El anime/manga Kimetsu no Yaiba le pertenece a Gotage y al estudio de animación Ufotable. El k-drama "What's wrong with Secretary Kim?" le pertenece a la cadena de televisión surcoreana TvN. Créditos a todos los autores de las imágenes tanto de Sanemi como de Nezuko, algún día los encontrare XD.

Ahora si, ¡El capitulo 10! Si les gusto me encantaría que me dejaran un comentario lleno de amor y Kudos. Esta historia esta disponible en Wattpad y Ao3, por si quieren pasar por ahí.

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La cita entre Sanemi y Nezuko llega a su fin con resultados que la pelinegra jamás se imagino que serian posibles. Ahora gracias a eso, ella comienza a mirar de manera diferente a su jefe, mientras Sanemi no puede estar mas feliz con los resultados.

La maldición ha comenzado.

Pero en un giro de acontecimientos Nezuko tiene una cita a ciegas, y Sanemi ya no se siente tan seguro acerca del pensamiento de ella saliendo con otro hombre mientras una noche antes estuvo riendo con el mientras ambos se divertían con cada una de las sorpresas que le dio. Así que decide ir a terminar su cita por ella.

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What's wrong with Secretary Kim? Capitulo 10.

Nezuko dejo salir un suspiro antes de tener el valor de dejar el carro del Vicepresidente. Ella camino hasta quedar frente a las escaleras que daban a su departamento, escuchando como Shinzugawa-sama se bajaba.

-Gracias por traerme a mi casa- dijo con una sonrisa, sus manos sudaban y sus dedos no pudieron evitar jugar con la tela de su blusa blanca. Se vería ridícula si jugaba con la tela de sus jeans. Ella vio como él daba un paso más, acercando su cuerpo al suyo, obligando a su mentón a alzarse. -Pero Vicepresidente, de casualidad…

-Espera- él la interrumpió mientras rodeaba el carro hasta llegar a la cajuela. -Tengo algo que darte.

Nerviosa ella giro su rostro para ver como la cajuela era abierta y Shinazugawa comenzando a buscar algo.

1.Si encontró a alguien que le interese, escriba un regalo que quiera recibir de él.

Un muñeco de peluche grande.

Nezuko sonrió mientras veía sus brazos cargar algo. -De casualidad no tienes- él se asomó por el costado de la cajuela sin permitir que ella viera sus brazos -un muñeco de peluche grande allí, ¿O sí?

Sanemi miro el suelo antes de sonreír y asentir. -Tienes razón. Esta aquí- Nezuko rio y vio como el hacia el ademan de sacar algo gigante de la cajuela. -Porque trabajaste duro como una vaca hasta ahora, es un muñeco de peluche de una vaca.

Ella rio cuando vio el peluche de vaca kawai que el Vicepresidente le iba a regalar. La vaca era de color café con manchas blancas, tenía unos pequeños cuernos, una sudadera gris y una pequeña mochilita que travesaba su esponjoso ser. Su cabeza era más grande que su cuerpo y su expresión era de ternura.

-Su nombre es, Vaca Haz-trabajado- duro- siguió Sanemi mientras se acercaba a ella para entregarle su peluche.

Nezuko recibió el peluche sosteniéndolo con una mano, observando que el mismo era de la mitad de su tamaño. Ella rio y miro la vaca. -Pensé que era un cuestionario muy extraño de responder.

-Quería darte un regalo que de verdad quisieras recibir.

-Gracias por tomarte todas estas molestias por mí.

-No fue nada. Para ti, secretaria Nezuko, esto solo fue lo básico.

Ella lo miro a los ojos, notando la sinceridad en ellos. -Sabes que estarías equivocado si piensas que diré: "Trabajare duro para siempre" después de esto, ¿Verdad?

Sanemi rio mientras negaba con la cabeza. -Como lo pensé. No puedo hacer que nada se te pase, secretaria Nezuko.

-Bueno, esta vez de verdad me iré. Debemos descansar para estar listos para el trabajo.

Ella iba a dar un paso cuando vio como Sanemi se interponía en su camino, alzo su mano derecha mientras guardaba su mano izquierda en el bolsillo de su pantalón. -Espera. Hay algo más que querías, secretaria Nezuko.

-¿Eh?

Ella trato de hacerse la desentendida, ella sí sabía a lo que se refería, pero no creía que él fuera capaz de hacerlo. Él no lo haría.

No.

No sería capaz de hacerlo.

3. Si encontró a alguien que le interese, escriba un regalo que quiera recibir de él.

Un muñeco de peluche grande, y un beso romántico frente a mi casa.

Nezuko trago saliva mientras veía como el Vicepresidente se acercaba lentamente a ella, su espalda se tensó y enterró sus uñas en su muñeco de peluche.

¡Él lo va a hacer!

Sus mejillas se tiñeron ligeramente de rojo y su respiración se atascó en el fondo de su garganta, cuando el acerco su rostro hasta que unos centímetros los separaban, ella hizo su cara para atrás, tratando de poner alguna distancia entre los dos.

Eso no parecía ser una razón para detenerse, Shinazugawa-sama siguió acercando su rostro al de ella, lo que provocó que se quedara en blanco. Y cuando sus narices iban a rozarse, Nezuko reacciono e interpuso el peluche entre los dos, haciendo que los labios del Vicepresidente terminaran sobre el costado del hocico de la vaca.

Sanemi la miro sorprendido y ella sonrió, tratando de no pensar demasiado en lo que sea que estaba pasando en ese momento. Lo miro a los ojos encontrando que la miraba con decepción, lo único que ella pudo hacer fue recargar su nariz en el otro costado del hocico del peluche.

-Ten cuidado cuando regreses a casa.

Sin perder otro segundo ella paso de largo de él, provocando que su rostro se restregara contra la cabeza de la vaca. Subió rápidamente las escaleras y se metió a su departamento dejando caer la vaca el suelo mientras sus rodillas temblaban.

Sanemi miro a su secretaria irse sin siquiera mirar para atrás. Estaba decepcionado. Dejo escapar un suspiro y se recargo en su automóvil, tratando de no tomarse tan mal el rechazo tan directo que la pelinegra le acababa de hacer.

Nezuko recupero su peluche para mirarlo fijamente, recargo su cabeza en la pared y sin poder evitarlo comenzó a sonreír mientras sentía su estómago dar un vuelco, abrazo el peluche y comenzó a chillar como una adolescente.

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Sanemi acababa de darse una ducha, mientras secaba su cabello camino hasta la cocina donde se sirvió un poco de agua fría. Inhalo profundamente mientras se recargaba en la isla en medio de su cocina. La noche era fresca por lo que no debía permanecer mucho tiempo con el torso al descubierto si no quería enfermarse.

Mordió su labio inferior mientras pensaba de nuevo en su secretaria. Ella era… Tan ella.

"Sabes que estarías equivocado si piensas que diré, trabajare duro para siempre, después de esto, ¿Verdad?"

"Como lo pensé. No puedo hacer que nada se te pase, secretaria Nezuko".

-Soy mucho más inteligente que ella, pero aun cree que puede ganarme- Sanemi sonrió malvadamente. -La maldición del éxito de taquilla esta sobre ti, y tú todavía no lo sabes.

Riendo se fue a su habitación. Disfrutaría tanto ver como se desarrollaría el sutil pero poderoso hechizo que le había dado a su secretaria.

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Nezuko se dejó caer en su cama, tomo el espejo que tenía en su escritorio y comenzó a aplicar la crema hidratante que cada noche ocupaba en su piel. El peluche de vaca que el Vicepresidente le había regalo descansaba tranquilamente sobre una de sus almohadas, esperando que ella se acostara a su lado.

Cuando estaba dispuesta a taparse con sus cobijas la notificación de un mensaje irrumpió el cómodo silencio en su departamento. Intrigada y ligeramente emocionada, ya que sabía que la única persona que le mandaba mensajes a esa hora era el Vicepresidente, tomo su teléfono.

Pero su sonrisa se borró cuando vio que el mensaje era de Hinaki.

-Nezuko-chan, recuerda que mañana tienes una cita a ciegas, ¿Verdad?

Con el reportero que te hable la otra vez.

-¡Mierda, es cierto!- maldijo en voz alta mientras mordía su labio. Por la emoción de haber pasado toda la tarde con su jefe había olvidado por completo su cita.

-Dijiste que también tenías que preguntarle algo.

Asintiendo ella le mando un corto mensaje a Hanaki, donde le agradecía que ella le recordara la cita que tenía programa para mañana. Mordiendo la uña de su dedo índice se dio cuenta que ni siquiera estaba emocionada en asistir a la cita de mañana, ¡Por el amor de dios! Ella la había olvidado, y eso nunca le había pasado.

Pero tenía que ir, no solamente por no dejar mal a Hanaki sino porque el periodista podría ayudarla a encontrar más información que ella necesitaba para buscar a ese niño que no veía desde hace 22 años.

Dando un largo suspiro ella se acostó en su cama mientras abrazaba su peluche, había algo en esa vaca que la hacía relajarse aun cuando sentía su mente hecha un lio. Cerro los ojos y se obligó a dormir.

Ella tendría un largo día de trabajo.

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La niña de cinco años jugaba con todos sus juguetes esparcidos por el patio de su casa mientras el niño de 9 años la miraba con una sonrisa. Ella le enseñaba cada uno de ellos antes de jugar con ellos, completamente emocionada. A pesar de que sus juguetes ya estuvieran rotos o desgastados.

Ella seguía riendo y se los describía como si fueran la cosa más genial del mundo.

Su largo cabello negro estaba amarrado en dos coletas y sus ojos rosas eran lo que más resaltaba de su lindo rostro.

-"¡Nii-san, ahora debes subir!"- exclamo Nezuko mientras le acercaba un pequeño carro de plástico para que el subiera. –"Te lo prestare, especialmente porque eres tú, Nii-san".

-"Gracias. Pero debo irme a casa ahora".

Nezuko no podía ver bien su rostro ya que la luz del sol le lastimaba sus ojos, solo estaba segura de que mientras él estuviera con ella, ella estaría segura.

-"¿Ya? ¿Puedes no ir?"

-"Lo siento. Vendré a verte otra vez, Nezuko-chan".

-"¿De verdad? De verdad vendrás a verme, ¿Cierto?"

-"Sí".

-"Nunca olvidare tu nombre, Nii-san. Tu nombre es Shina… Shina…"

-"Tonta, lo hiciste de nuevo. Mi nombre es Shina…"

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Nezuko se despertó en ese momento, como siempre lo hacía. Cada vez que ella se esforzaba por recordar su nombre siempre era lo mismo, ella se despertaba antes de que el pudiera decirle nuevamente su nombre.

Abrazando su peluche ella dio un largo suspiro. Realizo un puchero con sus labios y miro fijamente su cuaderno, que estaba sobre su escritorio.

-Su apellido comienza con S…- trato de forzar su mente a recordar, pero lo único que conseguía era un dolor de cabeza. -¡Ah! No puedo recordar.

Miro su reloj solo para darse cuenta de que eran prácticamente las siete de la mañana. Chillo y se levantó rápidamente de la cama para tomar su ropa y meterse a bañar.

-¡Voy tarde!- exclamo mientras se introducía a la ducha.

Media hora después ella estaba terminando de acomodar su blusa blanca. Esta maquillada y lista para salir de su casa, cuando giro su cuerpo para tomar su bolsa ella vio la vaca de peluche y sonrió ampliamente.

Acaricio su hocico mientras se sentaba a su lado. -Vaca Haz-trabajado-duro, cuida bien de la casa.

Cuando estaba dispuesta a tomar su bolsa ella vio como de la pequeña bolsita del peluche sobresalía un listón azul claro. Intrigada abrió el pequeño bolso para ver que contenía adentro.

Para su sorpresa había una pequeña caja de regalo color blanca con un gran moño azul. Abrió la caja solo para ver un costoso collar en el interior. Nezuko dejo salir un pequeño grito antes de cerrar rápidamente la caja. Miro a la vaca y le realizo una pregunta.

-¿Qué es esto?

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Sanemi doblo por el pasillo para dirigirse hacia su oficina, vio como su secretaria se levantaba para saludarlo y el alzo la mano para hacer lo mismo antes de pasar de largo hasta su oficina. Nezuko se dejó caer en su silla y miro por el vidrio al Vicepresidente quitarse el saco antes de sentarse en su escritorio y comenzar a trabajar.

Ella saco la caja junto con el collar, mordiéndose el interior de su mejilla ella ingreso a la oficina con la caja en mano.

-Vicepresidente, tengo algo que preguntarte.

Sanemi se giró para verla, él estaba bajando las escaleras y caminaba rumbo a uno de los sofás azules de su oficina.

-Esto- ella alzo la pequeña caja -estaba dentro del muñeco que me regalaste.

-Debe estarlo, yo lo puse ahí.

Nezuko parpadeo -¿Es mío?- pregunto incrédula.

Sanemi sonrió -Entonces, ¿Crees que es para "Haz trabajado duro"?

-No puede ser. Yo no escribi que quería un collar en la encuesta.

-Bueno, soy una persona que normalmente supera las expectativas. – Sanemi sonrió aún más cuando su secretaria lo miró fijamente. -¿Por qué? ¿No puedes manejar lo genial que soy?

-Tu corbata esta torcida.

-Uhm- Sanemi asintió mientras apretaba el folder con sus documentos -así que ese fue el caso.

Nezuko dejo la caja en la mesa de centro y acercándose a él, comenzó a acomodar su corbata. Ella subió su mirada solo para encontrarse con los ojos purpuras que la miraban fijamente. Su corazón se paralizo antes de comenzar a latir rápidamente, su estómago se encogió y su garganta de repente se sintió muy seca.

El olor de su colonia la envolvió por completo, intoxicando su sistema. ¿Él siempre había utilizado tanta colonia? ¿Su aroma siempre había sido tan tentador?

Sus mejillas se tiñeron de rojo cuando recordó aquel casi beso y lo cerca que estaban sus rostros, justo como ahora. Sus labios temblaron y sus manos picaban por la necesidad de colocarlas alrededor de su cuello.

Ella sonrió mientras se alejaba rápidamente, la distancia sería mejor entre los dos. O al menos hasta que ella pudiera dejar de pensar en lo de anoche. -Entonces, me retiro.

Nezuko quería salir corriendo, pero se detuvo cuando escucho como Shinazugawa-sama la llamaba. -Secretaria Nezuko.

-¿Sí?- giro su cara para ver su rostro, su estómago estaba lleno de molestas cosquillas y lo que más deseaba era salir de la oficina. Sanemi le señalo el collar con una sonrisa, ella asintió y rápidamente tomo la caja.

Y sonriéndole salió rápidamente de la oficina sintiendo que sus piernas temblaban. Se sentó en su silla mientras se daba aire con una de sus manos, tratando de alguna manera de dejar de estar sonrojada. Su otra mano estaba sobre su pecho, sintiendo como su corazón latía como loco.

Comenzó a inhalar y exhalar profundamente tratando de alguna manera de volver al mismo estado que antes de que ayudara al Vicepresidente a arreglar su corbata. Cuando sintió que se tranquilizaba por completo ella tomo la pequeña caja, mordió su labio y miro al Vicepresidente leyendo tranquilamente, sentado estoicamente en el sofá dentro de su oficina.

Mirando que nadie viniera por el pasillo, Nezuko tomo el collar y lo saco de la caja para desabrochar el seguro y colocárselo alrededor del cuello.

Sanemi alzo la vista de los documentos frente a él solo observar cómo Nezuko se colocaba el collar con delicadeza mientras una sonrisa se posaba en sus labios. Sus delicados dedos jugaron un poco con la pequeña joya que colgaba en medio de sus clavículas, después tomo un espejo de su bolsa para ver su reflejo, la sonrisa de sus labios se amplió mientras sus mejillas se coloreaban de rojo.

El no pudo evitar imitarla, sus labios simplemente agrandaron su sonrisa sin su permiso. A él le gustaba verla, ella era tan expresiva, sus ojos siempre la delataban.

Nezuko disminuyo su sonrisa mientras miraba a su alrededor que nadie la hubiera visto en el estado en que estaba. En cuanto la vio, Sanemi bajo inmediatamente su rostro a los papeles entre sus manos mientras intentaba borrar la sonrisa en su rostro.

Al ver que nadie estaba cerca, Nezuko volvió a sonreír mirando de nuevo su reflejo en el espejo, acomodando su blusa para que el collar fuera visible. Sanemi alzo los ojos nuevamente para ver como la pelinegra guardaba el espejo, acomodaba por última vez el cuello de su blusa y mientras sonreirá volvía a concentrarse a trabajar.

Su sonrisa volvió a crecer, olvidando por completo los papeles en sus manos.

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Nezuko se miraba su reflejo en el espejo del baño, ella acomodaba nuevamente el cuello de su blusa, sus manos acomodaron su collar y sonrió cuando vio la joya brillar bajo las opacas luces del sanitario. Cuando estaba terminando de acomodar la cinta de su identificación su teléfono sonó.

Ella contesto la llamada -¿Qué pasa, Hinaki?

-¿Por qué no respondiste mis mensajes de la mañana?

-Lo siento, estaba muy ocupada en la mañana- mintió mientras miraba el collar en su cuello.

-No olvidaste la cita a ciegas, ¿Verdad?

-No, para nada.

-Entonces, diviértete conociéndolo.

Si te terminas casando con él, me tienes que comprar una bolsa.

Nezuko abrió los ojos sorprendida y negó con la cabeza. -De ninguna manera, solo vamos a una cita a ciegas. De todos modos, no te preocupes yo voy a estar a tiempo. Ahora, regresa a trabajar.

-Está bien. ¡Diviértete!

Nezuko colgó la llamada solamente para ver por el espejo como la puerta de uno de los cubículos era abierto, saliendo por ahí Aoi con una amplia sonrisa. Ella miro a la ojiazul sabiendo perfectamente que la joven había escuchado su conversación con Hinaki.

-Secretaria Nezuko, ¿Iras a una cita a ciegas? - pregunto emocionada mientras sonreía. -Tu corazón debe estar acelerado en este momento.

-Aoi, digo esto porque estoy muy avergonzada respecto a esto. ¿Pero podrías guardar el secreto? - pregunto mientras colocaba un dedo sobre sus labios. Aoi la imito mientras reía.

-¡Sí! Un secreto.

-¡Por supuesto! Puedo guardar tu secreto Nezuko.

Inesperadamente Shinobu salió de otro cubículo solo para colocarse detrás de Aoi, mirándola también con una sonrisa.

Nezuko sonrió mientras sentía que esto absolutamente iba a salirse de control. Las tres salieron del baño mientras platicaban entre ellas, o más bien dicho, entre Aoi y Shinobu.

-Oh, dios mío, hasta hora, ni siquiera soñé en ir a ver las flores de cerezo con alguien más.

Aoi asintió a lo dicho por Shinobu. Nezuko apretó los puños a cada costado, deseando que ellas bajaran la voz. -Esta va a ser tu primera cita a ciegas, ¿Verdad, secretaria Nezuko?

-¿Qué? ¿Su primera cita a ciegas? ¡Eso es grandioso! Solamente asegúrate de decir adiós para siempre a tu estatus de soltería de una sola vez.

Aoi miro incrédula tanto a Shinobu como a ella. -¿Nunca antes tuviste una cita? ¡Eso es totalmente increíble!

Las dos rieron y Nezuko se detuvo abruptamente. Con los dientes apretados, ella hablo por primera vez en toda la conversación. -Podrían detenerse ahora.

-¡Esta bien!- exclamaron ambas al mismo tiempo, mientras la abrazaban con fuerza. -Pero, cuando vas a tu primera cita a ciegas debes sentirte muy perdida- dijo Aoi, retomando la conversación.

-¡Debes decirle que vas a llevar a una de tus amigas!

Nezuko dejo a atrás a las dos mujeres sin voltear a verlas. Ella no tenía que estar escuchando nada de eso, tenía 27 años, sabía cómo funcionaba una cita.

No era una niña.

Tanto Aoi como Shinobu se quedaron en blanco cuando vieron a la amable pelinegra caminar rápidamente para alejarse de ellas, Shinobu rio mientras se recargaba en la pared de vidrio. -Creo que ella no quiere nuestros consejos.

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-¿Escribiste el resumen del discurso del Vicepresidente para la competencia de atletismo de mañana?- Kikyo le pregunto a Sumi, quien estaba sentada a su lado.

-Por supuesto. Cuando fui admitida a la Universidad de Tokio, mis puntuaciones de redacción de ensayos fueron de primer nivel. Y utilizando esos talentos, he preparado un discurso perfecto.

Kikyo alzo una ceja y cruzo los brazos. -Averiguare si es un discurso perfecto, o una basura perfecta. Ahora imprímelo y entrégamelo inmediatamente.

-Sí.

Kikyo miro a Naho sentada aun lado de Sumi. -Naho, ¿Preparaste los regalos que se le presentaran a los empleados mañana?

-Por supuesto. Dijeron que los entregarían en el gimnasio directamente, a las 10:00 am.

-Muy bien, buen trabajo. Y también, el Vicepresidente impone una gran cantidad de importancia cuando se trata con su relación con los empleados. Pero, no hay tiempo para eso hasta que llegue la competencia. Así que, debemos preparar todo sin ningún error.

-Entendido- exclamo Sumi mientras mandaba a imprimir el documento.

-Bien, a trabajar.

Cuando las tres estaban por continuar su trabajo vieron entrar a Nezuko con el ceño fruncido mientras detrás de ella ingresaban Aoi y Shinobu con una sonrisa. La pelinegra se metió a la cocina a preparar los bocadillos del Vicepresidente, Shinobu se sentó en su escritorio mientras Aoi seguía a Nezuko.

Kikyo miro a Shinobu quien negó con la cabeza mientras reía.

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Aoi ingreso a la oficina de su jefe con una bandeja con té y unas cuantas galletas. Sanemi alzo los ojos de sus documentos para ver a la ojiazul acercarse a la mesa de centro para dejar las cosas.

-¿Y mi secretaria?

Aoi se detuvo abruptamente. -¿Ah, debería beber esto con usted?- ella sonrió -entonces, también traeré otra taza para mí.

-No, no es eso- Sanemi detuvo a la ojiazul antes de que saliera de su oficina. -Estoy preguntando donde está la secretaria Nezuko, y porque la secretaria Aoi está aquí.

Aoi parpadeo confundida. -Ah, la cosa es que la secretaria Nezuko me dijo que comenzara a encargarme de esta responsabilidad.

Sanemi alzo una ceja -Oh, ¿Eso dijo? - pregunto entre incrédulo y molesto. Escucho como la ojiazul se acercaba hasta su escritorio, él asintió con la cabeza mientras sentía sus músculos tensarse, la secretaria Aoi dejaba la bandeja sobre su mesa mientras él trataba de regresar a su lectura.

-Se que carezco de mucho. Pero de verdad, hare mi mejor esfuerzo. Teniendo a la secretaria Nezuko como mi modelo a seguir. He escuchado que la secretaria Nezuko hasta ahora está yendo a su primera cita a ciegas porque ella ha trabajado arduamente, me hizo sentir muchas cosas.

-Está bien- contesto mientras se concentraba en los documentos más que en la pelinegra. Pero cuando su cerebro termino de procesar sus palabras, alzo su cuello sintiendo sus vertebras crujir. -¿Acabas de decir… Cita a ciegas?

Aoi borro su sonrisa. Necesitaba arreglar lo que acababa de decir. -No…

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Sanemi apretaba su puño mientras fruncia el ceño. Tenía tantas ganas de matar a alguien en este momento. Iguro estaba hablándole de algo relacionado con el trabajo, pero a ni siquiera le importaba.

El pelinegro se sentó frente a él mientras leía los documentos que su secretaria acababa de entregarle. Sus ojos verde y amarillo estaban pegados en el papel mientras él tenía ganas de romper esa bonita lampara que adornaba la mesa entre los sofás individuales de su oficina.

-Está bien, he organizado la reunión final con el oficial del gobierno. Y el lanzamiento del centro de arte va sin ningún problema- Iguro cerro el folder de color verde para mirar a su amigo, ya podía adivinar toda clases de pensamientos violentos que estaban circulando por su cabeza. Solo esperaba que su oficina quedara intacta después de su visita -y la secretaria Neuzko va a ir a una cita a ciegas.

Sanemi apretó los puños al punto en que nudillos se volvieron blancos. -Como se atreve a llevar puesto el collar que le compre a una cita a ciegas.

Iguro temió por su vida. Algunas veces Sanemi era tan impredecible.

Sanemi dejo escapar un suspiro mientras golpeaba el reposabrazos del sillón, sus músculos se destensaron y sus puños dejaron de estar apretados. -Bueno, no importa si ella va o no.

-Nacerá una nueva pareja- Obanai susurro mientras asentía con la cabeza.

-¿Qué?- siseo entre dientes Sanemi.

Iguro negó con la cabeza. -No estoy equivocado. Incluso sin buscar, puedo decir que un chico normal aparecerá. ¿No dijiste que eso es lo que quería la secretaria Nezuko? Salir y casarse con un chico normal.

Sanemi sonrió -¿En realidad pasara? La secretaria Nezuko ya ha sido maldecida, con la maldición del éxito de taquilla.

-Sigues mencionando una maldición desde la última vez… ¿De qué maldición hablas?

Sanemi solamente rio.

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Nezuko miro la hora en el reloj de su muñeca, estaba parada en la estación del metro en la que había quedado con Hinaki para encontrarse con su cita a ciegas. Con sus manos acomodo su largo cabello negro, que había soltado después de salir de la oficina. Estaba nerviosa, no por la cita, si no por el hecho de que estaba a punto de encontrarse con alguien que ni siquiera conocía físicamente.

-¿Kamado Nezuko?

Ella escucho como un hombre la llamaba, ella giro su cuerpo para ver a un hombre alto, no tanto como el Vicepresidente ya que ella le llegaba a la altura de sus labios con sus tacones en lugar de debajo de la barbilla como con su jefe, de anchos hombros, nuevamente no tan anchos como los del Vicepresidente pero si los suficiente para darle a entender que el realizaba ejercicio, pelo negro y unos ojos marrones con algunos toques de dorado. Era atractivo, no mentiría, pero había algo que no le hacía llegar ni a los pies al Vicepresidente.

-¿Sí?

-Como he visto tus fotos en las redes sociales, te he reconocido enseguida. Soy Agatsuma Zenitsu. Soy el hombre con el que debías encontrarte hoy. - Zenitsu la saludo con una pequeña reverencia.

Nezuko asintió mientras lo imitaba. -Ah, sí. Hola.

-Debes tener hambre. He buscado algunos restaurantes famosos por esta zona. Deberíamos apresurarnos y dirigirnos allí.

-Está bien.

A penas Nezuko termino de contestar cuando Zenitsu paso a su lado para comenzar a caminar rápidamente hacia el restaurante, Nezuko sonrió incómodamente y trato de seguir los rápidos pasos del hombre, que parecía estar festejando por su cita.

Cinco minutos después ambos estaban formados en una larga fila que daba paso a un restaurante de tamaño mediano que parecía no tener suficiente espacio para tantos clientes, ya que detrás de ellos había aún más personas esperando. Las parejas y amigos entraban y salían mientras la fila avanzaba lentamente.

-Debido a que este restaurante es famoso, no he podido hacer una reserva- Zenitsu le explico con una pequeña sonrisa.

Ella negó con la cabeza mientras jugaba con las correas de su bolso -Esta bien, podemos esperar.

-Entonces, para reducir el tiempo, ¿Deberíamos elegir lo que queramos del menú antes?

-Creo que sería lo mejor.

-Iré a buscar el menú. Puede que se sienta sola, pero por favor, espérame- Zenitsu le sonrió antes de adentrarse al restaurante.

Nezuko borro su sonrisa cuando vio al pelinegro adentrarse por la pequeña puerta, comenzó a mover sus piernas cuando sus pies comenzaron a reclamar el estar sosteniendo su peso tanto tiempo sobre los tacones aguja que llevaba puestos, comenzó a estirar la espalda y sus huesos tronaron.

Después de media hora, tiempo que fue eterno para Nezuko y sus pies, ambos ingresaron al restaurante, acababan de dejarles su comida y ella se sentía ligeramente asfixiada por la cantidad de ruido que había a su alrededor, todas las mesas estaban ocupadas y el espacio para pasar o moverse era muy pequeño, pero aun así Nezuko trato de disfrutar todo lo que podía.

-Este lugar es conocido por ser realmente delicioso. Con 24 capas finas apiladas una encima de la otra y luego fritas en manteca- Zenitsu le estaba explicando el platillo que ambos habían elegido por su recomendación, sus ojos la miraban fijamente mientras sus manos cortaban la carne -este es un katsu al tradicional estilo japones. Este lugar es muy conocido por eso.

-Ya veo- Nezuko estaba por cortar el primer pedazo de la carne en su plato, pero la voz de Zenitsu la detuvo.

-Espera un segundo. Comete este.

El intercambio sus platos y ella sonrió sinceramente. -Gracias.

Sin poder evitarlo su mente recordó la noche anterior cuando en su cita con el Vicepresidente, él había cortado su bistec porque estaba ligeramente duro. Su sonrisa se amplió, pero segundos después se borró cuando escucho nuevamente a Zenitsu hablar.

-No estoy seguro de si debería decir esto cuando nos acabamos de conocer, pero, eres realmente hermosa, Nezuko-chan. Tu imagen es muy…

-¡Ah, está caliente! ¡Muy caliente!

Ella trato de escuchar lo que él le estaba diciendo, pero la voz de todos los clientes platicando no la dejaban escuchar con claridad, especialmente la mujer que gritaba a lado suyo.

-¿Qué?

-Bueno, lo que quise decir fue, que tienes una imagen muy elegante.

Zenitsu había alzado la voz por lo que casi le estaba prácticamente gritando, ella asintió ante su cumplido y sonrió. -Ah, gracias.

Estaba a punto de decir otra cosa cuando la puerta fue abierta por uno de los trabajadores, el cocinero comenzó a gritar, lleno de alegría. -¡Bienvenidos! ¡Bienvenidos!

Justo en ese momento todos parecían comenzar a hablar, ya que la pareja que recién entro comenzó a pedir una mesa, los comensales parecían vitorear y hablar fuertemente, lo que estaba comenzando a molestar a Nezuko. Zenitsu se acercó a ella al punto que sus rostros estaban muy cerca, ella se sorprendió e hizo la cabeza hacia atrás, casi pegándose con la pared.

-Nezuko-chan, este lugar es un poco ruidoso, ¿Verdad?

-Sí, un poco.

Ella estaba a punto de empezar a comer cuando la cliente a su izquierda se levantó, tomando su bolso con fuerza le termino pegando en la barbilla. Nezuko comenzó a masajearse el área donde el bolso le había pegado, intentando controlar la irritación.

-Lo siento- dijo la señora de mediana edad.

Ella negó con la cabeza con una pequeña sonrisa. -Está bien.

-Debería tener cuidado- exclamo Zenitsu mientras miraba a la señora pasar entre las mesas, llevándose con ella los cubiertos sin utilizar. -Oh, ¡De verdad!

-Lo siento.

-¡Está causando un gran accidente!- él se giró para verla, ella seguía masajeando el área adolorida y le trato de sonreír. -Lo siento- Zenitsu se giró a ver a la señora quien estaba a punto de girarse para pedir otra disculpa -¡Váyase! ¡No hay ningún problema! - grito antes de girar nuevamente. -Lo siento. He levantado mucho la voz. La verdad he estado ansioso desde antes de vernos.

-Está bien, no te preocupes.

Dejo de masajearse su mentón solo para recordar como en la cita con el Vicepresidente había tenido un restaurante para ellos dos solos, sin personas que interrumpieran su plática, o accidentes que terminaran arruinando la cita.

Solo ellos dos hablando.

Al darse cuenta de lo que estaba pensando, Nezuko negó con la cabeza mientras reía sarcásticamente. Ella no podía estar comparando la "cita" con el Vicepresidente con su primera cita a ciegas.

No, solo no estaba costumbrada a la vida normal.

Pincho con fuerza un pedazo de carne sin darse cuenta de que había atrapado el pedazo de carne del plato de Zenitsu. -Esa es mi carne.

Ella se detuvo a la mitad del camino hacia su boca para mirarlo. -¿Qué?

-Es lo que más me gusta en este mundo. La mejor parte frita en un acabado crujiente, y con una textura interior que es espectacularmente blanda. Es parte, creo que la has tomado por accidente.

Nezuko lo miro sorprendida ante su descripción tan apasionada y su rostro serio. Ella miro su plato solo para darse cuenta de que tenía razón. -Oh, lo siento mucho. Te la devolveré- dejo el pedazo de carne sobre el plato.

-Sí. Gracias.

-¿Debería darte el mío también?- pregunto en broma.

-No, tengo mucho aquí.

¿Qué es esto? Me está haciendo sentir avergonzada.

Nuevamente, su mente recordó todas las cosas que el Vicepresidente había hecho por ella, desde alquilar un restaurante completo para estar los dos a solas, abrir un parque para ella poder disfrutar las veces que quisiera del carrusel hasta regalarle un gigante peluche junto con un costoso collar.

Todas esas cosas solo para cumplir sus sueños.

¡Dios! Le regalo un espectáculo de fuegos artifíciales solo porque ella lo deseaba.

Lo había pasado de maravilla, ella no necesita pensar en que decir o que hacer para no quedar mal, él la conocía perfectamente por lo que jamás se tomaría a mal nada de lo que hubiera hecho, razón por la que no había tenido pena decirle realmente a que juego quería subirse, no le molesto que él le dijera que había estado montada en el mismo 8 veces.

Su sonrisa tan sincera, lo abierto y caballerosos que se había comportado con ella, lo lindo que fue que admitiera que ella no hubiera disfrutado de todos sus regalos si él le hubiera llamado.

Espera.

¿Por qué estoy así? ¿Por qué sigo pensando en el Vicepresidente?

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-¿Preguntas cuál es la maldición del éxito de taquilla?

Iguro miro a su amigo mientras ambos terminaban de vendarse las manos. Sanemi lo había obligado a venir con él a entrenar un rato al gimnasio. Y de la nada le estaba explicando lo que significa la maldición que la secretaria Nezuko tenía.

-Considera esto, si acabas de ver una película de acción con muchos de cientos de millones de yenes invertidos en ella, y justo después, ves una película de acción de segundo nivel hecha apresuradamente con una producción pobre. Entonces, ¿Te llamaría la atención la segunda película?

-Podría sentirse un poco trivial.

-Es exactamente eso. Le he ofrecido a Nezuko un parque de atracciones, un restaurante, y un espectáculo de fuegos artificiales para ella sola, nuestra cita fue un éxito de taquilla. Así que ahora, ¿Crees que podría enamorarse de un chico normal?

-Sí.

Sanemi perdió fuerza en todo el golpe que iba dirigido al saco de boxeo, giro para ver a Iguro terminar de estirar sus músculos.

-¿Qué?- pregunto entres dientes.

-¿No es por eso que fue a una cita ciegas?- contesto Obanai mientras lanzaba puños al aire. -A muchas personas nos suele gustar las películas pequeñas y detalladas.

Sanemi apretó los puños y pego un gancho con fuerza en el saco de boxeo, lo que provocó que el mismo se agitara bruscamente casi pegándole al pelinegro. Iguro giro para ver a su amigo quien sonreía peligrosamente mientras disfrutaba como el saco casi lo noqueaba.

-Deberías decirme antes de empezar.

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Zenitsu y Nezuko se encontraban tomando una gran taza de café en una bonita cafetería en el centro de Tokio, el local era amplio y estaba muy tranquilo, todo lo contrario, al restaurante en que habían estado en la tarde.

La pelinegra tomo un gran trago de su taza mientras veía las luces brillar, la noche ya había caído y Tokio siempre se iluminaba.

-El café de aquí es realmente bueno, ¿Verdad? Es un café muy famoso que encontré.

Nezuko se giró para ver a Zenitsu, ella asintió con la cabeza y sonrió. -El aroma es muy agradable.

Mitsuri caminaba con Shinobu por las calles de Tokio, las dos venían riendo y estaban buscando un lugar al cual pasar un buen rato y poder comer ricos platos mientras hablaban de la oficina o de su vida personal. Ella se detuvo abruptamente cuando vio a su compañera secretaria hablando con un hombre. Shinobu se giró para mirarla y preguntarle por qué rayos se había detenido tan abruptamente.

-¡Es Nezuko-chan!- exclamo mientras señalaba el interior de la cafetería frente a ellas.

Shinobu inmediatamente siguió el dedo de su amiga solo para ver a la pelinegra sonreír ligeramente mientras el hombre frente a ella le decía algo. -¡Es cierto! ¿Qué deberíamos hacer?

Mitsuri tomo subió sus puños hasta recargar su mentón en el mismo, sus ojos verdes brillaban y una gran sonrisa adornaba sus labios. -Es tan lindo ver a la secretaria del Vicepresidente en una cita.

-¿Verdad que sí?

Zenitsu miro la pequeña mancha de crema que la hermosa mujer frente a él tenía en la mejilla derecha. -Disculpa, Nezuko-chan.

-¿Sí?

-Parece que tienes una mancha de crema en tu mejilla derecha, por tu oreja.

Nezuko inmediatamente cubrió con su mano su mejilla. -Oh, gracias. ¿Aquí? - pregunto al pelinegro quien negó con la cabeza.

-Un poco más arriba, casi por tu lóbulo de tu oído.

Ella movió su mano -¿Aquí?

-Un poco más abajo.

-¿Aquí?- pregunto nuevamente cuando movió su dedos.

Zenitsu negó con la cabeza. -En un ángulo de 45 grados desde tu mandíbula. Un poco más arriba.

Ella parpadeo confundida y trato de mover su mano. -¿Aquí?

-Un poco más. ¿Es acaso una marca de nacimiento?

-¿Qué?- ella negó con la cabeza. -Creo que mejor voy a mirar en un espejo.

-No, no te preocupes- Zenitsu sonrió e interrumpió a Nezuko antes de que ella tomara su bolsa. Se coloco de pie y acerco su mano con una servilleta. -Discúlpame- dijo antes de limpiar la crema mientras sus dedos tocaban su suave piel.

Mitsuri y Shinobu jadearon cuando vieron al pelinegro acercarse tan íntimamente a Nezuko, sus mejillas se sonrojaron y Mitsuri saco su teléfono para tomar una foto del hombre acariciando la mejilla de Nezuko. -Vaya, se ha sacado el premio mayor. ¡Seguramente están comenzando a salir!

Shinobu asintió emocionada mientras veía a la pelirosa tomar la foto. -¡Ella se ve tan bonita!- exclamo mientras miraba la fotografía.

Mitsuri sonrió y abriendo su servicio de mensajería selecciono el grupo donde estaban todos sus contactos de la oficina. -Tenemos que mandar esto a todos en nuestra oficina.

Nezuko sonrió cuando Zenitsu se sentó nuevamente. -¡Eres más bella de cerca si es posible! Puedo decir que el cielo esta ante mis ojos- el dejo caer la servilleta a un costado de su taza y Nezuko rio incómodamente.

-Muchas gracias.

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Sanemi estaba tranquilamente recostado en el sofá de la recepción mientras esperaba que los llamaran para llevarlos a una mesa, Iguro movía las manos nerviosamente mientras suspiraba cada tanto.

-Me pregunto si la secretaria Nezuko aún sigue en su cita a ciegas.

Sanemi sonrió tranquilamente, no estaba preocupado, ella seguramente no la estaba pasando nada bien. Iguro miro a su amigo tan tranquilo, aunque la forma en como comenzaba a mover sus manos delataba que se estaba comenzando a alterarse.

-Dime la verdad. Te estas poniendo nervioso, ¿No es así?

-No. En absoluto. Te digo que la secretaria Nezuko está bajo la maldición del éxito de taquilla.

Iguro estaba punto de replicar cuando su teléfono sonó. Él lo saco del bolsillo interno de su saco, miro la notificación notando que era mensaje de su secretaria. Iguro sonrió mientras sentía como los ojos de su amigo se posaban en el -¡Ah, Mitsuri-chan me envió un foto! Me pregunto qué clase de foto será…

Sanemi alzo una ceja cuando vio a su amigo sonreír como estúpido, él jamás podría entender la relación que tenía con su secretaria, parecían novios mandándose fotos del otro, pero ninguno de ellos hacia nada por iniciar la relación. Uno, porque Iguro no quería una relación después de su divorcio y dos, porque Mitsuri no daba el primer paso. Estaba a punto de girar su rostro cuando vio su rostro cambiar de una sonrisa a una mueca horrorizada.

-¡Oye, mira esto!

Iguro le enseño su celular con la foto. Frente a él estaba la secretaria Nezuko sonriendo mientras un hombre acunaba su mejilla derecha y con sus sucios dedos tocaba la piel de la pelinegra. Su sonrisa se borró y sus puños se apretaron.

¿Qué demonios significaba eso?

-Mi dios, la cita a ciegas de la secretaria Nezuko debe ir realmente bien- exclamo Iguro mientras sus manos temblaban.

Como él seguía enseñándole su teléfono él pudo leer el mensaje de la pelirrosa.

-¡Ha surgido algo enorme! Mientras iba camino a cenar, vi a la secretaria Nezuko en una cita con su nuevo novio.

Cuando su mente termino de leer la palabra "nuevo novio", una de sus cejas tembló junto con sus labios, sus nudillos se volvieron blancos y su sangre se calentó mientras su estómago se llenaba de una sensación desconocida. La última frase del mensaje de la secretaria de su amigo nunca se le olvidarían.

Había miel goteando entre ellos. ¡Son muy tiernos!

Al ver la reacción de su amigo, Iguro giro su teléfono solo para ver el mensaje de la pelirrosa. El comenzó a reír nervioso antes de bloquear su teléfono. -¡Mitsuri-chan! Es muy divertida…

Sanemi estaba tratando de no tomar el teléfono del pelinegro y destrozarlo, estaba inhalando y exhalando profundamente en un intento por no perder el control.

-La última vez, me envió fotos aleatorias de una serie de anime que estaba viendo. De seguro fue un error, cualquiera puede cometerlo. - Obanai justifico a su secretaria mientras veía como los ojos de su amigo brillaban con ira, y estaba seguro de que, si las miradas matasen, todos en el restaurante estarían tres metros bajo tierra. -Pero en serio, si empiezan de este modo, está garantizado que se conviertan en una pareja. ¿Conoces esa sensación? La sensación que tiene tu corazón cuando encuentras al indicado.

El cuerpo de Sanemi temblaba y sus músculos estaban tensos, con cada palabra que decía su amigo un escenario imaginario se pasaba por su mente, y ninguno le gustaba. Miro al pelinegro tratando de que se callara, pero él parecía dispuesto a seguir hablando.

-Bueno, para ti, debe ser cuando ves un plan de negocios y piensas "este es el indicado". Probablemente solo conozcas ese tipo de sentimientos. - Iguro vio como su amigo negaba con la cabeza, sus ojos a pesar de mirarlo estaban perdidos. -Si estas tan preocupado sobre eso, entonces llámala ahora. Dile que termine su cita a ciegas y que venga.

-¿Q…Qué?- los labios de Sanemi temblaron -¿Inseguro?- rio claramente nervioso antes de tratar de colocar su máscara habitual de indiferencia. -Amigo mío, tu sentido del humor se ha intensificado enormemente. ¿Qué tal si cambias tu profesión a comediante?

-¿Qué?

-Tu carta de renuncia es bienvenida en cualquier momento.

Y con esa última frase, Sanemi se colocó de pie para salir rápidamente del restaurante. Iguro negó con la cabeza mientras colocaba los ojos en blanco, estaba tan acostumbrado a las amenazas de Sanemi, que ahora precian ser más comunes que nunca. Cuando vio desaparecer la musculosa figura de su amigo, saco su teléfono y le contestó a Mitsuri-chan mientras le preguntaba si ya había comido.

Quizás una rica cena con Mitsuri le vendría bien.

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¿Por qué sigo prensando en el Vicepresidente?

Se pregunto a si misma Nezuko, sus dedos movían la cucharita dentro de su café para enfriarlo. Ella enserió estaba tratando de no pensar en él, pero era inevitable que su mente comparara esta cita con la del Vicepresidente.

¡Basta! Si estoy en una cita a ciegas, debería concentrarme en ella.

Ella negó con la cabeza y miro a Zenitsu, quien no había despegado sus ojos de ella. Nezuko sonrió y tomo su taza. -¿Tu trabajo es divertido? Me dijiste que eras reportero en un noticiero.

-Sí, soy conocido por mis tomas rápidas y precisas. ¿Recuerdas el caso de un diputado en la asamblea nacional que consumió drogas y quebró hace un par de meses?

-Sí.

-Fui el primero en liberar esa información.

-¿De verdad?

-Si me lo propongo, no hay nada en este mundo que no pueda descubrir.

En ese momento Nezuko recordó algo importante. -¿Crees que puedas investigar un caso pasado? Un caso de secuestro infantil que ocurrió alrededor del 94.

-¿Un caso de secuestro infantil?

Nezuko negó con la cabeza. -No, no fui yo. Es una experiencia de alguien que conozco. No se convirtió en un gran caso en aquel entonces, así que no puede averiguar por mi propia cuenta. Es un caso que sucedió en el área reconstruida donde se encuentra hoy el terreno del parque de diversiones Yumyung. Y la temporada fue, a finales de otoño.

Zenitsu asintió y desacomodo su corbata. -Al ser un caso que sucedió hace mucho tiempo, no estoy seguro de poder averiguarlo…

-Debe ser difícil- Nezuko borro su sonrisa y asintió comprensiva.

-Pero creo que podre. – Zenitsu se acercó a Nezuko y sonrió. -Puesto que es tú petición, hare mi mejor esfuerzo para investigarlo.

-¿De verdad?

-Sí.

Nezuko sonrió ampliamente. -Muchas gracias.

Las mejillas de Zenitsu se tiñeron de rojo y le sonrió. -No es nada. Ahora, terminemos nuestro café.

Veinte minutos después ambos salieron de la cafetería, las parejas a su alrededor estaban paseando de la mano o simplemente tomaban un café mientras platicaban amenamente. Nezuko jugueteaba con las correas de su bolso mientras veía a Zenitsu frente a ella.

-No estoy seguro si te divertiste. Pero de verdad, quiero verte de nuevo, Nezuko-chan.

-¿Perdón?

Sus ojos se posaron en su corbata chueca, y sin poder evitarlo ella se acercó hasta él, comenzando a acomodar la corbata. Cuando fue consciente de lo que estaba haciendo, ella subió sus ojos sola para ver los orbes marrones mirándola con profunda intensidad, las mejillas de Zenitsu eran rojas en ese punto, y ella se sentía muy avergonzada.

Especialmente porque había acomodado su corbata con menos de 24 horas de conocerlo. Algo que era sumamente intimo entres dos personas. Sus mansos se congelaron sobre el nudo que ya estaba perfectamente alineado con el cuello de su camisa. -Lo siento, es un habito que tengo del trabajo.

-¡Nezuko!

Ella giro el rostro cuando el escucho el grito del Vicepresidente, cuando sus ojos se encontraron con los de Sanemi ella se horrorizo, sus puños estaban apretados, sus espalda estaba tensa y su ojos destilaban ira. Sin querer comenzó a apretar la corbata de Zenitsu, lo que provocó que comenzara a asfixiarse. Cuando escucho el gemido de dolor del pelinegro ella giro nuevamente su rostro. Aflojo el nudo de la corbata y quito sus manos de la tela. -Ah, lo siento. ¡Lo siento mucho! - después ella miro a su jefe. -¿Cómo llegaste aquí, Vicepresidente?

El solamente la miro y ella supo que estaba en problemas. Después de despedirse de Zenitsu, ella siguió al Vicepresidente, quien caminaba furioso unos pasos delante de ella. Nezuko tenía la mirada gacha y sus dedos jugueteaban aún más con las correas de su bolso.

Ella se detuvo cuando él lo hizo, se paró a un lado suyo mientras intentaba no mirarlo. -Estoy decepcionado de ti, secretaria Nezuko- ella giro para verlo, sus brazos dejaron de estar cruzados sobre su pecho, pero sus músculos seguían tensos. -Estoy muy decepcionado de tu actitud negligente con respecto a tus responsabilidades.

Nezuko bajo aún más la mirada. -Me disculpo. Si tú te sentiste de esa manera, es mi culpa. Pero ¿Puedo preguntarte cual es la razón por la que estas así? - Sanemi alzo una ceja y ella supo que era su oportunidad para hablar. -¿Es por qué me olvide unas de mis tareas que me fueron delegadas? O, ¿Es por qué sucedió algo con la competencia de mañana? - al ver que la furia en sus ojos solo crecía, Nezuko negó con la cabeza -¿No…?- trato de pensar en otra cosa que provocara que él se enojara con ella, pero no había nada más. Hasta que recordó un par de ojos cafés. -Si no es eso, ¿Entonces es porque fui a una cita a ciegas?

Sanemi rio sarcásticamente mientras agitaba sus manos. -¿Qué tipo de tontería es esa?- el metió sus manos en los bolsillos de su pantalón antes de mirar los ojos rosas. -¿Por qué me importaría si vas o no a una cita a ciegas?

-¡Eso es lo que quise decir!- se justificó Nezuko con una sonrisa, sabiendo que solo eran excusas de los dos. -Pensé que tal vez, porque mañana tenemos un gran evento, como la competencia de atletismo, y yo estaba perdiendo mucho de mi tiempo personal, quizás eso te molesto.

Sanemi asintió fervientemente. -Estas describiendo exactamente mis pensamientos, secretaria Nezuko. – Ella asintió de la misma forma que él. -Sabes lo importante que es la competencia de atletismo para mí, pero te fuiste a una cita a ciegas el día anterior. ¿Eso tiene sentido? - pregunto molesto, escupiendo la palabra cita a ciegas.

-Me disculpo.

Antes de que ella pudiera decir algo más, sus ojos captaron como una hoja caí lentamente hasta el bolsillo de su saco, exactamente sobre su pañuelo. Trato de controlarse, pero no pudo, comenzó a reír y cuando vio la indignación en los orbes púrpura trato de controlarse, mordiendo su labio o apretando sus labios, pero aun así no pudo evitar reír.

-¿Por qué estas sonriendo?- pregunto indignado y enojado a la vez.

-Es que una hoja de árbol cayo, y ahora está pegada en su traje como un pañuelo. Pensé que era divertido. Te la voy a quitar.

Sonriendo Nezuko se acercó hasta Sanemi, ella tomo la hoja y la retiro de su saco, cuando alzo la vista se encontró con los ojos púrpura de su jefe, mirándola con profundidad, una profundidad que la cautivo por completo, que volvió su mundo color púrpura, muy distinto a lo que había pasado con su cita.

Su respiración se cortó y su estómago se llenó de mariposas, Sanemi la miraba fijamente mientras la ira poco a poco se desvanecía hasta que no quedaba nada, solamente un brillo que volvía sus ojos aún más hermosos de lo que eran.

Nezuko tiro la hoja y se alejó del Vicepresidente, cortando la burbuja que los envolvió. Ella suspiro y bajo la mirada, sintiendo sus mejillas teñirse de rojo. Sanemi miro la hoja aun lado del cuerpo de su secretaria, él se sentía fuera de sí, esos ojos rosas siempre lograban desequilibrarlo por completo.

Sus ojos siempre lo desconcentraban de alguno u otra manera.

-Esa arrogante hoja estaba pegada en mi- pronuncio mientras miraba a su secretaria. Trago saliva y sintió su cuerpo temblar, cosquillas horriblemente placenteras en su estómago. Nezuko asintió y el negó con la cabeza. -De cualquier modo, no queda mucho tiempo para que te vayas, secretaria Nezuko. Asegúrate de concentrarte hasta el final.

Ella asintió y lo miro de nuevo a los ojos, tratando de no perderse en su mirada. -Sí, detendré mis asuntos personales como las citas a ciegas hasta que me vaya.

-¡Tan solo no las tengas!

Nezuko abrió los ojos sorprendida -¿Qué?- pregunto ligeramente emocionada. Al ver que el Vicepresidente no le contestaba, ella sonrió. -¿Me estás diciendo que no vaya a cita a ciegas?

Sanemi no respondió, solamente la miro antes de comenzar a caminar con las manos en los bolsillos de su pantalón. Sin querer evitarlo, Nezuko sonrió ampliamente antes de comenzar a seguir al Vicepresidente, completamente feliz.

Diez minutos después ella se encontraba caminando hacia su departamento, el Vicepresidente acababa de dejarla no sin antes recordarle que ella no olvidara lo que había prometido. No más citas a ciegas. Caminaba lentamente con una sonrisa, sintiéndose feliz.

Casi silbaba.

-¡Nezuko!

Ella salto cuando sintió como su hermano mayor lo abrazaba por los hombros. Nezuko sonrió cuando vio los ojos rojos de Tanjiro. -¡Onii-chan!

-¿Quieres pollo y cerveza?- le pregunto mientras alzaba las bolsa con las cosas. Ella rio y asintió.

Los dos entraron a su departamento, ella se cambió mientras su hermano vaciaba el pollo y abría las cervezas. Ella se unió a su hermano cuando Tanjiro tomaba el primer trago de su cerveza recién abierta.

-¿Qué haces aquí, Onii-chan?- pregunto Nezuko antes de tomar su cerveza.

Tanjiro sonrió y comió un pedazo de pollo. -Estos días he tenido menos trabajo en el hospital así que he salido más temprano. Mi esposa decidió que necesitaba un tiempo libre, por lo que tomo a mis hijos y se fue con mi suegro.

-Nee-san es genial. Tienes mucha suerte de haberte casada con ella.

-Lo sé, en verdad tuve suerte de encontrarla. Pero no estamos aquí para hablar de mí, si no de ti. ¿Cómo estuvo tu día?

Nezuko sonrió antes de comenzar a platicarle lo que había sucedido los últimos días con el Vicepresidente. Con cada cosa que decía su hermano realizaba diferentes gestos mientras tomaba su cerveza.

-¿Fuiste a una cita a ciegas, pero el Vicepresidente te interrumpió?- pregunto Tanjiro, completamente sorprendido.

-Sí. Pero fue mi culpa.

-¿Qué? ¿Tu culpa? Eso es basura. ¿Ir a una cita a ciegas después de salir del trabajo es un crimen enorme?

Nezuko sonrió mientras negaba con la cabeza. -Pero, debería haberme estado preparando para el gran evento de la empresa de mañana. Esa es mi culpa, pero…

-¿Pero?

-El Vicepresidente ha actuado muy raro. Justo después de que le dije que me iría. Pasa de ser extremadamente frio a ser extremadamente dulce.

Tanjiro asintió. -Tal vez, el que te vayas fue tan impactante, que lo volvió loco.

-¿De qué hablas?- Nezuko rio antes de abrir otra cerveza.

-Es enserio Nezuko, después de un trauma, hay muchas personas que terminan así. ¿Tú Vicepresidente se impactó después de que se enteró que te ibas?

-No estoy segura si se impactó, pero sé que todavía no lo puede aceptar.

-¿No lo puede aceptar?- pregunto Tanjiro, sorprendido. Su hermana asintió y el tomo su cerveza. -¡Tiene sentido! Haz hecho todo lo que está a tu alcance para satisfacer sus necesidades. Sin ti, él debe sentirse perdido.

Nezuko mordió su labio inferior, ella acerco su cuerpo al de su hermano. -Pero, la cosa es que, tampoco estoy segura de eso. Cuando se trata de mi Vicepresidente, el fácilmente puede encontrar una secretaria con antecedentes mejores que los míos. Por lo que no entiendo porque se comparta conmigo de esa manera.

-La personalidad de tú Vicepresidente es de la típica de las personas que tiene todo lo que quiere, ¿Verdad?

-Sí.

-Cuando se trata de una empresa que le gusta, o bien la compra o se fusiona, nada lo detiene, ¿Verdad?

-Sí.

-Cuando se trata de un objeto que le gusta, él lo compraría inmediatamente, ¿Verdad?

Nezuko sonrió. -Por supuesto que lo hace.

-Entonces ahí tienes tu respuesta. -Tanjiro suspiro mientras cruzaba los brazos sobre su pecho. Nezuko borro su sonrisa mientras miraba a su hermano. -¡Eso es posesividad!

-¿Posesividad?- pregunto insegura.

Tanjiro asintió. -Si, es posesividad. Para el Vicepresidente, tú eres algo que le pertenece. Como un objeto que tiene cuando quiere.

-¿Un objeto?

-Un objeto que puede seguir usándolo y con el que esta cómodo- Nezuko tomo un largo trago de su cerveza mientras prestaba atención a las palabras de su hermano. -Pero de la nada, ese objeto le dice que quiere irse. Piensa en lo furioso que se pondría, él va a impedir que te vayas a toda costa.

Nezuko realizó un puchero mientras abrazaba su cojín. -¿Tú crees?

-¡Claro que sí! ¿Crees que me gradué en psiquiatría por diversión? En cualquier caso, deja la empresa tan rápido como puedas. Si esa posesividad se vuelve peor, te ahogaras pro siempre.

Nezuko resoplo, ella no quería escuchar eso de su hermano, ella quería creer que detrás de las acciones del Vicepresidente había algo más que su deseo de no dejarla ir. Repentinamente su hermano comenzó a llorar, y ella se sorprendió.

La que se supone debería estar llorando seria ella.

-¿Qué sucede? ¿Por qué estas llorando? - ella le paso unos pañuelos para que limpiara su cara.

-Porque siento pena por mi hermanita menor. Tuviste que trabajar bajo ese terrible y posesivo jefe por nueve años para apoyarme en la universidad. No debería ni mirarte.

-Ah, ¿Por qué dices eso?

-¡Lo lamento tanto!

Nezuko salto cuando su hermano grito, ella no sabía qué hacer con el cambio de humor tan repentino de su hermano. Así como empezó a llorar el dejo de hacerlo solo para estar claramente irritado. -¿Tienes más alcohol? Hay que mezclarlo con esto.

Ella negó con la cabeza y trato de sonreír. Su hermano estaba actuando muy raro los últimos días, sus cambios de humor eran más seguido. -Espérame, lo buscare.

Se coloco de pie y comenzó a buscar en la alacena de su cocina, como ella realmente no bebía mucho, no creía encontrar otra cosa que no fuera una de las extremadamente caras botellas de alcohol que el Vicepresidente le había regalado. Mientras buscaba la botella que sabía tenía hasta el fondo de su alacena, escucho la voz de su hermano.

-Nezuko-chan, ¿Quién te dio ese collar? Es muy bonito, ¿Por qué no lo había visto antes?

Nezuko sonrió y agarro la pequeña joya. -Me lo compro el Vicepresidente.

-Es un collar de perro. Un collar de perro.

Ella borro su sonrisa y miro indignada a su hermano, quien parecía querer quitarle su collar en cualquier momento.

-Él tiene miedo de que escapes, así que te dio un grillete para que te lo pusieras alrededor del cuello.

Nezuko abrió la boca, sorprendida por las duras palabras de su hermano. Pero sobre todo con el enojo que las pronuncio. -Perro…

Miro su collar y lo protegió de la mirada de su hermano, agarro la botella con fuerza y metiendo debajo de su blusa la joya camino muy indignada hasta el sofá, donde se dejó caer mientras le entregaba el alcohol a su hermano, quien comenzó a servirse como si no hubiera un mañana, ella solamente podía mirarlo completamente enojada.

Hola, ¿Cómo están?

Ya se que han pasado 84 años, pero en verdad no puede actualizar, estuve en cama dos semanas y apunto de ir a hospital, gracias a dios reaccionamos a tiempo y pude salvarme de hospitalizarme. No, tranquilos, no fue COVID, tengo problemas de salud y se me complicaron. De hecho, no debería estar subiendo capitulo, pero no podía esperara para escribir un rato, eso me distrae mucho de que aun debo seguir en cama todo el resto de noviembre. Tengo el permiso de mi doctora y podre actualizar cada semana, así que, si todo sale bien, nos vemos el próximo lunes o martes, (ella me dijo que el lunes podría volver a sentarme, pero soy rebelde y me escape un rato a mi computadora).

Cada vez que escribo a Tanjiro y a Nezuko hablando sobre las relaciones de la pelinegra, se que sería igual en el manga, nuestro solecito es hermoso cuando esta celoso porque le quieren arrebatar a su hermana pequeña. No me maten, en verdad quería ese beso al igual que ustedes, pero no. De una vez voy advirtiendo que esto es como Miraculous cada vez que juegan con nuestros corazones cuando están a punto de revelar su identidad, así son estos dos, todavía tienen que superar un pequeño (gran detalle) para poder estar juntos. Pero creo que vale la pena, cada maldito segundo (creo).

¡Dios! Esto es una biblia. Perdón, mucho texto. Antes de irme solo quiero mandarle un abrazo al pueblo Peruano, la situación esta difícil para ese gran país y se merecen toda la difusión del mundo para que el pueblo peruano pueda tener justicia. No puedo decir que en México estamos mejor pero ahora es el momento de los Peruano.

Ahora sí, nos vemos la próxima semana. Con amor la Directora Fer.