Disclaimer: Harry Potter y sus personajes le pertenece a J.K. Rowling.

ENTRE COINCIDENCIAS Y DESTINOS

.

.

Capítulo 8

Entre hermanos y rivales

.

.

Al llegar de la cena, y después de encargarse que sus hijos estuvieran en la cama, Draco se dirigió a su vieja habitación, preguntándose no por primera vez, la razón por la cual había metido a Potter ahí en lugar de una simple habitación de invitados. Por supuesto, la mayoría de las cosas de la adolescencia de Draco ya habían desaparecido, y no había muchas cosas que delataran lo que era, pero otras seguían ahí, como su uniforme de quidditch en los armarios o sus libros de historia. Se preguntó si Potter lo había notado.

Abriendo la puerta, sus ojos se dirigieron a la única cosa diferente a lo usual. Las ropas de Jefe de Aurores. Los elfos solían dejar la ropa limpia de sus amigos donde la habían tomado, así que era de esperar que la ropa de Potter estuviera en aquella habitación. Caminando hacia ella, Draco acarició la suave tela y la levantó para respirar su aroma. Olía a madera. Los elfos solían asegurarse de usar en el lavado el olor específico que cada persona pedía y el rubio se preguntó si Potter les había asignado un olor específico o de alguna manera habían conseguido el aroma. Sea como fuera, era perfecto, era el mismo que Draco había tenido el placer de respirar cada vez que el auror se acercaba a él, o Lily tenía ligeramente cuando llegaba a la Mansión.

Era reconfortante.

Dándose cuenta de lo que hacía, el rubio se sonrojó y soltó las prendas, las cuales cayeron en la cama. Rápidamente se apresuró a doblarlas.

-Gripsy-llamó.

-Amo llama a Gripsy-respondió esta cuando apareció.

-Gripsy, el aroma de estas ropas...

La elfa sonrió y dio un pequeño salto.

-Oh, Gripsy identificó el aroma, Señor. Cedro, como cofre del amo Draco cuando iba a Hogwarts, Señor. Gripsy fue a la Casa del Señor Potter, y pidió a los elfos una muestra. Elfos no fueron muy amables con Gripsy al principio, pero Gripsy explicarles que amo Potter dejó ropas sucias. Ellos dijeron que Gripsy las entregue, pero amo Draco pidió que Gripsy atendiera a amo Potter y Gripsy obedecer. Gripsy se negó a entregar prendas y finalmente elfos rendirse y darle a Gripsy un poco de esencia. Gripsy agradecerles.

Draco se atragantó.

-¿Dijiste amo Potter? Querrás decir señor, yo no he ordenado que él sea amo.

La elfa inclinó confundida la cabeza.

-Amo Draco posee la misma magia que amo Potter. Amo Potter es parte de amo Draco, por tanto amo Potter es amo. Por eso Mansión nunca atacar a amo Potter. Por eso Casa Black permitir que amo Potter sea dueño también.

Draco lo miró impactado.

Por eso la Mansión nunca atacó a Potter…

¿Por eso la Casa Black le permitía ser amo?

-La Casa Black pertenece a los Black y yo soy uno. Sería natural para ella obedecerme; pero fue Potter quien en realidad fue el heredero, es quien vive ahí.

-Oh si, amo Draco. Casa Black permitir acceso, pero Casa Black no obedecer por completo si él no fuese amo. Casa Black obedecer a amo Draco, porque el árbol dice que es el hijo de la Señora Narcissa Black y por lo tanto el siguiente heredero, y obedecer a Sirius Black por ser el único Black ahí, pero si ama Narcissa o amo Draco hubiesen estado ahí, él no ser el amo. Casa actual pertenecer a Harry Potter porque amo Draco no estar ahí, pero la razón porque la Casa no matar a Harry Potter, es porque él tener la misma magia que amo Draco, y la casa reconocerlo. Amo Sirius poder dejarle casa a Harry Potter, pero casa no tener porqué obedecer a un Potter si tener herederos Black. Amo Potter jamás volverse un Black.

El rubio abrió los ojos sorprendido.

Fue a buscar a su madre.

.

Narcissa escuchó pacientemente a su hijo y no interrumpió su discurso, aunque frunció el ceño con la última parte.

-Draco Lucius Malfoy - exclamó cuando su hijo terminó de hablar, -¿Me estás diciendo que alrededor de hace un mes sabes que Harry Potter es tu pareja destinada y no me lo habías dicho?

Draco suspiró.

-No, madre. Te estoy diciendo que lo que la elfa me está diciendo. Que yo tenía una sospecha de que él sea mi alma gemela. Te estoy preguntando si tiene razón.

La rubia lo miró con detenimiento e hizo un ligera mueca. Luego dejó su taza de té y miró pensativa hacia ella.

-No lo sé. Bueno, es una posibilidad, pero no sé si mi primo realizó un ritual de adopción o algo, aunque bueno, creo que Gripsy puede notar que no fue así. Ni siquiera he visto el árbol familiar para darme una idea de cómo está el asunto del heredero. Aunque, por supuesto por mi cabeza pasó la duda cuando él ocupó la casa, no le tomé demasiada relevancia ya que los rumores decían que ya la había ocupado anteriormente con éxito. Además, el árbol familiar debe marcar al heredero de la casa de alguna forma, es imposible que él no note que tu nombre y el de Scorpius están ahí y que no es el Jefe de la Casa. Cuando era Regulus, su nombre tenía el único nombre trenzado con cobre, mientras el de mi tío estaba trenzado en oro. Similar al de los Malfoy, pero los demás nombres de los Black estaban escritos en color negro, y los difuntos se tornaban en color gris. Y bueno, estaba también el hecho de que seguía con vida. El último invasor terminó hecho una desagradable masa bajo uno de los candelabros.

Draco dejó salir un sonido de asco.

-Gripsy dice que la Casa Black reconoció mi magia y por ello no lo ha matado. Pero nunca he estado ahí.

-Bueno, estuviste ahí cuando tenías dos semanas de nacido. Es un ritual Black llevar a cada miembro, heredero o no, a la casa; con el fin de poder usarla de ser necesario.

-¿Entonces, es verdad?

Ella dudó.

-Sinceramente, no lo sé. Lo que sí sé es que me ocultaste esta información, y como tu madre creo que merecía saber que el hombre que salvé era la mitad mágica de mi hijo.

Draco la miró como si le hubieran brotado dos cabezas, pero cuando ella lo miró sin ceder, él suspiró y se dejó caer en su cama.

-No hay mucho que contar, Madre. Solo los choques eléctricos que nos damos. No he tenido ninguna otra pista de que él sea mi pareja destinada.

Narcissa lo miró a los ojos por un largo momento, analizando si mentía, y luego trajo a su mente cada uno de los momentos en los cuales había visto a ambos interactuar. Por supuesto, estaba el notable interés de Potter, que aparecía de vez en cuando, pero fuera de eso no había nada que dijera que poseía la misma magia. Aunque también estaba la forma en la que parecían coordinar sus movimientos cuando estaban cerca uno del otro.

-¿En qué piensas madre?

-Me pregunto si realmente son una pareja destinada. El choque podría ser resultado de magias iguales y potencias que se repelen instantáneamente. Como los polos de un imán. Ambos repelen con la misma fuerza, por inercia.

Draco asintió.

-Bueno, sí. Lo había pensado también.

Ella humedeció su labio, mientras lo mordía ligeramente.

-Pero a ti te gusta también, ¿no es cierto? Vi como te sonrojaste en la cena.

-¡Madre!

-Mmmm… sal del cuarto, cariño, necesito pensar.

-¿En qué?

-Lo sabrás en su debido momento.

Ahora, pensó en cuanto su hijo salió de la habitación, ¿dónde estaba la llave que permitía el acceso al sótano? Tenía que encontrarla antes de que Potter trajera a Lily de nuevo.

.

Se suponía que ese día Harry iría a ver a Parkinson y luego pasaría a casa de Malfoy a buscar la túnica que había decidido dejar en su mansión, cuando, exhausto, tuvo que aparecerse conjuntamente con una dormida Lily y un Albus más dormido que despierto, en casa.

Malfoy parecía haberla olvidado por completo esa noche, pero Harry no. Él se había sentido afortunado de poder conservar su túnica y tener un pretexto para visitar al rubio. Excepto que no había logrado visitarlo debido al excesivo trabajo de ese día, y ahora, siendo las cinco de la tarde, no le sorprendería que un elfo de la Mansión apareciese cargando sus ropas y arruinando sus planes.

Por favor, que no se le acuerde y pueda pasar en la noche a recogerla, rogó interiormente, acelerando su lectura y firmando los papeles lo más rápido que podía.

-Jefe Potter-escuchó cuando la puerta fue tocada, y suspiró al oír la voz de Angeline, su secretaria, y la puerta ser abierta. Como imaginaba, ella traía aún más papeles. Extendió su mano, con señal de prisa, y ella, sorprendida, asentó todo en el escritorio.

Vamos, vamos, pensó Harry ignorando la pila de mayor volumen y poniendo atención en la hoja que tenía en su mano. Aún hay tiempo.

-Jefe Potter-exclamó ella con voz temblorosa- si tiene mucha prisa, puedo poner los papeles más importantes encima, para que los lea, después de todo no creo que sea posible que lea todos hoy.

Harry asintió y le sonrió cansado.

-Gracias. Me gustaría ir con Lily a casa, ¿sabes? No quiero dejarla tanto tiempo en la guardería del Ministerio.

Ella lo miró sorprendida.

-¿Su hija está aquí? Pero creí que alguien la cuidaba por usted.

-Bueno, había alguien, un amigo, pero no quiero abusar de su confianza. La última vez se veía exhausto, me pareció que necesitaban un descanso. Él y su madre- habló sin pensar, distraído con su lectura-después de todo, tiene un bebé en casa y es padre soltero. No sé en qué estaba pensando, quizá pensaba en que tenía a sus elfos o parecía trabajar en casa, qué se yo.

Ella ordenó sus papeles.

-Quizá pensaba en lo mucho que confía en ellos, o en lo similar que son sus situaciones-respondió ella analizando cada uno de los papeles y empezando a dividirlo en dos filas.- ¿Sabe? Podría dejarla en casa, con los elfos. Después de todo, usted podría permitirse un elfa niñera o un elfo de compañía. He visto a algunas personas tener un elfo junto a sus hijos, incluso, estoy enterada que varios padres de Hogwarts envían elfos para cuidar a sus amos, a cambio de servicios en el castillo.

-¿Una elfa niñera?

-Sí, claro. Son extremadamente caros, pero puede rentarlos ciertos días. A diferencia de los elfos comunes, no ejecutan tareas del hogar que no es estén relacionadas con el cuidado de niños. Pero pueden ejecutar órdenes por sí mismos, sin necesidad de supervisión.

Harry la miró interesado.

Un elfo niñera, ¿eh? Seguro Malfoy tenía una.

En eso estaba pensando cuando la puerta fue tocada y por ella apareció Kingsley.

-¡Señor Ministro!- se sobresaltó la mujer.- Adelante, por favor. Yo ya me iba -exclamó con prisas. Harry suspiró y la dejó irse. En cuanto la puerta se cerró, el mayor invocó un hechizo de privacidad y le sonrió.

-Oh, vamos, Harry, no es mires así. Es imposible que termines eso,incluso sin mi interrupción. Y creeme, te lo dice alguien que ya pasó por ello. Ahora, necesito discutir contigo un pequeño detalle, así que agradecería que dejaras todo lo que lees y me prestaras un poco de atención.

Harry suspiró.

-De acuerdo, ¿qué pasa?

-Tuve una pequeña conversación con Celestine Smith.-Sonrió- Y le hablé de lo muy decepcionado que estaba del comportamiento de los miembros de la familia Weasley, y de cómo te acosaron en la puerta de tu oficina. Ella respondió que estaba al tanto y que pronto tendrían una tercera reunión.

-Bien, es cierto.

-Ella preguntó si me llamarías como testigo, y yo le dije que Parkinson había, efectivamente, requerido mi presencia.

-¿Lo hizo?

-Claro, Harry. Ella es Parkinson y sabe que un testimonio como el mío sería favorable. Por supuesto, Arthur me preguntó lo mismo y me pidió que no lo hiciera, cuando su hijo fue a contarle.

-¿Ron vio a Parkinson por aquí?

-No, el secretario de Percy. En fin, me preguntaba si ibas a llamar a Malfoy como testigo.

Harry lo miró sorprendido.

-Bueno, si. Él fue quien encontró a Lily después de todo.

-Si, eso supuse. Hasta que Parkinson se metió en mi oficina y comentó sutilmente que querías dejarle tus hijos a Malfoy.

-Como tutor temporal, si.-Respondió el auror frunciendo el ceño y Kingsley alzó la ceja sorprendido de su reacción.

-Eso es lo que no entiendo, Harry. Por qué habrías de tenerlo como tutor temporal, cuando el mismo es padre viudo de dos hijos, su fama no es precisamente halagadora, y tienes a personas de más confianza. Te puse a Celestine como jueza considerando tu amistad con Malfoy, pero me preocupa que su fama influya más de lo que hace la tuya en ella.

Harry bufó.

-¿Personas como quien? Los Weasley ya no cuentan, no puedo dejarle mis hijos a Hermione, y Tonks ya es demasiado grande para tres hijos y para Teddy. Además, Malfoy no es malo. Solo tienes que ver a su hijo Scorpius para darte cuenta de ello. Tiene una sonrisa enorme, es feliz.

-¿Y crees que puede hacer felices a tus hijos?

-No, por supuesto que no. No lo creo, tengo pruebas. Cuida de ellos como si fueran propios. Los invita a la comida y reuniones familiares. Ellos son felices con él, y bueno, Lily pasa casi todos los días en la Mansión Malfoy, o en la guardería, y ahora que está de vacaciones a Al no le molesta pasar medio día solo con los elfos en Grimmauld Place y puede visitar a sus amigos, que usualmente se reúnen en Malfoy Manor.

-Bien, pero ¿eso no te hace quedar como un padre que delega su responsabilidad a otro, y le da ventaja a Ginny? No estaría mal si estuvieran casados, pero él es solo un amigo, y no siempre podrá estar ahí.

-¿Y quien dice que no lo estará?

-Harry, no puedes decirle a una abogada que entre tus planes está convertirlo en tutor permanente. A menos que estés listo para decirle a todo mundo, incluyendo a Malfoy, que deseas casarte con él.

Harry rió al ver la incomodidad del hombre.

-No, por supuesto que no. De hecho, me hubiera gustado tener tiempo para hablar al menos con Parkinson, y saber cuales son mis opciones.

-¿No vas a cambiar de parecer, no?

-Por supuesto que no.

-De acuerdo, deja todo esto y ve con ella. Ten un día libre mañana y arregla todo lo que necesites, porque recuerda que pasado mañana es la junta anual de los Jefes de Aurores de diversos países y deberás pasar ahí una semana entera.

-¿Qué?

-Merlín, Harry. ¿Cómo puedes olvidarlo cada año?

-¿Quizá porque siempre están modificando la fecha?

-Ya vete, Harry. O haré que termines todo esto antes de irte. Si algo es muy importante, ya me enterare y lo resolveré.

Una gran sonrisa iluminó la cara de Harry, quien se apresuró a tomar su sombrero y correr hacia la puerta.

Y entonces un elfo de la Mansión Malfoy apareció, y Harry quiso azotarse la cabeza.

.

Draco hubiera querido curiosear lo que su madre hacía pero, dado que esas mismas palabras habían causado cientos de castigos en el pasado, decidió ocuparse de sus asuntos e involucrarse de lleno, ese día, a la fabricación de pociones que intentaría patentar este año. Tomó los diarios donde apuntaba sus ideas, se puso ropa ligera, y se dirigió al pequeño cuarto en las afueras de la Mansión que usaba para fabricarlas.

Le tomó casi todo el día producir al menos una de ellas, por lo cual para cuando sintió hambre y se dió cuenta de lo tarde que era, notó que su madre ni siquiera le había llamado para la comida.

-¿Dónde estará?-se preguntó y llamó a un elfo para preguntarle.

-Ama Narcissa se encuentra en los sótanos, amo. Ha estado ahí, toda la mañana.

Preguntándose qué hacía su madre, Draco dirigió sus pasos a los sótanos, pero no la encontró ahí. Indeciso si debía escanear la mansión, titubeó un momento y finalmente retrocedió sus pasos, decidido a tomar una ducha y jugar un rato con su hija.

Estaba en camino a su habitación, cuando entró a su anterior habitación y notó que las ropas del héroe ya no estaban.

Oh, claro. Seguro las devolvieron cuando llevaron las demás.

Se acostó en su vieja cama y miró el techo que había observado por casi 18 años, antes de decidir que, por el bien de su salud mental, debía dejar esa habitación atrás. Todo ahí le solía recordar los gritos que escuchaba antes de dormir, o las pesadillas mientras dormía; pero ahora no transmitía nada más que los restos del olor de la ropa de Harry, y la nostalgia de cuando era pequeño. Cerró los ojos y sin quererlo, se durmió.

Por primera vez en mucho tiempo, no soñó nada en esa cama.

.

Al día siguiente, Harry acudió a Pansy, con el fin de averiguar los avances que había hecho. La encontró firmando papeles y hablando mediante un espejo con prisa, antes de cruzar miradas con él. Él sonrió cuando ella, sin verlo del todo, le invitó a sentarse.

-Potter. Un momento, por favor-pidió.

Asintiendo, Harry observó los alrededores del escritorio y detuvo la mirada en el paisaje falso que tenía su ventana.

-Listo, ahora Potter,-inició ella- tenemos hasta ahora la participación de Cho Chang, Padma Patil, Hermione Granger, Neville Longbottom, Luna Scamander, Kingsley, Angeline Carl, Dean Thomas, Draco Malfoy, Narcissa Malfoy, Hannah Abbott, Janice King, Minerva McGonagall y Horace Slughorn. Sabemos que Boot tiene a los Weasley, Lavander Brown, la otra Patil y Seamus Finnigan. Si tienen más, no los han reportado.

Harry asintió y ella abrió una carpeta.

-Y aquí-dijo extendiendo cuatro papeles hacia él- estas son tus cartas de tutor temporal, para Draco, Narcissa, Andrómeda Tonks y Luna Scamander.

-Gracias, debo hacer que uno de ellos lo firme hoy. Tengo una reunión con los Jefes de Aurores.

-¿Y te tomará mucho tiempo en el Ministerio?

-Me iré una semana a Francia, Parkinson.

Pansy alzó la ceja.

-¿Te vas una semana?

-Si, ¿me necesitabas?

-¿Y qué pasa si ninguno de ellos lo acepta hoy? ¿Qué harás con tus hijos?

-Oh, bueno, yo esperaba…

La abogada suspiró.

-Si, si, olvidalo. Sé qué esperabas y sé que Draco aceptará.

-¿Lo sabes?

-Merlín, claro que lo sé. Irás con él y pondrás tus ojos de cachorro tierno e insinuarás que necesitas irte de viaje y aun no tienes un tutor temporal para tus hijos. Draco te sugerirá a alguien, como la Señora Tonks y tu le dirás que ella no confía en su capacidad de manejar a Lily, que es tan inquieta como un cachorro, y cómo no querrás incomodarla cuando Lily quiera visitar a Narcissa. Draco hará una mueca y te sugerirá a alguien más, alguien como Lovegood, o te diría a Granger, y entonces dirás más y más cosas, hasta que Draco se ofrezca a cuidar de ellos, insinuando que prácticamente ya cuida a Lily casi a diario; y Albus no hará gran diferencia.

Harry sonrió.

-Bueno, no era mi plan, pero también es bueno, lo aplicaré si el original no funciona.

A regañadientes, Pansy soltó una risita.

-Gryffindor desvergonzado, por supuesto que era tu plan.

Él sonrió.

-No lo era, pero puede serlo.

-Bien, ve. Habla con él, soluciona lo de tu hijos o no tendrá caso que hagamos el resto.

-Gracias.

-Por cierto, ¿dónde están ellos ahora?

Él sonrió de nuevo.

-No los habrás dejado de nuevo con Draco. Escucha Potter, mi amigo no es niñera. Draco tiene sus propias obligaciones y sobre todo sus propios hijos.

Harry rió.

-Pareces muy feliz hoy, Potter-ironizó ante su silenciosa sonrisa.

-¿Te he dicho que es mi primer día libre en mucho tiempo?-Exclamó luego de minutos, en un tono orgulloso que Pansy no comprendió.

-Ciertamente no me importa-respondió ella.

-Están en la casa de Luna. ¿Sabes? Estoy consciente de que me estoy aprovechando un poco de ellos.

-Oh, ¿así que tales peticiones son a propósito? Bueno no esperaba menos de su acosador escolar. Un acoso más sutil, pero acoso al final.

-No será acoso si él desea mi compañía.

-¿Y quien dice que lo desea?

-Bueno, somos amigos. Los amigos se visitan y se hacen favores. Malfoy no hace ningún movimiento que indique que debo irme o alejarme, ergo, le agrada mi compañía.

Pansy bufó.

-Favores, claro.

-¿Nunca has dejado a Jennifer y a Mathew con Draco?

-No por casi dos meses.

Él rió entre dientes.

-Bueno, pretendo que se queden con él el resto de su vida, estoy acostumbrando a ambos grupos.

-Si sigues así entonces yo pretenderé perder la custodia, y tú tendrás que quedarte con el grupo perdedor.

El moreno arrugó la nariz.

-Estoy a punto de comprar un elfo niñera.

-¿Oh, por fin te enteraste que existían?

-¿Quieres acompañarme?

-No, gracias. Tengo mucho trabajo.

-Mmmm… quizá debería llevar a …

-No lo digas.

-Draco-respondió saliendo, y riendo a la distancia. Cuando desapareció de su vista, ella sonrió también y tomó una taza de café. Empezó la redacción de su nuevo documento.

-Redacta-ordenó a su vuela pluma. -Certificado de tutoría de menores. Siguiente línea. Nombre: Lily Luna Potter. Siguiente línea. Tutor: Harry James Potter. Siguiente línea.

Relación: Padre. Siguiente línea. Tutor temporal: Draco Lucius Malfoy. Siguiente línea.

Relación:-se tomó un momento para pensarlo.- Amigo de la familia.

Dejando su sonrisa desvanecerse, Pansy llamó a Theodore.

.

Por supuesto, Harry no se tomó la molestia de visitar ninguna de sus otras opciones, sino que fue directamente a Malfoy Manor. Lo recibió un sorprendido Scorpius.

-Señor Potter, ¿puedo ayudarlo?

-Hola Scorpius, ¿está tu padre?

-Si, está con tía Daphne tomando el té. ¿Es urgente? ¿Quiere que lo llame?

-Bueno, me gustaría hablar con él, pero puedo esperar.

Scorpius asintió.

-De todas maneras deje que le avise, tome asiento y si necesita algo invoque un elfo.

-Por supuesto-respondió. -O podría hablar con tu abuela.

-¿Mi abuela?-preguntó confundido el otro.- Claro, ella se encuentra en el despacho del abuelo Lucius. Sígame por favor.

A medida que caminaba por los pasillos, Harry miró todos y cada uno de los retratos, quienes lo miraban con recelo. Scorpius los ignoró, pero Harry se tomó la molestia de inclinar su cabeza en forma de saludo.

-Mi abuela está adentro.

-Gracias-le sonrió y sin pensarlo mucho, le puso una mano en los cabellos; la cual sacudió amablemente.

Scorpius se sonrojó. Nadie, excepto su familia hacía eso. Los adultos fuera de las amistades de su padre solían mirarlo como si fuera un mal crío, y de los amigos más cercanos, solo Blaise, su padrino, solía tomarse la confianza de hacer eso seguido.

-De nada-respondió y se marchó con prisa. Harry miró su mano, preguntandose si hizo mal, pero abrió la puerta y se adentró. Scorpius, por su parte, caminó por los pasillos hasta perderse de la vista de Harry, preguntándose por qué el toque del hombre lo había puesto tan nervioso.

Como si alguien oyera su muda pregunta, se dió cuenta que de alguna manera era porque, a pesar de que le había dicho a Albus que lo apoyaría a que sus padres estuvieran juntos, nunca había considerado a Harry como un posible padre hasta ese momento.

Regresó sobre sus pasos y observó a su abuela sonreírle al hombre en bienvenida. Tenía una mirada astuta, y Scorpius se asomó un poco más, intentando descubrir la plática. Su abuela sonrió y lo vió. Cerró la puerta con su varita.

Sabiendo que tramaba algo, Scorpius decidió que era momento de correr por su padre. Lo encontró leyendo unos archivos en compañía de su tía, quien parecía hablar de la diferencia entre los dos papeles que le presentaba.

-Scorpius -saludó con curiosidad ella al verlo llegar .-¿Está todo bien?

El heredero de la Mansión asintió.

-Padre, el Señor Potter está aquí, te estaba buscando, pero ahora está hablando con la abuela.

Draco frunció el ceño.

-¿Te dijo que quería?- le inquirió.

-No, pero él y la abuela están en el despacho del abuelo. Hablando. Con la puerta cerrada.

La cabeza de los Malfoy se alzó de hombros

-No es mi intención entrometerme en los asuntos de tu abuela, Scorpius. Y por tu bien, espero que tampoco lo hagas.

-Pero…

-Ve Draco, -sonrió Daphne- de todas maneras nuestro asunto no puede ser discutido con Potter por aquí

El mayor hizo una mueca

-De acuerdo - exclamó- pero al menos deja que te acompañe a la salida.

-¿Qué discutían ?- preguntó el menor cuando su tía atravesó la flú.

-Estábamos hablando de cierta acción que realice en el pasado. Daphne me estaba hablando de que tal iba el asunto.

El heredero de la Mansión asintió y no dijo nada, aunque hizo un ligero sonido curioso y tomó la mano de su padre, guiándolo al despacho de su abuelo.

-¿Has visto que Berenice da marometas?- preguntó a medio camino, Draco sonrió enormemente.

-¿Has visto cómo juega con la cría de nuestro hipogrifo?-preguntó a su vez.

Scorpius sonrió.

.

-Harry, querido. - Saludó Narcissa, mientras acomodaba su túnica y cerraba la puerta. -¿Que tal tu día? ¿Has traído a Lily nuevamente?- Exclamó curiosa, mirando sus alrededores.

Harry negó.

-No, está en casa de Luna, su madrina.

-Ya veo, entonces ¿puedo ayudarte en algo?

-Si, bueno, Me preguntaba si no le molestaría ayudarme a contratar una elfo niñera - solicitó a medida que tomaba asiento frente a ella.

Narcissa miró a Harry sorprendida, pero sonrió maternalmente a su probable futuro hijo. Draco y Astoria habían solicitado su consejo cuando compraron el suyo, pero habían ido solos por él. Ir con Harry era un honor, como tener otro hijo, pero uno que había recurrido a ella a pesar de conocerla en tan poco tiempo.

-¿Necesitas un elfo niñera, Harry?-preguntó suavemente, pensando en las características que un elfo niñera debería tener para cuidar a alguien como Lily.

-Estaba pensando que sería útil - comentó Harry, mientras Narcissa llamaba a un elfo para servir el té.

-Oh, y agregale la esencia que te comenté en la mañana, Gretchen- la mujer le sonrió al elfo.- No es nada de qué asustarse, Harry-rió cuando vió al otro tensarse. -Tengo algunos problemas visuales y la esencia me será útil para resolverlos.

Harry rió apenado.

-Lo siento, problemas de paranoia por el trabajo - comentó, ignorando que Narcissa lo hubiese respetado más si hubiese seguido su corazonada.- Como le decía, me gustaría un elfo niñera para Lily. Tengo que salir una semana para una reunión de trabajo y necesito declarar un tutor temporal y dejarlos a su cuidado. Creí que un elfo niñera sería útil para éste.

Narcissa asintió y sonrió cuando el elfo apareció,frente a ella y Harry, con el té.

-Lily y su hermano son bienvenidos a quedarse aquí, Harry. No necesitas ningún elfo niñera, el de Berenice bastará. Pero si de verdad deseas uno sería un placer ir contigo.

Harry brilló de felicidad mientras tomaba un sorbo de té, y Narcissa disimuló una sonrisa satisfecha tras su taza.

-Oh, deja que le diga yo a Draco-comentó la mujer, notando como la magia se arremolinaba alrededor del Jefe de Aurores, formando varios hilos. -¿Habías pensado en él como el tutor temporal?- preguntó con el fin de tener tiempo para que todos los hilos que unían a Harry con las otras personas aparecieran, e intentó no pensar, divertida, en la mueca que Harry pondría si supiese que estaba bebiendo una gota de su sangre entre el té, para que fuera la única que viera todos esos lazos.

Harry asintió, ajeno a toda la admiración que los ojos de Narcissa revelaban al observar la cantidad de hilos a su alrededor. Bueno, había sido el Salvador del Mundo Mágico así que no era de extrañar que estuviese unido de alguna forma a tanta gente.

-O en usted, si no es mucha molestia. Lily la adora - siguió el hombre, mirándola con amabilidad.

-Por supuesto que no es molestia, Harry. Estoy segura que a Draco le encantará cuidar de tus hijos. Son como los de él, y yo amo pasar el tiempo con Lily y Berenice- susurró satisfecha al ver un hilo dorado, por fin, formarse alrededor de él y salir por la puerta hacia algún lugar.

-Tal vez a Draco le gustaría que le preguntara antes de aceptar a mis hijos aquí - comentó Harry asentando su taza de té.

-Tal vez a Draco le gustaría que Potter cuidara a sus hijos esta vez-comentó el rubio entrando por la puerta, acompañado de su hijo- así sabría lo que es cuidar cuatro niños pequeños y de su trabajo a la vez.

Narcissa bufó insatisfecha con su aparición.

-Has escuchado nuestra plática - se quejó, y Draco rió ante su leve puchero.

-Madre, la Mansión soy yo. Ergo, tu hablaste para mí.

-Tuviste que pedirle que te dejara escuchar.

-Bueno, solo escuché lo último. Cuando abrí la puerta-le dió un beso a su madre en la frente. - No osaría invadir así tu intimidad, madre, pero Scorpius ha dicho que requieres mi presencia, Potter-comentó, mirándolo, a la vez que su hijo evadir la sutil mirada resentida de su abuela.

No obstante, el reproche que seguro Scorpius esperaba se esfumó cuando Narcissa lo vió. El lazo dorado brilló con fuerza cuando Draco se acercó al moreno y le dio un saludo con la mano, mostrando radiantemente la otra punta del hilo dorado que salía de Harry sujeta a su dedo anular, y se ajustó de tal manera que no hubiese más hilo del requerido entre ellos.

Era hermosamente perfecto. Resonó de tal manera que Narcissa podía escuchar una leve armonía, y de pronto el sutil, pero agradable aroma, tuvo sentido. Eran sus magias cantando la una para la otra, llamándose, encontrándose.

Casi chilló de la emoción.

-Draco,- comenzó-el señor Potter requiere un tutor temporal para sus hijos. Le he dicho que tu lo serás gustoso.

Draco alzó la ceja. y miró a su madre, con una mirada interrogante que ella respondió con una mueca retadora.

-Será un placer cuidar de tus hijos, Potter. -Comentó el dueño de la Mansión, y Harry rió ligeramente porque era obvio que no era así; probablemente no era que no los quisiera , sino que tenía planes que Harry estaba estorbando.

-Una semana- respondió. -Luego te liberaré de tu sufrimiento. Te traeré regalos.-Prometió, logrando que el rubio lo mirara interesado y, porque no, esperanzado.

-Más vale que sean costosos - aprobó el rubio.

-Lo mejor para ti - respondió el moreno con una tierna sonrisa, y consiguió que Draco sonriera de lado.

-¿Seguro?

-Seguro-le confirmó y observó con curiosidad la mirada divertida, y por alguna razón satisfecha, sonrisa de la rubia.

-Ahora, espero que no te moleste, pero llevaré a tu madre de compras.

Draco lo miró con curiosidad a él y luego a su madre.

-¿Puedo saber qué comprarán?- preguntó, pero su madre se puso de pie. Le dio un beso en la mejilla y sonrió

-Lo sabrás a su tiempo, cariño.

Draco bufó.

Esa respuesta siempre le decía que su madre sabía algo que él no, y estaba divertida de ocultarlo.

.

James dejó el diario sobre la mesa y suspiró tirándose sobre ésta. Estaba aburrido y se sentía extraño. Cuando estaba en casa, era distinto. Grimmauld Place era su hogar; incluso si estaba silenciosa él podía sentirse acompañado, porque bastaba subir las escaleras para encontrar a Albus leyendo un libro o a Lily jugando algo, quizá su madre estuviera leyendo revistas en su cuarto y su padre estaba trabajando; pero ahora que estaba ahí, en la Madriguera se sentía solo.

Cierto que estaban sus primos, y sus abuelos, pero James extrañaba la seria mirada de Albus o la risueña de Lily. Extrañaba las sonrisas de su padre. Su mirada se fijó en la foto que aparecía en el diario el Profeta que su madre había dejado, quejándose de Harry, y suspiró. En ella Albus y Scorpius Malfoy corrían hacia su padre, el señor Malfoy y sus amigos, quienes sonreían enormemente. Lily incluso tenía tomada la mano del rubio, como lo hacía con su madre antes de que todo cambiara.

Ellos se veían relajados, felices.

James se sentía solo.

Son unos traidores, gritó su mente. Pero James negó con la cabeza. ¿Traidores a quien? ¿A él, a su madre, a los Weasley, a los gryffindors, al Mundo Mágico en general? Viendo la mirada brillante de Albus, James resopló y apoyó su frente contra la orilla de la mesa.

Cuando las peleas entre sus padres habían iniciado, James se había sentido inclinado a apoyar a su madre. Siempre había sido apegado a ella, tal como Albus siempre lo fue con Harry. Ella siempre lo consentía, lo trataba bien, lo amaba. Aunque fuera físicamente igual a James Potter, su comportamiento siempre había sido más parecido a los Weasley. Especialmente a los gemelos. Quería a la familia de su madre, quienes lo habían mimado sin parar desde su nacimiento. Y él, como sociable que era, amaba la atención. Creció rodeado de ellos, de esa familia que siempre decía que los slytherins eran malos.

Por eso cuando había sido seleccionado a la casa roja y dorada, se había sentido orgulloso. Sus padres lo estaban, sus tíos lo estaban, sus abuelos también. Le agradó ser un gryffindor como sus padres; cuando Al quedó en Slytherin no podía creerlo. Quería creer que era una equivocación, pero cuando resultó que no lo fue, no supo cómo reaccionar. Especialmente cuando se hizo amigo de ellos, cuando se alzó contra su casa.

Hasta el momento, James había logrado que sus compañeros no lo molestaran pero ahora era casi imposible, y como él no quería tener problemas con su madre, ni quería tener disgustos con sus abuelos, se alejó de Albus cuando más lo necesitó el otro.

Soy un terrible hermano, pensó despejando el cabello de su frente, soy una vergüenza.

Y cuando la carta de su madre había llegado, James se había sentido traicionado.

Odió a Harry. Los había sacado de su casa y había aceptado el divorcio sin pelear. Había escondido a Lily para que su madre no la encontrara y luego, de la nada, Albus pertenecía a Harry, y Lily también. Él nunca peleó por James.

El nudo que últimamente tapaba su garganta se hizo más fuerte y arrugó el diario lejos. Se dirigió a la antigua habitación del tío Ron, que ahora era suya. De reojo pudo ver la sonrisa de su madre y se sintió más enojado. Con ella, con todos los de ahí. Odiaba todo, se odiaba a sí mismo, necesitaba a su padre, y él ya no estaba ahí más para él.

Cuando llegó a la habitación tenía los ojos castaños llorosos. Se sintió humillado cuando se encontró con Hermione Granger ahí. Había olvidado que la chica había pedido recoger las últimas pertenencias de su esposo y había regresado al cuarto sin pensarlo.

Sin embargo, sabía que de todos ahí, ella era la única que quizá comprendería. Ella y Teddy, quien para evitar problemas con ellos al defender a su padrino, había dejado de visitar la Madriguera. No tenía porque visitarla, solo lo hacía por Harry.

Y Harry ya no estaba más.

Sin nadie con quien hablar de su padre, sin compañía fuera de sus primos, el mundo de James se derrumbó. Especialmente cuando se enteró que su madre había engañado a su padre. Había sido tan injusto con él y dejado de contestar las cartas hace mucho, que no tenía ningún valor ni se sentía capaz de acercarse a él o enviarle una lechuza. Era su castigo. Se lo merecía. Pero lo extrañaba, mucho, y las únicas palabras que oían con respecto a él eran malas. Se encerraba en su habitación.

Sentía que estaba perdiendo rápidamente a su padre, olvidando como era, su calidez, su fuerza, su valor. No quería olvidar el cariño que le tenía y se aferró a la imagen que tenía de él, pero no era suficiente. Un día simplemente, harto de oír todos los comentarios respecto a él, los enfrentó.

Y todo cambió para con él.

Así debió de sentirse Albus.

Ser hermanos en casa…

Sus palabras egoístas le resonaron en la cabeza una y otra, vez.

Era tan estúpido.

-Hey James-saludó la castaña- Ya casi termino.- Mencionó sonriendo y cuando volteó, y notó los ojos llorosos y las lágrimas corriendo por las mejillas del otro, se preocupó.-James ¿Estás bien? ¿Qué pasa? ¿Llamo a tu madre?

El menor negó y se limpió los ojos fuertemente con la manga de su camisa. Sonó su nariz, que estaba quedando roja, y se negó a mirarla.

-James-dijo suavemente Hermione y le sobó la cabeza como si comprendiera lo que pasaba. James estaba seguro que lo hacía. Ella siempre había sido lista.-¿Lo extrañas, cierto?

Un sollozo fuerte salió de él sin que pudiera controlarlo y asintió. Hermione alzó la varita y cerró la puerta, lanzando un hechizo silenciador. Después lo abrazó y lo guió a la cama donde lo sentó y se agachó frente a él.

-Ya, no pasa nada.

-Él ya no me quiere-le sollozó. Y Hermione recordó que a pesar de todo el chico solo tenía 14 años, no se le podía pedir la comprensión del mundo. Se había dado cuenta de su error, tal como en su momento Hermione e incluso el mismo Harry había hecho. Y ahora no sabía qué hacer, estaba perdido.

-Él te sigue queriendo, cariño-le consoló.

-No, no es cierto. Ya no me quiere, ya no me envía cartas, me dejó con mamá, ni siquiera pidió mi opinión en el asunto. No me preguntó si quería estar con él. No me dijo nada.

Hermione apretó los labios y frunció el ceño por un momento, luego suspiró y volvió su atención a él.

-James, Harry te quiere mucho. Eres su hijo, todos aman a sus hijos.

-Pero yo fui tan idiota con él. Con Albus...

Hermione rió.

-O lo fuiste es cierto, como todos. Pero fue solo que al igual que yo, no notaste muchas cosas. Eres pequeño James. No tienes que comprender el complicado mundo de los adultos.

-Yo soy el mayor,-gritó poniéndose de pie- debí...

-Tienes 14,,James, y Albus 12. Él tampoco lo hubiera notado en tu lugar;- luego rió-bueno, quizá sí. Ya sabes, el sexto sentido slytherin, nada que ver con los torpes gryffindors como nosotros.-
James dejó salir una risita.

-Tú...

-Oh, yo tampoco me dí cuenta hasta que mi hija se puso de revolucionaria atacando a Scorpius Malfoy y perder contra Albus. Pero dejemos el tema atrás. ¿Quieres ver a tu padre? Él se alegrará mucho de verte. Podemos ir sin que ellos se enteren, y si se enteran siempre puedes echarme la culpa. También están furiosos conmigo.

James se acobardó y negó con la cabeza. Sabía que su tía Hermione estaba en problemas por apoyar a su padre y no quería meterla en más problemas. Tampoco quería ver a su padre y que éste no le hablara. El temor ocupó su corazón y dio unos pasos hacia atrás, sin confiar totalmente en ella y su sinceridad. Porque ella también se había hecho amiga de Draco Malfoy.

-¿Por qué?-preguntó ella suavemente y James se recordó que fue precisamente el enterarse de que ella había establecido una amistad con el hombre que rompió más su familia, lo que le hizo dudar de todo lo que él consideraba verdad. Porque ella era su tía Hermione, la persona más inteligente que conocía. Y si ella se había hecho amiga de él, aún con las palabras de Albus y el padre de Scorpius Malfoy hacia ella, debía haber una buena razón.

-Seguramente está enojado.

Hermione negó con la cabeza.

-No lo creo, sé que él también te extraña. El otro día estaba platicando conmigo acerca de los meses en los que Ginny estuvo embarazada de tí, o cuando eras pequeño y jugabas con él. Dijo que cuando todos presumían de sus hijos, no pudo evitar presumir de ti.

-Pero yo he sido malo…

-Bueno, si te hace sentir mejor Albus tampoco le hablaba y ahora lo hace. Solo necesitas hablar con él y aclarar ciertas cosas. Oh, cierto-dijo ella decepcionada- Está en una junta ahora mismo. La junta de todos los años.

James pareció alterado.

-¿Entonces con quién están Lily y Albus?

-No te preocupes, ellos están bien.

-¿Cómo lo sabes, están contigo?

Negando con la cabeza, Hermione sonrió.

-Tengo una idea de con quién están-mencionó la auror con un suspiro resignado-¿por qué no vamos a verlos? Ya que Harry no está, quizá puedas hacer las paces con Albus. Será más fácil con él, ¿Cierto?

James dudó.

-¿Tú crees?

Hermione asintió orgullosa.

-Lo será, Al es más abierto que antes, y parecía extrañarte la última vez que supe de él. Estoy muy orgullosa de ti, James. Estoy feliz de que quieras volver a interactuar con tus hermanos y tu padre.

Secándose las lágrimas, James asintió y se puso una chamarra roja, a la cual le subió la capucha.

-Tu madre no te dejará salir conmigo-resopló la castaña con fastidio.-¿Así que por qué no usas la capa invisible de tu padre por un rato?

Emocionado, James asintió y la sacó de su baúl.

-Bien- le mencionó levitando las cajas y esperando que se cubra- Veas lo que veas no digas nada ni hagas ruido-le dijo; y confundido, James asintió.

Cuando bajaron las escaleras, a Hermione no le sorprendió ver a Ginny con los brazos cruzados y una cara repleta de hostilidad. Últimamente ese era su rostro, y ella quería creer que solo era porque no se encontraba a gusto a su alrededor, debido al lado qué había tomado en esta batalla; pero lo cierto es que Ginny llevaba mucho tiempo siendo infeliz.

-¿Terminaste de recoger todo? -le preguntó con desdén - Porque no te quiero ver más por aquí.

La castaña suspiró.

-No tendrás que hacerlo.

-Es cierto, escuché que Ron decidió pedir una misión extra para no verte, así que obviamente no estarás por aquí- dijo con una sonrisa cruel- Probablemente está considerando la posibilidad de dejarte, ahora que eres amiga de las escorias.

James se mordió el labio, sorprendido por la actitud de su madre. Hermione resopló.

-Es cierto, ahora si me disculpas...-mencionó caminando a la chimenea, con las cajas y James detrás de ella.

-Lo hará, Hermione. No lo dudes.

Con una mueca, la castaña volteó para enfrentarla nuevamente.

-Si lo hace solo demostrará que no me ama. Tal como tú hiciste con Harry.

Ginny se mordió el labio y sacó la varita.

-No sabes de lo que hablas.

-No, sí que lo sé. Sé que Harry te fue fiel y tu no lo fuiste.

-Largo de aquí, Granger.

La castaña rodó los ojos, pero se dio la vuelta para entrar a la chimenea dejando el espacio para que James entrara antes que ella.

-Solo quiero saber- dijo como si no fuera la gran cosa- ¿por qué James no recibió ninguna de las cartas ni los regalos de Harry?

Los ojos de James se abrieron sorprendidos. ¿Su padre había mandado un mandado regalos para él? ¿Qué eran? ¿Por qué no los recibió?

El rencor que le tenía a su padre por ser olvidado se transformó en una ligera tristeza. No era lo mismo enviar un regalo que dárselo en persona. Una nota no era lo mismo que unas palabras. Las lágrimas empezaron a correr de nuevo y apretó los labios, no queriendo alertar a su madre y delatar a su tía Hermione. Arrugó ligeramente la capa entre sus puños y decidió firmemente que debía hablar con su padre así fuera lo último que hiciera.

-Porque no tiene porque recibirlos. Él ya no es su hijo y él lo decidió- respondió la única hija del matrimonio Weasley.

Hermione le hizo una mueca.

-No, tú lo decidiste.

-Él firmó el maldito papel donde renunciaba a James.

-No, él firmó un papel de divorcio, no de renuncia de paternidad. Te dejo a ti, no a James. Aún cuando la custodia de James sea tuya, Harry tiene derecho a verlo.

-¿Y llevarlo a esa Mansión? Sobre mi cadáver James convivirá con esa burla de familia. Harry quería irse con ellos, ¿no? Pues bien, ahí tiene el precio. James es mío.

-Lo que haces es injusto, para Harry y para James.

-Y qué hay de mí. Me quitó el apellido, la casa, el dinero, a Lily.

Hermione se dio la vuelta e hizo una mueca de disgusto.

-Uno creería que extrañarías a Albus-añadió-O al menos dirías a Lily primero.

-No sé de quién me hablas.

Los ojos de James se abrieron dolorosamente decepcionados. Él creyó que su madre estaba disgustada con Albus por ser un slytherin, pero que aún lo amaba tal como James extrañaba a su hermanito, no que lo había desconocido prácticamente y renunciado a ser su madre.

¿Por qué crees que tu padre le presta tanta atención a Albus?, oyó la voz de Teddy en su cabeza. Lo está compensando.

-Te arrepentirás Ginny- mencionó Hermione como quien sabe el futuro, atrayendo nuevamente la mente de James al mundo real-Te arrepentirás algún día del daño que les estás haciendo a ti, a tus hijos, a Harry. A toda tu familia. ¿Al menos amaste a Harry alguna vez? O solo te atrajo su fama y dinero, y todo lo que llegaría a ser.

La otra hizo una mueca.

-Lo amé. Hasta que me dí cuenta que él amaba más al maldito de Malfoy.

El de ojos castaños casi se atragantó.

¿Amar?

-No pareces sorprendida-mencionó resentida Ginny ante el silencio de Hermione-Por supuesto, debí suponer que lo sabrías. Él te cuenta todo. Incluso cuando estábamos casados, él solía decirte lo que no podía decirme a mi. Todo lo que supe de él tuve que insistir para saberlo. incluso esa vez...

Hermione entrecerró los ojos.

-¿Qué hiciste?

-Dijo su maldito nombre en sueños., siempre lo hacía y se justificaba diciendo que se sentía culpable de casi matarlo en sexto. Por supuesto, fue una mentira. Porque esa noche cuando le aplique un Legerements lo vi ensayando su confesión de amor frente a un espejo. Tenía esel brillo en sus ojos, como si nada más existiera. Corriendo directo a él solo para descubrir que Malfoy había aceptado a Astoria Greengrass.

Hermione la miró con compasión.

-Se casó contigo, te amaba.

-Pero nunca lo dejó de amar a él. Nunca logré obtener esa mirada ilusionada, esa sonrisa esplendorosa. Amaba a sus hijos más que a nada y eso puedo comprenderlo, pero ¡Lo amaba más a él qué a mí! -gritó con rencor-Al maldito slytherin cobarde que fue el culpable de la muerte del director, de la muerte de mi hermano.

-Draco solo hizo lo que tenía que hacer para salvar a su familia, él no mató a Fred.

-Por supuesto-dijo la otra amargadamente- tenías que ser su amiga. Lárgate de mi casa y aléjate de James.

-Es mi ahijado.

-Pues ya no lo será más. ¡Largo de aquí! -gritó fuerte-Él pagará Hermione, lo hará. Con lo que logró amar y mirar de la misma manera que a Malfoy. Perdiendo a James.

-El mencionado se sobresaltó- James me prefiere a mí, hice que lo hiciera. James, el orgullo de Harry. Su primer hijo. Igual a su padre en todo aspecto, travieso, de pelo negro, con los ojos castaños, el hijo que Harry deseaba. Con Malfoy.

Si James creyó que no podía sorprenderse más ese día, se equivocó.

-Ya he empezado, James lo odiará pero él nunca se olvidará de James.

Hermione tomó los polvos flú e iba a lanzarlos cuando miró nuevamente a Ginny.

-James lo ama y nunca dejará de hacerlo. Cada vez que vea el patronus de Harry sabrá que él sigue ahí, en el corazón de su padre. James es valiente y todo un gryffindor, se dará cuenta tarde o temprano y hará lo correcto. Ya lo verás- prometió-¡Malfoy Manor!- gritó sin pensarlo, y en lugar de dirigirse a su casa, apareció en la chimenea del rubio, quien le había permitido el acceso después de que Harry le pidió que cuidara a sus hijos en su misión.

El ruido que hizo todo al asentarse en el suelo llamó la atención de Draco, quién leía unos libros contables en el antiguo despacho de su padre. Alzó la mirada y miró a Hermione, quien movía las manos nerviosa por su estómago y lo miraba asustada.

-¿Granger?¿Estás bien?¿Por qué traes todas esas cajas?- preguntó preocupado, especialmente porque la castaña estaba en sus último mes de embarazo-¿Weasley te corrió?- preguntó indignado; y por un momento James podía jurar que la mirada del hombre frente a él se endurecía y sus ojos grises prometían sufrimiento.

Hermione estaba tan enojada que las hormonas hicieron mella y al final se puso a llorar. Draco corrió hacia ella y la sostuvo cuando parecía que se iba a tirar al suelo.

-Hey, ¿Qué pasa?-preguntó y fue cuando el ruido de algo cayendo llamó su atención del rubio, quien miró hacia la chimenea, donde el cuerpo de un joven empezaba a aparecer tras una capa que él conocía muy bien.

-¿Potter?-preguntó, pero los ojos del chico eran cafés y lo veían de un modo distinto a la de la última vez en el partido y la reunión familiar, en esa mirada castaña no había nada de calidez. Indiferencia, quizá. A Draco no le gustó aquello, parecía estar juzgandolo.

-Ella tiene razón-sollozó Hermione, haciendo que Draco la mirara nuevamente-Ron me va a dejar- dijo. Y las lágrimas empezaron a cubrir su rostro.

Olvidando por el momento al moreno, Draco cargó dificultosamente a Hermione al sofá más cercano. Miró al chico que silenciosamente lo seguía y le indicó sentarse, como si prometiera silenciosamente atenderlo después. Cuando el muchacho obedeció, Draco lo miró durante segundos, pensando que lo había visto en algún lado antes.

-Emm ¿No eres un Potter empequeñecido en su misión, cierto?- preguntó, y James lo miró como si la sola idea fuera imposible. Por supuesto, tomando en cuenta que estaban en el Mundo Mágico, no lo era.

-Él es James-sollozó Hermione-El hijo mayor de Harry.

Draco casi se azota la cabeza en la mesa. Merlín, otro Potter. Con razón la mirada del niño no lo miraba con calidez. Hizo nota de golpearse la cabeza más tarde por no haberse dado cuenta de quién podía ser, y sobretodo, por extrañar al moreno.

Era culpa de Potter, por no alejarse por más de tres días, y de pronto decir que se iba una semana entera.

-Bien, mmm James-llamó- ¿Puedes pasarme la taza de té que está ahí junto al diario?- preguntó confuso de su situación actual con este Potter, porque aunque no había agredido directamente a Scorpius, cediéndole ese honor a su hermano menor, pertenecía a los gryffindors. Y eso significaba que pertenecía a esa antigua pelea entre Potters, Malfoys y Weasleys, y hasta el momento nunca se había acercado a ellos.

-Gracias-Dijo cuando recibió lo pedido y arrodillándose le acercó la taza a Hermione, quien limpiaba su nariz con un pañuelo que no sabía de dónde había sacado- Bien Granger, relájate y toma del té. Te juro que llegaste a tiempo para evitar que yo lo tome, así que no hay más bacterias que las tuyas-Hermione sonrió levemente y obedeció. Cuando pareció relajarse, Draco se paró y preguntó- ¿Quién tiene razón? ¿Quién te va a dejar?¿Y quien es ella?

Hermione lloró nuevamente y Draco se armó de paciencia, recordando que Astoria solía llorar por todo en su época de embarazo. Eso, o lo mandaba a la mierda.

-Ron, me dejará porque me odia.-Dijo convencida-Porque ya no quiere a su hijo, porque proviene de mí. Porque estoy apoyando a Harry, porque te ofrecí mi amistad. Él cree que ya no soy digna de ser su esposa.

Draco gruñó.

-Merlín, ¿todo esto es por eso?

Hermione lo miró furiosa.

-Podrías ser más amable sobre esto-se quejó.- Es mi turno de llorar, así que no pienso escuchar tus quejas, Malfoy. Por muy ciertas que sean.

Draco suspiró.

-La amabilidad con los gryffindors nunca a sido mi fuerte, Granger, y lo sabes-respondió divertido a la otra, quien disminuyó la mirada enojada y asintió.-De acuerdo, hagamos esto. Yo hablaré con Weasley, le juraré que te lancé un imperio si es necesario. Él me odiará y te perdonará, todo estará bien de nuevo para ti y el sol volverá a brillar en el muro de los Weasley.

Hermione lo jaló fuertemente hacia abajo y lo abrazó.

-Pero yo no quiero eso.

Draco resopló cuando un cabello le cayó en la cara y miró a la tercera persona de la habitación ligeramente incómodo. Luego cuando escuchó un quejidito, abrazó a Hermione y colocó sus manos en la espalda, consolandola.

-Ya, ya Granger. No te estreses, no es bueno para el bebé. Todo estará bien. Él te ama. Solo necesita alejarse y pensar por sí mismo, lejos de su familia. Regresará a ti. No perderá casi 20 años enamorado de ti solo porque me odia. Ni él es tan tonto.

-Pero se fue y Sam nacerá pronto, y yo estaré sola.

-No estarás sola.

-Sí, porque los Weasley me odian y Harry tampoco está.

Draco sonrió levemente y le tomó las manos.

-Oh, pero estarán Albus y Lily, estará mi madre y muchos de tus amigos Aurores y del Ministerio. Llamaré a Cho y a Luna. Estaré yo. Y ahora también estará James ¿No es cierto?

James asintió.

-Bien, Granger. Recuéstate y duerme un poco, yo me encargaré todo. Incluso de tus pesadas cajas que ya te he dicho que no cargues, y si no lo he dicho, este es un buen momento para decirlo.

Ella asintió.

-¿Poción calmante?-preguntó. Draco asintió con una sonrisa.

-Poción calmante.

-¿Por qué tendrías poción calmante en tu té?-preguntó soñolienta

-Oh, te complacerá saber que mis hijos y tus queridos sobrinos están destruyendo mi casa y mis nervios.

Hermione sonrió cerrando los ojos.

-Siempre fuiste demasiado silencioso. A él le gusta esto- mencionó antes de dormir.- Los suaves y cálidos silencios.

Draco miró confundido a la mujer dormida, pero no le tomó mucha importancia a su comentario porque unos profundos ojos castaños fijaron su mirada tan fuerte en él, que ignorarlos lo eran una opción. Suspiró. Ahora recordaba a este chico. Había estado parado junto con sus primos cuando la hija de la castaña había insultado a Scorpius. No había dicho nada, pero sin duda, él era un Weasley de pies a cabeza; solo había que ver la postura rígida frente a él en busca de la mínima provocación. Miró al hijo mayor de Potter, sin saber qué decir. Draco sabía que tendría que convivir con Lily, porque su madre se había encariñado con ella. Con Albus, porque era uno de los mejores amigos de Scorpius. Incluso con Potter, porque era el padre de los dos chiquillos que ahora rondaban su casa, ¿Pero James Potter?

James Potter era el hijo predilecto de Ginny Weasley, desde el principio había estado del lado de su madre y su madre odiaba a Draco. El rubio no se sentía cómodo con él ahí pero quiso darle el beneficio de la duda, porque como él, el mayor había estado viviendo siempre bajo las perspectivas de otro. Y Draco quería creer que al menos podrían llevar la fiesta en paz.

Y luego estaba esa mirada que el otro le mandaba. Era como si él supiera algo que Draco no. Y Draco odiaba no saber algo relacionado con él.

-Hola James, mi nombre es…

-Draco Malfoy-interrumpió el otro y él asintió un poco indeciso si podía considerarse aquello como una grosería. Lo dejó pasar.

-Así es. Bienvenido a Malfoy Manor-dijo y acomodó a la mujer en el sofá.-¿Has venido a ver a tus hermanos?

James analizó con la mirada a Draco. Sus ojos eran grises y su cabello era rubio. Uno podía pensar prácticamente que era un reflejo de la imagen que tendría Scorpius cuando madurara. Era atractivo, claro. Bien parecido, igual. Educado, Amable hasta cierto punto. Pero James no veía que era lo que había hecho el hombre para mantener a su padre enamorado hasta ahora. Las palabras de su madre invadieron su cabeza, él era el hijo que su padre había querido tener con el hombre frente a él. Se sonrojó.

-¿Pasa algo?-preguntó el otro y él negó con la cabeza. No sabía cómo actuar frente al hombre que toda su familia odiaba y al parecer su padre amaba. Temía abrir la boca e insultarlo, ocasionar problemas para Harry y para sus hermanos. Se mordió el labio y se negó a hablar.

Papá te dejó por él, no pudo evitar pensar.

Y cuando el otro frunció el ceño y suspiró, James supo que el rubio sabía que no le agradaba al otro.

-Ven, James- dijo dando la vuelta hacia la salida-Te llamaría Potter, pero ya le digo así a tu padre. Por supuesto, si lo deseas, puedo corregirlo.

-Keyla.

Un elfo apareció.

-Recoge todas las cosas de la Señora Weasley y lo colocalas en la habitación…-se tomó un tiempo para pensar que habitación no le pertenecía a sus amigos- azul del área de invitados del ala sur. -Si, mejor mantener a Gryffindors y Slytherins en alas separadas.

-Bueno, llevemos a Granger a una habitación y luego iremos con tus hermanos. Aunque si realmente te gusta el silencio quizá debiste traer unos tapones-exclamó como si estuviera empezando a acostumbrarse contra su voluntad.

James asintió y miró al hombre tomar en brazos a Hermione, preguntándose por qué no usaba a un elfo para ello. Lo siguió ligeramente detrás, para observarlo mejor. Era totalmente absurdo que él pudiera haber sido el hijo de Draco Malfoy, se convenció; pero cuando se cruzaron en un espejo, James no pudo evitar pensar que si Scorpius era igual a Draco, Albus y él parecidos a su padre y Lily una copia de su abuela, la idea no era tan bizarra del todo.

Y omitió a propósito que Hermione no se había referido a él en su frase, sino a su padre.

.

-Entonces ¿A quién quieres ver primero?-le preguntó Draco sacando a James de su admiración por la Mansión quien, apenado de ser sorprendido por el otro, se sonrojó.

-¿Qué dijo?-preguntó mirándolo, y en consecuencia de ello, dió un ligero tropiezo.

Draco sonrió divertido.

-Puedes dar una vuelta en la Mansión más tarde si te interesa, pero asumo que viniste específicamente para ver a tus hermanos. Entonces, ¿A quién quieres ver primero?-preguntó. Había dejado a Granger en la habitación anteriormente mencionada, y ahora quería librarse, lo más rápido posible, de la vista del muchacho.

James frunció el ceño sin entender.

-Me gustaría ver a los dos, de preferencia.

Draco asintió y cerró los ojos. El moreno lo miró por segundos sin saber que hacía, pero cuando sintió la magia expandirse por los alrededores, y las paredes brillar por un segundo, miró sorprendido al rubio quien, al abrir los ojos, mostró que éstos se habían oscurecido levemente. Exudaba magia y poder, y James comprendió por un instante el porqué todos los slytherins parecían respetarlo.

Tragó saliva cuando los ojos grises se enfocaron en él, con sus instintos gritandole qué retrocediera.

-Me temo que tus hermanos están, como siempre, separados. En estos momentos Lily está en el ala este, en la sala de música. Y Albus está con Scorpius en el campo de quidditch, en el oeste. Como están de punta a punta quizá quieras escoger ver a uno primero.

James alzó la ceja levemente sorprendido.

-¿Están viviendo aquí?

Draco negó con la cabeza mientras caminaba hacia la sala este, ante la falta de respuesta del menor.

-No, aunque así parece-susurró, y cuando el menor lo miró como esperando una explicación, añadió-Tu hermana menor llegó aquí por accidente en realidad. Yo estaba apareciendo cuando ella chocó conmigo. Parecía huir de alguien, quien más tarde supe era tu madre.-James frunció el ceño ante la versión del rubio de los hechos. Su madre había afirmado que su padre había ocultado a Lily, pero al parecer había más detrás de ello.

-¿Y qué pasó?- preguntó, dispuesto por primera vez, a escuchar varios lados de la historia, antes de tomar partido.

Draco se pasó una mano por el cabello, sin saber cómo continuar.

-Bueno, tu hermana quedó un poco deslumbrada por mí y por la Mansión, y ya no se quería marchar. Contacte a tu padre, quien me pidió cuidarla hasta que ella estuviera segura. Así que ella pasó dos semanas aquí, jugando con los elfos, con mi hija menor y con mi madre.

James lo miró sorprendido.

-¿Y usted simplemente permitió que ella se quedara aquí?

Draco rió divertido

-¿Lo dices porque crees que soy capaz de sacar a una niña a la calle o porque dicha niña es una Potter cuya madre es una Weasley?

James tuvo la decencia de sonrojarse.

-Bueno, tengo que admitir que los primeros días no la quería aquí-confesó.- Tu padre y yo recientemente discutimos, y salió en el periódico. -James asintió.-No quería más problemas con los Weasley y tu hermana no dejaba de gritar que era un príncipe. El primer día necesitaba dormir después de semanas de viaje y ella no me dejaba con tanto ruido.

-¿Y después?

James observó curioso como el rubio ponía una cara entre divertida y derrotada.

-Tu padre logró persuadirme para que lo hiciera.

-¿Él lo amenazó?

Draco no estuvo seguro.

-Bueno, sí. Había una especie de amenaza por ahí.

Claro, después de todo una deuda de vida no pagada, significaba morir.

James lo miró sorprendido, él continuó.

-Con el paso de los días, y con mi sueño ya repuesto, le empecé a tomar cariño.

-Más bien, se acostumbró-apuntó él.

-También. Así que ahora, ella es la compañera de compras y de té de mi madre cuando está por aquí. Seguramente ella disfruta más la compañía de una niña que puede hablar que la que balbucea cosas con poco sentido.

James sonrió contra su voluntad

-¿Y es muy seguido?

Draco sonrió.

-Casi. Con respecto a Albus, él solo ha estado aquí durante el tiempo que tu padre ha estado en esa misión. Malfoy Manor es incluso más segura que Hogwarts cuando se requiere y, a diferencia de Hogwarts, la Mansión no tiene piedad con quienes quieren dañar a alguien que está adentro. Además, casi nadie se atreve a atacarla después de que fue sede de los mortífagos y el sótano de la mansión fue el lugar donde se tuvo a los prisioneros de la primera guerra. Ese lugar oscuro y tenebroso, donde se ocasionó más de una muerte.

James casi se asustó. Casi. Él era un valiente gryffindor, se repitió. Y curioso, mucho.
Miró a Draco inseguro de cuál sería su respuesta si él pidiera ver el lugar donde su padre y sus tíos fueron encerrados. Su padre seguramente diría que no, ¿Qué diría el rubio?

-¿Qué pasa?-preguntó el dueño de la Mansión parándose frente a una puerta y observando al menor totalmente inquieto. James supuso que habían llegado.

-¿Cree que podría visitar el sótano más tarde?

Draco alzó la ceja.

-Seguro,- dijo un poco dudoso- Si quieres.

Después de eso, Draco abrió la puerta donde unos ruidos de teclas tocándose, en una melodía tan horrible que James comprendió el por qué el hombre decía que sus nervios se estaban destrozando, se detuvieron y la sonrisa de Lily se hizo enorme mientras saltaba desde su taburete y corría directo a abrazarlo.

-¡Señor Draco!

Fue entonces cuando algo cambió en el rubio, que fue obvio incluso para James. Draco había abierto sus brazos y recibido a la pequeña, quién rió cuando fue puesta a la altura del dueño de la Mansión. Entonces Lily miró hacia abajo y su sonrisa fue aún más enorme. James se sintió extrañado por primera vez en mucho tiempo, y abrió los brazos para que su hermana menor le abrazara cuando fuera depositada en el suelo. Rió mientras la mecía pegada a él.

-James, ¡has venido! No puedo creerlo. Mira-dijo jalándolo hacia el piano- Estoy aprendiendo a tocarlo. La señora Narcissa me está enseñando.

Y cuando ella mencionó a la otra persona, el moreno se dio cuenta que el rubio no era el único extraño en la habitación.

-Ven, madre-pidió el rubio-Dejemos que estén solos un rato.

Narcissa asintió e hizo una breve inclinación que él respondió levemente, pero Lily lo hizo de la misma manera de la rubia, quien orgullosa, sonrió.

Cuando los dos dueños del lugar se marcharon, James sonrió y se preparó para ser enterado de las aventuras de su hermana desde que la vio por última vez.

Si, su hermana era un poco ruidosa, pero por primera vez en mucho tiempo, a James no le molestaba para nada.

En cambio, le dio la bienvenida a las palabras.

.

Cuando Scorpius paró de golpe sobre la escoba y miró el pasto que estaba a metros de ellos, Albus frunció el ceño y observó al Malfoy descender.

-¿Pasa algo?-preguntó e imitó a su amigo.

-Papá ha detectado nuestra ubicación.

-¿Y eso es malo?

Scorpius frunció el ceño.

-No lo sé. Significa que necesita saber precisamente dónde estamos.

-¿Por qué no vamos a ver que pasa?-sugirió Albus sujetando su escoba-De todas maneras, ya has ganado la snitch.

Scorpius sonrió y asintió.

-Cierto, la gané. ¿Entonces cuál es mi premio?

Albus hizo una mueca.

-Yo seré quien le pida al señor Draco que nos lleve a comer helados- respondió resignado.

Scorpius asintió divertido

-Entonces vayamos.

-¿Qué, ahora?

Scorpius asintió de nuevo.

-Sí, ahora.

-Pero estamos sudados.

-A papá no le importará. Él también fue jugador de quidditch.

Con una mueca resignada, Albus lo siguió hasta el despacho de su padre, quien se encontraba platicando con la abuela del rubio.

-Vamos, mamá-decía el slytherin- No creo que tenga ninguna mala intención. Solo extrañaba a sus hermanos. De haberlo tenido se hubiera incendiado en nuestra chimenea.

Albus tragó saliva. ¿Hermanos? ¿Quién tenía hermanos aquí?

Narcissa se veía un poco preocupada.

-¿Y sus padres lo saben?, él les pertenece a los Weasley por ahora, me preocupa que vengan a ocasionar problemas, especialmente su madre.

Draco se alzó de hombros.

-No tengo ni la menor idea. Vino con Granger, bajo la capa de invisibilidad de Potter.

Albus jadeó. ¡Era James!

-James está aquí- dejo salir y Scorpius frunció el ceño.

-¿Tu hermano?-preguntó y Albus asintió nervioso pero luego se quedó quieto.

-¿Hey que pasa?

-Él seguramente vino a ver a Lily-dijo un poco apagado.

Scorpius frunció el ceño de nuevo y lo tomó de la muñeca.

-No seas estúpido Albus, entremos y preguntemos a papá.

Y dicho y hecho, entró al despacho después de tocar dos veces la puerta.

-Scorpius, Albus- los recibió el otro tranquilamente. Scorpius sonrió a su padre como si no supiese nada y aunque supo que no lo había convencido, preguntó- ¿Ha pasado algo? He visto que nos has buscado.

Draco asintió y les hizo una ceña de que se sentaran. Ambos obedecieron y Draco miró a Albus.

-Tu hermano está aquí, vino a visitarlos.

-¿A visitarnos?-preguntó sorprendido.-¿Con mamá?

No lo quiso decir, pero una parte de él esperaba que si. Cuando el rubio lo miró con un poco de tristeza, supo que no era así.

-No. Ha venido con tu tía, Granger. En estos momentos está con Lily, en la sala de música. Le he llevado con ella porque no estaba seguro de sí querías recibirlo. Él dijo que quería ver a ambos pero estaban en lados opuestos de la mansión, asumí que Scorpius te traería conmigo cuando sintiera las protecciones ser analizadas.

El rubio menor asintió orgulloso de haber podido predecir lo que su padre quería que hiciera.

-Yo...

-¿No quieres verle?

-No es eso, es que-dudó y Draco alzó la ceja, Albus se sonrojó levemente- No sé qué decirle-confesó.

Narcissa sonrió levemente.

-Empieza con un Hola, y continua desde ahí.

-¿Y si él aún me odia?

-Bueno-le sonrió Scorpius- siempre podemos lanzarle un obliviate.

-¡Scorpius!-le regañó Draco.

Pero Albus sonrió divertido.

-Vamos Albus, te llevaré- se ofreció su compañero de cuarto y miró a Draco, preguntándole silenciosamente qué debía hacer. Cuando una leve sonrisa de aprobación le fue dirigida, siguió al heredero de la Mansión por los pasillos.

Draco se sobó las sienes.

-Pareces cansado, hijo.-Mencionó divertida la mayor

Draco resopló y asintió.

-Quien diría que sería yo quien cuidaría de la autoestima y el bienestar de los hijos de Potter. Hijos que son igual de problemáticos que su padre.

Narcissa dejó salir una suave sonrisa.

-Es cierto. Pareciera que son tus propios hijos- dijo intencionada.

Draco se sonrojó.

-Por favor, madre. Ambos sabemos que cuando Potter resuelva sus problemas matrimoniales se irá.

La mayor se acercó y le besó la frente, colocando a su hija menor en brazos.

-Entonces no lo dejes ir. He visto como se miran, como se sonríen, se gustan Draco. Necesitas aceptarlo, necesitas ser feliz.

-Soy feliz.

-Cariño, necesitas amor. Amor que ni tus hijos ni tus padres te pueden dar.

-Tuve el amor de Astoria.

-Ella se ha ido cielo, y tú estás aquí. El señor Potter también. Ambos siguen vivos, y ambos anhelan el amor del otro.

-Él no- me ama, quiso completar, para negar dentro de sí mismo la posibilidad de que algo surgiera entre los dos, de olvidar que eran almas gemelas, pero el recuerdo de la voz de Harry hablando con sus hijos cortó sus palabras. Lo sabía, sabía que Harry lo anhelaba con la misma fuerza que él lo hizo. Que aún lo hacía.

-Aún no estoy listo madre.

Con una mirada comprensiva, ella asintió.

-Lo sé, pero lo estarás pronto. Al final todos encuentran su camino y el tuyo te ha estado esperando por años… Además he visto su lazo Draco, es tan hermoso… no me cabe duda de que efectivamente son almas gemelas. Esa mezcla de los Malfoy me dejó ver todos los lazos de Harry, y el tuyo era dorado, y vibraba felizmente cuando se tocaron. Tocaba tal melodía.

-Me hubiera encantado verlo.

-Lo siento, amor. He tomado la última de las reservas de tu abuelo. Por cierto, Draco, dado que las almas gemelas son cien por ciento compatibles, quiero otro nieto de tu parte.

-¡Madre!-exclamó.

-¿Qué pasa, cariño? Que tengas hijos será … placentero - rió. Por supuesto, placentero de una forma distinta para mí y para ti.

-Oh, Merlín. -Exclamó enrojeciendo y tapándose los ojos.

-Esperaré con ansias el día que tu y Harry hablen conmigo, para decirme que son pareja.-Le sonrió y le dió un beso en la frente.-Has sido bendecido, Draco. Estoy muy feliz por ti.

El rubio tomó su mano.

-Gracias, madre. He estado pensando en hablar con él pero no encuentro ni el valor ni las palabras para ello.

-Quizá- comenzó Narcissa a hablar pero Draco se tensó y se puso de pie. -¿Qué pasa?

-Se está derramando sangre en la Mansión.-le informó y salió de la habitación directo a donde sus instintos le guiaban.

.

-Entonces-Lily movió los brazos, encantada- El señor Malfoy me sacó a bailar, luego fue Scorpius, Albus, y por último papá, aunque me pisó varias veces-James rió divertido.-Todos nos divertimos muchísimo, me hubiera encantado que estuvieras aquí.

James asintió.

-A mí también- dijo y sabía que en su corazón, era totalmente cierto.

Cuando la sala se abrió nuevamente y volteó se encontró con la mirada verde de Albus fija en él. Como siempre, Lily fue la primera en reaccionar y corrió en la puerta.

-Mira Albus, James volvió con nosotros- le tomó la mano y los puse frente a frente.

Nosotros, pensó James notando que su pequeña hermanita ya no incluía en el nosotros a su madre. Era cierto, los niños pequeños olvidaban más rápido.

Albus se removió incómodo sin saber que decir, un poco avergonzado de que James se hubiera dado cuenta de la situación de su hermanita. Situación que él no quería arreglar. Para su suerte James sonrió levemente y se paró cerca de él, agitando su cabello.

-Hola enano, te extrañé.

Albus se mordió el labio y sus ojos se pusieron cristalinos.

-Oh, por favor, no me digas que vas a llorar-se medio burló el otro y Albus apretó la túnica con sus puños, negando fuertemente.

-Entonces, ¿me perdonas?-musitó ligeramente.

James bajó la mirada.

-No tengo que perdonarte, Al. Yo.. estaba equivocado.

Cuando los ojos verdes se abrieron sorprendidos, se sonrojó levemente y miró a otro lado.

-¿Mamá te hizo algo?-preguntó preocupado el otro. -¿Por eso escapaste de casa?

-¡¿Qué?! No- se quejó- No escapé de casa, bueno sí. Solo por un rato, voy a volver.

Lily lo miró igual que Albus, y frente a esas dos miradas perdidas, James suspiró.

-Es solo que mamá dijo algo acerca de papá y el señor Malfoy que no pude creer. Ella dijo que...

-Dijo que papá ama al señor Malfoy-dijo adivinando, totalmente serio, el slytherin- Por eso estás aquí.-James abrió los ojos sorprendido al ver la seriedad en el rostro de su hermano. Era una mirada que nunca le había dado, llena de determinación- Si estás pensando en hacer una de tus jugarretas contra él; o mamá, los tíos o los abuelos te mandaron, te lo advierto de una vez. No dejaré que le hagas nada, James- exclamó con firmeza-No a él.

El mayor frunció el ceño y miró a su hermana menor, quien le tomó la mano.

-Papá le quiere, y nosotros también.

Toda la ofensa que pasó por su cabeza por haber sido difamado por sus hermanos antes de explicarse, se esfumó rápidamente.

-¿Ustedes están planeando unirlos?-dejó salir sorprendido.

La obvia respuesta quedó en el aire.

-¿Pero por qué? Mamá...-inició, pero las palabras de su propia madre lo detuvieron. De pronto, James ya no sabía qué hacer. Recordaba las palabras de su madre, los regalos escondidos, la traición a su matrimonio, el olvido de Al...

-¿James?-preguntó Albus-¿Tú realmente estás aquí solo para hablar con nosotros?-preguntó cautelosamente el hijo intermedio de la familia Potter.

-Los extrañaba-dijo- Y tía Hermione me ayudó a salir. Eso es todo, no estoy tratando de hacerle daño a nadie.

Lily sonrió.

-¿Tía Hermione está aquí?

James asintió.

-Genial-exclamó, pero antes de que corriera a donde sea el mayor de ellos la detuvo- No Lily, está mal. Mamá dijo algunas cosas hirientes y el Señor Malfoy la durmió.

Albus frunció el ceño y no dijo nada, pero James notó que no solo el amor que su madre tenía con Albus había menguado, también el de su hermano. Ella ya era su madre, pero era su enemiga. Y sus enemigos, ahora eran como de su familia.

Él pretendía que fueran de su familia.

De pronto James supo que la envidia que ahora le tenía al señor Malfoy por la atención de su padre, era nada a comparación con el resentimiento que el alma de Albus estaba empezando a acumular contra Ginny. Cuando el de ojos verdes se dio la vuelta, para ir quién sabe a donde (porque James no dudaba que esos dos ya conocieran de palmo a palmo esa enorme casa), le tomó la mano.

-¿Qué vas a hacer Albus?

-Nada-dijo pero a los ojos de James ese nada era peligroso.

-Albus...

-Necesito pensar.

-¿En qué?-le preguntó.

-Lamento molestarlos-se oyó la voz de Draco interrumpiendo todo y haciendo que Albus se relajara de inmediato, antes de ponerse nuevamente en guardia con tan solo mirar al hombre; cuya parte de la túnica que cubría su estómago estaba pintada de rojo carmín- Pero ha ocurrido algo malo y necesito que se queden en casa con mi madre.

Ellos se asustaron levemente, especialmente cuando Scorpius entró con una cara de preocupación.

-¿Qué pasa, Scorpius?

-Tu tía está mal, Albus. Manchó las sábanas y todo, con sangre. Papá la cargo y la llevó a San Mungo, se estaba desangrando en sus brazos.

-Scorpius- regañó Draco y ellos pusieron cara de pánico.

-¿Está bien ella? ¿El bebé va a morir?-preguntó Al.

- Tiene que hacer algo-exigió Lily, tirando de su túnica.

-Basta- regañó Draco- la he llevado a San Mungo y solo volví para decirles eso y buscar algunas cosas, pero debo irme. James,-dijo como si lo conociera de toda la vida- cuida de tus hermanos. Envíale una carta a Weasley y notifícale lo que pasó, él recibirá tu carta, dile que Granger estará bajo mi cuidado y que en cuanto pueda se comunique conmigo.- El mayor asintió.- Scorpius, no quiero que salgan de la Mansión, activa las barreras detectoras y si algo va mal quiero que procedas como lo ensayamos. Muestrales el lechucero y todo lo que necesiten- el rubio asintió- Cuando tengan hambre llamen a los elfos. Si es necesario que James se quede a dormir ordenale a Betty que le prepare una habitación. Albus, envíale una lechuza a Teddy Lupin, no estoy seguro de que me dejen permanecer con Granger pero él es el ahijado de Potter, así que no debe haber problema. En cuanto termines quiero que le mandes una lechuza a Harry y le digas lo que pasó. Dile que yo me haré cargo de todo. Lily, permanece con Berenice y mi madre, no te alejes de ella. Nadie sale de esta casa. No quiero preocuparme de nadie más. ¿Entendido?
Todos asintieron y Draco se marchó apresurado a San Mungo, de nuevo.

.

La sala de espera era un caos y sentía que llevaba horas ahí, esperando por noticias. Se pasó el pelo por la mano preocupado y movió rítmicamente su pie, totalmente nervioso.

-Familiares de Hermione Jean Granger-escuchó y se puso de pie.

-¿Cómo está?

La enfermera lo miró con recelo porque era obvio que él era Draco Malfoy y no era familiar de Hermione. Sin embargo, ella había estado cuando la mujer ingresó y sabía que el rubio fue quien la trajo; la prueba era que aún tenía la sangre de la auror en sus ropas.

-Solo familiares-dijo.

-Escucha-gruñó Draco- No tiene hermanos, sus padres están en el mundo muggle, su esposo está en un viaje de Aurores, su mejor amigo, Potter, también, los Weasley están enojados con ella y sus tres sobrinos están en mi casa muertos de miedo sobre su estado. ¿Cómo está?- repitió y sus ojos parecían oscuros y peligrosos a medida qué se acercaba más y más a la enfermera y todos lo observaban.

Ella retrocedió con un ligero miedo.

-Perdió sangre pero ya se la hemos recuperado lo suficiente para que esté estable. Estará débil y dormirá dos días. En unas horas podrá verla si así lo desea- e hizo énfasis en la última parte- Deberá quedarse aquí al menos una semana para observarla. Estuvo a punto de perder a su bebé, fue una suerte que llegara a tiempo.

Draco asintió.

-¿Sabe qué provocó el suceso?-preguntó con cautela la mujer y el rubio negó con la cabeza.

- Llegó por la chimenea, dijo algo de que ella le había dicho … algo-recapacitó, sabiendo que las palabras de Granger podían implicar que Weasley le era infiel. Y aunque hundirlo sería gratificante, se negó la posibilidad, porque de hacerlo lastimaría también a su nueva amiga.-Lloró bastante. Le dí una poción calmante y se quedó dormida.-Ante sus últimas palabras, la miró alarmado-¿Fue la poción? A mi esposa nunca le hizo daño pero quizá…

La enfermera se compadeció de él y negó suavemente.

-No, en su estado debe evitar situaciones estresantes. Perdone la pregunta pero, ¿quién era ella? Quizá deberíamos clausurar su visita por si se aparece por aquí.

Draco se mordió el labio.

-No lo sé-Y entonces recordó al chico que llegó con la mujer- Pero James debe saberlo.

-¿James Potter?-preguntó la enfermera pero Draco la ignoró cuando vio que Teddy llegaba con su uniforme de auror novato.

-Tío Draco-le dijo. Ellos nunca se hablaban, pero la lechuza de Albus le pidió actuara como si lo tratara de toda la vida para no levantar sospechas; y funcionó, porque la enfermera miró a Draco curiosa.

-Albus me contó lo de Hermione.

El rubio asintió.

-Quédate con ella. Necesito hablar con James.

El de cabello azul ni siquiera llegó a responder porque Draco ya se había ido.

Draco salió de San Mungo mediante la flú al Callejón Diagon, y se apareció en la Sala de Malfoy Manor, donde todos lo recibieron asustados. Después de contarles sobre la salud de Hermione, todos reunidos en la sala de estar, desapareció directo hacia su cuarto. Cuando reapareció su túnica estaba limpia y tenía un bolso en la mano.

-¿Esa es ropa?-preguntó su madre y Draco asintió.

-Si, es ropa de Astoria y un poco de Berenice y Scorpius, solo por si acaso.

-¿Para tía Hermione?-preguntó Albus y Draco asintió.

-¿Crees que podríamos verla?

-No, estará dormida por dos días y luego tendrá que estar unos días para que la observen, no pedí los detalles. La enfermera dijo algo de que tal vez no deberían dejarla pasar a ella. -Luego se volteó hacia los tres hermanos, específicamente hacia el mayor-No quiero entrometerme en tus detalles familiares, pero dado que llegaste con Granger quizá podrías decirme quien es ella.

James se mordió el labio.

-Ella es mamá.

Albus jadeó.

-Así que tú madre le dijo a tu tía que su esposo la abandonaría y ya no querría a su hijo- afirmó en lugar de preguntar y Scorpius detrás de él se mordió el labio.

-¿Ha sido un casi aborto, cariño?

Draco no respondió.

-El bebé parece seguir bien, la enfermera dijo que llegué a tiempo. Granger no estaba en condiciones de soportar un parto por la pérdida de sangre así que es un alivio que estén vivos. Voy a llevarles ropas dado que ni sé dónde vive, ni quiero invadir su hogar; pero antes quería saber, dado que ya es algo tarde, si querías volver a casa antes de que cierre Malfoy Manor-le dijo al moreno.- Planeo pasar la noche cerca de tu tía, solo para vigilar.

James vaciló y sus hermanos lo miraron expectantes.

-No lo sé.

Draco suspiró y se sentó.

-James, eres bienvenido a quedarte. Pero debes saber que dado las circunstancias quizá deberías volver con tu madre antes de que se preocupe o se la tome aún más contra Granger. ¿Le avisaste que saldrías?

James negó con la cabeza, un poco enrojecido.

Narcissa cambió a Berenice de brazo.

-Bueno, si su madre ha descubierto que no está en casa quizá una noche no le hará daño. James, ¿quieres volver a casa ahora o mañana? No puedes quedarte aquí más tiempo sin permiso de uno de tus tutores y sin Harry aquí, la única es Ginevra.

James miró a Draco vacilante.

-¿De verdad puedo pasar la noche aquí?

Draco asintió.

-No veo porque no, y dadas las circunstancias no creo que tenga que advertirte que no rompas nada.

James asintió serio.

-Deseo pasar las noche con mis hermanos.

-Bien-dijo parándose- ¿Enviaron las cartas?

Ellos asintieron.

-Las instrucciones no han cambiado. Nadie salga, especialmente tú madre-pidió, y Narcissa entendió que los Weasley le preocupaban a Draco-Las barreras les protegerán.

Había sido un largo día y lo único que quería era descansar, pero aún así tomó la bolsa y se levantó para dirigirse a la chimenea.

-¡Callejón Diagon!-gritó, sabiendo que muy probablemente a Lupin no le había dado tiempo de comer algo. Al menos él no había probado bocado en un buen rato. Decidiendo que podía comprar algo de comida, pensó en cual tienda era más cercana. Sin embargo cuando dio unos pasos fuera de la chimenea se arrepintió, porque lo siguiente que escuchó fue su nombre, seguido de un hechizo que una vez, en sexto año, recibió de Harry.

-¡Sectusempra!

El impacto del hechizo, los gritos, la sangre, todo se volvió confuso.

Sintiendo el dolor recorrerlo, cerró despacio los ojos. Era curioso. Hacía tiempo, cuando los ojos de Astoria se cerraron, deseó morir y lo único que lo mantenía vivo eran sus hijos y sus padres; y ahora, que todo eso continuaba ahí y Draco realmente deseaba pasar más tiempo con ellos, su vida se estaba esfumando velozmente.

Era curioso que ahora que realmente tenía deseos de vivir, estuviera muriendo.

Posicionó con el resto de su fuerza su anillo familiar y lo apretó, deseando despedirse al menos de su madre y proteger a sus hijos. Cuando la magia viajó a través de él no le sorprendió. Cerró los ojos finalmente, rindiéndose.

Su último pensamiento fue que de haber sabido que casi no tenía tiempo, hubiera abrazado a cada uno de los miembros de su familia y a sus amigos por un largo tiempo, visitado a su padre, y le hubiera dicho a Harry que también lo quería.

Con toda su alma.

Como siempre, debió haber escuchado a los demás cuando pudo. A sus instintos.

Y ahora era tarde.

.

Scorpius nunca había convivido con James y no estaba cómodo con él, sin embargo, al ser hermano de Albus no se negó a que pasara la noche ahí. Después su todo, su padre se lo había ofrecido y él era el señor de la Mansión. Scorpius sabía que no estaba en posición de desobedecer, especialmente ahora que su padre estaba ocupado.

-Entonces-dijo acercándose a él-¿Quieres una habitación propia o quieres compartir con

Al?

James iba a responder cuando de pronto observó la mirada asustada de Scorpius, y fue como si al rubio ya no le importara.

Las barreras se estaban amoldando, desapareciendo, recorriendo a Scorpius para declararlo el nuevo guardián. Cuando su abuela pasó velozmente junto a él con la mirada asustada, la siguió hasta el árbol familiar; donde el nombre de Scorpius pasaba del plateado característico de un miembro familiar, al dorado, Señor de la Mansión. Y donde el nombre de Draco pasaba del dorado al negro lentamente.

-¡No!-sollozó la rubia-¡No!, Draco no.

Cuando los tres hermanos llegaron hasta los otros se sorprendieron de ver a Scorpius con lágrimas en los ojos dejándose caer al suelo, y sin saber del todo porque el nombre del dueño de la mansión se ennegrecía y el nombre de Scorpius empezaba a brillar en letras doradas, miraron el gran árbol familiar frente a ellos confundidos.

Después de todo, ellos no tenían un árbol familiar, y no sabían de qué se trataba todo esto.

-Scorpius-llamó Albus y se acercó a consolarlo. Lo abrazó con fuerza y dejó que el otro se apoyara en él.

-Papá está muriendo-sollozó Scorpius y tapó su cara con las manos. Entonces ,como si ya nada importara, corrió hasta la salida, directo al área de apariciones, solo para buscarlo. No sabía dónde estaba exactamente, con quién, pero necesitaba verle. Abrazarlo, estar a su lado en su momento final.

Ver su última mirada, escuchar su última respiración.

Calmar sus miedos, despedirse, decirle lo mucho que le quería.

Por favor, suplicó a todo aquel que le escuchara, deja que lo encuentre, deja que me despida.

-¡Scorpius!-gritó su abuela, dejó a Berenice en los brazos del mayor de los Potter presentes y corrió tras él. Albus y Lily les siguieron, y James, sin saber qué hacer con una niña llorando entre sus brazos, miró el árbol familiar de los Malfoy. Observando las letras volverse negras una por una.

Draco Malfoy estaba muriendo.

El amor de su padre...

El protector de Albus…

El amigo de Lily...

Iba a morir.

Cuando la última letra empezó a oscurecerse, el corazón del chico casi se detuvo, y deseó con vigor que por favor, por favor, se detuviera.

Deseó, por Merlín, que parara.

Pero, sobretodo, deseó que su padre estuviera aquí