Capítulo 5. Reencuentros.
Quinto día del mes de Shigatsu.
Y al fin, el primer cerezo floreció. El primer capullo abrió sus pétalos revelando la flor de color rosa muy pálido, casi blanco.
"Mirad. Ya ha empezado"
La voz se corrió rápido por todo el Seireitei, así como la excitación por el festival. Así empezó la decoración de todos los cerezos y de los lugares cercanos a ellos, donde se celebraría el festival.
Decimocuarto día del mes de Shigatsu.
Todo estaba listo. El día había llegado. Todo el mundo temblaba de excitación. Incluso el capitán Byakuya, detrás de esa rígida máscara de seriedad, estaba nervioso. Ya no digamos las shinigamis, cuyos corazones latían al ritmo de la caída de los hermosos pétalos de los cerezos.
"Ya estamos aquí" – dijo Ichigo.
"Al fin. ¡Qué bien que nos invitaran!" – comentó emocionada Inoue.
"Sí." – dijo Uruhara. "Bueno, Yoruichi y yo tenemos asuntos que tratar por aquí. Nos veremos más tarde."
"De acuerdo. Adiós y no te metas en líos"
Cuando los dos se marcharon, Ichigo, Inoue, Ishida y Sado siguieron andando buscando encontrarse con alguien conocido.
"Que raro que Rukia no estuviese esperándonos" – dijo Ichigo.
"No creo que pudiera. Recuerda que su división es una de las que se encarga de la organización. Hoy deben de estar ultimando los detalles."
"¡¡¡Ehhhh, Aquí."
Todos se volvieron hacia el lugar de donde venía la voz y se encontraron con el comité de bienvenida. Renji, Zaraki y toda su trupe, Rangiku y algunos más.
"¡Hola! ¡Qué bien que vinierais!" – dijo Inoue emocionada.
Se acercaron y comenzaron a saludarse. Ichigo estaba saludando a Renji cuando alguien le tocó en el hombro con algo duro. Se dio la vuelta para ver como Zaraki, con su zanpakutou apoyada en el hombro, lo miraba sonriendo.
"Ichigo, ¿qué tal si volvemos a enfrentarnos?"
"Capitán Zaraki…yo…no puedo. He de ir a visitar a Rukia" le contestó Ichigo que había perdido el color en la cara, y se fue corriendo.
"¡Qué bien! Ken-chan podrá divertirse al fin"comentó Yachiru que había escuchado la conversación.
Aprovechando que se había quedado solo, Ichigo decidió ir a buscar a Rukia a su división. Cuando llegó hasta allí empezó a buscar a alguien que pudiese decirle donde estaba. Sin embargo, cada vez que intentaba preguntarle a alguno de los shinigamis que se encontraba, estos seguían su camino sin prestarle atención, diciéndole solo que estaban ocupados. Pronto Ichigo empezó a enfadarse y fue perdiendo cada vez más la poca paciencia que solía tener. Decidió que el próximo que viese no conseguiría despacharlo tan fácilmente. De repente vio a una shinigami a lo lejos. Rápidamente, antes de que se fuera, echó a correr hacia ella. Cuando la alcanzó la agarró del brazo e hizo que se diera la vuelta bruscamente. Cuando la shinigami se volvió, tenía una cara de enfado bastante considerable, pero pronto mudó a una cara de asombro y alegría. Era Rukia. Al fin la había encontrado.
"Rukia, al fin te encuentro"
"¡Ichigo! Me alegro mucho de verte otra vez."
Tras decirse estas palabras, ambos empezaron a mirarse el uno al otro cada centímetro de sus cuerpos, volviendo a familiarizarse con ellos. Rukia llevaba ahora el pelo más largo y recogido en una coleta que le llegaba hasta la cintura. Llevaba la zanpakutou a la cintura, pues se había decidido permitir portarlas siempre. Ichigo tenía el mismo pelo naranja y revuelto que siempre, pero ahora estaba más musculoso y algo más alto. El entrenamiento con Uruhara al que había estado sometiéndose durante el tiempo en el que no se habían visto, había dado sus frutos. Sin embargo, para ambos ninguno había cambiado nada. Aún reconocían las cosas que habían hecho que mantuviesen una relación tan estrecha, en el otro. Cuando se cansaron de mirarse – si es que eso es posible -, comenzaron a contarse todo lo que había les había pasado, olvidándose de todo lo demás.
