Capítulo 6. Se acerca el Hanami.
"Daos prisa. Ya mismo es el día y mirad como está todo" les gritaba Nanao a los pobres shinigamis que iban de un lado a otro cargando cosas, colgando adornos, limpiando.
Los preparativos iban bastante bien, pese a la preocupación de Nanao. Todo parecía indicar que todo estaría listo para el gran día. El Seireitei era un verdadero hervidero de nervios, por parte de los encargados que no veían el día de acabar con la tortura que les había caído encima, y por parte de los que no harían más que disfrutar del esfuerzo de sus compañeros.
Ichigo y los demás estaban alojados en la decimotercera división. Así pues, Ichigo pasaba la mayor parte del tiempo con Rukia. Todo iba igual que durante el tiempo que estuvieron en la tierra. Pero parecía que algunos sentimientos habían crecido, convirtiéndose en algo más. Por su parte Inoue e Ishida cada vez estaban más tiempo juntos, mientras Chad había encontrado en Rin, una shinigami de la división de Rukia, una persona parecida a él. Fuerte, callada y seria. Ellos también estaban nerviosos. Querían que llegara el Hanami para poder disfrutar de la fiesta junto a los shinigamis.
En definitiva, en la Sociedad de Almas se respiraba un ambiente de pura fiesta, siempre aumentado por las diarias fiestas de Shunsui. Precisamente dos días antes de que llegase el Hanami, en la octava y en la decimotercera división estaban de celebración. Al fin habían terminado de prepararlo todo. Para celebrarlo, Shunsui había invitado a Ukitake a unas botellas de sake. Estaban los dos sentados en el tejado de una de los edificios de la octava división disfrutando del sake y de ambiente primaveral que comenzaba a respirarse en el aire.
"Estás decidido a hacerlo Shunsui-kun?" le preguntó Ukitake a su amigo.
"Por supuesto, Ukitake-kun. Tengo algo preparado que la hará enloquecer"
"Pero no crees que es un poco difícil que lo consigas" insistió el otro.
"Claro que no." le contestó dándole una palmada en la espalda. "Perdona, Ukitake. Creo que me he pasado"
"No es nada." le dijo mientras recuperaba el aliento.
"Por cierto. Creo que tú también deberías decírselo."
"¿El qué?" le preguntó poniéndose colorado.
"Creo que sabes perfectamente de lo que hablo, querido amigo."
