Cap 6

La mañana del lunes era radiante. El sol se filtraba por las ventanas dejando un agradable calor. Remus ya no llevaba la venda, señal de que su muñeca ya estaba curada, pese a aquel pequeño incidente, y la cabeza ya no le dolía. Durante el desayuno charlaron animadamente sobre el día anterior. Estaban todos más calmados, pero Sirius no se encontraba de muy buen humor. Ser humillado por Malfoy, para él, era peor que tragarse babosas vivas.

La primera hora, junto a los de Slytherin, no se le hizo muy pesada, más que nada agradable, ya que Lucius no tuvo ganas de fastidiar. El profesor Joseph, de Pociones, un hombre oscuro y callado, con el pelo grasiento que le caía ante los ojos ocultando su voraz mirada (Lily llegó a pensar que Severus era su hijo secreto); no dejó de atosigarlo y ellos no pararon de reírse. Sobretodo cuando el chico casi le corta un dedo a Severus por la caña que le metía el profesor. Sirius, poco a poco, estaba recobrando el ánimo acostumbrado, hasta que, después de comer, le llamaron al despacho de McGonagall junto con Remus.

Atravesaron los largos pasillos con el corazón en un puño, otro castigo junto a Lucius sería un suplicio insoportable. Llamaron a la puerta y una voz les indicó que pasaran. El despacho era grande y tenía un ventanal al fondo. La chimenea humeaba, recién apagada y había varios cuadros de antiguos profesores. Lucius estaba a la izquierda y, sentada en una la silla detrás de un escritorio negro, les miraba gravemente la profesora, a su lado estaba el profesor Joseph, responsable de Slytherin.

Volvieron a la sala común y se encontraron a sus amigos estudiando. Lily estaba muriéndose descifrando un texto de runas, Peter hacía una tabla astrológica y James leía un libro de criaturas mágicas.

-Holassssssssss-saludó Sirius

-¡Oh! ¿Qué tal? ¿Qué os han dicho?- preguntó James cerrando el libro

-Pues...-Sirius cogió la silla y se sentó al revés- Estamos castigados, con Lucius, mañana por la noche, sacando brillo a los preciosos trofeos y eso, pero ya estamos acostumbrados ¿verdad?

Miró a Remus. El chico tenía la cabeza en otra parte y tardó un poco en contestar

-Si, si...-dijo algo despistado

-Remus...¿Qué tal estás?-preguntó Lily, que ya sabía en lo que pensaba

-Bien...-contestó y agachó la cabeza- Me voy a dar una vuelta...

Se fue de la sala dejando a sus amigos preocupados. Lily cogió la mano de James

-No pasa nada, sabes que estaremos con él-dijo James y luego la besó en la frente

-¿Cuánto queda?-preguntó Peter

-Cinco días...-murmuró Sirius

Había hundido la cabeza en el regazo. El pelo negro le ocultaba los ojos grises, tristes y nerviosos. Ese día podía ir todo bien o desmoronarse y cambiar sus vidas en unos segundos. Todos se sumieron en sus propios pensamientos, rezando porque nada pasara. Los próximos días tenían que cuidar mucho de Remus, ya que podía desmayarse o repentinamente tirarles los trastos a la cabeza, entrar en un estado de mutismo o Dios sabe que cosas...

-¡¡Eh, chicos!!-gritó Michael sacándolos de sus pensamientos

-Aaaaaaaah...Hola-reaccionó Sirius

-¿Qué te han dicho?¿Y cuántos puntos nos han quitado?-peguntó el prefecto con cara de querer estrangularlo

-Tú si que eres directo...-se rascó la cabeza-Pues...multiplica 5 por 2 y por 15 y luego súmalo todo con Malfoy

Los ojos de Michael se desorbitaron y frunció el ceño

-¿Por qué pones esa cara, los que vamos a estar con Malfoy somos nosotros?-dijo Sirius

-¡¿Cómo que por qué?!- gritó Michael y toda la sala se volvió para ver que pasaba

-Aaaaaaaaaah...quieres que te cedamos el sitio

-Yo no he...

-Así que te mola Malfoy...interesante-le interrumpió Sirius

Todos empezaron a reírse por lo bajito, era gracioso ver la cara de Michael roja como un tomate

-¡¡Yo no he dicho eso!!-protestó el chico

-Pero lo piensas...¿eh, eh? Lo estas pensando-Sirius empezó a subir y a bajar las cejas

-Déjate de...

-¡No es bueno ocultar tus sentimientos!-se puso dramático-Díselo, dile que le quieres-empezó a agitar los brazos-Malfoy, amor mío....

Michael no respondió, no sabía que decir. Toda la sala se reía viendo a Sirius hacer el "

"paripé". Al fanal el prefecto se volvió y se fue, soltando maldiciones que era preferible no oír

-Sirius eres lo peor-dijo Lily, que era la única que no reía-Lo mismo te ha hecho Malfoy...

Poco a poco las risas en la mesa se fueron apagando

-"Lil", ya te vale. Ahora me siento mal-respondió el chico

Lily le miró mal humorada

-Valeeeeeeeee...-se resignó Sirius- Luego le pido perdón, pero ahora voy a buscar a Remus, no vaya a ser que "el monstruo-percebe" (Lilian) ataque de nuevo...

Peter recogió sus cosas rápidamente

-¡Voy contigo!-alcanzó a decirle antes de que saliera por el retrato

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Remus salió de la sala cabizbajo. Empezó a andar sin rumbo por los pasillos casi desabitados. Se sentía el cuerpo pesado, pesado el corazón. Estaba nervioso y asustado. Sabía que pronto le empezarían a hervir las entrañas, su sed de sangre ala superficie y se convertiría en un cazador, feroz e implacable, de vidas humanas, sin alma, hipnotizado por la macabra luna llena, su enemiga y su aliada. La temida y amada luna llena...Su otra mitad, rechazada y abominable. Era un monstruo contra su voluntad, un monstruo encerrado en un cuerpo inocente que se destruía y dejaba paso a la criatura salvaje. Para resurgir al día siguiente en un posible asesino. Y lo peor de todo era recordar vagas imágenes de aquel infierno sin fin...

Pensando en esas cosas llegó a un largo pasillo, repleto de ventanales. La luz cegadora de la tarde le hizo despertar. Al fondo del pasillo había una persona. Remus no pudo verla bien hasta que se le acostumbraron los ojos. Era Severus Snape, y parecía no haberlo visto. Miraba al exterior con los brazos cruzados y el ceño fruncido. No parecía enfadado (dejando a parte su expresión avinagrada de costumbre), más bien recordaba algo, algo triste, tal vez algo horrible o algo que lo atormentaba.

Remus recordó sexto curso, cuando ellos dos hicieron una tregua. Él ayudaba a Severus con transformaciones y Severus le ayudaba a él con pociones. Era un buen trato y durante unos meses entablaron una pequeña amistad. Por unas horas el Slytherin resultaba agradable y progresivamente menos distante y frío. Remus llegó a descubrir que era un chico maravilloso, pero también descubrió algunas heridas en su corazón. Severus nunca quiso hablar de ello, pero cuando los corazones están heridos profundamente desarrollan una especie de sexto sentido capaz de detectar el dolor de los demás, y el de Remus cargaba con algo muy grande, con una infancia infame, con una familia rota, con una tristeza más grande que su odiada luna y más profunda que los abismos del infierno que vivía. Por ello fue capaz de escudriñar un poco en el frío Severus y ver más allá del "pelota pelo-graso" (apodo que le dio Sirius). Le hubiera gustado tanto ayudarle...pero no pudo ser. Sus amigos nunca aceptaron sus reuniones e hicieron todo lo posible por separarlos. Tal vez fuera ese intento desesperado lo que hizo obrar a Sirius de la manera más atroz

Los recuerdos del año pasado se repetían en la cabeza de Remus grises y horribles. Gritos, oscuridad, pasos lejanos, un feroz aullido, un niño asustado...

Severus se giró y vio a Remus muy serio. Se volvió para irse.

-Ho...Hola-dijo tímidamente Remus saliendo costosamente de esas imágenes

-Déjame en paz...-le respondió Severus

Remus sentía su estómago cada vez más revuelto por la pena, por la culpabilidad. Quería explicarle todo, pedirle perdón. Severus siguió andando, no tenía ganas de enfadarse y cualquiera de los merodeadores le crispaba los nervios.

-¿Qué tal?-se le ocurrió continuar a Remus erróneamente para detenerlo

-Por lo menos estoy vivo...

Se volvió a poner en marcha, tan rápido que su túnica hizo fru-fru. Remus ya no tenía ganas de hablar, no tenía valor y no serviría de nada. Severus desapareció por el corredor abandonando en los ventanales a un arrepentido Remus

-Reeeeeeeeemuuuuuuuuuuuuuus- llamó una voz familiar a su espalda

Era Peter, y venía corriendo acompañado de Sirius.

-Con que estabas aquí...-dijo Sirius cuando pararon frente a él y le empezó a tirar del moflete-Temimos un ataque del "monstruo-percebe"

Remus sonrió intentando no parecer triste y los dos chicos devolvieron la sonrisa

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Severus llegó a la puerta de su casa y siseó la contraseña. Se dirigió a su habitación con la mirada fija en el suelo, lo que le hizo tropezarse con Lucius que salía en ese momento del cuarto acompañado de Crabble y Goyle

-Snape, mira por dónde vas-gru

Severus le dedicó una mirada fría, pero no contest

-¿Dónde has estado?-preguntó el rubio

-Evitando tu cara...-respondió Severus dibujando una irónica sonrisa en la delgada línea de sus labios

Lucius le dedicó una mirada venenosa. Más que nada porque sabía en dónde había estado y lo que había estado haciendo. Había estado pensando en la asquerosa sangre-sucia esa. Severus lo notó y apartó la mirada, evitando sus acusadores ojos. Cuando fue a entrar Lucius le cogió violentamente por el hombro y le susurr

-Sabes que no nos puedes fallar, nos perteneces. Ya te presenté a mi padre y Él también cuenta contigo. Olvídate de esa asquerosa sangre-sucia

Severus lo empujó. "Eso nunca..." que ría decir, pero ante la atenta mirada de Crabble y Goyle, y tan cerca de un alterado Lucius no dijo nada, solo le dedico una mirada desafiante

-Déjame en paz-protestó-Tú también deberías olvidarte de cierta persona...-Lucius se puso pálido. Severus se acercó un poco más y bajó la voz a casi un susurro-Pobre Goyle... Su mejor amigo, al que admira, y su novia, a la que ama con locura...Seguro que aquella noche no te acordaste de él-se volvió a separar y alzó la voz otra vez-¿Quién falla a quién?

Entró al fin en la habitación, dejando tras de si a un pálido y sorprendido Lucius, pensaba que no le habían visto.

Cuando cerró la puerta con furia. Dio una patada a un libro que había en el suelo. Las manos le temblaban, tenía que golpear a alguien o algo (y con gusto hubiera sido Malfoy). Sacó la varita de la túnica y apuntó a la almohada del chica, esta reventó y las plumas inundaron la habitación. Respiró hondo bajo el suave descenso de las plumas que se posaban en su cabeza y en su túnica. Le recordaron a Lily, con sus suaves movimientos, su suave pelo, su sonrisa...

Se llevó la mano al corazón e intentó olvidar, debía olvidar. Se sentó en una silla, aún con la mano en el corazón. De pequeño ya lloró demasiado (su situación familiar fue era la que muchos hubiesen querido) y ahora no se lamentaba de sus penas, se limitaba a devolver el golpe. "Cuanto más fuerte mejor" eso se lo había enseñado Slytherin. Pero ya estaba cansado, cansado de sentir odio, mas era tarde para cambiar.

¿Por qué todas las personas que le habían importado le hacían daño? Primero le arrebataron a la mujer que más quería, su preciosa Lily. Ella se había ido con el idiota de Potter. Lo odiaba, y a sus amigos también. Se le revolvían las tripas y le hervía la sangre cuando les veía, y aunque el sentimiento fuera mutuo, él no lo expresaba más abiertamente que con miradas de desprecio y echando mano de su lengua bien afilada. "Putos perros" pensó. Si, todavía se acordaba de sexto curso, y se acordaría todo su vida. Intentaron matarle ganándose su confianza a través de Remus. Por un momento pensó que todo había pasado, que con el tiempo podrían olvidar los rencores y unirse a ellos; se sintió realmente feliz. Pero aquella noche descubrió la farsa. ¿Amigos? ¿Quién los necesita? No son más que viles sanguijuelas pérfidas que te chupan la sangre, parásitos. Por ello estaba a punto de dar el paso de su vida. Quería pertenecer a un grupo, fuerte y poderoso, pero no necesitaba amigos. Malfoy le había brindado la oportunidad y no pensaba desperdiciarla.

Ya estaba más calmado, solo y casi a oscuras. Así todo estaba bien. ¡Oh, inmensa oscuridad! Hizo levitar un libro de pociones (que no debería tener) hasta él. Lo abrió y repasó los ingredientes para una poción que causaba una muerte lenta. Se regocijaba en sus sueños, donde eliminaba, cruelmente, a todos aquellos que odiaba. Todavía no había echo semejante atrocidad, y no podía sospechar que pronto, en un futuro no muy lejano, necesitaría hacerlo casi todo el tiempo.

Llamaron a la puerta

-Ya tenemos que bajar a cenar-le dijo Lucius desde el otro lado

Severus cerró el libro y suspiró, tendría que dejar sus pasiones para otro momento. Intentó mantener la calma, aún estaba un poco alterado

-Ya voy...-respondió mientras recogía las plumas y reparaba la almohada

Una vez más enfrentarse al duro exterior, con imágenes que lo atormentaban y caras que no soportaba. Cuando salió le dirigió a Lucius una mirada fría, la de siempre, aparentando ser el chico duro de siempre: el venenoso Severus Snape, con sus heridas ocultas tras una negra capa de oscuros y secretos sentimientos.

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NdP: Buenas, buenas o todos!!! Pensaba pone una nota de autor cada 10 capitulos, pero no puede contenerme porque adoro a Severus!!! y este capitulo y el siguiente van dedicados a él!!!! waswas como lo adoro!!! Será un personaje que irá cobrando importancia a lo largo de la historia jusjus me encanta ese amor imposible que siente por Lily !!! es demasiado triste!!! buaaaaaaaaa y la cosa se va poniendo cada vez más trágica (para TODOS), me encantan los dramas jusjus . Bueno como siempre, agradezco vuestro apoyo y vuestros mensajes de animo, así como vuelvo a hacer una especal mención mi amiga Aerith y a Idril (kyaaaaaaaa te adoro). Solo despedirme y deciros que si nos os gusta ver sufrir a vuestros adorados pesonajes...buf...buena suerte jajajajajajaj Ya sabeis, escribirme!!! KISKIS by Puchico