Cap 25

¡Diez minutos, chicos- gritó James descendiendo con su escoba y empapado en sudor.

Cuando tocó tierra se quitó los guantes y se desabrochó los primeros botones del traje, hacía un calor horrible. Diana Levod, una golpeadora de pelo lacio, negro y brillante recogido en una coleta, le revolvió el cabello y le dedicó una sonrisa.

¿Cansada- preguntó James devolviéndosela.

Bastante. Si el idiota de Dominic no me las lanzara tan lejos...-se quejó

¿La señorita no puede seguir mi ritmo-rió Dominic Dourif, el otro golpeador, un chico de grandes ojos negros y piel morena.

¡No me las lances tan fuerte la próxima vez o te patearé el culo¿Me oyes- le amenazó Diana quitándose sus guantes.

Perdón, perdón...- se disculpó Dominic cogiéndola de la cintura e intentando besarla

�¡No me vengas con esas- gritó la chica tirándoselos a la cara.

James y Dominic la vieron alejarse mientras se reían. Ella se instaló entre los cazadores : Gruier McIan, Tracei Rudier y Violet Solevet.

Se cabrea si madruga...-comentó Dominic- y levantarse un domingo a las ocho tiene pecado, James.

Así tendremos la tarde libre -se justificó el chico

Con la paliza de ahora estaremos sobando...-dijo Dominic encorvando la espalda.

Tras un refrigerio que Alastair Bilgmain, el guardián, les ofreció, concluyeron el descanso y tomaron de nuevo sus escobas, con algo de pesadez ya que llevaban cuatro horas sobre ellas.

Me han dicho que ayer te peleaste con Malfoy - le dijo Alastair a James ascendiendo a su lado.

No fui yo -respondió él- fue, más bien, Sirius...

Pues ya los tenemos calentitos para el partido

¿Les tienes miedo- preguntó burlón el chico de gafas lanzándole una quaffle, que Alastair interceptó

¿Contigo y conmigo en el equipo? Pues...no, la verdad es que no.

Lengua de sapo carnudo disecado...lúpula...ojos de gato negro...espinas de mantícora...- recitó Lily mientras Sirius le pasaba frasquito a frasquito y ella añadía cada ingrediente al caldero con el cuarto de sangre de hipogrifo y agua de kappa -Ahora se deja reposar veinte minutos.

Se me está revolviendo la comida - dramatizó Peter llevándose la mano a la boca.

Se hicieron a un lado del caldero. Las mazmorras estaban repletas de alumnos que hacían lo mismo que ellos. La poción de muerte temporal era la prueba más importante antes del examen del EXTASIS de pociones. Chicos y Chicas de todas las casas estaban allí reunidos, moviendo calderos, bajando el fuego y contando ingredientes solo para tener un aprobado en la asignatura. El tiempo que estuvieron allí algún que otro caldero explotó, unos preparados fracasaron, otros consiguieron "dormir" algún que otro ratoncillo para luego hacerlo despertar lentamente. Éste éxito era celebrado por el gripo con gritos de victoria. Sirius se había traído la planta de Lily (la que tenía plumas) para la prueba, aunque no le gustó mucho la idea por si la mezcla salía mal.

Chicos, seis y ocho - anunció Remus consultando su reloj- Los polvos de serpiente negra, si sois tan amables.

No, no, no, no, no.-dijo Sirius con sonsonete cuando Lily le fue a pasar el bote a Remus acordándose de su túnica agujereada- Eso es caca, niña mala. -se lo quitó de las manos y se lo dio a Remus. Lily le sacó la lengua.

Remus lo espolvoreó en el caldero y volvió a cerrar el botecito con el corcho. Lo removió un poco y la mezcla se tornó oscura y espesa. Luego fue adquiriendo una luz oscura.

Que arte...-comentó Sirius, tal vez demasiado cerca de él, colocando su barbilla en la curvatura del cuello del chico.

Me enseñó Severus- declaró Remus sin apartar los ojos del caldero, con lo cual no vio la mirada de recelo que le lanzó Sirius.

No me lo recuerdes- gruñó recogiendo los frascos de ingredientes que había sobre la mesa- Hoy no estoy para Slytherin.

Severus es un gran maestro. Sabe mucho. - alegó Lily

Le llamaron muñeco¡mi muñeco- protestó Sirius resaltando el 'mi' y agitando el bote de ojos de gatos- Por favor...

Si es que es un amor- sonrió Lily dando un beso y un achuchón a Remus, que se puso rojo.

Creo que esto ya est�-informó James que se encontraba removiendo

La poción había perdido casi toda su luminosidad inicial y ahora era un simple líquido pastoso y negro. Peter bajó el fuego y la dejaron reposar unos cinco minutos. Luego Remus acercó el cuenta gotas a la poción y tomó un poco. Sirius le alcanzó la planta (algo dubitativo) y él le echó dos gotas a la tierra. Se sentaron a esperar alrededor de ella, observando como moría. Poco a poco se iba secando y encogiendo, perdiendo alguna que otra pluma también. Cuando parecía que por fin había acabado de agonizar, se quedaron expectantes, con los ojos clavados en ella.

¿Cuánto tiempo- preguntó Peter con un hilo de voz

Puse la cantidad de ingredientes para que estuviera cinco minutos - respondió Lily también bajando la voz.

Yo cronometro - se ofreció Sirius quedamente mirando su reloj

¿Por qué hablamos tan bajito- inquirió James

Los chicos rieron un poco, aliviando un poco la tensión. Fueron los cinco minutos más eternos del mundo. El "tic, tac" resonaba en sus oídos y esperaron y esperaron que todo hubiera salido bien.

Diez segundos- informó Sirius aún con un tono de voz por debajo de lo normal. Todos se cerraron más sobre la planta y contuvieron la respiración- Cinco segundos- volvió a informar.

Lily cogía la mano de James con fuerza cuando Sirius dijo "ya" y nada pasó. La observaron un rato, desesperados. No podía haber salido mal, mierda...Entonces algo ocurrió: la planta, que había quedado gris, volvía a recuperar poco a poco su tono verde y, segundo tras segundo, se erguía de nuevo. Nuevas plumas brotaron de su tallo y todo respiraron aliviados.

¡Lo logramos- gritó Sirius con entusiasmo

¡Aprobamos¡Estamos aprobados¡Si- se emocionó Peter

Los demás alumnos se habían vuelto para mirarlos con reproche por el escándalo, así que contuvieron la risa y moderaron la voz.

Bueno, yo me voy- anunció Sirius

¿A dónde- preguntó Remus con una amplia sonrisa por el éxito

El chico tuvo entonces unas inmensas ganas de quedarse, de aproximarse a Remus, abrazarle, respirar su aroma y mirarle a los ojos, aquellos ojos dorados donde se había perdido por completo, ante los que se sentía indefenso y a la vez eran el lugar más seguro. Allí quería estar, viéndole sonreír siempre, siempre...

Eso¿ a donde- volvió a preguntar Peter sacándolo de su trance.

¡Ah! Si...Con Jhoe a Hogmeade...La recaudación de las apuestas y eso, ya sabéis, un regalo -explicó Sirius.

¿Solos- quiso saber Lily intentando disimular el tono de alarma.

¿Tú que crees- Dijo el chico pícaramente

A por todas campeón- le animó James que parecía no haberse dado cuenta de cómo miraban a Sirius los demás: Lily frunciendo el ceño, Remus con aflicción y Peter fríamente.

El moreno guiñó un ojo a James antes de salir por la puerta.

Remus miraba insistentemente al reloj de la sala común. James y Peter habían entablado una animada conversación con Annet y Patil mientras él y Lily practicaban reververaqua para la semana venidera.

¿Qué tal lo he hecho- le preguntó ella mostrando una tetera que tenía la boquilla flácida.

Mal. Digo...bien. Casi lo tienes, sigue practicando.-balbuceó Remus. Lily bajó la mirada- Lo siento, lo siento mucho. No sé que me pasa esta tarde...Estoy en otro sitio, lo siento, perdóname.

Lily dejó la tetera en la mesa y cogió la mano de su amigo para llevarle al otro extremo de la sala.

¿Qué pasa- preguntó él con curiosidad

Mira, tú no te preocupes, él...bueno...- se mordió el labio inferior-Esto...Sirius...Jhoe...tú...Bueno, eso. Que no te preocupes porque...-se detuvo no muy convencida de lo que iba a decir.

¿Que no me preocupe de qué?

De Jhoe...y Sirius.-respondió con dificultad, se estaba cargando de valor y midiendo sus palabras para poder decírselo todo. "¡Si al menos uno de los dos tuviera tetas!" pensó con amargura.

Remus la miró con el ceño fruncido y Lily le devolvió una mirada expectante.

�¿Qué- exclamó de pronto y se echó a reír. Lily pestañeó incrédula, no pensaba que se lo tomaría con tan buen humor.¿Crees que me gusta Jhoe?

Esto le sentó como una jarro de agua fría. Ya le parecía a ella...

¡No hablo de Jhoe- declaró exasperada y la risa de Remus se fue apagando poco a poco dando paso a una nerviosa mirada- Tú...y...Sirius...vosotros...

Su amigo dio un paso atrás. El corazón se le había encogido y sintió miedo. Lily, lo había notado, lo sabía...¿Qué pensaría de él? No, no había nada que pensar porque él nunca...a él no le gustaba...Sirius..."¡No¡Claro que no!" se negó. La chica se puso nerviosa.

No, espera- murmuró- Tengo que decirte algo...

¿Te has preguntado si quiero oírlo- inquirió Remus agitado

Pero, vosotros...-intentó continuar la chica

¡No!...-la cortó Remus enfadado- No te inventes cosas - concluyó en tono duro, pero, aún así suplicante.

¡Pero sois...- dijo desesperada cuando Remus le dio la espalda y echó a andar¡Remus, escucha¡Por favor¡Remus!

El chico no la oía. Había cruzado a grandes trancos la sala y recogía su varita con precipitación. "Estaré en la habitación" le dijo a James y desapareció por el ala de las habitaciones masculinas.

¿Qué le pasa- preguntó Peter a Lily cuando esta volvió

Está cansado- mintió esta¿Me ayudas-pidió para zanjar el tema cogiendo la tetera y la varita.

Sirius volvió veinte minutos antes de la cena, se acercó al grupo con una amplia sonrisa y saludó.

¡Wa¡Sirius, hoy vas muy guapo- le halagó Annet

El chico iba vestido con unas deportivas, unos vaqueros claros y una camiseta negra; sencillo, pero elegante. Sinceramente era raro que algo no le quedara bien a Sirius, cualquier trapo adquiría en él una gracia especial.

¿Has tenido una cita y no ha sido conmigo- bromeo Patil fingiendo molestia.

Sabes que eres mi número uno- se excusó Sirius acercándose a ella.

La chica se levantó y pasó los brazos por encima de los hombros de Sirius y este rodeó su cintura. Peter los miraba intensamente, en ese momento solo quería dar patadas.

¿Entonces subirás esta noche a mi cuarto- preguntó Patil mordiéndose el labio insinuante.

No me lo pidas dos veces...-rió Sirius dándole un beso en la mejilla para luego morderle el lóbulo de la oreja. La chica rió también.

Ahí Peter explotó. Se levantó bruscamente de la silla tirándola al suelo. Algunos alumnos se volvieron mirar, alarmados, como sus amigos.

Podrías respetarla al menos- le reprochó Peter a Sirius, aunque no le miraba, tenía los ojos cerrados como desentendiéndose de sus propios actos y palabras.

Estaré en la habitación-dijo, igual que Remus

Otro igual- se exasperó James

¿Cómo¿Qué...- intentó preguntar Sirius, pero Peter pasó en ese momento por su lado. Lo cogió del brazo¡Vamos!

Déjame- protestó el chico

Será solo un minutito - sentenció Sirius tirando de él hasta el retrato.

Le pasó una taza de té a Peter. El chico clavó su mirada en el objeto y dudó. Se hallaban fuera de la cocina, junto al cuadro gigante del bodegón. Se habían acomodado en el suelo y Sirius pidió dos tazas de té a los elfos domésticos que, muy amables, se las brindaron. Peter lo miraba aún, sabía que si accedía tendría que confesarle todo lo que sentía, pero lo hizo. Tomó la taza y bebió un poco.

A ti te gusta¿verdad-preguntó

Es una chica fantástica- respondió Sirius mientras se sentaba- y única.- dio un sorbo a su té.

Peter balanceó su taza viendo como se arremolinaban los posos.

¿Sabes, hasta ahora no he demostrado ser un Griffindorf...-dijo

Eso no es cierto-protestó su amigo- Todos lo hemos demostrado por diversas razones que tú-ya-sabes...

Peter sonrió, todavía mirando el interior de su taza humeante.

Pero no soy capaz de enfrentarme a mí mismo, de ser sincero.- hubo un largo silencio- Ahora estoy dispuesto a luchar contra mí...y contra ti.

Sirius, que estaba bebiendo, se atragantó de la impresión y empezó a toser.

�¿Contra mi¿Por qué- preguntó incrédulo

¡Por que al fin sé lo que quiero- respondió tajante Peter, aún perdido en su taza¡Pero no me atrevo ni a tocar su túnica! En cambio tú...-sacudió la cabeza, ahora llena de dolorosas imágenes de las cuales él no era el protagonista, sino una sombra que miraba melancólica las caricias que siempre quiso¡Soy un cobarde!...y eso...me da rabia...-Se levantó y dirigió una gélida mirada al moreno- No dejaré que me la quites- sentenció.

Sirius estaba dando otro sorbo, pero esta vez no se atragantó. Tragó y alzo la taza.

¿Entonces es la guerra- preguntó divertido y amenazante.

La guerra- sonrió Peter con tono de desafío, y sellaron el pacto con un choque de sus tazas.