¡Saludos queridos lectores!

Me alegra anunciar que hoy tengo para actualizar esta historia y "El circo de las rosas negras". Sólo tardaré algunos minutos en actualizar una de otra, así que espero que si ven este capítulo y siguen la otra, puedan leer la actualización apenas terminen con esta n.n

Para no hacerles la espera más larga, los dejo con la actualización de esta historia n.n


Karin se sonrojó con el ofrecimiento, pues aunque anteriormente había dudado de él, había que decir que durante ambas fiestas, él había sido bastante respetuoso con ella en comparación a todos esos imbéciles que se le habían acercado para ligarla, o mejor dicho, manosearla; él incluso la había estado defendiendo de quienes intentaron forzarla y aunque había sido muy extraño todo eso de sus compañeros de trabajo, habían sido ellos los raros, no él.

Además, lo único que le había pedido en todo ese tiempo era un baile que no había podido ser y hablar un poco con ella, estaba dispuesto a hacerlo en cualquier lado, ni siquiera se oponía a la presencia de sus amigos. Sonaba adorable.

—¿Quieres que los deje a solas? —Juugo le preguntó a su amiga.

—Mi amigo y yo nos iremos después del baile —Karin le respondió al ángel para asegurarse de que el chico no tenía segundas intenciones.

El joven sonrió y mantuvo su mano ofreciéndosela a la chica, quien la tomó convencida y le hizo un gesto a Juugo para que saliera con ellos.

Sasuke estaba más tranquilo ahora que había convencido a la chica de bailar, por suerte, aún con media alma y sin comer, tenía suficiente poder para aparecer cosas en sus manos y había notado el monedero de la chica en la fiesta de la iglesia.

A diferencia de las otras veces, el trío salió de la casa con mucha facilidad, algo que sorprendió a Karin y Juugo, pues aunque no era como si la gente se quitara para dejarles un camino libre, sintieron como si al pasar por un lado, la gente decidiera alejarse por unos segundos de ellos. Por supuesto, esto era obra del ángel negro que no tenía la paciencia de lidiar con esas multitudes.

Una vez afuera, Sasuke intentó tomar a Karin por la cintura y pegarla a su cuerpo para ese supuesto baile, pero obviamente era para tratar de recuperar la mitad de su alma. Sin embargo, apenas hizo su movimiento, la joven se soltó de él.

—Espérame sólo un momento —pidió la chica para luego acercarse a Juugo.

—¿Qué pasa? —preguntó Juugo que estaba igual o más confundido que el azabache por el repentino movimiento de la chica.

—No importa lo que pase, no dejes que me quede más tiempo aquí. Ese chico es guapísimo, sexy y me derrito sólo de verlo, pero aún me inquieta que haya terminado en la misma fiesta que nosotros y sigo pensando que debemos irnos de aquí antes de que algún vecino llame a la policía —Karin le susurró a su amigo.

—Sólo es un baile.

—Un baile con un chico sexy semidesnudo. Puedo sentir cómo mis hormonas asesinan mis neuronas, así que confío en ti para llevarme.

Sin permitirle a Juugo decir nada, Karin se dió media vuelta y volvió hacia el joven que parecía descontento, obviamente por la forma en que ella se había alejado de repente.

—¿Vamos a hacerlo? —cuestionó el chico que trataba de ocultar su disgusto.

—Claro —Karin sonrió acercándose a él, pero cuando el chico quiso pegar su cuerpo al de ella tras tomarla de la cintura, ella se rió nerviosa dando un paso atrás— Espera —Sasuke frunció el ceño— Eso no se baila así.

—No conozco otros bailes —respondió impaciente, porque él realmente no iba a bailar y para Karin resultaba un contraste muy grande que él quisiera bailar pegados cuando la música de la fiesta era más bien animada y ruidosa.

—Yo te enseño —se ofreció Karin queriéndose morder la lengua, pues si se acercaban, ella podría aprovechar más para tocar ese cuerpo bien esculpido que ese chico tenía, pero no podía evitar seguir teniendo algunas reservas.

—No…

—¡Sasuke! —el ángel oyó su nombre cuando iba a sujetar a Karin por la fuerza por la desesperación aún cuando sabía que eso sería contraproducente. Sin embargo, aquella persona lo detuvo antes de que pudiera reflejar sus intenciones— Aquí estabas.

—¿Qué quieres? —preguntó Sasuke enfadado, porque ahora sospechaba que su hermano intentaba sabotearlo.

—Creo que sería mejor que tú y tus amigos se fueran rápidamente a otra parte —recomendó el joven hombre mirando a Karin y Juugo de reojo— El dueño de la casa y un amigo mío no se llevan bien, y acaba de llamar a la policía.

—¿De qué… ?

—¿La policía? —preguntó Karin alarmada.

—Si. Deben estar en camino, así que no quedan más de cinco minutos para que lleguen. Deben irse rápido.

—Debemos…

La frase de Juugo se detuvo y Sasuke se dió cuenta que no era lo único.

—Estás echando todo a perder. Un movimiento en falso y difícilmente conseguirás acercarte hoy a ella —habló Itachi.

—¿Detuviste el tiempo?

—Tengo algunas perlas de Kaal y tuve que desperdiciar una en ti. Ya te la cobraré. Deja de hacer preguntas o el efecto se terminará —respondió Itachi irritado— Vas a terminar alejando a esa chica si insistes de esa forma. Eres muy impaciente y ella va a descubrir que sólo te acercas por interés.

—¿Y tú podrías hacerlo mejor que yo? —replicó Sasuke enfadado.

—Por supuesto, pero no hay tiempo para lecciones. Sígueme la corriente y busca la forma de "huir de la policía" con ellos —respondió Itachi— Y no importa lo que pase, evita forzarla o ser demasiado insistente con acercarte. Estás en la cuerda floja con ella.

—Pero…

—...ir por Suigetsu. No podemos dejarlo —Juugo terminó su frase.

—No nos dará tiempo de buscarlo y huir —respondió Karin contrariada— Desde un principio le dije que esto podía pasar.

—¿Conoces a su amigo? —Itachi preguntó a Sasuke y este asintió, después miró al par de chicos— ¿Dónde está su carro?

—Por allá, pero nuestro amigo tiene las llaves —respondió Juugo señalando la dirección del carro.

—Vayan hacia allá y Sasuke y yo iremos a buscar a su amigo dentro de la casa —respondió el mayor— Cuando lo encontremos, lo mandaremos para allá. Sólo por favor, llévense a mi hermano con ustedes —pidió amablemente— Si oyen a las patrullas llegar, escóndanse, los iremos a buscar cuando la policía se haya ido

Itachi le hizo una seña a Sasuke para que ambos entraran, pero después de los primeros tres pasos, Juugo habló.

—Suigetsu estaba en el armario del pasillo izquierdo del segundo piso —comentó el muchacho, recibiendo un asentimiento de cabeza de que había sido escuchado. Después, el chico se dirigió a su amiga— Vamos. Ubiquemos dónde podremos escondernos si no llegan a tiempo.

Sasuke e Itachi entraron a la casa y se hicieron invisibles e intangibles una vez que estuvieron por entrar, confiando que la cantidad de alcohol en los asistentes pudiera confundirlos si los habían visto desaparecer. A pesar de ello, ellos podían verse y oírse mutuamente y el menor fue el primero en hablar.

—¿Qué pretendes?

—¿De qué hablas?

—¿Por qué me estás ayudando tanto?

—Ya te lo dije, no quiero que arruines mis planes —replicó Itachi que iba a la cabeza andando por la casa atravesando a la gente que no podía verlos. Sólo unos cuantos se estremecían cuando los hermanos los atravesaban porque sentía un frío inexplicable.

—Podrías sólo matar a esa humana para deshacerte de mí —señaló Sasuke que desde la primera vez, ya sentía algo extraño en el actuar de su hermano— O dejar que falle en recuperar mi alma.

—Si la mato, estarás encima de mi reprochándomelo y aunque eliminarte sería algo sencillo, podrías arruinar mi plan. Hay muchos Ajna atentos y ya me están haciendo difícil el trabajo —respondió Itachi subiendo las escaleras— Tu humana es una de ellos y si dejas que tu alma siga adherida a ella por más tiempo, sólo va a estimularla más lo que va a resultar un problema para los dos.

—¿Ajna?

—Sé que en tu estado actual, sólo has podido salir del Otro lado en esta fecha, pero habría esperado que aprendieras más de los humanos cuando trabajabas con los claros —bufó el mayor— Los Ajna son los que tienen su sexto sentido activo. Algunos lo tienen más que otros y los más desarrollados pueden vernos aún si nos hacemos invisibles como ahora —de un momento a otro ya estaban frente a la puerta del armario— No me di cuenta la primera vez que la vi, pero ese es otro motivo por el que debes ser cuidadoso con ella. No sabe lo que pasa, pero entre más tiempo pase, se sentirá desconfiada de ti.

—¿Y eso qué tiene qué ver con tu plan? Si no consigo mi fragmento de alma y ella se va, no te afecta.

—Me afecta porque ya me vio contigo y si ella logra desarrollar su Ajna con tu alma antes de que esta la consuma, se puede convertir en una amenazada. Y por cierto, también serían noticias terribles para ti, porque eso querría decir que su alma tiene la capacidad de consumir la tuya en lugar de al revés —señaló Itachi— Un humano con el poder de un ángel, aunque sea la mitad, puede ser capaz de cazarnos. Consideré matarla aún si te dejaba indefenso para evitar ese peligro, pero me di cuenta tarde y si ella ya está consumiendo tu alma, podría ser peligroso. Tienes que ser tú quien la recupere para evitar riesgos.

—Si ella ya está consumiendo mi alma significa que no podré recuperarla completa ¿No?

—Puedes, porque aún no se ha completado, pero debes apresurarte, porque entre más desarrollado esté su Ajna, menos confiará en ti —soltó un suspiro pesado— Tomemos al humano que están esperando y sácalos de la fiesta para que confíe en ti. Si no logras un acercamiento para cuando se despidan, no presiones y despídete o harás las cosas más difíciles —Itachi revisó su celular. Eran las cinco para las diez— Te veré detrás de la iglesia de la ciudad a las once y media para asegurarme que lo lograste y si no, tendrás que quedarte en el mundo humano.

—¿Qué es eso? —preguntó Sasuke refiriéndose al aparato.

—De verdad no has prestado atención a las costumbres humanas —bufó el mayor— Con razón no puedes acercarte a una humana que ya babeaba por ti —le entregó el aparato al menor— Guárdalo, es un celular. Los humanos los usan para comunicarse. Mínimo deberías poder conseguir el número de esa chica si fallas en recuperar tu fragmento de alma —Itachi se hizo visible— No hay tiempo para explicarte los detalles.

Confundido por el aparato, Sasuke se hizo visible también y de inmediato, Itachi abrió el armario. Si, había una pareja semidesnuda allí dentro, pero Suigetsu no estaba allí.

—Adelante —sonrió la chica con medio traje de gato puesto mientras sonreía a los chicos.

—Lo siento —respondió Itachi y cerró la puerta.

—¿Cuánto tiempo tenemos para buscar a ese humano? —preguntó Sasuke refiriéndose al tiempo en que la policía llegaría.

—No lo sé. Realmente nadie que yo conozca ha llamado a la policía —respondió el mayor— Pero debemos apresurarnos para que esos humanos no sospechen de la mentira.

Sasuke cerró los ojos y se concentró para buscar a Suigetsu. Como había compartido un fragmento de su alma, aún había rastros en la del chico, así que si no estaba muy lejos podría encontrarlo.

—Por aquí —dijo Sasuke y caminó hacia el pasillo opuesto, donde al pararse frente a una de las puertas de las habitaciones, la abrió sin tapujos.

Suigetsu estaba allí con alguna chica y parecía que no tenía mucho de haber llegado, porque aunque su ropa estaba desarreglada, aún tenían toda. Eso sí, ambos quedaron muy sorprendidos al ver a los ángeles abrir la puerta con facilidad, pues estaban seguros de haber puesto el seguro.

—Tenemos que irnos —el azabache menor se acercó al albino para tomarlo de la muñeca y halarlo sin problemas fuera de la habitación.

—¡¿Qué?! ¡Suéltame! ¡¿Qué crees que haces?! —Suigetsu peleaba y pataleaba, pero sin importar cuánta fuerza ejerciera, el extraño parecía tener más.

Así como con Karin y Juugo, parecía que la gente les abría el paso conforme pasaban, pero sin ser tan evidentes, por lo que se movían dentro de la casa sin tanta dificultad.

—Tu eres Suigetsu-kun ¿No es así? —Itachi preguntó mientras lo empujaba por la espalda.

—¡¿Quiénes son ustedes?!

—Tus amigos nos han mandado para sacarte de aquí —respondió el mayor.

—¡¿Amigos?! ¡¿Qué amigos?! —gritaba furioso.

—Karin dice que tienes las llaves del auto. Tenemos que salir de aquí antes de que venga la policía —respondió Sasuke.

—¿Y le creíste? Seguramente lo dijo para arruinarme la diversión porque ella no tiene la propia —Suigetsu seguía peleando— Mejor ve a cogértela, a ver si así deja de joderme. Seguro que se le olvida mi existencia un rato.

—No es algo que ella haya dicho. Fui yo quien lo oyó de alguien confiable —respondió Itachi.

—¿Y quién eres tú? —preguntó el albino acusadoramente.

—El hermano mayor de Sasuke. Por cierto, creo que conozco a tu hermano… Mangetsu ¿No? —respondió el mayor que había leído su alma para encontrar cómo convencerlo— Me pareció que también fue invitado a esta fiesta, pero no sé si vino. Quizá quieras llamarle y advertirle.

—¡¿Qué?! ¿Mi hermano podría estar aquí? ¡Él dijo que iba a estar en la fiesta de…! —se puso pálido de repente y miró a Itachi suplicante— Por favor, te lo suplico, no le vayas a decir a mi hermano que me viste aquí. Si se entera, me mata.

—Puedo prometerlo, pero ¿No te preocupa que lo arresten a él si no le adviertes?

—Si, pero… yo… pues…

Claro, a Suigetsu le preocupaba su hermano, pero advertirle sería delatar que estuvo en una fiesta de universitarios.

—Yo le avisaré si te llevas a mi hermano de la fiesta ¿Qué te parece?

—Si, por favor, yo lo dejo sano y salvo en su casa —pidió el albino.

—No es necesario que lo dejes en casa. Sólo tiene que estar a las once y media en la iglesia de la ciudad —respondió Itachi— Ahí nos veremos con nuestra familia y podremos recogerlo sin que se enteren que estuvimos aquí.

—Considéralo hecho.

—¿Cuál es tu carro? —preguntó Sasuke cuando, sin que Hozuki se diera cuenta, habían llegado al sitio donde Juugo y Karin les habían señalado.

—Por allí —Suigetsu había sacado las llaves y señaló con el mando para abrir las puertas.

—¡¿Por qué tardaron tanto?! —Karin había salido de su escondite con Juugo detrás. Ambos habían decidido ocultarse para prevenir que los vieran.

—No estaba donde dijeron —respondió Sasuke algo seco e Itachi le dió un golpe disimulado en la espalda— Debemos irnos ya.

—Les encargo a mi hermano.

—¿Tú no vendrás? —preguntó Juugo.

—Tengo mi propio coche y si se llevan a Sasuke con ustedes, se liberará un lugar más para otro amigo. Ya deben estar esperándome —respondió el mayor— Además, estará más seguro con gente de su edad en caso de que la policía los detenga. Podrían decir que sólo pasaban cerca de la casa.

—¡Vámonos! —exclamó Suigetsu tocando la bocina. Él ya se había metido al carro.

Juugo y Karin se subieron al auto de inmediato y cuando Sasuke iba a hacer lo mismo, Itachi le tocó el hombro.

—Si te comportas tímido con ella podría funcionarte. Sólo no presiones —Itachi advirtió y el menor se soltó bruscamente de él para subirse al auto en la parte de atrás.

Suigetsu salió de la propiedad tan rápido como pudo arrancar el carro y aunque al principio parecía asustado y algo irritado, sonrió cuando recordó toda la actividad física que había conseguido.

—¡Tuve un trío con dos chicas buenísimas! —exclamó de repente— Ya puedo morir en paz.

—¡Idiota! ¡¿Te das cuenta que de no ser por el hermano de Sasuke, nos habrían arrestado?! —replicó Karin aguantando las ganas de querer estrangularlo sólo porque era él el que manejaba, de lo contrario, le habría sido sencillo hacerlo aún si era Sasuke quien está a detrás de él— Y deberías agradecerles, porque Juugo y yo, estábamos a punto de irnos sin ti antes de que él nos lo advirtiera.

—Si, ya sé que estás celosa porque no estuviste conmigo en ese armario, así que acepto cualquier insulto que quieras darme para que te desahogues —respondió orgulloso.

—¡¿Quién diablos quiere estar con alguien que termina pronto cuando se emociona?! —replicó Karin enfadada— Esas dos debieron quedar completamente desilusionadas porque no les aguantaste la carreta.

—¡Ja! Sabes que no es verdad —sonreía el albino orgulloso— Y aunque fuera el caso, yo obtuve lo que quise.

—Así no es como deberían funcionar las relaciones sexuales —señaló Juugo.

—Por eso el idiota no tiene novia, porque no sabe…

Sasuke, que se estaba cansando del griterío, tocó el hombro de Karin fingiendo que quería tranquilizarla. Si las cosas salían bien, podría acercarse más a ella.

Cuando la chica sintió la mano del joven, no pudo terminar su frase porque de nuevo, el calor y el frío la invadieron. Además, aún estaba la sensación de dudar de él, pero al mismo tiempo se sentía cercana. Era como si ella estuviera dividida en dos con lo referente a ese chico sexy y ambas partes peleaban por el control de sus acciones.

—No…

—Vamos, sabes que te he dejado satisfecha —Suigetsu interrumpió lo que Sasuke iba a decirle a la chica— ¿Crees que esas dos no querrán buscarme?

Avergonzada y furiosa, Karin se puso completamente roja.

¿Por qué carajos había mencionado que habían estado juntos, justo en frente de ese chico? No importaba si ella se sentía contrariada sobre él; Suigetsu no tenía derecho a andar alardeando nada y mucho menos algo que era verdad a medias.

—Déjala en paz —ordenó el azabache irritado, aunque el verdadero motivo era que la chica estaba tan enojada, que le haría más difícil el trabajo.

—Bien, bien, no diré más nada porque estoy feliz —decía con una sonrisa de oreja a oreja.

—No deberías de estar alardeando y menos frente a extraños —reprochó Juugo.

—¿Extraños? ¿Cuáles extraños? A ustedes los conozco desde hace casi tres años y el nudista de atrás… bueno, no es la primera vez que hablamos con él.

—Si Mangetsu-san te oyera hablar así…

—¡Ni se te ocurra decirle a mi hermano! ¡Se supone que somos amigos!

—Deberías considerar eso cuando decides cosas por nosotros.

—¡Yo no decido cosas por ustedes! ¡Ustedes son los que me siguen!

Juugo y Suigetsu siguieron con su charla, de modo que el albino olvidó por completo a sus pasajeros de atrás, pero Karin no podía decir ni una palabra porque estaba tan furiosa y avergonzada, que sentía que si decía algo, iba a terminar asesinando al albino. Sin embargo, de un momento a otro comenzó a sentir que esas emociones se esfumaban lentamente, como si fueran agua y se estuvieran drenando.

—Aún no sé tu nombre —Sasuke le susurró a la chica. Él se había comido su ira y vergüenza. Era fácil, porque sólo tenía que concentrarse en esas emociones y succionar el aire.

—Karin, soy Uzumaki Karin —respondió avergonzada de nuevo, pues a pesar del espantoso comentario de Suigetsu él parecía seguir interesado en ella.

—Soy Uchiha Sasuke.

—Si, ya sabía tu nombre por lo menos, gracias a esos chicos de la iglesia —ella le sonrió tímida— Y no hagas caso de lo que dice Suigetsu, él siempre dice muchas estupideces y…

—Él no me interesa —respondió serio queriéndose acercar, pero recordó que su hermano le había sugerido no presionar y actuar tímido.

¡Agh! La idea de actuar tímido le asqueaba, pero no estaba en condiciones de hacer objeciones. Especialmente cuando tenía límite de tiempo y su vida estaba en riesgo.

—No pudimos tener ese baile —comentó Karin queriendo desviar el tema de Suigetsu y lo que había dicho. Ambos hablaban en susurros para no llamar la atención de los otros dos.

—Me conformo si me das… —Sasuke fingió que tocaría la mejilla de la chica, pero retrajo la mano, desvió la mirada sin terminar la frase y se arregló la voz— Podría ser otro día.

—Si, otro día y podríamos bailar algo lento, como lo que tú sabes bailar —sugirió Karin enternecida por el gesto tímido.

Karin aún no se daba del todo cuenta, pero entre más dócil o tranquilo se comportaba el chico, la sensación que le decía que desconfiara se apagaba, pero cada vez que él se comportaba hostil o autoritario, esa misma sensación le gritaba que se alejara.

—Ojalá pueda ser pronto.

—También deseo que ese baile sea pronto —respondió Karin preguntándose si estaba de ánimo para ir a otra fiesta con él. Una preparatoriana, obviamente. No iba a arriesgarse de nuevo— Hay algo que puedo darte mientras tanto.

Karin se quitó los lentes, se giró suavemente hacia el chico, cerró los ojos y acercó su rostro al de él esperando poder sentir sus labios. Empero, a pesar de que el azabache sonrió satisfecho con el acercamiento voluntario de la chica y que la había tomado de la cintura para pegarla a su cuerpo mientras la besaba, sintieron el carro frenar precipitadamente, de modo que sus labios no alcanzaron a juntarse.

—¡Maldito idiota! ¡Ve por dónde vas! —gritó Suigetsu sacando la cabeza por la ventana del conductor y haciéndole señas obscenas al carro que se había pasado el alto.

—¿Están bien? —Juugo se volteó atrás para verificar al par, y pudo ver que la pelirroja estaba siendo abrazada por el chico, pues ante el impulso del movimiento inesperado, ella iba a chocar contra el asiento y Sasuke había alcanzado a sostenerla y pegarla a su cuerpo bajo la excusa de protegerla.

—Estoy bien —Karin respondió arreglándose la voz para no delatar que estuvieron a punto de besarse. Sin separarse del chico, la pelirroja miró al azabache— ¿No te lastimaste?

—No. Estoy bien —él sonrió, satisfecho de tener a la chica prácticamente pegada a su cuerpo, pero cuando intentó extraer el fragmento de alma, una vez más falló.

—¿Seguro? —preguntó la chica preocupada y sintió cómo él la atrajo más hacia sí.

—Si —respondió el ángel esperando que el gesto fuera suficiente para recuperar su alma. Sin embargo, por más que lo intentaba no lograba recuperarla. Es decir, podía sentir cómo comenzaba a separar su alma de la de ella, pero era como si su alma su rehusara a separarse.

Cuando Sasuke estuvo decidido a dar un tirón más fuerte a su fragmento de alma, aún con el riesgo a llevarse parte del alma de la chica, ella se separó de él para sentarse bien.

Karin no iba a negarse a sí misma que estaba más que contenta en brazos de ese chico guapo y que, si por ella hubiese sido, se habría quedado pegada a él hasta el cansancio, pero el problema fue que le había asaltado una duda.

Suigetsu había sido tan boca floja para decir descaradamente que alguna vez ellos se habían acostado, a pesar de ello, el chico pareció no importarle y ahora la pelirroja se preguntaba si esa reacción no era señal de que él sólo estaba esperando sexo casual de ella y nada más.

Vale, si el chico sólo quería sexo casual, ella podía entenderlo, no era del tipo de persona que pensaba que ese tipo de actividades eran "malas", como muchos lo calificaban, pero sería decepcionante que alguien que había demostrado, o al menos aparentado, ser amable y dulce, sólo esperara sexo de ella.

—¿A dónde te diriges? —Juugo preguntó al albino.

—Aún es temprano. Me dieron hasta las doce para llegar a casa —respondió Suigetsu— Vamos a otra fiesta, a las once nos vamos, llevo al nudista a la iglesia y de ahí volveré a la casa —comentó su plan— Hoy tengo buena racha y la voy a aprovechar.

—¡¿Nos salvamos por pura suerte y aún piensas ir de fiesta?! —exclamó Karin.

—Están conmigo y esta noche Suigetsu es el amuleto de la suerte —sonrió el albino.

—No debes tentar a la suerte, no sabes cuánto te durará —Juugo le señaló— Además, tampoco estoy de humor para ir a otro lado.

—Ustedes son unos aguafiestas.

—Acepto ir a otra fiesta, siempre y cuando sea a la de Hisoka —respondió la pelirroja refiriéndose a un compañero de la escuela.

—¿Quieres ir a una fiesta aburrida donde hay chaperones? —bufó Hozuki.

—Si, sólo quiero comer algún bocadillo y bailar sin preocuparme de los manolarga ebrios o que pueda llegar una patrulla.

Claro, Karin sabía que también había preparatorianos manolarga, pero sabía que en una fiesta con chaperones y sin alcohol, la cantidad de gente era menor. De esa forma sería más difícil para los pervertidos pasar desapercibidos y como eran unos cobardes, entonces no se arriesgarían.

—Podría aceptar eso —secundó Juugo.

—Yo no pienso ir a una fiesta de niños. Si quieren aburrirse, no me arrastren con ustedes —replicó el albino para luego dirigirse al azabache— ¿Y tú, qué dices? ¿Quieres ir con los niños llorones o quieres divertirte con los grandes a lo grande?

—Iré dónde tú vayas —Sasuke se dirigió a Karin, quien la tomó de la mano.

La pelirroja sonrió y de nuevo se preguntaba si debía confiar o no en las intenciones del chico.

—¡Todos son unos niños cobardes! —Suigetsu gruñó dispuesto a dejar a todos en alguna estación del subterráneo para que se fueran por su cuenta, pero cuando se orilló para hacerlos bajar, el joven vio a una chica dirigirse a la estación— ¡Akiko-chan! ¡Akiko-chan!

Al ver a Suigetsu gritarle a alguien, todos enfocaron su vista hacia donde él miraba. Ahí, una de sus compañeras de clase que iba disfrazada de ángel blanco se dirigía al subterráneo. Sin embargo, cuando oyó que la llamaron, volteó y se acercó al reconocer a sus compañeros.

—Hola, qué casualidad encontrarlos por aquí —saludó la joven rubia y enseguida notó a Sasuke.

—Debe ser el destino ¿Verdad? ¿A dónde te diriges? —preguntó Suigetsu caballeroso, pues aquella chica le gustaba. El problema era que ella tenía novio y la jugada del albino era ser amable y caballeroso para que cuando ella cortara con su novio, él estaría en sus pensamientos como una opción.

—Voy a la fiesta de Hisoka-kun. Se me hizo tarde porque se arruinó mi disfraz de enfermera y apenas pude armar este.

—¿Lo ves? ¡Es el destino! Nosotros también vamos para allá —respondió Suigetsu con una sonrisa de oreja a oreja. Si su suerte seguía así, quizá ella ya había roto con su novio y finalmente podrían estar juntos— Sube, yo te llevo. Así no tendrás que sufrir el transporte público.

—¿En serio? ¡Gracias! —exclamó la chica animada.

Suigetsu volteó a ver a Juugo y con una mirada le hizo saber que quería ese lugar para Akiko. Sin embargo, la chica ya había abierto la puerta trasera y la chica había terminado sentada a lado de Sasuke.

—¿No preferirías estar al frente? No creo que estés muy cómoda allá atrás —comentó el albino.

—Estoy bien, no me gusta ir al frente. Me mareo.

—De acuerdo —Suigetsu sonrió entre dientes. Bueno, no todo podía salir al pie de la letra ¿Verdad? De todas formas ella aún tenía novio y en la fiesta podría irle mejor sin todos los que estaban en el carro.

—Hola, buenas noches. Mucho gusto, me llamo Nao Akiko —Hozuki oyó a la chica dirigirse a Sasuke y por el espejo retrovisor la vio sonrió ampliamente. Ella esperó una respuesta, pero él no respondió— Y tú ¿Tienes un nombre o eres muy tímido para responder?

—Él es Sasuke, Sasuke, ella es Akiko, una compañera de la escuela —intervino Karin y Suigetsu echó a andar el coche.

La chica sonaba coqueta y aunque a la pelirroja no le gustaba, se contuvo de mostrar celos. En primer lugar porque se suponía que la chica tenía novio y en segundo lugar porque si el chico sólo quería sexo casual, él la dejaría atrás fácilmente por alguien que se viera más dispuesta, y así, ella podría definir sus verdaderas intenciones.

Si al menos él no hubiese sido tan atento y lindo, ella habría aceptado el sexo casual sin problemas. ¿Quién no querría tener una noche apasionada con un hombre tan sexy aunque fuera sólo una noche?

—Mucho gusto, Sasuke. Ya debes saber que nosotros somos de la Preparatoria Oficial de Oto. ¿Dónde estudias tú?

—No soy de aquí.

—Eso explicaría por qué no te he visto antes —respondió Akiko— No habría podido ignorante si te viera en la calle.

—El destino sólo nos cruza con quién debemos encontrarnos —comentó Suigetsu— Por cierto, es raro verte sola. ¿No venías con Mei o con tu novio?

—Ya no tengo novio y mucho menos mejor amiga —respondió muy enojada— Pero no voy a amargarme la vida por culpa de gente idiota —repuso su gesto— Hoy pretendo tomar las diversiones de la soltería.

Bien, la chica acababa de anunciar que estaba soltera, y que iba por pura diversión, seguramente por despecho. Era momento de ver la reacción de Sasuke sobre ello.

—Es bueno que no arruines tu diversión, pero recuerda no ser imprudente —le aconsejó Juugo.

—Yo digo que debes divertirte todo lo que quieras y demostrarles a esos dos que estás mejor sin ellos —dijo Suigetsu en voz alta esperando que la chica lo volteara a ver.

—No esperaba que saliera un buen consejo de esa boca. Sólo dices estupideces —comentó Karin en voz baja, pues no sé sentía lo suficientemente cercana a esa chica para darle un consejo que ella no había pedido.

—Me divertiré. Es Halloween y no dejaré que nada me preocupe —respondió Akiko decidida y mirando de reojo a Sasuke para ver su reacción. Cuando notó que este parecía serio y con la vista al frente, comentó— ¡Mira! Somos ángeles, tu uno negro y yo uno blanco. ¿Qué piensas?

Akiko era una joven divertida, sociable, alta, de buen cuerpo y torneado dado que practicaba gimnasia rítmica y en general, su temperamento le permitía hacer amigos con facilidad. Por supuesto, esto también le atraía muchos pretendientes aún cuando tenía novio y no se estaba tomando muy bien el hecho de que su, ahora ex, le hubiese puesto el cuerno con su mejor amiga, no sólo por lo obvio y comprensible de la relación, sino que habían herido su ego y vanidad que ahora trataba de subsanar buscando a un mejor partido que su ex.

Todo lo anterior, Sasuke lo percibió desde el principio y esto sólo significaba un delicioso platillo.

No había mejor comedero que una persona traicionada por su pareja por la cantidad de emociones negativas que burbujeaban en ellas y esta chica, además de la ira, tristeza, celos, decepción, orgullo y vanidad heridos, despedía lujuria. El ángel negro no iba a desperdiciar la oportunidad de comer esas emociones y mucho menos cuando sus platillos favoritos, el orgullo y la envidia, estaban a su disposición. Así que se había concentrado en aspirar y saborear los alimentos que estaba consiguiendo.

Sin duda, comer le estaba ayudando a mejorar su humor, pues estaba recuperando algunas fuerzas, aunque sabía que no podría recuperar todas mientras no recuperada la mitad de su alma.

—¿Sasuke? —Karin había tocado el hombro del muchacho cuando él no reaccionó al comentario de Akiko.

—Me distraje —respondió el aludido, lo que hizo mella en el ya herido ego de Akiko.

—Te decía que somos ángeles y podríamos tener una sesión de fotos con nuestros fabulosos disfraces. Un ángel negro y un ángel blanco. Sería como el Yin y el Yang.

—O podrías tomarte fotos conmigo y crear nuestra propia historia de vampiros y ángeles —intervino Suigetsu, que a pesar de tener que estar concentrado en el camino, estaba al pendiente de la chica.

—De no ser por las alas de Sasuke, sentados allí, parecería que su ángel y su demonio intentan aconsejarlo —señaló Juugo divertido con la escena, pues era algo que no estaba planeado.

—¿Cuánto falta para llegar? —preguntó Sasuke irritado por los comentarios, especialmente porque la idea de "ángeles blancos" resultaba en una idea negativa para él.

—Ya casi llegamos —respondió Karin aún confundida, pues si bien él no parecía mostrar ningún interés por Akiko, tampoco parecía darle algún tipo de atención a ella como había hecho desde que se vieron.

—Espero que aún haya fiesta. Es algo tarde para los "niños", así que quizá ya se fueron a dormir —comentó el albino al recordar que aquella fiesta no sería ni de cerca, como las otras dos en las que estuvieron y que el único motivo por el que iba, era por Akiko. Debía aprovechar ahora que finalmente estaba soltera.

Sasuke percibió enseguida envidia, celos y lujuria provenientes de Suigetsu, pues si bien la lujuria era algo que ya había adquirido desde la fiesta de la iglesia, parecía ir en aumento conforme pasaba la noche.

Para los ángeles, blancos o negros, percibir esas emociones era sencillo al tratarse del alimento que les daba su poder y entre más intensas eran esas emociones, era más sencillo leer las almas de los humanos para saber lo que las provocaba. Dicho esto, el ángel negro sabía que Suigetsu estaba envidioso y celoso de Sasuke, tanto por Karin como por Akiko. Especialmente esta última.

En otro momento, Sasuke habría aprovechado tales emociones para comer más, pero como llegaron a la fiesta al cabo de algunos minutos, debía concentrar su mente y energía en recuperar la mitad de su alma antes de que terminara Halloween.


Sasuke parece haber tenido suerte en tener la ayuda de su hermano, pero no ha tenido demasiada en recuperar la mitad de su alma. ¿Creen que lo conseguirá? ¿Akiko será un obstáculo? ¿Karin descubrirá quién es Sasuke? ¿Suigetsu será descubierto por su hermano? ¿Qué otras preguntas les vienen en mente?

Me encantará leer sus teorías y comentarios al respecto, así que por favor, no dejen de comentar n.n

La próxima semana habrá actualización de "La marca del lobo", ya que, aunque había considerado hacer actualización en orden de popularidad como la última vez, sé que "La marca del lobo" es la favorita de estas cinco historias, así que de momento, me quedaré con el orden en que actualicé esta ronda.

Dejando sólo notas sobre conceptos o palabras que usé al final del capítulo, me despido.

Hasta la próxima actualización n.n

Ajna: En el hinduismo donde se cree que existen 7 chakras en el cuerpo humano, Ajna es el nombre del chakra "tercer ojo", aquí lo estoy usando para referirse a las personas que pueden cosas sobrenaturales.

Kaal: Es un concepto del Yoga referente al espacio-tiempo que se considera uno solo y no separados como lo vemos en occidente. Las perlas que menciono son un invento mío, pero este es el origen de la palabra y su relación con lo que está pasando en el fic n.n