El anime/manga Kimetsu no Yaiba le pertenece a Goutage y al estudio Ufotable. El k-drama "What's wrong with Secretary Kim?" le pertenece a la cadena de televisión TvN.
Puedo gritar de alegría por un motivo, ¡Hemos llegado a la mitad de esta historia! No puedo creerlo, estoy tan feliz. Gracias por acompañarme hasta este momento, vamos a la mitad del camino y espero que sigamos juntos. Gracias, en verdad gracias, por todo el apoyo que le dan a la historia, por darme un oportunidad y sobre todo por seguir aquí. Gracias, gracias. Los amo mucho.
¡El capitulo 31!
P.D. Lamento la tardanza, juro que no fue intencional mi ausencia.
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La platica que Nezuko tiene con la mama del Vicepresidente la hace dudar, ¿En verdad Genya es el Nii-san que tanto busco?
Sanemi encuentra el viejo diario de su secretaria, y sin querer evitarlo termina recordando el pasado, donde una pequeña niña de ojos rosas y dos coletas le pidió algo completamente inesperado.
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What's Wrong with Secretary Nezuko? 31
La señora Shinazugawa suspiro mientras miraba a la bella pelinegra, quien lucía ligeramente insegura, pero sobre todo intrigada, como si sospechara algo. -Estábamos teniendo unos días muy duros pero un mañana, mientras estaba desayunando, Sanemi se desmayó sin motivo. Cuando despertó, no podía recordar nada. Absolutamente nada.
"De verdad no recuerdo. Lo siento."
Las palabras de su hijo pequeño resonaron en su cabeza, ella llevaba años sin escuchar esas palabras, pero las recordaba todos los días, todo el tiempo que pudiera. -Y desde entonces… Aunque sea de forma superficial, nuestra familia escasamente ha vuelto a ser lo que era- Nezuko abrió la boca, procesando las palabras dichas por la madre de su jefe. -Pero, Nezuko…
-Escuche que Nezuko estaba aquí.
La voz de Genya resonó por el pasillo interrumpiendo a la señora Shinazugawa, la mujer rápidamente se limpió las lágrimas y sonrió de nuevo. Ella miro por el pasillo, notando la figura alta del señor escritor.
Genya entro por la puerta, vestía una bata abrigada y unos pantalones de chándal con unas sandalias cafés. Su cabello estaba mojado y completamente despeinado. Sonrió ampliamente cuando observo a la pelinegra sentada frente a su madre, ligeramente pálida. -Oh, es verdad- ella realizo una pequeña reverencia. -Debiste haberme llamado.
Nezuko miro a la señora Shinazugawa y sonrió incomoda. -Bueno…
-Come aquí antes de irte- replico rápidamente Genya, denotando emoción.
Ella rápidamente negó con la cabeza. -No puedo, tengo un montón de cosas que hacer hoy.
Genya realizo un puchero. -¿De verdad?
La señora Shinazugawa miro entre su hijo y la secretaria de Sanemi, suspirando profundamente cuando noto lo que brillaba en los ojos de su hijo mayor.
-Entonces te acompañaré afuera. Espérame aquí. Iré a cambiarme rápidamente.
Nezuko solamente asintió al ver la emoción de Genya y no ser grosera al rechazar la segunda petición del pelinegro que no implicaba algo más íntimo. En el momento que él se giró para caminar por el pasillo, sus ojos se abrieron mientras su corazón se paralizaba con lo que vio.
Sus tobillos estaban limpios, sin ninguna cicatriz.
Solo piel perfectamente humectada y sana, ni un solo rastro de una marca como las que tenía Sanemi. Su cuerpo tembló ligeramente y se obligó a mirar a la mamá de los dos hombres que estaban confundiéndola acerca de lo que en verdad paso esa noche.
-De cualquier forma, lo que hoy… Lo que más quería decirte es… Gracias. Por quedarte a su lado ese día. Eso quería decirte.
Ella se obligó a sonreír con las palabras de la señora Shinazugawa, asintiendo con la cabeza sin saber que más responder.
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Nezuko y Genya caminaban tranquilamente por uno de los amplios jardines de la mansión Shinazugawa, el sol de la tarde calentaba sus cuerpos y el sonido de los pájaros llenaban el silencio que había entre ambos. Ella jugaba nerviosamente con sus manos mientras intentaba tener la mayor distancia posible con el pelinegro, sin llegar a ser irrespetuosa.
Genya sonrió mientras suspiraba. -Finalmente es mañana- ella lo miro sin entender a lo que se refería. Él se detuvo y giro su cuerpo para quedar frente a ella. -El concierto de libros, quiero decir- Nezuko sonrió mientras asentía. -Primero, estaba nervioso hasta el punto de lamentar haber aceptado esto, pero creo que fue bueno que haya decidido hacerlo. Creo que será divertido. Y gracias al proyecto, pude encontrarte, Nezuko- su sonrisa fue la única respuesta que necesitaba. Miro el sol y frunció el ceño. -Por cierto, el sol estaba muy brillante hoy. Deseo que el verano acabe pronto. Me gusta el invierno.
Nezuko parpadeo confundida. -¿En inverno? Pero eres sensible al frio.
Genya rio. -¿Yo? No, no soy sensible al frio en absoluto.
Ella no respondió y se quedó pensativa todo el tiempo, solamente se despidió del señor escritor cuando tomo el autobús que le llevaría de regreso a la oficina. Estaba sentada en la parte de atrás, perdida en sus pensamientos mientras su cabeza trataba de encontrar una lógica a la información que la madre de Sanemi le acababa de decir.
Estoy segura de que la señora Shinazugawa dijo que él era sensible al frio. ¿Pero él no es sensible al frio?
Sanemi inhalo profundamente al aire con olor a lluvia y tierra, relajando sus músculos. –"¿Qué pasa si alguien se enferma?"
Nezuko giro la cabeza y sonrió. –"Estoy bien"- contesto sintiendo su piel fría. –"Soy bastante fuerte y saludable."
El asintió con una sonrisa. –"Eso lo sé. Me refiero a mí. ¿Qué pasa si yo atrapo un resfriado?"
Ella borro su sonrisa. –"Es cierto, no recordaba que eres sensible al frio"- él volvió a asentir y ella rio, provocando que Sanemi también riera.
Abrió los ojos cuando el recuerdo de Sanemi y ella cubiertos de la lluvia, esperando pacientemente a que las gotas de agua pararan. Sanemi concordaba con el apodo de su madre, concordaba con la descripción de que era sensible al frio, tenía una cicatriz en cada tobillo que solo podía aparecer por estar amarrado.
Quizás…
Ella negó con la cabeza ante la loca idea que estaba pasando por su cabeza. ¿Qué estoy pensando? Es imposible.
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Sanemi sostuvo entre sus manos el diario de Nezuko, su pulgar derecho comenzó a acariciar las viejas estampitas que adornaban la libreta que era claramente el diario de una niña pequeña.
Observaba cada detalle, con el cuerpo temblando ligeramente y con emociones contradictorias. Sentía emoción, miedo y paz. Por fin después de tantos años, tener entre sus manos algo relacionado con el secuestro podía sentir paz, tranquilidad entre toda la oscuridad que significaba esa época de su vida.
Suspiro para agarrar valor, una pequeña sonrisa se instaló en sus labios y asintió con la cabeza, con las manos temblorosas abrió la libreta, observando la letra y el dibujo claramente de un niño pequeño.
Para mi Nii-san.
Paso la primera hoja con el cuerpo tembloroso. Decidido a leer la mayor cantidad de hojas posibles. La segunda página contenía el dibujo de una niña sosteniendo un dulce, frente a ella había más dulces, como si ella los estuviera protegiendo.
Papa vino a casa con caramelos hoy. Guarde algunos para ti, Nii-san.
Mis hermanos intentaron tomarlos y comerlos, pero Nezuko los protegió para ti, Nii-san.
Su sonrisa creció y como era costumbre, cada vez que pensaba en ella su mente no tuvo miedo de sumergirse en sus recuerdos pasados. De los mejores que tenía en toda su vida.
Sanemi seguía a Nezuko, sosteniendo su mano con fuerza para que ella no lo soltara. Sus dos colitas se movían de un lado a otro y sus pies, cubiertos solo por unas sandalias color rosa, daban pequeños pasos que para él no equivalían ni medio paso, así que caminaba lentamente dejando que ella determinara el ritmo.
En el camino nadie los descubrió, ni un solo adulto que se preguntara que un niño de nueve años estuviera caminando tan temprano en la mañana de la mano de una niña de cinco años.
A pesar de la situación que acaban de pasar, ella sonreía y estaba feliz, algo que no podía entender, pero que agradecía ya que el hecho de que ella no estuviera miedosa lo ayudaba a controlar sus emociones.
El sol ya se había puesto, calentaba su cuerpo. Cuando ella subió dos escaleras y se detuvo frente a una vieja casa con portón azul, supo que habían llegado a su hogar. –"Esta es mi casa"- ella dijo con una sonrisa.
El asintió mientras miraba cada detalle de la casa de Nezuko. –"Tenias razón. Es realmente cerca."
Nezuko junto sus manos y sus mejillas se sonrojaron. –"Por cierto, Nii-san. Nezuko quiere casarse contigo."
Sanemi abrió los ojos sorprendidos y sus mejillas también se tiñeron de rojo. –"¿Ca…Casarse?"
Ella estiro uno de sus brazos, esperando que él hiciera lo mismo. –"Date prisa y prométemelo. Que te casaras con Nezuko."
El negó con la cabeza mientras cruzaba los brazos sobre su pecho. –"No, no puedo."
Nezuko bajo su brazo y realizo un puchero. –"¿Por qué?"
-"Puesto que te casaras con alguien a quien ames, cuando seas mayor."
Su ceño se frunció y pataleo ligeramente el piso. –"¡Entonces puedes crecer y amar a Nezuko!"
Sanemi sonrió y suspiro rendido a ella. –"Esta bien, lo haremos así."
La sonrisa brillante de Nezuko regreso, elevo su dedo meñique mientras agitaba su mano. –"Prométemelo."
El junto sus manos y enredo su dedo meñique. –"Vendré a verte otra vez, Nezuko."
Inhalo y rio ligeramente mientras su promesa infantil resonaba en su cabeza, aquella vez que ella le propuso matrimonio estaba tan sorprendido de que una niña de cinco años tan siquiera supiera el concepto de matrimonio, y sobre todo que ella le hiciera prometer algo así.
Estaba por cambiar de página mientras sentía su corazón latir más rápido de lo normal al mismo tiempo que una profunda paz se instalaba en su pecho, leer sus palabras, escritas con tanto cariño y con la emoción de un niño pequeño esperando pacientemente que regresara, era un bálsamo para su corazón lleno de heridas.
-No toques eso.
Su sonrisa se borró y su cuerpo se tensó, dejando atrás toda esa tranquilidad que hace tan solo unos segundos abrazaba su cuerpo.
-Eso significa mucho para mí.
Apretó los labios, miro por última vez las palabras y con delicadeza cerro el cuaderno. Coloco la libreta sobre la mesa frente a él, suspiro y se colocó de pie, tratando de ignorar lo más posible a su hermano mayor. Comenzó a caminar hacia la salida y cuando paso a un lado de Genya, escuchó su voz, deteniéndose.
-Gracias. Gracias a ti, pude conocer a Nezuko. Porque me abandonaste allí en aquel entonces, y porque contrataste a Nezuko como tu secretaria- los puños de Sanemi se apretaron y poco a poco la ira comenzaba a nublar su juicio. -Todo desde el inicio hasta ahora es gracias a ti- Genya giro su rostro y observo a su hermano menor, que parecía impávido ante sus palabras. -Te lo agradezco con todo el corazón.
Sanemi recordó las palabras que le había dicho a Nezuko, el confiaría en ella y en su relación. Inhaló profundamente y soltó los puños, estirando su brazo para que la sangre corriera de nuevo por sus dedos. Miro a su hermano y contesto confiado. -Está bien. Sigue sintiéndote agradecido en el futuro- sonrió ligeramente y la neblina de la ira se desvaneció. -Porque podrás ver a Nezuko por mí. Ella siempre estará a mi lado- y sin decir más se fue, tratando de no disfrutar de la cara de su hermano.
Genya paso de la ira a sonreír burlonamente. -Bueno, no estoy seguro. Veremos del lado de quien estará.
Sanemi estaba doblando el pasillo cuando se encontró de frente con su madre. Ella le sonrió y sus ojos brillaron. -Hijo, estas aquí.
El asintió y realizo una pequeña reverencia. -Escuche que llamo a Nezuko para que viniera, así que pensé venir para ver su aún estaba aquí- él inhalo profundamente y miro fijamente a su bella madre. -Oka-san, desearía que no llamara a Nezuko para venir más, al menos por unos días.
-¿Qué?
Quería decirle la verdad a su madre, pero tenía primero que establecer su relación antes de decirle a su madre que su sueño se había hecho realizado. Nezuko y él estaban juntos. -Está muy ocupada, sabe. Bueno, entonces la veré mañana, en el lanzamiento del evento- realizo otra reverencia y siguió su camino hacia la salida de la mansión, donde Tomioka lo estaba esperando.
La señora Shinazugawa miro preocupado la espalda de su hijo y suspiro completamente preocupada. Las cosas se estaban acumulando para mal, todo parecía ingredientes para una bomba atómica que iba a arrasar con todo.
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Iguro olio el coñac que acaba de pedir, estaban en una zona exclusiva de un bar con arquitectura tradicional y su compañía parecía estar sumamente serio, perdido entre sus pensamientos. Extendió su vaso y espero a que Sanemi chocara su vaso con él, pero su mejor amigo estaba perdido.
-¿Por qué la cara larga? Tampoco estas bebiendo- los ojos purpura lo observaron. -¿Es por la secretaria Nezuko?
El tosió antes de recargar su brazo en el respaldo de la silla. -No… Bueno…
Obanai sonrió. -¿Hay algo entre ustedes, verdad?- no necesitaba su respuesta, era sumamente obvio, especialmente con las cosas que Mitsuri le había dicho. Dejo el vaso sobre la mesa y se inclinó ligeramente hacia él. -Escucha cuidadosamente, amo. Veras… Creo que salir con alguien es como verse el uno al otro desnudo.
Sanemi frunció el ceño. -Que pervertido.
-No, no es eso a lo que me refiero Sanemi. Quiero decir que no debes esconder nada. Piensa. Digamos que se van a desvestir al mismo tiempo. Esa persona está totalmente desnuda, pero yo estoy usando una pieza de ropa interior. ¿Cuán avergonzada y angustiada se sentirá la otra persona?- su amigo suspiro y desvió su mirada. –"Aun si es vergonzoso, me desvestí completamente, pero este idiota…"- señalo a Sanemi y él lo miro, Iguro sonrió y movió su dedo. –"¿Por qué él no se lo quita todo?" ¿No crees que ella se sentiría traicionada?
-¿Y?- pregunto Sanemi, alzando una ceja.
-Incluso esa "ropa interior"- Obanai señalo la entrepierna de Sanemi, -en tu corazón, quítatelo, completamente.
-¿Qué?
El pelinegro suspiro. -¿Le estas escondiendo algo a la secretaria Nezuko, verdad?
Sanemi negó con la cabeza, sonriendo falsamente. -No sé de qué estás hablando.
Iguro no iba a ceder, no dejaría a Sanemi seguir ocultándose. -Sabes, después de que Mitsuri me atrapo mintiendo cuando a penas comenzamos lo que tenemos- el Vicepresidente rodo los ojos, su amigo lo regañaba por ser poco valiente pero él no se atrevía a formalizar con la pelirrosa por miedo a fracasar de nuevo, -nunca mentí de nuevo. ¿Por qué? Al intentar esconder mentiras solo crecen más y más, y me di cuenta de que era algo que eventualmente nos hacía sentir incomodos. Al punto en que la confianza en el otro se estaba desmoronando.
Sanemi movió su cabeza inseguro. -¿Qué tipo de mentiras hubo?- pregunto, midiendo el terreno en el que se estaba adentrando.
Las mejillas de Iguro se tiñeron ligeramente de rojo. -Le dije a Mitsuri-chan que no me había acostado con una mujer después de divorciarme- rio y negó con la cabeza. -Pero ella se dio cuenta inmediatamente- dejo de reír al notar que le estaba restando importancia a un tema serio, y que seguramente su amigo se cerraría. -Como sea, una historia corta se convirtió en una larga y lo que quiero que entiendas es una cosa. Si estas escondiendo algo, es apropiado "desvestirse" completamente antes de empezar a salir- señalo de nuevo la parte baja del torso del peliblanco. -Esa ropa interior, que se siente como si fuera tu propio cuerpo porque lo has tenido por tanto tiempo. Necesita irse.
Sanemi inhalo profundamente con los labios temblando. -No es tan simple. Algunas veces, puede ser una verdad dolorosa.
Iguro suspiro notado la pesada carga que su mejor amigo llevaba sobre los hombros, una verdad que parecía cargar desde años, completamente solo. Tomo su vaso y lo elevo esperando que el hiciera lo mismo, sonrió para relajar el ambiente y señalo con la nariz el vaso contrario.
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Nezuko dormía profundamente, estaba tapada hasta los hombros y su cabello estaba esparcido por la almohada. A su lado descansaba Haz-Trabajado-Duro perfectamente tapada y encima de ella, aun costado de los libros descansaba Por-Favor-Recuérdame.
Su sueño era tranquilo, pero de un momento a otro se vio encerrada de nuevo en aquella vieja habitación que olía a tierra y humedad, rodeada de telarañas y un peluche de conejo sucio con una pequeña araña caminando por su cabeza. Tenía las manos y pies amarradas con fuerza y su pequeño cuerpo de niña le impedía hacer algo para salir.
Nii-san, estoy asustada.
Comenzó a temblar y sudar mientras miles de imágenes pasaban frente a sus ojos, y la única que pudo identificar fue la de ella tomando la mano de Nii-san, apretando con todas las fuerzas que un niño de cinco años puede lograr.
No, Nezuko. No mires, hay una araña. Una araña gigante.
Gimoteo y comenzó a mover su cuerpo, sintiendo las piernas paralizadas, estaba sudando en frio y tenía muchas ganas de llorar. Muchas más imágenes pasaron por su cabeza, donde pudo reconocer unos tacones rojos a un costado de un banco tirado, una mujer hermosa que los miraba con ira pura y a ella gritando.
¡No!
Se despertó dando un grito, miro a su alrededor encontrando oscuridad y el sonido de su agitada respiración, coloco una mano sobre su pecho dolorido, sintiendo el rápido latido de su corazón.
Trato de regularizar su respiración mientras prendía las luces, iluminando su cama. Miro de nuevo a su alrededor y su cuerpo tembló. ¿Qué es este sueño? Pensé que cuando viera a Nii-san otra vez, recordaría todo.
Parece más y más misterioso.
Sobo su pecho y dio un pequeño brinco cuando su teléfono sonó con una notificación de mensaje. Tomo su celular cuando la luz se volvía más tenue, alcanzando a visualizar el Vicepresidente en la notificación. Rápidamente lo desbloqueo y leyó el corto mensaje.
-¿Estas dormida?
-No, me acabo de despertar- respondió, intrigada por su pregunta.
-Ya veo. Vi tus luces de repente encendidas, así que…
Ella abrió los ojos sorprendida y se bajó rápidamente de la cama, corrió hasta la ventana de la sala y abrió las cortinas. Frente a su departamento estaba Sanemi recargado sobre su automóvil mirando su teléfono. Sonrió ampliamente sintiendo el miedo desaparecer de su cuerpo, su corazón seguía acelerado, pero por motivos diferentes.
El alzo la mirada y sus ojos se encontraron, rosa contra purpura. El Vicepresidente sonrió y alzo su mano, saludándola. Rio y asintió con la cabeza, camino hasta la puerta cambiando sus sandalias por unos tenis y salió corriendo del apartamento, azotando su puerta.
Sanemi sonrió cuando escucho los fuertes pasos de la pelinegra bajando las escaleras. En el silencio de la noche, seguramente sus vecinos estaban odiando el ruido que ella estaba generando al bajar.
Nezuko se detuvo abruptamente cuando casi chocaba con el torso del Vicepresidente, como estaba corriendo y no se esperaba que estuviera bajando las escaleras, tuvo que usar todas sus fuerzas para no estrellarse contra su poderoso cuerpo.
Él estaba recargado en la reja que cubría el árbol que daba sombra a las escaleras y tenía las manos detrás de la espalda, escondiendo algo. Ella sonrió ampliamente, observando cada detalle de su rostro.
Sanemi extendió la caja que estaba detrás de su espalda, Nezuko la miro sorprendida observando la caja blanca y el gigante moño dorado, parpadeo dos veces, confundida y alzo su mirada para mirarlo nuevamente. -¿Qué es esto?
-Ábrelo.
Nezuko tomo la caja y la abrió con delicadeza, no queriendo maltratar lo que había dentro. Abrió los ojos y rio cuando vio todos los caramelos que repletaban la caja blanca. Sus orbes se llenaron de lágrimas mientras observaba por tercera vez a Sanemi, quien sonreía.
-Es mi disculpa, ya que me comí tu caramelo antes. Además…- el estiro su brazo derecho y coloco un mechón de negro detrás de la oreja de Nezuko. Dejo su mano sobre su mejilla sintiendo la suave piel femenina debajo de sus dedos. Ella se recargo sobre su mano, suspirando ligeramente mientras disfrutaba de la calidez del Vicepresidente, alejando todos los temores de su corazón. -Quería intentar verte- las lágrimas se estaban volviendo difíciles de controlar, tuvo que poner todo su esfuerzo para no llorar y sonreír ampliamente para él. A regañadientes Sanemi alejo su mano y la metió en el bolsillo de su pantalón, con sus dedos hormigueando. -Vuelve adentro ahora- Nezuko asintió con la cabeza con los ojos llorosos. -Que tengas dulces sueños.
Ella la miro caminar hacia su carro, una lagrimas estaba por correr y tenía ganas de decirle que se quedara con ella, necesitaba sus toques delicados esta noche en la que los recuerdos se volvieron dolorosos. El la miro mientras abría la puerta del conductor, Nezuko sonrió controlando las ganas de llorar.
Con un último adiós, Sanemi se adentró en al automóvil, cerrando la puerta antes de encender su automóvil y dirigirse hacia la avenida que estaba a unos metros del conjunto de departamentos donde vivía.
Miro los caramelos y la lagrimas que tanto estaba conteniendo, comenzaron a correr. A pesar de estar llorando tenía una sonrisa sintiendo aun la mano de Sanemi sobre su mejilla, su corazón latía con felicidad, no existía un solo rastro de tristeza que la agobiaba hace unos minutos.
Es tan extraño. Pero ¿Por qué no puedo dejar de llorar?
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La noche siguiente el Grupo Unqi se vistió de gala, la gran inauguración del centro de arte se estaba dando y todo parecía salir a la perfección. Los periodistas enfocaban sus cámaras sobre el Presidente, su esposa, el Vicepresidente y el Director Iguro, quienes estaban frente al listón de inauguración, esperando el momento para cortarlo.
Detrás de ellos estaban los empleados y las decenas de flores que otras corporaciones habían enviado para festejar al importante corporativo. Aun costado del Presidente se encontraba el encargado del centro del arte y Nezuko.
Dos empeladas pasaban frente a los altos mandos del Grupo Unqi entregando las tijeras que necesitaban para iniciar la inauguración más esperada de los últimos días.
-Nosotros, el centro de arte Yumyung, creemos que satisfaremos sus deseos en arte y cultura, - la voz del gerente de la nueva propiedad de la familia Shinazugawa resonó por encima del sonido de los flashes. -Y contribuiremos a elevar el valor de la vida. Gracias.
Los aplausos resonaron mientras la familia Shinazugawa y el Director Iguro cortaban el listos, dando inicio a la inauguración. Nezuko miro a Sanemi y sonrió ampliamente notando lo guapo que se veía con su traje negro con su camisa blanca. Su cara neutral y un poco intimidante ponía nervioso a algunos de los camarógrafos.
Una vez que las fotografías hacia su persona terminaron, Sanemi se acercó a su secretaria y ambos comenzaron a pasar por cada evento, observado que cada detalle fuera perfecto, siendo lo último en revisar el evento principal. La presentación de Morfeo.
Estaban mirando las luces, el escenario, las sillas para la entrevista y la decoración que habían decidido ocuparse. La portada del nuevo libro de Morfeo adornaba la parte de atrás de donde se realizaba la presentación, realizando una buna publicidad al nuevo libro del exitoso escritor.
Y a ellos los ayudaba a mantener esta inauguración como algo inolvidable, además de colocar al centro de arte entre los más exclusivos entre distintas celebridades para realizar presentaciones en vivo.
-¿Hubo errores durante el ensayo?- pregunto Nezuko, mirando la Tablet entre sus manos.
-No. Todo el audio, video y las luces están perfectamente configurados.
Ella asintió y anoto unas cosas. -Cuando lleguen los reporteros, verifiquen la lista de prensa.
El encargado del evento asintió con la cabeza. -La revisare cuidadosamente.
Ahora Sanemi intervino. -Mantente alerta hasta el final del evento. Espero que todo salga excelente.
-Si, señor.
El hombre se despidió de ambos con una reverencia, dirigiéndose hacia la entrada del auditorio y comenzar a prepararse. Nezuko dio un paso, anotando otras cosas antes de mirar al Vicepresidente. Ella sonrió y él la imito.
-Gracias por tu arduo trabajo, Nezuko- sus mejillas se tiñeron de rojo. -Planeaste y arreglaste este evento- sin poder evitarlo, su mano termino de nuevo sobre sus mejillas, jugando con el sedoso mechón negro que caía libremente del peinado de Nezuko. -Gracias por todo lo que haces por mí y por el Grupo Unqui.
-Gracias, Vicepresidente.
No se alejó y disfruto de su gran mano sobre su mejilla, acariciando su piel y jugando con su cabello. Sonrió ampliamente mientras apretaba la Tablet sobre su pecho, sintiendo como sus mejillas se sonrojaban. Sanemi sonrió y dio un paso hacia delante, ahuecando su otra mejilla con su mano, se agacho y ella alzo su cabeza dejando sus frentes a unos milímetros de distancia.
Sin que ninguno se diera cuenta, Genya paso frente a ellos, observando la escena que estaban protagonizando, creyendo que estaban alejados de la mirada curiosa de todos. El hijo mayor de la familia Shinazugawa quedo en estado de shock observando que lo que brillaba en los ojos de Nezuko era amor, un profundo y apasionado amor que se reflejaba en su sonrisa, y en forma en como sonreía.
Sus puños se apretaron mientras los celos y la inseguridad comenzaba a consumir sus entrañas y para hacer más explosiva la combinación, llego la ira y el oído hacia su hermano que siempre le arrebataba lo que estaba destinado para él. Ella jamás había permitido que la tocara de esa manera, es más, le costaba trabajo que ella aceptara salir a comer con él o simplemente verse que no fuera para tratar de que recupera su memoria en relación con el incidente en el que fueron envueltos.
¿Y de quien era la responsabilidad?
De Sanemi, él la estaba alejando de ella. Y eso no pensaba permitirlo, necesitaba que su hermano pequeño regresara a ser el hombre que alejaba a Nezuko con su inseguridad.
Mitsuri sonrió cuando observo por encima del hermano del Vicepresidente. Sus mejillas se tiñeron de rojo y su pecho se derritió de ternura ante la escena frente a sus ojos, los dos estaban sonriendo mientras Shinazugawa-san sostenía las mejillas de Nezuko con ternura.
El amor se reflejaba en su mirada.
Ella no podía esperar por encontrar a Obanai y contarle las novedades. Fingiendo que no vio nada, sonrió. -Señor escritor- llamo la atención del escritor, distrayéndolo de la escena de la pareja. -La sala de espera esta por aquí- señalo con su brazo una puerta que se encontraba a un costado del escenario.
Genya asintió con la cabeza con una sonrisa falsa. Giro su rostro solo para ver a Nezuko reír mientras se alejaba junto con su hermano, caminando hacia la salido como si ellos no estuvieran tan juntos hace unos segundos. Al notar el escenario vacío inhalo profundamente, tratando de controlar sus emociones.
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Nezuko ingreso a la sala de espera notando a Genya sentado en la mesa mientras leía sus notas. -¿Me estabas buscando?- pregunto mientras caminaba hasta quedar frente al pelinegro.
Genya sonrió ampliamente, mirando lo bella que se veía con su falda lápiz color roja y su blusa blanca. -Si- colocó sus notas del lado donde la silla a su costado quedaba frente. -¿Tienes un poco de tiempo?
Ella asintió, no muy segura. -Si, Pero ¿Qué sucede?
-Me preguntaba si podrías leer el guion del evento de hoy. Pensando en pararme frente a una audiencia, me hace sentir nervioso. Puedes ayudarme, ¿Verdad?
Nezuko nuevamente asintió, no muy entusiasmada con la idea. -Por supuesto. Si crees que será de ayuda- él sonrió y como si fuera un niño pequeño se recargo en la mesa, esperando a que ella se sentara. Sonriendo ligeramente incomoda, se sentó y comenzó a leer rápidamente el guion que Genya había preparado. Al finalizar asintió con la cabeza, sonriendo. -Está bien. Creo que será una gran hora porque tus valores, pensamientos y sentimientos, todo, podrá ser entendido.
-¿Eso crees?- Genya pregunto en un suspiro.
-Si.
-Me siento aliviado porque estás diciendo eso.
Nezuko sonrió y realizo una pequeña reverencia. -Me iré entonces- se levantó y giro su cuerpo para comenzar a caminar para buscar al Vicepresidente. Pero no pudo dar ni un paso, ya que escucho como Genya se levantaba rápidamente para después tomar su muñeca.
-Espera, Nezuko.
Ella lo miro sorprendido sin poder reaccionar o hacer algo. Su toque se sentía mal y no era nada cálido ni dulce, a pesar de no ejercer fuerza, como el de Sanemi, quería alejar su muñeca, escapar de ese toque antes de que un malentendido se formara entre Genya y ella.
Al sentir una mirada llena de enojo dirigida hacia el agarre que mantenía en la muñeca femenina, Genya sonrió internamente, subió su mirada y observo a Sanemi observar sus dedos envueltos en la pequeña muñeca. -¿Estás aquí?
Nezuko giro su cabeza y miro con horror al Vicepresidente, rápidamente giro su mano y ejerciendo un poco de fuerza logro quitar la mano del señor escritor. -Vicepresidente- juntos sus manos mientras daba un pequeño paso hacia delante. -¿La conversación con el Director estuvo bien?
Sanemi miro a Nezuko antes de ver a Genya, quien tenía una actitud confiada y ligeramente altanera, sonriendo, dejando claro que disfrutaba de su reacción.
-¿Qué pasa con esos ojos aterradores? Nezuko vino a leer el guion, eso es todo.
Sanemi ignoró la provocación de su hermano. -Si no puedes hacerlo por tu cuenta, no deberías haber hecho esta conferencia- pero eso no significara que no provocaría a su hermano, Genya borro su sonrisa y su espalda se tensó. Miro a Nezuko quien jugaba nerviosamente con sus manos. -Vámonos ahora.
Al darse cuenta de lo que pasaba, Nezuko maldijo en voz baja, apretó los labios y rápidamente corrió para tratar de alcanzar a Sanemi.
Cuando quedo solo, Genya apretó los puños, tiro con fuerza sus notas y maldijo en voz alta mientras le daba una pequeña patada a la silla frente a él.
Nezuko logro alcanzar a Sanemi cuando salía del auditorio, ella camino a su lado notando lo tenso de su espalda y la frustración que trataba de mantener a raya. El tenso silencio apuñalaba su corazón mientras su mente le recordaba que era una tonta por no ver lo que Genya sabía que sucedería.
Estaban doblando una esquina cuando tomo valor para hablar, jugando con las mangas de su blusa, llamo su atención. -Vicepresidente- él se detuvo y la miro, tratando de no demostrar emociones. -Lo que acabas de ver…
-¡Vicepresidente!
La voz de Tomioka interrumpió a Nezuko, quien mordió su labio frustrada. Sanemi miro al pelinegro justo cuando el ojiazul quedaba frente a ellos. -El Presidente lo está buscando.
-Vamos.
Y ella se quedó sola, frustrada y con el corazón marchito cuando Sanemi se fue con Tomioka, con un suspiro siguió a los dos hombres, sabiendo que desde ese momento acompañaría a la señora Shinazugawa, alargando la plática que ella quería tener con el Vicepresidente.
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-Su nuevo libro, "Una vez en la vida", ya está a la venta y entro en la lista de éxitos de venta tan pronto como fue lanzado- la periodista sonrió y miro al público frente a ella, quienes eran más periodistas anotando atentamente las palabras dichas por Morfeo, mientras trataban de procesar que el gran escritor provenía de la familia Shinzugawa. Parecía que la poderosa familia era perfecta. Posterior a la cuarta fila se encontraban sentados distintos participantes, fans del escritor. -¿No es sorprenderte?
-¡Si!- el grito resonó por todo el auditorio con los aplausos que todo el público dio. Entre la gente se encontraba la señora Shinzugawa mirando con orgullo a su hijo, como su acompañante esta la secretaria Nezuko y el gerente del centro de arte junto con el organizador del evento.
La señora Shinzugawa coloco una mano sobre su pecho y miro a hermosa pelinegra con una amplia sonrisa. -La decisión de mi Genya de revelarse así… Me hace tan feliz- Nezuko sonrió mientras agachaba su cabeza, la mujer mayor coloco una mano sobre las manos de la joven mujer. -Gracias a ti, Nezuko.
Ella negó rápidamente con la cabeza. -No.
La señora Shinazugawa le sonrió y Nezuko comenzó a mirar a su alrededor, buscando al hijo menor de la esposa del Presidente. Lo encontró del otro lado de donde estaba sentada, parado mientras observaba la conferencia con las manos dentro de los bolsillos de su pantalón. Sonrió ampliamente mientras su corazón latía con fuerza contra su pecho. Miro a la madre del Vicepresidente y se inclinó, susurrando cerca de su oído para que solo ella lo escuchara. -Señora, discúlpeme un minuto.
Se coloco de pie justo en el momento que la presentadora comenzó a preguntar cosas respecto al título del libro y la vida personal de Genya. -El título de su nuevo libro es "Una vez en la vida"- ella comenzó a caminar hacia la última fila de asientos que estaba vacía, para lograr llegar del otro lado. -¿Se ha encontrado con su único destino en la vida?
Genta sonrió. -Recientemente.
Nezuko se detuvo abruptamente y sintió como su estómago se encogía de ansiedad combinado con un toque de miedo al sospechar que lo que seguiría seria para ella. -¿De verdad?- cuestionó la periodista con una sonrisa.
-Si- ella se giró lentamente mientras sus manos temblaban. No, no hagas esto, por favor, pensó mientras su respiración comenzaba a agitarse. -Recientemente me encontré con la persona que estuvo a mi lado de niños cuando estuve en las oscuridad- Sanemi cruzo los brazos sobre su pecho mirando fijamente a su hermano con una combinación de emociones. -Nunca perderé a esa persona que estaba conmigo cuando no podría haber sobrevivido solo- Genya vio con seguridad a Nezuko, quien dio un paso hacia atrás mientras negaba con la cabeza. -La protegeré con todo lo que tengo.
Ella abrió los ojos hasta su límite, sus manos temblaron y apretó los puños, giro su cabeza y observo como Sanemi la miraba con tristeza, ella negó nuevamente con la cabeza, pero él ya estaba caminando hacia la salida. Apretó los labios y vio por última vez a Genya, quien sonreía mientras sus ojos brillaban con esperanza.
Mordió su labio inferior y sin importarle ser grosera paso frente a las personas que estaban sentados en la fila, tratando de alcanzar al Vicepresidente. Camino rápidamente hasta la salida, empujando la puerta con fuerza mirando alrededor, tampoco le importo si hacía mucho ruido o si estaba cometiendo una falta de educación al soltar la puerta permitiendo que se cerrara sola.
Corrió por el pasillo tratando de encontrar al peliblanco, el sonido de sus tacones resonaba por los pasillos llamado la atención de todas las personas que caminaban tranquilamente de un área a otra. Encontró al Vicepresidente cerca de la salida del centro de arte, con las manos en los bolsillos de su pantalón, caminando recto con los hombros tensos.
Inhalo profundamente antes de correr de nuevo, tratando de alcanzarlo, y aun cuando él escucho perfectamente el sonido de sus tacones, nunca se detuvo. Solamente logro que dejara de caminar cuando se colocó frente a él. Ambos se miraron fijamente, ella tratando de regularizar su respiración y él con una combinación de asombro con ligera tristeza.
-¿Qué paso?- pregunto, realizando un pequeño paso hacia atrás.
Sus ojos comenzaron a llenarse de lágrimas, su corazón latió dolorosamente al notar que el trataba de alejarse de ella. -Tengo algo que decirte- respondió, aferrándose a su valor y lo intenso de sus sentimientos.
Sanemi asintió con la cabeza caminando de nuevo a las puertas de salida del edificio con Nezuko siguiéndolo, se detuvieron a un par de metros de distancia del centro de arte, justo en el camino que conducía a los automóviles hacia la entrada del estacionamiento. El espacio era perfecto para poder hablar sin que nadie los interrumpiera, estaban rodeados del jardín principal del centro y la iluminación era ideal. Inhalo profundamente antes de dar la vuelta y confrontar de nuevo a Nezuko. -¿Qué es lo que querías decirme?
Ella suspiro relajando los hombros. -Es un malentendido.
El alzo una ceja. -¿Qué?
-Lo que acabas de escuchar y lo que viste antes. Todo es malentendido.
-No necesitas explicarte. Te dije que lo aceptaría y toleraría todo- replico inmediatamente, con voz neutra.
Nezuko negó con la cabeza su corazón latió dolorosamente contra su pecho. -No. Me explicare. Quiero dejar esto claro.
Sanemi suspiro, tratando de tranquilizar su corazón. -¿Por qué estás diciendo todo esto de repente?
-Porque no quiero dejar ningún malentendido, incluso si no significa nada. Temo que quizás lo malentiendas y te alejes.
Al ver el dolor en sus ojos, Sanemi sintió unas tremendas ganas de abrazarla, tomar sus mejillas y susurrarle que todo estaría bien. -¿Por qué?- pregunto en un susurro, sin querer evitar que su corazón se acelerara.
Sus mejillas se tiñeron de rojo, sus rodillas temblaron y su corazón luchaba contra su cuerpo para poder salir de su prisión. -Porque me gustas- confeso en voz baja con el estómago encogido. Sanemi abrió los ojos y su corazón se detuvo al igual que el mundo a su alrededor. -Siento que me haya tomado tanto tiempo darte una respuesta a tu confesión…. Estoy enamorada de ti, Sanemi.
Sanemi se quedó en blanco sin poder reaccionar, había esperado mucho tiempo escuchar esas palabras de sus labios y ahora que por fin ella las pronuncio, no cabía en su felicidad. Solo pudo quedarse ahí, parado, como un estúpido mientras la miraba queriendo decirle miles de palabras que solo resonaban en su cabeza.
Al no saber que más seguía después de confesar a alguien tus sentimientos, Nezuko miro a su alrededor nerviosa antes de girar su cuerpo y comenzar a caminar para dejarlo a solas con sus pensamientos y que le diera una respuesta cuando fuera necesario.
O eso intento.
Ya que sintió la mano de Sanemi envolver su antebrazo antes de girarla y tirar de ella para pegarla a su cuerpo, con sus brazos envolviendo su cintura y la parte alta de su espalda. El la abrazo con fuerza, como si tuviera miedo de que esto fuera real, Nezuko se quedó sorprendida unos segundos antes de sonreír y pasar sus brazos por sus fuertes hombros, y acariciar su espalda.
El recargo su barbilla en la sien derecha de Nezuko y soltó el aire que no sabía que estaba conteniendo, sentir su cuerpo contra el suyo, encajando perfectamente entre sus brazos, se sentía correcto, era lo más jodidamente bien que había hecho con su vida en años, la pieza que faltaba en su rompecabezas estaba entre sus brazos, acariciando con ternura sus hombros.
La tomo con delicadeza de los hombros y se separó de ella, la observo notando el amor brillando en sus ojos aun por encima del brillo de las lágrimas que se habían acumulado en sus ojos.
Al sentir su mano acariciando su mejilla, Nezuko dejo salir una solitaria lagrima, su dedo pulgar acaricio su piel, limpiando el rastro de agua que había quedado luego de que la lagrima cayera en el piso, sus dedos continuaron avanzando hasta tomar su nuca con delicadeza y acercar su rostro al del Vicepresidente, él se agacho al mismo tiempo que ella se colocó de puntitas.
Cerro sus ojos al sentir su respiración cerca de su nariz y cuando sus labios estaban por tocarse él se tensó, de nuevo, antes de alejarse rápidamente con un jadeo lleno de miedo, sus ojos trataban de reconocerla mientras reflejaban un temor que estremeció su cuerpo. Ella lo miro mientras Sanemi dejaba caer su mano, agachando su mirada mientras intentaba regularizar su respiración, incluso podía apostar que su cuerpo temblaba.
Al ver que apretaba sus puños, supo que él quería besarla, pero por algún motivo no podía. Así que ella tomo valor, observando con todo el amor que sentía por él y sin querer recibir una explicación, se acercó, elevo sus manos y tomo sus mejillas tratando de no asustarlo ni que sus movimientos fueran muy agresivos por su nerviosismo.
El Vicepresidente la miro mientras ella bajaba su rostro unos centímetros, obligándolo a agacharse, inclino su rostro y cerro sus ojos, dejando que él observara todo el tiempo que era ella y no lo que sea que atormentaba su mente. Junto sus labios en un beso casto y lleno de dulzura, tratando de demostrarle lo que sentía por él, lo profundo que eran sus sentimientos. Lo sintió tensarse antes de suspirar contra sus labios, ella bajo sus manos y las coloco sobre sus hombros para poder mantener el equilibrio y no ceder ante sus rodillas temblorosas.
Después de unos segundos, se alejó con lentitud al mismo tiempo que soltaba sus hombros, acariciando su torso por encima de su ropa. Al abrir los ojos se encontró con que él seguía en la misma posición, con los ojos cerrados, como si estuviera perdido en otro lugar. Cuando sus ojos se abrieron, el púrpura de sus ojos brillaba de una manera que estremeció su cuerpo, sus pupilas estaban dilatadas y sus ojos se volvieron tan oscuros que por un momento se preocupó.
Sin que ella pudiera reaccionar, él la tomo de la nuca y volvió a juntar sus labios, cerrando los ojos antes de que sus labios se tocaran. Ella lo imito, disfrutando de sus suaves movientes que rápidamente se convirtieron en un beso feroz lleno de pasión, que le demostraba que el Vicepresidente la quería con la misma intensidad que ella. Enredo sus brazos en su cuello cuando el deslizo un brazo libre en su cintura para juntar de nuevo su cuerpo contra el suyo.
Ella le cedió el control del beso, disfrutando que el acabara con el oxígeno que sus pulmones con cada respiración guardaban con recelo. Cuando él sonrió entre el beso, ella lo imito sintiendo como su corazón se fundía con el del Vicepresidente, su pie derecho se alzó hasta que su rodilla quedo doblada al aire mientras inclinaba hacia atrás su espalda cuando Sanemi movió su cuerpo hacia delante, apretando su cintura con fuerza.
¡Hola! ¿Cómo están? Espero que bien, que todo este en orden en su vida.
Después de tantos capítulos estos dos lentos por fin se besa, gritos de perra loca, Por fin se acabo este triangulo amoroso, de este capitulo en adelante vamos a ver que sigue ahora que van a estar juntos, ¿En verdad es tan sencillo estar en una relacion con tu jefe? ¿Los hermanos de Nezuko aceptaran su nueva relacion? Y también falta que Nezuko descubra la verdad. Gracias por acompañarme hasta este punto, en verdad espero seguir contando con su hermoso apoyo. ¡Muchas gracias por todo el amor que me dan! ¡Espero les haya gustado el nuevo capitulo!, si es así me encantaría que me de dejaran un comentario lleno de amor.
Lamento la tardanza en subir este capitulo, yo también me sorprendí al saber que paso mas de un mes desde la ultima vez que estuve aquí. Han sucedido muchas cosas en mi vida, algunas buenas otras malas, estoy enfrentando una decisión que cambiara mi vida y las cosas no son sencillas. Sin embargo puedo hacer la promesa de regresar cada dos o tres semanas, espero que este asunto se arreglé pronto, aunque lo dudo, pero jamás abandonare esta historia. Cuídense mucho, por favor, sigan las medidas de seguridad, y sobre todo no bajen la guardia. Los amo con todas mis fuerzas, y espero leernos pronto.
Con amor, la secretaria Fer.
