Disclaimer: HP pertenece a J.K Rowling
ENTRE DESTINOS Y COINCIDENCIAS
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Capítulo 5
Entre padres e hijos
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Minerva frunció el ceño y tamboleó los dedos sobre la mesa. No estaba muy de acuerdo con que el Ministro interrogara un alumno, menos antes del desayuno, pero no veía tampoco que tan malo podía ser.
-Si es por el bien de ambos, -cedió-no veo porque negarle esa plática.
El Ministro sonrió.
-Se lo agradezco, Minerva. Será corto, lo prometo, después de todo Harry tiene planeado ir a recoger a su hija hoy y debo darme prisa.
La directora suspiró, pero asintió.
-Dejaré que hablen con usted, no obstante, los cuadros observarán la charla, y si usted se excede, me veré en la pena de pedirle que se retire.
El Ministro asintió y vio en sus alrededores, el cuadro de Albus Dumbledore le recibió con una suave sonrisa.
-No pretendo lastimar a los hijos de mi Jefe de Aurores, Minerva. Solo estoy decidiendo a quien deberían darle la custodia de su hermana.
- ¿Harry está enterado de que informará a Albus y a James de su situación actual?
-No, no pretendo hablarlesde ello. Tiene mi palabra.
-Confío en ella-resopló la mujer- y espero seguir haciéndolo en el futuro. Dikky –llamó a un elfo y cuando éste apareció ordenó suavemente - ¿Te importaría pedirle al profesor Slughorn que llame a Albus Potter a mi despacho?
Asintiendo, el elfo desapareció y minutos después, Albus hizo aparición en la puerta.
-Adelante-aprobó la directora, y él avanzó unos pocos pasos. Kingsley lo observó detenidamente, era un gran reflejo de Harry, era cierto, pero sus rasgos eran más fríos y su porte más elegante.
-Ha aprendido mucho del comportamiento de Malfoy-suspiró la anciana, como si leyera el pensamiento del hombre. Kingsley atribuyó que lo había aprendido del hijo Malfoy, no del padre.
-Ya veo.
-Albus.
- ¿Si, Directora?
-El Ministro aquí presente quiere hacerte unas preguntas.
El menor frunció discretamente el ceño, pero asintió.
-Buenos días-saludó.
-Toma asiento, Albus-declaró el mayor y observó como el menor obedecía fácilmente a la orden. La directora se retiró. -Ahora Albus, he estado al pendiente de todo lo que dicen de ti con respecto a los Malfoy.
Silencio.
- ¿Sabías que tu madre quería poner una orden de restricción hacia Draco Malfoy para alejarlo de ti?
-No.
- ¿Qué opinas al respecto? -preguntó luego de minutos de esperar que el otro añadiera más.
-Creo que a mi madre no le importa con quien hablo desde hace tiempo, y no veo el por qué de su repentino interés.
Vaya respuesta, pensó el mayor.
-Ya veo ¿Consideras necesaria la orden?
-No.
- ¿Por qué?
-El señor Malfoy y yo nos hemos visto solo un par de veces, y siempre con personas alrededor. Él no me ha dado ninguna poción y su varita se ha mantenido guardada en todo momento.
-Correcto.
-Señor, - interrumpió el menor- ¿la orden fue ejecutada?
-No, tu padre no la aprobó.
Albus dejó salir una breve sonrisa.
-Ya veo.
-Una pregunta personal, Albus ¿Todo bien en casa?
-No lo sé, no he estado ahí.
- ¿Tienes noticias de tus padres o tu hermana?
- Mi madre no se comunica conmigo y mi padre habla de cosas distintas o me pregunta por mi estado de salud, la escuela y esas cosas. Lily sabe escribir, pero en sus notas solo dice que mis padres tienen ciertas diferencias y nuestro hogar no es el ambiente más ameno.
Kingsley difícilmente creía que una niña pequeña usara esas palabras, pero asintió sabiendo que el otro no diría nada que pudiese comprometer de ningún modo a su familia.
-Entiendo ¿Ella con quien se lleva mejor, Albus?
El nombrado frunció el ceño, sintiendo que algo no andaba bien.
- ¿Puedo preguntar por qué estas preguntas, Señor? -preguntó con la mirada verde fija sobre él. - Creí que quería comprobar mi relación con los Malfoy y, comprobar la decisión de mis padres.
-Y eso deseaba; quería saber tu opinión con respecto a la orden de restricción. La última pregunta fue porque me interesó saber sobre tu hermana. Las cosas no se ven bien desde afuera.
-Están bien, señor. ¿Eso es todo?
-Si, Albus. Gracias por tu ayuda. Puedes volver a tus labores.
El menor asintió y se puso de pie. Se despidió con un gesto en la cabeza.
Cuando iba a salir, se detuvo unos instantes.
-Con mi padre, Señor Ministro- respondió. - Mi madre es una mujer activa, carismática, y elegante para muchos, pero vanidosa. Ser una devota madre y ama de casa no es lo suyo, lo de ella es la sociedad. Por otro lado, mi padre siempre ha sido más expresivo y juguetón. Nos hace sentir amados, y todos los niños pequeños quieren sentirse amados por sus padres.
Incluso tú, pensó con tristeza el hombre.
- ¿Siempre lo ha sido?
-Quizá siempre lo fue, pero yo lo noté hace muy poco. - Se retiró. Kingsley lo dejó ir y no preguntó quién de los dos padres, porque probablemente se refería a ambos.
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El siguiente en entrar fue James Potter, y lo hizo con una sonrisa más abierta y una postura relajada. Todo lo contrario, a su hermano menor.
- ¡Señor Ministro! -exclamó con gran energía y el mayor sonrió contagiado por ella.
-Hola James, necesito hacerte unas preguntas, espero que no te moleste.
-No, por supuesto que no ¿En qué puedo ayudarle, señor?
-Me gustaría hacerte una pregunta. Estoy evaluando aspectos de los altos miembros del Ministerio, entre ellos los del Jefe de Aurores. Uno de ellos es la familia.
James asintió, sentándose.
-Últimamente tus padres parecen despertar mucha polémica. Parecen tener una diferencia de opiniones.
James tragó saliva.
-Mi madre me ha mencionado algo respecto a mi hermano y el señor Malfoy, pero no creo que sea algo muy duradero.
Kingsley se mordió el labio discretamente.
-Ya veo ¿Que tal todo en casa?
-Bien, creo.
Mentira, se dijo cuando vio como el chico evadía la mirada ligeramente.
-Bueno, ¿qué opinas de tu padre?
-Mi padre es genial, es poderoso, fuerte, es un héroe. Un auror grandioso.
- ¿Y como padre?
James dudó.
-Es cariñoso, atento, y justo-exclamó un poco titubeante, pero se notaba en su mirada que estaba convencido de lo que decía.
- ¿Qué tal tu madre? ¿Te trata bien?
- ¡Claro!
- ¿Y a tu hermana?
-También.
- ¿Qué de tu hermano?
-Ellos son diferentes, así que se tratan con cordialidad.
- ¿Cuál dirías que es el punto fuerte de tu madre?
-Que posee un carácter fuerte.
-Bien, ¿y el de tu padre?
-La sinceridad.
-Bien, ¿puedes decirme con cual padre se llevan mejor y por qué?
Una mirada confundida lo analizó.
-Lily se lleva muy bien con papá, después de todo a él le gusta jugar con ella y contarle cuentos. Al es más cerrado, pero creo que con papá también. Él respeta su forma de ser.
- ¿Qué hay de tí?
-Bueno, me gusta estar y jugar quidditch con papá, pero en realidad siempre he sido cercano a mi madre y tíos. –La mirada del mayor sobre él lo incitó a seguir hablandoy continuó. -Me gusta estar con mamá porque ella siempre me alaba, me gusta hacerla sonreír.
- ¿Sonreír? ¿Dirías que tu madre está triste, o te gusta hacer reír a las personas?
James lo miró en silencio, pensando y recordando. Si, él era muy pegado a su padre de pequeño, pero durante un tiempo su madre había estado muy triste, así que James quería hacerla sonreír; y lo volvió un hábito. Incluso se había vuelto un gryffindor, ¿no?
-No, señor Ministro. Solo me gusta que las personas a mi alrededor sean felices.
-Ya veo.
-Gracias, James. Consideraré tus palabras.
Saliendo de la habitación, James bajó las escaleras y quedó frente a frente con Albus, quien, parado frente a la escalera, esperaba algo. Los dos se vieron en silencio por segundos, y luego siguieron distintos caminos. Deteniendose, James miró a su hermano menor alejarse; deseando preguntarle que le habían preguntado a él, pero al final solo se marchó.
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La última visita para Kingsley fue a Malfoy Manor y, bajo la vigilancia de una cautelosa y fríamente cortés Narcissa Malfoy, se presentó ante la disputada Lily Potter. Una, contrario a lo que había dicho su padre, risueña Lily Potter que hablaba sin parar.
-Lily-interrumpió su anécdota acerca de cómo había montado hipogrifos, jugado escondidas con los elfos, tocado el piano con Narcissa Malfoy o escuchado leer a Draco Malfoy el periódico. - ¿Amas este lugar?
La pequeña asintió.
- ¿Quieres volver a casa?-preguntó.
-No-Lily admitió.
- ¿Por qué?
-Ahí hay muchos gritos. Aquí todo es muy tranquilo. Me gusta.
- ¿Pero no extrañas a tus padres?
-Si.
- ¿A quien extrañas más?
Ella no respondió, pero sus ojos empezaron a acumular lágrimas. Kingsley le acarició el cabello.
-Harry vendrá pronto por ti, ¿si? Hoy mismo-prometió y se retiró de ahí sin ninguna otra pregunta; observando a lo lejos como la niña era consolada por la rubia mujer. En verdad no sabía que esperaba al hablar con una niña de 6 años, pero sabía que al menos los Malfoy no le hacían ningún mal a ninguno de los dos niños Potter con los que habían contactado, y eso decía mucho de ellos, dada su historia, y de la elección de Harry sobre el guardián de su hija.
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Albus frunció el ceño cuando al recibir el correo ninguna carta llegó para él. Las lechuzas volaban sin parar sobre la mesa de Slytherin y a lo lejos podía vislumbrar la lechuza de su madre dirigiendose a su hermano, pero no encontraba la de su padre. Mordiendose el labio internamente miró de reojo a Scorpius que, con una sonrisa orgullosa, admiraba sus cientos de regalos de admiradoras y abría las cartas, que de seguro eran de su padre, su abuela y los padres de su madre. El rubio elevó los ojos y luego, enfocó su mirada en el frente de Albus. Pareció sorprendido, pero cuando regresó su vista a él, sus labios se moveron formando, en silabas, las palabras Te lo dije.
Frunciendo las cejas, él se cruzó de brazos, para gran interés del cuarteto plateado. Resopló.
-No me importa.
Scorpius dejó salir una gran sonrisa y Albus lo odió con toda su alma.
-Por supuesto-afirmó. -Claro que no te importa.
- ¿Qué no le importa? -preguntó Jennifer mientras abría un gran paquete de dulces enviado por su madre, para todo el mes. O más. Lo dejó en el centro de sus amigos y se recargó en Scorpius, quien dócilmente se dejó usar de almohada. Alexander y Damian invadieron la caja al instante. Scorpius, sin embargo, se tomó su tiempo para escoger con cual empezaría.
- ¿Es que no es obvio? -respondió Damian sin hacerle mucho caso a la mirada de Albus que parecía querer acribillarlo. -Hoy no ha llegado carta para él.
-Eso no es posible, -dijo Jennifer desenvolviendo un chocolate-su padre siempre le envía cartas y dulces. -Exclamó mirando el lugar frente a Albus y al observar el vacío, se mordió el labio y omitió lo que iba a decir.
-Bueno, no es de sorprenderse, -opinó Alexander, sin mirarlos, pues llenaba su plato de fruta-era obvio que un día se fastidiaría de ser ignorado. Tuvo un gran aguante. Típico de un gryffindor.
Albus frunció el ceño.
- ¿Qué quiere decir eso?
-Bueno- ofreció un poco vacilante Jennifer, mientras se acercaba inconscientemente a Scorpius, quien le mandó una mirada que prometía dolor, si decía algo que la hiriera, al moreno.
Era en momentos como ese que Albus recordaba que el chico frente a él era considerado el Príncipe de Slytherin, no solo porque tuviera la sangre Malfoy de sus antepasados, sino porque podía ser mortalmente peligroso. Había muy pocas cosas que Scorpius no le podría perdonar a Albus, y una de esas eras herir a sus amigos de la infancia. En particular a Jennifer.
Aunque eso realmente le molestaba a Albus, no dijo nada y fingió no verla. Era lo justo, se dijo. Scorpius había puesto en juego su puesto en la casa y con sus amigos para ser su amigo. Habían soportado el regaño de sus padres también.
Sin embargo, detestaba darse cuenta que en momentos como ese, él parecía el anexado del grupo.
-No es así-dijo una vez Damian cuando se lo comentó-Él también nos lanza de esas miradas a nosotros cuando tenemos ganas de partirte la cara o decir algo sobre tu familia.
-Es tan solo que uno se cansa de ser rechazado-exclamó dócilmente la morena, regresándolo a la realidad y miró a sus amigos quienes asintieron. Porque lo comprendían. Su apellido fuera de la Casa de Slytherin solía ser razón para ser insultados o amenazados y aunque estaban acostumbrados no por eso era menos doloroso, en especial cuando ese desprecio iba dirigido a sus queridos padres.
Albus resopló sintiéndose un poco culpable.
-Tal vez esté en una misión-sugirió Nott sin querer inmiscuirse mucho, pero sintiendose mal por el moreno de ojos verdes. Además, no quería meterse demasiado en el tema de Potter padre, no después de que su padre le mandara aquella carta de un metro. Él no se había opuesto a su amistad con el hijo del Héroe del Mundo Mágico porque dijo que confíaba en que Alexander sabía lo que estaba haciendo, pero le había advertido que no quería nada de aventuras suicidas o planes que terminaran con él en la Dirección, no si quería esa escoba que saldría pronto en el mercado. Y él la quería, vaya que la quería, pese a que ya podía ver los engranes funcionando en el cerebro de Scorpius y sabía que terminaría perdiendola si no actuaba con prudencia al momento de cubrir sus pasos.
-No lo creo- Jennifer le pasó la caja a Albus, su vista fija en su carta. -Mamá esta ayudandolo en un caso.
Eso fue suficiente para que los tres sangrepuras frente a ella dejaran caer su golosina.
- ¿Tía Pansy? -dijeron a la vez y Albus los miró confundido.
- ¿Acaso eso es imposible? -preguntó, pero fue totalmente ignorado porque los otros tres chicos parecían haber oído a Jennifer decir una blasfemia.
-Tienes que estar bromeando-dijo Scorpius metiendo su mano en la caja de dulces-Eso no puede ser verdad
La morena lo miró con reproche en los ojos e infló su mejilla.
-No miento.
-No puedo creer que tía Pansy lo esté ayudando-dijo incredulamente Alexander- Tía Pansy nunca lo haría.
-No sé porque razón, pero lo está haciendo.
-Increíble-opinó Damian-eso es simplemente imposible.
-Repito-insistió Albus- ¿por qué parece que acabó el mundo?
- ¿Es que no lo entiendes Albus? -preguntó Scorpius como si lo que Albus hubiera preguntado hubiera sido una estupidez.
Él rodó los ojos.
-Lo entiendo, por eso estoy esperando a que me respondas, idiota. -Ironizó.
-Tía Pansy fue la chica entreguemos a Harry Potter a Voldemort. - le respondió, con una mirada fija, Damian.
-Es mucho más probable que quiera hundirlo que ayudarlo-opinó Alexander.
-Si tía Pans pudiera lanzarlo al abismo y deshacerse de él, sin duda lo haría-opinó Scorpius.
Albus miró a Jennifer y ésta se alzó de hombros.
-Mamá nunca ha perdido un caso, y es buena encontrando puntos débiles. Además-dijo mirandolo mientras tomaba un trago de té- realmente no le agrada tu padre.
-Su sueño es encontrarlo dormido y tener una almohada en las manos. -Bromeó Damian y Jennifer le lanzó un pan.
-Mamá no haría eso.
- ¿En serio? Porque recuerdo cierta historia sobre tío Blaise corriendo lejos de ella, que involucraba un jarrón y una almohada-comentó Scorpius con la ceja alzada, y Jennifer, para su sorpresa, sonrió.
-Realmente no usaría una almohada.
Albus se hubiera horrorizado si las pláticas entre los slytherin no fueran así todos los días.
- ¿Y en qué lo está ayudando? -preguntó interesado el Príncipe de Slytherin.
La chica se alzó de hombros.
-No lo sé, pero es realmente sospechoso que le ayude. -Opinó buscando información en el pergamino en sus manos. –Sería más creíble que apoye un evento en su contra. Sus palabras exactas son "Y estoy ayudando a ese estupido cuatrojos, gryffindor de pacotilla, espantapájaro despeinado que solo aparece para arruinar mi vida." Si no es él, entonces es Albus.
-No es un gryffindor-dijo Scorpius mordiendo su chocolate y riendo.
Albus esta vez fue quien lanzó un pan hacia el Príncipe de las serpientes. Hubo una queja cuando le dio a McNair.
-No soy un estúpido cuatro ojos, espantapájaros despeinado-gritó- y mi padre tampoco.
-Mi padre dijo que en su tiempo tu padre si que lo era. -Opinó el hijo de Theodore Nott, tan serio que Albus no pudo enojarse, en especial porque sabía que sí. En su época de estudiante parecía que su papá no sabía lo que era un peine.
-No soy un espantapajaros-repitió.
Los cuatro sangre pura rieron.
-Bueno, esa es tía Pansy. -Recuperó el hilo de la conversación Damian. -Sigo opinando que es raro y que hay gato encerrado. Quizá deberíamos hablar con nuestros padres y conseguir más información.
-Dudo mucho que tía Pansy les de detalles, tiene eso del secreto profesional, ¿No?
-Solo hay una persona por la que tía Pansy haría algo que odia hacer-dijo Alexander mirando a Scorpius y éste lo miró.
- ¿Te refieres a papá? -preguntó.
- ¿El señor Malfoy?-preguntó Albus- ¿Por qué lo haría? Él y papá no se aguantan. La última vez que se vieron, y pude verlos, apenas cruzaron su mirada se habían declarado la guerra.
-Debe haber una razón.-Contestó Nott abriendo El Profeta, por supuesto, los cuatro miembros originales del quinteto sabían que si querían tenerlo completo, tendrían que robarlo más tarde.
-Se llama Draco Malfoy-rió Damian.
Scorpius quedó serio.
-Me pregunto que habrá pasado-susurró para él mismo.
-Señor Malfoy, Señor Potter-escucharon la voz de Luna Scamander tras ellos, y los slytherin voltearon hacia ella. -La directora quiere verlos. Me pidió que los guiara hacia ellas.
Ellos se miraron confundidos, pero asintieron. Se pusieron de pie y la siguieron.
-Hey Al, ¿me acusaste de algo en la mañana? -preguntó Scorpius y el moreno negó con la cabeza.
- Tal vez quieran entrevistarte también-murmuró siguiendo a Luna.
-Tía Luna ¿es malo? – le preguntó el moreno a la mujer y ésta le sonrió mientras negaba.
-No. Por cierto, Scorpius me alegra que te unas al grupo.
El rubio frunció el ceño al notar que ya no era nombrado Señor Malfoy.
- ¿Qué grupo? -preguntó.
-Le dije a Harry que los blomxies le influían siempre que se acercaba, pero él intentaba ignorarlos con tanta fuerza que no se daba cuenta que querían ayudarlo.
El rubio parpadeó varias veces.
-¿Blomxies?-preguntó a su compañero, el otro hizo una mueca divertida y se alzó de hombros. – ¿Esos individuos puntiagudos, vestidos de traje, que son hadas?
-No, esos son pixies, y no son reales. Claro que no sé si los bloxies lo son-añadió.
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Aunque Ginny era la encargada de decirle a James sobre el divorcio, Harry consideró por un momento si debía intentar decirselo él. Sin embargo, tan pronto como llegó la idea, la discriminó. James lo primero que haría sería gritarle algo, o tirarle lo más pesado que tuviera a la mano. No obstante, se dijo mientras veía los papeles frente a él que Parkinson le había mandado, Albus tampoco estaría muy contento con el resultado de sus acciones.
Así que, siguiendo sus instintos, decidió llevarlo a un terreno neutro para aclararselo.
Malfoy Manor estaría bien.
Lily estaría ahí y Harry hablaría con ambos, y le quitaría la deuda de vida a Draco. El lugar era perfecto, por no hablar que ningún Weasley llegaría hasta ahí. Así que cuando habló con McGonagall, y se enteró de la visita de Kingsley, le pidió permiso para llevarse también a Scorpius.
- ¿Scorpius, Harry? -preguntó McGonagall confundida- ¿Scorpius Malfoy?
-Si, Scorpius Malfoy.
-No lo sé, ¿Porqué quieres llevartelo? Tendría que hablar con su padre primero por si se niega a darte permiso. No debo dejar que nadie lo retire sin su autorización.
-No le haré nada, Profesora McGonagall -rió Harry ligeramente. - Voy a ver a su padre y me gustaría que me acompañara. Malfoy está un poco triste estos días-exclamó suavemente. Lily no había dicho mucho, pero parecía preocupada en la carta que envió hace unos días.
Ella lo vió como si le hubiera salido otra cabeza.
- ¿Entonces es verdad? ¿El señor Malfoy y tú están saliendo?
Harry se atragantó.
- ¿Saliendo? -Preguntó, y trató con todas sus fuerzas que ese estupido rubor, que siempre lo invadía cuando se trataba de Malfoy, no apareciera.
-Si. Eso dicen varios periódicos, pero como el señor Malfoy avisó que saldría de viaje, no lo creí del todo.
Harry negó rapidamente con la cabeza. ¿Por qué no estaba enterado de los rumores? Diablos, probablemente Malfoy si había visto los periódicos y estaba tentado a hechizarle.
-Me está haciendo un favor y tengo que ir a verle. –Respondió regresando su mirada a McGonagall, aunque por dentro solo podía imaginar el puñetazo que Malfoy le iba a dar en la cara. Merlín, pensó, la última vez que nos vimos le dije que no debí salvarlo. ¿Con qué cara iba a verle ahora que lo había involucrado en los chismes de su fracaso matrimonial?
- ¿Harry?-escuchó.
-Merlín, lo van a linchar-dijo inmediatamente, pensando en todos los miembros de la comunidad mágica que detestaban al hombre, y cerró los ojos dándose cuenta de su estupidez al dejarse fotografiar. Hizo nota mental de averiguar a quién se le había ocurrido tomarle una foto y cruciarlo, luego de quitarle los originales.
Con cara de incredulidad, McGonagall asintió a lo que sea que Harry pensaba y llamó a Luna para que les trajera a los dos niños, recomendandole ser discreta con James y Neville.
- ¿Cómo está Lily, Harry? -preguntó suavemente cuando la rubia se había marchado. No he sabido nada de ella, y en su visita, Kingsley solo dijo que estaba en un lugar seguro.
Él miró a Fawkes prender en llamas, y posteriormente nacer de sus cenizas, y sonrió.
-Está muy bien. La están cuidando genial y yo tengo en mi bolsillo una deuda de alrededor de un millón de galeones en solo dulces, pero estoy seguro que me he ahorrado un montón en psicomagos.
-No sé que dulces ha estado comiendo, pero por lo demás, me alegro por ti, Harry-exclamó con dulzura la anciana-Hacía bastante que no te veía sonreir así.
Él hizo una mueca.
-Me siento aliviado desde que me divorcié, pero a veces me pregunto si hice lo correcto al dejar que este matrimonio muriera poco a poco. O sentirme culpable de no haber notado lo infeliz que era Ginny. De alguna manera mis dos hijos no me odiaban y mi hija no lloraba todo el día. Tenía a los Weasley, y a Hermione, ahora me siento un poco solo.
-Lo hiciste, Harry-le contestó en tono maternal. -Un matrimonio sin amor o amistad solo es una cadena y Albus está empezando a deprimirse por volver a casa. Será bueno saber que no está llendo al matadero.
-No, solo está yendo conmigo-dijo un poco triste.
-Sé que Albus es difícil, -dijo la anciana- todos los Slytherin lo son. ¿Pero acaso tú no tienes tu lado slytherin también? Debe haber una manera de que platiquen y arreglen su situación. Quizá podrías preguntarle al Señor Malfoy, fue un hijo slytherin y ahora es padre de uno. Pese a no parecer muy cercano a Scorpius, te aseguro que su hijo es muy feliz. Eso significa que está haciendo un buen trabajo.
Harry asintió y dejó su mente vagar al encuentro del rubio con Albus.
-Es un gran padre, ¿cierto? Mucho mejor que lo que yo he logrado ser.
-Es un padre diferente, no mejor. El Señor Malfoy ha cambiado mucho. -Expresó casi cariñosamente McGonagall, siguiendo la conversación. - Es una persona agradable y se ha creado una lealtad entre los slytherins que, aunque no entiendo del todo, admiro. Le he pedido que se incorpore al cuerpo docente por lo mismo, porque creo que podría manejar a la Casa Slytherin mejor que Slughorn, pero se ha negado fervientemente. Lo único que logré hacer, fue convencerle de venir a hablar con ellos de vez en cuando. De esa manera logré que Slytherin volviera al menos a jugar Quidditch.
-Malfoy se ha esforzado en pasar desapercibido. Quizá teme la reacción de los padres cuando se enteren que es un profesor y tendrá contacto con sus hijos.
-Quizá, pero no es lo correcto. La gente debería empezar a superar sus problemas. Si ellos no lo superan, las generaciones siguientes tal vez tampoco lo hagan.
-Estoy de acuerdo-respondió y escuchó la puerta sonar. Cuando ésta se abrió se puso de pie y le sonrió a Luna.
-Hola Harry, -saludó ella moviendo la mano - le decía a Scorpius lo genial que era que se uniera al Club.
- ¿Al club?
-Si, los bromxies me dijeron que era momento de que Scorpius se volviera uno de nosotros.
Harry sonrió y miró al chico con la ceja alzada. Mirando a Luna como si estuviera loca.
-Bienvenido-dijo con una suave sonrisa y sus ojos se posaron en Albus.
-Albus-saludó.
No hubo respuesta.
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Cuando llegaron a la puerta del despacho de la Directora y ésta se abrió dejandoles pasar, Albus no pudo evitar sobresaltarse al notar que su padre, en su imponente traje de Jefe de Aurores se encontraba en la puerta.
-Albus-saludó su padre con un asentamiento de cabeza, pero él no respondió y miró a McGonagall, con la duda expresada en su cara.
Ella lo miró decepcionada.
-El señor Potter solicitó su salida del colegio para que lo acompañe a un lugar- le aclaró.
Albus asintió y miró a Scorpius.
- ¿Y qué hay de mí? -preguntó el rubio, mirando por primera vez de cerca al Héroe del Mundo Mágico.
-Nos dirigimos a tu casa-le aclaró Harry- y creí que te gustaría acompañarnos.
Scorpius asintió sonriente, y Harry comprobó la felicidad a la que McGonagall se refería. Sus ojos grises brillaban. Le dio un poco de envidia.
- ¿Puedo? - le preguntó a la anciana, sus ojos grises brillando ilusionados; y ella dejó salir una maternal sonrisa.
-Supongo que sí-fue la respuesta.
-Vamos a usar la red flú-indicó Harry. Uno por uno. Primero yo.
Cuando llegaron al callejón Diagon, a Harry no le sorprendió que la gente se arremolinara inmediatamente cerca de él, pero se vio obligado a esperar a su hijo y al de Malfoy. Cuando aparecieron, y alguien tomó una fotografía, frunció el ceño y tomándoles la mano, intentó sacarlos de la multitud.
- ¿Entonces, es verdad? - preguntó alguien- ¿De verdad usted y Draco Malfoy están teniendo una relación? ¿Él le permite cuidar a su hijo? ¿Qué opina su ex -esposa de esto?
- ¿Ex -esposa? -preguntó Albus.
- ¿Saliendo? -soltó Scorpius y los reporteros se fijaron inmediatamente en ellos.
- ¿Es que ustedes no lo sabían? -les preguntaron. Harry rodó los ojos, los tomó de la mano y los apareció.
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Aparecieron en los alrededores de Malfoy Manor.
-Así que-se aventuró Scorpius mientras caminaban hacia la reja de entrada de la Mansión - ¿Usted y mi padre si están realmente saliendo?
Albus que tenía una cara seria y no había dicho nada en todo el camino, le dió un codazo en el estómago.
- ¡Auch! -se quejó Scorpius. -Solo quiero saber si debo empezar a llamarlo padre- exclamó con una mueca. - Te molesta, ¿hermanito?
El slytherin enrojeció.
Harry rió y negó con la cabeza.
-No estamos saliendo. Ellos creen que es mi nuevo amor debido a la foto de Malfoy con Albus. Tienen la versión de que somos una familia feliz debido a que Albus es un slytherin y estaban juntos en Madam Malkin. Corrió el rumor de que lo acompañaba a hacer sus compras.
Scorpius lo miró fijamente.
- ¿Sólo por eso?
El Jefe de Aurores alzó una ceja mientras sonreía de lado dejándoles el resto a su imaginación. Los dos slytherin se quedaron con la boca abierta al notar que el otro incitaba a su imaginación.
-Nunca lo había visto sonreír así, Señor Potter –comentó finalmente Scorpius y luego, al mirar la mansión de lejos, su sonrisa se volvió triste. - Papá tampoco lo ha hecho en mucho tiempo.
Desde la muerte de mamá, estaba implícito.
-Las cosas se hacen más livianas a medida que el tiempo pasan-aclaró Harry, y Scorpius lo miró interesado.
- ¿Usted perdió a alguien importante? -preguntó el rubio con interés y el auror asintió mirandolo.
-La guerra hizo que todos perdieramos a alguien. Yo perdí a mi familia.
-Lo siento-se disculpó el rubio. - ¿Cómo lo supera? ¿Cómo lo olvida?
-Está bien, -añadió el mayor con suavidad. -No lo superas, no lo olvidas; pero con el tiempo llegan también otras personas y recuperamos de cierta forma lo que perdimos. Tengo a mi familia; no son mis padres, ni mi padrino, pero son mi familia al fin y al cabo.
Scorpius asintió.
-Supongo que me hago una idea. Yo ahora tengo una hermana. Es triste no tener a mamá, pero Berenice es genial, el mundo es tan nuevo para ella, todo la sorprende.
Harry sonrió.
-Me alegro por ti.
Scorpius le devolvió la sonrisa y continuó su camino, hacia adelante a través del sendero y los setos. Harry supuso que reconocía los alrededores, y se imaginaban a donde iban.
-No pareces sorprendido de que vayamos a tu mansión-hizo notar el Jefe de Aurores y el rubio negó rápidamente.
-Supongo que si usted no fuera bienvenido no iría a Malfoy Manor; no ha ido jamás, y en todo caso, podría haberme traído para abrirle la entrada.
Harry dejó salir una suave risa, Scorpius lo miró, orgulloso de si mismo.
-He sido descubierto, entonces.
Caminando silenciosamente por el resto del camino, Scorpius únicamente se detuvo cuando la verja no se abrió. Tocó las puertas.
- ¿Quién quiere pasar a los terrenos de la familia Malfoy? -escuchó la voz y Harry, por un momento, se sintió decepcionado al no ver el rostro en ella. Scorpius no parecía feliz tampoco.
-Soy Scorpius Malfoy, heredero de Malfoy Manor, y exijo me dejes pasar.
-Traes compañía.
-Mi padre espera la visita-exclamó con exasperación.
-No es seguro, preguntaré al amo. Amo Scorpius está en el Colegio.
-Oh, genial. Yanik déjame pasar, sabes que soy yo.
-Esta es la entrada de Malfoy Manor, no Yanik.
-Yanik, es una orden.
La puerta se abrió.
-Pasen-exclamó Scorpius.
-Creí que la puerta mostraba ese rostro feo y era mágica por si sola, no custodiada por una persona-comentó el Jefe de Aurores y Scorpius se alzó de hombros.
-Es un elfo, y deben estar haciendo cambios. -Comentó dejándoles pasar primero, a través del camino de grava.
Notando la ya amena convivencia entre su padre y su amigo, Albus hizo una mueca de lado y agarró su túnica ligeramente. Scorpius lo miró preocupado, pero se mantuvo en silencio sabiendo que no era ni el momento ni el lugar para bromear. Aún así le dió una palmadita a espaldas de Harry y le motivó a hablar sacudiendo la cabeza hacia el auror.
- ¿Qué hacemos aquí, papá? -preguntó Albus a Harry, y éste lo miró de reojo, pero su cara no demostró sorpresa, alivio o enojo. Solo siguió caminando con firmeza hacia la mansión considerando la respuesta. Albus se sintió un poco culpable porque llevaba tiempo sin dirigirse a su padre, cuando desde principio era el único que le mandaba lechuzas deseandole suerte. Con el paso del tiempo Albus había dejado de contestarle y luego de su pelea, ni siquiera las había leído, pese a que su padre seguía enviándolas.
-Deberías leerlas- le había dicho Scorpius. - A mí me encanta recibir las cartas de papá y la abuela. Ellos y Berenice son mi única familia ahora. Tú solo tienes a tu padre y a Lily ¿Realmente quieres esperar a que tu padre decida que no volver a hablarte por que tu nunca le contestas? -preguntó
Viendo a Scorpius caminar a su lado en silencio, Albus creyó que Harry no contestaría. No obstante, el mayor lo miró levemente y le habló con normalidad. Como si Albus nunca le hubiera gritado que lo odiaba o nunca hubiera dejado de contestar sus cartas.
-Huimos de tus tíos.
El menor de los Potter lo miró sorprendido. ¿Por qué? ¿Acaso por su culpa habían llegado al punto de pedirle a Harry que se deshaciera de Albus? ¿Su padre estaba dejandolo en manos de Draco Malfoy solo porque él era un slytherin como ellos?
- ¿De los tíos? ¿Por qué? - preguntó con un nudo en la garganta.
¿Finalmente su padre se había rendido con él?
Harry quedó serio.
-Necesito hablar contigo-aclaró - a solas. Sin que nos interrumpan. Además, tengo que recoger a alguien.
- ¿A quién? -preguntó Scorpius interesado. - No puedo creer que padre haya dejado a alguien entrar a la mansión-comentó- Eso es raro.
-Más que permitir entrar esa persona se coló.
- ¿Se coló en las protecciones? -gritó indignado Scorpius en una escena similar a las que su padre protagonizaba en Hogwarts y Harry se recordó a si mismo que este chico era el hijo de Draco por alguna razón. - ¿Cómo es que esto sucedió?
Albus ya no sabía que pensar.
- ¿Quién? -empezó a preguntar cuando vió una inconfundible cabellera pelirroja correr felizmente hacia los tres.
-Papá- gritó desde la distancia Lily, y Harry sonrió cálidamente llendo a su encuentro y dándole un gran abrazo.
- ¿Lily? - preguntó Albus recibiendo su propio abrazo- ¿Qué hace Lily aquí? -preguntó
Scorpius también parecia ansioso de recibir la respuesta.
-Venimos a recogerla a ella.
- ¿Cómo es que entraste a la mansión Malfoy? -preguntó sorprendido Albus.
- ¡Lily! ¡Lily! ¿Dónde estás? -se escuchó un grito acercándose y en segundos vieron a la elegante señora de la Mansión aparecer con apresuramiento.
-Es la abuela-rió Scorpius y corrió a su encuentro. Albus observó con un poco de envidia como ella se inclinaba para quedar a su altura y amorosamente lo abrazaba y mecía. Miró de reojo a su padre que abrazaba a Lily.
-No te he visto en bastante tiempo-decía. Albus se sintió excluido; y deseó haber saludado a su padre de un abrazo.
-Scorpius, cariño-reía la rubia, por su parte. - ¿Qué haces aquí? ¿Cómo llegaste de Hogwarts?
-El señor Potter me trajo- respondió amablemente Scorpius. -Dijo que venía por aquí y pensó que querría ver a papá.
La mirada de Narcissa se dirigió hacia él y contrario a lo que Harry esperaba le dirigió una suave sonrisa.
-Señor Potter-saludó educadamente-Draco está hablando con Pansy en estos momentos. Pasen a esperarlo. –Indicó; Scorpius ya había desaparecido de ahí, seguramente a buscar a Draco- Lily, vamos-dijo extendiendo la mano y la menor lo tomó rápidamente y con una gran sonrisa.
-Vamos Albus-llamó la pequeña extendiéndole a su vez la otra mano, y Narcissa entonces se fijó en el slytherin que, detrás de Harry, observaba silenciosamente la escena.
Sus ojos brillaron.
-¿Tú eres Albus?-preguntó.
-Si-contestó el menor un poco incómodo, especialmente cuando Narcissa se dirigió hacia él y le dió un suave beso en la frente, a la vez que ponía suavemente su mano en los hombros del menor.- Gracias por cuidar de Scorpius-le susurró, y Albus sonrió levemente.-y de Draco.
-No es nada.
Probablemente, McGonagall tenía razón. Había tomado la decisión correcta.
.
Mientras esperaban en la pequeña sala, y Lily le contaba a Albus de sus aventuras, Scorpius apareció sin su túnica escolar, luciendo una color gris perla a juego con sus ojos. Tenía a Berenice con él. Harry le sonrió amablemente cuando éste le sonrió y le presentó a Albus a su pequeña hermana. Observandole, decidió que Draco debía ser muy parecido a él, en su niñez.
-Una copia idéntica.
La interrupción de la señora Malfoy a sus pensamientos, hizo a Harry reír levemente.
-¿Está usando Legeremancia conmigo señora Malfoy?-preguntó con educación, tomando un poco de té.
Ella negó e imitó su gesto.
-No, solo hacia una observación. He visto esa mirada muchas veces, Señor Potter. Especialmente en los viejos amigos de mi esposo, o en los de mi propio hijo. Unos buscan a Lucius en Draco y otros, a Draco en Scorpius. Debe pasarle también a usted, considerando lo parecido que es con Albus.
Harry negó.
-Al siempre ha mantenido un porte serio y tranquilo, todo lo contrario a mi en mi infancia.
Ella asintió.
-Debo decir que me sorprende mucho las atenciones de usted para nosotros. Draco ansiaba ver a Scorpius pero no consideraba interrumpir sus clases por un deseo egoísta. Le hará bien verle.
Él asintió levemente.
-Escuché que usted y su esposa tuvieron un pleito muy fuerte a causa de que Albus defendió a Scorpius-continuó ella.- ¿Algo que podamos hacer para ayudar?
Harry sacudió la cabeza.
-Oh, supongo que lo empeoraríamos- supuso la mayor de los Malfoy.
-No, en realidad nos hemos divorciado-susurró Harry mirando a Albus.- Dra…Malfoy ha sido de gran ayuda con ello.-Cuando la mujer sonrió, él también lo hizo-Contra su voluntad, es cierto, -añadió-pero una vez que lo tuve de mi lado todo fue más fácil. Planeo decirles sobre ellos a ambos hoy.-Declaró mirando a sus hijos.- En su casa, si no les molesta. La última vez fuimos interrumpidos por unos de sus tíos, no creo que eso suceda aquí.
La rubia lo miró con compasión
-Sientase libre de ocupar los jardines, tendrá más privacidad ahí ¿Su disgusto con los Weasley, es a causa de Albus-preguntó bajito-por defender a mi nieto, o por nosotros?
Viendo la preocupación a través de su rostro, Harry se preguntó porque consideró que esa familia era tan fría en el pasado. Era cuestión de observar bien, se dijo. Draco era una copia idéntica de Lucius, pero su carácter era similar al de su madre. Scorpius era sin duda una copia de Draco también; tenía ese comportamiento sangre pura gritando dentro de él, pero a la vez poseía un carácter juguetón, que no creía que fuera de Astoria porque él recordaba, de las pocas veces que la observó, que ella era realmente silenciosa; así que debía también venir de Malfoy. Sin querer sus ojos se desviaron a Albus y Lily que reían de lo que sea que Scorpius les estuviera diciendo; y pensó que en una realidad diferente, si él hubiera aceptado la mano de Malfoy y pudieran tener a hijos entre sí, o al menos tener madres sustitutas, ellos pudieron ser hermanos; y él podría deleitar su rostro diariamente con esa escena.
-Señor Potter- llamó la mayor atrayendo su atención-¿Algún problema?
Él nego la cabeza. Sus labios formaban una dulce sonrisa.
-¿Por qué es un slytherin?-indagó nuevamente la rubia y Harry negó nuevamente al recordar su plática. Correcto, Albus, problema.
-No, esa fue la gota que derramó el vaso. Los problemas ya venían desde antes pero esta vez involucraron a los niños. Especialmente a Albus. Traté de detenerlo pero fue inútil.
-No es su culpa-respondió Narcissa- hay cosas que simplemente no están en nuestras manos. Esto era demasiado grande para usted; y a pesar de lo fuertes que podamos ser, a veces las cosas dependen de otras personas y solo podemos confiar en que todo saldrá bien.
Harry asintió.
-Quizá así sea.
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-He estado revisando la condición de Potter- comentó Pansy, mientras se ponía de pie y tomaba un trago de su copa después de horas y horas de trabajar con Draco. Tenía un traje elegante y su maletín al lado de ella, por si tenía que irse a algún lado importante, pero como su cliente era Draco en este momento, estaba vestida con una sencilla falda y zapatos bajos como si solo fuera a platicar. El mencionado se puso de pie y se sirvió para sí mismo una copa de vino, dejando a un lado sus papeles. Se retiró sus lentes y los asentó sobre ellos.
-¿En serio?-preguntó. Se estaba cuestionando por ello, pero no tenía intención de tocar el tema si su amiga no lo hacía.
-Si.
El rubio la miró esperando que dijera más, y la morena rió ligeramente y negó con la cabeza.
-Di algo-se quejó luego de segundos.
-Todo dependerá de lo que quiera Potter.
-Como qué.
-El trato inicial solo implica quedarse con el heredero.
-Ajá.
-Pero el segundo implica tener a Albus, pelear a Lily y perder a James. Si se queda el primero puede perder a Albus y a Lily, pero gana a James. Sus propiedades se quedarían intactas.
-Pero si se queda el segundo, sus propiedades irían a juicio, James sería de Ginevra y Lily estaría en disputa.
-Si.
-¿Por qué solo el heredero? ¿Por qué no los tres hijos?
-Creo que es porque los Potter, por algún motivo, solo tenían un hijo. O al menos así fue en las últimas 20 generaciones. Nunca consideraron tener tres.
Draco ni siquiera preguntó porque la mujer buscó el árbol familiar de Potter. En cambio, pensó en su propio prenupcial, el cual especificaba que los hijos de los Malfoy, se criaban con ellos.
-¿Que procede ahora?
-Bueno, ellos querrán invalidar el prenupcial.
-¿Pueden?
-Bueno, alegarán muchas cosas, como que ella no lo leyó o no tuvo tiempo para procesarlo. Pero yo hablé con Potter y Granger, incluso con su abogado familiar, o su retrato, dado el caso, y Potter le dio dos semanas para leerlo; y cuando él preguntó si lo había leído, ella dijo que si y estaba de acuerdo. Dirán que no informó todas sus propiedades, pero sí lo hizo. Ese fue el problema, demostró tener mucho, y ellos quieren un gran tajo. Luego dirán que compartieron abogado, y debido a que los intereses de cada parte están en juego, cada uno debió estar representado por su abogado particular. Y por último, alegarán que la dejó sin nada, lo cual es considerado inequidad. Si Potter moría la herencia pasaban a sus hijos, no a Ginny, pero le daba derecho a generar gastos que debía reportar a su abogado.
-A Boot.
-Si, cuando su abogado murió, Potter contrató a Boot.
-¿Y porque Boot no leyó este prenupcial antes?
La morena se alzó de hombros.
-Quizá estaba muy ocupado con la Weasley. De igual forma,-continuó- ya que Potter gana todo el dinero, eso le daba libertad a Weasley de renunciar a su derecho de manutención conyugal si terminara divorciándose ante un tribunal. Aunque todo depende del tribunal. Si consideran que el acuerdo es tan descaradamente injusto pueden invalidarlo.
-Y si lo invalidan se activa el segundo.
-Si.
-Pero todos los sangre pura nos regimos bajo las mismas condiciones, y se nos validan.
-Pero no cambiamos las condiciones al firmar el divorcio, y nuestras parejas están preparadas para ello.
Draco suspiró.
-¿Le dijiste esto a Potter?
-Lo haré hoy. En tres días tendremos nuestro primer enfrentamiento con Boot y Weasley.
-Ya veo.
Pansy lo miró con sus ojos verdes brillando con astucia y Draco hizo una mueca.
-Pareces preocupado.
-No es lo que estás pensando.
-De acuerdo. Entonces no estoy pensando en que te gusta Potter, como cuando tenías 15 años.
Draco se sonrojó ligeramente.
-Eso fue una tontería pasajera. Yo amo a Astoria. Siempre lo haré.
Pansy asintió a la vez que tomaba los papeles y hacia otra marca sobre el papel.
-Lo sé. Es solo...-dijo tornando su mirada triste-es solo que no creo que sea una buena idea que te relaciones con Potter más de lo que ya estás. La gente habla Draco. Dicen que eres su nuevo amor y la razón por la que él y Ginevra Weasley terminaron su matrimonio. Dicen que lo hechizaste o le diste una poción. En el mejor caso, que lo utilizas para mejorar tu posición social.
-Eso no es cierto. Potter y yo ni siquiera nos hemos visto en persona desde lo que pasó en el callejón Diagón.
-Sin embargo, a pesar de ello, siento que le brindaste demasiado interés al asunto pese a no verlo. Le conseguiste un abogado, y cuidaste a su hija.
-Es por la deuda, y Albus- admitió con la mirada fija en Pansy,- Si no hubiera defendido a Scorpius esto no estaría pasando. Ese niño seguiría estando bien con su familia.
-Si le llamas estar bien a ser separado sutilmente-dijo ella acomodando su cabello y tomando un poco más de vino.- Incluso a mí me da un poco de pena.
Draco rodó los ojos mientras reía.
-Ese niño debe estar fatal si hasta tú le tienes compasión.
Con la mirada ofendida y la boca ligeramente abierta ella tomó el cojín más cercano y le lanzó un golpe con él.
-Auch
-Te lo mereces.
-Me hiciste quedar como una insensible.
Draco esta vez fue el ofendido.
-Merlín, Pansy. Despertaste a tu hija con un howler que contenía más de 50 amenazas y demasiadas groserías.
-¡Estaba molesta!-Se defendió.- ¿Cómo mi adorada hija podía llevarse con el hijo de ese cuatro ojos que con su amiga la sangresucia me llamaba chica apestosa?
-¿Será que realmente pensaban que no te bañabas?-preguntó inocentemente y Pansy abrió la boca indignada
-¡Draco!-gritó toda roja
-Sé que te bañabas Pansy,-exclamó con una risa divertida- estaba bromeando.
Ella se tiró con los brazos cruzados en el sillón.
-Escuche que eras amigo de Hermione Granger.-dijo con la ceja alzada en una advertencia.
Draco suspiró.
-¿Es que tienes oídos por todo el Mundo Mágico?
Con una sonrisa de lado ella levantó de forma divertida una ceja.
-¿Lo dudas?
-No-dijo resignado.
-Entonces...
-No tienes de que preocuparte. Solo es cortesía. Te prometo que tú seguirás siendo la única chica en mi vida aparte de Astoria, Berenice y mi madre.
-Más te vale, Malfoy. Más te vale.
Draco le besó la mejilla.
-Entonces ¿Qué exactamente haremos Graham? Mira que intentar aprovecharse de que no puedo estar siempre en Francia. Pretendía robar mi empresa de pociones-bufó.
La morena sonrió de lado, divertida, con un brillo peligroso en los ojos mientras se ponía de pie y se servía una nueva copa de vino.
-Lo destruiremos, cariño. Nadie le roba a los Malfoy. Menos si yo cuido sus intereses.
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Aprovechando la tardanza de Draco, Harry había interrumpido a los tres menores y llevado a sus hijos aparte.
-Quiero hablar con ustedes-le dijo. Y ahí estaban los tres, sentados en el jardín de la mansión Malfoy.
-¿Qué pasa?-preguntó Albus. Nunca había visto así a su padre, estaba serio y su mirada denotaba algo que Albus no sabía interpretar.
-Papá-comenzó- ¿qué sucede?
Harry se armó de valor y lo miró a los ojos.
-Su madre y yo nos hemos separado.
Albus abrió la boca y la cerró rápidamente, porque eso no era digno de un slytherin; aunque por supuesto la frase de Scorpius, que solía ser la voz de su consciencia, tal como la de su padre sonaba a Hermione, solía terminar aquella frase con 'ni de un Malfoy'.
Lily lo miró sin comprender, pero Albus no podía explicarle ello. Su mente se había congelado.
-Por eso Pansy Parkinson te está ayudando-susurró tras encontrar la respuesta a la pregunta de Scorpius, de esa mañana.-Te está ayudando a divorciarte.
Harry asintió.
-¿Cómo sabes que Parkinson está ayudándome?
-Jenni obtuvo una carta-le dijo, alzó la mirada y lo miró con cara culpable-¿Es mi culpa?-preguntó y Harry negó con la cabeza.
-¿Qué significa que se están separando?-preguntó Lily.
-Papá y mamá no vivirán juntos de nuevo-fue la corta respuesta. El slytherin miró al Jefe de Aurores con cautela.
-¿Por qué?
-Porque tu madre me envió los papeles, y yo decidí que era lo mejor para todos.
-¿Cómo puede ser lo mejor para todos?-respondió Albus, ligeramente sobresaltado-¿Cómo puede ser lo mejor para Lily o James?
-¿Qué hay de ti?-preguntó Harry, totalmente serio-Tú no eras feliz, podía verlo, Al. No estoy ciego. Tus hermanos tampoco lo eran. Lily podía presenciar todas y cada una de nuestras peleas, James cree que soy injusto con tu madre, y se la pasaba molesto. Creo que lo mejor para todos era terminar de una vez por todas este asunto. Estoy seguro que su madre hablará con James, así que yo lo haré con ustedes.
Albus asintió con un nudo en la garganta.
-Tu madre interpuso en el contrato que una de las condiciones del divorcio era que tú te quedarías conmigo y disputaríamos la custodia de Lily. Eso significa que pelearé por quedármela. –Lily no decía nada.-Entiendo que no estés muy feliz por el trato, porque estás enojado conmigo, pero yo estoy contento de tener tu custodia. Sé que tú me odias, pero eso no significa que yo haya dejado de amarte. Aún si no contestas mis cartas, aún si no me abrazas al llegar, yo te quiero porque eres mi hijo.
Él mordió sus labios.
-Y estoy muy orgulloso de ti.
No pudo evitarlo, las lágrimas empezaron a invadir sus ojos.
-¿Por qué?-preguntó con voz rota, y Harry se paró y se agachó a su altura para abrazarlo. Albus se pegó a él como un niño pequeño, ocultando su cara en el hombro del mayor, y se sintió protegido y amado. Sus palabras al Ministro le habían hecho darse cuenta que hacía bastante tiempo que ninguno de sus dos padres lo abrazaban, y lo hicieron sentir solo. Pero ahora todo estaba bien, porque Harry estaba para protegerlo.
-Porque eres mi hijo, Albus.
-Pero yo no soy un gryffindor-sollozó.
Harry dejó salir una relajante risa.
-Ya lo sé.
-Y no le agrado a mis tíos.
-Lo sé también.
-Llame a tía Hermione sangresucia.
-Malfoy y yo nos hemos disculpado por tí. Hermione no te detesta. Ella me está ayudando con el divorcio y te manda apoyo moral.
-¿El señor Malfoy?
-Si.-dijo tranquilamente-Él y tu tía Hermione son amigos ahora y él le pidió que te perdonase. Ella lo hizo.
-Pero creí...
-Estaba enojada, pero ahora esta bien.
-Pero yo... Todo este tiempo...tus cartas.
Harry rió tristemente
-Supuse que no las leerías, así que no me preocupa. Si lo hubieras hecho, te habrías dado cuenta que las últimas estaban prácticamente en blanco. No sabía que decir-se disculpó- pero como no devolvías las demás, pensé que, de leerlas, al menos te quejarías del papel en blanco. Y si no la leías, al menos sabrías que aún pienso en ti.
Albus bajó la mirada.
-Lo siento.
-Hey, estoy orgulloso de ti, compañero -expresó acariciandole el cabello.-Y tú deberías estar orgulloso de ser un slytherin. El mundo puede fallarte pero los slytherins siempre estarán ahí para ti. Porque eres uno de ellos, ellos son tus amigos.
Albus abrió mucho los ojos al recordar la carta del padre de Scorpius, ese día, en sus manos. Miró a Lily, quien hasta el momento había guardado silencio. Ella le sonrió y él comprendió lo que todo ese tiempo, Scorpius intentó que entendiera. No tenía porque tener celos de él, tenía a Harry y a Lily. Ellos eran su familia slytherin, aún si tuvieran un poquito de gryffindor en ellos.
No estaba solo.
-¿Y mamá ni siquiera piensa vernos?-susurró bajito.
Harry apretó su abrazo.
-Ella no sabe que Lily está aquí, y sobre ti, no lo sé, Albus; pero nunca se lo impediría.
En silencio, Albus ocultó su cara en el pecho de su padre.
-¿Es tan malo que quiera llevarme con ellos?-preguntó.
Harry negó con la cabeza.
-Haz encontrado tu lugar Albus, eres bienvenido con los slytherin. Con los Malfoy. Este es tu refugio, el de tu hermana; estoy orgulloso que, al contrario de mí, ustedes hayan podido verlo.
El pequeño cerró los ojos y lo abrazó con fuerza. Lily se unió al abrazo.
-Él es una gran persona-le dijo aunque Harry no supo de quién hablaba exactamente. ¿Scorpius? ¿Draco?
En realidad no importaba porque uno le había brindado a Albus amigos y el segundo el perdón de Hermione y su amabilidad.
-Lo sé.
Harry lo sintió relajarse y sonrió. Si, este era su lugar, y aun si Harry no podía pertenecer a él, no dejaría que nadie se interponga en la felicidad de Albus y Lily. No Boot y tampoco Ginevra.
.
Cuando Draco bajó ya habían pasado tres horas de la llegada de Potter y compañía, pero como él no lo sabía, notó con sorpresa a Scorpius, Berenice y su madre tomando el té.
-Berenice, Madre-saludó antes de dirigirse a su hijo-Scorpius, ¿Qué estás haciendo aqui?-¿No debías estar en clases? Mejor aún, ¿cómo saliste sin autorización?
El rubio le miró con una gran sonrisa.
-Padre-dijo abrazandolo- Te extrañé.
El mayor le acarició los cabellos suavemente.
-Yo también te extrañé, Scorpius. ¿Ahora responderás mis preguntas?
-El señor Potter me ha traído, dice que vino a buscar a Lily.
Sorprendido, Draco miró a sus alrededores. Potter no estaba en ningún lado.
-¿Y donde está?-preguntó.
-Hablando con Albus y Lily en el jardín-respondió.
-Vaya-respondió y checó su reloj. Tenía que salir al anochecer para hablar con Theodore.
-Padre ¿es cierto que estás saliendo con el señor Potter?-preguntó de repente su hijo y Draco enrojeció ligeramente.
-¿De dónde sacaste esa idea?-le preguntó caminando hacia su hija, intentando rentarle importancia al asunto.
-Todos en el callejón lo decían, cuando aparecimos con el señor Potter...
Malfoy lo miró con los ojos abiertos.
-¿El idiota se apareció con ustedes en un lugar público?
-¿Les tomaron fotos Scorpius?-preguntó su abuela.
El menor asintió.
-Si, al principio pensé que se debía a que nuestras familias no se llevan, pero entonces alguien dijo algo de eso.
Draco se golpeó la frente.
-Oh, genial. Tendré que reforzar la barrera anti howlers. Ya tenía bastante remodelando la reja principal.
-¿Entonces es verdad?-preguntó el menor.
Su padre negó con la cabeza.
-Será la primera vez que lo vea desde el pleito del callejón Diagon-respondió. Entonces, mirando a Scorpius, su padre sonrió-¿Qué tal si volamos un rato y te cuento que tanto ha pasado?
El menor dejó salir una gran sonrisa.
-Genial.
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-Potter. Potter-La voz llamándole, y los ligeros empujes en su hombro, hicieron que Harry abriera los ojos preguntándose cuando se quedó dormido o cuando lo habían transportado a ese cuarto. La cercanía del le hizo percibir el aroma del perfume del rubio y se quedó unos segundos deleitandose de éstahasta que se dió cuenta de la situación en la que estaba.
-¿Malfoy?-dijo un poco sorprendido al ver al rubio inclinado ligeramente hacia él y con su mano en el hombro.- ¿Cuándo salimos de los jardines?
-Hace una hora mi madre te levitó fuera de los jardines. Albus, que dijo que te había quedado dormido mientras escuchabas a Lily; está con Scorpius, parecía un poco triste ¿Está todo bien? ¿Necesitas una poción para rehabilitar tu energía?
Harry asintió espabilandose un poco.
-Si-susurró mirando a Draco con suavidad y cuando lo vio alejarse, seguramente para ir por la poción, añadió- Si, todo esta bien. No, no necesito la poción. Iré a casa a dormir, estoy exhausto.
Draco, que veía con sorpresa la suave mirada del otro, miró hacia un lado intentando olvidar las palabras de Pansy. Pero no podía dejar de pensar en Potter desde que ella lo planteó. Amaba a Astoria, por lo que estar enamorado de Potter era…
-Maldita Pansy-gruñó.
- ¿Perdón?
La voz de Potter lo trajo de vuelta a la habitación y se le quedó mirando sin entender a que venía eso.
- ¿Qué? -preguntó finalmente.
- ¿Tú estas bien? De pronto miraste a otro lado y maldeciste a Parkinson.
Draco frunció el ceño.
-Si, claro. Supongo que has venido por Lily. Lamento haber tardado y cuando estuve libre tú y tus hijos estaban platicando, y no quise interrumpir.
Harry asintió.
-No importa. Sé que estás ocupado. Entonces-dijo sacudiendose ligeramente el cabello, y Draco pudo ver que era un gesto que le había pasado a Albus. -Te libero de tu deuda – exclamó, y le ofreció la mano.
Cuando Draco la tomó fue como si una corriente eléctrica le recorriera fuertemente hasta el punto de dolor. Puso cara de espanto y retrocedió unos pasos dispuesto a alejarse de Potter.
Harry lo miró culpable.
-Lo siento-se disculpó. - Se supone que cuando liberas a alguien de una deuda mágica debe sentirse un ligero cosquilleo, pero seguramente él no haber descansado bien las últimas semanas está alterando mi magia ¿Estás bien?
Draco lo miró impactado.
¿Potter creía que eso era por haberlo liberado de la deuda? Eso no era posible.
Tragando saliva recompuso su expresión, pidiendo internamente a Merlín que lo que sospechaba no sea cierto y que Potter no le contara nada a ningún mago sangre pura, quien fuese, que conociese.
-Si, no pasa nada-respondió con un poco de vacilación. –Vamos, es hora de que regreses a los chicos a Hogwarts.- Le dijo.
Harry asintió y lo miró salir.
-¿Potter?-preguntó parado en la puerta y el moreno se puso de pie y tomó su sombrero de la mesilla junto a la cama.
-Te sigo.
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-Cuidate mucho, Scorpius-exclamó Draco con una sonrisa ligera mientras acomodaba la corbata de Scorpius y éste le correspondía abiertamiente la sonrisa.
La familia Potter también se despedían de ellos, prometiendo volver pronto, para que su abuela tuviera la compañía de Lily.
- ¿Ha pasado algo bueno? -le preguntó Scorpius a su padre, bajito, tratando de que no le escucharan.
Draco lo miró confundido.
-¿A qué te refieres?
-Te ves más tranquilo que los últimos meses. Te ves mejor. Casi como antes-aclaró
Draco sonrió tristemente.
-Sé a lo que te refieres.
-¿Entonces?
-Entonces...-respondió divertido Draco.
-Ha pasado algo bueno-afirmó Scorpius. - Me alegra, extrañaba verte reír. ¿Me dirás que te puso de tan buen humor?
Draco negó con la cabeza sacudiendole el cabello y Scorpius bufó.
-Padre, mi cabello. -se quejó.
-Estoy feliz de verte, ¿acaso no tengo derecho?
Scorpius le sonrió, y Draco miró a los dos morenos que jugaban con la niña pelirroja, balanceándola como si fuera un columpio.
-No ha pasado nada, de verdad. Solo creo que estoy empezando a aceptarlo.
Scorpius lo abrazó.
-Lo estas haciendo bien padre. Yo también la extraño, pero sé que no le faltará nada Berenice. Tú, yo y los abuelos nos encargaremos de que sea feliz.
Draco le movió el cabello nuevamente y le sonrió orgullosamente triste. Esta vez el menor no se quejó.
-Lo sé.
-Señor Malfoy-escucharon la voz de Albus y ambos voltearon. Estaba parado ahí cerca, tomado de la mano de Lily. - Gracias por cuidar a Lily.
Draco le sonrió.
-No es nada.
-Adios, señor Malfoy-exclamó sonriente Lily. - Lo veré pronto. La señora Narcissa me ha dicho que puedo pasar a tomar el té con ella cuando quiera. Papá ha dicho que vendremos la siguiente semana.
Draco suspiró divertido.
-Oh, Merlín-exclamó, y Potter trató de ocultar una sonrisa.
-Yo pagaré los dulces-le aclaró acercándose a su hija y estrechando su pequeña mano, entre las suyas.
-Claro que sí vas a pagarlos-contestó el rubio y se agachó a la altura de Lily. La iba extrañar.
-Adios Lily. Cuidate.
Ella se mordió el labio y lo tomó de la manga.
- ¿Podría...-comenzó tímidamente-, podría acomodarme la corbata como a Scorpius y a Albus? –preguntó. Narcissa, que estaba junto y abrazaba a Berenice, soltó una risa.
-Lily, cariño. Tú no tienes corbata.
-Oh-se decepcionó la pequeña. Draco sin embargo le acomodó el cabello tras de la oreja y le alisó la falda.
-Listo-dijo, y recibió una gran sonrisa a cambio. Volvió a Scorpius y le besó el cabello.
-Te veré pronto, Scorpius. En dos semanas.
Scorpius lo miró confundido, luego sonrió.
- ¡Las vacaciones, claro!
Drado dejó el lugar hacia Narcissa para que se despidiera de su nieto y miró a Potter. Éste le sonrió. No sabía porqué lo hacía en realidad, pero le contestó con el mismo gesto.
-Gracias, Potter-exclamó cordial.
-Gracias a ti por cuidar de mis hijos, y perdona las molestias-respondió amablemente el otro. Draco notó que tenía la intención de darle la mano, pero la bajó a la vez que sus mejillas se teñian débilmente de rosado. -Y perdona por lo de la última vez que nos vimos.
Oh.
Oh.
Draco también se vio apenado.
-Lamento mis palabras también-le respondió y la sonrisa de Potter se ensanchó enormemente. El rubio dejó salir una diminuta sonrisa en respuesta, después lo miró burlón. -Deberías apreciar más esas deudas de vida que malgastas, Potter. Ahora has perdido una deuda que en otra ocasión te pudo salvar la vida.
Harry negó con la cabeza.
-No la malgasté-informó con suavidad, como diciendo un secreto solo para los oídos de Draco. - La use sabiamente. Además son deudas de vida sobre tí. Nunca te obligaría a hacer algo que fuera peligroso o te ocasione grandes problemas.
El rubio no supo como tomar eso.
-Suerte-dijo y los observó desaparecer por la chimenea rumbo a Hogwarts.
-La extrañaré-escuchó decir a su madre cuando Lily desapareció de su vista.
Quizá Draco también, pero al menos tenía a su madre, a Berenice y a Pansy, y acababa de ver a Scorpius. Su corazón podía soportar las dos semanas lejos de su hijo, y podía esperar la semana que no vería a Lily.
.
-Gracias por llevarme a ver a mi padre-agradeció Scorpius cuando llegaron al despacho de la directora- supongo que usted quiere hablar con sus hijos así que me retiro.
Harry asintió.
-Gracias.
-Bueno, debo volver al trabajo. Les sonrió. Por supuesto, Lily, vienes conmigo a lo Oficina y luego iremos a casa. Albus le tomó la túnica cuando le vió acercarse a la red flú.
-Padre, -preguntó cauteloso- ¿es cierto que estás enamorado de Draco Malfoy?
Él se atragantó y Lily empezó a darle golpecitos en la espalda.
- ¿Dónde...? ¿Leíste el periodico? Creí que McGonagall había quitado esa parte de los diarios.
Albus sonrió ante las ideas desordenadas de su padre, y entonces notó lo que dijo.
- ¿La directora manipuló los diarios?
Harry sonrió apenado.
-Los Potter somos la novedad desde semanas. No quería que tú y tu hermano peleasen aquí, u ocasionarte problemas con Scorpius.
El menor sonrió de lado.
-A veces eres tan gryffindor- le dijo.
Harry bufó.
-Y eso viene de mi hijo slytherin. ¿Por qué no me sorprende?
Con una pequeña sonrisa Albus tomó asiento.
- ¿Entonces, es verdad? –preguntó mostrándole el asiento de frente a Harry. - ¿Es lo que todos dicen? -dijo tranquila-Scorpius también lo cree así.
Bueno, Albus no sabía si eso era totalmente cierto, o Scorpius le estaba tomando el pelo como siempre la última vez que lo mencionó.
Harry resopló.
-El mundo sabe todo sobre mi vida antes de que yo lo sepa.
-Padre...
Harry resopló.
- ¿Papá, -le llamó Lily-vamos a ver a James? - preguntó la menor. Harry negó.
-No por el momento. No hasta que Parkinson me diga que es seguro ¿Tú estás bien viviendo conmigo Lily? -le preguntó- Después de todo no te pregunté. Solo peleé tu custodia.
Ella asintió.
-Papá-insistió Albus, y Harry suspiró. - Bien, te responderé.
.
Después de que Scorpius se fuera, Draco se dejó caer en el sofá de la sala de invitados y se tapó los ojos con su brazo pensando en el choque de magias producidas al tomar la mano de Potter. Nunca había pasado por eso antes, pero había oído que era posible, pese a que no recordaba en cuál situación.
Cuando su otra mano tocó la suave tela tirada en el sofá, no pudo evitar hacer una mueca de exasperación al notar que su descuidado hijo se había quitado la bufanda, y había regresado a Slytherin sin ella. Se dirigió a la chimenea y tirando los polvos flú, llamó.
-Despacho de la directora McGonagall, Hogwarts.
Las llamas tomaron forma y estaba a punto de hablar cuando la voz de Potter se escuchó.
-Sí, estoy enamorado de Draco Malfoy. Me gustaba bastante cuando estaba en Hogwarts. Gustar es poco. En ese entonces ya estaba enamorado-hizo una pausa y Draco abrió los ojos, dándose cuenta de lo que estaba escuchando. Irónicamente eran las palabras por las que había dado todo en quinto año. Su lugar en la casa de slytherin, su lealtad, incluso habría peleado con su familia. - No obstante, su padre era uno de los líderes de Voldemort y yo el Héroe del Mundo Mágico. Traté de ignorarlo por mucho tiempo, iba a misiones, peleaba con mortífagos, tomaba pociones de dormir sin sueño, hice de todo-exclamó con tristeza, y Draco no pudo evitar quedarse escuchando mientras su corazón latía fuertemente- pero al final mis pensamientos siempre volvían a él. ¿Qué hacía? ¿Dónde estaba? ¿Estaba bien? ¿Pensaría en mi?
Vigilaba sus pasos bajo el pretexto de que hacía algo malo, lo buscaba para pelear. Quería su atención, pese a que sabía que iba a morir en la batalla contra Voldemort. Lo quería solo para mí el tiempo restante que me quedaba. Un día finalmente me armé de valor y fui al lugar donde sabía se encontraría. Había practicado torpemente mi confesión, - rió, pero Draco, por el contrario, sintió un ligero dolor en el pecho y sólo dejó salir una mueca- pero cuando llegué no estaba solo. Astoria Malfoy, en ese entonces Greengrass, estaba con él. Confesandose. Él la aceptó.
Se hizo silencio. Lo había dicho con un sonido tan roto, que Draco notó una lágrima caer por su propia mejilla.
-Fue...-continuó el moreno después de unos segundos de silencio-doloroso saber que él ya había prometido su corazón a alguien. Aún así decidió intentarlo nuevamente si sobrevivía. Cuando la guerra acabó di mi testimonio para su libertad y la de su madre, hablé con el ministro para reducir los cargos, y me preparé para un segundo intento de confesión; pero justo el día que iba a decírselo me enteré que él se comprometió con la madre de Scorpius. Lo vi en Hogsmade, se veía tan feliz que no quise arruinarlo. Con el tiempo me hice novio de tu madre y nos casamos. Formé una familia con ella y avancé, tal como él lo hizo.
-Así que nosotros…
-Oh, no lo veas así, Al. Siempre quise una familia, los amo y estoy feliz de haberme casado con su madre, aunque ahora no lo parezca. También me alegra que él tenga a Scorpius. Su sueño siempre fue tener un heredero y recuperar su estatus. Críarlo para volverlo un digno sucesor de su dinastía. Yo no podía darle eso; probablemente de haber logrado lo que quería, tarde o temprano hubiéramos terminado debido a ese tema.
Draco mordió su labio pensando en aquella vez que, a solas en su cuarto, pensó que eso no era necesario si pudiera ser la pareja de Potter; pero nunca le había hecho partícipe de sus sentimientos, porque era un cobarde. Potter al menos lo había intentado.
Si Draco hubiera sabido…
Pero eso ahora no importaba ¿Cierto?, se dijo sintiendo un nudo en la garganta.
- Así que, aun lo amo; - exclamó con voz firme el Jefe de Aurores y el rubio sintió su corazón latir con fuerza-pero no importa mucho ahora porque él ama a Astoria.
Astoria…
- ¿Tú amaste a mamá? -susurró Albus, y la suave risa de Potter fue la respuesta. Draco no supo que significaba, pero se obligó a volver su mente a la conversación.
-La amé-respondió. -La amé por brindarme una familia, por estar ahí cuando la necesitaba. Si, llegue a amarla. No con ese amor pasional con el que quería al padre de Scorpius, pero sí con ese amor que genera la convivencia y puedes imaginarte un para siempre.
Tomando un puño de polvos para cerrar la comunicación, Draco decidió que no quería oir esta conversación. Se sentía entre emocionado y enojado, aunque no sabía si consigo mismo, con Potter o con Ginevra. Con el corazón al mil, se debatió entre pasar al despacho y exigirle una explicación a Potter, o huir.
-Gracias por todo, Al.
- ¿Por qué?
-Gracias a ti, y a todo lo que ha pasado, finalmente he podido encontrarme a mí mismo, y le he podido decir a alguien todo aquello que guardaba en mí desde hace años y no me dejaba ser feliz. Pero, sobre todo, finalmente puedo acercarme a él sin dañarlo. No necesito más que eso.
Sintiendo un nudo en la gargante, lo decidió. Huyó.
Cerró la red flú, e inmediatamente, como si la energía lo hubiera invadido, corrió a la biblioteca y alzó la varita.
-Accio libros de choques de magia-casi gritó.
Cuando seis libros llegaron hasta él, los acomodó en la mesa.
-Quaerere reconocimiento de magia, manos y magos.
Los libros se abrieron en la página indicada y él los leyó, desechando rápidamente los dos primeros.
Entonces lo encontró.
Dos magos destinados a unirse suelen saber de ésto porque el simple contacto entre ellos provoca un ligero cosquilleo, pues la magia está contenta de unirse a su pareja. En parejas que pasan mucho tiempo juntos no es usual notar ello, ya que la magia no necesita reconocer a su gemela continuamente. Se alegra de estar acompañada por ésta, pero lo hace notar con otros detalles. Si ha pasado tiempo lejos de su compañera, suele enviar ligeros toques en las manos, hombros y brazos, unícamente para producir el reconocimiento de magia. Un choque de intensidad mayor puede darse dependiendo de que tanto tiempo haya sido la separación, que tan gemelas sean sus almas y que tanto la propia magia de la persona desee u extrañe a la otra.
No todo el mundo suele unirse a su pareja mágica, pero, si se llegase a dar la suerte de que esto suceda, al enlazarse se reconocen las emociones del otro, y, en contadas ocasiones, la unión mental.
Dejó caer el libro y lo observó con los ojos abiertos perdido en sus pensamientos.
-Por Merlín-fue lo único que dijo. No podía ir con Potter y decirle esto. No sabría como hacerlo. Ni siquiera estaba seguro de poder ver su cara sin recordar sus palabras.
Enrojeciendo, levemente, Draco suspiró.
No sabía lo que sentía, y definitivamente no debería saber lo que sentía Potter.
Asi que ¿Qué se suponía que debía hacer ahora?
