El anime/manga Kimetsu no Yaiba le pertenece a Goutage y al estudio Ufotable. El k-drama "What's wrong with Secretary Kim?" le pertenece a la cadena de televisión TvN.

¡Una promesa es una promesa, estoy de regreso! ¡El capítulo 19!

Lamento la tardanza, pero estoy cuidando a mi sobrina, la familia de su mama está enferma con COVID y estoy apoyando a mi hermano. Debo de admitir que estar con un niño de primaria en casa en estos tiempos es un poco estresante... Pero para eso están estos espacios.

Es el momento de ver el beso a través de los ojos Vicepresidente, ¿Qué fue lo que orillo a que el alejara de una manera tan brisca a su secretaria?

Nezuko se siente sumamente ofendida y se va de la oficina recalcando que se tomara un día libre y lo que más desea es que Sanemi no la siga. Así mismo comienza a planear un pequeño escarmiento contra el Vicepresidente para tratar de recuperar su orgullo herido.

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What's Wrong with Secretary Nezuko? 20

Sanemi se levantó de su silla y giro su cuerpo sin dudarlo ni un solo segundo. Miro a su secretaria quien inmediatamente enderezo la espalda y los hombros, sus mejillas se comenzaban a pintar de un adorable color ojo.

-Nezuko

-¿Sí?- su voz sonaba tan pequeña.

-Antes, me dijiste que nunca te hiciera renunciar de nuevo, y que jamás volviera a persuadirte de no hacerlo.

Sus mejillas se tiñeron por completo de rojo y sintió que lo que estaba a punto de suceder era correcto. Todo estaba predispuesto para que ocurriera, se sentía incluso más natural que aquella vez cuando la fue a dejar a su casa después de darle su cita de ensueños. -Si, bueno…

Sanemi asintió decidido y mojo sus labios con su lengua. -Yo… Quiero persuadirte, Nezuko.

Sus ojos rosas lo miraron con sorpresa y sus labios se abrieron, se veía tan adorable. -¿Qué? Ah, eso… Bueno…- tartamudeó y su pecho comenzó a subir más rápido, sonrió y asintió. -Puede que esta vez si te deje…-susurro y eso fue lo único que necesitaba Sanemi.

Se acerco a Nezuko con un paso firme, coloco sus manos sobre los reposabrazos encerrándola entre su cuerpo y la silla, ella tembló y recargo su espalda en el respaldo de la silla antes de destensar completamente su cuerpo. Era una señal que estaba esperando antes de agachar su rostro y aprisionarla sin salida.

Su corazón se detuvo al igual que su respiración. Comenzó a acercar lentamente su rostro al de Nezuko y suspiro de alivio cuando la vio sonreír mientras cerraba sus ojos lo que permitió que él también cerrara sus parpados. Cuando sintió su frente contra la femenina y sus narices rozarse, Sanemi se relajó, su corazón latía como loco y podía sentir sus orejas calientes.

En el momento en que sus labios entraron en contacto con los de Nezuko quería prácticamente jadear de alegría, las cosquillas de su estómago lo atacaron con violencia, pero sentía que estaba flotando. Al sentir su pequeña mano contra su pecho estuvo a punto de enloquecer y atraparla entre sus brazos para no dejar ir nunca más. Pero ese paraíso rápidamente se convirtió en un infierno.

La imagen de su tormento reapareció y dejo de sentir a Nezuko. Ya no estaba con ella, ya no tenía 31 años ahora tenía 9 años y temblaba mientras sentía como esas huesudas manos se colocaban sobre su cuello. "Por favor, ¡Deténganse!" grito, su cuerpo se tensó y sus ojos se apretaron con fuerza.

"Yo siempre estaré contigo, así como tu estuviste conmigo en mis últimos momentos niño".

Ella apretó el agarre sobre su cuello y comenzó a sentirse sin aire. Su cuerpo se debilito, tenía frio, hambre, miedo y quería escapar de esas pequeñas manos. "¡No!" grito antes de jadear y empujar lejos la silla. Respiro agitadamente mientras miraba sus zapatos. Parpadeo un par de veces y justo en ese momento su cerebro regreso a la situación a la que estaba actualmente.

Abrió la boca y miro con horror como Nezuko tenía los brazos extendidos mientras sus labios formaban una mueca de tristeza pura. Jadeo horrorizado al ver como su silla se estrellaba contra sus estantes que estaban detrás de ella. Nezuko le daba la espalda, como una niña regañada. Mientras dejaba caer los hombros y los brazos. -¡Nezuko!

Ella giro su cabeza y lo miro con tanto enojo que sabía que seguramente estuviera muerto si sus ojos se hubiesen convertido en dagas.

El camino rápidamente hacia Nezuko, la cual estaba mirando el estante lleno de libros y otros adornos. Se pareo detrás de ella y la escucho respirar agitadamente mientras sus manos apretaban la tela de su falda con fuerza.

-Nezuko. Te explicare todo- comenzó nervioso. Giro su cabeza para mirarla el lugar donde hace tan solo uno segundos estaban los dos y se sentido completamente avergonzado. -Lo que paso fue...

-Ahora recuerdo- lo interrumpió molesta. Su cabeza se giró un par de milímetros, lo suficiente para dejar que su fleco cubriera parte de su rostro, pero no lo suficiente para que ella lo mirara. Nezuko sentía que ardía por dentro, y no de buena manera. Estaba enojada, dolida y sentía que su orgullo femenino estaba por los suelos. -Quien y que tipo de persona eres.

Sanemi giro su rostro y alzo una ceja. Sus labios temblaron y dio un pequeño paso hacia atrás. -¿Qué quieres decir con eso?

Nezuko sonrió terroríficamente. -Un narcisista que solo conoce de su cara que está reflejada en el espejo. Todos los demás además de él no son más que un apoyo. "¿Cómo se atreven a codiciarme?" Eso es lo que estabas pensando en este momento y por eso me empujaste, ¿Verdad? - su cuerpo se agito con cada palabra que decía. Resoplo molesta y sonrió de lado.

Sanemi parpadeo confundido mientras negaba con la cabeza. -Nezuko, es un malentendido. No es algo así- trato de explicarse, pero ella no lo escucho.

-¿Pero sabes qué? Desde ahora, cuando alguien me pregunte, "¿Cuándo fue tu primer beso?" Tendré que comparar seriamente entre cuando mi amigo de la clase del kínder me besó en broma y lo que paso justo ahora.

Sanemi cubrió su boca con su mano, eres un imbécil, pensó mientras se sentía completamente mal. Inhalo profundamente y se acercó otro paso a ella en un intento de agarrarla y tranquilizarla un poco. -Nezuko…

Nezuko se colocó de pie con fuerza y empujo la silla para hacer retroceder a su jefe. Molesta se giró, pero en lugar de mirarlo con ira o tener fruncido el ceño, ella sonrió, ampliamente, con ese tipo de sonrisas que es venenosa. El la miro con sus ojos purpura. -¿Vicepresidente?- pregunto con tono dulce.

-¿Mmm?- Sanemi trago saliva dando un paso hacia atrás.

-Voy a tomarme de descanso el día de mañana.

-¿Qué?

Su sonrisa disminuyo y su voz dejo entrever su enojo. -No tengo la confianza de verlo a la cara- y le sonrió ampliamente incluso cerrando los ojos. -Entonces…- ella comenzó a caminar con paso firme, golpeando el suelo con fuerza.

Sanemi se tragó el nudo de su garganta. -Espera, espera, secretaria Nezuko- ordeno y ella se quedó quieta.

-Ah, y también, me voy ahora- su voz dulce le causo escalofríos. Nezuko se giró y lo miro con tanto enojo que Sanemi dio un paso hacia atrás. Sí, lo admitía, estaba aterrorizado de su pequeña secretaria. -No te atrevas a seguirme- amenazo en un siseo que le puso la piel de gallina. Sonrió de lado de una manera que solo una persona que está pensando en destrozarte lo haría.

Nezuko comenzó a bajar las escaleras y a caminar hacia la puerta con tanta fuerza que parecía que quería atravesar el piso de madera. Sanemi se quedó quieto, ni una sola palabra salía de sus labios y sin duda temía el aura que rodeaba a la pequeña pelinegra que abría la puerta de madera con fuerza y la azotaba mientras el sonido de sus tacones alejándose se hacía cada vez más lejano.

Suspiro cuando se sintió seguro. Bajo el rostro y paso una mano por su cabello. -Todavía, es un alivio que no notó nada…- aseguro convencido antes de volver a suspirar y cerrar los ojos con fuerza. -¿Qué estoy diciendo?- sonrió forzadamente mientras dejaba caer los brazos. -¡Esto no debió de ser así!

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Nezuko dejo caer el hielo en sus bebidas alcohólicas con fuerza, sus hermanos lo miraban intimidados y curiosos. Ella señalo las bebidas antes de tomar la suya y comenzar a beber mientras seguía sonriendo terroríficamente. Hanako y Tanjiro tomaron sus vasos nerviosos antes de mirarla y tomar un pequeño trago de su bebida.

Tanjiro carraspeo y trato de sonreír. -Entonces, estás diciendo que empujo la silla cuando sus labios se tocaron, ¿Verdad?

Nezuko asintió. -¡Sí!- exclamo molesta -¡Entonces yo…!- sus hermanos abrieron los ojos y la miraron sorprendidos mientras se acercaban a ella. Nezuko carraspeo y se tranquilizó un poco. -Leí eso en internet y estaba atónita- sus hermanos la miraron confundidos antes de asentir. -¿Ustedes saben por qué él hizo eso?

Hanako asintió mientras miraba su vaso. -Suena como un desorden de deseos sexuales.

Nezuko abrió los ojos ante la desfachatez de su hermana y sus mejillas se tiñeron de rojo. -¿Eh? ¿S…Se…Sexo qué? - tartamudeo.

-No este sorprendida. Hay mucha gente que va a los hospitales por problemas similares- respondió Hanako con una sonrisa. -De tanto estrés, el cuerpo rechaza sin darse cuenta. Bueno, entonces…

-¿Qué estás diciendo?- interrumpió Nezuko antes de ella continuara. Estaban en un lugar público, no podía hablar de esos temas como si estuvieran solo ellos tres.

-¡¿Qué?! La disfunción sexual no es un crimen- exclamo y todo el bar se quedó en silencio. Nezuko cerró los ojos avergonzada y coloco un dedo sobre sus labios antes de indicarle a su hermana que bajara el tono de su voz.

Hanako asintió y Tanjiro sonrió. -Creo que es un problema mental.

-¿Qué?

-Viendo que sus acciones fueron muy confiadas antes de un beso, y que después cuando sus labios entraron en contacto reacciono de manera negativa, creo que tiene un trauma relacionado con las mujeres o con los besos. Y por eso hubo un síntoma de rechazo.

Nezuko comenzó a repasar todo lo que había sucedido en la noche. -¿Trauma?- pregunto y su hermano asintió mientras se terminaba su bebida. Ella mordió su labio inferior sintiéndose un poco culpable, pero, aunque esa fuera una posible explicación, no hizo que su enojo disminuyera.

Estaba molesta.

Dolida.

Y sentía ganas de golpear ese hermoso rostro masculino.

Horas después los tres salían del bar, Nezuko estaba sonrojada pero sus dos hermanos se tambaleaban. Ninguno de ellos estaba ebrio, pero sin duda era divertido ver a dos médicos tan destacados actuar de manera más desinhibida. -¿Deberíamos ir por una segunda ronda?- pregunto Tanjiro. Hanako lo miro y asintió con la cabeza antes de que ambos comenzaran a bailar ridículamente.

-Ustedes dos, eso es todo para mi esta noche- respondió Nezuko con una sonrisa. -Además no deben llegar tarde a casa, sus familias los esperan…

-¿Por qué? Aun podemos ir por una bebida más, además queremos que tú bebas un poco más.

-Por favor comprendan, les dije que mañana tengo el día libre.

Hanako pataleo. -Es por eso por lo que deberías tomar más. Hasta morir. Cuando tendrás otra oportunidad como…

Nezuko silencio a su hermana colocando una mano sobre su boca. -No puedo pasar mi día libre con una resaca. Voy a divertirme mucho el día de mañana. Entonces me voy- ella comenzó a caminar hacia la parada de taxis a unos metros de distancia mientras se despedía con ambas manos.

Tanjiro frunció el ceño mientras cruzaba los brazos encima de su pecho, a su lado, Hanako pataleo otro poco antes de despedirse de Nezuko. -¡Ve con cuidado!- grito antes de mirarlo.

-La historia que nos contó anteriormente, que leyó en internet… Creo que es la historia de ella y el Vicepresidente- concluyo mirando a su hermana irse en una taxi.

-¿Ella y el Vicepresidente?- Hanako recordó la última conversación que tuvo con su hermana y miro a Tanjiro. -Entonces… ¿Estás diciendo que un soltero millonario tiene disfunción sexual?

-¿Quién dijo que un soltero millonario no puede tener una disfunción sexual?- cuando se dio cuenta de lo que había dicho, Tanjiro miro molesto a su hermana. -¡En serio! ¡Eso no tiene importancia ahora! Lo importante es que algo está pasando entre ellos dos.

Hanako miro nerviosa entre su hermano mayor y la dirección que había tomado Nezuko. Mordió su labio y solamente pudo asentir, ya que sabía que si abría la boca, ella se delataría.

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Nezuko coloco pasta sobre su cepillo de dientes. Ya estaba a punto de dormir, estaba enfundada en su pijama más cómoda, tenía el cabello trenzado y había lavado la piel de su cara. Se miro en el espejo de su lavabo y recordó las palabras de su hermano mayor.

"Viendo que sus acciones fueron muy confiadas antes de un beso, y que después cuando sus labios entraron en contacto reacciono de manera negativa, creo que tiene un trauma relacionado con las mujeres o con los besos. Y por eso hubo un síntoma de rechazo."

Debía de admitir que las palabras de su hermano la hacían sentir un poco culpable, una culpa que lentamente consumía su corazón y le recriminaba su comportamiento tan hostil. -Quizá…Hay una verdadera razón detrás de su rechazo.

Suspiro y se miró al espejo, su expresión era triste y estaba decepcionada. No lo iba a negar, pero tampoco a admitir. -¿Y que si la hay?- se preguntó antes de borrar su expresión y sonreír de lado. -En serio- resoplo antes de meterse el cepillo a la boca y comenzar a lavar sus dientes con fuerza.

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-Secretaria Nezuko, ya que debes de tener altas expectativas pensando sobre besarme, la decepción de ser tan mala como las expectativas. Lo entiendo…

Sanemi miro su mensaje y mordió su labio inferior. No eso no sonaba como algo sincero. Suspirando borro casi todo el mensaje por novena vez consecutiva. Llevaba casi toda la noche preguntándose como demonios podía mandarle un mensaje a Nezuko para tratar de arreglar el incidente del beso.

-Secretaria Nezuko, lo siento.

Su cerebro le dejo de dar más ideas y miro el mensaje. Esto era lo mejor que podía hacerlo, así que sin dudarlo o pensar más fijamente, envió el mensaje. -¡Simplemente es lo mejor!- exclamo antes de ver el mensaje enviado. -En verdad que la primera vez fue difícil. No es gran cosa después de todo. Decir lo siento ya no es difícil…- sonrió antes de suspirar y gruñir mientras dejaba caer su cabeza contra su teléfono móvil.

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-Secretaria Nezuko, lo siento.

Nezuko miraba con odio el escueto mensaje del Vicepresdiente, tenía muchas ganas de soltarle toda la sarta de groserías que conocía en su vida o apretar su teléfono hasta romperlo o ir a su casa y golpearlo.

Cualquiera de esas opciones sonaba muy tentadora.

Pero tenía orgullo y dignidad, así que contesto tranquilamente y cuando envió su respuesta una sonrisa tétrica se formó en sus labios mientras miraba fijamente su closet, deseando estar presente para ver su reacción al ver su respuesta.

Y eso solo era el principio de su castigo.

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Sanemi trataba de leer el nuevo libro que acaba de comprar en la tarde, pero solamente estaba pasando las paginas mientras vigilaba su celular por el rabillo del ojo. No entendía nada, no quería leer solo quería saber que ella ya lo había perdonado. O que mínimo ya quería verlo…

Miro por decima vez su teléfono y al no ver respuesta regreso sus ojos a su libro.

Cuando se dio cuenta que ya estaba a la mitad del libro, negó con la cabeza y regreso a la primera página, solo para ser interrumpido por el sonido de un mensaje que acababa de llegar. Rápidamente dejo el libro y tomo su celular para desbloquearlo y ver la respuesta.

-¿Qué quieres decir con "lo siento"?

¿Sucedió algo entre nosotros?

No estoy segura de que estas hablando.

Sanemi abrió la boca sorprendido y parpadeo confundido. -¿Qué quiere decir con "sucedió algo"? ¿Ella está intentando borrar esos dulces y dinámicos momentos que compartimos? Es una oración que no puedo interpretar- dejo caer la cabeza y suspiro. -¿Qué hago?

A la maña siguiente Sanemi seguía igual de pensativo y desanimado. Se paso más de una hora tratando de responder sus mensajes, pero no encontró la respuesta así que había pensado que al dormir cuando despertara encontraría la respuesta perfecta.

No fue así.

Estaba desayunando con los hombros caídos y un aura depresiva, miraba fijamente sus jardines mientras bebía su taza de café. Trago el amargo líquido y ni eso fue capaz de despertarlo, bajo lentamente la taza y suspiro por decima vez en la mañana. Ni siquiera miro a la empleada que se acercaba a él.

-La secretaria está aquí.

Y como si fuera un truco de magia, toda la energía regreso al cuerpo de Sanemi, giro su cabeza tan rápido como pudo para mirar a la empleada que hacia una pequeña reverencia antes de retirarse. El miro de nuevo su jardín y parpadeó confundido. -¿Por qué? Ella dijo que se tomaría el día libre. ¿Entonces por qué esta aquí? - su mente comenzado a tener cientos de soluciones. -Entonces, significa que ella también se siente insegura.

Sin dudar un segundo, se levantó rápidamente y comenzó a caminar a toda velocidad, incluso sobre pasando a su empleada que iba a mitad de la sala. Su sandalia se zafo de su pie y Sanemi se giró para verla, intento regresarse, pero le urgía más verla. Así que siguió caminando, dejando que su empleada la recogiera.

Corrió cuando doblo por la esquina de la sala. Pero se detuvo abruptamente cuando vio en la entrada de su casa a Tomioka, quien lo miraba con sus ojos azules como el hielo antes de intentar sonreírle. Sanemi parpadeo confundido antes de girar la cabeza, horrorizado. -¿Qué haces aquí, Tomioka? ¿No es muy temprano? - pregunto tratando de encontrarle un sentido de que el ojiazul estuviera ahí. -Siempre esperas afuera…

-Así es- Sanemi casi salta cuando escucho su grave voz. Era muy rara las veces que escuchaba la voz de Tomioka y a pesar de llevar cinco años con él, seguía sin acostumbrarse. -La secretaria Nezuko dijo que no podía venir hoy, así que me pidió que le amarrara la corbata.

Sanemi abrió los ojos horrorizado. -¿Qué?

-Dijo que, sin ella, no hay nadie que lo haga por usted- Tomioka saco una corbata azul del bolsillo de su saco y se acercó hasta su jefe.

Sanemi dio un paso hacia atrás, y cuando vio que el pelinegro lo seguía, coloco las manos frente a él, en manera de defensa. -¡Para! ¡No te acerques!

Tomioka no pareció entenderlo, ya que acerco su cuerpo al suyo. -Puedo hacerlo bien.

-¡No!- grito Sanemi mientras apartaba el torso musculosos del pelinegro. Tomo la corbata y lentamente comenzó a jalarla de su mano. -Quédate quieto- ordeno mientras terminaba de deslizar la tela. Dio un paso hacia atrás pero rápidamente Tomioka se volvió a acercar a él.

-Lo hare por usted.

-¡Definitivamente no!

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Nezuko sonreía mientras tomaba un cereal, hubiera pagado mucho dinero por tener una foto de la cara del Vicepresidente cuando viera la pequeña sorpresa que le había preparado. Pero tenía que conformarse solamente con su imaginación y la sensación de satisfacción que le traía consigo el solo imaginar ese escenario.

Dejo su plato en la mesa de su computadora y tomo el bolígrafo que estaba aún lado de la libreta que tenía frente a ella. Con entusiasmo escribió el nombre de su lista de actividades.

¡Dia de vacaciones!

Comenzó a imaginar cientos de escenarios sobre todas las cosas que haría en las 24 horas que estuviera libre del Vicepresidente. -Hoy, voy a hacer muchas cosas divertidas segundo a segundo. En primer lugar, debo ir a un parque de diversiones.

Estaba por escribir cuando su cerebro decidió que lo mejor que podía hacer era recordar cuando el Vicepresidente le rento un parque de diversiones solo para ella, permitiéndole subir al carrusel el tiempo que ella quisiera. Y como si no fuera lo suficientemente infantil, ella lo saludaba cada vez que pasaba frente a él.

"¡Vicepresidente!"

Su sonrisa era amplia y sincera, no la falsa que siempre solía poner cuando se encontraba haciendo algo que no le gustara. Y en lugar de reprimirla él la saludaba mientras reía, ella podría perderse al ver sus rasgos iluminados por todas esas luces.

Había sido un momento mágico.

Frunció el ceño cuando sintió sus mejillas rojas. apretó la pluma entre sus dedos antes de soltarla y girar la silla para ver a su peluche de vaca, el cual le trajo otro recuerdo.

"Ya que has trabajado tanto como una vaca hasta ahora, te voy a dar un peluche de vaca."

Sanemi se veía tan adorable mientras trataba de esconderle el gigante peluche. Ella rio y aplaudió cuando lo saco, y se lo mostro con entusiasmó.

"Su nombre es Vaca Haz-trabajado-duro."

Realizo un puchero con sus labios y tomo al peluche para sentarlo en su silla. Coloco sus manos sobre los reposabrazos y miro fijamente a esa adorable carita que le suplicara no le hiciera nada.

-Oye, Vaca Haz-trabajado-duro. No nos veamos a la cara hoy. Me recuerdas a alguien.

Giro la silla y cuando estaba por alejarla de su cuerpo termino tropezando, empujando la silla lejos de su cuerpo. Cuando vio la manera en cómo la silla se alejaba de ella y como Haz-trabajado-duro se estrellaba contra su closet, su mente no pudo evitar recordar lo de anoche.

Ella con los ojos cerrados y una gran sonrisa en los labios antes de sentir los labios del Vicepresidente, y claro ser empujada hacia atrás, quedando como una ridícula. Su corazón se rompió en el momento en que Sanemi la empujo hacia atrás, mirando fijamente la sorpresa en sus ojos purpura antes de que la silla se girara y ella terminara contra uno de los muebles de la oficina del Vicepresidente.

Nezuko sintió sus labios temblar mientras miraba su peluche en la misma posición que ella había terminado anoche. Se dejo caer en su cama mientras gimoteaba. -¿Por qué cerré los ojos? ¿Por qué? - se preguntó antes de comenzar a agitar sus piernas y brazos como una niña pequeña. -¡Es tan vergonzoso!

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Aoi corrió por los pasillos, cuando entro a la oficina de sus compañeros, observando como Shinobu terminaba de arreglarse, Kikyo comía mientras bebía un té y platicaba con Sumi y Naho. Solo hasta ese momento, en que vio a todas ellas estando tan tranquilas se permitió respirar profundamente.

-¡Lo siento, llegue tarde!

Shinobu frunció el ceño y cruzo los brazos mientras miraba con ira a la nueva secretaria de Shinazugawa-sama. Sumi miro un reloj mientras se sonreía burlonamente antes de mirar el reloj sobre su muñeca. -Llega 14 minutos tarde, Aoi-san.

La ojiazul bajo la mirada. Kikyo negó con la cabeza. -Cariño, ¿Ya estas holgazaneando porque la secretaria Nezuko no está aquí?

Aoi negó con la cabeza. -No, no es eso. Mi familia se mudó a las afuera de la cuidad la semana pasada. Es muy lejos del trabajo así que…

Shinubo negó con la cabeza. -Aoi, deja las habladurías de la nueva casa y comenzamos a trabajar.

Aoi bajo la cabeza. -Sí, señora- y agarrando las correas de su bolsa dio un paso antes de volver a girar el cuerpo. -iré a buscar una casa después del trabajo- todas sus compañeras la miraron -planeo vivir sola en un lugar cerca de aquí. No llegare tarde nunca más.

Y sin decir más Aoi se fue hacia su escritorio, a penas Shinobu vio a la ojiazul desaparecer, giro su cuerpo y mirando el pequeño escritorio que algunas veces la secretaria Nezuko ocupaba, pregunto en voz alta. -Por cierto, ¿Por qué la secretaria Nezuko se tomó el día libre?

Kikyo negó con la cabeza. -No estoy seguro, ¿Paso algo?

-No hay nada malo.

La grave voz del Vicepresidente sorprendió a las cuatro mujeres. Todas se levantaron inmediatamente de su asiento y realizaron una reverencia en manera de saludo. -Buenos días- Sumi fue quien saludo mientras miraba el piso.

-Vamos a dejar de hablar de alguien que no está presente aquí. Por favor trabajen duro para que no se note que no está- ordeno el Vicepresidente antes de seguir su camino.

-Sí, señor. No se preocupe- respondió Shinobu antes de suspirar. Ella miro a sus compañeras y tomando una carpeta negra, anuncio a Kikyo. -Ya regreso.

La pelinegra asintió antes de seguir con sus labores, Shinobu comenzó a caminar hacia la salida hasta que volvió a estrellarse con un musculoso pecho que comenzaba a conocer de tantas veces que había tropezado con él. Subió su mirada y vio los profundos ojos azules mirándola fijamente, sus mejillas se tiñeron de rojo y avergonzada se disculpó. -Lo siento- susurro, Tomioka-san le dedico una muy pequeña sonrisa, y ella dio un paso hacia la derecha, el mismo que él había dado.

Ambos se volvieron a estrellar, y Shinobu sentía que en cualquier momento le saldría humo por las orejas. -Lo siento- susurro de nueva antes de dar un paso a la izquierda, pero de nuevo termino contra la muralla de músculos que era su compañero. Avergonzada, sonrojada y ligeramente molesta, Shinobu empujo un centímetro con sus pequeñas manos a Tomioka-san. -¡Muévete!- grito antes de bajar la mirada y sentir que el rubor se extendía por su pecho y cuello. Rápidamente camino hacia la junta a la que tenía programada sin mirar atrás, desenado que sus vergonzosos accidentes con Tomioka-san terminaran.

Lo que ella no sabía era que Giyu miro su pecho, donde segundos antes habían estado las manos de Koucho antes de mirar el camino donde ella había desaparecido y sonreír un poco más antes de sentarse a trabajar.

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Sanemi doblo por la esquina que llevaba a su oficina y suspiro cuando no vio a Nezuko. Aoi estaba colocando sus cosas y en el momento en que lo vio, realizo una reverencia mientras lo saludaba. -Buenos días, señor.

El no respondió, es más ni siquiera la miro, su vista estaba en la silla que debería estar ocupada por una hermosa pelinegra de ojos rosas, quien lo miraría con una gigante sonrisa antes de seguir al interior de su oficina.

Suspirando de nuevo él se adentró a su oficina, deseando que el trabajo lo distrajera lo suficiente para dejar de pensar en Kamado Nezuko.

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Nezuko comía un raspado mientras estaba en el parque cercano de su casa, estaba mirando a un grupo de madres jugando con sus hijos pequeños, ensuciando sus manos con arena o realizando burbujas. Suspiro mientras realizaba un puchero. Ella un día quería estar ahí.

Inhalando profundamente, miro a su alrededor. El sol brillaba, el viento estaba tranquilo y parecía ser el día perfecto para salir a pasear en familia o en pareja. Ella en cambio estaba aburrida mirando a las familias jugar. -Es aburrido- realizando un puchero Nezuko saco su teléfono y comenzó a pasar por todos sus contactos. Marcando un número al azar, ella sonrió. -¿Qué estás haciendo, Kanao? ¿Quieres salir un rato? - cuando su amiga le contesto, su sonrisa se borró -¿Reunión de madres de preescolar?

Decidida a que nada la detendría, ella siguió marcando diferentes números. -¿Daki que pasa? Si estas libre, entonces podríamos… ¿Te van a hacer relleno facial? Está bien, espero que te vaya bien.

Rindiéndose, Nezuko colgó la llamada con su amiga antes de bajar su teléfono y suspirar. -¿Qué voy a hacer después que renuncie al trabajo?- se preguntó. Estaba por mirar de nuevo a la familia frente a ella hasta que una idea se formó en su cabeza. Sonriendo, tomo su teléfono y comenzó a escribir a Agatsuma-san.

-¡Hola! Soy Kamado Nezuko con quien tuvo una cita a ciegas. Disculpa, pero te pedí el favor de revisar el caso de secuestro de 1994… ¿Podría saber cómo va?

Contenta, ella asintió con la cabeza. -Sí, vamos a encontrar a ese Nii-san primero.

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Genya le sonrió a la primera mujer que lo noto cuando se adentró a la oficina donde el equipo de marketing le había pedido que fuera. -Buenos días- mientras la mujer se paraba de su silla, llamando la atención de las otras tres mujeres.

-¿Quiénes es usted?- pregunto.

La pelinegra que parecía ser la líder del equipo, lo miro y asintió con la cabeza. Las otras tres mujeres se acercaron a sus dos compañeros. -¡Ah! Vino a ver al Vicepresidente antes, ¿Verdad?

-Sí- respondió mientras sonreía.

Todas lo miraban fijamente, detallando cada detalle de su cuerpo y ropa. Estaba ligeramente incomodo y antes de que pudiera desviar la atención de el, Genya vio como la líder del equipo leía los documentos que sostenía en sus manos, sus ojos se abrieron y tosió ligeramente.

Escritor Shinazugawa Genya. Propuesta de concierto de libro.

-¿Es el escritor del concierto del libro?

Genya asintió y sonrió. -Sí.

-¿Señor Morfeo?- pregunto Kikyo.

Hola, ¿Cómo están? Con todo mi amor espero que muy bien.

Jaja el momento de Giyu y Sanemi me da mucha risa, Nezuko planea cosas un poco perversas. Ahora no se si publicar el siguiente capitulo el 14 de febrero aprovechando que es San Valentín o hasta el lunes, hay un motivo por el cual estoy en duda, pero no se... ¿Ustedes que opinan? ¡Muchas gracias por todo el amor que me dan! ¡Espero les haya gustado el nuevo capitulo!, si es así me encantaría que me de dejaran un comentario lleno de amor y kudos.

Cuídense mucho, por favor, sigan las medidas de seguridad, y sobre todo no bajen la guardia. Los amo con todas mis fuerzas, y espero leernos pronto.

Con amor, la Gerente Fer.