Muy buenas tardes queridas lectoras! Digo "tardes" porque aquí son exactamente las 12:40 pm.
Bueno, les cuento un poco sobre esta historia, tenía la intención principal de que fuera un simple one-shot, pero me dejé llevar y pienso que quedó un poco largo, así que lo corté y tendrá solamente 2 capítulos los cuales ya están listos para ser publicados, fue una idea que se me ocurrió hace unos meses.
No acostumbro a escribir contenido adulto, o si lo hago es muy poco, pero realmente lo tenia en mi cabeza y no podía sacarlo.
Para mis queridas lectoras de Warrios In Love y Arboles secos, decirles que cada que puedo, intento escribir nuevos capítulos, espero en algún momento poder ponerme al día, en especial con WIL, hace mucho que quiero darle un fin a esa historia, y vengo retrasándola muchísimo.
Así que, les presento esta historia.
Espero que la disfruten tanto como yo disfruté escribiéndola.
Hoy publicaré el primer capitulo y espero el fin de semana estar publicando el segundo y último.
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Let Me Know You.
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Parte 1.
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Sus gemidos me ponían duro nuevamente, cerraba los ojos y no podía evitar verla, sonrojada, con los labios hinchados de los besos salvajes, por como mordía esos carnosos labios, intentando vanamente que los gemidos, jadeos y suspiros, no abandonaran esa dulce boca.
45 días...
Oh si, llevaba la cuenta...
45 días sin verla, sin tocarla, sin saber un carajo sobre ella.
Lo único que transformaba de mis noches más amenas, era pensarla, imaginar sus pezones en mi boca, sus ojos marrones mirándome con lujuria y sus rizos sobre mi almohada, dejando un dulce olor a vainilla.
Entonces entraba a la ducha, y me masturbaba, pensando en su lengua sobre la punta de mi verga, imaginando que, con mis manos grandes, estrujaba sus pechos con violencia, soñando que la obligaba a abrir las piernas y la penetraba con arrebato salvaje, cosa que nos venía sucediendo tan seguido.
Una vez terminaba, y me limpiaba correctamente, pensaba...
Maldita bruja...
Pero ni por un segundo, el arrepentimiento llegaba a mis sentidos.
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Luego de la batalla final de Hogwarts, todos y cada uno de los hijos de Mortifagos habíamos sido obligados a entrar a la academia de Aurores...
Una nueva academia de Aurores...
Alejados del bullicio de las calles mágicas de Londres, el Ministerio de magia y hechicería, dictó, que se debía dar un mayor énfasis, a aquellos, que hacían respetar las leyes mágicas, que nuestros Aurores debían ser, de lejos los mejores, y que la falta de Aurores se hizo notar en esta última batalla, por la precaria enseñanza que habían tenidos los magos y brujas en estas últimas dos décadas.
Y fue así, como prácticamente la mitad de mis amistades, incluyéndome, había terminado en este nuevo internado, con obvias intenciones de crear gente capacitada, para mantener al margen a futuros magos tenebrosos, porque si, el pensar que se había acabado, era inocencia de la gente, siempre habría ciertos magos, con la misma mentalidad que Voldemort.
Era un plan simple, en realidad...
Se trataba de una academia, con una duración de 5 años, a partir del 4to año de estudio, comenzaríamos a tener misiones de diferentes rangos, dependiendo de nuestra capacidad, mental, emocional y física.
Para aquellos que habíamos tomado un bando, como era mi caso, solo obtendría mi libertad, cuando finalizara la academia.
Los estudios eran de lunes a viernes y los días sábados estaban dirigidos a personas como yo, que habían tomado malas decisiones en el transcurso de la adolescencia o para aquellos pocos que querían mejorar su redimiendo escolar.
Cerca de la institución, había un pueblo muy similar a Hogsmeade, con un grado de diversión un poco más elevado y más ideal para nuestra edad, generalmente los sábados por la noche o los domingos al medio día, solías encontrarte a toda la academia paseando por aquellas calles.
Al primer día de aula, no fue una sorpresa encontrarme con Potter entre los alumnos, la sorpresa fue ver a Granger ahí, jamás ni en mis más locos sueños, podría imaginarla con pinta de Auror, pero quien soy yo para criticar en la situación que me encontraba.
En relación a la comadreja, salió en todos los periódicos, que había recibido una oferta para jugar con los Chudley Cannons y la comadreja menor se había ido con las Holyhead Harpies.
Así que, no verlo en la academia, fue simplemente un alivio, pero claro que todos hablaban de la reciente y muy corta relación de la comadreja y Granger, y de lo poco que esta duraría al estar ambos tan alejados. Y la gente pareció tener razón.
El primer año, fue un martirio, aguantar las miradas, los insultos, incluso a veces escupían por el suelo donde caminábamos, por esto y por muchos motivos más, fue que conocimos el pueblo cercano, recién en nuestro segundo año de academia. Era un deleite...
Tan queridos...
No existían las casas para separarnos, ni siquiera había lado femenino y lado masculino, lo cual facilitó a muchos de nosotros aventureros...
Lo único que nos separaban, era por año escolar y cada quien tenía su habitación, doble facilidad...
El segundo año, la gente parecía comenzar a olvidarnos, tratábamos siempre de mantener buenas calificaciones, sobresalir en las practicas, intentar no saltar las reglas de la institución, evitar salir luego del toque de queda y todas aquellas mierdas, que venían incluidas en el programa.
Cabe decir... solo para tenerlo en cuenta, que, durante esos dos años, simplemente nos dedicamos a ignorarnos con el trio dorado, o diría yo, la dupla dorada, ya que cierta cabeza pelirroja no volvió a asomarse luego del desastroso final que tuvieron Granger y él.
Verlo suplicar su perdón, luego de que saliera su foto en los periódicos, acompañado de una despampanante rubia, había sido todo un placer, para estos para nada humildes ojos.
Granger lo había ignorado olímpicamente en el campus, frente a todos los estudiantes debo decir, y cuando el llanto de la comadreja comenzaba a perder la gracia, Granger le lanzó un encantamiento silenciador, gritándole que dejara de avergonzarla y que tuviera un poco de amor propio.
No le quedó remedio que irse mudo y cabizbajo, aunque me burlara de él, muy en fondo, tenía solo una pizca de pena, muy pequeña. Después de todo, un idiota como Weasley, jamás lograría tener nuevamente a una mujer como Granger. Y no era algo que lo admitiría abiertamente.
Al tercer año, podría decirse que algunos alumnos comenzaban a respetarme, como diría Narcissa Malfoy, no hay mal que el tiempo no cure.
Generalmente yo era el retraído y algo taciturno, Theo era el inteligente, Blaise el divertido y Pansy la atractiva.
Todos amaban a Blaise, se llevaba bien con todos y generalmente era el que más salía de fiesta, incluso comenzó a tener una amistad con Potter, una muy extraña, a decir verdad, donde Blaise siempre le ofrecía a Pansy pero siempre y cuando, a cambio le hiciera la entrada con Granger.
Al principio el idiota me tomó por sorpresa, Granger no era su tipo, Granger era la mujer por la que todos los magos suspiraban, era la persona que te cortaba las esperanzas de raíz, era la única mujer que podría callar a un salón entero si tuviera algo que decir, tenía miles de defensores, dispuestos a matarte si es que se nos escapara la aclamada palabra sangresucia.
Ese era su grado de respeto hacia ella.
Y no solo entre los alumnos, los maestros la adoraban, podría decirse, que incluso más que a Potter...
Así que, pasamos de ignorarnos a saludos cordiales con San Potter, y uno que otro intercambio de trabajos prácticos. Potter había sido simplemente patético al hacer trabajos de teoría.
Al cuarto año, comenzaron las misiones, ya prácticamente nuestro pasado estaba olvidado, la gente nos trataba con mayor familiaridad, incluso logramos hacer amistades, con algunos Ravenclaw, unos pocos Hufflepuff, y definitivamente, demasiados Gryffindor para mi propio bien.
Solían contagiar su alegría y su valor, su coraje y toda esa estupidez de la que siempre se jactaban...
Mi primera misión, había sido, ni más ni menos que con San Potter, decir que estaba decepcionado, se quedaba corto, mi primera salida al mundo exterior y era con Potter...
Arrugué mi nariz al verlo con un traje negro, especial para las misiones de los Aurores, y verlo acomodar sus lentes, una y otra vez, como un tic nervioso, comenzaba a crisparme los nervios.
La misión era simple y clara, atrapar a todos los simpatizantes de Voldemort, los pocos que quedaban. Habían solicitado a los dos mejores Aurores de la academia. Todos sabían que Potter era la primera opción y, en consecuencia, Granger sería la segunda. Grande fue mi sorpresa al ver que me habían escogido, pero la alegría no duró mucho, debían escoger entre los mejores de los hijos de Mortifagos, para estar más familiarizados a la hora de movernos en aquella misión.
Resumiendo, ese día, salvé el maldito trasero del idiota de Potter, el imbécil era un total descuidado y casi lo azota una maldición imperdonable, para ser más claro, la maldición asesina y desde entonces, me gané su confianza, sin siquiera requerirla.
Me agradeció una decena de veces y yo le hice saber, que ahora entendía el porqué, Granger era la favorita de los maestros, lejos de ofenderse, aquello le arrancó una carcajada y me dio toda la razón.
Y desde entonces, Potter se sentía en el derecho de sentarse a comer conmigo, de interrumpir mis lecturas, de invitarme a practicar duelos, y por mucho que yo frunciera el ceño o le dijera que se largue, el parecía no ver, ni directas, ni indirectas.
Y esos cuatro años, pasaron en un chasquido.
Así de simple, y no vi en qué momento, comenzó a gustarme mi carrera de Auror, no vi en qué momento, ansiaba ser el mejor, esforzándome aún más, no solo para obtener mi libertad, si no para decir, lo logré hijos de puta.
Ya sabes, aquel orgullo masculino latente. Solo un año más... solo uno...
La fiesta de fin de año era a la vuelta de la esquina, y veías a las mujeres desesperadas buscando que usar, o pensando si llevar o no alguna cita, la cuestión es que el ambiente festivo estaba por todos lados y generalmente se veían brujas muy ebrias en esta fiesta.
Blaise estaba más que feliz de rescatar a varias doncellas y llevarlas a su habitación, como él suele decir.
En estos días, tanto Blaise como Theo, habían puesto su atención en una sola bruja.
Granger...
— Tiene un trasero endemoniadamente bueno... - escuché a Blaise, en medio de un suspiro
Levanté la vista, y siento que mi vista se detuvo más de lo normal... miré de reojo, esperando que nadie lo hubiera percibido, pero Theo estaba en la misma situación.
— Es la única bruja, que no está desesperada por llevar una cita en la fiesta de fin de año - comentó Theo, volviendo a su lectura habitual
Granger traía un pantalón de mezclilla y una blusa que dejaba ver parte de su piel, ropa muggle, como a menudo se la veía vestir, a ella y a Potter. Traía el cabello recogido en un moño algo enmarañado, con algunos rizos cayéndole en el rostro, estaba cargada de libros, y eso provocaba que algunos perros falderos, le preguntaran si necesita ayuda, a lo cual ella negaba amablemente.
Escuché un sonido, muy similar a una arcada, estaba Pansy de pie, mirando a Granger con asco.
— Es tan... Muggle – Dijo con una mueca de asco – que nadie puede decirle, que existe un encantamiento para eso? - se preguntó mal humorada
— De mal humor querida Pansy? - preguntó Blaise, con una enorme sonrisa
— Por supuesto que estoy de mal humor - Gruñó ella - invité al idiota de Potter, para que sea mi cita en la fiesta de fin de año, y el muy necio, tuvo el coraje de decirme que no podía, solo porque la estúpida de Granger, se niega a ir con alguien a esa estúpida fiesta – dijo de muy mal humor, haciéndome sonreír - maldita mosca muerta...
— No creo que Granger sea sosa – dice Blaise pensativo
— Por supuesto que no lo es, la muy maldita, es una mosquita muerta, desde que terminó con la comadreja, ha estado saliendo, no con uno... con varios - comentó, esta vez consiguiendo la atención de los tres hombres
— Cada quien supera sus penas a su modo – dijo Theo restándole importancia al asunto
— Bueno y su vida sexual de Granger te molesta porque...? - preguntó Blaise alzando una ceja
— Porque si Granger no va con nadie, Potter no querrá ir con nadie, le apena dejar a la estúpida mosquita muerta sola, ella estuvo saliendo con Michael todo este año y de un rato para otro, lo despachó y así ha sido cada 6 meses, desde que rompió con Weasley...
— Envidio al desgraciado de Corner - lamentó Blaise, con una mueca de dolor en el rostro
— Pues no lo hagas – dijo Pansy con una sonrisa falsa en los labios – no hace ni 30 minutos Michael le preguntó a Granger si querían ir juntos a la fiesta, y Granger le dio un rotundo "no", al parecer ahora está con los ojos puestos en Wood...
— Se me hace difícil ver a Granger como una come hombres – dije algo divertido – olvídalo Pans, desde que tenemos uso de razón, Potter y Granger siempre van juntos.
— Theo – llamó Pansy, ignorando totalmente mi comentario - he visto que últimamente, tú y Granger andan muy amenos en la biblioteca, deberíamos hacernos el favor y tu invitas a Granger y yo voy con Potter – dijo con una enorme y hermosa sonrisa
— Te estás follando a Granger a mis espaldas? - lloró Zabini, mirando a Theo fijamente, mentiría si dijera que no puse mi curiosidad en aquella revelación.
Theo cerró su libro de golpe, y se puso de pie.
— En primer lugar, Pansy, Granger es una excelente bruja, si ella decide tener sexo con 20 magos, no es tu jodido problema, te aseguro que ella no cuenta la cantidad de hombres que pasan por tu cama, incluyendo su mejor amigo, y no, Blaise, no me la estoy follando, si lo estuviera haciendo, ustedes dos, ya lo sabrían, no me gusta que anden mirando lo que es mío – dijo esto último, dándome una mirada un poco más larga de lo común.
Sintiéndome un poco ofendido, no recordaba haber mirado a Granger un poco demás, o sí?
Era de conocimiento público, que Granger se había transformado en una mujer... bueno...
Atractiva...
Y definitivamente, no pasaba desapercibida...
Pero aquella observación de Theodore, había provocado que yo le pusiera más atención de la necesaria...
Entonces comencé a observarla, realmente a observarla, Granger seguía siendo el mismo ratón de biblioteca que siempre, pero había algo distinto, su forma de vestir, de caminar, incluso de hablar.
Juraría que coqueteaba con todos, siempre con unos ojos grandes y brillosos, con una enorme sonrisa amable...
A veces miraba a Potter, solo para entender que pensaba él de esta nueva faceta de su mejor amiga, él simplemente negaba con la cabeza, rendido.
Pero definitivamente, jamás coqueteaba conmigo.
Tropecé con ella en la biblioteca, tal vez no tan accidentalmente como hubiera querido creer, al menos lo suficiente para sentirme bien conmigo mismo.
— Oh cuanto lo siento, yo... - dijo ella recogiendo algunas cosas del suelo, pero cuando ella levantó la vista, bufó algo molesta – realmente Malfoy, eres un torpe de primera... - dijo ella terminando de recoger los cinco libros esparcidos por el suelo y colocándose de pie en un salto
— Yo no tiré mis cosas - observé, ella me dedicó una falsa sonrisa y se dispuso a seguir su camino - existe un encantamiento para eso, ¿lo sabes verdad? - pregunté aun de espaldas, pero pude escuchar que sus pasos se detuvieron
La miré por encima de mi hombro y ella seguía de pie, con una mirada de desconfianza y algo desconcertada.
— Para tus libros - sugerí, apuntando la pila de libros sobre sus brazos – ah no ser... que disfrutes ver a tus perros falderos cargándolos por ti - insinué con una ceja en alto
— Vete al carajo, Malfoy... - dijo entre dientes y pude ver sus rizos castaños alejarse con rapidez.
Mientras yo seguía su camino con la mirada, viendo sus caderas en aquel vaivén...
Y entonces llegó la fiesta de fin de año, no era una fiesta de gala, era más bien un motivo para que las brujas se pusieran vestidos cortos a media nalga y tener una buena excusa para embriagarse hasta no saber su propio nombre, generalmente las brujas que iban acompañadas, es decir, con una cita, era porque tenían intenciones de terminar la noche con ese mago. Pero no era una regla establecida.
Tampoco se trataba de una fiesta exclusiva, claro ejemplo la pequeña comadreja bebiendo en una mesa junto a Longbottom y Finnigan. Y de esa misma forma, Pansy había tenido la genial idea de invitar a las hermanas Greengrass.
Me levanté, dispuesto a traerme otro whisky de fuego, entonces Granger decidió hacer su triunfal entrada, su simple presencia ocasionaba que la mitad de los magos dejaran de hacer, cualquier cosa que estuvieran haciendo, solamente para babear por el piso que caminaba y la otra mitad simplemente se callaba solo por ser Hermione Maldita Granger.
Y como dije nuevamente, no existía una sola bruja, que no utilizara la excusa de esta fiesta, para meterse en un lindo vestido que le abrazaba las curvas y mostraba más piel de lo normal.
Y sería un maldito hipócrita de mierda, si negara lo bien que se veía Granger, en aquel vestido rojo, no era a media nalga como de las demás brujas, le llegaba a la altura de la rodilla y sus tiros eran muy delgados y delicados...
Pensé sintiendo una leve comezón en la yema de los dedos...
Sería muy fácil, dejar que esos tiros cayeran por sus hombros...
— Uff que no daría por meterme en esas bragas... - susurró Blaise a mi lado, mordiéndose los labios sin disimulo alguno
— No crees que esta obsesión con Granger, es fuera de lo común? - pregunté mirándolo con asco, realmente sus muecas obscenas eran desagradables
— Definitivamente Granger está como quiere... pero me refería a la pequeña comadreja – dijo guiñándole un ojo, ocasionando que la chica se pudiera del color de su cabello
— Si bueno, de hoy en adelante, tenemos una nueva regla, Zabini – dije asqueado, el me miró desconcertado
— De que hablas? - preguntó
— No vuelvas a comportarte como un animal el celo en mi delante, y si haces una sola mueca a mi lado, te golpearé y luego te lanzaré un Cruciatus – dije, dirigiéndome nuevamente hacia la mesa que ocupábamos minutos antes
Granger traía el cabello suelto, no recordaba que su cabello hubiera estado tan largo antes, con rizos tan definidos. Ella bailaba, reía y bebía con todos y cada uno de sus amigos, o con cualquiera que se le acercara.
Pero jamás conmigo.
Me levanté por otra copa en la barra y coincidí con Potter, quien estaba sonrojado por el exceso de alcohol y traía una sonrisa tonta en el rostro.
— Como estás Malfoy? - gritó, un poco más alto de lo necesario y tambaleándose, en un terrible intento de baile
— Menos ebrio que tú, definitivamente – dije con una media sonrisa, Potter comenzó a reír y asintió
— Le gustas a un par de brujas - susurró y levantó las cejas con complicidad, mientras seguía en su vergonzoso intento de baile
— ¿Y vienes aquí, a hacer de casamentera? - pregunté burlesco arrugando la nariz y mirando disimuladamente sobre su hombro
Había un grupo de brujas, susurrando y sonriendo en nuestra dirección, pero Granger no estaba entre ellas.
No, Granger jamás estaría en ese grupo.
Ella se encontraba demasiado distraída con el idiota de Wood, un idiota demasiado ebrio.
— Pues las chicas quieren conocerte, les dije que somos amigos...
Potter seguía bailando...
¿Por qué demonios seguía bailando?
Me pregunté con desconcierto, se veía ridículo y me hacía ver ridículo a mí.
— Vamos Malfoy, nunca se te ve con ninguna bruja, debes aprovechar un poco...
— Soy un caballero, Potter, y me gusta ser muy discreto – dije restándole importancia al asunto – que de Granger? - tanteé mi suerte
— Qué con ella? - preguntó desconcertado
— Se la ve demasiado ebria y muy amigable con Oliver Wood – dije con la voz más ronca de lo normal
Potter simplemente suspiró.
— Espero que sea la vencida – dijo con una media sonrisa – Mione ha intentado mantener alguna relación que realmente sirva, luego de Ron, pero simplemente no están a la altura... ya sabes... demasiado cerebrito para cualquier idiota – dijo con una burla poco común en Potter.
Conocimiento nuevo, Potter ebrio, hablaba de más y se volvía levemente antipático.
Aunque no encontraba fallas en su argumento.
— Si cambias de parecer, hay varias brujas deseando conocerte – dijo con un guiño, recordándome lo rodeado de idiota que me encontraba, primero Blaise, ahora Potter, genial.
Luego de una hora sentado, tratando de embriagarme con aquel Whisky de mala calidad y cansado de ver a los magos en general avergonzándose a sí mismos, decidí que había llegado la hora de mi retirada.
Me levanté a contra gusto de varios en mi mesa, di un último trago a mi vaso y me despedí de todos sin mirar atrás.
— Al menos llévate a una! - gritó Zabini, indignado
Hoy no, demasiado ebrias, para mi gusto.
Caminé por los pasillos prácticamente desiertos de alumnos, hasta que vi a una Granger muy cabreada, con los brazos cruzados, sus rizos le caían por la espalda y golpeaba su pie contra el sueldo, con una impaciencia muy característica en ella.
Wood estaba en el suelo, durmiendo, tal vez muerto, no lo sé...
Pero ella, estaba roja de furia, bufó un par de veces y creo que tenía muchas ganas de golpear al saco de papas que era en esos momentos Oliver Wood.
Ella se dispuso a irse, pero cuando sus ojos se encontraron con los míos, pude ver un destello de rabia cruzar por ellos.
Yo simplemente metí las manos a los bolsillos, y no desvié la mirada.
— Que mierda me ves? - preguntó ella entre dientes, dispuesta a marcharse
Quédate callado Draco...
— Te dejaron con las ganas, Granger? - pregunté burlesco
Ella entrecerró los ojos y se acercó con pasos lentos y seguros, mirándome fijamente.
¿Me golpearía?
Yo lo haría...
— Quieres ocupar su lugar, Malfoy? - susurró muy cerca con una voz aterciopelada, logrando incluso sentir su cálido aliento sobre mis labios
Tragué seco, y no pude evitar, mirarla...
Era la primera vez que tenía a Granger tan cerca...
— Eso pensé - dijo ella con una sonrisa triunfante – maricas... - susurró cambiando su semblante a uno muy cabreado
Ella nuevamente comenzó a caminar, alejándose...
Oh no, eso sí que no...
— Mañana no despertarás llorona y arrepentida? - pregunté con una ceja en alto mirándola sobre mi hombro
Ella me observó nuevamente, pero esta vez se veía perpleja, como si aún no terminara de asimilar mis palabras.
— ahora quien está siendo marica? - pregunté con una sonrisa burlona y sin dejar que ella lo pensara mucho, le extendí la mano
Realmente esperando que ella la tomara...
Ella me sonrió de lado, y un brillo distinto cruzó su mirada. Se mordió el labio inferior y realmente me sentí ansioso, con una lentitud tormentosa, ella deslizó su pequeña mano sobre la mía, sintiendo la suavidad y su cremoso tacto.
Totalmente lo opuesto a mi tacto, cerré mi mano sobre la suya, algo brusco y desesperado jalé su cuerpo contra el mío. Posando mis labios sobre su oreja, le susurré...
— Ultima oportunidad para escapar, Granger... - susurré sobre ella.
La sentí temblar ante mi tacto y aquello me llenó el ego...
— Llévame - susurró y yo sonreí
Tomé su mano y jalé de ella para que me acompañara, guiándola camino a mi habitación.
— Mala suerte Wood – dije al pasar al lado de su cuerpo inconsciente.
Escuché a Granger reír levemente, y siguió mi paso apresurado, sin quejarse una sola vez.
Al llegar, abrí la puerta de un golpe, y prácticamente la lancé adentro, sin preocuparme de tener algún cuidado.
Ella parecía divertirse...
Cerré la puerta y la observé, desnudándola con la mirada, ella sonrió burlesca.
— ¿Urgido, Draco? - preguntó con diversión
Escuchar mi nombre en sus labios, me había provocado un escalofrío placentero.
Me acerqué a grandes zancadas y la besé, obligándola a retroceder hacia la pared, empotrándola contra esta, mordí sus labios forzándola a abrir la boca, saboreando y succionando sus labios y su lengua. Mis manos subieron por su abdomen, hasta llegar a sus hombros y me detuve un segundo.
Horas atrás estaba simplemente imaginando en bajarle aquella prenda y ahora...
Ella llevó sus manos a los botones inferiores de mi camisa, y con una facilidad magistral se deshizo de todos ellos, acariciando mi torso en el proceso...
Con suavidad, bajé los tiros de su vestido por sus brazos, tuve la necesidad de remojarme los labios y tragar seco, llevé ambas manos a sus pechos, sintiendo la suavidad de la tela y sus pezones erguidos. Los estrujé con fuerza, arrancándole un gemido de placer.
La respiración se volvía pesada, y ella me miraba de aquella forma tan lujuriosa, su piel ardía a cada tacto y la vi tragar con pesadez.
Sus manos comenzaron a cobrar vida y las sentí en el borde de mi pantalón. Mientras se deshacía del cinturón, ella me miraba fijamente, dejándome ver lo mucho que lo deseaba.
Apoyé mi frente contra la suya y esperé con paciencia, mientras ella bajaba el cierre mi pantalón y metía su pequeña mano por la abertura, haciéndome jadear levemente, decidí ayudarla terminando de bajar mi pantalón y mi bóxer, dejando al descubierto lo duro que estaba en aquellos momentos, saltando hacia afuera del bóxer, exigiendo lo que era suyo, vibrando de emoción...
Oh querido amigo, ambos vibramos...
Acaricié levemente sus muslos, haciéndola suspirar, mientras subía su vestido a la altura de su ombligo, y retiraba de improvisto sus bragas, terminando por rajarlas, aquello lejos de molestarla, solo pareció encenderla aún más, me dio aquella mirada nuevamente y volvió a morderse los labios. Se la veía demasiado ansiosa...
Sin tacto alguno y algo rudo, tomé ambas nalgas y la obligué a enredar sus piernas alrededor de mi cintura, y sin siquiera esperar una invitación la penetre con fuerza, haciendo que ella jadeara en el proceso.
Ambos abrimos nuestras bocas, tratando de controlar las sensaciones, rozando nuestros labios, al mismo tiempo que intentábamos respirar, mi pecho subía y bajaba, intentando controlar mis emociones...
Y es que, simplemente, Granger era exquisita...
Ella tomó mi rostro con ambas manos y me besó con la misma fiereza que yo lo había hecho momentos antes.
— Sigue – dijo a duras penas contra mi boca
No me hice de rogar, estreché su cuerpo con mayor afán, agarré sus caderas de una forma, que estaba seguro que le dejaría marcas, y con movimientos toscos comencé a entrar y salir de ella repetidas veces, escuchándola gemir, sintiendo sus uñas rasgar la piel de mi espalda.
Ceñí su cuerpo aún más al mío, para poder apoyar una de mis palmas sobre la pared, y con la otra mano, seguía sosteniendo su cuerpo, ejecutando movimientos aún más profundos y salvajes.
Ella gemía de placer y susurraba sobre mi oído...
— Sigue así... - susurró, mientras gemía con suavidad y mordía el lóbulo de mi oreja
Ella jadeo con fuerza y sentí como ella se contraía contra mi verga, que aun entraba y salía sin cesar de su interior...
— Aun no... -le dije con la voz extremadamente ronca, separándola de la pared y llevándola a la cama, aun manteniéndome en su interior
La dejé sobre la cama y mientras terminaba de desvestirme, no dejé de observarla un solo segundo. Con el ceño fruncido, muy cabreada, los labios rojos e hinchados...
Traía el vestido sobre el abdomen y las piernas abiertas...
Para mí...
Gritaba mi mente.
Su coño se veía delicioso y jugoso, hinchado y muy rojo, por la forma en como había entrado en ella, y me relamí los labios, solo de pensar en volver a entrar en él...
La volví a mirar y ella aún se veía cabreada...
— Urgida, Granger? - pregunté, pero antes que ella me mandara al carajo, me acerqué lo suficiente para poder besarla nuevamente
Tomé el borde de su vestido, y se lo quité sobre su cabeza...
Si Granger se iba a venir, por mí y para mí, quería que lo hiciera completamente desnuda en mi cama...
La empujé lo suficientemente fuerte para recostarla y poder observarla en todo su esplendor, acaricié nuevamente sus muslos y la obligué a abrir aún más sus piernas.
Ella parecía más que encantada de volver a recibirme.
Entré en ella, con una sola estocada y me di el gusto de besar, chupar y lamer cada parte de ella, cada vez que ella arqueaba la espalda pidiendo por más, me deleitaba succionando uno de sus pezones.
Ella volvió a contraerse, pero esta vez enredó sus piernas con fuerza alrededor de mi cintura y envolvió sus brazos en mi cuello. Di una media sonrisa, no estaba loco de parar ahora, la tenía como quería, y como había fantaseado un par de veces, sorprendiéndome solo un poco de admitírmelo.
Aceleré las penetraciones, sintiéndome en la gloria cuando ella jadeó con fuerza y pegó su cuerpo contra el mío, temblando levemente.
Mantuve el vaivén de caderas, aun con más fuerza, queriendo venirme justo detrás de ella, pero demoré unos minutos más, donde ella seguía extasiada.
Me enderecé un poco, tomando el borde del catre con una mano, para darme mayor estabilidad, mientras entraba y salía de ella, sin parar...
Cerré los ojos, tratando de concentrarme en aquel orgasmo que estaba a punto de golpearme...
Pero ella tenía otros planes...
Sentí una de sus manos subir de mi pecho hasta mi rostro, y me obligó a observarla mientras se lo hacía, su boca levemente abierta, sonrojada y despeinada, fue más que suficiente para venirme en segundos...
Me retiré de su interior con rapidez apuntando la punta de mi verga sobre sus pechos...
Oh si, sería el combo completo...
Y mientras apresuraba el movimiento de mis manos, con la sensación de mi semen en la punta...
— Te gusta follarme, Malfoy? - preguntó con altanería mientras me veía venirme sobre sus pechos
Menudo enfermo habías sido...
Sonreí de medio lado con los ojos cerrados, disfrutando de aquel orgasmo.
— Demasiado – dije con la voz ronca y con un gruñido entre medio.
Rodé y caí de espaldas sobre el mullido colchón, la vi levantarse y aventurarse al baño. Mis ojos se cerraron lentamente y aunque intenté mantenerme despierto para poder ver su silueta desnuda nuevamente, el sueño me venció.
Aquella fue la primera vez, que me follé a Hermione Granger.
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Al día siguiente nos ignoramos con esmero. Al despertar por la mañana, me encontraba solo en la habitación, por un segundo llegué a pensar que había sido un sueño, pero definitivamente el ardor de los rasguños en mi espalda, no era para nada fruto de un sueño.
Me recosté nuevamente, sintiendo el olor a vainilla y un toque de miel sobre mis sabanas, definitivamente Granger no era ni una sosa.
Mas tarde esa misma mañana nos encontramos en las practicas, era un pozo profundo y rocoso, elaborado mágicamente para los duelos de los aprendices de Aurores, ella se encontraba ahí, más fresca que una lechuga, ignorándome totalmente.
Pero hey! Quien era yo para hacerla sentir incomoda, así que nos ignoramos mutuamente.
Y así transcurrieron 2 semanas, donde tenía que aguantar los lloriqueos de Blaise, cada que Granger pasaba, las miradas suspicaces de Theo y el mal humor de Pansy.
Y como si fuera una broma del destino, me llamaron nuevamente a una misión, una misión sencilla de rastreo, donde iría acompañado de un idiota de Hufflepuff y ni más ni menos que Granger.
Nuevamente nos ignoramos olímpicamente, ni siquiera hubo la necesidad de abrir la boca en toda la misión, y así de callados como salimos, así mismo volvimos, sin novedades, sin exaltaciones.
Me la topaba de frente en el comedor, en la biblioteca, en los pasillos, era realmente una broma de muy mal gusto, dado que solo de pensar, en la noche que tuvimos semanas atrás, volvía a ponerme duro, como si fuera un puto adolescente.
Así que un día, volviendo de una misión junto con Potter, la vi esperando, en el fondo de pasillo. Potter apresuró un poco el paso para llegar a su encuentro, ella tenía el ceño fruncido y tenía en una mueca extraña en los labios.
— Mione, todo bien? - preguntó extrañado
— Molly mandó un vociferador, al parecer Ronald se lastimó en el entrenamiento y quería que fuéramos a la madriguera a verlo – dijo rodando los ojos
— Irás? - preguntó Potter con inseguridad
— no se está muriendo, Harry, es solo un berrinche – dijo molesta – ve tú y manda noticias
Potter asintió y se dio la vuelta, para observarme...
— Malfoy... podrías... - comenzó tartamudeando
— Claro Potter, pero para la próxima, haces tú el papeleo – dije con una ceja en alto
— Sin duda! ¡Claro! - respondió más eufórico de lo normal, haciéndome dudar, si era por el favor en si, o por el hecho de poder librarse de la peor parte de dichas misiones– gracias Malfoy – dijo y luego se despidió de Granger con un abrazo – Nos vemos luego, te aviso cuando vuelva – dijo para apresurar el paso
Granger me encaraba sin disimulo y con el ceño fruncido, con los brazos cruzados bajo los pechos, dándole aún más volumen, a duras penas logré no observarle los pechos.
Le devolví la mirada más seria de lo normal y alcé una ceja, esperando que ella finalmente abriera la boca y dijera que mierda quería.
— Harry confía demasiado en ti – dijo entrecerrando los ojos con desconfianza
— No veo porque ese tema tendría que importarme en lo más mínimo - dije, adoptando una pose arrogante
— No confío en ti, Malfoy - dijo para dar media vuelta dispuesta a irse, con su caminar bonito
Me rasqué la mejilla y en realidad, pude evitarlo, pero no quise hacerlo...
— No confías en mi para ir de misión con tu mejor amigo, pero, si confías lo suficiente como para mostrarme ese lunar que tienes en la nalga izquierda – dije lo suficientemente alto para que ella escuchara y se detuviera – en fin, dicen que las brujas son difíciles de entender...
Ella se dio la vuelta y se acercó a grandes zancadas, empujándome levemente son su dedo índice, picándome directamente a la altura del corazón...
— Mas te vale mantener la boca cerrada, si sabes lo que te conviene, Malfoy – dijo con las mejillas rojas, de la vergüenza, de furia, tal vez un poco de ambas, solo ella lo sabia
— asustada, Granger? - pregunté burlesco, ella abrió la boca dispuesta a gritarme, pero la detuve con uno de mis dedos – tranquilízate Granger, nadie sabe tu sucio secretito, y espero, que me pagues de la misma forma – dije mirándola con seriedad, ella apartó mi mano de un manotazo
— Tranquilo Malfoy, no quiero estropear mi reputación - dijo con una falsa sonrisa dispuesta a irse
— Una no muy intachable, si vengo escuchando – dije odioso, ella simplemente se carcajeó un poco
— Oh vete al carajo Malfoy – dijo molesta nuevamente intentando huir, esta vez jalé una de sus manos y la pegué a mi cuerpo tomándola por sorpresa y haciéndola fruncir el ceño
— Contigo? - pregunté con una media sonrisa
— Demasiado público para alguien que no quiere que abra mi boca, no crees? - preguntó con una ceja en alto, refiriéndose al largo pasillo donde nos encontrábamos
— Que se jodan – le dije con la voz ronca, tomando su rostro con ambas manos y besándola
Pensé que tendría que forzarla un poco, pero ella me correspondió casi de inmediato, enredando mi cuello con ambos brazos y atrayéndome aún más hacia ella.
Quería tenerla y quería que fuera ya mismo.
Lo único que teníamos a mano, eran las duchas comunes, donde generalmente los aurores se bañaban al terminar una misión.
Sin dejar de besarnos, con pasos torpes y prácticamente tropezando con todo, tanteando paredes y puertas, abrimos de golpe una de las puertas del baño.
Con un rápido estudio, nos dimos cuenta que el lugar estaba vacío, le bajé los tiros de la blusa de algodón que traía, alegrándome que no trajera brasier, y casi, casi pude escucharla tragar seco.
Oh si, Granger, esos pechos recibirían amor...
Me abracé de su diminuta cintura mientras succionaba uno de sus pezones, alzándola un poco para tenerla a la altura de mi boca, sus piernas envolvieron mi cintura y sus manos viajaron con ferocidad hacia mi cuero cabelludo, incitándome a continuar, la escuché gemir levemente, pero yo quería más y sabía que ella capaz de darme mucho más.
Luego de succionar ambos pezones, y tenerla agarrada de mi cabello, dejé que apoyara los pies sobre el suelo y le di la vuelta de golpe, dejándola frente a frente con la pared, la obligué a apoyar ambas manos en la pared, y no pude evitar acariciar su par de pechos que colgaban al aire, su pequeña cintura, bajando a sus caderas y sus redondas nalgas, deteniéndome ahí un segundo y luego azotando una de ella con mi mano.
Ella dio un leve respingo, pero no se quejó en ningún momento, su cabello estaba atado en un moño algo descuidado...
— Bájate esos malditos pantalones, Granger, porque voy a comerte como se debe... - susurré sobre su oído, agarrándola de aquel moño, obligándola a arquear la espalda, sintiendo sus esponjosos glúteos sobre mi erección.
Lo sentí bajo mi tacto, su piel se erizaba cada que me escuchaba hablar, y ella toda ardía, como una brasa caliente...
Escuchamos unos ruidos en la entrada del baño y ambos nos miramos...
Teníamos una opción, meternos a las duchas... pero, había un pero, siempre hay un pero...
Tomé una de sus manos y nos metimos a las benditas duchas...
Para mi buena o mala suerte, las duchas estaban encantadas, funcionaban automáticamente al recibir a un mago y dejaban de funcionar una vez el mago se retiraba. Genial...
Por unos momentos, olvidé completamente que había otros magos ingresando a las duchas, solo podía ver a Granger, apoyada contra el cubículo, respirando agitadamente, con los pechos al desnudo, y totalmente mojada...
Sus rizos se le pegaban a su rostro y tuve la necesidad de apartarle el cabello mojado de su rostro y besarla. Mas suave de lo normal...
La besé nuevamente y ella me correspondió, abriendo la boca y dejando que mi lengua tocara la suya...
Con un poco de forcejeo, logré abrir sus pantalones y bajarlo levemente, la vi sonreír burlesca, me empujó levemente con una mano, impidiéndome de seguir con mi trabajo, llevó sus manos a los bordes de su pantalón, que ahora se encontraba mojado, y lo bajó lentamente.
Me apoyé contra la pared en frente, solamente observándola... toda ella... mientras se desnudaba para mí, para Draco Malfoy...
Ella bajó su pantalón y lo dejó en el suelo junto con sus bragas, llevó sus manos a su blusa hecha un trapo sobre su ombligo, pero un brillo malicioso cruzó sus hermosos ojos, acarició sus pechos lentamente, muy lentamente, y cerró los ojos, se mordió los labios, y me vi haciéndolo yo también.
Me despegué de la pared como si fuera un animal al acecho, tocando con la yema de mis dedos, el bollo de tela que se había formado sobre su estómago.
Ella sonrió y me observó, levantando los brazos, para que terminara de desnudarla. Esperando...
Yo también le sonreí, tomé la prenda y se la quité, terminando junto con la demás ropa...
Definitivamente Granger tenía agallas, todo eso ocurría, mientras se escuchaban las risas y anécdotas a nuestro lado, alguien tendría que desconfiar si demorábamos demasiado...
Pero ella parecía importarle muy poco...
Me alejé nuevamente solo para poder observarla, ella levantó una ceja ante el escrutinio...
Entonces ella sonrió y gesticuló un preciado "cógeme"
La sola palabra logró ponerme tan duro, que tragué seco y la muy desgraciada lo sabía...
Metió sus manos por debajo de mi ropa, acariciando mis abdominales y subiendo por mi torso, obligándome a levantar los brazos y ella quitó aquella prenda por encima de mi cabeza, juntándola a la demás ropa en el suelo.
Desabroché mi pantalón y la besé, ella devolvió el beso, agarrándose de mi rostro, apretándose contra mi cuerpo y como si se tratara de una gata, la sentí ponerse de puntillas y dar un pequeño impulso, logrando enredar sus piernas alrededor de mi cintura, a duras penas logré sostenerme de la pared y sin mucho preámbulo, la penetré ahí mismo, ahogamos nuestros gemidos en un beso mientras ella mordía mis labios con ganas.
El vaivén fue lento, intentando hacer lo mínimo de ruido posible, pero nunca en mi vida, había sentido tanta pasión a la hora de follar y follamos lento, muy lento...
Ella mantenía los ojos cerrados, apoyando la cabeza en la pared, tenía la boca levemente abierta, invitándome a besarla nuevamente y mientras se lo hacía, y besé su cuello, llamándola a la realidad, quería que me mirara, mientras se venía...
Y nos vinimos juntos, entre medio del alboroto de aquel baño ocupado por otros magos...
Ella mordió mi hombro, evitando a toda costa gemir con fuerza...
Estaba empapada, con los rizos normalmente castaños, de un color oscurecido por el agua, con el cabello pegado al rostro, pecho y espalda, solo con verla jadear, recuperándose de su orgasmo, volvía a ponerme duro.
Coger con Granger, me volvía un hombre insaciable... quería más y más de ella.
— ¿Hace rato está funcionando este baño, habrá alguien?
Escuchamos desde afuera, alarmándonos...
Granger me dio un leve golpe en el pecho, y frunció el ceño...
— Está ocupado - dije con una voz más ronca de lo normal
— Draco?
Maldije mi mala suerte...
— No, tu abuela Zabini... - dije con aburrimiento, rascándome la nuca algo desesperado
— Zabini te quedas?
— Si, me quedaré a esperar a Draco, además, no es mi turno de entregar reporte – dijo para luego reír burlesco – que te diviertas Longbottom!
Escuché a Granger maldecir muy despacio, Zabini era un furúnculo en el culo... siempre...
La puerta intentó abrirse y con una rapidez envidiable, ambos nos lanzamos contra ella, Granger cerró los ojos con fuerza y llevó sus manos a su boca, evitando a toda costa reír ante la situación.
— Hey! Pero que te sucede Malfoy? ¿Desde cuándo tan tímido? - preguntó con burla – o estas con alguien? - preguntó modificando su tono de voz, bajando la voz como si fuera un secreto
— Blaise, estoy cansado... se supone que estas benditas duchas son para relajarnos, no para que vengas a joder y estresarme aún más – dije utilizando el tono de voz molesto, rogando que aquello funcionara
— Potter te la puso difícil eh? - dijo con burla
Un extraño sonido, me indicó que Blaise se había dejado caer en uno de los bancos del baño, para poder esperarme...
— Desde cuando volvió a ser Potter? - pregunté simplemente por preguntar, mientras miraba a mi alrededor buscando que hacer
— Desde que el maldito idiota no me ayudó a meterme en las bragas de Granger – dijo bufando con molestia
Granger abrió la boca en una hermosa O, y yo rodé los ojos...
Granger tomó su varita, del bolsillo de su pantalón mojado, que descansaba en una esquina de la ducha, junto con muchas ropas más, llevó su dedo a sus carnosos labios pidiendo silencio, y movió su varita lanzando un hechizo no verbal.
Y con un movimiento de cabeza, me indicó que saliera de la ducha...
Dudé por unos segundos, pero... era la endemoniada chica de oro, no habría porqué dudar o sí?
Salí con lentitud del baño, viendo a Blaise estirar el cuello y espiar dentro del cubículo, una vez saciada su curiosidad, bufó molesto.
— Pensé que mentías y tenías a alguna chica ahí metida – dijo para levantarse
Yo miré hacia atrás y aun podía ver a una desnuda Granger, abrazada de sus prendas mojadas contra el pecho, apoyada contra la pared, ella me sonrió con arrogancia.
Era una genia...
— por qué demonios tu ropa está mojada? - preguntó al verme aun usar mi pantalón y la túnica mojada sobre mi hombro
— créeme, no quieres saberlo... - dije con una media sonrisa caminando hacia la salida del baño
Aquella fue la segunda vez, que me follé a Hermione Granger.
.
Y nuevamente la desgraciada volvía a ignorarme al día siguiente, no esperaba un "buenos días, Malfoy" pero no hubo ni una sola mirada, ni una sola, se estaba metiendo con mi orgullo y mi ego.
En general las brujas solían perseguirme por semanas luego de follar, rogando por más, Granger simplemente parecía, olvidarlo...
Como si nunca hubiera pasado...
¡Pues si ella quería que así fueran las cosas, por mi excelente! Un dolor de cabeza menos.
Así que, Granger simplemente dejó de ser digna de mis miradas, al menos de vez en cuando...
Después de tres semanas ignorándonos totalmente, la manera en cómo me asaltó entre los estantes oscuros y sucios de la sesión menos visitada de la biblioteca, me impresionó totalmente.
Y ella parecía no querer perder el tiempo, me empujó con fuerza contra los estantes, ocasionando un sonoro ruido, pero poco le importó, ella me besó con aquella fiereza suya, tan predominante y característica.
intenté ponérsela algo difícil, intentando alejarme de su rostro, pero ella ni siquiera lo consideró, se puso de puntillas y tomó por el cuello de la camisa con fuerza, presionando sus labios con un deseo incontrolable.
Después de dos o tres forcejeos, mandé todo a la mierda, y le devolví el beso, tal como a ella le gustaba, con aquella ferocidad que la hacía vibrar entre mis brazos...
Ella se alejó un poco, solamente un poco, para poder observar el cierre de mi pantalón. Con unas manos expertas, y sin poner mucho esfuerzo, terminó por bajar mis pantalones...
Con una rápida observación, recién caía en cuenta que ella traía un vestido sencillo color amarillo, de tela fresca y suave al tacto, ideal para los climas cálidos de aquellos meses...
Maravilloso...
Sin esperar su aprobación, le di la vuelta, obligándola a poner las manos sobre los estantes y con un pequeño golpe sobre sus nalgas la presioné a respingar aquel hermoso culo.
Le levanté el vestido sin mucho preámbulo y acaricié sus caderas, tenía una piel extremadamente suave, llevé mis dedos a su coño, sintiendo la humedad y su calor, aparté la diminuta braga de color blanco, introduje uno de mis dedos, verificando lo mojada y lista que estaba, para mí...
Tan caliente...
Acaricie su coño con extremo cariño, escuchándola jadear y sin poder evitar sentirme algo vengativo, por su falta de interés en mí, tomé mi verga y entré en ella con violencia, sin importarme demasiado si ella estaba disfrutándolo, pero ella lanzó un gemido, que provocó que yo observara por encima de mi hombro algo temeroso...
— Si escucho un solo sonido... me marcho – susurré en su oído con seriedad, ella levantó la vista y pude ver la cólera que sentía ella.
Aun observándome, ella se removió, se deslizó hacia adelante como si estuviera a punto de apartarse, pero con fuerza volvió hacia atrás, sintiendo como mi verga se volvía a hundir en ella con una sabrosa sensación a gloria.
Comencé a penetrarla con fuerza, haciéndola olvidar cualquier rencor anterior, me aferré a sus caderas con tal fuerza, que estaba seguro le dejarían marcas, una de mis manos subió por su espalda, levantando aún más su vestido, sintiendo la suavidad de su piel, su diminuta cintura entre mis manos, acariciando el camino de su columna...
Seguí subiendo hasta llegar a aquella maraña de cabello, atado en un moño, agarré su cabello y lo liberé de aquel agarre, lo quería libre y salvaje, así como ella...
Y sin poder evitarlo, cerré el puño sobre su cuero cabelludo, la forcé a voltearse, y mientras la penetraba como el maldito desgraciado que era, le robé un beso, el cual ella correspondió entre medio de gemidos, uno de mis brazos rodeó su cintura con fuerza, mientras que mi otra mano se mantenía sobre su cuero cabelludo, manteniéndola en mi boca, obligándola a besarme mientras me comía aquel delicioso y caliente coño.
Tan estrecha...
Ella no demoró en venirse, jadeando sobre mi boca y mordiendo mi labio inferior con un poco más de fuerza de la necesaria, entonces le devolví el favor, sintiendo el gusto metálico en aquel beso, ¿sería mi sangre o la suya?
Y me tragué su sangre sucia...
Delicioso...
Ella se apartó de mí y se dio la vuelta, haciéndome fruncir el ceño, ella acomodó su cabello y su vestido...
Dispuesta a irse...
Al dar un solo paso, la volví a empujar contra los estantes con más fuerza de la necesaria.
¿Como se atrevía?
La levanté del suelo y ella automáticamente enredó sus piernas alrededor de mi cintura, la penetré nuevamente esta vez con movimientos más salvajes y erráticos, sintiendo como ella volvía a venirse, esta vez los dos juntos...
Se veía hermosa...
Sonrojada, con la boca entreabierta, mirándome de aquella forma tan arrebatadora, sus ojos brillaban de una manera distinta, no era rabia, no era odio...
Nos miramos, por largos minutos, como si no hubiera nada más, como si no nos encontráramos en un lugar público...
Tenía la sensación de que ambos teníamos algo que decir, pero nos mantuvimos quietos, con la respiración acelerada, y el pecho que subía y bajaba, haciendo que nuestros torsos se rozaran, alimentándonos de nuestros alientos entrecortados...
— Eres... - susurré
— ¡Qué demonios! - escuché un grito a mis espaldas
Mierda... mil veces... mierda...
— volvimos a Hogwarts, Draco? - preguntó el idiota de Zabini, con una voz burlesca
Con mucho cuidado e intentado quitar a Granger de su vista, apoyé sus pies en el suelo, di un paso hacia atrás, para que ella tuviera el espacio suficiente para arreglarse y obviamente, poder meter la verga dentro de mis pantalones.
Granger se veía pequeña en mi delante, era una cabeza más baja, la observé unos segundos, esperando ver algo de temor en su mirada, por vernos descubiertos en esto...
Esto sin nombre que llevábamos frecuentando...
Ella acomodó sus rizos, con la ayuda de sus dedos...
Levantó la mirada y me miró con seriedad.
— Apártate – dijo simplemente
Yo levanté una ceja algo incrédulo, pero no me hice de rogar, me hice a un lado, dejando que al final del pasillo, Zabini lanzara un gemido de asombro...
Como si se tratara de un hechizo, ambos, tanto Zabini, como yo, la observamos desaparecer por el pasillo, con su caminar bonito, nariz respingada y una seguridad que no recordaba haber visto en ella.
Una vez Granger desapareció de nuestra línea de visión, ambos nos observamos, Blaise con la boca abierta...
— Como demonios...? - preguntó
— Pasó? - terminé de formular la pregunta - No tengo idea... - susurré, sintiendo las yemas de mis dedos entumecidos
— Era Granger – recalcó aun asombrado y yo asentí
— Lo es – corregí
— están... saliendo o, solamente cogiendo? - preguntó, yo bufe algo divertido
En realidad, ella era quien me cogía... pero bueno... al parecer más funcionaba, cuando la de las ganas era ella...
— No preguntes Blaise, si no entiendo nada, tu peor... - dije para comenzar a avanzar hacia la salida, intentado huir de Blaise
— estas consciente, de que acabas de cumplir mi sueño húmedo? ¡Joder! ¡No solo el mío, el de Theo también y el de toda esta maldita academia! – dijo siguiéndome de cerca y con pasos apresurados – desde cuándo? - chilló al darse cuenta que tal vez no era la primera vez que cogíamos - Esa vez del baño! ¡sabía que estabas acompañado! - acusó con el dedo - dos veces? ¿tres? - preguntó
— Blaise... - dije con seriedad deteniéndome a mirar a nuestro alrededor, habíamos salido de la biblioteca y había mucha gente que se detenía a observar a Zabini en su nueva faceta alterada – déjame tranquilo... - amenacé y el pareció entender
Me di media vuelta, dispuesto a llegar a mi habitación...
Me di cuenta de un pequeño detalle, si no hubiera sido por la intrusión de Zabini, habría hablado de más.
Estuve a punto de decirle a Granger, que me parecía hermosa...
Recordarla con los ojos brillando de lujuria, con los labios esperando ser besados nuevamente...
Era más de lo que podía soportar.
Aquella fue la tercera vez, que me follé a Hermione Granger.
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AMO las reseñas! espero que hayan disfrutado, nos leemos el fin de semana.
Besos y Abrazos de mamá oso.
