Naruto y Harry Potter no me pertenecen. Escrito sin fines de lucro.

—¿Tiene ya una respuesta para mí, Nara-san? —Quiso saber.
—Es Shikaku —le dijo divertido.
Quizás esa era todo lo que ella necesitaba oír.
La mujer sonrió, de forma brillante, quitándole el aliento, Shikaku tuvo que controlarse a sí mismo, ¿Hime-sama siempre fue así de hermosa? A sus ojos, ella era deslumbrante, con ese extraño, pero elegante forma de vestir, con sus gestos suaves y mirada esmeralda. ¿Todas las Hime-sama eran así de deslumbrantes? No, no todas eran así. Se encontraba encandilado.
En ese momento no sabía bien que podía hacer, que era lo que ella quería. Se encontró actuando de forma torpe, nervioso y ansioso. La vio acercarse a él, mientras se quedaba paralizado en ese mismo lugar, pudo oler su suave perfume, perfume que no podía descifrar que contenía.
—No se arrepiente de su decisión, ¿verdad? —Cuestionó al ver como el ninja estaba reaccionando.
La mujer se preguntaba si todos los shinobis era así. La duda en su línea de trabajo significaba la muerte. Entonces, ¿por qué duda? Quizás no sabía que existían mujeres iguales de peligrosas que las misiones que podrían enfrentar. Quizás lo sabía bien y por eso vacilaba sobre su decisión.
—No estoy dudando de mi decisión. Me pregunto qué es lo que quiere Hime-sama —Lo decía en serio, la mujer se quedó preguntándose a si misma que es lo que quería ella.
—Decirlo en voz alta sería muy egoísta, Nara-san. En este preciso momento, ¿qué es lo que quieres? Viniste a mí. Tomaste tu decisión, ¿qué te impide tomar lo que quieres ahora mismo? —Un desafío quizás. Las mujeres eran tan problemáticas. Shikaku la vio acercarse más a él, estaba observando cómo se movía al caminar, camino alrededor de él, esperando a que hiciera algo.
—Te quiero a ti —Aseguró el ninja mientras la sujetaba por el brazo. La vio sonreír.
—Me tienes. Tómame — Dijo mientras con un simple movimiento dejaba caer el vestido al suelo. Nara se deleitó con la vista, estaba completamente desnuda, nada cubría su hermosa piel.
Sintió que se le secaba la garganta, levantó la mano para acariciarla, temiendo que pudiese desaparecer. Ella se acercó para que la tocara, cerrando los ojos mientras esas grandes manos la sujetaban por la cintura. La mujer levantó la vista para encontrarse con sus ojos, sus manos recorrieron la ropa del ninja, deteniéndose en su pecho.
Shikaku observó sus bonitos labios, ella sonreía para sujetar su ropa y tirar de ella para que quedara a su altura.
—Puedo tomar el control esta vez si así lo quiere Nara-san —Afirmó para luego besarlo.
Siguió el juego de la atrevida Hime-sama. Quería ver hasta dónde es que la bonita mujer podía llegar. Ella continuó besándolo mientras lo hacía retroceder y caer a la cama. Con un simple gesto de su mano se acomodó mas al centro de la cama, ella subió a la cama y lo besó, sonriendo con picardìa.
—Nara-sama ¿quieres comer mi coño una vez más como lo hiciste ayer? —provocó.
—Es Shikaku… —corrigió por hábito, para no pensar tanto en la probabilidad… ella, encima de su rostro, mientras dejaba que él devorara su húmedo coño. Sintió su polla moverse, al parecer no era el único ansioso y emocionado con esa idea.
—¿Quieres devorar mi coño una vez más, Shikaku? —Bromeo. El ninja no dijo nada, solo observó a la mujer para saber si estaba bromeando —Podría sentarme en tu cara.
—Deja de jugar —quiso ordenarle, pero su voz salió más como una súplica que una orden. Sus manos bajaron por encima de su ropa, mientras se besaban. Sintió como sus suaves manos desprendían sus pantalones y bajaba la cremallera para acariciar el bulto que estaba atrapada en sus calzoncillos. Metió su mano dentro de su ropa interior para acariciar su miembro.
—¿Quieres que te chupe la polla? —El hombre gimió ante tan dulce propuesta, sentir su boca alrededor de él, su boca húmeda y caliente. Su polla tuvo una reacción "entusiasta" ante tan brillante idea, más ante el agarre firme de aquellas suaves manos que comenzó a moverse sobre su longitud. —Quizás podríamos hacer ambas cosas a la vez.
¡Mierda! ¿Acaso quería matarlo? Empujó sus caderas para arriba mientas la suave mano sujetaba más firme su polla. Volvió a besarlo. La mujer descarada estaba jugando con él, ¿se estaba cobrando lo de la noche anterior?
Soltó su firme agarre, tenía una sonrisa burlona en sus labios. Desvió su mirada para bajar sus pantalones y ropa interior, con sus piernas ayudó a quitarse la molesta ropa. La escuchó reír al saberlo tan ansioso.
—Creo que en esta ocasión no —dijo, subiéndose a horcajadas sobre las caderas del ninja.
Shikaku observó la visión encima de él. Como apretaba su dura polla entre los cuerpos de ambos. Se encontraba ansioso por saberse dentro de ese apretado, húmedo y caliente coño. Pero, al parecer, la Hime-sama quería jugar. Su pequeño cuerpo se movió hacia adelante y hacia atrás, apretando su polla entre sus húmedos labios mojados. Ella se movía encima de él, gemía y jadeaba. En su rostro una expresión de puro placer.
Acarició al ninja, levantando un poco su ropa, descubriendo su abdomen, dejando puesta la ropa. Se irguió sobre él para besarlo mientras seguía moviéndose, ambos sumergidos en las sensaciones de la fricción de ambos cuerpos. Ella se apartó de su boca, llevó una mano hacia abajo, sujetó su polla y la dirigió hacia el interior de su vagina.
Gimió al sentirse deslizándose en su interior. Observó su expresión de éxtasis mientras lo tomaba por completo. La vio abrir sus hermosos ojos, ojos oscuros del deseo. Observó como esperaba para acostumbrarse a su intrusión. Con sus suaves manos sobre su pecho, ella comenzó a mover suavemente su cuerpo, hacías delante y hacia atrás, adueñándose de su placer, tomando lentamente todo lo que quería en ese momento de èl.
—S-shikaku… t-te sientes… t-tan bien —gimió.
El Nara sintió un escalofrió en todo su cuerpo, ella era perfecta. Quería más de esta mujer. Shikaku se caracterizaba por ser vago, perezoso y muy paciente y persistente para perseguir aquello que quería. Esta mujer, Hime-sama o no, era de él, solamente suya. Observó como sus cuerpos estaban unidos, como eran uno solo en ese momento.
La mujer continuó moviendo su cuerpo de la misma manera, aumentando la velocidad de sus movimientos y volviendo a moverse lentamente hacia adelante y atrás, una y otra vez mientras gemía muy despacio el nombre de Shikakuku. Luego, giraba un poco sus caderas en círculos, para hacerlo despacio y después más rápido. Nara agarraba las mantas de la cama, tratando de disfrutas todo el placer que recorría su tenso cuerpo y él lo estaba disfrutando, mucho.
Se acercó para besar su boca, mientras sus grandes manos sujetaban sus caderas para empujarla más hacia su dura y muy necesitada polla. Ella gemía entre sus besos y caricias. La mujer se apartó del ninja para levantarse de encima de él.
Shikaku gruño al verla apartarse de su muy erguida polla. La mujer lo beso con una sonrisa y volvió a subirse a horcajadas sobre él, ahora dándole la espalda, dirigiendo la polla a su interior. Shikaku maldijo. Tenía una hermosa vista frente de él. Vio como ella movía sus caderas de arriba y abajo, él sonrió perversamente antes de mover de golpe sus caderas para encontrarse en medio del camino, la escuchó gritar, repitiendo la acción una y otra vez más. Agarro sus caderas mientras se seguían moviendo.
—Tan perfecta… Hime-sama —gruño.
Le demostraría que podía hacerle perder el control. Quería adueñarse de sus fantasías. Hacer que necesite más de él. Sus fuertes manos abrieron un poco sus nalgas para acariciar su culo prieto, viendo cómo se erizaba la piel de la hermosa mujer. Como la fina capa de sudor los cubría a ambos cuerpos y el sonido húmedo y obsceno cuando sus cuerpos se encontraban. Shikaku mojó con saliva uno de sus dedos para volver a acaricias el trasero de su Hime-sama, mientras metía su dedo dentro de ella, la veía retorcerse de placer sin dejar de moverse encima de su polla y él bombeaba su dedo dentro de su trasero, con su mano libre golpeó con su palma abierta una de sus nalgas.
—¡Ah! ¡Si! ¡Así, papi! ¡Mas! —gritó. Claro que Shikaku no pudo entender lo que decía porque la última palabra la dijo en otro idioma, un idioma desconocido para él. Sintió como algo oscuro se apoderaba de él, pensando que había dicho el nombre de otro estando en la cama con él. Tenía que enseñarle que nombre debía gritar entre estas cuatro paredes. Volvió a golpear sus nalgas mientras ella movía sus caderas, sacó su dedo del interior de su trasero para masajear sus nalgas, apretarlas y mover sus propias caderas hacia arriba.
—Date vuelta —ordenó con un tono oscuro.
Ella lo obedeció, mientras se daba vuelta y quedaba en frente de él. Lo vio quitarse el chaleco y su camiseta para tirarlas lejos de ellos. Se sentó en la cama mientras ella estaba encima de él, con su polla profundamente en su coño. La atrajo más hacia él, devorando su boca, abrazándola más hacia su cuerpo y empujándola más fuerte en contra de su miembro. La primera reacción de la mujer fue jadear sorprendida, mientras el ninja volvía a repetir su acción, mientras ella gritaba, sintiéndose al borde del orgasmo.
—¡S-Si! ¡Si, papi! —gritó de nuevo, mientras seguían moviéndose juntos y su polla golpeado un lugar especialmente sensible —¡S-Shikaku, mas!
Sintió como su interior apretaba su polla, mientras se corría muy profundo dentro de ella, la apretó más fuerte hacia sí, disfrutando las sensaciones, disfrutando del pequeño cuerpo sobre él. Sintió como ella, al mismo tiempo, se tensaba a su alrededor, mientras su cuerpo tenia espasmos. Shikaku la sujeto firmemente, mientras ella se corría teniendo su polla muy profundamente en su interior.
Ella poco a poco se fue calmando, su cuerpo tenso se fue relajando estaba cansada y satisfecha, pero, por alguna razón él no quería soltarla. Esperando a que su respiración se calmara, ella se abrazó a él, escondiendo su rostro en su cuello. Besando la piel expuesta, mientras sonreía. Shikaku volvía a tensarse.
—Eres asombroso, papi —le dijo al oído.
—¿Cómo me llamaste? —Se sentía tenso y algo molesto.
—Papi… —Dijo sin notar su molestia.
—¿Qué significa esa palabra? —Ella se alejó de él para mirarlo a los ojos, un sonrojo cubriendo sus mejillas.
—Es una forma cariñosa y en este caso pervertida de decir otou-san —murmuro, evitando sus ojos.
Shikaku sonrió, ¿aunque era eso? Tarareo. La atrajo hacia él para besarla. La molestia siento olvidada. Su miembro ya flácido se deslizaba de su interior. Ambos se acostaron en la cama. Ella lo miro con los ojos entrecerrados.
—Se suponía que esta vez yo tenía el control —acusó, solo para escucharlo reír divertido. Ella al verlo, no podía estar molesta, sonrió como él lo hacía. Se acercaron para compartir un beso una vez mas.