Los personajes de esta historia no me pertenecen, son propiedad de CLAMP, la historia si es mía.
Shaoran
Viernes 3 de abril de 2013 7:45 am
AGHHHHHH
Shaoran caminaba por el pasillo hasta la puerta de su departamento, sentía todos los músculos de su espalda hechos nudos y contraídos dolorosamente, comenzaba a resentir los efectos de la noche anterior…
Normalmente en sus noches de guardia lograba tomarse unos minutos para descansar y recobrar fuerzas, sin embargo ayer había tenido dos cirugías que le llevaron la mayor parte de la noche y la madrugada del día de hoy, eso sin contar el pase de consulta a sus pacientes en piso.
Llegó hasta la puerta, metió la llave en la cerradura y la abrió sin ningún problema, cabizbajo dejó su mochila, abrigo y llaves en la mesita de al lado, se estiró hasta escuchar un ligero ¡crack! Indicándole que sus vertebras se habían reacomodado, ya más relajado abrió los ojos y miró alrededor fue entonces que notó el desastre que había en su departamento…
Parecía como si un huracán, un temblor y un tornado hubieran pasado por ahí al mismo tiempo, varias almohadas estaban esparcidas por todo el lugar, su suave contenido cubría los sillones y la alfombra, en el comedor estaban dos platos manchados con salsa de tomate, junto a estos estaban unas bolsas de papas fritas, dos cajas de pizza, una de ellas aún tenía la mitad de la pizza dentro, del otro lado de la mesa vio varias cajas con crayones, plumones y pinturas de múltiples colores, los cuales al parecer habían sido utilizados para realizar los dibujos de al lado.
El ambarino sonrió a todo el desorden y comenzó a avanzar cuidadosamente por toda la habitación, estuvo a punto de resbalar un par de veces, ya que también habían algunos dulces regados, se asomó a la cocina para comprobar que esa habitación estaba en igualdad de condiciones, vio varias cajas de jugo en el desayunador al lado de un platón repleto de galletas de chocolate caseras, lo dedujo debido a que en el otro extremo del desayunador estaba regada la harina, había cascaras de huevo tiradas por todos lados y por el hecho de que el fregadero estaba rebosante de trastes manchados con la masa para galletas. Tomó algunas galletas, regresó a la sala y caminó por el pasillo hasta su habitación, al entrar vio un montón de cajas y bolsas en todo el cuarto, en la cama estaban dos castañas profundamente dormidas, Sakura abrazando a Abi.
Deseaba observarlas por más tiempo pero su cuerpo le recordó que necesitaba descansar, pesarosamente se quitó la ropa y se puso el pantalón de su pijama, ni siquiera consideró ir a acostarse en la otra habitación, se metió en la cama al lado de Sakura, rodeó su cintura con su brazo pegándola a su cuerpo, ella se removió perezosamente en su lugar, el castaño la ayudó a despertar besando su cuello y el lóbulo de su oreja.
—Despierta dormilona…—murmuró contra la piel de la esmeralda.— Fue una grata sorpresa encontrarlas aquí…
Sakura soltó un largo suspiro.
—Hola…—se estiró cuan larga era, desperezándose— Después de las compras… decidimos ayudarte un poco con la mudanza…—respondió su novia luego de frotarse los ojos, sin girarse hacia él. —Espero que no te moleste…
¿Molestarle? …. Para nada
Lo aliviaba saber que a pesar de haber tenido un breve momento de duda con respecto a su propuesta de vivir juntos, ahora se mostrara tan dispuesta.
—En lo absoluto. —susurró mientras ambos se acomodaban mejor en la cama, la pequeña se movió un poco y Shaoran temió haberla despertado, pero pronto encontró una posición más cómoda, durmiéndose nuevamente, así junto a Sakura y Abi se sintió tan relajado y tranquilo que no supo en qué momento se quedó dormido.
—Shaoran… Shaoran…—escuchaba la voz de su Sakura como si fuera un lejano eco, por un momento no supo en donde estaba, no recordaba nada… estaba completamente desorientado—Shaoran…. es casi la una y media de la tarde…—la voz de la esmeralda se escuchaba más cerca ahora, se las arregló para abrir los ojos, Sakura le sonreía de oreja a oreja, al parecer los papeles habían cambiado, ahora el adormilado era él, mientras que ella estaba completamente despierta y fresca.
Se desperezó y se pasó una mano por el rostro, una vez que sus sentidos estuvieron más despiertos volvió a mirar a su novia, parecía que acababa de salir de la ducha, toda ella olía a jabón y a perfume, únicamente se había puesto un suéter que reconoció como suyo, le quedaba bastante grande, tuvo que remangar varias veces las mangas para que estas no le cubrieran las manos por completo, de haber estado de pie le habría cubierto hasta la mitad del muslo… la observó de pies a cabeza, le sorprendió que a pesar del tamaño de la prenda fuera capaz de verse increíblemente sexy, su cabello estaba gloriosamente mojado y rizado en las puntas, no le pasó desapercibido al inspeccionar su pecho que no estaba usando sostén…
Sintió la garganta seca.
Si le quitaba ese suéter estaría prácticamente desnuda…
De pronto se sintió más despierto que nunca…
En segundos sujetó a Sakura de la cintura y la fue recostando en la cama con él encima de ella, sus ansiosas manos recorrían las curvas de la esmeralda por debajo del suéter, su suave piel respondía ante sus caricias erizándose a su toque y él no se detuvo hasta que se topó con el borde de sus bragas…
Lo único que tenía que hacer era tirar de ellas…
Sus manos comenzaron a tirar de la prenda, pero tuvo que detenerse al escuchar la risa de Sakura.
—¿Qué crees que haces? —preguntó aun risueña.
—Desnudarte… pienso hacerte el amor todo el día— contestó impaciente por volver a perderse en el momento.
—… claro…—dijo Sakura cambiando su expresión por una más seria, eliminó la distancia entre sus labios, lo besó suavemente, torturándolo con cada movimiento de su boca y lengua, su delicada mano fue deslizándose por todo su cuerpo hasta llegar a sus pantalones, los bajó un poco solo para liberar el erecto miembro del ambarino y luego cerrar su mano alrededor del mismo, la caricia mandó una descarga por todo su cuerpo, pero no se comparó con la sensación que le estaba provocando la mujer al mover su mano de arriba abajo, sintiendo cada centímetro de la longitud masculina. —Dime Shaoran…antes de hacerme el amor… ¿Qué quieres que le diga a Abi?
¿Quién?
Abi…
¡Abi!
Una vez que logró asimilar lo que acababa de oír sintió que todo el calor que había sentido hacia unos momentos recorrer sus venas se esfumaba dejando en su lugar una sensación bastante desagradable en la boca de su estómago, sin mencionar la profunda decepción que se apoderó de él.
Escuchar nuevamente la risa de Sakura, quien había cesado sus caricias no lo ayudó en lo más mínimo…
—Imagínate los años de terapia que necesitaría sin nos ve haciendo el amor. —se mofó. — ¿Tú la vas a pagar? —continuo burlándose al mismo tiempo que se enderezaba, le daba un fugaz beso en los labios y se encaminaba a la puerta mirándolo con malicia. —será mejor que te encargues de ese "asunto" antes de que Abi te vea. —dijo señalando a su miembro que permanecía ligeramente erecto, aunque no como lo había estado unos minutos atrás.
—Mierda…—gruñó exasperado.
Se pasó una mano por los cabellos color chocolate, alborotándolos en el proceso, finalmente se levantó y terminó de desnudarse para meterse en la ducha que, por supuesto seria de agua helada.
Minutos más tarde ingresaba a la sala de estar, la pantalla plana estaba encendida en algún canal para niños, Abi lo veía atentamente mientras que Sakura colocaba varios libros en una caja colocada frente a ella, al verlas pensó que ninguna de las dos parecía sentirse extraña con su nueva relación, ambas se veían cómodas y felices, como si llevaran años viviendo juntas.
—¡Shaoran! —gritó la pequeña al verlo, se puso de pie y corrió a su encuentro. —¡Adivina! ¡Ya no tengo que vivir en el hospital! ¡Ahora puedo vivir con ustedes! —gritó con los ojos llenos de entusiasmo.
—¡Eso es genial pequeña! —respondió con el mismo entusiasmo, levantándola del suelo y girando con ella. —¿La pasaste bien en tu primer día fuera del hospital con Sakura?
—¡Si! ¡Fue increíble! ¡Sakura me compró un montón de cosas! —le dijo emocionada pero al mismo tiempo algo apenada. —Ahora tengo mucha ropa…
—¡Apuesto a que te ves hermosa con toda tu ropa nueva! —exclamó el castaño, sin embargo se desconcertó al ver que el semblante de la niña no se iluminaba sino que al contrario parecía ensombrecerse un poco. — ¿Pasa algo?
—Mi mamá me decía que mis ojos eran demasiado grandes… como los de una… una lechuga—respondió Abi con tristeza. —que no importaba cuanta ropa me comprara mis ojos me hacían ver fea, ni siquiera son de un color bonito...
Shaoran sintió enojo en contra de la supuesta "madre" de Abi, a la edad de Abigail cualquier comentario queda profundamente grabado en su mente y más si son comentarios tan hirientes como ese.
—¿Lechuga? ¿Te refieres a una lechuza? —preguntó Sakura acercándose a ambos, la niña asintió.—Pues no sé si sean como los de una lechuza… pero a mí me gustan tus ojos. —continuo su novia. —Mira lo ojos de Shaoran también son de color café y mis ojos eran del mismo tamaño que los tuyos cuando tenía tu edad… yo creo que tu madre estaba celosa de tus ojos.
—¿En serio lo crees? —cuestionó la niña poco convencida.
—Pienso que si… la gente dice cosas estúpidas cuando esta celosa. —se adelantó a responder Shaoran. —Pero eso no significa que sean ciertas.
Abi se frotó sus ojos para limpiarlos de las lágrimas que amenazaban con salir, sonrió y a él lo jaló en dirección al desayunador.
—Hicimos el desayuno para ti. —informó su pequeña. —Yo ayudé sirviendo el jugo y poniendo la mesa. — el ambarino la siguió hasta el desayunador, que ya no tenía restos de comida ni platos sucios, en su lugar había una taza de café recién hecho, jugo de naranja, fruta picada y un omellete de queso con champiñones.
—Gracias. —le dijo a la pequeña, quien se sentó a su lado y comenzó a narrarle todo lo que había dicho el día anterior con Sakura.
Ya que el castigo de Sakura seguía en pie no podía trabajar en el hospital, así que ayer lo acompañó al trabajo y paso a hablar con Naoko para que pudiera darle el alta, luego de un examen general a la niña, la doctora creyó prudente sacarla del hospital siempre y cuando siguieran llevándola a sus citas para la quimioterapia y sus chequeos generales, una vez que todo el papeleo estuvo en orden Abi y Sakura salieron rumbo al centro comercial para comenzar a cubrir las necesidades de la niña, lo que al parecer en el secreto y complicado lenguaje de las mujeres significaba ir de compras. Mientras tanto él tuvo que trabajar todo el día, pero cabe decir que ese día estuvo de muy buen humor pues al final Sakura había aceptado vivir con él, además saber que Kaho también estaba suspendida y por lo tanto no tendría que verla por una semana ayudaba a aumentar su buen humor.
Tal como había predicho Eriol, la mayoría del personal médico había quedado impactado con el castigo de Sakura impuesto por Yue, a decir verdad dudaba que hubiera alguien que apoyara a Yue, esto se podía ver en las miradas que todo el mundo le dirigía e incluso en el trato frio que recibía, aunque no es como si le importara, su jefe seguía de mal humor y parecía bastante desgastado… tal vez tanto estrés finalmente le estaba afectando.
Entre sus pensamientos, la plática de Abi y la visión de Sakura guardando diferentes objetos en las cajas su desayuno transcurrió rápido y ameno, para el momento en que terminaba de lavar los platos, Abi jugaba con sus muñecas, que eran algo así como monstruos adolescentes vestidas a la moda…
Terminó con los platos, cruzó la habitación para ayudar a Sakura.
—Bien, ayer empacamos la mayoría de las cosas que habían en tu estudio menos los papeles en tu escritorio…—le explicó Sakura. —En la mañana comencé con algunas cosas de la cocina, no nos deshicimos de nada... en caso de que hubiera algo importante.- explicó Sakura— y tampoco tocamos cosas personales... —se apresuró a añadir, temiendo haberse sobrepasado.
—Descuida, está bien — la tranquilizó— No me habría importado.
Ella le sonrió y le señaló unas cajas a su izquierda.
—Son esas de ahí, revísalas por si tienes que deshacerte de algo— le dijo la castaña.
Se dirigió a las cajas y comenzó con su labor, tal como había señalado Sakura la mayoría de las cosas dentro eran sus libros de medicina, artículos de oficina, vidriería, utensilios de cocina, ornamentos de porcelana (regalo de su abuela), sus reservas de licor y su colección de discos, la verdad era que dentro de esas cajas no habían muchas cosas de las que él quisiera deshacerse...
Tal vez la porcelana de su abuela.
Cuando termino con esas cajas, fue a su habitación para empacar su ropa, que aunque no era tanta como la de Sakura, seguía siendo mucha. En Liverpool se había acostumbrado a usar traje todos los días, por lo tanto tenia bastantes trajes, corbatas, camisas y gabardinas, sabía que lo hacía verse bien pero nunca le gustó mucho, su estilo era un poco más casual, prefería usar jeans, playeras, sudaderas y chaquetas. Comenzó a separar la ropa que en definitiva se llevaría con él y la que podría regalar ya fuera porque no le gustara o que ya no le quedara como antes.
—Abi se ha quedado dormida en la sala. — Le dijo Sakura desde el marco de la puerta.- esta fase del tratamiento la está agotando aún más...
—Ella ha probado ser una niña muy fuerte— le dijo el castaño— Superara esto... Ya es bastante bueno que sus resultados hayan mejorado ¿no?
—Si... Pero que este en remisión no significa que se haya curado... —dijo Sakura.
—Amor, no puedes pensar de esa forma—le recordó—sabes que si Abi nos ve tristes, ella también se deprimirá y eso no nos ayuda en nada.
La esmeralda cruzó la habitación para abrazarlo, él gustoso la envolvió en sus brazos, beso su coronilla y permanecieron así por un rato.
—Te amo—la escuchó decir contra su cuello.
— Yo también te amo— respondió estrechándola más contra su cuerpo.
—¿Por eso me dices amor? — preguntó tratando de ocultar el tono de burla.
—Cállate— le dijo desviando la mirada al instante sintió sus mejillas arder —Tu eres mía... Puedo llamarte así si quiero.
Sakura comenzó a reír, pues hasta él debía reconocer que había sonado como niño.
—Sí, puedes hacerlo— le dijo rodeando su cuello, su sonrisa de ensanchó al ver su sonrojo, presionó sus labios contra los de él, no había día en que sus sentimientos hacia Sakura no dejaran de sorprenderlo, lo emocionaba pensar en su futuro con ella.
—Shaoran... — murmuró en su oído una vez que el contacto entre sus labios hubo terminado. —Creo que vamos a necesitar un closet más grande...
Sábado 4 de abril de 2013 00:45 am
Sakura
Bien solo falta este mueble y habremos terminado por hoy…
Luego de haber desocupado todos los muebles de Shaoran y empacar las cosas, ambos habían acordado que algunos de sus tan amados muebles podrían sustituir a los de Sakura, los que sobraran se quedarían en el apartamento y se venderían con el, por esta razón es que en ese momento se encontraba limpiando la parte superior del librero que estaba en el estudio de su novio, una tarea para nada fácil ya que aún subida en una silla tenía que ponerse de puntitas para poder alcanzar.
Les llevó todo el día empacar todo, los electrodomésticos y los muebles eran ahora lo único que había en todo el lujoso departamento.
Cuando por fin consideró que el librero estaba limpio bajo de la silla y vio a Shaoran recargado contra la pared contraria…
¿Había estado observándola todo ese tiempo?
—Creo que podría acostumbrarme a hacer limpieza… si eso significa verte en ese suéter. —le dijo con una sonrisa ladina en su rostro…
Dios como amaba esa sonrisa… aunque la hiciera desviar la mirada la mitad de las veces.
—¿Este suéter? —Preguntó escéptica— Yo diría que es todo lo contrario a un conjunto sexy…
—Bueno tampoco me negaría a una lencería fina y transparente…—le dijo separándose de la pared y comenzando a acorralarla contra el escritorio junto a ella. —Pero por el momento lo único en lo que pienso es en que al quitarte ese suéter solo llevaras puestas unas pequeñas bragas color de rosa…
—¿Cómo sabes que son color de rosa? —preguntó tratando de desviar su atención, de repente el cuarto se había vuelto demasiado caliente… y pequeño, Shaoran estaba casi encima de ella.
—Las vi en la mañana ¿recuerdas? … — le ronroneo al oído, el cuerpo del ambarino la hizo recostarse sobre el escritorio. — Y hace unos minutos… mientras limpiabas el librero…
¡Con razón estaba tan divertido!
Cada vez que se estiraba lo deleitaba mostrándole su trasero…
Shaoran la cargó y la depositó en el escritorio, antes de que pudiera reaccionar las manos del hombre ya tiraban de su ropa interior, ahora cuando le quitara el suéter estaría completamente desnuda.
—Shaoran… Abi está a dos habitaciones de distancia…—le dijo entrecortadamente mientras lo observaba hincarse frente a ella, podía sentir su respiración en la parte interna de sus muslos.
—Es más de media noche Sakura… Abi lleva casi tres horas dormida…—le decía dejando una serie de besos a lo largo de sus piernas. — Además me debes una… por tu broma de esta mañana.
No le dio tiempo para responderle pues sintió la caricia de la lengua del castaño en su intimidad, al contacto se estremeció y dejo salir un jadeo, se reprendió mentalmente por el sonido e instintivamente juntó las piernas complicando la tarea del ambarino, para sorpresa de ella, él se levantó y la miro a los ojos, no le reclamó, en su lugar besó su barbilla trazando un camino de besos hasta su cuello, pronto se topó con la estorbosa tela, sujetó la parte de abajo del suéter y lentamente lo fue subiendo rozando su cuerpo con la punta de sus dedos en el camino, Shaoran se relamió los labios una vez que sus senos quedaron descubiertos, dejo caer la prenda al suelo y se inclinó hasta estar a la altura de sus senos, comenzó a besar uno con ternura, mientras que sujetaba el pezón del seno contrario entre su dedo pulgar y el índice, Sakura tuvo que recargar los codos en el escritorio, podía sentir que la humedad entre sus piernas aumentaba rápidamente, aun podía escuchar una molesta voz en su cabeza recordándole que Abi estaba en el departamento…
Mando a esa estúpida voz al diablo cuando sintió la boca del castaño chupar su seno, las tiernas caricias se habían terminado, ahora la succionaba y mordía con desesperación, como si hubiera estado conteniéndose y por fin pudiera probarla de la forma que él quería. Para el momento en que Shaoran aplicaba las mismas caricias tortuosas a su otro seno la castaña jadeaba con más fuerza.
El castaño le dio una última mordida y se separó de su pecho, ella quiso gritarle que siguiera, pero enseguida él se acercó más a ella provocando un íntimo roce entre ambos, Sakura pudo sentir entre sus piernas toda la excitación del hombre.
—¿Quieres que te haga el amor? —preguntó con voz ronca, recostándola en el escritorio, el roce entre ambos estaba volviéndola loca, solo pudo asentir con la cabeza. —¿Ahora?
¡Pues claro que ahora!
Nuevamente afirmó con la cabeza, esperó a que se bajara los pantalones y comenzara a hacerla suya para poder calmar el calor que sentía en todo el cuerpo, sin embargo él simplemente se alzó y la contempló.
¿Qué diablos estaba esperando?
—Tal vez no me he esforzado lo suficiente…—le dijo pensativo.
¿y ahora de que estaba hablando?
—Shaoran… ¿de que estas hablando? —preguntó algo desesperada, en lugar de estar hablando deberían estar al borde del orgasmo…
—De que…—comenzó al mismo tiempo iba descendiendo por su cuerpo en un nuevo intentó por enloquecerla. —Quiero que me grites que te haga mía…
Todo su cuerpo tembló como gelatina por la intensidad de sus palabras, manteniéndose fiel a sus palabras, empezó a enloquecerla al introducir dos de sus dedos en ella, los movió en círculos provocando que ella arqueara su espalda de placer, sentía todo su cuerpo en llamas, necesitaba más, como las manos del castaño estaban ocupadas ella misma comenzó a jugar con sus senos, apetando y jalando sus sensibles pezones, el vaivén de los dedos de Shaoran continuo por varios minutos más, provocando que toda ella se sintiera húmeda, cuando consideró que había sido suficiente atención por parte de su mano retiró sus dedos que ahora brillaban por sus líquidos, el castaño conectó su mirada con la de ella…
Acto seguido se llevó los dedos a la boca y los saboreo… el mensaje de lo que estaba a punto de suceder era bastante claro… Sakura gimió anhelante
Nuevamente lo vio hincarse entre sus piernas y acercarse lentamente, antes de que la lengua de Shaoran se pusiera en contacto con sus húmedos pliegues lo vio esbozar una sonrisa perversa, tanto él como ella sabían que dentro de unos minutos Sakura terminaría gritando de placer, lo cual significaba que Shaoran obtendría su venganza…
No le importaba, lo que ella quería en esos momentos era perderse en el placer.
El ambarino se olvidó de las caricias tiernas e inmediatamente la atacó, así como había hecho cientos de veces con su boca, la besó con dureza, pero su clítoris y la entrada de su vagina poseían muchísimas más terminaciones nerviosas que sus labios por lo cual su respuesta fue un agudo grito de placer, su cuerpo reaccionó moviéndose histéricamente, las manos de su novio la sujetaron con más fuerza por la cadera impidiendo que continuara moviéndose sin control.
—¿Ahora?... ¿Qué… tanto… me deseas… dentro de ti? —preguntó sin interrumpir su tarea, entre cada palabra se tomaba una pausa para recorrer con su lengua los pliegues de la esmeralda.
—¡MUCHO!… ¡DEMASIADO! ... Shaoran… te necesito—logró decirle haciendo un esfuerzo sobrehumano por mantenerse consiente. — Hazme tuya… ahora…ahora…
Shaoran satisfecho se levantó e hizo que Sakura hiciera lo mismo, en un movimiento la giró e hizo que se recargara en el escritorio, él se ubicó detrás de ella, Sakura estaba tan mojada por sus caricias que sentía como sus jugos escurrían lentamente por sus muslos, necesitaba que Shaoran la poseyera, separó sus piernas y se inclinó dándole una perfecta vista de su trasero, no pudo ver su expresión en la posición en la que estaba pero puedo escuchar un gemido ronco, lo siguiente que sintió fue el erecto pene del castaño deslizándose entre sus pliegues hasta entrar completamente…
La castaña podría haber alcanzado su clímax en ese mismo momento, se deleitó con la longitud y el grosor del ambarino, ninguno de los dos estaba en condiciones para tomárselo con calma, así no es como eran ellos, ellos preferían hacerlo rápido, pero con la rudeza suficiente como para dejarlos sin respiración, mientras ella se sostenía con las pocas fuerzas que le quedaban al borde del escritorio, Shaoran marcaba el ritmo de las estocadas sujetando su cadera, ahora el ambarino también gemía, soltó un sonido ahogado cuando la esmeralda comenzó a contraer sus paredes, apretando más la erección del castaño…
—Carajo Sakura…—alcanzó a oírlo.
Cerró los ojos para incrementar la intensidad de las sensaciones y en el último minuto se dejó llenar por el torbellino de sensaciones, gimió con fuerza, por un momento se olvidó de todo y se entregó a su orgasmo…
Cada vez que ella y Shaoran hacían el amor era diferente, era intenso, pero el resultado era siempre el mismo, terminaban sudorosos y respirando trabajosamente completamente satisfechos, sin embargo esta vez la había excitado tanto que en serio creía que había matado a la mitad de sus pobres neuronas, no podía recordar haber tenido un orgasmo tan fuerte con nadie más.
—Creo que me mataste…—suspiró Sakura, se volteo para quedar frente a frente con él, lo miró y como la mayoría de las veces que lo veía pensó que no era justo… un hombre no debería de ser tan perfecto, sus cabellos color chocolate estaban más desordenados que nunca, su pecho y espalda estaban cubiertos por gotitas de sudor, su rostro estaba relajado, sus gemas color ámbar brillaban con intensidad …
¡Dios podría mirarlo todo el día!
Los labios del hombre se abrieron, probablemente para alardear sobre su masculinidad o tal vez para decirle que la amaba…
Tendría que quedarse con esa duda porque en ese justo momento, escuchó unos pasitos provenientes del corredor, en segundos ella se estiró hasta alcanzar el suéter que estaba en una esquina hecho bola, Shaoran mientras tanto ya estaba subiéndose los pantalones y buscando desesperadamente su playera…
La puerta del estudio ya se estaba abriendo… los dos castaños seguían casi desnudos, en cuanto Sakura vio la manita de Abi asomarse entró en pánico, se aventó bajo el escritorio y rezó por que la pequeña no la hubiera visto, el ambarino no tuvo tiempo de reaccionar y se quedó parado sin hacer nada… sin playera.
—…Shaoran… tengo sed. —informó la pequeña frotándose los ojos, todavía parecía media dormida. —¿Dónde está Sakura?
—Ella… ammmm, está en el baño…—inventó el Shaoran rascándose la cabeza, era casi de risa ver como una pequeña e inocente niña podía poner a un cardiólogo profesional tan nervioso. — ¿Te… ammm te despertó algo? —
—…Sed. —respondió luego de un bostezo.
—Claro… vamos por tu agua linda. —le dijo más calmado guiándola fuera de la habitación.
Ya sin temor de que la niña la fuera a ver desnuda, deshizo el nudo que era su suéter y se lo puso, caminó hasta la puerta para reunirse con Abi y el castaño, justo cuando cerraba la puerta escuchó a la pequeña…
—Shaoran … ¿Por qué no tienes playera? —preguntó inocentemente. —¿no tienes frio?
Enseguida escuchó el sonido de un vaso partiéndose en pedazos…
Casi podía ver las manos de su novio temblando de nerviosismo, al final de cuentas ninguno de los dos estaba acostumbrado a las preguntas inocentes de Abi.
Bueno…. Ella se lo había advertido.
Decidió esperar un poco más antes de entrar en la cocina…
Al menos hasta que las respuestas de Abi fueran respondidas por el ambarino.
Shaoran
Miércoles 8 de abril de 2013 21:20 pm
Abi había tenido consulta con Naoko, Sakura la trajo en la tarde y aprovechó para ponerse al día con sus pacientes ya que al otro día volvería a laborar normalmente.
La consulta con Abi no fue del todo bien ya que Naoko descubrió que le habían salido un par de úlceras en su boca, nada fuera de lo común en una paciente con leucemia que está siendo tratada con quimioterapia, sin embargo si no se tenían los cuidados necesarios, estas lesiones podrían infectarse, Yanagisawa se aseguró de que esto no pasara, le recetó algunos medicamentos, además de un aseo especial, para el momento en que Naoko hubo terminado con la pequeña ya era casi la hora de salida de Shaoran, por lo cual decidieron esperarlo.
Para su mala suerte llegó una emergencia y se demoró más de lo esperado, cuando por fin pudo salir al estacionamiento Sakura ya no lo esperaba en la entrada, revisó su celular en caso de que ella le hubiera mandado algún mensaje diciéndole que lo vería en casa, pero no había nada, su último mensaje se lo había mandado hace unos cuarenta y cinco minutos, diciéndole que Abi se había quedado dormida en la parte de atrás del auto, se guardó el teléfono en los pantalones y caminó alrededor de los autos buscando alguna señal de su novia, no tardó mucho en escuchar su melodiosa voz…
—… sigue siendo mi favorito. —Afirmó Sakura a alguien a quien no alcanzaba a ver. — ahora que lo pienso tiene mucho que no como uno…
No podría explicar por qué, pero decidió esperar a conocer la identidad de la persona frente a la castaña, se mantuvo oculto detrás de una ambulancia que estaba estacionada a corta distancia de donde platicaban.
—¿Desde nuestra última cita? — preguntó una voz grave… voz definitivamente de un hombre.
Alerta roja …
¿Cita?
No le gustaba como sonaba eso…
—Pues ya que lo mencionas… creo que si—respondió su Sakura luego de un rato de silencio.
—Guau… eso es demasiado tiempo sin Fetuccini Portobello Sakura. —dijo el hombre, intentando ser gracioso. — Deberíamos ir ahora, aun no es muy tarde.
—Travis… no… no creo que sea buena idea…—empezó a decirle Sakura atropelladamente.
¿Travis?
Estaba seguro de haber escuchado es nombre antes…
…
…
Mierda
Un extraño hormigueo se esparció por todo su cuerpo ese era el paramédico que había estado saliendo con la castaña antes de él apareciera en su vida, no se conocían formalmente a pesar de que él en más de una ocasión le había presentado a los pacientes que ingresaban a la sala de emergencias.
—Sé que estas saliendo con el cardiólogo…—confesó el paramédico. — Pero vamos Sakura… no pudiste olvidarte de mí en tan poco tiempo ¿verdad?
—Travis… no solo estoy saliendo con Shaoran, yo me enamore de él. —comenzó a explicarle su novia al sujeto.
El ambarino sintió como se le inflaba el pecho, prácticamente todos los días se lo decía y más importante aún se lo demostraba, pero nunca había escuchado que se lo dijera a alguien más.
El tal Travis tardó en reaccionar, casi podía ver su cara de incredulidad, se imaginaba lo que estaba pasando por la mente del hombre después de todo, si no mal recordaba, en cuanto él le reveló sus sentimientos a Sakura ella decidió poner fin a su relación.
—Creí que solo buscabas algo pasajero. —murmuró el paramédico una vez que pudo recobrar el habla. —Creí que esa fue la razón por la que terminaste conmigo…
—Y así era… hasta que lo conocí a él… él ha logrado eliminar mis miedos al compromiso. —explicó, dejó salir una risa nerviosa antes de continuar. —Me refiero a que prácticamente estamos adoptando a Abi juntos… y eso es bastante serio… esto es más que un revolcón de una noche o que algo casual.
Escucharla hablar de él de esa forma lo hizo sentir increíblemente feliz, tanto que pensó que no podría volver a sentirse desdichado nunca más.
—Escucha Travis nunca quise herirte simp... —se quedó a la mitad de la oración, Shaoran tuvo que estirar un poco su cuello para ver qué es lo que pasaba.
Enseguida un torbellino de emociones se apodero de él, el paramédico la besaba, con sus manos en el delicado rostro de Sakura, no parecía ser un beso particularmente apasionado, Sakura seguía perpleja por su osadía.
Ya estaba saliendo de su escondite para darle su merecido al tipo ese cuando… se quedó perplejo.
Ni en un millón de años se esperó que su novia... Su Sakura… pusiera sus manos sobre las de él y le respondiera el beso…
Ahora el aturdido era Shaoran...
¿Que nunca más volvería a sentirse desdichado? ¡JA!
¿Cómo había pasado esto?
Hace apenas unos minutos atrás ella proclamaba su amor por él y ahora se besaba con alguien más, parecía un beso insignificante... pero seguía siendo un beso con alguien más.
Sintió una punzada en el pecho, no pudo verlos por más tiempo, dio media vuelta y regresó al hospital, sacó el móvil de su abrigo y le mandó un mensaje a la castaña.
No llegaré a casa
.
.
.
Jueves 9 de abril de 2013 6:45 am
—¡No me interesa lo que estabas haciendo! — Gritaba fuera de sí. — ¡Tu deber es permanecer con el paciente hasta que se te indique otra cosa!
—Doctor … es que … es que me solicitaron en la sala de emergencias... —se defendía Lilith en medio de tartamudeos. —Solo fueron cinco minutos...
—¡Y mira lo que pasó en cinco minutos! —Continuo gritando, no le importaba que la gente comenzara a observarlos, necesitaba descargarse con alguien y quien mejor que una interna incompetente. — ¡Quedas fuera de mi servicio hasta que me puedas demostrar que eres una doctora competente!
Los ojos de la interna se llenaron de lágrimas que amenazaban con bajar por sus mejillas, estaba a punto de reprenderla por su falta de aplomo cuando alguien lo llamó.
—Doctor Li... — Escuchó que lo llamaba una voz autoritaria y fría. — Le agradecería que reprenda a su estudiante en un lugar menos público…
No dio señal alguna de haber escuchado a su jefe, solo se limitó a fulminar con la mirada a Lilith que hipaba a su lado y al director del hospital que lo miraba con desprecio, quería seguir descargando su furia de la noche anterior pero no quiso meterse en problemas, giró sobre sus talones y se fue a tomar el elevador, antes de que se cerrara entró corriendo Eriol, parecía harto, cansado, como si hubiera dormido muy mal ... su aura de humor y de alegría, estaba ausente ese día.
Parecía que él no era el único de mal humor hoy
—Hola— dijo cansinamente.
—Hola— respondió él. —¿Qué te pasa?
Soltó un suspiro tan lleno de frustración, que Shaoran temió que se pusiera a llorar ahí mismo.
—Mi madre y mi suegra llegaron para ayudar con la boda... —le dijo con pesadez. —ya sabes que mi madre es una pesadilla pero las dos juntas… diciéndonos que hacer… es un verdadero infierno...
Ya había tenido el gusto de conocer a la madre de Eriol, una dama recatada y fina … que muy gentilmente lo había llamado acosador pedófilo cuando lo descubrió mirando de reojo a su secretaria, que a lo mucho era dos años menor que él.
—Comenzó a quejarse de todos los preparativos, el pastel, la fecha, la hora… el vestido… la novia en general. —enlistó el ojiazul. —Se podría decir que llamó a Tomoyo simplona, desorganizada y gorda… entonces se metió en la pelea la madre de Tomoyo y bueno… no creo que haya sido de mucha ayuda. —finalizó masajeándose el puente de la nariz. —Tuve que llevarla a un hotel en la mitad de la noche… y claro antes de irme tuve que escuchar el discurso que tenía para mi sobre cómo estaba cometiendo un error de proporciones colosales.
Podía imaginarse lo que sería tenerla ahí a diario dando su ponzoñosa opinión sobre todo lo que le desagradaba, pero no estaba de humor para darle alguna palabra de aliento, ni mostrar un poco de simpatía por su amigo, así que solo permaneció en silencio.
—¿Y a ti que te pasa? —Le preguntó, el simplemente se encogió de hombros. —Oh vamos hombre no te burlaste de mi desgracia... Obviamente algo te pasa.
Se lo pensó por unos segundos y decidió que tal vez de esa forma pudiera sacárselo del pecho, le contó todo lo que había visto y oído, Eriol lo escuchó atentamente sin interrumpirlo ni una sola vez, para cuando hubo terminado su relato, ambos bajaban en el piso del neurólogo y se encaminaban al consultorio de su amigo.
—¿Crees que exagero? — preguntó incitando a que Eriol le diera su punto de vista.
—mmmm pues me parece que yo en tu lugar también estaría molesto pero... —Dudó el ojiazul. —No creo que ese beso haya significado algo para Sakura... tal vez no quería herir sus sentimientos rechazándolo una segunda vez.
Claro… debió suponer que defendería a Sakura.
—¿Y entonces qué? Está bien besar a alguien más solo porque no significa nada? — exclamó él alterado. —¿Solo para no lastimar sus sentimientos?
—Bueno en eso tienes razón... —aceptó. —Pero deberías darle el beneficio de la duda… además fue un beso no es como si se hubiera acostado con él ¿cierto?
—No lo sé… no regresé a casa…—contestó el ambarino. —Por lo que se, bien pudieron hacerlo en el auto con Abi en el asiento trasero…
—Ahora si te estás pasando…—le advirtió su amigo. —Podrás estar la mar de enojado… pero sabes que Sakura no te haría eso.
—Si bueno… tampoco creí que se besaría con otro pero ya ves. — soltó con amargura.
—Contrólate… solo fue un beso. —le recordó su amigo
—¿Piensas que si hubiera sido YO, ella hubiera reaccionado diferente? — le dijo tercamente.
—Si… estaría molesta… muy molesta pero te dejaría explicarte. —informó el de anteojos al instante.
Se detuvo en seco, ya no quería escuchar a Eriol defendiendo a Sakura, necesitaba estar solo de nuevo.
—Voy a buscar un cuarto de descanso. — le dijo dándole a entender que no estaba dispuesto a seguir con la conversación.
—Como quieras…—se despidió el ojiazul ingresando a su consultorio. —Pero mejor cálmate antes de que hagas algo estúpido.
Rodó los ojos y se pasó una mano por su cabello.
Esta vez subió por las escaleras hasta llegar al piso de descanso, en ese momento estaban vacíos todos los cuartos… la mayoría de los doctores que se habían quedado de guardia ya se habían retirado a sus casas y los demás llegaban en esos momentos al hospital para comenzar su turno, se quitó los zapatos y dejó sus cosas a un lado de él.
Ni bien había cerrado sus ojos cuando el sonido de su teléfono lo interrumpió.
Seguro era Sakura…
Tomó el aparato y respondió a la llamada… era su abuela.
¡Genial! Más razones para querer darse un tiro…
Con pesadez se llevó el aparto hasta su oído.
—¡Ah! Entonces sigues vivo…—exclamó su tierna abuela desde el otro lado de la línea. —Con la cantidad de llamadas que nos has hecho uno pensaría que moriste en un terrible accidente, ¡de otra forma no me explico cómo es que no nos llamas ni una vez a la semana!
—Abuela…—trató de calmarla, pero ella, como era su costumbre lo ignoró y siguió despotricando en su contra.
—…si tan solo pudieras mantener tus pantalones en su lugar! ¡Estas igual o peor que el inútil de Eriol! ¡¿Puedes creer que aún no recibimos la invitación para la dichosa boda?! —seguía gritando. —¿Qué no se supone que es un mes? … como sea ya me escuchará cuando lo llame… vaya falta de tacto…—siguió quejándose. —bueno Shaoran además de llamar para saber si seguías con vida también llamo para recordarte que prometiste traerme a Sakura para mi cumpleaños que es dentro de dos semanas así que…
—Abuela … por favor… ahora no— le respondió estrujándose la cabeza.
Por un momento pensó que su Abuela le había colgado por que no escuchó nada del otro lado.
—¿Qué pasó? —preguntó Arabella, todo el reproche y el dejo de burla en su voz se esfumó. —¿pasó algo con Sakura?
—No quiero hablar se eso…—dijo rotundamente.
—¿Terminaste con ella? —insistió su abuela.
—¡NO! —exclamó sorprendido por la pregunta. Podría estar furioso pero… por alguna razón esa opción nunca se le pasó por la cabeza. —Solo estoy molesto con ella…
—Pues busca algo que te relaje Shaoran querido…—le aconsejó su abuela. —porque tienes el temible carácter de los Li y si intentas arreglar las cosas mientras todavía estas molesto… solo vas a arruinar más las cosas.
—¿Yo voy a arruinar más las cosas? ¡La que besó a otro fue ella! —explotó.
—¿Ves lo que te digo? No escuchas ni razonas cuando estás enojado, al igual que todos los Li, tu padre y abuelo incluidos, los celos te ciegan. —le dijo. — solo respira y despeja tu mente un poco… luego hablen y decidan… creo que hasta tu Mr. Playboy eres suficientemente inteligente para darte cuenta que sería una estupidez terminar con Sakura por un insignificante beso…
—Pero abuela… —la interrumpió el castaño.
—Pero nada, ¡haz lo que te digo! —le gritó desde el otro lado de la línea. —¡Ya no tienes tres años para andar con tus berrinches! Llámame en cuanto arregles esto… ¡no lo arruines Shaoran!
En seguida escuchó el sonido indicándole que la llamada había terminado.
¡Increíble!
Sakura era la que se había equivocado y él recibía los regaños…
Sakura
—Ya Tomoyo… tampoco es el fin del mundo. —intentaba tranquilizar a su amiga. —Ni siquiera aumentaste un kilo… solo fueron unos cuantos gramos.
—¡Si pero se dio cuenta! —le decía pesarosa su amiga. —No sé por qué me odia tanto…
Al parecer su amiga se había tomado muy enserio los comentarios de la madre de Eriol, ella ya había intentado explicarle que a la señora Hiragizawa no se le podía dar gusto con nada, pero todos sus comentarios fueron ignorados, su amiga estaba en plena crisis prenupcial.
—Bueno ya… cambiemos de tema antes de que tengas que ingresarme en mi propio pabellón. —le dijo. —¿Cómo va todo con Abi?
—Espectacular… los tres nos estamos adaptando más que bien, en estos días acondicionamos su recamara y fui a hablar a un jardín de niños a unas tres cuadras de aquí. —le relató entusiasmada la esmeralda. —la directora me dijo que debido a los meses que Abi ha pasado fuera de la escuela, tendría que perder el año, pero nos dio la oportunidad de evaluar el intelecto de Abi y de acuerdo con sus resultados la colocaría en segundo o tercero… por el momento se quedara en la guardería del hospital.
—Bueno esperemos que no pierda el año…—declaró la amatista. —¡Que amable de su parte por darles esa oportunidad!
—Es que mientras yo charlaba con ella, Shaoran y Abi jugaban cerca de nosotros…—le dijo bastante divertida. —Tardó en recuperarse luego de ver a Shaoran.
La amatista rio con ella.
—¿No te dan celos? —preguntó Tomoyo luego de que su carcajada cesara.
—Por supuesto que me dan celos… pero confió en él. —contestó, la escena de la noche anterior volvió a su cabeza…
¿Por qué diablos tuvo que besar a Travis?
Fue como un acto reflejo, además los ojos de cachorro abandonado del paramédico habian sido demasiado para ella… aun asi luego de tres segundos besándolo, retiró las manos de Travis de su rostro, colocó una mano en su pecho y le dijo que podía considerar ese beso como un beso de despedida entre ambos.
De todas formas, pasó toda la noche en compañía de la culpa, sintió que había traicionado a Shaoran… seguía debatiéndose sobre si debería decírselo o no…
—¿Y su tratamiento? —preguntó un poco más seria su amiga.
—Pues parece estar en remisión, pero ya sabes que eso no es garantía…—respondió, centrando su atención en su amiga. — Además ayer notamos que le salieron unas lesiones en la boca… no parecer ser nada grave, pero de todas formas debemos tener cuidado.
—Bueno es una suerte que sus padres sean médicos. —dijo alegremente.
—¿Sus padres? —pregunto extrañada. —Solo somos sus tutores… de hecho solo yo soy su tutora…
—¡Ay Sakurita! … puedes decirlo hasta que te lo creas… pero para esa niña, tú y Shaoran son sus padres. —le dijo la amatista.
Permaneció en silencio procesando las palabras de su amiga, pensó en los últimos días y tuvo que darle la razón, los tres se habían comportado como una pequeña familia, ella limpiando y cocinando para ellos, Shaoran trabajando, jugando con Abi al regresar del hospital y la pequeña alegrándolos con todo lo que decía y hacía.
Podría negarlo tanto como quisiera, pero Tomoyo tenía razón.
Soltó un largo suspiro y sonrío.
—Bueno infórmame… ¿Qué ha pasado por aquí en esta última semana? —preguntó Sakura.
—Nada fuera de lo normal… como te dijo Shaoran Yue está más amargado que nunca, la mayoría del personal lo detesta… ammmm—se quedó pensando. —¡Oh sí! ¿Adivina quién tiene novio?
—¿Quién? ¿Rika y Terada? ¿Por fin? —preguntó entusiasmada, sentía como si hubiera estado fuera del hospital por varias semanas en lugar de un par de días.
—No… ellos siguen haciéndose los difíciles…—se burló Tomoyo. —Nuestra enfermera favorita…
—¿Meiling? ¿En serio? —se sorprendió. — ¿y quién es la victima?
—No lo sé… no trabaja en el hospital, es bastante buen mozo… aunque no se hay algo en su expresión que me da algo de miedo. —le dijo su amiga. —Y eso que solo lo vi de lejos.
—Uhhhh ¿cómo es? —cuestionó.
—Pues es alto, delgado, cabello negro, me parece que se veía bronceado y no alcance a ver bien, pero sus ojos eran oscuros. —describió.
—Suena bien… excluyendo la cara de maniaco que dices que tiene. —se mofó la castaña.
—De cualquier forma no es más guapo que nuestros hombres. —declaró.
Las dos compartieron otra carcajada, pues difícilmente encontrarían a hombres más apuestos que Shaoran y Eriol.
Shaoran… ¿en dónde se habría metido?
Nuevamente la culpa se asentó en su estómago.
Había recibido aquel extraño mensaje la noche anterior diciéndole que no llegaría a casa, al principio no le dio mucha importancia, pero ya era casi medio día y él seguía sin comunicarse con ella, ya le había dejado varios mensajes de voz en su celular pero él seguía sin responderle, incluso había revisado la pizarra de los quirófanos para verificar que él no siguiera dentro, pero no habían señales de él.
Su localizador la hizo desviar sus pensamientos, revisó y vio que la necesitaban en urgencias, se despidió de Tomoyo y se dirigió para allá, una vez ahí divisó a Keffer quien al parecer seria su interno.
—Ponme al tanto Keffer. —le habló al muchacho.
—Danielle Baurbage femenina de cincuenta y un años, ingresada por fractura de muñeca, signos vitales normales y estables, antecedente de caída al salir de la regadera, paciente consiente. —presentó el interno.
—¿Fractura de Colles? —interrogó, al ver el asentimiento de Keffer continuo. —Bueno señora Baurbage, el doctor Boxwell la llevará a sacarle unos rayos x, necesitamos ver que todo esté en orden para reparar esa muñeca, por el momento le daremos algo para el dolor en lo que esperamos…
No alcanzó a escuchar el agradecimiento de la señora porque en ese momento se escuchó la alarma de una ambulancia aproximándose, segundos más tarde dos paramédicos ingresaban con un señor en muy malas condiciones, desde donde estaba no podía ver con mucha claridad pero parecía haber tenido un accidente bastante aparatoso, por su muslo izquierdo sobresalía una larga varilla de metal, su pecho estaba descubierto pero antes de que pudiera ver bien, un montón de enfermeras se abalanzaron sobre el para comenzar a atenderlo.
Su corazón dio un brinco al reconocer el cabello color chocolate, sintió que se le pintaba una estúpida sonrisa al escucharlo dar indicaciones al personal de enfermería, esperó a que volteara a su dirección y le sonriera como siempre, pero el hombre en la camilla captaba toda su atención.
Por un momento sus preocupaciones con respecto al cardiólogo se disiparon, ella volvió a dirigir su atención a su paciente, llenó el expediente de la señora Baurbage y firmó las autorizaciones para las radiografías de su muñeca, pero nuevamente su atención se desvió en la dirección de Shaoran, sin embargo en esta ocasión no fue por el ambarino, sino por el sonido que hacían las maquinas conectadas al hombre con la varilla, estas gritaban que la vida del paciente se esfumaba, aparentemente estaba perdiendo mucha sangre y su corazón lo estaba resintiendo, siguió observando por un par de segundos, escuchó a Shaoran decir que era un taponamiento pericárdico, ordenó el material necesario para comenzar a drenar la sangre…
De repente fue como si algo hiciera click en su mente, el hematoma en el pecho del señor era apenas perceptible… es cierto que por dentro podría ser más grande pero el taponamiento pericárdico del que hablaba Shaoran no le parecía el diagnóstico más acertado, su vista bajo al muslo justo en donde salía un extremo de la varilla y supo que es lo que pasaba…
Se movió ágilmente por entre las personas en la sala de urgencias hasta la camilla del hombre.
—Shaoran no es un taponamiento pericárdico…—le dijo rápidamente. —La femoral está rota. —terminó de informar sus sospechas, se desconcertó ante la actitud de su novio ya que ni siquiera mostró alguna señal de haberla escuchado, continuo desinfectando el área mientras se preparaba para puncionar.
Seguramente no la había escuchado…
—Shaoran es una hemorragia femoral, tenemos que darnos prisa o…—repitió viéndolo calzarse los guantes con rapidez.
—Dra. Kinomoto gracias por la compartir sus sospechas pero tengo todo bajo control. —la interrumpió con voz glacial. —Este paciente fue sacado debajo de una pila de escombros… eso es demasiado impacto en su pecho…
¿Qué diablos?
¿Todo bajo control?
¡Pero si el paciente seguía sangrando!
—No tenemos mucho tiempo… ¡Shaoran! —estaba comenzando a molestarse… el imbécil de su novio deliberadamente estaba ignorando todas sus palabras… tendría que hacerlo sin su ayuda, en teoría necesitaba llevar al paciente antes de abrirlo, pero dada la condición del paciente no se lo permitía —¡Pónganle dos paquetes de sangre! ¡Keffer rápido ayúdame!
Solo entonces Shaoran le prestó algo de atención.
—Te dije que lo tengo bajo control. —le recalcó con la misma voz llena de molestia. —Regresa con tu paciente ahora.
Dos podían jugar el mismo juego.
Se enguantó a toda velocidad y roció yodo alrededor de la salida de la herida, podía escuchar a Shaoran advirtiéndole que no se atreviera, pero ya era demasiado tarde, ya estaba haciendo una incisión lo bastante grande como para introducir sus dedos e intentar encontrar el sitio de ruptura de la arteria femoral y rogar por que pudiera evitar que continuara sangrando al hacer presión con sus dedos.
El ambarino terco como era, volvió su atención al pecho del hombre, de repente eso se había convertido en una carrea por arreglar lo que ellos creían que era la causa de que el corazón del señor en la camilla no estuviera funcionando bien, Shaoran introdujo la aguja en un rápido y ágil movimiento, al instante salió del otro extremo de la aguja un débil chorro de sangre, Shaoran puso una sonrisa bastante desagradable, pero esta se borró al instante porque a pesar de que ya había drenado la sangre del pericardio la maquina no paraba de sonar, eso significaba que ella también estaba en lo correcto. Recordando su anatomía intentó localiza la dichosa arteria, una vez que estuvo segura de haberla encontrado hizo que sus dedos trazaran su recorrido en busca de la fuga… ya no le quedaba mucho tiempo…. Tenía que encontrar ya la fuente del sangrado o el hombre sin duda moriría.
Ya era todo un milagro que no hubiera caído en Shock…
Vamos… vamos… vamos
—¡Lo tengo! —exclamó orgullosa. —Pinza de hemostasia…— su interno se las pasó y ella con todo el cuidado posible pinzó la arteria. —¡listo! Esto nos dará tiempo de llevarlo al quirófano.
Una mezcla de orgullo, satisfacción y alivio se apoderó de ella, sin embargo no pudo disfrutar tanto como le hubiera gustado, al girarse se topó con el ambarino mirándola con expresión que denotaba dureza, solo aquellos que lo conocían tan bien como ella podrían haberse dado cuenta que su mandíbula estaba tan apretaba que parecía doloroso… los músculos de su cuello estaban muy tensos, todo el generaba un aura de peligro en ese momento.
Estaba molesto.
No tenía idea de porque estaba molesto con ella…
Pero cualquiera que fuera la razón, ya no importaba.
Ahora ella también estaba molesta.
Se movió para dejar espacio a los enfermeros que empujaban la camilla del paciente en dirección al elevador, caminó hacia el contenedor de la basura con restos biológicos y se quitó los guantes con cuidado, podía sentir la penetrante mirada de Shaoran, a pesar de su enojo tuvo que controlarse, ya había dado un buen numerito a todos los que estaban en la sala de emergencias y ella acababa de volver luego de varios días de castigo… lo que menos quería era tener que pasar otra semana en casa.
—Keffer lleva a la Sra. Baurbage a radiología e infórmame luego…—ordenó a su interno, este asintió y comenzó a empujar la camilla de su paciente, fuera de la sala.
Antes de entrar a cirugía con el paciente de Shaoran, tenía que ir a devolver unos expedientes y por su gorro quirúrgico, no se había olvidado de su novio, pero si se iban a pelear mejor que fuera en un lugar sin tanto público. Avanzó hasta las escaleras y comenzó a subir, llegó al descanso entre la planta baja y el segundo piso cuando sintió la mano de Shaoran cerrándose sobe su muñeca.
—¿Qué carajo pasó? —le preguntó con rudeza.
—Esa era yo salvando la vida de tu paciente. —contestó al mismo tiempo que intentaba zafarse de su agarre, pero él no parecía dispuesto a dejarla ir.
—No me refería a eso…—le dijo haciendo énfasis en cada palabra. —¿Qué carajos te pasó que te crees con la libertad de andar besando paramédicos como si yo no existiera?
Una vez que su cerebro logró procesar las palabras del castaño… se sintió como la persona más estúpida del universo.
¡Claro! Tendría que haber imaginado que Shaoran estaba en plena crisis de celos.
¿Pero cómo diablos se enteró?
—¿O lo vas a negar? Porque yo te vi con mis propios ojos… ¿Qué diablos significa eso Sakura?—la urgió él aun sujetando su muñeca con firmeza pero sin llegar a dañarla.
—No, no lo niego. —respondió al instante. —Si te hubieras quedado cinco segundos más me habrías visto poner las cosas en claro con Travis… ¡Pero no! Preferiste sacar tus propias conclusiones ¿no?
—¿Preferí? Discúlpame si no disfruto viendo a MI novia besando a otro. —le soltó. —¡¿En serio piensas que lo que hiciste estuvo bien?!
—Yo no dije que estuviera bien… y lo lamento ¿sí? —se defendió—No quería romper su corazón otra vez… no pensé claramente cuando lo hice… pero eso no significa nada. —Continuo explicándole, lo que decía era verdad, sabía que había estado mal, pero también era cierto que después ella le dijo a Travis que cualquier cosa entre ellos había terminado.
—¡Es obvio que significa algo para ti! — Exclamó —te preocupan tanto sus sentimientos que tienes que consolarlo con tus besos ¿no?
¡AGHHHH!
—¡Ay por favor Shaoran! ¡Fue un beso! —gritó más enojada que al principio. —¡No puedo creer que te pongas así por un beso! Entiendo que te molestes… de hecho está bien… estas en todo tu derecho… — reconoció a gritos. — pero que me ignores en un momento de crisis y aún más sabiendo que soy buena en lo que hago solo porque eres un celoso sin remedio…
—¡El cardiólogo ahí era yo! ¡Ese era MI paciente y ¡carajo! ¡Yo decido que hacer con él! —le gritó fulminándola con la mirada. —¡TU no tenías por qué inmiscuirte! ¡YO estaba en lo cierto! ¡Eres una simple Traumatóloga que tuvo un golpe de suerte! —Soltó fuera de sí. —¡pero ¿sabes qué?! ¡No debería de sorprenderme! ¡Yo te conocí cuando te valía una mierda acostarte con quien fuera!
…
Pasaron un par de segundos antes de que recordara como respirar… el zumbido en sus oídos era demasiado fuerte, se sintió mareada, sus piernas amenazaban con doblarse y tirarla al suelo…
Todo el enojo que había sentido hacia Shaoran desapareció por arte magia, le hubiera gustado poder decir que en su lugar se sentía dichosa… la verdad era que no sentía nada.
Mentira
Sentía un nudo en su garganta y estómago, sentía escozor en sus ojos, sentía sus manos completamente heladas… pero ninguno de esos malestares se comparaba con la opresión que sentía en su pecho.
Pudo ver en el rostro de Shaoran que él acababa de procesar lo que había salido de su garganta, porque la tensión en su cuerpo se evaporó, sus ojos perdieron ese brillo asesino, palideció hasta adquirir el color de la cera, su boca se abrió como si no comprendiera quien había dicho eso…
—Sa…Sakura… yo no…—tartamudeó. —yo no… qui…
—… me están esperando…—susurró, se zafó del agarre del ambarino de un movimiento suave y lento, casi tortuoso.
Subió los escalones que le faltaban para llegar al segundo piso, temerosa de que fuera a seguirla…
No fue así.
La esmeralda lo agradeció porque en ese momento una lágrima resbalaba por su mejilla.
Shaoran
¡NO!
Por favor…
¿Qué había hecho?
¡No no no no!
Quería regresar el tiempo atrás y permanecer en silencio, no decir nada…
Quería regresar el tiempo y no lastimarla…
¡Dios esa mirada!
Se jaló los cabellos con ganas, buscando sentir otro tipo de dolor y es que la mirada esmeralda, esa que tanto amaba, esa que lo hacía sentirse como el hombre más feliz del universo, se había apagado… y todo gracias a él.
Se odió aún más al pensar que no la había seguido, se había quedado ahí en los escalones deseando que todo fuera un maldito sueño, tendría que haber corrido detrás de ella y haberle explicado que nada de lo que le había dicho era verdad…
Él no la consideraba una simple Traumatóloga… sabía que era brillante, que gracias a ella no había perdido a su paciente…
Y tampoco creía que ella fuera una mujerzuela…
Estaba molesto… pero ahora que el incidente del beso ya no le importaba más, se daba cuenta de que en realidad Sakura no sería capaz de hacer algo que pudiera herirlo…
Ella se había disculpado con él.
Y tú se lo agradeciste llamándola puta.
Necesitó un par de minutos más para ponerse de pie y bajar las escaleras, tenía que ocupar su mente en algo más, de todas formas su Sakura estaba en el quirófano así que no podría hablar con ella. Salió hacia la planta baja, no prestaba atención a ninguna de las personas que pasaban junto a él.
Le faltaban un par de pasos antes de que pudiera llegar a la sala de emergencias, cuando vislumbró una cabellera roja…
Cierto… por un momento había olvidado que ella también regresaba a trabajar ese día, difícilmente su presencia le seria de ayuda para mejorar su estado de ánimo, no quiso arriesgarse, estaba por dar media vuelta cuando vio otro rostro familiar acercándose a ella…
Era un hombre moreno y alto, bien vestido, de mirada sagaz y presumida, ya lo conocía, este era otro personaje que había dejado atrás en Liverpool… Luke Mackinon .
Nunca se habían llevado muy bien, simplemente se toleraban, él era un anestesiólogo, que en su muy humilde opinión tuvo suerte de haberse vuelto médico y aun mas de haber conocido a Kaho ya que ella lo acogió de la misma forma en acogió a el mismo Shaoran, lo volvió parte de su "equipo", la única diferencia era que Luke no tenía escrúpulos, lo que verdaderamente lo motivaba a seguir ejerciendo medicina era el dinero que podía ganar… casi podría apostar que ahora él era la mano derecha de Kaho… era un verdadero imbécil.
Esperaba que Yue no lo hubiera contratado a él también, porque entonces esa sería la prueba final para declarar a su jefe… loco de remate.
Tan absorto estaba en sus pensamientos que no tuvo oportunidad de marcharse antes de ser visto por el malévolo par.
—¡Shaoran Li! Creí que no te volvería a ver… ya sabes después de tus problemas legales y todo. — le dijo a manera de saludo.
—Créeme que no estaba entre mis planes volver a verte. —Respondió —Por favor dime que no vas a trabajar aquí…
—Por supuesto que no, este hospital es demasiado pequeño y muy simple—le dijo medianamente ofendido. —Estoy de vacaciones… Kaho amablemente se ofreció a mostrarme la ciudad.
¡Ja! Lo único que la perra de Kaho le mostraría seria la abertura entre sus piernas…
Luke solo poseía un par de neuronas funcionales… una a la que le gusta el dinero y otra a la que le gusta tener sexo a diario y ya que su ex mentora era de moral "flexible" esa visita les caía como anillo al dedo.
—¡Pero hombre, te ves bastante mal! —soltó Luke.
Shaoran no respondió solo le dirigió una mirada que claramente le decía "aun así me veo mejor que tu".
—¿Será que hay problemas en el paraíso? —Preguntó Kaho burlona— Nuestra pequeña Sakura Kinomoto se veía bastante alterada en su camino al quirófano… ¡no me digas que se pelearon!
El sentimiento de culpa volvió a caer sobre los hombros del castaño, nuevamente vio el semblante de su Sakura lleno de tristeza…
—¿Sakura? —interrogó Luke. —¿Tan rápido con problemas de faldas? Vaya Shaoran tu sí que no pierdes el tiempo… Cuando te aburras de ella me avisas para… ya sabes "consolarla"…
Luke comenzó a reírse, Shaoran sentía que le hervía la sangre, pero ya había sucumbido a sus impulsos en el día y no le fue nada bien…
Para sorpresa de la pareja Shaoran lo acompañó en su risa, poco a poco se fue acercando a Luke hasta darle una palmada en el hombro (con más fuerza de la necesaria) y simular un abrazo, su ex compañero de trabajo no tuvo tiempo para reaccionar, en un rápido y casi imperceptible movimiento el castaño estrelló su puño contra el plexo solar del anestesiólogo, gracias a que Shaoran se le había acercado para "abrazarlo" su cuerpo había servido para ocultar su pequeña venganza de la gente que caminaba por el pasillo, una vez que logró poner en su lugar al imbécil se separó abruptamente él, ocasionando que el otro cayera de rodillas al suelo.
Luke se luchaba por recuperar el aire que el ambarino le había sacado de golpe, entre toses y jadeos, lo fulminaba con la mirada y de haber podido hablar le hubiera dicho que se arrepentiría de eso.
—Luke no te ves muy bien… ¿necesitas que llame a alguien? —fue su turno de burlarse de él, lo único que salía de la boca del hombre arrodillado en el suelo eran jadeos. — No te preocupes ya vuelvo. —
Aun con la poca inteligencia que tenían Kaho y Luke, hasta ellos debían saber que no volvería…
.
.
.
Subía las escaleras abatido, sentimiento que lo había acompañado todo el día, ni siquiera su encuentro con Luke había podido subirle el ánimo.
Había intentado por todos los medios posibles hablar con Sakura, intentar explicarle que era un idiota en toda la extensión de la palabra, incluso esperó hasta su hora de salida en el hospital, pero no pudo encontrarla por ningún lado, al final tuvo que aceptar que ella probablemente ya estaba en casa con Abi.
Esperaba que la pequeña niña estuviera dormida para que pudiera sentarse a hablar con Sakura…
Desde que se habían separado, Shaoran seguía viendo la expresión de su delicado rostro en su cabeza… no quería volverla a ver así…
Llegó hasta la puerta, soltó un sonoro suspiro y la abrió…
Lo primero que captó su atención fue el delicioso aroma proveniente de la cocina, lo segundo fue escuchar las carcajadas provenientes de la sala de estar en donde Abi estaba acostada en unos de los sillones retorciéndose como loca por las cosquillas y lo tercero que lo sorprendió aún más fue ver a un hombre de mediana edad riendo con ella.
Al instante supo de quien se trataba, era alto, cabello castaño claro con algunas canas aquí y allá, ojos color miel, en buena forma… pero no fue por eso que lo reconoció… la mirada y la sonrisa que le dedicaba a Abi era la misma sonrisa que Sakura tenía.
—Oh… Tú debes ser Shaoran ¿no? —preguntó acercándose a él con Abi entre sus brazos. —Sakura me ha hablado mucho de ti… Fujitaka Kinomoto…—El hombre extendió su brazo libre para estrechar el del castaño, Shaoran tardó en reaccionar pero luego de un breve tiempo estrechó la mano del padre de Sakura.
—Un placer conocerlo. —dijo el ambarino.
—Estábamos esperándote para cenar…—le dijo Fujitaka. —Esperó que te guste el pastel de chocolate con avellanas…
Eso explica el aroma…
—Por supuesto…—contestó abrumado por la hospitalidad del señor Kinomoto. —No debió molestarse…
—¿Molestarme? Para nada. —le respondió con una sonrisa. —me acostumbre a hacer postres para la madre de Sakura, ella era buena en la cocina… pero la repostería nunca fue lo suyo…—Solo entonces su mirada se ensombreció un poco, recordaba por lo que le había dicho Sakura que su madre había muerto hace unos años.
—¡Papá! ¿Le pongo todas las avellanas? —gritó su Sakura saliendo de la cocina, sus miradas se encontraron y para desgracia suya, las esmeraldas se ensombrecieron y se desviaron hacia el suelo.
—Hola… —le dijo quedamente. —Lamento llegar tarde…
—Yo…. Yo pensé que estabas aquí… por eso no te esperamos…—le informó la castaña con voz ronca y mejillas sonrosadas.
Bestia…
Animal…
Imbécil…
Idiota…
Cobarde…
Inútil…
Todos parecían describirlos a la perfección, Sakura no parecía ser ella misma, parecía asustada, como si temiera que en cualquier momento él volviera a gritarle y a hacerla sentir mal…
—Bueno pasemos al comedor o se nos va a enfriar la cena. —indicó el padre de Sakura, quien al parecer había notado que las cosas no iban nada bien entre ellos.
La esmeralda asintió y volvió a perderse en la cocina para buscar algo, mientras que el señor Kinomoto, Abi y él se sentaban.
La cena transcurrió normal, la mayoría de la conversación fue entre Abi, Fujitaka y Shaoran, a no ser por unos cuantos comentarios por parte de Sakura, casi podría haberse dicho que ella no estaba presente.
Viendo el lado amable de las cosas, esa velada había aprendido muchas cosas sobre el pasado de Sakura, por ejemplo ahora sabía que la castaña era un desastre en matemáticas, que casi siempre se le hacía tarde para llegar a la escuela y que antes de enamorarse de la medicina, quería estudiar fotografía o diseño de modas…
¿Quién lo hubiera dicho?
En su opinión más que diseñadora de modas o fotógrafa, Sakura podría haber sido modelo como su madre sin ningún problema, por donde se le viera era perfecta, pero cuando llegó el momento de tomar una decisión… se fue por la opción más difícil de todas… ser doctora.
Y él lo agradecía.
También les contó sobre el pasado del mismo Fujitaka y su esposa, el padre de Sakura era japonés, pero una vez terminados sus estudios universitarios se mudó a Londres para hacer un doctorado en arqueología, al parecer uno de sus pasatiempos favoritos luego de un largo día de trabajo, era caminar por un parque cercano a su departamento, fue en una de sus caminatas que conoció a Nadeshiko, una modelo hermosísima (Sakura tenía una foto de ella en la sala de estar) recién iniciada que corría por el parque intentando evitar mojarse por la lluvia, Fujitaka la auxilió dándole su chaqueta, ambos compartieron una sombrilla hasta la parada de autobús de la mujer…
A partir de ese día por obra del destino, se encontraron en otros lugares, como restaurantes, en el metro y en un museo…
Comenzaron a salir y eventualmente se enamoraron perdidamente el uno del otro, un año después de su último encuentro se casaron y dos años más tarde recibieron a Sakura…
No tuvo problemas imaginándoselos a los tres juntos como una familia unida en las buenas y en las malas y aun después de la muerte de Nadeshiko, Sakura y su padre se mantuvieron unidos.
Nadeshiko había muerto hace tres años, por ruptura de un aneurisma aórtico que nadie supo que tenía, hasta que le realizaron la autopsia…
Desde entonces Fujitaka comenzó a hacer trabajo de campo para la universidad de Manchester, por lo tanto viajaba mucho, pero nunca perdía contacto con su hija.
—Bueno chicos, se está haciendo tarde y aún tengo que encontrar un hotel para pasar la noche. — les dijo levantándose del sofá al que se habían trasladado luego de la cena.
—Papá…—comenzó a decirle Sakura.
—No linda… ya te lo dije… ya no vives sola. —le recordó su padre.
—Por mí no hay ningún problema… señor. —se apresuró a asegurar el castaño.
—Se los agradezco a ambos pero no…—rechazó la propuesta. —Aunque si no les molesta… quisiera pasar mañana por Abi … prometí que la llevaría al parque donde conocí a tu madre Sakura y que la llevaría de visita a un museo.
Abi se había quedado dormida luego de la historia de Fujitaka, Shaoran se había ofrecido a llevarla a su habitación, Sakura le agradeció en voz queda, se levantó y terminó haciéndolo ella…
Como había llegado horas después, Shaoran no sabía cómo se le había comunicado Sakura a su padre sobre las nuevas modificaciones en su vida, como la adopción de Abi o que él se hubiera ido a vivir con ella, sin embargo no parecía que al señor Kinomoto le molestara en lo más mínimo ninguna de las dos situaciones.
—Está bien papá—respondió ella, sonriendo por primera vez desde que el castaño había llegado al departamento, Shaoran se apresuró a asentir. —¿Seguro que no quieres quedarte? —insistió Sakura en un último intento por no quedarse a solas con él.
—Tal vez en otra ocasión. —sonrió su padre, acto seguido la envolvió en sus brazos, provocando que él se sintiera incomodo…—Un gusto conocerte Shaoran. —le dijo luego de soltar a Sakura, le palmeó la espalda y salió del departamento.
Ahora estaban solos…
.
.
.
Hola a todos… pues aquí lo tienen el capítulo número once de nuestra historia… al parecer no todo fue miel sobre hojuelas esta vez.
Leí todos sus maravillosos reviews del capítulo diez, leerlos siempre me motiva a seguir escribiendo y a no abandonar la historia.
Muchos de ustedes comentaron un par de cosas que les gustaría ver en este capítulo, así que bueno espero haberlos complacido, en caso contrario háganmelo saber, siempre espero sus comentarios con ansias!
Ahora de vuelta con nuestra historia…
Nuestros castaños ahora viven bajo el mismo techo y parece que tendrán que enfrentarse a las inoportunas apariciones de Abi…
Todo parece andar bien con Abi ahora que tiene una familia… ¿será que sea suficiente para vencer su enfermedad?
¿Qué les pareció la actitud de Sakura con Travis?
¿Quién creen que cometió el error más grande en la pelea?
¿Qué creen que vaya a pasar con ellos ahora?
¡Por fin aparece el padre de Sakura!
Parece que el cumpleaños de la abuela se está acercando, así como la boda de Eriol y Tomoyo.
Veremos qué pasa en el siguiente capítulo.
¡Nos leemos luego!
