Los personajes de esta historia no me pertenecen, son propiedad de CLAMP, la historia si es mía.
Kaho
Jueves 9 de abril de 2013 23:49 pm
Examinaba el rostro de su compañero, en definitiva poseía un rostro lo suficientemente masculino para llamar la atención de algunas mujeres… pero solo era eso, una cara bonita… sin capacidad de análisis o talento medico relevante.
Esto muestra lo bajo que he caído
Odiaba admitirlo, pero lo cierto era que desde que se había mudado a Londres todo en su vida se había salido de control, su historial de entregas ya no era impecable, había perdido la confianza de su jefe, había perdido una cantidad bastante fuerte de dinero y ahora tenía que verse en la penosa necesidad de pedir ayuda a uno de sus "alumnos".
Luke miraba al techo procesando la información que ella le había contado acerca de su actual situación, un trabajo algo difícil para él ya que aún seguía recobrándose de su escandaloso y más bien corto orgasmo… ella por el contrario no había sentido más placer que el que ella sola podría haber obtenido, pero sabía que si quería la ayuda del anestesiólogo lo mejor que podía hacer era alimentar un poco su orgullo.
—¿Cómo fue que todo se te salió de las manos? — le dijo Luke con tono burlón y con los brazos cruzados bajo su cabeza, su respiración más regular. — Lo siento linda, no puedo ayudarte, es demasiado arriesgado... y no veo que haya una recompensa para mi… así que olvídalo…¿Por qué no se lo pides a Meiling? —
—Ya te he dicho por que... es una buena para nada, fue gracias a ella y a sus estúpidos errores que Kinomoto me descubrió... —Soltó con rencor. —además ¿Quién dijo que no había una recompensa para ti? —le sonrió maliciosa, se enderezó y se sentó a horcadas sobre él, se inclinó sobre su pecho recorriendo todo el camino con su lengua, una vez que alcanzó su boca lo besó con dureza.
—¡auch! —lo escuchó quejarse cuando le propinó una buena mordida en su labio inferior.
—¿Te dolió? —preguntó juguetona, le divirtió ver su expresión de enojo, dejó escapar una carcajada, se estiró hasta alcanzar el cajón de su mesa de noche, sacó una ampolleta, una jeringa y un torniquete.
—¿qu… que …es eso? —le preguntó posicionando sus oscuros ojos en la ampolleta color ámbar.
—Algo para ayudarte con el dolor…—respondió sin darle mucha importancia.
La mirada de espanto del hombre la hizo sonreír.
Recordó sus días en Liverpool enseñando al brillante Shaoran Li como convertirse en uno de los mejores cardiólogos, él era perfecto, en casi todos los aspectos, su familia era poderosa, tenía un cerebro ansioso de nuevos conocimientos, sus manos eran mágicas en el quirófano y por si eso fuera poco era extremadamente apuesto, su único defecto era su moral… moral que le dio varios problemas a lo largo de sus años de enseñanza ya que tenía que planear bien todos sus trabajos para que su pupilo no se enterara y la abandonara. No podía permitirse perderlo, así que lo entrenó, lo dejó probar el éxito y el poder por varios años, creyendo que su ambición lo cegaría y de esta manera cuando ella le contara sobre sus negocios y viera todos los beneficios que podía ganar trabajando con ella para Lord Reed, ella se haría de un fiel y talentoso aliado… pero eso nunca pasó.
El destino le hizo una mala jugada, ella necesitaba completar un trabajo, pero ninguno de sus pacientes era candidato ideal… cuando pensó que todo estaba perdido y que tendría que responder ante su jefe por la demora, el castaño apareció con una paciente en condiciones deplorables y en necesidad de un trasplante de pulmones… sabía que era riesgoso, pero por otro lado no podía fallar, así pues boicoteó la operación de Shaoran, se aprovechó de la confianza que sabía que él le tenía, para que ella pudiera hacerse con los órganos de la paciente… salvó su trabajo, pero perdió a su mejor pupilo.
Aun le quedaba Luke, al que conoció casi al mismo tiempo que a Shaoran, la diferencia radicaba en que en el momento que estableció contacto visual con el hombre se percató de la falta de escrúpulos que compartía con ella, eso la hizo pensar que él sería una adquisición bastante valiosa a su equipo, porque en este negocio los anestesiólogos nunca están de más, a decir verdad se sintió identificada con Luke… hasta que llegado el momento de poner a prueba sus conocimientos y habilidades… terminó siendo una decepción total, y la cereza encima de toda su imperfección era su "debilidad" hacia los opiáceos… en resumen Luke no valía la pena, pero sin Shaoran, necesitaba de alguien que le cubriera la espalda y para su mala suerte él era el mejor de su generación (y eso era decir demasiado).
Resignada le enseñó algunos de sus trucos y secretos en el negocio, pero no era lo mismo, él no extraía los órganos, él simplemente espiaba en busca de candidatos, era un informante, posteriormente hacía de anestesiólogo en la extracción y en caso de sospecha colaboraba como testigo. Su papel era fácil, pero aun así lo obligó a que fuera el mejor en ello y para eso tenía que sacarlo de su maldita adicción, no fue fácil, recayó incontables veces cuando el síndrome de abstinencia fue más fuerte que él, a pesar de eso eventualmente logró mantenerse limpio…
Claro que todo adicto puede volver a recaer.
—Llevo… años sin…sin —tartamudeó sin apartar su mirada del medicamento que la pelirroja sostenía frente a él.
—Entonces debes saber que una pequeña prueba… no te hará nada dulzura…—le ronroneo. —Debe de ser una terrible tortura manejar estos medicamentos a diario y no poder tomar un poco… para ti.
Luke no dijo nada, pero ella sintió como todos sus músculos se contraían dolorosamente intentando resistir, su respiración se aceleró, pero su mirada siguió perdida en líquido dentro de la ampolleta.
—Prométeme que me ayudaras a reivindicarme…— le dijo Kaho. —Y yo te administrare esta dosis… en este momento…
—Kaho…—dijo entrecortadamente. —El… el jefe… está muy molesto contigo…
—Logré convencerlo, para que me diera otra oportunidad…—lo cortó. —¿Me ayudaras?
—¿Cómo…piensas reivindicarte? —logró preguntarle, una fina capa de sudor se esparcía por todo su cuerpo.
—Le prometí una suma de dinero más grande. —respondió tratando de sonar tranquila, aunque lo cierto era que se estaba jugando más que su trabajo.
—¿Dinero?—le dijo con un dejo de escepticismo en su voz. —No creo que tengas una suma tan grande de dinero.
—Por supuesto que no la tengo— le dijo con voz melosa, sin embargo por dentro comenzaba a perder la paciencia. — Conozco a otro contacto que paga bien por niños.
—¿Ni… niños? —repitió en medio de otro gemido, Kaho tomó la jeringa y la cargó con el medicamento, arrojó el frasco vacío a alguna parte de la habitación, subió el embolo lentamente hasta que unas gotitas salieron por la punta de la aguja — ¿Tráfico de órganos y … ahora trata de personas?
—Oh disculpa ¿demasiado inmoral para ti cariño? —Se mofó la pelirroja, empujó un poco más el embolo permitiendo que el medicamento fluyera del extremo de la aguja, Luke gimió, cerró los ojos fuertemente, debatiendo consigo mismo sobre si debería hacerlo o no…
Al final sus oscuros deseos pudieron más que él, asintió lentamente y extendió su brazo para que ella cumpliera con su parte del trato, tomó el torniquete y lo ató alrededor de su brazo para resaltar más sus venas, Luke parecía al borde del orgasmo.
Ninguno de los dos dijo nada, Kaho estaba concentrada en las muecas de Luke, una vez que todo el medicamento le fue administrado, retiró la aguja y la colocó sobre la mesa de noche, ambos se sobresaltaron un poco cuando sonó el celular del hombre, la pelirroja se estiró para tomarlo, vio la pantalla e hizo una mueca de burla
—Te dije que Meiling es una pesadilla, no hay quien la aguante pero aun así necesito que la mantengas cerca, al menos hasta que decida qué hacer con ella. — Susurro al oído de su cómplice, dejando una serie de besos aquí y allá, los efectos del medicamento ya comenzaban a adueñarse de Luke. —Ya después pensaremos que hacer con la perra de Kinomoto…
Sakura
Viernes 10 de abril de 2013 00:39 pm
Ahora estaban solos…
No…
Ahora no…
Su mano seguía en el pomo de la puerta, podía sentir la mirada del castaño en su nuca…
Se había sentido tan aliviada cuando vio a su padre en su departamento, pensó que con él ahí su encuentro con Shaoran podría posponerse hasta que ella se sintiera… ¿más tranquila?
Pero ahora…
No había a donde huir y su última esperanza se había marchado a pesar de su insistencia. Sabía que Shaoran quería hablar acerca de su pelea en las escaleras del hospital, se había pasado toda la cena intentando hacer contacto visual con ella, incluso le hizo algunas preguntas ocasionales ya fuera para mantener las apariencias frente a su padre o para animarla a hablar con él, de una u otra forma sus respuestas fueron particularmente cortas y sin detalles.
Aun se sentía vulnerable…
¡Dios!
La voz que tanto amaba aun le gritaba con tanto despecho en su mente, simplemente no quería volver a pasar por eso, no quería ver ira contenida en los ojos del castaño…
"¡No debería de sorprenderme! ¡Yo te conocí cuando te valía una mierda acostarte con quien fuera!"
Se había empeñado todo el día en recordar todas las veces que le había dicho que la amaba, sus besos, sus caricias, lo que fuera, de manera que algo pudiera asegurarle que lo dicho durante su pelea no era cierto, pero siempre que creía haberse asegurado que no era cierto, esas horrendas palabras volvían a formarse en su mente…
"¡No debería de sorprenderme! ¡Yo te conocí cuando te valía una mierda acostarte con quien fuera!"
Pero TÚ tienes la culpa y te mereces todo lo que él te diga…
Deberías considerarte afortunada de que él siga aquí…
Aunque puede que no sea por mucho tiempo…
—Sakura… ¿podemos hablar? — escuchó a Shaoran, aunque sabía que estaba atrás de ella, se sobresaltó al escucharlo, inevitablemente sus piernas comenzaron a temblar como si fueran de gelatina, sintió su estómago volverse de piedra y su respiración se aceleró como si hubiera pasado la ultima hora corriendo.
Respira… respira… respira
—Yo… no creo que haya mucho que decir…—respondió armándose de valor para voltearse y encararlo. —Tienes razón Shaoran… fue mi culpa… lo que hice… lo lamento tanto…— soltó de prisa en medio de tartamudeos y lágrimas que amenazaban con escaparse de sus ojos.
No fue consiente de en qué momento había comenzado a hablar tan rápido, sin duda producto de la desesperación por calmar la situación, en su mente ya se estaba formando todo un discurso, pero no fue necesario, Shaoran eliminó la distancia entre ellos tan rápido que cuando fue consciente de lo que estaba pasando ya estaba sosteniéndola firmemente, presionando sus labios contra los suyos.
Cada roce, cada caricia de sus manos aliviaba su angustia, esa era la prueba que necesitaba para saber que aunque había cometido un grave error, todo iba a estar bien.
La desesperación del beso la hizo comprender que él también deseaba olvidar su discusión, probablemente al igual que ella había pasado un mal día.
Cuando el oxígeno se volvió escaso tuvieron que romper su contacto, pero ninguno de los dos se alejó, ella tenía sus brazos alrededor del cuello del cardiólogo, mientras que este la aferraba de la cintura, sus miradas se encontraron y por un momento las palabras salieron sobrando, Shaoran recargó su frente con la de ella buscando un contacto más íntimo, parecía que intentaba serenarse antes de hablarle.
—Sakura... —comenzó a decirle, lo que sea que fuera a decir parecía costarle expresarlo en voz alta.
Por un momento su frustración le pareció tierna, incluso soltó una risita al verlo debatirse consigo mismo.
—Te amo. — Le dijo antes de que pudiera hablar. — Está bien Shaoran... ya no importa.
—No, no está bien... Yo... ¡Agghhh! —Gritó antes de abalanzarse sobre sus labios nuevamente, aunque sorprendida por su reacción ella lo recibió gustosa.
—Sakura… amor… lo que te dije… no es cierto, es solo que... ¡Dios! estaba tan molesto. —Soltó por fin. —Mi mente se nubla por completo cuando se trata de ti… y cuando te vi con ese sujeto... No tienes idea del pánico que sentí al pensar que tal vez aun sintieras algo por él... —le explicó, sujetando su rostro. —Que pudieras dejarme….
—Nunca lo amé… pero si sentí cariño por él, simplemente no quería herirlo aún más…—se explicó intentando no alterar al castaño. —Lamento haberte lastimado.
Se inclinó para besarla en la frente, era su forma de decirle que comprendía lo que le estaba diciendo, la acercó a su pecho y la sostuvo como si de un momento a otro ella se fuera a desvanecer, sentía la mano del ambarino jugando con su cabello, mientras que la otra se rehusaba a soltar su cintura.
—Gracias…—lo escuchó decirle, ella se separó un poco de su cuerpo para ver su rostro, sus ojos parecían tan profundos y oscuros que podría haberse quedado toda la noche deleitándose con los matices de color.
No entendía que era lo que le agradecía.
¿Qué lo hubiera perdonado?
¿Que no lo hubiera abandonado?
Eso era lo que ELLA le agradecía a él.
—¿Por qué me das las gracias? —lo cuestionó dudosa.
—Mi paciente Sakura… tú lo salvaste ¿recuerdas? —le recordó, acariciando su mejilla.
Oh cierto…
Casi había olvidado esa parte de la pelea, había estado demasiado ocupada martirizándose por su estúpido error con Travis que olvidó su encuentro en la sala de emergencias…
—No fue mi intención menospreciarte… yo sé que eres brillante—continuo el castaño jugando con su cabello pero mirándola directamente a los ojos para que ella pudiera ver que se lo decía sinceramente. —No quiero que pienses que me creo superior o…
—Lo sé… lo sé. — le dijo pasando las manos por su cabello. — ¿podríamos solo olvidar esta estúpida pelea y besarnos?
El castaño dejo salir una suave carcajada, tomó una de sus manos y comenzó a dejar una serie de besos en el dorso, siguió ascendiendo a lo largo de su brazo, se topó con su hombro y continuo hasta llegar a la curvatura de su cuello, ahí se entretuvo bastante dejando besos particularmente húmedos, además de una que otra mordida ocasional, una vez que estuvo seguro de que sus caricias le dejarían una marca perfectamente visible, besó su mentón hasta que por fin alcanzó sus labios, ella tenía sus dedos hundidos en su sedoso cabello, sus caricias la hacían suspirar, sin embargo cuando sus labios se unieron lo último que ocupaba su mente era seguir respirando, Shaoran la besaba con parsimonia, sabía que eso la volvía loca, despertaba su hambre por él, por eso cuando ella colocó sus manos a ambos lados de la cara del castaño para atraerlo más cerca de ella, sintió como esbozaba una sonrisa de satisfacción.
Se sintió terriblemente frustrada cuando Shaoran rompió el contacto entre sus labios, siguió el contorno de su mandíbula hasta llegar al lóbulo de su oreja izquierda, su respiración le hacía cosquillas.
—¿Qué me hiciste Sakura?—le susurró al oído. — Te amo tanto… te quiero para mí y solo para mí...
—Yo soy tuya desde el día en que te conocí— le respondió sintiendo como las mariposas en su estómago aumentaban su revoloteo.
Sus labios se encontraron nuevamente en beso lento y tranquilo, era consciente de las manos del castaño que se colaban por debajo de su blusa, quemando cada centímetro de piel que tocaban, pero al mismo tiempo era como si le estuviera pidiendo permiso para hacerle el amor esa noche, sonrió contra los labios del castaño, atrapó el labio inferior de su novio y lo mordió suavemente, supo que él había captado el mensaje en cuanto la cargó y avanzó a su habitación con ella…
En seguida los gritos, las miradas de reproche, los celos y los errores se desvanecieron de sus mentes, lo único en lo que podían pensar era en lo mucho que se amaban.
Jueves 16 de Abril 7:15 am
—Lamento mucho la tardanza. —se disculpaba con una de las encargadas de la guardería del hospital.
—No hay problema, dejamos que sigan durmiendo, aún es muy temprano para ellos. —le respondió una muchachita rubia de ojos azules, parecía bastante agradable.
—Gracias, aquí están sus cosas—le dijo entregándole una bolsa. — ¿Podría decirle que vendremos a verla a la hora de la comida?
—Claro, que tenga buen día. — la despidió, la esmeralda besó en la frente a Abi que permanecía profundamente dormida ahora en los brazos de la muchacha, le dirigió un gesto con la mano y caminó rápidamente hacia la puerta, todavía tenía que pasar a cambiarse a su consultorio y empezar a pasar consulta en su piso.
¡Lo que daría porque ese fuera su día libre!
Pero no, de hecho esa noche tenia guardia… esta sería la segunda de esta semana, Shaoran le había recordado el fin de semana pasado sobre el cumpleaños de la abuela Li, ella se había mostrado bastante dispuesta para viajar a Liverpool, el problema era que su trabajo no les permitía tener demasiados días libres y para este viaje en particular tendrían que ausentarse mínimo tres días.
Eriol, Tomoyo, Shaoran y ella habían acordado hacer todas las guardias que pudieran esa semana para que cuando tuvieran que solicitar los permisos con Yue él tuviera menos trabas que ponerles, hasta ahora el plan marchaba a la perfección, eso si no contábamos que los cuatro parecían zombies, esa era la razón por la que en este momento llegaba tarde, Shaoran se había adelantado por que lo habían llamado a la sala de emergencias, así que a ella le tocó correr con Abi aun dormida en sus brazos a la guardería, los días pasados esto no había sido problema ya que su padre seguía en la ciudad así que el encantado cuidaba de la pequeña, pero este día tenía que ir a revisar un par de asuntos a la universidad, así que había tenido que le tocó a ella volver a su rutina con la pequeña.
Iba tan concentrada en el reloj que se olvidó de mirar al frente, no fue hasta que chocó violentamente con alguien que alzó la mirada y se encontró con una par de ojos oscuros, mirándola con curiosidad y algo similar a la burla.
—Debes de tener más cuidado preciosa…—le dijo aun sosteniéndola firmemente de la mano, era un hombre alto y moreno, sus ojos negros parecían no perderse de ningún movimiento que hacia la esmeralda, no alcanzaba a entender por qué, pero su mirada la incomodaba.
Zafó su mano como pudo y murmuró un leve "gracias" dispuesta a continuar su camino.
—Hey… ¿Cuál es la prisa? —preguntó el hombre de los ojos oscuros, sin espera de una respuesta. —¿Cómo te llamas querida?
—Sakura— le dijo a regañadientes, de inmediato supo que no debió haberlo hecho pues una sonrisa bastante desagradable se le pintó en el rostro.
—¡Guau! No estoy acostumbrado a ver tan hermosas como tú a esta hora de la mañana—le dijo acercándose lentamente. —¿Qué dices si tú y yo…
—Mira ese monólogo ya me lo sé… y la respuesta es no. —lo cortó antes de que continuara con su intento de conquistarla. —Estoy comprometida y muy retrasada, así que si me disculpas. —le dijo pasando a su lado, dejándolo con la palabra en la boca.
¡Dios!
Usualmente se sentía halagada cuando un hombre intentaba llamar su atención, pero ahora ella tenía a Shaoran, sin mencionar que la falta de sueño y la cantidad de trabajo acumulado no favorecía su humor en esos momentos, apretó el paso para colarse en el ascensor.
El tiempo que tardó en llegar a su consultorio se le hizo eterno, desde que cruzó el umbral de la puerta comenzó a quitarse el vestido que llevaba para enfundarse en su uniforme quirúrgico, sujetó su cabello en un moño y salió de la habitación, en su camino se topó con Lilith su interna, llevaba en sus brazos una gran pila de expedientes.
—¡Doctora Kinomoto! —gritó aliviada la muchacha. —La he estado buscando por todos lados…
—¿Haz empezado ya a pasar consulta? —preguntó tomando el expediente de hasta arriba.
—Yo… bueno… estaba esperándola. —respondió vacilante, de todos los internos del hospital ella era el eslabón más débil, casi siempre dejaba que los nervios la dominaran.
—Lilith casi vas a la mitad de tu internado…—comenzó a reprenderla. —Necesitas calmarte y confiar más en ti misma… hoy te quedaras de guardia conmigo y vas a comenzar a hacer algunas cosas tu sola…
Pudo ver su expresión de terror, pero no le debatió, se limitó a seguirla indicándole los pacientes más urgentes.
Pasadas tres horas estaban a punto de terminar cuando su celular emitió su tono de mensajes, estuvo a punto de apagar el aparato para seguir trabajando, pero justo antes de tocar la pantalla leyó el nombre de Touya, abrió el mensaje y leyó "Sala de urgencias, ven pronto".
Tardó tres segundos en procesar la información, le dio algunas instrucciones a Lilith y salió disparada a la sala de emergencias, en el trayecto infinidad de escenarios se iban formando en su mente…
¿Le habría pasado al a Touya?
No… él había escrito el mensaje… eso significaba que él estaba bien ¿no?
Ni siquiera sabía que él siguiera en la ciudad, había asumido que luego de su encuentro el día de su cumpleaños habría regresado a Manchester…
—¡Sakura! —escuchó la voz de Touya cinco pasos antes de entrar en la sala, no estaba solo, ahí estaban su novio y su jefe, ambos con cara de pocos amigos, como si hubieran estado discutiendo segundos antes de su llegada.
—Touya… ¿Qué es lo que pasa? ¿Por qué sigues en Londres? ¿Estás bien? —lo bombardeó de preguntas.
—Yo estoy bien… es Yukito, tuve que traerlo al hospital por que comenzó a tener problemas para respirar, está ahí dentro—le explicó, su semblante más serio de lo usual. —El mocoso aquí lo atendió, pero Yue dijo que lo atendería él… y ahora están aquí peleando como niños sin hacer nada por Yukito…
—Los doctores del personal no pueden atender a familiares cercanos… —declaró el ambarino. —va en contra de las políticas del hospital… no recuerdo haber leído que el jefe quedaba excusado de dicha regla…
—Por supuesto que no lo estoy, pero yo mejor que nadie conozco el historial de mi hermano me parece prudente que…—alegó su jefe.
—El punto aquí es que ninguno de estos dos brutos está haciendo demasiado por Yukito. —dijo Touya elevando la voz. —Sakura… yo no soy doctor… yo no sé nada de lo que está pasando, tu novio me dice que por el momento está estable pero que necesita algunos estudios… y Yue piensa que no son necesarios… ¿tú qué piensas?
Conocía tan bien a Touya que la preocupación en su voz no le pasó desapercibida, lo que no entendía era la postura de Yue, como su hermano él debería de ser el primero en proponer la toma de laboratorios y demás estudios complementarios que puedan dar más información sobre el estado de salud de Yukito, sin embargo ahí estaba a la defensiva…
—Yo pienso igual que Shaoran Touya, todos esos estudios nos ayudarían a descartar un sinfín de patologías. —le dijo a su casi hermano, por el rabillo del ojo alcanzó a ver como el pecho del ambarino se inflaba al saberse apoyado por ella. —en caso de que sea una enfermedad grave… si la detectamos a tiempo el daño seria mínimo.
—Entonces eso es lo que haremos. —concluyó Touya, luego de un breve momento de reflexión.
—Lamentablemente esa no es decisión tuya…—lo atajó Yue con su mirada gélida. —Ni de ustedes.
—Es mi decisión porque YO lo admití al hospital…—contraatacó Shaoran. —Yo soy su doctor y me corresponde a mí tomar todas las decisiones que yo considere pertinentes…
—No… su médico de cabecera labora en este hospital—respondió el de ojos azules. — Así que su participación no será necesaria.
—Yue no puedes atenderlo… es tu hermano. —trataba de explicar la castaña pacientemente. —Los lazos sentimentales que compartes con él podrían nublar tu juicio médico y…
—Yue está hablando de mi querida…—dijo una voz a sus espaldas, ni ella ni Shaoran tuvieron que darse vuelta para saber de quien se trataba, ambos se quedaron anonadados, esto sin duda era la prueba clara y concisa de que Yue y Kaho eran más cercanos de lo que aparentaban.—¿en dónde está mi paciente?
Sin decir otra palabra su jefe la encaminó dentro de la sala de emergencias, perdiéndose entre el personal y los pacientes, todos permanecieron en silencio observando la puerta por la que acababa de perderse la pareja de doctores.
—… mierda. —dijo Touya, su mirada era una combinación de asco y molestia. —Esa es Kaho Misuki ¿verdad?
—Si… ¿La conoces? — le preguntó a su amigo, aunque ya se imaginaba la respuesta solo alguien que conociera el lado más oscuro de Kaho Mizuki podría verla con esa expresión en el rostro.
—Por supuesto, uno de mis mentores llevó un caso en su contra…—le explicó el moreno. —Ha sido demandada muchas veces, pero siempre la absuelven por falta de evidencia o porque ella logra comprar testigos que la ayuden a declarar en su defensa…
Shaoran se recargó en la pared cruzado de brazos, claramente molesto.
—¿Sabías que ella es doctora de Yukito? —lo cuestionó
—No… pero sabía que Yue y esa mujer se estaban relacionando, de hecho…—le contó su amigo, su mirada se había ensombrecido un poco, como si se sintiera culpable de algo. —Por eso discutíamos Yukito y yo… le dije que tenía que hablar con su hermano y cortar nexos con ella, pero él estaba empeñado en defenderlos a ambos—le dijo confundido. —Perdí la paciencia y empecé a gritarle que abriera los ojos… que su hermano podría estar metido en asuntos ilegales… cuando me giré para encararlo nuevamente estaba en el suelo luchando por respirar y quejándose de dolor…
—No es tu culpa… tu intentabas ayudarlos a ambos… hiciste bien en traerlo aquí. — le dijo apoyando una mano en el hombro del moreno y regalándole una sonrisa.
—Pero… ¿Por qué le pasó eso? ¿Crees que lo que tenga sea grave? —le preguntó preocupado al cardiólogo, olvidando por completo su apariencia de tipo duro.
—No lo sé… por eso quería los estudios…—le explicó el castaño. —podría ser una simple angina de pecho o un ataque de pánico, pero también podría ser algo más serio…
Touya no dijo nada fijó su mirada en un punto en la pared y se perdió en sus pensamientos.
—¿tu estas bien? —le preguntó a su novio.
—Si… — le contestó colocando su brazo alrededor de sus hombros para atraerla más cerca. — Es solo que sigo sin entender por qué Yue está empeñado en tener a Kaho cerca…
Ella se preguntaba lo mismo…
Shaoran
Viernes 17 de abril de 2013 20:30 pm
—¡Sakura estás haciendo trampa! — gritaba Eriol, mientras veía como su personaje desaparecía de la pantalla en una explosión.
—Jugar mejor que tu no es hacer trampa. —le decía su novia apretando los botones de su control con agilidad, sentada cómodamente en sus piernas.
La mayoría de sus amigos estaban en su departamento, los únicos que faltaban eran Sasaki y Terada, quienes casualmente tuvieron que quedarse de guardia, Sakura le había dicho en la mañana que ella y las chicas saldrían de compras por cosas que aún faltaban para la boda y para el viaje de mañana a Liverpool, en resumen seria otra noche de chicas, solo que esta vez había establecido algunas reglas con Sakura, la principal… nada de Clubs con strippers.
En cuanto a ellos se quedarían en el departamento jugando videojuegos, comiendo porquerías y tomando cervezas, él por su parte también quedaría bajo el cuidado de Abi, esto lo ponía un poco ansioso porque a pesar de que llevaba conviviendo con la pequeña por meses, aun no estaba cien por ciento calificado para arreglárselas él solo con Abi.
—¿Y qué les dijo Yue? —preguntó su novia, sabía que se refería a los permisos que debían pedir para ausentarse el fin de semana en el hospital, ella lo había hecho el jueves que fue su día de guardia.
—Pues nos dirigió un par de miradas bastante desagradables…— respondió Shaoran recordando la expresión de su jefe cuando fueron a hablar con él, más aun después del incidente en la sala de emergencias con su hermano. —Nos dio todo un discurso sobre como al ser médicos nuestro deber es estar disponibles todo el tiempo, porque nuestro compromiso es con los pacientes y bla bla bla bla, el punto es que terminó concediéndonos los permisos…
—Dispara estúpida arma ¡dispara! —gritaba Eriol a su personaje
—¿Y Yukito? ¿Sabes qué pasó con él? —indagó sin apartar su vista de la pantalla.
—Nop… sé que fue admitido en el hospital y que está bajo observación, pero su historial clínico fue clasificado como confidencial…—le explicó. —Supongo que solo Kaho y Yue pueden verlo.
—Espero que no sea nada grave…—dijo Sakura que aunque seguía con su atención en el videojuego, por su tono de voz supo que lo deseaba de corazón.
Le dio un beso en la espalda y aprovechó para aspirar un poco de su perfume…
—¡Aghhh! ¡Me rindo! —exclamó su amigo arrojándole el control a Yamazaki.
—Gallina… ¿a quién le toca? —preguntó sonriente, buscando un nuevo contrincante.
—Chicas creo que será mejor que nos vayamos ya…—sugirió la amatista, poniéndose de pie.
Las demás siguieron su ejemplo, comenzaron a tomar sus bolsos y abrigos disponiéndose a salir a la fría noche.
—Shaoran si Abi despierta, no la dejes ver como juegan el de zombies o el juego de los dioses griegos son demasiado sangrientos para ella… sino tendrá pesadillas, solo caliéntale un poco de leche y arrópala, seguro te pedirá que la dejes jugar con sus muñecas pero si se las das ya no querrá dormirse —comenzó a enlistarle. — no vayas a darle dulces porque le pueden causar dolor de estómago, ella sabe en dónde están los libros en caso de que quiera que le leas algo y ya sabes dónde está el botiquín en caso de que se sienta mal… cualquier cosa mi celular estará encendido…—terminó de recitarle, mientras él intentaba recordar todo lo que acaba de decirle.
Espero que Abi no despierte…
—Te amo… — le dijo a modo de despedida antes de perderse detrás de la puerta junto con todas sus amigas.
Se quedó petrificado en su lugar ligeramente nervioso y aturdido, sus amigos seguían enfrascados en la partida de videojuegos.
—Díganme que alguien escuchó todo lo que me acaba de decir Sakura…—preguntó esperanzado, pero Eriol negó con la cabeza, Yamazaki y Keane parecían no haberlo escuchado.
—Dijo algo de que solo era en caso que Abi despertara ¿no? — le recordó su amigo quitándole importancia al asunto.
Se sentó en el sofá un poco menos preocupado, después de todo la mayor parte del tiempo cuando Abi se dormía en la noche… no despertaba hasta el otro día, concentró su atención en la pantalla, en ese momento el personaje de Keane atacaba sin piedad a un ejército de zombies, bastante gráficos, la mayoría con pedazos de piel colgando de sus cuerpos cubiertos de sangre, otros con las vísceras colgando fuera de su lugar…
No tardó en unirse al juego, así entre insultos, lamentos y risas continuaron jugando por dos horas, completamente ajenos a lo que sucedía a su alrededor, ni siquiera se enteraron en que momento había comenzado a llover, pensaron que los truenos y relámpagos eran efectos del videojuego…
—¿Qué creen que este haciendo Terada en estos momentos? —preguntó divertido Yamazaki, esperando su turno.
—Si logra deshacerse de su timidez… seguramente estará en un cuarto de descanso con Sasaki. —apuntó el castaño, la mayoría de los hombres rio ante esta perspectiva.
—Nos cambió por sexo…—dijo Eriol haciéndose el dolido. —¡¿Qué clase de amigo es?!
—Para que conste… en cualquier momento los cambio por sexo con Naoko. —apuntó Ansel sin despegar los ojos de la pantalla.
—Yo también. —dijeron Yamazaki y el ambarino al unísono.
—¿Para tener sexo con Naoko? —preguntó divertido el de anteojos. —Bola de promiscuos…
—¡No seas animal! —le gritó Shaoran aventándole una almohada, sintió que sus mejillas se encendían un poco por el comentario.
Él nunca le seria infiel a Sakura…
El simple pensamiento lo avergonzaba.
—Bueno bueno…—dijo el ojiazul acomodándose los anteojos. —Entonces… ¿creen que se haya animado?
—Debería… Rika lo trae de un ala desde hace un año…—comentó Ansel poniendo pausa al juego para darle otro trago a su cerveza.
—Sinceramente no sé qué tanto espera…— dijo el cardiólogo comiendo un puñado de palomitas.
—Lo dice el promiscuo que se acostó con Sakura semanas de conocerla. —se rio el neurólogo.
—¡Cállate! —exclamó sintiendo que su cara se transformaba en un farolito de navidad. —Imbécil.
Luego de una risa grupal, el cirujano plástico continúo.
—Los dos son tímidos e indecisos…—dijo Yamazaki. —Creo que son algo tiernos…
Todos se deshicieron en sonidos de burla hacia Yamazaki, quien intentó retractarse, pero fue tarde el daño estaba hecho.
—¡uhhhhh mi vida! —gritaba Eriol con voz demasiado aguda para un hombre. —¿Estás dispuesto a engañar a Chiharu en un trío con Terada y Rika?
—¡Claro que no! —se defendía a gritos el aludido para hacerse oír por encima de los gritos de los demás doctores. —Además no me imagino que su vida sexual vaya a ser muy buena ¿no creen?
—¿Por qué dices eso? —preguntó Shaoran luego de una carcajada, sonaba a que intentaba cambiar de tema.
—Los dos son demasiado tímidos… demasiado lentos… callados… aburridos. —apuntó el de ojos rasgados. —Sinceramente yo prefiero algo un poco más intenso… como Chiharu.
—No necesariamente los más tímidos o callados son aburridos… Naoko no es exactamente extrovertida…pero en la cama…. —confesó Keane con anhelo en los ojos.
—Ay si Ay si… pues déjenme les comentó que mi Tomoyo podrá parecer un ángel pero en la noche se transforma en el demonio más sexy… cuya misión es hacerme el amor sin piedad toda la noche—presumió Eriol con un brillo malicioso en su mirada.
—Pobre Tomoyo… tener que conformarse contigo…—le dijo el ambarino con una sonrisa ladina, mientras le quitaba la pausa al juego.
—¡Idiota! —le gritó el ojiazul. —¡Sakura tiene que conformarse contigo!
—Nuestra vida íntima es más que placentera para ambos… pero si quieres puedes preguntarle. — le dijo muy seguro de sí mismo.
—Adictos al sexo. —dijo Eriol. —Parecen conejos, en todos…
—¿Qué es sexo? —preguntó una dulce voz desde el pasillo.
A Shaoran se le helo la sangre al escuchar la voz de Abi, por un momento se había olvidado que la pequeña descansaba en el cuarto de al lado…
¡Dios y Sakura aún no llegaba!
Y había escuchado su conversación…
—¡Hola preciosa! —saludó nervioso, alcanzó a ver por el rabillo del ojo a Eriol aguantándose las ganas de reír y a Yamazaki aprovechando la oportunidad de robarse el control del castaño para seguir jugando. —Lo lamento ¿te despertamos?
—Escuche risas… y me espantaron los truenos… Shaoran ¿Qué es sexo? —insistió la pequeña observándolo con sus enormes ojos color miel.
—Sexo es cuando una mujer y un hombre se dan placer mutuamente…—respondió Eriol con la más estúpida y molesta sonrisa que el castaño le hubiera visto nunca, inmediatamente sintió deseos de partirle la cabeza en dos.
—¿Y por qué? — continuo la niña.
—Bueno eso hace que mami y papi estén felices—le explicó el ojiazul.
Shaoran se despeinó el cabello, gesto de nerviosismo, su mirada se topó con la de su amigo, si tuviera la habilidad de matar con la mirada, Eriol estaría en las mismas condiciones que los zombies del videojuego.
—¿Ustedes tienen sexo? —preguntó Abi tallándose un ojo con el dorso de su mano.
—¿Entre nosotros? No. —respondió Yamazaki. —Para eso tenemos a nuestras damas… aunque hay hombres a los que les gustan los hombres y mujeres que les…
—¡Yamazaki cállate o te parto la cara! —gritó horrorizado por la cantidad de información que estaba dándole a la niña.
—Solo estoy aliviando su…—se disponía a decir el de ojos rasgados pero Abi lo interrumpió.
—¿Tú y Sakura tienen sexo? —preguntó inocentemente.
Decir que su rostro se tornó abruptamente rojo, era decir poco, sintió que el corazón se le escapaba por la boca, la niña no lo sabía pero su inocencia iba a causarle un infarto, tal vez un derrame… mientras él era víctima del terror, sus amigos estallaron en una carcajada, arrancando una mirada de confusión de la pequeña.
—Constantemente… tal vez un día de estos te sorprendan con hermanito…—respondió Yamazaki por él.
—¡SI! ¡Yo quiero un hermanito! —gritó emocionada la niña, despertando completamente. —pero no entiendo… ¿Cómo se hace un bebe?
Shaoran había comenzado a temblar con nerviosismo, su mirada iba de Abi a sus amigos que se desternillaban de risa por su expresión… Eriol abrió la boca con la intención de contestar esta nueva pregunta de la niña.
—¡Ni siquiera lo pienses! —le gritó, desesperado, Abi tenía cara de no entender lo que pasaba, intentó recordar lo que Sakura le había dicho que hiciera en caso de Abi se despertara…
¡Leche!
—Ven linda ¿quieres tomar un poco de leche? —le dijo cargándola y alejándola a toda prisa de la bola de imbéciles que eran sus amigos.
—Tengo hambre… quiero pizza. —le dijo Abi mirando la caja de pizza abierta en el desayunador de la cocina.
¡Demonios!
Sakura no le había dicho que darle a Abi en caso de que se despertara con hambre.
¡Pues piensa! ¡Eres un cardiólogo de renombre! ¡No es posible que se te cierre el mundo con una situación así de simple!
Bueno… no le haría daño si se comía un pedazo de pizza ¿cierto?
—Claro…—le sirvió una rebanada y calentó una taza de leche, se lo acercó a su pequeña y se sentó a su lado para hacerle compañía, la observó comer moviendo sus piernas que apenas y colgaban de la silla, todo parecía indicar que su hambre era más fuerte que su curiosidad, ya que no hizo preguntas mientras comía.
Quince minutos después Abi terminaba su leche, sonriendo satisfecha, estaba a punto de llevársela a dormir nuevamente cuando su dulce voz le habló.
—Quiero jugar con mis muñecas. —le pidió la castaña. —¿Me las traes?
—Ya es tarde linda, tal vez mañana. —le dijo viendo la hora… casi once y media.
—Pero no tengo sueño… solo un ratito ¿sí? —le pidió suplicante, sus ojos adquirieron un brillo de dulzura que hubiera convencido a cualquiera… incluyéndolo a él.
—Está bien… pero solo quince minutos, luego a dormir. —respondió el castaño, vio a Abi asentir gustosa, le dijo que lo esperara en lo que iba a buscar sus muñecas, recorrió el pasillo más tranquilo, la sesión de preguntas había finalizado, habían sido demasiadas revelaciones pero lo más seguro es que la niña olvidara todo lo que los idiotas de Eriol y Yamazaki le habían dicho, tal vez incluso Sakura nunca llegara a enterarse.
Encontró las muñecas favoritas de Abi, las tomó de la repisa, procurando no olvidarse de ninguna, regresó a la sala para encontrarse a la niña sentada en las piernas de Eriol sosteniendo el control de la consola de juegos, miró a la pantalla y vio como la niña apretando los botones que su estúpido amigo le decía, mataba a todos los zombies que se atravesaban en su camino, regresó su mirada a su hija y no supo descifrar su expresión…
Sakura iba a matarlo…
—… y si aprietas el circulo lanzas granadas que los hacen volar por los aires…—indicaba Yamazaki.
—¡guau! Eres bastante buena pequeña…—decía Ansel, quien había dejado de apretar los botones para darle ventaja a Abi.
—Mira Shaoran… estoy matando zombies…—exclamó la de cabello color miel.
No supo cómo responder a ese comentario, se limitó a sonreírle, dejó las muñecas en una mesa cercana y se fue a por otra cerveza resignado a que pasaría la noche en vela consolando a la niña víctima de las horrorosas pesadillas que tendría, sin mencionar el regaño que su novia le daría en cuanto pusiera un pie en el departamento. Se terminó el contenido de la botella de un solo trago y se masajeó las sienes, tratando de disipar el dolor que se apoderaba de su cabeza.
El ruido de una llave introduciéndose en la cerradura lo hizo mirar al techo del departamento en búsqueda de ayuda divina, enseguida escuchó al grupo de mujeres riendo, ahí estaba su novia a la cabeza del grupo, tan hermosa como siempre, su rostro formó una brillante sonrisa en cuanto lo vio, corrió a sus brazos y lo besó, era como la calma antes de la tormenta.
—¡Sakura! —gritó Abi corriendo a su encuentro, la esmeralda desconcertada de que la niña siguiera despierta, la levantó del suelo, pero su mirada se dirigió a él interrogante. —¡Eriol me enseñó a matar zombies! ¡Y Yamazaki me dijo que ustedes me van a dar un hermanito! ¡Quiero que sea una niña!
La mirada de todas las mujeres era de auténtica sorpresa, pero ninguna se comparaba con la de Sakura, quien a su parecer se había olvidado de como respirar, buscó su mirada pidiéndole una explicación, lo único que él pudo hacer fue murmurar un apenas audible "lo siento"…
—ammmmm linda porque no le enseñas a Tomoyo el peluche que te regalo el abuelo Fujitaka. — le dijo mientras depositaba a la niña en el suelo, Abi gritó de emoción y jaló a la amatista hacia su habitación, en el minuto que ambas desaparecieron por el pasillo, la expresión en el rostro de Sakura cambio a uno más sombrío y amenazante. —¿Qué diablos pasó aquí? ¿Por qué sigue Abi despierta? ¿Por qué estaba jugando ese juego? ¡¿Y quién carajos le metió en la cabeza que va a tener un hermanito?!
Todos los doctores de la habitación comenzaron a hablar al mismo tiempo, culpándose el uno al otro, el ambarino no paraba de repetir una y otra vez que había intentado detenerlos, mientras que Eriol y Yamazaki decían que no habían hecho nada malo que solo habían aliviado la curiosidad de la pequeña, Keane había comenzado a reírse nerviosamente de la situación.
Dentro de toda la confusión y parloteo de los hombres Sakura y las demás debieron haber captado que es lo que cada uno había hecho, porque alzó una mano pidiéndoles a todos que se callaran.
—¡Takashi Yamazaki! —lo llamó Chiharu con mirada asesina. — ¡¿Cómo te atreviste a decirle eso a Abi?! ¡¿Tienes idea de lo que hiciste?! — se acercó a él, quien a pesar de sus intentos por alejarse de las garras de su esposa terminó recibiendo los golpes de la ginecóloga.
—Bueno… yo voy a ver a mi Tomoyo. —repuso Eriol comenzando a avanzar a la habitación de la niña, pero no contaba con que la mano de Sakura se cerrara alrededor de su playera impidiendo que siguiera avanzando.
—Tú te quedas aquí… — le dijo la esmeralda, a Shaoran se le erizaron los vellos de la nuca al pensar como le iría a él luego de que Sakura terminara con Eriol y los demás. —¡Qué diablos pasó por tu estúpida mente! ¡Tiene cinco años Eriol!
—¡Pero yo no fui el que empezó! Además Sakurita como iba yo a saber que aún no le habían hablado de sexo…—trataba de defenderse, a estas alturas su novia había comenzado a golpearlo con los puños en cualquier lugar que el ojiazul dejara al descubierto. — ¡Oye! Te recuerdo que estoy a dos semanas de mi boda… no puedes golpearme así…
—¡Que si no puedo! —gritaba la castaña tirándolo al suelo.
—¿Y tú que le dijiste a la pobre niña? —le preguntó Naoko a Keane, algo divertida con la situación.
—Yo no dije nada… solo me reí…—le dijo observando a Sakura batir a golpes a Eriol y a Yamazaki ser atacado por su esposa.
—… creo que lo voy a llamar banane… ¿Qué haces Sakura? —preguntó la niña ingresando con Tomoyo a la sala, abrazaba un lindo monito color rojo.
—Nada linda… estábamos jugando…—le respondió sonriente, volteo a ver a su amiga con la intención de explicarle porque su casi esposo yacía en el suelo golpeado.
—Me imagino que fue lo que hizo…—respondió incomoda. —Abi acaba de preguntarme… si Eriol y yo nos damos placer…
—… ¿y que le dijiste?... —preguntó Eriol interesado
—¡Cállate Eriol! —gritaron las dos mujeres.
—Bueno… creo que será mejor que me lleve a mi cabeza de chorlito antes de que traume más a tu niña…—se despidió la amatista. —Nos vemos mañana en el aeropuerto…
Pronto todos comenzaron a despedirse, Yamazaki y Eriol fueron prácticamente arrastrados por sus respectivas mujeres fuera del departamento entre reclamos y lamentos, Yanagisawa y Keane se despidieron normalmente y se marcharon, en un abrir y cerrar de ojos el departamento quedó en silencio.
Abi se había acercado al televisor y lo había encendido buscando algún programa que le gustara, mientras que la esmeralda permaneció junto a la puerta sin hacer ni un solo movimiento… y de la nada comenzó a partirse de risa…
¿Qué diablos?
No es que quisiera… pero ¿no se supone que debería estar gritándole y pegándole a él también?
Aún más extraño, se acercó a él y lo besó como si nada, aunque aun riendo…
—…¿Sakura?... —preguntó completamente extrañado. —¿Estas bien?
—… Deberías haber visto tu cara…—seguía riéndose.
—¿No estas molesta? —preguntó.
—No realmente…—respondió como si nada, al ver su cara de no entender nada, le explicó. —Me alegra no haber estado aquí para la ronda de preguntas sobre sexo… No hubiera sabido cómo manejarlo…—y comenzó a reír de nuevo, tuvo que esperar un par de minutos para que Sakura volviera a hablar. —Lo lamento tanto amor… debió ser tan difícil… e incómodo.
Le hubiera creído, pero seguía intentando aguantar la risa, así que lo único que hizo fue soltar un gruñido y hacer un mohín, su novia se acercó a él nuevamente y lo besó hasta que ya no fue capaz de seguir fingiendo, luego de besarla la abrazó y vio en dirección a Abi, la niña parecía estar absorta por un programa en la tele, parecía ser un recital de ballet, la mirada de la pequeña era de asombro y anhelo…
Estaba completamente embelesada con la visión de los bailarines, saltando y moviéndose con tanta gracia.
—Comenzaré a empacar…—anunció su novia, avanzando a la habitación de Abi para armar su maleta. —¡Los quiero a los dos en la cama en diez minutos!
Abi asintió levemente a pesar de que Sakura no pudo ver la afirmación, Shaoran se acercó lentamente a ella, una vez a su lado le preguntó.
—¿Te gusta? —la niña asintió nuevamente.
—¿Cómo lo hacen? —preguntó sin apartar la mirada de la pantalla.
—Bueno… hay lugares donde los enseñan a moverse de esa forma. —respondió.
—¿Yo podría hacerlo? —exclamó volteándose a Shaoran, su mirada era de pura emoción.
—Si tú quieres si…—le dijo devolviéndole la sonrisa. —Ya que estés en la escuela hablaremos de eso ¿sí?... ahora hay que ir a dormir.
Abi corrió a su habitación, radiante de felicidad
Sábado 18 de Abril de 2013 14:22 pm.
Sentía su cuerpo entumecido luego de las horas de viaje en el avión, habían estado a punto de perder su vuelo gracias a Eriol, quien al parecer había olvidado programar su despertador, provocando que llegaran media hora tarde.
—Es bueno estar en casa…—exclamó Eriol estirándose para aliviar el dolor de su espalda y cuello, él también necesitaba estirarse pero Abi dormitaba en sus brazos.
Estaban a punto de tomar un taxi hacia la casa de su abuela, solo esperaban a Sakura que hablaba por teléfono con Keffer, podían escucharla dar indicaciones al interno, todos habían dejado sus pacientes encargados con otros doctores de sus respectivos departamentos en quienes confiaban, pero como recurso extra le pidieron a los internos que los mantuvieran al tanto de todo lo que pasara en su ausencia.
—Listo… ¿nos vamos? —les dijo la castaña una vez terminada la llamada.
—¿Todo bien? —le preguntó al mismo tiempo que detenía dos taxis.
—Si… al parecer es un día tranquilo, solo quería saber si lo autorizaba para colocar un par de yesos y reducir algunas dislocaciones…—le dijo sonriente, ingresando al taxi.
—No deberías confiar tanto en ese interno. —le dijo lo más casual que pudo.
En respuesta solo recibió un golpe en el hombro, Sakura era por más la favorita de los internos, pero la "admiración" de todos quedaba opacada por la de Keffer, aun fuera de su servicio seguía buscando cualquier excusa para subir al piso de ortopedia y traumatología, todo el mundo ya se había percatado de la atracción que sentía Keffer por la esmeralda, todos menos ella claro… tal vez necesitaba sentarse a "charlar" con ese tal Boxwell…
Dirigió su mirada a la ventana del automóvil, el día era bueno, un poco soleado, la ciudad se abría ante ellos mostrándoles imponentes edificaciones, teatros, jardines y bares, Liverpool era su ciudad natal, siempre le había gustado como mezclaba lo antiguo con lo moderno, su clima le parecía perfecto (ahí nunca hacia tanto frío como en Londres), era una ciudad llena de cultura y arte.
—Siempre me ha gustado la sensación que me da este lugar. —le dijo su novia mirando por la ventana.
—¿Ya habías venido antes? —le pregunto observándola.
—Si… tres veces, casi siempre por trabajo así que nunca tuve ocasión de visitar algún lugar turístico. —le contó. — aunque si recorrí algunos bares… me gusta el ambiente.
—Tenemos buenos bares. —bromeó con ella.
—¿No te gustaría regresar? —le preguntó luego de una leve carcajada.
—Eso depende…—respondió, la esmeralda lo interrogó con la mirada y él continuo. —¿Ustedes vendrían conmigo?
—Claro…—contestó sonriente. —No sobrevivirías un solo día sin nosotras. —le dijo con tono de burla y regresó su mirada a la ventana del taxi.
Ella no sabía cuánta razón tenía…
El no sobreviviría sin ellas.
Ya no.
Sakura
—¡Sakura, Tomoyo! Mírense nada más…—las saludó Arabella Li desde la puerta de su impresionante casa, la única forma en que podía describir esa casa era usando el termino de mansión pequeña, tenía tres pisos y un acabado rustico, el jardín delantero era pequeño pero lindo. —¡Tan preciosas!
—¡Hey! ¡Nosotros también estamos aquí! —apuntó Eriol bajando las maletas del taxi.
—Ya vas a empezar con tus quejidos… si no te conociera pensaría que eres una mujer. —se burló la abuela Li. —¿Y en donde esta Mr. Playboy?…
La castaña volteo a la entrada y lo vio descender del auto con Abi en los brazos, se adelantó para recibir a Abi que ya comenzaba a despertar, Shaoran regresó al taxi para bajar su equipaje, mientras que ella dio media vuelta de regreso con la amatista y la abuela de Shaoran…
Al ver la cara de Arabella recordó que ella no sabía nada de Abi, cuando había ido a visitar al ambarino, ella apenas estaba tomando la decisión de adoptar a la pequeña, la quijada de la abuela parecía haberse salido de su sitio, sus ojos estaban desorbitados, no sabía que decir.
—Abi… linda… saluda a la abuela de Shaoran—le dijo en voz baja a la niña que abrazaba a su peluche contra su pecho.
—Hola…—dijo en voz baja, algo apenada, probablemente por la cara de impresión que aun tenia Arabella, cuya mirada iba de Sakura a la niña y de ella a Shaoran.
—Hola …—saludó con un hilo de voz, su mirada cuestionaba a todos los presentes. —¿Es tu sobrina Sakura?
—No… Abi es mi hija…—respondió la esmeralda algo incomoda.
—No estoy entendiendo nada…—repuso la abuela de Shaoran.
—Te explicaremos adentro. —le dijo Shaoran pasando junto a su muy sorprendida abuela.
Arabella Li los guio de inmediato a un salón pequeño pero acogedor, denotaba cierto lujo aquí y allá pero nada demasiado pretensioso, la abuela Li, Shaoran y ella tomaron asiento, sin embargo Eriol y Tomoyo permanecieron de pie.
—Creo que iremos a instalarnos en nuestra habitación… nos llevaremos a Abi. —les informó, Sakura asintió y le sonrió a Abi, quien momentos después se iba de la habitación con sus amigos.
—Bueno… ahora sí podrían explicarme ¿de donde salió esa niña? —preguntó la anciana, no supo descifrar el tono que uso, pero casi podría asegurar que no era de molestia.
Sakura consideró que ella debería comenzar con el relato, así que eso hizo, le contó su primer encuentro con Abi, el abandono que la niña sufrió, además de la enfermedad que actualmente enfrentaba, el proceso de adopción y su vida ahora que Abi vivía con ellos, no le pasó desapercibida la mirada asesina que le dedicó a su nieto al enterarse que ahora vivían juntos.
Shaoran le contó sus propias experiencias con la niña, así como la decisión ayudarla en la crianza de Abi.
—Entonces… ¿Cuál es el apellido de Abigail? —preguntó Arabella.
—Pues legalmente yo solo soy su tutora, por lo tanto aun no puedo darle mi apellido… pero en cuanto…—comenzó a explicarle, pero se vio interrumpida por Shaoran.
—Abi va a llevar el apellido Li…—les dijo ligeramente sonrojado, su tono no era de imposición, pero al mismo tiempo dejaba en claro que no aceptaría ninguna otra opción. —Me refiero a que… nuestro abogado dijo que para obtener la custodia absoluta de Abi necesitábamos ser una pareja… cosa que ya somos y ammm bueno… no pasara mucho tiempo antes de que… Sakura y yo…
También sintió el cambio de coloración y temperatura en su rostro, pero la sensación de calor en su pecho logró opacar la vergüenza, estiró su mano para tomar la de Shaoran, disfrutó del contacto y le dirigió una sonrisa, dándole a entender que ella pensaba igual que él.
—¡¿Saben lo que eso significa?! —exclamó Arabella poniéndose de pie de un salto. —¡Tengo una nueva bisnieta!
Los dos se quedaron boquiabiertos, al parecer ambos habían estado esperando una buena regañina por parte de la abuela Li, después de todo, llevaban meses compartiendo una vida juntos, su relación evolucionaba a años luz, sin que la familia de ambos estuviera siquiera enterada, pero no… en este momento la anciana la estrujaba en medio de risas.
—Gracias Sakura… no sé cómo lo hiciste, pero ¡por fin hiciste reaccionar a este cabeza de chorlito! —exclamaba la señora, sin importarle que su nieto estuviera a solo dos pasos de distancia. — Creí que moriría dejando en este mundo dejando un nieto prostituto… sin otra meta en la vida que acostarse con todas las mujeres de Inglaterra y morir probablemente de alguna enfermedad venérea…
—¡HEY! Estoy aquí…—reclamó el castaño.
—¿Y eso que? ¡¿Crees que te vas a ir de aquí sin explicarme por qué diablos no me llamaste en el momento que conociste a Sakura?! ¡¿Cuándo tomaste la brillante decisión de mudarte con ella? ¿O adoptar a esa linda niña con ella? —le gritaba al mismo tiempo que comenzaba a golpearlo con uno de los cojines que adornaban los sillones. —¿Qué clase de nieto eres? ¿No entiendes que podría morir mañana?
Shaoran intentaba inútilmente esquivar los golpes y razonar con su abuela, pero Arabella seguía golpeándolo sin piedad, los gritos de la ancianita debieron de alarmar a la gente de la casa porque de inmediato un montón de personas aparecieron en las puertas del salón, de las cuales solo conocía a tres… Eriol, Tomoyo y la señora Ieran.
—¿Qué esta pasando? —preguntó la madre de Shaoran, como siempre denotaba elegancia.
—¡Oh Ieran! ¡Qué bueno que llegaste! —exclamó feliz al ver a su nuera. —¡Por fin alguien me regalo lo que yo tanto quería para mi cumpleaños! —gritaba entusiasmada. —¿Dónde está mi nueva bisnieta?
—¿Nu…nueva bisnieta? —preguntó Ieran Li, la sangre había abandonado su rostro, ante la sorpresa, y no fue la única, el grupo de chicas detrás de ella también abrieron los ojos desmesuradamente, pero a diferencia de su madre ellas sonreían ampliamente, todas tenían el cabello castaño aunque en diferentes tonos y cortes, sus ojos contrarios a los de su madre o hermano derrochaban bondad y … locura.
—¡Shaoran! —gritaron todas, se acercaron corriendo a él y una a una lo abrazaron y besaron. —¿Cómo esta nuestro hermanito?
—¡Ya suéltenme! Son unas pesadas. —gritaba enfadado
—¡Pero tiene tanto que no te veíamos! —se quejaron, estas mujeres parecían tener algún tipo de conexión que les permitía leerse el pensamiento… y decir lo mismo.
—¡Las vi en año nuevo! —se defendía Shaoran limpiándose las mejillas para borrar las marcas que le habían dejado.
—Ya niñas… harán que Sakura se ponga celosa. —les dijo su abuela, al instante terminaron de parlotear, voltearon a verla con emoción.
—¿ELLA ES SAKURA? ¡AHHHHH! —gritaron todas a la vez aún más fuerte, en menos de tres segundos ya la tenía encima abrazándola, besando sus mejillas, observando sus ojos, jugando con su cabello, elogiando su vestido, sus zapatos… ella solo pudo sonreír y dejarse llevar. —¡Abuela nos ha hablado tanto de ti!
—Yo soy Feimei—dijo la que jugaba con su cabello.
—Shiefa—exclamó la que tenía enfrente analizando su rostro.
—Fanren—dijo la castaña a su izquierda.
—Y yo me llamo Fuutie…—gritó la última de las hermanas, ella caminaba alrededor de la esmeralda, observando cada parte de su cuerpo.
—Gusto en conocerlas…—dijo algo nerviosa. —ammm Yo soy Sakura…
Nuevamente la habitación se llenó de los gritos de todas las mujeres, no sabía que es lo que había hecho para caerles tan bien, pero podría apostar que acababan de perforar uno de sus tímpanos. Mientras ella era atacada por las hermanas de Shaoran, él seguía enfrentándose a los regaños de su abuela, a las incesantes preguntas de su madre y las burlas de Eriol.
—Shaoran pero… tú y ella… es muy poco tiempo…—balbuceaba Ieran— Una niña… enferma… ustedes…— y antes de que pudiera decir algo más ya se encontraba en el suelo.
—Bueno… salió mejor de lo que esperaba…—dijo Arabella sonriente viendo el cuerpo de su nuera en el suelo, Shaoran y Eriol se apresuraron a moverla al sillón. —Niñas niñas dejen respirar a Sakura…
Las cuatro mujeres se alejaron de ella decepcionadas, la abuela les dijo que fueran a revisar que todo estuviera listo para la fiesta ya que la organizadora ahora yacía en el suelo, luego de un sonoro suspiro grupal le dedicaron una sonrisa a Sakura y salieron de la habitación cuchicheando entre ellas.
—Esta es mi familia…—le dijo el ambarino parándose a su lado.
—Son… lindas. —respondió ella no muy segura de haber utilizado la palabra más apropiada para describirlas.
—Son una pesadilla. —le dijo con voz cansina.
—Bueno bueno… que ya casi va a comenzar la fiesta y ustedes aún no están listos…—indicó Arabella. —Tomoyo, Sakura vamos a mi habitación tengo una sorpresa para ustedes…
Siempre se había sentido cómoda con su cuerpo, pero en esos momentos se sentía cohibida con su vestido, la noche anterior ella y las chicas habían comprado un vestido apropiado para la ocasión, un vestido de coctel color crema, sin tirantes, un poco por debajo de su rodilla, que se amoldaba bien a su cuerpo, era conservador pero lindo… sin embargo el modelo que usaba era un vestido rojo, que dejaba al descubierto toda su espalda, tampoco tenía tirantes, la falda era más larga en la parte de atrás en donde llegaba a la altura de sus pantorrillas mientras que en la parte de adelante apenas y alcanzaba a llegar uno o dos centímetros por arriba de sus rodillas… la abuela de Shaoran había insistido en que tanto ella como Tomoyo usaran esos vestidos que había mandado a hacer especialmente para ellas.
—Mira ahí esta Sakura… ¡Sakura cariño… por aquí! —escuchó que la llamaba la cumpleañera por décima ocasión, suspiró y se acercó hasta ella. —Mira ellas son mis amigas Padma, Monique y Loraine… ¿No les dije que era un cielo? ¡Miren nada más ese cuerpo!
Su cara adquirió el mismo color que su vestido.
—Si… es linda… pero deberías ver a mi Danielle, se ha convertido en la envidia de todas las mujeres. —dijo Monique, elegantemente vestida. —Es una pena que tus nietos no prestaran más atención…
—¡Ay por favor! La vi hace apenas un mes y está más plana que una tabla… a no ser que haya recurrido a un buen cirujano plástico dudo que haya logrado crecer un buen par de senos…—se burló la abuela Li dando otro trago a su champan, Monique la miro con aire ofendido, pero Arabella no le dio importancia y compartió una sonora carcajada con sus otras dos amigas. —Y esa de allá es Tomoyo, un ángel con cuerpo de súper modelo…
Era cierto, Tomoyo se veía preciosa en el vestido azul índigo que la abuela de Shaoran había elegido, la parte del pecho tenia algunas transparencias que cubrían el corsé que había debajo, en la cintura también había una franja de tela transparente que finalmente caía en una falda tableada un poco más debajo de la mitad del muslo.
—¿Y en donde está la pequeña Abi? —preguntó buscándola con la mirada. —Mírenla ahí va jugando con las gemelas de Fanren…
Antes de que comenzara la celebración Shaoran y Arabella le habían presentado a los esposos de las hermanas Li, a la servidumbre y algunos amigos cercanos a la familia, ahora sabía que Fanren, la mayor tenía un par de gemelas Daphne y Rosalie de la edad de Abi, Feimei era la madre de Aidan un niño bastante lindo y caballeroso de siete años, Shiefa tenía dos hijos al travieso James de seis años y Zoey de ocho meses, por ultimo Fuutie que tenía una niña de cuatro años llamada Mia.
Arabella comenzó a hablar de Abi y sus bisnietas, ella aprovechó la oportunidad para escapar y buscarse un buen trago.
—Puede que mi abuela esté loca de atar. — le susurró Shaoran al oído. —Pero no discuto sus gustos en ropa… Te ves tan apetecible… ¡Dios! Si no hubiera tanta gente…—le ronroneaba al oído.
—¿Y en serio crees que se darían cuenta si nos desaparecemos por un rato? —preguntó envolviendo sus brazos alrededor del cuello del ambarino.
—Tristemente si lo notarían… ¿no te has dado cuenta? —le preguntó aferrándose a su cintura. — Mi abuela no es la protagonista de esta fiesta… son ustedes… sus nuevas nietas y Abi a quien no esperaba, usó su fiesta de cumpleaños como excusa para presumirlas a todas sus amigas… cosa de abuelas supongo…
—Nunca pensé que tu familia estuviera así de loca. —le comentó luego de una larga carcajada.
—Pues ahora también son tu familia…—le dijo acariciando su mejilla, ella lo cuestionó con la mirada. —Ya sé… falta el anillo y la propuesta… quiero sorprenderte, pero al mismo tiempo quiero que sepas que eres tu… desde mi primer día en Londres has sido tu…
Al oír esas palabras, sintió deseos de saltar y gritar como loca, pero se contuvo.
—Sakura Li…—dijo luego de mirarlo detenidamente. —Me gusta como suena.
—Señora Li…—dijo él. —Suena perfecto.
Sus labios estaban de unirse en un beso, cuando la voz de su abuela les llegó desde el centro del jardín.
—Quisiera agradecer a mi nuera Ieran por haberme organizado esta adorable reunión con todos ustedes, así como les agradezco a ustedes por su presencia y sus obsequios, sin embargo una comida tranquila, con canapés y champán, es demasiado elegante y aburrido para mí. — les dijo a todos. —Es por eso que me tomé la molestia de organizar una pequeña sorpresa de mí para mí. —Continuo, de repente Sakura tuvo un mal presentimiento, pues Arabella tenía un ligero brillo de malicia y picardía en la mirada…—Lamentablemente tendré que pedirle a todos los caballeros, sin excepción que regresen a sus casas y abandonen este hogar… mi sorpresa es solo para mujeres.
Ay no…
—Chicos por favor, sean tan amables de llevar a los niños adentro a descansar…—le indicó a la mayoría de sus yernos y a los demás hombres de la fiesta, quienes tenían cara de no entender lo que ocurría. —En cuanto a ustedes chicas espero que traigan en sus bolsos billetes de uno… los van a necesitar…
—Abuela. —dijeron Eriol y Shaoran.
—Adiós niños. —los despidió con la mirada, sin embargo ninguno de los dos se movió. —A no ser que quieran ser manoseados por un montón de mujeres lujuriosas ¡lárguense ahora!
No fue hasta que Arabella Li personalmente los metió en la casa a base de golpes que ellos dejaron de poner resistencia.
—Bien ¡Que comience la fiesta! —gritó, al tiempo que media docena de hombres semidesnudos aparecían por la parte de atrás del jardín, todos ellos musculosos, parecían esculpidos a mano, tan solo verlos le hubiera arrancado un buen orgasmo a alguien, pero sorprendentemente lo único que Sakura podía sentir era incomodidad.
Soltó un sonoro suspiro y caminó a la mesa con diferentes botellas de licor.
Caminaba tambaleante por el pasillo de la casa Li, por fin había logrado escaparse de la alocada fiesta de la abuela de Shaoran, estaba fascinada por la energía que poseía ese grupo de señoras, todas gritando a los bailarines, tomando y bailando como si tuvieran la edad de la misma Sakura, hasta la madre de Shaoran se había hecho participe de un buen baile con uno de los strippers, prueba indudable de que el alcohol siempre ayuda a disfrutar más de las fiestas. Arabella y sus amigas habían recibido bailes en sus sillas y las hermanas de Shaoran… bueno la verdad es que estuvieron a punto de violar a los pobres hombres, pero aunque la fiesta estuviera en pleno clímax, ella solo podía pensar en Shaoran quien probablemente estaría durmiendo plácidamente… bueno tal vez no.
Llegó hasta la puerta de la habitación que ambos compartían, abrió la puerta con todo el sigilo que pudo, no estaba ebria, solo un poco mareada, cerró la puerta tras ella, alzó la mirada y lo vio, ahí estaba su Shaoran sin playera, con expresión seria aun estando dormido, al parecer había estado esperándola hasta que el sueño finalmente pudo con él.
Se deleitó observando cada detalle de su rostro, su pecho, su abdomen, sus brazos, todos sus músculos moviéndose al compás de su respiración, de golpe una ola de puro deseo se apoderó de ella, comenzó a sentir el aumento de temperatura de su cuerpo, solo Shaoran era capaz de excitarla mientras dormía.
Lentamente se fue acercando al borde la cama, se deshizo de sus zapatillas y se subió encima de él, el ambarino comenzó a removerse perezosamente, ella se inclinó sobre él comenzó a besarlo desde su pecho hasta el cuello…
—¿Sakura? —preguntó desorientado por el sueño, aun así ella no paro de besarlo, cada centímetro de piel que tocaba con sus labios estimulaba todos sus sentidos.
—Necesito hacerte el amor…—le ronroneó al oído, quedó cara a acara con él, Shaoran ahora estaba completamente despierto, la miraba sorprendido como si no estuviera muy seguro si todo esto en realidad estaba pasando o si simplemente era un sueño, divertida buscó sus labios y lo besó con toda la pasión que sentía por él, su lengua se abría paso por la boca del ambarino incitándolo a dejarse llevar por sus caricias y perderse entre las sabanas con ella.
—Sakura… ¿estas borracha? —le preguntó con cierta dificultad, pues la boca de la castaña seguía encima de la suya.
—No… estoy desesperada por tenerte dentro de mí—respondió regalándole una mordida en el labio inferior.
Él se disponía a decir otra cosa, pero la mano de la esmeralda fue más rápida, se coló en sus pantalones, inmediatamente encontró su miembro que ya comenzaba a erguirse, lo recorrió con su mano con movimientos lentos, casi tortuosos, su vista sin embargo la fijó en el rostro de su novio, al contacto, sus músculos se habían tensado y sus ojos se habían cerrado, la imagen frente a ella la hizo aumentar un poco la velocidad con la que su mano lo acariciaba, en respuesta la mandíbula del castaño se volvió más rígida.
—Llevaba horas esperando por este momento…—le confesó. —Desde que me llamaste Señora Li, sentí unas ganas incontrolables de encerrarme en esta habitación contigo…
Shaoran no respondió, estaba demasiado ocupado disfrutando de las caricias de la mujer, sus gruñidos comenzaban a llenar la habitación, pero como la música de la fiesta seguía retumbando en toda la casa, Sakura dudaba que alguien fuera a escucharlos, pasados unos minutos apartó su mano, volvió a inclinarse sobre su pecho, su lengua empezó a delinear los músculos de su pecho, trazó diferentes formas alrededor de sus pezones y se encargó de dejar una serie de mordidas en su camino hasta su abdomen, continuo bajando llevándose consigo la ropa del castaño, ahí estaba su miembro grande y grueso por sus caricias, se le hizo agua la boca al verlo, no pudo evitar besarlo de extremo a extremo, Shaoran dejó salir una bocanada de aire, intentó enderezarse pero la castaña puso una de sus manos en su abdomen empujándolo de vuelta a su posición original, sus ojos se encontraron, la mirada ambarina estaba oscurecida mientras que la de ella era una mezcla de diversión con malicia, rompió el contacto visual e introdujo su miembro en su boca una y otra vez, aumentando la velocidad conforme sus gruñidos aumentaban y su mano se aferraba la cabellera de ella, lo sentía caliente, a punto de estallar, le permitió un momento de descanso, el pecho del hombre se elevaba rápidamente, pronto volvió a recorrerlo con la lengua e introducirlo en su boca…
—Sakura… suficiente…—jadeaba Shaoran. — para… para ya…
La desesperación en su voz logró detenerla, se levantó y observó al hombre recostado en la cama, respirando entrecortadamente, cubierto por una fina capa de sudor, pasándose una mano por el cabello intentando serenarse…
Shaoran tenía razón ya era suficiente.
Localizó el cierre de su vestido y lentamente lo fue bajando, el sonido captó la atención del ambarino quien aún trataba de reponerse, la prenda cayó al suelo dejándola casi desnuda, sus senos redondeados y erguidos estaban a la vista de Shaoran, se encargó ella misma de la última prenda que cubría su intimidad, el cardiólogo se sentó en la orilla de la cama y extendió su brazo hacia ella, Sakura tomó su mano y dejó que la guiara hasta él, cuando llegó al borde la cama fue acomodándose a horcadas sobre él, en cuanto la punta de su miembro comenzó a penetrarla ambos contuvieron la respiración, esta vez fue Shaoran el primero en buscar los labios de la esmeralda, la besó suavemente, con la misma lentitud con la que la penetraba.
Una vez que se introdujo completamente en ella, empezó a moverse en un lento vaivén, colocó sus manos en su cadera para marcar el ritmo de sus estocadas, pero ella retiró sus manos, se abalanzó sobre él, recostándolo nuevamente en la cama, Sakura sin embargo se enderezó y siguió moviéndose sobre él.
Shaoran se moría por tocarla, pero cada intento que hacía por levantarse, Sakura volvía a tumbarlo sobre él colchón con una sonrisa en el rostro, tuvo que conformarse con colocar sus manos en sus muslos. La esmeralda lo montaba, sus movimientos pronto se tornaron más rápidos, fuertes y profundos, provocando que los gemidos de ambos se intensificaran, la castaña jugaba con su cabello, acariciaba sus senos o colocaba amabas manos sobre el vientre de Shaoran e internamente reía por la expresión en rostro de su novio, parecía embelesado con el movimiento de sus senos a cada movimiento, llegados a este punto los dos estaban empapados de sudor, sus gemidos se habían transformado a suaves gritos de placer, los dedos del cardiólogo se hundían firmemente en sus muslos, si no estuviera tan excitada probablemente se quejaría de dolor…
La ola de placer los golpeó brutalmente, la castaña arqueó su espalda gritando de placer mientras Shaoran aprovechaba esa oportunidad para erguirse, rodear su pequeña cintura con uno de sus brazos y tirar de su nuca para unir sus labios, fue un beso desesperado y profundo, poco a poco la intensidad fue disminuyendo, Sakura cerró sus ojos disfrutando la sensación de Shaoran llenándola, los muslos de ambos estaban empapados con la mezcla de ambos.
Tardaron un par de minutos más antes de recuperarse, sus respiraciones eran más acompasadas, el sudor comenzaba a secarse y a pesar de que el silencio reinaba en la habitación, ambos se comunicaban con la mirada.
Continuaron besándose largo rato, sin romper su unión, para ellos el tiempo se había detenido, lo único que importaba era la persona que tenían enfrente.
Shaoran
El sol comenzaba a filtrarse por la ventana, no era muy fuerte, pero con eso bastaba para despertar al castaño, se estiró con pereza, sintió peso sobre su brazo derecho, volteó para ver a Sakura plácidamente dormida, se giró lo suficiente para poder apreciarla mejor, ese era un hábito que había adquirido en los meses pasados, le gustaba verla con el cabello revuelto, sus labios entreabiertos, su rostro completamente relajado y su respiración acompasada…
Se atrevió a pasar el dorso de su mano por la mejilla de su esmeralda, aunque sabía que eso la despertaría, en efecto ella comenzó a moverse al sentir la caricia, esperó un par de segundos hasta que sus ojos se abrieron, como él, Sakura se estiró alejando el sueño de su cuerpo.
—Buenos días…—lo saludó sonriente.
—Buenos días…—le respondió inclinándose para besarla, ella volvió a recostarse con él encima besándola, ambos seguían desnudos, luego de hacer el amor ninguno de los dos tuvo las fuerzas o las ganas necesarias para vestirse, sería fácil volver a caer en la tentación, pero aun con las horas de sueño reparador… seguía exhausto.
Se limitó a besarla y a disfrutar del momento hasta que tuvieran que levantarse y bajar a desayunar con su familia, quienes sin duda verían la marca que acababa de descubrir en el cuello de la castaña, prueba inequívoca de la noche que habían pasado juntos.
—¿Qué hora es? —le preguntó.
—Temprano… la casa está en silencio así que aún no tenemos que levantarnos…—le dijo acariciando su cabello.
—¿estas seguro? —preguntó reprimiendo un bostezo.
—Cien por ciento seguro… Si mi abuela estuviera despierta ya hubiera venido por ti. —comenzó a enlistarle. —Si mi madre estuviera despierta ya le hubiera pedido a las muchachas que preparan un desayuno envidiable y sé que mis hermanas están completamente desmayadas porque sus hijos no han destruido la casa aun…
—Me agradan…—le dijo después de soltar una carcajada.
—Eso te convierte en la primera. —bromeo.
—Aunque creo que tu madre debe odiarme…—le dijo pensativa. —Solo me ha dirigido la palabra para mantener las apariencias…
Suspiró y besó su mejilla.
—No te odia. —le aseguró.
—¡Claro que me odia! —exclamó su novia debajo de él. —Aunque para ser franca no puedo culparla, después de todo eres su único varón…
—Sakura, mi madre no te odia. —le repitió, la castaña lo interrogó con la mirada en busca de una explicación. — ¿No creerás que mi madre se iba a conformar con el burdo anuncio de mi abuela?… En la fiesta mientras mi abuela te presumía a todas sus amistades, ella se acercó a mí para que le diera una explicación. —le relató, su expresión de sorpresa lo divirtió, le sonrió y continuo contándole su charla con su madre. —Bueno… al principio sí que estaba molesta, aunque creo que era más que nada la sorpresa, después de todo no hacía mucho que habían ido a visitarme, su principal preocupación era Abi, ella pensó que… bueno solo buscabas a alguien que le diera el apellido a Abi…
Sakura frunció el ceño y rodó los ojos, pero lo dejó que continuara.
—Le aseguré que ese no era el caso, le conté todo desde que te conocí, como conocimos a Abi y su perspectiva sobre ti cambió cuando supo sobre la enfermedad de Abi y tu decisión de adoptarla aunque solo fuera temporalmente. —le dijo recordando la mirada de su madre, Ieran Li era considerada una persona fría, seria e indiferente hasta con sus hijos, pero los pocos que la conocieron antes de la partida de su esposo sabían que detrás de esa careta había una mujer sensible, cariñosa y enamorada, aunque ahora solo fuera del recuerdo de su padre. —curiosamente después de eso no le fue muy difícil convencerla de lo mucho que nos amábamos…
—¿No se le hizo extraño que todo haya pasado en tan poco tiempo? —lo miró interrogante.
—No… mis padres se casaron seis meses después de conocerse…—le confesó sonriente, al pensar que algo similar le estaba pasando a ellos. —Así que entiende como es enamorarse de una persona en tan poco tiempo y no querer alejarte de ella nunca más.
Ambos se quedaron en silencio.
—¿Y luego que te dijo? —le preguntó rompiendo el silencio.
—Nada… en ese momento llegó un empresario con el que mi abuela ha intentado emparejarla…—le respondió recordando la agilidad con la que su madre se había escondido de la mirada perspicaz de su abuela. —Y gracias a la sorpresa de mi abuela, ya no pude terminar de platicar con ella.
—Podrías habérmelo contado cuando hablaste conmigo…—le dijo haciendo un mohín. —¡Me he pasado toda la velada pensando que me odiaba!
—Tu vestido me distrajo…—le confesó. —Además no te pasaste TODA la noche pensando en eso… soy testigo…
—Cállate…—le reclamó dándole un golpe en el pecho, se alegró de ver como un evidente sonrojo se apoderaba de su rostro.
Fingió sentirse ofendido por el golpe, con la mirada le hizo saber que se las pagaría, se enderezó un poco y comenzó a pasar sus manos por su cintura y cadera, él sabía que cuando Sakura no era presa del deseo, tocarla en esos lugares provocaba que se retorciera de risa…
Ella se removió debajo de él tratando de librarse de sus manos, pero era inútil, él la tenía bien agarrada, las carcajadas y los movimientos desesperados de la esmeralda se volvieron más potentes, luego de unos minutos de lucha, Sakura tuvo que empezar a rogarle que se detuviera, él lo hizo y se acostó a un lado de ella, quien seguía riendo, sus pechos desnudos subían y bajaban al compás de su respiración agitada, cuando estuvo más tranquila se levantó y tomó su bata, se la puso bajo su atenta mirada desde la cama que ahora un desastre, las sabanas estaban echas bolas, el castaño estaba completamente desnudo y sin nada que lo cubriera, la vio dirigirse hasta la puerta.
—¿A dónde vas? —le preguntó curioso.
—Voy a ver si Abi ya se despertó—le contestó girando el pomo de la puerta.
—Ya te dije que es muy temprano, no creo que…—comenzó a decirle pero la voz de Sakura no lo dejó terminar la oración.
—¡Buenos días hermosa! —saludó a la pequeña efusivamente, la vio agacharse para abrazar a la pequeña impidiendo que la niña entrara a la habitación, Shaoran aprovechó los segundos que le daba Sakura para enredarse en la sábana… después de las preguntas inocentes de Abi del viernes en su departamento, no quería que le preguntara porque él tenía algo que ella no...
—Buenos días…—respondió la pequeña sonriendo a Sakura, la castaña giró un poco su cabeza para ver si ya podía soltar a Abi, luego de unos minutos la pequeña corría hacia la cama para saludarlo y abrazarlo a él.
—¿Qué tal dormiste? —le preguntó el ambarino sosteniéndola en sus brazos, pero al mismo tiempo cuidando que la sábana permaneciera en su lugar.
—¡Muy bien! Me dormí con Mia, Daphne y Rosalie, pero antes hicimos una pijamada, contamos cuentos de terror y nos maquillamos. —les contó emocionada. —Ellas también fueron a despertar a sus papás…
—¿Y James, Aidan y Zoey? —le preguntó el castaño, Sakura los veía recargada en el marco de la puerta.
—Ellos no… era una pijamada solo para niñas. —les explicó la castaña. —Y Zoey aún es muy pequeña.
—Te estas divirtiendo mucho aquí ¿verdad? —le preguntó la esmeralda contemplándola con cariño.
—¡Si! —gritó sin pensarlo dos veces. —Aunque no sé por qué me dicen prima…
—Por la misma razón que el abuelo Fujitaka te deja que lo llames abuelo…—comenzó a explicarle Sakura.
—Tu eres nuestra hija ahora, esta es tu familia…—terminó él.
—¿Entonces… ya no tengo que llamarlos Sakura y Shaoran? — preguntó Abi con la mirada iluminada.
—Sakura y Shaoran están bien… pero si quieres puedes decirnos mamá y papá—respondió la esmeralda acercándose al borde de la cama. —Como te sientas más cómoda.
—… me gusta más mamá y papá…—dijo apenada, ellos le sonrieron.
—¡Hey Hey! Entonces a mí me puede decir tío… tío Eriol—gritó el ojiazul desde la puerta.
—O tío entrometido. —murmuró el ambarino.
—¡Cállate! —gritó su amigo. —Bueno bueno ya que repartimos títulos… alguien me podría decir ¿Dónde está Tomoyo?
Todos en la habitación negaron con la cabeza, su amigo de anteojos dejó caer los hombros y se dispuso a salir del cuarto pero al darse la vuelta se encontró con dos niños a la altura de sus rodillas. Eran sus sobrinos Aidan y James, ambos aun con sus pijamas, pero manchadas de chocolate y migajas de frituras…
—Nosotros sabemos…está en el comedor, dormida. —les informaron los niños, entrando al cuarto, en sus manitas traían un montón de frituras con queso, James estiró su mano y le dio unas cuantas a Abi, quien de inmediato se sonrojo pero las aceptó.
No se sintió muy cómodo con la escena, a pesar de que Sakura y Eriol se veían el uno al otro conteniendo una carcajada.
—Creo que será mejor que bajemos. —les dijo a todos en la habitación. —Y ustedes dejen de comer eso… ni siquiera han desayunado aun.
—Papi esta celoso… —canturreó Eriol saliendo del cuarto, por sus caras, los niños no entendieron a qué se refería, sin embargo uno a uno lo fueron siguiendo.
Una vez solos Shaoran se dejó caer en el colchón y bufó.
—Son solo niños Shaoran. —le dijo Sakura sonriente.
—No sé de qué hablas. —respondió evitando su mirada. —Pero James es el peor de todos mis sobrinos.
—Yo creo que es lindo…—comentó Sakura, pero solo consiguió hacer que el bufara mas fuerte. —Bueno bueno… me meteré a bañar para bajar.
La vio perderse tras la puerta del baño, minutos después escuchó el sonido de la regadera, él se quedó dónde estaba, pensando en Abi y en sus sobrinos, meses atrás él acudía a las reuniones familiares completamente solo, aguantaba los comentarios de su abuela y a las encimosas de sus hermanas, platicaba con sus cuñados y jugaba con sus sobrinos, pero nunca ni por un minuto deseo traer una mujer a su hogar, ni mucho menos una hija recién adoptada… bueno casi.
Seguía perdido en sus pensamientos cuando una nube de vapor se escapó por la puerta para revelar a Sakura envuelta en una tolla y con el cabello mojado, sabía que no era posible, pero Abi se parecía mucho a su esmeralda, ambas castañas, ambas con ojos increíblemente expresivos y hermosos, hasta creía que sus sonrisas se parecían…
Entonces recordó la brillante sonrisa de Abi el viernes por la noche.
—Acabo de recordar algo. —le dijo luego de observarla vestirse. —Creo que deberíamos de buscar alguna actividad para Abi…
—¿Actividad? —le preguntó cepillando su cabello. —Me parece una buena idea… creo que en su kínder dan música, pintura…
—¿Ballet? —agregó él.
—Si… creo que también hay cursos de ballet, pero Abi no tomará lecciones de ballet. —le dijo con una risa burlona.
—¿Por qué no? —preguntó, segundos después escuchó la armoniosa carcajada de su novia.
—Es broma ¿verdad? —le preguntó entre risas, al ver su cara de confusión paró de reír. —Shaoran ¿tienes una idea del daño que puede provocar el ballet? … fracturas por estrés, tendinitis, esguince de tobillo, de rodilla, deformación de los dedos, escoliosis…
La escuchó enlistar patología tras patología, cada vez alzaba más la voz, había empezado a mover los brazos… parecía que en lugar de sugerir que Abi tomará lecciones de ballet le hubiera sugerido enseñarle a manejar un arma cargada…
—Sakura…—intentó interrumpirla, pero ella seguía parloteando sobre el lado oscuro del ballet. —Sakura… ¡Sakura!
—¡¿Qué?! —gritó ella.
—Amor… el viernes en la noche, luego de que llegaras a casa, Abi encendió el televisor…—le contó. —deberías haber visto su rostro… se iluminó con anhelo… ¿sabes cuándo fue la última vez que la vi tan feliz? … Cuando se mudó con nosotros…
Su relato parecía haberla calmado un poco, aunque en su mirada podía ver el debate interno que mantenía consigo misma, al final caminó hasta él y se sentó a su lado.
—Pero sus piecitos son tan perfectos…—se lamentó ella.
—Solo un par de lecciones ¿sí? —le dijo él comenzando a besar su cuello.
—….Esta bien…—cedió luego de un largo suspiro.
—Yo puedo ir a recogerla después de sus lecciones…—se ofreció, su boca ya estaba a la altura de su oreja.
—¡JA! Por supuesto que no… iré contigo o iré sola…—le dijo poniéndose de pie. —Lecciones de Ballet son algo que las mamás hacen con sus hijas… imagínate la cantidad de mujeres que se te van a echar encima en cuanto te vean…
Su primer impulso fue esbozar una sonrisa de satisfacción, después de todo siempre era él quien se dejaba dominar por los celos, era bueno saber que, aunque no lo externara tanto como él, Sakura también se sentía posesiva con él.
—Cállate…—le dijo luego de ver su expresión, se levantó y comenzó a caminar a la puerta. —Apúrate que nos están esperando.
Bajó unos quince minutos después, entró al comedor y lo primero que vio fue el desastre que había en la habitación, la mesa estaba llena de serpentinas y confeti, los canapés habían sido sustituidos por frituras con queso y chocolates, vio innumerables botellas, la mayoría con menos de la mitad de su contenido, pero eso no era nada comparado con el aspecto que tenían las mujeres que aún estaban en la habitación, todas, jóvenes y viejas, estaban despeinadas, con el maquillaje corrido y la ropa completamente arrugada, sus cuñados ya estaban auxiliando a sus respectivas esposas, mientras que Eriol ayudaba a Tomoyo, a la abuela y al resto de sus amigas, las únicas mujeres que no estaban ahí eran Sakura y su madre.
—¡Al fin bajas! —Le reclamó el ojiazul—Hay que llamar a alguien para que vengan por ellas. —apuntó a las amigas de su abuela que en esos momentos se sujetaban la cabeza con ambas manos para mitigar la jaqueca que seguro estaban sufriendo.
Le preocupaba más el paradero de su madre y el de Sakura que tener que hacer de niñero con un montón de señoras, pero aun así puso manos a la obra.
Tardó más de lo esperado, porque además de ayudarlas a caminar, tuvo que buscar sus bolsos e incluso sus zapatillas y los niños que corrían de arriba para abajo en todo el comedor no ayudaban a facilitarle su trabajo. Al final solo saltaba su abuela, se había negado a subir a su dormitorio hasta no ver a sus nietas y amigas en buenas manos.
—De mis mejores cumpleaños… esos hombres sí que saben animar una fiesta. —le decía su abuela de camino a su cuarto.
—¿Por qué te gusta hacernos sufrir? —le preguntó asegurándose de sujetarla bien, lo que menos quería es que su abuela terminara en el suelo.
—¡JA! ¿Sufrir? —se burló la abuela Li. —Tú fuiste el único que no sufrió Shaoran querido, Sakura se nos escapó en cuanto pudo… Mucho antes de que le tocara bailar con los strippers…
No supo cómo responder a ese comentario, aunque estaba seguro que se la había pintado una estúpida sonrisa en el rostro, intentó disimular su satisfacción soltando un bufido que intentaba ser de exasperación.
—Esa muchacha te ama más de lo que te imaginas, querido…—declaró su abuela. —¿Para cuándo lo harás formal?
—No lo sé abuela… dentro de poco. —le dijo sin darle importancia.
—Dentro de poco, dentro de poco—lo arremedó. —¡Déjame recordarte que ahora soy un año más vieja! ¡Podría no llegar a mañana!
—Abuela…—trató de calmarla, fallando olímpicamente.
—Nada de abuela… mantén tu segunda cabeza dentro de tus pantalones por una noche… cómprale un buen anillo grande y caro, ponte en una rodilla y pídeselo… no es la gran ciencia. —lo regañó. —Ya después pones manos a la obra para darme otro bisnieto…
—Abuela… te acabo de dar una bisnieta. —le recordó, por fin llegaron a su habitación, abrió la puerta y entró con Arabella Li.
—¡Pues quiero otro! … y ahora que lo mencionas quiero pasar tiempo con Abi…—le informó. —¡Y no me veas de esa forma ! ustedes se van esta noche y quien sabe hasta cuándo me la vayas a traer… ¡así que te avisó algún día de estos llegaré de sorpresa y no me iré hasta un mes después!
—Si abuela…—suspiró, ayudándola a meterse entre las sábanas.
Vio a su abuela acomodarse, confiado en que por fin se había quedado dormida, emprendió su camino hacia la salida y justo antes de salir de la habitación escuchó la leve voz de su abuela.
—Estoy muy orgullosa de ti Shaoran.
Cerró la puerta detrás de él y caminó hacia el cuarto de al lado, el perteneciente a su madre, estaba a punto de tocar, pero un par de voces provenientes de dentro de la habitación, lo detuvieron.
—… a veces habló con él ¿sabes? —escuchó la voz de su madre, se asomó por la puerta entreabierta y la vio, su cabellera negra despeinada y fuera de lugar, ya no llevaba la ropa que había usado la noche anterior ahora tenía su bata para dormir, estaba sentada en su cama con un portarretratos en sus manos. —Me hace sentirlo más cerca, sé que es una locura, pero me tranquiliza.
—No creo que sea una locura… yo hacía lo mismo con madre…—respondió la voz de su novia. —Todos los días antes de irme al hospital la saludaba y le deseaba un buen día, al regresar le contaba todo lo que había hecho… últimamente ya no lo he hecho.
—¿Por qué no? —preguntó su madre viendo a su derecha, seguramente donde estaba Sakura.
—Bueno… no es que la haya olvidado… es solo que bueno… conocí a Shaoran—le contestó. — No fue hasta que lo conocí a él que me di cuenta lo deprimida que había estado por la muerte de mi madre… me di cuenta que ver a mi padre luego su muerte fue la razón principal por que no quería enamorarme. —le contó, su voz sonaba triste y feliz a la vez. —Me aterraba amar a alguien tanto y después perderlo… no quería verme como mi padre… sonreír sin sonreír, tener que mantenerme ocupada para no perderme en la tristeza y tener un brillo permanente de anhelo en la mirada… mi plan iba perfectamente… relaciones casuales, mi trabajo iba perfectamente y yo creía que así era feliz…
—Hasta que llegó Shaoran…—finalizó su madre.
—Hasta que llegó Shaoran…—repitió su castaña. — Sin saberlo me hizo abrir los ojos y darme cuenta de todo lo que me estaba perdiendo. —en ese momento alcanzó a ver la delicada mano de Sakura posicionarse sobre la de su madre y darle un ligero apretón. —No es malo recordarlos y hablar con ellos… siempre y cuando no se olvide de vivir.
Entonces algo realmente sorprendente pasó, su madre se dejó caer sobre el regazo de Sakura y comenzó a llorar, ya no podía ver el rostro de su madre, no a menos que quiera revelar su posición, pero no se sentía capaz de interrumpir esa escena…
—¿Crees que lo sepan?... ¿Shaoran y mis hijas? —preguntó su madre en medio de sollozos.
—¿Qué cosa? —la alentó a concluir la esmeralda.
—Lo mucho que los amo…—hipó Ieran.
—Por supuesto que lo saben. —respondió Sakura. —Aunque nunca esta demás decirlo en voz alta.
No podía verlas… pero podría haber apostado lo que fuera a que ambas sonreían.
¿Qué les pareció?
Uyyyyy Kaho ya está formulándose un nuevo plan
¿Creen que Luke vaya a ser un problema?
Bueno nuestra linda pareja parece estar en buenos términos nuevamente.
¿Alguien quedo decepcionado? ¿Alguno de ustedes quería que su malentendido fuera más grave?
¿Ahora Yukito también está de lado de Kaho?
¿Qué les pasa a estos hermanos?
¿Qué les parece las inocentes preguntas de Abi? ¿Y qué tal las respuestas de nuestros cirujanos?
¿Alguien se apunta para una fiesta con la abuela de Shaoran?
Hola a todos… ya sé ya sé, cada vez me tardo más y más en publicarles su capítulo, yo creo que el siguiente les llegara como dentro de seis meses o algo así xD.
Pero bueno aquí esta, lo hice un poco más largo que los demás para compensarlos, espero que lo disfruten… ya saben déjenme sus preguntas, comentarios, sugerencias, reclamos o lo que quieran en sus reviews.
¡ADVERTENCIA!
Ya tengo varias ideas sobre lo que va a pasar en el siguiente capítulo y quiero advertirles… será triste, espero que no me odien, pero nos despediremos de un personaje… así que les aviso para que vayan preparándose mentalmente. Lo siento.
Nos leemos luego!
