Remember Your Heart - (Recuerda Tu corazón)
De/by bramblerose-proudfoot
AVISO: Esta historia esta basada en personajes y situaciones creadas por JKRowling, además de varios publicistas INCLUIDO PERO NO LIMITADO A Bloomsbury Books, Scholastic Books y Raincoast Books, y Warner BROS., Ninguna ganancia monetaria se adquiere con esta historia y no se pretendió infringir en ningún derecho de autor o marca registrada.
Autor
Original: bramblerose-proudfoot (www. Fanfiction . net / u /
415691 /)
Traducción: K-tra http
// tinyurl .com / pjqs9
(No dudo que haya gente que pueda
traducir esto mucho mejor que yo… pero como nadie lo hizo…., yo
tome la tarea, así que No es una traducción libre
(bueno…mas o menos) , pero en alguna partes me vi obligada a
arreglar para que se entendiera mejor, según mi opinión.
Están avisados. Después no lloren. Pueden criticar lo
que quieran, o corregir en donde me haya equivocado.
Capítulo Uno: Pensando en Snape
"Maldita sea" murmuraba Harry Potter. Tomo de un golpe su Firewhiskey y golpeó el vaso con fuerza sobre la mesa al dejarlo. "Snape, en mi casa. Y le dejé entrar voluntariamente." Continuaba murmurando, estirado sobre un relleno sillón. Su sistema zumbaba por el alcohol que corría por él. Un hueco de entre su cerradas pestañas revelaba que el día se había vuelto noche mientras él estuvo sentado, perdido en pensamientos ante el fuego que crujía en la estufa de piedra. Memorias de la sala común de Griffindor le venían a la mente y de todas esas noches en que había mirado las llamas ahí. Pero Ron Y Hermione no vendrán a sacudirlo y sacarlo de sus pensamientos, ocupados como ellos están ahora con sus propias vidas. "Además, ellos sólo dijeron que estoy loco por tener a Snape en mi casa!" Harry elevaba nuevamente la botella, pero se detuvo. "No puedo emborracharme, y si Snape llegara a necesitar algo esta noche."
Profesor Severus Snape, Maestro de Pociones, y mi perdición. Harry resopló. Que cliché. Deben hacer como siete años desde que él puso sus ojos en Snape, pero esa sonrisa despreciativa, ese odio ardiente y esos negros ojos, y la condescendencia en esa sedosa vos, esas memorias nunca se desvanecieron. Harry había creído, incluso cerca del fin, de que Snape los traicionaría a todos ellos con Voldemort. Pero Snape le probo que estaba equivocado. Él estuvo de pie junto a Dumbledore en la batalla final con Voldemort y fue tan responsable por la destrucción de Voldemort como lo fue Dumbledore o Harry. Si, Harry cumplió su profecía al destruir a Voldemort, pero fue gracias al tutelaje y asistencia de muchos lo que hizo el día. Y montón de suerte, Harry pensó. Snape le había cuidado el trasero, con aparente agradado al hechizar a sus antiguos camaradas. Era la primera ves que yo recuerdo haber oído a Snape reír y no era un lindo sonido.
Al
finalizar esa horrenda batalla, Snape no había sido
encontrado. El Ministerio había organizado una búsqueda
oficial, pero ya sea por típica burocracia o por mera apatía,
ningún rastro, ninguna evidencia, nada había sido
encontrado sobre Snape.
La búsqueda fue abandonada.
Harry paso un corto tiempo después de la batalla recuperándose antes de ser atrapado en un sin fin de fiestas, premios y honores. Aunque cada discurso que daba se quitaba crédito a si mismo en su envolvimiento y le daba crédito al trabajo duro y perseverancia de muchos otros, era difícil no sentirse agobiado al estar siempre rodeado de celebraciones incesante en su honor. Rara ves pensó en Snape en esos momentos, un aguafiestas absoluto en su opinión.
Hasta la lectura del testamento de Dumbledore.
La muerte de Dumbledore fue una pena que él escondió de las cámaras, políticos y su público adorador. Demasiado personal, así que decidió guardarlo en el fondo de su mente, convertido en un recuerdo que a veces trataba volver por las noches. Era una cosa que se sentía muy grande para realmente contemplarla, por lejos mas grande que la devastante muerte de Sirius. Así que él la selló detrás de una puerta en su cabeza, se pegó una sonrisa en la cara y se unió a las fiestas post-Voldemort que hubieron.
La lectura del testamento de Dumbledore, casi a las seis semanas después de su muerte, forzó a Harry a expresar su dolor. Él anciano sólo le había dejado a Harry dos cosas. Las palabras "recuerda tu corazón" y su pensadero. Harry se sentó esa noche en su sobrevaluada y lujosa suite de hotel (pagada por el ministerio) y lleno el pensadero con sus lágrimas. Mientras la noche pasaba, Harry no pudo evitar el pensar en la vez en que invadió el pensadero de Snape.
"Yo quería creer que Snape era un traidor, porque si el era falso, entonces talvez también así eran sus memorias de mi padre y de Sirius. Aun después de enfrentarse a Sirius, yo quería una excusa, cualquier excusa con tal de no tener que creerles capaces de tal comportamiento," Harry se decía a si mismo. "Actué mal hacia Snape, una y otra ves. Talvez haya llegado finalmente el momento para mi de que madure, acepte mi padre por lo que era, lo que fue una ves, un maldito absoluto, que Snape era mejor de lo que yo hubiese creído. ¿Habrá alguna forma de que los Potters se puedan redimir con Snape?" Harry resoplo al pensar en la idea de que Snape llegara algún día a perdonarlo a él o a James Potter. "No es probable, pero tendré que hacer algo, por el bien de mi propia alma, al menos."
Harry comenzó con la investigación del Ministerio, pero inmediatamente la desecho, por su inutilidad, y comenzó su propia búsqueda. Siete años mas tarde, después de incontables horas, investigadores mágicos y Muggles y además una mediana fortuna, Snape fue encontrado en un hospital psiquiátrico Muggle, atado, altamente sedado y diagnosticado con algún tipo de condición de delusión. Snape no había logrado convencer a nadie de sus aseguraciones de ser un mago poderoso y había intentado hechizar a varios trabajadores de la salud. La hechizada no había sido particularmente efectiva ya que Harry había descubierto su varita destruida en el campo de batalla.
A partir de esta tarde, Profesor Severus Snape había sido enterrado en la alcoba de huéspedes de Harry y dado casi comatoso por una variedad de pociones beneficiosas para inducir un curativo y profundo letargo. La Sanadora de St Mungo había dicho que Snape permanecerían en este estado durante algún tiempo mientras sanaba. "Sólo cheque en él de vez en cuando, pero de seguro usted no vera ningún cambio. Yo regresaré por la mañana," ella había dicho alegremente antes de partir temprano en la tarde. Harry había hecho una gran donación a San Mungo por el servicio privado. Quiso guardar la existencia de Snape en secreto, por aquellos enemigos que el hombre aun podría tener. La Sanadora le habían asegurado que tratando a Snape en casa no pondrían en peligro su recuperación.
"Mierda!" Harry saltó de su silla. La habitación había empezado a aclarar con el avance del sol amaneciendo y Harry se dio cuenta de que se había pasado toda la noche pensando (rumiando).
"Mierda, mierda, mierda!" Harry subió las escaleras de a dos escalones a la ves, hasta detenerse frente a la puerta del cuarto de huéspedes. "De todas las cosas irresponsables que podía haber echo..." murmuraba mientras abría la puerta. Snape estaba acostado boca arriba, igual a como cuando fue dejado cuando recién lo trajeron a la casa. Luce como si estuviera en un ataúd, pensó Harry y un escalofrío corrió por él. Rápidamente fue hasta el lado de la cama. El pecho de Snape lentamente subía y bajaba y Harry dejó escapar el aliento que retenía.
El pelo de Snape había sido cortado demasiado por los Muggles y estaba liberalmente salteado de gris y blanco; su cara era flaca y enfermizamente pálido haciendo que su nariz quedara aun mas desproporcionada; su delgado cuerpo parecía ser de solo ángulos afilados incluso a través de la suavidad de las mantas.
Harry había arreglado conseguir pijamas negros para Snape usar. Es que no podía ver a Snape en otro color que no fuera negro; la Sanadora pensó que era mórbido. Harry, con la Sanadora supervisando, hechizó la cama así Snape estaba actualmente levitando ligeramente alejado del colchón, para no exacerbara sus llagas aún mas.
Revisando los pergaminos que descansan cerca de la cama, Harry empezó a repasar las instrucciones escritas que la Sanadora había dejado, para estar seguro de que no se había olvidado de hacer algo. Solo tiene que chekear su paciente, él pensó miserablemente UNA extraña sensación punzante le hizo mirar hacia Snape, dónde Harry encontró ojos negros.
El pergamino con las instrucciones lentamente cayó al suelo.
24.08.2006
