El anime/manga Kimetsu no Yaiba le pertenece a Gotage y al estudio Ufotable. El k-drama "What's wrong with Secretary Kim?" le pertenece a al cadena de televisión surcoreana TvN. Créditos a todos los autores de las imágenes tanto de Nezuko como de Sanemi, algún día lo encontrare XD.
Con ustedes, el capitulo ocho.
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Nezuko no sabe que hacer con los corazones que se metieron en medio de su discusión telefónica con el Vicepresidente. Sabiendo que cualquier cosa que le diga a Shinazugawa-sama será descartada, decide esperar hasta la mañana para enfrentarlo. Sanemi esa misma noche despierta en medio de la noche producto de sus pesadillas, decide prepararse para el trabajo y cuando esta por anudar su corbata, el pasado decide regresar.
Lo que lo lleva a tomar una decisión.
Las cosas cambian por un día y Nezuko se siente triste. Y cuando es citada por el Director Iguro a las afuera de un parque de diversiones, se encontrara con quien menos espera.
What's worong with Secretary Nezuko? Capitulo 8
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Sanemi boto su saco mientras se sentaba en el sofá de su sala. -Como te atreves a mandarme corazones en medio de una conversación seria como esa.
Tenía muchas ganas de golpear algo. Él estaba muy fustado consigo mismo y con su secretaria.
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Nezuko estaba acostada en su cama, abrazaba su almohada y mordía la uña de su pulgar mientras contemplaba su teléfono a un costado suyo. Debería haberse sentido mejor ahora que ya estaba enfundado en su cómoda pijama.
-¿Debería decirle que me equivoque? ¿Qué le envié corazones por accidente que eran para mi hermana? ¡No! - sacudió la cabeza y coloco la almohada sobre la misma -No sé qué debo hacer- grito mientras pataleaba las sabanas de su cama.
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Sanemi se despertó dando un grito, estaba sudado y su corazón latía a mil. Visualizo a su alrededor para ver que estaba seguro en su casa y que ella no vendría por él. Un escalofrió recorrió su cuerpo cuando la recordó, cabello negro, labios y tacones rojos, vestida con un largo vestido blanco y una chaqueta de cuero negra, bella pero extremadamente pálida. Sus huesudos dedos acercándose lentamente para tomarlo del cuello…
Sacudió la cabeza, ella estaba muerto y él era un adulto de 31 años, no podía permitirse dejarse dominar por sus pesadillas. Ya no tenía 9 años.
Sabiendo que no volvería dormir, el decidió que lo mejor que podía hacer para despejar su mente de todo lo que había pasado en los últimos días, era hacer ejercicio. Se cambio y se encamino al gimnasio dentro de su mansión.
El estaría bien.
Después de una hora y media de ejercicio intenso se metió a bañar para después vestirse y preparase para ir al trabajo. Cuando termino de fajar su camisa, abrió el cajón que contenía todas sus corbatas, eligió la más sencilla en color negro y comenzó a anudársela, y como si fuera una especie de broma celestial, el recordó, después de 9 años, la primera vez que Nezuko amarro su corbata por él.
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Sanemi paso su corbata azul marino por su cuello, el atardecer estaba en su máximo esplendor y el no pudo evitar pensar que en este momento en Japón estaba a punto de amanecer. Estaba a punto de cruzar las dos puntas cuando escucho a su secretaria acercarse a él. El volteo su cuerpo para ver a la pelinegra, la cual estaba claramente nerviosa, jugar con la tela de su falda azul marino.
Ella intento acercar sus manos hacia su cuello, pero se detuvo a medio camino –"Me permite…"
El la miro y sus mejillas se tiñeron de rojo –"¿La quieres atar por mí?"- pregunto, aunque era obvio que así era. Nezuko asintió y el la miro, deseando que ella entendiera lo que quería decirle.
La pelinegra sonrió y dio un paso hacia delante, sus cuerpos quedaron a centímetros de distancia, ella tomo la tela y por un momento sus manos se tocaron. El no pudo dejar de mirarla mientras sentía sus pequeñas manos trabajar en el nudo de su corbata. Dejo caer sus manos, permitiendo que ella trabajara sin ningún problema.
Ella termino de anudarle la corbata, realizando un nudo perfecto y la acomodó hasta que quedo en el centro de su cuello, sus manos alisaron el cuello de su camisa y la tela de sus hombros. Sus ojos se encontraron y por un momento sintió que todo a su alrededor desaparecía, Nezuko le sonrió y el no pudo evitar sonreír también.
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Sanemi suspiro sus manos rápidamente deshicieron su trabajo y dejo la corbata sobre el mueble para después salir de su armario. Sabía que por más que lo intentara, él no podría amarrarse la corbata, no sin pensar en ella.
El tampoco llevaría corbata hoy.
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"Hay dos personas en este mundo que no pueden hablar delante de mí sobre consideración hacia los demás.
Una es mi hermano mayor, y la otra es… Kamado Nezuko. Recuerda eso".
Nezuko releyó el último mensaje del Vicepresidente por veintava vez en lo que iba en la noche y la mañana. Ella no podía entender lo que él había tratado de decirle.
-Una es su hermano mayor. ¿Qué significa eso?
Sus pensamientos fueron interrumpidos cuando escucho como Kikyo tocaba su escritorio. Ella alzo la vista y se encontró con los ojos amables de la pelinegra quien el entrego unos informes -El informe de progreso de cada departamento.
-Gracias. ¡Gerente Kikyo!
-¿Sí?
-¿Llevas trabajando aquí un buen tiempo, verdad?
-Si. Cerca de 12 años, comencé cuando recién acavaba de terminar mis estudios en la preparatoria. Necesitaba dinero para la universidad y encontré este trabajo. Conforme iba avanzando en la universidad, me promocionaban en el trabajo.
-¿Alguna vez viste al hermano mayor del Vicepresidente?
Kikyo negó con la cabeza mientras cruzaba los brazos -No, no le he visto nunca. Pero escuche que está en el extranjero.
Nezuko asintió -¿Entonces sabe algo sobre los asuntos de la familia del Vicepresidente?
-¿Cómo voy a saber algo su no lo sabes tú, secretaria Nezuko?- pero inmediatamente se inclinó para hablar en voz baja -pero sé que hay algo raro. Aun a pesar de ser el mayor, nunca se preocupó el negocio de su padre. Es una especie de…
-Ah, está bien. Gracias- la interrumpió Nezuko, no queriendo que digiera algo fuera de lugar. Kikyo sonrió y asintió.
-No hay de que secretaria Nezuko.
Cuando vio a Kikyo desaparecer por el pasillo, ella borro su sonrisa. La información que Kikyo le había dado solo la había confundido aún más.
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Shinobu abrió la boca horrorizada cuando Sumi y Naho terminaron de contarle todo lo que había hecho anoche. Las dos mujeres se reían mientras veían las muecas que ella hacia con cada fragmento de historia que le contaban.
-¿Qué demonios…? ¡No puedo creer que hiciera tal cosa! ¡¿Cómo voy a parecer de nuevo delante del Vicepresidente?!- grito mientras le daba un codazo a Sumi para que dejara de reírse. -¿Voy a ser despedida?
-¿Quieres que imprima tu carta de renuncia, Shinobu-kun?- pregunto burlonamente Naho. Shinobu giro su rostro para tratar de hacer que su compañera se callara. En cambios, Naho rio más fuerte, pero todos se callaron cuando Tomioka ingreso por las puertas de vidrio.
-El Vicepresidente acaba de llegar.
Todos se colocaron de pie rápidamente para realizar una reverencia, Shinobu cubrió su cara con su cabello suelto y en voz bajo lo saludo -Buenos días.
La respuesta que recibieron del Vicepresidente fue fría y todos pudieron escuchar como el seguía su camino hacia su oficina. Cuando el peliblanco ya no estaba en su vista, Shinobu se dejo caer a la silla -¡¿Qué voy a hacer?!- pregunto mientras pataleaba con sus tacones.
Nezuko saludo a Shinazugawa-sama, pero este la ignoro, paso de largo y se metió a su oficina. Ella sintió como el corazón se le encogía y armándose de valor ingreso a la oficina. Sanemi estaba parado frente a los ventanales con las manos en los bolsillos de su pantalón. Su fuerte espalda parecía tensa y él no se había volteado para verla, aun cuando era consciente que ella estaba ahí.
Entre sus manos sostenía una corbata color rojo y con paso firme, aunque no sentía esa misma seguridad, se acercó hasta él. -No te has puesto una corbata aún, así que te preparé una roja para hoy.
Ella intento acercarse a él, pero se detuvo vio como alzaba su mano. -Olvídalo- le ordeno con voz fría. -No tienes que hacer esas cosas más.
Las manos de Nezuko temblaron, y pudo sentir como su corazón se detenía -¿Qué?
Sanemi asintió con la cabeza -La secretaria Nezuko tenía razón.
-¿Qué quieres decir?
-Soy egocéntrico y me justifico a mí mismo. Así que entiendo un poco porque estas renunciando.
Nezuko no sabía que decir. Algo estaba mal con esta situación. No es lo que ella quería. -Vicepresidente, eso no es lo que quise decir cuando te dije que tenía algo que decirle…
Toda la situación se sentía tan mal. Como si ambos fueron actores y estuvieran grabando una escena, y los dos se olvidaron de su guion. Como si ambos estuvieran fuera de personaje…
-Me he dado cuenta ahora. La verdad obvia sobre porque no puedes tener todo lo que quieres. Te dejare ir, secretaria Nezuko.
Con esas palabras el corazón de Nezuko se rompió por completo, ella sintió que el aire se quedaba atorado en sus pulmones y que todo a su alrededor comenzaba a derrumbarse. No, ¡No! Esto no está bien. Grito su mente, sus labios temblaron y elle quiso decir algo, pero el nudo en su garganta le impedía hablar.
-Solo aguanta un mes más mientras transfieres tus deberes.
Sus ojos se llenaron de lágrimas y su mente quiso huir de la realidad, de la situación en la que ella estaba viviendo. Todo era tan real ahora. Ella en un mes dejaría al Vicepresidente. Vio como el giraba su cuerpo y ella alzo su mirada. Sus ojos purpura estaban tristes y la miraban con nostalgia, pero, aun así, le dedico una sonrisa, una sonrisa sincera que solo era para ella.
-Gracias por todo este tiempo. Estoy hablando en serio. Todo está bien. Te puedes ir ahora.
Él ni siquiera le dio la oportunidad de poder decir algo. Él se volvió a girar para ver de nuevo la cuidad, ella quería decir tanto, pero parecía que su cerebro no podía formar ni una sola oración coherente. Al ver que él no volvería a verla para decirle que todo era una broma y que buscaría todas las maneras para no hacer que renunciara, ella decidió irse.
Se sentía muy asfixiada dentro de la gran oficina.
Miro por última vez su espalda y con las manos temblando ella salió por las puertas de madera.
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Sanemi caminaba por uno de los tantos centros comerciales que tenían mínimo una de sus tiendas departamentales. El venía a ver en persona una vez cada trimestre todas las tiendas departamentales que manejaba su empresa para ver sus ventas, y todo tipo de cosas que le dieran un indicio de si podía existir algún problema en el futuro cercano o lejano. Detrás de él venían sus dos secretarias y el puñado de altos mandos que manejaban la tienda, esperando pacientemente sus órdenes.
-Secretaria…
-¿Sí?
Ni siquiera pudo terminar de nombrar a cuál de las dos se refería cuando Nezuko había contestado a su llamado. Él pudo ver por el rabillo del ojo como Aoi miraba con una sonrisa a las personas caminar por el centro comercial mientras Nezuko alargaba su paso para quedar a un costado suyo.
-Secretaria Aoi.
La chica rápidamente giro su rostro para ver la ancha espalda del Vicepresidente, quien para sorpresa de todos, disminuyo su velocidad hasta permitir que la ojiazul quedara al costado derecho de su cuerpo. -¿Sí?
Nezuko borro la pequeña sonrisa que se había obligado a mantener al ver como el Vicepresidente comenzaba a tratar a la ojiazul de la misma manera que con ella. Su estómago se encogió y una desagradable sensación se instaló en el fondo de su vientre. A ella no le gustaba ver lo que sea que estaba pasando frente a sus narices. No le gustaba que él no le preguntara cosas, su opinión o tan solo que la ignorara.
-¿Entonces cuál es el problema con el equipo de desarrollo de marca de esta semana?- pregunto Sanemi.
-¡Si! Uh, es… Definitivamente lo escuche… No recuerdo exactamente.
Nezuko camino hasta quedar a un costado del Vicepresidente -Te diré en su lugar.
Sanemi negó con la cabeza mientras alzaba una mano para que Nezuko no continuara hablando -No hay nada de lo que apurarse, pero organízalo y repórtamelo más tarde, secretaria Aoi.
Nezuko mordió su labio y bajo la cabeza para mirar fijamente el piso de centro comercial.
Ya dentro de la tienda, Sanemi comenzó a ver la distribución de los diferentes productos que se ofrecían al público, así como probar los mismos y ver el tipo de trato que los empleados tenían con los clientes. Sus dos secretarias anotaban tachaban de las listas lo que sea que tuviera en sus manos para poder indicarle si faltaba algo o si él había pasado de alto alguna cosa.
-Los comentarios sobre los muebles de mes son muy positivos- indicó el gerente de esa tienda mientras pasaban por el área de los distintos muebles para una recamara. -Hemos alcanzado el primer lugar de ventas dentro del campo.
-¿Entonces que sigue?- pregunto Sanemi mirando la distribución de los diferentes muebles que se exhibían.
-¿Qué?
-Es obvio que el proyecto en el que estamos trabajando actualmente lo está haciendo bien. ¿Qué otros planes tienen para el futuro?
-Oh, ya que nuestros muebles van bien con la generación más joven, planeamos muebles para parejas jóvenes recién casadas o que deciden vivir juntos. Dado que parece ser una tendencia, muchos jóvenes buscan algo sustancial, planeamos encajar con esa perspectiva…
Todos se detuvieron en seco cuando Sanemi se detuvo abruptamente. Las palabras del gerente le habían calado profundo. Apretó los puños escondidos en los bolsillos de su pantalón. -¿Esa realmente es una tendencia?- giro su cuerpo para enfrentar los ojos rosas de Nezuko, ella lo miro con esperanza, esperanza que el inmediatamente rompió cuando dejo que sus ojos abandonaran los suyos para ver los orbes azules de su otra secretaria. Aoi lo miraba como un ciervo mira las luces de un auto aproximarse a él, ella trago saliva y el trato de sonreírle -¿Tienes la base de datos, verdad?
Aoi parpadeo -¿Perdón? Oh, uh…- ella miro a Nezuko y después bajo la mirada -No la tenemos aún.
Sanemi miro a la pelinegra, ella intento decir algo, pero supuso que lo frio de su mirada le había calado más de que esperaba. -¿No debería haber comprendido eso ya? ¿Qué le estas enseñando a tu sucesora?
-¿Eh?- Nezuko quiso decir algo más pero sus palabras se atoraron en su garganta. Sanemi nunca la había mirada con esa frialdad y dureza. Ella asintió y bajo la mirada -me disculpo.
-¿Vas a entrenar a tu sucesora así? No me decepciones, y haz esto correctamente.
Nezuko asintió y él se dio media vuelta para seguir su camino. Todos lo siguieron incluida Aoi, quien se disculpó con ella en voz baja. Dejo salir un suspiro lleno de dolor y miro con tristeza el camino por donde el peliblanco había desaparecido, mordió su labio inferior y mirando sus apuntes dejo escapar un pequeño gemido.
¿Por qué él debía comportarse de esa manera con ella justo cuando estaba a punto de irse?
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Nezuko realizaba el informe que el Vicepresidente había solicitado cuando estaban dentro de la tienda departamental mientras Aoi revisaba la base de datos. Sin poder evitarlo ella miro la oficina de su jefe por el vidrio que estaba a un costado de las puertas de su oficina.
Él estaba concentrado leyendo un informe en su computadora mientras tenía su mano sobre su boca, un gesto muy característico de él cuando estaba pensativo. Ya no tenía el saco y un caro reloj descansaba cómodamente en su muñeca izquierda.
¿Está enojado por lo que paso ayer?
Se pregunto mientras mordía sus labios. Ella tenía muchas ganas de irse a su casa y esconderse debajo de sus cobijas para no volver a ver la luz del sol hasta que él volviera a ser él.
Como si Dios la hubiera escuchado ella escucho como el pequeño timbre sobre su escritorio sonaba, indicio de que Sanemi quería algo. Sin permitir que Aoi dijera algo o se parara, ella rápidamente camino hasta la oficina del Vicepresidnete.
Se detuvo cuando estuvo frente a su escritorio, el leía unos documentos mientras comparaba la información en su computadora. Le dolió que él no la mirara, pero sin poder evitarlo una sonrisa se instaló en sus labios mientras movía sus manos.
Esta era su oportunidad de averiguar qué es lo que sucedía con él y hacer las paces.
-¿Me llamaste?- pregunto con más emoción de lo que pretendía.
-Dile a la secretaria Aoi que entre.
Su corazón se volvió a romper y su sonrisa se borró. Ella quería tanto darle la vuelta a su escritorio, tomarlo de los hombros y obligarlo a enfrentarla. Dejo escapar un suspiro y miro sus manos -Vicepresidente, cuando estábamos intercambian mensajes ayer, yo estaba…
-No hablemos de asuntos personales- la interrumpió Sanemi con voz dura.
Ella sintió como sus labios temblaban, sus manos apretaron la tela de su falda -¿Qué?- pero al ver que él no parecía ni interesado en su presencia y ver como actuaba con ella la lastimaba, asintió. -Si, entiendo.
Salió de la oficina cabizbaja y miro a la bella pelinegra, quien alzo su vista de los papeles para verla con sus profundos ojos azules. Ella le sonrió, una sonrisa pequeña, falsa, como la que nunca pensó que le dedicaría a su sucesora. -Aoi, el Vicepresidente te está buscando.
-Sí.
Ella borro su sonrisa cuando escucho los tacones de Aoi ingresando a la oficina de su jefe. Realizo un puchero con sus labios y antes de cruzar los brazos para realizar un lloriqueo, ella dejo salir un suspiro, movió sus hombros y coloco las manos sobre el teclado para terminar el informe.
Pero no pudo luchar mucho contra la tentación. Así que alzo su mirada para ver lo que sucedía dentro de la oficina. Sanemi miraba a Aoi con una pequeña sonrisa, ella no podía escuchar lo que decían y tampoco podía ver la expresión de su compañera, ya que estaba de espaldas.
Mordiéndose el labio, ella intento acercarse un poco más a la oficina sin que fuera sospechoso, inclino su cuerpo sobre su escritorio para averiguar de qué demonios hablaban como para que Sanemi sonriera y Aoi estuviera tan relajada.
Apretó sus puños y sintió su sangre hervir cuando vio como Sanemi reía en compañía de Aoi, sus manos habían dejado los papeles y miraban fijamente a la pelinegra. Se inclino a un más en el escritorio considerando la opción de levantarse y con todo el cuidado acercarse a la puerta de la oficina.
Y justo cuando estaba punto de pararse, ella vio como el Vicepresidente giraba su rostro para observar cómo estaba prácticamente acostada sobre su escritorio, su sonrisa disminuyo y antes de que ella pudiera hacer otra cosa, el activo las persianas, bríndales total privacidad a Aoi y a él.
Ella dejo salir un suspiro lleno de indignación, se dejó caer sobre su silla y cruzo los brazos debajo de su pecho. Mordió su labio y vio con enojo el vidrio cubierto por la persiana de color blanco. Nezuko enterró sus uñas sobre sus brazos queriendo controlar las ganas de levantarse e ir a la oficina para reclamarle a su jefe sobre él porque actuaba con ella de esa manera.
-¿Realmente tiene que llegar a ese extremo?- se preguntó mientras sonreía sarcásticamente. Para segundos después borrar su sonrisa y dejar caer su cara en el escritorio -¿Cómo soportare el próximo mes?
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Aoi miraba fijamente al Vicepresidente, ella tenía más de dos minutos parada sin poder realizar otra cosa más que sonreír y fingir que estaba riendo. Ella pudo observar como una sonrisa de satisfacción se instalaba en los labios de su jefe mientras veía fijamente el vidrio que permitía que ellas pudieran ver el interior de su oficina y él su escritorio.
-Vicepresidente, ¿Por qué me llamo de repente?
Sanemi la miro y disminuyo su sonrisa. El negó con la cabeza mientras dejaba salir un suspiro -No es nada en particular. Solo siéntate allí durante cinco minutos y puedes irte- respondió mientras le señalaba uno de los sillones a la pelinegra.
Ella lo miro sorprendida antes de asentir. El tomo de nuevo los papeles para regresar a su tarea, pero en lugar de escuchar los tacones de la secretaria Aoi resonar cuando bajara las escaleras, escucho su voz.
-Pero, yo…
El alzo su mirada y vio a la sonriente ojiazul -¿Qué?
-Cuando se trata de ayudarlo, parece haber asuntos personales que son parte de los deberes de su secretaria. ¿También debería…?
-¿Asuntos personales? ¿Qué quieres decir?
-Como atar su corbata por usted.
Sanemi negó con la cabeza mientras alzaba una mano -Ah, me negare a eso.
-¿Qué?- Aoi sacudió la cabeza -entonces, a partir de ahora, lo hare.
El dejo escapar un suspiro antes de mirar fijamente a la pelinegra -Todo lo que tienes que hacer es ayudar a la secretaria Nezuko.
-¿Qué?
-Como ahora, durante un mes, fingiendo que estas entrenando para ser su sucesora.
-¿Fi…Fingiendo?
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-Eso es. Tomen el sobre que tiene su nombre.
Nezuko cenaba en compañía de más de sus excompañeras, ahora se encontraba con Daki, Kanao y Hinaki, quien acaba de anunciarles su próxima boda. Ella se obligó a sonreír, claro que se sentía feliz por su compañera, pero su estado de ánimo no era el mejor
Aun podía recordar el incidente con el Vicepresidente.
Y ella, ilusamente, había creído que salir con sus compañeras de escuela le ayudaría a olvidar el mal rato que había pasado en la oficina.
-Oye, ¡Realmente te vas a casar ahora! - exclamo Kanao tomando el sobre con su nombre.
-¿Dónde se llevara a cabo la ceremonia?- pregunto Daki mientras extraía la invitación del sobre. -¡Es un lugar realmente lindo!- exclamo cuando leyó la invitación.
Nezuko hizo lo mismo, mirando con ojitos de amor la invitación. Hinaki miro la adoración escrita en los rasgos de Nezuko que no pudo evitar preguntar.
-Ahora que estamos hablando al respecto, ¿Cuándo te vas a casar, Nezuko-chan?
Ella alzo la cara y le sonrió a la hermosa joven. Estaba a punto de contestar cuando Kanao la abrazo por los hombros. -¿Casar?- pregunto mirando a la prometida. -Nuestra Nezuko-chan ni siquiera ha salido con nadie antes.
Nezuko golpeo a la pelinegra que comenzó a reír.
-Tienes razón.
Daki bebió un largo trago de su bebida antes de hablar. -Oye, tienes que empezar a salir ahora.
-Incluso si no lo dicen, iba a hacerlo. Voy a empezar a salir con gente desde este momento.
-¿De verdad?
Nezuko asintió y sonrió orgullosa.
Hinaki sonrió mientras asentía -¿Y si te presento al alguien? El amigo de mi futuro esposo vio una foto tuya en mis redes sociales, ¡Y le pidió que te presentara!
Todas miraron a Nezuko, quien se quedó sorprendida por la declaración de la futura esposa. Kanao y Daki chillaron mientras la pelinegra la rodeaba sus hombros. -¡Oh! ¡Eso es genial!
-¡Debes estar feliz!
Hinaki continuo, ignorando los chillidos de las dos mujeres. -Es el tipo considerado del que siempre hablas. Es apuesto con antecedentes familiares normales, ¿Qué piensas?
-¿Oh?
Sin poder evitarlo su mente recordó a Sanemi, cada uno de los momentos que habían pasado juntos en los últimos meses antes de que él decidiera cambiar su trato con ella y ni siquiera permitirle que atara su corbata.
Podía recordar su espalda ancha y musculosa mientras le decía que el la dejaría ir. Que aceptaba que la había orillado a renunciar antes de darle las gracias por su trabajo. El sonriéndole a Aoi, una sonrisa tan idéntica a la que solamente le dedicaba a ella.
Antes de que su mente siguiera golpeándola con recuerdos del Vicepresidente, ella sacudió la cabeza. Toda la situación le estaba afectando más de la cuenta.
-Pero ¿Qué hace para vivir? - pregunto Kanao, obligando a Nezuko a seguir la conversación.
-Es un periodista reconocido.
Ese fue lo que más le llamo la atención de él. Ella miro a Hinaki -¿Un periodista? Entonces, ¿Podría consultar casos antiguos para mí?
Pero antes de que Hinaki le respondiera una mesera se acercó hasta ellas. -Disculpen- todas giraron para verla, ella llevaba unas hojas y varias plumas. -Estamos haciendo una encuesta para mejorar en base en las respuestas de nuestros clientes, ¿Tienen tiempo para participar? Si lo hacen, recibirán un plato de acompañamientos de cortesía.
Nezuko sonrió -¿Oh, de verdad? Entonces, puede dármela.
Ella repartió las hojas entre sus compañeras y se dispuso a contestar la encuesta. Ella lleno los datos como la fecha, su nombre y sexo. Pero cuando leyó las preguntas alzo una ceja, intrigada por lo raras y específicas que era.
1. Si encontró a alguien que le interesa, escriba a donde le gustaría ir.
2. Si encontró a alguien que le interese, escriba algo que quiera hacer juntos.
3. Si encontró a alguien que le interese, escriba un regalo que quiera recibir de él.
¿Qué es esto?
¿Es un tipo de encuesta para mejorar las posibles citas que tengan aquí?
Sacudiendo la cabeza, ella comenzó a contestar.
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Iguro buscaba con paciencia la hoja que a su amigo tanto el interesaba. El sacudió la cabeza y miro al peliblanco jugar billar tan tranquilamente -¿Me estás diciendo que busque el cuestionario de cliente que lleno la secretaria Nezuko? ¿No es mejor preguntarle a la secretaria Nezuko directamente en lugar de persuadir a un restaurante para hacer este cuestionario de clientes?
Sanemi no le contesto absolutamente nada, solamente preparaba su siguiente tiro. Iguro dejo salir un suspiro mientras masajeaba sus hombros.
-Jefe, incluso si me miras de esa manera, eres el futuro Presidente de esta compañía. ¿No es un desperdicio usar mi sofisticado conjunto de habilidades para algo como esto?
-Piensa en esto como una extensión de tu trabajo.
-¿Una extensión de mi trabajo? Debe ser una extensión de mi frustración…- cuando Sanemi lo miro con sus profundos ojos purpura, Iguro estiro sus brazos. -Conseguirlo, ¡Debo conseguirlo! - Sanemi sonrió cuando vio al pelinegro regresara a revisar el montón de papeles -tendré que intentar encontrarlo, ya que es una extensión de mi trabajo.
Después de pasar dos minutos buscando entre la pila de hojas, estaba a punto de dejar pasar la hoja de la secretaria de su amigo por la familiaridad de apellidos que había leído, pero cuando estaba a punto de dejar la hoja en el montón revisado, su cerebro le recordó el nombre que había leído. Iguro se levantó y exclamo -¡Lo encontré! Lo encontré.
Sanemi se sentó en el sofá que estaba aún lado del individual para después arrebatarle la hoja a su amigo, quien estaba dispuesto a leer en voz alta.
-¿Qué escribió ella?- leyó rápidamente las cortas respuestas de su secretaria y sonrió -Que infantil.
-Entonces, ¿Por qué estas estudiando cosas como esta? ¿Quizás estas tratando de recrear lo que dijo?
Sanemi borro su sonrisa -¿Yo?
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Nezuko llego a su departamento, ella vio todo el desorden que estaba en el mismo. Su cama destendida, ropa por todo el departamento, trastes sucios en el fregadero, ropa sucia sobre ropa limpia, comida a medio terminar en la mesa de centro, y su escritorio lleno de bolígrafos, notas y hojas de papel.
"¿Vas a entrenar a tu sucesora así? No me decepciones, y haz esto correctamente".
"No hablemos de asuntos personales".
La voz del Vicepresidente resonó en su cabeza, ella dejo caer su bolsa mientras daba un suspiro. Forzándose a sonreír ella comenzó a limpiar todo el desorden de su casa. Empezó por su escritorio, acomodando todas las hojas, los bolígrafos, el teclado y el mouse de su computadora. Después separo toda su ropa limpia de la sucia, la limpia la doblo o colgó en un gancho, para colocarlo dentro de su armario a punto de explotar. Tendió su cama y acomodo los libros que tenía en la misma, antes de colocar sus almohadas.
Limpio el piso, acomodo su sillón y tiro todas las envolturas, no sin antes comer los pedazos de dulces que ella había dejado anoche. Tiro a la basura los papeles de publicidad sobre su escritorio y acomodo el control en el centro de la mesa, después de limpiarla. Nezuko se dejó caer sobre el sillón mirando como el piso brillaba, asintió complacida mientras estiraba sus brazos.
Miro su pequeña cocina y recordó su fregadero lleno de trastes. Por lo que rápidamente ella se levantó para ir al fregadero lleno de tuppers de comida. Nezuko se colocó los guantes y preparo el jabón mientras veía los trastes que posiblemente tenían más de dos días ahí.
-Organizare todo con pulcritud. Con pulcritud.
Comenzó a lavar los trastes mirando atentamente que no dejara ni una sola mancha, tallaba con fuerza para después enjuagar y volver a inspeccionar si no dejaba absolutamente rastros de lo que sea que haya comido en esos platos.
Media hora después dio media vuelta antes de dejarse caer sobre su cama, miro su alrededor para tratar de encontrar algo más que hacer. Y cuando vio su departamento brilla ella se dejó caer por completo en su cama con una sonrisa. Estiro su brazo y tomo el cuaderno de su infancia para mirarlo fijamente.
-Está bien. Como tengo mucho tiempo, también puedo buscarlo.
Ella asintió mientras sonreía, pero antes de que pudiera seguir leyendo escucho como su teléfono sonaba, estiro nuevamente su mano para tomar su celular, cuando leyó el nombre de la persona que la llamaba, ella inmediatamente se sentó en su cama.
-Director Iguro.
El amable pero serio pelinegro le contesto para inmediatamente darle una serie de instrucciones que la hizo fruncir ligeramente el ceño.
-¿Mañana?- pregunto sin poder creerlo. Pero al escuchar la dureza en la voz del director ella supo que no podía escapar.
Al día siguiente ella espero hasta que el atardecer estuviera en su máximo punto para poder salir de su casa y tomar un taxi que la llevara al lugar indicado por el director. Mientras subía al carro que había llamado, tomo la llamada del pelinegro.
-Sí, Director Iguro, me dirijo allí ahora- le dio la dirección al taxista quien inmediatamente comenzó a avanzar -sí, entiendo.
Cuando la noche cavaba de caer ella llego al lugar donde el director la había citado. Nezuko no podía entender por qué la citaba en ese lugar en específico, pero había decidido no preguntar absolutamente nada. Ahora se encontraba en la entrada del parque de diversiones que pertenecía a los Shinazugawa esperando que el director Iguro llegara.
Nezuko miro a su alrededor, todo estaba oscuro y no había ni un alma a la vista, se abrazó así misma cuando la corriente de aire se volvió más frío, jugo con las magas de su delgado suéter café y miro a su alrededor.
Ella podía ser feliz de haber traído tenis en lugar de tacones.
-¿Por qué no viene?- se preguntó al no poder ver al pelinegro por ninguna parte -¿El director Iguro se está pareciendo más al Vicepresidente? ¿Por qué llamar a alguien en fin de semana? Debería hablar con Mitsuri-kun.
Nezuko volvió a mirar a su alrededor, notando que tampoco había ningún empleado a la vista. Algo sumamente raro para ser el parque que era del presidente Shinazugawa.
-¿Pero, por que esta tan oscuro? Tampoco hay gente.
Y como si ella hubiera dicho la palabra mágica las luces del parque comenzaron a prenderse lentamente. Ella salto y miro a su alrededor, observando como el parque cobraba vida lentamente. Repentinamente la fuente detrás de ella también se encendió sobresaltándola, el agua comenzó a subir mientras reflejaba distintos colores por las luces led que tenía.
Fuegos artificiales comenzaron a estallar y Nezuko miro el cielo con los ojos abiertos. Ella no estaba entendiendo que demonios pasaba. ¿Acaso era una broma?
Cuando escucho pasos detrás de ella, Nezuko giro su cuerpo. Su boca se abrió formando una "O" y sus ojos se abrieron a un más si era posible.
Caminando con la seguridad que siempre lo caracterizaba, sus manos en los bolsillos de su pantalón y con una sonrisa, Shinazugawa Sanemi se acercaba hacia ella. Nezuko no sabía que decir, las palabras se atoraron en el fondo de su garganta, sus manos comenzaron a sudar y su estómago dio un vuelco.
El Vicepresidente no se detuvo hasta que estuvo a dos pasos de distancia de su cuerpo, obligándola a subir su cabeza más de lo habitual, ya que al no traer tacones era mucho más baja que él.
El la miro y su sonrisa se amplió, ella volvía a ver esa sonrisa que solo era exclusivamente suya. -Nezuko, ¿Esperaste mucho?
-¿Eh?
¡Hola! ¿Cómo están? Yo estoy muy feliz por dos cosas, 1. La película de Kimtesu no Yaiba se acaba de estrenar y fue todo un éxito en Japón. Por lo que he podido ver de las filtraciones y los japoneses en Twitter la película esta hermosa, lo que me genera tristeza ya que quiero que me saquen de México para verla :,c y 2. Me tatué por primera vez ayer, estoy muy feliz aunque un poco adolorida.
Pero no vinimos aquí a platicar de mi, si no de la historia. ¡Espero les haya gustado el capitulo! Las cosas entre Sanemi y Nezuko comienzan a cambiar lentamente. Espero que las pesadillas de Sanemi les den una pequeña pista sobre porque odia a las mujeres c; espero leer un comentario lleno de amor, pequeño recordatorio de que esta historia esta disponible en Wattpad y Ao3.
Cuentéenme, ¿Les emociona la película? ¡Han visto alguna filtración? ¿Creen que sean lo suficientemente lindos como para que nosotros la podamos ver en Enero del próximo año?
Ahora si, nos vemos la próxima semana. Cuídense mucho, recuerden las medidas de seguridad.
Con amor, la gerente Fer.
