El anime/manga Kimetsu no Yaiba le pertenece a Goutage y al estudio Ufotable. El k-drama "What's wrong with Secretary Kim?" le pertenece a la cadena de televisión TvN.
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Una visita sorpresa lleva a que Nezuko y Sanemi se reconcilien, pero las cosas no son tan fáciles cuando se tratan de ellos. Los hermanos de Nezuko también llegan, obligando a Nezuko a esconder a su pareja. Tanjito y Hanako dejan en claro su disgusto por su relacion, diciendo cosas que no debieron.
Pese a eso los dos terminan su primer día juntos de una buena forma, quizás era un día bizarro para los demas, sin embargo, ella lo amaba, porque los dos son perfectos.
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What's Wrong with Secretary Nezuko? Capítulo 35
Genya estaba sentado frente al escritorio que estaba dentro de su habitación, la iluminación escasa era un reflejo de cómo se sentía. Tomo una de las copias de su nuevo libro, la primera copia en ser producida, que aún seguía lejos de su verdadera dueña.
Levanto la tapa para encontrarse con su dedicatoria.
Una conexión que empezó por casualidad no puedo haber sido inevitable.
Shinazugawa Genya.
-"Nunca perderé a esa persona que estaba conmigo cuando no podría haber sobrevivido solo"- Genya vio con seguridad a Nezuko, quien dio un paso hacia atrás mientras negaba con la cabeza. –"La protegeré con todo lo que tengo."
Ella abrió los ojos hasta su límite, sus manos temblaron y apretó los puños, giro su cabeza y observo como Sanemi la miraba con tristeza, ella negó nuevamente con la cabeza, pero él ya estaba caminando hacia la salida. Apretó los labios y vio por última vez a Genya, quien sonreía mientras sus ojos brillaban con esperanza.
Mordió su labio inferior y sin importarle ser grosera paso frente a las personas que estaban sentados en la fila, tratando de alcanzar al Vicepresidente. Camino rápidamente hasta la salida.
¿Qué había salido mal?
¿Qué es lo que cambio para que ella se fuera con Sanemi?
Dejo caer el libro para tomar su teléfono, sus dedos trabajaron en automático y buscaron el contacto de Nezuko, su pulgar tembló justo encima del icono de llamada. Una parte de su cerebro le gritaba que lo hiciera, que la llamara para que se solucionaran las cosas y la otra exclamaba que no era correcto, que los dos necesitaban tiempo para procesar los últimos acontecimientos.
Si ya la había esperado tantos años, unos días mas serian sencillo.
Dejo caer su cabeza mientras suspiraba, observando el techo oscuro. Todo estaba bien hasta que Sanemi intervino, su vida de nuevo estaba regresando a la normalidad hasta que su hermano menor intervino, destruyendo todo a su paso.
Dios y sus padres podían perdonarlo, pero él no.
Para Genya, Sanemi no era más que un obstáculo entre Nezuko y él.
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Nezuko abrazaba a Vaca- haz-trabajado-duro mientras revisaba su teléfono, esperando pacientemente un mensaje, una llamada, lo que fuera para saber que su novio pensaba en ella como Nezuko lo estaba haciendo con él.
Su blusa azul holgada y sus viejos leggins azules marinos le brindaban una sensación de comodidad a su cuerpo que su corazón anhelaba. Sin embargo, el tonto hombre dueño de este parecía estar desaparecido ya que no daba señales de vida.
Inhalo profundamente dejando caer la cabeza sobre su peluche. -No me ha contactado ni una vez- sollozo sobre el hocico del animal de peluche, el sonido del timbre resonó por su departamento. -¿Quién es?- pregunto desanimada, sin querer levantar su cuerpo de la cama.
Cuando la persona insistió, ella resoplo levantando perezosamente su cuerpo, camino lentamente hasta abrir la puerta con un puchero en los labios. Abrió los ojos cuando su rostro casi se estrecho con el de su novio. Rápidamente acomodo su cabello, agradeciéndose a si misma por no caer en la tentación de quitarse el maquillaje.
Sanemi enderezo la espalda, escondiendo sus manos detrás de la espalda, trago nerviosamente en un intento de controlar su corazón que a penas la vio latió contento.
-¡Vicepresidente!
Ambos se miraron sin saber que decir justo para girar sus rostros uno para ver la puerta de su casa y el otro para mirar las escaleras. Sanemi carraspeo, mirando como su novia parecía contar cada detalle de la madera.
-¿Estabas durmiendo?- pregunto sin saber que mas decir para romper el silencio.
Nezuko negó, juntando valor para mirar esos profundos ojos púrpura. -Aun es muy temprano para eso.
El asintió, el silenció entre ambos era una especie de mezcla entre comodidad y tensión. Los dos volvieron a dejar que sus ojos se movieran a otros lados antes de volverse a encontrar cuando el Vicepresidente continuo. -Por cierto… Sobre hoy…
-¡Tengo una entrega!
-Tengo una entrega…- Sanemi no pudo evitar imitar las palabras que se colaron en su conversación dichas por una voz masculina. Fue estúpido, sin embargo, necesitaba continuar sino se detendría y las palabras jamás saldrían.
Nezuko parpadeo. -¿Eh?- pregunto antes de que el sonido de alguien subiendo rápidamente las escaleras hacia su departamento los interrumpirá. Una figura masculina con un chaleco neón amarillo con distintos letreros de una compañía de paquetería se colocó a su lado, sus brazos cargaban una gran caja de unicel.
-¿Usted es Kamado Nezuko?
Ella rápidamente tomo la caja. -Si, gracias.
Y con esos, el hombre bajo las escaleras rápidamente, desapareciendo tan rápido como había aparecido. El silencio entre ambos regreso, sin que ninguno supiera como continuar. Nezuko apretó la caja contra su torso lo que conllevo a que los iris purpuras se posaran en la imagen que describía el producto.
Una sonrisa se poso en sus labios. -¿Kimchi de mostaza oriental?
Las mejillas de la pelinegra se colorearon de rojo, era evidente que el Vicepresidente sabía que ella pidió el Kimchi pensando en él, empero, aun necesitaba justificarse, su orgullo se lo exigía. -Esto es de un vendedor estable de compra a casa. Esta muy rico y en oferta, por eso lo compre- rio nerviosamente, sintiéndose ridícula por sus palabras.
Sanemi alzo una ceja. -Ah… Dame un poco…- dijo sin reflexionarse. Los ojos rosas se abrieron mientras el rojo crecía en el bonito rostro de su novia.
-¿Eh?
-Vamos a comer juntos…- paso sus manos hacia el frente, mostrando la bolsa de papel café que emitía un pequeño humo y un rico aroma. -Con esto.
-¿Qué es eso?
-Algo que te gusta, Nezuko.
El corazón de Nezuko brinco de su pecho a su garganta, su estómago se lleno de mariposas y trato de controlar la sonrisa que estaba luchando por asomarse en sus labios. Fingiendo indiferencia, respondió. -Entonces, puedes entrar… O no- dio media vuelta caminando hacia la cocina, gritando en silencio por la emoción.
Sanemi quedo ahí con la bolsa aun colgando de su mano derecha, rápidamente ingreso al departamento de su novia, no sin antes mirar a los lados verificando que nadie estuviera cerca.
Nezuko miro sorprendida la comida frente a ella, leyendo cada kanji que componía el nombre del establecimiento, podía sentir la mirada purpura de su novio sobre ella, no tenia que verlo para saber que estaba nervioso por sus reacciones.
Sonrio amorosamente, sintiendo como su corazón se derretía. Sanemi parecía un niño pequeño que esperaba que su madre le dijera algo después de darle un regalo. -Este es lugar donde voy a comer con mi familia, ¿Fuiste hasta allá por mí?
-Por supuesto, esta carne lo he asado en la parrilla yo solo.
Ella no pudo evitar reír al imaginar a ese imponente hombre, un hombre de negocios en toda la palabra, en una pequeña parilla atento de no quemar la carne, rodeado de humo dentro de un local antiguo rodeado de gente trabajadora, un mundo completamente diferente al que estaba costumbrado, todo por ella.
Su novia.
Sanemi sonrió, esto si estaba bien, los dos felices y tranquilos en la compañía del otro. -Por cierto, la jefa del restaurante dijo que recordaba mi visita contigo. Ella te guardo insectos de la casa, dijo que esos te gustaban.
-¿In…Insectos?
-Si…- como si se tratara de algún material extraño con las yemas de sus dedos saco la bolsa repleta del platillo que estaba perfectamente asado, trato de mantener la bolsa color café dorado lo mas lejos de su cuerpo o ropa, dejando caer los insectos descuidadamente en uno de los platos. Un pequeño escalofrió recorrió su cuerpo cuando los ojos de su novia se iluminaron aun más.
-¡Beondaegi!- Nezuko exclamo mientras tomaba las bolsa, desatando el nudo.
Sanemi rio nerviosamente. -Carne barata e insectos… El gusto de mi novia es muy inusual.
La pelinegra acomodo un mechón del cabello blanco, acariciando con sus dedos el rostro masculino. -Gracias…
Él se removió sonriendo estúpidamente. -¿Por qué te he traído algo que te gusta, secretaria Nezuko?
Ella negó. -Porque estas aquí- con su pulgar acaricio la piel de la mejilla izquierda de su novio. -Porque te echaba de menos.
El Vicepresidente le dio un pequeño beso a la palma que sostenía su rostro, sonrió aún más al punto en que su rostro dolió, bajo la mirada retorciéndose otro poco antes de dejar de sonreír, mostrando su mirada mas seria. -Pero ¿Por qué eres tan racional en el trabajo?
-En el trabajo, tú tienes una posición y yo tengo la mía, así que solo estaba intentando ser cuidadosa. Ahora que lo pienso, creo que estaba intentando mantener las formas más de lo normal. De cualquier forma, lo siento por hacerte enojar, Vicepresidente.
El negó con la cabeza sonriendo como niño pequeño. Sin embargo, nuevamente borro su sonrisa al escuchar como su novia se dirigía a él. -No me gusta.
Nezuko también dejo de sonreír, dejando caer su mano. -Vicepresidente, realmente estas siendo demasiado duro cuando ya me estoy disculpando- tomo un largo trago de su bebida.
Sanemi negó con la cabeza. -No eso, sino el como me has llamado. A partir de ahora, llámame, amor o cariño.
Nezuko se ahogó con su bebida, su corazón latió dolorosamente contra sus costillas, sus mejillas eran de rojo cereza y tuvo que toser para no morir. Nerviosa alzo su mirada, su estomago dio una vuelta de 180 grados. -¿Perdón?- la respuesta que recibió fue la mirada tranquila del Vicepresidente. -¿Qué tal si usamos los títulos que siempre hemos usado? Incluso tú, Vicepresidente, me has estado llamando continuamente secretaria Nezuko o Nezuko.
-Entonces, debería llamarte amor también, ¿Verdad? Amor- Nezuko brinco ante ese apodo, que se sentía casi ilegal en esa voz ronca, su corazón y mente ya estaban en otro universo, -intenta llamarme cariñosamente.
Ante la mirada ilusionada de su novio, Nezuko no pudo evitar intentarlo. Dudaba que pudiera lograrlo, ya que uno, estaba muy nerviosa y dos, su cerebro aun no podía procesar su nuevo apodo con esa voz ronca. Sonrió y para tomar valor dio otro trago a su bebida, Sanemi se acomodó en su asiento, esperando.
Sus labios temblaron, pero ningún sonido salió. Levanto su mano, pidiendo paciencia a su pareja. -A… Am…- cuando estaba por lograrlo, su boca se cerraba. No podía, no podía. -Am…- incluso Sanemi termino de deletrear la palabra, en apoyo. -Am… Am…
-Amor…- susurro el peliblanco.
Volvió a abrir los labios y nuevamente ningún sonido salió, ella no podía, su corazón estaba por estallar. -Hoy no, la próxima vez- el Vicepresidente resoplo. Ella pudo respirar tranquilamente. -Vamos a tomarlo con calma, ¿Sí?
El asintió colocando un mechón de cabello negro detrás del odio derecho femenino, justo cuando se estaba inclinando para besarla, el sonido del timbre los interrumpió. Ambos se separaron y el color del rostro de Nezuko se borró cuando escucho la voz de su Onii-chan.
-¡Nezuko!
El timbre sonó nuevamente y la voz de su Nee-san siguió.
-¡Nezuko, vinieron tus hermanos! ¡Abre la puerta!
Ella se levanto rápidamente, joder, estas cosas solo podían pasarme a mí. Modio sus labios, tensando la espalda, tenia que solucionar esto. Sus hermanos aun no podían saber de su relación, al menos no de esta manera.
-¿Hermanos?- pregunto Sanemi, acomodando su traje. -Debería presentarme a ellos ahora, porque espero desarrollar nuestra relación rápidamente.
La pelinegra comenzó a caminar de un lado a otro, sus manos desacomodaron su largo cabello, el sonido del timbre resonando en su departamento solo aumentaba su ansiedad. -No ahora, por favor, sígueme- tomo el brazo de su novio, obligando al Vicepresidente a levantarse de su asiento.
Miro la puerta, cada vez que sus hermanos tocaban el timbre la adrenalina corría con mas fuerza en su cuerpo, fue cuando estaba caminando hacia donde se encontraba su cama que Sanemi presento un poco de resistencia, tratando de ir hacia la puerta.
-¿Por qué? Necesito saludar Nezuko, son tus hermanos…
Ella negó con la cabeza, colocando una de sus manos sobre la boca del peliblanco. -¡Shhh!- ella corrió, soltó el brazo de su pareja y camino en círculos en el pequeño espacio entre su cama, el escritorio, su armario y su tocador. ¿Dónde demonios podía esconder a un hombre del tamaño de Sanemi?
El en cambio dio media vuelta, con el claro objetivo de dirigirse hacia la entrada. -Nezuko, debería saludar a tus hermanos.
-¡Shhh!- Nezuko rápidamente abrió las puertas de su armario, donde su ropa colgaba perfectamente ordenada, era lo mejor, un espacio donde medianamente él podía estar cómodo mientras ella lidiaba con su familia. Giro su cabeza, y como siempre Sanemi entendió sus intenciones.
El negó con la cabeza. -¿Me estas diciendo que entre aquí?- su novia corrió y sin darle la oportunidad de hacer algo, lo empujo suavemente dentro del mueble, conllevando que terminara sentado. -Pero…
-Lo siento…
Sanemi se levantó deprisa, frunciendo el ceño. -¡Nezuko!- ella dio un paso hacia atrás, mirando entre la puerta y él, su ceja derecha comenzó a temblar. -¡Soy el Vicepresidente del grupo Unqui, Shinazugawa Sanemi!
-¡Pero ahora estas aquí como mi novio!- respondió entre dientes. Ella lo empujo nuevamente, sin importarle su fuerza y lo miro directamente a los ojos. -¡Quédate ahí!- ordeno antes de suplicar. -Por favor…
Ella lucho con él para cerrar las puertas, e incluso ignoró la pequeña objeción que el dejo salir cuando intento impedir que lo encerrara- Pero, Nezuko. No…
Termino ganado la batalla, incluso recargo su cuerpo para impedir que intentara salir. Su respiración agitada, su corazón latiendo rápidamente y la adrenalina corriendo con fuerza en su sangre hizo que su cuerpo comenzara a sudar. -Por favor, mantente en silencio por un momento- acomodo su cabello, inhalando profundamente para relajarse, fingir que estaba tranquilamente en su casa.
Sanemi resopló indignado, estaba claro que no podía hacer otra cosa que obedecer. Si terminaba saliendo del armario de una mujer en medio de la noche seria la peor impresión que podría darles a sus cuñados. Inhalo profundamente acomodando sus piernas en el pequeño espacio que tenía, intentando ser paciente.
Nezuko sintió que las piernas le temblaban al escuchar con más ímpetu el sonido de la puerta, inhalo nuevamente y cuando estaba por abrir noto los zapatos de su novio, rápidamente los coloco dentro de la pequeña zapatera que estaba justo después de la puerta. Rezo a Dios para que ninguno de sus hermanos quisiera guardar sus zapatos.
Rápidamente desactivo el seguro de su puerta, recargándose tontamente sobre la pared. Tanjiro fue el primero en ingresar, con el ceño fruncido, escaneándola de pies a cabeza. -¡Que? Estabas adentro…- detrás de él entro Hanako con las manos detrás de la espalda. -¿Por qué no abrías la puerta?- cuestiono con tono irritado, sus pies rápidamente cambiaron sus zapatos de vestir por una sandalias.
Nezuko tallo sus ojos. -Estaba durmiendo un poco- fingió una voz adormilada y para darle mas realismo "bostezo" exageradamente, estirando su cuerpo. -¿Qué sucede?
Los profundos ojos rojizos de su hermano mayor la miraron unos segundos más, buscando cualquier signo de mentira. Ella trago fingiendo no estar nerviosa. Al parecer funciono porque su hermano chasqueo con la lengua. -Como tu voz no sonaba bien, vinimos a animarte- el ánimo de Onii-chan cambio tan rápido que no le sorprendió que ahora estuviera sonriendo ampliamente.
Nezuko tenía sus sospechas de la razón por la cual su hermano cambiaba su humor tan drásticamente, sin embargo, fingiría sorpresa cuando les diera la noticia.
Hanako vitoreo emocionada mientras mostraba una bolsa de papel café que sospechosamente expedía el mismo aroma de la comida que descansaba en su comedor. Sus hermanos rieron. -Si ves que te compramos, te sorprenderás- Hanako comenzó a avanzar junto con Tanjiro, ella retrocedió sabiendo el lugar donde la estaban guiando. Una sonrisa fingida se poso en sus labios, mientras su mente viajaba al hombre dentro de su armario. -No es otra cosa que… ¡Carne! ¡Fuimos a la tienda y compramos mucha carne! - grito su hermana, agitando sus piernas.
Nezuko abrió la boca sorprendida, arrinconada en el lugar donde hace unos minutos estaba sentada, a punto de cenar con su novio. Fingió estar feliz por esa sorpresa, aunque el jadeo que salió de sus labios parecía más de horror.
Hanako dio dos pasos, abriendo la bolsa. -Estaremos deliciosamente…- su sonrisa se borro cuando bajo la mirada, observando toda la comida que ya estaba servida. -Estabas comiendo- dejo la bolsa en el único espacio que estaba vació, justo al lado de la otra bolsa exactamente a la suya.
Tanjiro rápidamente se acercó con el ceño fruncido, una mesa perfectamente preparada, dos platos, dos bebidas, dos sillas que parecían ya habían sido ocupadas.
-Ah, de repente yo quería comer, y fui por un poco- justifico nerviosamente Nezuko.
Onii-chan negó con la cabeza. -Pero ¿Por qué hay suficiente para dos personas?
Hanako asintió, dejando su bolso sobre la silla. -Es cierto. Tu no podrías comer todo esto, aunque lo hicieras con amabas manos.
-Bueno… Sobre eso… Yo…
Y ahí fue cuando todo cuadro para Tanjiro. Apretó los puños hasta que sus nudillos se volvieron blancos. Ese hombre estaba molestando nuevamente a su hermanita. -De casualidad, ¿Dejaste que el Vicepresidente o lo que fuera entrara a tu casa otra vez?- cuestionó con la mandíbula apretada, sus dientes comenzaron a rechinar.
Sanemi, dentro del armario, parpadeo confundido.
-Veras… El solo comió las cortezas y se fue justo después- justifico Nezuko, tratando de controlar el temperamento de su hermano.
No funciono.
Tanjiro rio sarcásticamente, incluso Hanako dio un pequeño paso hacia atrás. -¡Ja! ¿Ese humano no tiene otro lugar a donde ir a pesar de que es un millonario? - Nezuko miro el fondo de su departamento, donde su escritorio estaba, desenando que su novio no escuchara nada. -La última vez, comió ramen en tu casa también.
Un tic en ojo derecho de Sanemi comenzó.
Hanako cruzo los brazos. -Eso es cierto, entonces, después de que comió tu ramen, ¿Te invito carne de bajo precio? Oh Dios, ¿Qué paso con la escala de los millonarios? -
Nezuko maldijo dentro de sí, Sanemi negó con la cabeza controlando las ganas de salir a defenderse.
-Hoy no lo invite, el personalmente me lo compro- ella lo defendió.
Tampoco funciono, sus dos hermanos exclamaron indignados. -¡Increíble!- exclamo Nee-san, golpeando la mesa. -¿Estás diciendo que te compro esto en lugar de carne de costilla? ¡Oh Dios! ¡En serio! ¿Qué pasa con la escala de los millonarios?
Sanemi comenzó a respirar agitadamente, su cuerpo se meció mientras su mente contaba de 1 al 10, repetidas veces. Nezuko quería morirse, mordió su labio inferior queriendo que de la nada callera algo del cielo que hiciera a sus hermanos guardar silencio.
-Nezuko, te dije que realmente no es una buena pareja para ti- continuo Hanako. -Como te dije, él está en una escala diferente- Nezuko cerró los ojos mortificada. Dios, estas cosas solo pueden pasarme a mí. -E incluso si están enamoradas, estoy segura de que su familia no les dará sus bendiciones. Te dirán "aléjate de nuestro hijo" mientras te dan un sobre con dinero. ¿Qué va a pasar una vez que salpiquen agua en tu cara?
Sanemi tembló… Nezuko rio nerviosamente.
-Dios, mis hermanos han visto demasiadas novelas.
-¡Como sea! ¡Incluso si su familia permite su relación, no puedo darte mi bendición! - intervino molesto Tanjiro, estaba harto de esto. ¿Por qué Nezuko seguía defendiendo a su jefe? Incluso se resistiría a eso ojos de perrito abandonado que en este momento ella le estaba dirigiendo. -¡Me dijiste que es una persona egoísta que solo se preocupa por él mismo!- grito.
Sanemi apretó los puños, mordiendo con fuerza su labio inferior.
-¡Onii-chan! ¡¿Cuándo dije eso?!- pregunto ella entre dientes.
Hanako no ayudo. -Y, sobre todo, ni siquiera puede besarte correctamente debido a la disfunción sexual.
Nezuko abrió los ojos horrorizada negando con la cabeza. ¿Estaría tan mal pedir desaparecer de la faz de la tierra?
Dentro del armario, Sanemi se quedó inmóvil, estupefacto por esas palabras.
-Dile que si tiene un momento en su apretada agenda venga a visitar la oficina del urólogo una vez, y trate su problema.
Los ojos purpura bajaron para observar su entrepierna, sus pies comenzaron a golpear ligeramente la madera debajo de su cuerpo, quería matar a alguien, no, estaba equivocado, quería descuartizar a alguien, lentamente. Estaba costando todas sus fuerzas no salir a defender su orgullo como pareja y hombre.
Dios, por favor, ayúdame a salir de esta situación irrisible, pensó Nezuko, su cabeza dolía y no tenia suficientes fuerza mental para pensar en como hacer que sus hermanos se fueran de su departamento a la vez de formular un plan para explicarse con su novio.
Dios, por favor…
-Discutamos esto con mas detalle mientras bebemos- Trae el licor.
Ella salto cuando vio a su hermano sentarse en el sofá, negó con la cabeza a su hermana quien corrió con una bolsa de lo que parecía ser latas de bebidas alcohólicas. -Vamos Nezuko.
Y Nezuko, por esos segundos, maldijo la sonrisa y visita de sus hermanos. Rezo en silencio antes de girar bruscamente, tenía un plan, así tuviera que echar a rastras a sus hermanos.
-Nezuko, apúrate ven y como. Es delicioso.
-¡Salud!
-Nezuko, ¡Salud!
Ella bebió apresuradamente la lata que Hanako le entrego, como sus hermanos pensaron que estaba de mejor ánimo, bebieron de igual forma sus bebidas. Cuando las tres latas vacías fueron depositas en el cesto de basura, Nezuko se levantó rápidamente, indicándoles a sus hermanos la salida.
Tanjiro realizo un puchero. -¿Por qué? Dije que tomemos un trago más, ¿En verdad quieres que nos vayamos?
Ella tomo el portafolio y bolso de mano de sus hermanos. Hanako realizo un puchero con sus labios. -Vamos, solo una lata más.
Ella rápidamente negó con la cabeza, empujo a Nee-san, obligando a Onii-chan a levantarse. -La próxima vez.
-¡No seas así! ¡La próxima vez no será lo mismo!
Los ignoro, simplemente continúo empujándolos, sus hermanos apresuradamente se colocaron sus zapatos- Vamos- abrió la puerta y prácticamente los echo, sus manos rápidamente entro el portafolio y la bolsa, sin importarle si estaban con su dueño. -¡Adiós hermanos!- se despidió, cerrando rápidamente la puerta, sin importarle si tenían algo mas que decir.
El silenció inmediatamente llego preocupándola, mordiendo su labio inferior corrió hasta quedar frente a su armario. Tontamente toco, anunciando su presencia, como si sus pasos apresurados no fueran suficientes. -Vicepresidente- susurro abriendo las puertas.
Jadeo horrorizada ante la imagen de su novio abrazando sus piernas, con la cabeza baja y un aura de derrota. El no dijo nada, lo que hizo que su paciencia se fuera por la borda, quería lidiar con el Sanemi que despotricaba cuando se molestaba, no con el Sanemi frio e indiferente.
Con dedos temblorosos coloco su cabello detrás de su oído derecho, buscando las palabras para disculparse sobre los comentarios de su familia. Esto era precisamente lo que quería evitar cuando se negó a que él saludara, sus hermanos aun tenían un concepto erróneo de Sanemi que, desgraciadamente, ella había alimentado con su enojo.
Quería cambiar su forma de verlo antes de presentarlo como su pareja.
El la miro ferozmente provocando que un escalofrió recorriera su cuerpo, dio un paso hacia atrás, bajando la mirada, sus dedos se retorcieron ansiosamente.
Los labios de Sanemi temblaron, junto sus rodillas con su pecho. -Secretaria Nezuko- inicio, tratando de modular la frustración en su voz. La pelinegra se encogió, asintiendo lentamente. -¿Exactamente que les dijiste sobre mí?
Ella movió los labios sin embargo ningún sonido salió. Exhalo y comenzó de nuevo. -Creo que entendiste las cosas mal…
-No les dijiste nada sobre las cosas de superproducción que hice por ti, ¿Solo les contaste que comimos ese ramen? - la observo nuevamente y ella bajo la cabeza. -¿Y que quieres decir con que soy egoísta? Si fuera egoísta, ¿Te traería comida e insectos de tu restaurante favorito?
-Lo siento… Entiendo totalmente que estes enojado.
Sanemi suspiro. -Detengámonos aquí.
El corazón de Nezuko se detuvo, las esquinas de sus ojos se llenaron de lagrimas y el respirar se volvió imposible, El no puedo hablar enserio…
¿Verdad?
Sanemi giro su cuerpo, dejando caer sus piernas, sus brazos cayeron sobre sus piernas notando los orbes llenos de lágrimas. Quizás estaba siendo un poco cruel, pero, la dejaría retorcerse un poco en su propio dolor por unos segundos, Dios sabia que estaba loco por esa mujer, sin embargo, se sentía lastimado.
No obstante ver el dolor en su mirada era mucho peor. Se sentía como ser quemado en vida.
-¿Y si entramos en otra discusión? Acabamos de arreglarlo- cedió dejando ir sus pensamientos.
Nezuko sintió que regreso a la vida, respiro nuevamente sintiendo el alivio. Ella se dejó manejar por él, su brazo tomo una de sus muñecas jalando su cuerpo hasta que se sentó sobre las piernas masculinas. El brazo derecho de su novio inmediatamente envolvió su cintura mientras la mano izquierda quitaba los cabellos de su rostro.
Su sonrisa fue como ver el amanecer. -Y eres demasiado bonita no puedo permanecer mucho tiempo enojado contigo.
Ella sonrió juntas sus labios con los de Sanemi, quien inmediatamente correspondió. Se besaron dejando salir el carrusel de emociones que habían sentido en el que ambos sabían eran el primer día de pareja más bizarro de la historia.
Nezuko sonrió envolviendo sus brazos en el cuello del Vicepresidente, sintiendo como sus cuerpo se juntaban, las grandes manos masculinas acariciaron su cuerpo. Inclino la espalda hacia atrás hasta que su cuerpo topo con la puerta de su armario, encantada de sentirse atrapada entre el fuerte cuerpo de Sanemi y la madera.
Jadeo cuando la punta de la lengua de Sanemi delineo su labio inferior. Pidiendo un permiso que no tarde en conceder. Sus lenguas se encontraron en una batalla que ninguno de los dos quería perder.
Estaba agradecida con él por sentarla sobre sus piernas, sus rodillas se volvieron gelatina y si hubiera estado de pie seguramente ya se hubiera caído.
Quizás su primer día como pareja había sido anormal, no obstante, ella no lo cambiaria por nada. Porque ninguno de los dos era una persona normal, y todo lo que hacían, juntos, aunque fuera algo fuera de los estándares, era hermosa.
Se amaban y eso era lo que importaba.
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Al día siguiente Nezuko llego al trabajo con una sonrisa. Saludo a sus compañeras e inmediatamente se fue a su escritorio. Dejo su bolsa, se sentó y prendió su computadora. Sus ojos se posaron en el escritorio vació del Vicepresidente.
Sus mejillas se colorearon de rojo recordando la pasión con la que ayer se besaron, sus labios hormiguearon recordando la presión con la que se devoraron mutuamente, era increíble como el amor aturdía sus sentidos, dejando que solo pensara en una cosa.
Shinazugawa Sanemi.
Sus pensamientos se detuvieron cuando la notificación de un mensaje sonó. Ella rápidamente tomo su teléfono el nombre del hermano mayor de Sanemi brillo en la pantalla, abrió el mensaje, leyendo tranquilamente.
Ese día apresure las cosas. Me siento inquieto por ponerte en una situación incómoda. Pasare por tu lugar de trabajo después. Hablemos un rato.
La sonrisa de su rostro desapareció, mordió el interior de su mejilla consciente de lo que tenia que hacer. Era mejor dejar las cosas claras antes de que este lio se complicara más. Ella no deseaba ser otro motivo para que Sanemi tuviera problemas con su hermano mayor.
Tomo una decisión y se aferraría a ella.
Al escuchar los pasos tan familiares que se acercaban a su escritorio, ella se levantó realizando una pequeña reverencia mientras Sanemi doblaba la esquina. Ambos se sonrieron.
-Buenos días, secretaria Nezuko.
Su aura era tan distinta, brillaba y estaba contento. Amaba cada faceta de su Vicepresidente, pero sin duda su favorita era esta. -Buenos días- ella lo detuvo justo cuando estaba por dar los pocos pasos que separaban el escritorio de su oficina. -Espera- ella le mostro su celular. Sus ojos se entrecerraron mientras leía. -¿Puedo verlo por un momento?
Por su tono Sanemi sabía que no le estaba pidiendo permiso, le estaba informando. Nezuko bajo el celular y continuo.
-Quiero decirle claramente como me siento y ponerle fin.
-Esta bien. Hazlo.
Ella inhalo, nerviosa, solo podía rezar para que las cosas salieran bien y que las cosas por fin se calmaran.
Los tres eran adultos, no adolescentes inmaduros.
A la hora del almuerzo Nezuko se salió de su oficina, camino hasta una de las cafeterías cercanas al edificio, donde Genya le había indicado que le quedaba mas cerca. Estaba sentada en una de las mesas del fondo, esperando mientras sus ojos recorrían el hermoso y amplio jardín que rodeaba la cafetería.
Los inmensos ventanales dejaban que el local se iluminara naturalmente.
De reojo noto como Genya se acercaba a la mesa, cuando quedo frente a ella, lo miro. Esos ojos purpuras tan diferentes a los que amaba, lo observaron con esperanza y lo que parecía miedo.
Ninguno dijo algo.
El silencio se volvió incomodo.
Genya tomo asiento, quería decirles tantas cosas, pero las palabras se amontonaron en su garganta. -¿Has estado bien?- comenzó.
-Si, bueno…
-Ya que evadiste mis llamadas los últimos días, me siento incomodo, así que no sé como comenzar. Aun así, gracias por venir a verme, es agradable verte- no recibió una respuesta, los iris rosas observaron la taza que parecía contener café, reflexionando sobre lo que quería decirle. Esto no era lo que esperaba cuando le pidió verla, él tenía que hacerlo algo. Rápidamente. -Ese día… Lamento la confesión repentina. Quería entregarte mis sinceros sentimientos de cualquier forma. Estabas sorprendida, ¿Verdad?
Nezuko asintió, sin tratar de fingir una sonrisa. -Si, ya que nunca te vi de esa manera- Genya abrió la boca, evidentemente sorprendido. -Tú eras el Nii-san con quien estaba agradecida por cuidarme en una situación tan difícil cuando éramos pequeños. Quería encontrarte un día, pero, no era nada romántico, no te veo como una mujer a un hombre. Así que… No puedo aceptar tus sentimientos.
Genya apretó los puños, frunciendo el ceño. -Me dices esto ¿Por Sanemi?- pregunto, aunque ya sabia la respuesta.
Nezuko asintió. -Así es.
El exploto. -¿Sabes cuanto he pasado todo este tiempo gracias a Sanemi?- trato de modular su voz, apretando la mandíbula. Lo que menos deseaba era llamar la atención sobre ellos, peso a eso aun necesitaba que ella comprendiera, que se quitara la venda que nuevamente Sanemi coloco sobre sus ojos y se diera cuenta de la verdad. Y si para eso necesitaba hablar con dureza, lo haría. -¿Sabes cómo me siento después de experimentar tanta angustia, renunciar a todo e incluso ir al extranjero a estudiar por culpa de ese idiota?
-¿Estás diciendo eso otra vez?
La voz de Sanemi los interrumpió, Nezuko inmediatamente se coloco de pie, ligeramente sorprendida de verlo.
Genya maldijo en voz baja.
Sanemi camino hasta estar a un costado de su novia, quedando frente a su hermano. No quiso seguirla o interrumpirla, no obstante, estaba preocupado por ella. El hecho de que tardara solo confirmo su teoría de que Genya estaba, nuevamente, tratando de volverlo el malo.
Su hermano suspiro colocándose de pie. -¿Cuánto tiempo mas planeas hablar de eso? ¿No estar harto de eso? - cuestiono fastidiado.
-¿Harto? ¿Cómo puedes decir eso? Ese día sigue siendo muy claro para mí. Por eso todavía estoy viviendo en dolor- Sanemi elevo una de sus cejas, completamente indiferente. -Pero tú no sientes dolor, ¿Verdad? Porque has borrado los recuerdos que no te favorecen.
El Vicepresidente negó con la cabeza. -No seas un imbécil. Tampoco llames a Nezuko para hablar de esta tontería en el futuro. Si intentas hablar de estas tonterías una vez más delante de Nezuko, no lo dejare pasar, aunque seas mi familia- ignoro a su hermano extendiendo una de sus manos a su novia, quien inmediatamente tomo su mano, enredando sus dedos. -Vámonos.
Y sin permitir despedirse comenzó a caminar rápidamente, ella no presentó ninguna resistencia pese a que le costara trabajo seguir sus pasos.
Genya empujo la silla, maldiciendo a su hermano.
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Cuando estuvieron unos metros lejos de la cafetería, regresando a la oficina, Nezuko se atrevió a hablar, deteniendo sus pies. -Vicepresidente…- dijo, su novio giro su cuerpo para que quedaran frente a frente, su ceño aún seguía fruncido. -El señor escritor esta pasando por un momento difícil, ¿No sientes pena?
Su pulgar comenzó a acariciar el dorso de la pequeña mano que estaba contra la suya. -No recuerdo el pasado en absoluto con el que mi hermano esta obsesionado. Sentirme culpable por algo que no recuerdo en absoluto, ¿No crees que sería hipócrita? - ella asintió, sus ojos brillaron ligeramente tristes, con su mano libre acomodo un mechón de cabello negro que el viento desacomodo. -Espero que no hablemos de eso momento a partir de ahora.
Nezuko asintió. -Está bien, yo comprendo.
-Vamos.
Ella se dejo guiar hasta el automóvil de su novio, quien abrocho su cinturón para después arrancar el carro, perdiéndose por las calles de la cuidad. -¿A dónde vamos?- indago con una sonrisa.
Sanemi sonrió, tomo una de las manos de su novia llevándola hasta sus labios, donde deposito un pequeño beso sobre el dorso. -Vamos a dar una vuelta, hoy seré el secretario ejecutivo de Kamado Nezuko- ella rio con las mejillas rojas. -Te ves más bonita cuando sonríes, ¿Tienes un lugar en mente?
-No estoy segura. Quizás dar un pequeño paseo.
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Cuando cayo la noche los dos decidieron caminar un poco por un muelle cercano a Tokio, disfrutando de su compañía mutua mientras veían el hermoso paisaje perfectamente iluminado por las farolas.
Los arboles de cerezo se movían por el viento dejando caer sus pétalos. Estar completamente solos en un lugar tan bonito daba un aura tan romántica que Nezuko no quería ir.
-Es muy bonito.
Sanemi sonrió observando como su novia se abrazaba a si misma, sus manos frotaron sus brazos repetidas veces. -¿Tienes frio?- pregunto.
-Un poco. Estamos en el rio, así que hace un poco de frio.
Él se detuvo. -Espera aquí un segundo- ordeno antes de correr.
Nezuko miro el cielo lleno de estrellas, escuchando la alarma del automóvil de su pareja. Repentinamente un suéter rozo sus hombros, brindándole el calor extra que necesitaba. Sus fosas nasales se vieron acaparadas por el incomparable aroma de Sanemi. Ella lo miro sorprendida mientras él acomodaba el frente del suéter.
-Ponte esto.
Ella sonrió, jugando con las mangas. -Gracias. Es borgoña. Se te ve bien en borgoña, pero seguramente eso ya lo sabes.
Su novio rio. -Eso es verdad, me vio extraordinariamente bien en borgoña.
Nezuko también rio. -No pienso decir que no.
-No fui yo quien dijo eso, esas son palaras de un diseñador que solía adorarme.
-¿Quién es? ¿Lo conozco?
El negó con la cabeza. -No, el es amigo de mi madre. No lo conoces. El solía adorarme desde que era pequeño. Solía hacerme ropa personalmente de vez en cuando.
La pelinegra abrió los ojos. -¿Personalmente?
-Si. Me dijo que ni siquiera hizo ropa para sus propios sobrinos, solo hizo ropa especialmente para mí.
"No era una chaqueta. Era un cárdigan. Un cárdigan que fue hecho a la medida por el diseñador Jang Jeong Do, especialmente para él."
Las palabras de la madre de Sanemi resonaron en su cabeza, lo poco que podía recordar de ese niño que la ayudo, vestido con su cárdigan borgoña mientras le sonreía jamás se borraría de su mente.
"Él es mi hijo, pero hablando de manera objetiva, verdaderamente le quedaba muy bien. No tienes idea de lo lindo que se veía ese día cuando salió de la casa con ese cárdigan puesto."
Sanemi, ignorante de los pensamientos de Nezuko, suspiro, disfrutando del aire ligeramente frio a su alrededor. Estaba tan relajado que inconscientemente bostezo. Cubrió con su mano su boca, apenado. -No me malinterpretes. Bostece porque me siento cómodo a tu alrededor, no porque este aburrido. Me pregunto si es porque estoy relajado ahora. Me siento somnoliento a pesar de que duermo lo suficiente.
Nezuko sonrió. -No importa, ¿Te gustaría descansar un poco en el auto?
Sanemi carraspeo, rasco nerviosamente los cabellos de su nuca. -Se que no es correcto hacerlo durante una cita, pero ¿Puedo descansar rápidamente?
Ella tomo la mano de su novio, comenzando a caminar. -Vamos.
Ya dentro del auto, rodeada de silencio, Nezuko se permitió pensar. Miro a su novio dormir profundamente, fue inevitable sonreír, delicadamente quito algunos de sus mechones blancos que estaban sobre uno de sus ojos.
Se veía tan tranquilo… Tan hermoso…
Suspiro enamorada, tratando de tranquilizar su mente. No fue posible, sus ojos cayeron en el suéter borgoña mientras su mente rememoraba su conversación con la madre de Sanemi, juntando con las pequeñas pistas que su pareja sin querer le había entregado en sus conversaciones.
"¿No sintió frio en ese cuarto? A él siempre le da frio."
"¿Qué pasa si alguien se enferma?"
"Estoy bien. Soy bastante fuerte y saludable."
"Eso lo sé. Me refiero a mí. ¿Qué pasa si yo atrapo un resfriado?"
"Es cierto, no recordaba que eres sensible al frio."
"No olvidare tu nombre. Shinazugawa Genya."
"¿Qué paso después? ¿Cómo estaba mi Nemi?"
Nezuko apretó la tela del suéter borgoña. Si, ella ciertamente dijo Nemi esa vez. Miro a su pareja con los ojos llenos de lágrimas. Un error cognitivo que un niño experimenta a menudo. Quizás… ¿Si cometí un error cuando trate de memorizar un apellido que me costaba pronunciar?
Armándose de valor y conteniendo la respiración giro su cuerpo. Sus labios temblaron, su corazón latió con fuerza contra su pecho.
Era ahora o nunca.
-¿Nemi-Nii?
El silencio que siguió a su pregunta fue asfixiante, la primera lágrima corrió por su mejilla, sus dedos se enterraron en los músculos de sus piernas. La ansiedad contrajo su vientre, especialmente cuando el Vicepresidente se movió, acomodando su cabeza en el asiento.
-¿Qué pasa?
Y el mundo de Nezuko se detuvo.
¡Ala! Las cosas están saliendo a la verdad, Sanemi ya no podrá engañar más a Nezuko. Preparen los pañuelos porque la verdad esta por ser contada... Pero antes momentos bonitas de nuestros tontos jajaja.
