Todo fue por ti
Capítulo cuatro
A mitad de la noche, a Kohaku le dio hambre y bajó a buscar un bocadillo rápido. Cuando volvió a entrar a su habitación y se recostó en la cama, no se dio cuenta de que olvidó ponerle el seguro a la puerta.
Un largo rato después, cuando ya estaba casi totalmente dormida otra vez, Senku entró a la habitación y se escabulló hasta su cama, metiéndose debajo de las sábanas y abrazándola por la cintura.
Ella abrió los ojos pesadamente.
No estaba molesta… solo estaba asustada.
¿Qué pasaría cuando fuera a Tokio? ¿Regresaría divorciado y podrían estar juntos sin nada en medio? ¿O nunca volvería, descubriría que todo fue mentira y acabaría destrozada?
—Sé qué es lo que estás pensando… —susurró él—. Pero no sé qué hacer para convencerte… Si es necesario que te lo diga de nuevo, te lo diré: te amo. Solo a ti… Ese matrimonio es una farsa, y cuando vuelva la farsa se habrá acabado. Todo estará bien, Kohaku.
Ella se dio vuelta, enfrentando su mirada con la suya con la escasa luz que se veía por las farolas fuera de su ventana.
—También te amo… —Posó una mano en su mejilla, sintiendo todas sus dudas evaporarse casi como por arte de magia.
Solo con una mirada, él la volvía completamente indefensa, ciega a sus palabras, totalmente embelesada por el amor que le tenía.
No perdió tiempo en besarlo con toda su pasión, con toda su entrega, y fue correspondida en la misma medida, con intensidad, con ternura, a veces lento, a veces de forma desenfrenada, despojándose de sus ropas y llevando sus manos a explorar el cuerpo del otro de pies a cabeza, desviando sus besos a zonas muy lejanas a los labios, ahogando sus gritos con mordidas y besos demandantes, fundiendo sus cuerpos sin reparo, toda la noche, hasta finalmente caer dormidos.
Al día siguiente, Senku volvió a su trabajo solo para recolectar toda la información de utilidad que tuvieran allí, viendo que no era mucha. Su equipo estaba un poco estancado sin su guía, otra cosa que lo hacía lamentar mucho tener que dejar el proyecto, pero era lo que se había ganado por avanzar al lugar en el que estaba por medio de atajos en vez de por su propio esfuerzo. Tendría que empezar desde cero con otra empresa, con su propia competencia, y eso si lo aceptaban, y quizás sin un puesto importante, pero era lo que se había ganado.
Las cosas marcharon de maravilla con Kohaku los siguientes días. Todas sus dudas habían sido despejadas, y hasta estaba ansiosa porque él se fuera a Tokio a terminar con ese asunto de una vez.
No podía esperar para poder llamarlo completamente suyo y solo suyo.
El lunes, fue a despedirlo al aeropuerto y se dieron un largo y profundo beso, sin importarles que varias personas los vieran y hasta que algunos les tomaran fotografías. Nunca se molestaron en guardar las apariencias, en California no despegaban sus bocas, no tenían nada que ocultar en Japón ni en ningún lado. No podría importarles menos lo que pensaran de ellos.
Kohaku volvió a casa en taxi, comenzando a preparar todo para volver a la tarea de buscar trabajo, cosa que debería ser más fácil ahora que tenía documentos.
Se tomó un té con una tostada y guardó todo lo que necesitaba en un bolso, dispuesta a salir, pero, apenas abrió la puerta, se sorprendió al ver un auto estacionado frente a su casa. Al verla salir, la mujer que estaba en el auto salió, acercándose a ella sin quitarle la mirada de encima, con ojos absolutamente inexpresivos y fríos.
Kohaku se congeló, sintiendo un mal presentimiento.
—Así que… —Al estar a solo unos pasos de distancia, la mujer la miró de arriba a abajo— tú eres la amante, ¿eh?
Kohaku sintió esa pregunta como una bofetada.
—¿Eres… eres la esposa de…? —Ni siquiera pudo terminar de decirlo.
—¿La esposa de Senku-sama? —Rio secamente—. No. No lo soy.
—¿No?...
—Veo que no te ha dicho nada. —Entró a la casa sin ser invitada y se sentó en el sofá—. Su esposa es extranjera. El nombre de la señora Ishigami es Luna Wright de Ishigami. —Esas palabras la hicieron sentir enferma del estómago, y solo atinó a cerrar la puerta y acercarse a la mujer extraña—. Yo soy la asistente de la familia Wright-Ishigami, Nagashima Maiko, veló por sus mejores intereses.
—No entiendo… ¿Qué haces aquí?
—Vengo a salvar a una familia, y a salvarte a ti del ridículo, querida. —Cruzó una pierna sobre la otra—. Déjame adivinar, te ha dicho que tú eres la "primera mujer que le ha interesado", ¿o me equivocó? —La miró con burla y condescendencia. Kohaku apretó los puños, permaneciendo completamente inmóvil—. Ay, querida… Senku-sama ha tenido varias amantes. Eres la número cuatro, felicidades.
—¿Qué?... —Sintió su boca secarse.
—Compruébalo tú misma. —Arrojó varias fotografías en la mesita de la sala.
Kohaku permaneció quieta un largo rato, antes de acercarse a paso lento a la mesita y sentarse en el cojín frente al sofá en el que Maiko se había sentado.
Tomó una fotografía, palideciendo al ver a Senku abrazando por los hombros a una chica castaña con una mirada tranquila y una sonrisa dulce.
—La segunda amante, Ogawa Yuzumi —dijo Maiko, helándole la sangre—. Hasta tuvo un hijo con ella, pero no lo reconoció, por supuesto, solo le da dinero para que no lo molesten. —Le señaló otra foto.
Kohaku tomó con mano temblorosa la fotografía de Senku parado junto a la misma mujer castaña, sosteniendo en brazos a un bebé idéntico a la tal Yuzumi. Él miraba al bebé con cierto cariño, una sonrisa suave en sus labios.
Sintió un nudo en su garganta.
—La tercera amante es Hokutozai Minami. —Señaló a la foto de Senku en un evento con una hermosa mujer despampanante parada a su lado—. Fue mucho más discreto con ella, pero no tanto. —Le mostró fotos donde se veía a Senku en un restaurante junto a Minami, en un evento de boxeo, sentado junto a ella, y a Minami jalándole la oreja mientras le mostraba una foto—. Estuvo con ella al mismo tiempo que con Yuzumi, por eso terminó con las dos, ya que Minami lo descubrió. Y a las dos las hizo sentir que eran las únicas… les dijo que las amaba, que se divorciaría por ellas. —Juntó las fotos, mirándola con una sonrisa aún más condescendiente—. ¿Te suena familiar, querida?
—No… esto no es posible. —Frunció el ceño duramente, intentando negar el hecho de que tenía los ojos llenos de lágrimas—. ¿Por qué debería creerte? ¿Cómo sé que esas no son solo… solo sus amigas? —Bueno, él no le había hablado nunca de amigas, solo de la esposa de su mejor amigo Taiju, pero no recordaba bien su nombre.
—Querida, lo estás viendo con su hijo, ¿y todavía le crees todas sus mentiras? —Volvió a mostrarle la foto con ese bebé, pero la apartó de su vista con rapidez—. ¿Y quieres saber por qué deberías creerme? Porque la primera amante… soy yo. —Le enseñó una foto de ella… de Maiko y Senku dormidos juntos en una cama, cubiertos solo por unas mantas.
Solo le enseñó la foto durante un segundo y la apartó rápidamente de su vista, pero fue suficiente para romperle el corazón por completo.
No… no podía ser… ¡era imposible!
Las lágrimas comenzaron a resbalar imparables por su rostro y un dolor inmenso empezó a retorcerle el pecho.
Ese no era Senku… no podía ser su Senku… ¡Debía haber otra explicación!
—Solo estuvimos juntos unas semanas, al final me arrepentí y lo dejé. —Guardó sus fotos en su bolso—. Quiero mucho a la señora Luna como para traicionarla de esa forma… nunca podría hacerle ese daño… menos sabiendo de su terrible enfermedad…
—¿Enfermedad? —susurró, casi sin voz, todavía sin dejar de llorar.
—Sí, sufre de cáncer, no vivirá mucho… —Suspiró con tristeza—. Pero a Senku nunca le ha importado ella, aunque tampoco nunca le importaron sus amantes… hasta que tú llegaste. —La miró fijamente—. Felicidades, parece que lograste lo que ninguna, él de verdad se divorciara por ti. Debes estar muy orgullosa. —Rio con frialdad—. Le vas a arrebatar el hombre que ama a una persona que ha vivido toda su vida sufriendo.
—Yo… —Ni siquiera le salió hablar, estaba demasiado aturdida.
—Pero adelante, querida, a ver cuánto le dura la fidelidad, porque sigue viéndose con Yuzumi y Minami… ¿por qué crees que pasará unos días en Tokio? Hacer que su esposa firme los papeles solo le tomaría unos minutos, pero él seguro que quiere saludar a las otras dos. —Sonrió con crueldad, mientras Kohaku sentía una puñalada en el pecho—. Aunque quizás después de su despedida con ellas si te sea fiel, porque hasta está renunciando al trabajo de sus sueños para poder revolcarse contigo en paz. Es un hombre tan racional, pero un par de piernas bonitas lo convencieron de tirar todo por la borda. Debes estar orgullosa.
—Cállate. —Negó con la cabeza, secando sus lágrimas con fuerza—. No te creo… Es imposible… Él…
—Déjame adivinar otra cosa —le dijo, interrumpiéndola—. Seguro que él en algún momento te dijo "Si es necesario que te lo diga de nuevo, te lo diré: te amo. Solo a ti". —Kohaku se quedó congelada en su sitio, con su rostro lleno de horror y sorpresa—. Me lo imaginaba. —Rio—. Es lo que les dice a todas, amante número cuatro. —Volvió a reír—. Parece muy sincero, ¿no? Apuesto a que le creíste por completo.
Kohaku cerró los ojos, llevándose las manos al rostro, ahogando un sollozo.
No… no podía ser cierto…
—Déjame darte un consejo. —De repente, Maiko dejó un puñado de billetes en la mesa—. Veté de aquí. Veté antes de que él regrese y vuelva a engatusarte con sus mentiras. Ya lo ha hecho con las otras dos, solo conmigo no le funcionó. Dice todo tipo de mentiras para mantenerte a su lado… no le des la oportunidad. No lo merece. Ya ha hecho daño a mucha gente.
—Yo… —Apenas fue capaz de hablar, su garganta se sentía como si estuviera completamente cerrada—. Yo… no tengo a dónde ir… Yo… —Cerró los ojos, sintiéndolos doler por el ardor de tantas lágrimas.
—Tengo un boleto para Aomori. —Dejó el ticket en la mesa junto al dinero—. Y de ahí toma un barco para ir a Hokkaidō, también te tengo un boleto para eso. —Le dio otro ticket—. Así él no podrá buscarte. Busca un hotel y un trabajo, eh… —Dejó más dinero sobre la mesa, mucho más—. Esto te alcanzara para unos tres meses de renta y otros gastos. Y aquí tienes mi número. —Le dejó una tarjeta—. Escucha, no es tu culpa… Senku es un hombre despiadado y sin corazón al que no le importa jugar con las mujeres. Si necesitas ayuda, te ayudaré. Puedes llamarme. —Por primera vez, le sonrió con amabilidad—. Lo siento si te dije las cosas de mal modo… pero merecías saber la verdad. —Kohaku no le respondió, muy ocupada intentando mantener el llanto a raya—. Me iré ahora… pero escucha… no te quedes con ese hombre. Veté ahora, no lo dejes seguir lastimándote y mintiéndote. Aunque sí quiera escaparse contigo, dejaría a mucha gente tirada, a un proyecto importante para todo el mundo, a su pobre esposa enamorada y enferma, y a su propio hijo… Veté, Kohaku, es lo mejor.
Aún en medio de tanto sufrimiento, Kohaku la miró con extrañeza.
¿En qué momento… le dijo su nombre?
Maiko de repente se tensó, apartando la mirada.
—Debo irme ahora —dijo, con urgencia en su voz—. Sé qué harás lo correcto. Él fue el que actuó mal, tú no tienes nada que ver. Confió en ti. —La miró fijamente, antes de asentir y marcharse de la casa.
Kohaku ni siquiera la miró. Estaba tan metida en sus caóticos pensamientos que ni siquiera se había dado cuenta de que Maiko se llevó la taza de té que había tomado antes de irse.
Fue incapaz de levantarse de su asiento, enterró el rostro en las manos y gritó de dolor, con su mente llena de pensamientos que contribuían a herirla más y más. Senku con otras mujeres, con un hijo, Senku mintiéndole descaradamente, viéndola a los ojos y jurándole amor, cuando ella era solo un mero capricho.
¿Incluso le había escondido su hijo a su familia? ¿Cómo podía ser tan cruel y enfermizo?
Cuando pudo dejar de llorar, después de horas, un sentimiento de odio empezó a llenar su pecho.
Una parte de ella quería enfrentarlo, gritarle todo lo que tenía para decirle, reclamarle y echarle en cara sus mentiras y lo horrible ser humano que era… pero ¿realmente soportaría enfrentarlo? No quería volver a sentir este dolor horrible… y también le daba miedo volver a caer en sus mentiras.
No… no le daría la oportunidad de volver a lastimarla.
Decidida, juntó todas sus cosas en su maleta y en su mochila. Tomó su bolso, el dinero y las cosas que Nagashima Maiko le dio y preparó todo para irse.
Dudó un poco, pero al final tomó un lápiz y una hoja, dejándole a Senku una breve nota para que supiera lo mucho que lo odiaba por haber jugado con ella de esa forma.
Lo sé todo, Senku.
Nagashima Maiko me lo contó. Me mostró las fotos, me dijo todo lo que le has hecho a esa pobre mujer con la que estás casado.
No quiero tener nada que ver con la vida podrida que llevas. No tienes idea de lo mucho que te odio…
Ja… sabía que era demasiado bueno para ser verdad.
Espero no volver a verte nunca. No te atrevas a buscarme.
Gracias por salvar mi vida, y gracias por dejarme conocer a tu maravillosa familia… pero, por lo demás… me arrepiento muchísimo de todos estos meses a tu lado.
Adiós.
Luego de llorar todo lo que tenía que llorar, Kohaku salió de la casa muy temprano al día siguiente, llegando justo a tiempo para tomar su vuelo a Hokkaidō.
No volteó a ver atrás. Él no lo merecía.
Continuará...
Holaaaa :D
El drama está fuerte con este fic, pero no puedo evitarlo, me encanta XD
Tienen los capítulos cinco, seis y siete ya en mi Patre0n! Puede q ya empiece a subir solo de uno en uno, ya veremos xP
Muchos ya conocen a Maiko por mis otros fics, pero muchas veces solo la pongo para molestar, esta vez será la antagonista principal en la historia D:
Ojala q esta historia les esté gustando a pesar del drama!
No olviden que se les ama con todo el kokoro!
Me despido!
CELESTE kaomy fueraaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa!
