Disclaimer: Los personajes de Pokémon no me pertenecen, de ser así hubieran crecido y Ash y Misty estarían juntos.
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Un cumpleaños inolvidable
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De pie, inmóvil frente al enorme horno, se encontraba Ash Ketchum con los brazos cruzados sobre su pecho, totalmente serio mas el ceño ligeramente fruncido, observando fijamente su gran hazaña cocinarse a fuego medio.
Su inseparable Pikachu estaba en iguales condiciones, postrado en su hombro detallando esa luz incandescente cocer sin piedad aquellas extrañas formas. No se hacía muchas ilusiones, ya muy bien sabía que su entrenador y gran amigo no contaba con buenos dotes culinarios pero vaya que en ese instante el ambiente empezaba a oler de maravilla y en su pequeño y redondo rostro ya se asomaba como se le hacía agua la boca.
Tenían la cocina hecha un batidero, manchas de harina por doquier; en la pared, el suelo, la mesa, incluso hasta en el techo. Los trastes sucios se hallaban apilados en el fregadero, el libro de recetas que muy amablemente su madre le prestó estaba cubierto de harina, afortunadamente con una limpiadita quedaría intacto, como nuevo; sino, con qué cara se lo entregaría.
Su delantal, antes blanco y con imágenes de diminutos Psyducks (regalo de Misty, por supuesto) tenía manchas de huevo con todo el batido de chocolate que torpemente derramó. Ni idea cuantas veces tuvo que repetir la receta al pie de la letra pero al fin, después de varios intentos, sus galletas se horneaban debidamente en el horno.
Suspiró agotado sentándose en la silla limpiándose el sudor de la frente, esto de cocinar no era lo suyo ni mucho menos su fuerte pero por su adorada novia valía la pena hacer el intento, con tal de ver aquella deslumbrante sonrisa vivaz adornar su rostro. Sobre todo por la ocasión tan especial que celebrarían hoy: su cumpleaños número veintidós. Bien sabía que Misty se entusiasmaba con cualquier tipo de celebración y esas cosas, la conocía perfectamente, sorprenderla formaba parte de su vida y de sus actividades favoritas. Encima se consideraba todo un experto, así que ya tenía preparado un cumpleaños inolvidable; además, esta era su primera celebración como pareja oficial y estaba completamente seguro que le encantaría su sorpresa.
Ding...
– ¡Pika!
El chillido entusiasmado de su querido Pikachu, más la campanita del horno, le indicaron que sus galletas ya se encontraban listas para salir y contento las extrajo del horno ¡Que bien olían! Probó una y se felicitó a sí mismo, de inmediato le obsequió una a su pokémon quien gustoso devoró una enorme porción.
– ¡Pika... pikachu! – una exclamación de felicidad no pudo evitar emitir el roedor.
– ¿Te gustó Pikachu?
– ¡Pika Pi! – asintió devorando otra galleta que su entrenador le alcanzó.
– ¡Genial!... – al verlo devorar afanoso, lo tuvo que frenar – Hey, amigo, no te comas todas, recuerda que son para Misty, espera a que ella las pruebe – le reclamó con fingido enfado.
Una a una las fue colocando en una pequeña bolsita que ya tenía preparada, junto con todo lo indispensable que necesitarían en su corto viaje. Vio la hora y se dio cuenta que tenía tiempo suficiente para limpiar el tremendo cochinero que dejó. Guardó todo en su lugar con ayuda de Pikachu, limpiaron, lavaron y enseguida se dirigieron al cuarto de baño, necesitaban una ducha urgentemente.
OoOoOoOoOoOoOoOoO
– ¡Ash! Al fin llegas, pensé que ya no vendrías – mencionó la pelirroja indicándole a su apuesto novio que pasara.
– Lo siento, tu sorpresa me entretuvo.
– Ya te dije que no es necesario que me des nada.
– Sí que lo es ¡Feliz cumpleaños, preciosa!
Misty recibió gustosa el abrazo de su novio, quien la envolvió alegre cubriéndola con su fornido cuerpo. A la pelirroja bien que le encantaba estar así con él, cobijada en sus fuertes brazos, oliendo esa masculina colonia que le embriagaba todo su ser.
Ash alzó su mentón capturando presuroso esos tentadores labios, saboreando la humedad de su boca y apegando con cada roce su cuerpo con el suyo. Misty se sentía en la gloria
– ¿Nos vamos? – dijo él después de ir a la luna besándola. Ella solamente asintió sonrojada.
– ¡Chu! – apareció el roedor amarillo sorprendiendo a la chica saltando a sus brazos.
– ¡Oh, Pikachu! ¡Que agradable verte! – rio cantarina.
Pikahu restregó su mejilla con la de ella, no era ningún secreto que él también la adoraba. El moreno miraba la escena enternecido, le fascinaba escuchar su melodiosa voz y verla tan radiante como en ese momento.
– Que se diviertan – mencionaron alegres Daisy, Lily y Violet apareciendo de la nada y despidiéndose de la pareja con una sonrisa picara en sus rostros, contentas de ver a su hermana ser correspondida por un hombre como Ash Ketchum.
– Descuiden, la traeré el domingo en la noche sana y salva.
– Ni te molestes querido, creo que ya va siendo hora que te la lleves a vivir contigo, desde hace mucho dejaron de ser unos niños.
– ¡Daisy!
Misty la acribilló con una asesina mirada ¿Quien se creía su hermana? ¡Habráse visto! Aunque pensándolo bien y por vez primera, ya era tiempo de hacerle caso. Vivir con Ash y formar una vida a su lado era su mayor anhelo.
– Lo tomaré en cuenta – fue todo lo que dijo Ash asiendo a Misty posesivo por la cintura y encaminarse juntos a la salida, ante la sorpresa y deleite de la joven pelirroja.
Después de algunos años, la timidez dejó de importarle al entrenador y el ser audaz ya formaba parte de su rutina.
Ya en el exterior, sacó a su grandioso e impredecible Charizard, una opción demasiado arriesgada pero que sin duda sabía contaba con todo su apoyo. Ayudó a su novia a subir, Pikachu se acomodó al frente entre las piernas de su entrenador.
– Sujétate bien – le susurró a lo que ella asintió – ¿Listo, Charizard? ¡Andando! – el pokémon de fuego emprendió el vuelo no sin antes rugir como él sabía hacerlo.
Ash hubiera preferido ir en auto para mayor comodidad pero dada la distancia prefirió usar su preciado pokémon.
Misty advertía el viento rozar su piel, la adrenalina al volar por los aires a lado de Ash recorría vertiginosamente cada poro de su cuerpo. Siempre era un gusto compartir con Ash cuantiosas aventuras, como cuando niños viajaban. Instintivamente se apegó a su ancha espalda rodeando su cintura a la vez que emitía un suspiro de regocijo.
– ¿Estas bien?
– ¡Claro! ¿Porque no habría de estarlo? Estoy contigo y eso es lo importante – Ash sonrió sin dejar de apartar la vista de enfrente – ¿A donde vamos?
– Es una sorpresa, no comas ansias.
Sin exteriorizarlo, Ash estaba mucho más ansioso que ella por mostrarle el lugar donde la llevaría, tenía planeado esto desde hacía mucho pero por su apretada agenda no había tenido tiempo de nada. No obstante, siempre buscaba la manera de convivir con su novia, ella era lo mas importante en su vida (aparte de su mamá, sus amigos y sus increíbles pokémon) así como también su prioridad.
¿Quien iba a imaginar que aquella niña irritable que se pegó como lapa a sus viajes poniendo como excusa la compostura de su bicicleta, terminaría enamorándolo? De niño se hubiera reído, ya que para él, en ese entonces, a sus escasos diez años, nada era más importante que atrapar pokémon. Cuan equivocado estuvo, ahora le daba toda la razón a su novia cuando dijo que el amor es uno de los sentimientos más valiosos del mundo.
Sin ella, no habría podido realizar sus grandes logros, metas, triunfos... y él quería corresponderle aunque sea un poco de lo mucho que ella había hecho hacia su persona. No se consideraba un hombre muy detallista pero cuando se trataba de Misty, todo podía suceder.
Tenía planeado hospedarse en un bungalow, tuvo que usar sus influencias para que le concedieran uno con la mayor privacidad en el mar (beneficios de ser el campeón mundial) y así disfrutar todo un fin de semana totalmente solos, sin hermanas molestas alrededor, ni amigos inoportunos y entrometidos.
Cuando llegaron a su destino, a Misty le brillaron los ojos. Siempre deseó volver a visitar ese lugar; sin embargo, por alguna u otra razón nunca fue posible hacerlo, y ahora Ash, su despistado novio se lo concedía precisamente el día de su cumpleaños.
– Ash, este lugar es...
– ¿Lo reconoces? ¡Bienvenida a Isla Mandarín!
La isla se hacía más grande conforme se acercaban, lentamente, Charizard aterrizó en la playa aliviado de sentir la tierra bajo sus patas.
– Gracias, amigo. Te mereces un buen descanso – Ash lo regresó a su pokébola, mas tarde lo liberaría para que pasease a su antojo.
Misty apetecía llenarlo de besos ahí mismo pero el sitio se hallaba atestado de gente, no mucha pero si la suficiente y no quería darles un espectáculo como ese. Una sonrisa pícara adornó su rostro, ya tendría tiempo en la noche para besarlo y algo más que besos.
Ambos se encaminaron a registrarse y cambiarse, el bungalow era espacioso, acogedor e intimo. El azul cristalino del mar los rodeaba completamente, Pikachu aprovechó de fugarse a la cocina, mientras que la pelirroja contemplaba el vasto océano.
– ¿Te gusta? – le preguntó abrazando la esbelta cintura por detrás e iniciando un camino de besos por su níveo cuello.
– Me encanta, todo esto es un sueño, Ash.
Misty ladeó su cabeza con la intención de besarlo, él ni tardo ni perezoso le ayudó acortando la distancia ¿Que si un beso puede cambiar a la gente? ¡Claro que si! y Ash se volvió adicto a ellos. Profundizó mas el roce de sus labios; no obstante, el gruñido de su estómago le indicaron a la pelirroja que su novio moría de hambre.
Sin demorar, comieron en un pequeño comedor al aire libre que les ofrecía una increíble vista, luego se dedicaron a nadar y bucear en la orilla de la playa, admirando los arrecifes y varios pokémon acuáticos salvajes e inofensivos. La joven se maravilló por la cantidad de Corsolas, alguno que otro Staryu y un cardumen de Luvdisc rodear a los Corsolas. Pikachu disfrutaba de una refrescante bebida recostado en su pequeño inflable salvavidas.
Los enamorados no perdían tiempo en buscar cualquier oportunidad para perderse en profundos besos y leves caricias, la pasión a veces les consumía llegando a rebasar los limites del pudor.
Lo que quedaba de la tarde, la joven pareja se dedicó a recorrer las callejuelas de la isla, rodeado de frondosos árboles tropicales y un sinfín de diferentes especies pokémon. El clima se mostraba cálido, sin un ápice de nubes, la brisa acariciaba sus cuerpos y el mar... que decir del mar, el sonido de las olas chocando con las rocas era indescriptible. Conforme avanzaban, llegaron a una pequeña iglesia donde se celebraba una boda, los recién casados salían de ella irradiando felicidad siendo recibidos por los invitados quienes no dejaban de aplaudir.
La cara de Misty era de completo estado de euforia, Ash la observaba de reojo, apretó su mano levemente al distinguir a los novios besarse, igual se mostraba fascinado por ese acontecimiento y como no, no todos los día se aprecia algo como aquello. Simplemente perfecto.
Después del interesante recorrido, llegaron a una feria. Pikachu era el más feliz por comer toda clase de aperitivos, como las famosas bolitas de pulpo, una especialidad del lugar. Subieron a diferentes juegos mecánicos, donde se divirtieron y rieron como nunca, para Ash, escuchar a Misty reír y gritar de alegría lo llenaba de júbilo y su pecho se hinchaba de orgullo al saberla suya. Enseguida, se dirigieron a cierta parte de la isla alejada de tanto bullicio, una hilera de faroles iluminaban todo a su alrededor, dándole un aire sereno, mágico y romántico.
– ¿Qué te pareció tu sorpresa? ¿Te gustó? – preguntó al acomodar un mantel sobre la arena y tumbarse a admirar las brillantes estrellas.
– Sabes cómo sorprenderme y nunca dejas de hacerlo... gracias, Ash – él asintió ensanchando su sonrisa y sacó el pequeño presente que con mucho esmero le preparó esa misma mañana.
– Toma.
– ¿Y esto?
– Tu cumpleaños aún no termina, ábrelo.
La pelirroja hizo lo pedido abriendo lentamente la bolsita, alzó una delineada ceja ante lo que veían sus ojos, adivinando de inmediato aquel detalle.
– No me digas que... ¿Tú las cocinaste? – preguntó emocionada y anonadada, él asintió sin tomarle mucha importancia – Ash tu... no es por reprocharte pero tu no sabes cocinar.
– Pues resulta que tu novio tiene súper poderes cuando se trata de ti, amor.
Misty aguanto el llanto con las mejillas coloradas. Ese hombre era todo un caso y bien sabía sorprenderla, eso la enamoraba aún más de lo que ya estaba de él. Sin pensárselo dos veces, la joven se abalanzó sobre él estampándole un abrasador beso.
– ¡Wow! – exclamó el joven después del fantástico premio y recuperar el aliento – si así me vas a dar las gracias, creo que no estaría mal cocinar de vez en cuando para ti.
– Adulador.
La chica le dio un golpecito en el hombro pero otro beso sorprendió al moreno y luego se dispusieron a disfrutar de las deliciosas galletas preparadas con mucho amor por el joven Ketchum.
Mas tarde, esa misma noche...
Pikachu dormía profundamente en la habitación contigua a la pareja, totalmente agotado de las actividades del día, ajeno a lo que sucedía con su entrenador y su novia en la alcoba de al lado.
– Misty, tú... ¿tu piensas en casarte algún día? – preguntó serio y meditabundo el moreno acariciando suavemente con sus dedos el delicado hombro desnudo de ella. Se hallaban abrazados en el lecho después de una apasionada y placentera entrega.
– ¿Lo dices por la ceremonia que vimos recién?
Ash asintió con un quedo "si" y Misty suspiró apretándose a él y oler el delicioso aroma de su colonia y su piel.
– Haya boda o no, compartir una vida a tu lado es lo que más deseo – susurró ella rozando con su mano el musculoso pecho.
El corazón de Ash dio un vuelco de alegría ante aquellas palabras e inmediatamente se acomodó de lado quedando frente a frente, la contemplaba sonrojada. Acercó su rostro acunando la mejilla femenina con su mano, apreciando esos chispeantes ojos verdes, se sentía un hombre muy afortunado, Misty siempre fue, es y será la mujer ideal para él. Acortó la poca distancia que lo separaba de ella besándola pausadamente, disfrutando y perdiéndose en el sabor de su boca, no tardó en acomodarse encima de ella.
– Te amo – dijo vehemente la joven entre sus deliciosos besos, él la miró embelesado, colocando un par de mechones rebeldes detrás de su oreja.
– También te amo, feliz cumpleaños, amor – musitó ronco besando el inicio de sus senos y adentrándose en su cálido interior para comenzar a moverse lentamente llevándola nuevamente al paraíso.
La pelirroja gimió dejándose envolver por las placenteras atenciones de su guapo novio, sin duda alguna estaba agradecida por tan maravilloso regalo de cumpleaños y tener a un hombre como él en su vida.
Fin.
Soy una eterna fan de la pareja Ash y Misty desde que tenía doce, trece, catorce años (no recuerdo bien) y era una eterna fan de pokémon, tanto que le rogué a mi mamá me llevase a ver la película de Pokémon Dosmil junto con mi hermano cuando se estrenó en los cines. Aun hasta la fecha me sigue gustando esta pareja, he de aclarar que dejé de ver pokémon desde que Misty se fue, así que no tengo idea de lo que ha acontecido con el anime. Si he escuchado de May, Serena y demás chicas pero la verdad ya no me llama mucho la atención ver la serie. Aun así, quise hacer un one shot en honor a ellos dos.
Este escrito es una pequeña adaptación de otro one shot que escribí de otra pareja :3
Espero les haya gustado.
