Capítulo 5: Dicen que ya no te llame

Lunes, 21 de septiembre.

Las palabras del mentalista seguían en su mente fastidiándole la existencia, incluso al día siguiente, cuando había pisado la escuela y se suponía que debería estar concentrado en su día de clases. No le importó mucho recibir felicitaciones, ni tampoco lo maravillado que estaba el director porque a primera hora de la mañana habían recibido la carta de que Senku podría participar en el campamento de invierno en la JAXA, lo cual definitivamente era algo bueno para la escuela y, especialmente, para Senku.

Aceptó todas las felicitaciones, pero realmente no tenía intenciones de hablar con nadie, por lo que se encerró en el Club de Ciencias, fingiendo hacer unos cálculos y a todos los que le preguntaban les decía que preparaba algo para la feria de ciencias de la escuela, porque aspiraba llegar a los nacionales. Aunque en realidad sólo le importaría clasificar a los nacionales si Suika iba, porque seguramente Kohaku iría a apoyarla y podrían volver a hablar.

Sabía que podría incurrir en trampa si ayudaba a ganar a Suika, pero no dejaba de pensar en cuánto anhelaba ver a esa leona.

"Leona…" —pensó con pesadez—. "Ni que hiciera oro con el cristal como para tenerme tan impresionado. Es lo más ilógico del mundo".

No tenía ni un milímetro de lógica que su mente divagara en una persona como ella, pero ahí estaba, preguntándose qué habría estado haciendo el día anterior. Se sentía un obsesivo, toda una basura, cada vez que sus pensamientos se tornaban prohibidos y se imaginaba a la rubia frente a él, sus besos, sus caricias, poder poner sus manos sobre ella y sobre sus hermosos pechos.

Se recriminó a sí mismo por la imagen mental que se estaba formando y decidió dejar de pensar en ello, mientras hacía nuevamente cálculos para no recordar los momentos con ella.

Pero esa represión de sus pensamientos duró poco, ya que al poco tiempo fue vencido por la intriga y sacó su teléfono celular, para conectarse a la cuenta de Instagram de Titán y luego observar que había una foto de Kohaku y sus amigas en una piscina. Ella llevaba un traje de baño de color magenta y había una vista magnífica de sus pechos en esa foto. Le tomó captura a la pantalla para "más tarde" y volvió a guardar el teléfono y concentrarse en los cálculos que tenía que hacer, no podía dejar que sus pensamientos lo derrotaran en pleno Club de Ciencias.

El día transcurrió tranquilo y por fin salió de la escuela, momento que aprovechó para regresar a su casa, ya que no tenía ni un milímetro de ánimo para quedarse ese día en el club investigando y, al ser el presidente, podía simplemente faltar, especialmente después del gran logro que había obtenido para la escuela. Quería desesperadamente llegar a casa y pensar qué debía hacer para evitar que Kohaku volviera a salir con Titán, pero no había ni un indicio de que ella estuviera planificando algo con él, por no mencionar que casi ni hablaban. Era frustrante, pero al mismo tiempo era su obsesión y no podía evitar querer buscarla una y otra vez.

Iba caminando hacia su casa con Taiju y Yuzuriha y se mantenía callado mientras ellos hablaban sobre cosas personales como los planes de carrera de cada uno, si estaban o no dispuestos a vivir juntos luego de la graduación y otras cosas a las que Senku no prestó atención al ver que no eran de su interés. Sonrió pensando en cuánto le habría gustado poder tener ese tipo de conversaciones con Kohaku, pero en definitiva eso no había podido ser; sin embargo, al menos podría dejar salir algunas de sus fantasías luego con esa magnífica foto.

Se despidió de sus amigos cuando el trayecto ya no era común para los tres y empezó a divagar sobre las curvas de Kohaku y los momentos en los que ella tocó su cuerpo como nunca antes imaginó que permitiría a alguien tocarlo, lo que hizo que su deseo por tocarse viendo la foto de la rubia en traje de baño fuese en ascenso. Caminó más rápido y entró a su casa casi corriendo, apenas y saludando a Lillian, que estaba en con un delantal haciendo algunos quehaceres en la sala de estar.

Como buen adolescente que sabe lo molestos que son sus padres, aseguró la puerta rápidamente para cerrarles el paso. Y, posteriormente, pasó la foto a su computadora mientras buscaba unas servilletas que tenía bajo la cama, para darse gusto con la imagen de Kohaku.

Era preciosa, tan preciosa como la última vez que la había visto, sus muslos firmes, ese cuerpo tonificado por el ejercicio y esos pechos tan hermosos, aunque era una pena no poder ver sus glúteos tan marcados y que lo invitaban a imaginarla de perrito frente a él. Se sintió un completo pervertido cuando se bajó el pantalón y empezó a tocar su miembro con las imágenes mentales de esa leona.

Absurdo. ¿Cómo era posible que una imagen mental lo excitara tanto? Pero no podía evitarlo. Sus jadeos mientras él la estimulaba estaban fijos en su memoria, apretar sus pechos y succionar sus pezones de color claro. Esa fuerza con la que ella apretaba su cabello para hundirlo entre sus pechos y obligarlo a chupar con más fuerza mientras acariciaba su húmeda intimidad. Todo era excelso y sólo imaginarlo lo llevaba a límites inimaginables.

Con esa foto frente a él, podía darse el lujo de imaginar no sólo sus pechos, sino también cada parte de su blanca piel, cada centímetro que había explorado Senku esas veces durante el verano. ¡Y vaya que había sido un excelente verano!

Quería más del cuerpo de la leona. La deseaba y por eso no pudo evitar dejar salir un corto jadeo al imaginarla con las piernas abiertas frente a él, con sus fluidos vaginales adornando su vulva enrojecida después de él haberla estimulado y acariciado con un poco de rudeza por su inexperiencia. La anhelaba y quería que su cuerpo volviera a pertenecerle, tenía sus pensamientos enfocados en ella y, aunque sabía que eran pensamientos impuros, su cuerpo la necesitaba casi tanto como respirar en ese momento.

Se dejó ir haciendo un considerable desastre sobre su propia ropa, pero no importaba, había disfrutado el dejarse llevar por su imaginación con las ideas prohibidas que le inspiraba su leona.

Y no fue sino hasta que terminó de masturbarse y limpió su desastre que vio algo que no había visto en la foto e hizo un acercamiento.

—¡No es posible! —exclamó sorprendido justo mientras terminaba de limpiarse las manos con alcohol en gel. Y en ese momento tomó su teléfono y marcó al mentalista—. ¿Pueden venir para acá tanto Ryusui como tú ya mismo?

—Senku-chan… ¿por qué tanta urgencia? ~ —oyó decir a su amigo de cabello bicolor con aburrimiento—. Tengo que ir a hacerme un tratamiento facial y no puedo ahora mismo~.

—Es importante, te aseguro que lo es.

Una hora después, sus amigos tocaron la puerta de su casa y Lillian les permitió subir a la habitación de Senku. Sin mucho preámbulo, ellos entraron al lugar y se sentaron en la cama de Senku, quien seguía pegado a su computador viendo una foto.

—Miren… —señaló la foto en alta definición de Kohaku, y Ryusui puso una mirada de pervertido. A lo que Senku tapó los pechos de la chica y luego señaló el lugar que quería que vieran.

Ambos abrieron la boca sorprendidos al notar lo que Senku estaba mostrándoles.

—¿Cuándo fue esta foto, Senku-chan? ~

—Aparentemente ayer —empezó a explicar—. Así que decidí investigar los datos que tengo de la escuela a la que va Kohaku, la cual conseguí gracias a una foto que le tomó a Suika en su cumpleaños y…

—¿Suika cumplió años recientemente? —interrumpió Ryusui horrorizado.

Senku rodó los ojos sin poder creerlo, pero no tenía más opción que pedir ayuda a esos dos, aunque eran unos completos imbéciles.

—Sí, sí, Ryusui. Hace unos días, da igual, después puedes enviarle algo a la escuela. Escucha, ¿quieres? Que no sé cuánto tiempo tenemos.

—Senku-chan~, tú tienes muy mala suerte, así que dudo mucho que cualquier cosa que estés pensando pueda salir bien… y probablemente tampoco sea legal~ —intentó hacerlo cambiar de opinión el mentalista, pero mientras igualmente tenía una mirada de complicidad y Senku supo que esos dos entrometidos definitivamente serían sus aliados perfectos ese día.

—La escuela de la leona asignó unos fondos especiales a Suika el viernes para que hiciera unas encuestas en Tokio, aprovechando que la presidenta del Consejo Estudiantil tiene una actividad el día de hoy y así podrían viajar un pequeño grupo con ella. Cabe mencionar aquí que la presidenta es amiga de ellas dos, se llama Amaryllis, lo vi en una foto de la pijamada de Suika. Entonces salieron de Kioto en bus a las 23 horas del sábado, llegaron aquí ayer y se tomaron esa foto en ese lugar. No sé si sea en las cercanías del hotel, porque no conseguí respaldo en los archivos de la escuela…

—¿Hackeaste los archivos de la escuela de Kohaku-chan también? ~

—¡Ja-ja! ¡Sai estaría orgulloso con todo lo que has mejorado! —lo felicitó Ryusui.

Senku chasqueó la lengua y se llevó la mano a la cabeza para luego rascarse el oído con el meñique mientras veía a sus amigos con una cara de incomodidad. Estaba consciente de que se estaban dando cuenta del grado de psicópata que podría llegar a tener Senku tras haber conocido a esa rubia en California. Y sí, él no estaba entendiendo cómo era que se había convertido en alguien tan ilógico, pero esa problemática leona no salía de su cabeza.

—No tienen motivos para descubrirnos. Pero en fin… no tenemos tiempo, porque, aunque no conseguí los datos exactos del hotel, encontré que se irán en avión hoy a las 20:00 horas. Son ya las 18:00 horas y necesito hacer un plan para hablar a solas con ella en el aeropuerto antes de que se vaya. Tengo todos los datos de la puerta por donde ellos deberán pasar y estuve intentando hackear los sistemas del aeropuerto para que se retrasen los vuelos…

—¡Pero eso es ilegal, Senku-chan! ~

El científico siguió rascándose el oído con el meñique. Aunque el mentalista estaba fingiendo completamente el estar "horrorizado" ante lo que estaba haciendo su amigo, también parecía bastante divertido con el asunto. Ryusui, en cambio, tenía una cara de haberse ganado la lotería y parecía estar mucho más emocionado que los otros dos.

—¡Iremos ahora mismo! ¡Es mi deseo! —exclamó el millonario y chasqueó los dedos. Para luego tomar su teléfono y apartarse para llamar a Francois mientras Gen y Senku ideaban un plan que facilitara al científico hablar con su chica.

—Lo más probable es que ande con un grupo grande, Senku-chan~. —Gen colocó el dedo índice en su mejilla y luego sonrió macabramente mirando a Senku.

Oh, sí… seguramente lo disfrutaría.

Llegaron al aeropuerto justo a las 19:52 horas, tras Senku asegurarse de retrasar los vuelos, pero el tráfico había terminado siendo un terrible enemigo que les impidió llegar antes y ni hablar de intentar irse caminando, las habilidades físicas de Senku eran un asco como para probar esa posibilidad.

Sin embargo, lo siguiente sería garantizar la pequeña actuación de Gen, de forma que pudieran separar a esa leona de su grupo de amigas y de otros compañeros que estuvieran presentes. El problema era que el vuelo sólo se había retrasado veinte minutos, así que estaban contrarreloj.

Pasar al área de abordaje fue tarea fácil gracias a que Francois había preparado el terreno y había logrado sobornar a unas personas de forma eficiente, así que sólo quedaba que Gen utilizara sus trucos.

—¡Oh, creo que me voy a desmayar! ~ —gritó el mentalista con una voz fingida, llamando la atención de todo el grupo de personas, mientras se "desvanecía" en el suelo. Senku pudo ver a la chica que coordinaba el viaje escolar, Amaryllis DiFrancesco, la amiga con padre italiano de Kohaku, hacer pasar a todos por la puerta, pero no vio ni a Suika ni a Kohaku en ese momento con ella.

"¿Dónde están?" —pensó Senku, mirando hacia todas las direcciones. No había nada claro, parecía que no estuviera en las inmediaciones.

—Chicos… no se separen… vamos atrasados con el vuelo —los reprendió Amaryllis haciéndolos continuar su camino hacia las puertas.

Las azafatas y el personal que estaba en las cercanías se acercaron a Gen, que de repente se levantó lanzando un montón de flores al aire.

—¡Felicidades! ¡Son los ganadores de un truco de magia gratis por el grandioso Asagiri Gen! ¡El mentalista más grande de todos los tiempos! ~ —se aduló a sí mismo su amigo, haciendo que Senku estuviera a punto de reírse mientras se encontraba en una esquina del lugar.

Amaryllis de inmediato iluminó sus ojos y avisó a sus compañeros que, si querían podían ver un pequeño acto y tomarse fotos, siempre y cuando no se excedieran de la hora de salida del vuelo. El personal del aeropuerto miraba con completa extrañeza y en ese momento Senku notó a Francois disfrazada de camarógrafa junto a Ryusui con una boina de director de cine que grababan lo que estaba ocurriendo. Parecía que en serio habían preparado todos sus roles.

"Tan eficiente como siempre, Francois" —se maravilló Senku en sus pensamientos, agradeciendo tener todo ese apoyo en ese momento.

Senku volteó hacia los lados intentando divisar a su leona, pero nada, parecía como si no estuviera con el grupo. Incluso, pudo notar que Suika tampoco estaba entre ellos, por lo que empezó a desesperarse, ¿dónde estaban? Él estaba completamente seguro de que los asientos de Suika y Kohaku estaban reservados también en el vuelo, no había indicios de que ellas fuesen a quedarse.

—¡Ja! ¡Sólo te tolero estas cosas porque eres mi mejor amiga, Suika! —oyó decir a una voz tras él y volteó de inmediato.

—¡Perdón, Kohaku! —lloriqueó Suika—. Suika promete no volver a caer sobre ti con bebidas en las manos. Suika lo siente mucho.

Le parecía extraño eso de que Suika hubiera cometido un acto de torpeza de ese tipo, pero algo le decía que Ryusui tenía algo que ver con esa situación, lo que hizo que Senku sintiera deseos de matarlo. Quiso acercarse a ellas dos en ese momento para apartar a Kohaku y hablar con ella.

Tenía que hacerlo, de verdad necesitaba hacerlo. No importaba nada, era su momento…

—¡Ey! Les traje unos snacks para el viaje. Disculpen la tardanza. —Senku vio aparecer tras ellas al chico al que le había hackeado el Instagram, quien parecía un completo imbécil acercándose a su leona en ese momento y mirándola como el estereotipo de simp friendzoneado.

—¡Muchas gracias, Titán! ¡Eres el mejor! ¡Pero debemos irnos! ¡Ja! ¡Seguro Amaryllis nos matará! —exclamó Kohaku con una sonrisa y tomó tanto a Suika como a Titán de la mano para correr hacia la puerta de entrada.

Senku por primera vez en su vida sintió que existía la definición de "corazón roto" y un dolor en su pecho se apoderó de él. Que absurdo era el amor, definitivamente. Ver a su leona tomarle la mano tan alegremente a ese chico simplemente lo había descolocado y ya no pudo acercarse a hablarle.

Y menos siendo que momentos después su vista se nubló y sintió que se desfallecía. Sólo alcanzó a gritar: "¡Francois!" y no supo nada más.

Aparentemente estaba destinado a morir de Síndrome de Takotsubo.

Martes, 22 de septiembre.

Despertó sobresaltado en la cama de un hospital, con Lillian dormida en un sofá en las cercanías. Cuando se despertó, ella también se sobresaltó y luego lo miró con preocupación y se acercó a él.

—¿Estás bien? —preguntó acariciándole la mejilla.

—Sí, sí, no pasa nada. No sé qué me pasó —confesó el joven.

—Los doctores dicen que tuviste un síncope vasovagal, probablemente por algún tipo de estrés emocional así que dijeron que en cuanto estuvieras mejor, que te podrías ir. Preocupaste mucho a Francois, Gen y Ryusui, tuvimos que decirles que se fuesen a dormir. Hace unos minutos también le pedí a Byakuya que fuese a buscar algunas cosas a casa y que yo me encargaría. —Lillian tomó cariñosamente la mano de Senku entre las suyas y la apretó fuertemente—. Si necesitas hablar de algo, por favor, no dudes en decírnoslo.

—¡Kukukuku! Debo estar agradecido de que no sea un Síndrome de Takotsubo —señaló Senku, mientras miraba a su madrastra, quien estaba genuinamente preocupada en ese momento—. Estaré bien. No necesitan preocuparse —la tranquilizó—. Seguramente el viejo estuvo lloriqueando, ¡kukukuku! —se burló para cambiar el ambiente triste del momento.

Después de eso, Lillian le contó todo lo que había pasado y cómo había tenido que regañar a Byakuya por estar tan insistente en mover a Senku desamayado.

No pudo evitar sonreír. Debería enfocarse más en su familia y dejar de insistirle a esa absurda leona.

Esa misma tarde pudo salir del hospital, no parecía haber tenido nada grave, por lo que los doctores sugirieron sólo tomar un descanso por ese día y que podría retomar sus actividades cotidianas posteriormente. No obstante, si pensaba que podría pasarse ese día acosando a Kohaku, estaba completamente equivocado, porque nuevamente sus amigos se aparecieron en su casa con alcohol, esta vez en compañía de Francois que, dicho sea de paso, se dedicó a servirles comida.

—¿Me pueden explicar por qué otra vez estamos reunidos ingiriendo alcohol en mi casa y con mi viejo aceptando esta situación? —interrogó muy irritado Senku, sentado en su cama después de haber comido ramen de Francois, viendo cómo todos estaban ubicados alrededor de la habitación.

—Ya relájate, Senku-chan~. Tu padre sólo quiere que te animemos porque piensa que estás estresado por el lanzamiento del cohete~ —explicó el mentalista, para luego entrecerrar los ojos como escudriñando en la mente de su amigo—. Así que, en principio, creo que deberías dejar de mentirle~. —Esta vez puso una sonrisa demasiado fingida y entrecerró los ojos mientras lo miraba.

Senku se hurgó el oído con el meñique y observó a todos sus amigos. Francois terminaba de servir copas de vino a cada uno de los presentes y Taiju rechazó el pedido de Ryusui de acompañarlos con la bebida, haciendo énfasis en que no estaba bien ingerir alcohol para olvidar las tristezas.

A pesar de los comentarios recriminatorios del grandulón, el joven científico tenía que reconocer que se sentía mejor adormeciendo su cerebro para no pensar en la problemática leona que se había convertido en una especie de obsesión para él. Sólo lograba sentir la necesidad de buscarla, analizarla, y entender la razón de que ella no hubiera querido seguir en contacto con él. Quería verla y no estaba saliendo como quería, y lo peor era que sus amigos tenían razón en querer animarlo y procurar que no siguiera pensando en Kohaku.

—Yo… estaré bien. No tienen que preocuparse —aseguró Senku aceptando la copa de vino que le tendió Francois en ese momento.

—¡Patrañas, camarada! Hemos notado que realmente no estás en tu cien por ciento, Senku… ¡y tenemos que ayudarte! De eso se trata ser amigos… ¡y mi deseo es que superes esto! —afirmó con confianza Ryusui, chasqueando los dedos.

—Deseo=Justicia —secundó Francois.

—Hay muchos peces en el mar, Senku… creo que todos estamos sobrevalorando a unas rubias que conocimos en verano —opinó Tsukasa, apurando su copa de vino y extendiendo la mano a Francois para que le sirviera más.

—No todas las chicas que conocimos son rubias, Tsukasa-chan~ —dijo sonriente Gen.

—Verás que puedes encontrar un millón de chicas como ella —completó esta vez Ryusui—. Sólo tienes que beber para olvidar.

—Y no más hackeo de redes sociales o de archivos, y mucho menos hackeos ilegales, por favor, Senku-chan~ —se preocupó Gen.

—Y nada de llamarla, así consigas el número de su casa —concluyó Ukyo.

Senku no había pensado en intentar llamarla al número de su casa porque consideraba que no tendría mucho que decirle, pero era una opción que ahora rondaría en su mente, pues sospechaba que sería la mejor forma de contactarla.

Finalmente accedió, a regañadientes, a las solicitudes de sus amigos y siguieron bebiendo hasta que se terminaron el vino y se prepararon para dormir en unas bolsas de dormir que había sacado Francois de nadie sabía dónde. Realmente daban mucha lástima en ese momento, pero al menos él con esas reuniones lograba dejar de pensar en esa problemática leona…

Pero eso no significaba que realmente fuese a darse por vencido.

Y así termina nuestro capítulo 5. Espero que les haya gustado cómo quedó. Lo junté con el Día Riko por el tema de este mes, pero me costó un poco terminarlo el día correcto, porque mi bebé se enfermó, así que pido disculpas, pero me pasé una semana difícil, casi sin dormir, por lo de mi bebé. Ya está mucho mejor, así que pude actualizar por fin y cumplir con el Día Riko (me gustó el tema de "pensamientos impuros" jeje).

En fin… como bien saben, los personajes de Dr. Stone no me pertenecen, sino que le pertenecen a Inagaki y Boichi, yo sólo los uso para mis historias que esas sí son completamente de mi autoría.

Agradezco muchísimo a todos los que me leen y le mando un abrazo y un beso a Marisol preciosa. Te adoro, Marisol, espero tus comentarios siempre para llenarme de felicidad, porque siempre tus comentarios me suben el ánimo.

Espero que puedan dejarme comentarios que me motivan a seguir escribiendo y bueno, si tienen alguna sugerencia sobre qué fanfic quieren que actualice, pues avisen. Los quiero muchísimo. Besos a todos.