Los personajes de esta historia no me pertenecen, son propiedad de CLAMP, la historia si es mía.

Sakura

23 de junio de 2013 9:52 am

—… muy bien pequeña, cuéntanos ¿Qué recuerdas? ¿Qué es lo que viste? —preguntaba el oficial de la policía a Abi.

Su hija se removió nerviosamente en su asiento, cohibida por la presencia de los policías y asustada por tener que volver a hablar del accidente.

Esa mañana luego de que Abi se hubiera calmado un poco, les contó todo sobre su sueño y los recuerdos del incidente.

Aun se reprendía a si misma por no haberlo pensado antes.

Estaba tan ensimismada en su dolor, la preocupación por su bebé y todo lo demás que simplemente se olvidó que Abi también había sido víctima del accidente, y peor aún olvidó que la pequeña ya estaba despierta una vez que ella por fin pudo despertarse luego del impacto.

—… estaba jugando con mi abuelo… y luego el coche empezó a girar—relató la castaña con su tierna voz. — yo grité porque estaba asustada y cuando paramos de girar mi bracito me dolía… lloré mucho… llamé a mi mamá pero no me contestó… llamé al abuelo pero tampoco respondió…

—¿Y que más Abigail? —continuo interrogando.

—…me dolía mi cabeza y mi brazo… seguí llamando a mamá pero no podía moverme por el cinturón…—siguió contándoles. —Entonces escuché pasos… pensé que el abuelo Fujitaka se había levantado… pero era un extraño… un extraño muy feo.

—¿Pudiste ver su rostro? —preguntó el oficial listo para anotar cualquier descripción que la niña pudiera darle.

—Un poquito… su cabello era como el de la señora de la cafetería… chino y rojo… tenía muchos aretes en su oreja—describía la inocente voz de Abi. —Sus ojos eran azules y muy rojos… me hizo así—dijo la pequeña y a continuación se llevó uno de sus dedos a sus labios, como si les pidiera a los presentes que guardaran silencio.

—¿Y después? —la incitó a continuar el oficial de la policía, escribiendo tan rápido como podía la descripción de Abi.

—Se rio… aunque no sé porque…—contestó tímida. — y se fue… me dio mucho miedo.

—¿Pudiste ver si el extraño tenía algún tatuaje?¿alguna cicatriz? —presionó el oficial.

El nerviosismo de Abi se intensificó, volteaba a verla a ella, luego al policía y nuevamente a ella.

—… ¿Qué es un tuatuaje? —preguntó inocentemente.

El oficial pareció recordar de golpe que no se encontraba frente a los testigos adultos que normalmente entrevistaba, si no que frente a él se encontraba una niña de cuatro años.

—oh…. Bueno un tatuaje es… es como un dibujo en la piel. —explicó a grandes rasgos. —uno que no se quita.

—… ¡oh si… creo que si!… se dibujó una serpiente y una calavera—respondió Abi luego de unos minutos. —en su cuello. — terminó al mismo tiempo que les indicaba con su dedo el trazo del dibujo, el cual parecía abarcar gran parte de su cuello, como rodeándolo.

La esmeralda vio al oficial de la policía anotando cada palabra, mientras ella trataba con todas sus fuerzas de recordar…

Tratando de recordar los pocos segundos antes del impacto.

Un auto.

El rostro que describía su hija.

Pero nada.

Tal y como Abi ya había relatado, ella había perdido la conciencia casi inmediatamente después del choque.

Aun así no podía evitar sentirse molesta consigo misma, si tan solo hubiera sido suficientemente fuerte para aguantar unos minutos más despierta, tal vez habría podido ver el rostro de ese sujeto.

No seas tonta Sakura, si hubieras estado despierta y ese sujeto te hubiera visto, lo más probable es que te hubiera matado.

El sonido de la puerta abriéndose detrás de ella la trajo de vuelta a la realidad.

Era Shaoran, luciendo su uniforme del hospital, con todo y el gorro quirúrgico, lo cual significaba que acababa de salir de cirugía.

—Lamento la tardanza. —se disculpó antes de acercarse a ellas y darle a cada una un beso, posteriormente se sentó en una de las sillas vacías.

—¿Luego te quedaste dormida? —preguntó el oficial, la esmeralda podía ver que intentaba ser lo más delicado posible con la niña, internamente se lo agradeció, Sakura supuso que la mayoría de sus testigos eran adultos.

Abigail guardó silencio, su mirada se quedó fija en sus pequeñas manitas entrelazadas sobre su regazo, como si le diera pena continuar.

—Está bien linda… no pasa nada. —le susurró Sakura apartando sus rizados cabellos para verla a la cara. —No tienes por qué tener miedo.

La cara de Abi se tiñó de escarlata.

Sakura no entendía la razón, la pequeña ya les había contado la historia, y no reaccionó de esa manera.

—…quería hacer pipí…—dijo tan bajito que fue un milagro que la escucharan. —pude quitarme el cinturón… pero me caí… lloré más porque mi brazo me seguía doliendo…—siguió diciéndoles con el mismo tono de voz. —Me acerqué para ver a mi mami… y vi mucha sangre… y entonces…

La esmeralda tocó el rostro de Abi con delicadeza.

Sabía que para los propósitos de la investigación, el hecho de que su hija hubiera tenido un pequeño "accidente" era de poca importancia, pero para la niña parecía ser algo bastante vergonzoso, algo que fácilmente podría atormentarla.

Ambos castaños intercambiaron una mirada de ternura hacia la niña, el ambarino la alzó de su asiento y la deposito en sus piernas.

—Está bien… no pasa nada Abi. —la reconfortó. —Fue un momento difícil.

—Si… no tienes de que avergonzarte. —lo apoyó ella.

El oficial que hasta el momento había permanecido en silencio para darles cierta privacidad, carraspeó recordándoles que su pequeña debía continuar con su testimonio.

—Y antes de irse el sujeto con el tatuaje… ¿te dijo algo? —preguntó expectante.

—No… se fue rápido… sus amigos los llamaron. — añadió Abi.

—¿Sus amigos? ¿Viste a alguien más? —la interrogó medio emocionado.

—No… pero alguien gritó a lo lejos "Date prisa Duke"… creo. —concluyó Abi jugando con sus manos.

Los tres observaron al oficial escribir el relato de Abi, luego de un rato suspiró y los encaró.

—Lamento no tener respuestas aun. — se disculpó, claramente estresado con la situación. —Hemos revisado las cámaras de seguridad a la salida de Manchester y a la entrada de Londres para revisar las placas de los autos, el proceso ha sido lento ya que el día del accidente fue un viernes en la noche y por lo regular esos días las carreteras están muy concurridas. —les explicó. —De manera que hemos tenido que revisar y descartar cientos de autos, aunque ahora con la descripción de su hija podremos agilizar un poco más las cosas.

La mirada esmeralda de Sakura se había posado en las notas del oficial, escuchando desanimada.

¿Cuántos días habían pasado ya?

¿Un mes?

¿Más de un mes?

El culpable del accidente tal vez ya ni siquiera estuviera en la ciudad.

Cada segundo que pasaba era una ventana de oportunidades para que el extraño escapara.

—¿Qué hay de Kaho Mizuki? —preguntó Shaoran jugando inconscientemente con el cabello de Abi. —¿Ya saben algo de ella?

El oficial suspiró sonoramente antes de ver a su prometido a los ojos.

—Señor Li… sé que sospecha de ella, pero no hay nada que sugiera la participación de la Doctora Kaho Mizuki en el accidente de su mujer. —le dijo terminantemente.

—¿Cuántas veces tengo que decírselo? ¡No son sospechas! —Dijo el cardiólogo elevando la voz— ¡Ella lo confesó! ¡Habló con Yue Tsukishiro y se lo dijo! ¿Qué más prueba que esa necesita?

—¿De verdad? ¿Kaho Mizuki dijo "yo fui la causante del accidente de la familia Kinomoto"? —lo cuestionó el policía con severidad. —¿Con esas exactas palabras?

Sintió que el ambiente comenzaba a tornarse más pesado, en gran parte debido a que el malhumor de su prometido estaba llegando a niveles demasiado altos.

—Oficial… con todo respeto… si este caso aún no se ha resuelto es por su gran estupidez. —dicho esto, vio al castaño levantarse de su asiento con Abi en brazos y caminar a grandes zancadas hasta la puerta, aunque no salió simplemente abrió la puerta, esperando a que ella saliera primero.

Shaoran tenía razón.

—Quiero que alguien pague por la muerte de mi padre… si no tiene ninguna pista le sugiero que empiece a considerar las pistas más insignificantes. —agregó ella, también se levantó y salió de la habitación.

Caminaron por el pasillo en silencio hasta el elevador, Shaoran presionó el número nueve para bajar a su piso.

—¿Hice algo malo? —preguntó su hija temerosa. —¿Hice que se molestaran?

Por fin las dulces palabras de su hija los sacó de su trance y de su molestia.

—No Abi… tú fuiste de mucha ayuda. —le aseguró la castaña.

—El problema es ese oficial idiota…—masculló su prometido al mismo tiempo que el elevador abría sus puertas al departamento de cardiología.

—¡Shaoran! —lo reprendió Sakura, en realidad no porque su comentario no fuera cierto, sino por la pequeña Abi.

—¡Pero es cierto! — se defendió sonriente, para tranquilizar más a su pequeña el castaño comenzó a lanzarla un poco por encima de su cabeza y atraparla segundos después, en minutos el piso de cardiología se llenó con las carcajadas de la niña. —¿Verdad que si linda?

La respuesta de Abi fue reír más fuerte.

Sakura los miró divertida un rato más antes de comprobar la hora en su reloj.

—¡Rayos! ¡Es tardísimo! —exclamó alarmada. —Mi primer día de vuelta y ya estoy terriblemente atrasada.

—Parece que yo también voy tarde. —declaró el castaño luego de revisar su celular. —Nos perdimos el desayuno con los demás.

Ambos suspiraron, y para aumentar su estrés, ambos localizadores comenzaron a sonar.

—Bien… ya es muy tarde para llevar a Abi a su escuela… será mejor que la llevemos a la guardería del hospital. — opinó el cardiólogo.

Su cerebro recordó involuntariamente el incidente en la guardería hace unos cuantos meses, sabía que Yue había aumentado la seguridad en el hospital, sobretodo en el área pediátrica y la guardería. Aun así sintió un molesto cosquilleo en el estómago al pensar en dejar a su hija ahí por lo que restaba del día.

El ambarino descifró su mirada y se apresuró a reconfortarla.

—Abi estará bien… podemos mandar a los internos a checar como esta cada hora o algo así. —le propuso, luego se dirigió a la pequeña. —Y si en algún momento decides que no quieres quedarte ahí, puedes decirle a las maestras que nos llamen y bajaremos por ti.

Las dos castañas asintieron.

—Bueno está bien…—aceptó Sakura. —Vamos Abi te llevaré a la guardería. —le dijo extendiendo los brazos para llevársela.

—Yo lo haré, además Sakura… no puedes alzar nada ¿recuerdas? —le recordó Shaoran. —Que estés de vuelta no significa que pases por alto las recomendaciones de Chiharu.

—¿Por qué mami no puede cargarme? —preguntó Abigail extrañada.

Aun no le daban la noticia a Abi sobre su futuro hermanito o hermanita, habían acordado decirle una vez cumplido su primer trimestre, aunque tal vez deberían considerar hablar pronto con ella.

—Recuerda que mami aún se está recuperando. —le dijo Shaoran.

—Pero yo ya me siento bien. —dijo Abi moviendo su brazo que hasta hace algunas semanas había permanecido inmovilizado.

—Si pero tú eres una niña… mami tiene más años que tú. —le explicó el ambarino.

—¿Ya estas viejita mami? —preguntó Abi inocentemente.

—Si… pero ¿sabes algo? —le susurró al oído.

—¿Qué? —preguntó Abi entusiasmada.

—Qué papa es más viejo que yo —le dijo en medio de una carcajada.

La niña no comprendió, pero de todas formas se rio con ella, mientras observaban la mueca de Shaoran.

—Muy graciosas. —les dijo fingiendo molestia. —Pero ya en serio Sakura… nada de esfuerzos, o tendré que decirle a Chiharu que te dé más días de incapacidad.

Ella le respondió con un mohín.

—Te veré más tarde. —se despidió el castaño inclinándose para besarla. —Dile adiós a mami.

—Adiós mami, te quiero. —le dijo Abigail desde los brazos de su padre.

Se despidió de su familia y avanzó nuevamente hacia el elevador.

23 de junio de 2013 13:56 pm

Shaoran

—Retira la circulación extracorpórea... —le pidió al anestesiólogo, mientras él retiraba la última pinza para permitir que comenzara a llegar la sangre hasta el corazón que acababa de suturar. —Y ahora cruzamos los dedos…—les dijo a todo su personal.

Recordó el fatídico trasplante que había realizado en Liverpool, engañado por Kaho, recordó haber dicho lo mismo…

¿Dónde estaría esa maldita bastarda?

¿Habría huido del país?

Odiaba la suerte que tenía, la patética policía no parecía querer hacer nada, solo estaban sentados esperando que por arte de magia la respuesta les llegara.

Sacudió ligeramente la cabeza obligándose a alejar esos pensamientos de su mente, en este momento lo más importante era el paciente sobre la mesa.

A diferencia de su caso en Liverpool la sangre comenzó a llegar hasta el corazón…

Esa era una buena señal.

Ahora solo tenía que esperar a que el corazón latiera por si solo…

Aun nada.

¡Vamos!

Sus ojos fijos en el órgano aun inerte, volteo a ver a su equipo quirúrgico, todos expectantes.

Introdujo su mano enguantada y le dio una palmadita al corazón, esperando que eso fuera suficiente para alentarlo a latir por su cuenta.

Tal vez solo fue una coincidencia o tal vez no, pero funcionó.

Dejó salir un poco de aire, en señal de alivio.

Desde la demanda y las mentiras de Kaho había evitado, en la medida de lo posible, realizar trasplantes, normalmente se los dejaba a sus colegas, pero ahora que había aceptado el caso de Yukito tenía que pulir su técnica, en caso de que el plan que estaba formando con Sakura no funcionara.

Era cierto que en ese último mes, su atención se había centrado alrededor de Sakura y su bebé, aun así en sus pequeños ratos libres analizaba el expediente de Yukito, eventualmente la esmeralda había encontrado los artículos que él estaba consultando en busca de opciones, para su amigo y ya que el menor de los Tsukishiro era la pareja del molesto de Touya, se ofreció a ayudarlo.

Y ya estaban cerca de encontrar una opción viable, pero por si las dudas tenía que afinar su técnica.

—Bien… vamos a cerrarlo, felicidades a todos, la cirugía fue todo un éxito. —les dijo, pidió a su instrumentista las suturas para empezar a cerrarlo. —Ten, hazlo tú. —le dijo extendiendo el instrumento a su interna del día.

Lilith lo miró sorprendida, asustada y emocionada.

—Un solo error y lo termino yo. —le comentó tratando de recobrar su postura estricta. —Por favor pongan en la nota que debe estar vigilado las veinticuatro horas del día.

—Si doctor. —le respondió una enfermera.

Se dedicó a observar los movimientos de su interna, ciertamente le faltaba agilidad en los dedos, pero no lo estaba haciendo mal.

—¡Buenos días a todos! —saludó Eriol desde la puerta cubriendo su boca con el cubrebocas, llevaba puesta su pijama quirúrgica. —No es por apurarte… pero tengo que drenar un absceso marca diablo… así que si te apuras.

—Estoy en medio de un trasplante… lárgate. —le respondió terminantemente. —Lilith no te distraigas.

—Lo demás está lleno, lo lamento, sé que es una cirugía complicada y todo eso, pero necesito el quirófano. —insistió su amigo.

—En una hora. —contestó él.

Eriol rodó los ojos detrás de sus anteojos.

—Ay pero si fuera Sakura terminarías de suturar a ese pobre hombre en el pasillo. —exclamó el ojiazul con dramatismo.

Vio a sus enfermeras, e incluso a la interna sonreír.

Sin poder evitarlo él también sonrió debajo de su cubrebocas.

Si, muy probablemente lo haría.

—Fuera de mi quirófano—le dijo aun sonriendo.

—Alguien tómele una foto… creo que esta sonriendo. —Gritó el neurólogo saliendo por la puerta—¡Shaoran Li sonrió!

.

.

.

14:37 pm

—Necesitas un poco más de practica… aun así buen trabajo…—felicitó a la interna mientras terminaba de lavarse las manos. —Vigílalo… temperatura, presión, electro… todo Lilith.

La interna asintió y salió corriendo detrás de su paciente.

—¡Ya era hora! —exclamó Eriol ingresando al área de lavado.

—Trasplante cardiaco Eriol, no es algo que podamos o debamos hacer a la carrera. —le recordó, cerró la llave del lavabo usando sus pies y tomó unas toallas de papel para secarse. —Además se supone que eres un neurólogo exitoso y afamado… estoy seguro que este pequeño retraso no te afectara en nada. — le dijo burlón.

—Eso es cierto… —respondió el de anteojos comenzando su lavado. — ¿Dónde estaban a la hora del desayuno? Todos esperaban ver a Sakura en su primer día de regreso.

—Lo sé… lo siento. — se disculpó el ambarino, su amigo lo cuestionó con la mirada, demandando una explicación.

El simplemente suspiró y comenzó a relatarle la escena con Abi de esa madrugada, la reunión con el oficial y todo lo acontecido al final.

—Entonces… ¿Abi recuerda quien causó el accidente? —preguntó Eriol aun lavándose aunque claramente intrigado.

—Por lo que nos cuenta parece que alguien se bajó de la camioneta que los envistió…—le explicó al ojiazul— seguramente para asegurarse… de que todos estuvieran inconscientes…

—Al menos no fue para asegurarse de que estuvieran… muertos. —agregó el de anteojos.

Shaoran se quedó pensando en ese comentario…

Eriol tenía razón…

¿Qué hubiera pasado si ese sujeto hubiera llevado un arma y les hubiera disparado para terminar su trabajo?

¿Qué hubiera pasado si Sakura o Abi hubieran dado señales de vida y se las hubieran llevado?

Dejó salir de su pecho un profundo suspiro

No quiera pensar en eso…

—Bueno… esas son buenas noticias… ahora hay más pistas. —comentó Eriol consiente del efecto que habían causado en él sus palabras.

—Eso espero, aunque sinceramente me molesta que la estúpida policía no tome enserio nuestras sospechas sobre Kaho. —rezongó.

—Esa maldita tiene una suerte increíble. —le dijo molesto el ojiazul. —Me refiero a que no ha puesto nunca ni un solo pie en prisión a pesar de que todos sabemos de sus sucios negocios, ahora viene y organiza un atentado en contra de Sakura que resulta en la muerte del señor Fujitaka y para rematar lo que le hizo a Meiling.

A la simple mención del nombre de la enfermera, Shaoran hizo una mueca de enojo.

Seguía sin sentir ni un poco de simpatía por ella.

Aun así se vio obligado a preguntar.

—¿Cómo sigue? —dijo de mala gana.

—Mal… conectada a la máquina de diálisis. —le contó enjuagando sus manos. —Encabeza la lista de espera… la vi hace unos días de lejos… no se parece en nada a la muchacha que conocimos.

El no dijo nada, sabia a lo que se refería Eriol, podía imaginarse su aspecto.

A estas alturas era casi seguro que Meiling hubiera perdido varios kilos, su piel estaría pálida y acartonada, tal vez tendría escaras por presión, signos de depresión, aislamiento, ansiedad, con algo de suerte habría evitado desarrollar infecciones…

—¿Su seguro cubre todo su tratamiento? —preguntó.

—Supongo que algunas de las sesiones de hemodiálisis… aunque en algún momento tendrá que pagar ella. —respondió Eriol secándose las manos.

—No podrá costearlo por mucho tiempo. —opinó Shaoran.

—Seguro que no. —concordó su amigo. —Cada sesión debe estar en que… ¿700€? ¿900€?

El mantenimiento de los pacientes renales es uno de los más costosos en cualquier parte del mundo, a lo largo de su carrera había visto a muchas familias perder todas sus posesiones con tal de pagar los tratamientos y el mantenimiento de pacientes con enfermedad renal terminal…

Y el resultado siempre era el mismo.

Una vez que un paciente cae en el piso de hemodiálisis, solo hay dos opciones…

El trasplante o la muerte.

—No le vendría mal un poco de ayuda de Kaho. —soltó indiferente.

—Shaoran…—lo reprendió su amigo.

—Ya se, ya se lo que me vas a decir. —lo detuvo el ambarino. —Sakura me lo dice a cada rato.

Y era cierto.

Si en algún momento de su conversación el nombre de la enfermera era mencionado, él ponía mala cara mientras que Sakura le recordaba que ella era otra víctima de su antigua mentora.

El neurólogo soltó un suspiro detrás de su cubrebocas, mantenía sus manos a la altura indicada para evitar contaminarse.

—Tengo que ir a ayudar a preparar al paciente. —le dice a forma de despedida. —¿Te veo más tarde?

—Si no hay mas remedio. —responde antes de salir del área de lavado.

Una vez fuera se estiró y luego verificó su localizador, nadie lo había llamado lo cual se le hacía extremadamente inusual, pero a final de cuentas eran buenas noticias para él.

Ya que se había saltado el desayuno consideró ir a la cafetería por algo rápido que comer. Salió del área de quirófanos y recorrió el camino hasta los elevadores, cuando las puertas de este se abrieron revelaron a varios residentes e internos quienes lo saludaron y se marcharon rápidamente, cuando todos se fueron el subió al ascensor.

—¡Supuse que estarías aquí! —exclamó Yamazaki a punto de bajar del elevador, pero al ver que él tenía toda la intención de subir, se quedó donde estaba. —Fui a buscarte a tu piso pero no te encontré, así que una de tus enfermeras me mandó para acá.

—¿Y qué quieres? —preguntó molesto, de una vez haciéndose a la idea de que su "desayuno" tendría que esperar.

—Tengo que programar a una paciente para una liposucción, pero tiene antecedentes cardiacos, me gustaría que le echaras un ojo… ya sabes como medida preventiva. —le dijo el cirujano plástico.

Suspiró cansado.

—¿Y no había nadie más en mi departamento que pueda hacerlo? —preguntó levemente esperanzado.

—¡Que flojo eres! — le gritó su amigo. —Sera una consulta rápida.

Shaoran no dijo nada, solo gruñó y le hizo un ademan con la cabeza a su amigo, indicándole que aceptaba.

Vio a su amigo sonreír y apretar el botón con el número cuatro, que los llevaría al piso de Cirugía plástica y Dermatología.

—Por cierto… ¿Listo para el partido de hoy? —preguntó su amigo entusiasmado.

¿El partido de hoy?

¡Dios!

¿Era hoy?

—¿Hoy es la final de la Eurocopa? —preguntó realmente sorprendido.

—Hey entiendo que tengas mucho trabajo y todo eso… pero ¿Qué te pasa? —se burló el cirujano.

Muy a su pesar tuvo que quedarse callado escuchando las bromas de Yamazaki sobre su falta de interés masculino en el mejor deporte de todos…

Y es que bueno todo el mundo sabe que el Futbol soccer en Inglaterra es algo que no debe tomarse a la ligera, a decir verdad la pasión de muchos ingleses por el futbol era tal que creaban sus propios clubs para apoyar a su equipo favorito, los cuales en la mayoría de los partidos terminaban en peleas callejeras.

Los hospitales se llenaban más en la temporada de la Eurocopa y aunque él no era de esos que se andaba peleando por las calles, si admiraba el futbol.

—Bien es ella… la de la cama trece… la señora Willux—le informó Yamazaki entrando a la habitación de una señora cuya edad era difícil de calcular… prácticamente toda su cara había sido operada.

Ambos doctores saludaron a la paciente y el cirujano comenzó a informarle sobre el expediente de la señora, en efecto la señora Willux tenía una arritmia en su electrocardiograma…

Eso podría darles problemas al anestesiarla.

Lo que según Yamazaki iba a ser una consulta rápida, termino siendo una exploración completa a la paciente, para que al final les comunicara tanto a su amigo como a la señora Willux que su cirugía estética tendría que esperar hasta que él hubiera tratado y observado la evolución de su corazón, sin embargo la paciente del cirujano plástico parecía ser una de esas señoras desesperadas por ocultar el evidente paso del tiempo en su cuerpo, de manera que luego de muchas quejas y pataletas, su amigo mandó a un interno por la papelería correspondiente en la que la señora los liberaba de toda responsabilidad en caso de que algo saliera mal en la cirugía, ya que esta se realizaría ignorando las advertencias que acababa de darle.

—Bien… señora Willux iré a encargarme de algunos asuntos… en caso de que cambie de parecer puede decirle a alguna de las enfermeras y pospondremos su cirugía. —le dijo Yamazaki tratando de hacer más tiempo para que su paciente cambiara de opinión.

La mujer rodó los ojos y les hizo una seña con la mano, indicándoles que se fueran.

—Esa arritmia no es una arritmia benigna… podría entrar en paro y no salir de el. —le comentó el ambarino.

—Lo se Shaoran… confío en ti, pero si ella quiere operarse no hay nada que pueda hacer. —suspiró Yamazaki exasperado.

—¡Hey! —les gritó alguien.

Se detuvieron un par de pasos antes de estar al alcance del elevador, su amigo Ansel los llamaba desde el pasillo que conducía al departamento de Dermatología.

—¿Qué haces aquí? —preguntó Shaoran extrañado.

En respuesta el oncólogo alzó un pequeño frasco con una muestra biológica dentro.

—Biopsia de una verruga bastante sospechosa… Keffer llévala a patología—le ordenó a su interno quien venía detrás de él. —Llévala ahora y asegúrate de que le den prioridad.

El muchacho asintió y se marchó.

—¿Ya es hora de la comida? —preguntó entusiasmado, seguramente no tanto por la comida si no por las pantallas planas y de alta definición de la cafetería, donde transmitirían el partido.

—Para allá vamos. —le indicó Yamazaki.

Los tres hombres subieron al elevador compartiendo sus pronósticos con respecto al resultado del partido, quienes jugarían, en qué posición etc.

En algún momento de la conversación Keane hizo un movimiento con su brazo causándole una mueca de dolor, lo cual le extrañó.

—¿Qué te paso en el hombro? —lo cuestionó al mismo tiempo que caminaban por el pasillo hacia la cafetería.

—Oh… no es nada. —respondió sonriendo. —Una noche una tanto ruda…

Por su expresión los doctores dedujeron que Ansel no se refería a una noche ruda en la sala de emergencias… sino a algo un poco más íntimo.

Los tres intercambiaron sonrisas de complicidad.

—¿Calambre? —adivinó el castaño, su amigo asintió.

—¿Cómo mierda te da un calambre en el brazo teniendo sexo? —pregunto extrañado el de ojos rasgados.

—Estaba cargando a Naoko… es una posición bastante placentera. —apuntó el oncólogo en voz un poco más baja pues la cafetería estaba abarrotada. — O al menos lo fue hasta que la resistencia de mis brazos comenzó a ceder.

Shaoran estalló en una carcajada, mientras Yamazaki seguía algo extrañado.

—¿En dónde carajos estaban? —les dijo a modo de saludo Terada desde una de las mesas más cercanas a las pantallas.

—¿Y tú que haces aquí? —Preguntó Ansel burlón-—¿Qué no es esta la hora de amor entre Sasaki y tú?

El aludido enrojeció.

—Obviamente Terada sabe que en el día del partido de la final las comidas románticas pasan a segundo plano. —comentó Yamazaki.

Todos se sentaron y enfocaron su vista en la pantalla, pero esta aun estaba transmitiendo los comentarios de los narradores, recordando las grandes jugadas de los jugadores en los partidos pasados.

—¿Ya conocieron al nuevo personal de enfermería? —cuestionó Terada. —Son bastante buenas.

—¿Son o están? —preguntó Keane aun masajeando su hombro, aunque con una sonrisa pícara.

—Yo no las he visto. —dijo Yamazaki. —Y si Naoko o cualquiera de las demás de oye… te mueres.

—Obvio no… Naoko no se enojaría conmigo… soy el encargado de brindarle placer. —apuntó orgulloso.

—Naoko puede encontrarse a alguien mejor que tu cualquiera de estos días. —agregó el castaño recargándose en el respaldo de su silla. —O al menos uno que pueda cargarla sin que al otro día amanezca destrozado

—Júzguenme si quieren por admirar la belleza femenina, pero cuando las vean me darán la razón. —les advirtió. — Además estas son las consecuencias de aguantar tanto una noche de sexo desenfrenado.

Shaoran al igual que los demás sonrió e inmediatamente recordó la noche anterior con Sakura.

—Ninguno de ustedes sabe lo que es el verdadero placer… hasta que lo hagan con una mujer embarazada. —les comentó con superioridad.

Las reacciones de sus amigos cambiaron repentinamente, Terada se removió incomodo en su asiento, Keane hizo un sonido con su lengua antes de propinarle un golpe amistoso en el hombro, mientras Yamazaki carraspeaba incómodo.

Aun así todos los miraron expectantes.

—Cierto… Chiharu dijo que Sakura ya estaba en condiciones de soportar tus bestialidades. —dijo Yamazaki tratando de bromear como normalmente lo hace, lográndolo a medias.

—¿Entonces es cierto? —preguntó Ansel emocionado. —¿El mejor sexo de tu vida?

Él asintió.

—Nunca había visto así a Sakura… cada simple movimiento que hacia transmitía su deseo…—les contó. —Todo el día parecía deseosa de mí… y dios… una vez que estábamos en ello… logró drenarme por completo… y esta mañana despertó como si nada, lista para abusar de mí otra vez. — terminó de contarles.

Normalmente no les hubiera contado nada sobre su intimidad con Sakura, sin embargo luego de anoche quedó tan sorprendido y maravillado por el efecto de las hormonas sobre su mujer, que sentía la necesidad de presumirles su suerte.

—¡Guau! —exclamó Keane. —Y estamos hablando de ustedes dos que de por sí ya tienen más energía de lo normal para una buena velada de placer.

—Tal vez… no es tanto el aspecto hormonal… tal vez es más por el hecho de que Sakura ahora lleva dentro a tu bebé y eso solo aumenta sus sentimientos. —opinó Terada.

El oncólogo se agachó como buscando algo debajo de la mesa.

—¿Qué buscas? —preguntó Yamazaki extrañado.

—Las bolas de Terada…—les dijo arrancándoles una sonora carcajada. —¡Dios! ¡Eres tan cursi!

—Púdrete. —masculló el internista.

—Aunque eres un cursi de mierda… algo de cierto tienen tus palabras. —aceptó el cardiólogo. —Y a eso hay que sumarle que… bueno… fue la primera vez luego del accidente… y todo lo demás.

Keane fue el primero en alzar su taza de café para estrecharla con la suya, tal y como hubieran hecho de haber tenido unas botellas de cerveza… solo que al estar en horas de trabajo, bueno tenían que conformarse con el café.

—Por ser un bastardo con suerte—brindó Keane.

Rieron luego de chocar sus tazas y le dieron un sorbo a su café.

—Yamazaki ya sabes… si quieres tener una noche como la de Shaoran y Sakura, será mejor que embaraces a Chiharu de una vez. —comentó Terada mirando hacia la pantalla. —Para nosotros está un poco más difícil.

El castaño regresó a ver al aludido y notó su incomodidad, recordó que en su guardia anterior Yamazaki había acudido a los cuartos de descanso del hospital como refugio luego de un desacuerdo con Chiharu, problema del que no hablaron ya que la conversación se había desviado hacia él.

—¿Todo bien con Chiharu? —preguntó Shaoran luego de un rato de silencio.

—Claro… —respondió casi por instinto.

—Abi sabe mentir mejor que eso. —apuntó Keane.

—Tal vez deba pedirle un par de lecciones. —trató de bromear, sin embargo al ver las expresiones de los tres hombres restantes en la mesa suspiró cansado y dejó de fingir. —hace como dos años que empezamos a intentar… ya saben… quedar embarazados y nada. —les confesó. —Y últimamente… bueno la situación se ha vuelto insostenible.

Shaoran se quedó callado, analizando la palabra "últimamente", la culpa se asentó en él al pensar que ese "últimamente"pudiera significar "desde que descubrieron que Sakura está embarazada", para aliviar un poco el sentimiento de pesadez dio un largo sorbo a su café.

—¿Ya buscaron ayuda? —preguntó Terada inseguro.

—Por supuesto que si… Chiharu contacto a todos sus conocidos sobre el tema, ya hicimos un tratamiento e intentamos la inseminación in vitro… pero no funcionó. —les confesó. —Chiharu me hizo prometerle que no diría nada… creo que se siente avergonzada al no poder embarazarse.

—… ¿y?... ¿Quién es el que no puede? —preguntó Terada tan sutilmente como le fue posible, evitando hacer contacto con la mirada de Yamazaki para disminuir la incomodidad.

—Creo que podría ser yo. —respondió de golpe. —Los resultados de la clínica de fertilidad le llegaron a ella… esa noche Chiharu simplemente negó con la cabeza y lloró en mis brazos hasta quedarse dormida.

—¿No leíste tú los resultados después? —preguntó Keane jugando con el sobrecito de azúcar vacío.

—Los busqué pero no tengo idea en donde los escondió o si los tiro. —les comentó. —así que llame a la clínica para pedir una copia… en cuanto me preguntaron mi nombre… colgué.

Ninguno de ellos tuvo que preguntar porque.

Si hubiera sido Shaoran en esa posición, tampoco habría podido preguntar si era él el causante de no poder darle un hijo a su mujer…

Puede que fuera egoísta o cobarde, pero lo entendía.

Los doctores escucharon el silbatazo del árbitro anunciando el inicio del partido, la cafetería cayó en un silencio cargado de expectación, todas las caras se giraron hacia las pantallas, menos ellos claro.

—¿Y la adopción? —propuso él pensando en Abi.

—Precisamente de eso hablábamos la noche que vine a dormir aquí. —les contó apesadumbrado. —Se lo propuse pero como dije Chiharu quiere tenerlo dentro de ella, quiere pasar por toda la etapa del embarazo… solo empeoré las cosas.

Incapaces de decir algo útil, los tres se quedaron callados, probablemente pensando lo mismo.

Pobre Chiharu.

Debía ser frustrante tratar con pacientes embarazadas todos los días, ayudarlas a traer a sus hijos al mundo, saber todo lo que hay que saber sobre el tema y aun así no poder vivirlo en carne propia.

Sintió lastima por la pareja y de todo corazón deseo que pudieran encontrar una solución antes de que el problema se volviera tan grande que terminara rompiendo su relación.

Yamazaki dejó salir otro suspiro y enseguida volvió a ocultarse detrás de su máscara, dándoles a entender que no quería seguir hablando del tema, golpeó la mesa con sus manos y les sonrió.

—Mejor veamos como mi equipo les patea el trasero al suyo. —les dijo dirigiendo su mirada a la pantalla dejándose llevar por la afición. —¡Es la final de la Eurocopa!

Los tres intercambiaron una mirada preguntándose los unos a los otros que deberían hacer, al final todos llegaron al acuerdo silencioso de seguirle la corriente y dejar el tema por la paz.

En minutos el futbol surtió el efecto de siempre en el género masculino, todas las miradas enfocadas en la pantalla, más específicamente en el balón que estos trataban de meter en la portería contraria, en cuanto el esférico se posicionaba cerca de alguna de las dos porterías todos contenían la respiración y dependiendo de si lograban anotar un gol, dejaban salir el aire contenido a modo de lamento o gritos de victoria.

Cerca de la mitad del primer tiempo, la tensión en el ambiente era palpable, el partido cumplía con las expectativas de una final y precisamente por esto, cuando Shaoran sintió su celular vibrar contra su pierna, dejó salir una maldición en voz alta.

Se apresuró a contestar sin mover sus ojos de la pantalla.

—Diga…—respondió con rudeza.

—¿Bueno? ¿Quién habla? —preguntó con molestia.

—Mierda… ¿Quién carajos es? —volvió a preguntar, esta vez desprendiendo su mirada de la pantalla para posarla en la de su celular.

Era un número extranjero.

O eso creía.

No reconocía la lada.

—…Sha… por… or…—escuchó del otro lado de la línea, pero se escuchaba tanta estática que apenas y podía distinguir más de una palabra.

—No oigo nada… ¿Quién habla? —repitió cubriéndose con la mano su otro oído. —¿Cómo consiguió este número?

—…sal… me… no… gues—escuchó.

Esto no tenía sentido.

—Se ha equivocado de número. —dijo luego de tratar de descifrar las palabras sin éxito.

Se despegó el aparto del oído y terminó la comunicación.

Antes de que pudiera comenzar a pensar sobre la llamada, la cafetería se llenó de vítores y maldiciones al mismo tiempo, giró bruscamente su cabeza tiempo para ver la increíble jugada de su equipo.

No tardó en unirse a la mitad de hombres festejando.

23 de junio de 2013 15:45 pm.

Sakura

—… las piernas del pequeño Mathews tuvieron un avance muy favorable, lo mandé a fisioterapia y le agendé cita para dentro de dos meses… ¿Qué más? — decía el doctor Lange.

En sus días de ausencia sus pacientes habían sido repartidos con los demás médicos de piso, sin embargo como ahora estaba de vuelta tenía que ponerse al día con la evolución de sus pacientes.

—¡Cierto! La cadera de la señora O´Donell parece estar recuperándose apropiadamente, aunque pude ver algunos datos de depresión en ella, la envié con su amiga…la doctora Daidouji para que la revisara. —continuo su mentor. —los antibióticos por fin comenzaron a surtir efecto en las heridas del joven Parker… un par de cirugías en estos pacientes, ingresé a esta paciente por una terrible infección, y… su paciente estrella Ryu Darnell se negó a ser atendido por otro doctor que no fuera usted. —terminó de recitarle, extendiéndole los expedientes.

—Muchas gracias Doctor Lange. —le respondió sonriente.

—No hay nada que agradecer, me da mucho gusto que este bien. —contestó sinceramente. —Solo asegúrese de cuidarse, este departamento fue un desastre sin usted por aquí Kinomoto.

La esmeralda volvió a sonreír, estrechó la mano de su mentor y se fue en dirección a su oficina.

—¡¿En donde estabas?¡ —gritó Eriol en el minuto que ella abrió la puerta de su consultorio. —Ni tu ni Shaoran bajaron a desayunar con nosotros, me alegro mucho que Chiharu les haya dado luz verde para continuar con sus actividades depravadas, pero dejar a sus amigos plantados, eso sí que no está nada bien.

—Lo lamento… tuvimos que reunirnos con el oficial de policía para que tomara el testimonio de Abi. — le contó al mismo tiempo que dejaba los expedientes en su escritorio y se sentaba a un lado de su amigo de anteojos.

Eriol dejó salir una carcajada.

—Es broma… ya hablé con Shaoran, me lo contó todo. —le dijo su amigo, se quedaron un silencio hasta que el neurólogo exclamó— !Dios como no lo pensamos antes! ¡Abi!

—Eso mismo me vengo preguntando desde anoche. —suspiró la castaña. — Es una suerte que aun recordara todo, aun así ha pasado más de un mes, las posibilidades de que los atrapen ha disminuido considerablemente. —le dijo pesarosa.

—¡Yo sé lo que necesitas! —dijo rompiendo la atmosfera negativa que se estaba formando en su consultorio. —¡Hora de comer!

—Eso si es música para mis oídos… ¡Estoy tan hambrienta! —exclamó siguiendo el ejemplo de su amigo y levantándose de su lugar. —Y ahora tengo que comer por dos.

—Pues vámonos entonces. —canturreó abriéndole la puerta para que pasara ella primero.

Bajaron entre bromas y chismes por el elevador, la esmeralda llenándose de ese cálido sentimiento que le había faltado los últimos días, nuevamente se sentía útil, feliz y libre. Poco a poco todo iba regresando a la normalidad.

Cruzó sus brazos y se recargó contra la pared escuchando a medias el relato de Eriol salvando a alguno de sus tantos pacientes, aunque conociéndolo, seguro que estaba exagerando algunas partes de la historia… como haber cargado a un señor todo el camino hasta el hospital, ejecutando saltos que su amigo solo podría realizar en sus sueños.

Un destello impactó contra su ojo, parpadeó un par de veces buscando el origen de aquella luz y entonces lo vio.

Su anillo de compromiso resplandecía bajo las luces del ascensor.

—… y ahí estaba yo… en un dilema si seguía evacuando el coagulo podría dañar las estructuras vecinas… ¡Osea podría dejarlo ciego! Pero si no lo hacía entonces el hematoma desplazaría todo a su paso provocando…—dramatizaba Eriol.

—Mira. —le dijo sonriente extendiendo su brazo, de manera que el anillo resaltara sobre su dedo.

—Sakurita estoy contándote mis grandes hazañas como neurólogo… ¡Guau! ¡Es más grande de lo que recordaba! —terminó gritando y jalándola para observar más de cerca su anillo, casi arrancándole el brazo en el proceso.

—¿Ya lo habías visto? —preguntó extrañada, tratando de recuperar su mano de las garras de Eriol.

—Claro… el día que lo compró Shaoran nos lo enseñó. —le comentó sin darle importancia.

—¡¿Entonces ya todos lo saben?! —gritó molesta. —¡Quería sorprender a las demás!

En ese momento el ascensor abrió sus puertas hacia el primer piso.

—Tranquila tranquila… ya sabíamos que te lo iba a proponer. — le dijo caminando detrás de ella. — pero fue el mismo día de tu accidente… la verdad es que con todo lo acontecido se fue de nuestra mente.

¿Shaoran tenía el anillo desde ese día?

Cada vez entendía más porque el castaño había estado tan destrozado durante su periodo de inconciencia…

Él ya había empezado a hacer planes a futuro… ellos ya habían hablado sobre pasar el resto de sus vidas juntos, pero todo quedó indefinido.

Ella seguía envuelta en sus pensamientos mientras cruzaban las puertas de la cafetería, de inmediato el delicioso aroma a comida la sacó de su ensoñación, además del exquisito calor que se sentía ahí dentro.

Recorrió con la mirada el lugar y se asombró.

Era cierto que siempre había gente ahí, pero ese día estaba atascado de pacientes, doctores, paramédicos e incluso alguno que otro interno, todos mirando hacia un mismo punto. Las siguió con su mirada esmeralda hasta las pantallas de plasma pegadas en la pared.

Futbol…

Claro, debió imaginarlo.

—¿De qué me perdí? ¿Cómo van? —gritó Eriol apurándose a llegar a la mesa donde estaban todos sus amigos, entre ellos, Shaoran.

—2-0 mi equipo te está dando una paliza. —se mofó el castaño extendiendo su brazo hacia ella dándole a entender que se acercara, la reconfortó que al hacerlo su mirada se desprendió de la pantalla para posarse en ella y posteriormente besarla.

Aunque claro, inmediatamente después su mirada ámbar se unió a las demás.

Sakura sonrió al verlos a todos tan entretenidos.

En realidad no es así como le gustaría pasar su hora de comida… rodeada de hombres tensos por un partido de futbol… pero bueno, podría ser peor.

—¡Querida! Que gusto verte ¿Cómo estás? —le dijo Eleonor, la encargada de la cafetería acercándose a ella.

Sin decir otra palabra o esperar una respuesta, la mujer pelirroja la estrecho entre sus brazos.

—Nos diste un buen susto. —le dijo separándose de ella para examinarla rápidamente con la vista. —¿Todo bien?

—Sí, todo bien, me alegra estar de vuelta—le dijo sonriente, tal vez Eleonor planeaba conversar un rato más con ella, pero su estómago y su bebé decidieron reclamar por alimento en ese momento.

La cocinera dejó salir una carcajada.

—Me parece que alguien tiene mucha hambre. —le dijo son sus mejillas sonrosadas por la risa.

—Ya lo creo… Aun no me acostumbro a estas hambres voraces… de comer por dos. —respondió masajeando su vientre con una mano.

Eleonor la observó detenidamente dejando que la noticia la fuera llenando poco a poco.

—Querida… ¿Estas…? ¿De verdad? —balbuceaba incrédula, regresó a ver a Shaoran quien seguía pendiente del partido, aunque la esmeralda lo vio sonreír con orgullo al mismo tiempo que buscaba su mano para estrechársela. —¿Es tuyo querido?

Sakura rio ante la expresión de fastidio que puso Shaoran, por fin desviando su atención del partido para posarla en la cocinera, observó con detenimiento a Eleonor, como diciéndole "¿Pues de quien más?"

Eleonor nuevamente rio y le dio unas palmaditas a Shaoran en las mejillas, lo cual no lo hizo muy feliz.

—Ya sabía yo… quedaste prendado de nuestra Sakura en cuanto la viste ¿eh? —le dijo entre risas, provocando en su prometido un violento sonrojo. —Solo era cuestión de tiempo, bueno linda iré por algo de comida para ti y ese bebito. —Justo en ese momento los hombres de la cafetería gritaron, algunos, como Eriol de júbilo y otros, como Shaoran, de enojo. —Cariño, si quieres un ambiente más relajado, por allá están las chicas.

Siguió la dirección que le apuntaba la mujer pelirroja, y en efecto en una mesa apartada de toda la afición estaban sus amigas comiendo y platicando entre ellas.

No se lo pensó dos veces, dirigió sus pasos hasta la mesa indicada.

En cuanto la vieron una a una sus amigas fueron gritando su nombre, Tomoyo saltó de su asiento para envolverla en un abrazo.

—¡Sakurita! ¡Qué bueno es tenerte de vuelta! —exclamó la amatista efusivamente. —Te extrañé tanto.

—La viste hace cuatro días Tomoyo. —le recordó amablemente Rika, pero eso en nada debilitó el abrazo de su amiga. Pronto las demás se pusieron de pie para darle la bienvenida.

—Es bueno estar de vuelta. —declaró tomando asiento. —Lamento no haber bajado a desayunar…

—Oh no te preocupes… ¿Cómo estás? ¿Cómo va todo? —preguntó la psiquiatra tomando sus manos sobre la mesa.

El semblante de la esmeralda cambió súbitamente.

—No… suficiente de preguntarme como estoy y de verme así. — le dijo apuntando a sus ojos llenos de preocupación, como si estuviera a segundos de morir.

Su amiga retiro rápidamente sus manos y se sonrojó levemente, mientras que las demás rieron… detectó una risa forzada entre el montón, aunque no pudo localizar de quien fue.

Sacudió la idea de su mente.

—Lo lamento… es solo que desde ese día es lo único que escucho…—les dijo ligeramente molesta. —Por parte de Shaoran, de la abuela Li, las hermanas de Shaoran, de su madre, de Touya y Yukito cuando llaman por teléfono, de Eriol, de ustedes… ¡Dios hasta de parte de Abi! —terminó de enumerarles. —Solo quiero charlar de algo que no sea mi salud… por ejemplo… de esto. —les dijo extendiendo su mano para que pudieran ver su reluciente anillo.

A pesar de que la cafetería ya estaba llena de gritos y escandalosos comentarios por parte del género masculino en el lugar, todos tuvieron que voltear a ver de donde provenían los agudos gritos.

Sintió un poco sus mejillas arder, pero pronto comenzó a reír gustosa mientras una a una miraba cuidadosamente su mano.

—¡Shaoran por fin te lo ha pedido! —continuaba gritando Tomoyo. —¡Sakura va a casarse! ¡Sakura va a casarse!

—¡Sakura me alegro tanto por ti! ¡Tendremos otra boda! —le dijo Rika.

—Mira nada más este anillo… no recordaba lo caro que se veía—apuntó Naoko ajustándose sus lentes. —¡Felicidades Sakura!

—¡Tenemos que empezar a planearla ya! —gritó Tomoyo. — Si nos damos prisa quizá podamos hacer una reservación en ese hotel caro por Wickford ¿recuerdan? En donde fue la gala del Wembley's Hospital… era hermoso y…

—No pienso casarme este año Tomoyo. —la cortó la esmeralda al ver que los ojos de la amatista iban adquiriendo una expresión maniaca.

La psiquiatra la volteo a ver con cara de asombro.

—Pero Sakurita… ¡podrías casarte en Diciembre y tener el ambiente más mágico y romántico que Londres te puede dar!

—Tomoyo saca cuentas… para la mitad de Diciembre Sakura estará cumpliendo su octavo mes. —le dijo Chiharu con su mirada fija en su comida.

—Exacto… No pienso casarme con un vientre de embarazada…—le dijo terminantemente. — Ni arriesgarme a entrar en trabajo de parto el día de mi boda… esperaremos hasta después de que este bebé nazca.

La amatista se dejó caer en su silla, claramente entristecida.

—Pues… podrías casarte antes de que se te empiece a notar. —propuso Rika, reavivando la energía de Tomoyo.

La castaña se puso de pie y rodeo con sus manos el abultamiento que ya comenzaba a notarse.

—Creo que ya es un poco tarde. —les dijo sonriente.

—¡Dios! ¡Pero si solo tienes dos meses y medio! —exclamó Naoko observando su estómago. —¿Segura que no son gemelos o algo así? —le pregunto a Chiharu.

—Muy segura. —respondió Chiharu dándole una rápida ojeada a Sakura. —Solo es uno.

—Apenas vamos a concluir el primer trimestre y mucha de mi ropa ya no que me queda como antes. —Dijo emocionada.—Hablé con la madre de Shaoran y me dijo que cuando estaba embarazada de él su vientre creció con rapidez. —recordó la castaña sonriendo a su propio hijo. —Así que parece que este bebé va bien.

—Más que bien diría yo. —comentó entusiasmada Tomoyo tocándola con delicadeza. —¡Ya quiero conocerlo!

—¿Entonces todo bien con él? —preguntó Chiharu siguiendo los movimientos de las manos de Tomoyo con la mirada. —¿Nada de qué preocuparse?

—Todo va bien… ningún signo de alarma… un poco de nauseas en las mañanas—les informó sonriente. — y alguno que otro ataque hormonal… pero de eso se encarga Shaoran.

Todas soltaron risas de complicidad.

—Pues ya que por el momento no hay planes de boda ¡Vamos de compras! —gritó Tomoyo. —¡Te vas a ver divina en tu ropa de maternidad!

—¿Compras? Pueden contar conmigo—aceptó Naoko dándole un sorbo a su café.

—Bien está decidido… ¿el sábado? —propuso la amatista, todas asintieron, menos Chiharu.

—Yo… creo que tengo guardia… trataré de buscar a alguien que me cubra. —les dijo poco convencida.

Sakura la miró extrañada.

—Bueno suficiente sobre mi ¿Qué hay de nuevo con ustedes? —preguntó ella deseosa de enterarse de todo lo que se había perdido en sus días de ausencia, sobretodo el porqué de la actitud de la ginecóloga.

—Yo no tengo mucho que contar… todo bien en el trabajo… nada nuevo. —se adelantó la de anteojos entre bocado y bocado. —Mi relación con Ansel va bien…

Eleonor se acercó a su mesa con la comida de la castaña, les sonrió y rápidamente volvió a sus labores, pues el partido había terminado y la atención de los hombres ahora se centraba en festejar comiendo o quejarse haciendo lo mismo.

—Uhhh suena a que eso puede volverse una relación seria en cualquier momento. —canturreó la amatista.

—Solo hemos estado saliendo por unos meses. —debatió la de anteojos.

—Si… las relaciones de solo un par de meses tardan mucho en volverse serias. —Comentó burlona Rika— ¿Verdad Sakura?

—Así es…no he escuchado de una situación semejante. — dijo la esmeralda siguiéndole la corriente a la pediatra frotando su abdomen para remarcar el sarcasmo.

Naoko rodó los ojos, levemente incomoda.

—¿Y qué tal tu Chiharu? ¿Todo bien contigo? ¿Y Yamazaki? —aprovechó para bombardearla de preguntas.

La aludida se encogió de hombros, asintió levemente y siguió comiendo.

—¿Segura? —preguntó Rika mirándola con preocupación. —Terada… bueno me contó que pasó la madrugada del lunes aquí… pensó que tal vez habían discutido.

—No sé, supongo que quería asegurarse que sus pacientes estuvieran estables. —mintió alzando la mirada por primera vez desde que ella llegara.

Casi deseó que no lo hubiera hecho.

La mirada de Chiharu casi siempre alegre ahora parecía advertirles que se mantuvieran lejos de sus asuntos.

—Todos lo hemos hecho ¿o no? —preguntó con una pizca de agresividad en su voz.

—Chiharu…—comenzó a decirle Tomoyo en voz baja.

—Está bien… ¿quieren saber que pasa conmigo y con Yamazaki? —exclamó molesta la doctora Mihara. —Bueno pues peleamos cada que estamos juntos, hace semanas que no me toca, tanto que prefiere venir a dormir al hospital antes que quedarse conmigo, ya ni siquiera estoy segura de amarlo… ¿Qué más?... ¡oh claro!... ¡estos últimos días me he propuesto seriamente engañarlo con cualquier idiota que se cruce en mi camino! —explotó.

Gracias al ajetreo del lugar sus gritos quedaron enmascarados, pero ellas que habían escuchado cada palabra, quedaron perplejas.

Nunca ni en un millón de años habían visto a su amiga así.

—Chiharu… ¿hay algo que podamos hacer? —preguntó Naoko, con la misma expresión de sorpresa que las demas.

—Si… podrían dejar de meterse en mis asuntos. —les soltó amargamente y por si eso no fuera poco, la mirada que les repartió lo confirmaba.

—Solo queremos ayud…—susurró Tomoyo temerosa, pero ella le dio un golpecito en su pierna, indicándole que dejara las cosas por la paz.

Lo mejor sería darle algo de tiempo para calmarse.

Después tratarían de hablar con ella.

— ¿Y Terada? —preguntó la ginecóloga, volviéndose abruptamente hacia Rika. —¿Siguen teniendo encuentros nocturnos?

Rika se sonrojó violentamente, tanto por la repentina pregunta como por lo que le estaba preguntando, aunque, contrario a lo que creería Sakura, la expresión de los ojos de Rika no transmitía vergüenza o timidez, como usualmente hacia cuando hablaba de Terada, era un sentimiento más oscuro.

¿Qué diablos les estaba pasando a sus amigas?

—Terada probablemente esté muy ocupado riendo con el nuevo personal de enfermería. —dijo agriamente.

Todas la observaron detenidamente.

Desde que la conocían, Rika era una mujer dulce, gentil y amable, incapaz de decir una mala palabra o hablar de sexo abiertamente, por lo tanto verla llena de celos y enojo hacia su novio era algo nuevo para todas ellas.

—Nunca creí que viviría para ver la primera pelea entre los dos tortolitos. —murmuró sorprendida Naoko.

—En realidad yo no lo catalogaría como una pelea… la única molesta soy yo…—les explicó. —Ni siquiera creo que él sepa que me he molestado. —suspiró, todas cayeron en silencio, dándole a entender a la pediatra que demandaban escuchar la historia. —Todas las mañanas desde que empezamos a… bueno… salir…

—Y tener sexo. —agregó Naoko, provocando que el sonrojo de Rika se agravara.

—Todos los días SIN falta él me busca para darme los buenos días y me lleva un café… mi primer café del día, pero hoy llegué al hospital, pasé consulta y todavía lo esperé un rato más en mi oficina sin embargo no llegó…—les contó apesadumbrada.

—Tal vez tuvo una cirugía de emergencia. —opinó Chiharu claramente satisfecha de que la atención ya no estuviera sobre ella.

—Lo mismo pensé yo, pero cuando tiene alguna cirugía o por cualquier otra razón no puede ir él, siempre manda a uno de los internos. —les contó aun acalorada, la esmeralda supuso que las miradas de complicidad por parte de ellas no ayudaban. —Aun así eso no fue lo que me molesto… más tarde en la mañana bajé a urgencias para dar una consulta ¡y ahí estaba él, platicando abiertamente con una de las nuevas practicantes de enfermería y lo peor es que estaban tomando café! —gritó molesta. —¡Le dio mi café a una completa extraña y se olvidó de mí!

Sakura trataba de contener la risa, no por que pretendiera burlarse de su amiga, es solo que hasta sus peleas se le hacían tiernas, regresó a ver a las demás, todas con la misma expresión que ella, aunque un vistazo más a su amiga Rika le confirmó que por más tierno y soso que pudiera parecer, ella sí que estaba molesta.

—Rika… seguro Terada solo estaba siendo amable—dijo Sakura, recordando que Terada era un hombre extremadamente tímido y caballeroso, si había alguien quien ella consideraba nunca engañaría a una mujer (además de Shaoran) ese era Terada.

—Amable y bastante tonto… esa enfermera estaba tocándolo y riendo como tonta a su alrededor. —les explicó acaloradamente. —¡Sus intenciones eran más que obvias!

La esmeralda suspiró y rememoró la escenita que tuvo que hacer a final de las lecciones de ballet de Abi para marcar su territorio.

Rika tenía razón, la mayoría de los hombres no alcanzaban a ver las intenciones de una mujer… o tal vez si podían, solo que preferían ignorarlas para aumentar su ego.

De cualquier forma, entendía lo que es tener celos irracionales.

Antes de que cualquiera de las chicas pudiera comentar algo más, sus respectivas parejas se acercaron a ellas.

—Buen provecho señoritas… señoras y futura señora. —las saludó el ojiazul.

—¿Quién ganó? — les preguntó Tomoyo feliz de poder cambiar de tema.

Shaoran y Ansel dejaron salir un gruñido, mientras que los demás sonreían con orgullo.

—El nuestro. —respondió orgulloso Terada. —3 a 2…

—Por cierto… cierto cardiólogo y oncólogo deben pagar su apuesta. —dijo burlón Yamazaki.

Su prometido sacó su billetera de mala gana y sacó tres billetes, los repartió entre sus amigos y volvió a meterla en su bolsillo, Keane lo imitó.

—Ohh… es verdad… toma. —dijo Shaoran sacando algo más de la bolsa de su pantalón, eran las llaves de su auto, las lanzó contra Eriol quien al principio no captó de que iba la cosa pero poco a poco recordó su apuesta.

El castaño le había explicado de camino al hospital, sobre la tonta apuesta que él y Eriol habían hecho ya desde hace varios meses, al principio le pareció algo muy tonto pero después lo encontró gracioso, aunque claro ahora tendrían un auto menos.

—Y ayer adoptamos a un felino del infierno… así que listo… apuesta pagada. —terminó Shaoran.

Los demás no entendían de qué estaban hablando y por qué Shaoran obsequiaba su auto a Eriol.

—Un placer hacer negocios contigo. —contestó divertido el de anteojos.

—Jódete. —dijo en voz baja su novio.

—Muy bien… no entiendo nada…—dijo Terada luego de unos minutos, en ese momento su localizador comenzó a sonar. —Ohh rayos… es Nakuru… ¿ya conocieron a las nuevas enfermeras? Son bastante agradables… llenas de energía… Rayos creo que saldré más tarde de lo esperado… ¿Rika?

Su amiga se había puesto de pie, los labios fruncidos y temblorosos… probablemente por la nueva oleada de celos, apoyó su taza de café con demasiada rudeza en la mesa, vaciando un poco su contenido y después cual rayo salió de la cafetería.

Todos, observaron a la pediatra desaparecer detrás de las puertas del elevador.

—Eres un verdadero idiota. —le dijo Shaoran tomando asiento en la silla de su amiga.

—¿Por qué?¿Yo que hice? —preguntó entre nervioso y sorprendido.

Todos dejaron salir un sonido de exasperación ante la inocencia o ignorancia de Terada.

—Yo le explicó. — se ofreció Ansel. —Veras hay algo llamado celos… que de vez en cuando se apodera de las mujeres… volviéndolas peligrosas, volubles y locas… es ahí cuando debes mantener tu distancia y complacerlas aún más o terminaras con alguna especie de cicatriz…

Cuatro pares de ojos volaron en la dirección del oncólogo.

—¿Disculpa? —preguntaron las cuatro al mismo tiempo.

—No… no ustedes… hay de locas a locas. —se defendió, ninguna dejó de mirarlo fijamente. — digo no es su culpa, así fueron creadas…

—Necesito nuevos amigos. —dijo Shaoran robando un poco de comida de su plato, mientras Ansel seguía tratando de hacer que sus comentarios resultaran menos ofensivos.

—Yo salgo con él… así que estoy más jodida que tú. —le recordó Naoko rodando los ojos. —¿Por qué no mejor te vas a ver si hay algo para nosotros en urgencias?

Todos rieron por su expresión antes de salir por la puerta.

Los había extrañado tanto.

.

.

.

22:13 pm

Estaba agotada, le dolían los pies y la espalda, pero por lo demás se sentía bastante contenta.

Su primer día de regreso en el hospital había sido muy bueno, sentirse útil y volver a hacer lo que ella ama la reconfortó mucho.

Apagó la luz del baño antes de salir hacia la habitación, Shaoran ya estaba en la cama leyendo un libro cuyo título no alcanzó a distinguir, como era su costumbre solo dormía con los pantalones de su pijama, así que podía ver sin ningún obstáculo, su bello y musculoso cuerpo.

Sonrió para sus adentros y se encaminó a la cama.

—¿Qué lees? —preguntó mientras se acomodaba a su lado.

—… un libro de terror…—respondió luego de soltar un largo suspiro, extendió uno de sus brazos para que ella pudiera usarlo de almohada, desde esa perspectiva no le fue difícil leer el nombre del libro.

—Shaoran… ¿Por qué lees un libro de pediatría? —le preguntó tratando de contener un carcajada.

—¿Por qué vamos a tener un hijo? —respondió como si fuera la cosa más normal del mundo, sin despegar su mirada del libro.

—Shaoran… en esos libros solo hablan de enfermedades… lo único que vas a lograr es volverte aún más paranoico—apuntó ella.

—Quiero estar preparado… pediatría fue una de las materias que peor se me dio en la universidad. —declaró el castaño. —Solo es una precaución.

—Hazme un favor y cierra ese libro — le dijo aun riendo.

Lo vio rodar los ojos pero finalmente dejar el libro en el buró de al lado, justo como ella esperaba, centró toda su atención en ella.

—Escuché que tuviste un buen primer día de regreso en el hospital…—comenzó a decirle. —alineación de columna ¿no?

—Así es. —respondió con simpleza, acomodándose mejor contra su pecho desnudo.

—¿Cuántas horas de pie fueron? ¿Tres? ¿Cuatro? —preguntó insistente.

—Cuatro… ¿A dónde quieres llegar con todo esto? —le dijo extrañada.

—Creí que habíamos acordado que te lo tomarías con calma—le explicó no pudiendo reprimir la nota de reproche en su voz

—Era un alineación de columna… no era un procedimiento taaaan complicado. —se defendió.

—Para mi tomárselo con calma es… mantenerse fuera del quirófano. —le comentó el castaño, tratando de sonar casual.

—¿Quedarme fuera de los quirófanos? —preguntó escandalizada. —¿De que estas hablando? ¿Acaso quieres que me quede sentada en mi oficina consultando y observando como los demás doctores de mi piso hacen mi trabajo?

El silencio que siguió a su pregunta le dio la respuesta que su prometido se negaba a pronunciar.

—Shaoran no pienso quedarme sentada todo el día en una oficina. —le dijo con firmeza.

El castaño gruñó.

—¿Por qué no pudiste elegir oftalmología u otorrinolaringología como especialidad? —bufó exhausto, dándose cuenta que no llegaría a ningún lado con esa conversación. —Todo sería más fácil y tú podrías descansar más.

Fue su turno de suspirar.

—Está bien está bien… trataré de realizar procedimientos menores ¿de acuerdo? — le prometió abrazando su cuello con sus brazos.

—Sinceramente me cuesta creer que haya algún procedimiento en tu especialidad que pueda considerarse "relajado" —respondió sonriente.

—Tranquilízate ¿sí? —le dijo al mismo tiempo que dejaba una serie de besos a lo largo de su cuello. —Sobreviví al accidente, a pesar de todo pronóstico, el bebé sigue aquí con nosotros… quiero que ambos disfrutemos de estos meses… hasta que finalmente lo conozcamos.

—LA conozcamos. — la corrigió.

La esmeralda rodó los ojos, claramente en desacuerdo y dispuesta a debatirle, sin embargo sus carnosos labios se lo impidieron. Fue un beso lento, de esos que te hacen suspirar en la boca del otro.

—Cállate… —le silenció ante su nuevo intento de hablar, apoderándose nuevamente de sus labios

Ella gustosa se rindió a los labios del ambarino, olvidándose por completo de todo lo demás. Su espalda se encontró pronto con el colchón, Shaoran poco a poco la había ido colocando debajo de él, podía sentir sus grandes manos recorriendo sus piernas, alzando su camisón en el camino.

Abandonó sus labios para comenzar a descender, un gritó de sorpresa se le escapó cuando ambas manos del castaño se cerraron alrededor de sus senos, sintió un descarga de placer recorrerla de pies a cabeza, dejando a su paso un vacío en el estómago…

Y según él, ella tenía que descansar.

Sonrió para sus adentros, ansiosa por recibir más placer.

Una vez que Shaoran llegó a su vientre se detuvo

—¿Verdad que tengo razón? ¿Serás la segunda princesa de papá? —susurró el cardiólogo contra su piel, causando irremediablemente que esta zona se erizara.

Su corazón latió con más fuerza por sus palabras… era tan tierno conocer esta nueva faceta de Shaoran, que por un momento, pero solo por un momento, ella también deseo darle a su princesa.

—Déjalo en paz Shaoran—le dijo en medio de una pequeña risa, colocó una de sus manos en la parte de su vientre que no estaba siendo atendida con los besos de Shaoran y la acaricio con cariño. —En realidad no importa si es niño o niña… solo quiero que nazca y que este aquí con nosotros… sano y salvo.

—Lo sé…—concordó Shaoran mirándola fijamente a los ojos. —La espera va a ser difícil…

—¿Qué esperan? —preguntó la tierna voz de Abi desde la puerta de la habitación.

Los dos castaños voltearon para ver a la pequeña castaña ya en su pijama y con el pequeño Kero en brazos…

Inmediatamente sintió sus mejillas tornarse escarlata… ambos se quedaron petrificados.

Shaoran había alzado su bata para descubrir su abdomen, eso sin mencionar que él mismo estaba entre sus piernas con el rostro muy cerca de su piel…

—¿Por qué le hablas a la panza de mami? —continuo Abi con su inocente interrogatorio. —¿Te duele tu panza?

El nerviosismo de ambos castaños era palpable, ninguno de los dos estaban muy seguros de cómo abordar el tema… y sobretodo de cómo evitarse las preguntas incomodas.

La niña seguía esperando una respuesta, sus grandes y brillantes ojos, los miraban expectantes, la esmeralda regresó a ver a Shaoran quien parecía aún más apenado que ella, cuando sus miradas se encontraron…. Llegaron a un acuerdo.

Era tiempo de decirle a Abi que pronto tendría un hermanito o hermanita.

—No linda… no me duele... —respondió ella aun aturdida por la repentina aparición de su hija.

—¿Entonces por qué papá te daba besos? —preguntó la niña, liberando al pequeño minino de su abrazo. —A veces cuando me lastimó él me da un beso para que me cure más rápido…—apuntó.

Shaoran se irguió y caminó hasta la puerta para cargarla, aun en sus brazos ambos ocuparon el espacio libre en la cama.

—Veras… bueno… mamá y yo… tenemos noticias para ti. —dijo Shaoran medio balbuceando.

—¿Qué noticias? ¿Es una sorpresa? —preguntó más entusiasmada que antes.

—Pues… pues si… es una sorpresa. —contestó Sakura. —Vamos a tener un bebé. —le soltó sonriente, tratando de no perderse ningún detalle de la reacción de Abi.

—¿Un bebé? —repitió asimilando la noticia.

—Así es… vas a tener un hermanito… o hermanita. —le dijo Shaoran.

Como impulsada por un resorte Abi se levantó ocasionando que Kero, quien ya se había hecho un ovillo a los pies de la cama, saltara de sorpresa.

—¡Un bebé! ¡Un bebé! ¡Un bebé!…—gritaba emocionada. —voy a tener una hermanita…

—O hermanito—apuntó Sakura feliz de verla dando saltos en la cama.

—No… va a ser niña… yo quiero que sea niña… para poder jugar con ella… y hacer galletas…—comenzó a enlistar entusiasmada, sin embargo tan rápido como empezaron los brincos… se detuvo. —¿Y quién nos lo va a dar?

Sakura y Shaoran sintieron como si les cayera un balde de agua fría, nuevamente regresaron a verse, tratando de decidir en esa rápida mirada como debían explicarle a Abi.

—Tus… ¿tus maestras no te han explicado? —preguntó el ambarino esperanzado, aunque la respuesta era obvia.

—No—negó la castaña.

Shaoran bufó molesto.

Mientras tanto su cerebro trabajaba tan rápido como le era posible, tratando de encontrar las palabras correctas para que su hija pudiera entender y que al mismo tiempo les evitara demasiadas preguntas incomodas.

—Bueno… en realidad… el bebé ya está con nosotros. —le explicó pacientemente.

—¿Y en donde esta? —siguió cuestionando Abi, quien recorrió con la mirada toda la habitación.

—Aquí. —le dijo Shaoran poniendo su mano en el vientre de la esmeralda.

La mirada castaña de Abigail se llenó de terror.

—¡¿Te lo comiste?! —gritó la pequeña.

Su primer pensamiento fue reírse pero la expresión de su hija era genuina…

—No amor… no me lo comí. —respondió tranquilamente.

—¿Entonces cómo llegó ahí? —preguntó.

—Bueno… ¿sabes por qué los niños son diferentes de las niñas? —le preguntó la esmeralda.

—¡Si! Los niños tienen pene y las niñas no. —respondió.

—Así es… y bueno… cuando eres adulto y quieres tener un bebé… mami y papi se abrazan muy fuerte cuando están solos…—balbuceó, sabía que estaba confundiendo más a su pequeña.

Volteo a ver a Shaoran en busca de apoyó.

—Es como un rompecabezas… al embonar las piezas… de mami y papi… se hace un bebé. —explicó burdamente.

—¿Qué partes? —preguntó Abi.

Dios…

—Eso… eso te lo explicaremos luego ¿sí? —le dijo nerviosa la esmeralda. — Mejor préstame tu mano. —la niña así lo hizo, Sakura guio su mano contorneando su vientre de manera que Abi pudiera sentir a su hermanito. — ¿Ves? Aun es un muy pequeño pero está creciendo… dentro de unos meses se hará más grande y podremos sentir como se mueve.

—¿Y cómo va a salir? —cuestionó Abi aun recorriendo su estómago emocionada.

—Ese día tendremos que llevar a mami al hospital para que la ayuden. —le explicó Shaoran, procurando no dar más información de la necesaria.

—¿Cuándo vendrá? —siguió preguntando, esta vez sustituyó su mano por su oreja.

—Dentro de algunos meses, mientras más tiempo este aquí dentro, más fuerza ganara y más sano estará. —le dijo Sakura pasando una mano por la espalda de la niña.

—¡Lo oí moverse! —exclamó emocionada.

Los castaños sonrieron ante su inocencia, seguramente Abi había escuchado el movimiento de sus intestinos y con justa razón… comenzaba a sentirse hambrienta.

—Tenemos que cuidar mucho a mamá y al bebé ¿De acuerdo linda? —le dijo Shaoran.

—¡Si! —respondió Abi.

La pequeña Abigail siguió festejando la sorpresa, dando saltitos y aplaudiendo, luego de varios minutos de emoción y risas, Shaoran soltó un gritó lleno de furia.

—¡Maldito animal! —exclamó al mismo tiempo que se abalanzaba sobre el gatito, quien había decidido que los zapatos del cardiólogo serian perfectos para afilar sus dientes.

Al instante las dos castañas gritaron el nombre de Shaoran, buscando frenar su cólera, pero fue en vano, el ambarino ya sostenía del lomo al pobre animal.

Kero comenzó a maullar y a arremeter contra cualquier parte del hombre que estuviera a su alcance.

No fue hasta que Sakura se levantó de su lugar para ayudarlo que ambos se calmaron, una vez en los brazos de la esmeralda, Kero comenzó a maullar agradecido.

—Ese animal me odia. —dijo Shaoran aun fulminando con la mirada a la pequeña bola de pelos contra el pecho de Sakura.

—Lo que pasa es que eres muy malo con él. —lo acusó Sakura, apoyada por Abi quien asentía vigorosamente.

Esto solo logró enfurruñar más a su prometido.

—Abi, lleva a Kero a tu habitación, ya es tarde, es hora de dormir. —le dijo entregándole al gatito.

Pero su hija no se movió, fijó la mirada en sus pies, apenada.

—… ¿puedo dormir con ustedes? —preguntó asustada.

Nuevamente se reprendió por ser tan despistada.

Era de imaginarse que Abi quisiera compañía luego de su pesadilla.

—Claro que si princesa. —respondió el castaño. —Pero la bola de pelos dormirá afuera.

Desde los brazos de Abi, Kero erizó todos y cada uno de sus pelos, además de mostrarle los colmillos.

—Pero se va a poner triste. —apuntó la niña dulcemente. — ¿y si le da frio?

—Con algo de suerte se muere. —masculló él, tan bajito para que su hija no pudiera oírlo.

—A dormir entonces. —les dijo Sakura.

Abigail trepó a la cama con Kero, metiéndose debajo de las cobijas y acomodando su cabeza en la almohada.

La esmeralda y el ambarino se acostaron uno a cada lado de la niña.

Eventualmente a la pequeña fue la primera en rendirse a los brazos de Morfeo, y entre caricias furtivas, los castaños también se quedaron dormidos.

11 de Julio de 2013 10:43am

Shaoran

—Bien he estado revisando tu caso meticulosamente…—le explicaba Shaoran a los dos hombres en su consultorio.

—Un verdadero rompecabezas ¿verdad? —bromeó Yukito, aunque el moreno junto a él en lugar de reír dejo salir un gruñido.

—Yo diría que es más como un laberinto, hay muchos callejones sin salida. —admitió el castaño. — Varias de las ideas que tuve, ya fueron puestas en práctica por otros doctores.

—¿Estas diciendo que no puedes ayudarlo? —preguntó Touya serio.

—No… no he dicho eso, sin embargo tengo que admitir que nuestras opciones están dramáticamente limitadas. — continuo. — Estuve investigando bastante estos últimos días y puede que haya encontrado una buena opción, sin embargo antes de explicarles déjame verificar algunos datos… Kaho te diagnosticó con insuficiencia aortica por válvula aortica bicúspidea ¿cierto?

—Si… dijo que era algo genético. —respondió para nada sorprendido por la jerga médica, obviamente estaba acostumbrado. —Me dijo que era un caso muy raro… tanto mi enfermedad como el hecho de que las manifestaciones deberían aparecer hasta mi vejez.

—Concuerdo en que es un caso bastante extraño… sigamos… poco después de que te diagnosticó con la valvulopatía… comenzaste a tener problemas… fatiga en reposo, cianosis etc.

—Así es… más o menos un año después, sí. —le dijo haciendo cuentas en su mente. —Sin embargo no fue por mi enfermedad… otra de las válvulas comenzó a fallar.

—¿La mitral? —lo interrogó, Yukito asintió. —Terminaste hospitalizado y luego de una serie de estudios Kaho realizó un reemplazo de válvula.

—Sip, eso fue hace dos años y medio. —corroboró el joven. —Y desde ese entonces me he mantenido estable… con alteraciones menores… hasta este año.

—Tal vez la válvula que le puso era de mala calidad. —opinó Touya. —Conociendo a esa criminal…

—No lo creo… si ese hubiera sido el caso, el cuerpo de Yukito la habría rechazado, hubiera desarrollado una infección y hubiera ocasionado un paro…—apuntó Shaoran, medianamente molesto por tener que defender a su ex mentora, aunque fuera parcialmente.

La pareja lo miraron expectantes.

—En mi opinión tu válvula aortica está avisándonos que está a punto de dejar de funcionar…—les informó el castaño.

—Bueno… entonces lo único que hay que hacer es cambiarla por una artificial ¿no? —preguntó el abogado animado. —Igual que la otra.

—En teoría… si, ese sería el tratamiento, lo que llama mi atención es que las demás válvulas de tu corazón también parecen estar deteriorándose… no serviría de nada someterte a otra cirugía si al final otra empieza a fallar.

Cayó un silencio incomodo en su consultorio, Touya tenía una mezcla de preocupación, impotencia y coraje en su rostro, mientras que Yukito parecía casi indiferente, seguramente a estas alturas ya estaba acostumbrado a las malas noticias.

—Bueno… al menos lo intentaste. —dijo pasados varios minutos.

Shaoran sonrió.

—Acabo de decirles que puede que tenga una solución. —les recordó atrayendo la atención de ambos. —Normalmente el gen afectado que provoca tu valvulopatía solo afecta a una, pero la variante que tú posees va afectando a todas las demás.

Sabía que la propuesta que iba a hacerles estaba lejos de ser la más ideal, sin embargo también sabía que valdría la pena intentarlo, pues llegados a este punto no les quedaban más opciones.

—¿Han escuchado hablar sobre las impresiones 3D? —preguntó el castaño luego de suspirar.

La pareja de hombres frente a él lo miraron como si no hubieran escuchado bien.

—¿impresión 3D? — preguntó Yukito medio tartamudeando, como si temiera que Shaoran hubiera perdido la cordura.

—Así es… es una técnica que recién se está poniendo a prueba en el ámbito médico, principalmente en se usa en prótesis ya que la pieza se puede imprimir con las medidas exactas para el paciente, dentro de mi investigación encontré que en Estados Unidos imprimieron una tráquea que a la fecha no ha dado ningún problema ni ha sido rechazada por el paciente. —les explicó pacientemente. —Otro caso hablaba de una impresión de cóclea en Holanda, de nuevo el injerto no ha dado problemas…

—Espera… ¿Qué estás diciendo? ¿Qué imprimamos un corazón para Yukito? —preguntó Touya sorprendido aunque al mismo tiempo renuente. —¿Eso es posible?

—No. —respondió sin rodeos. —Los ejemplos que acabo de darles son de estructuras inertes, que no tienen que desarrollar una función mecánica ni remotamente cercana a la que el corazón realiza.

Se tomó unos segundos para elegir cuidadosamente las palabras que iba a usar para explicarles su cometido.

—Ahora, si bien es cierto que nadie ha logrado imprimir un corazón funcional, también es cierto que muchos médicos alrededor del mundo ya comenzaron a tomar medidas para hacerlo posible en un futuro. —siguió explicándoles. — Nuestro objetivo no es lograr que te impriman un corazón Yukito… sin embargo podría ser posible imprimirte una válvula aortica con células madre que con un poco de ayuda del departamento de genética estén codificadas para producir el gen que evite las anormalidades en tu corazón.

Esa era su idea.

Descabellada… tal vez imposible, pero luego de semanas investigando y estudiando el caso de Yukito, esa era la mejor opción que había encontrado que no incluyera seguir esperando por un trasplante.

Los había dejado en shock.

Con solo verlos cualquier persona sabría que los cerebros de los hombres frente a él estaban trabajando a la velocidad de la luz.

Finalmente después de cinco minutos sin que nadie en el consultorio se animara a decir algo, fue Yukito el primero en hablar.

—Y si todo eso funcionara… ¿No tendría que esperar en la lista de trasplantes? —preguntó esperanzado. —¿No… no moriré?

El ambarino no pudo reprimir la sonrisa formándose en su rostro.

—Si todo sale como espero, entonces no, no tendrías por qué seguir en esa lista. —contestó orgulloso de poder brindarle cierto alivio luego de años de consultar con diferentes médicos sin respuestas positivas. —Con respecto a morir, morirás pero no debido a que tu corazón deje de funcionar.

El silencio nuevamente cayó sobre ellos, aunque se podía sentir una atmosfera llena de ilusión y esperanza.

—¿Qué piensa Sakura? ¿Y Yue lo sabe? —preguntó el moreno luego de salir de estado de estupefacción.

—Sakura fue quien me ayudó a buscar artículos con la información necesaria para la impresión 3D, después de todo en su departamento están más en contacto con ese tipo de herramientas. —respondió. — Y aún no he tenido tiempo de discutirlo con Yue.

El abogado pareció relajarse al escuchar que su amiga apoyaba su idea.

—¿Cuánto costara todo esto? —preguntó Yukito, su mirada ensombreciéndose al recordar el aspecto económico. —Si como dices todo esto es algo nuevo, supongo que costara una fortuna… Yo no…

—Es cierto, un procedimiento de esta índole costaría millones de dólares. —respondió con honestidad, recordando que aún tenía que aclarar ciertos puntos. —Me temo que aunque ambos pidieran préstamos al banco, usaran sus ahorros y vendieran sus propiedades… no sería suficiente, pero recuerden que este tratamiento sería el primero, por lo tanto quedaría clasificado como "experimental" tenemos que buscar alguna institución que nos avale y apoye económicamente. —les dijo devolviendo un poco de esperanza a la mirada de ambos. — Como dije, muchos doctores alrededor del mundo solo están esperando una oportunidad para poner en práctica sus investigaciones e hipótesis. Yukito tu estarías "prestando" tu cuerpo de forma que no tendrías que pagar nada.

—Y supongo que ya has pensado en algunos lugares en donde podamos presentar el caso de Yukito—adivinó Touya.

—Sí, yo pensé en el Brompton & Harefield NHS Trust aquí en Londres, aunque también habría que considerar las clínicas de Zúrich. —les informó el cardiólogo. —Y Sakura investigó las mejores en Estados Unidos, con los mejores investigadores y encontró la clínica de Cleveland y la clínica de Mayo.

—¿Y cual será? —preguntó Yukito expectante.

—Estoy trabajando en ello, estoy haciendo una presentación de tu caso, que le mandaré a todas las clínicas que les acabo de mencionar—contestó Shaoran. —Antes tengo que hablar con Yue ya que yo solo no puedo presentarlo, el caso tendrá que ser presentado por alguien con más poder, y ya que Yue es el director del hospital, lo creo conveniente.

—¿No podrían negarse al saber que Yue y Yukito son hermanos? —preguntó Touya, quien como buen abogado no dejaba ningún cabo suelto.

—No tendrían porque, Yue solo presentara el caso, él no se verá involucrado en la toma de decisiones, eso me toca a mí. — lo tranquilizó. —Además el caso de Yukito es tan raro, que estoy seguro que pasaran ese detalle por alto.

El abogado lo consideró un rato y al final asintió.

—¿Y ahora que hacemos? —cuestionó Yukito ansioso por tomar acción en contra de su enfermedad.

—Necesito una semana para revisar de nuevo tu caso, para verificar que no omita nada importante, hablar con Yue y esperar para que él hablé con los directivos etc. —les resumió a groso modo. — Mientras tanto Yukito necesito que vengas dentro de dos días para que te examine de pies a cabeza, te haré nuevamente varios estudios, para que cuando mandé tu caso vaya lo más actualizado posible.

Yukito asintió con la cabeza, emocionado.

—No quiero parecer el ave de mala agüero pero… ¿Qué pasa si nadie quiere tomar el caso de Yukito? —preguntó visiblemente preocupado. — Es solo que siento que estamos dejando mucho a la suerte… esperar que algo que nunca se ha hecho funcione a la primera, esperar que alguien esté dispuesto a hacerlo y que además nos evite la molestia de pagar… suena demasiado loco.

—En caso de que nadie nos pueda o quiera ayudar… seguiríamos con las dos opciones que venimos esperando desde hace tiempo. —respondió sin rodeos. —Vamos reemplazando las válvulas de Yukito conforme estas vayan fallando, esperando que seas capaz de aguantar las cirugías, y si no… trasplante, no hay más.

—… espero que tu loco plan funcione. —dijo por fin el moreno.

Yo también.

11 de julio de 2013 12:34 pm

Sakura

Se levantó de su silla y se estiró para aliviar el dolor en su espalda.

Ocho pacientes.

Solo uno más y podría darse un descanso antes de bajar a urgencias.

—Devon llama al último paciente. —le indicó a su interno volviendo a sentarse.

El aludido se levantó emocionado y abrió la puerta expectante.

La esmeralda pensó que esta actitud era algo extraña en el muchacho, sin embargo al ver ingresar a su paciente, entendió por qué.

Frente a ella se encontraba Ryu Darnell, su paciente estrella.

—Sakura… cuanto tiempo sin verte. —exclamó el jugador de rugby pasando de largo al interno, quien lo veía con admiración.

—Ryu… Hola ¿Qué tal cómo has estado? —le saludó poniéndose de pie.

Su ojos color cielo perdieron su acostumbrada mirada traviesa y coqueta al momento de posarse en su vientre.

—Estás embarazada…—dijo Ryu decepcionado, como si estuviera dándole una mala noticia.

—Así es. —concordó ella divertida por la mirada del jugador.

—Pero si nos vimos a principios de Febrero… y estabas… no tenías…—balbuceó algo desesperado por encontrar una explicación.

Ella soltó una risita.

—Pasaron muchas cosas en estos meses. —le dijo con simpleza.

El jugador de Rugby se dejó caer en su silla como derrotado.

—¿Te casaste? —preguntó haciendo un mohín.

—Aun no. —respondió haciendo su mejor esfuerzo por no reírse en su cara. —Pero pronto. —completó mostrándole su anillo.

—La triste derrota… Y yo que pensé que me amabas. —le dijo retomando su tono coqueto.

—Siempre serás mi jugador de Rugby favorito. —contestó luego de una larga carcajada.

—Algo es algo. —sonrió.

—Bueno Ryu… dime ¿Qué te trae por aquí? —le preguntó regresando a su actitud de doctora.

—Tuve un partido la semana pasada, cabe mencionar que mi equipo ganó—le explicó el hombre. —Pero mi espalda no ha dejado de molestarme.

Sakura y Devon continuaron interrogándolo, para finalmente pasarlo a la mesa de exploración que culminó en el diagnosticó tensión muscular, le mandaron algunos relajantes musculares, además de la indicación de aplicación de fomentos fríos y calientes alternados.

Su paciente estrella se despidió de ella con la misma jovialidad de siempre, aunque pudo notar, que antes de cerrar la puerta le dedicó una última mirada de decepción a su vientre.

—Doctora Sakura el Doctor Terada pide una consulta en medicina interna. —le informó su interno.

Ella suspiro cansada.

Su descanso tendría que esperar un poco más.

Tomaron sus cosas del consultorio y salieron en la dirección indicada.

Devon se encargó de llenar el silencio de su recorrido con recapitulaciones de las mejores jugadas hechas por Ryu Darnell, mientras que ella se limitaba a escuchar todo en silencio, no quería romper la burbuja de su interno.

—¡Y usted lo curó! ¡Eso es increíble! —exclamó cuando las puertas del ascensor les mostró el piso de medicina interna. —Oh el doctor Terada dijo que era el paciente… veintisiete…. Ivan Bay.

Pero la castaña ya no prestaba atención a las palabras del muchacho, su mirada se había topado con el área de diálisis y ahí acostada y sola estaba Meiling.

—Adelántate… —le dijo a su interno dirigiéndose a la habitación de la enfermera.

Las puertas eran trasparentes de manera que ambas mujeres pudieron reconocerse antes de la esmeralda siquiera colocara su mano en el pomo de la puerta.

Tomó una bocanada de aire antes de entrar.

—Hola. —la saludó insegura.

Meiling no respondió, solo la observó.

Sakura tuvo cuidado de no trasmitir en su mirada la impresión que ahora le generaba la mujer.

Meiling estaba completamente rodeada de monitores, cables y tubos que conectaban su desgastado cuerpo con la máquina que ahora era vital para ella…su piel que meses atrás era blanca, tersa y sin imperfecciones, en esos momentos parecía demasiado reseca, además de haber adquirido una coloración enfermiza, su cabello también había perdido su brillo, grandes ojeras se posaban debajo de sus ojos, sus labios partidos permanecían sellados.

Repentinamente la esmeralda se cuestionó si ir a verla había sido una buena idea.

¿Qué podía preguntarle?

¿Cómo estás?... la respuesta era obvia.

No sabía nada de ella.

—¿Qué estas esperando? —preguntó por fin con una voz gastada.

—¿A qué te refieres? —le peguntó ella, sorprendida.

—¿No vienes a burlarte? ¿A maldecirme? ¿A decirme que me merezco todo lo que me pasó? —le soltó de golpe. —Adelante… No hay mucho que pueda hacer para detenerte.

La esmeralda dio unos pasos vacilantes a la silla junto a la cama de Meiling.

—Siempre asumiste que yo te odiaba con la misma intensidad con la que tú me odiabas a mí. —le respondió. —Pero nunca fue así… no me alegro por nada de lo que estas sufriendo… Ni tampoco te culpo por nada.

La respiración de la enfermera comenzó a agitarse.

—¿Por qué no? —preguntó, con lágrimas comenzando a anegarse en sus rubíes.

Sus preguntas parecían tomarla por sorpresa, o tal vez era el hecho de que nunca había sostenido una conversación con ella en la que no terminaran gritándose.

—Pues… no me parece justo culparte por cosas que no podías controlar. —le explicó. —Si Kaho no te hubiera convencido a ti de ayudarla, seguramente habría acudido a alguien más… que tu hubieras tomado una decisión diferente, probablemente no habría cambiado las cosas para mi… pero para ti sí.

Ambas se quedaron en silencio.

—Quería ser como tu…—habló la de cabellera negra. —pero siempre he tomado la salida fácil… ¿Sabes por qué no puedo llamar a mi familia? —le preguntó en medio de una risa que carecía de gracia. —Me embaracé a los dieciséis… acababa de decidir que estudiara medicina antes de enterarme, decepcioné a mis padres y me corrieron de la casa… está de más mencionar que el padre huyó en cuanto se enteró…

Sakura instintivamente abrazó su vientre.

—Aborté porque pensé que así mis padres me perdonarían y todo regresaría a la normalidad… no fue así. —siguió relatándole. —Me dejaron por mi cuenta, pero mi tía me acogió, pudo reunir suficiente dinero para que yo pudiera estudiar enfermería… de no haber sido por ella… seguramente habría terminado de puta en la calle—gruesas lagrimas descendían por su rostro. —Aunque de todas formas terminé ganándome fama de eso aquí ¿no?

La castaña sintió la culpa asentándose en ella, recordó todas las veces que se expresó mal de ella.

—Tranquila… no es como si hubiera tratado de evitarlo, era más fácil acostarme con todos y hacer oídos sordos a los comentarios de los demás. —le dijo con amargura en su voz. —Luego te veía a ti logrando todo lo que te proponías, teniendo éxito y la atención de los demás sin siquiera saberlo… y eso solo me hacía odiarte más… siempre he sido tan estúpida que nunca se me ocurrió cambiar mi personalidad… nuevamente la salida más fácil era tratar de hacerte daño, burlarme y esperar que un día las cosas se invirtieran.

Sakura no podía hacer otra cosa que no fuera mirarla… no sabía que decir.

—¿Crees en el karma? ¿Qué todos pagamos por nuestros actos? —preguntó, aunque no esperó por su respuesta. —Yo si… cuando aborté a mi bebé… ya había pasado el plazo marcado por la ley… cuando mi tía murió… no fui a su funeral por temor de encontrarme con mi familia. —siguió enumerando. —hace dos años, cuando me gritaste en el quirófano busqué a tu novio y lo engatusé para acostarse conmigo… cuando me golpeaste por la niña y nos suspendieron fue cuando acepté ser la espía de Kaho… y ahora estoy pagando por todo eso.

Por fin Sakura encontró su voz.

—Es de humanos equivocarse, más aun si estas solo. —le dijo mirándola a los ojos. —Yo no soy perfecta y también he tenido que sufrir lo mío para llegar a donde estoy, tengo muchos defectos que seguramente morirán conmigo… la diferencia es que siempre tuve a alguien para brindarme apoyo en las situaciones difíciles… tú también podrías… si quieres.

Meiling la miró estupefacta y dudosa.

—Estas diciéndome que…—comenzó ella incrédula.

—Que podemos ser amigas… si tú quieres. —terminó por ella. —No te guardo rencor y ¿Quién sabe? Podríamos llegar a ser buenas amigas.

El silencio que le siguió a su propuesta le hizo pensar que la enfermera se burlaría de ella y que finalmente terminaría corriéndola de la habitación.

—Eso… eso suena bien. —dijo por fin Meiling.

Sakura sonrió, buscó su mano entre las sabanas de la cama y la colocó entre las suyas.

—Lamento… todo, todo lo que te hice. —se disculpó Meiling apretando un poco su mano.

—Yo también lamentó todas las cosas malas que te dije. —le dijo la esmeralda. —Pero ya no importa, ahora somos amigas.

Meiling le devolvió la sonrisa.

En ese momento tocaron a la puerta, ambas voltearon a ver y se encontraron con… una enfermera.

O al menos eso indicaba su uniforme, ya que en realidad la esmeralda pensó por un momento que había irrumpido en una sesión de fotos.

Meiling quien ya parecía acostumbrada a la apariencia de la enfermera le dijo que pasara.

—¡Buenos días Mei! —saludó jovial. —¿Y tú quién eres?

—Oh… Sakura Kinomoto, Trauma y ortopedia. —se presentó extendiéndole la mano a la mujer frente a ella, pero la enfermera no se la estrechó, en lugar de eso la envolvió en un fuerte abrazo.

—¡Mucho gusto! —gritó. —Eres tan linda… Yo soy Nakuru Akizuki, enfermera en entrenamiento.

La mujer era un poco más alta que ella, de cabello largo y lacio con fleco, su mirada café oscura parecía derrochar alegría, bajó un poco más la mirada para encontrarse con los grandes atributos de la mujer.

Dios esta mujer era digna de la portada de una revista Playboy.

Ahora entendía los celos de Rika semanas atrás, y cabía mencionar que sus episodios de celos habían continuado, el pobre Terada tuvo que enfrentarse a la nueva faceta de su novia.

Ella ya había visto a varias de las nuevas enfermeras y si, todas eran muy lindas y serviciales, pero ninguna de las que había visto se comparaba ni un poco con Nakuru.

—Vengo a revisar que no haya problema con tus soluciones. —canturreó Nakuru feliz. —¿Así que Sakura Kinomoto eh? ¡Tú eres la prometida de Shaoran Li!

No le dio tiempo de afirmarlo.

—Él es todo un bombón… ¡un orgasmo andante! —gritó con una mirada maniaca.

Sintió una leve oleada de celos, aunque tenía que aceptarlo, nada de lo que decía era mentira.

Nakuru debió interpretar su mirada porque se apresuró a agregar.

—Pero tranquila tranquila… ¡Nakuru no se mete con hombres apartados! —le dijo en medio de una carcajada. —¡Además hoy vi al amor de mi vida! ¿Conocen a Yue Tsukishiro?

Nuevamente no les dio tiempo de responder.

—Juro que me desmayé un par de segundos cuando lo vi. —les contó mientras trabajaba con las maquinas conectadas a Meiling. — Si necesitan llevar algo a la dirección del hospital ¡Yo soy su chica! ¡Eso me dará oportunidad de verlo otra vez!

Y comenzó a reír estruendosamente.

Era un poco extraña y ruidosa… pero tierna.

Aunque tuvo problemas imaginándosela siendo la pareja de Yue, puesto que él era todo lo contrario a ella.

Pero no sería ella la que le matara su ilusión.

—Bueno mis queridas linduras me tengo que ir, sino mi jefa se enojara y volverá a gritarme. —les informó dándole a cada una un beso en la mejilla. —Un placer conocerte linda y a ti te veré más tarde.

Y rápidamente desapareció.

Meiling suspiró

El impacto de Nakuru tardó en disiparse, pasados varios minutos volvió a centrar su atención en su nueva amiga

—¿Me harías un favor? —le pidió Sakura.

—Claro… aunque dudo poder hacer mucho desde aquí…—le dijo la de mirada rubí.

—Piensa en llamar a tus padres… han pasado muchos años y seguramente querrán saber de ti. —le pidió la castaña, algo insegura. No sabía si eso era demasiado para su nueva amistad.

La aludida asintió luego de unos segundos.

—Te esperan. —le dijo apuntando con su cabeza al pasillo.

Ella siguió su mirada y lo vio.

Shaoran la esperaba de brazos cruzados.

Se despidió de Meiling prometiéndole volver a verla pronto, antes de salir.

—Kinomoto…—le dijo antes de cerrar la puerta, ella se volvió y la miró. —Felicidades por el bebé.

Le agradeció y salió.

Una vez afuera Shaoran no le dijo nada, dejó salir un sonido de exasperación y la atrajo para besar su coronilla.

—¿Todo bien? —le preguntó el cardiólogo.

—Sí, hicimos las paces. —le dijo ella contenta.

Él ya no dijo nada, nuevamente besó su coronilla y la estrechó entre sus brazos.

11 de julio de 2013 20:07 pm

Shaoran

—¿Listas para irnos? — Preguntó Shaoran entrando a la cafetería, tratando de ocultar lo mejor posible su cansancio.

Luego de pasar consulta, entre ellos Yukito, uno de los pacientes de Terada había caído en paro, tuvo que correr para ayudar, aunque tristemente no lograron salvarlo.

Ahí fue cuando vio a su Sakura en la habitación de Meiling, al principio se alarmó y pensó en sacarla de ese lugar cuanto antes, pero entonces notó que ambas mujeres sonreían, además de sostenerse las manos, eso logró frenarlo y esperar pacientemente hasta que su futura esposa saliera de la habitación.

Comió con Sakura y después nuevamente fue llamado por la llegada de un paciente infartándose en la sala de urgencias al cual tuvo que bajar a quirófano de inmediato, una vez dentro resultó que había más cosas que reparar en su corazón.

Todo su cuerpo contaba los minutos que le faltaban por llegar a su departamento y acostarse en su cama.

Y por primera vez desde que conocía a Sakura, esperaba que sus hormonas no demandaran acción por parte de él, pues temía quedarse dormido en medio del acto.

—Vaya… ¿día pesado? —respondió a modo de saludo, a lo cual el castaño solo suelta un suspiro pesaroso.

Lo conocía tan bien.

—Si… la consulta, las urgencias, las horas en el quirófano… pero sobre todo el caso de Yukito… es tan raro, que tengo que ser extra meticuloso. — Le explicó desplomándose en la silla junto a ella. —sobre todo si quiero que acepten su caso.

—Tranquilo… estoy segura que aceptaran.— le dijo estirándose para jugar con su cabello.

—Si Sakura, pero olvidas que compito contra reloj, no sé en qué momento Yukito pueda empeorar y con este tipo de enfermedad… tal vez solo tenga una oportunidad. — le debatió, a pesar de saber que su amada trataba de animarlo.

La castaña lo observa preocupada, notando sus hombros tensos, la rigidez de su mandíbula…

No le gustaba verlo así y él lo sabía.

—Yo también tuve un día pesado. —le comenta su hija en la silla frente a él, coloreando uno de sus libros. — Hoy tuvimos ensayo para el festival de la semana que viene… y la maestra me dijo que tengo que aprenderme un poema… ¿Cómo quiere que haga todo?

Los dos castaños rieron, nuevamente cautivados con la inocencia de su hija.

—Estoy seguro que lo harás muy bien. —le dijo Shaoran sonriente.

Enseguida giró hacia Sakura, quien respondía un mensaje en su celular, estiró su brazo para tocar su abdomen.

—¿Y ustedes? —preguntó embelesado con su vientre.

La castaña dejo el aparato en la mesa, recargándose en el respaldo de la silla, de manera que su hijo quedara más expuesto.

—Todo bien… aunque tuve que correr al baño, cuando llegamos hace un rato, alguien estaba comiendo un sándwich de atún con pepinillos. —le contó haciendo una mueca de asco.

—Pero a ti te gusta el atún. —apuntó él acariciando sobre la ropa a su bebé. —¿A ti no pequeña?

—Pequeño… y no, no le gusta. —le dijo divertida. —La prueba la deposité en uno de los inodoros de allá.

—¿Puede oírnos? —preguntó Abi dejando de colorear y observando como su él ambarino lo acariciaba.

—¿En qué semana vamos? —le preguntó el castaño a Sakura.

Ella volvió a tomar su teléfono y por medio de la aplicación de calendario comenzó a sacar cuentas.

La vio ir esbozando una sonrisa que poco a poco iba creciendo, hasta que por fin soltó un gritito de alegría.

—¡Hoy terminamos el primer trimestre! —exclamó feliz, mostrándole la pantalla.

—¿Estas segura? —le preguntó comenzando a sentir la misma emoción que ella, tomó el aparato y siguiendo sus indicaciones, contó las semanas.

Era cierto.

—¿Y eso es bueno? —preguntó la niña mirando el calendario sin entender nada.

—Sí, eso es muy bueno. —le respondió Sakura. —Eso quiere decir que tu hermanito a partir de hoy solo se hará más y más fuerte.

Entre ellos se desarrolló una atmosfera de alivio, habían esperado por mucho tiempo que algo saliera mal, que algo de repente rompiera sus ilusiones, pero al final lo habían logrado.

Aún faltaban otros seis meses, pero habiendo sobrevivido a los tres primeros, esos serian más fáciles.

Shaoran se levantó de su asiento y se acercó a Sakura para besarla, tomando su rostro entre sus manos, su cansancio se desvaneció poco a poco conforme sus labios se movían sobre los de ella.

—Mamá y papá se están besando. —dijo Abi muy cerca del abdomen de su esmeralda, por lo tanto supuso que se dirigía a su hermanita.

Los dos localizadores comenzaron a sonar como locos al unísono, ambos se separaron renuentes rogando por que sea una consulta rápida, aunque sin creérselo mucho.

Al mirar la pantalla su expresión cambia, ella lo imita.

Código amarillo

Código amarillo

¿Qué significa el código amarillo?

Antes de que pueda preguntarle a Sakura, un par de oficiales entran a la cafetería, pidiendo a todos que guarden la calma, algo difícil de realizar ya que su simple presencia significa que algo grave está pasando.

—Tenemos que evacuar el edificio… —les informa un oficial de color.

—Pero ¿qué es lo que pasa? — pregunta un señor al fondo de la cafetería.

—Necesitamos que guarden la calma, todo parece indicar que hay un hombre armado en el hospital. —les explica. —Y ha tomado rehenes…

Si con eso planeaba calmarlos, se equivocaba sobremanera.

La gente comienza a saltar de sus lugares, algunos salen del lugar buscando la ruta más rápida fuera del hospital mientras que la gran mayoría rodea a los oficiales demandando respuestas.

— ¿Que pasara con nuestros familiares? —Pregunta uno. —¿Quién los evacuara?

—¿A qué hospital los mandaran? —apoya otro.

—Mi esposa está muy delicada… podría morir en el camino. —grita un señor claramente angustiado.

Los policías, sin embargo ya comenzaban a movilizarlos fuera del recinto.

Shaoran inmediatamente levanta a Abi y toma de la cintura a Sakura, apresurándola hacia la salida, ya que la mayoría de la gente había sido conducida fuera, los castaños se detuvieron al lado del oficial.

—Trabajamos aquí—le informó el cardiólogo, mostrando su identificación, Sakura lo imita. —¿Qué está pasando?

—Doctores… recibimos una llamada hace aproximadamente quince minutos, sobre un hombre, al parecer narcotizado, que ingresó a su sala de emergencias, demandando medicamentos para el dolor. —les resumió. —El personal ahí, se negó puesto que no traía ninguna herida que justificara la administración del fármaco, ocasionando que se tornara violento, sacó un arma y disparó al techo.

Escuchó el sonido de sorpresa de Sakura.

—¿Quiénes están dentro? —fue lo primero que preguntó la doctora. —No escuchamos ningún disparo.

—Eso es porque su arma tiene un silenciador… ahora, sin contar al agresor hay un total de ocho personas… tres doctoras, un interno, dos pacientes adultos, y un bebé con su madre. —les enlistó. —Hemos estado analizando la situación desde las cámaras de seguridad.

—¿Todos están bien? —preguntó él.

—No ha disparado a nadie, pero hizo que las mujeres ataran a los tres hombres, después hizo que quitaran la ropa…—les dijo comenzando a caminar en dirección a la salida con cara de asco.

—¿Lo han identificado? —preguntó Shaoran avanzando, pero pendiente de que Sakura se mantuviera a su lado.

—Nosotros no, pero el director del hospital sí. —les dijo una vez que salieran a la calle. —Trabajó aquí por un par de semanas, es el principal sospechoso de un atentado en contra de una de sus enfermeras, ha estado desaparecido por semanas… Luke Mackinon.

El oficial siguió avanzando, dejándolos atrás.

Su mirada se encontró con la de Sakura, quien tenía sus manos sobre su boca.

—Shaoran…—susurró aterrada.

—Lo sé. —le dijo el atrayéndola hacia él.

No habían tenido tiempo de preguntarle al oficial si demandaba algo además de más medicamento para satisfacerse…

Por ejemplo a alguno de ellos.

Se sujetaron un poco más antes de seguir avanzando hasta llegar al área de las ambulancias.

Estaba atestado de personas, entre ellas trabajadores del hospital, familiares de pacientes, personales de otros hospitales que ayudaban con la evacuación y por ultimo medios de comunicación.

Sakura se sujetó fuertemente de su mano para evitar que se separaran entre tanta gente, mientras que el apretaba más su agarre hacia Abi, quien parecía no entender nada.

—¿Qué pasa mamá? —preguntaba, a lo que él o Sakura respondían.

—Tranquila… todo va a estar bien.

No se detuvieron hasta que llegaron al estacionamiento del hospital, Shaoran ubicó su auto y anduvieron hasta allá, sin embargo antes de llegar fueron cegados por las luces de otro auto.

—¡Sakura! ¡Shaoran! —les gritó Eriol desde el mercedes que antes pertenecía al castaño.

Ya que no había lugar para estacionar su auto, simplemente lo dejo en uno de los pasillos y se bajó corriendo.

—¿Están bien? —les preguntó alarmado y luego de que ellos asintieran, preguntó. —¿Han visto a Tomoyo?

—Lo sentimos Eriol… ya íbamos de salida cuando nos avisaron. —le respondió el ambarino.

—Hoy tuve día libre… encendí la tele y lo vi todo en las noticias. —les contó, nervioso. —Traté de comunicarme con Tomoyo pero no contesta ¿Creen que pueda estar ahí dentro?

Sakura se acercó a su amigo y lo abrazó, tratando de calmarlo.

—Todo es un caos… tal vez ande entre toda la gente…—le dijo Sakura.

—¿Saben algo más? —preguntó Eriol luego de separarse de Sakura, quien inmediatamente comenzó a relatarle lo que el oficial de la policía les había contado.

Mientras tanto él le pasó a Eriol a la pequeña Abi.

Tenía que tratar de localizar a sus amigos.

Yamazaki… no respondió.

Terada, atendió al segundo tono, intercambiaron algunas palabras y al final le dijo que fuera al estacionamiento a encontrarse con ellos.

Le marcó a Ansel, pero no fue necesario que contestara, llegó corriendo hacia ellos.

—¿Están todos bien? ¿Saben algo? —los interrogó. —Me quedé sin batería ¿podría alguien llamar a Naoko?

Nuevamente comenzaron a intercambiar información entre ellos, a hacer suposiciones y a darse ánimos.

Diez minutos después, todos se habían reunido en el auto de Eriol, Sakura y Abi se metieron, más que nada para tratar de hacer que la pequeña se durmiera, en el asiento de adelante Eriol luchaba con la radio, tratando de sintonizar la estación correcta…

—¡Mierda, mierda mierda! —exclamó desesperado.

—Eriol…—empezó a reprenderlo Sakura, pero al verlo tan preocupado, guardó silencio.

Escucharon pasos y la voz de varias personas.

Eran Terada y Naoko.

Antes de que ambos llegaran hasta ellos, sabía que algo andaba mal.

Terada estaba más pálido que la cera, ni siquiera creía que estuviera consiente de hacía a donde iba, solo recordaba haber visto esa expresión de desesperación, miedo e impotencia en una persona.

Él mismo, luego del accidente de Sakura.

La oncóloga por otro lado parecía al borde de un colapso nervioso.

—Hey… chicos… ¿Están bien? —les preguntó en cuanto estos hubieran llegado hasta ellos.

—….—su amigo tardó en reconocerlo y pronto tuvo un arranque de ira. —Rika… ¡Rika está dentro con ese hijo de puta!

—¡Naoko! —gritó Ansel corriendo hasta su novia, aliviado.

La mujer de anteojos se rompió en el momento que entró en contacto con Ansel.

—¡Las tiene ahí dentro! —gritó entre lágrimas. — ¡Chiharu, Tomoyo y RIka… quedaron encerradas con ese maniaco!

Justo en ese momento la lluvia se hizo presente, compartiendo el sentimiento de Naoko.

.

.

.

No me odien.

No me maten.

Ya sé, pasaron MESES y lamento mucho haberme tardado tanto.

De verdad les pido una y mil disculpas.

Pero aquí está, la continuación de la historia, tal y como prometí sigo con ella, no la he olvidado, aunque pareciera que sí.

¿Qué les pareció?

Justo cuando comenzaba a verse color de rosa, se desata la tormenta.

¿Correrán Tomoyo, Chiharu y RIka peligro?

¿Creen que Luke sea capaz de lastimarlas?

¿Será que tendremos que despedirnos de otro amado personaje?

¿Qué tal la declaración de la pequeña Abi?

La policía no parece tomarse en serio las sospechas en contra de Kaho…

¿Dónde estará ella?

¿Por qué no hemos sabido nada de ella?

Dejando de lado el momento más oscuro del capítulo…

Sakura volvió al hospital, y no como paciente ¿Creen que fue demasiado pronto? ¿O ya era necesario?

Los hombres y el futbol… y una pequeña conversación masculina antes del partido ¿Qué les parecio?

Nuevo personal de enfermería… ¡Nakuru se une a nuestra historia! ¿Sera que pueda ser causante de problemas entre alguna de nuestras parejas?

Los problemas de Chiharu y Yamazaki han sido expuestos ante los demás… suponiendo que nada le pase a Chiharu ¿Creen que el matrimonio entre estos dos durara? ¿O podemos comenzar a firmar los papeles de divorcio?

Rika y Terada… los tortolitos tuvieron su primera pelea, aunque conociéndolos el amor prevalecerá ¿O no?

La conversación entre Sakura y Meiling, al fin pudimos conocer algo del pasado de la enfermera. ¿Hará bien Sakura en ofrecerle su amistad? ¿O debería mantenerse lejos de ella?

¿Quién será esa llamada misteriosa?

Shaoran propuso un tratamiento bastante innovador e imposible a Yukito, ¿Sera que todo salga a pedir de boca? ¿Les dará tiempo de ponerlo en práctica antes de que Yukito empeore?

Que empiecen las apuestas ¿Sakura estará esperando a la princesa que Shaoran tanto desea? ¿O será un niño?

Es obvio que por la larga espera que les hice sufrir…. Los reviews bajaron drásticamente, pero confío en ustedes para que estos vuelvan a subir… ya saben cualquier comentario, queja, sugerencia o lo que gusten, será bien recibido ya sea por sus reviews o por mensajes privados, no sean penosas o penosos y escríbanme.

Nos leemos en el siguiente capítulo.