Disclaimer: HP pertenece a J.K Rowling
ENTRE COINCIDENCIAS Y DESTINOS
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Capítulo 6
Entre pensamientos y palabras
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Harry miró a Parkinson tranquilamente, y asintió hacia ella, dándole permiso de hablar. Era su segundo debate con Ginny y Terry. En la primera reunión, la jueza había permitido a ambos explicar la situación desde su punto de vista; su familia, su dinero, su matrimonio... pero ambos habían interrumpido al otro continuamente, y había terminado en tal desastre, que se les dio una semana para ordenar sus papeles y puntos a debatir. Harry había estado seguro que, para cuando la jueza ordenó que se retiraran, Parkinson estaba a punto hechizar el trasero a Boot. En este segundo intento, se habló de la validación de ambos papeles firmados.
Gracias a Merlín, la reunión consistía sólo en los abogados, los clientes y la jueza, de manera que no había distracciones. Afuera de la sala, esperaban los Weasley, del lado de Ginny; y Hermione, quien había traído como apoyo moral a Luna y a Neville, del suyo.
-Mi cliente sabe las consecuencias de revocar el primer contrato y el segundo, señoría; y le aseguro que mi cliente, al no ser sangre pura, ni crecer en el Mundo Mágico, no redactó los papeles con mala intención. Él siguió las instrucciones de sus abogados, de igual manera que lo hizo cuando necesitó ayuda del abogado Boot para sus asuntos legales. Era deber del abogado aquí presente consultarle acerca de sus dudas acerca del acuerdo prenupcial de los aquel entonces los señores Potter, cuando se le dieron los papeles de mi cliente. Así mismo, él, siendo abogado de ambos, envió un acuerdo de divorcio a favor de la señora Weasley. Ciertamente, si mi cliente pecó al tener el mismo abogado para ambos en su acuerdo prenupcial, el señor Boot y la señora Weasley hicieron lo mismo con el acta de divorcio; la diferencia es que el abogado Boot conocía las reglas morales de las que acusa a mi cliente de ejercer, y las ejerció él mismo a fin de favorecer a su clienta.
Celestine Smitch asintió viendo lo cierto en las palabras de Pansy. No era la jueza que ella hubiera querido para su debate, pero estaba segura que tampoco era la de Boot. No era sangre pura, así que no aprobaba los matrimonios de la manera en que ellos solían hacerlo, pero tampoco aprobaba el hecho de que una madre no cuidara a su familia o le interese más la repartición de bienes, y fue obvio para ambos cuando se contó la historia del extravío de Lily.
La mujer miró ambos papeles por segundos, que parecieron eternos y los miró fijamente.
- ¿Y cual de los acuerdos desean conservar? –preguntó hacia ambos abogados, quienes se miraron por segundos antes de contestar al mismo tiempo.
-El primero-contestó Pansy. Le había costado una descomunal cantidad de esfuerzo convencer a Potter que se inclinara por el primero, porque éste no parecía muy feliz de dejar a Albus en manos de Ginny; aunque tampoco era muy feliz de dejar a James o a Lily, en todo caso, pero Pansy insistía en que conservar el primero era lo ideal. Si se conservaba el primero, la custodia de los otros dos chicos estaría en debate, era cierto, pero podría pelear la custodia de Albus y Lily de inmediato.
Estas perdiendo dos hijos por uno, le había dicho; y unos furiosos ojos verdes la habían mirado sin piedad. No quiero perder a ninguno, gritaban, y Pansy sabía, interiormente, que cualquier padre, con un mínimo de amor a sus hijos, dirían lo mismo.
-Son hijos de Ginevra también. Estás siendo demasiado ambicioso al querer conservar a los tres de un solo golpe. Así no se hacen las cosas.
-Se supone que eres la mejor abogada por algo, ¿me estás diciendo que no puedes hacerlo?-dejó salir un susurro frío, en un momento de rabia, y ella frunció el ceño a tal grado que, ante los ojos de un sorprendido Potter, había lanzado polvos flú a la chimenea y llamado a su amigo.
-Pansy.
-¡Este idiota! - se quejó ella- no escucha nada ni a nadie. Explícale por qué deberíamos luchar por el primero, porque si intento hacerlo de nuevo, uno de los dos terminará en Azkaban por asesinato, y esa seré yo.
Draco se había tomado ciertos segundos para reaccionar y ponerse al corriente, pero luego había preguntado inocentemente.
-¿Potter?
La rabia que inundaba a Harry se había desvanecido tan rápido, cuando escuchó la leve preocupación en la voz del rubio, que la adrenalina dejó lugar en su cuerpo al terror de perder a sus hijos.
-Potter, acércate.-Pidió el rubio desde la chimenea y él se acercó despacio. Malfoy parecía levemente incómodo, pero amable.-Potter, escucha a Pansy. Ella sabe lo que hace, puede que creas que esto se hace por tus bienes, y que no te guste la idea de que Lily y Albus puedan quedarse con su madre, pero es un pequeño sacrificio para un bien mayor, es la preservación de tu herencia.
-No me importa el dinero-gruñó Harry de nuevo, el mal humor en marcha, pero teniendo cuidado de no agredir a Malfoy. Joder, si Harry sabía que Parkinson tenía razón, pero era un mal día y la sola idea de no ver a cualquiera de sus hijos le hacía querer aplastar a cualquier impedimento en su camino.
Ante el repentino sobresalto de Harry, Draco aclaró.
-Escucha, sé que adoras a Lily, es tu única hija, te sientes cercano a Albus y no estás en tu mejor momento con James. Pero los tres son tus hijos. Los amas más que nada, te permitieron darte cuenta de lo muy débil y pequeño que eres, de lo mucho que amas ser padre. Son tu legado. Tu herencia. Esto no se trata de tu fortuna, eres el Héroe del Mundo Mágico, puedes formar una fortuna en cinco segundos. Se trata de proceder con cuidado y lo más inteligente que se pueda. Predecir al contrario. Ahora, escucha, Pansy luchará por el primero no sólo porque te permitirá tener a James, sino porque éste no aclara el destino de tus otros hijos, a diferencia del segundo, que técnicamente marcó el de los tres-Harry ni siquiera quiso preguntar cómo Draco sabía que decía cada uno-; y si, puede ser un desastre al final, y puedes perder a Lily, pero no perderás a Albus. En casos en los que se decide la custodia, la opinión de los hijos es muy importante. Al no querrá quedarse con su madre.
Al, casi sonrió Harry. Malfoy llamaba con un diminutivo a su hijo.
-Ahora, respira. Tienes una deuda de vida en funcionamiento, quiero creer que eso te da una gran ventaja sobre Ginevra. El juez decidirá el contrato que él considera válido, así que no . Lo peor que puede pasar es que se anulen los primeros dos contratos. No pueden obligarlos a casarse de nuevo, pero los dos debatirán sobre los hijos y las propiedades; y lo harán frente a alguien supuestamente imparcial.
-¿Supuestamente?
La morena bufó.
-Eres Harry Potter, cualquiera iría en tu favor o en tu contra. Ahora, por favor dile, que tener a los tres hijos en una sola sesión es imposible.
-Potter, no puedes tener la custodia de los tres el mismo día, es un largo proceso y existen pasos. Por eso hiciste un prenupcial antes de casarte, ¿recuerdas? Piensa cuando nacieron. Vino el embarazo, la compra de los pañales, los muebles…, y al final de nueve largos meses de cumplir antojos caros y aguantar cambios de humor, tuviste un bebé en brazos; repetiste ese proceso tres veces, para tener tres hijos.
-El segundo-afirmó Boot casi al mismo tiempo, regresando a Harry al presente. Tres pasos, había dicho Malfoy. Tener un hijo sin importar el contrato válido. Pelear por los otros. Aceptar el resultado, hasta iniciar de nuevo.
Al final del día, sin importar quien tiene la custodia, los tres siguen siendo tus hijos y nadie puede impedirte verlos por no amar más a su madre.
Los ojos oscuros de la mujer se posaron en Harry y luego en Ginny. Ella iba arreglada, pero sencilla, cosa rara en ella, porque incluso la jueza la había visto lucir mejores ropas. Tenía una pulsera de oro delgada, aunque ya se había dicho que Harry le permitió sacar sus ropas y sus joyas. Harry llevaba su traje de Auror, lo que le daría un toque poderoso, si su rostro no demostrara cierto nerviosismo. Su mirada se suavizó cuando miró las marcas de tinta en el hombre, con forma de pequeños dedos, en su manga. Ella podía adivinar fácilmente que la pequeña hija de los Potter se había colgado de ahí por un largo momento.
-Bien, entiendo el punto de ambos, realmente lo hago,-exclamó luego de horas de esperar su decisión; Ginny había pedido una sesión seguida con el fin de, ser posible, terminar el mismo día. Parkinson decía que en ocasiones, eso era posible. Depende de que tan bien se haya portado la gente durante su matrimonio, había dicho divertida, a veces sólo menciono la palabra infidelidad y ellos pagan el doble- pero lo cierto es que, si tomo en cuenta lo que usted dice, señor Boot, ambos contratos serían inválidos. Por otro lado, Señora Parkinson, su cliente firmó ambos papeles, haciendo el último válido y ejecutable.
Terry sonrió disimuladamente, pero la jueza logró captar su sonrisa, Pansy también lo vio.
-Así que haré esto. Puedo ver que su última firma los libró de su enlace matrimonial-Ginny asintió firmemente-así que ciertamente fue vinculante. No obstante, -agregó cuando vio el brillo de victoria en los ojos de Boot- la residencia de ambos desalojó a la Señora Weasley, por lo que el primero también se hizo válido. Ya que ambos fueron válidos, firmaremos un tercer acuerdo con las conclusiones de las siguientes sesiones, que anule los dos anteriores. Por el momento, le cedo la custodia de Albus Potter y Lily Potter al señor Potter, lo que cumpliría el aspecto de conservar un heredero para la casa Potter y tener la custodia es este, hasta firmar el tercer acuerdo.
La custodia de James Potter se le otorgará a Ginevra Weasley. Esta situación es temporal. Las tres custodias entrarán en debate; se tomará en cuenta el deseo de los tres infantes y la situación económica de ambos; sus conductas y relaciones sociales. Espero, abogados, que preparen un buen argumento que presentar , y traigan sus testigos, en la siguiente sesión, la cual tendrá lugar en tres semanas.
Ellos asintieron.
-Sobre las propiedades, toda fortuna Black no entra en custodia. Pertenece al señor Potter por herencia, así que, incluso trabajando, la Señora Weasley no la hubiera enriquecido. De las propiedades Potter, entrará en debate sólo las cantidades generadas durante el matrimonio. Considero injusto que, habiendo heredado esa cantidad de sus difuntos padres, él tenga que compartirla con usted, que firmó un prenupcial. Y si, abogado,-aclaró cuando Boot parecía hablar-todo mundo sabe que un papel donde se habla de la unión del dinero antes del matrimonio, es un prenupcial. Por supuesto, Señora Weasley, de ganar una cantidad, a esta se le disminuiría gastos no básicos durante el matrimonio, como joyas, que usted haya podido sacar de la casa donde vivía.
La sonrisa de Ginny, que había adquirido al escuchar que se repartirían ciertos bienes, disminuyó y miró a Terry.
-Pero, señoría-exclamó Boot…
-No, señor Boot. Usted sabe tan bien como yo que el prenupcial fue hecho correctamente, y siendo la señora Weasley una sangre pura, con una familia sangre pura que ha tenido años en el Mundo Mágico y se ha relacionado políticamente con otras familias sangre puras en el pasado, que contrajo matrimonio como una celebridad como Harry Potter, debió estar preparada para este tipo acuerdo. Debió leer el acuerdo que firmó. Así que creo que usted sabe que, si el señor Potter no hubiese firmado un segundo acuerdo, no habría nada que hacer aquí. Aunque claro, -exclamó dirigiéndose a Harry-tomando en cuenta la edad de sus hijos restantes y su profesión, probablemente estaríamos debatiendo quién se quedaría la custodia de los dos menores.
El auror asintió.
-Es todo por hoy, por favor abogados, concuerden una fecha con el Ministerio y compartan su lista de testigos.
Cuando la jueza se retiró, Harry dirigió la mirada a Ginny, quien ni se tomó la molestia de verle. Se dirigió a la abogada, quien revisaba sus papeles.
-Hiciste un gran trabajo.
Ella lo miró con fastidio y continuó examinando sus papeles.
-Claro que hice un gran trabajo.
-Deja que haga algo por ti, te invito el almuerzo. Como una disculpa por lo del otro día.
-Ya haces algo por mí, pagas mis servicios legales. Tengo otros clientes que atender,-le expresó- vuelve al trabajo, aléjate de los Weasley, cuida bien a tus hijos y sé un ciudadano modelo. Y Potter, -agregó antes de meter las últimas carpetas a su maletín, pero luego de segundos de silencio negó con la cabeza. Harry estuvo seguro que quería decirle algo pero había dudado al último momento.-No es nada.
-De acuerdo. Te veo en el 9 ¾ mañana-agregó con una leve sonrisa.
Pansy alzó la mirada y lo vio por segundos, asintió.
-Hasta luego, Potter. Si sucede algo me pondré en contacto contigo. Empezaré la lista de testigos.
-Gracias-mencionó suave y se resistió a las ganas de llamar a Draco e informarle el resultado.
Lo vería pronto, debía tener paciencia. Después de todo, ya lo tendría todos los días cuando se casaran, porque no, Harry no había olvidado ese detalle.
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Draco acomodó sobre si su décima túnica del día, mientras se miraba ante el espejo de su habitación y se preguntaba, por tercera vez, porque estaba perdiendo su tiempo frente al espejo. Usualmente no importaba que llevaba, solo permanecía ahí por minutos y después volvía a casa. Además a Astri le gustaba de todas maneras, Draco solo tenía que sonreír de lado y acercarse juguetonamente para sacarle un sonrojo sin importar qué llevara.
Cierto, se dijo, no importaba que llevara, se iría rápido a casa.
Luego, se recordó a sí mismo que ésta sería la primera vez que Potter estaría cerca de ellos, para recoger a Albus.
Era irónico que, después de un casamiento y dos hijos, se sintiera como en cuarto grado; cuando ponía todo su empeño en lucir bien para que Potter, aunque sea, admitiera que era guapo. En esos tiempos, Draco perdía horas junto al espejo tratando de decidir qué túnica usar, su mejor sonrisa, cual perfume olía mejor, que color le pegaría más, escoger si llevar el pelo con gomina, sin él, contarlo o alargarlo...
Podía generar todo un desorden en su cama, desperdiciar un montón de tiempo, perder horas valiosas de Hogsmeade … con la esperanza de que Potter se fijaría, de algún modo, en el empeño que ponía en sí mismo al vestirse o en intentar no molestarlo. Se tragaba insultos, pasaba días callado...pero Potter simplemente no parecía darse cuenta, y, al final del día, usualmente le lanzaba una mirada de repudio o unas palabras venenosas antes de marcharse.
Simplemente parecía no funcionar. Sus amigos le decían que lo dejara, pero algo en Draco le decía que si Potter se enamoraba de él, ya no tendría que fingir ser un bravucón o temer perder a su familia, porque él los salvaría, le haría feliz y alejaría sus pesadillas. Estaba tan ilusionado con esa idea, que hizo planes para el futuro; como aquella botellita, que aún posaba en algún lado de su cámara, por si alguien en el futuro la necesitaba.
El Draco de quinto año se dió por vencido y dejó que las ilusiones se desvanecieran, porque mantenerlas era doloroso. Aún así, trataba de lucir lo mejor que pudiera con la esperanza de que, si bien no Potter, alguien fuera de sus amigos vería algo bueno en él. Para el sexto año Draco tenía suerte si podía combinar correctamente su ropa de lo cansado que estaba.
Por eso, cuando Astoria le pidió que la amara, Draco estaba realmente sorprendido; porque para él todo ese asunto del amor estaba terminado hace tiempo.
El rubio conservaba ese recuerdo como uno de los más preciados en su corazón, junto con el nacimiento de Scorpius y Berenice, y el día en que se enlazó con Astoria. Si cerraba los ojos, podía verla con su vestido verde y un gran moño plata en su rubio cabello. Sonrojada pero firme. Con sus ojos verdes fijos en él, un verde suave como los prados en verano, diciéndole que lo quería, que lo esperaría lo necesario para que Draco la amara. Gritando en silencio a Draco que había puesto todo su esfuerzo en agradarle. Que su perfume a chocolate, su cabello, sus vestidos, todo había sido escogido pensando en él. Los saludos en las mañanas, las sonrisas entre clases, las miradas fijas… todo había sido hecho para agradarle.
Con irónica diversión, Draco sonrió, ligeramente enternecido, al darse cuenta que había pasado por alto las técnicas que él mismo pensaban eran infalibles para enamorar a alguien. Quizá por eso no habían funcionado, pensó.
-Astoria, no puedo corresponderte-le había dicho, y contrario a lo que él esperaba, que ella llorara o algo parecido, le preguntó el porqué.
¿Por qué?, había pensado. Porque él ya estaba condenado a muerte. Se había arrodillado ante ese ser y le había jurado lealtad, había sido marcado. Draco ya no tenía un futuro que ofrecerle a ella, o a alguien. Si sobrevivía, ¿Realmente encadenaría a alguien a las penurias que tendría que pasar?
Pero ella insistió en una razón, y Draco suspiró y se desabrochó el botón de la manga, mostrándole el brazo sin temor. Porque sabía que ella estaba consciente de que algún día Draco se convertiría en un mortífago y debía saber que ese día había llegado.
-No tengo nada más que ofrecerte que dolor y muerte, Astoria-le confesó y observó un poco desilusionado como ella bajaba la cabeza y apretaba los puños. Había llegado demasiado tarde, pensó, la oportunidad de amar y ser amado. Había pasado sobre él y nunca volvería. Nunca permitiría que alguien pasara por esto y lo que vendría de ahora en adelante para él y su familia.
-Si yo...-susurró Astoria-Si yo te esperara, si te prometiera que sin importar tu posición social seguiré de tu lado. Si te prometiera que te amaré aunque pases años en Azkaban, o lastimado como consecuencia de la guerra; si yo-afirmó mirándolo a los ojos-te prometiera que lucharé incluso contra mi familia y mis amigos para estar contigo ¿Tú me darías esa oportunidad? No te estoy pidiendo que me ames ahora, solo que me dejes estar a tu lado y ser la persona que más aprecie tu corazón.
Si había algo que Draco recordaba sobre ese día era las ganas que tenía de dejar que las lágrimas lo invadieran al pensar que él no merecía ese tipo de amor de nadie. Y lo mucho que él había esperado, y anhelado dar, ese amor a otra persona.
-¿Por qué te haces esto Astoria? ¿Por qué quieres un futuro conmigo? Soy demasiado frío, cobarde y orgulloso para hacer feliz a alguien.
-Porque te he visto durante todo este tiempo y sé cómo eres en realidad. Porque me enamoré de tí y no de la persona que finges ser.
Sintiendo por primera vez en mucho tiempo la calidez y la esperanza recorrerlo, caminó a Astoria y le tomó la mano, agachándose frente a ella como lo haría el día que le pidiera matrimonio. Si ese día no llegaba, Astoria tendría un dulce recuerdo de ambos, y si llegaba mantendría en su alma la calidez que el mismo Draco estaba sintiendo hasta que ambos pudieran crear nuevos recuerdos.
No era amor, pero podía serlo. Porque esto era lo que debía ser el amor. Algo cálido, esperanzador, simple. Lo que Draco anteriormente había llamado amor, había sido cálido, pero también frío; esperanzador pero doloroso. Astoria, ella le estaba dando a Draco otra razón para vivir, aún si no lo supiera.
-Te la daré-le dijo sonriendo, con suavidad.-Algún día, si sobrevivo, te amaré. Cuando todo esto acabe, si tú aún lo deseas…
Y solo entonces Astoria había llorado y Draco había sonreído de lado divertido mientras le daba golpecitos en el cabello porque, por primera vez en mucho tiempo, sabía que todo estaría bien, y no necesitaba ocultar nada; porque de alguna manera Astoria lo sabía todo sobre él. Un amor slytherin, pensó riendo. Un amor que inicia con la observación silenciosa y muy pocas veces es correspondido.
El amor es realmente extraño, pensó tomando con su mano la fotografía de su esposa y él, el día de su enlace. Te hace lucir patético, te deprime, te hace preocupar... Te convierte en alguien lamentable... Y sin embargo, puede hacerte tan feliz, que no te importe.
Los recuerdos de él con Astoria siempre hacían más ligeros los días de Draco y dibujaban una sonrisa en su cara. Observó el reloj en su escritorio y luego el espejo. Se había quedado quieto por minutos mirando la foto. Con una sonrisa divertida miró el montón de ropa detrás de él, y suspiró moviendo la varita para dejar todo en su lugar y ordenado como el principio.
Ya no tenía 15 años, era tarde y, de todas maneras, él siempre lucía bien.
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El viaje en tren siempre había fastidiado a Albus, y no era raro encontrarlo totalmente aburrido mirando la ventana. Jennifer y Damián habían ido a platicar en el vagón de al lado; y Alexander se había quedado dormido hace gran rato, por lo que al único a quien podría fastidiar para divertirse sería a Scorpius, quien leía silenciosamente frente a él un libro de pociones.
¿Pociones, eh?,pensó ¿El señor Malfoy era pocionista, no era así?
Mirando el reflejo de ambos por la ventana, Albus apreció el gran parecido que los dos últimos Malfoy's tenían, y pensó en su padre y el de Scorpius. Luego de la conversación con Harry, Albus no había podido parar de pensar en ellos. Comprendía a su padre y su actitud de joven, con una guerra en sus manos y las expectativas de todos centradas en él; comprendía a Draco Malfoy y su pasado, explicado en la carta de Scorpius. Pero no podía evitar preguntarse si alguna vez Draco Malfoy había considerado la posibilidad de que el niño que vivió estuviese enamorado de él. Albus, pese a ser heterosexual, creía que en sus tiempos, incluso ahora, Draco Malfoy era un sueño hecho realidad. No culpaba a su padre por enamorarse de él. A los ojos de Albus, un chico risueño como el Draco Malfoy de Slytherin, aquel chico que solo por ganar una snitch tenía una gran, sincera y cálida sonrisa, no podía ser malo.
Era diferente a Scorpius, era una sonrisa distinta.
Su papá y él también eran diferentes. En sus fotos, Harry desprendía ternura, timidez, calidez e inocencia que le faltaban a Albus. Los ojos de Albus gritaban astucia y secretos, orgullo e incluso soledad. Albus pensaba que, en sus tiempos, su padre había sido atractivo y lo hubiera sido más si no hubiera usado ropas holgadas y se peinara el cabello más seguido. Como él por ejemplo.
Aunque bueno, uno no pensaría que la persona que te da un puñetazo en la cara y te dice que eres una peste, te ame eternamente; e incluso Albus, un slytherin de pies a cabeza, había pensado que su padre realmente odiaba a Draco Malfoy aquella vez que, en el callejón Diagon, se enfrentó a él. Quizá no era que no pudiese enamorar a Draco Malfoy, sino que era demasiado terrible para mandar señales.
Si las cosas eran así diariamente en sus tiempos de Hogwarts, Albus estaba totalmente seguro que Draco Malfoy no se habría dado cuenta de esa atracción ni aunque hubiera un cartel pegado en la frente de su padre que dijera la verdad. Y si se enteraba por alguna razón, seguramente le hubiera parecido una trampa o una burla, tomando en cuenta que el tío Ron no le soportaba.
Aunque hubiese funcionado, la familia Weasley no habría dado su aprobación y su padre no estaba listo para tener más pérdidas familiares. Era un joven de casi 18 años, que había perdido a sus padres, a su padrino y a Remus, su mentor. Harry difícilmente habría dejado ir a alguien más.
Y Draco Malfoy, ¿Qué pensaba él de su padre? ¿Él sí habría luchado por mantener a Harry a su lado?
Se había permitido cuidar de Lily, era cortés con él, pero no había nada que le diera una pista de lo que pasaba por su cabeza sobre su relación con el Jefe de Aurores. Desde el principio había establecido su relación con Albus como el amigo de su hijo, no como el hijo de su antiguo rival. Había dejado a Harry como un punto aparte.
Los slytherin somos tan desconfiados, pensó suspirando. Sin una confesión directa hubiera sido imposible siquiera considerarlo.
Observando a Scorpius, Albus se preguntó si existía la posibilidad que su padre fuera correspondido; después de todo, pensó apoyando su codo en la ventana y su mano bajo su mejilla, el señor Malfoy amaba a su esposa; y a Albus le constaba que le había dolido demasiado la pérdida de ella. Quizá su padre tenía razón y era demasiado pronto para pensar en todo ello.
-Ya estás mirándome de nuevo-observó Scorpius sin mirarle, y Albus sonrió levemente hacia él.
-No he podido evitarlo-comentó.- Estaba pensando sobre nuestros padres.
Scorpius alzó la ceja y cerró su libro, mirándolo por fin, y Albus se sacudió el cabello ligeramente en un gesto que había heredado de su padre.
-¿Debería preocuparme?
-No, no lo sé. ¿Qué opinas sobre los rumores que corren de ellos dos?-preguntó.
Scorpius sacó de su bolsa una rana de chocolate y la abrió en silencio.
-No lo sé. Supongo que no me importan, si mi padre quiere decirme algo me lo dirá. Los rumores son solo eso hasta que se comprueben, y según mi padre no se había visto con el tuyo hasta que pasó por tu hermana a la mansión.
Albus asintió.
-Pero y si fuera cierto, ¿y si fueran amantes? ¿No te molestaría?
Scorpius entrecerró los ojos y se acercó a él.
-¿Qué sabes? Escúpelo.
Haciéndose el tonto, Albus miró por la ventana.
-Es solo que me aburro y tenía que platicar con alguien de lo que sea-dijo.-Además ¿Tu padre es heterosexual, no? Es una completa estupidez que lo relacionen con papá.- Aunque, claro, pensó. Sin duda semanas antes podría decir lo mismo de su propio padre.
Scorpius se alzó de hombros y rodó los ojos. Volvió a sentarse y a abrir su libro, y Albus dió por perdida la plática hasta que la voz del menor de los Malfoy se escuchó, claramente, en un tono impersonal.
-Confiaré en ti y te diré lo que deseas, total sé que me enteraré tarde o temprano.
Albus amplió su sonrisa.
-Solo tengo curiosidad.
-Albus, los slytherins tenemos curiosidad porque a) vamos a hacer una travesura, b) vamos a vengarnos, c) vamos a hacer ambas cosas, d) involucran a nuestros seres queridos. Es obvio que las primeras tres son incorrectas, porque en definitiva no le haremos una travesura a nuestros padres, al menos yo no lo haré con el mío; y yo pensaría que estás dirigiéndote a la última y cuarta opción, porque involucra a tu padre, pero -dijo mirándolo seriamente-¿Que exactamente ganarías con saciar tu curiosidad acerca del mío, si es así?
Albus gruñó.
-No estoy pretendiendo nada.
-Si fueras un hufflepuff consideraría la idea de que quieres unirlos en un amor superadorablemente todo meloso-dijo con sospecha.
-Claro que no, ¿Realmente me ves haciendo de cupido?-exclamó con indignación.- Además, tú habías dicho que no tenía problemas con llamar a mi padre papá. Eso nos volvería hermanastros. Solo estuve pensando…
Scorpius cerró de nuevo su libro y suspiró.
-No tengo nada en contra de tu padre. Por mi parte no hay rencor o algo negativo hacia él, pero ese día estaba jugando para molestarte-agregó.-Sé que mi padre realmente no odia al tuyo y sus acciones recientes lo demuestran; y no me importaría que fuesen pareja si realmente lo hiciera feliz, pero considero que papá fue sincero cuando dijo que entre ellos no pasaba nada y está en proceso de sanación todavía. Por mucho tiempo mis familiares solo se tuvieron a sí mismos y a los tíos, creo que para él será difícil confiar en alguien fuera de ellos nuevamente, e incluso volverse a enamorar.
-¿Las cosas fueron muy difíciles para ellos después de la guerra?-preguntó cauteloso.
-Si te lo cuento, ¿te distraerás lo suficiente por el resto del viaje?
Albus asintió.
-Por supuesto.
Scorpius miró a Alexander y asintió tragando un poco de saliva mientras meditaba por dónde comenzar. Cuando hacía eso, Albus sabía que estaba tocando terreno peligroso, lo suficientemente desagradable para que incluso Scorpius dudara en tomar el tema frente a él.
-Mira, si es de esas cosas que solo platicas con ellos porque sus familias pasaron por lo mismo y no te sientes cómodo porque al fin y al cabo yo soy hijo del héroe, no tienes que contármelo-gruñó irritado al pensar que Scorpius no confiaba lo suficiente en él, después de más de un maldito año, para contarle algo que seguramente sería una estupidez sangre pura que nunca entendería.
Scorpius negó silenciosamente con la cabeza.
-No, es hora de que sepas lo que está pasando. La última vez me pediste que te lo dijera ¿No es cierto? Lo que ninguno de nosotros te decía.
Albus lo miró fijamente.
-¿Realmente deseas saber, Albus?-le preguntó y él asintió.Scorpius aplicó un silenciador sobre Alexander para no molestarlo con el ruido.-Cuando mi padre fue enjuiciado-comenzó-fue llevado al Ministerio para ser juzgado. Ese día, mi abuela cuenta que fue cuando mi padre perdió una parte de él, porque se habían dado cuenta que uno de los principales causantes de la derrota del mago Oscuro había sido Severus Snape, el padrino de mi padre.
-Severus, como yo…
Scorpius asintió fríamente.
-Si. Él estaba enamorado de tu abuela, Lily, creo que se llamaba; y para hacer honor a su memoria, y compensar el hecho de que él le había dicho a Voldemort la profecía que ocasionó que marcaran a tu padre y la asesinaran a ella, había protegido hasta el final a Harry Potter, el hijo de su gran amor. El problema fue que, cuando lo hizo, le dió la victoria a tu padre, y condenó al mío y a mis abuelos. Ellos eran los mejores amigos, la abuela Narcissa confiaba tanto en él que le entregó al heredero de los Malfoy, el mayor orgullo y la persona más amada por los miembros de la familia.
El resultado fue una gran pérdida de la fortuna Malfoy, la condena en Azkaban por 14 años del abuelo Lucius y el confinamiento en Inglaterra de mi abuela. Mi padre y los de ellos-dijo mirando de reojo a Nott- fueron vigilados y maltratados por los aurores por tanto tiempo, aun por el simple hecho de tomar su varita, que mi tía Pansy dice que no había tanta diferencia entre estar entre mortífagos a estar con los miembros de la justicia.
Albus tragó saliva ante la comparación.
-No podría decirte mucho de ello porque en realidad nuestros padres no toman el tema-Albus asintió comprendiendo.-Solo sé que mientras los gryffindors y héroes de guerra eran premiados y enriquecidos con el oro que el Ministerio le sacaba a los sangre puras muertos y condenados, con puestos importantes y todo eso, los sobrevivientes del bando oscuro se veían en la humillación de volverse prácticamente squibs, en el dolor de ver a su gente querida muerta, en la frustración de no poder trabajar para sobrevivir, y en los castigos que se le otorgaban por cosas simples.
La fortuna Malfoy aguantó lo suficiente para que mi padre pudiera salir del país y hacer negocios en Francia, donde los Malfoy somos bien recibidos. Recuerdo haberle preguntado a mi padre miles de veces porqué nos quedamos en un lugar donde nadie nos quería. Donde aún no nos quieren. Hay cientos de establecimientos donde tan solo por pisar cerca ya nos están echando a patadas-bromeó, sin mirarlo con la clara intención de aligerar el ambiente, pero Albus solo podía verlo dolorosamente y con incredulidad.-Entre los cuatro-dijo, y Albus inmediatamente identificó a los cuatro como Pansy Parkinson, Theodore Nott, Blaise Zabini y Draco Malfoy-hicieron que el resto de sus fortunas generaran las ganancias suficientes para mantenerse como las familias más ricas de Inglaterra. Ellos ya no tenían el orgullo de un buen nombre, pero eran inteligentes, astutos, se tenían a sí mismos y finalmente enorgullecieron, una vez más, lo que habían sido alguna vez.
-¿Tus abuelos creían en él? ¿En el señor Oscuro?
Scorpius negó.
-No, pero si no se unían a sus filas sufrirían la misma suerte que los Potter.
-¿Si fueron coaccionados porque el Ministerio no lo tomó en cuenta?
-¿No lo entiendes Albus?-rió malignamente Scorpius.- Si no lo entiendes quiere decir que no eres tan slytherin como tu crees o tu padre ha influenciado demasiado en tí. Eso difícilmente fue una justicia. Fue una matanza. Sangre por sangre, muertes por muerte, ellos necesitaban un culpable aunque el principal estuviera muerto. Exigían una compensación. Dinero, familias, apellidos...¿Por qué pese a que Dumbledore apoyaba a tu padre, el Ministro nunca lo hizo?, o ¿ por qué ese anciano dejó que tu padre hiciera todo con sus dos adorables y manipulables amigos?-preguntó-Él era más fuerte, y bien, su destino no era matar al Lord, pero pudo haber hecho muchas cosas. Te digo por qué, porque alguien tenía que hacer el trabajo sucio y eliminar a todos aquellos que pudieran, alguna vez quitarle el poder.
-Pero Dumbledore…
-Dumbledore manipulaba a la gente por el 'bien del Mundo Mágico', pero al final creó un mundo igual al que quería Voldemort, solo que menos visible y con un destinatario diferente. Tú por ejemplo, hijo del héroe pero un slytherin entre gryffindors, no tenías culpa de nada, pero este es el mundo en el que vives, ¿si tu propia familia aplicó esas ideas en su sangre por que los demás no?
-Scorpius-dijo Albus con los labios apretados.
-Hubo personas que no tuvieron la culpa-siguió Scorpius con su sonrisa típica del Príncipe de Slytherin.-Tu padre, por ejemplo, salvó a muchos de morir, especialmente porque existía una minoría de sangre puras que iban tras ese loco; ¿Pero realmente crees que personas como tú, como Jennifer, como Alexander o incluso Berenice merecíamos las consecuencias de esto?
A las malas Albus negó.
El padre de Alex, el tío Theodore, tiene una pequeña cicatriz en el brazo izquierdo. Si tú lo vieras dirías que fue un simple corte, pero yo recuerdo bien que a mis tres años, me colé a la habitación de mi padre y él estaba sosteniendo el brazo de mi tío Theo mientras lanzaba sin fines de hechizos curativos y la sangre se derramaba sobre las sábanas blancas. Él no estaba autorizado a lanzar tantos hechizos de ese tipo y en un solo día, por lo que los aurores nos hicieron una grata visita. Nunca olvidaré esa noche. El infierno de los gryffindors, fue el día en que por fin entendí lo que significaba- susurró sarcásticamente- Rojo, como el color del fuego, como el color de esa casa, como el traje de los aurores... como el color de la sangre.
A Alexander no le fue mejor, créeme. Mi padre y el de él fueron los únicos que se quedaron aquí y se enfrentaron por mucho más tiempo a este adorable mundo. Él y yo solíamos pegarnos a nuestros padres con el fin de protegerles-rió sin diversión.- En nuestra sana inocencia creímos que estando con ellos podríamos cuidarles, pero solo les hicimos las cosas más difíciles porque complicadamente uno se protege a sí mismo cuando está protegiendo a sus hijos. Un día de esos me alejé de él. Recuerdo haber visto un gran tren mágico de juguete que se parecía al expreso de Hogwarts, cuando una chica pelirroja se paró detrás de mí con una adorable pero falsa sonrisa inocente. Me tomó del brazo y me evaluó por completo y entonces insultó a mi padre. Yo la llamé tonta e idiota, y ella me dijo que no lo era, que ella era un héroe mientras que mi padre un mortífago arruinado. Debí haberle dicho algo con que ella solo era una niña cobarde que casi había matado a su propio esposo-dijo alzando la mirada hacia el. Albus sabía en el fondo de quien hablaba.-Era una Weasley. Se divirtió realmente conmigo. Creo que ella lo llamó 'hechizar al pequeño mortífago'.
Albus jadeó.
-Mi padre le lanzó un expillarmus mientras intentaba ver si habían secuelas. Tío Theo llegó corriendo al mismo tiempo que los aurores. Tu padre estaba ahí. Lo arrestaron por atacar a un héroe de guerra, más dinero, más interrogatorios, más insultos. Ella dijo que había sido un ataque de la nada. Por supuesto, creamosle al gryffindor más cercano.
Aterrorizado por la idea de sus amigos viendo esas cosas desde pequeños y de su madre atacando a su mejor amigo, el estómago de Albus empezó revolverse y abrió la ventana queriendo aliviar la sensación de ardor que le quemaba por dentro. Realmente creyó que los amigos de Scorpius tenían razón en alejarlo de él, porque en el fondo Albus estaba seguro que Scorpius ocultaba más de lo que dejaba saber y nunca, nunca podría olvidar ese día.
El ardor se convirtió de algún modo en naúseas y tuvo que acercarse a la ventana. Cuando terminó de sacar su estómago, y pensó por instantes dejar su cabeza fuera, fue jalado hacia atrás y sentado gentilmente en la banca donde anteriormente estaba.
¿Lo entiendes ahora? -Le preguntó el rubio-¿Realmente deseabas saber esto? Para nosotros esta es parte de nuestra vida y las de nuestros padres. No te lo decíamos para no ofenderte o para que nos miraras con esa maldita expresión que tienes ahora. Estoy seguro que incluso la visión de mi padre ha cambiado para tí. No queremos tú lastima, no la necesitamos.-Declaró-Desde el principio sabíamos que ser el hijo del héroe haría una brecha entre tú y nosotros.
Albus asintió.
-¿Así que en realidad no me consideran su amigo?-preguntó.
Scorpius rió ligeramente y relajó los hombros, ninguno se dió cuenta que los había tensado en algún momento.
-Lo hacemos, pero tu mundo es distinto al de nosotros Albus. Que cayeras en Slytherin para el mundo solo es un desafortunado accidente que se acaba al salir de Hogwarts, pero a nosotros nos consideran crías de mortífagos. Tú eres el hijo de Potter.- dijo sentándose a su lado- No es lo mismo.
Albus se recostó ligeramente en él.
-¿Y eso es malo, realmente?
-Depende de donde lo mires, pero de verdad, no me obligues a ver a tu madre. ¿Estás bien?-preguntó con su tono amable que solía hablar normalmente y Albus sintió que de algún modo, Scorpius comprendía lo mucho que Albus sentía por lo que había pasado.
-Si. Lo siento tanto Scorpius, estoy seguro de que mi padre no lo sabía, él es muy inocente en algunos casos y…
-Tu padre no tuvo la culpa- le interrumpió repitiendo las palabras que hace mucho había escuchado de su padre y que comprendía ahora porque él mismo no podía odiar a Albus-Solo nos liberó. El resto fueron daños colaterales. En la guerra siempre hay perdedores Albus, en este caso fuimos nosotros.
-Aún así, yo, Oh Merlín-sollozó pensando en cómo se sentiría su padre si se enterara de todo esto…
-Olvídalo Albus, solo ya no preguntes, porque estoy seguro que hay cosas que podrán hacerte sentir peor. Todos tenemos nuestras historias, tú también tienes la tuya, de alguna manera eres parte de nosotros-Dijo empujándolo ligeramente con el hombro.
Albus sonrió suavemente.
-Gracias
-Mi padre sólo tuvo una novia en su vida, -cambió de tema-mi madre. No conozco muy bien la historia, pero mi padre estaba enamorado de un chico antes de la guerra. Según tía Pansy, él pasaba horas y horas ante el espejo sin parar antes de salir y tomaba mucho chocolate al llegar de nuevo a la sala común, deprimido por su fracaso. Era un chico y, aunque en el Mundo Mágico no hay problemas con relaciones de ese tipo, no había forma de llegar a tener un heredero, que es la obligación de cada uno de los miembros de la familia. Sé que mi padre consideró dejar morir la línea familiar para estar con esa persona, pero dadas las relaciones y bandos en la guerra, donde sabrás mi padre fue reclutado en el equipo del Lord Oscuro, él se dió por vencido. Supongo que en algún momento consideró tener una familia con esa persona, porque por esos tiempos empezó a crear esa poción para que los hombres procrearan y que nunca mencionó si terminó. No sé quién es, mi padre nunca me lo dijo, él decía que ya no importaba en realidad porque cuando ya no tenía esperanzas apareció mamá. Vestido verde y un gran moño plata en su rubio cabello-comentó Scorpius sonriendo tristemente-Suave pero orgullosa, delicada pero firme-exclamó con orgullo, y una cálida mirada que hizo a Albus darse cuenta que Scorpius estaba recordando.
-¿Puedes?-se interrumpió-¿Puedes contarme de ella?
Scorpius asintió.
-Mamá era una de las slytherin más silenciosas y tímidas que pudieras encontrar. Al contrario de papá, que llamaba la atención en todos lados, ella era menos llamativa. Hermosa pero callada, inteligente pero reservada, solía decir papá. Sus ojos verdes eran de un color distinto al esmeralda de tu padre, el color peridoto del tío Theo o el zafiro verde de tía Pansy. Era un verde como el del pasto cuando amanece y el rocío lo baña. Mamá sonreía mucho y hacía sonreír a papá, solía cantarme por las noches o contarme un cuento. Cuando era pequeño y no comprendía lo que pasaba a mi alrededor y por qué la gente no nos quería, ella siempre tenía un abrazo para mí. Le gustaba el piano y hacía que papá lo tocase para ella cada semana, cuando él no estaba muy cansado. Cuando papá no estaba por sus negocios, ella y yo solíamos comer bajo el gran árbol que está en los jardines de la mansión.
Le encantaban las compras así que ella y la abuela se llevaban muy bien. A ambas les gustaba el té así que lo tomábamos juntos y a mí me pedía chocolate. Recuerdo que le gustaban las rosas pero le gustaban más los lirios, así que solía llevarle todos los lirios que encontrara en un gran ramo que mi abuela adornaba para mí.
Albus sonrió.
-Era una gran madre.
-Si.
-¿La extrañas?
Scorpius asintió.
-Si. La echo de menos cuando estoy en casa, más cuando paso por la alcoba principal. Solía entrar sin llamar y abrazarla al despertar.
Albus vio sus ojos brillantes, miró a otro lado cuando el rubio se limpió la cara.
-Tu padre debe tenerla difícil.
Scorpius asintió.
-Sí, pero creo que Lily de algún modo le ha ayudado a aceptarlo y lo mantuvo ocupado todo este tiempo, dándole en otras cosas que pensar. La última vez me sonrió como antes, jugamos con Berenice y volamos en escoba, fue genial. ¿Qué hay de tí, extrañarás a tu madre?
Albus asintió evitando su mirada.
-Si, pero no creo que quiera verme.
Scorpius sonrió de lado, avanzó hacia él y le golpeó el hombro.
-Se arreglará, ya lo verás. No puede estar enojada toda la vida-murmuró quitándole el hechizo a Nott.
Albus cerró la boca para tragarse que este era el fin de su segundo año y ella seguía furiosa. Esta vez ni siquiera podría verla, si ella se marchaba con James lo más pronto posible. Albus recordaba que ella era cálida con él de pequeño pero en algún momento de la historia había empezado a compararlo con James y a separarlo sutilmente, hasta que había sido seleccionado como un slytherin y había ganado un rencor que Albus no podía comprender. Se había vuelto fría y fastidiosa, pero aún así era su madre y Albus la quería.
Cuando la estación empezó a verse Scorpius inmediatamente corrió a la ventana, seguramente con el fin de ver a su padre lo más pronto posible.
-¿Crees que la persona que él amó haya sido mi padre?-preguntó en un susurro, pensando en qué habría pasado si Draco Malfoy hubiese formado una familia con Harry, y cada año, al iniciar el curso de Hogwarts, alguien le sonriera cálidamente al acomodar su corbata.
-¿Qué preguntaste?-pidió Scorpius que distraídamente- Oh, mira allí está papá. No veo a tu papá por ningún lado.
Albus asintió y olvidando el tema se acercó a la ventana a buscar, Malfoy le sonrió divertido y le hizo un saludo con la mano. Sonrojado, pero alegre, Albus le correspondió. Jennifer y Damián entraron felices y con muchos dulces en la mano.
-Eh Scorpius, ¿Ya viste al tío Draco? Está realmente guapo.-Comentó Damián, asomando su cabeza para verlo. Scorpíus le golpeó la cabeza al verlo lanzarle un beso al aire.
-No le tires los perros a mi padre-exigió, notando la risa divertida del mayor.
-No estoy tirándole nada-rió.- O bueno, tal vez si el tío Draco quisiera yo podría darle ese beso direc…
Jennifer le tapó la boca.
-No termines esa frase si quieres seguir vivo.
Scorpius gruñó.
-Es broma; Albus, dile que es una broma.
El de ojos verdes rió.
-No lo sé, parecía ir en serio.
Indignado, el italiano cerró la boca.
-¡Callense!- gruñó Alexander-Uno ya no puede dormir en paz.
-¡Oh, ya estamos a punto de bajar! Te íbamos a despertar de todos modos-se quejó Damian.- ¿Albus, vendrá por tí tu padre? Nosotros nos iremos con el tío Draco un rato, porque cada año al finalizar el curso nuestros padres aprovechan para reunirse en la Mansión Malfoy. Scorpius va de arrimado pero puedes venir también.
-¡Estás yendo a mi casa!-se quejó Scorpius.
-Por desgracia. Si no estuvieras estoy seguro de que ahora mismo me tendrías más respeto, ya que sería tu padrastro-rió Zabini, y se ganó un golpe del rubio.
-Eso creo- respondió Albus, buscando la cabellera indomable de su padre y sonriendo cuando lo vió en la estación de la mano de Lily.
-¡Ahí está!-exclamó animado, y Jennifer le sonrió.
-Me alegra que hayan hecho las paces-respondió, ofreciéndole un paquete de galletas.- Las últimas del año escolar-expresó amablemente, y Albus la miró agradecido.
-Gracias, Jenni.
Recibió una suave sonrisa a cambio, y cuando el tren se estacionó corrió directamente a su padre y le dió un gran abrazo. Porque él tenía mucha suerte de ser el hijo de Harry.
.
-¡James!-llamó Harry cuando le vio cruzar, pero antes de que el moreno le viera, Ginny lo jaló lejos de ambos. Para alegría de su corazón, a pesar de que James no parecía haberlo escuchado,estaba mirando a los lados, como en su búsqueda.
-¿Los alcanzamos?-preguntó Lily, pero Harry negó. A estas alturas, Ginny ya debería haberse aparecido en casa.
Resopló mientras trataba inútilmente de acomodar su cabello y veía a Albus platicar con una chica, la hija de Parkinson seguramente. Ella reía dulcemente mientras escuchaba a otro chico hablar. Harry no estaba seguro quien era. Contó, uno, dos, tres... le faltaban otros dos chicos, analizó. Scorpius y alguien más. Mirándolos con nostalgia, decidió que, a pesar de las pocas diferencias, los hijos del cuarteto plateado eran prácticamente copias en miniaturas de sus padres.
-Señor Potter-saludó Scorpius, que llegaba corriendo y arrastraba a un chico de ojos verdes, que solo asintió a modo de saludo-Buenas tardes.
-Hola, Scorpius-respondió Harry tranquilamente mientras sentía su estómago anudarse al pensar que, si el slytherin estaba cerca, su padre también.
-Potter-escuchó su apellido y volteó para ver a Malfoy, quien parecía estar yendo a un gran lado, porque su vestimenta se veía elegante y carísima. Incluso el uniforme de Jefe de Aurores palidecía de poder a su lado.
El impulso del gryffindor era arrinconarlo y darle un gran beso frente a todos, de lo atractivo que estaba. Malfoy parecía conservar esa costumbre de esmerarse al ir a cualquier lado, después de todo. Ah, si Malfoy supiera lo mucho que lo miraba cada vez que iba a Hogsmeade, le habría cruciado por pensar en él de una forma que no incluyera insultos. No obstante tuvo que aguantarse porque estaban rodeados de gente, quería que no hablaran de ellos y bueno, Lily ya estaba saltando sobre él.
-¡Draco!
Riendo ligeramente, el rubio recibió a la pequeña en sus brazos y le acomodó el cabello. Un gesto resultante de aguantarla un largo tiempo. Ese era un defecto que Draco tenía, encariñarse demasiado rápido; quizá por eso se alejaba de los demás bajo su fría apariencia y altanera conducta.
-Lily-comenzó con voz disciplinaria-una señorita…
-Debe preocuparse de su apariencia y su comportamiento en público-completó Lily acomodándose el vestido, y Scorpius rió.
-Creo que alguien será una gran señorita sangre pura-le codeó a Albus.
-Callate. No durará mucho tiempo.
-Oh, si sigue visitando a la abuela, creeme que lo más insultante que escucharas de ella será un bastardo, pero te tirará una maldición de la que nadie podría culparla.
Los dos Potter miraron a la menor con espanto.
-Bromeo-rió Scorpius, y ambos dejaron de contener el aire.
-Quizá a ustedes dos no.
-Ustedes están locos-observó Albus, pero Harry, que había visto de primera mano a Malfoy en plan vengativo, dudaba mucho que Scorpius no tuviera razón. Aún así la imagen de él con Lily le hizo sonreír, hasta que observó a Scorpius mirándolo con detenimiento. El menor parecía evaluar sus acciones, especialmente cuando su padre se acercó. Slytherins, no dejaban escapar nada. Estaba seguro que Scorpius se había dado cuenta de lo que Draco ignoraba.
-Malfoy-saludó ofreciéndole la mano y se sorprendió, cuando éste lo tomó, al sentir una pequeña y cálida corriente recorrerlos. Ninguno dijo nada. El moreno tomó nota de preguntarle a alguien sobre ello;lo había pensado anteriormente, pero con todo el asunto de sus hijos lo había olvidado. Quizá no era nada importante, quizá solo su magia estaba inestable. Como cuando le dabas toques eléctricos a otros al tocarlos. Estática.
-Potter-respondió el otro-Pansy me contó lo del nuevo contrato. Creo que fue un buen resultado.
-Si, bueno, tenías razón.
Draco sonrió de lado, era un gesto común cuando alguien decía esas palabras. Pequeñas victorias.
A Harry le pareció adorable.
-Te ves bien-comentó, sin pensarlo mucho; y Draco trató, con gran esfuerzo y sin éxito, de no recordar las últimas palabras que le había escuchado decir sobre su enamoramiento adolescente, o los libros que había leído, encerrado en casa. El auror sonrió ligeramente cuando vio el leve rosa en la punta de las orejas, preguntándose si simplemente el otro ya no estaba acostumbrado a los halagos, o había notado el interés de Harry. Interiormente pedía que fuese el segundo, porque no parecía querer alejarlo y esa sería una gran ganancia- ¿Vas a algún lado?-preguntó.
-Reunión de amigos en Malfoy Manor-respondió el otro.
-Ya veo, deben reunirse después de tanto tiempo-comentó viendo sus hijos.- ¿Cómo están?
-Están bien. Bueno será la primera vez que nos reunamos desde que Albus Potter se unió al grupo-añadió alzando la ceja divertido-Parece ser que el cuarteto plateado ahora es de cinco. Eso baja el estilo. Probablemente sea el tema de la reunión, mientras ellos juegan quidditch.
Mirando a su hijo reír abrazado a Damian Zabini, Harry hizo una mueca. No había visto a Zabini desde hace mucho, tampoco a Nott,así que no sabía qué opinión tenían de él y sus hijos cerca del rubio. Sabía que al principio no les había agradado mucho la idea de que interactuaran con un Potter, pero nadie mencionó nada más, ni siquiera Albus. Le preocupaba mucho más, si esta opinión era negativa, qué tanto peso tendría en Draco. Quizá el rubio ya la sabía, y por ello parecía tan esquivo la semana pasada. Aunque bueno, Harry no sabía la rutina de Malfoy. Quizá casi no saliera de la Mansión. Si hubiese sido así, su semana había sido normal.
Si, ¿Cómo era la semana de Draco?
¿Tenía muchos amigos?¿Tenía pretendientes?
¿Alguien estaba intentando cortejarlo igual que él?
-Me inquieta-pensó en voz alta.
-¿Lo que le haremos?-preguntó Draco, sin enterarse de sus pensamientos.- No le haremos nada. No vamos a lastimarlo, no seas tonto.
Harry se sorprendió y rió.
No parecía que el rubio supiera nada. Eso fue un gran alivio. Alentaba el proceso de cortejo, era cierto, pero hacia que Draco confiara más en él. El rubio era como un gato, reaccionaba con rápidez y sigilo, con desconfianza ante personas desconocidas a su mundo. Harry se estaba introduciendo poco a poco en su vida, tratando de que el rubio no lo sintiera como una invasión repentina y sintiera la necesidad de protegerse (aunque a Lily le había funcionado muy bien el plan, algo le decía a Harry que a él no le funcionaría). Quería que Draco se enamorase de él poco a poco, por el momento, que fueran sentimientos firmes.
Quería cortejarlo.
Robarle besos, tomar su mano, llevarlo a cenar.
Pero también quería, si no funcionaba, seguir siendo su amigo.
-¿Ya empezamos con los insultos Malfoy?-preguntó burlón, y el rubio rodó los ojos, agradecido por la pequeña tregua entre ellos desde que se hiciera cargo obligadamente de Lily; pero, contrariado al no poder recibir una señal de que lo que escuchó sea cierto, se removió incómodo por la idea de tener sus propios pensamiento en su contra. Potter no parecía interesado en él después de todo. Sintiéndose levemente decepcionado, sabía que Pansy se enorgullecería de saber que esta vez no tomaría chocolate al llegar a casa.
Quizá un poco de vino, el más caro de la bodega.
-¿Malfoy?-escuchó la voz de Potter y su mente regresó al presente.
-¿Mmm?
Harry lo miró preocupado. Draco lo miró confundido.
-¿Qué?
Él señaló frente a él hacia abajo y cuando siguió la mirada, los ojos grises de Scorpius lo miraban fijamente. Se sorprendió ¿Cuando había llegado hacía ahí?
-¿Decías?-preguntó.
-¿Te preguntaba si Albus podía ir con nosotros?
Él negó.
-No he hablado con tus tíos, no sé si estén de acuerdo.
-Irá con nosotros, no con los tíos-se quejó el más pequeño; pero Draco alzó una ceja y lo miró con desaprobación. Claro que también era asunto de sus tíos; Draco, después de todo, había tenido un enfrentamiento verbal con Pansy, una conversación con Theo, y quejas y advertencias por parte de Blaise. Cualquiera diría que no fue él el némesis de Potter, en la escuela.
-Scorpius.
-Por favor-suplicó, y los otros slytherin fuera de Albus miraron fijamente a Draco. Harry podía apostar que esperaban divertidos a ver quien ganaba la contienda. Luego de minutos, Scorpius cedió.
-De acuerdo. Lo siento Albus, pero parece ser que mi padre teme que mis tíos te linchen.
-No lo van a linchar-se quejó Damian y Alexander se alzó de hombros.
-Tampoco creo que mi padre haga nada.
Jennifer sin embargo no dijo nada; ella conocía el carácter de su madre, y no estaba segura de su actual opinión sobre Al.
-Manipularme de esa forma no te servirá de nada, Scorpius-observó.
-¿No podemos ir?-se oyó la voz llorona de Lily, y Draco suspiró mirando a su hijo.
Sabes que haré que pagues esto ¿No es así? Exclamaba su mirada, y Scorpius asintió, un poco arrepentido.
-Bien. Vamos entonces.
-¿Te dejo a Lily y a Albus?-preguntó Harry- ¿A qué hora debería pasar por ellos?
El rubio lo miró fijamente.
-Si ellos van a ir, será mejor que vayas-advirtió y Harry lo miró incómodo.
-Dijiste que se reunirían entre amigos, y mis hijos ya se agregaron a la convivencia, yo solo voy a incomodarlos.
-Si los niños pretenden que Albus sea parte de ellos, vas a tener que convivir con padres.-Aclaró Draco, observando con reproche a su hijo y a los de sus amigos, quienes disimuladamente miraron a otro lado- Será mejor que vayas empezando porque aún te quedan 5 maravillosos años con nosotros.
El de ojos verdes suspiró.
-Escucha Malfoy, una cosa son mis hijos pero no creo que ellos estén felices de verme.
-Solo quédate cerca de mí, de Daphne o Michael.
El hombre ni siquiera sabía de quienes le hablaba.
-No lo sé.
-¿Dónde diablos está tu valentía gryffindor?-le preguntó -No les van a hacer nada.
Ambos Potters miraron al mayor con petición.
-De acuerdo-aceptó y empezó a seguir al otro mientras los menores festejaban.
-Será mejor que tengas razón en esto, Albus-le susurró Scorpius al pasar junto a él-;porque estoy seguro que ahora tendré que hacer algo en las vacaciones que no será de mi agrado.
Sorprendido el de ojos verdes miró a su amigo con los ojos abiertos.
-¿Scorpius?
-Y será mejor que esto haga malditamente feliz a mi padre al final o sabrás que no miento cuando digo que me la pagarás.
-Yo no entiendo.
-A tu padre le gusta mi padre, ¿no? Por eso tantas preguntas. Bien, dejaré que lo intente; y mira que he evitado a media decena de personas tratando de ocupar el lugar de mi madre. Así que, el primer paso es conocerse y conocer a los amigos, y ahora lo hará; espero que tu padre lo haga bien, porque esto será jodidamente extraño.
El menor sonrió.
-Gracias.
-Ya, me lo agradecerás si todo sale bien.
-¿Por qué decidiste apoyarlo?-susurró el otro con cuidado de no ser escuchado, pero el rubio se alzó de hombros y miró a sus padres. Albus no lo notaba, pero Draco estaba relajado. Como si la sola presencia de Harry, fuera reconfortante. Usualmente estaba alerta a cualquier ataque o insulto, y Scorpius no estaba muy feliz de que su padre pudiese enamorarse de nuevo, pero tampoco quería que estuviera solo en su lucha diaria.
-¡Hey!Ustedes dos,-gritó Damián-tío Draco dice que si no caminan más rápido tendrán que conseguir un hipogrifo para ir a casa, y solo ustedes sabrán de dónde lo sacarán.
Mirando a los dos hombre mayores mirándolos divertidos, y a sus amigos reír, ambos corrieron a alcanzarlos.
