Advertencia: Lemon.
Capítulo III
Justo estaba saliendo del servicio, cuando llego el pedido. Vegeta se interpuso en el campo de visión del repartidor, por quedarse embobado al ver a Bulma. Le dio una mirada gélida, haciéndole huir nervioso. La peliazul sonrió sin comentar nada, secretamente le gustaba que se mostrara tan protector con ella y Milk. Comieron viendo una película de terror en el amplio sofá del salón.
- Debería irme a casa – dijo en cuanto acabó el film.
- Quédate a dormir en el cuarto de Milk, ya es muy tarde - la invito –. Total si pasa cualquier cosa tendrías que venir a recogerme, así te ahorras el paseo.
- Está bien, gracias – acepto su ofrecimiento.
La vio estirarse cual gato recién levantado, parecía cansada.
- ¿Quieres que te de un masaje? – ni siquiera pensó lo que decía.
- Tú lo que quieres es quitarme la ropa, ¿no? – la mofa impregnaba su voz.
- Mal pensada – no tuvo segundas intenciones con su oferta, al menos conscientemente –. Creo que lo necesitas.
No se lo pensó dos veces. Tenía mucha tensión acumulada y eso hacía la oferta muy atractiva. Acepto. Coloco un cojín grande en la alfombra, para recostar su cabeza y busto. Aprovecho la ausencia del hombre, para quitarse la parte superior del pijama y tumbarse, a la espera de que volviera.
No esperaba encontrarla desnuda de cintura para arriba. La abstinencia debía de estar afectándole, porque le pareció una vista magnifica.
- ¿Crema hidratante o aceite de masaje? – le consulto.
- Obviamente la primera opción, acabo de ducharme – él la miro sin comprender –. No quiero estar pringosa.
Vertió una buena cantidad del producto y procedió a amasar espalda, hombros y cuello.
- Mmm que bien sienta – reconoció.
Tenía unas manos grandes y fuertes, como a ella le gustaban.
- ¿Sueles hacer esto? – pregunto.
- No, normalmente me llevo la ropa a otra habitación, para darles un buen vistazo mientras van a por ella – sonrió con malicia.
Bulma le dedico una mirada, en la que se leía a las claras la palabra pervertido.
- Solo bromeo – rio.
La crema ayudaba a que sus manos se deslizaran con facilidad por su piel. Sin querer rozo el lateral de los senos femeninos, provocando la misma reacción en ambos: un escalofrío. Hacía tiempo que no caían en sus más bajos instintos, especialmente ella.
- Perdón, no fue mi intención –se disculpo de inmediato.
- Lo sé, tranquilo – le resto importancia.
La masajeo por un rato más.
- ¿Te molesta alguna otra parte del cuerpo? – intento ser amable.
- Todo – rectifico al ver su picara expresión –. Quiero decir, los estudios me tienen muy estresada.
- No me importaría darte un masaje integral – reconoció.
- ¿Eso existe o te lo acabas de inventar? – le gustaban sus intercambios.
- Cerca de la universidad hay un centro de masaje. Tienen escrito en grande los nombres y precios – informo.
- ¿Incluye el final feliz? – le pico la curiosidad.
- Lo dudo, pero yo no soy un profesional – era una clara proposición –. Apuesto a que no has estado con nadie desde el inútil. Eso es más que yo.
Tenía razón, llevaba tiempo a dos velas. La idea de un revolcón salvaje, con un hombre que sabía a ciencia cierta que era un buen amante, la estaba tentando. Apenas se lo pensó unos minutos porque de lo contrario se echaría atrás. Acostarse era claramente un error.
- Suena bien, ¡quítate la ropa! - ordeno –. Me niego a ser la única desnuda.
Intercambiaron sonrisas cómplices y miradas curiosas por cada prenda que caía al suelo, hasta quedar sin nada. Para llevar meses con un estilo de vida sedentario, su pérdida de tono muscular, apenas era perceptible. A diferencia de otras veces, le gusto saber que era ella, la responsable de su reacción física.
Se quedo sin aliento y tuvo un déjà vu. En bikini y mojada era todo un espectáculo, pero con solo verla desnuda, su miembro empezó a endurecerse. Le había pasado exactamente lo mismo siendo un adolescente. Intento calmarse, no quería parecer un virgen ansioso.
Echo más producto, acariciando en contra de la suposición de la peliazul, sus extremidades. Primero las superiores y luego las inferiores. Al acabar con estas, se sentó en el sofá y tiro de ella sentándola en sus piernas. Su zona media recibió ahora sus atenciones.
Cualquiera diría que estaba dándole protector solar, ya que evitaba tocar ninguna parte indebida. No tardo en corregir dicho pensamiento. Según acabo la parte inocente del trabajo, las manos del moreno subieron a sus pechos masajeándolos con lujuria.
La sorpresa le hizo separar las piernas; y suspirar de placer arqueándose contra él. Quiso pellizcarle los pezones, pero sus dedos no podían hacer pinza debido a la hidratación. Tendría que esperar a que su piel absorbiera la loción. Siguió acariciando sus senos, mientras aspiraba el olor de su champú. Succiono el lóbulo más cercano y su cuello.
Decidió dejarle tantos chupetones visibles como pudiera. Tal y como tenía la pierna ahora mismo, no podía masacrar al idiota de su ex novio. Tendría que conformarse con esta pequeña venganza. Al menos de momento. Lo que daría por ver la cara de Yamcha, cuando descubra sus marcas.
Su erección era cada vez mayor; y presionaba contra la baja espalda de Bulma. Permitió que una de sus manos resbalara, hacia los labios vaginales desprovistos de vello. Acaricio tiernamente los externos seguido de los internos, antes de atacar su clítoris arrancándole un gemido. Jugó con su botón hasta dejarla a punto.
Se detuvo e introdujo un dedo en su vagina, evitando que pudiera protestar. Se movió delicadamente por dentro, buscando el punto de placer, cuando lo considero oportuno metió un segundo digito. Siguió masturbándola hasta dejarla nuevamente al borde. Momento en que retiro sus falanges. Cabreada se giro velozmente, se arrodillo y sin darle tiempo a reaccionar, introdujo el pene en su boca hasta el fondo. El jadeo de sorpresa que se le escapo, le supo a gloria.
Continuó hasta que sintió su proximidad a culminar. Como castigo por interrumpirla dos veces, paró en seco. Tenía intención de repetir el proceso, pero al parecer él capto sus intenciones, porque no le permitió volver a jugar con su miembro. Estampo sus labios sobre los suyos evitando que exteriorizara cualquier queja.
Aprovecho el beso, para mimar la única parte de su cuerpo, a la que no había dado la debida atención aun: sus nalgas.
No podía esperar más, ya había tenido bastantes preliminares.
- Vamos al cuarto de invitados – ni de broma tendría relaciones en el mismo sitio, donde había estado con infinidad de mujeres.
- No, a mi habitación – dijo –. Quiero pervertir mi cama de la infancia.
- ¿Nunca has…? – estaba perpleja.
- Mis padres me prohíben traer chicas a casa; y más no estando ellos – aclaro –. Tú eres la única que puede hacer realidad mi fantasía.
- Te tienen calado – rio.
- Sí – reconoció de mala gana.
Fueron tomados de la mano hasta el colchón, donde la hizo tumbarse suavemente. La cubrió con su cuerpo como si fuera una sabana. En cuanto se acomodo, la beso con intensidad y repartió dulces caricias por todo su cuerpo, hasta que no pudo más.
Busco en su cartera y en la mesilla de noche un preservativo, encontrándose con el paquete y el compartimento vacío.
- Mierda – esto no podía estar pasándole –. Olvide comprar condones debido a...
- Tomo la píldora; y me hice los exámenes pertinentes al romper con el "innombrable" – revelo –. Si de verdad no has estado con nadie…
- No y después de mi mala experiencia, lo último que haría sería mentir – le sostuvo la mirada fijamente, esperando que le creyera.
- Bien – ataco sus labios.
Le provoco para que la penetrara, separando bien sus piernas y restregándose contra él. Por la sonrisa en mitad del beso, él parecía haber captado su invitación; y estaba encantado con su desesperación.
Se deslizo lentamente, disfrutando de la presión alrededor de su miembro, del calor y la humedad. Era su primera vez al natural. Sentía que había muerto y estaba en el paraíso. La sensación piel con piel, no tenía punto de comparación a sus otras experiencias.
Empezó a moverse muy lentamente, entraba y salía poco a poco. La peliazul, tras un rato así, se desespero con su parsimonia. Mordió su cuello con impaciencia; y clavándole las uñas en el trasero, le salió al encuentro con un ritmo más intenso.
Siempre intuyo, que sería tan apasionada en el lecho como con todo lo demás, pero no la tenía por una fiera. Se sincronizo con sus movimientos lo más rápido que pudo. Sin duda estaba siendo el mejor sexo de su vida, hasta que su rodilla protesto. Le dio un latigazo haciéndole parar en seco.
Quiso llorar de frustración. Tanto tiempo ignorando su atracción hacia la peliazul, por respeto a su hermana; y ahora que Bulma se atrevía a dar el paso, una lesión le limitaba. La idea de ser su peor experiencia sexual, le horrorizo por completo.
La vio apoyar sus suaves manos en sus mejillas.
- Déjame encima – susurro.
La miro queriendo morirse. Se había dado cuenta de su problema.
- Vegeta, aun estas con rehabilitación. No eres un súper héroe – le beso con deseo.
Cuando se separaron por necesidad de oxígeno, suspiro resignado. Salió de su interior y se recostó de espaldas en la cama dándose por vencido. Esta vez tendría que encargarse ella del placer, pero una vez estuviera recuperado le demostraría su desempeño.
Por lo pronto, se contentaría con disfrutar de la vista, estimular sus senos y darle el cunnilingus de su vida, antes del segundo asalto.
Al levantarse de la cama por la mañana, vio que la maleta de la peliazul no estaba. Primero se quedo en shock y luego monto en cólera. Después de acostarse se había ido sin más, ni un adiós. Aprovecho que estaba dormido para marcharse.
Jamás lo admitiría, pero se sintió sucio, usado. Era un hombre, no un vibrador a pilas. En ese momento pensó en las palabras de Bulma, sobre la forma en que trataba a las mujeres. Ella tenía razón. Es más, él había actuado igual para evitarse despedidas incomodas; y falsos "ya te llamaré".
Entonces por qué estaba tan molesto. La respuesta le dejo conmocionado: le gustaba y mucho, más de lo que él pensaba. La peliazul siempre le decía cosas como: "algún día darás con la horma de tu zapato"; y "ya probaras tu propia medicina".
- Mierda – mascullo.
El no lo veía como un "error de una sola noche". Le había costado que su "relación", volviera a ser como siempre después de besarla. La idea de que a partir de entonces, ella volviera a evitarle…prefería no pensarlo.
02/12/2022
Primer lemon que publico. Espero que les haya gustado.
PD: Luis, ¿te sigue pareciendo lime? XD
