El anime/manga Kimetsu no Yaiba le pertenece a Goutage y al estudio Ufotable. El k-drama "What's wrong with Secretary Kim?" le pertenece a la cadena de televisión TvN.
¡Especial de San Valentín! ¡Me siento una escritora profesional con esto! XD
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Genya logra armar un alboroto en la oficina después de que revela ser Morfeo mientras tanto Sanemi trata de ladear con su hermano mayor y con el hecho de que Nezuko esta lejos de el.
Gracias aun pequeño descuido de la secretaria Aoi se entera que Nezuko no está ocupada así que decide hacerlo una pequeña sorpresa.
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What's wrong with Secretary Nezuko? 21
Genya asintió incomodo mientras miraba al grupo de cuatro mujeres abrir la boca sorprendidas, dos de ellas se abrazaron entre sí y comenzaron a dar pequeños saltos mientras lo miraban con los ojos brillosos.
-Sí, bueno…- susurro antes de que la chica de ojos morados y su amiga se acercaran a el mientras lo miraban de pies a cabeza.
-Buenos días. Soy una gran admiradora- dijo Shinobu mientras colocaba su mano libre en su pecho- realizo una pequeña reverencia antes de dar un paso atrás y reír nerviosamente mientras Naho asentía a su lado.
Genya sonrió sinceramente mientras asentía. Era demasiado tierno ver a la bella pelinegra de puntas moradas esconderse avergonzada en el hombro de su compañera, quien lo miraba con los ojos brillosos y las mejillas totalmente rojas.
-Es un honor conocerlo en persona, señor Morfeo- Naho sentía que el sonrojo se expandía por su pecho al ver la hermosa sonrisa que el pelinegra les estaba dedicando.
-¿Qué sucede?
La dura voz del Vicepresidente resonó pro el pasillo y las cuatro borraron su sonrisa antes de enderezarse para mirar al peliblanco. El escritor también borro su sonrisa en cuanto sus ojos se conectaron con los de Shinzugawa-sama. Kikyo miro entre los dos hermanos notando el parecido y el mismo color de ojos, un parecido que no podía ser coincidencia.
Abrió la boca sorprendida cuando su cabeza conecto los dos puntos que necesitaba para saber la verdad. Miro entre ambos hombres, el ambiente era sumamente tenso y ambos se miraban con ira.
Shinobu, Naho y Sumi carraspearon incomodas mientras rehuían de la mirada fría del Vicepresidente.
Sanemi apretó los puños dentro de los bolsillos de su pantalón, su hermano trago saliva y el maldijo entre dientes antes de dar media vuelta y regresar a su oficina antes de que las ganas de golpear a su hermano se volvieran insoportables.
Genya volvió a sonreír mientras destensaba su cuerpo y miro a las cuatro mujeres. -Bueno, entonces… Nos vemos- realizo una pequeña reverencia antes de seguir su camino hacia el mismo lugar donde su hermano había desaparecido.
Kikyo abrió la boca mientras miraba la espalda del pelinegro desaparecer por el pasillo. Shinobu suspiro enamorada mientras Naho se recargaba en su hombro. -Oh, dios…- Shinobu giro para ver a sus compañeras y suspirar de nuevo. -Finalmente entiendo porque el señor Morfeo se ha estado escondiendo todo este tiempo. Debe haberse preocupado de que su apariencia superar el valor que le dieran a su escritura. - Kikyo quiso intervenir e incluso sintió sus labios temblar. Pero tanto Naho, Sumi y Shinobu seguían en su propio mundo, alabando al señor Morfeo. -Mi corazón no puede soportarlo.
-¡Es tan encantador!- exclamo Sumi. -¿No tenía el aura del "más vendido"?
-Sus novelas son tan interesantes, tanta pasión, tanto amor… Es perfecto- suspiro Naho.
Sumi asintió junto con Shinobu. -Sigo sin poder creer que el señor Morfeo vaya a trabajar con nosotros, seremos las primeras en ver su rostro….
Kikyo jugaba nerviosamente con sus manos y abrió la boca, pero Shinobu se le adelanto. -Cierto. Escribe tan bien que cuando le das vuelta a la primera página y cuando te das cuenta, estas en la última. El tiempo vuela. Pero el señor Morfeo… Vino el otro día y hoy también. ¿Es cercano al Vicepresidente?
Kikyo mordió su labio y ladeo la cabeza. Naho negó con la cabeza. -No lo creo. ¿No parecía que había un tipo de vibra fría entre ellos?
Sumi asintió. -Es cierto, ¿Cuál puede ser su relación?
Kikyo miro el suelo. -Yo lo sé…
Las tres mujeres miraron incrédulas a la pelinegra mayor con los ojos abiertos.
-¡He descubierto un gran secreto!- las tres se acercaron a Kikyo y ella trago saliva. -Verán… Esos dos… Son hermanos.
-¡¿Qué?!- gritaron las tres al mismo tiempo.
-¡El escritor Morfeo es el primer hijo del Presidente!
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Sanemi estaba sentado en uno de los sillones dentro de su oficina, tenía las piernas cruzados, la espalda tensa y las manos sobre su regazo, apretando los puños en un intento de controlar sus ganas de saltar sobre Genya, el cual estaba tranquilamente sentado frente a el mientras sostenía el plan de trabajo que el equipo de marketing le había entregado.
-Solo pase después de la reunión con el equipo de planificación- aclaro Genya alzando la cabeza para parecer un poco más intimidante, ya que el poder emanaba del cuerpo de su hermano menor. -Vi la propuesta y el concepto, son bastante decentes.
-No necesitas reportarme todo- aclaro Sanemi, su tono era frio y cortante. -Es solo uno de muchos proyectos.
Genya se sintió ofendido, realizo una mueca y miro con ira a su hermano. -¿Realmente tienes que hablar así?
-Es solo un hecho.
Genya suspiro. -Está bien, bueno… No debe significar nada para alguien tan bueno como tú. Pero, no creo que mama y papa se sienten así. Están emocionados por vernos trabajar juntos- descruzo sus piernas y recargo sus codos sobre sus rodillas, mirando con ligera burla a su hermano. -Por eso estoy aquí. Están muy felices porque piensan que ya nos reconciliamos. Te quiero decir que ya no deberíamos crear más problemas sin sentido.
Sanemi sonrió de lado. -¿No deberías decirte eso a ti mismo?
Genya borro su sonrisa. -¿Qué?
-No soy yo el que está causando problemas.
Genya apretó los puños mientras miraba a su hermano, quien no dudo en sostener su mirada, sin una gota de otros sentimientos que no fuera ira y superioridad. Segundos después cedió y rompió el contacto antes de tomar sus cosas y salir por las puertas de la oficina, dejando atrás a Sanemi.
Cuando salió suspiro y miro el escritorio donde debía trabajar Nezuko. Abrió ligeramente los ojos sorprendido de no verla allí, solamente había una bonita pelinegra con unos increíbles ojos azules, la cual realizo una pequeña reverencia. Se acerco hasta la chica, mirando nuevamente la silla vacía. -¿Dónde está la señorita Nezuko?
La joven mujer la miro con sus grandes ojos azules, parpadeó confundida antes de sonreír. -Se está tomando el día libre.
Genya asintió desilusionado antes de volver a sonreír. En ese momento la fachada de la pelinegra se rompió, su sonrisa se volvió una enamoradiza y sus ojos brillaban mientras lo miraba fijamente. -Soy miembro del primer club de fans de Morfeo. Mi ID es "Aoi se enamoró de Morfeo"- él sonrió y ella se derritió. -¿Me recuerda? Subo muchas publicaciones en el sitio web.
Genya negó con la cabeza. -Lo siento, pero, me asegurare de recordarte.
Ella asintió mientras apretaba sus manos contra su pecho. -También lo voy a recordar… Para siempre.
Repentinamente la joven de puntas moradas y otra de las chicas que trabaja con ella se acercaron a él, en sus manos sostenían dos agendas con una pluma. -¡Señor escritor! ¿Nos puede dar su autógrafo?- ambas le entregaron sus libretas mientras le quitaban la tapa a su pluma.
-¡Soy Koucho Shinobu!
-¡Soy Nakahara Sumi!
-¡Yo también!- exclamo la ojiazul con los ojos llorosos.
Genya sonrió y comenzó a tomar las libretas para comenzar a firmar. Repentinamente las dos chicas fueron separadas del pelinegro, Shinobu y Naho miraron sorprendidas a Kikyo quien sostenía un libro de Morfeo. -¡Puede firmar esto también, señor escritor!
Las tres chicas miraron sorprendidas a la mujer mayor antes de ignorarla y acercarse de nuevo al escritor, quien se estaba riendo de la situación.
-¡Koucho Shinobu!
-N-a-k-a-h-a-r-a Sumi.
-¡Aoi se enamoró de Morfeo!
Por el ventanal que estaba aún lado de sus puertas, Sanemi miraba todo el desorden que había fuera de oficina, con sus empleadas enloquecidas por su hermano y Genya sonriendo, disfrutando de la atención. Suspiro y una pequeña clase de alivio se instaló en su corazón.
-Es bueno que ella se esté tomando el día.
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Aoi se tomaba fotos con el autógrafo que Morfeo le había dado. Ella aun podía sentir las manos temblorosas y su corazón acelerado. No podía creer que había conocido en persona al escritor del que llevaba enamorada años, pero sobre todo de haber conseguido su autógrafo.
Y tal como ella había sospechado, Morfeo era sumamente guapo.
Estaba por tomarse una última foto cuando su teléfono sonó, ella sonrió y rápidamente contesto la llamada. -¿Sí, secretaria Nezuko?- su superiora le dio una instrucciones y ella asintió mientras tomaba una de las agendas del Vicepresidente. -Está bien, la voy a reagendar. Sí- ella borro la cita y rápidamente movió la fecha de acuerdo con las instrucciones que le dieron. Sin poder evitarlo, y feliz por su compañera, ella pregunto. -Por cierto, ¿Qué estás haciendo Nezuko-san? Es tu día de descanso- Nezuko le contesto y ella borro su sonrisa. -¿Qué? ¿Por qué estás en tu casa, Nezuko-san? Bueno, entiendo. Llama si necesitas algo más Nezuko-san. Está bien- ella colgó la llamada e hizo un puchero con sus labios. -Ella debería salir en un día tan bonito.
Cuando estaba por guardar su celular, alzo la vista y vio al Vicepresidente parado frente a su escritorio con los brazos cruzados, miraba fijamente la silla de Nezuko-san y las costuras de su saco luchaba por mantener sus firmes músculos dentro de la tela. Ella rápidamente se colocó de pie y realizo una reverencia. -¿Necesita algo, Viceprtesidente?
Shinazugawa-sama la miro antes de ordenar. -Cancela todas mis citas de hoy. Salió algo urgente…
Y sin decir nada más, se fue. Aoi parpadeo confundida antes de realizar una reverencia.
-Si, señor- contesto a la nada.
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Nezuko caminaba de regreso a su casa, miraba su teléfono aburrida antes de suspirar. -No hay ninguna respuesta, nada que hacer.
Se detuvo y miro el piso de concreto. Hablando en serio, no tener a nadie con quien hablar en un día como hoy, no ser capaz de planear nada… ¿No es todo esto culpa del Vicepresidente?
Apretó los puños, inhalo profundamente y frunció el ceño mientras su mirada se llenaba de ira.
Es todo porque he estado viviendo para el Vicepresidente… -¡Ah, en serio Vicepresidente!- exclamo en voz alta mientras pataleaba con su pierna derecha.
-¿Me llamaste?
Ella brinco sorprendía antes de girar su rostro en la misma dirección en la que la voz del Vicepresidente sonó. Ella perdió el color antes de sonrojarse masivamente mientras sus ojos y boca se abrían por la sorpresa de ver al Vicepresidente recargado sobre su auto, estacionado frente al edificio de su departamento.
Su corazón se aceleró y sintió como las orejas se le calentaron. -Vi…Vice…Vice- tartamudeó y sacudió la cabeza, volvió a mirarlo y él seguía recargado en su auto mientras le sonreía ampliamente. -Quiero decir, ¿Qué te trae aquí, Vicepresidente?- intento sonreír pero le salió una mueca.
Sanemi suspiro y se acercó a la pelinegra, Nezuko se encogió, su sonrojo era aún más rojo y su corazón se detuvo en su pecho. Su estómago estaba siendo atacado por miles de cosquillas, miro a su alrededor antes de mirar como él se detenía a unos pasos de su cuerpo, obligándola a subir su mirada.
-Sabía que estarías pensando de mi así que me hice a mí mismo venir aquí, este Vicepresidente lo hizo.
Nezuko giro su rostro antes de decir una tontería, ella debería estar enojada con él, no feliz de verlo. Frunció el ceño y trato de ignorarlo.
Sanemi sonrió y suspiro. -¿Deberíamos salir hoy?
Nezuko giro el cuello tan rápido que sintió como sus cervicales tronaban. -¿Qué?
-Me estoy tomando el día, así puedo salir contigo.
Ella negó con la cabeza. -No necesitas salir conmigo- replico, más para sí misma que para él. Ella debía mantenerse indiferente. -Estoy ocupada hoy- mintió, obligándose a sonreír.
Sanemi miro a su alrededor antes de volver a mirarla. -Parece que solo estas vagando por este vecindario, ¿Qué te tiene tan ocupada?
La pelinegra borro su sonrisa, miro detrás de ella y trato de sonreír de nuevo. -Estoy ocupada caminando alrededor del vecindario.
El alzo una ceja confundido. -¿Qué?
Nezuko borro su sonrisa. -¿Cómo sabes que estaba en casa?
-Escuche a la secretaria Kanzaki al teléfono contigo. Secretamente deseabas que apareciere, ¿Verdad?
Ella rio sarcásticamente antes de sonreír. -Mi Vicepresidente que es bueno en todas las áreas… Veo que su habilidad de estar bajo un engaño también es excepcional.
Sanemi sonrió y escondió las manos en los bolsillos de su pantalón. -Trata de dejarme todo, ya que soy bueno en todo. Te mantendré entretenida hoy.
-Hoy estoy ocupada- respondió inmediatamente antes de pasar un mecho de su cabello detrás de su oreja. Parpadeo y bajo su mirada, tenía que inventar algo para ocultarle el hecho de que hace menos de unos minutos no tenía ni idea de que hacer. -Estoy planeado salir de este vecindario, a un lugar muy lejos.
Sanemi sonrió y sin ningún disimulo miro el cuerpo de su secretaria. Ella llevaba una gigante sudadera rosa, un short corto de color gris y unas zapatillas viejas. -¿En ese atuiendo?- ella borro su sonrisa y miro su ropa antes de mirarlo mientras sus labios temblaban. El suspiro y se acercó otro paso. -Dame una oportunidad de recompensarte- ella lo miro con sus grandes ojos rosas, brillaban y se veían tan profundos. -Para ti, Nezuko…- saco un pedazo de papel doblado de su saco y desdoblándolo, carraspeo, -yo personalmente hice un plan- Nezuko miro la lista con los ojos abiertos. -Una deliciosa comida en un restaurante de calidad suprema mientras escuchamos una orquesta. Subirnos a un yate, para un tiempo en un crucero. Subirnos en un helicóptero por la rivera del rio, ir rápido al aeropuerto e ir a Corea del Sur en un avión privado y regresar después de comer algo tradicional como un bocadillo nocturno…
-¡Espera un segundo!- exclamo Nezuko, interrumpiendo al Vicepresidente. Sanemi alzo la vista y la miro con los ojos abiertos. Ella dejo caer su brazo y negó con la cabeza. -No tengo ninguna intención de hacer nada de eso en absoluto.
El miro su lista luego a ella y doblo nuevamente la hoja antes de cruzar los brazos. -¿Por qué?
-Porque es mi día libre. Voy a pasarlo como yo quiera. No voy a seguir tu plan.
Sanemi asintió derrotado. -Está bien. Entonces hoy yo seguiré tu plan.
Nezuko soltó unas carcajadas antes de negar con la cabeza. -No serás capaz.
El asintió con la cabeza. -Lo seré.
Ella negó con la cabeza. -No, no lo serás.
-Dije, lo seré.
Sabiendo que no podría hacerlo cambiar de opinión, ella se rindió. Miro a su lado antes de volver a obsérvalo, todo esto mientras una sonrisa se formaba en sus labios. Asintió mientras sonreía ampliamente. -Bien.
Sanemi sonrió y vio como su secretaria caminaba rápidamente a su departamento para cambiarse. Diez minutos después ambos se encontraban en la parada de autobús más cercana al edificio de Nezuko, esperando pacientemente el siguiente autobús. Sanemi miraba la autopista con el ceño fruncido y los brazos cruzados sobre su pecho, las costuras de su saco se apretaban contra sus músculos, a su lado se encontraba Nezuko, mirando con una sonrisa en su rostro mientras sostenía su bolso color blanco.
Como estaba utilizando sandalias en lugar de tacones, ella le llegaba justo debajo de la barbilla, estaba vestida con un short color blanco con una blusa holgada de color turquesa, su largo cabello estaba suelto y a pesar de que no estaba casi maquillada, seguía luciendo igual de bella que cuando se tardaba horas en arreglarse.
Miro a su secretaria incrédulo y ligeramente molesto por lo que ella le acababa de decir. -¿Qué? ¿Quieres un viaje en autobús?
Ella asintió con emoción. -Si- le sonrió con el tipo de sonrisa que siempre, siempre lo terminaba convenciendo de hacer lo que ella quisiera.
Pero esta vez pelearía un poco antes de ceder.
-Quiero decir, no estás hablando sobre viajar a Europa o el Mar Mediterráneo, sino que… ¿Un viaje en el que te puedes subir a cualquier autobús y dar vueltas por Tokio?
Nezuko asentía con la cabeza emocionada con cada palabra que salía de su boca. Ella alzo la mano y le sonrió. -Exactamente.
Sanemi sintió que su ojo derecho estaba a punto de sufrir un tic nervioso. Descruzó sus brazos y metió sus manos en los bolsillos de su pantalón. -Secretaria Nezuko, deja de intentar deshacerte de mí y dime que es lo que quieres hacer en realidad.
La pelinegra hizo un puchero mientras lo miraba con desilusión. -Esto es lo que realmente quiero hacer- ella volvió a sonreír y lo miro. -De camino, ida y vuelta, mientras estoy en el autobús lleno de gente, al menos una vez, siempre he pensado en dar un paseo sin una razón y disfrutar todo el camino- Sanemi suspiro y miro el piso antes de mirarla de nuevo, sus brazos volvieron a cruzarse sobre su pecho. Nezuko sonrió, lo miro con ligera tristeza y burla. -Pero esto probablemente será difícil para ti, ¿No es así? - él la miro ofendido. -Te disgusta tomar un auto con un conductor extraño. Es por eso que siempre me llamas como una conductora sustituta- coloco sus manos sobre su pecho antes de realizar un puchero con sus labios, por el rabillo del ojo, Nezuko miro como las costuras del traje del Vicepresidente se tensaban aún más. -No importa como lo mire, esto es demasiado para ti, ¿Verdad?
Sanemi inhalo profundamente antes de mirar nuevamente la autopista, Nezuko miro la ruta mientras sonreía triunfantemente. El peliblanco estaba a punto de replicar cuando pudo observar como el autobús estaba punto de llegar. Cuando el transporte de color azul se estaciono frente a ellos, el dejo caer sus brazos antes de comenzar a acercarse a las puertas.
-Vamos.
Nezuko lo miro sorprendida. -¿De verdad te vas a subir?- pregunto exaltada.
Sanemi asintió. -Te dije que haría cualquier cosa que quieras hacer hoy.
Nezuko miro horrorizada y sorprendida como el Vicepresidente se subía al autobús, ella rápidamente lo siguió. -¿En serio?- pregunto incrédula mientras subía los dos escalones y el conductor cerraba las puertas. Sanemi se detuvo frente a la máquina para pagar los pasajes, saco su cartera antes de que Nezuko se parara a su lado, y sonreírle. -Hoy yo invito- ella se giró y miro al conductor antes de sacar su monedero. -Dos pasajeros, por favor.
Ella paso su tarjeta y la maquina inmediatamente rechazo su tarjeta.
Tiene menos de la cantidad requerida.
Su sonrisa se borró y Nezuko se sintió completamente avergonzada. Sanemi miro a su secretaria antes de negar con la cabeza. -Esto da incluso una información tan vergonzosa- comenzó a rebuscar entre su cartera, pero Nezuko negó con la cabeza, agarrando sus manos. El la miro y ella lo soltó antes de abrir su monedero.
-¡Yo pagare!- exclamo antes de dejar la cantidad correcta en la pequeña alcancía a un costado del conductor. -Tome- rápidamente paso a lado del Vicepresidente y camino rápidamente hasta la parte trasera del autobús mientras sonreía a los demás pasajeros. Sanemi miro a la pelinegra y negó con la cabeza antes de seguirla.
Ella se detuvo frente a las ventanas que daban a los demás carriles, suspiro y rápidamente se sostuvo de la agarradera del asiento frente a ella. El Vicepresidente se paró a su lado, pero como era tan alto tuvo que encogerse unos centímetros para no chocar contra uno de los tubos. Sanemi miro la pequeña mano de su secretaria antes de mirar el asiento frente a él, lentamente llevo su mano hasta la misma agarradera que tenía frente, apretó con fuerza y trato de mantener el equilibrio mientras se cuidaba de no golpearse contra el tubo o el techo.
-Sin considerar a las personas altas como yo, esto fue construido pensando en personas bajas- se quejó mientras se agachaba otro poco.
Nezuko lo miro antes de sonreír mientras lo señalaba las agarraderas que colgaban. -Sujétate e eso.
El asintió mientras rápidamente se sujetaba de las otras agarraderas permitiendo a su cuerpo estirarse un poco. Al mismo tiempo, el asiento frente a su cuerpo se desocupo y Sanemi miro a su secretaria. -Siéntate, secretaria Nezuko.
Ella le sonrió y negó con la cabeza. -No, por favor, tu deberías…- se interrumpió a sui misma al darse cuenta de lo que estaba a punto de decir. Borro su sonrisa y negó con la cabeza -no te sientes ahí. Me sentare- ella rápidamente paso al lado del Vicepresidente, quien asintió con la cabeza, y se sentó mientras mordía su labio inferior.
Repentinamente el autobús freno y Sanemi no tuvo suficiente tiempo para poder realizar fuerza en las piernas, por lo que su cuerpo se giró antes de caer sentado sobre la piernas de Nezuko. Ella abrió los ojos sorprendida, alzo sus manos y sus mejillas se tiñeron de rojo. El la miro y su corazón se aceleró.
-¿Has visto?
-Increíble, no tiene fuerza en la parte inferior de su cuerpo.
Nezuko giro su rostro rojo mientras trataba de regularizar su corazón. -Si iba a pasar esto, tú deberías haberte sentado- susurro en reproche, estaba avergonzada por completo, y él parecía estar igual o peor que ella.
Sanemi miro al frente completamente penado, y se levantó rápidamente de las piernas de su secretaria.
-Imagino que le falta fuerza en sus piernas.
Escucho los susurros de las pasajeras dos asientos detrás de ellos, y se sintió aún más miserable. Nezuko miro la espalda del Vicepresidente, sus hombros y cabeza estaban caídos, como un niño cuando es recién regañado. Sin poder evitarlo comenzó a reír en voz baja, disfrutando del vergonzoso momento.
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Kikyo, Shinobu y Aoi sonrían mientras salían de la oficina. Las tres rieron y disfrutaron del sol de la tarde sobre sus rostros. -¡Vaya! Aun no se ha puesto el sol- exclamo Shinobu mientras estiraba sus brazos.
-¡Dios!- siguió Kikyo mientras desabrochaba un botón de su blusa.
-Sí- Aoi inhalo profundamente mientras reía.
-El clima esta cálido hoy también. ¿Deberíamos ir por algo de pollo y cerveza?- pregunto la gerente general mientras sonreía ampliamente.
Aoi negó con la cabeza. -No creo que pueda- ella miro su reloj -se supone que tengo que ir a la agencia inmobiliaria para encontrar una casa. Entonces lo veré mañana.
-Sí, adiós- Shinobu se despidió con una sonrisa mientras baja los brazos.
-¿Vamos nosotras?
La pelinegra negó con la cabeza. -Lo siento gerente general, pero esta mujer tiene un departamento que limpiar- Shinobu realizo un puchero antes de bostezar. Antes de que Kikyo dijera algo más, Shinobu salió corriendo hacia la avenida en búsqueda de transporte para dirigirse hacia su casa.
Kikyo suspiro frustrada y antes de que pudiera volver a casa, observo como Hashibira salía del oficio, y se acercó a el ojiverde. -¡Subgerente Hashibira! ¿Deberíamos ir a tomar un poco de pollo y cerveza? - pregunto con una sonrisa -Deberíamos de disfrutar de salir temprano para bajar el estrés de nuestro día de trabajo…
El chico negó con la cabeza mientras sonreía forzadamente. -Creo que trabajar es la mejor manera de aliviar estrés. No hay nada más satisfactorio que terminar todo el trabajo. Entonces, por favor, disfrute.
Y al igual que Shinobu, el subgerente se fue antes de que Kikyo pudiera replicar su argumento. La pelinegra parpadeó confundida antes de encogerse de hombros y dirigirse hacia el puesto de comida más cercano.
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Aoi bajo las escaleras del edificio que acaba de visitar, frente a ella se encontraba la dueña de este quien sostenía una tableta. Ambas mujeres salieron para quedar frente al edificio y Aoi miro los alrededores, era una calle tranquila, pero transitada, el ambiente parecía seguro y existía una parada de autobús cerca del edificio.
-Es limpio y agradable. ¿Es posible mudarse inmediatamente? - pregunto mientras sonreía.
-Por supuesto. Por cierto, ¿Quieres subir a la azotea? Es realmente increíble.
Aoi miro sorprendida a la dueña. -¿Puedo ocupar la azotea?
La señora sonrió. -Por supuesto. La azotea es un lugar compartido. El hombre que vive debajo de la azotea tiene su propio jardín y cultiva sus propias lechugas y tomates frescos.
Aoi sonrió incomoda. -Debe ser una persona muy diligente.
-Es diligente y también ahorrativo. Es tan ahorrativo que a pesar de que la habitación era originalmente de 2000 yenes al mes y 5000 yenes por el depósito principal, rogaba tanto que le reduje el alquiler a 1000 yenes por mes.
-¿Oh, de verdad?- pregunto incrédula Aoi.
La señora asintió antes de tomar su teléfono y mirar la llamada entrante. -Voy a responder esta llamada, vengo en un rato. Deberías subir primero y echar un vistazo.
-Sí- en cuanto la señora se alejó, Aoi sonrió y miro el edificio, con una amplia sonrisa rápidamente se encamino a las escaleras y comenzó a subir hacia la azotea.
Inosuke disfrutaba del sol de la tarde, estaba sentado sobre la mesa en la azotea de su edificio, sus plantas crecían grandes y fuertes, el sacudió su casco y preparando hilo y aguja comenzó a coser nuevamente el mismo botón que llevaba molestando días.
-Se cayo otra vez. Intentó usar un conjunto de ropa en rotación… No dudara. Da tu mejor esfuerzo también, traje- con sus dientes comenzó a romper el hilo después de terminar su trabajo. Giro su cabeza cuando escucho como alguien subía las escaleras.
Cuando reconoció la forma de caminar, los ojos azules y los cabellos negros, sus ojos se abrieron como platos.
Aoi abrió la boca sorprendida y miro incrédula Hashibira, el hombre del que llevaba escuchando puras cosas buenas. Su fuerte cuerpo estaba vestido con una vieja playera de universidad roja y unos pantalones azules que tenían varios parches. Ambos gritaron horrorizados antes de que él dejara caer su traje sobre la mesa.
-¿Ha…Ha…Hashibira?
Cuando la sorpresa paso, el enojo calentó la sangre de Inosuke. Se bajo rápidamente de la mesa y camino hasta quedar frente a la ojiazul. -¡Dios! ¿Qué es esto? ¿Acabas de seguirme? ¿Lo has hecho?
Aoi negó con la cabeza. -¿Qué? No, nada de eso.
-¡Sí, tienes razón! ¡Solo tengo un conjunto de ropa! - exclamo fúrico Inosuke. -¡¿Por qué tenía tanta curiosidad al respecto como para seguirme todo el camino hasta aquí?!
-¡Oh, no lo he seguido! ¡He venido aquí porque estoy buscando una casa! ¡Así que también puede que viva aquí!
Inosuke abrió la boca sorprendida. -¿Qué?
Aoi sonrió incomoda y realizo una pequeña reverencia mientras intentaba alejarse lentamente. -Entonces, me iré.
Inosuke alzo una mano y exclamó. -¡Espere! Por favor…- Aoi se detuvo a unos pasos y giro lentamente su cuerpo para ver al ojiverde que tenía el ceño fruncido y su espalda estaba tensa. -¡Adicto al trabajo, el más apuesto, y el hombre número uno con el que todas quieren juntarse en el grupo Unqui! ¡Si se mete con mi imagen…! Yo… No seré capaz de contenerlo- el coloco un dedo sobre sus labios.
Aoi, quien estaba encogida, sonrió o eso trato. -Ah, no se preocupe- Inosuke asintió mientras sonreía terríficamente. Aoi se quedó parada mientras veía al hombre caminar hacia la mesa, ella mordió su labio inferior antes de hablar. -Pero… Me estaba preguntando algo. ¿Qué sucedió con el botón? Definitivamente se le cayó un botón aquella vez.
Inosuke sonrió sarcásticamente. -Cuando se trata de botones, para prepararme para situaciones de emergencias- agarro un frasco con docenas de botones del mismo color y forma que el del saco -compre muchos con antelación.
Aoi abrió la boca sorprendida, Inosuke sonrió aún más terroríficamente, ella se encogió y asintió con la cabeza mientras fingía cerrar su boca como un cierre. Ella realizo una pequeña reverencia antes de comenzar a bajar las escaleras mientras parpadeaba confundida.
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La noche cayo en la cuidad de Tokio, las luces iluminaban las calles de la cuidad y las personas lentamente comenzaban a salir de sus trabajos, buscando algo que cenar o simplemente con ganas de regresar a casa. Sanemi y Nezuko caminaban por una calle solitaria, ambos acaban de terminar todo el recorrido de las distintas rutas de autobuses, conociendo puntos de la cuidad que, en sus 31 años de vida, Sanemi nunca había conocido.
-¿Qué tan deliciosa esta la comida que quieres comer para que vengamos tan lejos?- pregunto mientras miraba a los alrededores. Ambos caminaban uno al lado del otro y de vez en cuando uno de los hombros femeninos rozaban su brazo.
Nezuko lo miro mientras sonreía. -Es mi lugar favorito. Por allí- ella señalo un viejo local y Sanemi parpadeo confundido.
El lugar era un restaurante que a primera vista parecía a punto de caerse. Era la parte delantera de una casa, el letrero era viejo y en lugar de sillas existían bancos de plástico, al costado de la pequeña puerta estaban las cajas de los refrescos.
Sanemi inhalo profundamente. -¿Go Skins? Su apariencia exterior realmente me hace querer ir a casa.
-Entonces ve a casa.
Nezuko comenzó a caminar y Sanemi apretó los labios, rápidamente adelanto a la pelinegra y sin girar su cabeza para verla se encamino hacia el restaurante.
-Iré a donde sea que vayas, Nezuko- cuando estaba a mitad de camino se giró a verla, notando su sonrisa y el brillo en sus ojos. -Ya te dije, me ajustare a ti hoy.
Nezuko rio mientras comenzaba a caminar, observando como Sanemi quería entrar, pero cuando estaba por pasar en medio de las dos mesas que rodeaban la entrada, retrocedió al ver el humo. Parpadeo antes de pasar mientras alejaba el humo, Nezuko rio aún más y sin dudarlo entro después de él.
Parte 1/4 del especial de San Valentín, decidí hacer este especial no solo por la fecha sino por todas las noticas de Kimetsu que salieron el día de hoy, además de que SaneNezu es mi pareja favorita y con el pretexto de la fecha, bueno, aquí estamos.
¡Feliz día del amor y de la amistad!
