El anime/manga Kimetsu no Yaiba le pertenece a Goutage y al estudio Ufotable. El k-drama "What's wrong with Secretary Kim?" le pertenece a la cadena de televisión TvN.

¡Ala chaval, un año! ¡No he actualizado en un año, no me lo creo! ¡Lo siento, mucho! Espero que este capítulo puede recompensar un poco mi ausencia. Tuve un bloqueo de escritor con Iguro y Mitsuri, espero que lo haya solucionado de la mejor manera.

Por otra parte, ¡Separador nuevo! ¡Creo! jajaja ¡Sin más, el capítulo 32!

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Mientras una nueva relación nace otra se separa.

Ahora que Nezuko y Sanemi están juntos él puede relajarse, provocando que las horas de sueño que no pudo tener en muchos años comiencen a causar que se quede dormido fácilmente. Pero ¿En verdad pueden seguir adelante sin que el pasado regrese?

-Siento que me haya tomado tanto tiempo darte una respuesta a tu confesión…. Estoy enamorada de ti, Sanemi.

Sanemi se quedó en blanco sin poder reaccionar, había esperado mucho tiempo escuchar esas palabras de sus labios y ahora que por fin ella las pronuncio, no cabía en su felicidad. Solo pudo quedarse ahí, parado, como un estúpido mientras la miraba queriendo decirle miles de palabras que solo resonaban en su cabeza.

Noto que ella miraba a su alrededor nerviosa, no sabiendo que hacer después de decirle sus sentimientos giro su cuerpo, pero inmediatamente reacciono tomando su muñeca y tirando de ella mientras la giraba para envolver su cintura con fuerza, queriendo sentir su cuerpo contra el suyo, saber que ella era real y que lo que acababa de decir era verdad.

Cuando sus manos pasaron por sus hombros él se permitió relajarse, sintiendo como todo el cumulo de emociones negativas que llevaba cargando desde la llegada de Genya se fueran, dejando solamente el profundo amor que sentía por Kamado Nezuko. El recargo su barbilla en la sien derecha de Nezuko y soltó el aire que no sabía que estaba conteniendo, sentir su cuerpo contra el suyo, encajando perfectamente entre sus brazos, se sentía correcto, era lo más jodidamente bien que había hecho con su vida en años, la pieza que faltaba en su rompecabezas estaba entre sus brazos, acariciando con ternura sus hombros.

La tomo con delicadeza de los hombros y se separó de ella, la observo notando el amor brillando en sus ojos aun por encima del brillo de las lágrimas que se habían acumulado en sus ojos. Subió su mano para tomar su mejilla y acariciar su suave piel, limpiando el rastro de agua que dejo la solitaria lagrimas que cayó de sus ojos, sus dedos siguieron su camino y la tomo de su nuca sintiendo sus suaves cabellos contra su piel.

Acerco su rostro, agachándose al mismo tiempo que ella se colocó de puntitas. Al sentir que sus narices se rozaban, cerro los ojos tratando de esta vez sí besarla. Pero tan solo un segundo después de sumergirse en la oscuridad, esa maldita mujer que llevaba atormentándolo regresó. Con más furia con más intensidad en la fuerza de sus manos alrededor de su cuello.

Cerro los ojos con fuerza y su cuerpo se tensó por completo mientras los vellos de sus brazos se erizaban.

Vámonos juntos. No quiero irme sola.

¡Vengan conmigo niños!

Se alejo rápidamente de ella mientras daba un jadeo lleno de miedo, sus ojos se movieron por todo su rostro tratando de grabar la hermosa cara de Nezuko y olvidar el pálido rostro de la mujer que seguía atormentando, sabía que sus ojos reflejaban el temor que sentía en ese momento porque ella lo miraba con preocupación.

Agacho la mirada e intentar regularizar su respiración, apretó los puños lleno de frustración, ¿Cómo demonios esperaba tener una relación con ella si no podía ni siquiera besarla? Estaba sumamente decepcionado de sí mismo, furioso por no poder besar a la mujer que amaba y demostrarle en un gesto hermoso cada uno de sus sentimientos.

Eres un estúpido…

La voz de dentro de su cabeza se calló cuando sintió las manos de Nezuko sobre sus mejillas, él la miro sorprendido mientras ella se acercaba lentamente a su rostro, sus ojos se cerraron y el contuvo el aire. Sus suaves labios tocaron los suyos en un beso tan puro y casto que su cuerpo se estremeció, podía sentir el amor de Nezuko en la forma suave en cómo sus labios se movían y la dulce caricia de sus manos antes de sostenerse de sus hombros.

Suspiro y cerró los ojos disfrutando del toque de sus labios, por primera vez en años no vio un rostro pálido ni escucho el sonido de tacones, solo podía sentir a Nezuko. Cuando ella termino el beso, él se quedó aun con los ojos cerrados tratando de memorizar la sensación de sus labios y el sabor de su labial, estremeciéndose cuando ella bajo sus manos acariciando su torso por encima de su ropa.

Abrió los ojos y se estremeció cuando observo el amor reflejado en su mirada destruyo todo su autocontrol, tomo de nuevo su nuca y junto sus labios cerrando los ojos sin temor a lo que pasaría después, comenzó a mover sus labios suavemente antes de aumentar el ritmo, llegando al cielo cuando ella correspondió con la misma ferocidad, su brazo libre envolvió su pequeña cintura y junto sus cuerpos cerrando cualquier distancia entre ellos.

Ella enredo sus brazos en su cuello a lo que él sonrió entre el beso notando que Nezuko lo imitaba, apretó su cintura e inclinó su cuerpo hacia delante provocando que ella hiciera su espalda hacia atrás.

Segundos después, cuando el oxígeno fue necesario en sus cuerpos ambos terminaron el beso, los dos rieron con las mejillas rojas olvidando por completo que estaban en un lugar público donde podrían reconocerlo o simplemente notarlo a lo lejos y tomarle una foto para crear un gran escándalo en todos los medios.

Pero no le importo.

Especialmente cuando Nezuko escondió su cara sobre su pecho riendo con las mejillas completamente rojas, él coloco su barbilla sobre la coronilla de su cabeza bajando su otro brazo hasta enredarlo en su cintura, abrazándola con fuerza, disfrutando de este momento que aun cuando no había salido como esperaba, no cambiaría absolutamente nada.

Minutos después ambos caminaban por las calles alrededor del centro de arte, al ya haber pasado el horario de salida de las oficinas, las calles estaban prácticamente vacías y los dos podían estar tranquilamente caminando, disfrutando del silencio que había entre ambos.

Sanemi se detuvo abruptamente frente a Nezuko, y ella lo miro con sus dos grandes ojos rosas. -Espera. ¿Por qué no dejamos esto claro?

-¿Qué?- cuestionó ella, confundida.

-Vamos a poner fin al periodo de coquetear y vamos a ser una pareja, ¿Verdad?

Las mejillas de Nezuko se sonrojaron y asintió con la cabeza con una amplia sonrisa. -Si, eso es correcto- respondió con un tono más serio de lo que la situación ameritaba.

Sanemi brinco por dentro. -Eso es corre…- al darse cuenta de las palabras utilizadas por Nezuko, se detuvo. -Alguien podría confundirte con una presentadora de un concurso de preguntas y respuestas o algo- ella lo miro ofendida mientras realizaba un puchero con sus labios. -¿Por qué suenas tan formal?

Nezuko volvió a sonreír. -Porque eso era correcto.

Sanemi rio mientras veía a Nezuko pasar a su lado al seguir su camino. Él se giró y la observo con una amplia sonrisa, y justo cuando ella estaba llegando a la esquina, no pudo contenerse. -¡Espérame!- grito provocando que ella girara solamente su rostro. -¡Mi chica!

Nezuko se detuvo abruptamente al igual que su corazón, su estómago se llenó de mariposas y miro hacia atrás, observando como Sanemi corría hasta llegar a su lado. El tomo su mano y enredo sus dedos, ella bajo la mirada completamente avergonzada mientras cubría con su mano libre una de sus mejillas.

A su lado dos chicas pasaron mientras los miraban con amplias sonrisas. -¡Espérame mi chica!- grito nuevamente Sanemi mientras caminaba, Nezuko lo miro mientras negaba con la cabeza con las orejas calientes. Las dos chicas que iban dirección contraria se giraron y rieron mientras miraban a la pareja.

Ella le pego ligeramente en su brazo antes de cubrir sus ojos y bajar la cabeza con las mejillas tan rojas como dos remolachas. El Vicepresidente rio ligeramente mientras apretaba sus manos. -¡¿Por qué no vamos juntos, mi chica?!- grito por última vez, Nezuko lo miro riendo mientras dejaba caer su cabeza sobre su brazo, avergonzada de las risas de las jóvenes.

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Iguro y Mitsuri buscaban al Vicepresidente y a su secretaria por todo el edificio, ambos desaparecieron ante las palabras finales de Morfeo, pese a que la presentación había sido un éxito, ninguno de los dos organizadores estaba presente para las fotos finales para el cierre del evento.

El Director y su secretaria se encontraron en las puertas, observando como los periodistas e inversores se despedían del Presidente y su esposa. -¿Los encontraste?- preguntó el pelinegro, inhalando profundamente tratando de recuperar el aire que perdió cuando camino apresuradamente en cada pasillo que visualizo.

La mujer de cabellos rosas y puntas verdes negó con la cabeza. -Busque hasta en el estacionamiento, pero no hay nada. Ni un solo rastro. ¿Crees que estén bien?

Obanai sonrió. -Si, deben estar hablando. Aclarando su situación- respondió, abrazando a la mujer frente a él, acariciando la pequeña espalda femenina en un intento de calmar sus temores. -Quizás otra buena noticia tengamos mañana en la oficina.

Mitsuri rio, besando la mejilla derecha de la que en ese momento era el hombre dueño de su corazón más que su jefe. -Tienes razón, un presentimiento me dice que una nueva pareja se esta formando.

-¿Mas perfectos que tú y yo?

La secretaria sonrió, sus mejillas rojas, lentamente comenzó a pararse de puntillas con un claro objetivo, los labios del contrario. -No lo creo. Obanai y yo somos más que perfección- susurro y justo cuando estaba por cerrar la distancia en un cálido beso, el sonido de un carraspeo rompió la burbuja que se formó a su alrededor.

Ambos giraron sus cabezas para mirar a Shinazugawa Genya, los ojos estaban inyectados de preocupación y enojo mientras los cabellos negros parecían ligeramente despeinados de forma en que solamente el paso repetido de las manos en los mechones dejaba. La pareja se separó rápidamente, avergonzados de ser descubiertos por el hijo mayor del Presidente, Mitsuri incluso se colocó detrás del pelinegro.

Genya cruzo los brazos sobre su pecho. -¿Tienen noticias de Nezuko y Sanemi?

Estaba molesto, mucho, Iguro se tensó colocando un brazo frente a su secretaria de forma protectora. -No, los buscamos por todo el edificio sin éxito.

El hijo mayor de los Shinazugawa apretó los labios en una fina línea, sus uñas se enterraron en los músculos de sus brazos. -Mierda…

-Están juntos…- dijo Iguro, entre más rápido el pelinegro comprendiera que las cosas entre su mejor amigo y la señorita Kamado se tornaron serias, mejor sería para todos. -Ya no intentes nada para separarlos, están enamorados- el escritor frunció el ceño mientras sus ojos lo miraron con tanta ira que por unos segundos parecía odio puro. Una mirada que a pesar de ser muy similar a la de su mejor amigo, era mucho peor, al punto en que los vellos de su cuerpo se erizaron.

La sonrisa que adorno sus rasgos fue sarcástica. -¿Están juntos?- resoplo, ironizando cada letra. -¿Cómo tú y tu secretaria?- sus ojos se posaron en la mujer detrás del cuerpo masculino. -¿Puedo preguntarte algo, Kanroji-san?- su respuesta fue la atenta mirada de dos orbes verdes. -¿Cuántos años llevas siendo la pareja oficial del Director Iguro? No la mujer con la que sale, su pareja, la mujer que todo el mundo conoce como su amada- la experimentada secretaria, dolida por sus palabras llenas de verdad, alejo su cuerpo del Director. Sus ojos verdes temblaron y brillosos con lágrimas contenidas observaron sus zapatos. Genya se sintió satisfecho al ver a los ojos heterocromáticos llenarse de ira. -Eso pensé…- giro su cuerpo, y antes de desaparecer por el pasillo, noto a la hermosa mujer abrazarse a sí misma, en un intento de consuelo. -Piensa en mis palabras Kanroji-san, te mereces algo más que esto. Así como Nezuko…- camino hacia sus padres, dejando que sus palabras calaran profundamente en la mente de la secretaria.

Obanai apretó la mandíbula al punto en que sus dientes rechinaron. -Ese bastardo…- giro su cuerpo para ver a la pelirrosa, ella se encontraba dolida, triste, escogida en un abrazo a sí mismo en busca de calor, su cuerpo temblaba, no obstante, lo que partía su corazón eran sus hermosos ojos llenos de lágrimas. -Mitsuri-chan…

Ella lo miro, su corazón latió dolorosamente contra su pecho. -Dime la verdad Obanai, ¿Me amas? - su voz se quebró cuando la primera lagrima corrió por su mejilla derecha.

El acuno las mejillas húmedas, limpiando el rastro de agua salada. -Claro que sí, te amo con toda mi alma. Mi corazón es solamente tuyo.

Mitsuri sollozo colocando sus manos sobre las masculinas, enterrando ligeramente sus uñas en el dorso de estas. -Si es así, respóndeme con sinceridad, ¿Qué somos?

-¿Por qué me preguntas eso?- Iguro apretó la cara entre sus palmas, queriendo disipar la duda que brillaba en aquellos orbes del color de la esmeralda. -Sabes que eres mi todo, eres la luz de mi camino, la luna que ilumina mis noches. Eres tú a quien tanto estaba esperando, sabes que quiero estar contigo el resto de mis días, en esta y en todas mis vidas.

Ella negó con la cabeza, sus manos bajaron hasta el pecho del contrario, sintiendo los latidos del corazón que supuestamente era suyo. -No me refiero a eso, ¿Qué somos? ¿Pareja o amigos que se gustan?

-Sabes que eso no me importa, mientras estes conmigo es suficiente, lo otro solamente es un título. Estamos perfec….

-¡A mi si me importa!- exclamó interrumpiendo al pelinegro, empujando al hombre hasta que sus manos estuvieron lejos de su cara. -¡Te he esperado por 5 años! ¡No han sido tres meses o un par de años, han sido 5 años! ¡Y aunque así fuera, no tienes derecho a seguir huyendo! Genya tenía razón…- suspiro mientras sus brazos volvían a acariciar sus brazos. -No me merezco esto, es suficiente, te espere lo suficiente. ¿Qué somos Obanai?- su corazón gritaba con esperanza, tratando de que su suplica llegara al corazón del hombre que mas amaba. -Necesito saberlo…

El trago nervioso, las palabras eran gritadas con fuerza en su mente, sin embargo, ni un solo sonido salía de sus labios. -Mitsuri-chan… No puedo, no ahora…- susurró estúpidamente, su propia consciencia gritando lo idiota que era.

Mitsuri escucho su corazón romperse en miles de pedazos, sollozó patéticamente y en intento de mantener su dignidad limpio las lágrimas que seguían corriendo con fuerza por sus mejillas. -No necesitas decir nada más, buenas noches, espero regrese a salvo a su casa Director- lentamente comenzó a caminar hacia atrás, sintiendo como su alma salía de su cuerpo.

-Mitsuri…

-Buenas noches Director Iguro- dijo antes de perderse en la oscuridad de las calles.

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Nezuko bajo del automóvil del Vicepresidente mientras él hacia lo mismo, acaban de llegar a su edificio después de escaparse del evento de inauguración, sin importarles que pensaran los demás o si tan solo los estaban buscando. Ella camino hasta quedar frente a las escaleras con una sonrisa, esperando pacientemente a que él quedara frente a ella.

-Por favor, cuídate, Vicepresidente- dijo mientras notaba la mirada tan seria que su novio le estaba dirigiendo, tan diferente a la de hace unos minutos. Rio ligeramente y ladeo su cabeza. -¿Por qué me estas mirando así?

-Porque no quiero que nos separemos- las mejillas de Nezuko se volvieron nuevamente rojas, ella estiro su mano y él la tomo, enredando sus dedos. -Se que te he dicho esto antes Nezuko, pero soy inteligente, guapo, rico y competente. Así que, deberías casarte conmigo. Tan pronto como sea posible.

Ahora que eran pareja su confesión se sentía muy diferente. Sus mejillas eran de un nuevo tono de rojo y a pesar de estar sonriendo negó con la cabeza. -No. Quiero decir, no ha pasado ni una hora desde que hemos empezado a salir, pero ¿Ya me estas proponiendo matrimonio? - su voz salía con rapidez demostrando lo nerviosa que se sentía. -¿No crees que es algo apresurado?

El giro su rostro y susurro con un puchero. -Aunque tú te apresuraste incluso más que yo…

Nezuko se inclinó hacia delante, tratando de escuchar lo que estaba diciendo. -¿Cómo?

Sanemi sonrió y negó con la cabeza. -No, no es nada. Apresúrate y ve adentro.

Ella sonrió y asintió con la cabeza, soltó su mano y la subió hasta que sus dedos comenzaron a acariciar su mejilla, provocando que él sonriera estúpidamente mientras se derretía. -Está bien, te veré mañana.

Nezuko bajo su brazo, mirando cada detalle de su rostro con una sonrisa, Sanemi asintió con la cabeza y ella comenzó a caminar lentamente hacia las escaleras con una actitud tímida que provoco que riera. Cuando escucho la puerta del departamento de Nezuko cerrarse regreso a su carro, dirigiéndose a su casa.

En el medio de la avenida sin dejar de sonreír un recuerdo regreso a su mente, un bello momento que tuvo con Nezuko después de la experiencia tan difícil que habían pasado en donde por unos minutos se olvidó por completo de los días tan duros que había sufrido.

Sanemi miraba a Nezuko jugar, corría por todo el patio con sus dos colitas moviéndose de un lado hacia a otro, cada vez que pasaba frente a él lo saludaba mientras reía y cuando se aburria de un juguete agarraba otro para mostrárselo para después comenzar a jugar.

Cuando todos los juguetes se acabaron ella se subió a su viejo carrito montable en forma de caballo yendo desde la parte de atrás del patio hasta el portón, donde él estaba mirándola con una sonrisa. –"¡Vamos!"- ella se bajó, ofreciéndole que se sentara. –"Esto es muy divertido. Es tu turno ahora, Nii-san. Ya que eres mayor que yo, te empujare."

Sanemi rio ligeramente. –"Gracias."

Nezuko junto sus manos y sus mejillas se sonrojaron. –"Por cierto, Nii-san. Nezuko quiere casarse contigo."

Sanemi abrió los ojos sorprendidos y sus mejillas también se tiñeron de rojo. –"¿Ca…Casarse?"

Sus colitas se agitaron cuando ella asintió con la cabeza, con evidente entusiasmo. –"Si. Pareces un príncipe."

Sanemi sonrió y suspiro rendido a ella. –"Esta bien, lo haremos así."

La sonrisa brillante de Nezuko regreso, elevo su dedo meñique mientras agitaba su mano. –"Prométemelo."

El junto sus manos y enredo su dedo meñique. –"Vendré a verte otra vez, Nezuko."

Rio sintiendo su cuerpo completamente relajado en más de veinte años, momentáneamente su cuerpo se sentía fatigado solo con la suficiente fuerza para seguir manejando a una velocidad mucho más lenta de la que estaba costumbrado. -No puedo evitarlo- bostezo antes de girar para regresar hacia el departamento de su novia, sintiendo con cómo su cuerpo recuperaba la energía con el simple pensamiento de ver la cara de Nezuko al verlo de nuevo.

Y justo como lo había imaginado, es lo que observaba frente a él. Nezuko lo miraba sorprendida con las mejillas rojas mientras trataba de procesar que en verdad estuviera ahí. Estaba vestida con una gigante playera rosa y un short color negro con su largo cabello suelto.

-¿Por qué…has vuelto?

-Porque alguien podría querer ver a alguien durante toda la noche- respondió con una sonrisa. Ella sonrió mientras bajaba la mirada avergonzada. -Quiero decir, tú- su sonrisa disminuyo, pero sus mejillas seguían rojas. -Volví porque temía que pudieras querer verme durante toda la noche- Nezuko rio ligeramente sarcástica. -Sabes esto bien, ¿Verdad? No le doy segundas oportunidades a las personas- ella asintió con una pequeña sonrisa. -Pero ya que eres tú, quiero darte una segunda y una tercera oportunidad. Una oportunidad para verme. ¿Qué piensas? ¿No te sientes honrada de convertirte en alguien especial para mí?

Ella volvió a reír, esta vez sinceramente. -Si, estoy muy honrada.

Sanemi dio un paso al frente y tomo las dos mejillas de su novia. -Ten un buen sueño, Nezuko. Sabes lo que es un buen sueño, ¿Verdad?

Ella asintió riendo, colocando sus manos sobre las suyas. -Por supuesto, soñare contigo.

Rio mientras observaba su sonrisa, hermosa y perfecta como Nezuko, suspiro y dejo caer su frente sobre la femenina. -Déjame abrazarte una vez más- susurró antes de bajar sus manos y envolver sus brazos en su pequeña cintura, juntando sus cuerpos, abrazándola con fuerza. Los brazos de Nezuko se deslizaron por sus hombros, acariciando los músculos de su espalda alta provocando que volviera a sentir su cuerpo demasiado relajado. -Creo que también seré capaz de tener un buen sueño.

Nezuko sonrió mientras inhalaba profundamente, oliendo su aroma masculino tan adictivo. Ella se alejó unos centímetros para romper el abrazo, pero aun lo suficientemente cerca para sentir todavía sus manos en su espalda baja, elevo sus manos y ahueco sus mejillas. -Tienes una reunión ejecutiva mañana temprano. Considero que sería mejor que volvieras a casa rápido y que durmieras bien.

Sanemi rio y asintió con la cabeza, soltando a Nezuko. -Tus regaños son soportables hoy- ella dejo ir sus mejillas con una pequeña caricia que estremeció su corazón. -Ve adentro. Nezuko.

-Adelante, Vicepresidente- Nezuko señalo con su cabeza el lujoso automóvil estacionado a un par de metros de ellos. Sanemi se quedó unos segundos más para admirarla antes de girar su cuerpo y comenzar a caminar hacia su automóvil.

Cuando abrió la puerta del conductor, la miro de nuevo, ella tenía una amplia sonrisa mientras asentía con la cabeza, indicándole que se metiera al automóvil, levanto su mano y se despidió, otra vez, y Nezuko rio mientras lo imitaba, con un largo suspiro se adentró a su automóvil.

Nezuko se adentró en su departamento con una gran sonrisa y su corazón brincando de alegría en su pecho, se quitó sus tenis e inmediatamente se colocó sus sandalias, corrió rápidamente hasta la ventana que daba a la calle de frente y al mover las cortinas vio como el carro de Sanemi se encendía antes de perderse rápidamente entre las calles.

Sus mejillas se tiñeron de rojo al observar que, en esa pequeña acción, el Vicepresidente le había demostrado que el esperaría el tiempo necesario hasta que ella estuviera a salvo dentro de su casa.

Sonriendo como adolescente y con las mejillas rojas camino lentamente hacia su cama, con mucha más energía que la de una persona al terminar un largo día.

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Ya dentro de su mansión, Sanemi se quitó su saco mientras lo botaba a una de las sillas que su sala de visitas tenia, giro su cuerpo y miro su reflejo en el largo espejo que adornaba una de las esquinas de las salas.

Sin duda quien se reflejaba era otro hombre tan distinto al que veía todas las mañanas, y la máxima diferencia era la sonrisa que no podía dejar de mostrar. Frunció ligeramente el entrecejo y trato de borrar su sonrisa, fracasando cuando sus labios aún seguían ligeramente levantados. Señalo su reflejo, regañando a su cuerpo. -Comisuras de la boca. Sera mejor que se doblen hacia abajo- trato de bajar las comisuras de su boca, pero no pudo, su cuerpo se resistía, utilizo dos dedos y bajo las comisuras de su boca por un par de segundos antes de que una sonrisa grande se instalara en su cara. Negó con la cabeza y suspiro. -No puedo evitarlo…

Esa noche cuando se fue a dormir, después de más de 20 años no tuvo miedo de cerrar los ojos, no tuvo que tomar ninguna pastilla para dormir o un tranquilizante y poder, aunque sea unas horas dormir sin pensar en nada, esa noche Sanemi pudo dormir en paz con una sonrisa en sus labios.

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"Prométemelo".

Nezuko sintió como Nii-san enredaba su dedo meñique con el suyo mientras sus pulgares se tocaban. Tenía una sonrisa en sus labios y su voz era firme, casi como si habla un adulto con ella y no un niño un par de años mayor que ella.

-"Vendré a verte otra vez, Nezuko."

Ella sonrió y junto sus manos mientras la emoción recorría su pequeño cuerpo. –"¿De verdad? Definitivamente vas a volver para verme, ¿Verdad?"- la respuesta de Nii-san fue asentir con la cabeza. –"No olvidare tu nombre. Shinazugawa Genya."

A diferencia de anoche, Nezuko abrió los ojos con lentitud, su cuerpo no temblaba ni sudaba en frio y su corazón latía normalmente, estaba vez no se levantó abruptamente, sino que abrió los ojos tranquilamente mientras sus ojos trataban de enfocarse.

Con delicadeza se sentó sobre su cama mientras daba un suspiro. -Es cierto, con certeza era Genya-Niisan- ella volvió a suspirar mientras su cabeza seguía reacia a la idea de que Genya fuera ese niño que tanto había buscado, algo dentro de ella le decía que estaba equivocada y que en realidad alguien más era Nii-san.

Negando con la cabeza y sabiendo que no podía llegar a ningún lado además de que a la mañana siguiente tenía trabajo, se acostó de nuevo en su cama para dormir de nuevo y negociar con su cabeza para que entendiera de una vez que el señor escritor era Nii-san.

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Iguro cerro con extrema delicadeza las puertas de madera de la oficina de su mejor amigo. Cuando las dos puertas se juntaron, dejo caer su mano mientras pensaba en qué demonios estaba pasando, negó con la cabeza y camino lentamente hacia el escritorio de la secretaria de su amigo, quien inmediatamente se levantó y realizo una reverencia, esperando pacientemente que hablara con una sonrisa. -¿Está enfermo o algo? Él no ha hecho eso nunca.

Nezuko lo miro con confusión. -¿Qué?

Iguro chaqueo con la lengua. -Sanemi. Se estaba quedando dormido durante la reunión de la mañana y está durmiendo ahora mismo.

Nezuko frunció el entrecejo mientras sus ojos brillaban con preocupación. -¿Otra vez? Se quedó dormido esta mañana. Casi llega tarde a la reunión.

Obanai parpadeo confundido mientras negaba con la cabeza, giro su rostro y miro las puertas de madera. -El gran Shinazugawa Sanemi nunca se relaja, - miro nuevamente a la pelinegra quien negó con la cabeza. -¿Qué habrá ocurrido?

-Yo tampoco estoy segura.

Iguro se encogió de hombros y sonrió de nuevo. -Por cierto, ¿Quiere ver algo divertido?

Nezuko alzo una ceja. -¿Algo divertido?

Los dos se adentraron silenciosamente a la oficina, se acercaron de puntitas a la parte de atrás del sillón donde Sanemi dormía profundamente con los labios ligeramente abiertos mientras estaba acostado de lado, roncando ligeramente. Iguro se inclinó para quedar más cerca del oído del Vicepresidente. -Señor Vicepresidente…- susurro.

-Si- respondió inmediatamente el peliblanco con voz ronca.

Nezuko abrió los ojos sorprendida mientras mordía su labio inferior para impedir que su risa se escapara de su boca. Iguro si rio en voz baja. -¿Quién te gusta más, Oka-san u Oto-san?- pregunto antes de volver a reír, Nezuko coloco un dedo sobre sus labios mientras unas pequeñas risas se escapaban de sus labios.

-Oka-san…

La respuesta de Sanemi solo causo que ambos rieran más, así que optaron por alejarse unos pasos para que sus risas no despertaran al Vicepresidente. -El responde incluso en sueños- dijo Iguro mientras paraba de reír, miro intrigado a su amigo mientras señalaba su cabeza. -¿El cerebro de Sanemi está trabajando 24/7?

Nezuko asintió aun sorprendida. -Lo sé, es sorprendente. Acabo de descubrir que él hace eso.

-Pero nunca lo he visto dormir así. ¿Habrá un gran cambio en su estado mental o algo así? - pregunto Iguro mientras alzaba una ceja. La secretaria Nezuko solo sonrió mientras miraba al profundamente dormido Vicepresidente. Estaba por presionarla un poco más, pero su teléfono comenzó a vibrar a sí que inmediatamente tomo la llamada. -¿Mitsuri-chan? Oh, ya voy. ¿Puedes ir preparando mis papales? Si, en el cajón izquierdo. Muchas gracias, te veo en unos minutos- todo el tiempo que duro su llamada contestaba en susurros mientras pegaba su teléfono a su oreja, sonriendo miro a la secretaria de su amigo al mismo tiempo que guardaba su celular. -Entonces, me voy. Trabaja duro, secretaria Nezuko.

Ella asintió mientras realizaba una pequeña reverencia observando como el Director Iguro se marchaba cerrando la puerta con delicadeza. Sonriendo ella miro de nuevo al Vicepresidente aun dormido, lentamente camino hacia la habitación de al lado de la oficina y tomo una frazada, desdoblándola se acercó hasta el sillón y tratando de ser cuidadosa tapo el cuerpo de Sanemi hasta los hombros, donde doblo lo que sobraba de tela.

Sin poder evitarlo lo observo fijamente a la vez que se sentaba a su lado, su expresión era tan tranquila que incluso tuvo que cerciorarse que aun respirara de lo calmado del movimiento de su pecho. Su mente inmediatamente rememoro aquella vez cuando él se quedó dormido después de que se lastimara el tobillo.

Nezuko observo como el rostro pacifico del Vicepresidente cambiaba a uno lleno de miedo, su respiración se agito, sus puños se apretaron y su ceño se frunció mientras su cuerpo comenzaba a sudar. Ella no tenía que ser una experta para saber qué es lo que pasaba.

Él estaba teniendo una pesadilla.

Preocupada, agarro su brazo y comenzó a agitarlo. –"Vicepresidente. Vicepresidente"- al notar que él no despertaba y que su cuerpo comenzaba a agitarse con más violencia, como si tratara de quitarse a alguien de encima, apretó su brazo y grito. –"¡Vicepresidente!"

Y el despertó mientras daba un pequeño jadeo lleno de terror que estremeció su cuerpo.

Su sonrisa se borró y observo su rostro tan tranquilo, no había indicios de una pesadilla o de un miedo profundo que derritiera al hombre más poderoso que conocía en un simple niño pequeño, frente a ella solo estaba su novio, durmiendo con tanta paz que incluso su corazón se derritió de ternura.

Se despertó de una pesadilla antes. Pero ahora parece estar en paz.

Nezuko suspiro mientras volvía a sonreír como a él le gustaba, acomodo la cobija de nuevo y retiro un mechón de cabello que caía sobre los ojos de Sanemi, acariciando su rostro. Sabiendo que tenía trabajo y que él debía dormir, se levantó y comenzó a caminar hacia la salida.

O esa era intención. Ya que se detuvo cuando sintió la mano de Sanemi sobre su muñeca, jadeando sorprendida mientras su corazón saltaba en su pecho.

-¿Vas a ir algún lado en lugar de quedarte conmigo y vigilar mi sueño?-pregunto con voz ronca, producto de que se acaba de levantar.

Ella abrió la boca sorprendida cuando el tiro con delicadeza de su muñeca a la vez que se sentaba, dando como resultado que ella terminara sentada entre sus piernas con su espalda contra su pecho y sus manos sobre los brazos de Sanemi que rodeaban su cintura. Nezuko sintió sus orejas calientes y sus mejillas rojas, su pecho latía como loco mientras su estómago se encogía. Al sentir la barbilla masculina sobre su hombro, miro a su alrededor nerviosa. -Vicepresidente, ¿Qué vamos a hacer su alguien nos ve?

-¿Quién se va a atrever a entrar aquí? No te preocupes por eso.

Jugo con sus manos mientras su cuerpo temblaba. -No es que este preocupada.

Sanemi sonrió mientras apretaba la cintura de su novia. -Si despertaste mis deseos latentes, ¿No deberías al menos tratar de lidiar con esto?

Ella se encogió, como si quisiera esconder su rostro. -¿Tus q…q…que?- pregunto con voz baja, completamente roja.

-De-se-os- deletreo disfrutando de como ella se tensaba.

Nezuko abrió los ojos sorprendida y se levantó rápidamente con las rodillas temblorosas. -D…Deseos… ¿Cómo puedes decir tal cosa tan casual y fácilmente? – pregunto rápidamente, mientras sus manos jugaban y miraba sus pies.

Sanemi rio mientras se colocaba de pie. -Prepárate. Porque ya no ajustare mi velocidad más.

Ella lo miro con una mano en su pecho antes de sonreír. El la imito antes de estirarse y dejar una mano sobre su cuello, masajeando debajo de su nuca. Nezuko borro su sonrisa mientras la preocupación regresaba. -Pero, no estas enfermo, ¿Verdad? Sigues durmiendo, lo que nunca has hecho antes.

El bajo su mano y negó con la cabeza. -Sucede que desde anoche me he vuelto un poco flojo. No creo que vuelva a tener pesadillas tampoco.

-¿Eh?

-Contacta al doctor Choi, y dile que ya no necesita prescribirme más tranquilizantes.

Nezuko lo miro de arriba abajo. -¿Estás seguro? ¿Realmente estas bien ahora?

Asintió con la cabeza, queriendo quitar toda preocupación de su mente y que sus hermosos ojos rosas volvieran a brillar. -No estoy enfermo. Nunca más.

Nunca más, repitió la mente de Nezuko, sus hombros se bajaron e inconscientemente mordió su labio inferior mientras apretaba sus puños, pensando de nuevo.

Sanemi que conocía cada uno de sus gestos, sabía que estaba guardando algo que estaba deseosa de preguntar pero que no se atrevía o no encontraba las palabras para decirlo. -¿Por qué me estas mirando así? ¿Quieres saber algo?

Ella asintió. -Tengo algo que quiero preguntar. El Nii-san que he estado buscando… ¿Realmente es el escritor?

¡Hola! ¿Cómo están? Espero que bien, que todo esté en orden en su vida.

Wow estoy sorprendida de que casi haya pasado un año desde que actualice, ¿Que loco, no? Pero espero que este capítulo haya sido de su agrado. Esperemos que las actualizaciones ya no tarden tanto jajaja, no es cierto, si serán más seguidas, lo prometo. ¿Hare especial de san Valentín este año? No tengo la menor idea, depende de mis trabajos de la universidad. Cambiando de tema, ¿Como están? ¿Como esta su inicio de año? ¿Tuvieron un gran año nuevo y navidad? Gracias seguir acompañándome y su paciencia, en verdad espero seguir contando con su hermoso apoyo. ¡Muchas gracias por todo el amor que me dan! ¡Espero les haya gustado el nuevo capítulo!, si es así me encantaría que me dejaran un comentario lleno de amor.

Cuídense mucho, por favor, sigan las medidas de seguridad, y sobre todo no bajen la guardia. Los amo con todas mis fuerzas, y espero leernos pronto.

Con amor, la Presidenta Fer.