Disclamer: Todos los personajes son de la todopoderosa y un poco vaga J.K Rowling. Le he pedido que me preste a Draco pero no quiere, la muy egoísta.. ¬¬'
Despues de mas de un año sin actualizar, lo se lo se, el aburrimiento de mi vida me lleva a volver a intentar sacar la historia hacia delante, de momento esto es lo que me ha salido, muchas gracias por todos los reviews. A Mony, Kary, Tania, Sara, Nohenatha, Macarena. Lenne, Anna y Estivalia, gracias, muchas gracias.
Como aclaracion pequeña del capítulo diré que hasta la parte del Gran Comedor este capitulo transcurre desde que Hannah en el capitulo 2 abandona la biblioteca, hasta que Blaise llega a su sala comun, tambien en el capitulo 2. Así que este cap y el 2 tiene escenas paralelas. Luego la historia avanza.
Capitulo 3
No podía creerse su suerte, ahí estaba el Hufflepuff del demonio, visto de lejos no parecía desagradable, quizás no tendría que emborracharse para acostarse con él, no es que ella necesitara emborracharse para tirarse a un tío, a veces ayudaba, sobretodo si el chico en cuestión no respetaba los canones marcados por Pansy Parkinson, aunque pensándolo mejor, quizás tendría que emborracharlo a él.
El rubio parecía no haberla visto así que aprovecho para asegurarse de que su pecho estaba en su sitio, es decir, bien arriba y su falda tapara lo necesariamente imprescindible. Y allá vamos, se animó mentalmente, el repiqueteo de sus tacones comenzó a propagarse alegremente por toda la galería hasta llegar a los oídos de Smith, que al levantar la vista del suelo y divisar a la Slytherin estuvo tentado de cambiar bruscamente de dirección, pero su orgullo se lo impidió, el mismo orgullo que le hacia maldecir diariamente al sombrero seleccionador por haberle colocado en esa casa de perdedores, y para un héroe Hufflepuff que aparecía en mucho tiempo se lo cargaban, era un hecho, una conspiración mundial contra la casa del tejón, y ¿por que tenían que llevar esa combinación de colores? Negro y amarillo, parecían abejas, abejas que lo único que hacían era trabajar para que otros se llevaran la gloria, él no tendría que estar ahí.
Mientras divagaba y maldecía al trozo de tela viejo y desalmado, un fuerte olor le penetró hasta lo más profundo de su pituitaria. Estaba mareado, sacudió la cabeza y se encontró con Parkinson mirándole con una cara extraña, podría decirse que con lujuria, inconscientemente dio un paso atrás y se preparó para el ataque.
- ¿Qué quieres? – Rápido y cortante, le encantaba hablar así.
Era desagradable e insufrible, lo sabia por la forma de fruncir el entrecejo, lo sabía mucho antes de intentar mantener una conversación con él. Pero era un reto y lo iba a ganar – tranquilo, no voy a comerte – sonrió mostrando su inmaculada dentadura – aun - siseó con esa lengua viperina que Merlín le había dado.
- No tengo tiempo para tus chorradas – y sin mas la rodeó sin rozarla y siguió su camino.
El pánico dominó a Pansy por un segundo, tenía que encontrar un tema de conversación... – ¿sabes? – alzó la voz – me encantó el color del pelo de Draco¿cómo conseguiste ese tono? - Vale, no era el tema más inteligente pero había funcionado, Smith se había parado en seco y ahora la miraba sopesando la situación.
Pansy intento sonreír con inocencia, no era su especialidad pero bueno, resultó. Smith se rascó la cabeza y mirando a todos los lados se acercó a la morena – ¿A qué viene eso?
- Bueno, en realidad me pareció una broma muy bien hecha, y a Malfoy... que es tan difícil de engañar... – observó haciéndose la sorprendida.
A Smith se le iluminaron los ojos, alguien reconocía su talento, a parte de sus compañeros de casa claro, un Slytherin ni más ni menos.
La chica notó enseguida que había dado en el clavo, al rubio le perdía la vanidad – si, es digna de todo un Slytherin, pensé que los Hufflepuff no teníais talento, pero veo que guardáis alguna sorpresa.
Ella se había acercado aprovechando el momento de embriaguez de Zacharias y había empezado a pasarse la mano por el cuello. Al chico le llegó otra vez de golpe el empalagoso perfume de la chica.
No podía creer lo que veían sus ojos. Ahí estaba la zorra oficial del colegio coqueteando con Zach. Hannah sintió como la rabia corría desbocadamente por sus venas. La gente estaba gilipollas y ella era la única que mantenía un poco de cordura. ¿Por qué Zach sonreía de esa manera tan estúpida?. Solo le faltaba babear. Y solo porque la Slytherin era guapa, y delgada, y tenía unas piernas que ella jamás conseguiría aunque se matase a hacer patinaje sobre hielo, mierda y más mierda. Pasó por su lado como una exhalación y emitió un gruñido cuando Smith intentó saludarla. La verdad es que el chico no había notado su presencia hasta que no la tuvo casi encima, hizo un intento de saludo que se quedo en un balbuceo bastante estúpido, pero no todos los días tenias a la "novia" de Malfoy felicitándote por humillar al rubio, y ahora que la miraba bien tenia un escote bastante considerable y Hannah solo era Hannah, la prefecta, la que siempre les reñía cuando montaban jaleo en la sala común, y Parkinson estaba allí, con ese par de.. atributos que Merlín le había regalado¿quien era Hannah?
Zabini caminaba feliz, era un día feliz, llevaba toda la tarde perdiendo el tiempo entre las piernas de una chica, y vaya chica. Parvati Patil ni más ni menos. Nada que ver con su sosa gemela, que tenía alma de Granger y se pasaba la vida hablando de retórica y de filósofos que él ni siquiera sabía que existían. Paso al lado de una cristalera y no pudo evitar mirarse al espejo, era tan guapo, lo había heredado de su madre, por supuesto, bueno, mas que nada porque nunca supo a ciencia cierta quien era su padre, pero lo que hiciera mama con los hombres eran cosas suya, él había heredado su talento. Cuando dobló la esquina aterrizó de un golpe en la tierra, Pansy y el Hufflepuff hablando, en un pasillo, solitos, y a una peligrosa distancia, pasó por su lado y le mandó un saludo burlón a su compañera.
- ¿Qué Parkinson, haciendo obra social?
Parkinson le fulminó con la mirada, con lo bien que iba la cosa y tenía que venir el egocéntrico éste a estropeárselo. Con una mueca sarcástica le contestó – ¿qué, vienes de revolcarte en alguna cama Zabini? – le estaba comparando con los cerdos, claramente.
Zabini soltó una carcajada – no, prefiero las superficies más duras – dijo guiñándole un ojo. Miró con ironía al Hufflepuff y se alejó dejándolos solos.
Cuando Parkinson empezó a pensar en una serie de improperios no propios de una señorita como ella Zach reaccionó. La verdad es¿qué hacía la Slytherin con él y por que? – ¿Qué quieres Parkinson? – volvió a preguntar rompiendo la magia del pasado momento.
- Nada, solo pensé que tenía que conocer a alguien con tanto talento como tu – dijo la morena intentando recomponerse - podríamos dar una vuelta salir por Hogsmeade o algo – propuso pestañeando rápidamente.
Vale, Parkinson pidiéndole una pseudocita, aquí si que había gato encerrado, pero de los grandes – no sé que estas planeando pero sea lo que sea te diré que pierdes el tiempo, seré Hufflepuff pero no soy imbécil, déjame en paz – y casi empujándola se marchó camino a la biblioteca.
Hannah bufaba, y si supiera como derribar esa maldita columna con forma de enano deforme lo haría, pero no sabía hacerlo así que lo único que podía hacer era quedarse allí, sentada, apoyada contra la pared y maldecir su mala suerte, porque cuando Cupido se dedicó a repartir amor por Hogwarts, tenía que haber estado muy borracho para asignarla un tío como Zacharias Smith, al que no le aguantaba ni su madre y encima la única que parecía que le hacia gracia era la zorr... la guarr.. ¡Esa indecente sin falda llamada Pansy Parkinson, pero como las desgracias no vienen solas, allí estaba ese Slytherin que completaba el trío fantástico con lengua de serpiente, "comosellame" Zabini, para acabar de amargarla la existencia.
Deseó que no se fijara en ella, que simplemente pasara de largo como si fuera un tapiz mas de los muchos que colgaban de la pared, pero no, como iba a desperdiciar una oportunidad así...
- Mira lo que me he encontrado .. – sonrió Zabini dispuesto a divertirse un poco – ¿qué te ha pasado?. ¿Te ha visitado tu amiga la de rojo?
Hannah volvió la cara donde no podía vérsela y sutilmente le dedicó un "que te jodan" bastante desagradable.
- Oye ¿no será que te acabas de dar cuenta de que eres una Hufflepuff, después de todos estos años?. ¿O es que el hombre de tu vida se ha dado cuenta de que hay tías miles de veces mejores que tu? – sonrió con malicia casi obscena.
La chica parpadeó sorprendida, pero como se podía ser tan capullo y encima dar en el blanco, intentó defenderse pero esa batalla ya la tenia perdida - prefiero estar mil veces en Hufflepuff que rodeada de víboras sin futuro.
Zabini la miró divertido, los seres inferiores eran divertidos, ofuscados en su propia mediocridad.
- Desengáñate, Hufflepuff es la casa de los que sobran, todo el mundo lo sabe, los que no son valientes, ni astutos, ni inteligentes van ahí, la verdad es que es una putada. Si yo fuera tú me cortaría las venas.
La chica miró al Slytherin desde abajo, con cara de mala uva, daba miedo, pero él era un hombre, y de la casa de las serpientes, ese abejita no le iba a amedrentar, él era Blaise Zabini y tenía.. mierda, la chica había empezado a sollozar, primero bajito, como un pequeño zumbido que fue aumentando de calibre hasta convertirse en un desesperada llamada de consuelo, él no era bueno en esas cosas, era bueno en historias de cama y en elegir túnica para las noches de fiesta pero ya está, lo de convertirse en pañuelo de lágrimas nunca lo había llevado muy bien, en realidad, nunca había sido el pañuelo de nadie, pero la vio allí, tan sola, tan Hufflepuff, que lo único que pudo hacer es sentarse en frente suya mientras ponía cara de póquer, una de sus especialidades. Quizás no debería haberla revelado la tragedia que envolvía a los de su casa, pero que iba a hacer, ya era tarde, así que se paso allí unos 14 minutos viéndola llorar desconsoladamente.
Cuando Susan se dio cuenta de lo absurdo de la situación, y de lo ridícula que se debía de ver llorando por un desconocido, y más por un desconocido, por el que lo único que debería de sentir era repulsión, se limpió con movimientos histéricos la cara
- Tu nunca me has visto y yo nunca he estado llorando aquí¿entendido?
Él la miró fijamente, no sabia muy bien que le tenia que responder, las tías eran muy complicadas, por eso él no se complicaba, ligoteo, polvo y se te he visto no me acuerdo. Adoptó un rictus polifacético, valía para cualquier tipo de situación, se levantó y sin dirigirle ninguna palabra emprendió su camino de vuelta a la sala de Slytherin, olvidaría ese pequeño momento surrealista y chincharía a Draco con el hecho de que su novia había estado ligando con su tormento particular.
Cuando le vio desaparecer detrás de una esquina la chica se levantó del suelo, recogió la poca dignidad que le quedaba y arrastró sus pies hasta su sala común, con un poco de suerte Ernie estaría allí y podría llorarle sus penas toda la noche.
Con el trabajo terminado y las tripas protestando, Ginny se dirigió hacia el Gran Comedor casi corriendo, se iba a poner hasta las cejas de cualquier tipo de postre que tuviera chocolate, sí, lo del peso no era un problema, tenia uno de esos metabolismos que hacen palidecer a cualquier medimago especialista en nutrición, y joder bastante, todo hay que decirlo, a esas chicas que tienen que controlar lo que comen porque la celulitis es su mejor amiga. Ginny no sabía si Hermione permanecía a ese grupo de chicas porque a la Gryffindor lo único que parecía importarle en esta vida eran los libros, los dieces en los exámenes y su hermano Ron, aunque de esto ultimo parece que no se había dado cuenta hasta que el pelirrojo empezó a mostrar cierto interés por una tal Lav Lav, que le llamaba Ro Ro y que parecía una prolongación de su lengua. Así que Hermione estaba mas callada que de costumbre, se perdía mas tiempo por la biblioteca y para horror de Harry, había comenzado una sorprendente carrera hacia el máximo objetivo de su vida en estos momentos, poner celoso a Ron.
Y es que Harry era un pringado, atrapado entre sus dos mejores amigos no podía ponerse de parte de ninguno porque eso significaría la muerte instantánea a manos del otro, pero a Ginny todo este juego de ni contigo ni sin ti le parecía absurdo, ahora era una mujer liberada sexualmente que había descubierto que no todos los chicos tenían que tener cicatriz y un pasado oscuro para atraerla.
Pero había limites, claro, por ejemplo, el imbécil rubio de Hufflepuff, que no paraba de mirar mal a Harry por el simple hecho de existir, si era malo al quidditch, ella tampoco tenia la culpa, un día le iba a hacer tragarse su escoba enterita. El susodicho se dio cuenta de la cazada de la pelirroja y levantando la barbilla muy dignamente se volvió hacia su plato para mirar a su prefecta, que tenia cara de que le había pasado algo malísimo, pero cada vez que intentaba hablar con ella ésta se volvía hacia Ernie y le ignoraba ampliamente, le pareció escuchar algo de Parkinson pero debió imaginárselo, así que como nadie le hacia caso, se dedico a jugar con los guisantes mientras Susan le contaba los problemas que había tenido para plantar las semillas de rantania, apasionante.
Harry estaba haciendo malabarismos otra vez para atender a sus amigos, Ginny le miraba, era tan bueno, tan superhéroe, tan pringao, que le haría un favor ahí mismo, encima de la mesa, a ver si su hermano y Hermione tomaban ejemplo.
Y de lejos acechando, como el animalejo al que se parecía y Ginny no podía identificar, Draco Malfoy estudiaba a su victima, no era fea, del todo, para ser una Weasley claro, pero tenia muy mala leche, y pensaba que hablaba con una escoba metida por el culo, apretó el vaso con agua hasta hacerse daño y se obligo a respirar.
Pansy no se encontraba mejor, había entrado a la sala común minutos antes maldiciendo todo lo que se movía y gritando a Blaise algo de gonorrea mientras desaparecía camino a las habitaciones. Y Blaise que no entendía nada y que tampoco le importaba, fijaba su atención en la desdichada Hufflepuff y su pobre vida, pobre gente, el también lloraría por los rincones si tuviese que llevar ese escudo en la túnica. Después de dedicarle medio segundo mas de lo necesario a esa mesa se centro en la de los leones, parecía mentira que Weasley pudiese respirar y usar la lengua al mismo tiempo, pero lo hacia, no era tonto del todo y la chica no estaba mal, pero Patil estaba mejor, si, la buscaría después de la cena, y la chica Weasley no estaba tampoco nada mal, mejoraba con los años como el vino, sonrió – me apetece cambiar de aires, una pelirroja le vendría bien a mi lista.
Pansy casi se atragantó, Blaise siempre había sido ligerito de cascos, pero eso era parsarse ya, el mundo conspiraba contra ella – ¿pero se puede saber que os ha dado de repente con la Weasley! - Grito perdiendo un poco los nervios
- Pansy, no montes el espectáculo – Malfoy la miraba fríamente, no le gustaban esas escenas y no quería que nadie se enterara del trato o todo se echaría a perder, elegancia sobretodo.
Ella lo miró un segundo, consciente de que la mesa entera de Slytherin la observaba fijamente, y Blaise mas, así que dignamente se sentó y termino de cenar sin dedicarle un solo gesto mas al rubio, los Slytherin no le dieron mayor importancia, las peleas entre los dos eran muy comunes, lo que no era común era que el tema de discusión fuera la Weasley, así que parecía que a Draco también le hacia gracia ¿eh? Zabini sonrió imperceptiblemente, como le gustaban estas cosas...
Para cuando la sala común de Gryffindor estaba vacía, el reloj rozaba casi las 12 de la noche, Hermione había regresado de su ronda hacia rato, maldiciendo a Ron por décima vez en el día y Ginny se encontraba en un sillón envuelta entre mantas y leyendo un libro. La castaña le dio las buenas noches y se subió a dormir.
Ginny recordó vagamente cuando se quedaba con la excusa de leer hasta tarde, para poder tener la sala para ella sola y para Dean, pero como Dean se había convertido en una especie de perro guardián le había mandado a volar hacia 2 semanas, y además estaba Harry, su espinita, esa persona que todos tenemos que tachar de nuestra lista aunque muramos en el intento y Harry no había vuelto de su reunión con Dumbledore, así que no tardaría en regresar. Le dio tiempo a pasar dos hojas del libro cuando la entrada se abrió dejando paso a un Harry cansado y más desgarbado de lo habitual.
- Buenas noches Harry
El chico miró el bulto que le había saludado y sin saber porque se puso nervioso, echó una mirada a su alrededor percatándose de que estaban solos, solos...
- ¿Que tal te ha ido? – preguntó la pelirroja mientras le hacía un sitio ofreciéndole las mantas. El chico reticente se aproximó despacio y se sentó lo mas alejado posible de ella, pero como el sillón no era muy grande tampoco era una gran distancia.
- Bien, como siempre – respondió mientras miraba disimuladamente hacia la escalera de los chicos, esperaba que en cualquier momento apareciese Ron gritando y pidiéndole explicaciones de porque estaba a esas horas sólo, con Ginny, con Ginny en pijama, que mas que un pijama parecía ropa interior un poco mas grande de lo habitual.
La chica se dio cuenta de las miradas del moreno y suspiró asqueada¿que tenía qué hacer una chica para que el tío que la gustaba se le lanzara al cuello? Parecía que las indirectas no funcionaban, así que habría que empezar con las directas - Harry¿por qué evitas mi mirada?. ¿No te gusto?
Harry empezó a sudar, como no le iba a gustar, pero después de lo de Cho empezaba a pensar que era un poco torpe con las mujeres¿y si la besaba y se ponía a llorar también?. A lo mejor le olía el aliento y nadie se lo había dicho.
- ¿Harry? – insistió Ginny.
Ella iba de castigadora pelirroja, con su piel al descubierto, y sus pecas, y esas clavículas que eran las más bonitas que el chico había visto en su vida, total, que cuando perdió el norte y se disponía a lanzarse sobre ella, otro pelirrojo apareció por las escaleras, lo que obligó a Harry a tirarse del sillón al suelo, para disimular desastrosamente su ataque de depredador en celo.
- Así que estabas aquí¿qué haces en el suelo? – preguntó Ron restregándose los ojos.
Harry miró un segundo a Ginny que tenia cara de muy mala uva, y que claramente le estaba reprochando su falta de valor – nada, se me cayeron las gafas pero ya está – dijo poniéndose de pie y colocándose el pelo.
Ginny bufó ofendida, su hermano tenia el don de la oportunidad, Harry había estado a punto de besarla y él lo estropeaba todo como siempre¿por qué no podía ser hija única? Tiró de las mantas y desapareció por las escaleras de las chicas arrollando a Ron y a Harry a su paso.
- ¿Que narices le pasa? – protestó Ron viéndola desaparecer – están todas locas, como Hermione, cada vez que abre la boca es para meterse conmigo, si ella estuvo besuqueando a Krum yo puedo hacer lo mismo con Lavender ¿no?
Harry lo miró como si se fuera a poner a llorar de un momento a otro – es muy tarde, y estoy hasta las gafas de vosotros, me voy a dormir – y dejó a Ron plantado en mitad de la desierta sala común.
Espero que os haya gustado. Quejas y sugerencias en los reviews
Nefe
