Disclaimer Inuyasha le pertenece a Rumiko, no me pregunten. ¡De ser mío, todo el Shichinin-tai estaría vivo! Como sea, yo sólo me entretengo manipulando los hilos en esta historia.

Advertencia: Shounen Ai. No es muy fuerte, pero aquí está.

Pairing Suikotsu x Bankotsu, Jakotsu x Bankotsu

Glosario: Tadaima – Hemos vuelto.

Onii-chan – Quiere decir hermano, pero también puede ser empleado para decir amante.

Nandemo – Nada.

Shouji – Las puertas de papel que aparecen mucho en Ranma 12 o.o

Nan da to? – ¿Qué dices?

Gomen nasai – Perdóname.

Nani – Qué!

Capítulo 9.-Mis garras de acero.

-

"Escúchame..." la voz de Bankotsu rompió el silencio luego de varios minutos de haber venido caminando sin atreverse ninguno a decir nada.

Suikotsu les había seguido, pese a que no entendía lo que sucedía, porque, después de todo, aquellas personas parecían conocerle. Y porque, muy en el fondo, todavía deseaba ir en busca de aquella niña...

Así que levantó la cabeza, con su cabello negro ahora sujeto en una coleta y unas ropas sin armadura sobre su cuerpo, y vio con atención el perfil del joven que caminaba a su lado.

"Lo más probable es que en estos momentos no nos recuerdes, y que no vayas a hacerlo pronto..." dejando escapar un suspiro agotado, los ojos azules de Bankotsu buscaron el rostro de Suikotsu. "...pero la verdad es que te conocimos hace más de 17 años." dijo, y los ojos del doctor se ensancharon.

"¿17 años¿T-tanto tiempo..?" se llevó una mano a la cabeza, y repentinamente, un gruñido ahogado se escapó de su garganta. "¿P-por qué no puedo recordarlo..?" jadeó, sujetándose la frente con la palma extendida.

Sus cejas estaban arqueándose escandalosamente, y a pocos pasos de él, Jakotsu lo miraba, preocupado.

Diecisiete años eran muchos. Los suficientes como para grabar en tu memoria el rostro de una persona.

Pero entonces¿Por qué no podía recordarles? No. La última imagen que seguía firme en su cabeza era el rostro agonizante de aquella niña; el crujido de la madera consumiéndose entre las llamas, el aroma del humo y las voces histéricas de los campesinos pidiéndole que escapara.

"�¡No voy a dejarla morir!" pudo escucharse a sí mismo gritando, mientras movía los labios en una exclamación muda, y bruscamente abrió nuevamente sus ojos.

Bankotsu se había detenido justo frente a él y lo miraba, con la sombra del ocaso oscureciendo su rostro.

"Suikotsu..."

"�¡La niña!" volvió a gritar, sujetando con fuerza el cuello de la ropa de Bankotsu. "¡Tengo que encontrarla¡Ella podría estar... ELLA...!"

"¡Suikotsu, esa niña está muerta!" exclamó Bankotsu, con voz firme, y la mirada aterrada de Suikotsu se profundizó todavía más.

¿Muerta?

Pero no podía ser... ella aún respiraba cuando... ¡Y el fuego!

"¡No, es mentira!" chilló, e involuntariamente sus piernas cederrón bajo su cuerpo. "�¡Por favor¡Tengo que encontrarla! ...por favor, ayúdame..."

Sin decir nada, Bankotsu sujetó los hombros del médico.

"Suikotsu..." llamó, pero él no le respondió. "...todo va a estar bien..."

En silencio, desde un punto considerablemente alejado, Jakotsu suspiró.

Estaría haciendo falta un poco de sangre para que su hermano volviera a ser el mismo.

Y no es que le desagradase el doctor, sino que era más divertido estar con el asesino.

El problema era que no deseaba hacer sufrir a Suikotsu de una forma tan repentina... y entonces lo recordó.

"En aquella ocasión..." dijo, finalmente, y la mirada de Bankotsu se levantó hasta él. "...en esa ocasión, antes de que Sesshoumaru llegase, sucedió algo extraño con Suikotsu..."

Bankotsu arqueó las cejas, curioso e instándole a continuar.

"En el momento en que le vi..." sus ojos verdes se volvieron hacia el médico, quien le devolvió la mirada, asustado. "...creí que había vuelto a ser éste torpe, pero... cuando los aldeanos llegaron... Suikotsu los atacó sin ninguna consideración.."

"¿Qué?" los ojos azules del líder se ensancharon ligeramente, y el doctor se llevó una mano a la boca, sorprendido.

"Me dijo que finalmente había conseguido un equilibrio mental como nunca antes, que la confusión dentro de su cabeza había terminado... era muy extraño.. Pensé que no volveríamos a ver ni al médico ni al asesino, pero entonces... bueno..."

"¿Dices que Suikotsu consiguió controlarse?" volviéndose para ver a Suikotsu, el lancero colocó una mano sobre el hombro del doctor, quien jadeó débilmente. "Vaya, me hubiese gustado haber visto eso..."

"Pero ahora..."

"¿Y a qué viene todo esto?"

"Bueno... tal vez deberíamos dejarle ir a buscar a esa niña... como la última vez.." sugirió Jakotsu, sonriendo ligeramente. "Quizá si vuelve a suceder algo parecido, pueda entrar en razón..."

Pero a Bankotsu no le agradó la idea. Porque la última vez había sido bastante incómodo hacerle regresar hasta ellos. Y el hecho de tener que pasar más tiempo alejado de Suikotsu tampoco le parecía.

Se limitó a sacudir negativamente su cabeza antes de palpar suavemente los brazos fornidos del doctor.

"...es tarde, volvamos a casa."

Jakotsu sabía que no le haría cambiar de parecer.

Así que no protestó.

-

Llegaron a la aldea abandonada con las primeras horas de la noche.

La luna menguante brillaba ya en la mitad del cielo y su débil luz iluminaba los techos nevados de la vieja posada.

Jakotsu se adelantó a subir la escalinata de madera que adornaba el pórtico cuando hubieron arribado, y perezosamente abrió la puerta con un movimiento brusco.

"�¡Tadaima!" exclamó, y su voz resonó por todos los corredores vacíos.

Aunque no esperaba que Renkotsu acudiera a su saludo, secándose las manos en un delantal, sonriendo y pidiéndoles que pasaran a cenar.

Una sonrisa irónica se dibujó en sus labios cuando la imagen apareció en su cabeza, pero se desvaneció casi de inmediato cuando, sorprendentemente, el comandante apareció caminando por el corredor oscuro, a pasos cortos y viéndolos de mala gana.

"¿Lo encontraron?" fue su saludo, y sonriendo, Jakotsu cabeceó.

"Está afuera, con Bankotsu no Oo-aniki." afirmó, entrando en la casa y dando paso a un contrariado Suikotsu de pie todavía en la calle en compañía del joven líder.

Las cejas de Renkotsu se arquearon ligeramente.

"Ah, es ese doctor de nuevo." dijo, sacudiendo la cabeza. "Seguramente no los recuerda."

Riendo, Jakotsu asintió.

"Está un poco cansado, así que Bankotsu no Oo-aniki nos pidió que camináramos despacio. Y también se siente confundido..."

El sonido de una pila de nieve cayendo sobre la cabeza de Suikotsu seguido por un grito apagado confirmó las palabras del espadachín, quien volvió a reír y pasó de largo a Renkotsu, a pasos largos.

"Iré a buscar algo para comer." fue lo único que dijo, antes de desaparecer en una esquina.

De pie en el umbral de la puerta, Renkotsu frunció el cejo.

Había estado esperando que Suikotsu conservara la cordura para pedirle que se encargase de suturar algunas de las heridas en el cuerpo de Ginkotsu, pero siendo aquél inútil doctor quien había vuelto a casa, simplemente no le servía de nada.

Así que se dio la media vuelta y regresó por donde había venido, pensando en que sería buena idea poner a calentar las piezas de Ginkotsu en el horno de la cocina.

-

"¿En dónde estamos?" preguntó finalmente Suikotsu, tras un par de minutos de haber visto a la chica entrar a la casa. Le parecía haber visto a un hombre recibirla, pero no estaba seguro de eso.

Y de todos modos no quería saberlo.

De pie a un costado de él, el otro chico se llevó las manos a la nuca y sonrió.

"Es nuestra base temporal." declaró, observando con ojos críticos la estructura. "Está un poco vieja, pero era lo mejor que este pueblo podía ofrecernos."

Los ojos marrones de Suikotsu se volvieron hacia él, confundidos.

"¿Base¿Somos soldados o algo así?"

Riendo entre dientes, Bankotsu asintió.

"Algo así."

Quedándose en silencio un momento más, Suikotsu inclinó la cabeza.

En aquél lugar el suelo todavía estaba cubierto de nieve, aunque el sol calentaba ya durante el medio día. Tenía un poco sobre la cabeza y los hombros, y sin necesidad de volverse, supo que aquél chico lo estaba mirando, divertido.

Era incómodo.

"B-Bankotsu-sama.." llamó, y el muchacho cabeceó.

"¿Hmm?"

Se sintió repentinamente torpe cuando los ojos azules se encontraron con los suyos, y cabeceando, desvió la mirada.

"N-Nandemo..."

Mirándolo con un gesto de confusión, Bankotsu se cruzó de brazos.

Suikotsu estaba más raro de lo normal...

Pero como estaba haciendo frío, decidió que ya pensaría en eso después de tomar un baño y una cena caliente.

Así que sonriendo empujó a Suikotsu por la espalda, hacia las escaleras.

"Maa!" exclamó, haciendo caso omiso del cuerpo tensado del doctor. "Adentro, adentro, tengo frío."

Y, nervioso, Suikotsu supo que no podría negarse a sus peticiones.

-

Habían cenado en silencio, en compañía de un hombre que había dicho llamarse Renkotsu y que no paró de verle con un gesto extraño.

Sólo algo de verduras encurtidas y una poca de carne seca que Jakotsu había encontrado en la cocina todavía en buen estado, pero había estado bien para él.

Ni siquiera tenía hambre, así que era ya bastante decir que se había terminado la comida.

Y todavía seguía confundido.

No podía recordar nada respecto a los últimos diecisiete años, lo que había sido de aquella niña y el hecho de por qué se encontraba desnudo en aquella casa hacía apenas un par de horas.

Su mirada marrón comenzó a vagar momentos después, cuando Renkotsu se incorporó, y sin volverse para verlo, hizo una pequeña reverencia al chico de la trenza (quien dicho sea de paso pareció ignorarle) antes de marcharse del comedor.

Una pequeña campanita se mecía en el umbral del shouji, acariciada por el viento frío que entraba por la puerta abierta y produciendo un suave tintineo.

Era relajante... el aroma del té de Jakotsu, el licor de Bankotsu (¿no era demasiado joven para beber?) y las galletas de canela; del bambú, de la nieve, de la primavera que se abría paso entre las densas cortinas neblinosas del invierno.

Hacía tanto tiempo que no se sentía así...

"Suikotsu.."

Incluso su voz fue agradable para él, aunque de eso se dio cuenta casi desde el primer momento. Lo suficientemente grave para su edad, pero todavía provista de la sutil alegría del niño.

No hubiera podido resistirse a su llamado...

"¿Te gustaría darte un baño antes de ir a dormir?"

Volviéndose, sonrió ligeramente.

Bankotsu lo miraba, y del otro lado de la mesa, con la cabeza apoyada sobre una de sus manos, Jakotsu hacía lo mismo.

"No quiero molestar.." dijo, amablemente.

"¡Keh!" exclamó Bankotsu, riendo. "No es molestia, recuerda que estás entre amigos."

Amigos...

¿Cómo podían ser sus amigos si ni siquiera podía recordarlos?

"...Bankotsu-sama..."

Sacudiendo su cabeza, Bankotsu se incorporó y golpeó una mano sobre la mesa de madera.

"¡No me llames así, me haces sentir viejo!" exclamó, infantilmente, ante las miradas curiosas de sus dos subordinados.

"¿..e-entonces cómo quiere que...?"

"Como Suikotsu es Suikotsu," sonrió el líder, frotándose la nuca. "puedes decirme onii-chan." su voz cobró un airecito seductor justo al mismo tiempo que se inclinaba hacia él con una sonrisa amplia dibujada en sus labios.

Las mejillas del doctor enrojecieron súbitamente, y en su lugar, Jakotsu escupió todo el té que acababa de beber sobre la cara de Bankotsu.

Hubo un momento de silencio, y luego, con una mano, el más joven de ellos limpió su rostro.

"¿Qué ��?" gruñó, viendo de reojo a Jakotsu, quien se había ruborizado también y lo miraba con los ojos ensanchados. "Después de todo, todos nosotros somos hermanos¿O no?"

La piel de las mejillas de Jakotsu enrojeció todavía más, torpemente, y aún más torpe se puso de pie.

"N-nada..." balbuceó, tratando de ocultar el tono tembloroso de su voz. "Iré... a darme un baño..."; no se volvió para despedirse de Suikotsu, y a pasos largos se alejó por un pasillo cualquiera.

Observando confundido el sitio por donde acababa de marcharse, Bankotsu se rascó la frente desordenando varios mechones de su cabello negro.

"¿Qué le pasa?" sacudiendo su cabeza, un suspiro se escapó de sus labios. "En ocasiones Jakotsu me da miedo..." sus ojos se giraron hacia Suikotsu, quien lo miraba a él con aire ido. "¿Ne, Suikotsu?"

Sonrojándose un poco más, Suikotsu cabeceó.

"¿Hnn?"

"¿No te da miedo Jakotsu?" inquirió, sonriendo, y aparentemente sin darse cuenta de que su subordinado parecía nervioso.

"Bueno.. no sé, es una chica muy..."

Los ojos de Bankotsu se ensancharon, ligeramente, y torció la boca de forma graciosa.

"¿Chica¿Jakotsu?" dejando que una risita entrecortada se escapara de sus labios, sacudió su mano derecha frente al rostro de Suikotsu. "No, Jakotsu es un chico."

Silencio.

La mirada marrón de Suikotsu tembló ligeramente.

"�¿C-chico?"

"Seguro." rió Bankotsu, divertido. "Sin embargo es muy hermoso¿No crees?" sus propias mejillas enrojecieron, tenuemente, y Suikotsu se encogió de hombros, sin saber qué decir.

Nunca alguien le había dicho a él que era bien parecido, y el hecho de opinar respecto a un muchacho que parecía chica no era algo a lo que estuviese acostumbrado...

"Como sea, nunca le llames chica de frente porque no vivirías para contarlo." agregó el joven líder, incorporándose, y alegremente tendiendo una mano hacia el doctor sentado a la mesa. "Vamos, tú también necesitas darte un baño."

Y tras un momento de dudar, mirarlo tímidamente y asentir, Suikotsu tomó la mano de Bankotsu.

Se sentía muy agradable el calor de otro cuerpo, por lo que no se opuso cuando Bankotsu le echó un brazo alrededor de la cintura y se apoyó contra su hombro.

"Hace frío." fue lo único que le escuchó decir, y sin poder evitarlo, se ruborizó.

-

Jakotsu no se volvió para verlos cuando entraron en el baño, entre las risas divertidas de Bankotsu y los comentarios entrecortados de Suikotsu.

Se quedó simplemente sentado en una esquina apartada dentro del agua, con la espalda apoyada contra una roca cualquiera y el rostro levantado.

Tenía los ojos cerrados, la boca entreabierta y el cabello le caía largo sobre los hombros.

Escuchó el sonido de un cuerpo entrando al agua, pero prefirió ignorarlo.

Sería Bankotsu, porque fue bastante ruidoso.

Bankotsu...

No entendía bien lo que había estado sintiendo desde que Suikotsu regresó.

Es decir, en un principio era él el más emocionado con la idea de volver a verlo; incluso podría decir que su actitud anterior había estado incomodando a su líder, pero...

"�¡Tienes el pelo muy sucio!"

"¿Q-qué hace, Bankotsu-sama?"

"¡Que no me llames así!"

Los brazos del más joven se cerraron alrededor del cuello del doctor, quien enrojeció violentamente.

Justo en el momento en que el espadachín abría sus ojos...

�¡Aniki!

Ver el cuerpo de Bankotsu inclinado sobre el de Suikotsu de aquella forma envió una sensación atronadora a través de los sentidos de Jakotsu, y bruscamente giró el rostro.

¿Por qué se comporta así?

�¿Es que no veía que estaba lastimándolo¿O acaso quería vengarse de la forma en la que Jakotsu pareció preocuparse por Suikotsu en un principio?

�¡Pero claro que iba a preocuparse, se trataba de uno de sus mejores amigos!

Bankotsu...

Admitía que estaba celoso.

Porque no podía tolerar el compartir la atención de su querido aniki con alguien más, ni siquiera con Suikotsu.

Y el simple hecho de pensar en que pudiese estar molesto con él le aterraba.

"Por supuesto que no lo hice a propósito..." susurró, sintiendo cómo el agua goteaba desde su pelo mojado hasta sus hombros. "No quería que..."

"¿Nan da to?"

Los ojos de Jakotsu se abrieron de golpe, horrorizados, y el rostro bronceado de Bankotsu frente al suyo apareció entre la niebla.

"¿No querías hacer qué?"

La cara del mayor desapareció dentro de una mancha carmesí, y sacudiendo la cabeza de forma torpe, se impulsó hacia un costado.

"�¡N-NANDEMO!"

"¿Jakotsu?"

Deteniéndose abruptamente, Jakotsu inclinó la cabeza.

"G-gomen nasai..."

Frunciendo el cejo, Bankotsu se cruzó de brazos.

"¿Pasa algo contigo?"

El silencio de Jakotsu fue su única respuesta, y confundido se frotó el mentón con dos de sus dedos.

"�¿Te sientes mal¿Es porque hace frío?"

"...n-no... no se preocupe por mí, aniki... yo sólo..."

"Si tienes algún problema deberías decírmelo para tratar de solucionarlos juntos." repuso Bankotsu, y los ojos verdosos de Jakotsu se levantaron hacia él, temblorosos.

"...Aniki..." las mejillas del más alto ardían, y torpemente se cubrió la boca para ocultar una sonrisa que amenazaba por escaparse de sus labios. "...usted..."

"No es bueno para Suikotsu que nos mostremos irritables con él, al menos hasta que despierte." agregó el más joven, y groseramente Jakotsu volvió a desviar la mirada, con todo amago de sonrisa muerto en su boca y el gesto ceñudo. "Anda, seguro que le haría bien que tú..."

"�¿Es que no puede pensar en nada que no implique a Suikotsu!" explotó el espadachín, sin atreverse a mirarlo. "�¡Desde que él regresó usted no se ha apartado de su lado¡Jugando con él, riendo¿Por qué no hizo eso con Ginkotsu, con Renkotsu, o conmigo!"

Los ojos azules de Bankotsu se estiraron, sorprendidos, y retrocedió ligeramente.

"¿N-Nani?"

"�¡Sólo habla de Suikotsu¡Sólo está con Suikotsu!" continuó Jakotsu, con el rostro fuertemente ruborizado y los ojos cerrados. "¡Pero no es Suikotsu el único que existe, porque todavía habemos tres más en esta casa, y también nos hace falta que usted se voltee siquiera a vernos!"

"...Jakotsu..."

"�¡Yo también quiero su atención, aniki!" las palabras de Jakotsu se escaparon involuntariamente de sus labios, y abriendo los ojos se llevó de golpe ambas manos a la boca.

Luego un momento de silencio sucedió al último grito, acompañado del sonido del viento sobre los árboles y el del bambú hueco que se movía suavemente contra las rocas del baño.

Suikotsu tampoco parecía estar haciendo nada desde el otro extremo, recargado contra una roca y con su largo cabello negro escurriéndose por sus hombros.

Tan tranquilo que Jakotsu se sintió culpable por haber sentido celos de él...

Celos...

Sonrió, débilmente.

"No puedo ocultarle que estoy celoso..." susurró, con sus dedos cubriendo todavía su boca. "...porque aunque Suikotsu es uno de mis mejores amigos, deseo que usted me vea todo el tiempo solamente a mí..."

Bankotsu no respondió.

Se limitó a mirar el semblante de Jakotsu, imposibilitado para decir algo coherente, y dejando que su rostro enrojeciera lentamente.

Había estado muy preocupado por Suikotsu, ya que pese a que apreciaba a todos dentro del Shichinintai, eran Jakotsu y él los amigos más cercanos que tenía.

Más sin embargo había comenzado todo porque no deseaba que Jakotsu dejara de prestarle atención... porque creyó que si ambos se interesaban por Suikotsu al menos tendrían un tema del que hablar. Porque si era Jakotsu quien se acercaba más al doctor, entonces él iba a quedarse nuevamente solo y eso era algo que no quería tener que soportar.

Pero no esperaba que...

"Jakotsu..." logró carraspear, con una voz ronca ajena a su propio timbre. El corazón le latía fuertemente dentro del pecho, y ver a Jakotsu de aquella forma, con el vapor envolviendo su cuerpo ligeramente encorvado hacia un costado, sus dedos largos cubriendo la mitad de su cara, el cabello cayendo sobre sus hombros, los ojos entrecerrados, el rubor extendiéndose por sus mejillas y aquella débil sonrisa...

Tan sensual todo en él.

Tan atrayente...

"...perdóneme por gritarle, aniki..." murmuró Jakotsu.

Pero cuando Bankotsu se disponía a decirle que era él quien tenía que pedirle disculpas por haber estado ignorándolo sin darse cuenta, el cuerpo de éste se impulsó hacia el suyo, haciendo que ambos chocaran, que una serie de reacciones se siguieran a el encuentro de ambas pieles desnudas, y segundos después el rostro de Jakotsu haciéndose camino entre las hebras largas de su cabello negro le enviara de golpe a un mundo de ensueño.

Debería estar soñando, seguramente...

Porque no podía existir otro motivo por el cual en aquél momento los labios suaves de Jakotsu estuvieran presionando a los suyos.

Tan dulce...

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Notas: Para empezar, por favor no se confundan o-o no se trata éste de un fanfic Suikotsu x Bankotsu, Bankotsu x Suikotsu o alguna especie de trío. Es sólo que siendo la personalidad del doctor el miembro más dominable del Shichinintai, me pareció divertido que reaccionara de esa forma cuando Bankotsu comenzó a ser amable con él (luego de 17 años de muerto y tras haber visto a una niña muriendo en sus brazos cualquiera se hubiese sentido atraído por el primero que le sonriera, le diese un abrazo y le dijera que todo estaría bien¿no? o.oU)

Tal vez no era necesario que Jakotsu armara semejante escándalo por tan poca cosa, pero todos sabemos bien cómo es él :P y más siendo que se ha admitido que le gusta Bankotsu. Tampoco se esperen mucho cachondeo a partir de ahora, porque apenas estamos en el capítulo nueve uwuU y faltan muchas cosas por pasar. Como sea, espero reviews n-n!