Disclaimer: HP le pertenece a J.K Rowling
Capítulo 14
Entre deudas y pagos
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Draco era una persona de tradiciones y costumbres sangre pura. Siempre lo había sido y siempre lo sería. Tenía el nombre de una estrella, creció con un sentimiento adverso a quienes favorecían a los muggles, sirvió al Lord Oscuro, entró a slytherin, fue prefecto, se convirtió en empresario, en Lord Malfoy, se casó con una hermosa sangre pura digna del apellido,y trajo al mundo al siguiente heredero de la rama familiar.
Por supuesto, él sabía que dichas costumbres y tradiciones le habían traído bastantes problemas y por ello crió a su hijo mayor con estándares un poco más flexibles. Entre ellos, le permitió conocer algunas tradiciones y costumbres muggles, siempre y cuando su comportamiento se basara en el que todos en la familia compartían y no se lastimara o lastimara a alguien en el intento de seguirlas. O desarrollar sus actividades preferidas, sin importar que no fueran lo que él esperaba; mientras cumpliese con sus lecciones diarias. Aprender pociones y hechizos sanadores y oscuros, que no debería saber debido a su edad, siempre y cuando tuviese cuidado al ejecutarlas. Y, sobretodo, y Draco aún se reprocharía a veces esta decisión, ser amigo y pareja de quien quisiese; incluso si eso implicaba perder al heredero del primogénito de su linaje o la sangre pura que tanto presumía, mientras conservara su amistad con los hijos de sus propios amigos.
Cuando había tomado esa decisión, no creyó que fuera un cambio muy radical en su vida; porque pensó que, en general, nadie fuera de la familia de sus amigos y de su propia familia lo sabría. En definitiva se equivocó, porque la última decisión fue precisamente la que había permitido que todo esto pasara. Al permitirle a Scorpius ser amigo cercano del hijo de Potter, sólo para que fuese feliz, Draco había aceptado tener a Albus en su casa, las lechuzas de insultos, volverse amigo de Potter, a Lily, a Granger, el hechizo de Weasley, y reunirse con su pareja destinada.
-Escucha, -mencionó Harry, atrayendo nuevamente su atención y sacando unos sencillos anillos de plata de su bolsillo-sé que necesitábamos anillos de compromiso antes de los del matrimonio, por eso traje éstos también. Y sí, también sé que aunque técnicamente es un compromiso de un día o dos, tú tienes esas costumbres familiares tradicionales que indican un cortejo, así que bueno, aunque no podemos invertir un largo tiempo en intercambiar regalos, creí que te gustaría tener la sortija de compromiso... Tú sabes, demostrar que fue nuestra elección en lugar de un matrimonio forzado. - Acabó sacudiendo su cabello, y Draco sonrió al notar que podía hacer que el gran Harry Potter tartamudeara y se sonrojara con rapidez. Si este momento hubiera llegado antes, cuando iba en Hogwarts, Draco hubiera sonreído altaneramente y mostrado su anillo, con orgullo y burla, a la pandilla de comadrejas con las que tan mal se llevaba. Ahora, contrario a lo que esperaba, una gran cantidad de humildad vino hacia él y lo único que deseó fue poder mostrárselo a sus padres, hijos y amigos para ser felicitado.
Si, era cierto. Draco había hecho muchas concesiones limitadas; pero matrimonio con Potter, pensó observando en el anillo en la mano que Harry estaba a punto de poner en su dedo, eso nunca había estado en sus planes. Ni siquiera se le habría ocurrido como un plan malévolo. Bueno, sí, sí que se le había ocurrido alguna vez, sentado en su escritorio buscando cómo resolver la caída familiar, el casarse con alguien del bando de la luz, quizá con Potter; pero dado lo mal que se llevaba con el trío dorado, no creyó que funcionara nunca. Es decir, Harry Potter siempre había sido tan inalcanzable... Era el Héroe del Mundo Mágico, el Jefe de Aurores, el mago más poderoso del mundo...Y Draco, Draco era un Slytherin que había sido mortífago y había dejado entrar a los servidores del Lord a Hogwarts. En general, Draco concluyó que Potter u otro miembro destacado en la guerra le traería más problemas que ventajas, y no traicionaría su promesa de estar con Astoria, así que lo dejó ser y continuó su relación de pseudo-odio con todos ellos. Porque esa sí la sabía manejar.
Miró nuevamente el anillo familiar de los Potter. Era tan hermoso. Con su oro blanco, piedras verdes y esa suave inscripción con su escudo familiar. Tenía esa perfecta elegancia que tenían los anillos de las antiguas familias sangre pura.
Weasley no tenía la elegancia necesaria para lucir uno de esos anillos, concluyó; aunque, de alguna manera, Harry sí que la tenía. Después de todo, tenía puesto el del líder de los Potter, por lo que tenía en su casa, un alto rango familiar. Aunque claro recordaba haberse burlado en una ocasión, cuando el otro aún no era padre, de qué esa casa solo estaba conformada por él y luego también por la comadrejilla.
Y bueno, técnicamente era también el Jefe de la Casa Black aunque no usara el anillo. Que, por cierto, tenía Draco. Un día había aparecido sin más en su dedo y no lo había podido quitar. Extrañado de ello consultó con su madre, quien dijo que, al parecer, aunque Potter era la Cabeza de la familia por designación de Sirius, la magia había escogido a Draco, el último Black reconocido. Ninguno había peleado el título completo, a pesar que Draco tenía el derecho mágico y Potter el título de la propiedad familiar. Parecía que a ninguno le importaba compartir el poder, pues ni Draco peleó la vieja casa, ni Potter el anillo. La Casa Black era en sí, desde entonces, una apariencia; pues en realidad ni Harry ni Draco dejarían sus propias casas para hacerse cargo de ésta.
Harry, por lo tanto, era perfecto para llevar el anillo de los Malfoy. Tal vez no era tan elegante, conservador o frío como ellos, pero sí poderoso mágicamente, su presencia tenía fuerza y Draco había captado una que otra vez la arrogancia y la astucia en sus ojos. Por no mencionar que su mirada enojada podía inducir temor incluso a los magos más poderosos del mundo. Y esa era una forma interesante de poder. Era sexy. Y si había algo en lo que todo mundo estaba de acuerdo es que los Malfoy eran unos bastardos, si, pero unos bastardos atractivos y poderosos capaces de hacer que cualquiera cayera en sus brazos.
Así que, si Harry le atraía a Draco, y Draco le atraía a Harry, eran poderosos, sexys, y pareja destinada ¿por qué diablos Potter tardaba tanto en ponerle el puto anillo?
Draco ya había pensado en decenas de cosas mientras Potter se decidía a ponérselo, tanto que estaba dispuesto a tomar el anillo y ponerlo en su mano él mismo. Impaciente, desvió los ojos del anillo en los dedos de Harry hacia la cara de éste, pero cuando no se topó con el verde esmeralda, se dio cuenta que Harry no le miraba. Y entonces lo supo.
Había estado tan concentrado en el anillo que Harry le ofrecía, que no fue que hasta que siguió su mirada, que notó que la razón por la que Harry no terminaba de ponérselo era porque Draco aún lucía su anillo de casado. Ese anillo que representaba la promesa de lealtad y amor eterno a Astoria, y el cual había prometido, desde el momento en que puso el par en el dedo de ella, no quitárselo jamás.
-Harry-llamó y cuando el otro lo miró y se sonrojó, quiso sonreírle para tranquilizarlo; pero solo lo miró en silencio, esperando lo que haría o diría. Porque era Harry, y Draco lo conocía, iba a decir algo.
-¿Debería?-inició Harry, acercando sus dedos al anillo con el fin de quitárselo; pero apenas iba a tocarlo Draco recordó un detalle importante.
-Espera-gritó deteniendo con su mano libre a Harry.-No puedes quitármelo-empezó, pero cuando Harry retrocedió y apretó los anillos en su puño, dirigiendo ambos a su bolsillo, dejó de hablar.
-Yo supuse...creí que estaba bien-exclamó con una mirada confundida. Una preciosa mirada verde esmeralda que expresaba dolor e incredulidad.
-Lo está-respondió rápidamente Draco- Pero nadie debe quitarme el anillo. Creí que -sabrías de esto, quiso decir, pero Harry no quería escucharlo y fue obvio porque se puso de pie y empezó a caminar hacia la puerta. Draco se mostró sorprendido por ello por segundos, pero luego sacudió la cabeza obligándose a reaccionar. Podía predecir que pasaba por su cabeza. Probablemente era el gryffindor en él, diciéndole lo desconsiderado que era con el pobre viudo que aún sentía la pérdida de su esposa.
Frunció el ceño. Señal inequívoca de que estaba empezando a enojarse, y lo miró.
-Potter, escúchame- le llamó de nuevo Draco. Oh no, Potter no iba a hacer esto. No iba a retirar su propuesta de matrimonio cuando le había costado mares a Draco convencerse de que casarse con Harry no sería una traición a Astoria porque ella estaba muerta. Y que si. Podía amarlo igual o más que a Astoria, porque para empezar Harry era un chico, era su persona destinada y la persona con la que planeaba compartir el resto de su vida. Si, Draco había sido fiel hasta el último momento de su vida a su mujer, y la había amado intensamente, tanto que aún lo hacía. Hubiera dado su vida por ella y si hubiera sabido lo que pasaría, y pudiera revivir a Astoria dando todo esto a cambio tal vez, tal vez, mientras se aferraba al cuerpo aún cálido de su esposa, lo hubiera hecho. Pero no lo había hecho y ahora no podía hacer nada excepto avanzar. Y aunque no era seguro si lo haría con o sin Harry, en definitiva sí sabía que sería sin Astoria.
-¿Escucharte? Dijiste que sí,-reclamó Harry, alejándose hacia la puerta- pero ahora te estás retractando.
-No, no lo estoy haciendo-gruñó-Tú crees que lo estoy haciendo, pero si me dejaras explicarte.
-Pero lo estás, ¿No? No estás listo y yo chantajeé para que aceptaras. -Respondió, poniendo su mano en la puerta y negándose a mirarlo. Draco rodó los ojos, ¡lo sabía! Sabía que algo así estaba pensando-La amas, -interrumpió cuando sintió que Draco empezaría a hablar, y por fin lo miró- aun la amas, y no puedes dejarla ir. Y yo te estoy obligando a hacer algo que no quieres hacer por mis tontos deseos egoístas, cuando probablemente pueda encontrar otra manera de mantener a tu padre fuera de Azkabán los meses que le faltan de la condena, y tener a Lily conmigo.
-Creí que habíamos puntuado que no hago lo que no quiero-exclamó Draco tercamente- Y que puedo encargarme de mi padre sin tu ayuda-puntuó.
Harry lo miró firmemente.
-¿Qué hay de la parte de Astoria?-preguntó-¿Puedes decirme que ya no la amas?
Esa fue una pregunta muy directa, que Draco no se esperaba.
-¿Puedes estar conmigo sin extrañarla, sin compararme?
-¿Qué hay de ti?-se quejó Draco, no listo para responder. No es que fuera una mentira decirle que sí, pero tampoco era una verdad; y no sabía porque Harry salía con el tema justo ahora. Ambos habían estado casados antes, era obvio que habría comparaciones. Al menos Harry sería comparado con Astri; pero él, él sería comparado con Weasley. Ugh. Ser comparado con una Weasley era lo peor que podría pasarle. No, lo peor que podía pasarle era sería ser comparado y perder. Y es lo que pasaría, pensó. La sociedad los compararía también, y decidiría que Draco era aún peor que la loca de Ginevra. Ese pensamiento provocó un pesado sentimiento en su estómago y apretó los dientes- ¿Qué contigo? -preguntó él con una voz más baja, pero no menos agresiva- ¿Qué pasará cuando yo no alcance tus bonitos estándares moralistas, o no quiera comer con tu familia y tus otros amigos gryffindors? ¿Qué pasará cuando los insulte a los Weasley, y a ti no te guste porque es la familia de la madre de tus hijos, tu familia política? ¿Qué pasará cuando yo no sea el esposo perfecto que debe tener el Héroe del Mundo Mágico, y todo el mundo empiece a criticarte por mi causa? ¿Cuando tome mis decisiones sin consultártelas y no te agraden? ¿Cuándo hechice a alguien?... ¿Vas a meterme a la cárcel, o me darás un discurso eterno de lo que no debo hacer? -le preguntó con los brazos cruzados, poniéndose de pie-¿Qué harás cuando decida qué hacer con Weasley? Estuviste con ella por años y siempre fue la perfecta candidata para ti, ¿qué cuando yo no pueda ser como ella? La chica que apoyó a Potter al cien por cien durante la guerra…-se burló-que se mantuvo a su lado en cada prensa, que encajaba perfectamente con lo que se esperaba para ti-ironizó.-Tuviste tres hijos con ella, Potter. Más de los que yo tuve con Astoria. No me vas a venir a contar que en realidad la amabas y el amor se te acabó de un día a otro. ¿Qué fue lo que pasó? ¿Ella dejó de parecerte atractiva? ¿Vas a cambiarme como a ella cuando te aburra o me oponga a ti? ¿Cuando pierda las barreras que tan bien protegen a tus hijos?
Harry respiró hondo y lo miró sin ninguna expresión; y Draco supo que lo había cabreado. Bien, porque él lo cabreó primero.
-Puedo comprender que no te gusten los Weasley, ni mis amigos, pero creo que al menos puedes tener el mínimo de cortesía con ellos y mis hijos, dada la educación que tanto presumes. Y sí, sé que no eres un santo y has hecho cosas terribles, pero, para aclarar, no me importa lo que los demás opinen, ellos pueden irse al diablo. Y no intentes siquiera poner mi divorcio como si fuese un bastardo egoísta, porque yo pensé en mis hijos, y ella difícilmente siguió siendo una esposa y una madre. El amor no se me acabó de un día a otro, Draco y no estoy interesado en tu poder. -Gruñó- Nunca lo estuve y nunca lo estaré. Mucho menos en tu dinero, e insinuar que soy una persona así es insultante.
- ¿Yo te insulto? Tú crees que me estoy retractando cuando quien lo está haciendo eres tú. Tú me insultas al decir que yo tomó mis palabras tan a la ligera que las digo sin pensar. Que dejo que cualquiera me bese sin hechizar su trasero.
-Aun no me respondes, Malfoy-dijo fríamente Harry- ¿Puedes o no estar conmigo sin desear estar con Greengrass?-¡Malfoy!, quiso corregir Draco ante la mención de la madre de sus hijos. Era viudo, no divorciado; pero no era el momento- Yo quiero estar a tu lado sin importar qué, pero necesito esa respuesta.
Draco casi, casi, dejó salir una sonrisa amarga. Probablemente tenía que ver con el hecho de que a su mente había llegado la duda de si Harry diría lo mismo cuando Weasley empezara a morir y se diera cuenta que el culpable había sido Draco. Conociendo su suerte con Potter, o lo descubriría o le pediría ayuda para salvar a la madre de sus hijos. Probablemente podría aguantar un tiempo fingiendo buscar la cura, pero cuando Draco o alguien confesara que el veneno era sólo de conocimiento familiar sangrepura, probablemente el héroe nunca pudiera verlo igual porque, en su mente, Draco no era un asesino por capricho sino por necesidad.
Ante el silencio, el moreno volvió a tomar el pomo de la puerta.
-Realmente necesito aire fresco-fueron sus últimas palabras y salió de la habitación.
Draco abrió la boca pero ningún sonido salió de él y estiró la mano, con la intención de alcanzarlo, pero luego la bajó. Sus ojos se cristalizaron y su respiración se hizo pesada.
-Ese bastardo- gruñó molesto cuando la puerta se cerró, pero luego respiró profundo, tratando de tranquilizarse.
¿Qué diablos estaba haciendo? ¿Por qué no le seguía y decía lo que pensaba, o mejor aún, por qué no le alcanzaba y lo molía a golpes?, se preguntó sintiendo la imperativa necesidad de ir con Weasley y darle el remedio. Necio, negó. Odiaba depender de la reacción de alguien para tomar sus decisiones.
Cansado, cerró los ojos. En todo caso, ¿Por qué de pronto se había enojado el muy hijo de gryffindor? ¿Y porqué le había seguido la corriente? Él quería ese anillo en su dedo, y en lugar de lograr como todo buen Slytherin que estuviera ahí, había provocado que fuese guardado.
-Estúpido gryffindor de pacotilla. Héroe cuatro ojos bipolar. Cara rajada con problemas de comprensión. Eres un bastardo y te odio-gruñó acostándose y tapándose la cara como un niño pequeño. - Ojalá te pegue una bludger. Ojalá el Ministerio te despida. Ojalá que no hubieras aparecido. Pero no, tenías que hacerlo porque Weasley es una zorra que no pudo mantener su falda puesta. La odio. Y a su abogado, su maldito abogado, lo odio también. -Se tomó unos segundos para respirar-Te odio a ti, por hacer que esté refunfuñando en una cama. Lavander Brown es una zorra y también la odio-gruñó- No tiene nada que ver pero me hace sentir mejor decirlo siempre.
Una pequeña risa se escuchó y Draco se destapó, rogando que no fuese alguien que conociera a Lavander, porque sabía que trabajaba ahí. Y no, no era ningún desconocido. Era su padre.
-Bueno, debo decir que eso no me lo esperaba. Y mira que he intentado ser lo más cauteloso posible, para darles tiempo.
Draco se sonrojó y desvió la mirada; había olvidado por completo que él estaba ahí. El mayor guardó silencio por unos instantes y se puso de pie, acercándose a él. Cuando la mirada de Draco bajó de nuevo, ocultando la humedad de sus ojos que no sabía cuando había nacido, sacudió su cabello, y no pudo evitar suspirar y hacer una mueca.
-Estar enamorado es un asco-se expresó- aquella vez no fue así. Fue maravillosamente consolador.
-Draco...
-En serio, Astri hacía todo tan fácil. Potter es como agh-hizo un ademán de ahorcar a alguien- Hace todo tan complicado. No sé qué se le metió.
La mirada de su padre no se apartó de él.
-Solo tenía que quitarme el anillo de Astoria-murmuró suave-Pero él no me dejó explicarle. Todo es tan difícil con él. No quiero una vida difícil, he tenido mucho de ello.
Lucius suspiró.
-Me sorprende que no le hayas gritado en voz alta el porqué no debía quitarlo, o tú mismo te lo hubieras quitado rápidamente; pero me sorprendió mucho más que pelearan de este modo, en un instante todo iba miel sobre hojuelas y en el otro volvieron a tener 15 años. Ninguno escuchó la razón del otro. Se encerraron en lo que tenían que decir. Para estas alturas, uno creería que ambos ya habrían aprendido que no todo es blanco o negro, y se escucharían.
-Perdí el punto-admitió Draco- y estoy seguro que él también.
-No fue solo eso, Draco ¿Qué es lo que te pasa? Te conozco y sé que el fondo todas las dudas que le tiraste en cara te estaban matando, pero no ibas a decirlas así como así, exponiendo tus propias inseguridades en un lugar donde todos pudieran oírte.
Oírlos, Draco se sobresaltó al recordar donde estaban.
-Oh, no te preocupes, hice un silencius cuando noté que ninguno lo haría.
El menor suspiró.
-Ni lo noté.
-Lo sé, estaban ocupados mirando al otro con ojos asesinos ¿Entonces, qué pasó?
-Es una estupidez-resopló Draco- Ni siquiera debería preocuparme.
-Bueno, dime esa estupidez. Creí que había quedado claro que no tiene nada de mala que le ames, y que no le estabas fallando a Astoria. Cosa que definitivamente pone de malas a Potter, porque o en el fondo realmente cree que no estás listo, o está celoso; y en lugar de tranquilizarlo le tiraste en cara su divorcio.
El rubio se quedó callado.
-¿Celos?-preguntó Draco finalmente. Potter no era celoso, ¿o si? Nunca le había visto celar a Weasley. Draco, por otro lado, era un desastre con eso de los celos. Una vez casi había hechizado a Cho por besar a Potter; y sin duda en Hogwarts hechizaba de vez en cuando a la comadrejilla.
Seguro que también había celado alguna vez a Astoria, pensó. Sí, claro. Había hechizado a Justin Finch-Fletchley aquella vez en la fiesta de Aniversario de la Victoria por mirarla por más de 10 minutos con ojos interesados. Sí, se sintió mejor.
-Inseguridad, llámalo como quieras-continuó su padre-¿Es por que realmente no estás listo como Potter dice?-preguntó preocupado- Porque eso sería entendible, Draco. Hay cientos de personas que no pueden superar las muertes de sus parejas, y mueren sin relacionarse con alguien de nuevo.
Draco negó.
-Nunca he estado listo para todo lo importante que ha pasado en mi vida. No estaba listo para ser rechazado por Harry Potter, para ser un mortífago, para reparar ese tonto armario, para mi juicio, para ser Lord Malfoy o casarme con Astri. Aún no estaba listo para tener hijos. No estar listo no es realmente un problema. Creo que a pesar de eso lo he hecho bastante bien.-Sonrió.
Lucius asintió y sonrió levemente. Ciertamente lo había hecho bien, dado como terminó todo con las decisiones de Lucius.
-¿Entonces es porque temes que los Weasley lo alejen de ti? Por lo que vi, incluso si llega a recuperar su relación con ellos, no creo que llegue a ser como antes. Tampoco creo sinceramente que te deje, él te come con los ojos. Y créeme, no es halagador ver que ese gesto es dirigido a tu hijo.
-Lo sé. -Respondió y cuando su padre abrió los ojos sorprendido, se sonrojó y corrigió. No que me come con los ojos- ¿lo hacía? Por favor, que Draco no lo hiciera. - Sino que su relación con los Weasley no es como antes. No es eso. Es que yo... padre, hice algo que no sé si Harry podrá perdonar.-Admitió jugando las sábanas entre sus dedos.
Lucius frunció el ceño.
-Ya lo oíste, a él no le importa tu pasado.
-Es algo que hice a futuro-admitió.
-Eres realmente cauteloso en lo que haces, no creo que se entere.
-¿Y si lo hace?
-¿De qué exactamente estamos hablando?- preguntó y el rubio más joven se mordió el labio.
-Tal vez no sea el lugar…
Oh.
-Bien, hablaremos de esto en casa -respondió-¿Puedes decirme algo al respecto?
-Tenía la idea de que los Weasley sufrirían,-susurró- de que quizá él también, pero no me importó realmente. Pero cuando sus hijos lo hagan, si él se entera, no me perdonará.
-Sus hijos-repitió su padre.
-Si.
Lucius empezó a comprender que o había hecho algo a alguno de los pequeños, o lo había hecho a Harry y su entonces esposa. Quizá uno de los otros Weasley, pero nadie más fuera de ellos era una probabilidad.
-¿Dolor?
Asintió.
-¿Grado del 1 a 10?
-20
-Oh…
Draco lo miró a los ojos. Cauteloso.
-Dime algo Draco, ¿si ellos sufren, podrás mantenerte tranquilo mientras lo hacen? Fuera de lo que Potter piense, a ti no te importó porque no los conocías. Pero después de lo que dijo tu madre, sé que cuidas a esos niños como a tus propios hijos ¿Puedes hacerles eso?
Draco, después de pensarlo, y de mala gana, admitió que no.
-De ahí que siempre te dijera que te mantuvieras emocionalmente distante- finalizó su padre. -Bien, no quieres que Harry sepa que lo hiciste, y no quieres herirlos. Creo qué has frustrado tu propio plan.
Draco bufó.
-Aún quiero que ella pague por lo que me hizo, por lo que le hizo Scorpius...–murmuró.
Lucius se lo pensó un momento.
-Entonces necesitas un nuevo plan. Sin tantas víctimas colaterales.
Acariciando su anillo, Draco cerró los ojos.
-Debe haber alguna forma.-Susurró empezando a pensar. Ahora mismo ni siquiera podía dañar libremente a la comadreja o a Granger…eso era un problema.
-Estoy seguro de que algo podrás hacer. Tu madre y yo estaremos encantados de ayudarte, pero antes creo que tienes algo que hacer.-Añadió con suavidad mirando la mano de su hijo. Draco asintió y deslizó el suave metal por su dedo por última vez y, al sentir la frialdad del metal en su mano y mirar el nuevamente se dedo vacío, una parte de él se sintió libre y otra perdido.
-Tapsy-llamó y cuando el elfo apareció, feliz de verle vivo, Draco le ordenó.-Por favor, lleva esto a mi cajón en el estudio.-Le entregó el anillo al elfo, quien abrió la boca sorprendido al reconocer el objeto entregado-y trae los anillos matrimoniales Malfoy. Llama a mis amigos; diles que les veré en el salón de Malfoy Manor en cuatro horas.-
Se puso de pie, se vistió con la ropa que su madre había traído y caminó con su padre hacia la recepción para preguntar por su varita. Cuando la tuvo en manos, y notó que no había ninguno de sus amigos en la recepción, se dirigió a la red flú, seguido silenciosamente por el Auror que vigilaba su puerta.
Volvería a la Mansión y finalizaría de una vez por todas el asunto de la Weasley.
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Michael, el buen Michael, había ido a casa a descansar; y ahora Blaise estaba en la sala de espera, sentado en un sillón, viendo hacia las personas que transitaban a su alrededor. Marioh estaba encargándose de algunos asuntos de negocios y Daphne estaba con la Señora Narcissa, cuidando a los niños; así que Blaise era el de guardia.
Según la enfermera, Draco podría irse en una hora y él sabía que si entraba en la habitación donde estaba el rubio, se metería directo a la cama para dormir por horas. Bostezó sabiendo que Lucius estaba en la habitación y probablemente también Potter, por lo que esa posibilidad quedaba fuera. No quería una pelea de posesión en este momento, solo quería cerrar los ojos y alejar ese dolor de cabeza que le provocó luchar contra el veriseratum.
Acababa de pasar por el Ministerio, pues los aurores habían ido a interrogarlos. Pansy y Theo seguían ahí, y la única razón por la que a Blaise lo dejasen retirarse pronto, fue que, teóricamente, él había estado en otro lugar cuando las cosas pasaron. Pansy era la abogada de Potter contra Weasley, razón que dada la cercanía entre Pansy y el rubio, creían válida para atacar a Draco; y Theo había estado en la escena del crimen, para desaparecer junto con Weasley, cosa que les parecía sospechosa.
No le sorprendió no ver a Harry en el interrogatorio, pero si que Weasley hermano tuviera esa rara amabilidad con la que lo trató. Cerró los ojos, agotado y luego los abrió cuando una ola de magia atrajo su atención. Quizá Draco estaba teniendo un berrinche, porque la magia que invadía por todos lados se parecía a la suya. Se puso de pie, buscándolo, pero al único que reconoció fue a Harry caminando velozmente.
-Harry-lo llamó y extendió la mano, pero éste pasó sin verlo. Ignorado, frunció el ceño y lo siguió.
Avanzaron hacia la salida y luego, contrario a lo que el italiano pensaba que era desaparecerse, Harry caminó a un rincón escondido de la vista y, para su sorpresa, le dio un puñetazo a la pared. Luego se quedó un rato ahí, respirando profundo y tapando su cara. Se veía igual que agotado que ellos, así que Blaise pensó que también merecía un reparador descanso y se acercó despacio hacia él. Probablemente esos dos se habían peleado. Blaise sabía, que solo Merlín sabía, cómo esos dos se habían enamorado entre sí teniendo pensamientos tan diferentes.
-Demonios-gritó y luego de un rato se dejó caer al suelo y abrazó sus rodillas- ¿Por qué?-escuchó el susurro.- ¿Por qué no le puedo ganar? ¿Por qué no la puede olvidar?
Oh Merlín, pensó deteniéndose. Sí se habían peleado de nuevo.
-Me odio, ¿por qué tuve que preguntar? Todo iba tan bien…
Blaise dudo si dar la vuelta e irse o caminar hacia el otro. Bueno, era de esperarse que esto pasara tarde o temprano, pensó sacudiéndose el cabello. Potter en definitiva explotaría por los sentimientos que le ocasionaba no ser la persona más importante en el corazón de Draco. No era muy bueno ocultando sus emociones cuando Astoria era mencionada en alguna conversación, todo lo contrario a Draco, quien sonreía suavemente cuando eso pasaba.
De hecho, esta escena ya la había visto antes ¿no? No creía que Michael ni Daphne hubieran pasado por algo así, el primero era muy bueno y la segunda había estudiado con ellos, pero Marioh había pasado por algo parecido al tener su instinto posesivo contra la atención que Blaise le dedicaba a sus amigos, especialmente al rubio.
Al menos ella no había tenido la mala suerte de tener que luchar contra el recuerdo de alguien, solo con la dependencia de Blaise al momento de tomar varias de sus decisiones; aunque bueno, al final también se había vuelto amiga de sus amigos, y tuvo que admitir que le agradaba Draco. Y que no, ellos no estaban enamorados entre sí, que Blaise solo había desarrollado un complejo de hermano mayor sobreprotector como resultado de todo el tiempo que su amigo estuvo con pesadillas y en esa peligrosa misión del armario.
Potter, por su parte, había logrado encajar entre su grupo, pero estaba idealizando mucho a Astoria como para sentir que podía reemplazarla. No, reemplazar no era la palabra. Él quería que Draco se olvidara de ella… y eso era un poco egoísta, pero hey, ¿Quién no quería que el corazón de la persona que quería únicamente para sí?
-Hey Potter-saludó acercándose aún más, pero cuando el gryffindor no le respondió, su estómago se encogió. Harry Potter era el mago más poderoso del mundo así que, sinceramente, nunca habría esperado encontrarlo devastado. Se sentó a su lado y miró a la gente pasar oyendo la respiración agitada de Harry. O estaba llorando, o tratando de no hacerlo. Blaise, sinceramente, sintió lástima por él.
Usualmente le lanzaría un comentario sarcástico, pero estaba tan cansado... Y fuera lo que opinara mucha gente, Blaise no era frío. No con las personas a las que les tenía aprecio o a las que sus amigos apreciaban.
Y Draco realmente quería a Harry.
-Estoy agotado-mencionó-¿Te molesta que me siente?
Como el otro no respondió, lo hizo por iniciativa propia.
-¿Te dijeron que en una hora dan de alta a Draco?
Nada.
Bien, Blaise amaba el silencio, especialmente ahora que la cabeza se le rompía. Respiró profundo y cerró los ojos unos segundos. Cuando los abrió, Harry ya no tenía la cara oculta en sus rodillas, pero aún la apoyaba en ellas y veía hacia adelante. En silencio.
-¿Quieres que busque a Weasley?
Harry lo miró extrañado.
-El auror-aclaró, debía ser confuso para Potter que ellos usaran un solo apellido y aun así supieran a cuál de los 7 hermanos el otro hacía referencia. Aun podía recordar su cara cuando Draco dijo que Weasley había ido a Sortilegios Weasley, con Weasley princesa para visitar a Weasley y dejarle algo para Weasley. Ellos lo tradujeron de inmediato como Comadreja de Hogwarts fue con el secretario a visitar al gemelo para darle algo para el Weasley de Gringotts. Harry...bueno, tuvo que preguntar un poco, y desde entonces Draco se la pasaba haciendo juegos de palabras con los Weasley.
El punto no era el apellido, era la forma en que se decía.
-Oh, Ron. No-respondió con una ligera sonrisa, y Blaise supo que también pensaba en todas las frases con Weasley de Draco. Las frases con Weasley princesa, siempre lo hacía reír. Especialmente porque pasó un tiempo para que Harry descubriera que Weasley princesa, contrario a lo que la gente pensaría y atribuiría el título a Ginevra, era Percy.
-¿Qué pasó?-preguntó. Harry no lo miró y Blaise creyó que ignoraría de nuevo su pregunta, pero al final respondió.
-Le pedí matrimonio.
-¿¡A Weasley!?- Distintos pensamientos pasaron por su cabeza como oh, ¿es que no aprendía?, ¿tan desesperado estás por esa familia?, no me sorprende que te pelearas con Draco, Draco debe estar buscando su varita para hechizar tu trasero, ¿Weasley no estaba casado?, yuck, y... YUCK, no tenía nada más que agregar. La última palabra resumía lo demás.
-¿Qué? No, a Draco.
Ah a Draco.
...
Joder , ¡¿había hecho qué?! ¿Y con permiso de quien sÍ podía saberse? Se preguntó de mal humor, pero le sonrió, tratando de luchar para no molerlo a golpes.
-¿Y te rechazó?- Claro que no, pensó. Draco quería esto, seguramente habían discutido algo y ahora estaba en su papel de orgullo, por lo que probablemente había dicho algunas palabras desafortunadas; pero él quería esto y Blaise lo sabía. Merlín, si no lo sabía. Se tomaría el tiempo para aclararse y regresaría a solucionarlo todo.
Harry negó.
-Entonces ¿por qué no estamos felices?-preguntó más aliviado. El auror dejó salir una diminuta sonrisa.
-¿Estamos?
-Ajá, ¿por qué estamos enojados con Draco?
-¿-mos? ¿Plural? Creía que jamás te enojabas con él-preguntó inocentemente y Blaise casi rió. Gryffindors, siempre con el corazón en la mano. Gracias a Merlín, Harry no era un Hufflepuff o ya estaría muerto.
-Claro que nos hemos peleado, Potter. No seríamos buenos amigos si unos puñetazos no hubieran entrado en todos estos años de amistad. De hecho, él y yo nos molimos a golpes hace dos días. Estaba siendo un poco tozudo con...-miró sospechosamente a Harry y se interrumpió- algo.
Harry rodó los ojos.
-Está bien, ¿saben? No los voy a arrestar por cualquiera cosita. Yo me refería a que nunca los vi pelearse en Hogwarts.
-Claro que no. Somos slytherins, todo lo arreglamos en casa. Weasley y tú, por el contrario, parecían querer que todos se enterasen de sus peleas. - Bostezó de nuevo.-En fin, volvamos al tema. Sí, plural. Tú sabes. Como cuando Draco te odiaba y nosotros te odiábamos. O te considero su amigo y luego nosotros también empezamos a hacerlo. Pansy y Theo odian al auror Thompson, por cierto, es un hijo de ya sabes con nosotros así que si puedes darle misiones lejos de aquí, de preferencia a un lugar donde se le congele el trasero, te lo agradeceríamos. Y, por cierto, recuerda, odiamos a Weasley por lo que le hizo a Draco y le tenemos cortesía a Snape por lo mismo. -Murmuró convencido- Somos un frente unido, y si dices que te lo dije, lo negaré fervientemente. Así que recuerda, odiamos a Weasley-recalcó juguetón.
Harry sonrió un poco más.
-No estamos enojado con Draco-respondió un poco más tranquilo y el italiano esperó que dijera algo más, pero como no lo hacía, Blaise añadió.
- ¿Entonces, estamos enojados con Astoria?
El moreno no respondió, pero Blaise lo vio pasar saliva. Bien, a Potter no le agradaba enojarse con alguien muerta. Blaise estaba seguro que ni siquiera era enojo, sino celos. Como decía antes, estaba idealizando mucho la relación de Draco con Astoria y sentía las expectativas muy altas.
Aunque dado el comportamiento de Draco desde su noviazgo, en realidad era las eran.
-¿Sabes? Astoria en realidad era muy normal. -Comenzó -Si, era guapa y muy femenina-y no le había gustado mucho del todo a Blaise al inicio, quien se preguntaba cómo Draco había pasado de enamorarse del prospecto de caballero de armadura brillante a la damisela en la torre del dragón, - pero no era perfecta. Tenía un gran corazón, sí, y era una genial madre, pero no sabía cocinar ni tenía nuestros mismos instintos de venganza, tampoco era la gran jugadora de quidditch...
Harry lo miró, y Blaise vio la esperanza crecer otra vez en sus ojos verdes.
-Lo que le doy a favor era que amaba a Draco y a sus hijos, sí. Pero ¿tú también lo haces, ¿no? ¿Por qué te comparas con ella? Para empezar, eres un chico, jamás serás igual. Te nombraron Jefe de Aurores, haces gran equipo con Draco en el quidditch, tienes complejo de elfo doméstico, y quieres a Draco y a sus hijos, incluso si no son tuyos. Bien, eres malo bailando, real, realmente malo, y nunca la vencerás en ello... y siempre tienen una discusión en frente, pero para mí es solo su manera de llamar continuamente la atención del otro. Un coqueteo bizarro, si me lo preguntas. Sobreviviste a conocernos, y lograste que Draco aceptara casarse cuando tenía todo planeado para seguir solo el resto de su vida. No sé tú, pero creo que ya ganaste. Sabías que tomaría tiempo y está pasando más rápido de lo que pensabas. Solo es el último empuje. Para alguien que tardó casi 8 años peleando con Lord Voldemort, esto no es nada.
Una risa divertida invadió el lugar y Blaise también dejó salir una leve risa. Nunca había esperado estar así junto a Harry, pero no era del todo malo. No hacía mucha diferencia a cuando estaba junto a alguno de sus dos amigos.
No, se dijo. Era la magia de Potter, tenía el mismo efecto en él que la de Draco. Era tranquilizador. Había olvidado la transferencia de magia.
-Entonces, ¿quieres decirme lo que pasó? -preguntó tranquilo y cuando Harry se lo resumió, Blaise solo lo miró escéptico.
-Potter, ¿si sabes que solo un miembro familiar por sangre o apellido puede quitar un anillo al que se le ha aplicado la magia familiar, cierto? Y sólo cuando el líder lo aprueba, o se arriesga a un maleficio, ¿no? -preguntó y Harry negó confundido, pero prestando atención-sé que ustedes ahora tienen casi la misma magia, pero no estoy seguro de si eso evita que el anillo te lastime. Ustedes aún no se han casado.
-Pero mis padres murieron y no quedó ningún Potter, ¿entonces, quien se los quitó?
Blaise lo pensó un segundo.
-Tal vez nadie, tal vez se dirigieron a ti porque eras el último Potter vivo. El heredero. El anillo de los líderes usualmente cambia automáticamente de dueño cuando quien lo porta muere o nombra un sucesor. Los anillos matrimoniales, por otro lado, por lo general se cambian por otros cuando alguien de la pareja muere o se nombra un nuevo líder familiar y éste se casa. No sé si te has fijado en el anillo de Draco. Es de plata y oro entrelazados, pero los anillos matrimoniales de los Malfoy son de platino con diamantes. Usualmente, los anillos sustitutos no llevan esa magia tan extrema, pero los Malfoy suelen ser cautelosos con lo suyo, así que no me sorprendería que lo tengan. Aunque sea solo por defensa ¿No te pareció raro que a pesar de su estado nadie haya retirado sus anillos?
-Y por eso él…
- ¿Evitó que te suicidaras para poder casarse con alguien que no fuera un cadáver? No lo sé ¿Qué crees tú?
Una mirada avergonzada cruzó por la cara de Harry.
-Oh...así que eso era lo que quería que escuchara.
-Oh, -repitió Blaise-puede ser.
-Pero, aun así no dijo nada de Astoria-exclamó con un pequeño reproche.
Blaise rió.
-Oh, Potter. Claro que la amará por siempre, fue su esposa por años, es la madre de sus hijos, estuvo a su lado durante su breve estancia en Azkabán, cuando fue enjuiciado, cuando estuvo casi en la ruina... ¿amarla? Por su puesto que si ¿Acaso tu no la amarías? Pero a ti también te quiere, ¿Crees que Astoria se ganó su amor con solo declararse? Por supuesto que no, a él le gustaba alguien más. Tardó casi un año para que Draco la quisiera solo a ella. Un año...365 largos días, ¿Cuánto llevas tú de ser su amigo? ¿Un tercio? ¿La mitad? Tomando en cuenta que técnicamente le dijiste que le quieres estos días, llevas dos. No me dirás que Astoria tuvo más aguante que tú. Aceptó casarse contigo... ¿Eso no te dice nada? Tres personas, Potter. Tres. Tres le pidieron matrimonio desde que enviudó y te dio a ti un sí. Aun cuando conoce de más tiempo a Adrián Pucey, sea menos propenso a ataques con Terry Boot o Luna Lovegood le provea un matrimonio más divertido, te dio a ti el sí. A Adrián le dio calabazas en seguida, a Boot lo miró como si estuviera loco y a Lovegood, bueno, la ignoró.
-¿Espera, Luna? Ella está casada.
El slytherin asintió.
-¿Puedes imaginártelo? Dijo algo de que había países con muchas esposas o algo así.
No, no podía. Sonrió divertido.
-Me pregunto qué dijo Rolf al respecto.
-¿Castaño, alto, guapo?
-Sí, ¿por qué?
-No vas a creerlo-exclamó asombrado-no parecía convencido al principio, pero luego no le pareció mal la idea porque dijo si no le apetecía algo serio en ese momento podían cenar para conocerse mejor los tres.
- ¿Los tres? ¿Lo viste?
-Sí, yo estaba ahí. De hecho, Draco y yo estábamos en callejón Diagon cuando pasó. Creo que fue un día antes de que los chicos entraran este año a Hogwarts.
-¿En público? Un día antes...- pensó y luego recordó a Luna, el mismo día, sonriendo al decirle que a Malfoy le estaban ofreciendo un trío y él había aceptado. Harry había reído frente a ellos, pero luego había explotado los vidrios de Sortilegios Weasley al cruzar.
-¿Y él aceptó?-gruñó.
-Claro, tuvieron una noche fenomenal y al día siguiente Draco cambió el nombre de su hija a Bárbara.
Harry frunció el ceño notando la burla.
-Harry, Draco te quiere y esta mañana parecías convencido de ello. No sé qué lo hizo dudar de ti o de él mismo, pero te aseguro que lo resolverán.
Luego de segundos, Harry asintió.
-¿Qué pasó con ese chico?-preguntó casi en un susurro.
Blaise lo miró extrañado.
-¿Cuál?
-De la que Draco se enamoró-insistió.
-¿Dije que era un chico? No lo recuerdo.
-Zabini...
Blaise se alzó de hombros.
-Nada.
-¿Qué?
El slytherin lo miró detenidamente.
-Nada. No pasó nada interesante con él. Se casó y tuvo hijos. Eso fue lo que le pasó. Fin de la historia.
-Y así, ¿nunca se enteró?
-No tengo idea.
-¿Sus padres no lo apoyaron?
-¿Ah ese chico?-preguntó confundido.
-No, a Draco.
-Oh, sus padres probablemente hubieran aprobado su decisión para hacerlo feliz, pero Draco no les dijo nada porque sabía que no era correspondido. Le dijimos que se confesara, pero sucedió algo y renunció a él. Cuando insistimos solo dijo que era claro que le quería, pero si el otro no podía verlo probablemente era su propia culpa. Draco y la culpa no se llevan bien.
-¿Así que él solo renunció?
Blaise se alzó de hombros.
-Podrías decirlo. Se encerró en sí mismo, convencido de que no sobreviviría a la guerra, y si lo hacía, que nadie lo podría querer siendo quien es y después de lo que hiciese...
El armario.
-¿Y qué pasó?
-Bueno, luego apareció Astoria y él decidió darle una oportunidad. No sé por qué, eso es algo que solo él sabe. Sólo sonreía cuando otro se lo preguntaba. Scorpius dice que ella llegó cuando él más lo necesitaba. A veces creo que sí. Puede que si ella no hubiera estado con él, no sería lo que es ahora.
-Ya veo-exclamó casi decepcionado.
-Eso no es tan malo, Harry, -dijo cuándo le vio perderse nuevamente en su mente.-Tú mismo cambiaste con ayuda de Weasley. Pero no son las únicas personas que influenciaron sus vidas. Estuvieron los padres de ambos, sus padrinos, sus amigos, ustedes que no dejaban de joderse la vida, y sobre todo sus hijos.-Rió- Él llegó cuando necesitaste ayuda con Albus, y tú llegaste cuando él casi estaba muriendo ¿Esa es la idea no? Escogieron no estar en la vida del otro antes, pero pueden escoger estar ahora y en el futuro.
Harry lo miró fijamente.
-¿No debiste ser un Ravenclaw?-preguntó, en realidad era su pregunta usual para los buenos consejeros.
Blaise negó.
-Un Ravenclaw tiene un límite moral mayor que el mío, créeme. –Mencionó con una suave sonrisa. Luego se quedó mirándolo fijamente y la desvaneció.
-¿Qué pasa?-preguntó Harry.
-¿Qué pasa de qué?-preguntó.
-No sé. Te me quedaste viendo.
-No es nada—bostezó el italiano, poniéndose de pie. – Volvamos adentro. Tienes algo que hacer.
Un sonido de aparición los sobresaltó a ambos.
-Amo Draco está diciendo que solicita audiencia a sus amigos en cuatro horas en el salón de Malfoy Manor-dijo el elfo que se había aparecido.
Blaise frunció el ceño e invocó un tempus.
-¿Dónde está el amo Malfoy?-preguntó- ¿Sigue aquí en San Mungo?
-No. Amo Draco dejó a amo Lucius en la Mansión y despidió a Tapsy-declaró.- Amo Malfoy no está diciendo dónde ir, y Tapsy no pregunta.-Y se desapareció.
Ambos gruñieron. Luego se miraron entre ellos y decidieron ignorar el hecho de que se habían portado igual.
-¿Se fue? ¿No dijiste que salía en una hora?
-Era el plan. Supongo que tiene algo que hacer o alguien lo hizo enfadar hasta el punto de haber decidido irse. -Le lanzó la indirecta, sacó su varita y se desapareció.
-Slytherins, ¿no conocen las despedidas o qué? - suspiró levantándose. Iba a aparecerse el mismo cuando el auror que puso de guardia para Draco, se apareció frente a él.
-Jefe, Potter-exclamó con un saludo- Aquí estoy reportándome como se me ordenó. Draco Malfoy llegó a Malfoy Manor sano y salvo, y su padre ha iniciado su arresto domiciliario.
Harry suspiró.
-Buen trabajo-respondió.
-Hay más, Jefe. El señor Malfoy dijo que le vería en dos horas, en su oficina. Dijo que era importante y agradecería si no impusiera su presencia en Malfoy Manor hasta su reunión. Dijo que podía recoger a sus hijos después de ello.
Harry frunció el ceño.
-¿En mi oficina?
-La oficina del Jefe de Aurores, señor-aclaró, y Harry rodó los ojos.
-No recuerdo tener otra, auror. Yo me preguntaba por qué el señor Malfoy haría una visita tan formal cuando puede decirme qué necesita de otra manera. Por ejemplo, con una lechuza.-Aclaró.
El auror se alzó de hombros.
-Quizá quiera discutir los términos del arresto de su padre-adivinó.
Harry frunció el ceño.
-Sí, quizá.
Decidió ir a casa y tomar una ducha. Dormir un poco, quizá. Y luego, luego iría al Ministerio y enfrentaría lo que Draco quisiera decirle.
.
-¿Astri?
La voz de Draco resonó por los pasillos vacíos, y todos los cuadros le dieron la bienvenida con una suave reverencia. El cuadro que buscaba, sin embargo, estaba vacío. Se volteó a los otros cuadros y les hizo una seña de que se marcharan. Cuando lo hicieron, se acercó a él y tocó tres veces como si se tratase de una puerta, y lo siguiente que supo fue que aquella suave y hermosa mirada que había visto por años al despertar, le miraba de nuevo. Después de tanto tiempo...
Su corazón se llenó de un cálido dolor.
-Hola preciosa-susurró y acarició el lugar donde estaba su mano.
-Draco... Creí que nunca vendrías.-Mencionó ella y sonrió levemente, incluso logró sonrojarse como usualmente lo hacía mientras vivía. La pintora era increíble...
-Nunca podría dejarte aquí sola. Eres la chica que más amo. -Dijo en un suave susurro y la mujer sonrió aún más y negó con la cabeza.
-Me estás haciendo la pelota, Draco. ¿No es cierto? -bromeó, pero cuando lo vio dar una suave, pero triste sonrisa, negó y lo miró. -Comprendo que no estabas listo, Draco. Narcissa me dijo cómo pasó todo y para los retratos el tiempo no es nada. Debió ser terrible para ti. Lamento no haberme despedido apropiadamente.
Draco sonrió y dejó que su vista se opaque con lágrimas no derramadas.
-Lo hiciste, dijiste que me amabas antes de morir. Fue la mejor despedida que pudiste darme.
Astoria sonrió y Draco sabía que si hubiera estado viva, probablemente las lágrimas empezarían a correr por su mejillas. Pero no lo hicieron, y no se sorprendió. Nunca había visto un cuadro llorar, y no sabía si era posible. Ver su retrato, no obstante, hizo que el dolor que creyó haber superado, regresara con fuerzas. Apretó sus labios con fuerza, intentando no dejarse vencer por ese sentimiento, pero finalmente se rindió y se acercó más a ella. Por supuesto, no olía a flores, sino a pintura, ni tenía la calidez y suavidad en su piel, en cambio se sentía áspera como la tela en la que fue pintada.
-Hice todo lo que pude-susurró y apoyó su mano donde estaba pintado su brazo. - Intenté convencerte de interrumpir tu embarazo, porque aunque amaba la idea de otro hijo, me negaba a perderte a ti. Fui un completo cabrón al pedírtelo a pesar de que sabía que lo mucho que la querías. Y cuando cedí a la idea, cuando ella pateó tu estómago y lo sentí por primera vez, recuerdo que lloré. Y desde entonces me senté a tu lado, cada día viendo cómo te consumías para que nuestra hija viviese-su voz se quebró. - Sostuve tu mano y te escuché murmurar todo aquello que deseabas para ella, ropas, juguetes, clases de piano, pinturas...deseando, rogándole a un ser supremo que te regalará más tiempo...
-Draco...-comenzó Astoria, pero Draco negó con la cabeza.
-Pero no lo tuviste, nadie te lo regaló-continuó, empezando a sentir esa sensación de ahogamiento y las lágrimas caer por sus mejillas-Yo no pude dártelo...Los medimagos tampoco. Di toda mi magia, la solté, pero ya te habías ido. Contraté a los mejores medimagos, invertí mi tiempo en crear mejores pociones, invadí la biblioteca todas las noches, pero tú de pronto caíste y yo no pude atraparte...
-Draco...
-Ella es preciosa. Totalmente hermosa. Cuando por fin la tuve entre mis brazos me sentí el hombre más afortunado del mundo. Y el más desdichado... Ella es la niña más hermosa del mundo. La amo tanto... Le compré todo lo que querías, la atendí personalmente, estoy tan feliz de que naciera... De tener una parte de ti conmigo en nuestros hijos. Te estoy tan agradecido por decidir conservarla... Por darme a Scorpius. Pero te fuiste, y me dejaste sólo, con dos niños que no tengo la mejor idea de como criar correctamente ... Tú eras la mejor parte de mí y perdí una parte contigo al enterrarte. No estoy seguro de si puedo vivir sin ella.
Astoría sonrió tristemente.
-¿Recuerdas cuando Scorpius nació?-Preguntó y Draco asintió, temblando., porque no se sentía capaz de hablar.
-Dijiste que no sabías cómo ser padre, pero te adaptaste rápido. Pronto te acostumbraste a despertarte cada dos horas, a comprar ropa de bebé, a jugar y a enseñarle a comer. Lo hiciste tú sólo, Draco. Vigilabas incluso cada movimiento de los elfos domésticos. Tú madre dijo que exagerabas.
Una suave risa se oyó .
-Cuando se cayó de la escoba, hiciste una poción mientras yo tranquilizaba a Scorpius; y luego, cuando se recuperó le enseñaste a volar a diario. Incluso en tus días más ocupados...Y cuando Ginevra le echó el crucio, estabas completamente adolorido, pero dejaste a Scorpius a mi cuidado y soportaste por horas las torturas del Ministerio. Draco, eres un padre genial, un padre dedicado y amoroso, y eso lo hiciste por ti mismo. Y es por eso que tienes el corazón de Harry Potter, -continuó -pero para poder conservarlo debes dejarme ir. -El rubio la miró sorprendido, pero ligeramente traicionado y ella sujetó el borde del cuadro juntando su mano con la de él. -Aferrarte a mí no me devolverá a la vida pero si te evitará avanzar. Encontrar a alguien más. Alguien que te acompañe el resto del camino.
-¿Astoria?-preguntó confundido.
-No tienes el anillo, Draco, -le hizo notar y Draco ni siquiera miró su mano, porque sabía que era cierto. - Además, Scorpius ha hablado mucho conmigo estos días. Me dijo lo del hospital...Me habló de Potter. De lo que hizo por ti, de lo feliz que te hace. Quiso prepararme para lo que vendría ¿Sabes? Él al igual que tú quiere olvidar el hecho de que ahora soy solo un retrato, y solo conozco lo que sabía antes de que lo pintaran. Me tomó tiempo aprender cómo morí, y un poco más recordar que tengo una hija. Y eso solo lo sé por las visitas diarias de Narcissa, pero ella misma ya no viene mucho por aquí. Si tú y Scorpius dejaran de venir, yo olvidaría esto...Que nuestro hijo aprueba que estés con Potter, que él es tu pareja destinada...Que le amas. Tendrían que decírmelo a diario durante mucho tiempo para que lo recordase y eso sería doloroso. Tan doloroso como el hecho de que no puedo tocar a mi hijo ni abrazarlo cuando necesita consuelo.
-No podría lastimarte así...
-Entonces no lo hagas. Cuando dejemos de hablar, vete y no regreses por un tiempo. Permíteme pensar que aun soy la única persona que amas, así sea una mentira. Sé que fuimos felices, Draco-continuó con la voz rota- pero también que yo ya no puedo hacerte feliz. Que solo te hago llorar...
Draco tragó el nudo en su garganta.
-Por eso quiero que me escuches, que escuches mi despedida. Te conozco y sé que la necesitas.
Draco negó con la cabeza. Sus ojos estaban totalmente húmedos, y se pegó a la pared contraria necesitando apoyo.
-No. Tú ya te despediste.
-Sólo escúchame, Draco. -Se tomó un momento y comenzó-Quiero que sepas que no pude enamorarme de alguien mejor, y soy ...fui...muy afortunada de quererte y tenerte a mi lado. De encontrar a alguien tan dedicado, tan romántico, tan valiente, tan caballeroso y ser correspondida. Que cada día a tu lado fue maravilloso, y sin importar lo cabezón que te pones a veces, nunca me arrepentí de elegirte. Quiero que sepas que te amé y amé a nuestros hijos incluso en nuestros peores días ...Y aún si no pude estar contigo para siempre, tú si lo estuviste, y me diste mi final feliz.
Para este punto, Draco sólo escuchaba. Los jadeos por aire y el peso de su corazón se habían detenido, pero las lágrimas aún caían.
-Astri...
-Por eso, porque ya no puedo ayudarte ni darte lo que necesitas, quiero que eduques a nuestros hijos lo mejor que puedas, que los enseñes a ser mejores que los demás. No más poderosos, arrogantes o adinerados. Sino que les inculques los valores correctos. Que les enseñes nobleza, sabiduría y compasión. Quiero que sean felices y que estés ahí en cada momento importante de sus vidas sin importar cuanto trabajo tengas o lo mucho que quieras vengarte de alguien. Que los cuides y te asegures que disfruten de su infancia. Prometeme que no te meterás en problemas que los dejen solos, ni pelearas batallas que no sean necesarias. Quiero que estés ahí para ellos como lo estuviste para tus padres. No tu dinero, tus propiedades o el legado familiar. Sino tú. Quiero que los ames más que a nada y que sean felices...Que tú seas feliz. Que te cases y envejezcas con alguien a tu lado. Que te enamores de nuevo. Que puedas apoyarte en alguien más.
Draco permaneció inmóvil.
-Sé que Potter te ayudará, él es el héroe y todo... Así que cuídalo también. Si de verdad es tu pareja destinada, solo ustedes se harán totalmente felices.
-Yo fui totalmente feliz. -Interrumpió -Eres la mujer que más amo en la vida. Nadie podrá reemplazarte, jamás. Cada vez que vea a Berenice y a Scorpius te recordaré y te estaré realmente agradecido. Nunca dejaré de amarte. - Murmuró con la voz ronca-Eres mi familia, mi mejor amiga, mi segundo amor, y mi esposa. No fuiste la primera persona de la que me enamoré, pero si la que amé y por ese simple hecho, estarás siempre en mi corazón. -Prometió.
Astoria sonrió dulcemente.
- ¿Es egoísta lo feliz que eso me hace? -preguntó y Draco negó. -¿Podemos cambiar de tema? ¿De qué querías hablar?
Lord Malfoy la miró extrañado.
-Cuando llegaste tenías esa cara, la de me he metido en problemas y no decido qué hacer-rió, aunque Draco sabía que era una risa falsa.
-No, tú siempre escoges la opción más compasiva. No me gusta la compasión-expresó y Astoria dejó salir una suave carcajada, y esta vez sonó hasta dulce. Tanto que el mismo Draco rió.
-No te molesta la compasión, te molesta perder. ¿Qué tal si me explicas en qué lo hiciste?
El rubio se sentó frente a su cuadro y se secó la cara.
-Puede que te enojes por esto.-Comenzó-Pero le di un veneno a Weasley, que le está quitando la vida… Sé que nunca te lo dije pero...
-¡¿Hiciste qué?!
Más tarde, mientras Draco sacaba de una pequeña caja de madera, el antídoto de la poción que había hecho hace tanto años atrás, resopló y se preguntó qué hubiera pasado si jamás la hubiera hecho. Abrió el frasco y cuando un humo verde invadió su vista, se tapó la nariz con su túnica. No es que hubiera problema con aspirar el humo de la poción, de hecho podía reparar algunas cosas que tuviera mal por ahí, pero olía asqueroso. Lo cerró de nuevo y se preguntó por décima cuarta vez, si hacía lo correcto, mientras recordaba divertido lo mucho que había extrañado como se entrecerraban los ojos de Astoria cuando Draco le decía algo de lo que no la había notificado, la mueca que formaba con sus labios y la mirada exasperada de lidiar con cosas que a la mayoría de la gente nunca se le habría ocurrido. Se preguntó lo que diría cuando le dijera que sí, ella había ganado. Quizá diría que estaba loco.
Probablemente.
Tenía que ver su cara, pensó, pero luego desvaneció su rostro alegre al recordar que ella le había pedido no regresar pronto.
Invocó un tempus. Pasaban 20 minutos de la hora para su cita con Potter.
-Tapsy-llamó y cuando el elfo se apareció, Draco le pasó la botella- Mezcla esto en la bebida de Ginevra y asegúrate de que la tome.
-Señora Weasley no ha tomado nada en horas. Ella lo tomará.-Aseguró.
-Confío en ti- exclamó y luego se apareció frente al Ministerio. No le sorprendió que todos lo miraran, después de todo, en estos momentos debía ser un cadáver, pero sí que le abrieran paso.
Cuando llegó al área de los Aurores, uno de ellos se le acercó cortésmente.
-El Jefe de Aurores le espera, señor Malfoy. - Y lo encaminó hacia el lugar. Cuando las puertas se abrieron, Harry, que leía los papeles a su alrededor lo miró.
-Llegas tarde, Malfoy-y le hizo a su auror una señal de que saliera. Cuando se quedaron solos Harry suspiró.-¿Qué es tan importante que necesitas una reunión programada?-preguntó con cuidado, mirándolo.
Draco se sentó frente a él y lo miró fijamente.
-Tienes que saber algo, y debes saberlo como mi amigo, padre, Jefe de Aurores y sobretodo, como el hombre que me propuso matrimonio hace unas horas.
Harry frunció el ceño.
-¿Qué quieres decir?
Draco sacó una pequeña botella y la puso en su escritorio.
-Suspiros de muerte-señaló-una poción que envenena la sangre de la víctima y reduce la vida a la mitad. Funciona de manera que...
Harry puso la mano en su escritorio.
-No me lo digas- exclamó. -Es más que obvio ¿En quién lo usaste?-preguntó temiendo la respuesta y pensando interiormente que había sido a él. Que lo había odiado tanto que lo había envenenado.
-En Weasley.
Harry lo miró seriamente y no se tomó la molestia de bromear o adivinar el nombre de éste.
- ¿Cuál? -preguntó. Ron no...
-La comadrejilla.
Harry se puso de pie.
-¿Así que así nada más? ¿Decidiste envenenarla y ya?¿Me estás diciendo que mis hijos verán morir a su madre de la forma más dolorosa posible?
Draco negó.
-No, ¿no qué?
-No será doloroso. Ya no.
Harry rió.
-Ya no...quiere decir que antes sí.
Draco ni siquiera intentó defenderse.
-Sí, antes sí. Le di el antídoto. No le devolverá el tiempo que ya le quitó, pero eliminará la poción anterior de su sangre.
-¡Diablos, Draco!-gritó- ¿Por qué?
El rubio rió.
-¿Por qué? Porque crució a mi hijo de cinco años, Potter. Cinco. Por eso. Y si te hubieras tomado la molestia de voltear a verlo ese día, te habrías dado cuenta que casi lo mató.
-¿Y por qué no dijiste nada?
-¿A quién, a ti?-le preguntó. -A ti, o a cualquiera hubiera sido lo mismo, Potter. No le habrían hecho nada, y te digo por qué, porque era Ginevra Potter. Tú esposa. Era insoportable, y soberbia, pero era tu mujer. Y nadie era lo suficiente para llegarle a los talones. Mucho menos alzarían la mano contra ella.
Harry puso la mano en su frente.
-¿Y por qué le diste el antídoto? ¿Por qué me dices esto?
-¿Por qué le di el antídoto? Porque aprecio a tus hijos como para hacerlos ver aquello. No era el plan. No debían importarme, pero ahora lo hacen, y si por mi fuera ella seguiría así el resto de sus días, pero mi ex-mujer, su retrato, me dijo que debía pensar si me importaba más mi venganza que ustedes. ¿Y por qué te lo digo? Porque este es el tipo que soy, Potter. Y no cambiaré. Haré excepciones, pero no cambiaré. Y si vas a retirar tu propuesta es ahora, y debes decírmelo. No voy a vivir temiendo que me dejes por lo que he hecho, y preguntándome si un día te darás cuenta que no soy lo que quieres que sea.
Te estoy dando una salida y debes decidir si la tomas. Si no la tomas, aceptaré tu propuesta y te daré lo mejor de mí. Todo lo que pueda darte. Daré por ti mi vida incluso si es posible, porque te has vuelto una gran parte de mí mismo. Amaré lo que ames, y si no puedo hacerlo, al menos seré cuidadoso con ello. Pero si lo haces, si te retractas, quiero que te distancies de mi casa. Que tomes a tus hijos y te vayas. No pasará nada con la amistad entre Albus y Scorpius, pero tú y yo permaneceremos alejados. Te agradezco que me mantuvieras vivo, pero tengo un pasado igual que tú. Y mi pasado incluye mis acciones y a Astoria, y si no puedes lidiar con ello, será mejor que te marches de mi vida. No quiero que duela... no puedo volver a entregar mi corazón a alguien y enfrentar su pérdida de nuevo. Solo quiero una vida tranquila y feliz. Renuncié una vez a ti, y lo puedo hacer otra vez. Aún puedo hacerlo... Aún puedo renunciar a la idea de que seamos pareja y tengamos una familia.
Harry se quedó callado, y Draco se puso de pie. Se dirigió a la puerta y la abrió.
-Draco.
-Solo piensalo, ¿Bien? Dame tu respuesta después.
Y se fue. Salió del Ministerio e invocó la hora. Como faltaba tiempo para su reunión, caminó por los alrededores, intentando no pensar. Finalmente se apareció en la Mansión, sorprendiendo a todos, quienes ya estaban reunidos. Incluso Potter ya estaba ahí, serio, alejado del resto. No supo si saludarlo, no lo hizo. Miró a los demás, quienes por un momento parecían no podían creer del todo que estuviera ahí, pero luego la bienvenida fue cálida y divertida. Cientos de abrazos como si fuera su cumpleaños. Scorpius, Pansy, su madre, Theo, Blaise, Marioh, Daphne, Michael, sus sobrinos...
Y por último Lily y Albus, quienes lo recibieron con un suave abrazo.
Les sonrió.
-Draco.
Su padre sostenía a Berenice, y se la mostró contento.
-Es una niña hermosa-aclamó.
-Me esforcé-rió Draco caminando hacia ella y abrazándola. Hacía tanto que no tenía a su pequeña niña en sus brazos. Le sostuvo la cabeza con cuidado y la meció suavemente. Cuando alzó los ojos encontró a Harry mirándolo embelesado y luego, cuando notó que Draco lo miraba, desvió la mirada. Draco no le hizo caso, probablemente seguía un poco enojado... o había decidido no estar con él. Sonrió pobremente.
-Bien, creo que saben para qué los reuní. -Dijo dándole un pequeño beso a la pequeña y se la pasó a su madre.
Ellos asintieron y él invocó el bastón de su padre, aquel que usualmente llevaban consigo los líderes. A Draco le parecía un estorbo si se lo preguntabas. No podía ocultarse tan fácilmente como la varita, y era menos práctica. Sí, era muy útil en ocasiones de gran uso de magia e inquebrantable, pero era muy ostentoso.
Apareció a todos en las afueras de Malfoy Manor, y luego apareció a Ginny frente a él. Ella al principio parecía sorprendida, pero luego al verlo, tembló. No pudo evitarlo, esa reacción le encantó.
Ginny por su parte, no le tenía gran afición a ese momento. En realidad, se sintió bajo una mirada peligrosa. Le recordaba a esa sensación cuando Bellatrix Lestrange o el Lord Oscuro estaban cerca. Especialmente cuando él sonrió levemente y luego desapareció su sonrisa.
¿Ves?, parecía gritarle, te dije que ganaría.
-Malfoy...
-Yo soy Draco Lucius Malfoy,-empezó con voz fuerte y apoyando el bastón sobre el suelo de Malfoy Manor. Una ola de magia rodeó a cada uno de ellos y se extendió hasta la Mansión iluminando sus paredes por segundos- hijo de Lucius, nieto de Abraxas, descendientes de Armand Malfoy, creador de Malfoy Manor, nuestro terreno familiar... Líder designado por sucesión.-Hizo una pausa- Escuchando la demanda de Alexander Nott dada a mi hijo Scorpius Malfoy, líder temporal por sucesión, ambos miembros de la familia Greengrass por sangre, invoco a la magia para reestablecer el orden entre la familia Weasley y la mía.- Un nuevo golpe apareció a los Weasley, quienes miraron sorprendidos la escena. Harry los contó, estaban todos...George, Charlie, Bill, Percy, Ron...
-Ginny-gritaron ellos, pero no pudieron traspasar la barrera de magia que la rodeaba a ella y a Draco.
-Scorpius-susurró Albus-si tu hubieras cobrado, ¿ellos hubieran venido?
-No lo sé. No lo creo. Aunque puede ser que yo no lo hubiera hecho como se debía.
-Ginevra Weasley-llamó Draco y ella se paró como si su cuerpo hablara por sí mismo- Tú y yo tenemos una larga historia, que es tan conocida que no vale la pena explicar. Sin embargo, hoy tu juicio se debe a lo que hiciste conmigo. Me lanzaste un hechizo para que muera... y fallaste-recalcó.- Como las leyes sangre pura lo declaran, estamos en el derecho de cobrar.
-¡No!- Gritó George.- Detente Malfoy.
La mirada de Harry recorrió a todos ellos, miraban con miedo a Draco; probablemente temían el precio. Harry empezaba también a hacerlo.
-Por favor-suplicó Arthur, arrodillándose. Sus hijos lo miraron con una mueca dolorosa indecisos sobre si debían seguirlo-por favor, entrégala a los Aurores.
Draco lo miró a él y al resto. Harry también lo hizo, y no se le pasó que Ron lo miró decepcionado al saber que había mentido.
-Su deuda con la sociedad es su problema, yo no moveré un dedo a tu favor por lo que le deba a ella.
Blaise y Pansy fruncieron el ceño, Theo gruñó, pero no dijeron nada. Harry se preguntó en qué pensaban y si sabían lo que Draco haría.
-Esta es la ley de los sangre pura, tan antigua como el mundo. -Citó el rubio -Sangre por sangre. Vida por vida. Magia por magia. Quien se atreva a arrebatar algunas de éstas a otra familia, debe atenerse a las consecuencias.
Ginny no pudo evitarlo, tembló y empezó a llorar en silencio. Harry rara vez la había visto así, tan quebrada. Era linda, por supuesto. Como una muñequita de cristal, de esas que se rompen con solo tocarlas y ponías en un pedestal en lo alto para que no se cayeran. Su pelo rojo, sus ojos castaños, su cuerpo delgado, su pálida piel...
Era linda, y soberbia había dicho Draco.
Tan soberbia, que al intentar estar tan alto, ahora estaba rota.
-Di lo que quieres de una vez-susurró y Draco la miró con indiferencia, observando cada detalle de ella, llenando sus pupilas de este momento. Luego de segundos en silencio, cerró los ojos y suspiró mientras los abría. Para Harry, ese gesto indicaba el final de una decisión difícil.
-No es nada.
La mirada y sonidos de sorpresa de todos no se hicieron esperar. El mismo Harry sintió su corazón sobresaltarse y miró a Draco intentando comprender, pero no encontró nada que explicase esa decisión.
-¿Nada?-repitió Ginny, con el alivio corriendo en su mirada pero incrédula. Todo parecía indicar que había pensado en todo lo que podrían cobrarle, y el miedo de pagar, la había aterrorizado.
-Nada-repitió Draco malhumorado y movió su muñeca. Cuando la magia se desvaneció, Ginny se dejó caer sin poder creérselo. Molly y Arthur corrieron a buscarla, y Draco los vio como si nada en ellos valiera la pena. Probablemente no lo hacían. A diferencia de Ginny, Draco era fuerte, y altivo, pero bajo sus propios límites.
-¿Por qué?-preguntó el patriarca de los Weasley y el rubio, Lord Malfoy, puso las dos manos en el bastón.
-Una vez yo abrí las puertas a los mortífagos a Hogwarts, -inició luego de minutos de mirarlo y considerar sus palabras- y murió tu hijo Fred. Hoy tu hija Ginevra debía morir; lo sé, ella lo sabe y tú lo sabes. Ese hechizo prácticamente me habría matado, pero la única razón por la que vivo es por la magia de alguien más. He decidido dejarla vivir, porque pese a todo, yo respeto la ley de los sangre pura. Vida con vida. Magia por magia. Sangre con sangre. He cambiado la vida de Fred Weasley por la de Ginevra Weasley. He saldado mi deuda.
Todo mundo calló, y luego lo único que podía escucharse, fueron los sollozos de alivio de Molly.
¿Puedes perdonar, Draco?, había dicho Astoria, y la respuesta era no. Pero nunca se había perdonado a sí mismo por su juventud, y este era un inicio.
-Draco-llamó su madre acercándose -¿Estás seguro?
¿Pretendes estar en este círculo de odio para siempre?
Él asintió.
-Lárgate de aquí, Weasley. No quiero ver tu cara nunca más, y tú no quieres tentarme a cambiar de opinión. Tengo la fortaleza y la fortuna necesaria para cobrar y protegerme a mí y a los míos de tu familia. Si te quedas aquí, olvidaré que una vez les debí algo, y cobraré frente a la magia y nuestras familias por lo que le hiciste a mi hijo cuando era pequeño. Aún tenemos entre nosotros la Magia por magia, y la sangre por sangre.
-¿Ginny?-preguntó Molly confundida, pero la pelirroja negó.
-Él se lo merecía-susurró y luego lo miró fijamente. Su mirada parecía perdida, como si nada estuviera en ella. - Tú te lo merecías-afirmó.
Draco tragó saliva y caminó hacia ella.
-Tú te mereces cada cosa que te suceda en adelante-añadió y luego la miró fijamente.-No te olvides Weasley, que el ser libre de mí, no te hace libre del Ministerio.
-Ellos no me harán nada. Soy la esposa del Héroe del Mundo Mágico. Tú solo eres un asqueroso mortífago.
Todos los Slytherins dieron un paso adelante, con la varita en lo alto. Draco los miró y negó.
¿Puedes aceptar relacionarte con todo lo que Harry Potter ama?
-Creo que olvidas el pequeño detalle de ser su ex-esposa. Mejor ve a casa a descansar, antes de que tu boca te condene-susurró y sus padres se la llevaron. Los restantes miembros de la familia lo miraron y Draco correspondió con determinación su mirada. George parecía a punto de romperse, temblaba, como si no pudiera creer que Ginny hubiera sido declarada libre. Percy agradecía formalmente y Ron parecía pensar que había una trampa. Charlie miró todo como si no pudiera creer que llegaran a este punto, pero como si no hubiera nada que hacer más que agradecer que hubiera terminado así. Bill se paró frente a ellos y caminó hacia Draco, quien con un golpe del bastón, había hecho algo, aunque Harry no estaba seguro de qué.
-Malfoy-llamó.
-Les advierto-aclaró mirando a los cinco hermanos- Si uno de ustedes vuelve a hacer algo en mi contra , o en contra de los míos, no tendré piedad. Los Malfoy no damos tablas de salvación, mucho menos dos veces, a nuestros enemigos. He pagado con sangre y dinero mis errores. No tengo nada más que pagar.
Bill asintió.
-Lo sabemos, y te agradecemos. Tienes mi palabra que los Weasley no haremos nada en tu contra. Y mientras los tuyos no se metan con los nuestros, tampoco nuestros descendientes buscaran problemas con los Malfoy-prometió.
Draco lo miró con desconfianza.
-Difícilmente puedes cumplir ello, Weasley. Tú no eres el líder familiar.
-La tienes Malfoy-repitió y extendió su mano. -Tienes mi promesa de que vendré aquí, y declararé la alianza de paz contigo y tu familia cuando mi padre deje de ser el patriarca. Y si no soy escogido pese a mi primogenitura, te aseguro que mi hermano te la dará.
Draco no levantó su mano pero asintió. Clara señal de que hasta que ese día llegase, no creería en sus palabras.
¿Perderás una parte de ti, para hacerlo feliz a él?
-Llévate a tu familia Weasley. No estoy de humor para ver a nadie de los tuyos.
Bill miró a sus sobrinos tras él.
-¿Eso implica a James, Albus y Lily?-preguntó.
Draco no los miró.
-Llévate a los tuyos-repitió y se encaminó a la Mansión.-Scorpius-llamó. Albus miró desolado como su amigo lo siguió sin chistar. Cuando Lily lo intentó, Harry la paró.
-¿Nos echó?-preguntó Albus mirando a su padre. Cuando fue obvio que Harry no estaba seguro, Narcissa se acercó a ellos.
-No los echó, cariño. Ustedes pertenecen a los Potter. Draco los adora y cada uno de ustedes tiene su propio cuarto aquí. Sería estúpido-explicó, pero a pesar de ello Harry suspiró y miró a Lucius, quien no parecía estar igual de seguro que su esposa.
Parecía notar el distanciamiento entre los dos magos, y comprenderlo.
-Estoy seguro de que siendo el Jefe de Aurores tienes asuntos que atender Potter, ¿por qué no los dejas aquí un rato y vas a hacer acto de presencia?
El moreno suspiró sabiendo que le estaba dando un pretexto para poder irse, y en realidad no estaba seguro de querer ver a Draco, así que se lo pensó un momento. Miró a los Weasley, que aún seguían ahí mirándolo y asintió.
-Está bien, me aseguraré que Malfoy está de acuerdo, iré al Ministerio y luego iremos a casa.
.
-Padre-llamó Scorpius enojado.-¿Por qué los echaste? Ellos viven aquí, son familia.
-No empieces un berrinche, Scorpius. No estoy de humor- interrumpió Draco y lo miró. -Y no los eché, ¿de acuerdo? Lily y Albus están bajo la custodia de su padre, quien está con ellos. Pero si deciden irse son libres de hacerlo.
-No lo entiendo.
-En realidad-habló Theo-nosotros tampoco. Tal vez te gustaría explicarte.
Dejándose caer en el sillón, Draco se pasó la mano por el cabello. Miró a todos ahí reunidos y se preparó para una larga conversación. En realidad, no quería tenerla, porque justo esa mañana había aparecido frente a Astoria, su cuadro, después de tanto tiempo, y luego había ido con Harry a confesarle la verdad. No había sido una buena conversación, aunque quizá Draco no la supo iniciar. Decir directamente que había envenenado a Weasley, no había sido muy buena idea.
-¿Por qué no cobraste Draco? -preguntó Pansy-Pudiste pedir muchas cosas si no querías matarla. Pudiste quitarle a sus hijos, su magia, una parte de ella ¿Qué pasa contigo? La dejaste libre e intacta.
-No tan intacta-los miró Draco- estoy seguro de que ustedes ya hicieron lo suyo.
-Sí, pero se lo merecía.- Punteó Pansy y a su mente vinieron las palabras de Ginevra, diciendo que quién se lo merecía era él. Frotó su cara con cansancio.
-Hable con Astoria, ¿de acuerdo? - ellos suspiraron, sabiendo lo que venía-Me senté tranquilamente durante casi una hora y hablé con ella- empezó, notando la mirada ansiosa de Scorpius ante la mención de su madre.- Y pensé,-se pausó- en lo mucho que deseo que la gente deje de sacar los trapos sucios de nosotros. Que seamos por primera vez las victimas ante la sociedad y no puedan negarlo, que vean que sus mismos héroes no son tan perfectos, que nos juzgan duramente. Que no piensen que siempre somos los malos. Pensé en que los Weasley jamás podrán mirarnos sobre los hombros de nuevo, porque saben que nos les debemos nada, y que se volvieron lo que tanto criticaron. Sé que no tiene mucho sentido, pero quiero que los niños no tengan miedo de su futuro Que no tengan que estar siempre tan alertas, continúen nuestros rencores y deudas, o se aterroricen con lo que pasa con nosotros cuando estamos fuera de su vista, ¿de acuerdo? Quiero paz, para mí, para mi familia, para ustedes. Solo quiero que puedan disfrutar del Mundo Mágico, que puedan bajar la guardia. Que el mundo sea diferente para ellos.
-¿Y crees que esto lo hará?-preguntó Theo, seriamente.
-No lo sé, pero es un inicio. Quiero que vean a través de nuestros hijos lo que pudimos ser sin la guerra.
Ninguno dijo nada. Scorpius sonrió. Jennifer se acercó y le tomó las manos. Alexander se alzó de hombros. Damian suspiró.
Justo en ese momento entraron los Potter.
-Creo que está bien-opinó Alexander.
-Gracias, tío Draco.-Soltó Jennifer.
-Tío Draco ¿te casarás conmigo, cierto?-preguntó Damian.
-¡Que dejes de insinuártele a mi padre!-gruñó Scorpius.
Draco abrió los ojos sorprendido. La seriedad del asunto se había perdido por completo.
Blaise se atragantó.
-¿Cómo?-preguntó el rubio, y miró a Blaise, inseguro de qué hacer o decir. Era halagador que su ahijado le dijera que era atractivo, pero esto estaba empezando a transformarse en algo más. Algo que Draco no creía manejar y salir completamente victorioso.
-Damian Zabini...-gruñó su padre, listo para intervenir. El menor lo miró.
-¿Que? -preguntó -Ustedes ya tuvieron su oportunidad. Tú, tía Pansy, incluso el tío Harry-Les respondió mirando especialmente al rubio. -Y ninguno la aprovechó. Yo quiero mi oportunidad-Draco alzó ambas cejas y miró a su amiga, pero Pansy le ignoró porque estaba mirando a Blaise con reproche. Marioh, por su parte, se cruzó de brazos y pidió una explicación con la mirada.
Y entonces Harry lo supo, supo que si no era él, Draco encontraría a alguien más. Y no deseaba eso.
-No puede casarse contigo. -Alzó la voz, salvando a Blaise momentáneamente de las dos mujeres -porque él aceptó casarse conmigo.
Todos voltearon hacia él. Albus sonrió ilusionado, James se mostró sorprendido y Lily dio un salto feliz. Damian lo miró con los ojos entrecerrados. Pero Draco, a quien luego todos miraron, lo miró sorprendido y poco a poco su rostro se sonrojó. Era tonto, pero estaba tan aliviado...
-Bueno, entonces tú eres mi enemigo-gruñó el menor. Pero Harry rió y se acercó a él hasta darle un tope con los dedos.
-¿De verdad?-preguntó con una sonrisa burlona-¿realmente crees que puedes competir contra una pareja destinada?
El italiano enrojeció
-Si puedo, ¡para empezar él no tiene tu anillo en su mano!
El Jefe de Aurores caminó hacia el rubio, tomó su mano y, sacándolo de su bolsillo, le colocó el anillo.
-Ahí está ahora. -Declaró -Es mío.
Lucius intervino.
-Potter, creo que debiste preguntar antes de ponerlo.
El héroe enrojeció y vio a Draco.
-Siento lo de antes-dijo y esperó una respuesta, pero el rubio parecía congelado.-¿Draco?
El slytherin, después de segundos, sonrió.
-Merlín, ¿estás peleando con un niño de la edad de nuestros hijos?
El gryffindor se alzó de hombros.
-¿Te molesta?
Draco negó con una gran sonrisa.
-No.
Harry asintió.
-Bien, ¿ves? Mío-.-Le respondió al pequeño.
-De acuerdo -exclamó Damian con un gruñido-pero si lo lastimas te hechizaré.
-No sólo tu- advirtió Theo.
-Vale-gruñó también la abogada, sosteniendo a su pequeño en brazos-cásate con Potter y deja a Weasley ir, pero no tendré piedad con ella en el tribunal -advirtió. Luego se volteó hacia los tres hermanos-Ustedes tienen suerte de tener a Draco como su guardián - resopló. -Vamos, Jennifer. Michael. Probablemente los aurores van a atrapar a Weasley pronto, y yo debo descansar porque pedí encargarme del caso.
-Probablemente todos deberíamos ir a casa. Han sido días exhaustivos -aconsejó Daphne y cuando todos se retiraron, Lily saltó sobre el rubio para darle un gran abrazo.
- ¿Eso quiere decir que puedo llamarte papá?-preguntó ella y, mirando a su hijo y a los tres hijos de Potter, incluso al mismo héroe esperar atento, Draco respondió.
-Claro
