Hey, guys!

Un nuevo capítulo, bastante sentimental. Me tuvo al borde todo el tiempo.


Capítulo 10

"¿En qué más me podría equivocar?"


No había un camino trazado y casi no alcanzaban a Entrapta.

—¿Cómo demonios sabías que esa cosa es Entrapta?—

—Porque es uno de los bocetos de nuevos robots que quería hacer en la Horda— Sonrió nerviosa y después se rascó la cabeza —Bueno, pero estoy segura que ahora será para ayudarnos—

—¡Brillitos!— llamó Catra sin prestar atención a la cháchara de Scorpia. Glimmer ni siquiera se molestó en protestar, la felina no era la Segunda de la Horda por nada.

Glimmer se teletransportó y cayó sobre la cabeza de la bestia, la cual se detuvo intempestivamente y se sacudió sin poder quitarse a la princesa de encima.

—¡Entrapta, detente! ¡Somos nosotros, venimos por ti!— Gritaba tratando de que la inmensa pata no la atrapara.

—¿Quién eres?— Dijo la tecnopata con mucha curiosidad.

La boca de la bestia se abrió y una Entrapta un poco más delgada y con el cabello sucio se dejó ver.

—Entrapta! Por Etheria! Soy Glimmer, la princesa de Luna Brillante, tu amiga—

—¡Entrapta, nena, estoy tan feliz de verte! ¡Oh, estás tan delgada! ¡Te conseguiré un montón de comida pequeña cuando lleguemos! Me alegra tanto que estés bien— Scorpia había atrapado a la princesa en peto con un solo poderoso salto. Entrapta reía feliz de ver a Scorpia.

Todos se veían enternecidos ante la reunión, excepto Catra que se había quedado atrás, tenía las orejas pegadas a la cabeza y la cola se movía nerviosamente de un lado a otro.

—¡Hola, Entrapta!—

—¡Bow! ¡Qué sorpresa! ¿Y tú, quién eres?—

—Soy al que le robaste la comida—

—¡Oh, es cierto! Estaba deliciosa—

—Entrapta, que bueno es verte entera. Él es mi papá, el Rey Micah—

—Mis últimos registros indican que él murió en la batalla de Luna Brillante. ¿Segura que es él?— Glimmer la miró de mala manera, pero respiró profundo.

—Por supuesto que sí, es mi papá—

—Ah, entonces vinieron a rescatarlo—

—¡No, vinimos a rescatarte a ti!—

—¿A mí?—

—Claro, venimos por ti, Entrapta— Le sonrió Bow, y Entrapta se bajó su máscara nueva.

—Pero ustedes se fueron… Me dejaron en la Zona del Terror—

—Eso… Fue un malentendido, nena— Scorpia dio un paso adelante cuando se dio cuenta que ni Bow ni Glimmer respondían rápido. Al escucharla, Catra se abrazó una pierna con la cola y apretó más los brazos —Ahora hemos venido todos por ti, todos tus amigos—

Los susurros empezaron a sonar más fuerte y nítidos en las cabezas de casi todos y se movieron nerviosos.

—Cada vez es peor, debemos de movernos para que las lianas no puedan volver a atraparnos— Fue Bow el que habló esta vez.

—¡Síganme!— Entrapta volvió a cerrar la boca de la máquina y empezó a avanzar.

Glimmer miró cansada a Bow y este solo se encogió de hombros.

—¿Pueden seguirnos? No parecía haber mucho espacio ahí dentro—

—Claro, nosotros podemos seguirlos—Scorpia le respondió.

Glimmer tomó a su papá y a Bow y se teletransportó al interior de la cabina, quedando un poco apretados todos ahí dentro.

—¿A dónde vamos, Entrapta?—

—¡Al centro de la isla! ¡Bow, quiero mostrarte lo que he descubierto! ¡En esta isla está todo lo que alguna vez quise saber sobre Etheria!—

Los tres hordianos empezaron a correr detrás de la bestia mecánica sin mayor problema, cuidando que no fuera a aplastarlos. Todo a su alrededor se movía evitando a la máquina y eso les allanaba el camino increíblemente. Llegaron a una parte donde era imposible ver el cielo de lo apretado que estaban los árboles. Y enfrente de lo que parecía un muro de enredaderas y lianas es donde se detuvo Entrapta.

—¡Hemos llegado!— La cabina se abrió y los cuatro ocupantes bajaron de un salto. Entrapta ya se veía un poco más relajada con ellos.

Bow y Glimmer se habían disculpado mucho y le habían vuelto a prometer a la princesa que no la volverían a dejar atrás, a lo que ella no decía mucho.

—¿Y a dónde hemos llegado?— Scorpia miraba curiosa.

—Espera un segundo— Entrapta se metió entre las lianas, poniendo a todos de nervios, pero no dejaba de hablar y al final un murmullo de maquinaria empezó a mover las enredaderas y lianas cercanas, abriendo un gran portal —¡Bienvenidos!—

Conforme iban avanzando con reverente temor, Rogelio se tapó los oídos de nuevo y empezó a gruñir levemente. Scorpia se quedo a su lado, pero todos avanzaron. Bow miraba maravillado el lugar. Entrapta se adelantó rápidamente caminando con su cabello con excitados chillidos, emocionada y contenta de tener alguien a quien contarle acerca de sus descubrimientos.

—Desde que se abrió el portal, pude comprobar que no vivíamos la misma realidad y aunque todos los datos que recopile se perdieron, recuerdo la gran mayoría y quería contrastarlos con nuestra propia realidad y resulta que todo lo que siempre estuve buscando, estaba aquí y todas mis teorías son ciertas!— Empezó muy emocionada a desplegar pantallas y pantallas, llenas de escritura de los Primeros.

—Esto es un templo de los Primeros...—

—Ellos querían esconder sus secretos en Isla Bestia, pero siguen vivos aquí—

—¿Qué descubriste, nena?— Scorpia nunca entendía todo lo que hablaba Entrapta pero se ponía feliz solo de verla tan emocionada, aunque eso fuera muchas veces causa de explosiones.

—El mayor secreto de los Primeros ¡El Corazón de Etheria! Ellos vinieron aquí por la magia, la extrajeron y concentraron en un gran arma llamada el Corazón de Etheria. ¡Y tú eres parte de ella!— Dijo emocionada volteando a Glimmer.

—¿Cómo puede ser eso posible, la magia del planeta entero?— El Rey Micah preguntó.

—Los Primeros eran una civilización muy avanzada, toda nuestra tecnología es basura comparada con la de ellos. Las piedras rúnicas son parte esencial del Corazón, las princesas son sus portadoras y sus poderes crecerían a niveles extraordinarios si se libera el poder del Corazón—

—¿Cómo lo liberamos?— Glimmer ya estaba más que interesada.

Un diagrama con las cinco piedras rúnicas apareció en la pantalla principal. Cuatro se conectaban con un círculo central. Faltaba una, la roja.

—Las Piedras y sus princesas deben estar en balance, conectadas cada una y entre todas— Entrapta se movía entre las pantallas, digitando y acomodando cables, se notaba que ya había pasado un buen tiempo por ahí.

—¡¿Entonces solo tenemos que reconectar a Scorpia a la Black Garnet y podremos acceder al Corazón de Etheria?!— Scorpia miró insegura y nerviosa a Glimmer. Bow tampoco se veía muy entusiasmado. Catra escuchaba todo pero seguía bastante atrás. Entrapta estaba feliz de que alguien estuviera tan interesada en su investigación.

—¡Ese es solo el primer paso! ¡Justo ahora el planeta no está equilibrado, una vez se cumpla esa condición, necesitamos a She-ra y la Espada de Protección para activar el Corazón, ella es la llave! ¡Adora es la clave…!—Estaba muy emocionada de terminar con su discurso cuando se percató de algo, mientras la pantalla mostraba ahora una animación plana de She-ra levantando la espada al centro de las cinco piedras —¿No estaba Adora siempre con ustedes?—

—¿She-ra? Pero She-ra es solo una leyenda, no ha aparecido en cientos de años, pero es cierto que es importante que las piedras rúnicas estén alineadas con sus princesas, de ese modo conseguirán el cien por ciento de su poder elemental— Micah hablaba desconcertado, sin darse cuenta que Scorpia cruzaba los brazos y negaba con la cabeza.

La emoción de Glimmer se había esfumado como quien sopla un diente de león, tomó la espada de poder entre sus manos, y mientras sus lágrimas caían al piso, ella también caía de rodillas. Bow se arrodilló a su lado, llorando también. El dolor en el pecho de Catra les hacía eco, pero sus ojos ya no tenían lágrimas para estos golpes.

—Adora no lo logró… Entrapta… Adora hizo lo que le dijiste… Ella nos salvó...—

—Ella nos salvó y nosotros la dejamos sola...—

Entrapta ensombreció su mirada.

Rogelio gritó y al siguiente instante también lo hizo Scorpia. Las lianas habían avanzado silenciosamente por el suelo y atraparon a Glimmer y Bow con celeridad. Esta vez Micah y Scorpia reaccionaron más rápido, cortando y quemando las lianas, pero la señal incrementó su fuerza. La defensa primera y última de isla Bestia. El rey no era capaz de comprender porque su hija y su amigo habían decaído tan pronto, al punto de ser consumidos de nuevo. Scorpia era muy sensible y por eso desde el inició la señal la había afectado, pero ahora habían encontrado al viejo rey y a su amiga Entrapta, todo lo que ella podía querer, ya lo tenía y no dejaría que la señal se interpusiera en su camino, protegería a sus amigas, porque su fuerza era para ello.

El rey tomó a su hija y Scorpia tenía a Bow y empezaron a correr, siguiendo a Catra que les habría camino con sus garras junto a Rogelio. Pero Entrapta no venía tras ellos. Scorpia regresó por ella.

—Vamos, Entrapta, tenemos que movernos—

—Está bien. Aquí es donde debo estar. Aquí está todo lo que necesito… y nadie me necesita allá. Todos me dejan atrás, y está bien. Yo no los entiendo y ellos no me entienden a mí. Intenté ser su amiga, y me dejaron atrás, después pensé que en la Horda estaba bien, pero tampoco… —

—¡Entrapta, nada de eso fue tu culpa! Fue mía! Yo te mentí. ¿Está bien? Fui yo!—Catra no podía seguir escuchando todo eso. Le había hecho a Entrapta lo mismo que Shadow Weaber a ella durante tanto tiempo. Mentirle y manipularla. Quizás sus métodos no fueron tortuosos pero estaba claro que el resultado fue el mismo —Yo te dije que ellos te habían abandonado, pero pensaron que estabas muerta, no sabían que estabas bien. Sino esas tontas princesas habrían vuelto por ti. Hay una gran estatua de ti en Luna Brillante. Yo te mandé aquí porque no quería que le advirtieras a Hordak—

—¿Catra?— Scorpia estaba asombrada.

—Nada de eso importa… Aquí es donde está todo lo que una vez quise… Pertenezco aquí— La mirada vacía y la sonrisa de Entrapta helaba la sangre al ser tan opuestas.

—¡Maldición, Scorpia, llevatela!—

La princesa asintió y la cargó para echar a correr detrás de los demás, para encontrarse a Rogelio enredado en el suelo, junto a Glimmer y Bow, apenas siendo defendidos por el rey Micah que peleaba solo contra tres de esas inmensas serpientes con la cabeza cubierta. Catra estaba totalmente frustrada y harta de esta isla. Scorpia se acomodó mejor a Entrapta al hombro y empezó a liberar a Rogelio, pero a medio intento se quedó de rodillas mientras su mirada se empañaba. La señal de la isla los estaba aturdiendo a todos. Sólo Micah permanecía de pie porque tenía que defender a su hija. Catra casi rugió y tomó de la ropa a Glimmer. Sabía que era su mejor opción.

—¿Qué crees que haces, estúpida princesa? Dejándote morir aquí. ¡Tenemos una maldita misión y solo tenemos que regresar para que tengas a toda tu familia junta! ¿Acaso no los quieres ver?—

—¿Qué caso tiene? Solo sirvo para dejar a mis amigos atrás… Adora se fue… Adora no está—

—¡Adora no quisiera verte aquí, dejando perder todo lo que has conseguido!— Catra realmente no quería escuchar ni hablar de Adora pero no estaban para contemplaciones.

—Perdí a Adora… pero nunca la tuve… ella nunca me quiso como a ti… déjame aquí— Catra se río amargamente. No esperaba esa respuesta.

—Pero sigues aquí. ¡Pelea, Glimmer!—De verdad, no quería hacerlo, pero de nuevo tomó la espada y la levantó. La espada resplandecía tenuemente otra vez y Catra sonrió, esa estúpida espada reaccionaba a ella, y sólo a ella. Alguna parte del cerebro de Glimmer lo procesó y más se hundió. —¿Sabes por qué yo no escuchó ese asqueroso zumbido, las voces, sus susurros?— Empuñó la espada y brilló con más fuerza, Catra empezó a atacar todas las vainas. —Sí las escucho, pero no pueden hacer nada contra mí ¡por que todo lo que dicen son tonterías, ya paso lo peor, esto es un juego de niños para mí! ¡Yo maté a Adora! ¿Qué más podrían hacerme? ¡¿Qué más podría perder?! ¡¿En qué más podría equivocarme?!— Una risa casi maníaca se le escapó y Glimmer la miró sorprendida, medio despierta ya, porque estaba pasando algo que nunca creyó ver. Catra, despierta, llorando.

—¡Tú has recuperado a tu familia y aún así estás dispuesta a dejarte morir aquí! Pensé que eras más dura que eso...— Con la respiración agitada por su discurso y el blandir de la espada, los liberó a todos. Glimmer la escuchó, y miró a su padre, quien luchaba ya casi sin fuerzas contra las serpientes. El valor y el amor en su pecho crecieron, respaldados por el brillo de la espada, cuando la princesa volvió en sí y su resplandor alejó todas las lianas, buscó a Catra con la mirada.

—¡Entrapta, venimos en una nave de los Primeros! ¿No quieres verla?— Fueron como palabras mágicas.

—¿Una nave de los Primeros?¡¿Funcionando?!—De inmediato se despertó y recuperó —¡Vamos!—

Silbó y la bestia mecánica apareció pateando traseros de serpientes gigantes.

—¡Volveré por ti, nena, dales duro!—

—¡Vamos, todos!— Y corrieron con Glimmer, quien los llevó hasta la playa y tuvo que descansar un momento.

—¡Eso fue increíble! Eres muy fuerte, Glimmer. ¿También puedes hacer magia?— El Rey Micah podía ser tan obtuso.

—Toma tu tonta espada y vámonos de aquí, ya—

Con la expresión de Catra, nadie se atrevió a decir nada y caminaron hasta la nave.

La princesa de Luna Brillante miró los hombros felinos con una combinación de sentimientos muy difícil de expresar.

Entrapta estaba total y positivamente emocionada en cuanto llegaron a la nave, fue la encargada de poner rumbo a Luna Brillante y todos los demás se acomodaron para descansar en el puente. Catra se fue al rincón más oscuro y reducido que encontró en una de las habitaciones de máquinas. Estaba agotada.


Al fin de regreso a Luna Brillante! Una misión más cumplida! Desgraciadamente, faltan muchas más.

Espero que el reencuentro de los reyes esté a la altura.

Nos vemos el siguiente martes!

Namaste