El anime/manga Kimetsu no Yaiba le pertenece a Goutage y al estudio Ufotable. El k-drama "What's wrong with Secretary Kim?" le pertenece a la cadena de televisión TvN.
¡Estoy de regreso! ¡I'm alive! jaja XD. Creo que estoy mejorando en esto de los resumenes.
¡El capítulo 17!
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Sanemi sigue actuando de una manera que pone nerviosa a Nezuko, a tal punto que cuando se prepara un te termina con la bolsita con todo en envoltura dentro de su agua. Y mientras Sanemi planea su confesión, Nezuko conoce en persona a Morfeo.
Y las cosas solo se complicaran a partir de ahora.
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What's wrong with Secretary Nezuko? 17
Sanemi y Nezuko caminaban tranquilamente hacia los elevadores, como había llegado con el Vicepresidente, Nezuko se ahorró la espera en fila de los elevadores principales. Sanemi tenía su propio espacio para llegar y por supuesto que tenía sus propios elevadores, saludaron a los empleados de vigilancia que estaban haciendo atentamente su trabajo, uno de ellos amablemente les pidió el elevador antes de retirarse a seguir con sus actividades.
Nezuko jugo con sus dedos nerviosa mientras veía la espalda de su jefe, estaba mañana había estado actuando de manera tan extraña que incluso llego a pensar que había despertado en un universo alterno. Cuando las puertas del elevador se abrieron Sanemi comenzó a adentrarse, y ella lo imito, pero cuando estaba a punto de cruzar las puertas el mismo se detuvo abruptamente, lo que hizo que ella también lo hiciera. Nezuko lo miro mientras se quedaba parada estoicamente a su lado, lo escucho suspirar entes de que girara su cuerpo para verla, ella le sonrió y el Vicepresidente señalo con su cabeza el interior del elevador, Nezuko lo miro y después al peliblanco.
Sanemi señalo con su brazo el elevador y los ojos rosas lo miraron sorprendido. Nezuko miro su brazo, el interior del elevador y nuevamente a él, su delicado brazo se estiro imitando el suyo y sus labios temblaron. Ella se señaló a sí misma. -Yo… ¿Primero? - pregunto dudosa.
El asintió con la cabeza. -Sí.
Ella le intento sonreír, pero no pudo, sus ojos lo miraban fijamente mientras realizaba una pequeña reverencia en agradecimiento. Confundida se adentró al elevador y el rio. Imito a su secretaria quien jugaba con sus manos claramente nerviosa, apenas puso un pie dentro las puertas se cerraron. Sonrió satisfecho con su trabajo, bajo su mirada y se encontró con que él estaba un paso delante de ella, así que rápidamente tomo cartas en el asunto. Sin dudarlo dio un paso para atrás, sus pies quedaron a la par de los de ella y sus hombros se tocaban, si ella no fuera tan pequeña y el no fuera tan grande quizás hubiera sido incomodo, pero en cambio parecían tener el espacio perfecto para estar cómodos uno a lado del otro. Sonrió cuando sintió la mirada rosa sobre él.
Nezuko miro a su jefe y realizo una mueca con sus labios, sentía una combinación de miedo y ternura por sus acciones, algo parecía tan diferente en el Vicepresidente. Ladeo su cabezo solo para mirarlo nuevamente y tratar de descubrir que demonios pasaba.
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-¿Cómo me veo hoy?- Shinobu pregunto mientras acariciaba su rostro.
Sus compañeras la miraron, interrumpiendo su labor para observar su aspecto. Incluso Aoi la miro y eso que llevaba más de diez minutos sin decir nada por lo concentrada que estaba en los documentos que tenía en la mesa.
-¡He comprado una nueva crema BB!
Kikyo rio mientras depositaba la bolsa de té en su taza. -Cariño, deberías limpiarte los ojos antes de aplicarte la crema BB. Tienes ojeras en los ojos.
Shinobu borro su sonrisa y rápidamente tomo el espejo de su bolsa. Se horrorizo al darse cuenta de que Kikyo tenía razón y que dos líneas negras ligeramente marcadas descansaban debajo de sus ojos morados. -¡Ah! Esto…¿Desde cuándo?- comenzó a esparcir de mejor manera el maquillaje para hacer desaparecer las líneas negras, no se die cuenta que Tomioka, el cual estaba trabajando en su escritorio detrás de ella, se había acercado hasta rozar su pecho con su espalda. Cuando ella vio el reflejo de su atractivo rostro por detrás de su hombro, salto. -¡Dios mío!
-Desde hace diez minutos- respondió con su grave vos mientras sus dedos señalaban debajo de sus orbes azules.
Shinobu se avergonzó y sus mejillas se tiñeron de rojo. Sin poder evitarlo, termino gritándole al atractivo pelinegro. -¡¿Por qué me lo dices ahora?!- bajando la mirada, ella siguió retocando su maquillaje, tratando de ignorar la mirada azul sobre ella.
Repentinamente Tomioka se puso de pie y todos miraron la puerta, el Vicepresidente y Nezuko entraban caminando uno a lado del otro, Nezuko jugaba con las correas de su bolso y el Vicepresidente caminaba tranquilamente con las manos en los bolsillos de pantalón. Todas imitaron al pelinegro, se levantaron y realizaron una reverencia mientras Kikyo lo saludaba.
-Buenos días.
Sanemi se detuvo frente a la puerta de la oficina de sus trabajadores, su rostro aún conservaba su sonrisa. -Buenos días- respondió alegremente, todos sus empleados lo miraron sorprendidos incluida Nezuko. Él sonrió aún más y se encamino hasta su oficina con un aura de felicidad.
Nezuko sonrió a los empleados aun en estado shock. Trato de no pensar mucho en lo que significaba el cambio en el comportamiento de su jefe. Había llegado a la oficina y necesita concentrarse en su trabajo. Se adentro rápidamente y se sentó en el pequeño escritorio que tenía cuando tenía que trabajar con Kikyo y su equipo.
-¿Buenos días?- Kikyo pregunto aun sin poder creer lo que sus odios acababan de escuchar. -El Vicepresidente nunca saluda de una manera amable. Es la primera vez, ¿Verdad?
Shinobu asintió lentamente. -Creía que nunca escucharía algo similar de Shinazugawa-sama.
-Creo que aún estoy soñando…
Ambas mujeres se dejaron caer en su asiento mientras sus miradas estaban perdidas. Sumi sonrió ante el estado de sus dos amigos y miro a la secretaria Nezuko, quien ya trabaja duramente. -Por cierto, ¿El Vicepresidente esta de buen humor hoy? - pregunto con una sonrisa.
Nezuko sonrió incómodamente cuando todos la miraron fijamente. Ella decidió responder de la manera más sencilla. -No estoy segura.
-¿No estas segura?- Sumi pregunto, todos dejaron de mirarla y concentrarse en su trabajo. Kikyo comprendido la incomodidad de Nezuko así que aplaudió con las manos antes de tomar su taza. -Bueno, no es nuestro asunto. Vamos a trabajar.
Nezuko le sonrió en agradecimiento y Kikyo le guiño un ojo. -Está bien- exclamo Sumi. A su lado Naho terminaba de comer una pequeña barra integral. -¿Qué vamos a comer?
Ella miro el pasillo por donde el Vicepresidente había desaparecido, frunció el ceño y por primera vez se sintió perdida. ¿Qué demonios estaba pasando? Cruzo los brazos sobre su pecho y sus músculos se tensaron.
-¿Acabas de comer y ya tienes hambre?
-De acuerdo, deténganse.
-¿Cómo puedes decir eso, cuando tu comes mucho?
Nezuko realizo un puchero con los labios, sabía que intentar explicarse el comportamiento del peliblanco solo le causaría dolores de cabeza, así que solamente suspiro antes de seguir trabajando, tratando de dejar de pensar en Sanemi y su extraño comportamiento.
Sanemi se quitó su saco y lo colgó en el gancho que siempre reposaba en el perchero que tenía en su oficina. Desarrugo las posibles pequeñas arrugas de su saco, comenzando desde los hombros hasta el final de las mangas. -Sanemi, este chico perfecto… Con su aspecto perfecto… Tiene un corazón amable.
Rápidamente tomo los documentos en su escritorio y se encamino hasta uno de los sillones azules, con una sonrisa comenzó a leer perdiéndose en los números que estaban escritos en el informe. O eso trato, ya que su puerta fue abierta y el sonido de unos tacones que conocía bien resonaron por el silencioso ambiente. Subió su mirada para encontrarse a Nezuko sosteniendo un pequeño kit de primeros auxilios.
-Vicepresidente, voy a poner un poco de pomada en tu herida.
El asintió y ella dejo el botiquín en la mesa de centro, sus manos rápidamente terminaron de desempacar todo y preparo una dosis de pomada en un hisopo. Sanemi se sentó en la orilla del sillón esperando pacientemente que ella aplicara más de esa horrible cosa sobre sus labios. Nezuko se acercó y con delicadeza comenzó a esparcir la medicina por el área afectada, Sanemi subió su mirada y admiro cada detalle de su rostro, su respingada nariz era sumamente adorable.
Al sentir su mirada sobre ella, Nezuko se encontró con los ojos purpura y su aliento se quedó atascado en el fondo de su garganta, sus rostros estaban muy cerca y su corazón no pudo evitar acelerarse mientras sus mejillas se coloreaban de rojo. Sus manos dejaron de trabajar y el tiempo se detuvo, al darse cuenta de lo que estaba haciendo, Nezuko alejo sus manos de su jefe y se enderezo, buscando la mayor distancia entre ambos. -¿Te la pondrías tú mismo?
Sanemi miro ofendido al pequeño hisopo entre las manos de su secretaria y susurro. -Puedes simplemente terminarlo, secretaria Nezuko.
Nezuko miro nerviosamente a su alrededor tratando de buscar algún pretexto para salir huyendo de ahí, miro cada rincón de la oficina que no fuera Sanemi y sus increíbles ojos. Cuando sus ojos se detuvieron en los documentos sobre la mesa de centro, ella sonrió. Se agachó y comenzó a apilarlos. -Ah, esto… Veo que ya terminaste con estos planes de negocio para la segunda mitad del año, ¿Verdad?- pero estaba tan nerviosa que termino cortándose con las hojas de papel. -¡Ay!- gimoteo mientras soltaba los documentos y revisaba su dedo.
Sanemi abrió los ojos, su cuerpo se tensó y su estómago se hundió, la preocupación estaba corriendo rápidamente en su sistema, en menos de dos segundos ya estaba formando un plan de llevar a la pelinegra al hospital, rápidamente se levantó mientras el hisopo se caía de sus dedos, tomo la pequeña mano de su secretaria y comenzó a buscar la herida -¿Estas bien?- pregunto mientras sus ojos veían sangre en su dedo índice.
-Sí, estoy bien- respondió Nezuko, su dedo ardía y ella sentía inmensas ganas de maldecir.
Sanemi miro a Nezuko, sus ojos estaban brillosos y tenía una mueca de dolor en su rostro. El negó con la cabeza mientras volvía a mirar su dedo índice, una larga cortada corría por el costado de este. Sin dudarlo, rápidamente se agacho y con un pedazo de algodón lleno de alcohol comenzó a limpiar la herida.
-Puedo hacerlo…
El negó con la cabeza mientras veía como ella apretaba sus labios para no quejarse del ardor del alcohol sobre su herida. -Estoy haciendo esto a cambio porque tú me curaste anoche- sus dedos trabajaban con tanta delicadeza como podía, no quería provocarle más dolor, pero debía desinfectar su herida. -Soy muy meticuloso cuando se trata de situaciones de dar y recibir.
Nezuko sintió que su sonrojo se expandía hasta su pecho, sus ojos no pudieron despegarse de la imagen de Sanemi trabajando delicadamente para curarla, su gran mano sostenía con delicadeza la suya y sus dedos la trataban como si fuera el objeto más frágil de mundo, su cuerpo se estremeció cuando su cálido aliento estuvo en contacto con la piel de su dedo, su corazón estaba latiendo como loco y ella ya no sabía cómo respirar. Incluso no se movió cuando el dejo ir su mano para tomar una pequeña curita, se quedó quieta esperando pacientemente el regreso de su toque, cuando Sanemi coloco la bandita con cuidado, buscando la mejor manera para no causarle dolor o quedara mal puesta, ella sintió unas inmensas ganas de abrazarlo. Y algo más…
-Deberías leer todos los documentos en mi Tablet a partir de ahora.
Su voz reboto en su cabeza, pero ella no fue capaz de entender nada. -¿Disculpa?- su cerebro parecía estar de vacaciones y lo único que podía entender era la mirada de sus ojos, la mirada llena de preocupación de los ojos púrpura de su jefe.
-El papel es peligroso.
Ella asintió automáticamente, sus piernas se sentían como de gelatina y por más que lo intentara no pida dejar de mirarlo. -Sí- respondió automáticamente, obligando a sus ojos a mirar su mano. -Gracias…
Sanemi asintió y giro su cabeza en un intento en ocultar el ligero sonrojo de sus mejillas, no quería perderse en su mirada y decir algo que después él mismo trataría de justificar de manera estúpida. Carraspeo mientras escondía sus manos en los bolsillos de su pantalón.
Mientras veía el curita perfectamente colocado en su dedo, miro nuevamente a su jefe, quien parecía avergonzado pero que a sus ojos se veía muy tierno. Estuvo a punto de reír, pero su cerebro se detuvo a tiempo, ella ya no tenía necesidad de quedarse dentro de la oficina, estaba a punto de reaccionar como una colegia enamorada cuando su enamorada la ayuda cuando esta lastimada. Negando con la cabeza ella dio una pequeña reverencia antes de salir de la oficina, corrió hasta la pequeña cocina y soltó un largo suspiro recargándose en la puerta blanca. -Dios mío…- susurró antes de decidirse a prepararse un té para relajarse. Acababa de servirse el agua y estaba abriendo el sobre con el té mientras miraba perdidamente la nada. -¿Qué me sucede?- suspiro nuevamente mientras sentía su corazón estremecerse.
Aoi ingreso con una sonrisa a la cocina, ella tenía sed y no había nada mejor que un buen trago de agua fría. Se detuvo abruptamente cuando miro lo que estaba haciendo su superior mientras miraba a la nada y suspira. -Amm, secretaria Nezuko, ¿Qué estás haciendo? - pregunto preocupada por la actitud de la pelinegra.
Nezuko giro rápidamente la cabeza y miro Aoi quien parpadeaba confundida. Ella sonrió y trato de recomponer. -¿Qué? No sé de qué…- Aoi le señalo su taza y ella bajo la mirada. Sus dedos sostenían la bolsita de té aun en su empaque, el cual estaba a punto de deshacerse ya que ella lo tenía sumergido en el agua caliente. Gimió avergonzada mientras sacaba rápidamente el empaque. -¿Por qué esta esto aquí dentro?- pregunto mientras reía nerviosamente.
Aoi rio suavemente. -Después de todo, usted también comete errores, secretaria Nezuko. -Nezuko asintió mientras sonreía falsamente. Aoi le dio otra bolsita de té a su superior y sonrió dulcemente. -Aquí tienes.
-Gracias.
Cuando Aoi paso de largo hacia el refrigerador Nezuko comenzó a maldecir en voz baja a su suerte. Cuando la ojiazul le sonrió antes de irse ella hizo lo mismo. Al ver cerrada la puerta, Nezuko se recargo en la mesa blanca, ella gimió y comenzó a maldecir a su suerte, especialmente a Shinazugawa Sanemi.
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La señora Shinazugawa miraba fijamente su jardín a través de los grandes ventanales en su sala de descanso. La tristeza se reflejaba en sus ojos y ella tenía muchas ganas de esconderse debajo de sus cobijas y llorar hasta dormirse. Suspiro profundamente mientras su corazón se rompía otro poco, sintió como su esposo la miraba desde la entrada de la habitación.
El presidente se acercó lentamente a su esposa y se dejó caer en el asiento a su costado, envolvió sus brazos por su cintura y sus dedos comenzaron a acariciar el lugar donde un día sus hijos estuvieron creciendo. Su mentón termino sobre la coronilla de la cabeza de su mujer, sus manos inmediatamente sintieron el calor de las delicadas manos de su esposa sobre las suyas. -Cariño, ¿Estas bien?
-¿Tu qué crees? Mis dos hijos no se llevan bien. Estoy tan molesta que no puedo vivir- su voz salió entrecortada mientras apretaba los ojos para contener las lágrimas.
El presidente asintió mientras apretaba su agarre sobre el cuerpo de su esposa. Él siempre había sido malo en demostrar sus emociones, pero quería hacer que su esposa volviera a sonreír con su brillante y hermosa sonrisa que seguía siendo igual de bella que cuando ella tenía 20 años. -Deberías salir de compras o algo así. Puedes incluso llevar a Nezuko-chan… No me dijiste que hay una bolsa que quieres comprar. Una edición limitada. Cómprala, una, diez, no me interesa, solo cómprala.
-Olvídalo- ella negó con la cabeza.
-¿Por qué no? Tienes dinero y elegancia. Eres la mujer más bonita de todo Japón. Ve y compra esa bolsa ahora mismo.
La señora Shinazugawa miro a su esposa. -¡Dije que está bien!
-Ah, esta mujer… De verdad- el presidente dejo ir la cintura de su esposa para sacar su teléfono. Marco el teléfono que usualmente era el primero en su lista. -Secretario Choi. Ve al centro comercial en este momento y…
-Dije que lo olvides.
El colgó la llamada mientras miraba a su esposa. -¿Qué quieres decir? ¡Solo compra la bolsa y ya!
-¡Ya la compré!
-¿Qué?
-La compre tan pronto como salió, la semana pasada.
El presidente asintió mientras veía a su esposa mirar nuevamente el jardín. -¿Es así?
Genya leía tranquilamente un libro, el sol era maravilloso y el paisaje que tenía alrededor era espectacular, la luz del sol iluminaba cada rincón de la sala y los ventanales brillaban de tan limpios que estaban. Quizás debería de ir por una copa de vino…
Escucho como alguien caminaba hacia la sala donde él estaba tranquilamente leyendo, pero no levanto la vista de su lectura, imaginaba que era uno de los empleados de su padre. -¿Cuándo te vas a disculpar con tu hermano?
Cuando escucho la dura voz de su padre levanto la vista, su padre lo miraba con el ceño fruncido y los brazos cruzados por encima de su pecho. -¿Perdón?- al ver que su padre no dejaría ir su postura, él suspiro. -Bueno…
-Tu madre está muy molesta, no ha podido descansar desde anoche. Haz las paces con tu hermano y haz que tu madre se sienta en paz.
-Bien. Lo haré.
El presidente asintió, estaba a punto de irse, pero decidió recalcarle un punto a su hijo. -En el futuro no has las cosas difíciles para Sanemi. Él ya tiene muchos proyectos importantes en marcha. ¡Sí Sanemi esta aturdido, entonces, todos nuestros empleados bajo su mando y sus familias también están aturdidos!
Genya bajo la mirada mientras suspiraba.
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Nezuko se estaba sentada en su silla mientras veía a Aoi contestar una llamada con más seguridad que los días pasados. Ella sonrió orgullosa del progreso que la ojiazul estaba teniendo. -Si, entiendo- Aoi la miro con sus grandes ojos azules y le sonrió. -Secretaria Nezuko, tiene un invitado esperando en la recepción.
Ella frunció el ceño y ladeo la cabeza. -¿Un invitado? ¿Cuál es su nombre?
Aoi borro su sonrisa y también ladeo la cabeza. -Olvide preguntar.
Nezuko sonrió y apretó el hombro de Aoi. -Por favor, asegúrate de tener información personal la próxima vez.
-De acuerdo, lo siento.
Ella se levantó y rápidamente se encamino hasta la recepción, como no sabía el nombre o sus rasgos ella comenzó a caminar por la planta baja del edificio mirando a cualquier persona que no perteneciera al ambiente de trabajo. Sus ojos se detuvieron en un hombre pelinegro que ella conocía muy bien, su corte de cabello lo delataba, además de que no llevaba el traje que normalmente todos los empleados utilizaban. Nezuko cruzo los brazos encima de su pecho y se acercó al hombre mientras resoplaba. -¿Usted es mi invitado?- le pregunto casi sarcásticamente. El pelinegro le sonrió y asintió con la cabeza.
-Así es, señorita Kamado Nezuko.
-¿Cómo supo mi nombre y mi departamento?- pregunto enojada.
El pelinegro realizo un puchero. -No pareces contenta.
Ella sintió como un tic se le formaba en el ojo. -Por supuesto que no. No hay razón para estar contenta. La última vez, cuando me pidió mi número, pensé que era grosero, pero no creo que sea correcto que aparezca en mi lugar de trabajo.
-Entonces, ¿Simplemente debería irme ahora? - Genya señalo las puertas del edificio, disfrutando de la manera en cómo la hermosa pelinegra asentí con la cabeza, como si fuera lo más lógico del mundo.
-Sí, por favor retirase- Nezuko giro su cuerpo para empezar a caminar hacia los elevadores.
Genya rio. -Que grosera, tú fuiste la que me pidió que nos encontráramos.
Nezuko giro rápidamente y miro ofendida al pelinegro. -¿Cuándo hice eso?- pregunto sarcásticamente.
-Me pediste que tuviera una colaboración en la inauguración de la biblioteca del centro de arte de Unqui Group.
-Cuando yo…- cuando su cerebro proceso la información, Nezuko se quedó en blanco, miro fijamente al hombre parado frente suyo y gimió avergonzada. -De ninguna manera. ¿Usted es el escritor Morfeo?- él asintió y sus mejillas ya estaban rojas de la vergüenza, cubrió con sus manos su boca mientras intentaba reprimir una sonrisa.
Diez minutos después, Nezuko se encontraba en un pequeño restaurante en compañía de Morfeo, a pesar del tamaño el restaurante era sumamente lujoso y tenía la temática de ser una gran cabaña en el bosque, estaban rodeados de todo tipo de cactus y al fondo haba una pared llena de libros como decoración. Nezuko realizo una pequeña reverencia incluso sentada. -Lo siento- susurro -soy una gran admiradora de sus novelas. Como no conocía su cara, he cometido un gran error.
Genya se sorprendió de la sinceridad de su disculpa, incluso sus ojos rosas estaban brillosos por las lágrimas que al parecer estaba intentando contener. -Olvida la disculpa, deberías comer- señalo su plato y le sonrió. Ella miro a su alrededor mientras sorbia por la nariz. -No parecía que estabas comiendo bien antes porque estabas viendo mis reacciones- le sirvió un poco de agua mientras la veía tomar su tenedor.
-Bien.
Nezuko estaba a punto de comer cuando su mormada nariz pudo captar un sutil aroma, sus fosas nasales se movieron un poco mientras mas intentaba captar ese aroma en particular. Sus ojos estaban conteniendo las lagrimas y su garganta se sentía irritada. Sutilmente comenzó a mirar a su alrededor intentando ver la fuente del terror, cuando miro a su derecha sus ojos se abrieron como platos, un pequeño ramo de flores en medio de los cactus, las desgraciadas estaban tranquilamente tomando el sol y disfrutando del clima. Su nariz se movió cuando un estornudo comenzó a formarse en su garganta, ella lo contuvo colocando una mano debajo de su nariz, pero a penas se fue llego otro, tomo la servilleta y cubrió su boca y nariz mientras trataba de respirar y no empezar a estornudar como loca.
Genya, que había visto cada una de sus reacciones, levanto la mano para llamar al mesero. -Disculpe.
-¿Sí? ¿En qué puedo ayudarlos?
-Lamento molestar, ¿Pero podría llevarse ese jarrón? - señalo el jarrón con las flores bajo la atenta mirada de Nezuko, quien parecía estar un poco mejor. -Esta dama es alérgica a las flores.
-Si, me las llevare.
Cuando el mesero se llevo lejos de ella el jarrón, Nezuko miro sorprendida al pelinegro. -¿Cómo sabias que soy alérgica a las flores?- pregunto.
-¿Cómo no podría saberlo?- contesto Genya. -Estabas sollozando, luego miraste a tu alrededor, y por último, tus ojos se fijaron en las flores y parecías estar pensando: "Ah, es por eso". Tenias ese tipo de expresión.
Nezuko sonrió. -De hecho, eres muy sensible, ya veo porque eres escritor. Entonces, ¿Ha leído la propuesta?
-Bueno, más o menos.
-¿Cuál es tu respuesta?- pregunto mas emocionada de lo que pretendía.
Genya coloco su mentón sobre su mano. -¿Tengo que darte una respuesta ahora?
-¿Perdón?
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Sanemi estaba mirando fijamente las mesas frente a él, su mano se quedo con el cubierto que un estaba metido en su comida. Su ceño estaba fruncido y todos los que pasaban frente a el huían rápidamente por la intensidad de su mirada.
Iguro giro su cabeza para ver que tenia tan entretenido al peliblanco, lo único que el vio fueron a los pobre meseros temblar bajo su mirada. -¿Qué pasa, Sanemi?
-Mi carne esta dura- respondió Sanemi antes de seguir comiendo.
-¡Estas personas!- Iguro estaba punto de levantarse pero la voz de su amigo lo detuvo.
-Olvídalo. Estaba bien- ordeno antes de meterse otro bocado.
Iguro miro sorprendido al peliblanco, quien comía como si nada. Parecía estar tan relajado y un aura diferente lo rodeaba. Se dejo caer en su silla y siguió mirando a su jefe. -¿Mi jefe siempre ha sido tan generoso?
Sanemi se encogió de hombros. -Los seres humanos cometen errores- sonrió mientras revolvía la carne con la ensalada.
Iguro rio. -Parece que estas de buen humor, ¿Hay alguna buena noticia?
Sanemi miro a su amigo. -¿Buena noticia?- él sonrió aún más cuando recordó a esa noticia. Una noticia con pelo negro y ojos rosas.
-¿Están saliendo?
Sanemi borro su sonrisa y miro de nuevo al pelinegro. -¿Qué?
-Ese… El primo de tu amigo de la universidad que comió ramen- respondió rápidamente Obanai antes de que Sanemi se cerrara. -¿Estas saliendo con esa mujer?- remato mientras veía al poderoso peliblanco retorcerse en la silla.
-No, aún no.
Obanai borro su sonrisa. -¿Aún no?- pregunto sorprendido. El chasqueo con la lengua antes de negar con la cabeza. -¿Este muchacho no tiene sentido de impulso? Puedo decir simplemente que…- se callo cuando vio la dura mirada de Sanemi. Pero estaba dispuesto a perder su trabajo solo por esto. -Él debe ser inexperto en salir con alguien.
-¿Qu…Que… En salir? - pregunto tartamudeando Sanemi, sintiéndose ofendido. -¡¿Cómo te atreves?!
Iguro no se dejó intimidar por él. Sonrió, disfrutando cada una de sus reacciones. -Estamos hablando del primo de tu amigo de la universidad. ¿Por qué estas tan sensible?
-¡Nosotros somos cercanos!- Sanemi grito mientras golpeaba la mesa con el puño. Los cubiertos y vasos saltaron e Iguro rio. -¡¿Cómo puedes decir que él no tiene experiencia saliendo con alguien?!
Si había algo que amara mas en la vida Obanai era precisamente eso. Destruir al siempre inquebrantable Shinazugawa Sanemi, era divertido ver como se ponía nervioso y desacomodaba su corbata. Bueno sí había algo más, el sonrojo de Mitsuri-chan. -Simplemente estoy tan frustrado.
-No lo tienes que estar, porque ya pronto va a confesarse- Sanemi miro tomo su cubierto y comenzó a prepararse otro bocado.
-Dile que lo haga inmediatamente, si es que ya se decidió. Las chicas odian cuando los hombres se tardan en confesar.
Sanemi alzo tan rápido el cuello que escucho sus vertebras crujir. -¿De verdad?- pregunto sorprendido. Iguro le sonrió y el carraspeo. -Dejemos de hablar de algo que no es interesante y comamos.
-Claro- canturrio Obanai.
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Nezuko salió de restaurante junto con Morfeo, ambos se detuvieron cerca de la entrada y ella giro su cuerpo para ver al pelinegro, sus manos jugaron con la tela de su falda. -Entonces, piénsalo y contáctame.
Genya le extendió su teléfono mientras sonreía. -Esta vez me vas a dar tu verdadero número, ¿Verdad?
Nezuko rio avergonzada. -Por supuesto- ella tomo el celular y rápidamente escribió su número. Regreso el teléfono y sonrió incómodamente. Aquí tienes.
Genya miro el número y sonriendo bloqueo su teléfono. Nezuko sonrió incómodamente antes de carraspear, ella se sentía ligeramente incomoda mientras sentía su mirada sobre ella, esos ojos a pesar de ser similares a los de su jefe se sentían tan distintos.
Y eso no le gusto.
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Sanemi estaba sentado en su sofá, miraba fijamente las puertas de su oficina, sus pies no pidan dejar de moverse y su estómago estaba encogido. Pero se sentía bien. De alguna manera todas esas sensaciones en conjunto lo hacían sentir vivo, eran molestas, pero a su vez agradables.
-¿Confesión?- se preguntó a sí mismo.
"Quiero un romance ordinario, con un chico ordinario".
El mensaje de Nezuko resonó por su cabeza. Ella precia estar muy convencida de lo que quería. Cerro los ojos y asintió con la cabeza. -Entonces, ¿Quieres una confesión ordinaria? - cruzo sus piernas y peino sus cabellos hacia atrás. -He vivido toda mi vida extraordinariamente. No sé como ser ordinario.
Su mente comenzó a planear cintos de cosas al mismo tiempo, en todas lo mínimo que incluía era regalarle un guardarropa completo o la joya más cara que encontrara en todo Japón. Cosas que sabía a ella le costaría mucho aceptar. Frunció el ceño y de pura casualidad observo a la secretaria Aoi trabajar, sus ojos estaban pegados s unos documentos mientras sus dedos trabajan en algunas notas. Abrió los ojos y su cerebro le dio una grandiosa idea.
Salió de su oficina y se acerco hasta el escritorio donde Nezuko y la secretaria Aoi trabajan juntas desde hace unos días. Cuando estuvo frente al blanco escritorio carraspeo, los ojos azules lo miraron mientras se colocaba de pie y realizaba una reverencia. -Secretaria Aoi.
-Sí, señor. ¿Necesita algo?
El giro la cabeza antes de volver a mirar a la joven mujer. -Bueno… Tengo algo que preguntarte- ella asintió y él se tragó el nudo que le impedía hablar. Estaba tan poco acostumbrado a pedir ayuda que sentía las palabras atoradas en el fondo de su garganta.
-Vicepresidente.
El miro como Nezuko caminaba lentamente hacia su escritorio, parecía que acababa de llegar ya que hace menos de un minuto ella no estaba a la vista por el pasillo que conducía a su oficina.
-¿Quieres que te ayude en algo?- le pregunto con una gran sonrisa.
Sanemi se puso nervioso y miro fijamente a Nezuko. -¿Qué?
Aoi sonrió mientras miraba a su superior. -El Vicepresidente quería preguntar algo. Adelante señor.
Sanemi miro entre los ojos azules que esperaban atentamente su pregunta y los ojos rosas que lo miraban con curiosidad. Ambas le sonreían mientras Nezuko parecía estar orgullosa de que por primera vez él acudiera a preguntarle algo a Aoi. -Bueno…- sus labios temblaron y por primera vez su cerebro se quedo sin palabras. Solamente pregunto lo primero que le vino a la cabeza. -¿Están bien las preparaciones para el evento de inauguración del centro de arte?
Aoi asintió mientras Nezuko lo miraba confundida. -Sí, hoy vamos a tener una reunión mas tarde.
-Entonces trabajen arduamente- replico antes de irse rápidamente de ahí. Si, por primera vez, Sanemi huyo de una situación.
Nezuko ladeo la cabeza mientras parpadeaba confundida, Aoi suspiro y se dejo caer en su silla. La pelinegra se encogió de hombros y camino hasta su escritorio, sentándose en su silla. La ojiazul la miro y le sonrió dulcemente. -¿Tu reunión fue buena?
-Sí.
-¿Quién era?- Aoi se acerco a su superiora mientras le sonreía pícaramente. -Quizás… ¿Alguien con quien estas saliendo?
Nezuko negó rápidamente con la cabeza. -No, no es así. Solo alguien con quien estarás feliz de conocer.
-¿También conozco a esa persona?
Nezuko sonrió dulcemente. -Te lo diré después, cuando todo este un poco mas certero.
Ella sonrió orgullosa de sí misma, se sentía tan bien cuando realizaba otro trabajo bien hecho. Era una sensación que por más que intentara explicar, ella no podría hacerlo.
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Sanemi se alejaba todo lo que podía de Nezuko, estaba pasando por un pasillo cuando vio como uno de sus empelados realizaba una reverencia mientras el pasaba. Se detuvo abruptamente y miro a la mujer de cabellos negros. -Gerente general, Terauchi.
Ella le sonrió y a le recorrió un escalofrió por la espalda. - ¿Sí, Vicepresidente?
-Tengo algo que preguntar.
Su empleada asintió y rápidamente se enderezo completamente. -Sí, adelante y pregunte cualquier cosa.
Sanemi asintió. -Bueno, ¿Sabes de algún lugar para comer que es popular entre la gente ordinaria?
-¿Que?
-Un lugar donde también puedas tener conversaciones profundas.
Kikyo asintió. -En el centro de la cuidad, hay un lugar de intestinos muy popular.
Sanemi frunció el ceño asqueado. -¿Intestinos?
-Sí- contesto emocionada -soju con intestinos chisporroteando. Es el lugar perfecto para una conversación seria. Y también, pueden hacer arroz frito con kimchi con rábano. Eso es maravilloso.
Sanemi sacudió la cabeza mientras veía lo feliz que se veía su empleada mientras describía las comidas, parecía incluso orgullosa. El rio nerviosamente. -Esos lugares no. ¿Un lugar ordinario, pero especial? - pregunto nuevamente.
-¿Ordinario pero especial? Ordinario, pero esp… ¡Ah!
-Cerca de la estación del metro. ¿Qué tal ese lugar con las partes especiales? - para su horror ella comenzó a señalar diferentes partes de su cuerpo, el corazón, su estomago y su intestinos, Sanemi ya podía entender a que se refería. -Todo como una colección. Este lugar vende las partes especiales de la carne. No lo puede comer en ningún otro lugar.
Sanemi sintió como su estomago daba un vuelco, el asco comenzó a formarse en su garganta y el carraspeo. -Además de las partes interiores de los animales, ¿No hay otro lugar?
-¿Eh? Otro lugar…
Ella comenzó a pensar y Sanemi negó con la cabeza. -No importa.
Sanemi comenzó a caminar rápidamente mientras trababa de dejar de pensar en todas las cosas que su gerente general le había dicho para comer. Negó con la cabeza y rápidamente se dirigió a la oficina de su amigo. Suspiro aliviado cuando vio al final del pasillo a la secretaria de su amigo, la pelirosa estaba comiendo una bolsa de papas mientras sonreía mirando su celular, seguramente hablando con Iguro.
Cuando ella lo vio caminar hacia la oficina del pelinegro, ella guardo rápidamente sus papas y su teléfono. Se coloco rápidamente de pie y realizo una reverencia. -Hola, Vicepresidente.
-¿Iguro esta adentro?
Mitsuri negó rápidamente con la cabeza. -Obana… El director Iguro no se encuentra en este momento. Esta en una junta, lo siento. ¿Quiere que le diga algo?
Sanemi inhalo profundamente, la frustración se estaba volviendo insoportable. Miro a la secretaria de su amigo y suspiro. Negó con la cabeza y dio media vuelta para comenzar a dirigirse a otro lado, pero Mitsuri parecía tener una edad similar a la de Nezuko. Giro nuevamente su cuerpo y se acerco hasta ella, quien visiblemente se puso nerviosa. -Mmm. Tengo algo que preguntar.
Ella sintió emocionada y le sonrió mientras sus grandes ojos verdes lo miraban. -Sí, dígame.
-¿Qué restaurante es el más conocido últimamente entre la gente ordinaria? Un lugar de moda que le agrade a las mujeres jóvenes.
-¿Mujeres jóvenes?- ella sonrió ampliamente y parecía que en sus ojos había dos corazones, estaba emocionada y sus mejillas se tiñeron de rojo. Por un momento, y solo por un momento, Sanemi se dio cuenta del porque Iguro y ella estaban hechos el uno para el otro. -De casualidad, ¿Tiene novia?
-No, no es eso. - respondió rápidamente. -Estoy considerando una franquicia de negocios que se enfoque en mujeres jóvenes.
Mitsuri asintió visiblemente desilusionada. -Ya veo. Se de un buen lugar, le mostrare la foto. Ayer estuve ahí y tomé una linda foto- Sanemi asintió emocionada de por fin tener algo. -Algo para mujeres entre 20 y 30 años es como…- ella le enseñó su fotografía, la cual era un plato de comida -patas de pollo picantes- él negó con la cabeza y frunció el ceño. -Si no le agrada las patas de pollo picantes, ¿Entonces patas de cerdo picantes?
Sanemi negó aún más con la cabeza. -Olvídalo.
Mitsuri parpadeó confundida cuando vio irse al jefe de su jefe, ella miro su teléfono e hizo un puchero con los labios. -Pero, es tan delicioso.
Cuando Sanemi estaba pasando por una de las terrazas que tenían sus empelados para fumar o relajarse unos minutos, se encontró con Tomioka, quien realizo una reverencia. El se detuvo abruptamente y miro al callado pelinegro. -De casualidad, ¿Conoces algún restaurante que le guste a las mujeres? - Tomioka asintió y cuando estaba a punto de hablar, el negó con la cabeza, sacudió su mano y suspiro. -No podrás saberlo.
Y siguió su camino. Giyu parpadeo confundido y ladeo la cabeza. -El restaurante del chef Raymond en el centro de la cuidad y el restaurante del chef Kim Won Seok cerca de aquí. Esos son lugares famosos…- respondió aun sabiendo que su jefe no lo escucharía. Suspiro mientras se encogía de hombros.
Él no se metería en los asuntos de su jefe.
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Hola, ¿Cómo están? Con todo mi amor espero que muy bien.
¡He regresado! Lamento la tardanza pero ya regrese a la universidad y bueno estoy a punto de terminar mi semestre por lo que estoy loca entre tareas, exámenes y proyectos finales, pero ¡Espero les haya gustado el nuevo capitulo!, si es así me encantaría que me de dejaran un comentario lleno de amor. Pero no se preocupen tratare de seguir el ritmo de la historia, ya no cada semana, si no cada semana y media.
Cuídense mucho, por favor, sigan las medidas de seguridad, y sobre todo no bajen la guardia. Los amo con todas mis fuerzas, y espero leernos pronto. Besos y abrazos.
Con amor, la Secretaria Fer.
