación de todo el personal, al principio todos pensaron que eran simples rumores, pero al ver a ambas chicas descubrieron que había sido cierto.

El labio inferior de Sakura estaba ligeramente hinchado y enrojecido, al igual que el corte debajo de su ojo, para desgracia de Meiling, estas lesiones no afectaban en nada la belleza de joven.

—¿Y Yue que ha dicho? — siguió preguntando la amatista.

—Bueno, estaba furioso… pero Meiling fue la que salió perdiendo, la suspendió por una semana por maltrato a los pacientes y agresión… a Sakura la castigó con una guardia extra la semana que viene…— respondió Eriol.

—Guardia que haré con gusto, no tengo ningún remordimiento por haberle partido la cara a esa estúpida. — dijo Sakura sonriendo con suficiencia.

—¿Cómo sigue tu labio? — preguntó Shaoran, tanto él como Eriol habían terminado sus guardias, pero se habían quedado para relatar la historia a Tomoyo y para verificar que podían irse sin que Sakura volviera a atacar a la enfermera.

—Ya te lo dije, no es nada. — Respondió sin darle importancia a su labio, era como la quinta vez que le preguntaba. —Viviré. —

Guardaron silencio por un momento, Sakura con la vista fija en la puerta, Shaoran seguía observando el labio de la castaña, mientras que la pareja se dirigía una mirada de complicidad, ante el cuadro delante de ellos.

—¿Y Abi cómo está? —siguió la amatista.

—Mejor… bueno… le siguen saliendo hematomas y su biometría hemática sigue saliendo alterada…—Informó Sakura algo desanimada. — Naoko sigue analizando la muestra de médula de Abi, me dijo que quería estar completamente segura, antes de decirme su diagnóstico. —

—Y …¿Qué pasará si es cáncer? — preguntó Eriol. — Me refiero a que ¿Quién tomará las decisiones con respecto a su salud? —

—Abi está bajo la protección de servicio social… así que ellos decidirán…—dijo Sakura.

—¿Y si alguien quisiera adoptarla? — preguntó Shaoran.

—Shaoran… es terrible que lo diga pero… creo que nadie querría adoptar a una niña con cáncer— dijo desanimada.

—Todavía no es seguro que tiene cáncer Sakura. — le reprochó Shaoran.

—Todos en esta habitación sabemos que es cáncer…—dijo Sakura con amargura.

Sakura supo que tenía razón por nadie, ni siquiera el ambarino volvió a decir otra palabra, por la mente de los cuatro doctores pasaba el mismo pensamiento…

¿Cómo podía alguien abandonar a una niña de cinco años?

La intromisión de los internos en la habitación los sacó a todos de sus pensamientos.

—¿Qué ninguno de ustedes sabe tocar antes de entrar? — los regañó Shaoran.

—Lo… lo lamentamos Dr. Li, es solo que hoy estoy en su servicio. — explicó temerosa la única mujer del grupo Lilith.

—Tu horario debe estar mal, hoy es mi día libre…—le dijo el castaño, acariciando el cabello se Sakura.

—Puedes trabajar conmigo si gustas. — le ofreció Sakura, movió la cabeza para ver a Keffer y pudo ver en su mirada que estaba dolido.

—Bueno basta ya de pensamientos depresivos… ¡se supone que hoy es San Valentín! — exclamó Tomoyo. — Nos preocuparemos luego. —

—Dra. Kinomoto…. ¿es cierto que se peleó con una enfermera? — preguntó Devon el hablador del grupo. —¡Me parece que fue genial! ¿Podría contarnos como… —

—Bueno, bueno ya escucharon a mi casi esposa… a trabajar— les dijo Eriol. — ya después se pondrán al tanto de los chismes del hospital. —

Segundos después, sonó el localizador de Sakura, muy a su pesar se enderezó y vio la pantalla del aparato.

—Muy bien ¿Quién de ustedes sabe cómo tratar una luxación anterior de hombro? — les preguntó al grupo de internos, sonrió al ver que solo Keffer alzaba la mano enérgicamente. — Si Keffer tu sabes cómo porque yo misma te enseñe, pero ayer acordamos que te tomarías un descanso de mi servicio… Tomoyo te robare a Neil por unos minutos, luego te lo devuelvo. —

—No hay problema. — dijo levantándose también.

—Yo quiero ver … descansaré un poco de nuero por hoy— dijo Eriol. — Después me iré a casa. —

Sakura, Shaoran y Eriol caminaron a la sala de emergencias, con los internos detrás de ellos, Tomoyo se había quedado en su departamento, quería adelantar su trabajo para salir temprano y disfrutar de sus planes con su prometido.

Al llegar a la sala de emergencias una enfermera bajita y regordeta le entrego varios expedientes a Sakura, quien se los pasó a Lilith.

—Gracias, muy bien… paciente masculino de 30 años, refiere caída contra el suelo mientras practicaba karate… todo el peso cayó sobre su hombro derecho, causando la luxación, paciente consiente, orientado, con mucho dolor e incapacidad para realizar movimientos con el miembro mencionado. — presentó Sakura al paciente antes de llegar a la cama 11.

—¿Dra. Puedo ir al baño? — bromeó Eriol provocando que los internos rieran y que Shaoran rodara los ojos.

—Dr. Boxwell, hágame el favor de ponerle una sonda Foley al Dr. Hiragizawa… sin lubricante. — respondió Sakura sonriéndole a su amigo. —Bien… ¿Qué hacemos? —

Todos excepto Keffer miraron a todos lados para evitar la mirada de Sakura.

—Parece que todos necesitan muchas clases de ortopedia y traumatología… — dijo llegando a la cama del paciente, recorrió la cortina y lo vieron, un hombre de treinta años, cabello corto, estilo militar, mirada severa, cara afilada, su torso estaba completamente descubierto revelando sus músculos bien definidos y justo donde tendría que estar el hombro había una depresión. — Buenos días soy la Dra. Kinomoto y estos son los doctores Li, Hiragizawa, Boxwell, Anderson, Dane y Richmond, espero que no le moleste pero ellos aún no están familiarizados con este tipo de lesión, ¿le molestaría ser mi modelo de trabajo? —

—Pa.. para nada…— respondió el joven haciendo una mueca de dolor mientras intentaba enderezarse.

—Muchas gracias… bien primero tenemos que ponerlo en el suelo. — indicó Sakura. — La camilla nos dificultaría la maniobra que vamos a realizar…—

Dicho esto dio indicaciones a Keffer y Devon, quienes sujetaron al paciente con ayuda de una sábana y lo colocaron en el suelo.

—Ahora … todos quítense el zapato izquierdo. — les dijo Sakura, sonrio al ver las miradas de confusión de los internos. — Devon ven quiero que sujetes su brazo derecho y hagas ligera tracción hacia ti …muy ligera, al mismo tiempo que colocas tu pie izquierdo en la axila de nuestro paciente... no hagas mucha presión—

Al momento Devon, estaba haciendo todo lo que había dicho la castaña, temblando ligeramente al ser observado por tantos pares de ojos.

—¿Qué sientes? —interrogó la esmeralda.

—mmmmm… siento una bola…— respondió temeroso.

—Bien… Lilith ahora tú. —le indicó a la muchacha que se ocultaba detrás de Neil Anderson.

Uno a uno fueron copiando los movimientos de Devon, Shaoran y Eriol estaban recargados en la pared viendo con una sonrisa en sus rostros, las expresiones de los internos.

—¿Qué era esa bola Lilith? —preguntó la castaña.

La muchacha comenzó a jugar con sus dedos, debido al nerviosismo, al ver que no decía ni una palabra, Sakura le preguntó a Neil y por ultimo a Devon. Al final dejó que Keffer respondiera.

—¿Qué es lo que sentimos en la axila del paciente Keffer? — Repitió Sakura.

—Es la cabeza del húmero que se ha desplazado por delante a la fosa axilar.— respondió con suficiencia.

—Correcto, ahora para ponerla en su lugar, ponemos nuestro pie en la fosa axilar empujando la cabeza del húmero, hacemos tracción al brazo lastimado hacia nosotros y nos colgamos de el. — comentó al grupo de estudiantes, mientras hacia los movimientos, solo que ella no lo hizo suavemente, empleó gran fuerza en su movimientos, pronto escucharon el grito del paciente y vieron como el hombro regresaba a su forma original. — Los músculos y ligamentos del brazo nos ayudan jalando desde adentro la cabeza a su lugar, es una solución muy rápida y sencilla, ¿todavía siente dolor? —

—Casi nada, solo duele si intento moverlo. — respondió.

—Eso es normal, Dra. Dane pida a las enfermeras una hoja de alta, Dr. Richmond hágale una receta para un analgésico y antinflamatorio, Dr. Anderson vaya al almacén por un cabestrillo y colóqueselo al paciente y Dr. Boxwell explique las medidas que deberá tomar las próximas tres semanas. — indicó a todos los internos, bajo la atenta mirada de Eriol y Shaoran. — Fue un placer conocerlo, espero que se recupere pronto, cualquier duda o molestia que tenga no dude en buscarme. —

Luego de estrechar la mano del joven y dedicarle una sonrisa, Sakura se reunió con sus amigos y los encaminó a la salida del hospital.

—¡Con razón no podíamos separarte de Meiling ayer! — gritaba Eriol.

Los tres rieron y se despidieron en la puerta del hospital.

—¡Que disfrutes tu noche con Tomoyo! — gritó Sakura a su amigo de anteojos.

Shaoran y Sakura vieron como Eriol se subía a su auto y se integraba a la avenida en dirección a su departamento. Ambos voltearon a verse, parecía que no querían despedirse, pero ella tenía que seguir trabajando y él tenía que descansar luego de una noche en vela.

—Te veré mañana… — dijo Shaoran.

—Hasta mañana. — respondió ella. — y … gracias por avisarme acerca de Abi… y por separarme. —

Shaoran rio… un sonido armónico que llenó sus oídos y le pintó la más estúpida de las sonrisas, a pesar de haberse despedido ninguno de los dos de había movido un solo milímetro, seguían observándose y sonriéndose como adolescentes.

Sakura acercó su boca al oído del castaño y le susurró…

—Se supone que ahora tienes que besarme. — le dijo muy quedamente.

—¿Eso no iría en contra de las reglas? — preguntó en un susurro.

—… Es día de San Valentín… muchas reglas no aplican hoy … ¿no crees? —respondió dudosa.

Al parecer Shaoran no necesitó más incentivos, en seguida y a la vista de todos, selló sus labios con los de la castaña, quien inmediatamente tomó el rostro del ambarino entre sus manos, sintió los fuertes brazos de Shaoran rodeándola posesivamente.

El contacto de sus labios era increíblemente adictivo, seductor y al mismo tiempo delicado, era lo que por tres largos y exhaustivos días habían estado deseando y por fin podían cumplir su deseo, movían sus labios lentamente, como si quisieran que el tiempo se moviera más despacio para poder prolongar el roce de sus labios.

Sin embargo, debían separarse y despedirse nuevamente.

En esta despedida, no hubo necesidad de palabras… una mirada bastó y ambos caminaron en direcciones opuestas mirando por encima del hombro al otro.

Shaoran

Se encontraba en la barra de un bar, que normalmente era uno de los favoritos de Shaoran, pero en estos momentos, lo único que podía hacer era fruncir el ceño.

Todo estaba lleno de corazones, globos, confeti, y palabras como "te amo", "eres el amor de vida" etc. Pensó que podría soportarlo pero hasta la música del lugar era cursi y sin sentido.

En su departamento había dormido por casi 10 horas, se había despertado y comido lo primero que encontró en su refrigerador y después… nada.

No había encontrado nada que lograra distraerlo en su departamento, intentó hacer ejercicio, jugar videojuegos, ver televisión y muchas otras cosas más, pero la idea de lo que realmente quería hacer no lograba abandonar su mente.

Quería demostrarle a Eriol y Yamazaki que se equivocaban, él podía alejarse de Sakura si él así lo quería…

Mentiroso…

AHHHHHHHHHH

Lo sabía, lo sabía, esa era una reverenda habladuría, lo único que quería hacer era conducir hasta su departamento y besarla, tocarla y hacerla suya.

Pagó la cuenta y salió del local, ignorando olímpicamente a varias mujeres que le guiñaban el ojo y una que otra que abría las piernas frente a él… y medio bar detrás de él.

Pero lo único que pasaba por su mente era… esa mujer es demasiado alta, esa es demasiado baja, muy pálida, demasiado morena, ojos muy oscuros …

Subió a su auto y sin ser consciente de ello, condujo hasta el departamento de Sakura, no esperó por el ascensor y subió los escalones de dos en dos, hasta estar frente a su puerta.

Tocó la puerta de la castaña que últimamente ocupaba sus pensamientos y esperó, del otro lado de la puerta escuchó los pasos apresurados de la esmeralda.

—Shaoran ¿Qué haces aquí? — lo saludó luego de abrir la puerta, le indicó que pasara.

—Resulta que hasta los bares se han vuelto cursis este día…— le contó. —Tenías razón, luego de un día lleno de cursilerías necesito algo que me quite el color rosa de la mente. —

—jajajaja ¿Qué, no disfrutaste de las parejas besándose y metiéndose mano enfrente de ti? — se mofó Sakura.

—No. — respondió muy rápido, su mirada estaba analizando su vestimenta, era similar a la ropa que llevó al hospital la noche anterior, shorts, y una blusa normal, podría jurar que no estaba usando sostén. — espero que no te moleste si me uno a tus planes de hoy. —

—Para nada— respondió, Sakura cerró la puerta y caminó hasta la sala, en donde había una cobija y diferentes dulces alrededor, en lugar de sentarse en el sillón, se dejó caer en piso y apretó un botón del control remoto.

Él se sentó junto a ella y comenzaron a ver una película sobre niños que eran poseídos por una especie de demonio que los obligaba a matar a sus propias familias, en su opinión las películas que usaban a los niños para asustar al televidente eran las mejores…

Tienes a Sakura al lado …!¿ y te pones a pensar en eso?!

Sacudió su cabeza y fijo los ojos en la pantalla, la película estaba por terminar, tal vez después podría convencer a Sakura de romper cierta regla…

En algún momento a lo largo de la película, Sakura posó su cabeza en las piernas de Shaoran igual que aquella mañana, le agradaba cualquier contacto con ella, lo hacía sentir en paz.

Esta es tu oportunidad…

La rodeó con su brazo y comenzó a deslizar su mano a lo largo de sus piernas, trazando su contorno, luego de unos minutos se enderezó y se sentó a horcadas sobre él, tomándolo desprevenido.

—Estás arruinando mis planes de esta noche… — le susurró al oído.

—Tengo una propuesta mejor— le dijo recuperándose de la sorpresa, buscó el dobladillo de blusa y tiró de ella hacia arriba… como lo había pensado … no estaba usando sostén.

Sus perfectos senos quedaron expuestos, suculentos y erguidos ante él.

—Por ejemplo, podría hacerte mía en tu sala…y después en el sofá. — le propuso, besando sus senos.

Ella no pudo responderle con palabras, pero un gemido de placer se escapó de su garganta, Sakura empezó a mover sus caderas, despertando al miembro de Shaoran, gimió aún más fuerte cuando sus sexos se rozaron por encima de la ropa.

El ambarino la recostó sobre la alfombra, colocándose entre sus piernas, poco a poco fue deshaciéndose de sus shorts y de su ropa interior, dejándola completamente desnuda, se incorporó y la admiró desde arriba, su cuerpo lo volvía loco, lo hacía perder el control, sus generosos senos, su diminuta cintura y sus anchas caderas lo llamaban a tocarlas, a besarlas, lamerlas y morderlas hasta marcar cada centímetro de su piel.

Sonrió al llegar a su rostro, Sakura que siempre se mostraba tan osada y coqueta, en esos momentos tenía las mejillas sonrosadas, avergonzada por la mirada del castaño.

Shaoran no recordaba haber visto algo tan tierno.

Él mismo se deshizo de su playera y se colocó sobre ella, vio el corte en el labio de Sakura y odió a Meiling por haberle hecho daño, se inclinó y la besó suavemente, procurando no herirla más, los sonidos que salían de la garganta de la esmeralda lo invitaban a dejarse llevar y perder el control, sintió la mano de Sakura desabrochando sus jeans e introduciendo su mano dentro de sus bóxers, su delicada mano se encontró con su miembro totalmente erecto, fue su turno de ahogar gemidos en la boca de Sakura cuando esta comenzó a mover su mano de arriba abajo, llevándolo al límite.

Muy a pesar de sus esfuerzos, la lujuria y el deseo se apoderaron de él, alejó la mano de Sakura de su miembro liberándolo de su dulce tortura y de una sola embestida se hundió en ella, estaba tan cálida y húmeda que tuvo que morderse el labio para no derramarse dentro de ella en ese momento.

Lejos de espantarse por la brusquedad de Shaoran, parecía disfrutarlo, cerraba sus piernas alrededor de la cintura del castaño y jugaba con sus senos dejando escapar sus estruendosos gemidos, su pelo regado en la alfombra y su cara contorsionada por los gestos que de placer, hicieron a Shaoran ir más rápido y aferrarse a sus caderas, enterró sus dedos en la delicada piel de la mujer y la penetró con dureza, y luego de unos minutos alcanzaron el orgasmo.

Se dejó caer sobre ella, podía sentir el pecho de Sakura que subía y bajaba, el placer había sido tanto que ambos respiraban por la boca, jadeando, intentando recobrarse. Los ojos verde esmeralda de la castaña permanecían cerrados y cuando los abrió a Shaoran se le cayó el alma a los pies.

Carajo… Eriol tenía razón.

Hola a todos!

¡No me odien!, siento mucho la tardanza, pero por fin aquí les dejo el sexto capítulo de mi historia, espero que los disfruten , no se olviden de dejarme sus reviews con sus quejas, comentarios, y sugerencias.

Intentare no demorar en subir el próximo capítulo.

¡Nos leemos luego!