¡Saludos, queridos lectores!
Como lo he mencionado en la actualización de "El ángel negro y la humana diablesa", hoy mismo estoy actualizando esta historia n.n
Esta vez, no haré una introducción tan larga. Los dejo con la actualización, esperando que siga siendo de su agrado n.n
La familia Uchiha comenzó la búsqueda de los disfraces para Halloween después del desayuno, algo que fue un tanto complicado, teniendo en cuenta que la celebración sería al día siguiente y habían llegado muchas personas de otras aldeas, por lo que tardaron unas horas en encontrar algo. En algún momento del día, Suigetsu se les unió refunfuñando por haberlo dejado solo en la casa, pero todos sabían que incluso si lo hubiesen levantado, habría protestado por despertarlo y se hubiese quedado igualmente dormido.
Para la hora de la comida, toda la familia se había sentado a comer en un restaurante de Konoha porque cuando pasaron cerca, los niños olieron el aroma de la comida que el lugar despedía y querían probarlo, por lo que, y para fortuna de Sasuke, los planes de ir por ramen habían cambiado.
Cada vez que Sasuke iba a Konoha, Naruto lo presionaba para ir a comer ramen y su esposa, si bien no era una gran fan como el rubio, tenía un gusto particular por el ramen de Ichiraku.
—La aldea es muy grande, seguro recibiremos muchos dulces —dijo Raiden animado mientras esperaban que les llevaran su pedido.
—No podremos cargar muchas cosas —señaló Kaori— No hemos conseguido las calabazas.
—Pueden hacer que Naruto los cargue —sugirió Suigetsu.
—¿Por qué tío Naruto cargaría nuestros dulces? —preguntó Kaori.
—Porque él es quién los va a llevar a pedir dulces junto a su primo Akemi —respondió el albino sin darse cuenta que Sasuke y Karin se enfadaban por haberles dicho, aunque quizá, eso tampoco lo habría detenido.
La pareja no le había informado a los niños que no estarían con ellos pidiendo dulces porque sabían que sería más sencillo que los gemelos aceptaran ir con Naruto si les decían en el último minuto. Ahora iban a pasar el resto del día preguntando una y otra vez si no habían cambiado de opinión y aunque sabían que no protestarían si les decían que era porque irían de misión, se suponía que nadie debía saber que existía la misión.
Si, los gemelos en general eran obedientes y entendían que las misiones podrían ser secretas, pero como aún no estaban seguros de si ellos aún tenían algún tipo de influencia por el olor que percibieron, no era buena idea darles información o dejarles saber que ellos tenían sospechas de aquella mujer. Incluso Karin prefirió mantenerse ignorante de algunos detalles de lo que planearon en caso de que ella también pudiera ser un peligro.
—Su tío Naruto tiene muchas ganas de llevarlos y se divertirán junto a su primo también —respondió Karin, que, así como Sasuke, si no calló a Suigetsu mientras decía lo que no tenía que decir, había sido para no despotricar groserías frente a los niños.
Habría que decir que para Sasuke y Karin, hablar con sus hijos a veces era complicado, pues ambos, aunque aparentaban haber heredado casi todo del lado paterno, ese par también había nacido con el sensor heredado de su madre y aunque al parecer no era tan agudo como el de la pelirroja y aún les faltaba entrenarlo para poder discernir emociones y mentiras, habían cosas y momentos en que ya lograban identificar ciertos matices. Esa era la principal razón por la que aún no les habían dicho nada, hasta no encontrar una forma de decirles sin que supieran que les estaban mintiendo.
—Pero es nuestro primer Halloween —protestó Raiden con tristeza— Deberíamos estar toda la familia.
—Estaremos con ustedes todo el día de mañana hasta que anochezca. Después, los dejaremos con Naruto para que vayan a pedir dulces —respondió Sasuke— Sólo serán unas horas aunque quizá ustedes ya estén durmiendo cuando vayamos a recogerlos. A menos que prefieran quedarse a dormir con su primo.
—¿Y a dónde irán ustedes? —preguntó Raiden poco convencido con el plan.
—Iremos al circo. ¿Recuerdan que no aceptan niños en las funciones de la noche? —respondió Karin cuidando sus palabras, pero no presionándose para que los niños no detectaran su ansiedad— La mujer de las rosas nos regaló los boletos y los vamos a usar y ver la función.
—¿Y no nos van a llevar a la feria, mami? —el niño hizo un mohín— Ella dijo que los boletos amarillos eran para nosotros.
Karin y Sasuke se miraron mutuamente. No querían acercarlos al circo porque no estaban seguros del tipo de peligros que podría haber, pero después de que inicialmente les habían prometido llevarlos, no sabían cómo retractarse sin que se dieran cuenta que ocultaban algo y sin provocar que ellos usaran sus tácticas chantajistas.
Es decir, si, los gemelos en general eran obedientes salvo por alguna que otra travesura que hacían como cualquier niño pequeño, pero también eran lo suficientemente conscientes de que al ser los únicos niños en Oto, los pocos aldeanos rara vez les decían que no a algo que no fuera peligroso, porque si llegaban a negarse, ellos usarían su cara lastímera o comentaban que estaban aburridos para poder salirse con la suya.
Sus padres eran los que menos caían en esa trampa, porque él era bastante firme cuando de decir no se requería y ella podía ver detrás de sus caras inocentes gracias a su flujo de chakra. Karin temblaba con el momento en que aprendieran a ocultar su chakra. Pero al fin y al cabo los niños podían salirse con la suya de vez en cuando incluso con sus padres, porque si les daban razones lógicas de por qué podían o debían hace cosa, ellos terminaban cediendo, y por desgracia, esos boletos amarillos podrían ser esa "cosa lógica" que no sabrían cómo refutar sin hablarles de la misión ni de que sospecharan que había peligro.
—Ya les dije que íbamos a pensarlo —respondió Karin, recordando que el día anterior no les aseguró que los llevaría.
—Pero…
—La verdad es que papá y mamá quieren irse de cita, estar a solas y hacer hermanitos para ustedes —Suigetsu interrumpió a Raiden que iba a protestar— ¿Que por qué ustedes no pueden estar presentes? Porque los bebés sólo se hacen con dos personas a solas… la mayoría de las veces —el albino hablaba rápidamente— ¿Que cómo nacen los bebés? Bueno eso es algo que mami y papi les deben explicar —el hombre miró a la pareja con una sonrisa burlona— Por favor, mamá y papá díganos ¿Cómo se hacen los bebés? Tenemos mucha curiosidad.
La cara de Suigetsu estaba iluminada en todo el esplendor de la burla y todos en la mesa, incluidos los niños, se daban cuenta que él parecía haber esperado ese momento por mucho tiempo.
—Ya sabemos cómo se hacen los bebés —Raiden respondió antes de que el albino pudiera notar que las expresiones de Sasuke y Karin no tenían nada qué ver con haberlos puesto incómodos.
—Además, papá dijo que no planeaban darnos más hermanitos —respondió Kaori— Y mamá dijo que sólo habría si a ellos les fallaba el cálculo.
—¡¿Les dijiste a los niños cómo se hacen los bebés?! —exclamó Suigetsu escandalizado mirando a la pelirroja— ¡Tienen nueve años! ¡¿Qué clase de madre eres?!
—Le dije a Sasuke que tarde o temprano ibas a hacernos una bromita como esta, así que les hablamos del tema a los niños con anticipación para evitar pláticas incómodas y que dijeras cosas estúpidas frente a ellos —respondió Karin satisfecha de joderle el plan al albino— Y obviamente salió la pregunta sobre hermanos, así que aclaramos todo de una sola vez. La verdad deberíamos agradecerte, creo que esa plática ha resultado más fácil ahora de niños que de adolescentes.
—¡Les hablaste de sexo a los niños! —gritó Suigetsu. Algo que llamó la atención de todos los comensales, pero el albino no lo notó y miró a Juugo— ¿Por qué tú no pareces sorprendido? —luego miró a Sasuke— ¡¿Y tú estás tan tranquilo con eso?!
—Soy quien te saca de la aldea para que no intervengas en pláticas importantes —respondió Juugo y Sasuke sólo hizo un gesto de desagrado por el escándalo.
—Señor ¿Podría bajar la voz? —llegó uno de los meseros.
—No se preocupe, cerrará la boca. Sí no, yo misma lo saco del restaurante —respondió Karin y el mesero se fue sin despegar la vista de la mesa.
Todos los que estaban dentro del restaurante miraron con desaprobación al grupo, pues no sabían concretamente de lo que estaban hablando, pero el grito del albino les había dado pistas que no apreciaron.
—¿Por qué gritas tanto, tío Sui? —preguntó Raiden confundido.
—Porque él cree que les hablé del nivel cuatro —Karin estaba bastante divertida con lo que ocurría.
—¡No, tío Sui! Nosotros apenas vamos en el nivel dos —señaló Raiden.
—Mamá nos explicó el nivel dos el año pasado y aún nos faltan dos años para el nivel tres —siguió Kaori.
—¡¿Qué es eso de nivel dos y nivel cuatro?!
—Baja la voz —ordenó Uchiha irritado.
—Los niños tienen derecho a saber algunas cosas y enterarse de más conforme crecen, así que dividí la explicación en cuatro partes y ellos saben que deben esperar a saber lo demás —resumió la pelirroja.
—¡Cómo con los rangos ninja! —exclamó Raiden.
—¿Entonces qué fue eso de si "calculaban mal"?
—Mami y papi calculan cuándo mami va a poner un huevo nuevo para que papi no lo toque por accidente y se haga un bebé —respondió Raiden con su inocente voz— Pero no nos quiere decir cómo papi deja su semilla en el huevo y mamá dice que tira el huevo en el baño cuando se echa a perder.
—¿Cómo mierda les explicaste las cosas? —preguntó el albino pensando que les habían inventado algo más fantasioso que la cigüeña.
—Suigetsu, hay algo más importante que…
—Ni te esfuerces. Déjalo terminar su drama —Karin detuvo a Juugo— Niños, explíquenle a Suigetsu de los niveles.
—En el nivel uno, mami nos dió una clase de anatomía porque los cuerpos de los niños y las niñas son diferentes en algunas partes, pero que aún así, todos tenemos muchas cosas iguales, todos los shinobis tenemos ocho puertas de chakras y las tenemos en los mismos puntos —Raiden explicaba animado.
—En el segundo nivel, mamá nos dijo que los bebés sólo pueden ser creados por un hombre y una mujer. Los niños y las niñas sólo pueden volverse adultos después de la adolescencia y no antes —siguió Kaori— Las mujeres ponen un huevo cada mes, pero se queda dentro de su cuerpo y los hombres le ponen una semilla. Cuando el huevo y la semilla se juntan, ocurre el embarazo. También mamá nos explicó todas las etapas del embarazo.
—En el tercer nivel dijo que nos iba a dar más clases de anatomía de diferencias entre niños y adultos —siguió Raiden— Y en el cuarto nivel nos va a decir cómo el papá pone la semilla en el huevo de la mamá y algo sobre responsabilidad.
Suigetsu estaba sorprendido y confundido de lo que estaba oyendo, porque era como si le contaran algo fantasioso de cómo se hacen los bebés, pero que, de hecho, no estaba errado.
Karin, por otro lado, había dejado que los niños se distrajeran con la explicación que les dió para pensar en alguna excusa. Si los gemelos se distraían lo suficiente, sería más sencillo mentirles.
—Estás loca —bufó el albino con frustración. Había estado esperando tanto por poner incómodos a esos dos con esa pregunta frente a los niños y el único que había resultado incómodo, había sido él.
—¿No pueden tener su cita otro día? —preguntó Raiden con mirada suplicante.
—Mamá y papá no pueden tener su cita en la aldea porque siempre tienen cosas que hacer —dijo Kaori pensativa. Ella también quería estar con sus papás— Trabajan en las misiones, nos entrenan o nos cuidan. Por eso quieren tener una cita aquí. ¿Verdad?
—Consideraremos llevarlos a la feria antes de dejarlos con Naruto, pero hablaremos de eso más tarde —intervino Sasuke, quien se había abstenido a decir nada porque sabía que su esposa había hecho un buen trabajo con las explicaciones.
—¡Si! —exclamaron los niños contentos y Kaori trató de disimular que no se había emocionado, pero sus mejillas sonrosadas delataban su vergüenza.
—¿Estás seguro? —preguntó Juugo extrañado por lo dicho por el azabache.
—Sasuke…
—Estaremos allí los cuatro —contestó el azabache y aunque Karin quería objetar, prefirió esperar un momento a solas con él para que los niños no hicieran más preguntas del tema.
—¿Akemi-kun va a venir con nosotros a la feria también? —Era demasiado tarde, Raiden ya había retomado el tema.
—Sólo hay dos boletos amarillos —señaló Kaori.
—Hablaremos con Naruto sobre esto, de ello dependerá si los llevamos a la feria o no —respondió Sasuke siendo sincero con la respuesta.
Al oír la respuesta, tanto Karin como Juugo pensaron que había sido una estrategia de parte de Sasuke decirles a los niños que la respuesta si iban a ir a la feria o no, la dejarían en manos de Naruto, pues de antemano, todos sabían que el rubio no quería poner ni un pie cerca del circo, así que siguieron la corriente.
Saber que aún no tenían asegurada su ida a la feria, no emocionó a los niños suficiente, pero terminaron por distraerse cuando finalmente sirvieron la comida y el tema se centró en si les gustaba o no lo que habían pedido. Además, también estaban emocionados porque mientras recorrían la aldea, habían visto algunos carteles donde anunciaban actividades diversas ese día y el siguiente, así que los gemelos no dejaban de expresar que querían hacer una u otra actividad.
Para cuando acabaron de comer, Sasuke se levantó de la mesa para ir al sanitario y Raiden lo acompañó. A la salida, el niño quiso correr para volver a la mesa rápidamente, pero en el estrecho pasillo que conducía hacia el restaurante, se tropezó con una mujer.
—Lo siento, señora —se disculpó el niño.
—No hay… —la mujer se quedó muda al ver al niño a pesar de que hacía sólo unos segundos ella estaba tratando de controlar su enojo por el apelativo con el que el niño la llamó.
—No corras así dentro del restaurante —se oyó la voz de Sasuke que salía del baño regañando a su hijo y enseguida vio la escena.
—¿Me da permiso, por favor, señora? —pidió el niño inocentemente, pues cualquier niño llamaría señor o señora a cualquier persona de la edad de sus padres.
—Sasuke-kun…
—No sabía que estabas en la aldea —comentó Sasuke que reconoció a su antigua compañera de equipo de inmediato.
—¿Quién es, papi?
—Ella es Haruno Sakura.
—¿Él es Raiden-kun? Se parece mucho a ti —comentó Sakura.
—¡Ah! ¡Tú eras la compañera de equipo de papá! ¿Verdad? —el niño sonrió ampliamente.
—Si, así es —sonrió Haruno contenta de saber que Sasuke al menos la habría mencionado y se dirigió a él— ¿Vinieron al evento de Halloween?
—Si.
—Estoy segura que Raiden-kun y Kaori-chan se divertirán mucho.
—¿Conoces a mi hermana? —preguntó Raiden sorprendido, porque aunque su padre había mencionado a Sakura y su madre les había contado otro tanto sobre ella, no habían podido conocerla.
La mayoría de las cosas que él y su hermana conocían de la pelirrosa lo habían leído en los libros de historia.
—No, pero Naruto y Kakashi-sensei me han hablado mucho de los dos.
—¿Alguna vez nos irás a visitar a Oto? —preguntó Raiden curioso, porque él y su hermana se preguntaban por qué había gente de Konoha que visitaba su aldea, pero la compañera de equipo de su padre no. Especialmente cuando Naruto, que también fue compañero de su padre, iba seguido a visitarlos.
—Debemos volver con los demás —Sasuke quiso zanjar la charla.
—Si, un día los visitaré —Sakura le aseguró al niño con una sonrisa.
—¿Estás triste? —preguntó Raiden aún cuando su padre le había dado la indicación de que se fueran.
—¿Triste? No estoy triste ¿por qué dices eso?
—Raiden, ¿qué te hemos dicho?
—Que no diga lo que siento con el sensor porque aún no lo sé usar bien y puedo incomodar a la gente —respondió el niño en un tono que delataba que se lo habían repetido muchas veces. Sasuke se arregló la voz— Y también es grosero decirlo porque la gente no siempre quiere mostrar sus emociones.
El azabache estaba enojado, porque ese arreglo de voz, era para indicarle al niño que se disculpara. En su lugar, podía sentirse cómo había hecho más incómodo ese encuentro. Es decir, Sakura y Sasuke no se habían visto desde que él se había casado con Karin porque Haruno había ido a preguntarle al hombre por una oportunidad cuando recibió la invitación de la boda.
Obviamente, Sasuke rechazó a la pelirrosa y desde entonces, ella había estado evitándolo a él y su esposa porque, aunque estaba feliz por él, ella se sentía destrozada por dentro de verlos juntos.
Sakura siempre había dicho que cuando lo superara, iría a felicitarlos, pero después de casi diez años, no había podido tener el valor, así que ese encuentro no planeado, había tenido por aderezo, el hecho de que el niño pudiera percibir su tristeza; especialmente cuando Sasuke sabía que sus hijos sólo podían identificar las emociones cuando eran lo suficientemente fuertes.
—Espero verlos mañana durante el festival. Yo… necesito ir al baño —comentó Sakura antes de que Sasuke regañara de nuevo a Raiden, pero cuando ella vio que tendría que acercarse demasiado al azabache para poder terminar de atravesar el pasillo, retrocedió y se fue.
—¿A dónde va, papi? ¿No dijo que iba a ir al baño? —preguntó Raiden confundido.
—Volvamos con tu madre.
Padre e hijo regresaron a la mesa con los demás y el hombre notó enseguida que había un silencio inusual.
—¿Ocurre algo?
—Acabamos de ver a Sakura hace un momento —respondió Karin.
—¡Nosotras también la vimos en el baño! —exclamó Raiden animado, pero su hermana le tocó el brazo y con sólo mirarlo le hizo notar que había algo extraño con los adultos.
—La encontramos al salir del baño y Raiden habló de lo que percibía en ella en voz alta —comentó el azabache.
—Entonces…
Sasuke asintió a la duda que seguramente su esposa tenía: Sakura seguía sin superarlo.
Cuando Sasuke y Karin se comprometieron, ninguno tenía en mente hacer una enorme boda porque aquellos que pudieran considerar amigos o familia, eran apenas un puñado de personas. Además, ellos se casarían en Oto y todavía menos personas, hablando de los de Konoha, irían a esa aldea por la boda de un par de personas que más que amigos, eran conocidos.
Sin embargo, Naruto estaba emocionado con la idea de asistir a la boda de su prima y esperaba que ella tuviera una gran boda, así que él se encargó de hacer las invitaciones y organizar una gran fiesta en Oto. Jamás iba a admitir que parte de su emoción era por su amigo.
Naruto habría anunciado la boda de Sasuke y su prima a Sakura desde el momento en que se enteró, pero ella estaba en la Nube, dando una conferencia sobre medicina. El rubio sabía que su compañera no alcanzaría a llegar a la boda si esperaba a darle la invitación hasta que ella volviera, así que envió a toda prisa la invitación.
Haruno volvió de su viaje en el momento en que vio la invitación y fue a Oto llorando para hablar con Sasuke.
Karin y Sasuke llevaban un año y pico de novios para ese entonces y cuando Sakura se enteró de la relación, lloró muchísimo, pero todos pensaron que, aunque le entristecía, se había resignado y aceptado la situación. Fue por ello que nadie se esperó que la chica fuera a Oto a preguntar por una oportunidad cuando se enteró de la boda.
Una vez más, Sasuke la rechazó y le dijo que dejara de desperdiciar el tiempo pensando que un día la aceptaría porque se estaba perdiendo de su vida. Después de todo, ella tenía muchos pretendientes y ella necesitaba darse una oportunidad.
Sakura, no escuchó mucho y volvió a Konoha destrozada, estuvo deprimida una temporada y desde ese día, ella evitó a toda costa encontrarse con alguno de los dos. Sentía que si los veía volvería a su estado de depresión y prometía que cuando lo superara, ella los felicitaría por su matrimonio.
Los años pasaron y ni siquiera había podido visitarlos cuando Naruto le informó que Karin estaba embarazada, tampoco cuando dió a luz a los gemelos, ni en ningún otro evento importante. No era que no lo hubiese intentado, era que a ella se le seguía rompiendo el corazón.
Durante todo ese tiempo, Sasuke y Karin no hicieron nada al respecto, después de todo, la pelirroja apenas había cruzado palabras con ella, así que era más una conocida que una amiga. Además, respetaba que ella tomara su distancia, podía entender que le doliera y si no estaba lista para ver a Sasuke, podía tomarse el tiempo que necesitara.
Sasuke, por otro lado, no le importaba demasiado si Sakura quería seguir siendo su amiga o no. Es decir, si, habían sido compañeros de equipo y se había reconciliado con ellos, pero desde que el azabache se había escapado de la aldea, la convivencia con su viejo equipo había sido escaso. Incluso hubo algunos años en que no los vió para nada. Tampoco había sido especialmente cercano a Sakura y desde que se casó, él tenía otras prioridades, así que si ella se alejaba o decidía reanudar la amistad, le daba lo mismo.
Aquél encuentro había sido un accidente, pero incómodo para Sakura, quien no se había esperado tropezar con el hijo de Sasuke sin estar preparada.
—Vayamos a dejar las cosas a la casa —sugirió el padre de familia.
El resto del día, el grupo fue a pequeños eventos previos al festival de Halloween en el que los niños parecieron divertirse tanto, que para las nueve de la noche, ya estaban tan agotados que cayeron dormidos apenas los acostaron; algo que Sasuke y Karin agradecieron por lo poco que habían dormido la noche anterior. Necesitaban estar frescos para el siguiente día, pues no sabían qué les esperaba.
Debido a la emoción de que al fin había llegado el día en que celebrarían su primer Halloween, los gemelos se levantaron muy temprano, queriendo ponerse su disfraz desde el momento en que se despertaron. Fue un poco difícil para sus padres controlarlos para que desayunaran y se bañaran primero, pero apenas tuvieron la oportunidad, se vistieron con sus trajes.
—¡Grrr! —gruñó Raiden orgulloso de su disfraz de licántropo— ¡Soy un lobo!
—¿No eras un hombre lobo? —preguntó Kaori confundida mientras se ponía su sombrero de bruja.
—¡Ah! ¡Si! ¡Auuu! —respondió el niño sonriendo.
—Mamá ¿Cómo hacen magia las brujas? —preguntó Kaori.
—Pues… con magia —respondió Karin que tampoco sabía mucho de los personajes de Halloween— Creo que usan calderos y varitas mágicas.
—Yo no tengo calderos ni varitas mágicas.
—Vamos a ver qué te conseguimos, por ahora, vayan a la sala con los demás y déjenme cambiar a mi —pidió Karin.
—¿También te vas a disfrazar, mami? —preguntó Raiden.
—Sí y con un poco de suerte arrastraré a su padre también —respondió Karin sonriendo— Pero no le digan nada, o no podré convencerlo. Vayan a la sala.
—¿De qué te vas a disfrazar, mamá? —preguntó Kaori.
—¡No! ¿De qué vas a disfrazar a papi? —preguntó Raiden muy curioso y emocionado.
—Ya lo verán —Karin sonrió traviesa y los niños salieron riéndose de la habitación, pues sabían que si su madre lograba su cometido, habría algo divertido por ver.
Cuando los niños llegaron a la sala, Sasuke estaba leyendo un pergamino que Kakashi le había hecho llegar a través de Pakkun y aunque los gemelos, que llegaban divertidos y entusiasmados por el plan de su madre, bajaron el tono de sus risas cuando vieron que su padre se había puesto serio.
—¿Qué pasa, papá? —preguntó Kaori.
—¿Ya no vamos a ir al Halloween? —preguntó Raiden preocupado, porque los niños sabían que ante cosas serias e importantes, la diversión se hacía a un lado.
—Si iremos —respondió el azabache enojado.
—¿Qué pasó? —preguntó Juugo que estaba sentado en uno de los sillones, pero se había echado hacia adelante cuando también notó la expresión de Uchiha.
—Quédate con los niños, tengo que hablar con Karin —respondió Sasuke y sin dejar que nadie lo detuviera, el azabache fue a la habitación principal.
—¿Tú sabes qué está pasando, tío Ju? —preguntó Raiden al adulto.
—No estoy seguro, pero no debe ser nada grave —respondió Juugo siendo sincero— De lo contrario, habría cancelado el paseo.
—Pero papá se veía muy serio —Kaori insistió.
—No se preocupen. Debe ser algo importante si está serio, pero no grave —les aseguró con una sonrisa para tranquilizarlos. Después de todo, él confiaba en lo que les acababa de decir a los gemelos, pues si hubiese sido algo verdaderamente grave, habría enviado a los niños al cuarto y llamado a la plática a Suigetsu y a él.
—¿Crees que papá se enteró que mamá quiere disfrazarlo? —Raiden le preguntó a su hermana en un susurro.
—No creo. Papá se veía muy serio y su chakra parecía alterado —respondió Kaori pensativa.
—¿Y si tiene una misión y está enojado porque quería venir con nosotros y salir de cita con mamá? —sugirió el niño, porque él sabía que muchos de los pergaminos que su padre recibía, era para alguna misión— Seguramente mamá también se enojará. Ella tenía muchas ganas de tener esa cita con papá.
—Quizá…
Aunque los niños habían estado susurrando, Juugo había podido escuchar parte de la conversación, así que se sintió obligado a quitarles la idea de "misión" a los niños. Él también era consciente que, dependiendo de los efectos de aquel aroma al que habían sido expuestos, podrían volverse informantes del enemigo y era necesario convencerlos de que no había misiones de por medio.
—El Hokage dio a todos los shinobis el día libre para Halloween —intervino Juugo— Y si fuera una misión de urgencia, no te habría respondido que todos iríamos.
—¡Es verdad! —exclamó Raiden.
—Podrían haberle asignado una misión cuando acabe Halloween —sugirió Kaori— Aunque papá no suele ponerse serio cuando tiene misiones qué hacer.
—No, pero si se pone muy serio cuando tiene que hacer cosas administrativas —Juugo les recordó— No deben preocuparse y tampoco deben espiar.
Lo último lo mencionó porque conocía lo suficiente a los niños para saber que la idea les cruzaría en cualquier momento, si no es que ya lo estaban planeando. Es más, por eso Sasuke le había indicado que se quedara junto a los gemelos.
—¿Eso incluye nuestro sensor? —preguntó Kaori.
—Si.
—Pero tío Ju, queremos ser ninjas. Los ninjas también hacen trabajo de espionaje y podría servirnos de entrenamiento.
—Vayan y espíen a sus padres en su plática —contestó Juugo y los niños no dudaron en tomarle la palabra. Sin embargo, antes de que no pudieran escucharle, volvió a hablar— Su madre los descubrirá fácilmente y los castigará.
—¡No es justo! —protestó Raiden desanimado. Ni él ni su hermana se habían acordado de ese pequeño detalle y de hecho, Kario se sintió avergonzada por haberlo olvidado.
—Cualquier trabajo de espionaje se hace tomando en cuenta la información que se tiene de la parte a la que se va a espiar y siempre estar preparado para cualquier cosa. Dónde hay información importante, siempre hay seguridad.
Raiden y Kaori bajaron la cabeza avergonzados por el sermón, lo que dejó la habitación en silencio unos instantes, hasta que el abrir de una puerta llamó su atención.
—¿A dónde vamos a desayunar hoy? —Suigetsu había salido de la habitación que compartía con Juugo, dando un gran bostezo.
—Es mediodía, nosotros ya desayunamos —respondió Juugo.
—¡¿Qué?! ¡¿Me dejaron otra vez?! —exclamó Suigetsu enojado.
—Te llamamos y no despertaste.
—¡Debieron ser más insistentes!
—Raiden brincó en la cama para levantarte —dijo Kaori.
—Y Kaori te zarandeó tan fuerte como pudo —Raiden comentó, pero Suigetsu siguió dando excusas distrayendo a los niños sobre el pergamino que Sasuke había recibido.
Lo que los niños no sabían, era que el contenido del pergamino los beneficiaba a ellos de cierta forma, aunque también podría perjudicarlos.
¿Qué habrá recibido Sasuke? ¿Karin logrará convencer a su marido de disfrazarse? ¿Se cancelará Halloween?
Este capítulo, me parece podría sentirse como relleno, pero quería dar una explicación de por qué Sakura no había aprecido y por qué Naruto no la sugirió como acompañante para llevar a los niños a pedir dulces. Además, tenía muchas ganas de escribir un poco más de la dinámica familiar y dejar que los niños participaran un poco más jeje
Para los que no siguen "El ángel negro y la humana diablesa", les informo que el próximo fin de semana estaré actualizando "La marca del lobo".
Sin más por el momento, me despido.
Hasta la próxima actualización n.n
