Cap 28
Una barrera humana. Así se sintieron Lily y Peter el sábado por la mañana. Sirius y Remus se dedicaron a ocultarse tras ellos disimuladamente para evitarse mutuamente. No se miraron, no hablaron; como sino existieran el uno para el otro. Remus había pasado de las borderías a los monosílabos con una arruga permanente entre ceja y ceja y Sirius vagaba por otros mundos con cara de preocupación. Lily y Peter prefirieron no hacer preguntas (más bien, la chica se lo aconsejó a su compañero) y unirse al alboroto y excitación general como si nada pasara.
¡Día del último partido!- gritó Jhon Jordan cuando se apoderó del micrófono, mientras las cuatro casas rugían ya en las gradas y esperaban ansiosas el comiendo del juego- Bufandas al aire a finales de Abril, amplias sonrisas, previsiones de buen tiempo y grandes expectativas. ¡Señores, hoy habrá paella!
La zona de Griffindorf era la más destacante ya que una gran mayoría de alumnos se había ataviado con sombreros a rayas amarillas y rojas.
¡ES LA HORA DE LA VERDAD!- anunció emocionado el locutor cuando los jugadores salieron al campo con sus escobas.
Sonó el silbato y se elevaron por los aires. James comenzó su ronda alrededor del estadio mientras Violet Solevet le pasaba la quaffle a Gruier McIan, que volaba velozmente a su lado, evitando las bugglers que le lanzaba Elian Stivenson y Severus Snape.
¡Esto ha comenzado siendo un partido a muerte y no me extraña, la verdad!- decía Jhon Jordan-¡ Traci Rudier pierde la quaffle¡¿A quién se la ocurre! Sera… ¡Lo siento profesora! La emoción del momento. Posesión de Slytherin. Curtis Crow se la pasa a Tomy Enders, que esquiva las bugglers de manera increíble. Ahora la lleva Roger Ascot, que lanza….¡Pero falla¡Gran parada de Alastair Bigman¡Así se juega! Violet Solevet se lleva la quaffle ¡Severus Snape ha golpeado su escoba¡La cazadora da vueltas de campana mientras Enders recupera la pelota¡Un momento¡Ahora Enders es el que se descontrola por una buggler de Diana Levod¡Que potencia¡Una chica de armas tomar! Tracie Rudier y Roger Ascot descienden a por la pelota…
Los dos cazadores caian en picado provocando exclamación general y después abucheos por parte de Griffindorf, cuando Ascot la interceptó primero. Entonces el público ahogó un grito. Lucius y James habían pasado a toda velocidad entre los dos cazadores, casi haciéndolos caer, persiguiendo la escurridiza snicht sobre las gradas. Hicieron volar algún que otro sombrero y Ravenclaw tuvo que echarse al suelo, e incluso varios profesores cedieron al grito¡Cuerpo a tierra!.
¡Vamos, Potter!- le animó McGonagal, colocándose las gafas, al ver que Lucius llevaba ventaja sobre su alumno.
Mientras os cazadores luchan por la snicht, Griffindorf lleva la quafle a los aros de Slytherin de la mano de Gruier McIan. Sinceramente Ascot la ha perdido muy estúpidamente…¡Me limito a exponer los hechos, profesora! – se excusó el chico-¡Oh¡El primer tanto del partido¡Hemos marcado¡10-0 para Griffindorf¡Siiiiiiii……..! Un momento...¿Habéis visto eso¡Dios mío, eso es volar!
James acaba de hacer un precioso lupin hacia atrás ya que la snicht había variado su rumbo (atrás y en picado). Malfoy tuvo que realizar un giro que le obligó a alejarse muchísimo y cuando empezaba a descender James ya ascendía con el brazo en alto, sonriendo, radiante y con la snicht atrapada en su puño.
¡GRIFFINDORF HA GANADO!- gritaba emocionado Jhon Jordan, abrazando a la profesora McGonagall-¡Lo hemos conseguido, profesora¡La copa es nuestra¡Nuestra! ……¿Le hace una paellita?
Todos los jugadores del equipo vencedor descendieron a toda velocidad con el rostro encendido de alegría. Después de los abrazos, los vitoreos y una lluvia de sombreros rayados, subieron a un podio coronado por la copa de Quiddicht. James la alzó con orgullo una vez arriba, al lado de la profesora McGonagall, que sonreía ampliamente; mientras el profesor Joseph (cuya boca había adquirido forma de culito de gato al contraerse) se hundía en su asiento.
La fiesta comenzó en las duchas y siguió durante todo el día. El equipo entero se reunió en las Tres Escobas con respectivos acompañantes de cada jugador y demás alumnos que quisieran celebrar el éxito de Griffindorf. Hubo rondas gratis, risas y música; e incluso un momento de improvisado karaoke en el cual la profesora McGonagall participó espontánea y magistralmente a dúo con Jhon Jordan, cantando un chotis es spanglis chapuza. Esto sólo fueron los entrantes a partir de las seis, ya que, tras la cena, la sala común había sido preparada para que nadie durmiera esa noche.
La gente iba llegando y enseguida se unía a la algarabía general. Los miembros del equipo era levantados y llevados a hombros aquí y allá, incluso unos inoportunos cogieron a James en volandas cuando estaba en pleno romanticismo con Lily. Remus se encontraba de particular mal humor, echando un chupito tras otro; Peter y Sirius cantaban animados "How the fuck is Alice" mientras un grupo los coreaba y alzaban sus vasos de cerveza o licor de contrabando. Se prolongó la juerga hasta poco antes de las seis de la madrugada, cuando los chicos abandonaron entre los últimos la instancia subiendo en zig-zag la escalera que llevaba a su cuarto.
A las doce de la mañana del domingo, alguno que otro alumno disfrutaba con desgana de su tardío desayuno. Como James, que miraba con pesadez los fríos trozos de bacon de su plato. Peter, en cambio, había decidido abstenerse de cualquier cosa sólida por temor a echar hasta las magdalenas de primer curso. Así que tomó con una manzanilla y se fue sin esperar a nadie. Sirius optó también por las infusiones, pero estaba demasiado abatido como para ir a ningún lado y se quedó esperando a James en su silenciosa y penosa lucha por llenar su revuelto estómago. Lily había desayunado hacía ya tiempo y marchó para la biblioteca con Jhoe; Remus no probó ni a levantarse de la cama porque, según decía, el suelo se ponía extrañamente vertical y podía patinar hasta la ventana y salir despedido desde la torre.
James se dio por vencido y echó el plato a un lado.
¿Qué harás esta tarde?- preguntó Sirius entonces, que tenía los brazo colgando y la barbilla apoyada en la mesa.
No lo sé…me encuentro un poco mal-respondió. Sirius rió entre dientes ante una respuesta tan obvia- Quería estar un rato a solas con Lily…Irnos a dar una vuelta y eso. No he podido estar con ella mucho estas últimas semanas… ¿Y tú¿Quedarás con Jhoe?- inquirió con un sonrisa picarona.
Una arruguita apareció entre las cejas de Sirirus. Su vida sentimental era un caos, más incluso que en cuarto, cuando jugaba a tres bandas. No podía pensar en Jhoe sin sentirse culpable por sentir algo diferente por Remus, algo que le volcaba el piso. Además siempre se presentaba ese sentimiento que le envenenaba el corazón: el miedo. Miedo a admitir que lo que llevaba sintiendo durante siete años era más que amistad hacia él, y parecía haber crecido con el tiempo.
Dime una cosa¿vas en serio con ella¿La pedirás salir y eso?- preguntó James con curiosidad.
Déjalo ya…-le rogó- Aún no…no lo sé.
"Pues vete preparando algo…" pensó el chico de gafas.
Remus se levantó penosamente de la cama y la verticalidad del suelo no le ayudaba a mantener el equilibrio. Llegó trastabillando hasta el escritorio y se dejó caer en la silla. Era ahora o nunca. Cogió un trozo de pergamino del primer y desencajado cajón y un lápiz que casualmente andaba por ahí. Se inclinó en la mesa y apretó los ojos, intentando que el tambor que tenía en la cabeza remitiera y también el mal humor que llevaba arrastrando desde hacía días y que no parecía dispuesto a abandonarle. Empezó a escribir: "Sirius, grandísimo idiota, ya está bien de tonterías…" Se paró a recapacitar. Debía ser amable, así que borró y volvió a empezar. "Sirius, ya está bien de tonterías, porque tengo ganas de meterte un puñetazo…" La punta del lápiz se había partido debido a un arrebato de ira contenida. Sacudió la cabeza "Calma, calma" le aconsejó una vocecita al fondo del tambor. ¿Calma¡Por el amor de Dios! Después de siete años iba por fin a hablar con Sirius de lo…de lo que…Sus mejillas comenzaron a arder y ya no sabía que sonaba más fuerte, si su corazón o su cabeza, pero estaba decidido. Se concentró: "Sirius, tenemos que hablar. Hoy a las siete en el patio interior. Remus." Lo releyó un par de veces y luego se deslizó, procurando no resbalar hasta le ventana, hacia la cama de Sirius. Le costó bastante encontrar un sitio para la nota, donde él pudiera verla, pero a la vez nadie más lo hiciera (quería mantener aquello lo más secreto posible). Al fin la dejó un poco asomada bajo la almohada y, tras mirarla en varios planos para asegurarse, se fue a las duchas viendo como la puerta se inclinaba sobremanera.
Asi que... esta tarde no tienes nada planeado…-dijo Lily tamborileando en la mesa de la biblioteca con los dedos.
Jhoe negó con la cabeza mientras corregía la traducción de Lily. "Perfecto" pensó ésta terminando de copiar un horario de estudios para Remus.
En ese momento entró James en la biblioteca y se dirigió a ellas con paso vivo.
Hola, cariño-saludó a Lily, la besó y se sentó a su lado- Hola, Jhoe – dijo con un tonito y una sonrisita muy extraños.
La chica respondió sonrojándose ante tan rara actitud. Durante unos minutos volvieron a sus tareas y James permaneció observando a Jhoe con atención. Esto las puso nerviosas a las dos, el chico resultaba un elemento extraño debido su inercia.
¿Puedo?- preguntó Lily alcanzando un cuaderno de la morena
Claro…-respondió ésta con una amable sonrisa.
La pelirroja lo abrió y James se puso también a ojearlo, como si hubiera estado esperando ese momento todo el tiempo.
Bonita letra…-comentó sin apartar los ojos mientras Lily le lanzaba recelosas y furtivas miradas- ¿Qué harás esta tarde?
¿Por qué?- se interpuso su novia bruscamente- Quiero decir…Tiene la tarde libre- rectificó
¡Perfecto!- exclamó el chico- ¡Nos vemos!
Las dos le siguieron con la mirada hasta que se perdió la puerta. Lily se rascó la cabeza preocupada. ¿No estaría pensando James en…? "Imposible" razonó "Demasiada coincidencia".
A la hora de la comida sí que acudieron todos. Sirius recibió una lechuza en el correo de la tarde y se quedó mirando la carta perplejo. Solo James la leyó también, y cuando Lily la preguntó por el remitente se lo pensó antes de declara que era de su madre.
Se levantaron poco después de que sirvieran los postres y pusieron rumbo a la sala común. Lily pilló por banda a Peter y le entregó un trozo de pergamino disimuladamente.
Buena suerte…-le deseó antes de irse a su cuarto.
El chico desplegó la nota y el corazón le dio un vuelco. "¿Querías reunirte conmigo a las siete en la sala redonda?. Jhoe." Rezaba. Un poco aturdido se dirigió a donde estaba Remus colocando las fichas de ajedrez sobre el tablero. Un jueguecito le bajaría la tensión.
" Ya son las seis y media…voy bien de tiempo" pensó Lily mientras consultaba su reloj "Todo va de maravilla". Bajó las escaleras del cuarto de las chicas con orgullo. En la sala sólo estaban Remus y Peter, uno miraba insistentemente hacia atrás y el otro estaba concentrado en un punto más allá del tablero de juego. Se acercó a ellos sonriente.
¿Y Sirius y James?- preguntó
En…la habitación- contestó Remus que volvía a girar la cabeza
¡Bueno, Peter!- exclamó dándole unas palmaditas en la espalda- Ponte guapo- concluyó en un susurro.
Cuando se disponía a marchar, Sirius y James bajaron de la habitación vestidos de calle. Remus saltó de su asiento, Peter se fue en dirección al cuarto y James hacia Lily. Sirius se paró al lado de Remus, que tenía las orejas rojas, a una distancia prudente ya que temía otro ataque de ira y la cara del chico no descartaba la posibilidad.
¿Has leído la nota?- preguntó este con dificultad
Sirius arqueó las cejas sorprendido
Si…- contestó
¿Y..vas a ir?- inquirió de nuevo el chico
Pues claro- aseguró Sirius aún más sorprendido- Me voy adelantando…
Remus, que ya estaba totalmente escarlata, asintió enérgicamente con la cabeza y se fue a la habitación también. Sirius se quedó totalmente desconcertado.
¿Qué!- oyó gritar a Lily- ¿Ahora de ya? E-espera un poco, cariño..tengo que hacer un recado…
Bueno, bueno- James sacudió la mano como quitándole importancia- Ya lo harás mañana, quiero pasar la tarde contigo.
Dicho esto la tomó por la cintura y la condujo al retrato.
¡James¡No!- suplicó la chica andando de espaldas. Entonces su única esperanza se levantó de una de las mesas de trabajo- ¡Anneeet¡Anneeeeeeeet!- llamó a su amiga
Ésta la vio y la saludó con la mano. La pelirroja fue a su encuentro y le entregó un trozo de pergamino doblado. "Dáselo a Jhoe, la chica de los guantes, de Hufflepuffcuanto antes¿vale?" le dijo. Annet asintió con la cabeza poco antes de que James volviera a pescarla por la cintura.
