Los personajes de esta historia no me pertenecen, son propiedad de CLAMP, la historia si es mía.

Sábado 2 de Mayo de 2013 16:24 pm.

Sakura

—… ya te dije que si Tomoyo… ahí estaremos. — le repetía a la histérica de su amiga a través del teléfono que su interno sostenía contra su oreja mientras continuaba suturando el brazo de su paciente. —todo va a salir bien… nos vemos allá.

Hoy era el día de la boda de Eriol y Tomoyo, llevaba sintiéndose ansiosa desde que había llegado al hospital, después de todo ese día vería a sus amigos unirse como marido y mujer, comería un montón de comida deliciosa en compañía de sus amigos, tomaría hasta que le costara mantener el equilibrio y bailaría hasta que le salieran ampollas en los pies… lamentablemente tendría que esperar hasta las cinco y media de la tarde… no era posible que ella, Shaoran y todos sus amigos en el hospital se tomaran el día libre, así que la única salida que les quedaba era adelantar todo el trabajo que pudieran, trabajar hasta medio día y rezar por que no hubiera alguna emergencia en medio de la ceremonia o la recepción…

Le indicó a Keffer que retirara el aparato de su adormecida oreja, sonrió y se imaginó a la pobre amatista en compañía de su madre y la arpía de su casi suegra en una de las habitaciones de la finca en la que se realizaría la boda, ambas mujeres seguramente estarían peleándose… no la culpaba por estar al borde del colapso.

—Y... Listo— exclamó cortando el hilo. —Keffer explícale todas las medidas que tiene que tomar.

El muchacho asintió y comenzó a darle todas las indicaciones pertinentes a su paciente, el muchacho hablaba con mucha más seguridad y aplomo que hace unos cuantos meses, sonrió al interno, orgullosa por su progreso. Keffer terminó de dar todas las indicaciones al paciente y la alcanzó.

—Bueno… uno menos…—le dijo al muchacho entregándole un expediente. —Ya estoy a punto de irme… necesito que estés al pendiente de nuestros pacientes en la unidad de cuidados intensivos… sobre todo de pequeño Kevin… lo que menos necesita es una infección…—continuo diciéndole. — En mi ausencia estas autorizado a realizar procedimientos menores y no invasivos ¿de acuerdo?

—Si doctora…—respondió Keffer.

—Pasaré a mi oficina y luego te alcanzo. —le dijo al muchacho, sin embargo no obtuvo respuesta, en realidad su interno ni siquiera hizo ademan de ponerse en marcha, simplemente se quedó ahí parado, mirando fijamente hacia el suelo. —¿Ocurre algo?

—No… es solo que… bueno… he estado pensando que…—tartamudeó sonrojado. — quería decirle que usted… usted me…—siguió hablando torpemente, finalmente suspiró como si algo lo estuviera molestando. —Gracias por todo lo que me ha enseñado…

Ni siquiera le dio oportunidad de responder, Keffer salió disparado hacia las escaleras. Sakura consideró que esa era una actitud rara en su interno, pero bueno los internos estaban bajo una gran cantidad de estrés, era normal que tuvieran esos cambios tan abruptos de humor…

Apretó el botón para llamar al ascensor, una vez que las puertas del mismo se abrieron para ella, lo abordó, indicó el piso hacia el que se dirigía y se recargó contra la pared para descansar un poco su espalda.

Ya casi...

Una hora más y ya.

Mientras el elevador bajaba pensó en pasar de una vez por Abi a la guardería, eso le ahorraría tiempo más tarde, luego subiría a su oficina para comenzar a arreglar a su pequeña, así cuando llegaran a la finca en la que se realizaría la boda, tendría más tiempo para arreglarse y ayudar a Tomoyo con los imprevistos de último minuto.

Escuchó el sonido del elevador indicando que había llegado a la planta baja, cruzó las puertas y comenzó a recorrer el pasillo iluminado por el sol en dirección al ala del hospital donde se encontraba la guardería.

Tomoyo y Eriol habían elegido un buen día para casarse, parecía ser uno de los raros días en que Londres era completamente iluminado por el sol, ni una sola nube a la vista.

Estaba a punto de llegar a la puerta de la guardería, ya podía escuchar las risas de los niños jugando, cuando su localizador comenzó a sonar como loco... Lo miró y suspiró resignada... Sala de emergencias...

Por favor que sea algo rápido.

Dio media vuelta dispuesta a correr pero se estampó con alguien antes de poder avanzar.

¡Maldita sea!

Logró mantenerse en pie, volteo para encarar a la persona contra la que se había estampado y disculparse por su distracción, sin embargo al girarse se topó con un rostro conocido, se trataba de Luke, ya lo había visto antes bajo las mismas circunstancias, en ese entonces ella no conocía su nombre ni nada sobre el tipo pero ya que se había vuelto una presencia constante en el hospital Shaoran le había advertido sobre él y en resumen resultaba que Luke no era un buen tipo, ambos habían acordado que mientras más alejados se mantuvieran de él, mejor…

—Tenemos que dejar de encontrarnos de esta manera ¿no crees preciosa? — le dijo sonriendo.

—Si… lo lamento. —respondió, haciendo su mejor esfuerzo por no rodar lo ojos en señal de molestia. —Bueno… si me disculpas, me necesitan en la sala de emergencias…

—Oh vamos… eso puede esperar—le dijo tomándola por la muñeca.

—Normalmente si tu localizador dice sala de emergencias, significa que es una emergencia —le dijo dedicándole una mirada particularmente asesina, la cual, pareció divertirlo, su estúpida expresión logró molestarla aún más… tanto que comenzó a forcejear con él, no tenía tiempo que perder.

—Shaoran se ha conseguido una verdadera guerrera ¿eh? —le preguntó aferrándose con más fuerza a su muñeca, seguramente le dejaría alguna marca. —Vamos delicia… si te la has pasado bien con Shaoran… puedo asegurarte que conmigo te la vas a pasar aún mejor.

—Creí que estabas saliendo con Meiling—le recordó, su respuesta fue rodar los ojos.

—Ella no es nada serio… es desechable…—respondió acortando la distancia entre ellos.

—¿Desechable? —preguntó molesta.

No es que ella y Meiling fueran las grandes amigas… pero admitía que la enfermera era bastante guapa, lo suficiente como para encontrarse a alguien mejor que este patán.

Lo había dejado acercarse a ella a propósito, aprovechó su distracción para liberar su mano, aunque terminó usando demasiada fuerza, para no perder el equilibrio tuvo que sujetarse de los brazos del sujeto, a la altura del codo… Luke dejó salir un gruñido de dolor que logró desconcertarla por solo un segundo, inmediatamente volvió en sí, sostuvo con más fuerza los brazos del hombre y finalmente descargó una patada entre sus piernas. Luke cayó al suelo sujetando sus genitales para disminuir el dolor.

—Maldita… perra…—le dijo retorciéndose de dolor. —Me las vas… a pagar—fue lo último que escuchó antes de salir corriendo en dirección a la sala de emergencias.

Gracias a Luke ahora tendría que trabajar más rápido.

Sábado 2 de Mayo de 2013 18:34 pm

—¿Mamá puedo ir a jugar? —preguntó Abigail.

Mamá… aun le sonaba extraño.

—Está bien linda, pero no ensucies tu vestido. —accedió la esmeralda mientras buscaba sus zapatillas debajo de una pila de bolsas.

La habitación en la que estaban las damas de honor y la novia era un verdadero desastre, había bolsas, maquillaje, zapatos y ropa esparcidos por todos lados, las muchachas se movían de un lado para otro alistándose para la ceremonia. Se felicitó internamente por haber alistado a Abi en su oficina porque de otra manera ella hubiera tenido que caminar hacia el altar en pijama quirúrgica.

La histeria se había generalizado, y es que no era para menos… en cuanto llegaron, todas habían esperado encontrarse a una Tomoyo al borde de un ataque de nervios, claro, pero en general lista para la boda… no fue así.

La madre de Tomoyo y su casi suegra tenían puntos de vista muy diferentes acerca de todo, el peinado, el vestido, el maquillaje etc. Evitando que llegaran a un acuerdo y comenzaran a ayudar a su amiga, al final la amatista tuvo que sacarlas a ambas de la habitación para que continuaran su pelea lejos de ella, sin embargo ella sola no podía encargarse de todo, así que faltando solo media hora para la ceremonia, TODO el mundo estaba a punto de tener un colapso nervioso.

—¿Alguien ha visto un collar de perlas? —gritó Chiharu desde el otro extremo de la habitación. —Estoy segura que las puse por aquí…

—En la mesa junto a la puerta. —le indicó Rika terminando de acomodar el cabello de Tomoyo en un moño muy elaborado pero elegante—Ya estas lista… ahora solo falta el vestido.

—Gracias. —respondió la amatista, levantándose para dejarle el lugar a Naoko. —¿Sakura me ayudas?

La esmeralda se apresuró a auxiliar a su amiga, tal como en la tienda, el vestido le quedaba perfecto, el maquillaje, el peinado y los zapatos lo complementaban, verdaderamente parecía un ángel, casi podía ver la expresión en el rostro de Eriol cuando la viera caminar hacia él dentro de unos minutos. La recorrió con la mirada una vez más para asegurarse de que todo estuviera en su sitio, una vez segura de que no había nada más que hacer le sonrió ampliamente a su amiga.

—Te ves divina. —le dijo emocionada.

Sus amigas no tardaron en unirse a ella, por un momento todas se olvidaron del poco tiempo que les quedaba para arreglarse y del desastre que habían creado en la habitación, todas elogiaron a Tomoyo, Rika incluso se permitió derramar un par de lágrimas, era un momento entre amigas bastante emotivo, después de todo… eran los últimos momentos de Tomoyo como una mujer soltera, dentro de unos minutos daría un paso muy importante en su vida y ya que todas tenían años de conocerse, todas compartían las emociones de la amatista… la alegría, la ansiedad, el temor de que algo fuera a salir mal, así como el anhelo de que el momento llegara.

—¡Señoritas! —escucharon la voz de Yamazaki del otro lado de la puerta. —Les informo que los invitados están llegando. —Y ammmm bueno nosotros no sabemos que hacer…

Ese anuncio fue suficiente para ponerlas en acción otra vez.

—Alguien tiene que salir a recibir a los invitados…—comentó Naoko, mientras se volvía a sentar en la silla del tocador para que su amiga pudiera terminar de arreglarla. — porque sinceramente… no confió en los chicos…

—Yo también ya estoy lista, saldré a ver que más hace falta y a recibir a los invitados. — se ofreció Sakura.

Se puso sus zapatillas, se miró en el espejo para comprobar su aspecto, su amiga le había recogido su cabello en un moño de lado, luego onduló los mechones que caían sobre su hombro, le aplicó sombra verde sobre los párpados, delineó sus ojos y para rematar pintó sus labios color escarlata logrando un gran contraste con su vestido esmeralda, el cual se amoldaba casi perfectamente a su cuerpo, lo único que había notado cuando se lo puso fue que en la parte de busto estaba un poco más ajustado… se reprendió internamente por haber comido tanto esas últimas semanas…

En fin…

Una vez satisfecha con el resultado salió de la habitación, caminó en dirección al jardín para verificar que no hiciera falta nada. En su camino pasó delante de la habitación en donde los chicos se alistaban, luego de dar cinco pasos, la puerta se abrió revelando al ojiazul elegantemente enfundado en su traje, detrás de él venían los demás doctores, al igual que él todos de traje con una pequeña orquídea blanca en la solapa del traje.

—¿Nervioso? —le preguntó la esmeralda, divertida por la mirada de su amigo.

—No… —respondió de una forma nada convincente, sin embargo antes de que pudiera agregar algo más vio al castaño abrirse paso hasta ella, tomó su rostro en sus manos y le estampó un beso que bien podría haberle matado la mitad de sus neuronas, cuando se separaron los chicos los miraban con una mezcla de picardía e incomodidad.

—¡¿Es en serio?! —gritó el ojiazul. —¡Yo aquí, muriéndome de nervios y ustedes dos manoseándose enfrente de mí!

—Solo fue un beso y no es nuestra culpa que tengas dudas sobre si Tomoyo va a aparecer o no. — arremetió el ambarino contra él. —Te ves hermosa…

—Gracias… pero mira las consecuencias —le dijo Sakura limpiando con su mano la boca del castaño que ahora estaba llena de lápiz labial rojo. —Bueno ahora hay que ir afuera para recibir a los invitados

—¿Qué invitados? —preguntó Eriol pasándose una mano entre su cabello, todos hicieron muecas de burla ante su nerviosismo, el novio al ver que nadie respondía, poco a poco fue recobrando su aplomo. —Cierto… esos invitados… ¡bien! vamos para allá…—exclamó avanzando por el pasillo.

—Hacia el otro lado genio…—se burló Shaoran, los demás se rieron al verlo cruzar nuevamente frente a ellos en la dirección contraria a la que iba.

Todos salieron al jardín, era una propiedad bastante grande, rodeada completamente por árboles, lo que le daba un toque mágico al lugar, de estos colgaban farolas circulares blancas que iluminaban el lugar, las sillas estaban dispuestas en hileras dejando en medio un pasillo por el cual entraría la novia, delimitado por varios arreglos florales, al final se encontraba un quiosco cubierto de flores, al fondo de este, los músicos ya entonaban una hermosa pieza de fondo.

Los chicos comenzaron a recibir a los invitados y a acompañarlos a sus lugares, mientras Sakura iba de un lado para otro asegurándose que todo estuviera en orden, al final solo faltaban cinco minutos para que todos tomaran sus posiciones… la castaña vio a la familia de Shaoran acomodándose en la hilera de sillas que les tocaba, todas las mujeres de la familia gritaron su nombre y la saludaron desde lejos, ella les devolvió el saludo, a su derecha podía escuchar a la madre de Eriol criticando la decoración del jardín, estaba a punto de ir hasta ella y decirle que por piedad se sentara y se callara, pero entonces todo el mundo comenzó a movilizarse. Eriol y sus padrinos se colocaron en el altar, mientras que ella tuvo que correr nuevamente a la casa para recoger su ramillete de flores.

—Creo que voy a vomitar…—les dijo Tomoyo sujetando a Sakura del brazo.

No tuvieron tiempo de darle palabras de aliento porque en ese momento la música lleno el lugar, la primera en salir hacia el jardín con su ramo de flores fue Chiharu luciendo su hermoso vestido en color rojo con el collar de perlas que le daba un toque bastante elegante, luego Naoko usando el mismo modelo pero en color azul, con el cabello ligeramente rizado, después Rika que parecía una bailarina de ballet con su vestido rosa, antes de que ella tuviera que salir se acercó a la amatista le dio un fuerte abrazo, buscó a Abi con la mirada y se hincó para quedar a su altura.

—¿Recuerdas lo que tienes que hacer? —le preguntó rápidamente a su hija, quien por propia elección había decidido usar el mismo color que su madre.

—Caminar por el pasillo dejando pétalos de flores, sonreír… y después me siento al lado del abuelo Fujitaka. — le respondió la niña sonriente.

También la abrazó y trotó hasta las puertas que daban al jardín, ahí comenzó a caminar aunque un poco rápido para enmendar el tiempo perdido…

¡Precisamente por esto no quería se madrina de horror!

Todos la observaban y ella no sabía que cara poner, intentó centrar toda su atención en sus pasos, pero no funcionó aún se sentía incomoda… alzó la mirada y se encontró con la mirada ambarina, extrañamente verlo ahí de pie al lado de Eriol logró relajarla e incluso se permitió rodar los ojos en señal de molestia, lo vio sonreír ante el gesto hasta que finalmente llegó a su posición en el altar.

La intensidad de la música aumentó, los presentes se pusieron de pie y miraron en la dirección de la que acababa de salir ella, primero vieron a Abi, sus hermosos rizos castaños se movían al ritmo de sus pasos, sus mejillas estaban algo sonrojadas, pero parecía disfrutar sobremanera su papel como niña de las flores, curiosamente su sonrojo aumentó más en cuanto pasó a la hilera de sillas en la que se encontraba la familia Li, entre ellos, James su "primo". Tal como le había dicho llegó al final del pasillo y se sentó junto a su padre.

Entonces apareció su amiga radiante y elegante del brazo de su madre, quien le sonreía orgullosa, los invitados dejaron salir un alarido de sorpresa ante la belleza de la amatista, giró su cuello para ver la reacción de Eriol, parecía que se le había cortado la respiración, era como si no creyera sus suerte, su sonrisa se ensanchó y ella tuvo que contener la risa.

Llegaron hasta el altar, sus dos amigos se sonrieron, al parecer los nervios de ambos se habían transformado en emoción, Sonomi, la madre de Tomoyo le dedicó una mirada de advertencia al ojiazul antes de retirarse a su lugar.

Así la ceremonia dio inicio, todos en el jardín fueron testigos de los votos de amor que en ese momento se hacían Tomoyo y Eriol, los vieron colocar en el dedo del otro el anillo que representaría su unión como marido y mujer, ambos prometieron amarse y respetarse hasta que la muerte los separase, por mucho la parte más emotiva fue el "si acepto" de ambos, Rika, Chiharu e incluso Arabella Li tuvieron que secar su lagrimas con un pañuelo, al final la hermosa ceremonia concluyó con el primer beso entre los ahora esposos.

20:43 pm

Shaoran

—Su atención por favor… gracias…primero que nada en nombre de mi querida esposa y mío me gustaría agradecerles por su presencia en esta noche tan especial. —hablaba Eriol con una copa en la mano izquierda, un micrófono en la derecha y Tomoyo a su lado. —Todos ustedes son muy queridos para nosotros así que espero que esta noche nos acompañen tomando, comiendo, riendo y bailando hasta el amanecer… ahora no quiero que piensen que este es el brindis, yo no tengo la elocuencia para eso… sin embargo mi querida Sakura… la madrina de honor… y Shaoran mi padrino… son los indicados para la ocasión.

Lo voy a matar

—Voy a matarlo—susurró su novia, sonriendo ante las miradas de todos los invitados.

—No si lo asesino yo primero—le respondió, ambos se pusieron de pie, copas en mano y caminaron hasta donde estaba Eriol sosteniendo el micrófono, el ojiazul los miraba con diversión.

La esmeralda recibió el aparato dedicándole una mirada asesina, Sharoan colocó su mano en su cintura, no solo para brindarle apoyo, sino también para enviar un mensaje a los hombres cuya atención había sido despertada por la belleza de Sakura. La castaña aclaró su garganta e inicio su discurso…

—Discursos sorpresa… mis favoritos… bueno a ambos los conozco desde hace mucho tiempo y con ambos he pasado los mejores y los peores momentos en mi vida, con Tomoyo compartí mi infancia, mi adolescencia, que como saben no son etapas fáciles, pero no fue ninguna sorpresa que termináramos siendo tan amigas, ella es dulce, atenta y probablemente una de las mejores personas que conozco—decía su novia sin tartamudear— la sorpresa fue conocer a este muchacho ruidoso, quejumbroso, bromista y torpe… y más sorprendente aun fue encontrar en ese chico tan molesto algo que yo nunca había conocido… un hermano, que me ha ayudado a sobrevivir mi internado, mi residencia y mi vida hospitalaria…—continuo tratando de contener las lagrimas— y aunque los odio por haberme hecho dar este horrible discurso… los amo por un millón de cosas más, les deseo lo mejor. —terminó justo antes de que cayera su primer lagrima, la amatista intentaba secar las gruesas lagrimas que bajaban por sus mejillas y Eriol oportunamente se había volteado para colocar algo sobre la mesa, aunque parecía estar llevándole más tiempo del necesario.

Ahora era su turno

Sakura y él intercambiaron posiciones, el sostuvo el micrófono y dejo salir un gran suspiro antes de empezar.

—Buenas noches… antes de que se me olvide… Eriol eres un idiota— se escucharon un montón de carcajadas sobre todo provenientes de la mesa de sus amigos y la de su abuela— lo que me lleva a desearte muchísima suerte Tomoyo, conozco a Eriol de toda la vida y sinceramente no comprendo como una dama tan fina, dulce y elegante desea pasar el resto de su vida con él, pero bueno…—se sintió un poco más confiado al ver las sonrisas en el rostro de los invitados. —Ya en serio, ojala que sean muy felices… felicidades a ambos.

Al igual que con Sakura, las demás personas en el salón le aplaudieron, se voltearon para abrazar a los novios, Eriol recibió su merecido en forma de un pisotón de la esmeralda y un golpe en la espalda por su parte.

Después de los desafortunados discursos, la cena comenzó a servirse, el lugar se llenó con las conversaciones prevenientes de todas las mesas, la gente hablaba entusiasmada al mismo tiempo que se llevaban a la boca la pasta con salsa de tres quesos, los camarones a la mantequilla con salsa de cilantro o la ternera con pimientos, hongos y especias, acompañada con una ensalada bien abastecida de verduras, este último platillo no tan bien recibido por los niños.

—¡Dios! ¡Eriol sabe cuánto odio los camarones! —exclamaba su Sakura, haciéndolos a un lado.

—¡¿Cómo pueden no gustarte?! —gritó Yamazaki limpiando con un dedo su plato. —Son exquisitos.

—Nada más olerlos me da asco… si alguien los quiere son suyos. —les ofreció, Yamazaki fue el primero en extender el brazo y servírselos en su propio plato.

—No quiero sonar alcohólico pero… ¿En qué momento sacaran el verdadero alcohol? —dijo Ansel, terminándose su copa de vino tinto, el castaño asintió con la cabeza, no es que se quejara, el vino era bastante bueno, pero no superaba a un buen vaso de brandy o whisky.

—Justo antes del baile… para que todos pierdan sus inhibiciones—le contestó Naoko.

—Va a ser interesante verlos a ustedes chicos sin inhibiciones. —se burló Chiharu.

—Eso no va a pasar… los hombres manejan mejor el alcohol que ustedes chicas. — aseguró Shaoran.

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22:20 pm

—Voy a hacerlo… esta noche…—continuaba diciéndoles Terada mientras seguía con la mirada a Sasaki. —Esta noche la invitaré a salir… lo haré.

—¿Intentas convencernos a nosotros o a ti mismo? —se burló Keane, pidiendo otro trago de tequila.

—Me siento como si estuviéramos de vuelta en el instituto. —se quejaba Eriol, los chicos estaban sentados a lo largo de la barra del bar que tenía el salón, cerca de la pista de baile, en donde en ese momento todas las mujeres de la fiesta se agrupaban emocionadas para intentar atrapar el ramo de la novia, los doctores, con un trago en la mano las observaban, mitad divertidos mitad resignados.

Shaoran buscó con la mirada a Sakura, en seguida la encontró a la mitad de la pista de baile riéndose a carcajadas con Naoko, tanto que dudaba que alguna de las dos estuviera prestando atención a los movimientos de la amatista, Tomoyo les dio la espalda agitando el ramo encima de su cabeza, un par de veces pretendió soltarlo arrancando grandes carcajadas de las participantes, hasta que finalmente el ramo perdió contacto con los manos de la novia. Tal como había supuesto Sakura y Naoko estaban ajenas a la situación, ambas seguían riendo por algo completamente desconocido para él.

Al verla reír, poco a poco sintió como una sonrisa se comenzaba a formar en su rostro, ella tenía ese efecto en él…

El aplauso y los vítores de sus compañeros de mesa lo trajo de vuelta a la realidad, Yamazaki, Eriol y Ansel se reían como locos, mientras que Terada intentaba fusionarse con la silla en la que se encontraba para ser ignorado, aunque claro, el sonrojo de su rostro era imposible de ignorar. Buscó con la mirada la causa de semejante reacción en sus amigos, no fue hasta que su mirada ambarina se enfocó en el otro extremo del salón que comprendió.

Ahí estaba Sasaki, al igual que Tereda completamente sonrojada, sosteniendo firmemente el ramo que antes había estado en las manos de Tomoyo, la mujer parecía no comprender como es que el objeto había llegado hasta ella.

Una mejor persona habría intentado mostrar apoyo a su amigo, pero él no era tan buena persona, así que pronto se unió a los vítores y sonidos de burla, provocando que Tereda vaciara de un solo trago el líquido ambarino de su vaso. Del otro extremo del salón su Sakura y sus amigas corrieron a felicitar a la pediatra.

—Qué bueno que piensas pedírselo hoy…—le dijo Ansel burlonamente. — Así podrás quitártelo de la cabeza y comenzar a planear tu propuesta de matrimonio…

—Púdranse. —respondió llamando la atención del bartender para que le sirviera otro trago, con las risas de sus amigos como música de fondo.

La música comenzó a sonar más fuerte, era un sonido pegajoso y movido que poco a poco infundió en la mayoría de los invitados ganas de bailar, en segundos la pista de baile se llenó con parejas animadas moviéndose al ritmo de la música, volteó a ver a sus amigos y todos intercambiaron miradas de incomodidad, al parecer a ninguno de ellos les apetecía bailar, estaban cómodos ahí sentados, con un trago a la mano y aperitivos en el centro de la mesa…

—¿Y ustedes que hacen aquí sentados? — preguntó su abuela. —¿Qué no ven que hay muchas chicas sentadas con ganas de bailar?

—La fiesta apenas está iniciando abuela…—contestó Eriol restándole importancia.

—¡Largo de aquí! ¡Fuera! —le gritó Arabella al ojiazul, levantándolo de la silla y empujándolo en la dirección de la novia. —¡Vergüenza te debería de dar! ¡Tú eres el anfitrión!

Su amigo se fue perdiendo entre la multitud seguramente buscando otro lugar en donde sentarse, sin embargo antes de que lo hallara, su ahora esposa lo cogió del brazo y lo arrastró hasta la pista de baile, sin más remedio la siguió y comenzó a moverse al ritmo de la música, su mirada recorrió la pista de baile en donde vio a todas sus hermanas, cada una con su respectiva pareja. Cerca de la puerta que daba al jardín vio a sus sobrinos y a Abi jugando bajo la supervisión de nada más y nada menos que su madre.

Eso era raro.

Y más raro fue aun fue verla correr hacia Abi con una servilleta en la mano para atender una mancha en el vestido de la pequeña. Al parecer la conversación que tuvo con Sakura removió los pensamientos y sentimientos de su madre, por primera vez parecía dispuesta a disfrutar de sus nietos.

Sonrió y continuo con su inspección por el salón, su abuela ahora charlaba con el padre de Sakura, no tenía idea de lo que podrían estar hablando, pero el señor Fujitaka le sonreía y se reía a cada palabra de su dulce abuela, tal vez por cortesía o porque enserio le parecía divertido.

—¿Disfrutando de la vista? —le preguntó la esmeralda, acercándose hacia él.

—Así es…— respondió atrayéndola hacia su regazo, ambos disfrutaban ese tipo de contacto. —¿Y las demás?

—Rika en el baño… aunque creo que es una excusa para no ver a Terada… Chiharu y Tomoyo bailando y Naoko acaba de llevarse a Ansel al jardin. —le dijo apuntando en la dirección de cada doctora, cuando apuntó hacia los jardines sus brazaletes resbalaron hasta su brazo, dejando al descubierto su muñeca, revelando unas marcas moradas, la castaña debió notarlo porque enseguida aparto su brazo.

—¿Qué te pasó? — le preguntó alarmado. —¿Quién te hizo eso?

—No es nada…—le sonrió, se acercó despacio hasta él hasta que sus labios se encontraron, Sakura intentaba enloquecerlo con los movimientos suaves y pausados de sus labios, probablemente lo hubiera logrado, pero él quería respuestas, así que haciendo acopio de toda su fuerza de voluntad, la separó delicadamente.

—Dime que te pasó. —le pidió sujetando la mano con la muñeca marcada.

La esmeralda resopló, disgustada porque sus esfuerzos por distraerlo no resultaron.

—Luke…—le dijo, en seguida la mirada del castaño adquirió un tono asesino, pudo sentir sus músculos tensándose y su mandíbula apretándose, conforme le narraba los hechos acontecidos esa mañana, su enojo solo empeoraba…

—Voy a matarlo… la próxima vez que lo vea…—gruñía.

—No, no lo harás. —le decía Sakura. — Ya le he dado yo su merecido…

—Debiste hablarme… le hubiera partido la cara en ese momento. —insistía.

—Y decirte ¿Qué?... ¿auxilio me maltratan? —se burló, pero el semblante del cardiólogo no cambió, seguía molesto. —Cariño, estoy bien…

—Es solo que me preocupa que te lastimen mientras yo no estoy…—le dijo acariciando con su pulgar la mejilla de la esmeralda. — después de todo… ellos ni siquiera deberían de ser problema tuyo… al que quieren perjudicar es a mí.

—No digas tonterías…mírame. —le exigió. —Tu y yo somos un equipo… tus problemas son los míos, tu felicidad es mi felicidad, TU ahora eres mi vida y si eso significa que vamos a tener que enfrentarnos a todo Londres, Europa o el mundo… bien que así sea… porque yo te amo…

Shaoran la silenció con un beso, que ella correspondió con el mismo ímpetu, disfrutó la sensación de sus labios sobre los suyos, moviéndose con ternura pero dejando una marca ardiente, era su forma de decirle que él también la amaba, el contacto entre ambos comenzaba a no ser suficiente, así que discretamente fue introduciendo su habilidosa lengua en la boca de la castaña…

Tristemente Sakura no tenía ningún trago encima que la ayudara a olvidarse un poco de las apariencias, así que poco a poco fue separándose de él en medio de una carcajada.

—Aún es muy temprano para que nos desaparezcamos…—le dijo Sakura ligeramente sonrojada.

—No es nuestra boda. —contestó él. —No creo que les importe.

—No, pero todos están demasiado sobrios como para notar nuestra ausencia. —contraatacó, decidió que por su propio bien lo más sensato era cambiar de tema. — No pude evitar notar a tu madre jugando con los niños… incluida Abi.

Aun sentía la ardiente necesidad de volverla a besar, pero pensó que por el momento sería mejor seguirle la corriente.

—Así es, está bastante cambiada… me alegro por ella, por fin se dará la oportunidad de disfrutar a su familia…—comentó recorriendo sus piernas.

La castaña se rio ante sus esfuerzos, se puso de pie y extendió su mano hacia él.

—Creo que será mejor que bailemos… —le propuso en un intento por desviar sus pensamientos.

Claro… porque no hay nada como bailar uno contra el otro, rozándose, para sacarse de la cabeza llevársela a otro lado para hacerle el amor.

.

.

.

1:56 am

Ok… estaba ebrio…

Muy ebrio…

La buena noticia… es que no era el único

Y ciertamente no era el peor.

Yamazaki se había ofrecido a hacerle un stripteasse a su esposa, quien reía a carcajadas ante los esfuerzos de su esposo, el cirujano llevaba batallando con su corbata y su camisa cerca de veinte minutos ya y aun no lograba quitárselos…

Eriol por otro lado estaba sentado en la barra cantando a todo pulmón, llamando de vez en cuando a su esposa para decirle lo mucho que la amaba y haciendo un brindis sin sentido cada cinco minutos.

Ansel Keane se había quedado dormido sobre la mesa, su trago aun sin terminar a su lado, de repente hablaba entre sueños, asegurando que él podía, no tenía idea a que se refería, pero admitía que sonaba muy seguro de sí mismo cuando lo decía… también, cuando sentía que el ruido estaba a punto de despertarlo, se erguía ligeramente para silenciarlos y después volvía a dejarse caer sobre la mesa.

Terada… bueno solo dios sabía en donde mierda estaba.

Y él… bueno él estaba en la barra con Eriol, riéndose de sus amigos, de su vaso de brandy que misteriosamente se había convertido en tequila y de su asombrosa incapacidad para bajarse del banco en el que estaba sentado, cada vez que miraba hacia abajo el piso parecía más y más distante, de hecho esa era la razón por la que permanecía sentado, de otra forma ya hubiera ido a buscar a Sakura quien amablemente se había ofrecido a acompañar a su abuela y a su madre a sus habitaciones en la planta alta.

Más de la mitad de los invitados habían comenzado a retirarse luego de lo que para él se sintió como un maratón de baile, ya que Londres estaba a cuarenta y cinco minutos en auto y casi en su totalidad los invitados eran doctores, que mañana tendrían que presentarse a trabajar con una tremenda jaqueca y con los pies completamente adoloridos… como él.

Después de su conversación con Sakura, la había complacido bailando con ella, verla moverse al ritmo de la música, sudorosa, sonrojada y feliz no le había ayudado en lo más mínimo a olvidarse de su plan original.

—Oye ¿te acuerdas de mi perro Logan? —preguntó el de anteojos, interrumpiendo abruptamente su entonación de "Stop and Stare".

—… No… —respondió luego de unos minutos.

—Yo tampoco… aunque creo que tengo un primo que se llama Logan…—le dijo como si eso se tratara de un asunto de gran importancia.

—mmmmmm yo no… no tengo un primo que se llame Logan—confesó el ambarino.

—Listo… ya lleve a tus hermanas, a tu madre y abuela a sus cuartos…—le dijo Sakura apareciendo por la puerta. —Abi y los demás siguen dormidos…

Eriol volvió a cantar, mientras él le hacía señales a su novia para que se acercara, ella divertida lo hizo.

—Amor… no me puedo bajar. —le habló como niño chiquito, la castaña dejo escapar una carcajada, antes de ayudarlo a bajarse del banco, al final resultó que el piso no estaba tan lejos como él había pensado, aunque sus rodillas resintieron por un momento su peso.

Avanzó por el pasillo con su esmeralda, hasta que llegaron a las escaleras en dirección a las habitaciones, una vez ahí se sintió como si esa fuera una carrera de obstáculos, cada escalón parecía ser el doble de alto.

—¡Shaoran… estas increíblemente ebrio! —se rio Sakura.

—Es tu culpa… no quisiste venir conmigo antes…—le espetó. —cuando todavía mi percepción estaba intacta.

Ella no hizo más que reír y siguieron avanzando.

Un piso más arriba Sakura le dijo que se detuviera para que buscara la llave en su bolso, él la obedeció, se recargó en la pared observando sus movimientos, hasta que un brillo llamó su atención del otro lado del pasillo, recorrió el pasillo algo mareado hasta que halló el objeto brillante, era un arete…

—Sakura… tu are…—comenzó a decirle, pero al agacharse había perdido el equilibrio, intentando no caerse se sostuvo del pomo de la puerta más cercana, la cual se abrió de par en par…

Entonces los gemidos prevenientes de adentro de la habitación se hicieron más evidentes, incapaz de voltear a otro lado Shaoran vio a la pareja causante del ruido…

Ahí estaba Terada entre las piernas de la pediatra, ambos gritando y luchando por cubrir su desnudez.

—¡Shaoran! —llegó gritando la esmeralda, cuando alzó la mirada y vio lo mismo que él una carcajada salió de su garganta, aun así se las arregló para jalarlo y sacarlo del cuarto, gritando un "lo siento" antes de cerrar la puerta.

—¡Bravo Terada! ¡Bravo! —gritó Shaoran desde el pasillo.

Ambos corrieron a su habitación y azotaron la puerta entre carcajadas.

Las risas siguieron, a pesar de que Sakura estaba sobria y el borracho, ambos luchaban por aire entre risa y risa. En algún momento el paró de reír para mirarla, algunos mechones de cabello se escapaban de su peinado, su maquillaje no estaba tan pulcro como antes, sus zapatillas las llevaba en la mano, todavía sin parar de reír las aventó, enterró sus manos en su cabello para sacar las horquillas que sujetaron su cabello toda la noche.

Olvidándose de su estado y de lo que recién acababan de ver se fue sobre ella, Sakura profirió un grito de sorpresa, que rápidamente fue silenciado por los labios del ambarino, ambos aterrizaron en la cama, ella envolvió sus piernas alrededor de su cintura y sus brazos al cuello de Shaoran.

Gracias al alcohol sus movimientos eran más torpes, por lo que, deshacer el moño del vestido de su novia fue bastante complicado, al final la castaña fue la encargada de desnudarse y de comenzar a desnudarlo a él… en el proceso sentía sus delicadas manos acariciándolo, dejando un rastro de calor en los lugares que tocaba, agregando una razón más para sentirse mareado…

Antes de que pudiera perder el equilibrio y tuvieran que olvidarse de sus planes, la esmeralda se enderezó e hizo que él se sentara al borde de la cama, de espaldas a él se sentó en sus piernas, dándole la oportunidad de acariciarla cuanto él quisiera. Primero recorrió con sus manos el borde de su cintura y cadera, dejó sus manos ahí y aplicó algo de presión para que ambos se rozaran, arrancando un nuevo grito de sorpresa de ella, aun con la mente algo nublada, decidió tomárselo con calma o de otra forma terminaría antes… cesó el roce entre sus caderas llevando sus manos hacia sus deliciosos senos, en cuanto rozó sus pezones, Sakura dejó escapar un grito más alto, su novia dejó caer su cuerpo contra su pecho girando su cuello para que sus miradas se encontraran, ahora la veía más sonrojada y despeinada, su boca entreabierta, llamándolo.

Shaoran respondió adueñándose de su boca, de la forma en que había querido hacerlo toda la noche, deslizó su mano por su abdomen hasta posicionarla entre sus piernas, se sorprendió por lo mojada que estaba, sus dedos resbalaron entre sus labios hasta hallar su clítoris, al contacto la esmeralda se removió contra él, su erección empezaba a ser dolorosa pero primero quería hacerla gritar de placer con sus dedos.

Presionó con más fuerza el botón de su mujer, haciéndola gritar de placer al punto que su respiración se volvió más trabajosa, aun así encontró la voz para suplicarle que no parara. Extasiado con la imagen de Sakura retorciéndose de placer, introdujo dos dedos en ella y los movió en círculos, asegurándose de tocar cada centímetro de ella… sus movimientos se volvieron más espásticos, él lo tomó como una señal para ir más rápido, hasta que la sintió viniéndose en su mano, relajando su cuerpo contra el suyo.

Retiró sus dedos completamente mojados, la alzó un poco para poder desabrochar sus pantalones y deshacerse de sus bóxers, su miembro se irguió, listo para ocupar el lugar que sus dedos acababan de abandonar, sus manos regresaron a la cadera de Sakura para dirigirla hacia él, su miembro entró en ella con facilidad, disparando un montón de sensaciones en él y por los nuevos gemidos de su novia, en ella también.

Sakura hizo ademan de separarse un poco de él para poder moverse con mayor liberta, pero él no se lo permitió, pegó su espalda empapada de sudor a su abdomen rodeando su cintura con su brazo, su otro mano se coló entre sus piernas para volver a tocarla, al mismo tiempo que la penetraba con fuerza una y otra vez… sus senos moviéndose al compás de sus embestidas.

La proximidad de sus bocas al oído del otro, los permitían deleitarse con los gemidos y gruñidos del otro.

—más… más rápido… Shaoran…—gemía entre sus brazos.

La sujetó debajo de los muslos, logrando que su miembro se enterrara más profundamente en ella y como la esmeralda le había pedido, fue más rápido, los dos dejaron de lado los gemidos, ahora eran gritos de puro placer…

A pesar de sus esfuerzos por aguantar un poco más, al cabo de un par de minutos después, alcanzaron el clímax…

Permanecieron quietos, luchando por respirar con normalidad y disfrutando la sensación de liberación en Sakura.

—¡Dios! Eso fue… increíble…—le dijo su novia minutos después. —hemos… hecho demasiado ruido… Shaoran.

—Podemos culpar… a Terada… y a Rika.

Martes 12 de Mayo de 2013 7:54 am

Sakura

—No lo van a notar Sakura. — Le decía su novio, caminado por el pasillo hacia una de las salas de conferencias.

—Shaoran... ¡Vamos cuarenta y cinco minutos tarde!— Exclamó preocupada. —Seguro que alguien ya notó nuestra ausencia.

—Vamos cuarenta y cinco minutos tarde por TU culpa. — Le recordó el ambarino con su típica sonrisa ladina.

Inmediatamente sintió sus mejillas arder y los eventos de esa mañana volvieron a su mente.

Luego de preparar el desayuno, ella había regresado a la habitación justo a tiempo para ver a su novio salir de la regadera, en cuestión de segundos su excitación había alcanzado niveles alarmantes, sabía que solo podría calmarse si él la tocaba y la hacía suya en ese momento. Se había acercado cual leona a él, pudo ver la sorpresa en su rostro pero no le dio tiempo de nada más, lo siguiente que supo es que lo besaba y acariciaba completamente cegada por el deseo…

En algún momento él la detuvo recordándole que llegarían tarde, pero en cuanto ella se desnudó frente al castaño y caminó lentamente a la regadera sin dejar de mirarlo… la hora dejo de importar.

—Cállate. — Le dijo al mismo tiempo que desviaba la mirada.

Y es que de un tiempo a la fecha… no podía saciarse de Shaoran.

Era el problema de tener un novio tan perfecto.

El soltó una carcajada y se recargó en la pared.

Aun ahora que volvía a estar en sus cinco sentidos no podía explicar su comportamiento y para colmo en cuanto pusieron un pie en el hospital su localizador había comenzado a sonar como loco, indicándoles que se presentaran en una de las salas de juntas.

Seguro Yue se había dado cuenta de su tardanza y los llamaba para reprenderlos.

Ahora se apresuraban por el pasillo del área administrativa, al ir avanzando, la esmeralda observó que el personal en cada piso era escaso, muchos de sus compañeros, como ellos, se encaminaban a la misma sala…

Tal vez Shaoran tuviera razón.

—¿Qué estará pasando? —preguntó el ambarino quien, como ella había notado la conducta extraña del personal. —Casi todo el hospital está aquí…

Llegaron a la sala que les había sido indicada y entraron, dentro estaban casi todas las enfermeras y doctores, así como personal de seguridad del hospital, como las sillas no eran suficientes la mayoría permanecía de pie, algunos se habían sentado en las mesas cerca de la cafetera. Los castaños localizaron a sus amigos y se acercaron a ellos.

—¿Qué esta pasando? —preguntó Sakura

—Nadie lo sabe... yo estaba saliendo de la sala de emergencias cuando empezó a sonar el localizador— le contó Naoko.

—Debe de ser algo serio… de camino aquí Yamazaki y yo vimos a los guardias de seguridad ir de un lado a otro. —relató Chiharu.

Yue se abrió pasó entre la multitud hasta quedar en la cabecera de la mesa, se aclaró la garganta antes de hablar para que todos guardaran silencio.

—Bien los he juntado a todos aquí debido a que tenemos un problema muy grave. —comenzó a explicarles. —hace menos de veinte minutos subió una de las institutrices de la guardería reportándome la desaparición de dos menores…—ante esta declaración Sakura sintió que su corazón comenzaba a llenarse de angustia… y no era la única, Shaoran a su lado tensó todos sus músculos y todo el personal que tenía hijos en la guardería hizo evidente su preocupación volteando a verse los unos a los otros, pronto las voces llenas de ansiedad empezaron a resonar en la habitación. —Les suplico que mantengan la calma, por suerte la desaparición fue reportada con rapidez por lo cual activamos el protocolo pertinente… nadie puede entrar ni salir del hospital.

—Pero ¿Quiénes son los niños? —preguntó una residente de ginecología.

—La identidad de los menores aún no ha sido establecida. —respondió Yue provocando que las réplicas se intensificaran. —Según el reporte que me han dado… nueve niños que están por identificarse, no se han presentado hoy a la guardería, de esos nueve, dos están desaparecidos.

—¿Pero cómo saben que están desaparecidos? Podrían estar en sus casas. —preguntó un radiólogo.

—Lo sabemos por qué el jefe de seguridad acaba de mostrarme un video, en el que se ve a un persona vestida completamente de negro llevando de la mano a un niño y una niña, ambos de aproximadamente cuatro o cinco años. —les informó. — como saben este horario es en el que más gente hay en la guardería y en sus alrededores porque es la hora de entrada, es por eso que el sujeto no despertó sospechas, sin embargo en el video la niña comienza a gritar y a forcejear… en ese momento se dispara la alarma y se cierran las puertas…

—Osea que…—empieza a decir Eriol, él y Tomoyo acababan de regresar de su luna de miel.

—El sospechoso y los niños siguen en el hospital…—les dijo Yue seriamente. —Les pido por favor que guarden la calma y que colaboren guardando las apariencias frente a los pacientes, nuestro equipo de seguridad está buscando en cada rincón del hospital y otro equipo está al pendiente de las cámaras de seguridad. —continuo. — por favor regresen a sus respectivos pisos y ayuden en la búsqueda, una vez ahí les pido que no dejen salir a nadie de dicho piso, no estamos seguros pero es posible que el presunto secuestrador este armado… ya he comisionado a diferentes personas para que pongan al tanto a los doctores, enfermeras e internos que estén en cirugía, hasta que no localicemos a los niños y al sujeto, cerraremos la sala de emergencias, ya hemos solicitado el apoyo a los hospitales más cercanos, en caso de que alguno de sus pacientes requiera cirugía… intentaremos movilizar esto tanto como podamos. —Concluyó evidentemente preocupado.

¿Un niño y una niña?

¿Una niña?

Sus pensamientos fueron dirigidos instantáneamente hacia su pequeña, las puntas de sus dedos comenzaron a adormecerse, clara prueba de la ansiedad que amenazaba con apoderarse de ella, y probablemente como muchos de los padres que estaban ahí, habría sucumbido, aunque solo fuera internamente….

Pero no, Abi no estaba en la guardería, es más, ni siquiera estaba en el hospital, su pequeña se encontraba en una escuela no muy lejos de ahí. Hoy era el día de ambientación, ese día evaluarían el conocimiento de Abigail así como sus actitudes ante diferentes situaciones para saber en qué nivel de aprendizaje encajaba mejor.

Dejó salir un suspiro de alivio y agradeció al destino, si no estuviera segura del paradero de Abi probablemente estaría en un completo estado de histeria, preguntándose si la niña estaría asustada en la guardería o si estaría a merced de un sujeto extraño.

Sintió el brazo del castaño rodeando su cintura, seguramente adivinando el rumbo que sus pensamientos habían tomado.

—Podemos llamar a la escuela si quieres. —ofreció el ambarino. —Solo para estar seguros.

—Seguros ¿de qué? —preguntó el cirujano plástico, hasta ese instante fue consciente de que sus amigos los miraban con semblantes de preocupación, ellos no sabían que Abi estaba fuera de peligro.

—Abi… hoy no la hemos traído al hospital. —respondió la esmeralda sonriéndoles para aliviar su preocupación.

—¿En serio? Entonces ¿Dónde está? —la urgió el de anteojos.

—En el jardín de niños—contestó Shaoran mientras buscaba en su celular el número de la escuela.

—Creo que los tíos de Abi deberían estar enterados de eso ¿no les parece? —exigió Eriol, como siempre dramatizando el asunto, una mirada más observadora podría ver la ansiedad evaporándose de su cuerpo.

Shaoran rodó los ojos y llevó su celular hacia su oído, mientras él comprobaba que su hija estuviera bien, ellos se dedicaron a mirar a los doctores y enfermeros que aún permanecían en la sala tratando desesperadamente de hablar con Yue, sin duda padres y madres preocupados por el bienestar de sus hijos, desesperados por comprobar que no fueran sus hijos alguno de los niños desaparecidos.

Sakura había tratado con la mayoría de ellos en algún momento, internamente pidió que ambos niños fueran hallados sanos y salvos, que esta noche tanto la niña como el niño pudieran regresar a los brazos de sus padres.

—Ella está bien… intentaron llamarla para que hablara con nosotros, pero me dijo su maestra que estaba muy divertida jugando con sus compañeros. —le relató Shaoran, sonrió ante la imagen de Abi jugando y haciendo nuevos amigos, pero irremediablemente sus pensamientos volvieron a los padres del hospital.

—Bueno será mejor que nos vayamos…—les dijo Tomoyo.

Así, todos bajaron por las escaleras, ya que los elevadores habían sido deshabilitados, en las entradas de cada piso se encontraban dos guardias de seguridad, controlando la entrada y salida del personal, para ingresar a cualquier piso era necesario mostrarles el carnet de identificación.

Piso a piso fueron despidiéndose, hasta que fue su turno de ingresar al piso siete de traumatología y ortopedia, luego de pasar por los guardias se encontró con que su departamento estaba tan tranquilo como todos los días, prueba clara de que el protocolo y el personal estaban respondiendo positivamente, ninguno de sus pacientes parecía estar al tanto de la desaparición de los niños. En su camino a su consultorio saludó a muchas caras conocidas, prestando especial atención en aquellos que no había visto antes intentando detectar alguna señal de nerviosismo, pero nada.

—Buenos días Doctora Kinomoto—la saludó Lilith. —Ya pasé revista a los pacientes del día de hoy, no sé si quiera verlos usted misma.

—No, así está bien, solo déjame sus expedientes para que los revise mas tarde. — le indicó con una sonrisa.

—Bueno… entonces ¿vamos a la sala de emergencias? —preguntó la interna entusiasmada, ajena a lo que pasaba.

—Primero necesito hablar contigo en el consultorio. —le dijo abriendo la puerta de su oficina, la interna algo extrañada ingresó a la habitación, la esmeralda se aseguró de que la puerta quedara bien cerrada antes de narrarle la situación en la que estaban, como era de esperarse el semblante de Lilith cambió, transformándose de la emoción a pura y genuina preocupación.

—Pero… ¿y entonces que hacemos? —preguntó.

—Nos quedamos aquí… hasta que se nos indique otra cosa. —respondió Sakura masajeándose la sienes. —Esperemos que ninguno de los pacientes se complique…

.

.

.

Ya había pasado poco más de una hora desde que entrara a su piso, le hubiera gustado decir que en todo ese tiempo no había habido ningún percance, pero la verdad era que necesitaba llevar a uno de sus pacientes a un quirófano inmediatamente.

Se trataba de un paciente masculino de cuarenta y ocho años, con diabetes tipo dos de diez años de evolución, el motivo por el que está internado era por osteomielitis crónica con antecedente de osteomielitis aguda por fractura expuesta de tibia y peroné, izquierdos hace más o menos un año y medio, tratado por el Doctor Kingsley con antibióticos de amplio espectro, le había programado varios estudios para esa misma mañana, entre ellos unas radiografías, para descartar abscesos interóseos…

Necesitaba cirugía para drenar los abscesos y para remover el tejido necrótico, aunque claro, primero tenían que sacarlo del paro cardiaco en el que se encontraba actualmente.

Lilith llevaba cerca de ocho minutos dando compresiones, ya habían desfibrilado dos veces y administrado adrenalina tres veces…

Aun sin pulso…

¡Demonios!

—Voy a declararlo…—dijo Sakura abatida. —hora de muerte 9:34.

La interna se bajó de la camilla exhausta, los demás integrantes del personal que las habían auxiliado comenzaban a dispersarse, cubrieron al señor con la sabana y salieron de la habitación, necesitaban llevarlo a la morgue, un hombre muerto en el mismo piso alteraría a los demás.

Le pidió a una de las enfermeras que comunicara lo sucedido a Yue, la mujer tardó varios minutos al teléfono recibiendo las indicaciones del jefe.

—El Doctor Tsukishiro dice que no puede reactivar los elevadores, tendrán que bajar por las escaleras, unos paramédicos los esperaran para que utilicen una de las tablas para bajarlo, ellos y unos guardias las acompañaran hasta el sótano. —terminó de explicarle.

Suspiró resignada.

—Vamos Lilith—entre las dos mujeres empujaron la camilla hasta la puerta de las escaleras, habían decidido que para no espantar a los pacientes dejarían al descubierto el rostro del cadáver, así parecería que el señor dormía. Ya que estuvieron fuera de vista volvieron a cubrirlo, enseñaron sus carnets al guardia de seguridad, quien insistió en verificar la orden de Yue, una vez que estuvo seguro, las dejó pasar. Ahí estaban un paramédico con rasgos afroamericanos y un guardia de edad avanzada, pasaron el cuerpo a la tablilla que los paramédicos usaban para inmovilizar a los pacientes, lo sujetaron con las cintas de seguridad y entre todos lo alzaron.

Así, fueron bajando hasta llegar al sótano donde se encontraban los quirófanos en ala este y la morgue en el ala oeste, con los brazos entumecidos y un agudo dolor en la espalda avanzaron hasta la puerta, le sorprendió ver que ahí no había ningún guardia.

—¿Por qué esta parte no esta vigilada? —preguntó la esmeralda en voz baja.

—Nos informaron que los médicos forenses del hospital fueron enviados a los hospitales a los cuales están siendo llevadas las emergencias. —le explicó el guardia. —Esta parte del hospital esta vacía.

Entraron a la habitación y haciendo un último esfuerzo cargaron el cuerpo hasta colocarlo en una de las mesas de acero inoxidable, en donde más tarde le realizarían la autopsia.

Sakura comprobó lo que el guardia le había asegurado, en la sala de autopsias no había nadie laborando, así como tampoco había ningún otro cadáver. Se disponía a dar media vuelta cuando escuchó un chillido proveniente de la garganta de su interna, antes de que pudiera preguntarle qué es lo que le pasaba, escuchó un llanto, sonaba como si alguien tratara de sofocarlo.

No es que ella tuviera un pánico irrazonable hacia los zombies ni nada parecido… pero en definitiva si había un lugar en el que no querrías escuchar un llanto, era en la morgue.

—Shhhh… nos va a encontrar. —escuchó que decía una voz llorosa, la voz de un niño.

La esmeralda atrajo la atención del guardia, ambos prestaron más atención a la dirección de la que provenía el llanto, concluyeron que provenía de un armario, el guardia les hizo señas de que se quedaran dónde estaban, él se fue acercando al armario, arma en mano, verificando que no hubiera nadie más, estiró su brazo y abrió la puerta.

Un par de gritos ensordecedores se escucharon en todo el sótano, un niño y una niña salieron disparados del armario en un intento de huida, pero como el paramédico, Lilith y ella estaban en la puerta no tenían hacia donde huir.

Los niños dejaron de gritar pero lagrimas llenaron sus ojos, el niño era de tez muy blanca con unos increíbles rizos rubios y ojos verdes como los de ella, la niña por otro lado era pelirroja, ojos color azul cielo y el rostro lleno de pecas…

—¡Carrie! —la llamó la castaña, la conocía, era la hija de una de sus enfermeras de piso Eloise.

La niña no la reconoció de inmediato pero cuando lo hizo abrazó sus piernas y lloró gritando por su mamá, Lilith cuidadosamente se acercó al niño y lo sujetó contra su pecho.

—Avisaré al jefe Tsukishiro que los tenemos—les dijo el guardia saliendo al pasillo.

Tuvieron que esperar unos quince minutos para que les permitieran moverse de ese lugar, Carrie seguía en sus brazos temerosa de que la soltara, mientras que Aspen iba de la mano de Lilith, avanzaron por el largo tétrico pasillo, dieron vuelta y llegaron a la zona de quirófanos, de los cuales se asomaban muchas cabezas.

Su mirada se desvió hacia una mirada castaña, llena de curiosidad, sorpresa y odio, perteneciente a Kaho Mizuki, en el momento que sus miradas se encontraron, la cardióloga se giró para ingresar al quirófano, en su camino empujó a un moreno alto de vuelta al interior de la habitación…

—¡CARRIE! ¡ASPEN! —se sobresaltó por los gritos de las madres, ahí estaba su enfermera de piso y una mujer que solo había visto en un par de ocasiones por su uniforme deducía que era del área administrativa, detrás de ella un hombre alto y fornido con uniforme quirúrgico sonrió a su hijo con alivio.

Sakura y Lilith dejaron que los niños fueran a abrazar a sus padres, sonrió ante la dulce escena.

—¿Encontraron al sospechoso? —le preguntó a Yue al mismo tiempo que este llegaba hasta donde estaban ellas.

—No… hemos revisado todas las cámaras una y otra vez pero no hay ningún sospechoso y lo guardias ya revisaron cada esquina pero tampoco han encontrado nada. —le dijo con pesar—He decidido levantar la alarma ahora que los niños han aparecido… aunque tendremos que reforzar las medidas de seguridad…

—Bueno… al menos los niños están bien. —lo consoló la castaña.

Gracias a dios el plan del sujeto ese, había fallado.

Martes 12 de mayo de 2013 19:30 pm

Kaho

—¡Eres un verdadero imbécil! —gritaba la pelirroja. —¡Perdimos a dos niños! ¡dos!

—¡No fue mi culpa! —se defendía Luke. —Yo llevé a los niños a la sala de lavandería como quedamos…

—¡Y entonces explícame que mierda salió mal! —continuaba gritando fuera de sí.

—¡Meiling! Se suponía que ella llegaría al cuarto de lavado, los sedaría y los metería en uno de los carritos de ropa sucia, los sacaría por la puerta trasera antes de que llegaran los guardias y se los entregaría a tu gente…

—¡¿Meiling?! ¡Dime por favor que no fuiste tan estúpido!—exclamó matándolo con la mirada. —¿Qué fue lo que te dije Luke? ¡Ella es una buena para nada! ¡Los niños fueron encontrados en la morgue!

Dios mío….

¿Y ahora que iba a hacer?

¡Ese era su plan de respaldo! ¡No tenía tiempo para armar un nuevo plan!

Lord reed iba a matarla…

No tenía con que pagarle el par de riñones que había perdido por culpa de la maldita zorra de Kinomoto, milagrosamente había logrado llegar al acuerdo de que le diera hasta el dieciséis de ese mes para pagarle una cantidad más grande, había pensado vender a esos dos niños y así saldar su deuda pero…

—¿Y ahora que vas a hacer? —preguntó Luke recargado en la pared del armario de limpieza en el que estaban.

—No lo sé … no lo sé… —dijo asustada. —No sé cómo OBTENDREMOS ese dinero…

—No no no, a mi déjame fuera de tus problemas…—le dijo Luke igual de asustado que ella. —Yo ya no pienso ayudarte.

—No seas imbécil… hoy en la mañana cuando Kinomoto encontró a los niños me vio… y alcanzó a ver parte de tu cuerpo… es solo cuestión de tiempo antes de arme el rompecabezas. — le dijo ansiosa.

Ante esas palabras Luke palideció tanto que por un segundo pensó que podría vomitar, pero al parecer se contuvo.

—¿Sabes lo que esto significa? —le preguntó caminando de un lado para el otro. —Tenemos que eliminar a esa perra de ojos verdes… antes de que abra la boca.

—¿Cómo haremos eso? —cuestionó el moreno. —Li esta siempre con ella.

—Algo se me ocurrirá… más tarde… ahorita no puedo pensar—le dijo sosteniendo su cabeza entre las manos. —¿Crees poder vigilarlas? ¿O también debo hacerlo yo?

—¿Vigilarlas? —preguntó confundido.

—A la perra de Kinomoto y a la puta de Meiling… han terminado con mi paciencia. —le explicó apretando los dientes.

Si ella caía… se llevaría a tantos como pudiera con ella.

.

.

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Jueves 14 de Mayo de 2013 21:18 pm

Caminaba por los pasillos del hospital, ansiosa, desde el fiasco que fue su plan con los niños, esperaba que alguien se le parara enfrente, le enseñara una pistola y le diera el tiro de gracia.

Tan asustada había estado que no había tenido tiempo de pensar en ningún plan, ni para deshacerse de ninguna de las putas que arruinaron su vida, ni para reunir el dinero que necesitaba… y solo le quedaban dos días… bueno en realidad un día y medio.

¡Shaoran ya! ¡Estate quieto! —se detuvo de golpe al escuchar la voz de Kinomoto, su corazón latiendo desbocado.

Ya es tarde… nadie nos va a ver. —escuchó la voz de Shaoran, se aventuró a asomarse por la esquina hacia el otro pasillo, ahí estaban, la estúpida de Sakura recargada contra la pared mientras Shaoran la pegaba a su cuerpo con una mano y la otra intentaba colarse debajo de su uniforme.

Shaoran contrólate… se está haciendo tarde y tienes que alistar las cosas de Abi y las mías. —le recordó la castaña, el ambarino la ignoró apresando sus labios contra los de ella, la intensidad del beso llegó a tal grado que a Sakura se le escapó un gemido. —Enserio tienes que irte… o tal vez esta noche no llegues a casa—le dijo con voz un poco más ronca.

Escuchó la melodiosa carcajada del castaño.

Ok ok ¿entonces qué quieres que empaque? —preguntó el cardiólogo.

Una muda de ropa para Abi, sus medicinas y una muda de ropa para mí. —le respondió la castaña entre beso y beso.

¿En serio tienes que ir a Manchester con tu padre? —cuestionó pesaroso Shaoran.

Solo es por medio día… regresaremos en la noche— le dijo, aunque la respuesta pareció no convencerlo mucho. —No quiero que viaje solo Shaoran, además le prometí que iríamos con él…

Manchester no esta tan cerca Sakura…—le debatió.

Tampoco esta tan lejos… es un viaje de cuatro horas, estaremos ahí unas tres horas mientras mi padre recoge lo que necesita y otras cuatro de vuelta… regresare a no dormir contigo…—le dijo en un ronroneo.

Me gusta cómo suena eso…—respondió su ex pupilo, los vio besándose un rato más, pero Kaho ya no prestaba atención a lo que hacían.

A mí también me gusta cómo suena eso.

Viernes 15 de Mayo de 2013 20:23 pm

Shaoran

Estaba a punto de terminar una ardua jornada de trabajo, en ese momento salía del quirófano tres, había logrado salvar la mayor parte del pulmón de su paciente, no había sido nada fácil pero al final lo había logrado, tendría que estar en observación y bajo el cuidado de Neil toda la noche, ahora ya solo tenía que cambiarse de ropa en su consultorio y podría emprender el camino a casa.

Ingresó al elevador y se recargó en la pared para descansar un poco su espalda, cerró los ojos intentando llegar a un grado de relajación más alta, sintió que el ascensor se detuvo un par de ocasiones, pero él no se molestó en abrir los ojos para comprobar quien había bajado o subido.

—Hoy todo el mundo extrañó a Sakura. —escuchó, sus gemas color ámbar se abrieron de golpe al reconocer a la dueña de esa voz. —Este interno… ¿Cuál es su nombre?... ¿Keffer? Bueno da igual, hoy estuvo en mi servicio y casi parecía deprimido… creo que no poder ver a tu noviecita en todo el día le afectó…

Shaoran se limitó a rodar los ojos en señal de exasperación, pero no dijo ni una sola palabra, sabía que si decía algo estaría siguiéndole el juego a Kaho y sinceramente, no estaba de humor para sus estupideces.

—Deberías tener cuidado Shaoran querido… hay muchos hombres en este hospital que están esperando la más mínima oportunidad para tomar tu lugar a su lado. —insistió la pelirroja. —Si yo fuera tu disfrutaría lo más que pudiera el tiempo que tenga con ella… después de todo nunca se sabe lo que pueda pasar… un día están juntos y al otro ya no.

Finalmente el ascensor paró en su piso, salió disparado antes de que Kaho siquiera lo notara y pudiera seguirlo, entró a su oficina y cerró la puerta tras de él.

¿Y ahora qué diablos le pasaba a Kaho?

¿Qué era todo ese parloteo sobre Sakura y él?

Suspiró frustrado… su cerebro ya había trabajado mucho por ese día, no quería hacer esfuerzos en analizar el comportamiento de su loca mentora, se masajeó las sienes y comenzó a cambiarse de ropa, tantas eran sus ansias por llegar a casa, que en menos de cinco minutos estuvo listo, se colgó al hombro la mochila en la que llevaba sus cosas y salió del consultorio cerrándolo con llave.

No quiso tomar el ascensor para evitar toparse con Kaho, así que en su lugar comenzó a bajar por las escaleras, a mitad del camino metió sus manos en los bolsillos de su chamarra de cuero y sintió un pequeño bulto en uno de ellos, casi instantáneamente esbozó una gran sonrisa.

Casi lo había olvidado.

Apretó el paso, solo que esta vez en lugar de apurarse hacia la salida, se dirigió a la sala de doctores con la esperanza de encontrar a alguno de sus amigos… necesitaba diferentes puntos de vista.

Al llegar a la habitación se alegró de encontrar a sus amigos ahí, ya sin el uniforme, listos para marcharse, al parecer esperaban a sus respectivas parejas.

—¡Hey Shaoran! —le gritó Yamazaki. —Pensé que ya te habías ido…

—De hecho estaba a punto de irme…—les dijo algo dudoso. —Pero recordé que quería mostrarles algo.

Sus amigos los miraron con cara de no comprender mientras el sacaba una pequeña cajita forrada de terciopelo negro, al ver el paquete las sonrisas de los muchachos fueron ensanchándose poco a poco, al mismo tiempo él sentía que todo su rostro se teñía de rojo, sintió que Eriol le arrebataba la cajita y la abría ante la vista de todos exponiendo el anillo que había elegido para su Sakura. En lugar de un gran diamante tenía una gran esmeralda rodeada por una larga hilera de pequeños diamantes, que descansaban sobre una base de oro blanco, no sabía cómo explicarlo pero en cuanto vio ese anillo se lo imaginó en el dedo de Sakura, era diferente y hermoso… igual que ella.

Les tomó un par de segundos comenzar a reír y gritar como maniacos, cuando lograron controlarse un poco empezaron a darle palmadas en la espalda.

—¡Bravo Shaoran! ¿Cuándo se lo vas a pedir? —preguntó Keane.

—No… no lo sé. —balbuceó, ya estaba arrepintiéndose de su idea. — Tal vez mañana… no, no lo sé… ¿Qué piensan? ¿Creen que le guste?

—Se ve caro… supongo que sí. —fue la respuesta de Terada.

Interrogó con la mirada a los demás que seguían con sus estúpidas sonrisas plasmadas en sus rostros, pero no parecían dispuestos a decir nada más.

—¡Vamos hombre no lo sé! —exclamó Keane rascándose la cabeza. —Me falta estrógeno para esto…

—¡Oh mira! Ahí vienen las expertas. —gritó Yamazaki, haciéndoles señas a las chicas para que se acercaran, inmediatamente sintió un tirón de nerviosismo y pánico en el estómago… en realidad no creía estar listo para la reacción de las amigas de Sakura, ni siquiera estaba seguro de que fueran capaces de guardar el secreto.

—¿Qué hacen? —preguntó Chiharu acercándose a ellos. — ¿Qué es eso?

—Parece… parece…—tartamudeó Tomoyo apuntando al anillo que ahora era examinado por Rika y Naoko, ambas con cara de incredulidad. —¡ES UN ANILLO DE COMPROMISO! ¡SAKURA VA A CASARSE!

Tres segundos más tarde la habitación se llenó de gritos agudos, el suelo temblaba por los saltos de las doctoras completamente fuera de sí, podría apostar que los paramédicos fuera del hospital habían escuchado los alaridos del grupo de mujeres, quienes ahora se abalanzaban sobre él llenándolo de abrazos y felicitaciones.

—Bueno bueno… ammm ¿Creen que le guste? —volvió a preguntar dudoso. —No creen que tal vez es muy…

—¡Es perfecto! —exclamó Tomoyo.

—Se va a desmayar en cuanto lo vea…—gritó emocionada Naoko.

Poniendo de lado su incomodidad al ser el centro de atención, sintió alivio al ver que todos pensaban que era perfecto para la castaña… después de todo ellos conocían bien a Sakura.

Mientras seguía la algarabía en la habitación, volvió a sentir un montón de mariposas en el estómago, ya tenía el anillo, pero ahora tenía que planear bien como se lo pediría, no sabía si debía ser casual, o elegante, inesperado o si debía darle un par de pistas…

¡Aghhhhh!

¡Esto es demasiado estresante!

Su expresión debió delatarlo porque enseguida sus amigos volvieron a palmearle la espalda.

—Ya tranquilo… ¿Qué es lo peor que puede pasar? —preguntó Eriol pasándole un brazo por encima de los hombros.

—Pues Sakura podría decirle que no… o podría salir corriendo presa del pánico… o aventarte el anillo en la cara…— enlistó el cirujano plástico para él, afortunadamente antes de que se le ocurrieran más escenarios, su esposa comenzó a tirar de su oreja y a golpearlo.

—-No le hagas caso Shaoran… te aseguro que ella dirá que sí. —le dijo la amatista apoyando su mano en su hombro, su nerviosismo se apaciguó a medias, estaba a punto de agradecerle pero su celular sonó insistente desde su pantalón, lo sacó de su bolsillo, vio la pantalla… era una llamada de Sakura.

—Diga... — Respondió tratando de sonar tranquilo y de recuperar la cajita con el anillo de las manos de Eriol.

—¿Shaoran? — Escuchó la voz de Sakura del otro lado pero había algo raro en su voz, sonaba como si le costara hablar.

—¿Sakura, estas bien? — Le preguntó extrañado.

—Shaoran... Tienes que venir por Abi... Está asustada y no puedo... No puedo... — Le dijo conteniendo las lágrimas

Entonces sí que comenzó a angustiarse, sintió que su corazón se aceleraba indicándole que algo andaba mal, un mareo se apoderó de él, tuvo que respirar profundamente para serenarse.

—Amor tranquila dime que pasó. — Le dijo tratando que su voz no denotara su miedo, sus amigos dejaron las bromas, ahora lo veían con preocupación en la mirada, miles de preguntas formándose en sus cabezas, de repente toda la excitación en el ambiente se había esfumado. — ¿Dónde están?

—Un auto... Nos chocó en la entrada de Londres... El coche se volcó…— respondió Sakura respirando con dificultad. —Abi... Creo que su brazo está roto... Y tiene muchos moretones... Shao... Shaoran... Tienes que... Venir por ella, podría estar malherida...

Dios mío

Respiro hondo un par de veces luego hizo señales a Eriol, apartó un poco el aparato de su oído y le indicó que avisara a dos ambulancias para que fueran a la autopista, a la entrada de Londres, Eriol salió volando con el rostro extremadamente pálido, él corrió detrás de su amigo pisándole los talones.

—Ok ok tu... ¿Tu como estas?. —Preguntó temblando, una parte de él no quería saber la respuesta a esa pregunta.

—Yo... Estoy atrapada en el auto... No puedo moverme mucho... Mi padre... No puedo verlo Shaoran... — Le explicó, la angustia en su voz era evidente. —Creo que... Podría estar...

—No, no, solo debe ser por el impacto, tu Sakura... ¿Qué más sientes? — La urgió, ya estaban llegando al primer piso, podía ver las puertas de la entrada y las ambulancias aparcadas afuera.

—Me duele... respirar... tengo un golpe en la cabeza... esta sangrando... — La escuchó, con cada cosa que le decía el nudo en su garganta crecía. —Debo tener... Una hemorragia inter... Interna porque me siento... algo mareada...tengo mucho frío y... tengo mucho... Sueño.

—¡No!... ¡No te duermas! ¡Sabes que no debes dormirte! ¡Sigue hablándome Sakura!— Le suplicó. — Tus piernas... ¿Las sientes? ¿Tus brazos?

—Si... —le respondió luego de una pausa.

—Bien... Eso es bueno. — respondió torpemente, vio a Eriol dar indicaciones a los paramédicos y a los internos, luego lo observó subirse en una de las ambulancias, él se apresuró a entrar después del ojiazul, antes de que se pudieran cerrar las puertas logró ver a sus demás amigos en la entrada del hospital con muecas de preocupación. —Abi… ¿Dónde está Abi?

—Esta… junto a mí… fuera del auto. —le informó la esmeralda, fue hasta entonces que pudo escuchar un leve llanto del otro lado de la línea. —Tal vez pueda…—lo siguiente que escuchó fue un grito de dolor, tan alto que atrajo la atención de su amigo de anteojos que hasta ese instante había estado presionando a los paramédicos para que se apuraran.

—¡SAKURA! ¡NO TE MUEVAS… NO TE MUEVAS! —le gritó al aparato.

Pasaron varios minutos en los que no se escuchó otra cosa más que el llanto de Sakura del otro lado de la línea, los gritos de Abi se hicieron más fuertes y él… él sentía tanta impotencia que por un breve momento quiso estampar su puño en una de las paredes de la ambulancia, pero eso no serviría de nada, así que se contuvo. Eriol a su lado tenía la mirada perdida, más pálido que nunca.

—Shaoran... Te amo... te amo tanto…— le dijo débilmente, no sabía si era la señal, la batería del teléfono… o que la fuerza de Sakura comenzaba a evaporarse pero ahora su voz se escuchaba más lenta y débil que nunca, cerró los ojos rezando porque fuera alguna de las dos primeras opciones.

—Yo también te amo… tranquila ¿sí?... ya… ya vamos para allá— tartamudeó, encontraba muy difícil seguir hablando, sentía como si su garganta estuviera llena de plomo, sin embargo tenía que hacer que Sakura siguiera hablándole. — ¿Hace cuánto fue el accidente Sakura?

—… una… una hora… tal vez más. —contestó, su respiración sonaba más dificultosa. —No…no… estoy… segura..

¡Una hora!

—Ok… está bien, no te preocupes, ya vamos llegando. —le informó, pero del otro lado no hubo respuesta. — ¿Sakura?

Nada

Separó el aparato de su oído, la llamada no se había cortado, el pequeño cronómetro seguía corriendo en la pantalla de su celular…

—¿Sakura? ¿Sakura? ¡¿Sakura?! —gritaba insistente, pero nadie respondía.

Se quedó contemplando la pantalla de su teléfono, no sabía si debía colgar o seguir esperando, su mente estaba en una especie de shock, tal vez debería estar gritando, golpeando todo lo que encontrara… llorar, pero no… él seguía petrificado.

—¿Papi? ¿Shaoran? —escuchó una voz a lo lejos, en el estado en el que estaba tardo en comprender que necesitaba volver a colocar el aparato en su oído, Eriol reaccionó más rápido que él y tomo el celular.

—¡Hola linda! —respondió el neurólogo tratando de fingir alegría y tranquilidad para no alterar más a Abi. —lo sé… lo sé… pero no te preocupes tu papi y yo ya vamos para allá—respondía su amigo a su pequeña. — Ahora necesito que me hagas un favor ¿puedes?... necesito que me digas como está tu mami…— en el momento que terminó de darle indicaciones a Abi, separó el teléfono de su oído y activo el altavoz de manera que ambos pudieran escuchar la respuesta de Abi.

—… se durmió… —les dijo su tierna voz luego de un rato, ambos intercambiaron una mirada de preocupación. —papá… tiene mucha sangre… ¿se…se va a morir? —preguntó llorando.

No… no… Sakura no va a morir.

Intentó decirlo en voz alta pero el nudo que se había formado en su garganta no se lo permitió.

—Ya estamos a las afueras de Londres… —les informó uno de los paramédicos que iban en la parte de enfrente. —Creo que los veo.

Sintió como la ambulancia disminuía la velocidad, Shaoran no lo pensó dos veces, abrió las puertas del vehículo y bajó de un salto. Los autos pasaban a gran velocidad, algunos en la dirección en la que ellos venían, dejando Londres detrás, mientras que los del carril contrario se preparaban para recibir a la metrópoli londinense.

La ansiedad, los nervios y la adrenalina lo recorrían de pies a cabeza, saltó a la autopista y corrió lo más rápido que pudo, a lo lejos escuchó a Eriol gritar su nombre, pero él no tenía tiempo que perder, llegó al otro extremo de la autopista, comenzó a caminar buscando alguna señal del auto, inmediatamente tuvo que detenerse, frente a él había una pendiente bastante inclinada, que la oscuridad había enmascarado, a lo lejos se encontraba un hermoso campo lleno de flores y hierbas, más allá alcanzaba a divisar la espesura de un bosque, volteó a ambos lados y entonces vio a su derecha, unos veinte metros más allá de la pendiente un montón de rocas y junto de ellas se encontraba una camioneta de cabeza, abollada, con los cristales rotos…

Se echó a correr en dirección al auto, en el camino se tropezó varias veces por la irregularidad del terreno pero aun así no se detuvo, cuando le faltaban solo unos cinco metros, reconoció el pequeño cuerpo de Abi, quien estaba al lado de unas de las ventanas del auto, en posición fetal y llorando estruendosamente.

—¡Abi! ¡Abi! —gritó a la niña, la observó sobresaltarse y buscarlo en la oscuridad, en cuanto lo vio frente a ella, saltó a sus brazos, su ropa pronto quedó empapada por las lágrimas de su pequeña, se permitió sentir un poco de alivio ahora que la tenía en sus brazos.

—Mi brazo… me duele… me duele mucho…—siguió llorando contra su pecho, eso lo hizo reaccionar, le dio un beso en la frente y la colocó nuevamente en el suelo, para examinarla, había olvidado su celular en la ambulancia pero a los pies de la pequeña encontró el de Sakura, lo encendió y comenzó a recorrer el pequeño cuerpo de Abi con la luz. La niña estaba cubierta de tierra y sangre seca, tenía un par de cortes profundos en el rostro, sus piernas y brazos estaban cubiertos de cortes, hematomas y algunos pedazos de cristal incrustados en su piel, su mayor preocupación era su brazo izquierdo, estaba muy edematizado y morado, cuando intentó palparlo Abi soltó un gritó agudo, indicando que le dolía y que muy seguramente estaba fracturado, en su pecho, el cinturón de seguridad le había dejado un moretón bastante grande, al llegar al hospital tendrían que sacarle unas radiografías para verificar que no tuviera fracturadas algunas de sus costillas.

Volteo hacia la autopista y divisó a Eriol en compañía de los paramédicos.

—Ok Abi linda… tengo revisar a mamá y al abuelo Fujitaka ¿sí? —le dijo mirándola a los ojos. —No tengas miedo… quiero que vayas en esa dirección… por allá esta Eriol… ve gritando su nombre para que yo sepa que estas bien…

Abigail dudó por un momento, después de todo estaba oscuro y ella seguía bastante asustada por lo que había tenido que vivir, aun así le sonrió débilmente y comenzó a andar, pudo escuchar su tierna voz llamando a su amigo de anteojos, a lo lejos vio una figura oscura apretando el paso para encontrarse con la pequeña.

Regresó su mirada a la camioneta, alzó el celular para que la luz cubriera más terreno y entonces la vio… ahí estaba su esmeralda, aun dentro de la camioneta y colgando de cabeza, lo único que la aferraba al asiento era su cinturón de seguridad, dejó salir un sonido de desesperación cuando la recorrió de pies a cabeza, casi toda su ropa estaba ensangrentada, sobre todo cerca del abdomen, observó que se encontraba en una posición extraña, fue entonces que vio su hombro, seguramente dislocado, recorrió con dos de sus dedos su cuello, tratando de encontrar su pulso…

Débil pero ahí estaba…

No estaba muerta… Sakura no estaba muerta.

—Amor…. Sakura… despierta…—le dijo tocando su cara, repitió las mismas palabras varias veces, hasta que por fin sus ojos se entreabrieron, sonrió al ver que la castaña lo reconocía y hacia un intento por devolverle la sonrisa, hasta ese momento no se había dado cuenta que, producto de la desesperación y el miedo, estaba llorando. —Dios mío Sakura… creí que tu… que ya no…

—Lo… lo… lamento—le respondió con mucha dificultad.

—Ya voy… voy a sacarte de aquí. —le dijo enderezándose, limpiando sus lágrimas, pasó un brazo por detrás de la espalda de Sakura, arrancándole un grito de dolor en el momento que rozó su hombro, la sujetó con firmeza y acto seguido ubicó el botón del cinturón de seguridad, lo presionó liberando el cuerpo de Sakura, pasó su otro brazo debajo de sus piernas y la sacó del vehículo, tratando de no lastimarla aún más. Una vez fuera, estuvo a punto de colocarla en el suelo cuando dos de los paramédicos llegaron hasta él empujando una de las camillas, rápidamente uno quitó el botiquín de primeros auxilios que había colocado encima, indicándole que la depositara ahí, y así lo hizo.

—Ya revisamos a la niña y reducimos su fractura, está dentro de la ambulancia con mi compañero, el doctor Hiragizawa viene detrás de mí. —le informó el otro mientras aseguraba el cuerpo de Sakura con las cintas de la camilla, después centro su atención en estabilizar el cuello de la castaña, el rostro de ese paramédico se le hacía ligeramente familiar, aunque en su estado, bien podrían ser sus nervios. —¿Hay alguien más dentro de la camioneta?

—Si… mi suegro…—respondió asegurándose que Sakura estuviera a salvo.

Ante la palabra "suegro" vio que el paramédico que había ayudado a Sakura era el mismo que había tenido la osadía de besarla… Travis.

—Llévala a la ambulancia, nosotros sacaremos al señor Fujitaka. —le indicó, al paramédico cuyo nombre no conocía.

—¡Sakura! —gritó Eriol llegando hasta donde está a castaña, seguía pálido y ahora también estaba sudoroso, pero en cuanto vio a Sakura su semblante denotó alivio.

—A… Abi…—logró articular.

—Ella está bien…. la revisé de pies a cabeza—respondió Eriol. — no creo que tenga nada grave… tranquila…

—Necesito llevarla a la ambulancia ahora mismo, ella no parece estar tan bien…—les dijo el otro paramédico, llevándosela a toda velocidad en dirección a la autopista.

Shaoran los siguió con la vista por un momento hasta que la voz de Travis llamando al padre de Sakura lo trajo de vuelta a la realidad.

—Esta inconsciente… sacarlo no va a ser tan fácil…—les comentó escalando el asiento, donde hasta hace un rato había estado la esmeralda, lo vieron inspeccionar el cuerpo del padre de Sakura, el ambarino nuevamente sintió miedo, solo que esta vez no fue por Sakura sino por su padre, no importaba que parte de Fujitaka mirara, había sangre, a diferencia de ambas castañas el no llevaba puesto su cinturón, así que su cuerpo estaba sobre el volante del auto, inmóvil…

—¿Crees que este…?—preguntó su amigo de anteojos

—No… —respondió poco convencido.

—Tiene pulso… pero es apenas perceptible, me parece que no está ventilando correctamente, múltiples lesiones externas… —les informaba Travis. —Tenemos que sacarlo ya… pero va a ser difícil…

Enseguida comenzó a darle instrucciones a los doctores que aún estaban algo conmocionados, el paramédico se encargó de ponerle un collarín al padre de Sakura para evitar mayor daño en su columna, decidieron que sería más fácil sacarlo por el parabrisas que por la puerta, así que Eriol y Shaoran se tiraron en el suelo para quedar a la altura del parabrisas, colocaron entre ellos la tabla que les serviría para inmovilizar al señor Kinomoto más tarde.

—Necesito girarlo para que al salir quede acostado sobre su espalda. —les dijo Travis. —Doctor Hiragizawa desde su posición mantendrá estable el collarín, mientras yo me encargo de girar poco a poco el resto de su cuerpo… Doctor Li una vez que lo hayamos volteado por completo usted lo va a sujetar por debajo de los brazos y comenzará a sacarlo poco a poco.

Todos asintieron y pusieron manos a la obra, Travis prácticamente tuvo que cargar al padre de Sakura, lo movió cuidadosamente sobre el volante para que su cabeza y cuello pudiera comenzar a salir hacia ellos, Shaoran introdujo la mitad de su cuerpo dentro del vehículo a través del parabrisas para agilizar la extracción, con la fuerza combinada de ambos hombres lograron sacar al señor Fujitaka. Una vez fuera, Eriol comprobó que aun tuviera pulso, dejó salir un suspiro de alivio y los tres terminaron de inmovilizarlo para trasladarlo rápidamente a la ambulancia y de ahí al hospital.

No tenía idea de cuánto tiempo había dejado sola a Sakura y Abi pero de repente Shaoran volvió a sentir la creciente necesidad de estar su lado…

Cuando llegaron a la orilla de la autopista notaron que en lugar de dos ambulancias solo quedaba una, que esta se encontraba en el carril indicado, en dirección a Londres, seguramente durante su ausencia avanzó hasta algún retorno para ganar tiempo.

—¿Dónde está Sakura? ¿Y Abi? —preguntó el ambarino al paramédico que se bajaba de la ambulancia para abrirles las puertas de la misma y posteriormente ayudarlos.

—Ya van de camino al hospital…—les informó. —La pequeña no parecía malherida, pero la doctora Kinomoto… presentó más dificultades para respirar…

Sintió que el aire dejaba sus pulmones nuevamente.

—Tenemos que darnos prisa…—los urgió Eriol— Este paciente está muy delicado…

Travis se subió a la ambulancia del lado del conductor, le indicó a su compañero que se quedara atrás con el paciente y también le dijo a Eriol que permaneciera ahí, así que a él le tocó pasarse a la parte delantera.

El vehículo se puso en movimiento, no tuvieron problema en la autopista ya que en esos momentos no había casi nada de tráfico, el problema empezó al adentrarse al centro de la ciudad, ahí las calles estaban atascadas.

¡Claro!... es viernes por la noche…

Travis maniobraba lo más rápido que podía por las calles de Londres, Eriol y el paramédico en la parte de atrás les habían informado que acababan de canalizar al padre Sakura.

—Realmente la amas ¿verdad? —escuchó al paramédico, sin embargo en el estado en el que estaba tardo en comprender que se lo decía a él.

No estaba muy seguro de que pasaría si abría la boca para responder, así que en su lugar asintió lentamente viendo a través del cristal como la lluvia comenzaba a mojar cada centímetro de las calles.

—Pensé que terminaríamos juntos… ella y yo. —le dijo como si fueran amigos desde siempre. —Creí que ella sería mi esposa… pero apareciste tú y lo arruinaste todo. — continuo, él siguió observando la ventana del auto…

La verdad era que cabía la posibilidad de que Sakura nunca fuera a ser la esposa de nadie…

—Te lo advierto… si no veo una sonrisa en su rostro todos los días… te atropellaré con esta misma ambulancia…—lo amenazó, en otras circunstancias tal vez se hubiera reído, o lo hubiera fulminado con la mirada, pero en este momento lo único que quería era bajarse de ese auto y correr hasta llegar al hospital. —¡Hey! tranquilo… te necesitan más como médico que como familiar. —le dijo Travis aparcando finalmente a la entrada de la sala de emergencias, no le dio tiempo de responderle, el paramédico ya se había bajado de la ambulancia para abrirle las puertas a los demás.

El siguió su ejemplo y bajó, Lilith los recibió, mientras Travis comenzaba a presentar el caso del padre de Sakura, el pasó de largo dentro del hospital, inmediatamente buscó con la mirada a Sakura, pero antes de terminar su recorrido por la sala se encontró con Abi, quien ahora dormía, su brazo lastimado a su lado estaban Ansel, Naoko y Tomoyo.

—¿Cómo está? —preguntó el castaño.

—Ella está bien Shaoran… ya le hicimos varios estudios y no hay ningún sangrado interno. —le explicó Keane. — El doctor Lange revisó su brazo y le colocó un yeso, Devon limpio todas sus heridas y removió los pedazos de cristal… aun así tendremos que mantenerla en observación, estaba muy alterada… la tuvimos que sedar.

De los tres doctores frente a él, Ansel Keane era el menos angustiado, Tomoyo tenía sus ojos enrojecidos como si hubiera llorado hace poco y por ultimo Yanagisawa parecía tener problemas conteniendo sus emociones.

Iba a darle las gracias pero en ese momento uno de los monitores comenzó a sonar como loco, todos voltearon buscando al paciente que había entrado en paro, lo encontraron casi a la entrada del hospital… era el padre de Sakura.

—¡Shaoran! ¡Te necesitamos aquí! —gritó Eriol

Pero aun no encuentro a Sakura…

—¡SHAORAN! —repitió su amigo colocándose un par de guantes, mientras Lilith lo asistía.

No puedo…

Necesito ver a Sakura…

Pero si no vas para allá su padre podría morir

¿Y si Sakura muere y no estoy allí?

De todas formas no podrías ayudarla… eres demasiado cercano a ella… no te dejarían.

Seguía sin avanzar, parecía que todo pasaba en cámara lenta, Eriol dando indicaciones a las enfermeras, Tomoyo dejando salir gruesas lagrimas…

Y su cerebro no lograba mandar ninguna señal a su cuerpo… fue bueno que en ese momento apareciera Yamazaki y corriera la cortina a dos pacientes de distancia, no pudo ver su rostro, Terada estaba frente a ella, pero lo que sí pudo ver fue el collar que le había regalado el día de su cumpleaños, los monitores conectados a ella marcaban su pulso…

¡Seguía viva!

De la nada recobró toda su energía, su mente se despejó, sus pulmones recobraron el aire que habían perdido… todo porque ella seguía con vida.

A paso veloz llegó hasta donde estaba su amigo, el paciente ya estaba intubado y estaba siendo ventilado mecánicamente.

—Es un hemoneumotórax, mínimo debe tener dos pares de costillas rotas, el impacto fracturó el esternón en dos… podría apostar que su cadera esta dislocada. —le dijo poniéndolo al corriente.

—Primero el hemoneumotórax tenemos que liberar la sangre y el aire en la cavidad pleural. —les explicó colocándose una bata quirúrgica y enfundándose un par de guantes. —Bisturí… Lilith ve a buscar al doctor Lange o a Keffer, alguien tiene que estabilizar su pelvis…

Ubicó el lugar exacto en el que tenía que hacer el corte, con firmeza hundió el bisturí, pidió unas pinzas a la enfermera más cercana para ampliar la abertura, enseguida le pasaron un tubo esterilizado que procedió a colocar en la herida, metió su dedo para asegurarse de que estuviera bien colocado, por el tubo se comenzó a drenar la sangre almacenada.

—Necesito un ultrasonido portátil… tengo que comprobar que no hay daño al pericardio. —le indicó a la enfermera, quien salió corriendo a buscar el aparato, su mirada regresó al tubo que acababa de insertar… la sangre no dejaba de salir. —¿Cuánta sangre ha sido drenada?

—Mil ochocientos mililitros —respondió Eriol. —Algo debió perforar el pulmón.

—Probablemente es un fragmento de una costilla…—especuló el ambarino. — Tenemos que trasladarlo al quirófano…

Los internos aparecieron y enseguida pusieron manos a la obra, acomodaron una sábana debajo del paciente alrededor de su pelvis, como si fueran a anudar los extremos, cada uno sujetó el extremo del lado opuesto y empezaron a tirar con fuerza, todos pudieron escuchar un ligero chasquido indicando que la pelvis había regresado a su lugar original, sin embargo el señor Kinomoto también necesitaría cirugía para reparar la pelvis permanentemente. La enfermera que había ido a buscar el ultrasonido regresaba en ese momento con el aparato en las manos, pero Shaoran y Eriol ya estaban alistando todo para movilizar al señor Fujitaka hacia los ascensores…

El monitor volvió a sonar estruendosamente, Shaoran volteó a ver el trazo electrocardiográfico… paro cardiaco…

¡Carajo!

—¿Inicio compresiones? —pregunto Keffer

—¡No!—respondieron Eriol y Shaoran al unísono. —Tiene fractura esternal y de múltiples costillas, si le hacemos compresiones podríamos perforar el otro pulmón o el corazón.

—Administre adrenalina…—le dijo a una enfermera, la mujer rápidamente cargó una jeringa y administró la dosis indicada, sin embargo no había respuesta, el aparato seguía mostrando lo mismo.

—No hay pulso…—comentó el cardiólogo.

—¿Nos arriesgamos a usar el desfibrilador? —preguntó Eriol obviamente preocupado.

—No nos queda de otra— respondió, indicando a las enfermeras que cargaran el desfibrilador, todos en el pequeño espacio se apartó de la camilla, Shaoran colocó las paletas en la posición adecuada y comprobó que un hubiera nadie demasiado cerca. —¡despejen!

Administró la descarga… el monitor no mostró respuesta.

—¡Otra! Aumenten la carga—gritó a los demás, nuevamente se colocó en posición y administró la descarga…

Nada

—¡Otra! Aumenten la carga— volvió a gritar y precedió.

Nada

—Ponle más adrenalina. —ordenó, la enfermera lo hizo y nuevamente esperaron.

Nada

—¡Desfibrilemos otra vez! —gritó.

—Shaoran…—le dijo Eriol frente a él.

—¡Otra vez! —insistió, aplicó otra descarga pero el monitor siguió mostrando una línea recta.

¡Vamos! ¡Vamos!… no se puede morir…

¡Vamos Fujitaka!… ¡hágalo por Sakura!... ¡por Abi!

Rehusándose a dejarlo ir aventó las paletas de vuelta a su lugar y olvidándose de la advertencia que le había hecho a Keffer comenzó a realizar compresiones, no había estado equivocado, la caja torácica estaba muy inestable, podía sentir los fragmentos moverse bajo sus manos, aun así no se detuvo…

Tenía que salvarlo…

Tenía que hacerlo…

Por Sakura.

—Shaoran… ya no hay nada que hacer. —le decía Eriol cabizbajo.

Regresó su mirada a los internos que lo veían con una mezcla de admiración y lastima, volvió su vista al rostro de Fujitaka, aún bajo esas circunstancias podías verlo y asegurar que era un buen hombre, finalmente se detuvo…

—Hora de muerte 22:34—dictaminó con un nudo en la garganta.

El personal a su alrededor fue apagando los monitores y el ventilador conectados al cuerpo del señor Kinomoto… una vez que todo estuvo apagado, pensó que el silencio se apoderaría de la sala, pero no fue así.

El mismo sonido que hacia el monitor del señor Fujitaka, estaba siendo producido por otro monitor, temeroso dio media vuelta para comprobar que el sonido provenía de los aparatos conectados a Sakura. Torpemente fue acercándose hasta ella.

Como no había podido tener un buen vistazo de ella, no había notado que su Sakura también estaba intubada, a su alrededor habían un montón de gasas ensangrentadas, todas sus heridas ahora estaban limpias y las más graves vendadas, su hombro ya no parecía estar fuera de su lugar y la herida de su cabeza también había sido atendida, lo único que parecía que estaban intentando solucionar era el pedazo de cristal de tamaño considerable que aún se asomaba en su abdomen…

Entonces como una bofetada recordó…

"Debo tener... Una hemorragia inter... Interna porque me siento... algo mareada...tengo mucho frío y... tengo mucho... Sueño"

—¡Rika inicia compresiones! —gritó Tereda, la pediatra se subió a la camilla con agilidad y comenzó a presionar el pecho de Sakura, mientras que Chiharu la revisaba de pies a cabeza.

—Está perdiendo sangre…—les decía la ginecóloga. —Tenemos que llevarla a quirófano ya… ¡llamen a cirugía general!

La estación de enfermería se movilizó, una de ellas tomó el teléfono y marcó, pareció hablar con alguien por unos segundos y colgó.

—El doctor Tsukishiro está disponible…—les avisó la enfermera.

El tiempo se detuvo, todos se quedaron quietos, a Shaoran se le heló la sangre aún más.

El ambarino nunca se preguntó cuál era la especialidad de su jefe, siempre había pensado que había dejado de ejercer medicina para pasarse al área administrativa, bien ahora ya sabía cuál era su especialidad en cirugía y la idea no le agradaba, no después de verlo tan involucrado con Kaho.

Él no…

—Tiene que haber alguien más. — habló dirigiéndose a la enfermera, el pánico quería apoderarse de él nuevamente, pero no podía permitirlo.

—Esta noche hay otros dos cirujanos generales pero ellos ya están en quirófano…—le informó la mujer— y no podemos sacarlos de ahí… el único que queda es el doctor Tsukishiro.

¡Maldita sea!

—Bien entonces entraré a cirugía con él. —declaró Shaoran, avanzando hacia sus amigos que comenzaban a movilizarse a través del pasillo.

—No puedes, Yue no te dejara. —debatió Yamazaki.

—No pienso pedirle permiso. —respondió testarudo.

—Shaoran no puedes hacer eso…—esta vez fue Terada el que habló. —uno, eres demasiado cercano a Sakura… mentalmente no estás bien… y dos he visto operar a Yue cientos de veces… es el mejor, pero si estas junto a él provocándolo podría cometer alguna equivocación poniendo en peligro la vida de Sakura…

—¡¿Y entonces que hago?! ¡¿Me quedo aquí?! —Gritó mientras todos ingresaban al elevador, las amigas de la castaña seguían atendiéndola, pero el cardiólogo notó que estaban atentas a la conversación —¡No confió en él!

—Yo entraré a operar con Yue…—se ofreció Terada. —Y meteré a Keffer conmigo… no dejaremos que le haga nada malo a Sakura… te lo prometo.

Su mirada se conectó con la de su amigo y vio que hablaba enserio.

Pero…

Yue…

En lo que llevaba de su carrera no le había tocado una situación similar, en la que él tuviera que ser el familiar, en donde él tuviera que quedarse en la sala de espera… sin hacer nada.

No le gustaba el sentimiento.

Pero no había nada que él pudiera hacer.

—Por favor… no dejes que muera. —alcanzó a decirle antes de que las puertas del ascensor se cerraran.

.

.

.

Sábado 16 de Mayo de 2013 3:40 am

Cinco horas… cinco horas habían pasado ya y aun no tenía noticias de Sakura.

Estaba sentado en la sala de espera, su cabeza entre sus manos, apenas consiente de lo que hacía, no sabía cómo es que todo esto había pasado… un momento Sakura estaba bien y al siguiente se encontraba dentro de un quirófano, pelando por vivir, su padre estaba muerto y Abi en observación…

No debió dejarla ir…

Debió hacer algo para mantenerla a su lado.

—¿Alguien quiere un café? —preguntó Sasaki a todos en la sala, no supo cuáles fueron las respuestas de los demás, a decir verdad es que llevaba rato pensando que estaba solo. —¿Shaoran… quieres que te traiga algo?

Negó con la cabeza.

¡¿Por qué diablos no salía alguien para decirle como estaba su Sakura?!

—¿No es un poco tarde para que sigan todos ustedes aquí? —escuchó a lo lejos la voz de Kaho.

Tampoco escuchó si alguien le respondió o si solo le pusieron mala cara, ella solo venia para burlarse, ella solo… ella…

"Si yo fuera tu disfrutaría lo más que pudiera el tiempo que tenga con ella… después de todo nunca se sabe lo que pueda pasar… un día están juntos y al otro ya no."

Fue ella…

Ella lo hizo…

Esto era su culpa…

En cuestión de segundos Shaoran habían reducido la distancia entre ellos, sus manos se cerraban alrededor del cuello de la pelirroja, quien presa de la sorpresa no había sido capaz ni de meter las manos.

—¡TU LO HICISTE ¿VERDAD?! —gritó aumentando la fuerza con la se ceñía a su cuello. —¡ERES UNA MALDITA HIJA DE PUTA!

—¡Shaoran! ¡Shaoran! ¡Suéltala! —gritaba alguien, pero ellos no lo entendían… no tenía pruebas ni nada que pudiera evidenciarla pero lo sabía… sabía que era culpa de ella.

—¡¿DISFRUTAS VIENDOME SUFRIR PERRA?! —gritaba fuera sí. —¡ERES UN PEDAZO DE MIERDA! ¡PUTA ASQUEROSA!

—¡Shaoran por favor!… ¡suéltala! —esta vez no fueron solo los gritos, sintió varias manos tratando de alejarlo del cuerpo de la pelirroja, moviéndose debajo de él luchando por algo de aire. —¡vas a matarla!

—¡ESO QUIERO!… ¡QUIERO MATARLA!… ¡POR SAKURA!… ¡POR ABI! —seguía gritando, sin embargo, la fuerza combinada de sus amigos comenzó a alejarlo del cuerpo de Kaho, él intento liberarse pero alguien lo sostenía del cuello y otro más inmovilizaba sus brazos, de manera que no podía moverse. Miró a la pelirroja jadeando por aire, sus ojos se habían puesto muy rojos, al igual que su rostro.

—¡Vamos Shaoran! ¡Tranquilízate! —le decía Yamazaki aun forcejeando con él.

—¡Terada! —exclamó el oncólogo, el nombre de su amigo fue suficiente para que él dejara de pelear.

Ahí estaba su amigo, aun usando su bata quirúrgica, parecía bastante cansado, aun así la sorpresa se apoderó de sus ojos al ver semejante escena ante él.

—¿Cómo esta Sakura? —preguntó rápidamente poniéndose cara a cara con su amigo.

—Perdió muchísima sangre, tuvimos que hacerle varias transfusiones... era el bazo, intentamos salvarlo pero no fue posible. —le dijo. —tenía dos costillas rotas del lado izquierdo, una perforó su pulmón, pero el daño fue mínimo, el vidrio en su abdomen era más grande de lo que pensamos, estuvo a punto de perforar el intestino, no causó gran daño, pero tuvimos problemas extrayéndolo, nos preocupa más que pueda darle alguna infección… a la mitad de la cirugía entró en paro nuevamente, logramos traerla de vuelta, va a tener que permanecer en el hospital por varios días… tal vez semanas si es que hay alguna complicación…

Sintió un tirón de felicidad en el estómago, el peso que inconscientemente había estado cargando sobre sus hombros se disipó, su cerebro comenzó a trabajar nuevamente… ella iba a estar bien.

Las amigas de Sakura tras él sollozaron de alegría, Eriol dejó escapar una bocanada de aire, como si hasta ese momento hubiera sido capaz de respirar, Yamazaki y Ansel, sonrieron, Kaho había logrado ponerse de pie, aun respiraba con dificultad, pero eso no la detenía para fulminarlo con la mirada evidentemente molesta con la noticia.

—Shaoran… hay algo más…—murmuró Terada. — Sakura… Sakura está embarazada…

Sakura está embarazada

Sakura está embarazada

Sakura está embarazada

Esas palabras bailaron en su cabeza, sin sentido.

—Em… embarazada—repitió como si no comprendiera el significado de esa palabra.

—Así es, apenas tiene un mes… pero como te dije… perdió demasiada sangre… su cuerpo está muy lastimado, pasó por un gran trauma —le explicó inseguro. —Shaoran… es muy probable que Sakura pierda al bebé…

.

.

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¡No me maten! ¡No me odien!

Ya sé que tarde muchísimo pero este capítulo me costó muchísimo trabajo, borré muchas partes, le agregué, le quité, volví a escribir algunas partes… uffff estuvo maratónico, simplemente no quedaba conforme con lo que escribía… pero bueno me gustó el resultado y espero que a ustedes también.

¿Qué les pareció?

¡Eriol y Tomoyo son oficialmente esposos!

¡ahora fue turno de los hombres de ponerse borrachos!

Uhhhhhh Rika y Terada hicieron algo más que salir…

Otro plan fallido para Kaho…

Ohhhh Shaoran iba a pedirle matrimonio…

Sabemos que Sakura está bien… por el momento

¿Creen que el bebé sobreviva?

¿Cómo creen que va a reaccionar Sakura al saber que su padre está muerto?

¿Creen que Kaho haga otro intento por silenciar a Sakura?

¿Cuál creen que vaya a ser el castigo para Meiling?

Déjenme sus respuestas, criticas, mentadas, consejos, comentarios, peticiones observaciones etc. en sus reviews, que espero que sean muchos eh!

Nos leemos en el próximo capítulo.