Disclaimer: Harry Potter y sus personajes no me pertenecen.


Entre coincidencias y destinos

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Capítulo 16

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Entre alianzas y lazos

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El As.

La carta de mayor valor en la baraja.

Cuando el cuarteto plateado se habían reunido a planear la estrategia que usarían para alzar a Slytherin, apurados por un ansioso Malfoy quien había aclamado que parte de que tuviera que planear algo era gracias a ellos (reconocía una emboscada, gracias) Draco había exclamado que si ellos fueran parte de un juego sin duda serían la baraja. Muchos números, muy pocas cartas de valor, pero cuando las jugabas bien podías obtener la victoria. Las cartas correctas, en el orden correcto. La sola idea había interesado a Theodore, quien se sintió estimulado ante un nuevo reto y había asentido de acuerdo, así que cuando llegó el momento de repartir rangos, Theo estaba seguro de que el As sería Draco. Él tendía a sobresalir, a liderar, darle la carta con mayor rango sería lo más lógico; pero con una sonrisa, el otro había negado y le había dado el título a él porque, al parecer del rubio, Theo tenía una extraordinaria habilidad a hacer que las cosas encajaran. El slytherin solía bromear acerca de cómo el chico de ojos verdes podía hacer cambios sutiles e influir en los demás de la manera que él deseaba, y había incluso exclamado que, en realidad, él debería ser quien liderara la casa de Slytherin. Theo lo había mirado incrédulo y había negado, exclamando que motivar a los otros no era lo suyo, y prefería, más que nada, solo aconsejar a Draco y dejarle las quejas y los discursos a él, y éste había reído al escucharlo y había aceptado.

-Ahora jamás puedes irte-exclamó jocoso, abrazándolo como no hacía desde que eran pequeños.-Eres, a partir de hoy, el consejero Real.

Theodore lo miró y sonrió resignado aceptando. Solía hacerlo cuando Draco lo miraba de esa manera, con sus ojos grises brillando emocionados por una nueva idea, o diciendo palabras de admiración. A veces, Theodore creía que Draco lo sobreestimaba. No era tan inteligente o astuto como él lo creía. En realidad, Theo no entendía por qué alguien como el heredero Malfoy, una de las familias más influyentes de los sangre puras, lo había escogido a él, entre todos los hijos de los amigos de sus padres para ser su amigo.

Ellos eran totalmente diferentes. A Draco le gustaba estar con la gente y Theodore solía evitarla. Draco era impulsivo y expresivo, y Theo difícilmente podría estallar en carcajadas algún día. Merlín sabía que el rubio no era perfecto, pero era ese tipo de persona que si se proponía algo lo lograba, que te extendía la mano y sonreía, diciendo algo que te haría sonreír o sentir mejor. Podía ser terco y malhumorado, y sobretodo malcriado, pero había algo en él que te hacía odiarlo o amarlo.

Y mientras ellos tres lo amaban, el trío dorado lo odiaba.

Pansy, con su femenina y tierna mentalidad de once años, había dicho que Draco era como un rayo de sol de esos que no valorabas hasta que había frío, y personas como Granger, Potter y Weasley jamás lo entenderían, porque ellos habían crecido normales y felices con su familias. Habían sido fácil de unirse entre ellos. Sin mala fama, como simples ciudadanos, niños comunes y corrientes haciendo amigos con otros sin tener que repetirle a los demás que no eran malvados ni nada. Cuando se enteraron de cómo era la familia de Potter, Pansy había corregido esa frase, diciendo que tal vez Potter podría haberlo entendido, pero se había aferrado con demasiada fuerza a Weasley, así que no podía notarlo. Potter no necesitaba un rayo de sol, él estaba cómodo en un nido en medio del invierno.

Theo lo había mirado por semanas antes de asentir de acuerdo.

Entonces, con esa nueva noticia, Draco retrocedió en sus ataques, porque se sentía culpable cada vez que mencionaba a sus padres muertos; pero entonces el otro empezó a provocarlo.

Cuando Potter no se acercaba a él, Draco lo hacía. Cuando Draco lo ignoraba, Potter llamaba su atención. Su interacción era extraña, como si no pudieran evadirse (lo que más adelante sabría que se debía a que su destino era estar juntos) pero en ese momento no entendió, porque Potter, ciertamente debería estar feliz cuando se libraba de Draco. El mismo Draco debería estar feliz cuando estaba lejos de Potter, porque de verdad, de verdad, se ahorraba los castigos, pero incluso con la disconformidad de sus amigos terminaba buscándolo.

Aunque eso era normal en Draco. Era ese tipo de personas que era feliz teniendo gente a su alrededor y ayudando a los que sentía similares a él, y que una vez que fijaba su atención en algo o alguien solía hacerlo siempre. Eso había explicado su inicio de amistad con Pansy, se sintió similar a ella cuando rechazaron su mano. Y había explicado su amistad con Blaise, quién hablaba de cosas como el Quidditch, los eventos sociales y otros temas similares.

Theo siempre se había preguntado qué había visto la primera vez en él, Draco.

Lo cierto era que, si Draco nunca se hubiera acercado a él, él jamás se hubiera acercado a Draco. Desde pequeño, Theodore había sido... diferente. Le gustaban los libros y solía mantenerse lejos del grupo de los hijos de los amigos de sus padres, porque los consideraba tontos. Vincent y Greg no entendían la mayoría de lo que les decían y jugaban bruscamente. Parecían felices comiendo y dibujando, y, realmente, Theodore no entendía porqué. Tampoco le gustaba estar cerca de las niñas porque ellas querían demasiada atención y eran muy ruidosas. Habían otros niños más que realmente Theodore no recordaba, pero sí recordaba que uno de ellos había exclamado que él era escalofriante y el otro, aburrido.

En realidad no encajaba con nadie, a veces ni con su propia familia.

-Por favor, Theodore-suspiraba su madre en cada fiesta-trata de integrarte. Algún día nosotros no estaremos por aquí, así que necesitarás un grupo de apoyo, para eso están las alianzas familiares.

Theo, por muy maduro que fuera, aún conservaba su mente infantil y no le cabía idea alguna que algún día estaría sin mamá y papá por lo que no necesitaba amistades. Si el Theodore de hoy en día siquiera recordara ese pensamiento, se reiría de la inocencia y la ignorancia de ese niño, y le diría que aunque los libros habían sido útiles, quizá hubiera sido bueno disfrutar más de ese tiempo en que los días eran tranquilos y amenos. Le diría que debió jugar más con mamá y escuchar más a papá, pero había sido tan pequeño que nunca había de imaginar que una guerra le arrebataría para siempre la paz de esos días y jamás podría recuperarla.

Así, que siendo el niño que era, se negó a escuchar y permaneció solo por aquí o por allá, con papá y mamá, sin acercarse a nadie.

Y un día, cuando tenía cinco años, lo conoció.

El heredero de los Malfoy.

Rubio, de ojos plateados, parecido a sus padres. Él era todo lo que cualquier padre soñaba de un heredero, educado, sociable, bien parecido, con un lenguaje fluido y una sonrisa confiada.

Theodore bufó al conocerlo.

Esa fiesta era como cualquier otra. Los adultos hablaban, las niñas se reunían a tomar el té, intentando parecerse a sus madres, los niños platicaban y reían por aquí y por allá... y Theodore, bueno, estaba junto a su padre, esperando que todos se fueran. El heredero Malfoy estaba intentando platicar y jugar con Greg y Vincent, y por ratos parecía fruncir el ceño confundido, o mirarlos incrédulos.

Ah, así que así se veía Theo todo el tiempo cuando estaba con ellos.

Y entonces sus miradas se cruzaron y el rubio Malfoy sonrió enormemente y se acercó a él.

-¡Hola! -exclamó alegremente- ¡Feliz Cumpleaños!

Lo cierto es que ya lo había dicho antes, cuando sus madres los presentaron brevemente para dar sus felicitaciones, pero con el tono formal y educado que los adultos usaban. Theodore asintió nuevamente y se inclinó levemente como correspondía, y cuando el otro no se fue como los demás niños, retrocedió nuevamente confundido.

-Mamá dice que tienes mi edad -lo cual no era cierto porque Theodore era mayor por dos meses, supo más tarde el moreno, y apenas cumplía cinco-, y que debemos ser amigos.

Oh, suspiró Theo, no era la primera vez que oía esa frase.

-Así que, ¿quieres jugar? Esto es muy aburrido. Greg y Vincent están comiendo. De nuevo.

-No, no quiero jugar.

-¿Entonces qué te gusta hacer?

-Leer.

-¿Leer? ¿Sabes leer? ¿Lees todo el tiempo?

Este era el momento en que los niños se aburrían, pero el heredero de los Malfoy abrió los ojos y tomó su mano. Theo lo miró confundido, porque él asumía que todos los niños sabían leer pero no lo hacían. Por supuesto, Draco tenía cuatro y los niños solían empezar a leer aproximadamente a los seis, pero siendo sangre puras se les educaba a una edad más temprana.

-¡No puedes leer aquí! ¡Hay mucho ruido! Ven, vamos a la fuente la vi cuando entramos debe estar por aquí.

Incorrecto, era hacia el otro lado y Theodore lo sabía porque era su casa, pero el niño se movía rápidamente, esquivando a los adultos y terminaron en los jardines. Cuando estuvieron ahí el más pequeño olvidó que al parecer buscaban un lugar para leer, y miró admirado el jardín.

-¡Hey! ¡Mira!-exclamó emocionado apuntando el lugar.-Este es un buen lugar para volar.

-¿Sabes volar?

-Papá me lleva en la escoba con él, ¿tú sabes?

-No-exclamó negando con la cabeza y antes de que pudiera hacer algo, el rubio lo tomó de la mano y lo llevó a una banca.

-¡Aquí puedes leer!

Theodore parpadeó confundido.

-No tengo un libro, mamá no me dejó bajar ninguno.

-Entonces llama a un elfo.

Parecía lógico, así que lo hizo. Cuando por fin tenía el libro en sus manos miró de reojo al otro, quien lo miraba con enormes y emocionantes ojos grises.

-Oh, ¿quieres que me vaya?-preguntó decepcionado- yo no sé leer muy bien aún y esperaba oírte, o al menos acompañarte.

-Está bien. No me molesta.

Empezó a leer, y Draco se acercó más para mirar el libro. Balanceaba los pies repentinamente.

-Esto es mucho mejor que estar con los adultos, o estar con Vincent y Greg-exclamó a mitad de la lectura- me alegra haberte conocido.

Theo parpadeó y se sonrojó, sujetando con fuerza su libro. Tenía más dibujos que letras, era cierto, pero por primera vez no lo miraban de esa forma que decía que era diferente a ellos, y estaba feliz. En algún momento, Draco se durmió. Cuando los padres de ambos los encontraron, lo que vieron fue a un pequeño Theo leyendo aún en voz alta a su amigo.

Lucius sonrió y miró a su padre.

-Bueno, parece que ambos se han hecho amigos.

Ambas mujeres suspiraron aliviadas y se miraron entre ellas, mientras el hombre rubio cargaba a su somnoliento hijo, que se acurrucó contra él.

-Ven Theo-llamó su madre- vamos a descansar.

Él asintió en silencio, mirando al niño rubio que lo había acompañado por horas. No estaba seguro de que al dejarlo ir pudiera encontrarlo otra vez.

-Ah, estoy segura que a Draco le gustaría volver-exclamó Narcissa al ver su expresión-Merlín sabe cómo es que lograste controlarlo antes de que hiciera algo como derramar la torre de copas. Es demasiado energético y con Greg y Vincent, suele terminar aburrido.

-¿De verdad? Mi Theo es todo lo contrario, me sorprendió no verlo de pronto. Cuando los elfos me dijeron que estaba con tu hijo en los jardines estaba aliviada.

-Supongo que podríamos quedar otro día.

- Si, por supuesto.

Desde entonces ellos estaban juntos. Theo se había visto obligado a correr, jugar y sobre todo verse involucrado en las pequeñas aventuras de Draco, pero con el tiempo se había acostumbrado a ello. Draco, por supuesto, siempre se tomaba en hacer cosas que le gustaran. Si alguien trataba mal a Theo, solía odiar a ese alguien. Siendo el líder que Draco solía ser entre todos los niños, eso no era bueno.

Ellos eran mejores amigos.

Lo habían sido desde que cumplió los cinco.

Por ello, cuando lo vio en medio de toda esa sangre, cuando supo que su mejor amigo estaba muriendo… algo en él se rompió. Se sintió como ese niño pequeño que había visto al hombre llevarse a su nuevo amigo en brazos. Ese algo que se había mantenido tranquilo porque a pesar de todo sus amigos seguían junto a él, se rompió y liberó lo peor de él, torturando a Ginevra. Ese algo, que estaba tan agradecido con Severus Snape por salvar a Draco, ahora lo había dejado exhausto y solo quería respirar profundo y descansar, más relajado después de saber que todo volvía a su cauce.

-Estarás setenta y dos horas arrestado por obstrucción a la ley-exclamó algún auror, a él no lo importaba en realidad quién, y asintió. Caminó junto a ese auror y se metió en la celda designada para los arrestos cortos. Para su sorpresa, Molly Weasley estaba ahí. Un sentimiento amargo e irónico lo invadió al verla.

¿Era mucho pedir un descanso?, se preguntó, pero con la paciencia de siempre se dispuso a sentarse lo más lejos posible de ella. La mujer lo miró hacerlo en silencio, aunque Theo supuso que ese silencio no duraría mucho tiempo.

-Tú estabas ahí cuando él juzgó a Ginny. Eres uno de ellos.

Theo la miró inexpresivamente y asintió.

- ¿Por qué no pidió nada a cambio?

Oh, bueno. Ciertamente Theo no esperaba aquello, esperaba quejas y gritos. Parecía que ella también estaba exhausta emocionalmente.

-No lo sé. Supongo que porque así es Draco.-respondió. Esa era la respuesta que daba cuando Draco lo tomaba por sorpresa y no lo entendía del todo, pero la pelirroja frunció el ceño; y cuando la cara de la otra enrojeció por completo, probablemente porque sentía que la estaban ignorando, Theodore habló antes que ella.-Ella se merecía más. Se merecía lo que Draco quisiera hacer

-Él mató a mi hijo. Lo mínimo que debía hacer era no decir nada.

Theodore frunció el ceño.

-Eso no fue culpa de Draco, jamás lo fue. Puede que él abriera la entrada a Hogwarts, pero su hijo ya se había ido y volvió. Todo mundo vio a los gemelos huir de Hogwarts en su escoba. Volvió por él mismo, Draco no lo arrastró de vuelta. Lo que estás diciendo no tiene sentido. Tú y tu esposo decidieron apoyar a Harry Potter, sabían lo que enfrentaban, tu hijo menor estuvo todo el tiempo junto a él, a punto de morir decenas de veces. Draco no decidió por ninguno de ellos, odiarlo porque uno de tus hijos murió en la guerra, como decenas de personas, no va devolverlo. Y no va retirar el hecho de que tu hija intentó matarlo. Draco la liberó, deberías estar feliz de ello.

-¿Quieres que sea feliz con mi hija en el Ministerio, arrestada?

-Punto uno, no sé qué hiciste para estar aquí y no me importa. Punto número dos, ella se merece por lo que está aquí. Punto tres, he estado aquí por cosas menos relevantes. No se va a morir, ni nada.

-Tal vez, pero eso es algo que se ganaron. Es normal que todos sospechen de ustedes, con sus padres… ese chico Malfoy...

-¿Qué es lo que realmente necesitan para dejarnos en paz?-la interrumpió harto de su parloteo- ¿cuánto tiempo pagaremos por los errores de otros? ¿Quieres que te diga que la culpa lo carcome todos los días? ¡Lo hace! ¿Quieres que te cuente lo muy torturado que fue durante un año por no lograr abrir un castillo que desde generaciones se sabía impenetrable? ¡Lo fue! ¿Quieres ver recuerdos de su imagen delgada y demacrada a medida que pasaba el tiempo y el no lograba matar al hechicero que incluso venció a Grindelwald, y el Lord Oscuro no podía vencer, pero le encargó a un chico menor de edad sabiendo que no podría hacerlo? ¿Eso te haría feliz? ¿Te dejaría satisfecha? ¿Acabaría con tus ganas de verlo destrozado? -gritó. Theo jamás sentía que había hablado tanto, pero era como si ya no pudiese parar ahora que lo había hecho-El Mundo mágico los mima tanto. Oh pobres Weasley, perdieron un hijo y tienen otros dos desfigurados. ¿Sabe qué? Al menos su pesadilla se acabó con el fin de la guerra. Al menos sabe que sus hijos sobrevivieron y el que murió, murió heroicamente y satisfecho de la razón. Al menos sabe que él vivió una buena vida, con una feliz familia. Nosotros éramos niños pequeños, aterrorizados de Él, amenazados todo el tiempo. Veíamos a nuestros padres y no estaban mejor. Y luego acabó la guerra, y solo quedamos nosotros, y ahora Él no estaba y pensamos que ahora podríamos respirar, pero no fue así. Ahora la sociedad nos perseguía. Ahora estábamos atrapados no en casa, si no en cualquier lugar. No he podido dormir sin ninguna preocupación desde mis once años, cuando Potter supo que él regresó. ¿Crees que eres la única sufriendo? ¿Crees que castigarnos te mejorará? ¡No la hará! ¡No lo ha hecho durante más de diez años y no lo hará ahora! ¿Crees que eres mejor que nuestros padres? ¿Que nuestros padres no intentaron protegernos como tú protegiste a tu hija de Bellatrix? ¡Lo hicieron! ¡Lo intentaron! Pero ni siquiera tú podrías haberte enfrentado a Ya Sabes Quién. Solo eramos niños cuando la guerra terminó. Teníamos derecho a una vida digna, que ahora intentamos dar a los nuestros. No merecíamos aurores atemorizándonos, o adultos ignorándonos o mirándonos con desprecio. Necesitábamos ayuda y nadie nos la dio, y enfrentamos todo con lo que pudimos, con los recursos que teníamos. Tal vez no con la moral que ustedes alardean, o la valentía que tanto dicen tener, pero lo hicimos como pudimos. Que hayamos cometido errores de jóvenes no significa que cuando intenten matarnos sea nuestra culpa...¿ Acaso tiene idea de lo aterrorizado que estaba viendo a mi amigo empapado en su propia sangre? ¿Tiene idea de lo que es ver a tu hijo siendo hechizado por alguien y cuando intentas protegerlo te acusan de herir a esa persona? Usted mató a Bellatrix para proteger a su hija ¿está mal si nosotros solo queremos que nuestros seres amados estén a salvo?

-La gente obtiene lo que se merece.

Theodore se congeló. Fue como si se diera cuenta que sus palabras no llegarían a ella, así que decidió que, si no podía detenerla por las buenas, la heriría.

-Te crees mejor que nosotros-se rió divertido- pero la única razón por la que mataste a Bellatrix es porque ella le había cedido gran parte de su magia al Lord Oscuro. ¿Realmente crees que eres tan fuerte? ¿Que ibas a matar tan rápido a Bellatrix? ¿Que iba a mostrar esa cara de susto por ti? ¿Una ama de casa, que se pasó años echando hechizos para criar niños contra una mujer que se pasó la vida entrenando las artes oscuras? No, ella sabía que si se descuidaba un momento esa sería su última batalla ¿Y cómo lo sé? Su muerte no tuvo sentido, no fue lógica y por eso la investigué.

Muchos la odiaban y todos lanzaban hechizos por aquí y por allá, era el momento perfecto para acabar con ella. Pero nadie más que tú lo hizo, y ¿sabes por qué? No fue porque no pudieran enfrentarla, ni uniéndose en grupo. No, ellos dejaron que la luz se encargara de ella, porque ellos sabían que Bellatrix encontraría la manera de joder a la persona que lo hiciera, y ahora lo entiendo todo. Puedo verlo ya que te estoy mirando a los ojos. Estás enloqueciendo, fraccionaste tu alma. La gente que mata a otros lo hace. No todos pueden soportar esa carga sin verse afectado. Tú no. No solo la mataste, la odiabas mientras la mataste. La odiabas tanto que toda esa luz en tu corazón se manchó y con lo años esa oscuridad en ti se ha expandido. Te aferraste tanto a ese dolor que lo obligaste a crecer. Molly Weasley, tú eres tan tonta, que al matarla empezaste a matarte a ti misma. Y lo sabes, apuesto que todavía quieres tomar tu varita y usar la maldición una y otra, y otra vez, hasta el punto de ser como la mujer a la que le quitaste la vida. Por eso encuentras satisfación en lo que tu hija hizo. Eso es lo que Bellatrix hizo contigo, quebró tu alma intencionadamente y invadió tu magia y puso un poco de la de ella. Se aseguró de tener una heredera.

Molly dejó caer unas lágrimas.

Nott sonrió satisfecho.

-No se preocupe-exclamó tomando asiento- no diré nada. Es lo mínimo que debo hacer ¿no es cierto? Es algo que ganaste, felicidades. La gente obtiene lo que se merece. Supongo que debemos de agradecerte de que fueras tú quien la matara. ¿Quién sabe? Podríamos haber tenido otra mujer loca asesinando sin ton ni son. Tal vez al final si eras lo suficientemente fuerte para derrotarla y estuve equivocado todo este tiempo.

Molly no dijo nada más, pero Theodore vio que estaba llorando. Él tampoco dijo nada, solo abrazó sus piernas, recuperando el aliento y cruzó las manos por el cabello. Ahora sabía por qué sus amigos eran tan expresivos. Sus palabras no habían solucionado nada, pero se sentía mejor.

Sí, pensó cerrando los ojos y empezando a dormitar.

Se sentía ligero por primera vez en años, como si hubiera soltado una pesada piedra para no volver a recuperarla jamás.

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Números.

La seguridad estaba en los números, solía decir su padre cuando era pequeño y lo llevaba a sus visitas al Ministerio; y mientras duraba la visita, decenas de cabezas se volteaban y lo saludaban de forma educada a él y a su pequeño hijo de cinco años, quien tomaba fuertemente su mano y se ocultaba tras él tímidamente. Y eso era lo que había buscado Draco cuando la guerra terminó dejando solo culpa y problemas, seguridad. La seguridad que no tenía al ser, de pronto, la cabeza de su familia o un ciudadano reintegrado a la sociedad después de ser juzgado por el Wizengamot. Que ansiaba cuando, temblando, se dio cuenta que con su padre encerrado en Azkabán, con su madre desterrada a la Mansión, con Severus lejos de él, con todas esas miradas de desprecio y con una escuela donde ya no se sentía a salvo... él no tenía tras quién ocultarse o de quien tomar su mano.

Los slytherins después de la guerra no tenían fortuna, dinero o reputación. Ninguno, ni siquiera él, valía la pena después ella. Lo que una vez fue el orgullo de cada uno de ellos, su apellido, su dinero y su reputación familiar, se volteó contra ellos de tal manera que, de pronto, ni siquiera se encontraron seguros de qué hacer o decir sin temer las consecuencias. Se miraban unos a otros intentando darse apoyo, pero solo encontraban palabras vacías en las que ni ellos mismos creían. Solo eran niños que se vieron forzados a entrar a al aspecto más cruel del mundo adulto y repentinamente se habían quedado con los resultados de las decisiones de estos. Que habían pertenecido al bando perdedor y temían las consecuencias. Que no estaban listos para aceptarlas.

En ese momento, cuando él y sus amigos se sentaron en el tren que los llevaría nuevamente a una casi restaurada Hogwarts, evitando a los otros alumnos, con miradas apagadas, cuerpos temblorosos, y el estrés al cien, poco sabían que en el futuro todos aquellos niños que el mundo había dejado a su suerte se convertirían en alguien con sus propios contactos, sus particulares oficios, sus deudas por cobrar, y sus propios círculos sociales; por lo tanto, en ese momento se enfrentaban al hecho de volver al lugar donde sabían se verían obligados a pasar un año entero a disposición de la crítica de otras personas, lo cual no era ciertamente el peor castigo que pudieran enfrentar, pero tampoco significaba que quisieran hacerlo.

Los primeros días fueron los más duros. Con un Slughorn poco cariñoso y sí muy indiferente (sin nada positivo que decir sobre su propia casa), con el ánimo de los mayores por el suelo, la separación entre los participantes activos de la guerra y los no activos, los comentarios burlones y despectivos de alumnos de otras casas, con profesores que tenían que restaurar el colegio, aurores vigilando a los participantes de la guerra, los exámenes pendientes y las retribuciones a la sociedad, Slytherin era, más que una casa, solo el lugar donde se sentían menos infelices. No hablaban entre ellos, no parecían feliz de volver. Más que querer estar ahí, parecía que, si fuera por ellos, jamás hubieron regresado.

La unidad de la casa había desaparecido, y ahora solo quedaba... incomodidad.

Para los primeros años parecía peor aún. Al parecer ellos ya traían consigo comentarios del tren y odiaban la idea de ser serpientes. Odiaban haber perdido los amigos que habían hecho en los vagones y temían ser acosados. Así que, cuando la Prefecta le dio la bienvenida a los nuevos primeros años, ellos incluso habían preguntado qué había de bueno en estar con ellos. Todo mundo se miró entre sí, porque antes cada alumno había estado orgulloso de entrar a la muy selecta casa de Slytherin y ahora esos nuevos integrantes parecían haber atrapado la peste.

Lo peor era, que ellos sabían que probablemente hubiera sido mejor para ellos haber sido seleccionados en otras casas.

-Los slytherins cuidan de los suyos- respondió ella firmemente, y todos en la sala común la miraron, antes de asentir y volver a lo suyo, lo cual para Draco había sido regresar su mirada al fuego. Sí, lo hacían, habían pensado muchos. Slytherin no se manejaba como otras casas, no seguían exactamente las mismas reglas que las otras. Habían grupos de amigos, sí, pero también chantajes, jerarquías explícitas y reglas extraordinarias. Y una de ellas eran que si no podías lidiar con tu propia amenaza, alguien más poderoso lo haría por ti. Por ello, la prefecta sonrió animada y le dijo a esos niños que no se preocuparan. Que todo estaría bien mientras siguieran sus instrucciones.

-Bien-habían completado ellos sin pelear mucho, y habían terminado el recorrido sin más palabra.

Según la escuela, los séptimos años eran los que debían mantener el orden. Establecer las reglas. Esto, por supuesto, no aplicaba con los Gryffindors, quienes tenían al famoso trío dorado; y tampoco se hubieran aplicado a Slytherin, ya que en teoría los octavos años eran los mayores y los más poderosos mágicamente, y por tanto serían los líderes; pero ya que los séptimos tenían menos fama negativa que los octavo año, quienes tenían sus propios problemas para enfrentar, ellos tomaron las riendas de la casa. Los séptimos, especialmente los prefectos, intentaron mantener el orden; pero no pudieron lograrlo. Era difícil hacerlo cuando tenían que cuidar a tantos de tres casas y teniendo tan mala fama ante los mismos profesores. Al final del día, los pequeños lloraban, claro, los que no se estaban quejando en voz alta; y aunque habían intentado agruparse, protegerse, nada estaba saliendo como lo planeado. Sin Severus ahí, con el tonto de Slughorn como Jefe de Casa y lamebotas de los gryffindors, quienes eran los principales acosadores, estaban condenados.

Solo se tenían el uno al otro, solo tenían sus propias palabras de apoyo, sus mentes trabajando juntas y propios consejos.

Podía no ser mucho al principio, sin embargo, eso era todo.

Draco lo supo desde el principio; supo que ellos eran una inversión a largo plazo y el comienzo sería difícil. Lo supo cuando luego de meses de autocompadecerse, los slytherins lo habían arrinconado y lo habían hecho salir de su propia autocompasión a la fuerza.

-Tienes que arreglar esto-dijeron los prefectos un día cuando Draco entró a la Sala Común después de pociones, suspirando al saber que sin importar cuán bien hiciera su poción nunca lograría vencer a Granger ante los ojos de Slughorn. Siempre encontraba algo por lo que minimizarlo y sin notas perfectas sería aún más difícil convertirse en el pocionista que siempre había querido. ¿Aunque, pensó, realmente quería seguirlo siendo? No tendría ninguna oportunidad de que alguien lo tomara como aprendiz. Antes su padrino lo hubiera hecho, y Draco hubiera estado realmente contento de ser su heredero, pero ahora probablemente ningún Maestro de Pociones querría enseñarle. Entonces, pensó mirando los resultados de su examen y suspirando, ¿por qué siquiera estaba perdiendo el tiempo con esto? Bufó, arrugando el examen y metiendolo en su túnica. Debería rendirse con ello y simplemente buscar lo menos humillante que pudiera hacer en sus condiciones.

Aunque aún podía pedirle a Snape que le enseñara.

No, pensó sonrojándose, lo había llamado chismoso, traidor, sucio mestizo... no había manera de que Draco volviese frente a él, especialmente para pedir un favor. Además, cada vez que lo veía en los diarios, en las viejas fotografías de su álbum, la ira, la culpa, el sentimiento de traición y el dolor, se acumulaban en él y sentía ganas de vomitar.

No había manera que Draco volviera a verlo frente a frente, no cuando aún recordaba su mirada herida al insultarlo. Merlín, estaba tan avergonzado… Draco había sido cruel innecesariamente muchas veces, pero nunca con él, nunca así. Lo adoraba tanto, su voz, su conocimiento, su personalidad. Draco quería ser como él. Amaba a su padre, era cierto, pero Severus había sido su ejemplo a seguir en muchas cosas. Con un deje de culpa jugueteó con sus manos al recordar su expresión, pero se dijo que no pediría perdón. No, porque era cierto lo que dijo; lo odiaba, lo odiaba tanto que solo pensar en él lo hacía querer llorar.

Y vomitar, como anteriormente mencionó.

Y era horrible, porque Merlín, pensaba en él más de lo que querría. Cuánto extrañaba los tiempos cuando Snape era el Jefe de su Casa...cuando fue el Director.

Pero Snape había dejado Hogwarts y había hecho bien en hacerlo, porque Draco no confiaba en él. Porque los slytherins jamás le hubieran hablado de sus problemas.

Él era... Merlín, los slytherins se habían horrorizado cuando notaron que él había sido quien había entregado a sus padres; que había estado ahí, aparentando seguir una causa de la que varios de ellos dudaban y les había hecho creer que la apoyaba al cien por ciento, incluso a su ahijado. Él era como un padre para todos, pero Draco era quien más lo quería. Era tan obvio. Pasaba horas en su despacho o en su laboratorio, sonriendo libremente, sinceramente para él. Una parte de ellos lo miraba con pena. Draco mismo a veces se miraba en el espejo, con su uniforme, y mientras apretaba el símbolo de Slytherin se preguntaba, solo se preguntaba, si era verdad que había salvado a Potter para salvarlo o solo intentaba hacerlo sentir mejor. Se preguntaba si era un fin o había sido un beneficio colateral.

Entonces se decía que ya nada importaba, porque sus padres estaban vivos.

¿Qué más daba que Snape quisiera o no a Draco? ¿Qué importaba si había o no mentido? Se repetía cada vez que lo extrañaba y se enojaba consigo mismo por hacerlo. Draco no podía aferrarse a él, no podía vivir junto a él porque cada vez que lo viera recordaría a su propio padre y lo echaría de menos. Y él no podría devolverlo a casa.

Nadie podía cambiar la historia. Los giratiempos habían sido destruidos y el único sobreviviente Granger lo había devuelto al Ministerio, donde probablemente alguien intentaría crear más pero Draco jamás podría tener acceso a ellos.

Solo podía continuar. Continuar, y aceptar las consecuencias de sus decisiones.

Y eso había hecho, hasta que los prefectos exigieron que hiciera algo.

No era una petición, era una obligación. Draco había parpadeado cuando, confundido, miró a las personas en la Sala Común, mirándolo, y luego miró a sus amigos esperando una explicación.

-¿Qué?

-Tú, Draco Malfoy, tienes que arreglar esto. Los acosos, las bajas calificaciones, todo…

-¿Quieren tutorías?

La prefecta, Alice, suspiró y miró a Evan, su compañero exasperada.

-Los maestros nos están pisoteando.-Explicó él- Las otras casas están acabando con nosotros. ¿Sabes que ni siquiera nos están considerando para la Copa de las Casas? ¿Para los partidos de quidditch? Slytherin no va a pasar del primer partido, dicen.

-Yo ya no puedo jugar. De todas maneras nunca fui tan bueno como para ganarle a Potter. Solo gane una vez contra gryffindor y fue contra Ginevra.

-¡Pero puedes entrenarnos! Y Potter ya no puede jugar. Además, si le ganaste a otras casas.

-Tal vez no pueda jugar, pero está entrenando al Jefe de Equipo, y esa es Gi...

-¡No me importa quién es el Jefe de Equipo, de Casa, el director! -gritó la chica-¡Tienes que arreglarlo! Escucha, sé que es difícil, lo entiendo, pero según las reglas, el más fuerte…

-¿Y crees que soy yo?

-Sé que eres tú. Escucha, reparaste ese estúpido armario. Tienes el voto de Potter en los juicios. Eso tiene que servir para algo. Así que mueve tu trasero y empieza.

-Pero…

-Sí, si vamos a pagar el favor.

-No me refiero a eso Alice, yo…

-Y estaremos obedeciendo cada orden tuya.

-Eso suena genial pero…

-Que vamos, ambos sabemos que...

-¿Quieres callarte y dejarme hablar?

Alice retrocedió enfadada.

-Yo soy la persona menos indicada para decirles qué hacer, Alice. Yo los metí en este problema desde el principio.

-Oh por favor,- se quejó la menor- tú y yo sabemos bien que tú, Zabini, Pucey, Goyle, incluso yo o cualquiera iba a tener que hacerlo.

-Eso no es cierto.

-Lo es-insistió ella.

-Draco-susurró Pansy, antes de que él respondiera bruscamente, tomando su mano e interrumpiendo cualquier réplica que hubiera querido soltar. Draco la observó con algo de temor, porque ella tenía esa mirada, que le decía que esto era una intervención. Como si lo que fuera a decir, fuera algo que todos notaban excepto él, que todos sabían y se negaba a aceptar. Ella se acercó a él y puso la mano en su mejilla, y ese simple hecho hizo que su respiración se agitara, porque sabía, simplemente sabía, que algo importante estaba pasando ahí.- Draco,-repitió ella, como si hablara con un niño pequeño, en el mismo tono que solía hablarle cuando sujetaba a Draco cada vez que tenía pesadillas -alguien iba a ser forzado a hacerlo. Fuiste tú. Tú soportaste el dolor, el miedo, la humillación. Ninguno iba dejar que su familia muriera por el bien del mundo mágico. Nosotros sabemos, estamos conscientes de todo lo mal que la pasaste y sabemos que el hecho de que fueras tú, solo nos salvo a cada uno de ser nosotros. Sabemos que pudiste haber huído a otro lado y abandonar todo, sin quedarte a ver quien ocuparía tu lugar. Sabemos que tus pesadillas podrían ser nuestras. Que tal vez no te arriesgaste frente a todos como Potter y nadie te está haciendo odas de agradecimiento, te sacrificaste. Y te debemos. Lo sé, yo sé que te lo debo-lloró.- Que si no hubiera sido tus padres, hubieran sido los nuestros. Sé que arrastramos las lealtades de nuestras familias, que no todas las familias seguían al Lord y otras eran neutras pero todos tenemos las consecuencias y es egoísta de nuestra parte pedirte más pero…

Se interrumpió y quedó en silencio, como si no pudiera seguir. Como si realmente se sintiera egoísta de continuar y no pudiera hacerlo. Probablemente era así, ¿cómo le pedías al chico que había pasado casi dos años trabajando bajo presión, que había llorado entre tus brazos, aterrado, cientos de veces, que necesitabas que siguiera haciéndolo?

-Pero tú sobreviviste a eso, cuando no todos hubiéramos podido. Eres un sobreviviente, Draco. Eres nuestro Príncipe-terminó Astoria mirándolo a los ojos- Tenemos que sobrevivir. Necesitamos un guía. No tenemos un Jefe de Casa, no somos apreciados por los profesores, es como si no existiéramos más que para ser humillados. Solo queremos, ayuda-se quebró su voz.- Un poco de normalidad. Necesitamos empezar de nuevo y tú eres lo más cercano a un líder que tenemos.

Draco parpadeó y luego bajó la cabeza.

Un sacrificio, ese había sido Draco; y había sobrevivido cuando se suponía que iba a morir.

No se suponía que fuera así, replicó su mente, debió morir como todos los demás a los que asesinó, entonces todos sabrían que había pagado con su propia sangre su acción. Y ahora estaba vivo, aquí, y no sabía qué hacer con ello.

-La última vez no lo hice exactamente bien-murmuró.

-La última vez tenías al Lord tras tu cabeza. Ahora no hay nadie como él. Esta vez, nosotros podemos ayudar. Vamos a ayudar-prometió.

-Solo una vez más, Draco- pidió Pansy con voz susurrante.

Draco respiró cansado y sintió sus ojos humedecerse.

-No puedo luchar, estoy cansado-exclamó, retrocediendo levemente y negando con la cabeza. Aún recordaba a todos aquellos que murieron cuando abrió Hogwarts a los mortífagos. Draco estaba listo para agachar la cabeza y aceptar todo lo que ellos quisieran decir, quisieran quitar. Jamás podría pagar lo que había hecho.

-Lo sé. Lo sabemos-exclamó Blaise-y te hemos dejado lamer tus heridas en paz, descansar, pero tienes que continuar. No puedes resignarte a la triste vida que el Ministerio quiere imponerte. No puedes dejar de luchar. Así no eres tú.

Draco quería creerle, pero ni él mismo sabía quién era ahora. Miró a Theodore, quién no había dicho nada, y éste asintió con la cabeza, con una ligera sonrisa, alentándolo.

-De acuerdo-susurró.

Una vez, más. Se dijo. Él podía hacerlo.

Tenía que hacerlo. Había salvado a su familia, podía salvarla nuevamente.

Era llamado Casa por una razón.

Y así, Draco había retomado el control de su vida, y de su casa.

Una vez más, se dijo cuando pensaba en las noches los siguientes pasos. Una vez más, se repitió cuando todos se reunían para aprender de los otros. Una vez más, se animó mientras ignoraba deliberadamente a los otros alumnos, que intentaban molestarlo. Una vez más, susurró al niño aterrado que miraba frente al espejo.

Una sola oportunidad.

-Mi gran plan es simple-exclamó luego de días-nos cuidaremos unos a otros.

Ellos lo miraron incrédulos.

-Eso ya lo hemos hecho-se quejó Gordon-y no ha servido de nada.

-No, no lo entienden-exclamó Draco- vamos a darles lo que quieren mientras bajo el agua empezaremos a mover los hilos. ¿Qué quieren las otras casas de nosotros? ¿Quieren demostrar que son más fuertes, inteligentes y poderosos?¿Quieren molestar primeros años? Vamos a dejar que lo hagan.

-¡Oye!

-Cállate, Louis, quiero escuchar-exclamó Alice- ¿exactamente por qué dejaríamos que los dañen si se supone que los estamos cuidando?

-Porque no serán ellos en realidad. Vamos a hacer que piensen que los están lastimando. Que su instinto de venganza sea calmado.

-Vamos a jugar con su cabeza-exclamó incrédulo alguien.-¿Eso es lo que estás diciendo?

-Sí, lo haremos. ¿Qué tan bien se les da el obliviate? ¿Quién quiere borrar mentes?

Varios alzaron la mano.

-Nos atraparan.

-No si somos creativos.

-Existen otras maneras también, confundus, glamour, multijugos...

-Podemos usar pociones para aumentar nuestra suerte, confianza, para hacer que pasen pequeños accidentes como dolor de estómago, fiebre-exclamaron felizmente.

-¡Sí! ¡Podemos hacer que parezca un virus en la comida! Fingiremos que nos afecta también.

-¿Y de dónde sacaremos los ingredientes?

-Del Laboratorio del loco de Slughorn, nunca está ahí, siempre tiene un evento o está alrededor de Potter.

-¿Qué hay de sus reservas?

-Pongamos cosas parecidas, dejemos intactos solo los ingredientes más visibles. No es tan meticuloso como Snape, no lo notará.

-También podemos robarle cosas a Pomfrey y a Sprout. Podemos traer cosas de Diagon y Hogsmade. Nos atacan más cuando vamos a la enfermería, a la biblioteca y al comedor. Hagamos una enfermería aquí. Para lo básico. También podríamos crear una biblioteca. Todos sabemos que libros usamos más de ahí, comprémoslos, traigamos desde casa y tengamos una copia. Metamos más gente en los dormitorios y dejemos espacios vacíos para usar. Podemos tener incluso una Sala de Duelos.

-Consigamos chivatoscopios.

-¡Compremos cosas útiles como la Mano de Gloria!

-Dejemos pistas falsas para que castiguen por cosas que no hicieron a los demás.

Las ideas surgían y surgían.

-Ahora-empezó Draco, interrumpiendo la lluvia de ideas-nuestro objetivo es permanecer lejos de los héroes de guerra. Especialmente del trío dorado. Potter tiene un especial sentido que le dice cuando estamos haciendo algo. Cuando yo estoy haciendo algo; por eso, quienes harán la mayoría de las cosas serán ustedes. También vamos a permanecer más encerrados aquí de lo normal. Este año no jugaremos al quidditch, no competiremos por la copa de las casas. Ellos pensaran que es una pequeña victoria, que nos han derrotado, que tenían razón. En cambio, estudiaremos todo el tiempo, y entrenaremos a los siguientes años cuando estemos de vacaciones y los demás regresen a casa. Este año nos marchamos los octavos y los séptimos. Los héroes de guerra y los 'villanos'. Ellos estarán dejando alumnos normales, los entrenados por Potter se irán. Nosotros estaremos dejando a los alumnos mejores preparados. También debemos asegurarnos que no usen nuestros propios trucos en nuestra contra. Necesitamos asegurarnos que si no son de nuestra casa no entren.

-Tiene sentido, si nosotros podemos usarlo, ellos también.

-Mi hermano era inefable, debe tener idea de qué podemos usar.

-Bien, somos ratones jugando contra gatos. McGonagall será nuestro mayor desafío.

-Hey, pidamos ideas a la gente que conocemos de Durmstrang y Beauxbatons.

Astoria sonrió levemente y miró a Draco.

-Eres el mejor-susurró-sabía que podías hacerlo.

-No estoy haciendo nada. Ellos lo están haciendo todo.

-No, no es así-respondió ella tomando su mano.- Gracias a ti todo ha cambiado, puedo verlo. Me gustaría que también lo vieras.

-¿Qué?

-La esperanza.

-¿Esperanza?

-Si, la esperanza-respondió antes de unirse a su hermana, quien miró a la chica y a Draco, y luego sonrió burlona antes de volver a platicar con Halsey.

-Lo estás haciendo bien-susurró Theo, y ambos miraron a los más animados miembros de la casa de slytherin intercambiar ideas y platicar.

-Eso espero-susurró Draco, mirando la sonrisa orgullosa de Pansy y sintiendo el abrazo alegre que ella le dio, antes de que Blaise se quejara y le diera un empujoncito amable.

Una vez más, se prometió Draco, cuidaré de mi familia una vez más y saldrán vivos de esto, prometió.

.

Slytherin en cuestión de meses se volvió una fortaleza; una fortaleza que, sin que Draco lo supiera, perduraría incluso cuando su hijo fuera a Hogwarts. Los mayores cuidaron de los menores. Los más adinerados de los menos. Los menos dañados por la guerra, apoyaron a los más. Los solitarios fueron acompañados. Los heridos, tratados.

La guerra volvió a los arrogantes slytherins, que usaban el estatus para imponerse uno sobre los otros, en personas tan protectoras como los Gryffindors, tan inteligentes como Ravenclaws, tan leales como Hufflepufs y tan astutos como su propia casa.

El Ministerio se había llevado los objetos oscuros, el dinero de las bóvedas de las familias ricas involucradas en la guerra, sus derechos, sus oportunidades... pero nunca podrían tocar los lugares donde dichos sangre puras escondían parte de su fortuna. ¿Realmente creían que todos esos viejos tontos estaban listos para perderlo todo si el hombre que seguían perdían? No, los más inteligentes habían perdido pero no quedado en la ruina. No podían esconderlo todo, era cierto, pero habían escondido una parte y ellos fueron lo suficientemente listos para sacar ese dinero, y usarlo, sin ser sospechosos.

Lograron consolidarse como una casa fuera de Hogwarts. Un sistema de apoyo que a medida que el tiempo pasara y la guerra se alejara se extinguiría, pero mantendría alianzas y dejaría estabilidad para las futuras generaciones.

Un sistema de apoyo, cuyo centro, Draco, estaba siendo amenazado.

-¿Estás segura?-le preguntó a Millicent bajando las fotografías que le había mostrado antes a sus amigos y ella asintió seriamente, antes de que Draco mirara hacia la puerta donde sabía estaban los niños y Harry. Harry, quien ahora era el prometido del mismísimo Draco, y ex esposo de Ginevra Weasley. El mismo Harry que había hecho que Draco, a marchas forzadas, aceptase su presencia y había hecho que Ginevra explotara lanzandole un sectumsempra.

Ginevra, a quién había odiado por años por salir con Harry, por ser una Weasley, por sus palabras hacia él aquel día en el comedor hacia Pansy y por lo que le había hecho a Scorpius, le había tendido una trampa. Nunca habría pensado que ella había estado planeando hundirlo por completo con un crimen tan bajo. En su mente, Ginevra era una gryffindor…

Y los gryffindors eran nobles.

Aunque claro, Peter, el amigo de James Potter, lo entregó a Voldemort; pensó mordisqueando su dedo nerviosamente.

Debió prestar atención a ella, se regañó. William podría intervenir en cuestiones de su cuenta de Gringotts, Percival podía influir en el Ministerio, George era creador de bromas y trampas, Ron un auror realmente participativo en las redadas que revisaban las casas.

Siempre había pensado que Ginevra y Charles eran inofensivos. Ginevra para él no era más que la esposa del héroe que hablaba más de lo que hacía, y que moriría dolorosamente por cierto, pagando todo lo que le debía; y Charles nunca estaba.

Por ello, su jugada realmente lo había sorprendido. Un grupo antímortifagos que parecía todo lo contrario.

O era muy lista.

O alguien más lo era.

Juntó sus manos, pensando.

¿Por qué estaban tan enfocados en los slytherins de una edad similar, de la misma generación? ¿Era porque ellos eran los hijos de los participantes de la guerra? ¿Era porque sabían de sus alianzas y pretendían debilitarlos? No. Era imposible que supieran de todo lo que los slytherins habían creado, pensó apoyando ligeramente las fotos en su barbilla. Había una promesa de no hablar de ello con quienes no fueran o hubieran sido slytherins. No había descubierto cuál era el castigo, pero no quería averiguar qué pasaba si la rompía. Es decir, Pansy había elegido el castigo, pensó aterrorizado. Así que no era posible que alguno de los slytherin estuviera involucrado, Pansy ya lo sabría. Tal vez no eran las alianzas, pensó, intentando encontrar alguna razón que no fuera simplemente el odio de la Weasley. Los slytherin trabajaban para el bien común. Sí, se jodian de vez en cuando el uno al otro pero algún otro sabría que si hubiera una revuelta de poder, o algún motivo específico por la que estuviera siendo inculpado. Algún aliado de Draco ya habría escuchado algo y le hubiera avisado. Esto no lo hacía ningún miembro de su sociedad slytherin. No, esta era una venganza que intentó ocultarse tras la cortina de humo de que el culpable era Draco y estaba demasiado bien hecha para hacer que todos crean que eran antiguos mortífagos los culpables de los ataques. Tenían contactos con gente de Azkabán, para que esos reclusos murieran.

Aunque, morir en Azkabán podía incluso considerarse algo normal. Todo mundo sabía del abuso de poder de los aurores, los dementores y la locura de estar en una celda.

¿Esto lo estaba haciendo alguien influyente, del lado 'bueno' con una buena posición y muchos contactos? ¿O alguien tan malo que había pasado sobre Draco sin que él lo notara?

¿Era Ginevra realmente un miembro o cabeza del movimiento?

Mirando la puerta, pensó en cómo Merlín iba a manejar esto.

-¿Le darás esta información a Potter?-preguntó Milly siguiendo su mirada y él se tomó un momento para pensarlo.

¿Lo haría?, pensó. En momentos así solía preguntarse qué haría su padre, o Severus Snape, el que había sobrevivido a los dos bandos. Luego se dió cuenta de que su padre no estaría en esta situación y Snape lo habría escondido de Potter, porque Harry se movía acorde a sus sentimientos. Y esos sentimientos iban a poner a Draco en una traba, porque el instinto de Draco exigiría venganza y el de Potter, justicia. Y, a pesar de eso, esta vez Harry no podría ser imparcial. Estaban hablando de la misma Ginevra que intentó matarlo, crució a su hijo y lo estaba inculpando, sí, pero al mismo tiempo era la madre de James, Albus y Lily, y Harry no iba a dejar que sufrieran.

Si debía admitirlo, Draco tampoco quería que lo hicieran.

Albus estaría de su parte, pensó el rubio. Albus lo entendería. Habría dejado que Scorpius cobrara. Entendía, si no exactamente lo que ellos vivían, al menos lo que vivía Scorpius. Lily estaría aterrorizada, pero era muy pequeña. Solo conocía lo que veía, y en este momento veía a Draco y a Narcissa como una familia. El problema era James. Era tan pegado a Ginevra que si Harry tomaba partido y lo apoyaba, James jamás lo perdonaría. Jamás perdonaría a Draco. Y si James no podía vivir con él, Harry tampoco lo haría.

Y lo comprendía, porque Merlín sabía que si Scorpius no pudiera convivir con Harry, Draco tampoco lo obligaría a hacerlo.

Miró las fotos nuevamente y jugueteó con la punta de sus dedos, indeciso.

Existía la posibilidad de esto fallara estrepitosamente y ella no solo fuera declarada inocente, sino que él fuera apuntado como un difamador, era cierto, pero… Salazar, si Millicent estaba en lo correcto, si Ginevra era culpable y Draco la dejaba ir sin siquiera intentarlo, si habían más ataques por su culpa y uno o más tenían éxito...no podría vivir consigo mismo. No podría volver a mirar a ninguno de sus amigos a los ojos. No podría mirar a sus hijos sin avergonzarse. No podría vivir junto a Harry, por la culpa.

Alzando la mirada, llegó a una conclusión. Él iba a pasar este problema a Ginevra, fuera culpable o no. Lo que pasara más adelante, dependería de ella y Draco reaccionaria acorde a lo apropiado. Había sido un sacrificio una vez pero no volvería a serlo, ya no era más un niño de diecisiete años manipulado por un mago oscuro que parecía inmortal. No. Esta vez iba a vivir, y se aseguraría de que nada los dañara.

Aunque eso significara mentir.

Aunque eso significara que Harry volviera a odiarlo.

Su corazón latió dolorosamente y respiró profundo ante la idea, intentando persuadirlo de lo último, pero Draco tercamente se negó, porque si realmente era acusado de esto, la gente trataría aún peor a sus hijos y a sus padres. A sus amigos. A sus compañeros. Draco no podía hacerlos pasar por ello, solo porque fue tan egoísta que temió renunciar a su pareja destinada. No cuando tenía a la posible culpable en la punta de sus dedos. Scorpius y Berenice no se merecían que la gente pensara que eran hijos de un asesino cuando habían nacido de una de las mujeres más amables, fuertes y maravillosas que había tenido la capacidad de conocer. Ya suficiente tenían con el bando que su padre escogió durante la guerra. Era una persona común, quería amar, quería ser amado; pero también era padre, amigo y líder. Su deber era proteger, guiar, cuidar. Potter no había estado ahí cuando la guerra terminó. Los slytherins sí.

Y los slytherins se cuidaban el uno al otro.

Con esa conclusión en mente, Draco respiró profundo y asintió para sí mismo.

-¿Draco?-preguntó Michael y él lo miró. Miró a Michael y pensó en Pansy, su hermosa y preciada Pansy, a quien unos aurores que la vigilaban intentaron violar cuando tenía tan solo diecisiete. Pensó en la cara de Blaise, magullada por los golpes, luego de que la salvara y en su mirada angustiada cuando le preguntó cómo podría ver a Pansy a los ojos de nuevo, cuando no pudo evitar que eso le pasara, a pesar de que era su mejor amiga y había prometido cuidarla. Pensó en Theodore, enfadado cuando se enteró , y cómo intentó demandarlos, solo para ser acusado de mentiroso. Y en su propia ira, cuando no solo vio a Pansy llorando y evitando cualquier toque de ellos, por más casual que este fuera, sino también a Blaise quebrado al ver que no había podido proteger a la chica que más amaba y a Theo apretando los puños sintiéndose impotente ante la situación.

Pensó, pensó en los pequeños temblores que Pansy aún tenía cuando veía esos trajes rojos tan cerca de ella. Pensó en cómo había tenido que pasar casi dos años, para que pudieran hacerlos pagar. Como los cazaron, uno a uno. Y se dijo, se prometió, que eso jamás le pasaría a Berenice o a Jennifer.

No importa que tan bajo Draco tenía que caer o a quien tenía que perder.

No dejaría que sus slytherins volvieran a la situación tras la guerra.

Nadie los iba a inculpar por algo que no habían hecho.

Merlín lo salvara porque amaba a Harry y adoraba a sus hijos; pero Scorpius y Berenice eran sus hijos, eran los hijos de Astoria… Le prometió que los cuidaría, que haría lo mejor para ellos, que estaría ahí en los momentos más importantes de su vida, que cuidaría de su infancia.

Que no pelearía batallas que no podría ganar...

Pero podía ganarla.

Draco sabía que podía.

Una vez más.

-¿Quieres que le diga que un grupo de personas que aparentemente eran anteriores mortífagos y mataban sangre sucias, resultó ser un grupo antímortifagos en el que participa su ex esposa, e intentan culparme?-exclamó finalmente, con la ceja alzada.-¿Qué justo ahora que ella está en el Ministerio yo descubro que intenta culparme precisamente a mí?

-Suena que es planeado a pesar de que es verdad- exclamó Adrian y miró a Millicent.

-Sí, suena a que estoy intentando hacerla pagar por más cosas solo porque en este momento estoy de ventaja. No hay pruebas en el Ministerio en su contra. Ni siquiera sospechas. Acabará mal.

-Pero hay pruebas aquí. Ustedes eran víctimas.

-No hay ninguna prueba de que Ginevra está involucrada o de que éramos precisamente nosotros las víctimas. Estas son fotos comunes y corrientes. Solo encontramos sentido en ellas porque Millie nos la explicó, y no le voy a decir que Millicent escuchó el nombre de su ex-esposa mientras se encontraba infiltrada.

Michael, el buen Michael, suspiró.

-Draco, estoy seguro Harry apreciaría más si le dijeras lo que está pasando que si haces algún movimiento en contra de ella. Puede que no se tome bien que actúes a sus espaldas. Él podría ayudar.

Draco respiró tenso y asintió.

-Lo sé, pero si le digo esto empezaran a investigar… tomará mucho tiempo. Tendría que darle esta información a Potter, y entonces tendría que hablarle de Millie. No es posible que yo haya obtenido estas fotos sin ayuda. Si se la doy a Potter, él se las dará a los aurores y entonces...

-No tendremos control de la información-respondió Millicent de inmediato.

-No, no lo haremos.

-Además los aurores terminarán alertando al grupo-añadió la mujer-y cambiaran sus estrategias, quizá queden en pausa un tiempo, ya saben como cuando nuestros padres se unieron a ya sabes quien.

-Si, y sutileza no es exactamente el primer nombre de los aurores.

-Es porque la mayoría de ellos fueron gryffindors-opinó su abogado-tienen los impulsos en la sangre.

-¿Entonces, qué haremos?

-Qué haremos…-repitió Draco y suspiró profundo, pensándolo una vez más- haremos lo que haríamos si Potter no estuviera tras esa puerta-respondió.-Vamos a contraatacar.

-Esto no va a gustarle a Harry-le insistió Michael.

-No tiene que gustarle-exclamó con más dureza de la que quiso.-¿Sabes qué pasará si uno de nosotros muere? ¿Si esto es realmente cierto y logran matar no a uno, sino a varios? Todos querrán venganza al mismo tiempo. Se moverán hilos. Los hilos moverán deudas y las deudas tendrán que ser pagadas. Si dañan a más de uno, todos querrán dar el primer golpe y se pelearán por darlo. No, vamos a parar esto de golpe. No somos los únicos buscando esta información. Si otros la descubren no podremos manejar los movimientos. No, vamos a inculpar a Ginevra. Ella no cargará toda la culpa, si participó va a hablar.

Adrián lo miró confundido.

-Si nosotros hemos podido-Millie tosió-Si Millie ha podido atarte a las escenas del crimen-se corrigió-, probablemente los aurores también y el hombre tras la puerta lo sabe.

-Si lo sabe no ha dicho nada.

-No lo ha dicho porque está enamorado de Draco y es su forma de ayudar-se quejó nuevamente Michael, con reproche, y Draco rodó los ojos, pero no pudo evitar enrojecer.

-Cierra la boca-gruñó-¿no se supone que eres mi amigo?

El rubio periodista bufó.

-Es por eso que intento evitarte un disgusto.

-¿Cómo piensas inculpar a Weasley, Draco?-interrumpió Adrián-ella no ha estado en la escena del crimen, y ya qué has estado en los lugares, las investigaciones están en tu contra.

-Hay fotos y testigos que demuestran que yo he estado en esos lugares y soy el factor común, es cierto, pero ahora que sabemos los lugares exactos y los testigos alrededor de esas escenas solo tenemos que tener testigos acerca de movimientos sospechosos de Ginevra antes y mientras sucedían los ataques. Si tienen razón y ella ha estado participando en ellos, entonces debe haber estado en lugares donde no dijo que iba a estar, o en lugares donde nunca debió estar. Acompañado de personas con las que aparentemente nunca se encontró. Quiero testigos de ella involucrada con Dennis Creevey y Mike Yang. Quiero testimonios vagos que puedan ser interpretados de manera que ellos completen los cabos. Quiero que todos busquen algo que pueda servir. Que se creen testigos falsos entre los reales y que estos no parezcan tener relación alguna entre ellos. Quiero que nadie note que estamos conspirando. Que se dejen mensajes en servilletas entre comidas, notas en pequeños movimientos diarios, lo que sea, pero que todos sepan esta información, Millicent-ordenó y ella asintió.

-Si todos saben esto no estarán muy contentos, es cierto; pero ¿no crees que pensarán en que te ayudan a salir del paso, que personalmente les debes? Son demasiadas personas para deber.

-No, no estarán contentos, pero eso es lo que queremos. Cuando sepan la información de Millie los Montague sabrán que querían atacar a Graham. Terrence se dará cuenta de que fue un objetivo. Cuando Daphne y Diane hablen con sus amigas lo demás se hará solo. Entonces no me estarán salvando del Ministerio, porque para empezar solo soy un sospechoso y soy inocente, sino que estaremos trabajando por el bien común. ¿Qué si un día es un ataque en Hogsmade y están ahí nuestros hijos? ¿Qué si un día mi esposa va de compras y resulta herida? Todos empezarán a especular el siguiente ataque. Cuando creíamos que el ataque era a sangre sucias y mestizos no nos preocupamos porque estábamos momentáneamente a salvo, aunque sabíamos que estaban poniéndonos en mala fama. Ahora estamos en peligro, no nos gusta estar en peligro.

-Ciertamente si quieres poner a todos en la misma posición tienes que hacerles notar que todos están amenazados-lo pensó Millie.

-¿Así que con solo una sospecha van a empezar a contraatacar? ¿No necesitan, no sé, más tiempo para confirmar sospechas o algo así?

Draco soltó una sonido no sarcástico, pero tampoco divertido.

-Somos sobrevivientes de la guerra, Michael. Incluso los inocentes entre nosotros no vieron piedad de la sociedad mágica. No vamos a dejar que nos tomen por sorpresa. Mientras todo se aclara vamos a darle al Ministerio un nuevo sospechoso. Solo que este sospechoso está en sus manos y tendrá que responder. Haremos que responda.

-No sabemos cuánto tiempo estará Ginevra Weasley en el Ministerio.

-Y por ello, haremos todo rápido.

Millicent asintió.

-¿Qué haremos con los defensores de Ginevra?-preguntó Michael.- Puede que esté en desventaja, pero es una heroína de guerra.

-La heroína de guerra que hechizó a Draco en público. Que se ha puesto en contra de otra mucho más influente. Antes podíamos saber que el Trío Dorado la estaría respaldando. Ahora, si Draco habla con ella, tendremos posibilidad de tener a Granger. La justa y siempre correcta Granger, quién ya no puede confiar en ella. Su hermano podría defenderla, pero solo es el secretario del Ministro, el Ministro que necesita que ella pierda la custodia de Lily. Tiene a su hermano auror que podría salvarla, pero ese hermano no está tan contento con ella y no se pondrá libremente en contra de Granger o Potter.

-Siempre que Potter esté de tu lado-punteó Millicent, y ella y Draco intercambiaron miradas asintiendo.

-¿Por qué no lo estaría?-preguntó el periodista- Si están prácticamente casados.

Draco rodó los ojos.

-No lo estamos.

-Si lo están-exclamó Pucey- debiste verlos en el Ministerio, pero esto tiene que ver más con sus hijos que con Draco. No importa, veo lo que dices. Potter no es exactamente puerto seguro, pero si le explicas a Granger que está pasando, y ella se pone de tu lado, todo giraría a tu favor. Ella es un punto de inflexión. Lovegood y Chang son buenas amistades, pero no son tan influyentes.

-Pienso hablar también con la directora de Hogwarts.

-¿Quieres usar nuestros recursos y los de ellas?

-Tal vez, pero quiero, más que nada, tener un buen respaldo.

-Siempre es bueno tener contactos en ambos lados.

-Así es. Weasley se ha creído intocable por años por tener al Jefe de Aurores de su lado y ser amiga de otros héroes de guerra. Ahora ese apoyo es tan flexible como la opinión de Rita y lo sabe. Tener un poco de ese apoyo vendrá muy bien.

-Aún no sabemos qué dijo Weasley en su confesión.

-Tal vez, pero sabemos que los heridos de los ataques fueron ciudadanos comunes. En el lugar equivocado, en el momento equivocado. Ese error tan simple le costará caro. Esos heridos tenían familia, amigos. Hasta ahora, para ellos, han sido víctimas de los mortífagos. Con los rumores en circulación eventualmente miraran hacia ella. Ellos no saben que nos atacan a nosotros y es una sangre pura, dañando hijos de muggles y mestizos. Aquí, la palabra brillante es sangre pura. Nos han dividido en buenos y malos-se burló.- Nos han puesto el estigma de despreciar a los sangre muggle, pero finalmente ella es una. Traidora a la sangre, le decimos-sonrió-Heroína, dicen ellos. Cuando pensaban que era yo quien lideraba los ataques decían que tenía un grupo de antiguos mortífagos apoyándome, ahora la mirarán a ella y se preguntarán quién la ayuda. No estarán de mi lado, pero tampoco en mi contra, aún así serán nuestro escudo.

-Una tercera fuerza.

-Así es, la historia nos ha enseñado que muchas batallas se ganan gracias a personas que ni siquiera estaban peleando. Los periodistas se la comerán viva solo para hacer noticias. Las personas que la detestaban aprovecharán el momento. Los familiares solo querrán entender y tener justicia. Solo tenemos que prender la chispa. Entre, los rumores sobre Ginevra, el hechizo que me mandó y los anteriores ataques, ellos dejarán de seguir a la gente y pondrán atención. Sabrán que puede ser capaz de ello, y empezarán a especular. A empezar a inventar sus propios rumores, porque a todos les gusta ver a los poderosos caer. Entre lo cierto y lo falso, en algún momento alguno logrará que la flecha que apuntó una vez a mi, apunte a Ginevra.

-De acuerdo, supongo que empezaré a repartir la información-exclamó Millie, Michael también se puso de pie.

-Yo tengo un artículo que terminar ¿Necesitas otro de mi servicios o puedo ir a comenzar a armar el artículo y buscar a Pansy?

Draco negó.

-Adelante, pueden irse a descansar. Necesito descansar también un poco. ¿Millie, puedes quedarte un momento?

Ella asintió, desprevenida. Los otros dos salieron del despacho de Draco usando la chimenea.

-¿Qué pasa, Draco? ¿Faltó algo?

Draco entrelazó sus manos y lo pensó un poco.

-¿Es sobre tu nueva relación con Potter, cierto? ¿Qué es, necesitas deshacerte de pruebas?

El rubio la miró y negó.

-Quiero dejarte a cargo, no, más bien regalarte, algunos negocios.

La chica abrió mucho los ojos.

-¿Me vas a dar...? ¿Estás cediendo poder? ¿A mí?

Draco suspiró.

-Creeme que me duele mucho darte algo que me da ventaja y en lo que trabajé bastante-suspiró- pero con Harry cerca… no quiero problemas. Eres el joker errante-se rió- no tendrás problemas en sostener mis negocios sin ser atrapada. Tus negocios. Nadie podrá conectarte a ellos.

-Y quieres que a la vez elimine las huellas que llevan a ti.

-Ciertamente, eso me aliviaría.

La slytherin hizo una mueca satisfecha.

-Si puedes regalarme tal poder Draco, puedo liberarte completamente de ello.

-Confío en ti.

-¿Entonces, qué tienes para mí? Que sea rápido, tengo que ir a esparcir rumores y buscar testigos. Si mis cálculos están bien, los aurores tendrán a Ginevra 72 horas en custodia.

-Lo sé, seré breve.

Para cuando salió del despacho, Harry estaba en el sofá sentado y Lili dormía en sus piernas. Draco se acercó a él y se sentó a su lado, necesitando tenerlo cerca, porque sabía que cuando se enojara, porque se iba a enojar, dolería.

-¿Todo está bien?-preguntó somnoliento Harry y él asintió.

-Sí, ¿dónde están los demás?

-Scorpius está en su habitación, James y Al están en Grimmauld y Berenice está con tus padres. Lucius no se sentía muy bien, así que se retiraron.

-Oh, bien.

-Si, creo que iré a casa-exclamó Harry, parándose y cargando a Lily-Probablemente Al y James no han cenado. Solo quería despedirme.

Draco sonrió y le acarició el rostro, antes de besarlo levemente.

-Descansa, Harry.

El auror sonrió y asintió, entrando a la chimenea.

-Hasta mañana, Draco.

-Hasta luego-susurró y entonces fue a enviarle una lechuza a Minerva McGonagall. Pensó, por un momento si debía decírselo a Harry, y luego negó con la cabeza. Draco aún debía tener secretos que guardar. Esos secretos siempre podrían sacarlo de un apuro.

.

Minerva McGonagall era Directora de Hogwarts desde el fin de la guerra, y se creía mucho más justa que Dumbledore, quién obviamente prefería la casa de Gryffindor; pero a pesar de ello no podía decir que las cuatro casa del colegio la respetaban de la misma manera. Siempre hubo una que parecía no estar dentro de su control, Slytherin. A medida que reemplazaba más y más los deberes de Albus, más notaba la incompetencia de éste, intencional o no, al comunicarse con esa casa y cómo la preferencia que había tenido hacia gryffindor había separado más y más esa casa de las otras. Albus había parecido muy sabio y comprensivo en su momento, pero parecía que esa sabiduría y comprensión nunca había sido siquiera pensada en darle a los alumnos de la casa de Slytherin, los cuales habían desarrollado una aversión tan grande como la de Albus a ellos, solo que siendo niños eran menos disimulados. Creyó que, al ser ella podría solucionar aquello, pero los slytherins solo la miraban con desagrado, y se preguntó cómo podría solucionarlo.

-Es porque fuiste la Jefa de Gryffindor-le comentó Madam Sprout una vez, cuando tomaban el té y ella suspiraba decepcionada. -No confiarán en ti de ninguna manera. Probablemente piensen que nunca te pondrás de su parte, ciertamente Albus nunca lo hizo. Su experiencia con Grindelwald lo cambió mucho. Probablemente si ese hombre hubiera estudiado aquí sería un Slytherin. Y ese chico, Malfoy, una vez escuché que le dijo al profesor Snape que le recordaba a él.

-Podría ser.

-Tú sabes, simplemente podrías volver a contratar al Profesor Snape.

-Le ofrecí el puesto-respondió ella insatisfecha- y se negó por completo. Dijo que los alumnos jamás volverían a confiar en él.

Sprout sonrió tristemente.

-Ellos solían adorarlo ¿recuerdas? Se pasaban nuestros regaños por las orejas, pero una mirada de Severus solía hacerlos poner cara de cachorros pateados. Lo amaban, deben sentirse perdidos sin él.

-Es por eso que debería volver. Merlín sabe que su nuevo Jefe de Casa es tan incompetente, pero es el único que aceptó el puesto. Ahora entiendo porque Albus contrató a Lockhart alguna vez.

La mujer se sentó frente a ella y agitó suavemente la cabeza.

-Creo que el profesor Snape sabe lo que hace, pero no estaría mal si le pidieras un consejo. Merlín sabe que muy pocas personas podrían ayudar a esos niños. Además, parece que les está yendo terrible.

-¿Qué quieres decir?-preguntó ella con el ceño fruncido.

-Bueno su humor no es el mejor, pero las otras casas no parecen ayudar mucho en eso.

-¿Están acosandolos?-se levantó indignada.

Sprout la miró incómoda.

-No tengo prueba de ellos, pero los slytherin más pequeños tienden a alejarse de los gryffindors. Ellos parecen muy.. no es desprecio, es.. cautela y nerviosismo.

McGonagall se propuso que eso no pasaría.

Por supuesto, no lo pudo evitar.

-Por supuesto que están acosandolos-fue la respuesta de Snape cuando lo contactó- ¿realmente crees que tus leones no van a aprovechar la oportunidad para lastimarlos? Por favor -se burló.

-Los gryffindors…

-No empieces con estupideces, por favor. La rivalidad entre ellos ha sido notorias por ambos. No vas a poder evitarlo, tus gryffindors son muy listos y atacan en grupos y mis slytherins están vulnerables.

Minerva sonrió.

-Tus slytherins.

Snape la miró fríamente y dejó de hablar.

-No lo entiendo, Severus, ¿por qué no volver? Ellos estarían felices.

-No, no es así. Ellos me odian, necesitan alguien a quién odiar. Yo solo sería otro intruso dentro del único lugar donde se sienten seguros.

-Severus.

El hombre respiró profundo antes de mirarla nuevamente.

-Yo entregué a sus padres, Minerva. Los entregué a ellos. Incluso si fue para el bien del mundo mágico, para su bien, ellos jamás lo verán así. Las heridas están demasiado frescas. Draco…

Oh.

El ahijado de Severus.

-¿Cómo te está yendo con él, Severus?-preguntó suavemente.

Él bufó.

-No vamos a hablar de mis relaciones familiares. Pero si ayuda a aclarar tu duda, me odia. Sabe que entregue a sus padres, piensa que todo lo que hice fue para proteger al inútil de Potter. Por Merlín, yo jamás…

Su voz se quebró.

-En fin, si tu jefe de Slytherin no fuera tan lamec…

-¡Profesor Snape!

-con los gryffindors, ellos confiarían más en él y le dirían cosas. Cosas que si fuera un buen Jefe solucionaría, o al menos te diría a ti.

-¿Es lo que hacías con Albus?

Snape rodó los ojos.

-Difícilmente a Dumbledore le interesaría ello. A él solo le importaba que Potter y Voldemort se mataran entre ellos, en el momento exacto. Decía que era para proteger el mundo-bufó- por favor. Sus intenciones jamás fueron buenas. Él era como el mayor manipulador de todos. Sabía dónde manipular a cada uno. Lo hizo contigo, conmigo, con Potter, con Draco. Le pedí, le rogué cientos de veces que lo ayudara, y él no lo hizo; Merlín sabe que podía, que tenía los medios. Estoy seguro que incluso dejó que Lily muriera para darle esa protección extra a Potter. Tarde años en notarlo, en entenderlo del todo, dejó que la culpa me hiciera leal a él, pero cuando entendí, cuando me explicó que había alimentado a Potter como un cerdo para el matadero, lo entendí. Él pudo evitar que los Potter mueran, que sus alumnos fueran marcados, que Voldemort se hiciera más y más fuerte, pero no lo hizo. ¿Era tan incompetente que todos los años con Potter aquí nuestros alumnos corrieron peligro? No, él era tan astuto que sabía que hacía y nos usó como piezas de ajedrez. Cuando lo noté ya era muy tarde para volver atrás, y sentí una ira tan enorme que si él no me hubiera pedido matarlo, lo hubiera hecho yo mismo. Morgana sabe que sentí culpa por matar a ese hombre, pero a la vez conoce la satisfacción que me recorrió cuando le lancé el Avada.

-¡Severus!

-Es cierto. Yo solo le fui leal por la culpa, pero no iba a dejar que pusiera la carga de matarlo en mi ahijado. Queriendo aparentar que es el bueno en todo momento dijo unas palabras de ayuda a Draco frente a Potter, sabiendo que él no podía dar marcha atrás, cuando le pedí por años que le extendiera la mano. Si hubiera sido tan bueno, hubiera destruido él los horrocruxes en lugar de enviar tres adolescentes a buscarlos. No lo hizo, y sabes por qué no lo hizo, porque no quería morir. Pero él y su ego lo hicieron creer que podría al menos destruir uno de ellos, porque Regulus Black lo hizo, y su mano fue maldecida.

McGonagall suspiró.

-Eso ya está en el pasado.

-¿Te parece que esos adolescentes, que esos niños en slytherin ya lo superaron?

-¿Entonces qué debo hacer? Ellos no dicen nada, si no hay testimonios no puedo repartir castigos.

-Darles tiempo. Ellos encontrarán un nuevo líder. Y ese líder tomará el control de la casa. Empezará a solucionar todo, cuando lo encuentres, dale todo el apoyo posible.

-Ese es el deber del Jefe de Casa.

-Tu incompetente Jefe de Casa a lo único que le dará apoyo es a su estúpida reunión con su estúpida gente importante.

Ella suspiró.

-Bien.

-Bien.

-Y cuando encuentres a ese alguien, conviértelo en Jefe de Casa.

-¿Cómo voy a encontrarlo?

-Lo encontrarás, Minerva. Será uno de los mayores, tal vez Nott o Pucey, Draco o Zabini. Puede que un sexto o séptimo año. Solo, por Merlín, escucha atentamente qué dicen tanto tus leones como los demás miembros del colegio. Escucha lo que dicen los slytherins. Escucha lo que te dice el Castillo. Cuando fui Director, cuando supe todo lo que Albus sabía y no dijo, que se calló por sus beneficios, ese día Minerva comprendí que para él todo era acerca de lo que él planeaba. Comprendí que él siempre supo que era Voldemort lo que andaba en ese bosque, cuando permitió que Hagrid llevara a cuatro niños a buscarlo. Que sabía del Troll ese año. Tienes acceso a los retratos Minerva, a la magia del Castillo, úsala y por Merlín, sé un poco más inteligente.

Ella enrojeció.

-¿Cómo te atreves...?-Empezó, pero luego se detuvo- tú no fuiste amable con los gryffindors ni siendo el director.

-Nunca trate de ser justo, esa es tu cualidad. Adiós McGonagall,-exclamó Snape rodando los ojos, metiéndose a la chimenea y dejándola con la palabra en la bocas-Spinner End.

La anciana bufó.

Lo cierto era que él tenía razón, ella lo encontró. El castillo efectivamente le dijo lo que necesitaba. Le dio información, más no nombres. Un día, le informó que magia avanzada se estaba aplicando. Jadeó sorprendida. Hogwarts se suponía impenetrable e incambiable respecto a su magia a menos que uno fuera el Director y diera autorización a ese cambio… ¿Quién...?

Slytherin.

Apresurada, llamó a Slughorn y se dirigió a Slytherin, cuando llegó los alumnos estaban en su sala común, haciendo sus deberes como inocentes palomitas.

El primero, pensó, el primero que hablara sería el líder.

El problema fue que ninguno habló.

Pero tal como predijo Severus, la casa empezó a tener menos problemas con los profesores y los alumnos. McGonagall tuvo que confesar que le estaba constando en demasía encontrar a tal líder. Y lo que ese líder estaba haciendo le preocupaba, pero a la vez, le interesaba.

Y entonces, un día, pasó.

Draco Malfoy, el tan llamativo Malfoy por años, quién ya no peleaba con Potter, quién ya no molestaba otras casas o hacía algo más que fuera estudiar, quién Minerva creí que por fin había madurado...

Hechizó a unos sextos años, frente a un profesor.

-No voy a decirle nada, castigueme y terminemos con esto-fue la brusca respuesta de Malfoy cuando lo tuvo frente a ella, y la anciana suspiró y le dió un largo sermón acerca del buen comportamiento además de su siguiente castigo. Malfoy lo había cumplido, pero por alguna razón a partir de eso, empezó a meterse en varios problemas con el Jefe de su casa, quién decía lo desobediente que era. Dado que incluso a McGonagall le parecían demasiados castigos, empezó a investigar y hacerse responsable de esos castigos, y luego notó que tras ser castigado solía haber alguien esperándolo para acompañarlo a su sala común, y también había niños, pequeños en su mayoría, mirándolo agradecidos.

Y cada vez, Malfoy se alzaba de hombros y sonreía levemente. Como si esos castigos no fueran más que pequeñas travesuras.

Y entonces lo supo.

Era él.

Él era el líder.

Pudo haber sido cualquiera, de hecho la directora pensó que sería alguien menos involucrado con la guerra pero, en retrospectiva, debió suponerlo. Malfoy siempre había sido un líder entre los slytherins, era completamente natural para él retomar ese puesto.

Por semanas, mandó a que los cuadros y profesores lo siguieran y cuando confirmó sus sospechas, cuando supo lo que hacía…

No pudo evitar sentirse orgullosa.

-Señor Malfoy-exclamó un día, llamándolo a su despacho, y él la miró como si imaginara la siguiente queja sobre él del Jefe de su Casa.

-No vamos a ser viles meseros en la fiesta de Slughorn-se quejó antes de que ella siquiera le expresara todo el discurso de apoyo que tenía preparado- slytherins, sirviendo alimentos a los gryffindors, ravenclaws y hufflepuffs como viles criados- exclamó con desagrado.-Para que seamos su burla por semanas. Puede decir lo que quiera, puede castigarme por no hacerlo, pero no lo haré. Y no voy a permitir que siga haciendole eso a mis compañeros, amenazandolos con bajar sus calificaciones, así que sí, saqué mi varita y le hechicé el trasero, y luego hubo más, de quienes,no sé; pero aunque lo supiera no lo diría.

La directora parpadeó sorprendida.

-¿El profesor está haciendo qué?- exclamó indignada y se puso de pie dirigiéndose a la enfermería donde le gritó por casi una hora a su jefe de Casa, acerca de lo que podía o no hacer y para qué estaba los elfos. Por supuesto, el Señor Malfoy sonreía triunfante, a sus espaldas.

Cuando regresaron a su despacho, ella muy avergonzada de haberse comportado así y Draco menos cauteloso hacia ella, le pidió que le informara si el comportamiento del otro continuaba y lo había despachado.

Para su sorpresa, Malfoy lo hizo.

Estaba segura de que no le decía todo, pero lo que le dijo y cuanto pudo, ayudó bastante.

El día que se graduó, ella lo llamó a su oficina y le ofreció el papel de profesor en Hogwarts. Tal como lo hubiera hecho con Harry sino hubiera decidido ser auror, o Hermione, si no hubiera decidido ser sanador. Por supuesto, su intención era, como dijo Severus, volverlo Jefe de Casa más adelante. Pero, para su sorpresa, él se negó. Ella supuso que darle un puesto, cuando casi nadie lo contrataría, haría que estuviera agradecido y aceptara; pero el señor Malfoy parecía tener otras cosas en mente porque lo rechazó. Intuyó que se debía a que Slughorn era el profesor de pociones y no quería entrenarse con él, así que esperó tener otras vacantes libres, pero él no aceptó ningún otro puesto. A duras penas Minerva lo convenció de mantener un puesto en el Consejo Escolar, ocupando el antiguo lugar de su padre, cosa que no pareció agradarle al mismo Malfoy pero aceptó mientras pudiera cambiar su apariencia frente a ellos. Ella no preguntó, solo asintió, diciendose a sí misma que el otro era un slytherin y nunca lo comprendería del todo. Fue una decisión acertada, porque a pesar de que no le agradaran las otras casas, Malfoy fue equitativo con todas. Cuando el consejo había aconsejado sacar a los alumnos de sorteados en Slytherin, repartirlos entre las otras casas, y luego eliminar la casa, tanto ella como Malfoy habían obligado a los otros a retroceder.

En general, Draco Malfoy había sido un gran miembro del Consejo, decidió y sabía que otros estaban de acuerdo, a pesar de no saber exactamente quién era. Tenía sus momentos donde Minerva sentía que debía jalarle las orejas pero, a diferencia de su padre, estaba dispuesto a ceder en algunas cosas, o al menos explicar las razones de sus decisiones.

Los años habían hecho que ambos tuvieran una relación afable, aunque no realmente tan cercana. Las únicas veces que el Líder de los Malfoy contestó o mandó cartas era cuando se relacionaba con la Casa de Slytherin, su hijo, o el Consejo, y entonces asistía con esa cara de aburrimiento del mismo Severus y lo solucionaba tan rápido como Lucius Malfoy.

Por ello, era extraño que viniera en vacaciones, sin ningún motivo escrito en su carta, a hablar con ella.

-Señor Malfoy-lo recibió educadamente- ¿Gusta algunas galletas?

Recordando los castigos que solía tener con ella el último año, el otro sonrió nostálgico y asintió.

-Escuché de su accidente, me alegra mucho que esté bien. Dígame, ¿Ha venido a aceptar mi propuesta de ser Jefe de Casa?

Draco parpadeó y luego negó.

-No sabía que lo ofreció alguna vez, disculpe. En todo caso, estoy seguro que el puesto era de Profesor y Slughorn sigue siendo Jefe de Casa.

La anciana suspiró.

-Supuse que luego de todo este tiempo usted lo sabría. Sé que lo sabe. Señor Malfoy, no entiendo porque se rehúsa. Es incluso miembro del Consejo y ya tiene un gran control sobre los slytherins. No crea que no lo noto, incluso estas nuevas generaciones lo miran con respeto y/o adoración. Al menos la mayoría, de cierta forma me recuerda a Severus.

Draco ignoró el comentario y tomó un poco de té.

-Solo soy amigo de sus padres.

-Incluso responde lo mismo-respondió nostálgica- dígame ¿a qué debo su visita?

El rubio se tomó unos momentos para pensar, como si no pudiera armarse de valor para decírselo.

-Necesito ayuda con algo.

La mujer parpadeó sorprendida, de la misma manera en que lo hizo cuando mucho tiempo atrás le dijo lo mismo.

-La última vez que dijo eso me pidió que nadie dentro o fuera del Consejo pudiera saber que usted era miembro de éste. Cosa que supongo era por su reputación y juventud.

-Si, así es.

-Lo escucho.

-Como usted sabrá he sido inculpado sin éxito de los últimos ataques a hijos de muggles.

-Lo escuché, pero no creo que usted sea culpable.

-No lo soy, pero me gustaría-se interrumpió y pasó la mano por su cabello-Merlín, me gustaría que se supiera que soy parte del Consejo y lo que he hecho por Hogwarts desde que terminó la guerra.

-¿Puedo preguntar por que de su repentino cambio de opinión?

-Me ha llegado a los oídos los ataques muggles son en realidad ataques a sangre puras, en especial familiares de los mortífagos de Voldemort. Que todo ha sido preparado para culparme.

La mayor lo miró sorprendida.

-¿Anti sangre puras?

-Sí.

-Sé que es posible que todo salga mal, y sea culpado, más considerando quién está tras de todo esto.

-Lo sabe.

-Sí.

-¿Porque no ha acudido a los aurores?

-No tengo ninguna prueba.

-Pero ellos…

-No irán contra Ginevra Weasley-confesó bajito y la mujer jadeó y se recargó en su silla.

-¿Ginny Weasley?-suspiró la mujer recordando que en su tiempo ella era parte del grupo 'molestamos a los Slytherins'- ¿Harry lo sabe? Oh, disculpe, escuché que ustedes eran muy cercanos.

El rubio no lo negó.

-No sé si lo sabe, son solo sospechas. No se lo he dicho aún.

-¿Por qué?

-No quiero que pensar en que si tiene que escoger, él la apoye a ella.

Ella lo miró con pena.

-¿Quiere que lo ayude a investigar qué tan cierto es? ¿Por que no ha acudido a los aurores?

Malfoy la miró como diciéndole qué no le ayudarían. Lo cual, ella sabía, era probablemente cierto.

-Me gustaría un poco de ayuda en la investigación, sí, o al menos algunos testimonios a mi favor si llegara a necesitarlo. Algo de protección extra a mis hijos si me terminan inculpando. Después de que ella casi me matara... tengo que admitirlo, me aterroriza dejar a mis hijos y a los alumnos de Slytherin sin protección. Astoria está muerta así que yo,-su voz se quebró porque aún le dolía demasiado este hecho, respiró profundo y continuó. Sabía que la mujer entendía, porque ella lo había liberado de sus deberes por mucho tiempo, mientras estuvo de luto y durante los últimos meses de embarazo de su esposa. -si no estoy con ellos estarán solos. Me gustaría asegurarme que incluso con todo lo malo que pueda pasar, mis hijos estudiarán a salvo. No puedo dejarle todo a mis padres, que, como sabrán, pueden estar en situaciones más complicadas que la mía. Y tampoco me gustaría que mis hijos se quedaran con los padres de Astoria y no pudieran convivir con mi padre, que no puede salir de la mansión.

La mujer tomó su mano.

-Me alegra que su padre esté de vuelta con ustedes. Le aseguro que tiene todo mi apoyo, Señor Malfoy. Me encargaré de que, si depende de mí, no sea culpado. La siguiente reunión del Consejo será antes del inicio de clases. Ese día podremos darle la noticia a los demás.

-Gracias.

-No es nada, señor Malfoy. Siempre le dije que si los padres supieran todos los buenos actos que ha hecho para la sociedad, a través de Hogwarts serían más comprensivos con usted.

-O me sacarían de mi puesto.

Ella jadeó indignada.

-Yo jamás lo permitiría.

El rubio sonrió suavemente y asintió.

-Sobre lo de Hogwarts-inició nuevamente- creo que me gustaría tomar ese puesto de profesor, Jefe de Slytherin, que me ha ofrecido.

McGonagall no pudo evitar su ilusión.

-Sé que es injusto pedirle que despida a alguien para ocupar un lugar, pero antes dijo que no tendría problemas con despedir a Slughorn, y ahora ya tengo mi Maestría en Pociones así que…

-Oh. Por supuesto que me encantaría darle ese puesto señor Malfoy. Creo que es un buen momento para darle esa jubilación al Profesor Slughorn. Justo ahora, he adquirido también un nuevo profesor de DCAO. Apuesto que se llevarán muy bien.

-¿Puedo preguntar quién es? No recuerdo que se haya informado al Consejo-exclamó haciendo recuento mental de las últimas cartas.

-No se ha hecho, la contratación oficial será después de la primera semana de clases.

El rubio la miró extrañado.

-¿Por qué?

-Bueno, parece ser que esa es su condición para que acepte el puesto. Y ahora lo tendré también a usted. Empezaré el papeleo de inmediato. Merlín, los slytherins serán tan felices. Y mientras estés aquí esos tontos rumores no crecerán, no los dejaré.

Draco sonrió de lado.

-Lo sé, profesora. Y se lo agradezco mucho.

-Me alegra que vinieras a contarme esto, Draco. De verdad-exclamó sujetando suavemente su cabeza ante el descontento del otro, y riendo antes de soltarlo.- Aún así, creo que deberías decírselo al señor Potter.

-Para ser sincero, nuestra relación es nueva. No estoy seguro de platicarle cosas que he ocultado a mucha gente por años. ¿Yo aprobando el apadrinamiento de alumnos hijos de muggles después de la guerra? ¿Siendo el Jefe de Casa de su hijo menor? No lo sé. Quizá le explote la cabeza.

Minerva rió.

-Todo estará bien, Señor Malfoy. Confíe en su suerte.

-No ha sido mi mejor amiga.

-Oh, por el contrario. Creo que tiene más aliados de los que cree. Que cada cosa que hizo lo guió desde el principio aquí, a Hogwarts.

-Eso espero.

-Ahora, ¿por qué no le explico un poco sobre los detalles de su nuevo cargo?

-Directora McGonagall-interrumpió una elfina luego de mucho tiempo- el Señor Snape está aquí para verla.

Draco se puso de pie más rápido de lo que quiso. Recogió todos los papeles que la otra le había dado y empezó a retirarse.

-Debo irme, Directora. Le agradezco la ayuda. Leeré todo y si tengo alguna duda no dudaré en venir a aclararla.

-No tiene que irse, estoy segura que el Profesor Snape estaría feliz de verlo.

Draco negó rápidamente.

-Señor Malfoy-exclamó duramente-ese hombre salvó su vida más de una vez. Le vendría bien tener la amabilidad suficiente de agradecerle a la cara. He dejado pasar esto por años, pero ya que va a dejar que todo el Consejo sepa de usted, lo cual creo un muy buen primer paso, y que va a aceptar ser Profesor aquí, creo que también debería hacer las paces con Severus. Usted y yo sabemos que ese hombre lo ama, y que usted quiere, debe, hablarle.

Antes de que Draco respondiera, la puerta se abrió revelando al profesor Snape y Draco se congeló al verlo nuevamente. Quiso hablar, saludar, pero ante el recuerdo de sus últimas palabras al hombre y como le había salvado la vida, se sonrojó y decidió inclinar la cabeza en saludo y salir huyendo.

-Me retiro, buenas tardes. La veré pronto, Directora. Sev...Profesor Snape.

Y huyó.

-¿Algo que deba saber? -preguntó Snape alzando la ceja y la directora se sentó nuevamente y sonrió.

-Por supuesto que sí, estoy encantada de que haya conocido a su nuevo compañero de trabajo. El Profesor Malfoy.

Snape parpadeó sorprendido.

-¿Lograste que aceptara luego de tanto tiempo? ¿Y conmigo aquí?

-Bueno, él no lo sabe.

El pocionista la miró con una mueca y sin pensarlo miró hacia la puerta.

-Oh Severus, no te preocupes por él. Te saludó y se puso tan nervioso que olvidó que debía salir por la chimenea. Creo que todo estará bien pronto.

El hombre no respondió pero la anciana pudo ver la ligera sonrisa que el otro tenía.

.

Harry ignoró la lechuza que llegó a su ventana, sabiendo que probablemente estaba relacionado con lo sucedido en el Ministerio cuando Draco fue arrestado, y alzó la ceja cuando Albus le informó por vía chimenea que Scorpius y Narcissa no podrían recibirlos en Malfoy Manor porque los Greengrass irían a visitar a sus nietos (y a preguntar sobre la relación entre Draco y Harry estaba implícito), por lo cual se quedarían en casa.

-De todas maneras el señor Malfoy no está en su Mansión-terminó Albus- al parecer ha salido a hacer negocios. No sé cómo ha podido salir en medio de toda esta locura-exclamó- los reporteros están acosando en el Ministerio para hablar contigo, tenemos decenas de cartas de lechuzas,-rió burlándose de su hermano, quien trataba de acomodar las cartas,-seguro lo acosaran a él también.

-Creo que sabrá arreglárselas, Al-exclamó- Si van a quedarse en casa, no olviden comer algo.

-Si, papá-exclamó el slytherin- por cierto, estamos leyendo el periódico que dejaste en la mesa. ¿Por qué no nos dijiste?

¿Estamos?, pensó Harry y antes de que lo notara sus otros dos hijos invadieron también la chimenea.

-¿Qué cosa?

-Que eras tú. ¡Si eras tú!

-¿Yo?

-¿Qué pasa?-preguntó Lily y Al rió antes de mirarla.

-Lily, Papá y el Señor Draco pueden darnos un hermanito.

Ella abrió mucho los ojos.

-¿Nos van a dar un hermanito?

Harry gimió y miró mal a Al, quién sonrió culpable y asintió a su hermana.

-¿Un hermanito?-repitió James y le arrebató el periódico.-Ha hecho, hizo una poción-exclamó.-¡Él ha hecho una poción para tener hijos contigo!

-James…

-Y tú… ¿desde cuándo la ha hecho?

-No lo sé.

-Pero a tí te hace feliz-afirmó.

-Si.

-¡Él no me agrada! Es un slytherin, seguro está planeando algo, ¿por qué habría...?

-¡Hey, qué significa eso. Yo soy un slytherin!

-Sí, bueno, tú eres diferente.

-¿Qué significa eso?

-¿Puedo escoger su nombre?-casi gritó Lily y Harry sonrió ante su entusiasmo.

-No hay bebé aún, Lily. Y estoy seguro de que eso querrás hablarlo con Draco.

-¡Oh, si! ¡Tengo que preguntarle!-exclamó corriendo a quién sabe dónde.

¡No!, pensó notando como ella desaparecía y los otros dos empezaban un pequeño debate en su chimenea. Antes de que alguien entrara decidió despedirlos y cortar la llamada.

Oh, bueno, ellos no habían acordado verse ese día, pero Harry esperaba que lo hicieran. Quería saber su opinión sobre la noticia del Profeta, acerca de los sucedido en el Ministerio, pero sobretodo asegurarse que el otro estaba recuperándose completamente; pero si ya estaba en negocios… Una espina en su mente se preguntó qué negocio exactamente era.

Como estaba involucrado en el Caso de los Ataques, sacó un sobre donde se ubicaba una copia del expediente del rubio. Un Draco Malfoy de aproximadamente 23 años lo miró y alzó la ceja al verlo. Como preguntándole ¿Y ahora qué se supone que hice?

Negocios.

Negocios…

Se obligó a pensar para no distraerse mirando la imagen, la cual, cuando Harry lo veía suavemente parecía siempre contrariado.

Draco Malfoy, hijo de Lucius y Narcissa Malfoy… blah blah blah… educado en Hogwarts blah blah blah. Status: Sangre pura, mortífago rehabilitado. Propiedades: Malfoy Manor en Inglaterra, Malfoy Chateu en Francia, Malfoy Village en Italia… blah blah blah... Maestro en Pociones, titulado en Francia como pupilo de Antoine Bélanger, experto en el área de Pociones Curativas. Tres años de estudio con él y dos con Irina Nóvikov experta en pociones transfigurativas.

Ahí.

Negocios. Una distribuidora de pociones. Inversiones. Investigación mágica.

Mmm…

Draco jamás había declarado tener sangre de criatura, o ser animago. Pero había algo, Harry sabía que faltaba algo en ese expediente. Suspiró, ya preguntaría más adelante. Quizá solo estaba siendo paranoico. Draco ni siquiera había hecho nada para que Harry lo investigara.

Alguien tocó la puerta y al responder que pasara, Angelina entró con total seriedad.

-¿Qué pasa, Angelina?

-Tengo el reporte del caso Ministerio contra Ginevra Weasley, creo que debes leerlo. En este momento tenemos a Molly Weasley y a Theodore Nott por obstrucción de la justicia en este caso.

-¿Molly y Theo?

Ella no comentó nada sobre la familiaridad con la que nombró a ambos, solo asintió y él se dispuso a leer.

.

Tres toques en la puerta de Cho Chang llamaron su atención, y sonrió cuando vio a un vivo rubio, sonriendo de lado; no pudo evitarlo y corrió hacia él, riendo para abrazarlo.

-Por Ravenclaw, Draco. Estás bien. Y vivo-exclamó separándose para mirarlo bien.

Él asintió.

-¿Qué te trae por aquí? ¿Estás en trámites de nuevo?

Él negó.

Ella sonrió burlona.

-Oh, vienes a ver a Harry. Escuché de ustedes dos, y leí el diario, ¿quién diría que terminarían juntos?

Draco negó y rodó los ojos recordando las palabras de Rita.

Y mientras el veriseratum funcionaba, el Señor Malfoy no pudo evitar armarse de valor y declarar, frente a todos los aurores el amor por el Jefe de Aurores. Cómo siempre lo había amado e incluso creado una poción para poder formar juntos una familia. El Jefe de Aurores, conmovido, lo estrechó entre sus brazos y juntos se metieron al despacho de este, donde ignoramos lo que hablaron, pero sabemos el Señor Malfoy salió sonrojado. No sabemos cuando inició todo, pero lo que sí sabemos es que llevan un anillo a juego.

¿Será por esta razón que el Jefe de Aurores se divorció de Ginevra Weasley?

¿Ellos cometieron adulterio y por eso ella estaba tan enfadada a punto de hechizarlo?

¿Esta fue la razón por la que el Señor Potter lo dejó desde el principio a cargo de sus hijos menores?

-He venido a verte, ¿no puedo visitar a una amiga?-preguntó enrojeciendo y evadiendo el tema.

Ella asintió y lo miró con ojos astutos.

-Puedes, claro, pero no sueles venir al ministerio.

-Bien, necesitaba hablar contigo, así que me desvíe un poco. Siempre me alegra verte, Chang, pero justo hoy necesito que me devuelvas esa deuda de vida.

-¿Qué necesitas?-preguntó ella sintiendo la magia empezar a recorrerla.

.

Para cuando salió del Ministerio era ya tarde, así que Draco decidió que iba a volver a casa, en chimenea, claro, y al menos saludar a su suegros; quienes probablemente intentarían obtener información de primera mano y no lo de los odiosos reporteros que llevaban todo el día queriendo molestarlo. Estaba apenas entrando a su mansión cuando un elfo se apareció frente a él y declaró que Bill y Percy Weasley estaban en su entrada.

-Weasley y... Weasley-saludó, recibiendolos.-¿Buscan a Harry?-preguntó Draco, y el mayor negó con la cabeza.-¿Puedo ayudarte en algo Weasley?

-Bueno, estaba arreglando algunos asuntos cuando recordé lo que te había prometido-exclamó con una leve sonrisa, extendiendo la mano hacia él. Draco lo miró confundido. -Te prometí que cuando fuera Líder Familiar haría una alianza de paz contigo. Y mientras no te metieras con nosotros, nosotros no los dañaríamos de ninguna forma tampoco.

Draco parpadeó sorprendido.

-Pero tú ¿Tú padre ha dejado su puesto? ¿Está bien?- preguntó un poco asustado. Merlín, lo que menos quería era darle al hombre un infarto cuando lo invocó en su casa.

-Está bien, pero ha decidido traspasar el título.

-Oh, eso fue, rápido.

-Lo fue. Entonces…- continuó moviendo su mano ligeramente más hacia él y Draco no estaba del todo concentrado. Alzó la mano del otro y la tomó.

-Yo William Weasley, tomando como testigo a Percival Weasley, mi hermano menor, declaro una nueva alianza de paz entre la Casa Weasley y la Noble y Ancestral Casa de los Malfoy.

Draco dudó un momento, cuando la magia lo recorrió. Miró a Weasley y no pudo evitar preguntar.

-¿Qué hay con lo de tu hermana?-preguntó- ¿estás seguro que quieres hacer esto? Ella está siendo juzgada por el Ministerio. Aún nos enfrentaremos en el juicio.

Bill asintió.

-Si, has cobrado sin pedir nada. La paz de nuestras casas no se verá afectada por hechos pasados, o las decisiones del Ministerio.

Draco miró la unión de sus manos. Un tratado de paz. La alianza de Weasley significaba que las familias no podrían lastimarse directamente por razones no válidas como un simple odio. No, para lastimarse tendrían que tener una razón válida ante la magia. Significaba que respetarían a los miembros de la otra familia. No era vinculante al punto de no poder romperse, pero significaba para todos los miembros de una casa que ya no debían estar en contra de la otra.

Y lo que Draco estaba a punto de hacer, lo que intentaba hacer culpando a Weasley, no estaba seguro si entraba en lo permitido sin romper la alianza, porque de ser así definitivamente el Weasley sabría que Draco hizo algo.

Pero Draco, Draco había necesitado tanto el perdón de este hombre, y él le estaba sonriendo y extendiendo la mano como la última vez no hizo.

-De acuerdo. Yo, Draco Malfoy, Líder de la Noble y Ancestral Casa de los Malfoy, declaro una nueva alianza de paz entre la Casa Weasley y nuestra casa.

La magia los recorrió y ambos observaron cómo una delgada pulsera de magia se enlazó entre ellos y se enlazó a su vez con Percival, extendiéndose a la lejanía y enlazando a cada miembro de ambas casas.

-Bien-sonrió el mayor y separó las manos cuando las pulseras de ambos desaparecieron- Gracias, Malfoy. Te veré por ahí.

-Gracias a ti, William.

Draco los observó irse, siguiendo a un elfo, y se quedó en el mismo lugar parado. No supo cuánto tiempo estuvo ahí, pero cuando reaccionó sus padres y Scorpius, estaban parados en la puerta del recibidor, mirándolo.

-¿Draco, qué ha pasado? ¿Qué fue eso?-preguntó su padre

-He declarado una alianza de paz con los Weasley. -Ellos hicieron distintas muecas sorprendidas-Dulce Merlín, necesito hablar con Millie y los chicos.

-Pero…

-Ahora no, Madre. No era el mejor momento para una Alianza de la paz. Necesito hablar con los chicos, Salazar, ojalá Theo estuviera aquí-alcanzó a decir antes de conectarse a la chimenea.

Esa noche sus padres, sus amigos y él hablaron por un gran tiempo, ajustando planes. Cuando todos llegaron a un acuerdo, decidieron volver a casa. Draco estaba exhausto, y estaba a punto de caer dormido, de un momento a otro, cuando escuchó a Berenice llorar.

Lloriqueó cansado, antes de ir junto a ella.

Bien, pensó, atendiste a mucha gente hoy, puedes cuidar a tu hija.

Aquí vamos nuevamente a ser padre.

.

Teddy fue uno de los primeros en leer el diario al día siguiente de la confesión de Draco Malfoy a Harry Potter. Estaba preparándose para iniciar su día de rondas por el Callejón Diagon cuando la suscripción de su abuela al Profeta dejó caer el periódico. Decidiendo que aún tenía tiempo para desayunar, preparó café y lo dejó en la mesa, sirviéndose una buena taza. A veces simplemente se tomaba unos días para visitar a su abuela, quien desde que se mudó, parecía sólo tener las visitas de Harry y él. Por supuesto, nunca se llevó mal con Molly, pero ellas no eran realmente amigas.

Suspirando, sabiendo que sería en vano pedirle que saliera más, tomó el periódico, preguntándose si todo lo que había pasado con los Weasley, Hermione y Draco Malfoy saldría en los periódicos, y cómo lo haría.

Él realmente no se esperaba que sería de esta manera.

Héroe del Mundo Mágico comprometido con Draco Malfoy.

Maestro de pociones crea una poción para que tengan hijos juntos.

Por supuesto, se atragantó. Pero no fue el único. Él no lo supo, pero Ron también lo hizo. Hermione jadeó sorprendida y una que otra persona soltó su taza de café o dejó caer el periódico.

-Santo Merlín-exclamó, y totalmente curioso, leyó todo el artículo.

Con el comentario de Luna sobre los anillos, todo el mundo mágico se puso a la investigación de tal verdad. Lamentablemente tras su aparición juntos, ni uno había sido visto el resto del día o el día siguiente a ese, por lo que probablemente el Ministerio estaría al acecho de los reporteros, sin contar Malfoy Manor, Hogwarts, o donde sea que pudiera estar alguien que confirme o desmienta la historia.

Leyendo el artículo de ese día, inseguro de qué encontraría esta vez (esta vez era muy parecido al artículo de ayer, solo que esta vez incluía rumores y opiniones de la gente; y cosas que, según Skeeter, había averiguado - Teddy realmente no creía que ellos hubieran sido amantes mientras la esposa de Malfoy estaba viva, pero las fotos que la otra había escogido eran muy… bueno, hacían preguntarse a Teddy como nadie había notado lo enamorados que ya estaban hace años). Al terminar soltó el periódico y miró a su abuela, quien frunció el ceño y pidió silenciosamente el periódico. Cuando leyó su mirada se volvió inexpresiva.

-El primo Draco es… parece buena gente-murmuró, pero ella no cambió su expresión.-Tú ya sabías que a Harry le parecía muy bien dejar a sus hijos con él.

-Pero nunca sospeché que le gustara el hijo de Narcissa-comentó duramente.

-Eso no es malo.

-No estoy segura de que sea bueno.

-Creo que es bueno,-respondió Teddy, tomando un poco más de café- mi padrino se ve más feliz y relajado que en mucho tiempo. Claro que no esperaba esto, pero… ¿está bien, no es así? Tú te casaste con un hijos de muggles y mamá con un hombre lobo. Creo que el primo Draco está bien, incluso si es viudo, tiene hijos o todas esas costumbres sangre puras. Es decir, parece tratar muy bien a Al y a Lily, y cuando lo vi no hizo ninguna muestra de desagrado ni nada-mencionó alzándose de hombros.

-Él no solo es viudo, se sabe que perteneció al grupo de Ya-sabes-quién.

-Sí-exclamó Teddy-lo sé. Me quedó muy claro cuando era niño-respondió recordando las palabras de su abuela cuando Teddy descubrió que tenía un primo y quiso conocerlo. Y, a la vez, rememorando las palabras de Harry acerca de cómo éste no era tan malo como la abuela creía. Teddy, debía admitir, lo había odiado un tiempo debido a que había estado del lado que mató a sus padres, pero Harry había intentado hacerle ver que Draco había estado intentando salvar a sus propios padres y no había sido quién mató a Remus y Tonks.

Él había hecho un berrinche, y Harry lo dejó porque sabía claramente, al igual que él en su infancia, que necesitaba a alguien a quién odiar. A alguien vivo. Y mientras no se contactaran el odio de Teddy no haría realmente daño.

Solo recuerda que no fue él quien levantó la varita contra ellos, por favor. Había susurrado una noche mientras lo metía en su cama. Y Teddy había tardado mucho tiempo en entender ese hecho pero cuando lo había hecho, se había sentido completamente avergonzado.

Y entonces, semanas atrás, lo había visto, y lo vio casi morir.

Lo que sintió fue realmente confuso.

-Tú sabes, abuela,-siguió él- el primo Draco, no es un mal hombre. Si lo fuera, Harry no lo hubiera elegido.

Su abuela apretó los labios y no respondió, y Teddy supo que era momento de irse. Se apareció en el Ministerio, en las afueras porque no era posible aparecerse dentro, y fue atrapado por la decenas de reporteros en la entrada.

-¡Es Edward Lupin!

Aterrorizado, se apresuró a entrar y cuando lo hizo, se encontró con muchos otros compañeros, quienes al parecer habían también sobrevivido a la gente en la entrada.

-¡Teddy!

El grito de Percy mencionando su nombre lo hizo voltear, al tiempo que este tomaba su mano y lo arrastraba por los pasillos.

-¿Qué pasa? ¿Por qué hay tantos reporteros?-preguntó, pero el pelirrojo no respondió siguió arrastrándolo. Enfadado por la brusquedad en su agarre, Teddy se detuvo y lo miró malhumorado, pues era consciente de todos los malos ratos que los Weasley habían hecho pasar a su padrino. -No voy a ir contigo, a menos que me digas qué sucede-exclamó de mala gana.- ¿Y por qué hay tanta gente afuera? ¿Es por lo que dijeron de Harry y Malfoy?-preguntó y Percy se detuvo y lo miró horrorizado.

-No, es… Merlín. No sabemos cómo, pero de alguna manera… -suspiró-Michael Edwards ha escrito un nuevo artículo sobre el ataque a Malfoy y ha exclamado que el Ministerio no quiere culparla. Y no lo ha escrito explícitamente, pero uno puede decir que insinúa que el Ministerio, si ha encontrado al culpable de los ataques anteriores, no quiere castigarlo por preferencias. De alguna manera, no sé cómo, Ginny ahora es culpable de esos ataques y la gente quiere que se determine. Habían amenazado con un ataque más, y ellos creen que si mantenemos a Ginny encerrada ya no sucederá-exclamó cansado.- Todos creen que si Harry lo sabía no dijo nada porque Ginny era su esposa. Otros creen que se aprovecharon de él. Además de eso el folleto de Luna ha atraído a reporteros intentando hablar de Harry con Malfoy, y ha hecho un desastre con el Ministerio.

Teddy parpadeó.

-Pero creí que no había sospechosos, que no había pruebas de que alguien estuviera involucrado.

-Las tienen, parece que el artículo ha motivado a varias personas a hablar, y ahora toda esa gente afuera quiere saber qué pasó, ayudar, o reclamar justicia por los heridos. Ginny está ahora recluida y no tiene idea de lo que pasa, mamá también está aquí, pero necesito que la acompañes a casa.

-¿Molly también está aquí?

-Si, intentó evitar que detuvieran a Ginny. Es una larga historia, pero estará libre en unas horas. Te hablaré cuando sea hora de que salga.

-De acuerdo-respondió Teddy.-Dijiste que Michael Edwards había escrito ¿cierto? ¿Acaso él no es el amigo de Malfoy?

-Lo es. Está justo aquí hablando con los aurores. Por favor, lleva a mamá a casa sin que los reporteros te vean, puedes usar una chimenea del Ministerio.

Teddy asintió.

-¿Harry ha llegado?

-No, debe estar rodeado de periodistas también.

.

-Me refiero a que…- Harry dejó de hablar con James cuando el New York Magic Times apareció frente a él y el título atrajo de inmediato su atención, por lo que frunciendo el ceño, tomó el diario.

¿Será Ginevra Weasley liberada por el Ministerio?

Empezando a leer, Harry se congeló cuando sus ojos llegaron a esa parte que insinuaba que el Ministerio estaba encubriendo los ataques. Parpadeó unos segundos, realmente sorprendido y luego comprendió que si el Ministerio estaba cubriendo aquello, probablemente todos pensarían que era por Harry.

-Tengo que ir al Ministerio-exclamó y llamó a la elfo niñera, dejando a James como el responsable. Más tarde, cuando llegó al Ministerio y se puso al día, una parte de él se enfureció al pensar que probablemente esto era lo que Draco había estado haciendo el día anterior en que estuvo ocupado en sus negocios, o mientras estuvo hablando con Millicent, Pucey y Michael.

Ellos estaban apuntando todo a Ginny.

Su primer impulso fue ponerse de pie y aparecer en Malfoy Manor. Apenas cruzó la chimenea un elfo lo guió al comedor. Ahí, desayunando tranquilamente, estaba Draco, leyendo el mismo diario que él había leído hace unas horas.

-Harry-le sonrió Narcissa, a la vez que Lucius fruncía el ceño al mirar su expresión - ¿dónde están los niños?

Scorpius meció sus pies esperando la respuesta. En unos días volverían a Hogwarts, así que él y Al intentaban pasar el mayor tiempo juntos jugando quidditch o explorando la mansión.

Mirando los inocentes ojos grises, Harry intentó tranquilizarse, y miró a Draco, antes de responder.

-Están con la elfo niñera.

-Oh, entonces supongo que vienes a ver a Draco, toma asiento. Bebe un poco de té.

Harry apretó los dientes y asintió.

-¿Estás leyendo el periódico, apenas?

Draco dejó el diario y asintió.

-Sí-respondió mirándolo a los ojos, lucía agotado-tuve una noche ocupada.

Porque la tuvo, Berenice había empezado a desarrollar los dientes y no paraba de llorar así que Draco tuvo que no solo hacer una poción de emergencia, sino quedarse con ella y ponerla cada vez que lloraba.

-Supongo que su contenido no es nuevo para ti-acusó Harry, creyendo que el cansancio se debía a todos los movimientos que había hecho para culpar a Ginny y Draco captó el tono y alźó la ceja, antes de recordar qué se suponía que debía decir el diario.

Ante la batalla de miradas, Lucius miró a Narcissa y a Scorpius, y les indicó que se retiraran.

-Pero…

-Ve Scorpius, necesito hablar con Harry.

Él asintió y se retiró preocupado.

-Tú hiciste esto, Draco. Estás aprovechando que Ginny está siendo juzgada para...

Draco lo miró.

-Escucha, Harry.

-Sacar ventaja de su posición para deshacerte de ella, aunque habías dicho que no cobrarías.

-¿Perdón? ¿Crees que la estoy difamando?

-Creo que tú estás detrás de todas esas personas en el Ministerio apuntando a Ginny.

Draco apretó los labios y asintió pensativamente.

-Por supuesto que sería así ¿Sabes? Una pequeña parte de mí espero que fueras con Weasley a preguntarle si era cierto, pero la otra, la racional, supo que vendrías a mí. No para preguntarme mi opinión, sino para acusarme.

Harry retrocedió levemente, pero no se disculpó.

Esta era la parte donde Draco usualmente mentía y mareaba a Harry con palabrería. No obstante no estaba de humor para aquello.

-Yo no lo hice-empezó-no ataqué a nadie, y todo el mundo estuvo de la misma manera fuera del Ministerio exigiendo que se me acusara. ¿A quién le reclamaste aquella vez?

El moreno permaneció en silencio.

-A nadie, ¿no es cierto?

-Sabía que no lo habías hecho.

-Y no tenías pruebas, pero aún así pasé horas encerrado en el Ministerio. Y todas esas veces me interrogaron uno y otro y otro auror. Ella tiene pruebas en su contra, ¿por qué no estás interrogando a "Ginny", Harry?-susurró ambos nombres como un reclamo.

El pocionista se puso de pie.

-¿Dónde vas?

-Voy a mi despacho, porque tengo que trabajar. A menos que tengas algo más que decir. Y no, no voy a ir a contactar a nadie.

-¿Lo hiciste?

Draco rió amargamente.

-Parecías muy seguro de que lo hice hace unos minutos, ¿y ahora esperas que diga que no? Solo le hice un favor al Ministerio, quién competentemente no ha logrado un culpable. De nada, Jefe de Aurores. Junté todas las pruebas por ustedes, no esperaba nada a cambio-ironizó empezando a caminar.

-Espera-exclamó Harry alcanzándolo.

-¿Qué, Potter, qué?

-Yo no quería…

-¿Qué? ¿Cabrearme? -se soltó- ¿Crees que me hace feliz que hayas venido a interrogarme cuando pudo Weasley pudo haber, no sé, sido tan arrogante y odiosa que ahora que está allí metida la gente haya decidido hablar? ¿Crees que me hace feliz saber que la ex-esposa de mi prometido me estuvo jodiendo la vida por meses y me iba a colgar la gran cereza en el pastel? Sí, yo fuí quien junto las pruebas, solo que no las envíe personalmente. No me hubieran creído. Si sabías que yo envíe toda la información, y vienes a decirme que miento entonces significa que no me crees. Ni a mí, ni a Michael, porque él no miente cuando escribe. Él nunca lo hace, dice la verdad. Es por eso que toda esa gente está ahí fuera en el Ministerio. Es por eso que el Ministerio siente que se ha jodido, porque las personas creen en su palabra. ¿Crees que voy a arruinar el profesionalismo de Michael solo para joder a Ginevra? ¿De Michael? ¿Crees que me aprovecho de su caída? Pues si, lo hago, porque ella ha estado aprovechándose de la mía por años ¿Y sabes qué? Era ella o yo. Y yo no fui, y ella sí, así que no iba a pagar por ella. Solo ve y sacala de donde se metió. Di a todos que nada es cierto, que ella es tan pura y santa que no hace nada. En una de esas, ¿por qué no retiras los cargos por el sectumsempra? Ya que estás en eso ve y bésala y vuelvan a casarse-enrojeció- y de paso jódete-y se desapareció.

-Draco-gritó Harry empezando a caminar a su despacho. Cuando llegó tocó la puerta varias veces, a la vez que repetía su nombre.

Nadie abrió.

Un suspiro se oyó a su lado.

-Sabía que esto pasaría-escuchó a Lucius decir.-Por eso le dije que pensara bien si se casaría con un auror.

Harry frunció el ceño dispuesto a atacar cuando un Lucius de aspecto cansado le dio a Berenice, quien empezó a llorar.

-Ha llorado toda la noche y toda la mañana. Yo estoy cansado, Draco está cansado, Narcissa y Scorpius están agotados y han caído dormidos en la Sala Este. Berenice se había dormido un momento, por lo que fuimos a desayunar. Entonces llegaste tú y Draco gritó, despertándola. Ya que vas a ser su nuevo padre y vas a estar insistiendo en que Draco te abra la puerta, cuida de ella. Llora con los elfos y no debe llorar tanto o se agotará. Es culpa de ambos que ella se despertara así que tendrás que cuidarla. Te aseguro, mi estimado Potter que mi hijo por muy enojado que esté, está durmiendo del otro lado de la puerta.

-Así que tuvo una noche ocupada ¿con Berenice?

-Si, la tuvo. Le están creciendo los dientes y está terriblemente molesta con ello.

-Oh.

-Debes saber de qué va esto. Has tenido tres hijos. La magia no te salvará de nada. Excepto quizá la poción, pero ni siquiera ella puede hacer que los dientes saliendo dejen de molestar por completo a un bebé.

-Bueno, sí…-exclamó con una mirada culpable, mirando hacia la puerta.

-¿Qué? ¿Creíste que Draco estaba conjurando otra marca oscura por ahí? -Harry abrió los ojos verdes sorprendido-Escucha Potter, no soy tonto. Leí los periódicos de los últimos meses para entender un poco lo de mi hijo y tu, y la loca de tu ex esposa. No, no la defiendas-exclamó cuando abrió la boca, interrumpiendolo- puede que haya estado encerrado pero tengo ojos y cerebro. Si Draco ha estado intentando librarse de la mala fama de la marca, no haría algo como eso. Por otro lado si yo quisiera culparlo de algo lo haría, haciéndole creer a todos que sigue siguiendo los ideales del Lord. Porque para todos lo hizo una vez. Es como si dijera que Sirius Black volvió a matar muggles. La gente ya lo creyó una vez. No dudarán en volver a hacerlo.

-Lo sé, pero yo…

-Supongo que no van a olvidar que pelearon por años de la noche a la mañana, pero deberías darle un poco de crédito.

-Debo volver al Ministerio-exclamó regresando a Berenice.-La cuidaría, de verdad, pero yo solo… vine impulsivamente.

Lucius sonrió y asintió. Después, tocó la puerta.

-Draco, es tu turno de cuidar a Berenice.

Un gemido de dolor fue la respuesta, y luego se abrió la puerta. Lucius se metió adentro y antes de que Harry pudiera hacer lo mismo, esta se cerró en las narices de Harry.

Y entonces un elfo apareció y lo invitó a salir.

.

-¿Sabes que el otro día yo era muy feliz teniendo a Draco en mi despacho, abrazado a mí, sabiendo que un día podremos tener hijos, ayer no me vio, y hoy me mandó a la mierda?-Se quejó Harry y procedió a contarle su día. Hermione lo miró desde la cama del hospital y asintió, comiendo una natilla mientras lo escuchaba.

-Yo también te hubiera mandado, y de paso a Ron. Si Ginny hubiera estado metiéndose conmigo por años y ahora me enterara que me acusa falsamente de algo así también hubiera explotado. Especialmente si me pasé toda la noche tocando las encías sin dientes de mi hija.

-Pero…

-Sin peros. Draco pudo haber hecho algo tras tus espaldas, pero deberías agradecer que todo quedó hasta ahí; porque tú y yo sabemos que él no necesita pasar por el Ministerio para vengarse. Él puede controlar que la información se expanda, pero no lo que harán con ella. Así que podría decirse que al final te dejo una parte a ti y al Ministerio. No fue y la hechizó, o algo por el estilo.

-Pero pudo haber confiado en mí.

-Si él te hubiera dicho algo te hubieras indignado e investigarías con profundidad, pero aún si fuera verdad no habrías querido empeorar la situación de Ginny, ya sea por tus hijos o por los Weasley, así que en realidad no hubieras hecho gran cosa. Él solo te obligó a tomar una decisión, ahora que todos tienen la misma información.

-Obligar a tomar una decisión-repitió Harry con la boca en una mueca.

Hermione suspiró.

-Si había más ataques, y de verdad Ginny tiene que ver con esto pero la gente siguiera pensando que es Draco, él sería quién la pasaría mal, ¿sabes? Sin importar si ahora sale contigo, no muchos lo saben y los que lo saben, si lo defendieras, dirían que está contigo por eso. Que lo defiendes solo por eso. Sería horrible para él, Harry. Ya es horrible. La gente lo trata descortés, lo ignora a propósito y él se queda ahí, aguantando. Resignado, sin querer empeorar su situación. Tragando su enojo, su humillación. Lo he visto. Aún usa las túnicas de duelo, y ni siquiera eso hace que tengan compasión de él. Lo miran como basura, el Ministerio lo trata peor que lo que haría con un criminal. Porque él es el mortífago que no pudieron encerrar gracias a Harry Potter. Lo interrogan más tiempo y por más personas de las necesarias. Si su situación hubiera empeorado antes de que todo mundo supiera que ustedes ya eran amigos, o que me salvó, sólo puedo imaginar que esta vez ni tú hubieras podido salvarlo del beso del dementor.

Harry abrió los ojos realmente aterrorizado.

-No, no es así-susurró.

-Lo es. Y quizá haya manipulado algunas cosas o personas para lograr que no lo encerraran hasta ahora. ¿Pero cuánto tiempo puede uno evitar a un Ministerio que solo lo quiere hundido? Draco debe estar cansado de esa situación. Se supone que lo amas a él, pero defiendes a tu ex. Entre los celos, el cansancio y el enojo creo que irte a la mierda como te lo pidió es lo menos que puedes hacer.

Harry frunció el ceño.

-Se supone que tienes que estar de mi lado.

-No, cuando estás claramente equivocado y enojado con la persona equivocada.

-Es solo… no creo que Ginny sea capaz de atacar gente.

-¿Y Draco sí?

-¡Por supuesto que no!

-Entonces, ¿por qué no puedes dejarlo defenderse como puede? Es un slytherin. No va a enfrentarse directamente. Va a hacer primero que todo esté a su favor, va a usar su mente. Y sinceramente, fue muy listo al darle el jaque a Ginny justo ahora.

-Justo ahora, pudo esperar un poco y quizá...

-Justo ahora que tiene las pruebas y Ginny está en el Ministerio, por lo que nadie va a lincharla y la interrogarán, por lo que probablemente confiese, si es realmente culpable. Ya tiene encima lo del ataque con el sectumsempra. Escucha, sé que comprendes esto, y lo que realmente te molestó fue que mientras tú lo esperabas preocupado en un sofá para despedirte de él, él estaba tramando cosas con sus amigos, sin incluirte, a pesar que te afectaría a tí. No lo he visto desde que fui ingresada, y no sé cómo interactúas con él, pero sí sé varias cosas. Sé que ese hombre, cuando le dije que estaría sola, porque los Weasleys me odiaban, dijo que no lo estaría, porque él estaría a mi lado. Que me consoló y me trajo al hospital y salvó la vida de mi hijo-siguió hablando acariciando su vientre.- Sé que cuidó a Albus y le devolvió la alegría, que cuidó a Lily con el mismo cuidado que tú lo harías a pesar quiénes eran sus padres. Que no te entregó en la Mansión aquella vez, y se odió cuando estuvo del lado de Voldemort. Sé que no es exactamente noble, sincero, o buena gente, que es arrogante, presumido, odioso y muchas cosas más cuando te odia; pero también sé que intentó salvar a sus padres, a sus amigos y a tí, y lo que recibió a cambio fueron años de maltrato y ahora un sectumsempra. Sé que el terror de morir lo tiene estresado, porque incluso yo sigo aterrorizada de lo que me pasó, lo que le pasó, y lo que pudo pasar con nuestros hijos. No va a hacer nada para herirte, más que lanzar palabras crueles. No lo ha hecho en años. No lo hará ahora. Así que ve, y habla con él. Tú y yo sabemos que se quiso explicar pero terminó enojado y te gritó. Draco es muy parecido a ti, Harry. Te conoce mucho mejor de lo que crees y te lo demostró en bastante ocasiones, como cuando querías pelear la custodia de Lily. ¿Recuerdas todas esas veces en las que nos dejaste atrás a Ginny, a Ron o a mí para protegernos de algún peligro? ¿En los que dijiste que necesitabas hacer algo solo, o nos necesitabas? Draco ya es un adulto, es fuerte no solo mágica, mental o físicamente. Ha soportado cosas que ninguno de nosotros siquiera sabe. Se ha protegido por años solo. Es un líder, igual que tú. No necesita que tú lo protejas siempre, que te pares frente a un hechizo o te muelas a golpes con alguien. Si necesita tu ayuda, la pedirá. Solo… quédate ahí. Ahí donde él pueda sentirse apoyado, donde pueda venir a consultar sus dudas, donde pueda regresar a abrazarte y sentirse protegido después de un día particularmente difícil.

-O una noche.

-O una noche.

-Debe estar cansado.

-Seguro que sí, ¿yo lloré cuando Rose no dejaba de llorar por los dientes, recuerdas? Estoy segura que lo está. Nadie puede ser fuerte tanto tiempo. Por eso también tiene amigos. Simplemente, una parte de tí está molesta de que sus amigos supieran de qué iba él y tú no. Quieres ser importante, pero no puedes serlo hasta que sueltes a Ginny por completo. Es un Malfoy, es posesivo, le gusta que lo suyo sea suyo.

El auror se sonrojó.

-Yo soy suyo.

-¿De verdad? Porque no me pareció que lo fueras cuando fuiste a defender a Ginny en su casa.

-Tú solo estás molesta con ella también.

-Lo estoy. Sí. También me molesta que Ron no esté aquí por estar viendo qué pasa con Ginny. No me hagas caso, son las hormonas.

Harry hizo una mueca.

-Es solo que ayer estuvo haciendo cosas, y no sé qué.

-Oh, hablando de eso. Ayer una pulsera mágica rodeó mi muñeca y la de Ron, como no sabíamos a qué se debía Ron fue a investigar. Resulta que al parecer Draco y Bill realizaron una alianza de paz.

-¿Una alianza de paz?

-Si. Una alianza de paz. Parece ser que con ello renuncian a su enemistad y dejan atrás el daño que se hayan hecho. No sé más detalles porque no puedo salir y Ron se negó a traerme libros de ese tema.

-Eso es lo que hizo ayer.

-Bueno, es una parte.

Harry hizo una mueca ansiosa.

-Sí, deberías ir a hablar con él- sonrió Hermione y Harry la miró agradecido antes de ponerse de pie.-Y dile que estoy esperando su visita.

El Jefe de Aurores asintió y salió de la habitación de Hermione, estaba a punto de salir a la recepción cuando logró mirar a Luna, hablando con Cho Chang. Curioso por la interacción, y la razón de que ambas estuvieran por ahí porque jamás las había visto juntas, se acercó a saludar a ambas.

-Hola-exclamó y ellas lo miraron sorprendidas, antes de responder el saludo.

-Hola Harry-saludó Luna, besando su mejilla.-¿También tienes revisión médica?

-¿También?

Cho se sonrojó y miró a Luna con poca delicadeza.

-No es nada, Harry-respondió y se apresuró a despedirse. Harry la miró alejarse y regresó su mirada a Luna.

-¿Te sientes mal?

-Oh no. Vine a visitar a Hermione-respondió suavemente- y luego iré a ver a Draco. Lysander y Lorcan están en su casa, jugando con Scorpius y me dijeron que ha tenido una noche difícil, por lo que agradecería que pasara a verlo. Ayer me mandó una lechuza diciendo que quería hablar conmigo, pero luego canceló, diciendo que estaba exhausto. Hoy en la mañana mandó otra diciendo que a Berenice le están saliendo los dientes- sonrió. - Los gemelos estaban felices y curiosos así que fueron a verla por sí mismos. También aprovecharon para ver a Scorpius, desde que entró a la escuela pasan menos tiempo juntos.

-¿Ellos juegan con Scorpius?

-Sí, son más pequeños que él, pero se llevan muy bien. Estoy segura que Berenice es la pareja destinada de Lysander.

El auror parpadeó sorprendido.

-¿Su pareja destinada?

-¡Si! Draco pareció realmente sorprendido también cuando se lo dije.

-¿Han sido amigos por mucho tiempo?

-¿Los gemelos y Scorpius? Se conocen desde que nacieron los gemelos.

-No, tu y Draco.

-Oh, si. Somos amigos desde que me encerraron en la mansión. Al principio no conviviamos mucho, pero ahora Draco es padrino de Lysander.

-Nunca nos dijiste.

-Bueno, probablemente iban a gritar o algo así. Draco no quería que lo supieran tampoco, pero supongo que ahora no importa. Escuché por Pansy que él y Bill hicieron una alianza de paz. Ya era hora- cuando la enfermera le dio su pase de entrada, Luna le sonrió.-Bien, iré a ver a Hermione, Harry. Tengo el amuleto perfecto para ella.

-De acuerdo, cuídate-respondió él y salió de San Mungo. Se apareció a las afueras de Malfoy Manor y pidió entrar. Un elfo lo recibió y lo guió a la Sala Este. Narcissa y Lucius estaban ahí, platicando. Cuando lo vieron, saludaron.

-Harry-exclamó la mujer-¿te encuentras mejor?

Él se sonrojó avergonzado de su entrada en la mañana.

-Si, lamento esto.

-No te preocupes, cariño. Supongo que vienes a ver a Draco.

-Si

-Draco está ocupado-respondió Lucius casi bruscamente y Narcissa lo miró mal.

-Está ocupado, es cierto, pero seguro ahora que sabe que estás aquí se apresurará para recibirte.

Lucius hizo una expresión de que no lo creía.

Harry asintió.

-¿Puedo preguntar en que está?

-Oh, está con un viejo amigo suyo. Adrián Pucey.

Adrián Pucey, había algo relacionado a él que acababa de incomodarlo cuando antes no lo había hecho.

¿Adrián Pucey era el abogado de Draco, no? Era ese hombre de cabello y ojos negros que había ido por Draco a su despacho.

Había algo, algo que Harry estaba olvidando.

Se escuchó risas. La risa de Draco y alguien más.

Y lo recordó al verlo.

Las palabras de Blaise.

Tres le pidieron matrimonio desde que enviudó y a ti te dio un sí. Aún cuando conoce de más tiempo a Adrián Pucey...

Cuando ambos se detuvieron al verlo y dejaron de reír, él miró la cercanía entre ellos y frunció el ceño.


NA. Uff, por fin! ¿Cómo están? Espero que bien (: Quise dar mi granito de arena actualizando para que estén un poco menos aburridos durante la cuarentena. No he estado publicando porque he estado luchando con este capítulo pero ahora que por fin salió intentaré ponerme al día con las otras historias. Les mando saludos desde casita, porque como todos los que pueden estoy trabajando desde ahí. No salgan si no es necesario, cuídense mucho y les deseo salud para ustedes y toda su familia.

Nos vemos en el siguiente capítulo, y tengan esperanza, estoy segura de que saldremos de esta ❤