El anime/manga Kimetsu no Yaiba le pertenece a Goutage y al estudio Ufotable. El k-drama "What's wrong with Secretary Kim?" le pertenece a la cadena de televisión TvN.

¡Especial de San Valentín! ¡Me siento una escritora profesional con esto! XD

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Nezuko y Sanemi cenan en aquel viejo restaurante que tanto quiere la pelinegra, mientras esperan su comida tienen una plática profunda acerca de la familia Kamado y los motivos que llevaron a Nezuko a trabajar tan pronto en su vida,

Después ambos caminan por las calles nocturnas de Tokio encontrando una máquina de peluches así que ambos deciden jugar para ver lo que pueden conseguir.
Spoiler: No consiguen nada.

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What's wrong with Secretary Nezuko? 22

Sanemi cruzo los brazos encima de su pecho, miro a los comensales comer, reír y platicar mientras preparaban su propia comida, algunos tomaban refrescos otros tomaban alcohol. Trato de no ponerse exigente, en verdad, pero el restaurante de alguna manera le ponía los nervios de punta.

Se relajo cuando escucho como Nezuko se colocaba a su lado, ella sonrió y miro a la dueña quien la saludo con afecto. -Tía, ¿Puedo tener dos raciones por aquí? - pregunto antes de guiarlo a una de las mesas del rincón.

Sanemi se sentó rápidamente cuando vio como ella colocaba su bolsa sobre la mesa. Trato de recargar sus codos, pero los mismo resbalaron provocando las risas de Nezuko. El apretó los labios antes de lograr su cometido, sus piernas rozaban la mesa y el espacio era tan pequeño que apenas si podía moverse sin tirar todo a su alrededor.

Dos minutos después Nezuko cocía la carne mientras sentía la intensa mirada del Vicepresidente sobre ella. Alzo su mirada y sonrió. -Deberías de comer- dijo mientras tomaba un pedazo de carne. Cuando los palillos de Sanemi tocaron el pedazo de carne, Nezuko se llevó las pinzas a los labios y dejar caer la comida en su boca. Rio mientras observaba la mueca de indignación que el peliblanco realizo.

Sanemi asintió con la cabeza antes de reír ligeramente sarcástico, asintió con la cabeza y cruzo las piernas, golpeando su rodilla derecha contra el metal. Nezuko borro su sonrisa.

-¿Acabas de golpear la mesa justo ahora por qué no te di la carne?

El rápidamente descruzo las piernas y negó con la cabeza. -De ninguna manera. Estas equivocada- ella sonrió de nuevo y asintió con la cabeza antes de seguir cocinando. -Pero… ¿Este es un lugar que te gusta, Nezuko?

-Mas que gustarme, cada vez que mi papa, mis hermanas y yo salíamos a comer, veníamos aquí- Sanemi asintió -debido a mi padre y sus deudas, ¿Crees que todos podíamos salir a comer comida cara?

-Entiendo- respondió mientras asentía con la cabeza. Debía recordar que ella siempre había vivido una vida completamente diferente a la suya. -¿Qué tipo de persona es tu padre?

Nezuko sonrió. -Tienes muchas preguntas hoy, Vicepresidente- el bajo la cabeza avergonzada y ella suspiro. -Es un roquero.

Sanemi alzo la cabeza rápidamente y miro incrédulo a su secretaria. Ella debía de estar bromeando, ¿No? -¿Qué?

Ella rio y él supo que era verdad. -Es guitarrista en una banda. Te conté que mi padre fue estafado mientras operaba una tienda de instrumentos, ¿Verdad?

-Sí, y es por eso por lo que comenzaste a trabajar a los 18 años.

Ella asintió y suspiro. -Después de eso, él entro a un trabajo difícil, para que pudiera ayudar a mis hermanos, pero fue herido. Queria hacerlo en grande, así que pidió prestado de los usureros y de verdad lo hizo en grande, en forma diferente. Todo eso porque estaba trabajando en un ambiente que no encajaba con quien era él. Pero aun así, mi padre está haciendo lo que quiere y mis dos hermanos han logrado sus sueños. Así que es un alivio.

A pesar de que ella tenía una sonrisa, Sanemi no se sintió bien. Durante toda su historia él había escuchado atentamente, notando cada error que ella había cometido. Pero por primera vez, no estaba enojado con ella, comprendió su posición, y de nuevo vio ese puro y dulce corazón que siempre había caracterizado a Nezuko.

-¿No estas resentida con tu familia por eso?

Ella rápidamente negó con la cabeza. -En absoluto. Ellos no pretendían que las cosas salieran de esta manera.

Sanemi asintió y miro a Nezuko. -Las personas parecen elogiar el propio sacrificio y su dedicación para los demás miembros de la familia. Pero no es verdad- Nezuko lo miro sorprendida. -Se trata de perder muchas cosas y mientras haces un sacrificio te pierdes a ti mismo- ella abrió la boca, pero ni una sola palabra salió de sus labios. -Lo más importante en cada momento, eres tú. Nunca olvides que tú eres la persona más importante en tu vida en cualquier momento.

Nezuko cerro la boca, sus ojos se llenaron de lágrimas, se sentía conmovida por sus palabras. Su corazón latía como loco, pero de alguna extraña manera se sentía en paz, como si cada palabra que acababa de escuchar fuera un bálsamo para su alma, un consuelo para esa chica de 18 años que no tenía menor idea de cómo sacar a adelante a su familia. Rio tratando de controlar las lágrimas.

Sanemi miro ofendido a la pelinegra. -¿Por qué te estas riendo?

-Nueve años deben haber sido realmente mucho tiempo. Las palabras narcisistas de mi jefe me están animando.

-¿Palabras narcisistas? Eso es bastante grosero- realizo un puchero que provoco las risas de Nezuko.

Ella bajo la mirada a la comida. -Come.

Sanemi miro a su secretaria antes de sonreír. Tomo las pinzas de las manos de la pelinegra y rápidamente comenzó a girar la carne. -Yo cocinaré, tú come.

-¿Qué?

-Estas de vacaciones. Como dije, te cuidare, así que también intentare hacer esto.

Nezuko intento a decir algo, pero se calló, vio como el comenzó a cortar la carne con absoluta perfección, la miro y ella apretó los labios intentando contener la risa. Cuando termino de cortar, miro el pedazo y ella simplemente negó con la cabeza.

Media hora después ambos terminaron de comer y caminaban de nuevo por las calles vacías. Ambos se miraron y sus corazones se aceleraron, Sanemi se aclaró la garganta antes de esconder sus manos en el bolsillo de su pantalón.

-Entonces, ¿Qué es lo siguiente que quieres hacer?

-Bueno, no estoy segura.

De pura casualidad Nezuko giro el rostro y vio una máquina de garra, la maquina estaba llena de peluches hermosas, y ella no pudo evitar emocionarse. Camino rápidamente hasta quedar frente al juego para comenzar a mirar cada peluche.

-Oh, es tan lindo- susurro mirando a un perrito que la miraba con ojitos brillosos.

Sanemi se colocó a su lado y se agacho hasta ver los distintos muñecos. -Te siguen gustando los peluches.

-¿Te dije que me gustaban los peluches?- pregunto Nezuko mientras giraba su rostro para ver al Vicepresidente.

-Escribiste en la encuesta que querías tener un peluche grande de alguien que te gusta.

Ella abrió la boca mientras asentía. -Cierto, lo olvide- miro de nueva la maquina y al Vicepresidente, con voz decidida ella dijo. -Voy a intentarlo.

Sanemi sonrió. -Adelante.

La pelinegra rápidamente metió una moneda en la máquina, la garra comenzó a moverse y ella sonrió. -Aquí vamos- Sanemi se colocó a su lado para mirar como jugaba, sonriendo estúpidamente mientras ella se concentraba. Cuando la garra agarro el perrito que ella quería, Nezuko sonrió de lado. -¡Eso es!- pero cuando intento alzarlo, el peluche se resbalo. -¡Ay!- miro por el rabillo al peliblanco que cruzo los brazos sobre su pecho. -Es mi primer intento, así que…- volvió a jugar, logro agarrar de nuevo el perrito. -Hoy eres el elegido- susurro mientras apretaba el botón rojo del control. Pero nuevamente se resbalo, Sanemi gimió y suspiro, Nezuko borro su sonrisa y mirando decidida comenzó de nuevo. -Mi mano sigue sin calentarse…

Con cada movimiento que realizaba Nezuko, Sanemi movía las manos en un intento por ayudarla a que ella pudiera obtener su peluche.

-¡Este es!- ella exclamo, cuando miro la garra abrió la boca sorprendida. Un pequeño muñeco de vaca, casi idéntico a Haz-trabajado-duro. Cuando sus dedos apretaron el botón rojo y la garra comenzó a subir, el peluche cayo de nuevo, y ambos gimieron decepcionados.

Su secretaria rio antes de seguir realizando pequeños pucheros con sus labios. Sanemi sin poder aguantar más la frustración, se levantó y empujo ligeramente a la pelinegra, alejándola de la máquina. -Muévete secretaria Nezuko- ella lo miro sorprendida antes de recuperar el equilibrio y colocarse a un lado suyo. El en cambio cruzo los brazos sobre su pecho antes de mirar a los distintos peluches detrás del vidrio. -Me estas frustrando. Es inevitable interrumpir.

-Esto es bastante complicado. No es tan fácil como parece- replico ella antes de rodar los ojos.

Sanemi negó con la cabeza. -Mientras te miraba jugar, he descubierto el mecanismo. Lo importante aquí es el ángulo y- sin dejar de mirarla movió la palanca colocándola arriba de un peluche de perro -la sincronización- bajo la garra hasta que sostuvo el peluche y sin dudarlo apretó el botón rojo. En ningún momento dejo de sonreír ni de mirarla, incluso se recargo sobre la maquina en una pose altanera. -Justo así.

Nezuko miro la garra subir, el peluche aún se sostenía de la misma pero justo cuando estaba por terminar su recorrido, el perrito cayo junto al resto de sus compañeros. Ella rio sin poder evitarlo y Sanemi chasqueo con la lengua.

-Supongo que conocer el mecanismo de la maquina y hacerlo de verdad debe ser diferente- canturreo mientras se colocaba un mechón de pelo detrás de su oreja derecha.

-No podía concentrarme porque te lo estaba explicando- replico Sanemi ligeramente molesto. Sonriendo se colocó frente a la máquina, doblo las piernas y comenzó a jugar de nuevo, escuchando las risas de Nezuko. -El ángulo correcto y el momento adecuado- susurro para sí mismo. Eso es todo- cuando tuvo nuevamente un peluche entre sus manos, apretó nuevamente el botón rojo, fallando miserablemente.

Lo intento de nuevo, obteniendo el mismo resultado. Asu lado Nezuko reía mientras lo veía jugar, o más bien dicho fallar. Decidido a conseguir, aunque sea un pequeño peluche, lo siguió intentando una y otra vez, fallando miserablemente.

-Por favor, por favor…- cuando la garra soltó al muñeco el gruño, a su lado Nezuko lo miraba cansada mientras se recargaba sobre la máquina. -¡Por favor!- lo intento 3 veces más antes de que su secretaria le indicara que era hora de volver. -Solo un intento más, secretaria Nezuko- ella rodo los ojos y suspiro, la garra nuevamente logro agarrar un peluche y cuando apretó el botón, el suplico. -¡Recógelo, recógelo! ¡Recógelo! - pero el muñeco cayo. Lo intento dos veces más antes de desesperarse y sacar su cartera. -¿Cuánta cuesta esta máquina?- le pregunto a su secretaria, quien recogía su bolso.

-Vicepresidente, es hora de irnos- sin dudarlo y antes de que él se resistiera, Nezuko toma la muñeca del peliblanco y lo alejo de la máquina.

-¿Cuánto cuesta…?

Veinte minutos después los dos caminaban lentamente hacia la entrada del edificio de ella. Sanemi giro su cuerpo y miro la dirección que los conduciría de regreso a la máquina de peluches. -¿Qué tal si retiramos algo de efectivo y regresamos…?

-No, no lo creo- Nezuko lo interrumpió mientras negaba con la cabeza.

El asintió antes de realizar un puchero con sus labios. El silencio los envolvió y ambos bajaron la mirada, Sanemi asintió antes de subir nuevamente su mirada. -Vas a venir a trabar mañana, ¿Verdad? - pregunto ligeramente temeroso.

Nezuko le sonrió y asintió con la cabeza. -Por supuesto. Mañana volveré a mi rutina diaria para satisfacer tus necesidades, Vicepresidente.

Sin poder evitarlo Sanemi sonrió sintiendo como el peso que llevaba cargando desde anoche se levantaba. Relajado la miro y se perdió en el rosa de sus grandes ojos. -Te veré mañana, entonces.

-Bien.

Sanemi rápidamente se encamino hacia su automóvil, Nezuko observo atentamente como su jefe abría la puerta de su lujoso carro, la sonrisa de su rostro no había disminuido al punto que sus mejillas dolían. Cuando el peliblanco estaba por ingresar a su automóvil, alzo su mirada encontrándose con la brillante mirada de su secretaria.

Sonrió y señalo con su cabeza las escaleras que conducían a su departamento. Ella asintió con la cabeza y sonrió aún más, Sanemi se despidió con la mano antes de subirse a su automóvil y dirigirse hacia su casa.

A la mañana siguiente Nezuko terminaba de arreglarse para ir a la oficina, estaba vestida con una falda tubo gris oscuro, una blusa rosa de manga larga y unos tacones rosas. Su largo cabello estaba amarrado en su típica cola de caballo, cuando termino de guardar todas sus cosas en su bolso de mano, tomo su celular y se giró, chocando con Haz-trabjado-duro.

Ella sonrió y giro a la vaca, se sentó en su cama y la tomo en sus brazos. -Vaca Haz-trabajado-duro, cuida bien de la casa- coloco el peluche sobre sus almohadas, desarrugo la sudadera de su peluche y le pico su nariz antes de levantarse. Cuando estaba a punto de caminar hacia la puerta de su departamento, su teléfono sonó.

Ella miro el numero en su pantalla y sonrió. – Señor reportero, ¿Ha estado bien?

-Sí, señorita Nezuko. He estado brillante, felizmente, muy bien.

Ella borro ligeramente su sonrisa antes asentir con la cabeza.

-Sali a una entrevista, así que no pude devolverte la llamada inmediatamente. Lo siento. Sobre el caso de secuestro de 1994 que mencionaste la última vez…

-¿Sí?- pregunto emocionada.

-No creo que sea el que estás buscando.

Su sonrisa se borró y sus piernas temblaron ligeramente.

-Pero hay un caso sobre el hijo del grupo Unqui. Fue secuestrado por tres días.

Nezuko abrió la boca sorprendida y su mundo dio un giro de 360 grados, sus manos temblaron y sintió ganas de vomitar.

-En la zona de reurbanización, donde ahora está el terreno Yumyung.

-¿En la zona de reurbanización?- casi grito, su estómago se encogió y sus piernas eran de gelatina.

-Sí. El grupo bloqueo todas las entrevistas en ese entonces, así que solo descubrí que era un alumno de cuarto grado en ese momento. Entonces lo investigue, y el primer hijo estaba en cuarto grado en ese entonces.

Nezuko se sintió mareada y con inmensas de vomitar. Sus ojos se abrieron como platos cuando recordó aquella conversación con el Vicepresidente en el restaurante de la zona de reurbanización.

-"No fue agradable para mí, cuando estaba en cuarto grado."

-"Vicepresidente, eras un alumno de segundo grado cuando tenías nueve años."

-"No, estaba en cuarto grado. Me salte dos grados ya que era tan inteligente. Estuve en el mismo grado que mi hermano mayor."

Su cuerpo tembló. -No, mi Vicepresidente también.

Nezuko camina rumbo al edificio donde trabajaba, pero en lugar de tener su sonrisa habitual y la energía que la caracterizaba, ella estaba cabizbaja, caminaba lentamente y sus hombros estaban hundidos.

Ni siquiera le prestaba atención a su entorno, solo caminaba en modo automático.

Su mente no podía dejar de dar vueltas a las palabras dicho por Agatsuma-san, su cerebro aun trataba de encajar todas las piezas que el pelinegro le había dado y que casualmente encajaban con lo poco que el Vicepresidente le había contado acerca de ese año en concreto.

Estaba tan metida en sus pensamientos que no fue consciente del carro rojo del Director Iguro estacionándose junto a ella, ni de la bocina que con tanto empeño tocaba el pelinegro.

Al ver que la secretaria Nezuko estaba tan distraído, Obanai bajo la ventanilla del copiloto y se acercó lo más posible para llamar la atención de la pelinegra. -¡Secretaria Nezuko!- grito y logro que ella saltara antes de girar su rostro y reconocerlo. -¿Estaba pensando en algo?- pregunto.

Nezuko sonrió mientras negaba con la cabeza. -Buenos días Director Iguro.

El pelinegro sonrió mientras indicaba con la cabeza el interior de su automóvil. -¡Súbase ya!- ella vacilo un poco antes de asentir y abrir la puerta. Inmediatamente que se sentó se comenzó a colocar el cinturón de seguridad. -Vámonos…-

-Am, Director Iguro…-

-¿Qué? ¿Secuestro? - pregunto sorprendido Iguro. Tanto el cómo la secretaria de su amigo se encontraba dentro de su oficina, dialogando sobre la pregunta que ella había realizado durante su viaje hacia el corporativo.

Nezuko asintió con la cabeza. -Si, quizás, habría escuchado algo del Vicepresidente.

Iguro chasqueo con la lengua. -Mi amo y yo hemos sido amigos por bastante tiempo, pero Sanemi nunca lo menciono. También habla rara vez sobre su infancia.

Nezuko sintió una ligera desilusión. -Entonces, veo que usted tampoco lo sabe.

Iguro asintió con la cabeza. -De casualidad, ¿Puedo saber por qué ha estado investigando este caso?

-No recuerdo mucho, pero… Por un día creo que también fui encerrada en una casa vacía.

-¿Eh?

-Había un chico mayor junto a mi entonces- las lágrimas comenzaban a acumularse en sus ojos rosas y un nudo se formó en su garganta. -Creo que fue el Vicepresidente.

El pelinegro asintió con la cabeza. -Dijo que tanto Sanemi y su hermano estaban en cuarto grado. De casualidad, ¿Sabia su nombre?

-Lo sabía, pero no recuerdo claramente.

-¿Pero, por qué cree que fue Sanemi?

Nezuko mordió su labio inferior mientras recordaba las razones por las que creía que el Vicepresidente era el niño que tanto había buscado.

Nezuko corto rápidamente los sujeta cables mientras los encondía en sus manos. -"¡Las quite todas! ¿Se encuentra bien, Director ejecutivo?"

-"Señorita Kamado".

-"¿Sí?"

-"Un día me contaste que lo que le temías más que el mundo son las arañas, ¿Verdad?"

-"Sí."

-"Los sujeta cables son así para mí. Así que, desde ahora, por favor, no los utilices".

Ella vio como su cuerpo no dejaba de temblar. Aquel hombre que parecía no tener ningún defecto ahora temblaba como un niño pequeño. –"¡Por supuesto!"- exclamo mientras apretaba los sujeta cables, sintiendo como se enterraban en su piel.

-¿Quieres que lo hagas sobre tu calcetín?- el asintió y Nezuko frunció el ceño. -¿Qué quieres decir? ¿Quién pone un paquete de hielo así?

-Está bien, solo hazlo.

Nezuko frunció los labios. -De ninguna manera, yo lo hare- sus manos inmediatamente tomaron el inicio del calcetín solo para ser detenida por las manos del Vicepresidente.

-Dije que está bien.

-¿Qué quieres decir con que está bien?- ella termino ganando la batalla, así que bajo la tela solo para ver sobre sus tobillos una gran cicatriz en su piel, una cicatriz como si su tobillo hubiera sido amarrado con algo. Abrió la boca sorprendida mientras miraba fijamente la cicatriz.

-Simplemente lo siento así- respondió.

Iguro asintió comprensivamente. -¿Por qué no le pregunta a Sanemi directamente?

Nezuko realizo una mueca. -Por supuesto que pensé en hacerlo. Pero… Debe haber una razón por la que él no menciona nada al respecto durante todo este tiempo. Tampoco es un buen recuerdo. Podría haber dejado una herida en su corazón. No puedo obligarlo a recordar- ella mejor que nadie sabía lo duro que era vivir con eso, ella no quería obligarlo a hablar. A pesar de lo duro que significaba recordar ese día, Nezuko se sentía feliz, una rara mezcla entre tristeza y felicidad. -Ya que encontré al niño de mi infancia, debería estar satisfecha- rápidamente tomo sus cosas y antes de levantarse, le pidió una última cosa al pelinegro. -Y… Sobre esta conversación… Por favor pretenda que nunca sucedió.

-No se preocupe por eso. Como dice, debe haber una razón para que Sanemi no lo mencionara en los últimos nueve años.

-Muchas gracias, Director Iguro.

Nezuko salió de la oficina del pelinegro y se encamino rápidamente hacia su lugar de trabajo. Su corazón ase sentía tan tranquilo, feliz de saber que el niño que siempre había buscado había estado tan cerca de ella, y esta vez no lo dejaría ir tan fácil.

Cuando estaba doblando la esquina, vio como la puerta de la oficina del Vicepresidente era abierta y por la misma Aoi salía con una bandeja entre sus manos. En cuanto la ojiazul la reconoció inmediatamente sonrió aún más y se acercó hasta ella.

-Secretaria Nezuko, ¿Has tenido un buen día libre?

-Si, lo tuve- sus ojos inmediatamente dejaron a Aoi y se posaron sobre el Vicepresidente, quien estaba trabajando arduamente. Su corazón dio un vuelco y su estómago se llenó de mariposas.

-El Vicepresidente llego temprano hoy. Dijo que hay muchas cosas de que encargarse, ya que también se tomó un día libre ayer.

Ella asintió y escucho como Aoi se alejaba de ella, seguramente con la intención de ir a dejar la bandeja. Dejo salir un suspiro mientras observaba como Sanemi dejaba los documentos para comenzar a leer documentos en su tableta. A pesar de que sus ojos estaban brillosos por las lágrimas, ella se sentía extasiada.

Sanemi escribía unas cosas en el documento que modificaba en su Tablet, suspiro y solo en ese momento se dio cuenta de una mirada fija sobre su persona. Alzo la cabeza y noto a su secretaria mirarlo a través del vidrio, en cuanto sus ojos se encontraron ella suspiro y le sonrió ampliamente.

Ladeo la cabeza confundida. -¿Por qué me está mirando así? Mi atractiva cara podría gastarse. Bueno, si las miradas de otras personas pudieran gastarla, perdería una cara cada segundo- sonrió y extendió su mano para llamar a Nezuko.

Ella abrió los ojos y colocó una mano en su pecho antes de sonreír aún más y asentir con la cabeza tímidamente. Nezuko dejo rápidamente su bolsa sobre el escritorio blanco y con paso firme se adentró a la oficina del Vicepresidente, prácticamente corrió para quedar frente al escritorio del peliblanco. El cual alzo la mirada cuando ella subió el último escalón.

-¿Me llamo, Vicepresidente?

-Si. Mi sala de lectura está llena de libros. Estoy pensando en sacar los libros que rara vez leo, ¿Me puedes ayudar?

-Por supuesto- respondió inmediatamente.

Sanemi asintió. -¿Cuándo sería bueno para ti?

-En cualquier momento.

El abrió la boca sorprendido. -¿Entonces, que hay de esta noche?

-Suena bien.

Sanemi parpadeó e incluso ladeo un poco la cabeza. Estaba muy confundido acerca de la actitud de la pelinegra, por lo usual nunca era tan servicial. -¿Por qué estas… Tan cooperativa?

Ella sonrió. -Tal como tú significas tanto para mí, quiero ser lo mismo para ti.

-¿Eh?

Ella bajo la mirada avergonzada antes de volver a mirarlo. -Vicepresidente.

El trago saliva y sonrió un poco nervioso. -Bueno, ¿Tienes algo que decirme?

Sus ojos rosas se llenaron de lágrimas, pero ella no dejo de sonreír. -Es muy agradable verte de nuevo.

-Lo mismo digo- Sanemi no sabía que más responder. Su cerebro solo podía formar esa oración.

Nezuko lo miro unos segundos mientras sonreía y el brillo de sus ojos se volvía más intenso. -Bueno, entonces me retiro- susurro antes de realizar una pequeña reverencia. Le sonrió por última vez antes de que bajara las escaleras y se encaminara hacia la salida.

Él se quedó en estado shock, tenía los ojos abiertos como platos, parpadeo cuando reacciono y observo como su secretaria se recargaba sobre la puerta de madera, sus ojos estaban fijos sobre él y su sonrisa era hermosa.

Sanemi también sonrió y pareció que eso fue suficiente para Nezuko, ya que abrió la puerta y salió sin borrar su sonrisa en ningún momento. Abrió la boca, pero ninguna palabra salió de sus labios, tuvo que sacudir la cabeza para que una oración se formara en su cabeza. -Nos separamos anoche, y ella está muy feliz de encontrarse conmigo de nuevo. ¿Esta tan enamorada de mí?- sonrió y con más energía que antes continuo con su trabajo.

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Inosuke caminaba por los pasillos de la oficina, estaba repasando las notas que había escrito anoche para la junta que en la tarde tenía programada. Alzo su cabeza solo para encontrarse a lo lejos a Kanzaki sentada junto a dos de sus compañeros, bebía un té y platicaba.

Se detuvo en seco y justo en ese momento ella alzo la mirada. Cuando lo reconoció le sonrió antes de asentir con la cabeza muy ligeramente. Realizo una mueca con sus labios antes de bajar su mirada, pero no pudo ni leer una palabra cuando vio por el rabillo de ojo como la ojiazul se acercaba a su compañera para decir algo que no pudo escuchar.

Los tres rieron fuertemente cuando ella termino.

¿Qué? ¿Por qué se están riendo?

-¡Oh, es muy asqueroso!- exclamo la mujer de ojos morados.

-¿Estarán hablando de mi por casualidad?- se preguntó mientras fruncia el ceño. Comenzó a caminar rápidamente con una clara intención, sacar a la ojiazul de ahí.

-Se que es difícil de creer, pero es el único, en serio.

El escuchó claramente la última frase, así que apretó su agarre sobre la carpeta entre sus manos. -Señorita Kanziki. Venga a verme por un segundo- demando tratando de controlar su enojo.

Las tres mujeres lo vieron con sorpresa, especialmente Aoi. Sin esperar su respuesta el inmediatamente comenzó a caminar.

-¿Qué? ¿Qué necesita? - pregunto Aoi, aun cuando sabía que era demasiado tarde porque él estaba demasiado lejos para escucharla. Confundida rápidamente siguió al ojiverde, prácticamente trotando para seguir el ritmo de Hashibira.

Cuando llegaron a un pasillo solo, él se detuvo, giro su cuerpo y la miro con furia contenida. -Está hablando de mi hace un momento, ¿O no?

Ella negó rápidamente con la cabeza. -¿Qué? No, no lo estaba haciendo.

-¿Qué quieres decir con qué no? Lo escuche claramente. "Se que es difícil de creer, pero es el único en serio", dijiste eso- siseo entre dientes. Sus hombros se alzaron y pareció más imponente que antes. -Eso fue sobre mi único traje.

-No, no fue así. Eso fue…- ella trato de explicar. El hombre estaba a punto de saltar sobre su yugular. -Una interna de mi departamento estaba sorprendida por tener una comida muy deliciosa de la compañía para la cena, así que sé que es difícil de creer, pero el grupo Unqui tiene un chef que solía trabajar en un hotel. Nuestro grupo es el único que tiene eso. De eso hemos estado hablando.

Inosuke bajo los hombros. -Entonces… ¿Por qué antes te reíste de mí?

-Sonrió mucho.

El suspiro antes de volver a enojarse, se acercó a la pelinegra quien retrocedió asustada. -De todos modos, ten cuidado. Voy a mantener mis ojos sobre ti.

Y sin decir otra palabra se fue, dejando sola y confundida a Aoi, pero no tuvo tiempo para pensar cuando Shinobu tomo su brazo y la acerco a su cuerpo. Estaba sonriendo pícaramente.

-¿De que hablaron ustedes dos?

Aoi abrió la boca antes de cerrarla. Jugo nerviosamente con sus manos antes de contestarle. -Nada, de nada.

-¿Qué quieres decir con nada? ¿Hay algo entre tú y Hashibira-san?

Aoi pataleo. -No pasa nada. Estoy ardiendo de frustración, eso es todo.

Shinobu borro su sonrisa. -¿Qué quieres decir? Debería ser yo quien ardiera de frustración.

Cuando la ojiazul despego su mirada de la de Shinobu, se encontró a Hashibira con una sonrisa maniaca mientras fingía cerrar su boca como un cierre. Ella maldijo en voz baja antes de rodar los ojos.

Parte 2/4 del especial de San Valentín, ¿Ya vieron el tráiler de la 2da temporada? Estoy tan emocionada, cuando vi la noticia no lo podía creer. ¡Este año tenemos Kimetsu! Eso solo me anima a seguir un pequeño proyecto secreto que pronto espero que sepan de el, tengamos paciencia vamos proyecto a proyecto.

¡Feliz día del amor y de la amistad!